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Una

Evangelización
Perfectamente
Inculturada
Introducción

Los Mexicas
Dioses y políticos - Políticos y dioses
Lesa Majestad divina
Dos Mundos en Choque
Apocalipsis
El Trauma Indio de la Conquista
Aqui se Cuenta...El Gran Acontecimiento
Responsabilidades contradictorias
E l Gran Acontecimiento
Entrevista con Zumárraga
Segunda Entrevista Con Zumárraga
Las Flores
Cuarta Aparición: La Imagen en la Tilma
Inicio del Culto
Comentario
• Los Mexicas
Los Mexicas, Tenochcas o Aztecas era una de tantas tribus, pobre y débil cuando llegó, la última
de todas y después de un peregrinar de 208 años, al Valle de México, ya del todo ocupado por
otras, pero a la que la singularizaba una convicción interna indeleble, nada menos que la de ser el
"Pueblo del Sol", lo que les dió una fuerza fuera de toda proporción con su insignificancia -Cosa
exactamente igual a lo que habría de pasar a la llegada de los Españoles, que también se creían
enviados de Dios- fuerza tan indomable que en apenas siglo y medio llegaron a convertirse en
dueños del Anáhuac, pero que sería la misma que habría de paralizarlos antes los españoles.
Esa fuerza y esa debilidad, esa grandeza y esa miseria, fueron siempre la absoluta entrega con
que vivieron su religión, sin la cual no los entenderíamos. Esta era una mezcla, aun no muy
homogénea, de la agrícola de los pueblos sedentarios con los que se mezclaron a su llegada y de
la suya propia, típica de nómadas cazadores, de cuño astral[18]. Su religiosidad era abrumadora,
mayor -si cabe- que la de todos los demás sus religiosísimos coterráneos: "Puédese afirmar por
verdad infalible -asegura Mendieta- que en el mundo no se ha descubierto nación o
generación de gente más dispuesta y aparejada para salvar sus ánimas (siendo ayudados
para ello), que los indios de esta Nueva España."[19], y Sahagún no se queda atrás: "En lo
que toca a religión y cultura de sus dioses no creo que ha habido en el mundo idólatras tan
reverenciadores de sus dioses, ni tan a su costa, como estos de esta Nueva España; ni los
judíos, ni ninguna otra nación tuvo yugo tan pesado y de tantas ceremonias como le han
tomado estos naturales por espacio de muchos años.."[20].

Nunca se preocuparon por formularse una sistemación teológica muy coherente, y tanto menos en
que pudiera parecerlo a ojos españoles: "diferentemente relataban diversos desatinos, fábulas
y ficciones"[21], pero todos sus mitos coincidían en asignar al hombre un lugar nobilísimo en
cuanto a su origen y a su situación ante sus dioses, ya que había nacido por su interés y de su
sacrificio, y era su colaborador en el sustento el orden cósmico, tarea a la que se entregaron con
arrolladora totalidad, pero que vino a resultarles espada de dos filos, pues, mientras se
desenvolvió en un contexto cultural propicio, les confirió una fuerza irresistible, misma que se
metamorfoseó en paralizante maleficio cuando hubo de enfrentarse a otra: la de los españoles, no
menos religiosa ni menos totalizante, pero que veía al mundo a su completo revés.

• Huesos preciosos y sangre divina


Simplificando mucho tradiciones muy variadas y complejas, podríamos decir que, según las
creencias de los pueblos que los habían precedido y que ellos adoptaron, todo el Anáhuac
pertenecía a Quetzalcóatl, un rey mítico divinizado a quien ellos referían todo lo bueno de su
cultura. El había inaugurado una edad de oro, hasta que un dios rival, Tezcatlipoca, había
conseguido embriagarlo y hacerlo pecar. Lleno de vergüenza, se había arrojado a una hoguera
para purificarse, pero, no contento con eso, se había autoexilado después, aunque prometiendo
volver a reasumir la soberanía de sus tierras cuando lo considerase oportuno. Su retirada, pues,
había creado un "vacío de poder" que aprovecharon los mexicas, medio identificando a su dios
tribal Huitzilipochtli con Tezcatlipoca, para justificar así instalarse ellos como dueños, si bien con
la amarga certeza de que tendrían que ceder ese dominio tan pronto como regresase su
indiscutido titular legítimo: Quetzalcóatl.
También, para ellos, este mundo no era el primero, sino el quinto, luego de otros cuatro anteriores,
terminados en desastre por incuria de sus habitantes. Este quinto comenzó a existir cuando el Sol,
ayudado y comisionado por los demás dioses, había creado a los hombres, lo que no le había sido
nada fácil, pues para ello hubo de sustraerle "huesos preciosos" al Señor del Inframundo:
Mictlantecutli, mismo que hizo polvo a amasó con su propia sangre. El, a su vez, había nacido
hijo virginal de la Tierra: Coatlícue, quien ya había tenido antes muchos otros con su esposo el
Cielo: Ilhuícatl, que eran la Luna: Coyolxauhqui, y las Estrellas: Tzenzontlatoa. Estos se habían
indignado tanto al notar en embarazo de su madre, que, queriendo vengar la afrenta inflingida a su
padre, planearon matarla antes de que pariese a su mediohermano, pero, al intentarlo, nació éste,
y con sus rayos: serpientes de fuego, había acabado con todos ellos.

