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Antonio
Cuadra
Una raya larga y roja en el
polvo de la historia
BIBLIOTECA
DIGITAL DE
AQUILES
JULIÁN
Muestrario de
Biblioteca Digital Poesía 66
Coeditores:
MÉXICO
Fernando Ruiz Granados
2
José Solórzano
José Eugenio Sánchez
ARGENTINA
Mario Alberto Manuel Vásquez
Francisco A. Chiroleu
Patricia del Carmen Oroño
Una raya larga y roja en
Ángel Balzarino
Fernando Sorrentino
Claudia Martin Trazar
el polvo de la historia.
ESTADOS UNIDOS
José Acosta
Aníbal Rosario
Pablo Antonio Cuadra, Nicaragua
José Alejandro Peña
César Sánchez Beras
ESPAÑA
Henriette Wiese Edición Digital Gratuita
Giulia De Sarlo
María Caballero
Elena Guichot
Teresa Sánchez Carmona
distribuida por Internet
Losu Moracho
Rocío Parada
HONDURAS
Muestrario de Poesía 66
Dardo Justino Rodríguez
VENEZUELA
Milagros Hernández Chiliberti Editor:
Tony Rivera Chávez
URUGUAY Aquiles Julián, República Dominicana.
Marta de Arévalo
APLA Uruguay
COLOMBIA Primera edición: Diciembre 2010
Ernesto Franco Gómez
Julio Cuervo Escobar Santo Domingo, República Dominicana
PERU
Luis Daniel Gutiérrez
Nicolás Hidrogo Navarro
Juan C. Paredes Azañero Muestrario de Poesía es una colección digital gratuita que se envía por la
REPÚBLICA DOMINICANA Internet y se dedica a promocionar la obra poética de los grandes creadores,
Ernesto Franco Gómez difundiéndola y fomentando nuevos lectores para ella. Los derechos de autor de
Eduardo Gautreau de Windt
Félix Villalona
cada libro pertenecen a quienes han escrito los textos publicados o sus
Ángela Yanet Ferreira herederos, así como a los traductores y quienes calzan con su firma los
Cándida Figuereo artículos. Agradecemos la benevolencia de permitirnos reproducir estos textos
Enrique Eusebio para promover e interesar a un mayor número de lectores en la riqueza de la
Julio Enrique Ledenborg
Vaugn González obra del autor al que homenajeamos en la edición.
Efraím Castillo
Oscar Holguín-Veras Tabar
Edgar Omar Ramírez
Carmen Rosa Estrada Este e-libro es cortesía de:
Roberto Adames
Valentín Amaro
Alexis Méndez
Libros de
Juan Freddy Armando
Sélvido Candelaria
NICARAGUA
Radhamés Reyes-Vásquez
Regalo
CHILE
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PUERTO RICO Escríbenos al e-mail libros.regalados@gmail.com
Mairym Cruz-Bernal
ECUADOR
Anace Blum
EL SALVADOR
Manuel Sigarán
COSTA RICA
Ramón Mena Moya
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Contenido
El ángel 52
El cementerio de los pájaros 52
El indio y el violín 53
Mujer reclinada en la playa 54
Riverside 55
Meditación ante un poema antiguo 56
Canción de Granada y el mar 57
Elegía al Gozquemudo o perrillo de indias 58
Una raya larga y roja en el polvo de la historia 59
Patria de tercera 64
El vaquero de Apompoa 65
Thálatta, memoria y navegaciones 66
Memorias / La Tribu 76
El abuelo / memoria 85
La calavera de 88
Invención de la sirena 89
Paco Monejí 90
Ars poética 91
Piolín 92
El nacimiento del sol 93
Mitología del jaguar 93
Himno nacional en vísperas de la luz 94
Si la poesía nace junto al verbo 96
El otro 97
Apólogo con elefante 98
El hijo de septiembre 101
Canto de los cortadores de madera 101
Epigramas 102
La ceiba 103
En el calor de agosto 105
Mis cariátides 105
Urna con perfil político 107
Manuscrito en una botella 107
En su caso, felizmente hubo la evolución, a finales de los años ´40, hacia los valores,
principios, creencias y comportamientos que rigen la sociedad abierta, plural y
democrática. Y esa evolución se acrecentó en su constatación diaria de los tristes
resultados de los regímenes de fuerza, tanto los de derechas como los de izquierdas.
Su historia es, en muchos aspectos, extraordinaria. Mucho más su evolución, desde las
fantasías totalitarias hasta las modestas y sensatas lindes de la sociedad abierta y plural.
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La mayoría de sus contemporáneos nunca pudieron desatar los nudos ideológicos que
los ataban a modelos inhumanos y terribles. Él pudo. Y eso le hace una excepción.
Primeros años
Pablo Antonio Cuadra Cardenal nació el 4 de noviembre de 1912 en Managua, capital de
Nicaragua. Su padre, Carlos Cuadra Pasos fue destacado intelectual y hombre público:
jurista, canciller y diplomático; fundador, siendo canciller de la Academia Nicaragüense
de la Lengua en 1928. Su madre lo fue la señora Merceditas Cardenal. En 1916, su
familia regresa a Granada, ciudad de fuerte raigambre hispana, al pie del volcán
Mombacho y situada en la ribera noroccidental del lago Cocibolca, voz náhuatl, o Lago
de Nicaragua, “mar dulce” como le llamaron los conquistadores, el segundo más grande
de América Latina.
En 1923, con apenas once años de edad, empieza a florecer su vocación literaria,
alimentada por la biblioteca y el ejemplo paternos.
En 1924 retorna desde París, Francia, a Granada el poeta Luis Alberto Cabrales. Allí
entró en contacto con las corrientes renovadoras de las letras: el dadaísmo, el
surrealismo, el cubismo, el futurismo, etc., y al retornar a Nicaragua llevó muestras y
noticias de aquella convulsión, en medio de un ambiente que practicaba un modernismo
ya esclerosado, ritualizado.
En fin, Rubén,
paisano inevitable, te saludo
con mi bombín,
que se comieron los ratones en
mil novecientos veinte y cinco.
Amén.
Coronel Urtecho y Dionisio Cuadra dirigen una revista: Criterio. Allí, siendo todavía
un colegial, empieza a publicar Pablo Antonio Cuadra sus poemas, varios de los cuales
luego conformarían su libro, por décadas inédito, “Canciones de pájaro y señora”
(1929-1931), adscritos a la nueva sensibilidad. José Emilio Balladares juzga que estos
poemas fueron “un contrapunto pertinente a la pomposidad y las sonoridades
excesivas de lo menos eximio de Rubén y de sus epígonos, llamando la atención de los
distraídos hacia la verdadera esencia de la poesía”.
El inicio de Vanguardia
Los poetas se reúnen en el campanario de una iglesia en su natal Granada. Allí leen y
comentan poemas, y reaccionan contra el modernismo, devenido caricatura exótica,
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En aquel escrito exponían un programa que incluía un Café de las Artes, que dirigiría
luego Coronel Urtecho, un teatrito, cuadernos vernáculos, antologías e informes. Y su
pretensión excedía la puramente literaria: se proponían incidir políticamente en el
presente y el futuro de Nicaragua, como, de hecho, sucedió.
