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Creencias crueles

Emilio del Barco

Es la ignorancia, lo que mantiene unidos a los fieles de creencias místicas. La duda


enorme sobre lo que será o no será cierto, no la certeza previa. La ignorancia
universal, sobre todo lo que quisiéramos dar por cierto. Es un hecho que, la base
del temor, está en el no saber condicionado. Se ignora porque las creencias
dogmáticas prohíben pretender saber. Saber es conocer, y el conocer está vedado.
Conocer es pecar. Se premia la ignorancia, definiéndola como inocencia. Cuando
son dos hechos totalmente diferenciados. La ignorancia alimenta todo lo que
quisiéramos dar por cierto. Es un hecho que la base del temor está en el no saber
condicionado. Frecuentemente se ignora, porque, antes, se ha prohibido saber.
Pontifican que conocer es pecar, querer ser omnisciente, como los seres divinos.
Confunden el querer saber, el asegurar la certeza del conocimiento, con la soberbia.
Lo que evidencia una perversión mental. Considerando el simple deseo de querer
saber como el principio que llevó al pecado original, comienzo del mal humano. En
tanto, pretenden no la inocencia, sino la ignorancia total. No quieren mentes
pensantes a su alrededor, sino simples autómatas. Ser como borregos y corderos, lo
consideran una virtud.

Prefieren mantener las mentes llenas con el vacío de las especulaciones sobre la
nada. Eso sería lo consubstancial, si considerásemos la teología como molde, en
negativo, de la filosofía. La ignorancia es, siempre, mayor que el saber, pero no más
grande.

¡Pobres ciencias y científicos! El elogio de la ignorancia es la más cruel de las


condiciones impuestas a sus fieles. Con ella llegó la oscura profundidad de la Edad
Media. Después de haber borrado de la memoria humana milenios de sabiduría
acumulada. Las quemas de libros y las persecuciones de sabios, no son inocentes.
Eran la condición previa para implantar el reinado de la ignorancia cruel que
instauraron las cruzadas: Enseñar a mantener las mentes llenas de ignorancia.
Considerando, la especulación vacía sobre seres celestiales, como el máximo saber:
la teología. La pretendida ciencia de la nada. Que lo condiciona todo. Dominar, a
través de la ignorancia. Esa es la clave del poder teológico.

El Creador de los cristianos, está muy cerca del Brahma hinduista. Cuando se afirma
que el Hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios, se lo está acercando,
peligrosamente, a la divinidad. En los mitos tradicionales centroamericanos, vemos
una similitud estructural con los conceptos de las antiguas religiones persas, donde
el Hombre tiene como misión ayudar a los dioses en su batalla contra el mal.
Convirtiéndose, por tanto, en un nexo, un punto de transición entre la luz y las
tinieblas. Las evidencias van confirmando el lento caminar de tales doctrinas. Desde
Persia a la India, China, Japón, el Pacífico, y, por fin, América. Al parecer, todas las
teorías evolucionistas han de ceder paso a las evidencias genéticas puestas al
descubierto por los bioquímicos moleculares de Berkeley. Y la posterior
secuenciación del genoma humano. Que el primer grupo de hombres actuales
comenzó a expandirse fuera de África, hace unos cien mil años. A partir,
posiblemente, del antecedente Cromagnon. emiliodelbarco@hotmail.com

27/06/2010

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