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“Apología de la muñeca de Bellmer”, por Baptiste Bleu (Jorge Heras


García).

©2010 Jorge Heras García (Baptiste Bleu)


Prólogo por Jaime González

Todos los derechos reservados.


Editado digitalmente por Groenlandia con permiso del autor.

Directora: Ana Patricia Moya Rodríguez


Corrección: Ana Patricia Moya Rodríguez
Maquetación: Ana Patricia Moya Rodríguez
Diseño: Amarande Guzmán (portada y contraportada, imágenes de
interior) \ Ana Patricia Moya

Depósito legal: CO-1388-2010

Córdoba, 2010 2
Se sentó y se puso a escribir las primeras palabras de un prólogo del que no
sabía si sería leído por alguien: se sentó y se puso a escribir las primeras palabras
de un prólogo del que no sabía si sería leído por alguien.

No era un trabajo sencillo. A nadie le gusta leer el prólogo, ese molesto


apéndice explicativo preparado por un supuesto experto. Se supone que el
prólogo sirve para situar al lector en un estado receptivo hacia el texto.
Que le ayuda a fijar la atención en ciertos aspectos que no le deben pasar
inadvertidos. Que, aplicando los criterios convencionales de clasificación
literaria, sitúa el texto en su cajoncito genérico correspondiente, de forma
que ya todos sepan lo que se puede uno esperar de él, y se sobreentienda lo
que hay que sobreentender. Se trata, en pocas palabras, de preparar al
lector para lo que viene.

Lo extraño del caso, pensó, es que en ciertas experiencias no vale la


preparación previa. No se puede anticipar a alguien lo que le espera en una
montaña rusa que mejor sería llamada cordillera de los Urales. No se puede
invitar a alguien para que reciba gustosamente un calambrazo de 220
voltios de corriente alterna. Es inútil, además de poco sensato, avisar a
alguien de que se le va a dar un susto. Y no es nada, pero nada, razonable
poner a alguien en la disyuntiva de elegir entre susto o muerte.

Por eso, siguió razonando, la gente, fiándose de su intuición, suele saltarse


el prólogo: ¿A qué viene el pre-texto de un listillo que, en el mejor de los casos, nos
hace la desgracia de clasificar lo que se percibía como inclasificable, y en el peor de
ellos, nos destripa la novedad?

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Paró un momento y sonrió, satisfecho de su audacia, maliciándose: Ahora el
lector debería saltarse el resto de este prólogo que no sé si va a leer alguien y pasar
directamente al texto.

Pero inmediatamente, se preguntó qué pasaría si alguien siguiese leyendo


el prólogo. Esa clase de personas que son incapaces de salirse del cine
aunque no les guste la película. O qué pasaría si alguien terminase Apología
de la Muñeca de Bellmer y volviese, herido en su angustia, sobre el botiquín de
urgencia del prólogo. Como quien busca, mareado, el puesto de socorro
después de bañarse bajo bandera roja.

No había más remedio que seguir y completar la faena. Proporcionar algo


de consuelo al incauto que, desoyendo al impasible mayordomo de la
entrada, había penetrado en la mansión del terror. Explicar al montañero
aficionado dónde están los accidentes más pronunciados de los Urales.
Identificar cuál de los doscientos veinte voltios que venían en fila
electrocutaron al gato curioso. Y discernir si no habría sido más acertado
optar directamente por muerte en lugar del aparentemente inofensivo susto.

La literatura y la poesía tienen estas cosas, se dijo mientras paladeaba un café


negro y sin azúcar. Después de todo, ahora se ganaba la vida explicando la
poesía a los alumnos que la estudian por obligación, tarea equiparable a
explicar lo insondable del mar a quienes no les gusta pisar los charcos
cuando llueve. Vendréis por consuelo siempre a deshora, cuando ya sea tarde,
cuando maldigáis el día en que no prestasteis atención a las coplas de Jorge Manrique.

Al igual que su tocayo Manrique, Jorge Heras puede resultar a veces


inquietante y a veces sosegador. Como una montaña rusa o una mansión del
terror. Depende de cómo nos lo tomemos, de en qué nos fijemos, de cómo lo
incorporemos a nuestro particular concepto de la vida.

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Sus versos irregulares están alineados al centro, formando los desiguales
picos de una sierra de dos filos. Añádase su ritmo trepidante y ya tenemos
una sierra mecánica preparada para desmontar y desguazar todo lo que se
le ponga por delante. No es ciertamente el corte certero y afilado de un
bisturí quirúrgico, pero en materia de derribos no podemos andarnos con
tanta precisión.

Jorge Heras no es un elegante deconstructeur de los que se han puesto de


moda, de los que volatilizan la materia como si fuese una ilusión. Aquí hay
que entrar con casco ya desde el primer verso por si le cae a uno encima
una cornisa, un cascote, la luna entera incluso. Que caen como si lloviesen
piedras. Por ahí se derrumban también los pedazos del poeta; salpican de
sangre, semen y otros fluidos corporales, en una tremenda corrida. Silencio
en su primero y palmas en el segundo.

Que el amor destruye ya lo sabíamos desde antes de Vicente Aleixandre,


desde antes de Fernando de Rojas. Pero en medio de este derribo
descontrolado no hay una Ilsa que le diga a Rick: “El mundo se desmorona y a
nosotros nos da por enamorarnos ahora.” Qué va. En su lugar hay una chica de
ojos azules que dice, risueña, al torero agonizante: “Vienes de destruirte.”

A todos nos han partido alguna vez el corazón, si es que lo tenemos. Lo que
importa es lo que se hace después con los pedazos. Jorge Heras ha
empalmado el material intentando reconstruir una Muñeca como las de
Hans Bellmer (1902-1975), aunque tal vez el resultado se parece más a un
árbol de navidad hecho de retazos humanos. Puede que a estas alturas esta
metáfora ya no nos parezca terrorífica, sino grotesca. Como un Payaso que
no tiene suerte con las mujeres, cuya esposa mide quince centímetros y
vive en una casa de muñecas.

