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[editar]Objetivos
DESARROLLO ENDÓGENO
¿Qué es desarrollo endógeno?
Es generar todo lo que necesitamos para vivir desde adentro de nuestra
sociedad, sin tener que depender de otros países. Es una forma de llevar
adelante la transformación social, cultural y económica de nuestra
sociedad, basada en la reconquista de las tradiciones, el respeto al medio
ambiente y las relaciones de producción igualitarias, que nos permita
convertir nuestros recursos naturales en productos que podamos
consumir, distribuir y exportar al mundo entero. Igualmente:
Es facilitar a las comunidades la toma del poder para que desarrollen las
potencialidades agrícolas, industriales y turísticas de sus regiones.
Es incorporar al sistema educativo, económico y social a las personas
que hasta ahora habían sido excluidas.
Es construir redes productivas donde todos participemos en igualdad de
condiciones y accedamos fácilmente a la tecnología y el conocimiento.
Es poner al servicio de la gente toda la infraestructura del Estado que
había sido abandonada (campos industriales, maquinarias, tierras
ociosas, entre otros) para generar bienes y servicios.
Es, en definitiva, transformarnos nosotros mismos para transformar la
sociedad.
Objetivos del desarrollo endógeno
En cada lugar donde haya una relación profunda de arraigo entre la
comunidad y su región, donde la zona y su colectivo sean uno solo,
enraizados en una tradición productiva, cultural e histórica podrá
germinar el desarrollo endógeno. El amor del barloventeño por el cacao,
el del oriental por sus playas y su pesca, la del merideño por su páramo y
su agricultura de montaña, y el larense por su artesanía, son hermosos
ejemplos de esto.
¿Quienes participan?
Cada uno de nosotros, en especial las y los compatriotas excluidos de la
participación económica y laboral, desarrollando nuestros poderes
creadores a través de empresas de carácter social como las cooperativas
y las asociaciones de productores, en una relación armónica y de
responsabilidad compartida con el Gobierno Revolucionario
Impacto Social
La puesta en marcha de la Misión Vuelvan Caras y su modelo de
desarrollo endógeno sustentable, ha implicado que todos los ciudadanos
y ciudadanas venezolanas se conviertan en los protagonistas del proceso
de transformación local, regional y nacional; en especial los venezolanos
excluidos de la participación económica y laboral. Se ha puesto en
marcha una nueva dinámica que permite la creación de empresas de
carácter social como las cooperativas y las asociaciones de productores,
en una relación armónica y de responsabilidad compartida con el
Gobierno Revolucionario
Es esencial que la comunidad organizada ejerza su función de contraloría
social, vale decir, estar vigilante de que los funcionarios de Gobierno
cumplan con su labor a fin de denunciar irregularidades en la gestión
pública. El Estado, por su parte, debe dar prioridad a los proyectos de alta
significación social, construir la infraestructura necesaria para el óptimo
desarrollo de cada actividad económica, facilitar vías para que la
comunidad organizada tome un rol activo, formar a los ciudadanos
integralmente hacia la producción y la participación política, promover las
formas alternativas de comunicación como las radios, periódicos y
televisoras comunitarias, y facilitar el apoyo tecnológico que permita
agregar valor a nuestros procesos de producción.
Para que el modelo de desarrollo endógeno pueda "diversificar la
producción", se reparten entre la comunidad organizada las pequeñas
tareas de un gran proceso, a fin de ganar espacios de producción donde
todos participemos, ganemos y logremos el objetivo final bajo un enfoque
de cooperativismo y solidaridad.
Misión Robinson
Misión Sucre
En las últimas décadas del siglo pasado, el Estado fue reduciendo
progresivamente el gasto en educación y, específicamente, en la
educación superior. Desde 1989 hasta 1998 la inversión realizada en
educación superior en Venezuela fue descendente por recortes
presupuestarios en todos los sectores del ámbito social. En lo que se
refiere a la educación superior, esto obedecía a una estrategia para
allanar el camino hacia su privatización.
Como consecuencia, se produjo una amplia deuda social acumulada,
pues el número de bachilleres inscritos se estancó, generando así la
exclusión de los estudiantes provenientes de los sectores más pobres.
Diversos estudios coinciden en afirmar que el ingreso a la educación
superior favoreció a los sectores con mayores ingresos, a la población de
las grandes ciudades y a los estudiantes de los colegios privados. A la
vez, la educación superior de gestión oficial disminuyó sensiblemente su
participación cediendo lugar a la educación de gestión privada.