Ya sin competidores reinó entonces glorioso, llenando con su luz cielos y tierra, y todo parecía que
iba permanecer siempre así, cuando sus mediohermanos se repusieron y lo destrozaron a él.
Caído en los abismos del mundo subterráneo -allí donde antes había robado los "huesos
preciosos"- fue devorado por los monstruos y nunca hubiera salido de no ser porque sus hijos,
los hombres, le brindaron entonces la sangre que él les había compartido, permitiéndole así
reponerse, volver a atacar y volver a vencer a sus contrincantes, originándose así el mundo que
conocemos, de conflicto cósmico perenne y cíclico, en el que, gracias a la sangre humana, el Sol,
la Luna y las Estrellas matan, mueren y renacen sin cesar. Ni qué decirse tiene que este orden es
profundamente inestable, y sólo subsiste gracias a esa "agua preciosa": la sangre humana, y
que, en el momento en que ésta faltase, moriría el "Quinto Sol".

Detrás de esos mitos había una lógica impecable: Para los indios la vida era el movimiento -cosa
en la que estamos enteramente de acuerdo- y "movimiento" se dice "ollin". El abstracto de esa
palabra es "óllotl" o "yóllotl", que equivale a "movilidad". Ahora bien, la cosa más en
movimiento que ellos conocían en toda la creación era el corazón, y, precisamente, "yóllotl" (i-
ollotl = "su movilidadad") es el nombre de "corazón" en la lengua náhuatl, y "vida" se dice
"yolliliztli" que equivaldría a "corazonizar", "la acción de dar corazón". ¿Cómo llega el
movimiento del corazón a todas las partes del organismo? A través de la sangre = "yeztli", que
tiene la misma raíz, de modo que para que el mundo viva, hay que brindarle corazones y
sangre.

La sangre, pues, era elemento esencial del orden cósmico, y deber ineludible del "Pueblo del
Sol" el procurársela, tanto por razón de "nobleza obliga", ya que no hacían sino retornarle lo que él
les había donado antes, como porque sin día y sin noche no podrían ellos vivir. La forma de
atender a ese cometido era la guerra, la cosecha de corazones; pero, precisamente por eso, la
guerra no era para los mexicanos el aniquilamiento de los enemigos, sino sólo su sometimiento al
orden que equilibraba a todos. Esto suena extraño, y hay que explicarlo un poco más:

Ante todo, tomemos en cuenta que la idea india de creación no era, como la de los hebreos, la de
un poder absoluto que con un solo "Fiat" manda que se hagan las cosas, y éstas quedan hechas,
sino era "Macehualiztli" = "La acción de merecer, de ganar con total esfuerzo, entrega". No
olvidemos que el ser humano para ellos era el "Macehualli" por antonomasia, es decir: el
"Merecido" con la sangre y el sacrificio divinos, y por eso los arduos trabajos, las duras
campañas, los actos de sacrificio físico, a veces espantosamente duros, no los veían como carga
o masoquismo, sino como una forma de asimiliarse a Dios. También por eso, la máxima oración
era el canto y la danza, pues en ella se entrega todo el ser. Nos refiere Motolinía: ".. la danza se
llama maceualiztli, que propiamente quiere quiere decir merecimiento [...] ansí como
decimos merecer uno en las obras de caridad. de penitencia y en las otras virtudes hechas
por buen fin. [...]. En estas no sólo llamaban e honraban e alababan a sus dioses con
cantares de la boca, más también con el corazón y con los sentidos del cuerpo [...] , por lo
cual aquel trabajoso cuidado de levantar sus corazones y sentidos a sus demonios, y de
servirlos con todos los talantes del cuerpo...."[22], es decir: sentían que, alabándolo "con el
corazón y con los sentidos del cuerpo, con aquel trabajoso cuidado de levantar sus
corazones y sentidos con todos los talantes del cuerpo", en alguna forma se equiparaban a El
y se asimilaban con El.