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El Payaso repasa perplejo sus desventuras amorosas y las escribe trazando
poemas sobre las arenas de la playa, igual que el que pasa haciendo
caminos sobre la mar. Sabiendo que lo escrito solo conserva la poesía
durante unos instantes; los instantes que tarda el verso en marchitarse y
ser borrado por la siguiente ola. El Payaso Poeta lo tiene aceptado en su
particular poética: Cuando sube la marea y descalifica lo escrito escribo otra cosa
sobre el cadáver de lo anterior.

Por eso los poemas de este libro están todos inacabados. Su autor los ha
abandonado cuando ya no podía continuar expresando la misma idea,
porque la ola del tiempo ya había borrado el momento poético inicial. Los
abandona a su suerte en el instante en que ya no le quedan fuerzas para
seguir oponiéndose a una marea de jovencitas caprichosas, viejos verdes,
ingleses y leñadores.

Tal es la épica de nuestras vidas si no acertamos a encontrarles un sentido.


Inevitablemente hemos de sucumbir agotados al final de la jornada. Por
fortuna, todas las mareas acaban bajando y así se puede volver a escribir
sobre la arena un nuevo poema cada día. La poesía de Jorge Heras se parece
al suplicio de Sísifo. Al retorno de un Odiseo que finalmente encuentra a su
Penélope con otro. A un viaje en busca de un sentido que todavía no ha
aparecido, en donde no sirve de nada mirar hacia atrás.

No es tan terrible como suena. En nuestro mundo actual, tan descafeinado,


el sufrimiento y el dolor se ocultan minuciosamente, sin posibilidad de que
nadie pueda aprender las lecciones que conllevan. Todo es una cuestión de
actitud. Camus nos dijo en su célebre ensayo sobre el mito: “Hay que
imaginarse a Sísifo dichoso.”

Como prueba de lo dicho, podría el lector observar al público que sale en


tropel de una montaña rusa, de una mansión del terror, de una película de

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miedo, de una corrida de toros. Hay quien sale completamente
descompuesto y jurando que no le vuelven a pillar en otra. Otros salen
entusiasmados, felices. Los aficionados más empedernidos hacen cara de
póker y recuerdan espectáculos más fuertes. Y algunos hasta van corriendo
desde la puerta de salida derechos a la taquilla para sacar otro billete.

El prologuista paró un momento antes de continuar y pensó en qué grupo


debería colocarse él mismo. En su memoria recordó casos en que había
corrido emocionado a comprar otro viaje y casos en los que la carrera tenía
dirección opuesta.

Personalmente, se apuntaría a otra ronda de la poesía de Heras, la saludaba


y la celebraba. Los nuevos creadores necesitan amigos y simpatizantes que
les den la bienvenida y los animen a seguir adelante. Especialmente entre
quienes ya no son tan jóvenes, pero se identifican con sus versos porque les
evocan los cafeínicos y amargos recuerdos de la juventud.

Jorge Heras, el torero, el payaso, el héroe enmascarado, el antihéroe, el


poeta, no le había defraudado. Tal vez de aquí a veinte años veamos este
libro de otra manera. Tal vez en 2030 digamos: ¡Hay que ver lo que hacían en
2010! Pero lo rompedor y lo arriesgado se vive hoy, nunca ayer.

Repasó el prólogo y se preguntó de nuevo si alguien lo leería, y en qué


condiciones. Muy rápidamente escribió la última línea:

Que no digan que no se lo advertí.

Jaime González
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“Mi vocabulario se resiente. Hablo un lenguaje de escombros en el que conviven los soles y los
cascotes. Pues adjunto igualmente las migas multicolores de las ciudades. ¿No me habéis visto
nunca ligando con los suburbios?”.

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Louis Aragon.
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Se descolgaron cornisas blancas del extremo de tus ojos


Desgastados ya de tanto como los miro
Querían recogerse en un tuétano molido a palos que había sobre un
escorzo de la luna
La luna se descolgó del cielo a través de un cable de ascensor para
derramarse sobre el cadáver de un rascacielos
Se licuó a sí misma talando su nocturno y del infarto eyaculó un pie
atado a su muerte por líneas de sangre
Yo quería llegar a través de la cornisa hasta el apartamento contiguo
¡Yo quería la luna!
Me encontré en la cornisa con uno de mis poemas
Nos miramos como dos extraños se miran y creen conocerse de algo
Este tío me suena...
Yo me desplacé con pasitos cortos buscando la ventana del apartamento
de al lado
El poema se fue lanzando telarañas de un edificio a otro
De repente oí voces
“Cariño el champán ya estará frío sácalo de la nevera” dijo una mujer y la voz
me resultó familiar
“Nena qué bien te sienta el collar de diamantes desnuda” replicó un hombre y
su voz me era desconocida
Moscas rondaban la sequía apostada como para siempre entre sus
piernas
La sequía de hacer volar un avión de pasajeros entre estas cuatro
paredes
Ahondaré en tu cuerpo con un cristal de espejo roto buscando las raíces
más originales de una estrella de cine