Por todo ello, el Estado Venezolano a través de la Misión Sucre, tiene el
propósito dereorientar el rumbo de la educación superior, que como se ha
destacado, presentó en la Cuarta República una disminución en la calidad
y en la equidad. La educación superior es primordial para el desarrollo y
modernización del talento humano venezolano, es una pieza estratégica
para el desarrollo nacional.
El objetivo de la Misión Sucre
Tiene como objetivo la municipalización y la orientación de la enseñanza
de la educación universitaria hacia todas las regiones y localidades del
país. Toma como punto de referencia la cultura especifica de las
poblaciones con sus necesidades, problemas, exigencias y
potencialidades.
Asimismo, garantiza el acceso a los nuevos bachilleres que egresen de la
Misión Ribas, promoviendo así la reflexión, discusión, concepción e
implantación de un nuevo modelo de la educación en la tercera etapa.
El programa contempla también los planes para la incorporación
definitiva de los bachilleres a la educación superior. Se resalta la
cuantificación y caracterización de la población de los estudiantes que no
han podido estudiar en la universidad y el diseño e implantación del
Programa de Iniciación Universitaria (PIU) que favorece el tránsito del
alumnado a los estudios superiores.
Otra tarea prioritaria es aumentar el porcentaje de alumnos que ingresan
en las instituciones universitarias, y la conformación de una red con
todas aquellas fundaciones y organizaciones que puedan cooperar de
manera sustantiva en el desarrollo de la Misión Sucre.
Misión Sucre: Educación Superior para todos
En septiembre del 2003 el gobierno bolivariano de Venezuela incluyó la
Misión Sucre en su plan de gestión revolucionaria. Esta ambiciosa
iniciativa nace como una esperanza para los miles de jóvenes y adultos
que soñaban con realizar una carrera universitaria. Se persigue que la
gran masa de bachilleres excluidos logre incorporarse o proseguir sus
estudios de educación superior. Se busca, igualmente, romper con la
deliberada política de exclusión social que por más de 40 años reinó en el
país.
El Plan Extraordinario Mariscal Antonio José de Sucre, denominado
"Misión Sucre", es un programa de inserción del Ministerio de Educación
Superior. Fue creado mediante Decreto Presidencial Nº 2601, del 8 de
septiembre del 2003. Es, sin duda, la tarea más trascendente en materia
de educación universitaria que se ha llevado a cabo en Venezuela.
La Misión Sucre, se inició luego de la realización del primer censo
nacional (2003) para identificar a los bachilleres excluidos del subsistema
de educación superior que quisieran continuar sus estudios. En esta
oportunidad se inscribieron 470 mil alumnos, quienes aspiraban ingresar
a las universidades. Llama la atención que muchos de ellos habían
abandonado sus estudios prematuramente, obligados a incorporarse al
mercado de trabajo.
Conociendo los resultados del registro, el presidente Hugo Chávez Frías
indica que la Misión Sucre propiciará estudios superiores con pertinencia
social, con sentido de arraigo y propósito definido, inmersos en
geografías concretas con visión global. Pero sobre todo comprometidos
con el impulso y la promoción del desarrollo endógeno y sustentable de
cada una de las regiones. Los espacios educativos, de esta manera, se
expanden a todos los ámbitos de la vida social.
Estrategia
La Misión Cultura cumple sus objetivos a través de una propuesta de
formación académica novedosa, avalada por la universidad Simón
Rodríguez. Esta consta de 4 estrategias específicas:
1.- Autobiografía. Es un documento que se elabora al inicio del programa
formativo. Reconstruye la historia personal a través de la identificación de
sucesos, etapas, hitos importantes, aspectos éticos, sociales, afectivos y
vocacionales asociados a la práctica como educador o educadora. Sirve
de instrumento de diagnóstico para el diseño curricular y para el
reconocimiento académico de diversos aprendizajes o experiencias en el
perfil de ingreso a partir de las fortalezas y debilidades que identifica en la
persona. La autobiografía no se hace en solitario, ya que desde el
momento que entra a este sistema de educación, el activador y la
activadora cultural se integra a un equipo de sistematización.
2.- Perfiles. Producto de la autobiografía son el perfil de ingreso y el perfil
prospectivo o de la formación ya iniciada y por iniciarse. Son base para
construir la matriz curricular personal, a partir de las fortalezas y
debilidades que identifican aprendizajes adquiridos y los que tiene que
hacer para egresar como licenciado en educación.