Pablo Antonio empieza a publicar a partir del 14 de junio de 1931 en El Correo, diario
de Granada, junto a Octavio Rocha, un suplemento bisemanal, jueves y domingos,
dedicado a la nueva literatura, que llamó “Rincón de Vanguardia” y que, tras
suspenderlo, reaparece el 10 de abril de 1932 como “Vanguardia”. En esas páginas, el
28 de junio de 1931, Cuadra establece:
Jorge Luis Arellano puntualiza que estos jóvenes escritores se expresan con pasión y
entusiasmo:
En contra de la intervención norteamericana, con la que habían crecido.
A favor del ejército y la proeza del general Augusto César Sandino
Contra el “espíritu burgués y comercialista” que identifican con los
interventores
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En la intervención de 1912-25, para el año 1924 el U.S. Marine Corps había creado, por
indicación del Departamento de Estado, una fuerza subordinada local: la Constabularia,
“para que establezca el orden una vez que se retiren los infantes de marina
estadounidenses” (Carlos Solórzano). En 1928, la Constabularia daría origen a otra
institución, la Guardia Nacional, bajo el control del Cnel. Robert Y. Rhea (USMC),
fuerza punitiva local para funciones tanto de policía como de contrainsurgencia.
Cuando en 1927 se producen los Acuerdos de Tipitapa o “Pacto del Espino Negro”, árbol
bajo el que se negoció el acuerdo, para poner fin a la guerra civil en Nicaragua, y que
firma el general José María Moncada, líder de los liberales, uno de sus generales,
Augusto Nicolás Calderón Sandino, se niega a suscribir y aceptar el acuerdo, y decide
mantener la lucha hasta la salida de los norteamericanos y constituye el llamado
Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, el “pequeño ejército loco”.
Los poetas del Movimiento Vanguardista, que habían crecido durante los años de la
primera intervención (1912-1925), muestran expresas simpatías por Sandino y su proeza
y denuncian la intervención norteamericana. Simultáneamente, la reacción nacionalista
rechaza los valores, el sistema de gobierno, el sistema económico y la cultura
norteamericanos. La democracia liberal, el sistema de partidos, el capitalismo, todo es
rechazado por provenir de los odiados invasores. Así, Pablo Antonio Cuadra en su
poema “Intervención” se burla:
El maurrasianismo juvenil
Influidos, quién lo duda, por los sacerdotes jesuitas del colegio Centroamérica, en plena
adolescencia y todavía cursando el colegio, Cuadra y sus amigos desarrollan un
entusiasmo por España y sus antiguas glorias, que es evidencia de la frustración que
experimentan frente a la intervención norteamericana y el desorden impuestos por
caciques y caudillos locales, levantiscos y venales. Frente al modelo político
norteamericano proponen la vuelta al imperio español. Caen bajo la seducción de
Maurras a través de su epígono español, Ramiro de Maetzu, al que escriben llenos de
entusiasmo juvenil. Se hacen pro monárquicos y pro fascistas.
Eugenio Vegas Latapie escribe en sus “Memorias políticas” una muestra de ese
entusiasmo juvenil: “Un día recibí en Acción Española un sobre procedente de
Nicaragua, patria del inmortal Rubén, con algunos recortes de periódico enviados por
un corresponsal para mí desconocido: Pablo Antonio Cuadra. Leí con atención los
artículos y decidí, sobre la marcha, incluir dos de ellos en el número de la revista que
estaba preparando. Uno era del propio Cuadra y otro la reproducción de un discurso
de José Coronel Urtecho.”
El pensamiento del joven poeta y sus amigos es influido por el falangismo español y el
fascismo italiano, que deploran y desacreditan la tolerancia liberal, la sociedad abierta y
plural, y proponen Estados corporativos con gobiernos autoritarios y líderes absolutos.
Al igual que sus referencias peninsulares: Maetzu y demás pro monárquicos de Acción
Española, contraparte hispana de la Acción Francesa de Maurras, proclaman el
autoritarismo, el menosprecio a los valores e instituciones de la sociedad abierta y la
declarada nostalgia del imperio perdido, sublimizado y mitificado, junto a la aspiración
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de un líder mesiánico que encarne el ideal platónico del gobierno de los mejores,
conforman la ideología dominante en este grupo.
En una carta de 1935 a José María Pemán, Cuadra emocionado declara: “Nuestro
nacionalismo aspira a recobrar la tradición nacional, la cual, lógicamente, nos llevará
a la tradición imperial de la unión centroamericana sólo factible y posible dentro de
los cauces de la Hispanidad.”
Debo a una mente preclara, al venezolano Carlos Rangel, el más brillante ensayista
político latinoamericano que he leído, y a un libro fundamental: “Del buen salvaje al
buen revolucionario”, que fue entusiastamente prologado por un pensador de la
talla de Jean Francois Revel, la mejor explicación que conozco para entender los
desatinos que nuestro atraso y nuestro rechazo a la sociedad liberal que los
norteamericanos querían imponernos, nos llevó a cometer.
Incluso una mente preclara como la de José Martí cae en inventarse una supuesta
superioridad espiritual de los hispanoamericanos sobre la pragmática sociedad
norteamericana, cuyo desarrollo industrial, cuyo empuje económico y político, cuya
efervescencia, nos sorprendía y desafiaba (es la función de la ideología: disfrazarnos la
realidad). Pretendimos establecer nuestros propios términos de comparación. Y de allí
nació aquel “Ariel” del uruguayo José Enrique Rodó, que verbalizó nuestro rechazo al
modelo económico, político y social norteamericano y nos brindó el falso caramelo de la
“superioridad espiritual” de nuestros pueblos y sociedades en comparación con la
norteamericana. La política expansionista de Theodore Roosevelt y su aplicación del
Big Stick (Gran Garrote), continuada por los presidentes norteamericanos posteriores
y que sólo la Gran Depresión del 1930 pudo romper (irónicamente, bajo el liderazgo de
un pariente de Theodore, Franklin Delano Roosevelt), produjo en nuestros pueblos no
sólo un rechazo al imperialismo y a la abusiva política de fuerza de los gobiernos
norteamericanos de entonces, sino a toda el modelo social, económico y político,
rechazado en bloque.
Poemas nicaragüenses
Para fines de 1933, Cuadra viaja a América del Sur acompañando a su padre que asistía
como delegado nicaragüense a la Conferencia Panamericana en Montevideo, Uruguay.
Consigo carga los manuscritos de sus poemas escritos entre 1930 y 1933.
De ese primer libro impreso y segundo producido, escribió Pablo Antonio: “Poetas
amigos de Chile me precipitaron bondadosamente a publicar los originales que llevaba
para leer en mi primer viaje por América del Sur.” El libro suscitó comentarios
formales de autores como la uruguaya Juana de Ibarbourou y el salvadoreño Salarrué.
Se decidió escoger un líder militar local. Y la elección cayó en Anastasio Somoza García,
Tacho.
Tacho Somoza, que no terminó sus estudios primarios, había estudiado Comercio,
enviado por su padre, modesto hacendado, en el Pierce Commercial College de
Filadelfia, período en que por igual aprendió el idioma inglés. Retornó a Nicaragua sin
concluir sus estudios. Durante la revolución chamorrista de 1926 participa y se
autoabroga el título de general.
Roosevelt solía decir tanto de Rafael Trujillo como de Anastasio Somoza, con sorna: “He
is a son of a bitch, but he is our son of a bitch”. Él sabía de lo que hablaba. Tal vez debió
autoaplicarse a sí mismo y muchos de sus colaboradores igual expresión. Si aquellos
eran los hijos, ¿quién era the bitch? ¿Estados Unidos?