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¡Ese maldito avión me volverá loco!
Hendiré el filo de este puñal improvisado en tu cuerpo hasta que las
cornisas blancas me devuelvan los grados más altos de agosto y prendan
tu desértica vagina multiplicando su sequía al infinito
Este episodio de volar con los pies enraizados en tu fajo de billetes
arrugados que huelen ya a semen
En tu collar de diamantes que huele ya a semen
Avión que es una cuneta decorada con buitres de piedra
El productor de cine se abotonó la bragueta del vaquero mientras
sonriendo te decía lo bien que lo había pasado
Esta cornisa blanca se descuelga de tus ojos azules
El productor de cine alisándote el pelo te susurró al oído palabras que
moscas rondaban
Y la cornisa blanca se descuelga del todo de tus ojos y a ésta le
acompañan otras
Me queda tu imagen en el trozo de espejo
Me queda la sangre
Las cornisas llegaron al bosque en su caída y de él no quedó nadie
Soy un montón de sangre
Soy sangre que evacuó ya el cuerpo
Y una actriz me bebió confundiéndome con vino
Dolió mientras me tragaba
Dolió más cuando de asco su cólico me devolvió sobre el agua sucia de
un retrete
Nunca quise descolgarme de tus ojos azules
Me así de esa cornisa con todas mis fuerzas
Entonces el productor de cine dijo “Tienes algo en el ojo” y al soplar me
voló a la ruina del bosque haciéndome sangre
Un derrame de luna por el piso de la farmacia

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“Éste es el boquete más grande que haya hecho jamás en el extremo del mundo”
dije
Mi estómago doliéndome por fuera aplaudió entonces y me dijo “Vienes
de destruirte”.

Inacabado (“poème abandonné”).

Paul 13
Valéry .
2

Del aspecto de la boda goteaban buitres de escayola


Y olían a orina
Y del puñado de monedas de cinco centavos brotó un ojo que era una ola
Un ojo tuyo
Ni siquiera el Leñador podría talarla
Una ola para estar a salvo de la lluvia
Una ola para estar a salvo de secuestro
La última vez que me secuestraron fue a la salida del Norte Bar
Me metieron en el maletero del coche y me llevaron a Madrid
A la plaza de toros de Las Ventas
Me liberarían a condición de que torease dos toros bravos en la
siguiente corrida de San Isidro
Y lo hice
Toreé dos toros bravos
En el primero hubo silencio y en el segundo palmas
El ganadero lloró y Esther me esperó en la habitación del hotel abierta
de piernas
De la sangre del toro brotaban fotografías de grupos de chicas
Los ojos del toro como los anos de las chicas perdiendo la virginidad de
sus anos
Al entrar a matar en el primero pinché dos veces y en el segundo le metí
la estocada hasta la bola en el primer intento
Y el corazón del toro como los anos de las chicas perdiendo la
virginidad de sus anos
Había buitres de escayola dispuestos en los burladeros
Y gente con manchas de sangre en los tendidos

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Todas las camisas del mundo chorrearon sangre
Esta ola me pone a salvo del hacha del Leñador
Me pone a salvo del secuestro
No quedaba nadie en la fábrica de bodas
El río fue drenado para rescatar el cuerpo de la chica
El inspector me contó más tarde que había sido violada por el ano y
asesinada a golpes
De la lengua del inspector goteaban buitres de escayola
Y olían a orina
“La orquesta toca mientras el barco se hunde” me dijo el inspector mientras
se quitaba los guantes de látex
¿Qué querría decir con eso de la orquesta?
La sangre del toro se filtraba por la arena haciéndola barro
Desde aquí no lo veo pero si miras desde arriba verás miles de
fotografías de grupos de chicas esparcidas por la arena
Hay fotografías de grupos de chicas en mis manos y en mis mejillas
Y también en el traje de luces
La fábrica de bodas está vacía y de sus techos gotean fotografías de
grupos de chicas
De tus pechos se descuelgan tres lunas blancas
En un cráter de una de ellas el maestro Jedi blandía su espada sobre la
tez del derrame de una rubia trenza tuya
Le di tres puñetazos al cadáver del primer toro
Le di tres lunas a Esther a cambio del olor de sus bragas
Tres lunas que resbalaron alguna vez por tus tetas
Tus tetas siempre turgentes y blancas
Tres lunas que resbalaron alguna vez por tus labios
Tus labios como plazas de toros y en una de ellas yo frente al toro bravo
Un toro bravo de quinientos kilos de peso

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Tenía las astas algo astilladas tras embestir antes contra el burladero
Pero en esos cuernos no entra el aire
Y yo frente a él con el traje de Jedi
La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos
de chicas
La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos
de chicas
La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos
de chicas
La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos
de chicas
La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos
de chicas
La gente en los tendidos con la camisa cubierta de fotografías de grupos
de chicas
Llegué a la habitación del hotel y fui inmediatamente al baño
Me miré al espejo
Largas patillas poblado bigote
Grandes gafas de sol un poco traslúcidas
El pelo ni largo ni corto y ondulado con raya a un lado
Traje negro de raso
Grandes solapas la americana y algo acampanado el bajo del pantalón
Camisa blanca y corbata negra con nudo ancho
Tenía las manos llenas de fotografías de grupos de chicas
Salí y fui hacia el cuarto
Allí había una chica sentada en una butaca próxima a la cama
Me miró
Sus ojos eran muy azules
Se reía a carcajadas

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Retirándose el pelo de las mejillas me pidió que me acercara a ella
Su pelo era muy liso muy rubio y muy largo
Lo hice y vi que sus manos también estaban llenas de fotografías de
grupos de chicas
Entonces sin dejar de reírse me abrazó y me dijo al oído “Vienes de
destruirte”.

Inacabado (“poème abandonné”).

Paul Valéry.
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“Tú que fuiste rubia, y que me amaste
Di algo, una palabra solamente
A esta mosca que no es digna aún ni nunca
De entrar en tu casa, donde otras moscas
Vuelan y vuelan en torno del retrete”.

Leopoldo María Panero.