3.- La acreditación del aprendizaje por experiencia. Consiste en reconocer
académicamente las experiencias de aprendizaje del participante en
contextos formales y no formales adquiridos a lo largo de su vida, bien en
su desempeño educativo, laboral, socio-comunitario, cultural o en su
quehacer cotidiano.
4.- El aprendizaje por proyectos. Esta estrategia consiste en la promoción
de los aprendizajes previstos en el plan de estudio de la carrera a través
de la realización de proyectos que dan solución a problemas reales en las
comunidades donde habita el activador cultural o aprendiz.
De esta manera se procura una formación de calidad que, además de
atender grupos numerosos de participantes, promueve aprendizajes de
alta significación emocional y de profunda comprensión.
El aprendizaje por proyectos exige el trabajo en equipo y al mismo tiempo
la construcción del conocimiento y la reflexión permanente. Se reflexiona
constantemente sobre lo aprendido. Se reflexiona en los equipos de
facilitadotes/facilitadoras, éstos a su vez reflexionan con los
tutores/tutoras y se reflexiona en los equipos de sistematización donde
participan todos junto con los activadores.
Son varios los beneficios del uso integrado de estas estrategias de
formación, ya que permiten una disminución del tiempo de la licenciatura,
que puede llegar a durar entre dos años y dos años y medio. Otro
beneficio es la formación mucho más amplia producto de la articulación
de los aprendizajes de diferentes áreas de conocimiento, lo cual supera la
división y fragmentación del conocimiento y promueve una visión integral
en la ejecución de proyectos de impacto socio-comunitario.
El plan de formación se desarrollará mediante la interacción dinámica de
los siguientes equipos:
1. Equipo de tutores y tutoras: encargados de coordinar, supervisar y
acompañar académicamente al equipo de facilitadores(as) que le
corresponda.
2. Equipos de facilitadores y facilitadoras: o de profesionales que en cada
una de las regiones, orientarán y participarán individualmente el proceso
de formación del equipo de participantes que le sea asignado.
3. Equipos de participantes: conformado por los educadores (as) y
activadores (as) culturales en formación.
El Futuro
En el mediano plazo, la Misión Cultura vislumbra un panorama situacional
de la cultura en el que se conjugan los saberes y las manifestaciones
culturales del pueblo con las formas tradicionalmente reconocidas como
cultura, con la finalidad que abrir y acrecentar los límites de la
apreciación de nuestro patrimonio y valorar la historia personal y
colectiva de nuestra Nación.
De igual manera pretende detectar, conocer y registrar adecuadamente,
todas aquellas manifestaciones culturales que sean características de
cada lugar y tengan significación para sus pobladores, para elaborar un
registro exhaustivo del patrimonio cultural, con énfasis en los valores de
cada región y comunidad, y difundirlo a través de publicaciones, libros,
discos compactos y programas audiovisuales con miras en su utilidad
como instrumento de planificación nacional.
Misión Guaicaipuro
Siglos de lucha, exclusión y muerte representan el pasado de quienes
combatieron la opresión española para preservar sus tierras, soberanía e
independencia, en el territorio que hoy llamamos Venezuela. Décadas de
exclusión, olvido e injusticias fueron el presente de nuestros pueblos
indígenas durante sucesivos gobiernos autodenominados democráticos
en la IV República. Años de inclusión, participación protagónica y rescate
de los derechos, son hoy el presente y futuro de nuestros hermanos
aborígenes.
Para los gobiernos de la Cuarta República, las poblaciones indígenas
siempre fueron objeto de acciones unilaterales y víctimas de la desidia
oficial. Las políticas indigenistas se llevaban a cabo sin escuchar la voz y
los requerimientos de estos pueblos, sin respetar su derecho a la
autogestión y autodeterminación. Las poblaciones indígenas siempre
fueron víctimas del llamado desarrollo y de una concepción capitalista del
progreso. Esta concepción los condenaba a la transculturización, es
decir, a perder sus singulares formas de vida para adoptar la cultura
consumista que los obligaba a someterse a la explotación.
Así, para estos gobiernos, la política indígena apuntaba a convertir a los
indígenas en proletarios, personas que no pudieran ganarse la vida de
otra forma que no fuera vendiéndose al mejor postor, ya como obrero,
sirvienta o prostituta. Las comunidades indígenas han sufrido las
consecuencias del avance de la maquinaria depredadora capitalista que
muchas veces actuaba con la complicidad oficial. Paradójicamente, es el
Estado, la institución llamada a defenderlos de los procesos etnocidas y a
estimular su autonomía.