Los promotores de esta iniciativa fueron, entre otros, Diego Manuel Chamorro, Diego
Manuel Sequeira, Pablo Antonio Cuadra, Joaquín Cuadra Zavala, José Coronel Urtecho
y Luis Alberto Cabrales.
Muerto Sandino, los “camisas azules” ven en Somoza al líder fuerte, autoritario, que
aspiran. Incluso quieren remedar una “marcha sobre Roma” mussoliniana. Alborotan y
llegan a promover la consigna “Somoza Forever”.
En 1935, Pablo Antonio y su primo José Coronel Urtecho, dirigen el periódico “La
Reacción”, órgano de un efímero movimiento político que integró a exvanguardistas.
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Ese mismo año, 1935, Pablo Antonio Cuadra contrae matrimonio con la joven Adilia
Bendaña Ramírez, su compañera de por vida. Con ella procrearía con el correr del
tiempo cinco hijos.
En 1936 Acción Española publica en España “Hacia la cruz del sur. Manual del
navegante hispano”, textos de Cuadra surgidos a raíz de su viaje a América del Sur.
Anastasio Somoza García, alias Tacho, desde su posición de jefe de la guardia pretoriana
impuesta por los invasores y que él, al igual que hizo Trujillo acá, en Rep. Dominicana,
torció para que sirviera a sus fines personalistas, inició una serie de acciones populistas
que le granjearon simpatías en la población, oportunamente asesorado. El historiador
Aldo Díaz Lacayo cita una declaración del doctor Crisanto Sacasa: “Somoza se impone
porque así lo quiere el pueblo entero de Nicaragua: vean ustedes, vengo de León y allí
encontré que mi padre, mis hermanos y demás familiares son todos somocistas, hasta
los sirvientes de la casa. En Granada, hasta los conservadores en su mayoría
simpatizan con Somoza, lo mismo que en los otros Departamentos. Veo y palpo que así
es la cosa, y creo que nos debemos tragar la píldora del somocismo y buscar la
manera de que sea legal, pues de lo contrario, Tacho (Anastasio) será presidente el
primero de Enero de 1937, con formalismos legales o sin ellos” (citado por Adolfo
Miranda Sáenz: Polémico testimonio).
En mayo de 1936, Tacho Somoza encabeza una sublevación con el tío de su esposa, el
presidente Sacasa. Impotente, Sacasa dimite y Somoza impone su candidatura. Asume
la presidencia formal el 1ro. de enero de 1937.
Tacho Somoza tenía en su despacho, según cuenta Knut Walter (The regime of
Anastasio Somoza), fotos de los caudillos nicaragüenses Zelaya, Moncada y del líder
fascista italiano Mussolini, el Duce (Tras la entrada de EE.UU. en la Segunda Guerra
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Cuadra mantiene contactos con sus amigos del bando autodenominado “nacionalista”
en la guerra civil española y en una arenga por radio declara: “Somos fascistas”. En 1939
el gobierno fascista italiano le invita a visitar Italia. Aprovechará para también visitar
España, tras el triunfo del bando liderado por Francisco Franco. Sus amigos le despiden
“brazo en alto”, el saludo fascista y falangista. Cuadra visita Italia y España. Su idea en
Italia era visitar en Roma al Duce y “a nuestro amado príncipe D. Juan”. Además, hacer
en el Aventino el “contrajuramento bolivariano para la reconstrucción de nuestro
Imperio”, como escribió en una carta a E. Vegas Latapié.
recobrar lo perdido,
devolver a la Patria su sentido;
darle su eterna ley
su aliento puro,
vivir para las Españas del futuro
morir por Cristo nuestro Rey?
Sí juro.
Si así lo hiciéreis, Dios os pague en su Gloria,
y el Imperio os lo deba en su Victoria.”
Ese año dirige la publicación semanal “Los Lunes”, del periódico La Prensa,
propiedad de sus parientes, la familia Chamorro.
De 1942 a 1946 reside en México. Allí su primo, Ernesto Cardenal, se aloja como
huésped en la residencia de Cuadra, dado el cierre por la dictadura de Somoza de la
Universidad de Managua, en que estudiaba. Mientras Pablo Antonio trabaja en una
editorial y ejerce otras actividades, Cardenal estudia filosofía y letras en la Universidad
Nacional Autónoma de México, UNAM.
Publica el libro de ensayos “Entre la cruz y la espada”. En ese mismo año sale el
último número de la revista Taller San Lucas. Tras la Segunda Guerra Mundial y la
derrota del fascismo experimenta una crisis espiritual. Ese sacudimiento le aleja
definitivamente de la ideología y cosmovisión fascistas. Se produce una poderosa
conversión en términos emocionales y espirituales al catolicismo y una asunción de los
valores cristianos.
En 1956 en León, el poeta Rigoberto López Pérez se cuela en una fiesta en La Casa del
Obrero en honor de Tacho Somoza y lo tirotea. Trasladan a Tacho de emergencia a una
clínica de Panamá, donde fallece. Tras la muerte del dictador, por orden del hijo de
Tacho y nuevo hombre fuerte, Luis Somoza Debayle, apresan a Pablo Antonio Cuadra
por trabajar en el diario de la oposición. En la cárcel presencia las torturas y maltratos a
que son sometidos los detenidos.
El hijo bastardo de todos, al que había ayudado a alcanzar el poder y contra el que casi
de inmediato reaccionó, recibió justicia poética.
El pez y la serpiente
Para 1957, PAC publica su obra de teatro “Por los caminos van los campesinos”.
Su primo, el poeta Ernesto Cardenal, ingresa en el monasterio trapense Our Lady of
Getsemaní, en Kentucky, Estados Unidos. Allí se relaciona, y por su vía relaciona a
Pablo Antonio Cuadra, con una amistad que a ambos les enriquecerá poderosamente, la
del poeta y sacerdote norteamericano Thomas Merton, maestro de novicios en la trapa.
Con Merton mantendrá un copioso intercambio epistolar.
tiranías y las compulsiones bajo las cuales vivimos en estos días son una afrenta moral
para el hombre, la imagen de Dios. Y se está volviendo cada vez más claro que nuestra
obligación moral fundamental es resistir la complicidad y la sumisión a cualquier
poder abusivo, ya sea físico, moral o espiritual. Y esto es complicado y peligroso a la
vez.”
En 1961 funda la revista y la editorial “El pez y la serpiente”, la que dirige por más de
cuarenta años. Ese mismo año se integra a la Junta Directiva que establece la primera
universidad privada de Centroamérica, la Universidad Católica de Managua, de la cual
será Decano de la Facultad de Humanidades y director de su Departamento de
Extensión Cultural.
En 1964, y desde ese año hasta su muerte en el 2002, asume la dirección de la Academia
Nicaragüense de la Lengua, institución a la que había ingresado en 1945. El escritor
Julio Ycaza Tigerino fue el secretario de la institución durante dicho período.
Ese año, 1964, inicia en “La Prensa” su columna “Escritos a máquina”. Ediciones
Cultura Hispánica, en Madrid, publica “Poesía” (selección 1929-1962). En 1965 el
Instituto de Cultura Hispánica le galardona con el premio Rubén Darío.
En 1967 publica tal vez el más importante de sus libros de ensayos: “El
nicaragüense”, una reflexión sobre la gente de su país, honda y perspicaz.