Para el indio el "téquitl", (literalmente "corte", del verbo "tequi" = "cortar"), era simultáneamente
trabajo y gloria, dolor y exaltación. "Tetequi" = "cortar persona" era "Sacrificarse al ydolo,
sacando sangre de las orejas o dela lengua, y delos otros miembros"[23], amén de
literalmente cortar a algunos, sacarles el corazón y ofrecerlo aún palpitante a los dioses. También,
por eso, una dura tarea, prolongada incluso durante generaciones, pero sustentada por la
convicción de que era un asimilarse a Dios, (como había sido su peregrinar hasta llegar a
México), la veían como noble, lógica, deseable. Fueron en eso tan coherentes, que su entrega y
aprecio de lo que los misioneros consideraron "penitencia", los hacía a ellos, misioneros
cristianos, sentirse hasta avergonzados: "... siendo cristianos no nos disponemos a hacer por
Jesucristo siquiera la centésima parte de lo que éstos hacían por nuestro común enemigo
el demonio; la vergüenza que los cristianos deberíamos tener..."[24]. Esto es de suma
importancia que lo tomemos en cuenta para entender nosotros ahora cómo pudieron ellos
entender entonces a la Virgen de Guadalupe.
• Religión, metafísica y política
Lo hasta aquí expuesto de la religión mexicana da idea de que se trataba de una concepción del
universo primitiva e infantil, de tipo animista; pero no era así. Los indios captaron como nadie el
problema metafísico de la inestabilidad de todo lo que vemos, y su respuesta filosófica fue tan
sagaz y profunda que León Portilla no duda en compararlos con los hebreos y escolásticos[25].
Su solución al problema ontológico de la dualidad-unidad de este mundo, como luz-tinieblas,
masculino-femenino, vida-muerte, la expresaron explicando que, en la más honda esencia del ser,
en el Ser Supremo, no existe sino unidad y armonía, (Es "Acto Puro", diríamos nosotros), y que
este único Ser, armónico y perfecto, es lo único perfectamente verdadero, la Verdad misma. El
hombre, sin embargo, no es ese Ser y él y su mundo están muy lejos de su unidad y armonía: en
su mundo, el Tlaltípac, que está a 13 cielos de distancia del mundo de Dios, el Omeyocan:
Donde está la Dualidad, el Lugar de la Armonía, todo ya se ve y es confusión y antagonismos.

El nombre que asignaban a ese Ser Supremo era OMETEOTL[26], es decir: "Dios del Dos",
"Dios de la Dualidad", (el que unifica y domina en sí lo dual, el que es perfección y unidad
absolutas). Tenía otros muchos nombres, que eran formas de comprimir en feliz síntesis aspectos
de su naturaleza tal como la concebían los tlamatinime, los sabios nahuas. Por ejemplo:
Chalchiutlatonac = "El que hace brillar las cosas como jade", (el que crea el verdor, la vida);
Citlallatonac-Citlaninicue = "El astro que hace brillar las cosas - la Falda de Estrellas", (el
que que es dueño del día y de la noche); pero nos importa más fijarnos en los cuatro que
menciona la Señora del Tepeyac: "In tloque in Nahuaque", "Ipalnemohuani", "Moyocoyani
Teyocoyani" y "Tocecuiyo in Ilhuicahua in Tlaltipaque in Mictlane", y, para mejor entenderlos,
citemos largamente a León Portilla que hace de ellos un inmejorable análisis:

"Comenzando por el difrasismo <<IN TLOQUE IN NAHUAQUE>> diremos que es


una substantivación de las dos formas adverbiales TLOC y NAHUAC. La primera (TLOC)
significa CERCA... El segundo término NAHUAC, quiere decir literalmente EN EL CIRCUITO
DE, o, si se prefiere, EN EL ANILLO... Sobre la base de estos elementos, añadiremos ahora
el sufijo posesivo personal -E, que se agrega a ambas formas adverbiales TLOQU(E) y
NAHUAQU(E), dá a ambos términos la connotación de que el estar cerca, así como el
<<circuito>> son <<de él>>. Podria, pues, traducirse IN TLOQUE IN NAHUAQUE como <<EL
DUEÑO DE LO QUE ESTA CERCA Y DE LO QUE ESTA EN EL ANILLO O CIRCUITO>>. Fray
Alonso de Molina en su diccionario vierte este difrasismo, que es auténtica <<flor y canto>>
en la siguiente forma: <<CABE QUIEN ESTA EL SER DE TODAS LAS COSAS,
CONSERVANDOLAS Y SUSTENTANDOLAS>>. Clavijero, por su parte, al tratar en su
Historia de la idea que tenían los antiguos mexicanos acerca del Ser Supremo, traduce
TLOQUE NAHUAQUE como <<AQUEL QUE TIENE TODO EN SI>>. Y Garibay, a su vez,
poniendo el pensamiento náhuatl en términos cercanos a nuestra mentalidad, traduce:
<<EL QUE ESTA JUNTO A TODO, Y JUNTO AL CUAL ESTA TODO>>."[27].

"Así como IN TLOQUE IN NAHUAQUE apunta a la soberanía y a la acción


sustentadora de OMETEOTL, así IPALNEMOHUANI se refiere a lo que llamaríamos su
función vivificante, de <<principio vital>>. El análisis de los varios elementos de este título
del dios dual pondrá de manifiesto su significado. IPALNEMOHUANI es, desde el punto de
vista de nuestras gramáticas indoeuropeas, una forma participial de un verbo impersonal
NEMOHUA (o NEMOA), se vive, todos viven. A dicha forma se antepone un prefijo que
connota causa IPAL-, por él, mediante él. Finalmente al verbo NEMOHUA (se vive) se le
añade el sufijo participial -NI, con lo que el compuesto resultante IPAL-NEMOHUA-NI
significa literalmente <<AQUEL POR QUIEN SE VIVE>>."