Son incontables los casos en que los terratenientes, valiéndose de
grupos armados, desalojaban a los indígenas de sus territorios
ancestrales a fin de explotar sus tierras. El desarrollo desproporcionado y
anárquico de la minería ilegal ha sido otro impacto altamente negativo
para los pueblos aborígenes. Se han visto obligados a desplazarse
permanentemente de sus espacios vitales huyendo de la invasión de los
buscadores de riqueza.
En cualquier caso, por omisión o con intención, como cómplices o
participantes directos, los gobiernos pseudo democráticos de los tiempos
del punto fijismo durante 40 años al desfiladero de la marginalidad
económica, social y cultural...¡y casi lo logran!
A partir del 12 de octubre de 2003, día de la Resistencia Indígena
Nacional, el presidente Hugo Chávez pone en marcha por primera vez en
la historia de nuestra nación, un proyecto dirigido a restituir los derechos
y el nivel de vida de las comunidades indígenas.
De Guaicaipuro, el más firme opositor que encontraron los colonizadores
españoles dirigiendo valientemente la resistencia de su pueblo, tomó
nombre esta Misión Bolivariana que da continuidad a la batalla que desde
el año 1999 entabla el Gobierno en el ámbito legislativo con el propósito
de reconocer el carácter pluricultural de la sociedad venezolana.
Constitución multicultural
Gracias a la aprobación por referendo popular de la Constitución de 1999,
el tema indigenista en el país es abordado sin prejuicios y con suma
claridad. El preámbulo de nuestra Carta Magna es un reconocimiento a la
existencia de los pueblos indígenas, al invocar "(...) la protección de Dios,
el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y
sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y
forjadores de una patria libre y soberana (...)"
Además del carácter multicultural de nuestra nación, el artículo 9 del texto
legal señala que "(...) los idiomas indígenas también son de uso oficial
para los pueblos indígenas y deben ser respetados en todo el territorio de
la República, por constituir patrimonio cultural de la Nación y de la
humanidad (...)".
En el Capítulo VIII, el artículo 119 resalta "la existencia de los pueblos
indígenas, su organización social, política y económica, sus culturas,
usos y costumbres, idiomas y religiones, así como su hábitat y derechos
originarios (...)". En este sentido, establece la demarcación y respeto de la
posesión de sus tierras, las cuales ocupan desde tiempos remotos. Cabe
destacar, que del artículo 120 al 126 se detallan todos estos derechos.
En concordancia con la Constitución se han sancionado diversas leyes,
decretos y resoluciones que reivindican y restituyen el valor y la
importancia de las diferentes etnias indígenas venezolanas. Asimismo, se
han creado nuevos espacios de apoyo y defensa de los pueblos
indígenas. En el Ministerio de Educación nació la Dirección de Educación
Indígena, en el Ministerio de Salud la Coordinación Indígena, en el
Tribunal Supremo de Justicia también se creó la instancia relativa así
como en la Defensoría del Pueblo.
Entre los instrumentos legales más importantes en el reconocimiento de
los derechos de las comunidades indígenas, pueden mencionarse: la Ley
de Demarcación y Garantía del Hábitat y Tierras de los Pueblos Indígenas
2001, el Proyecto de Ley Orgánica de Pueblos Indígenas 2005 (aprobado
en primera discusión), el Proyecto de Ley de Educación Indígena y Usos
de sus Idiomas (en discusión).
A esto se unen el Decreto Nº 2.686 o Reglamento de Ley Orgánica de
Identificación para los Indígenas del año 2003, el Decreto Nº 1.795 que
impone el uso obligatorio oral y escrito de los idiomas autóctonos en
todas las modalidades del sistema de enseñanza nacional, en los
planteles públicos y privados de las zonas rurales y urbanas donde
habiten pueblos indígenas, así como en los textos escolares (año 2002); y
finalmente, el Decreto Nº 3.040 que da vida a la Misión Guaicaipuro.
Luego de la aprobación del texto constitucional de 1999, los pueblos
indígenas de todo el país participan activamente en el proceso de
refundación de la República, ya que desde ese momento eligen sus
representantes a la Asamblea Nacional.
Ámbito de acción
Esta misión va dirigida a las 33 etnias autóctonas que viven en el país,
según el último Censo General de Población y Vivienda efectuado durante
al año 2001 por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en el cual se
incluyó por primera vez a las comunidades indígenas, quienes en años
anteriores eran contabilizadas en censos diferentes.
