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Mentes perdidas

Mentes perdidas en el vaivén del tiempo,


sin ser dueños de su conciencia,
con agujas del reloj detenidas,
arañan un pasado que fue ideal.
Racimo de imágenes perdidas,
cultivando un presente que no recordarán,
unen hilos de una vida,
vida, que destejida parece estar.
Dueños de una sabiduría perpetua,
que parece hoy ya no constar,
buscando señuelos perdidos,
invocan un anhelado más allá.
Evocan un tango que al morocho del Abasto,
una tarde gris en Buenos Aires estremeció.
Van y vienen apurados,
para ir a ningún lado.
Esperan eternamente la visita fugaz,
que acompañe su momento sin tiempo.
Golpean las puertas del cielo,
con un bastón y una sonrisa, se dejan llevar.
Fueron sabios de verdades simples,
dieron amor sin esperar distinción.
Ya pagaron sus deudas al Eterno,
el cual les guarda un lugar bajo su techo.
Todo comienza y vuelve a empezar,
en el vaivén del tiempo,
un círculo, que nos invita a jugar.

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