"Garibay, dando un sesgo poético a esa palabra, la suele traducir en sus versiones
de los Cantares como <<DADOR DE LA VIDA>>, idea que concuerda en todo con la de
<<AQUEL POR QUIEN SE VIVE>>. Penetrando ahora -hasta donde la evidencia de los textos
lo permite- en el sentido más hondo de ese término, puede afirmarse que está atribuyendo
el origen de todo cuanto significa el berbo NEMI: moverse, vivir, a OMETEOTL. Completa,
por consiguiente, el pensamiento apuntado por el difrasismo IN TLOQUE IN NAHUAQUE.
Allí se significaba que OMETEOTL es cimiento del universo, que todo está en él. Aquí se
añade ahora que por su virtud (IPAL-) hay movimiento y vida (NEMOA). Una vez más
aparece la función generadora de OMETEOTL que, concibiendo en sí mismo el universo, lo
sustenta y produce en él la vida."[28].

"Moyocoyani Teyocoyani" son también participios de presente, como


Ipalnemohuani, ambos del mismo verbo: yucuya o yocoya = "idear", "forjar con el
pensamiento". El primero, con el prefijo reflexico Mo- = "se", "a sí mismo", y el segundo con el
prefijo transitivo Te- que indica "persona", "ser racional". Su traducción, pues, sería "El que,
pensando, se da la vida a sí mismo y todos los demás". El último: "Totecuiyo in Ilhuicahua,
in Tlaltipaque in Mictlane" parecería cita de San Pablo (Fil. 2, 10), pues significa "Nuestro
Señor, Dueño del Cielo, de la Tierra y del Mundo de los Muertos", que, en este caso, no es
lirismo poético, sino expresión sólidamente ontólógica de totalidad, dueño y razón de cuanto
existe.

Notas

[18] Para una clásico exposición de esto, cfr. CASO Alfonso: "El Pueblo del Sol", Fondo de
Cultura Económica, México 1953. También SEJOURNE Laurette: "Pensamiento y Religión en el
México Antiguo", Breviarios del Fondo de Cultura Económica, México 1957.
[19] MENDIETA: Historia Ecca.: libro IV, cap. 21, p. 437.
[20] SAHAGUN: "Historia General...", Prólogo, pp. 19-20.
[21] MENDIETA: Historia Ecca..., lib. II, cap. 1, p. 77.
[22] MOTOLINIA Fr. Toribio Paredes de Benavente O.F.M.: "Memoriales o Libro de las Cosas de
la Nueva España y de los Naturales de ella", U.N.A.M., Instituto de Investigaciones Históricas,
México 1971, II parte, cap. 27, no. 782, p. 387.
[23] MOLINA Fray Alonso de O.F.M.: "Vocabulario en Lengua Castellana y Mexicana y Mexicana
y Castellana", 1a. Edición México 1555-1571; Editorial Porrúa, Biblioteca Porrúa no. 44, Estudio
Preliminar de LEON-PORTILLA Miguel, 4a. edición, México 2001, Sub voce "Sacrificarse...", p.
106 v.
[24] MENDIETA: "Historia Ecca...", libro II, Prólogo, p. 75.
[25] LEON PORTILLA Miguel: "La Filosofía Náhuatl estudiada en sus Fuentes", U.N.A.M., Instituto
de Investigaciones Históricas, 4a. edición, México 1974, cap. III, p. 170, nota.
[26] Cfr. LEON PORTILLA: "La Filosofía Náhuatl...", cap. III: Ideas metafísicas y teológicas de los
nahuas, nos. 3-5.
[27] LEON PORTILLA: La Filosofía.., cap. 3, p. 167.
[28] Ibidem, p. 168.
• Dioses y políticos - Políticos y dioses
¿Qué papel tenían, entonces, los demás "dioses" si éste era el único? Según los mexicanos, todos
eran el mismo y solo Ometéotl, simples aspectos del único verdadero, productos de la falaz
percepción humana. Ometéotl, por ejemplo, ciertamente comprendía en su unidad toda la riqueza
masculina y femenina, pero el hombre sólo podia entender eso concibiéndolo como si fuera lo que
conoce él: la pareja de hombre y mujer: "In Tonantzin in Totatzin" = "Nuestro Madre y Nuestro
Padre", como "Ometecutli Omecíhuatl" = "Señor del Dos, Señora del Dos", a quienes, a su
vez, concebía como padre de cuatro hijos, abuelos de ocho nietos, y así hasta la treceava potencia
de distorción en que se hallaba el mundo humano, el Tlaltípac, a cuyo nivel las dualidades ya
constituían auténticos antagonismos tan feroces como los del Sol, Luna y Estrellas, pero todos
esos "dioses", por más opuestos y enemigos entre sí que pudieran aparecer al observador
humano, "eran tan sólo otras tantas manifestaciones de lo Uno"[29]. Sin embargo, estos
antagonismos, que en nada afectaban la armonía de Ometéotl, para el hombre era básico que se
mantuvieran tal como estaban, pues cualquier reajuste produciría el fin de su "Quinto Sol". Esto
en nada afectaría a Ometéotl, pero para el humano sería su inmediato fin.