Tal y como lo refleja dicho censo, estos grupos están representados por
más de medio millón de ciudadanos y ciudadanas distribuidos en 2.295
comunidades en su hábitat tradicional, en áreas rurales y urbanas, en los
estados Amazonas, Anzoátegui, Apure, Bolívar, Delta Amacuro, Monagas,
Sucre y Zulia y con presencia en las zonas urbanas y rurales de los otros
estados del país. Todos estos venezolanos son los beneficiarios de la
misión.
El renacer de Guaicaipuro
La misión Guaicaipuro reencarna la lucha de uno de los caciques más
importantes de nuestra historia. Está orientada a restituir los derechos de
los pueblos indígenas en el ámbito social, político, económico, territorial
y cultural, a través de la organización de las diferentes etnias y su
participación protagónica en el desarrollo propio y el de la nación.
Con miras a cumplir con esto, se conformó una Comisión Presidencial
integrada por los ministerios de Ambiente, Educación, Salud, Cultura,
Agricultura y Planificación. A este componente gubernamental se suman
la empresa estatal Petróleos de Venezuela, los Diputados Indígenas, el
Comando Unificado de la Fuerza Armada Nacional, el Fondo de Desarrollo
Micro financiero, el Consejo Nacional Indio de Venezuela, entre otros.
Tal y como se encuentra estipulado en la Constitución, este programa
promovido por el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales, tiene
como meta:
Demarcar y titular el hábitat y tierras de los pueblos y comunidades
indígenas.
Propiciar el desarrollo armónico y sustentable de los pueblos indígenas,
dentro de una visión que respete sus formas diferentes de concebir el
desarrollo
Impulsar el desarrollo integral de los pueblos indígenas para garantizar el
disfrute efectivo de sus derechos sociales (salud, educación, vivienda,
agua y saneamiento), económicos culturales y políticos consagrados en
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Crear los mecanismos que permitan dar cumplimiento a lo establecido en
el Capitulo VIII de nuestra Carta Magna.
Estrategia
Para dar cumplimiento a estos objetivos, el Gobierno ha venido
impulsando el fortalecimiento de la organización comunitaria, generando
espacios de discusión desde las mismas poblaciones indígenas a fin de
articular acciones que garanticen su acceso a los servicios básicos y por
ende, a una mejor calidad de vida.
El programa de esta misión -elaborado conjuntamente con los pueblos
indígenas- contempla cuatro ejes fundamentales:
1. Etnodesarrollo
Atiende el campo de la salud, la alimentación, la educación, cultura,
saneamiento, producción, comercio, entre otros. Este proceso no sólo
abarca el apoyo financiero, sino también la amplia concepción de incluir a
las comunidades indígenas en las iniciativas y decisiones de la misión. El
enfoque está, por lo tanto, en el acompañamiento técnico y la asesoría
que el gobierno aportará para materializar, desde y con las mismas
comunidades, una mejor calidad de vida.
Planes Locales:
- Municipalización de la Educación
La universalización implica la apertura de las oportunidades disponibles,
para todos y todas aquellas personas, sin ningún tipo de discriminación,
que deseen incorporarse a la formación universitaria y adquirir su
profesión. Se propone una generalización a nivel de la educación superior
que garantice la realización personal del ser, del ente humano y la
consolidación social - política del proyecto de Nación propuesto en la
Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela.
La universalización es una alternativa frente a la educación superior que
durante años se ha mantenido y responde a una política conservadora y
dependiente que defiende los intereses de una minoría económica,
fortaleciendo las diferencias de clases y la negación cultural. La inclusión
amplia de ciudadanos supera las particularidades exclusivas para
determinados grupos sociales, que convencionalmente se había
sistematizado, mediante el uso de métodos de ingreso excluyentes en las
universidades públicas venezolanas, es decir financiadas con recursos
monetarios del Estado.
A partir de 1999, nuestro país vive un cambio estructural en todos los
componentes, en función de transformar y consolidar una nueva
Venezuela mediante la democracia participativa y protagónica. La
educación, como componente fundamental recibe un tratamiento
especial, que le permite desplazar la educación convencional, en la
mayoría de los casos, netamente teóricas y aisladas de las realidades y
problemas de nuestra sociedad.
6. Esta macroacción entre todos los actores sociales implica profundas alianzas
y articulaciones, en distintos niveles y estructuras: persona- grupo – colectivo –
gobierno- estado -humanidad. Estas alianzas y articulaciones, en su desarrollo,
van perfilando los procesos sociales globales. El ideal de sociedad, entonces,
surge de las relaciones, no las precede. La discusión sobre el socialismo del
siglo XXI ha de pasar por este tamiz.