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Cantaba en el tejado una balada dislocada


Con la boca seca
Y la bragueta desabrochada
No pude lamerte la otra noche
En tu apartamento
No pude lamerte porque tenía que actuar
Tu nombre me ardía
Todas las mujeres llevan tu nombre
Y yo llevo un estómago que duele por fuera
La otra noche canté una casa en ruinas
Mientras
Tú veías la televisión en tu apartamento
¡Qué hermosa vista!
Esta habitación de hotel con vistas al mar me llena las manos de ojos
Todos los ojos que alguna vez miraron a través del balcón
Los ojos que alguna vez buscaron un tejado
Tus ojos
Porque sé que te hospedaste aquí hace algunos años
¡Qué hermoso techo!
Y tus pechos ahora se libran del sujetador
Y mis manos ahora se llenan de tus pechos
En este balcón
Fue en el balcón de esta habitación
Fue en la habitación de este hotel donde te dije que Virginia era una
mujer sin rostro
Donde te pedí que te casaras conmigo
Donde tú fumando

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Desnuda bajo mi jersey negro
Con el pelo suelto muy rubio
Me dijiste que no
Quedando tus labios con forma de No para siempre
Donde después de aquello te dije “Prefiero las mujeres que tienen los labios
con forma de corazón” donde tú respondiste “Prefiero los hombres con dinero”
Fue en el tejado donde compuse una balada dislocada
Lo hice después de una cena copiosa en casa de mis padres
Tras un desengaño amoroso
Tras pensar en Kirsten Dunst
Tú estabas en tu apartamento viendo la televisión
Ignoras que mi esposa mide quince centímetros
Que vive en una casa de muñecas
Mañana actúo en el tejado
Mi vientre con sus agujeros de bala
Las manos llenas de agua de mar
El traje de luces...
Mañana estarás en tu apartamento viendo la televisión
Tus piernas perfectamente depiladas
Las manos llenas de cadáveres
Tu minifalda negra...
Desde este balcón me vienen a la memoria las veces que mis manos se
llenaron de tus tetas
Mis manos ahora llenas de dinero robado
Dinero que sin duda gastaré con prostitutas
¡Qué hermosa vista!
Mi esposa mide quince centímetros
Vive en una casa de muñecas
El día se ha nublado un poco

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Está blanco como tus muslos
Una mujer se acercó a mí hoy en la playa
Estábamos solos porque el día estaba nublado y nadie más se acercó
hasta la playa
Como tus muslos
Se acercó hacia mí como si nos conociéramos e inclinándose buscando
mi oído dijo “Vienes de destruirte”.

Inacabado (“poème abandonné”).

21 .
Paul Valéry
2

En el chorro se movía una iglesia


¡Y yo fui un arquitecto!
¡Yo fui el arquitecto apaleado por unos narcotraficantes!
El Mago rebuzna
¡Yo fui un apartamento lleno de arañas!
Su licor quema y sabe mal
Así que lo escupo sobre sus tetas
En la estación no quedaba nadie
Sólo ella y yo sentados en un banco
El viento frío me helaba las manos
Y por mucho que estrechaba las tuyas no hallaba calor
El frío insistía sobre mis manos arropadas con las tuyas
Tú tratabas de calentarlas con el aliento
Pero no hallaba calor
Tú las metiste en tu entrepierna por debajo de la ropa
Y yo seguía sin hallar calor.

Inacabado (“poème abandonné”).

Paul Valéry .

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3

Tú eras la que mojaba mis sábanas


Eras la chica mejor peinada del mundo
Un abrazo limpió mi espalda de mar
Un beso limpió mis labios
Mis manos se limpiaron al acariciar tu vulva.

Inacabado (“poème abandonné”).

Paul Valéry .

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4

De tu hueco mana una fila de muñecas de ojos muy abiertos


Les tendí la mano y un tren empañó mis ojos con su humo negro
Tú ya le estás dando el pecho
Me gusta mirar aunque en mis ojos sólo quedan dos huecos y en su
interior el humo negro
Las cuencas de mis ojos cercando dos noches sin luna
Y tú ya estás dando el pecho al inglés
Está asido a tu seno
¡No lo suelta!
De tu hueco mana una fila de muñecas de ojos muy abiertos
Me miraste y te tendí la mano pero un tren me instaló en las pupilas su
noche sin luna de humo
“¡Camarera sírvame su cuello quiero lamerlo!” dije
“Mi cuello no puede estirarse tanto” dijiste.

Inacabado (“poème abandonné”).

Paul Valéry .

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5

Hoy no es miércoles
Está todo cerrado
Mi vientre con sus agujeros de bala
Te hice sentir incómoda la noche que nos acostamos
Tú me hiciste sentir incómodo a la mañana siguiente
Mi vientre con sus agujeros de bala
Ya el humo pesa y tambaleándose se derrumba sobre un cómic
Grávida fue también la luna que derramé sobre tus labios
Ya tu lengua abandonó mi boca
Y tus senos mis manos
Y tus caricias a mi piel
Las ratas tienen los órganos sexuales en la espalda
Así sus relaciones sexuales son más fáciles
Los agujeros se dilatan en mi vientre permitiendo entrar a las ratas
Las ratas tienen los órganos sexuales en la espalda
Así sus relaciones sexuales son más fáciles
Son seis las ratoneras de mi vientre
Las ratas entran y salen
Las ratas mantienen relaciones sexuales en mi interior
Algunas ratas se han acomodado en mis pulmones
A veces siento a las ratas en los intestinos
Sé que quieren mi cerebro
Sé que esas malditas ratas desean comerse mi cerebro
Te pedí que metieras la mano en una de las ratoneras
Te dio asco.

Inacabado (“poème abandonné”).