Esta idea de identidad básica y antagonismos complementarios no era sólo la base de su religión,
sino también de su política. El "Imperio Mexicano", que los españoles creyenros una unidad
política totalitaria, jamás existió: eran ciertamente conquistadores, pero jamás fueron imperialistas,
en el sentido socio-político que conferimos hoy a esa palabra, pues en política interior y exterior
eran convencidos pluralistas[30]. La tribu estaba dividida en "calpullis", que eran grupos tanto
territoriales cuanto clánicos y relativamente autónomos, cada cual con su propio templo, colegios,
tribunales y control comunal de la tierra. Cada uno elegía a un jefe, llamado "Tlatoani" = "El que
habla"[31]. El conjunto de todos los tlatoanis, junto con representantes del clero y del ejército,
constituía el Tlatocan, que era el cuerpo colegiado que efectivamente gobernaba México. Ellos
designaban a cuatro ejecutivos: El Cihuacóatl = "Serpiente Mujer", (nombre de la diosa madre),
General en Jefe del ejército; el Huey Calpizqui = "Gran Mayordomo", que atendía a todo lo
interno a la tribu; el jefe del culto, que era un cargo doble, cuyos titulares llevaban el nombre de
Quetzalcóatl Tlaloc Tlamacazqui = "Serpiente emplumada sacerdote de Tláloc" y
"Quetzalcóatl Totec Tlamacazqui" = "Serpiente emplumada sacerdote de nuestro Señor",
(nombres que, por sí solos, nos hablan tanto de la teología aun no homogéamente asimilada de
los primeros pobladores y de los ulteriores mexicas como de la importancia de Quetzalcóatl), y,
finalmente, el Huey Tlatoani = "Gran Hablante", quien, en la práctica, era el más poderoso, pues
se considera "imagen" de Huitzilopochtli y de él dependía la guerra o la paz, pero que de ningún
modo era un "Emperador" como lo creyeron los españoles. Esto es lo que era Motecuhzoma a
su llegada.

Esos cargos eran electivos e indefinidos en su duración, no necesariamente vitalicios. Los


nombrados podían ser removidos, depuestos y aún ejecutados, si no cumplían a satisfacción del
Tlatocan[32]. En su política exterior, lo que buscaban prioritariamente eran alianzas que
implicaban "nunca ser contrarios al imperio, dejar entrar y salir, tratar y contratar a los
mercaderes y gente de él, enviando cierto presente de oro, pedrería, plumas y mantas,
requiriéndoles que recibiesen a sus dioses mexicanos y los tuviesen en su templo y
adorasen y reverenciasen [...] los pueblos que ansí venían de su voluntad, sin haber
precedido guerra, tributaban como amigos y no como vasallos, y servían trayendo
presentes y estando obedientes"[33].

Esto no era mera imposición colonialista, pues ese comercio podía resultar muy ventajoso para
ambos. México-Tenochtitlán era riguosamente "industrial" en su economía: pequeño territorio
superpoblado, importaba metales, plumas, fibras, madera, cuero, piedras y demás material primas,
para recolocarlas luego ya elaboradas a cambio de alimentos y nuevos materiales. Disponía,
además, de la solicitadísima sal del lago -mercancía inapreciable en el altiplano, con millones de
consumidores lejos del mar- y de pedernal y obsidiana, insustituibles para armas e instrumentos
en un mundo neolítico, aun sin metales de uso práctico.
El trato, sin embargo, no era exactamente igualitario, pues se partía del principio de que el dios
tribal de México era superior y debía detentar la preeminencia -sin desplazar a los de las otra
tribus, por supuesto, pues todos eran partes del equilibrio goblal- así que se exigía poner a
Huitizilopochtli en el templo local, junto con el dios de la tribu, pero éste NO recibía el mismo trato
de reciprocidad, sino que era colocado en el templo de México debajo de su titular. En cuanto al
presente, éste lo era en verdad, pues su monto y entrega quedaban al criterio de los interesados y
era correspondido con munificencia, pero implicaba un claro vasallaje moral que no todos estaban
dispuestos a aceptar, y no nada más por orgullo, sino porque también pensaban que eso iría
contra el equilibrio general, de cuya necesidad estaban igualmente convencidos.

• La guerra increíble
Si rehusaban aceptar el trato, les concedían tres meses para reflexionar, reiterándoles cada mes la
petición, y, si perserveraban en su negativa, se les declaraba la guerra con largas y complicadas
ceremonias. Pero era una guerra definitivamente extraña del punto de vista europeo, pues lo que
pretendía era reactuar en la tierra el conflicto y el equilibrio del cielo, nunca destruir a los
contrarios. No había, por ejemplo, la menor prisa para iniciarla: hubo quien pidió, (¡y obtuvo!) 10
años para prepararse antes de empezar las hostilidades. "Era ley entre ellos que antes de la
batalla se avisaban algunos años atrás, para que de una y otra parte estuvieran avisados y
prevenidos [...] lo cual se guardó hasta el tiempo que vinieron los españoles en esta
tierra."[34].