Para 1976 publica, editado por El Pez y la Serpiente, en Managua, su poemario “Esos
rostros que asoman en la multitud”. También ese mismo año publica su libro de
ensayos “Otro rapto de Europa”.
Durante todos esos años, desde 1954, va reformando poderosamente sus creencias,
valores y criterios políticos, incorporando aquellos liberales, los que favorecen
regímenes democráticos, abiertos, plurales, que respetan las normas legales, se ajustan a
poderes que poseen contrapeso y límites establecidos, que acuerdan y aplican derechos
ciudadanos y civiles, promueven la alternabilidad, las libertades públicas y el derecho a
la crítica y al debate abierto de las ideas, todo lo contrario de sus ideas juveniles. Eso le
convirtió en una persona con autoridad moral en su comunidad, que se granjeó el
aprecio y respeto de sus conciudadanos.
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La efervescencia neototalitaria
La tiranía de Tachito Somoza Debayle, que había sustituido en el poder a su hermano
Luis, tras su muerte por infarto en 1967, hacía agua. Una rebelión de la juventud y el
pueblo nicaragüense, hastiado de un gobierno inepto, inmoral, corrupto y mediocre, era
reprimida cruentamente por la dictadura. Pero los tiempos habían cambiado.
En los Estados Unidos, la presidencia de Jimmy Carter abogaba tomaba distancia de los
regímenes de fuerza y promovía la vigencia de los derechos humanos. Las simpatías
hacia la lucha de los nicaragüenses se acrecentaba.
En 1978, Tachito Somoza ordena la muerte del periodista Pedro Joaquín Chamorro
Cardenal, director del diario “La Prensa”. Pablo Antonio Cuadra asume, en ese tiempo
luctuoso, la dirección del principal medio discrepante. Se involucra en el apoyo a las
fuerzas contestatarias sandinistas.
En 1998, siendo su nieto Pedro Xavier Solís Cuadra subdirector ejecutivo de “La
Prensa”, la familia Chamorro, propietaria, le sugirió a Solís presentar su renuncia.
Cuando su nieto le visita y le informa el caso, Pablo Antonio, que fungía como director,
se indigna pues ignoraba el caso. Se reúne con los Chamorro y se produce un fuerte
altercado que da origen a que abandone el diario junto a su nieto.
En el año 2000 fue declarado Ciudadano del Siglo. Y en febrero del 2001 le es otorgado
el Doctorado Honoris Causa, por la Universidad Americana, UAM. Fue el último acto
público al que asistió, pues venía con una salud muy quebrantada.
Y para el escritor e historiador Jorge Eduardo Arellano, Pablo Antonio Cuadra reúne las
características del verdadero intelectual, porque “integró el concepto de intelectual por
antonomasia, lo encarnó totalmente, porque opinaba con autoridad moral. Diría que
es el intelectual del siglo XX, y eso lo manifestó en sus escritos”.
Su vida, en muchos aspectos, reflejó los excesos, las fantasías y delirios, los arrebatos
que obnubilaron el juicio de muchos escritores e intelectuales latinoamericanos,
atrapados en la seducción totalitaria, sea fascista, como en su caso, o estalinista, como
en el de muchos otros. Eso no le impidió producir una obra ejemplar y extraordinaria.
El cacao
A Juan Aburto
y dulce.
Linneo lo llama “Theobroma”: manjar de dioses.
Oviedo, el Cronista, lo encuentra: “precioso y sano”
“E dicen los indios que bebido el cacao en ayunas, no hay
víbora o serpiente que los pique”.
Pero Benzoni, el italiano, lo rechaza: “más bien parece
un brabaje para perros más que para hombres”.
Colón encuentra en su ruta una gran canoa con indios
transportando cacao.
Los lejanos caciques del Caribe trocaban oro y jade por
almendras.
Ana de Austria lleva en sus bodas a la Corte de Francia
la fragante bebida.
Y el Doctor Juan de Cárdenas –médico de Virreyes-
descubre que es bebida contradictoria:
- “Fría, seca, terrestre y
melancólica, como también aérea, blanda, lenitiva y
amorosa”
Por eso Madame de Segviné, moviéndose como una gaviota
en su salón bebe en la fina taza de porcelana y
sentencia:
“Esta bebida actúa según los deseos de quien la
toma”.
Y el reverendo Bruce en Londres, sorbe puritano un trago
de chocolate y opina:
- “Es un enardecedor romántico más peligroso que
una novela.”
No es con vino sino con tiste que brinda el Güegüence.
Ahora somos materia prima. Los precios del Cacao en las
pizarras de la bolsa de Wall Street.
Y Ezra, en su canto: “Con usura el campesino no consume
su propio grano.”
El cacique don Francisco Nacatime dijo a su hijo:
- “¿Quieres ser rico? - Siembra tu palito de cacao.”
Pero murió pobre. El árbol
juega con sus hojas alternas (ovaladas y grandes),
luego de cubre, como de estrellas, de inflorescencias
laterales (miles de pequeñas flores rojizas o amarillas).
Y las flores caen y sólo de unas pocas nacen sus “grandes
marzorcas
verdes o alumbradas de roxo”
26
Cacao:
Dólar
vegetal.
29
Nonantzin
Amada, si yo muriera,
entiérrame en la cocina
bajo el fogón.
Al palmotear la tortilla
me llamará a su manera
tu corazón.
(Traducido de Netzahualcoyolt)
República de poetas
Mi bandera pretende,
como el cielo,
unir el azul y el blanco.
Epitafio de un poeta
Yo canté las cosas naturales
en el momento en que las cosas naturales se extinguían.
Amé la tierra y las cosas de la tierra
cuando la tierra y las cosas de la tierra
eran destruidas por el hombre.
Mi poesía cabalgó hacia el campo huyendo de la ciudad
cuando la gente del campo abandonaba el campo
y se venía a la ciudad.
El canto no se escuchaba en la ciudad
porque la ciudad estaba llena de ruido
pero mi canto no se escuchó tampoco en el campo
porque el campo estaba lleno de soledad.
He abandonado la prosa y me he ido en busca de la poesía
cuando la poesía abandonaba la poesía
y se entregaba en manos de la prosa.
El poeta siempre llega donde nadie lo recibe
y así vive hasta que llega a la muerte;
solo entonces, cuando la muerte tampoco lo recibe,
es cuando todos reciben su canto.
Pedro Urdemales
El rancho abandonado,
la milpa sola, el frijolar quemado.
El pájaro volando
sobre la espiga muda
y el corazón llorando
su lágrima desnuda.
De dos en dos,
de diez en diez,
de cien en cien,
de mil en mil,
descalzos van los campesinos
con la chamarra y el fusil.
De dos en dos,
de diez en diez,
de cien en cien,
de mil en mil,
¡por los caminos van los campesinos
33
a la guerra civil!
La estrella vespertina
Vimos las llamas y levantar la noche
y ensangrentar las aguas como un sol ahogado.
-¡Es la isla de Inés!- gritaron los marinos
y tiré la red y puse mano al remo
hundiéndolo en las aguas rojas.
Gritos se alzaban de ribera a ribera
y aves despertadas de sus nidos
giraban como cenizas.
¡Ya era tarde! Como una Y griega
escarlata escrita sobre mi sueño
la vi desnuda correr
y hundirse entre las olas.
Hablo de Inés.