Paul Valéry .
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6

El Payaso llora noche tras noche su oeste de tiovivos abandonados


Le huele a alcohol la boca
Y está harto de no ver nunca el sol
El Payaso está enamorado de una chica que se dedica a salir medio
desnuda de la tarta en despedidas de soltero
Se enamoró de ella en su despedida de soltero
Al día siguiente dejó plantada a su prometida en el altar y lleva ya
cuatro bodas fingidas para verla salir medio desnuda de la tarta
Sólo habla con ella por teléfono para contratar sus servicios
“¿Y por qué no habla nunca con ella?
Porque... No sé… ¿Por qué no le pide salir?” preguntaste
“El Payaso sabe que no puede hacerlo
Imagínate a un payaso cenando con una chica medio desnuda dentro de una tarta
en un restaurante...
El Payaso nunca ha tenido suerte con las mujeres
Antes de conocer a su prometida se enamoró de una mujer que medía quince
centímetros
Vivía en una casa de muñecas” contesté
“¿Y qué pasó?” preguntaste
“¿Que qué pasó?
Ella se casó con un soldadito inglés y al Payaso le calaron miles de noches sin luna
roídas del hueco de las putas” contesté.

Inacabado (“poème abandonné”).

Paul Valéry .

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7

Después de aquello solía permanecer encerrado en su caravana entre


actuación y actuación
“¿Qué hacía allí metido?” preguntaste
“Pregúntale a Love
Él te dará la respuesta” contesté
Dos años más tarde conoció a su prometida en un baile
Los hombres iban vestidos de toreros y las mujeres de princesas
Su prometida salió al balcón para fumar un cigarrillo y encontró al
Payaso acodado en la balaustrada
Parecía triste y pensativo
“¿En qué piensas?” preguntó su prometida
“Estoy aquí porque tenía ganas de vomitar
Necesitaba aire fresco” respondió el Payaso
“¿Ahora estás mejor?” preguntó su prometida
“Sí me he recuperado un poco al verte” contestó el Payaso
Su prometida le sonrió
Entonces el Payaso intentó contar un chiste
Pensó que si servía para su número podría servir también para aquello
Pero estaba tan borracho que apenas podía vocalizar e iba de adelante
hacia atrás en la historia porque siempre olvidaba algún detalle
“Creo que deberías llamar a un taxi” dijo su prometida sin dejarle terminar
el chiste
“Puede que tengas razón
Quizá necesite dormir un poco
Lo cierto es que he bebido demasiado

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Siento haberte molestado no era mi intención” dijo el Payaso
“¡No me has molestado!
¿Qué te parece si me das tu número y quedamos mañana?
Me gustaría acabar de oír el chiste” dijo su prometida
“Me encantaría contártelo” dijo el Payaso.

Inacabado (“poème abandonné”).

28 .
Paul Valéry
8

“¿Se conocieron así?” preguntaste


“Sí
El Payaso conoce de manera peculiar a la gente” contesté
“¿Qué pasó al día siguiente?” preguntaste
“Que su prometida le llamó quedaron e hicieron las cosas que hacen las personas
que salen juntas” respondí
“¿Se acostó con su prometida la primera noche?” preguntaste
“No eso sucedió dos noches más tarde” contesté
El Payaso se peinó con raya a un lado
Vestía un traje negro de raso con grandes solapas la americana y algo
acampanado el bajo del pantalón
La corbata era también negra de nudo ancho
Y se colocó unas grandes gafas de sol algo traslúcidas
Su prometida llevaba un vestido negro de generoso escote
Tanto la pechera como la espalda
Y zapatos negros de tacón alto
Se encontraron en la caravana del Payaso a eso de las diez y media
“Perdona el champán no es bueno pero el sueldo de un payaso no llega para otra
cosa” dijo el Payaso compungido
“No te preocupes
Yo no entiendo de bebidas pero seguro que está muy rico” dijo su prometida
sonriendo
Mientras el Payaso descorchaba la botella su prometida deambulaba por
el interior cotilleando entre sus cosas
“¡Vaya!

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Veo que te gusta la música
¡Cuántos discos!” dijo su prometida
“¿Eh? ¡Ah sí!...
¿A ti te gusta la música? - dijo el Payaso acercándose a su prometida -
permíteme tengo un disco que creo te agradará
Siéntate por ahí ponte cómoda enseguida te sirvo una copa”
Puso un disco de Luis Eduardo Aute y fue a llenar las copas
“¿Quién es Aute?” preguntaste
“Un cantautor español” contesté
Mientras escanciaba su prometida se acomodaba en un viejo diván
negro regalo de su abuelo
La blanca piel de su prometida destacaba sobre el negro del cuero del
diván y su vestido
A su prometida no le gustaban las joyas pero siempre llevaba una
pulsera de oro blanco en el tobillo lo que al Payaso le pareció muy sexy.

Inacabado (“poème abandonné”).

30 .
Paul Valéry
9

Tras unas horas hablando muy cerca uno del otro en el diván negro la
melena rubia de su prometida se confundió con la melena del champán
en los dedos del Payaso
Al corazón del Payaso le brotó un pene
Y a la vagina de su prometida le salió escupida una galaxia llena de
estrellas
La ropa al principio estaba seca pero su prometida desenrollaba
incesante el carrete de plástico azul con miles de estrellas dibujadas
Estrellas de cinco puntas en amarillo de diferentes tamaños y a
diferentes alturas
Entonces la ropa comenzó a ajarse por la humedad de la gotera
Primero el vestido de su prometida
Después el traje del Payaso
Aquel mural estrellado caló también el negro diván al colarse entre sus
poros ajados
El Payaso descubrió el hueco de su prometida y se sorprendió por su
diáfano recorrido
Aquello no era una expedición sino una vuelta a casa
Su prometida se mordía los labios
El mojado era transparente
Era un recorrido por raíles
Era una fiesta
El mojado fue una melodía de orquesta
“Ahora mismo no quiero estar en ninguna otra parte” dijo el Payaso
Aquel fondo azul intenso con sus estrellas amarillas disipó el humo
negro del tren que cala con su noche sin luna los ojos

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El tren fue desarticulado y de su enorme chimenea sólo quedó un
puñado de piezas de metal
De tornillos de tuercas...
El Payaso masticó una estrella tras otra mientras su prometida se
mordía los labios
“Amontonadas las grietas el polvo huye en tu maleta
Su nácar construido con botones
Y el perro que ladró una hermosa melodía de orquesta
Se amontonaron los horizontes sobre una cuerda de tender del patio
Si abres la puerta el Leñador no tendrá piedad
Es un trabajador
Es un deportista
Es un hombre acostumbrado al frío” dijo el Payaso
El tren no hacía nada pero el Payaso sabía que tarde o temprano tendría
que tomarlo.