La batalla misma no podía ser más absurda del punto de vista de la táctica europea, pues tenía
objetivos radicalmente distintos: no se trataba de herir y matar al enemigo, sino de convencerlo de
su error al no aceptar la supremacía mexica, y resultaba por ello más ceremonia litúrgica que
choque militar, regulada como estaba por estrictas leyes caballeroso-religiosas. En primer lugar,
no de debía matar ni herir al contrario, sino desarmarlo y tomarlo prisionero. Como prisionero era
"hijo" de su captor, consideraba gran honor su estado y ni por asomo se concebía que tratase de
liberarse; más aún, si se escapaba y volvía con los suyos, éstos lo condenaban a una muerte
afrentosa por haberlos así deshonrado. Quien llegaba a morir resultaba personalmente victorioso,
y, quien lo mataba, avergonzado por su torpeza. Esto quedaba sólidamente reforzado por su
convicción de que la vida ultraterrena no dependía de la conducta que se hubiese observado en
este mundo, sino del género de muerte con que los dioses hubiesen concedido salir de él, y quien
moría en batalla o en sacrifico, o mujeres en el parto, eran los verdaderamente afortunados, pues
se hacían compañeros del Sol peleando siempre con él en su lucha victoriosa contra la Luna y
las Estrellas.
No se impedía la reunión de dispersos ni se perseguía a los desbandados. La batalla terminaba
tan luego como lo solicitaban los vencidos, o estimaban los vencedores que ya era abusivo
prolongarla... En pocas palabras: había que someter al enemigo, pero destruirlo era impensable,
pues su misma oposición era parte del orden que se pretendía mantener[35].

Una vez sometidos, seguía una áspera discusión respecto al monto del tributo que en adelante
deberían pagar, tributo que era bastante moderado a juicio de un experto fiscal español, Alonso
de Zorita: "... era poco lo que cada uno pagaba, y como la gente era mucha, venía a ser
mucho lo que se juntaba [...] y cierto es que ahora, [en la época española], paga más un
tributario que entonces seis..."[36]. El templo local era quemado, pero la ciudad no.
Concertados los tributos, los mexicanos se retiraban con sus prisioneros, sin preocuparse
usualmente en poner poner guarnición alguna, sin inteferir directamente en la política local y
dejándoles libres de hacer lo que quisiesen, con tal de que no faltara el tributo a su debido tiempo
y que no se levantaran contra ellos.

• Los Españoles
Los otros protagonistas, los españoles de entonces, es fácil que creamos entenderlos porque,
además de descender de ellos, hablamos su lengua y llevamos sus nombres, pero, en realidad,
podemos no conocerlos siquiera. Para empezar, algo que parece broma pero que es rigurosa
verdad, es que "España" NO conquistó México, pues además de que no fue una guerra entre
indios y blancos, sino entre indios manipulados por blancos, quien realmente vino a México no fue
"España", sino Castilla, lo cual no es mero juego de palabras: Los dos reinos recién unidos,
Castilla y Aragón, diferían mucho: en Aragón las cosas marchaban más o menos bien; en
Castilla la corrupción y la venalidad campeaban por sus fueros, y esto iba a tener influencia
decisiva en el caso de México[37]. Fray Francisco de Aguilar, un conquistador metido después
a fraile dominico, consigna una lista completa de las nacionalidades de sus colegas, en la que
encontramos gentes tan inesperadas como griegos y venecianos, pero en la que brillan por su
ausencia catalanes, mallorquinos, valencianos o cualesquiera súbditos del reino de Aragón: "...
hubo gente de Venecia, griegos, sicilianos, vizcainos, montañeses, asturianos,
portugueses, andaluces y extremeños."[38].

España empezaba apenas a existir como entidad política. No tenía unidad lingüística ni racial,
pero en un punto en que todos concordaban era en que todos eran cristianos, sincera, profunda y
hasta fanáticamente cristianos, y más exáctamente católicos, pero no veían a su religión como la
vivimos hoy, sino con visos judaicos y musulmanes de Inquisición y "Guerras Santas".

Lo que hoy, al menos en teoría profesamos, es: "Este Concilio Vaticano declara que la persona
humana tiene derecho a la libertad religiosa. Esta libertad consiste en que todos los
hombres deben estar inmunes de toda coacción, tanto por parte de personas particulares y
de cualquier potestad humana, y ello de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a
nadie a obrar contra su conciencia ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en
público, solo o asociado con otros, dentro de los límites debidos."[39]. "Es uno de los
capítulos principales de la doctrina católica, contenido en la palabra de Dios y predicado
constantemente por los Padres, que el hombre, al creer, debe responder voluntariamente a
Dios, y que, por tanto, nadie debe ser forzado a abrazar la fe contra su voluntad. Porque el
acto de fe es voluntario por su propia naturaleza [...] Está, por consiguiente, en total
acuerdo con la índole de la fe el excluir cualquier género de coacción por parte de los
hombres en materia religiosa."[40].

