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MANIFIESTO CIERRE II BOULEVARD ANIMALISTA BILBAO , 2010

Este es el segundo año que celebramos el Boulevard Animalista de Bilbao y el número


de grupos que han participado en el mismo casi se ha duplicado con respecto al primero.
Hemos de sentirnos satisfechos – que no conformes – porque ese constituye el camino
inteligente y más eficaz: el de la cooperación plena para avanzar en una causa que,
respondiendo a una misma inquietud en todos los que integran el movimiento
animalista, sólo se entiende si es abordada desde una labor conjunta. Y es que cuando la
meta es común, las estrategias tendrán que ser necesariamente consensuadas so pena de
acumular fracasos. Olvidarlo es cometer un error imperdonable, porque nuestros
desatinos les cuestan la vida a aquellos que carecen de cualquier posibilidad de
defenderla por si mismos.

En esta edición nos hemos centrado en la protección de los menores. Pero del mismo
modo podríamos haberlo hecho en la de los adultos, o en la de los propios animales.
Todos, en definitiva, padecen las secuelas de un mismo drama que, por su
consolidación, dimensiones y consecuencias, representa una tragedia de tal calibre, que
de ser humanas las víctimas se calificaría como el mayor genocidio conocido por lo que
tiene de exterminio sistemático de seres. No existe, sin embargo, un término aceptado
para denominar tan brutal holocausto porque aparentemente los damnificados son
siempre irracionales, y esa carencia idiomática es una prueba más de cómo el especismo
está instalado en el sistema por el que se rige la sociedad. Pero la realidad es que si los
animales pagan el precio más alto en forma de cadáveres, nosotros, los de nuestra
especie, lo hacemos envileciéndonos a través del culto a la violencia y de darle pábulo a
una degradación que sólo puede cohabitar con nuestra ética en un reducto de egoísmo e
insensibilidad.

¿Y qué sentido tiene, no ya una existencia consagrada al negocio de lucrarse, económica


o moralmente, con el padecimiento de seres más débiles o menos protegidos que
nosotros, si no el permanecer impasibles ante tan miserable abuso aún cuando no
participemos directamente en el mismo? La vida no puede limitarse a un estado
contemplativo e indiferente frente al sufrimiento ajeno sin que reaccionemos mientras
nos creamos a salvo. Oscar Wilde decía: “Vivir es lo más raro de este mundo, pues la
mayor parte de los hombres no hacemos otra cosa que existir”. Pero la diferencia entre
“existir” y “vivir”, es la misma que la que hay entre “transigir” y “rebelarse”. La
primera actitud nos transforma en esclavos, en cómplices de un sistema que no sólo nos
convierte a nosotros en siervos, si no también a nuestros descendientes. La segunda es la
única respuesta posible a tanto despotismo sangriento y quien todavía albergue dudas,
que piense por un instante cuál sería el destino que le aguardaría a sus hijos o a él
mismo, si antes otros no se hubiesen pronunciado contra tiranías – en su día legales -
como la esclavitud, su variante el feudalismo, la inquisición, o acercándonos más a la
actual situación condenatoria para los animales: la experimentación con seres humanos
o su exhibición forzada en espectáculos circenses.
Pero la Historia ha demostrado que la mujer y el hombre, por si solos, no disponen de la
capacidad organizativa ni de la fuerza necesaria como para convertir sus ideales en
planes estratégicos con alguna posibilidad de salir adelante. Por esa razón, es
fundamental la labor ejercida por los grupos de presión de diferente índole para dar
forma, difusión y cauce legal a unas reivindicaciones que, aunque se nos antojen tan
incuestionables por justas y razonables que parece que no tendríamos que estar
demandándolas, lo cierto es que siguen siendo una asignatura pendiente en este Siglo
XXI donde la modernidad y la racionalidad, conviven con conductas brutales y
primitivas.

Nuestra gratitud, por lo tanto, a todas las asociaciones y colectivos que entendiendo esa
realidad, han contribuido de forma generosa a fortalecer en este 27 de Noviembre a un
movimiento tan imprescindible e imparable como el animalista. Y sabemos que el
próximo año seremos muchos más, porque día a día aprendemos que si estamos
luchando contra el egoísmo, nosotros somos los primeros que debemos de evitar
batallas particulares y exclusivistas que lejos de ayudar a los animales, perpetúan su
estado de indefensión. Gracias también, a todas y todos los que hoy habéis demostrado
con vuestra presencia aquí, vuestro valor y compromiso hacia un ideal que,
afortunadamente, va perdiendo esa categoría, pues cada vez se aleja más del terreno de
la utopía para adentrarse en el de los hechos consumados. Sin vosotros y sin la
implicación de los grupos animalistas, ese sueño jamás habría dejado de ser eso: un
simple sueño. Salud Compañeros.

Julio Ortega Fraile

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