Siempre hablo de Inés
cuando la triste y vesperal estrella
baja a las ondas
y su desnudo ardor baña en las aguas.
Tigre muerto
Sueña el cadáver del jaguar su última rapiña
y en el pequeño cielo frío y azul
que guarda su pupila
zopilotes insomnes cierran círculos negros
sobre el esqueleto de vaca de la luna.
Anote
el poderoso esta ley del maestro
cuando legisle para el débil.
Escuche
este adagio del alfarero la muchacha
cuando mis labios se acerquen.
35
El nacimiento de Cifar
Hay una isla en el playón
pequeña
como la mano de un dios indígena.
Ofrece frutas rojas
a los pájaros
y al náufrago
la dulce sombra de un árbol.
Allí nació Cifar, el navegante
cuando a su madre
se le llegó su fecha, solitaria
remando a Zapatera.
Metió el bote en el remanso
38
Escrito en un árbol
De la verdad de la leyenda
doy ahora fe.
Nunca el corazón
dio frutos tan numerosos!
Tomasito, el cuque
--¿En qué lancha las llevaron?
¡Contesta, Tomás, contesta!
--¿Desde cuál isla zarparon?
¡Jodido, Tomás, contesta!
--¿A quiénes las entregaron?
¡Hijo de puta, Tomás!
--¿Quiénes llevaron las armas?
39
Juana Fonseca
Rogad a Dios
por el eterno descanso
del alma
de Juana Fonseca
Sus hijos:
Emérita, Fidelina, Juan Ramón,
Justo Pastor, Camila y Pedro
están aquí
de negro.
Doblan las campanas y Emérita solloza.
Emérita
fue la última en acostarse.
y Emérita se reía;
pero ahora lloraba.
"Apartaos de mí todos
los que obráis en la maldad
porque ha oído el Señor la voz de mi llanto.
Señor, Dios mío, en Ti he esperado;
sálvame de mis perseguidores y líbrame."
Juana Fonseca,
te recuerdo
bajo la lámpara y vos de pronto llegando,
demudada:
¡Emérita, si supieras
qué pedazo de mundo,
qué territorio vasto y dulcísimo
está cediendo al golpe
de esas campanas!
El maestro de Tarca
Dijo el maestro
de Tarca:
Coge la cigarra
del ala
Al menos
llevas en la mano
el canto.
43
El niño
El niño
que yo fui
no ha muerto
queda
en el pecho
toma el corazón
como suyo
y navega dentro
lo oigo cruzar
mis noches
o sus viejos
mares de llanto
remolcándome
al sueño.
Abuelo, en la noche
Esta es la casa que he perdido
habito en ella en sueños
y no quisiera hablar de ella después que todo
[ha sido consumado.
Exilios
Dedicado a Stefan Baciú
El testamento
Llegó la abuela
con su pausado balanceo de navío.
Cuando ella entraba
la Historia con un fru-fru de páginas innumerables en el ruido
de sus enaguas.
y nunca despertó.
El panamá
A Gloria Guardia
En el clan de los Sterculia este hermano mayor del Cacao y del árbol
/ de Cola,
este gigantesco pariente del Castaño australiano de tronco en forma
/ de botella,
y del venerado Parasol chino, bajo el cual soñó Tu Fu su extraño sueño
/ sobre Li Po,
prefirió entre nosotros el suelo calizo y arenoso
y la vecindad y el ruido de las aguas dulces.
Aquí creció fortificando su tronco con jambas o contrafuertes
que avanzan contra el viento como el pie de los faraones colosales de Luxor.
Autosoneto
Llaman poeta al hombre que ha cumplido.
Llevo mundo en mis pies ultravagantes.
Un pájaro en mis venas. Y al oído
Un ángel de consejos inquietantes.
Albarda
Soy mi memoria.
Piel errante,
subsistiendo entre mi último balido
Y mi eterna obligación de partir.
Yo
Dona Albarda
Mariposa inválida de mi forma
sobreviviendo al sueño y al tropel.
50
Toro en mi torso
-con mis cuernos en vacío
como una antigua furia que se cubre de olvido.
Novillo en mi piel
-deseo limítrofe en mis cascos perdidos
como un antiguo cansando que no llega al recuerdo.
Buey en mi cuero
-testículos arrancados a la sucesión
conjugando solteramente mi amor con la carreta
como una vieja madera conyugal quemada por el viento.
Yo
Doña Albarda
Vaca en mi soledad y piel
-con mis fervientes ubres excluidas de la sed
con el candor de mis pupilas hundidas bajo los ríos
con mi antigua maternidad creciendo bajo los árboles.
Yo
con mi linaje
con mi bandera de muertos
repitiendo el deseo de horironte
caminando
eternamente sonando el tambor de mi piel
como la luna.
Caminando sobre la llanura estúpida y fangosa
caminando
sobre la abierta senda pisoteada
caminando
bajo la lluvia torrendal y lacrimosa
caminando
bajo la garúa susurrante
caminando
bajo el sol insolente y fogonero
caminando
entre la música metal de los lecheros
caminando
tras de la tarde herida bajo el ala
caminando
tras de la noche
caminando
tras de la muerte,
de nuevo caminando…
51
Camino
Pasa un hombre cuyo nombre se olvida,
repicando la tierra dilatada con un trotecito
lento. El sol tirante y brutal reverbera sobre la meada
de una bestia desconocida.
-¿Cuánto tardaremos?
-Poco, patroncito ...
y el silencio, arrastrando sus caites, como una brisa anciana,
se me acerca al oído.
(Junto al camino, llena de sueño, una sombra humilde se echa al
pie de un árbol florecido.)
Así es la tarde.
Dobla la senda sin ruido
hasta inquietar a la pupila la lejanía de la sabana.
-Ahí nomasito queda, patrón: doblando aquel cerrito,
como quien va a la montaña.
Así será su voz y siempre así su extraña
medida, aunque el cerrito azul se nos ofrezca tal vez hasta mañana.
No hay prisa en caminar. .. El camino
diluye sus formas en la tarde serrana
y se desnuda de luces un aire crepuscular y felino.
Arboles en lontananza y aves nocturnas sin canto
rompen las primeras quietudes del cielo. Mientras tanto
él se persigna como dibujando una flor, y dice: -Aquí mataron
a Juan Hernández, el concierto de San Julián,
y yo pregunto:
-Faltarán tres horas?
-Puede, patrón.
Pero. .. ¿dónde vagarán
las horas? Ya la distancia pierde su medida en la distancia
y con la luna el cielo tiene una tierna mirada azul como la infancia,
¡oh!, tú lo sabes, como la infancia.
52
El Ángel
De pie, con su estatura de recuerdo,
limpio, como agua erguida a contraluz,
el enamorado de la mendicidad
construye mi biografía.
Amo este ser incansable que me hiere a silencios.
Mas, día y noche, como un perro macilento,
giro alrededor de mi paraíso
donde dejé mi nostalgia
ahora dulcemente mortal.
¡ Si su espada, incandescente de memoria,
durmiera como mi sangre en sus noches!
Pero aquí estás
como álamo empecinado en tu exactitud,
poniendo tu ala lenta, casi fluvial,
sobre mi hombro,
sobre este lugar de carne deliberante y libertaria,
palpando si hay cruz,
si hay al menos un vago dolor cirineo,
y vuelves tu rostro,
tu faz poderosa, como una dalia con la fuerza
intolerable del roble,
como una estrella, con la ira amotinada y luminosa
del relámpago.
huesos
y esqueletos de aves,
plumas calcinadas,
hedor
de muerte,
moribundos
pájaros marinos,
graznidos
de agonía,
trinos tristes
y alguna
trémula
osamenta
aún erguida
con el pico
abierto al viento.