Inacabado (“poème abandonné”).

32 .
Paul Valéry
10

Su prometida lloró mucho allí sola en el altar


Con todos sus familiares y amigos mirando
“¿Pero cómo pudo enamorarse así de repente?
¿Cómo pudo dejar a su prometida plantada en el altar por una chica a la que ni
siquiera conocía… Por una chica con la que estuvo solamente un par de horas?”
preguntaste
“Pregúntale a Love
Él te dará la respuesta” contesté.

Inacabado (“poème abandonné”).

Paul Valéry .

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El ascensor sonó a viejo


Y de su hueco se asomaron noches sin luna
Noches de viejos suplicando en la mansión una última eyaculación
De ese hueco herrumbroso brotó un hilo de sangre negra que amenazó
con anudarse a mi cuello
Con llevarme a la horca
Ese hueco oscuro que olía a viejo
Del que se asomaron aguas estancadas oliendo a sexo de mujer
Eres una chica joven
Pero el olor de tu hueco no le es sincero a mi olfato
Tu sexo me huele a un asomarse de noches sin luna por el hueco
Me huele a viejo
Quizá el agua de mar te lo oxidó
Quizá mi breve consumo de cocaína me oxidó el olfato para siempre
El ascensor suena a viejo en esta enorme mansión
Quizá estoy suplicándote una última eyaculación
Quizá te odie por negarte
“¿A qué te dedicas?” preguntaste
“Bueno en realidad no soy nada
Soy escritor” contesté
“¿Qué escribes?” preguntaste
“Algo parecido a la poesía” contesté
“Ah ¿eres poeta?
¿Me dejarás leer algo alguna vez?” preguntaste curiosa
“En realidad escribo sobre la arena de la playa

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Cuando sube la marea y descalifica lo escrito escribo otra cosa sobre el cadáver
de lo anterior” contesté
“Pero si se borra al cabo de unas horas para siempre
¿Para qué escribir?” preguntaste confusa
“No lo sé
Lo hago igual que vivo supongo
¿Para qué vivir si al cabo de unos años todos somos borrados para siempre?” dije
encogiéndome de hombros
“Pero eso es diferente...
¿No te parece que escribir para nada es una pérdida de tiempo?” preguntaste
extrañada
“¿Lo es hacer las demás cosas que hacemos en la vida
Tarde o temprano todo lo que hacemos será borrado para siempre?”
contesté algo contrariado
“Yo odio ir a la playa
Soy muy blanca y me quemo
Además el salitre del mar me hace sentir sucia
Darme un baño y querer ducharme son simultáneos” dijiste con una preciosa
sonrisa en la cara
“Así que te hace sentir sucia...
Y sin embargo ese inglés
Ese degenerado
Ese miserable... no te hacía sentir sucia ¿eh?...” pensé (quizá en voz alta)
“Lo que yo haga con mi sexo con mi ropa interior y con los ingleses no es asunto
tuyo
Poeta de la arena” pensaste (quizá en voz alta)
Es abrupto trepar por tu hueco

35
Es difícil encontrar la salida
Antes era más sencillo
Antes sólo tenía que seguir la música de orquesta que obtenía
acariciándote las mejillas
Antes de tu hueco no se asomaban noches sin luna
Antes el olor de tu sexo coincidía en edad con tu rostro
O es que tu sexo no es sincero con mi olfato o que mi olfato se degeneró
hace años para siempre
La mansión es mi lugar
Y en este lugar estamos los viejos verdes suplicando una última
eyaculación
“Tu estupro no es menos miserable que el del inglés” dijiste
“No suelo abordar así a las jovencitas
Pero creo que nuestro caso es algo diferente ¿no crees?
Nosotros tuvimos algo así como una historia ¿no?
Eres algo rencorosa jovencita
¡Es que nunca vas a perdonarme el tirarte por la borda!” dije
“Deberías saber que odio el agua de mar” dijiste enfadada
“Esta mansión está en medio de un bosque pero el Leñador parece haberse olvidado
de nosotros” dije apesadumbrado
Y hay una noche sin luna en el hueco de los instrumentos de viento
En el hueco de los instrumentos de cuerda
En el hueco de la garganta de los músicos
Y no hay camareras que nos sirvan bebidas
Tan sólo hay agua sucia en el hueco del retrete
Donde antes hubo tu cintura ahora sólo hay una noche sin luna
Mi voz de noventa años es incapaz de elevarse para entrar en tus oídos
En tus oídos tan sólo el hueco de una noche sin luna

36
Como entre las letras del letrero luminoso que reza Hotel hay también
noches sin luna
Está ahí para mí como flotando y tras él una negra noche sin luna
La más oscura de la historia
Un espacio negro que asusta
“¿Acaso nos queda la música?
¡No!
El viento la descalificó con prontitud al poco de ser oída” pensé.

Inacabado (“poème abandonné”).

37 .
Paul Valéry
“Una mesa servida con el mayor lujo posible

Desmesuradamente larga

Me separa de la mujer de mi vida

A la que apenas distingo

Entre la estrella de vasos de todos los tamaños que

La mantienen echada hacia atrás

Escotada en ráfaga de viento”

38
André Breton.
1

“Y pasado el farol rojo ella le permitió,


por un precio módico, mirar dentro de su vagina”.
Isidore Ducasse.