Pero todos los católicos españoles de entonces, luego de ocho siglos de guerra contra el Islam,
para nada pensaban así, antes habían identificado el ser cristiano con el ser guerrero, y su llegada
a América la consideraron como una convocatoria divina a seguir luchando contra los infieles: "La
mayor cosa después de la creación del mundo y la muerte del que lo crió, es el
descubrimiento de las Indias [...] Nunca nación extendió tanto como la española sus
costumbres, su lenguaje y armas, ni caminó tan lejos por mar y tierra, las armas a cuestas
[...] Comenzaron las conquistas de indios acabada la de moros, para que siempre
guerreasen españoles contra infieles."[41].

Notas

[29] "Waren nur ebensoviele Manifestationen des Einen", (BEYER Hermann: "Das
astekische Goetterbield Alexander von Humbolt's", Müller Hnos. México 1910, Apud LEON
PORTILLA: La Filosofía Nahuatl..., p. 161.
[30] Una excelente exposición de cómo se hallaba organizada la sociedad mexicana y su
gobierno, puede verse en SOUTELLE Jacques: "La vie quotidienne des Azteques a la veille de la
conquête espagnole", Editorial Hachette, París 1955, Cap. II: "La societé et l'Etat au debut du
XVe. Siècle", pp. 62-121.
[31] El idioma náhuatl es uno de los más ricos y expresivos que ha forjado la mente humana.
Hablarlo con propiedad era todo un apreciado arte, tanto que existían dos idiomas: el vulgar:
"macehuatolli" y el refinado: "tecpillatolli", por ello identificaban la autoridad máxima con la
mejor manera de hablar.
[32] Tízoc, quinto Huey Tlatoani, muy probablemente fue muerto, y Motecuhzoma II
ciertamente fue depuesto.
[33] IXTLILXOCHITL Fernando de Alva: "Historia de la Nación Chichimeca" en "Obras Históricas",
U.N.A.M., Instituto de Investigaciones Históricas, México 1977, cap. 38, p. 103.
[34] IXTLILXOCHITL: "Sumaria Relación de las Cosas de la Nueva España", cap. 5, p. 260.
[35]Para una exposición completa de los singulares usos de sus guerras, puede verse a
MOTOLINIA O.F.M. Fr. Toribio Paredes de Benavente: "Memoriales o libro de las cosas de la
Nueva España", Edición crítica de la U.N,A.M., Instituto de Investigaciones Históricas, 2a.
Edición, México 1971, preparada por Edmundo O'GORMANN, Nueva Transcripción paleográfica
del manuscrito original, con la inserción de porciones de la "Historia de los Indios de la Nueva
España", Vol. I, 2a. parte, cap. 12: "De las leyes y costumbres que los Indios de Anáhuac tenían
en las guerras", "Modo que tenían en la guerra y cómo se habían con los que prendían", "La
honra que hacían al que el Señor prendía la primera vez, y la que al Señor mismo era hecha",
pp. 344-352.
[36] ZORITA Alonso de: "Breve Relación de los Señores de la Nueva España", Ed. Chávez
Hayhoe, México 1941, "El Príncipe", p. 148.
[37] Un buen estudio a este respecto puede verse en PUIGGROS Rodolfo: "La España que
conquistó el Nuevo Mundo", B. Costa Amic Editor, Colección "Ciencias Sociales", 5a. edición,
México 1976.
[38] AGUILAR O.P. Fr. Francisco de: "Relación breve de la Conquista de la Nueva España",
U.N.A.M., Instituto de Investigaciones Históricas, 7a. edición, México 1977, Segunda Jornada, p.
66.
[39] CONCILIO VATICANO II: Declaración "Dignitatis Humanae" sobre la libertad religiosa, I, no, 2.
[40] Ibidem, II, no, 10.
[41] LOPEZ DE GOMARA Francisco: "Historia General de las Indias", Biblioteca Ayacucho,
Caracas 1979, Dedicatoria, pp. 7-8.
• Lesa Majestad divina
Los españoles eran, pues, tan religiosos y guerreros como los mexicanos, pero en forma
castastróficamente distinta para éstos últimos, ya que ellos no buscaban consolidar un equilibrio
titubeante, sino eliminar -por conversión o destrucción- a todo el que no pensase como ellos. Hoy,
principios del tercer milenio, con casos con Afganistán y "Torres Gemelas", seguimos
presenciando a qué extremos puede llevar el fanatismo religioso, de modo que no tenemos por
qué hallar extraño el de quienes llegaron a México hace casi cinco siglos, profundamente
identificados con su fe y convencidos de que estaban peleando contra Satanás en persona. Pese
a su bélica rudeza, ninguno se recuperó jamás del "schock" que les causó la religión indígena,
para ellos espantosa y sólo comprensible en clave de directa posesión diabólica: "... cosas muy
diabólicas de ver -se horrorizó Bernal Díaz al conocer el Templo Mayor- tenían tanto que los
doy a la maldición [...], todo hedía a carnicería [...], era una casa de ídolos, o puro infierno,
porque tenía de la puerta una muy espantable boca de las que pintan que dicen están en los
infiernos con la boca abierta y grandes colmillos para tragar a las ánimas..."[42].
Nada raro, entonces, que quienes en Europa, en guerras de religión, exterminaron sin
contemplaciones a miles y miles de hermanos cristianos, por disenciones religiosas, a veces
mínimas, que encendieron hogueras de Inquisición sólo por matices teológicos, aquí se
transformaran en indomables máquinas bélicas, al convencerse de que jamás podría haber guerra
más justa y gloriosa que la que los estaba enfrentando con el mismísimo Lucifer. Así, cualquier
cobardía o acomodo hubiese constituido alta traición divina; cualquier valentía, aun llevada hasta
la inconciencia y la insensatez, era heroísmo; cualquier muerte, martirio... Y no hay que olvidar que
podían darse el lujo de juntar otros motivos, menos nobles pero no menos poderosos, como la
ambición de honores y la avaricia de riquezas: "La causa principal por la que venimos a estas
tierra -arengaba Cortés a los suyos- es por ensalzar y predicar la fe de Cristo, aunque
juntamente con ella se nos sigue honra y provecho, que pocas veces caben en un
saco."[43].
No olvidemos, tampoco, que en aquel entonces la fantasía más arrebatada era elemente normal
de cualquier leitmotiv europeo y que, además, el oceáno actuaba como un colador que detenía
implacablemente toda mediocridad. El viaje a Las Indias era tan peligroso e incómodo que
simplemente ningún mediocre lo hizo jamás; acá no vino sino lo mejor y peor de España,
cuantitativamente mucho más de lo primero, pero cualitativamente glorioso lo segundo, puesto que
muchos misioneros fueron en verdad santos y héroes, y, aunque limitados por los
condicionamientos de su cultura, desarrollaron una labor asombrosa que Dios iba a
compensárselas con el milagro del acontecimiento guadalupano.
Colón terqueó siempre que había llegado a la India, pero pronto se convencieron los demás de
que esto no lo era. Un concilio de teólogos, convocado en Burgos en 1511, se planteó el
problema de si podía o nó un monarca cristiano aceptar la soberanía de esas nuevas tierras, y la
obvia respuesta fue que no, puesto que ya tenían dueño legítimo en sus primeros habitantes, pero
que, siendo éstos paganos, tenía el derecho y el sacro deber, recordado, insistido y aceptado con
el Papa, de llevarles el Evangelio y la civilización, y solamente si a esto respondían ellos
hostilmente, podrían los españoles proceder legítimamente a una guerra. Desde entonces tuvieron
siempre la consigna de primero "exhortar y requerir", y nunca atacar sin ser atacados, y hasta
debían llevar siempre un notario para dar fe oficial del cumplimiento de esto. Y esa consigna, en
general, siempre la respetaron.