Con débil brazo
moví los remos
y di la espalda
al cementerio
del canto.
El indio y el violín
Cuando Mondoy toca el violín
las nubes de diciembre se desmenuzan en plumas
y al Este cruzan seres celestes en bandos de Calandrias
de Paujiles de Jilgueros de Zorzales.
Mondoy cierra los ojos y ladea la cabeza como los ciegos
porque la música es una ceguera dulce
una laguna de aguas azules.
Por su escala
bajan la siete muchachas, las madrugadoras
a recoger en su red el lucero matutino
¿coletea entre los juncos en el agua orillera?
y Tonantzin lo toma de las agallas y lo ilumina el alba.
El aliento de Tonantzin es el país ilimitado
donde aletea el violín de Mondoy y gira
54
Riverside
Perros
olfatean nuestras huellas y ladran. Flota
lento el tiempo con su espalda mojada.
Miro nuestras estrellas también
desterradas.
La carreta que lleva a la madre de Darío
con dolores de parto hasta Metapa.
El camión que lleva a Sandino atado
desde el cuartel de la Guardia hasta el
lugar emboscado donde lo fusilan
La Patria que pensó la madre sintiendo
los dolores del amanecer
la Patria que pensó el guerrillero
sintiendo las angustias de la noche. Esta
es tu Patria
y también el polvo de ese bus lleno de
nicaragüenses que cruzaron el río
Pregúntales por qué olvidaron sus arpas
en las ramas de los sauces
los aduaneros nos cierran sus puertas
porque estamos contaminados por la
pobreza.
El río recibe exilios afluentes
Verbos tristes. Mexicanos. Lunas
marchitas. Y el tiempo en sus orillas
hiede. Todo río hiede. De turbia
aleonada crueldad
sus aguas en éxodo arrebatan
los dorados racimos de la noche
y pudren
56
(1988)
Mercader y navegante
salieron a navegar;
hoy en el viento del lago
Granada suspira por el mar.
Granada:
desleal con la sombra
asoleada.
Granada,
grande y sin nada.
En el Quinto Centenario
de su extinción
“Per tropo variar, natura é belle”
cita Oviedo a propósito del gozque
prudente de las Indias
que no ladraba
-igual que las Cigarras de Seripho
la isla
que son mudas
y que las ranas de Cirene
que no cantan Es también el indio inclinado al silencio
por dar posada mejor al pensamiento. Pero
llegaron gentes de climas excitados o locuaces
como algunos abuelos incansables
y amontonaron sonoras
voces en el alto
tono del español hablante
-voces sobre voces y el perrillo
invadido de palabras –triste
59
fuese perdiendo.
Pero
dejó en el alma del mestizo
un respetuoso silencio
que hizo de la Casa del Ser
su Templo
I
El hijo del domador odiaba a los leones
Entraba a la jaula
-como a la historia de su pueblo
lastimado por el fracaso de la mansedumbre.
Odiaba la excesiva potestad de la melena
heráldica y hedionda
y la zarpa con su sello
arbitrario
de uñas rampantes
en el mismísimo escudo de sus reyes.
Odiaba el miedo
-ese dominio
inestable
60
II
Así se conocieron.
El horóscopo la hacía inviolable
a las codiciosas miradas de las Ixcuinanes
-las cuatro diosas del amor-. Pero el prestigio
del Mar, ese muro de la casa de los astros
donde se cría el viento, hirió
su corazón.
61
III
En el principio
todos los caminos eran filosofía.
IV
Por la noche
al levantarse el primer viento
de la luna
unieron las riberas de dos mundos.
-Cavila, español, cavila-
dijo Ticay, la silenciaria:
Hemos juntado tales lejanías
que he perdido mis dioses.
Patria de tercera
al hormiguero
si algún día damos
la cara al mundo:
con los rasgos usuales de la Patria
¡un rostro enseñaremos!
El vaquero de Apompoa
TELÓN
Rodríguez
Vaquero
De Apompoa.
Esa noche
Venía de cantar
A Rosa Reyes
No quiso
Tomar. Guardó
Silencio
Y nos dormimos.
Cuando tocamos
Puerto nadie
Supo de él. Cayó
En la noche
Del agua. Eso
Dijeron.
Conocí después
A Rosa
Reyes. Era
hermosa y alunada
66
Cuando Telón
Canto su serenata
Ella dormía
Con Víctor
El de Tisma.
II
Fue en el Sur -bajo su cruz de plata incaica- bajando
[en el ascensor del Hotel Cryllón de Santiago
con mi flamante Ministro de Relaciones de barbas
[tenidas
que coincidimos con Chocano (Jose Santos) el que fue
[llamado poeta de América
y me saludó con mano rústica y de inmediato
me habló del “paisano inevitable”
y “del tropel de potros”, etc,. de su generoso preludio.
-No se recitaba un poema en los colegios de América
-dijo Octavio- que no fuera de este poeta que Darío
[avala como “el decir de todo un continente”,
pero arrepentido agrega: “Tal vez es desigual”.
Y Joaquín nos recuerda: Goldberg lo señala: “He is an
[Inca”.
Pero luego también repara y agrega: “He is a Viceroy”.
¡Ni virrey, ni inca! ¡Retórica!, dijo enconado Louis -el
[alcohol es dogmático-
70
III
Nuestro sueño del Sur se llamaba entonces Buenos
[Aires.
Todos viajamos a la invención de Buenos Aires.
Por eso no pocas veces confundo
mi invención de Buenos Aires con mi recuerdo de
[Buenos Aires.
Joaquín esa noche no conocía el decreto de su destino.
Sólo un viaje realizó y en el mástil de su barco ebrio se
[posaba el cuervo de Poe.
Se adelantó al naufragio correspondiente
y no pudo bajar de su sueño precoz al puerto del
[tango.
Yo llegue con Marcelo Sánchez Sorondo a la Calle
[Alsina
y estaban los poetas escuchando una conferencia del
[Doctor Pico.
Los poetas jóvenes que hacían joven entonces a la
[ciudad de Buenos Aires.
Francisco Luis Bernárdez que encontró la forma de
72
IV
En todos los países busque la poesía de mi generación
y encontré a los poetas sin insignias ni melenas
inaugurando la normalidad.
73
V
Fue en la casa de Juana de Ibarbourou en Montevideo
donde por primera vez leí mis Poemas nicaragüenses.
Los leí con miedo, bajo sus ojos.
Dentro de mi corazón hablan luchado dos musas
[irritadas:
la que sólo se da tendida en la caverna
y la que se entrega perseguida en la lontananza.
¿Era acaso posible esta lírica bigamia?
¿El delicado equilibrio entre la tímida musa
[provinciana
y la pretenciosa musa cosmopolita?
Fui leyendo a tientas, bajo los ojos de esa mujer
donde se daban cita los ojos de todo el Mediterráneo
(fenicias, griegas, egipcias, andaluzas
y la emigrante osadía de la mirada de la mujer del Sur)
y fui perdiendo el espanto a ser tomado por un “poeta
[nativo”.