Un perro se lamía mis manos a mitad de mi boda


Ella me miró a los ojos mientras que de la raja usada de entre sus
piernas
Manaba
En escancia infinita y apresurada
El kilómetro de muertos cuyo hedor asesinaba al oxígeno con una
espada Jedi
Y mi espada Jedi asesta agujeros al hedor imperante
¡Dormirás una siesta rodeada de leones!
Las guitarras evacuaron sus cabellos
Y los cabellos gotearon toda la noche sobre tus nalgas usadas
Mi mujer mide quince centímetros
Vive en una casa de muñecas
Le pedí que se casara conmigo con el aliento apestando a alcohol
Con las manos en sus nalgas
Con el pene enhiesto
Ella me miró a los ojos y de sus labios rojos se descolgaron a través de
cables de baba soldaditos ingleses de quince centímetros de altura que
decían al unísono
“¡Sí y dormiremos una siesta rodeados de leones!”.

Inacabado (“poème abandonné”).

Paul Valéry .

39
2

Las hogueras penetran los raíles huecos de mis huesos


Hogueras que son como tu voz que me penetra hasta los huesos
Y en ese calor estrangulo a un hombre pequeño
En ese calor las recién casadas son ahorcadas en plazas llenas de gente
Aún así ese calor con todos sus dientes me apetece
¿Puedo ser el siguiente?
En medio de esas hogueras las bocas se llenan de agujeros
Y el agujero del culo se rellena con haches luminosas de mil hoteles
(Mi armadura ahora es líquida)
Aún así tus senos me apetecen
¿Puedo ser el siguiente?
Después de esa batalla mi traje quedó hecho jirones
El malo era muy feo
La chica estaba muy buena
Salvarla al principio fue fácil
Pero tuve que salvarla más de mil veces
(Mi armadura ahora es líquida)
Sus muslos con moratones
Su pelo deshilado tapándole la cara
Y su ropa hecha jirones
La chica estaba muy buena
El malo era muy feo
El malo era muy homosexual
Con una americana negra cubriéndome los jirones del traje llegué hasta
unos baños públicos
La chaqueta apenas tapaba la tela de araña bordada del pecho
La máscara la metí en un bolsillo

40
Fui a la cola y esperé boleto en mano a que dijeran mi nombre por
megafonía
Había bastante gente delante de mí
“Baptiste Bleu baño 17” se oyó por fin
Entré apresurado y me encerré en el baño
Al mirar a la izquierda advertí que se habían dejado unas prendas de
mujer y un bolso grande
Miré dentro del bolso y sólo había un frasco de vaselina
¿Por qué un bolso tan grande para sólo un frasco de vaselina?
De la ropa colgada me llamó la atención un chal rosa
Mientras lo miraba llamaron a la puerta
“Perdón me he dejado olvidadas unas prendas me permite entrar será sólo un
momento” dijo un hombre y la voz era como si hubiese hablado con la
cabeza dentro de un cubo
“Un segundo” dije
¿Me han tendido una trampa?
¿Será el malo feo y homosexual?
¿Por qué un bolso tan grande para sólo un frasco de vaselina?
Volvieron a llamar a la puerta
“Señor me deja pasar por favor no le molestaré necesito mis cosas será sólo un
momento se lo prometo” dijo con esa voz recién salida del cubo
“¿Por qué un bolso tan grande para sólo un frasco de vaselina?” pregunté
Y las hogueras se fueron
Y el calor fue dando paso a este frío de enero
La chica ya no hace striptease
Se ha vestido y me pide con mala cara sus veinte dólares
La chica ya ha apagado la hoguera
(La chica estaba muy buena)
Y me pide con mala cara que le suelte la pasta.

Inacabado (“poème abandonné”).


41
Paul Valéry .
3

Serruchos con costra y apenas una nube


Apenas una nube pisamos con nuestras cabezas alargadas
El piano negro nos aplasta y de nuestros cuerpos salta un chorro de
láctea pradera
Terruño lechoso
Un niño mamaba y de sopetón le apartaron de la boca el pezón
Se arrastra por el suelo el sombrero de copa
De motor el viento
El histrión desmenuzado
Las faldas cortas
Mundo de gaznates que espera praderas lácteas.

Inacabado (“poème abandonné”).

Paul Valéry .

42
4

Cenar
Un barrio hecho de vapores de Sex Shop
De gigantes mojados
De aberturas en el lomo de la puerta
De destilerías a la rusa que sacan por el cuello a una puta con hocico de
cantante
De humo verde como si fuera un cartel navideño
En la puerta del living del Restaurante El enfermo incurable
Sergio “Me pasa esto y aquello” de la mano de su chica
Morena algo más baja que él
Seguro que a ella también le pasa esto y aquello
Me reconoce
Nos conocemos de la facultad desde hace algunos años
Muy angustiado me pide que le deje doscientos dólares
Su chica lleva algo en la mano y repite constantemente “Esto se inyecta”
Parece un disco rayado
“Esto se inyecta esto se inyecta” como una puta autómata
Le doy algo suelto para quitármelo de encima y me meto a mear
Desde aquí juraría que los azulejos son chochos arrugados
Seguro que más de uno ha intentado meterle la verga a uno de estos
azulejos
El comedor está tan oscuro que grito “¡Cenar!”
Brindamos por el amor
Brindamos por el coño de Irene
Alguien tiene el miedo como una mordida de espanto en esa mesa que
parece un barco

43
Barco mesa
Una chica rubia
Más rubia que tú
Más rubia que el cielo en Evergreen Café
Con dos trenzas que le llegan al plato
Lleva puestas unas gafas grandes de sol con montura de color
Rojo creo
El recluso es más feo que yo y sus dientes tienen restos de tus trenzas
Echo otro trago de mi cerveza
Te saco de paseo para que cagues para que mees
Para que te dé el aire
Es cierto que en este restaurante de eso no hay mucho pero sí que hay
mucho de todo lo demás
“Estoy superperezosa tía” le dice una a otra que responde “Pues yo estoy
supercachonda tía”
“Por favor dejen de golpearle” grito
“Por favor son todos ustedes ciudadanos negros” grito más fuerte
“Por favor la luna cuelga de otra luna que está un poco más arriba que ella”
vuelvo a gritar
Subiendo en Mercedes la calle hecha de vaho de cabezas huecas de
mariposas fecales de cantimploras en cuyo interior está el hueco del
ascensor haciéndole el amor a la chica de Sergio “Me pasa esto y aquello”
de oquedad en los misiles de langostinos a pie de camarote
¡Mercedes no seas perezosa
Venga mujer que ya falta poco!
A ambos lados de la calle neonazis haciendo botellón
Unos sentados en urinarios rodeando una mano de Sade
Visten abrigos claros de grandes solapas abotonados a ambos lados y en
cuyos hombros cosidas unas esvásticas negras

44
Calzan botas altas de tacón negras hasta la rodilla por encima del
pantalón de pinza negro también con raya diplomática amarilla
La mayoría van maquillados como Brandon Lee en El Cuervo
Los que no llevan la cabeza cubierta con un sombrero como los que
llevan los gangsters en películas de la época se ponen para cubrirla
retazos de piel que van recogiendo del suelo
Restos de piel desprendida de las cabezas de sus víctimas que no
volvieron para recuperarla
Poniéndose eso en la cabeza dicen que son más humanos
Que son muchas personas en una
Que son sujetos plurales
Sergio “Me pasa esto y aquello” está de día dentro de un coche en el
asiento trasero
Su chica no
Me pregunto dónde estará parecían inseparables
Mis pies caminan a un paso por delante de mí
Quieren darme esquinazo pero no pueden
Cuando creen haberme despistado aparezco de nuevo detrás
Lo intentan y lo intentan pero es inútil
¡Idiotas si fuera posible ya hace años que yo me hubiera largado de mí!
¡Me habría largado lejos muy lejos de mí!
Sergio “Me pasa esto y aquello” vacila un momento paga al tipo de delante
y sale del coche
Me mira y hace como si no me hubiera visto
Me da la espalda acelera el paso y tuerce en la primera esquina
Me apresuro y le grito “No iba a pedirte las monedas que me debes
Puedes quedártelas”
El sol está tan rubio como la chica del restaurante
Y tú tienes muchas venas

45
Se oyen disparos en el callejón y un gemido de mujer
Escondido entre los contenedores de basura intento alcanzar a ver algo
Una chica me descubre y me grita “¡Lárgate mirón de mierda!”
Después le dice al tipo que está tumbado sobre ella “¡Dispara
Dispara otra vez cariño ya sabes cómo me excita!”
Pienso en tus venas
¿Tendrá la sangre rubia la rubia del restaurante?
Cenar
¡Sólo piensas en cenar!
Las corbatas son de papel de periódico
¡Cómo huele a bollo recién hecho!
Un cartílago de carne anudado a un hilillo de baba equivale a la segunda
luna
Parecían inseparables
Parecían inseparables.

Inacabado (“poème abandonné”).

Paul46
Valéry .
5

Te busqué en el hacha
Te busqué en la luna
Te busqué en el zoo
Te busqué en la basura
Te busqué bajo la lluvia
Te busqué en el árbol
Te busqué en el coche
Te busqué en el segundo piso
Te busqué en el mar
Te busqué entre los dientes
Te busqué en la estación
Te busqué en el infierno
Te busqué en los pantalones
Te busqué en el parque
Te busqué en el ascensor
Te busqué en el baile
Te busqué en el avión
Te busqué en la suela del zapato
Te busqué en el hotel
Te busqué en el lavabo
Te busqué en el cine
Te busqué en el hospital
Te busqué en el lugar del crimen
Te busqué en el restaurante
Te busqué en el siglo XIX
Te busqué en la perrera
Te encontré con él.

Inacabado (“poème abandonné”).


47
Paul Valéry .
48
Las imágenes que han sido utilizadas para el diseño

de este libro (portada y contraportada, fondos del

prólogo en página 3 y para nota de edición, así como

las ilustraciones de interior, situadas en las páginas

4 y 44) pertenecen a la ilustradora y diseñadora

gráfica Amarande Guzmán (Teresa Munuera).

Se pueden encontrar otros poemas del autor en su

blog “Je est un autre” (baptistebleu.blogspot.com).

49
Prólogo, por Jaime González 3

El constructor de paisajes 10

El constructor de árboles de Navidad de ladrillo 18

Afeitando las piernas de Jacqueline Breton 38

Nota de edición 49

50
“Jorge Heras no es un elegante deconstructeur de
los que se han puesto de moda, de los que
volatilizan la materia como si fuese una ilusión.
Aquí hay que entrar con casco ya desde el primer
verso por si le cae a uno encima una cornisa, un
cascote, la luna entera incluso. Que caen como si
lloviesen piedras. Por ahí se derrumban también los
pedazos del poeta; salpican de sangre, semen y
otros fluidos corporales, en una tremenda corrida.
Silencio en su primero y palmas en el segundo”
(Del prólogo de Jaime González)

Jorge Heras García \ Baptiste Bleu


(Madrid, 1981).

Licenciado en Filosofía y Letras por la


Universidad Complutense de Madrid. Sus
poemas han aparecido en revistas literarias
digitales ("Palabras Malditas", "El cuervo",
"Escaner cultural", "Alex Lootz", "Dulce
Arsénico", Revista Voces", "Palabras
diversas", "Almiar \ Mar de poesías", “La
bolsa de pipas”, etc), así como en diversos
blogs y páginas Web. "Apología de la
Muñeca de Bellmer" es su primer poemario.

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