¡Nunca se conocen los secretos asedios del poema!
pero vienen a mi memoria los rostros de Julio
Casal, de
[Sara Bolho, de Falcao Espalter, de Ernesto Pinto
atentos, quizá sorprendidos de esa intromisión
de la lejanía nicaragüense,
donde un joven jinete enamorado
-que había perdido la fe en Pegaso-
cruzaba sin alas la fatigada esperanza de su pueblo.
VI
Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, misa del Mar en La
smaar, raag, braam, toomb, aar.
Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, misa del Mar en La
75
Memorias / La Tribu
Las memorias son ficciones del ego,
mejor que sean poemas: invenciones
más puras.
PAC.
o si me hablaba de su resurrección.
Luego Mario nuestro experto en metáforas,
conoció a otro fulminante mensajero
que le arrebató a su linda hija
y tuvo fe para bendecir a Dios.
“Sólo yo sé lo que me cuesta” me dijo.
Pero el día que ella murió
los científicos descubrieron una nueva galaxia.
¡Ya vamos quedando pocos,
muy pocos poetas
aferrados al parpadeante “lucero puro
que brilla en la diadema de la muerte”.
Recuerdo una tarde lluviosa metida en lágrimas:
Azarías debía regresar a su Brujas de Flandes. Fue su
despedida.
Me señaló en la penumbra de la iglesia el rostro de la Señora
-el rostro más parecido al de Cristo-”
y me dijo: “Ella es la Madre del Verso”.
Fueron años negros. Stalin mataba
Hitler mataba
Somoza también mataba.
Las legiones marchaban triturando
el Antiguo y el Nuevo Testamento
Recuerdo a Gertrud Von le Fort tan pálida por el exilio
pero fuerte en su fe. -¡No he conocido
un genio de llama tan pura y luminosa como esta mujer
que me escribía con bella letra germana
llena de firmeza en su debilidad de “última en el cadalso”!
Fueron años negros.
Y fue en el oscuro fondo de su desesperanza
que Rouault pintó como quien abre una ventana entre la
Osa y las Pléyades
la Serena Faz. Fue la mirada de ese rostro
en el vitral de la noche
fue una naranja musical que arrojó a la calle, a mi paso,
Erik Satie
-como el salto de un gato angélico sobre un piano-
fue aquel poema que me leyó Alfonso Cortés” demente
con los ojos en éxtasis a la orilla de una ventana en una calle
leonesa
82
1985/1993
Las Colinas
Managua
El abuelo / Memoria
La calavera de
Arqueólogos desempolvan interrogaciones
junto a mis huesos.
Mayo ya no es vida
ni sus lluvias
recubren la risa de mi calavera.
¿En balde mi dolor?
89
Invención de la sirena
Una mujer en aguas dulces.
Una estrella mojada en el límite del mar.
Dejar que la sonrisa se desnude
de su traje de lágrimas.
Una mujer en el centro
de todas las navegaciones
y lo vientos. El oleaje
su poema
-versos de espuma- y alguna gaviota gira
arriba
coronándola
y alguna mariposa
que parpadea
un revuelo de sorprendidos amarillos.
Nuetros antepasados
no escucharon la voz de las aguas
en el vientre de la mujer.
Pero yo inventé un reino sumergido
cuya música esculpía en agua
el silencio del pez, líquido beso,
y el embeleso de su voz, líquido canto.
Paco Monejí
AHORA, desde la selva oscura, mi infancia es alta
como la montaña donde los héroes indiferentes
–"vestidos de aire"--
apartan las nubes con desdeñosos gestos de la mano.
Asciendo a la cumbre casi fatigado y reconozco
que era mucho más alto el mundo.
Los que transitan
el cosmos no llegarán donde nosotros
colocamos nuestros ojos: ninguna nave
a tres mil pájaros por hora
se acercará siquiera al país secreto
donde un niño lisiado
extraía al silencio
las cosas del misterio.
¡Paco Monejí
a menudo
un niño perdido
es hallado en el poema! Tus palomas
de barro
91
susurraban el secreto
del Katún antiguo. Y las risas
de los invisibles cuando bajaban
de las cándidas galaxias
en una piedrecita blanca…
Luego
te ladeaste hacia el astro
y salió entre llantos escasos
tu ataúd de cosmonauta.
Reposa
diocesillo!
¡Aún te miro
–en papel de la China, lejanísimo
como Buda y así de sutil--
elevando tu cometa!
Ah!
Mi paraíso
–mecido por el viento--
pende aún de tu mano
dulce patria
en un hilo!
Ars poética
Volver es necesario
a la fuente del canto:
encontrar la poesía de las cosas corrientes,
cantar para cualquiera
con el tono ordinario
que se usa en el amor,
que sonría entendida la Juana cocinera
o que llore abatida si es un verso de llanto
y que el canto no extrañe a la luz del comal;
que lo pueda en su trabajo decir el jornalero,
que lo cante el guitarrero
y luego lo repita el vaquero en el corral.
Debemos de cantar
como canta el gurrión al azahar:
92
Piolín
Una isla picoteada por las gallinas
Un pedazo de estrella- fue el país de Piolín
el niño de los gallos.
A la vela llega Magdaleno
vela de cuerpo ausente
el remo del niño y cuatro candelas
Piolín: Salvaste a la niña Rina
salvaste a Teo /mi hijo!
Tocan violines
Lloran alto las abuelas
y los pescadores con lámparas
buscan el cuerpecito
Entonces canta el gallo de Piolín:
¿Dónde estará?
La noche llena de gallos
¿Dón-de-es-taraaá ?
De isla en isla
los gallos preguntan por el niño
y con preguntas van haciendo el alba.
93
el marchar,
ella verbi gracia, verbi marcha
verbi corre
verbi anda
verbi danza.
El otro
En Managua, capital de los temblores
por pura casualidad nací.
Se equivocaron los ángeles pastores
y un niño campesino pusieron en vez de mí.
Yo venía equipado con la flor de la albahaca,
la piel de algún vaquero y un sueño de refresco
para nacer en un rancho, en un viejo tapesco
y beberme la inocencia de la leche de vaca.
Se equivocó mi abuelo, honrado comerciante,
se equivocó mi padre, hidalgo y pensador:
cuando lloré, lloraba buscando a Rocinante,
el caballito flaco de una aventura en flor.
Canto por eso ahora lo que lloré en mi cuna,
el corral que no hallaba en mi casa burguesa,
el arbolón del rodeo donde anida la luna
y la sabana inmensa que el camino atraviesa.
Canto la vida errante a lomo de caballo,
la muchacha que espera en la casa del estero
y la otra que saluda a mediados de Mayo
y la otra que se olvida a finales de Enero.
Canto el cielo abierto, sin cercos y sin dueño,
canto el canto libre que siembra cosas bellas,
canto al que laza desde su potro un sueño
y al pobre que tiene cien millones de estrellas.
Canto lo que no he sido
porque en mi canto lo fui:
al ganadero de todo lo perdido
y al campesino que llevo dentro de mí.
98
El hijo de septiembre
Yo pelié con don Gil en la primera
guerra nicaragüense. De muchacho era indio
y español y al unísono me herían.
Tengo el grito bilingüe en las dos fosas
porque me dieron flechas en el lado blanco
y balas
en mi dolor moreno.
Epigramas
I
sea mi canto
Ladrón de cantares
llamaron los indios
al indigente corazón
IV
Jenófanes reconoció
la voz de su amigo
en el perro que apaleaban.
Yo la reconocí
en el que me mordía.
VIII
La ceiba
Cuando vinieron nuestros progenitores
-“e viniéronse porque en aquella tierra
tenían amos, a quien servían,
e los tractaban mal”-
subieron al gran árbol el día en abre sus frutos
y soplaron sus semillas aéreas para trazar la ruta del éxodo.
Y unas semillas tomaron la ruta de las aves que se nutren de gusanos
y otras las de los pájaros chicos que vuelan en solidaridades y se
alimentan de granos
y otras tomaron la ruta de los buitres y quebrantahuesos que viven de
la carroña y desde su altura sólo ven la muerte
y otras tomaron la ruta de las águilas y cóndores, la más alta,
104
En el calor de agosto
Como las rondas de ángeles que Fra Angélico pintó junto al establo,
vi a los gráciles, gárrulos y excitados pájaros lacustres
danzar con ingenua alegría
alrededor del cadáver de la serpiente,
como si el Mal hubiera con su muerte terminado para siempre.
Mis cariátides
Tía Trinidad tenía un tacto de pétalo
afinado por el pasar incontable
de las cuentas del rosario
y era el verbo dar vestido de blanco
106
Obra
Poesía
"Poemas Nicaragüenses", Editorial Nascimento, Santiago 1934
"Canto Temporal", 1943
"Poemas Con Un Crepúsculo A Cuestas", 1949
"La Tierra Prometida", 1952
"El Jaguar Y La Luna", Editorial Artes Gráficas, Managua 1959
"Poesía (selección. 1929-1962)"Ediciones Cultura Hispánica, Madrid 1964
"Poesía Escogida", Editorial Universitaria, León 1968
"Tierra Que Habla", Editorial Universitaria Centroamericana, San José 1974
"Esos Rostros Que Asoman En La Multitud", Ediciones El Pez y la Serpiente,
Managua 1976
"Cantos De Cifar Y Del Mar Dulce", Ediciones de la Academia Nicaragüense de la
Lengua, Managua 1979
"Siete Árboles Contra El Atardecer", Ediciones de la Presidencia de la República,
Caracas 1980
"Obra Poética Completa" (7 vols.), Libro Libre, San José 1983-1989
Ensayo
"Hacia La Cruz Del Sur", 1936
"Promisión De México Y Otros Ensayos", 1945
"Entre La Cruz Y La Espada", 1946
"Torres de Dios", 1958, 1985
"El Nicaragüense", 1967
"Otro Rapto De Europa", 1976
"Aventura Literaria Del Mestizaje", 1987
Cuento
"Agosto", 1970, 1972
"Vuelva, Güegüense", 1970
"Cuentos Escogidos", 1999
Teatro
"Por Los Caminos Van Los Campesinos", 1957
"El coro y la máscara", 1991, que contiene tres piezas: "Death", "Johana Mostega"
y "Un Muerto Pregunta Por Julia"
Tomado de Wikipedia
112
Muestrario de Poesía
1. La eternidad y un día y otros poemas / Roberto Sosa 32. Nunca de ti, ciudad y otros poemas / Czeslaw Milosz
2. El verbo nos ampare y otros poemas / Hugo Lindo 33. El barco en llamas y otros poemas / Jaroslav Seifert
3. Canto de guerra de las cosas y otros poemas / Joaquín 34. Uno escribe en el viento y otros poemas / Gonzalo
Pasos Rojas
4. Habitante del milagro y otros poemas / Eduardo 35. El animal que llora y otros poemas / Antonio
Carranza Gamoneda
5. Propiedad del recuerdo y otros poemas / Franklin Mieses 36. Los andamios del mundo y otros poemas / Ledo Ivo
Burgos 37. Dominican Style y otros poemas / Alexis Gómez Rosa
6. Poesía vertical (selección) / Roberto Juarroz 38. Poesía francesa actual / Muestra de 40 autores
7. Para vivir mañana y otros poemas / Washington 39. Número equivocado y otros poemas / Wislawa
Delgado. Szymborska
8. Haikus / Matsuo Basho 40. Desde la república de la conciencia y otros poemas /
9. La última tarde en esta tierra y otros poemas / Mahmud Seamus Heaney
Darwish 41. La tierra giró para acercarnos y otros poemas /
10. Elegía sin nombre y otros poemas / Emilio Ballagas Eugenio Montejo
11. Carta del exiliado y otros poemas / Ezra Pound 42. Secreto de familia y otros poemas / Blanca Varela
12. Unidos por las manos y otros poemas / Carlos 43. Tal vez no era pensar y otros poemas / Idea Vilariño
Drummond de Andrade 44. Bajo la alta luz inmerso y otros poemas / Mariano
13. Oda a nadie y otros poemas / Hans Magnus Brull
Enzersberger 45. Las ocupaciones nocturnas / Jorge Enrique Adoum
14. Entender el rugido del tigre / Aimé Césaire 46. La gruta de las palabras y otros poemas / Vladimir
15. Poesía árabe / Antología de 16 poetas árabes Holan
contemporáneos 47. La vida nada más, la sola vida y otros poemas /
16. Voy a nombrar las cosas y otros poemas / Eliseo Diego Gastón Baquero
17. Muero de sed ante la fuente y otros poemas / Tom 48. El futuro empezó ayer / Luis Cardoza y Aragón
Raworth 49. Los errores necesarios y otros poemas / Joaquín
18. Estoy de pie en un sueño y otros poemas / Ana Istarú Giannuzzi
19. Señal de identidad y otros poemas / Norberto James 50. Jardín de Piedra / Fernando Ruiz Granados
Rawlings 51. Hablar desde la inseguridad / Rafael Cadenas
20. Puedo sentirla viniendo de lejos / Derek Walcott 52. El hombre acorralado y otros poemas / Luis Alfredo
21. Epístola a los poetas que vendrán / Manuel Scorza Torres
22. Antología de Spoon River / Edgar Lee Masters 53. Territorios Extraños /José Acosta
23. Beso para la Mujer de Lot y otros poemas / Carlos 54. Cuadernos de Voronezh / Osip Mandelstam
Martínez Rivas 55. La traición de los sueños / Francisco de Asís
24. Antología esencial / Joseph Brodsky Fernández
25. El hombre al margen y otros poemas / Heberto Padilla 56. Quemaremos los días por venir / Radhamés Reyes-
26. Réquiem y otros poemas / Ana Ajmátova Vásquez
27. La novia mecánica y otros poemas / Jerome 57. Sobre toda palabra / Rafael Guillén
Rothenberg 58. Días de Carne / César Sánchez Beras
28. La lengua de las cosas y otros poemas / José Emilio 59. Bajo la noche enemiga y otros poemas / Ulises
Pacheco Varsovia
29. La tierra baldía y otros poemas / T.S. Eliot 60. La imperfección es la cima / Yves Bonnefoy
30. El adivinador de hojas y otros poemas / Odysseas 61. Voluntad de la luz / Luis Armenta Malpica
Elytis 62. Ciudad en llamas y otros poemas / Oscar Hahn
31. Las ventajas de aprender y otros poemas / Kenneth 63. Iniciación final / José Alejandro Peña
Rexroth 64. Gente desarraigada y otros poemas / Cesare Pavese
65. La luz interrumpida y otros poemas / Luis Rosales
66. Una raya larga y roja en el polvo de la historia / Pablo
Antonio Cuadra
113
Colección
Muestrario de
Poesía
2010