Más de 20 años después de Colón, cuando ya conocen Norte y Sudamérica, México seguía tan
desconocido como Marte, pese a que Yucatán dista un paso de Cuba. La razón eran las
condiciones geográficas de las corrientes y vientos, que se conjugaban para hacerlo casi
inaccesible a los barquitos de la época. Un naufragio en el actual Quintana Roo es el primer
contacto, y una chiripada el segundo, pues Hernández de Córdoba viene a dar acá también
involuntariamente, pero sin naufragar y puede regresar a contarlo, por lo que "aunque no trujo
sino heridas del descubrimiento, trajo relación como aquella tierra era rica de oro y plata, y
la gente vestida"[44]. Juan de Grijalba capitanéa después otra expedición, en la que pasa por
diversos éxitos y descalabros, pero en la cual, sin imaginárselo siquiera, empieza a "conquistar"
a México, aunque no disparando un solo tiro, sino dando cuenta, con buen apetito, de un regio
banquete.
• Hernán Cortés
Quien habia enviado a Grijalba era Diego Velázquez, Gobernador de Cuba, y aún antes de que
regresara empezó a organizar una nueva expedición, cavilando muchísimo respecto a quién poner
al frente de ella, pues de todos desconfiaba, y con sobradas razones. Por fin se decidió por un
"intelectual": Hernán Cortés Monroy, a quien creyó del todo dócil y confiable. Este había llegado
a América huyendo de la inevitable mediocridad que le deparaba España, y en Cuba sentó fama
de sabio, pues tenía cierto barniz de jurista, adquirido en un fugaz paso por la Universidad de
Salamanca. Velázquez lo creyó dócil y manejable, aunque desde un principio el manejado fue él,
ya que en el propio nombramiento influyó Cortés, sobornando con promesas y halagos a sus
consejeros. Antes de mucho pudo Velázquez comprobar que de dócil y manejable no tenía nada,
y quiso removerlo, sólo para constatar que era demasiado tarde y ver que se le fuera en sus
narices. Llevaba "quinientos ocho soldados, sin maestres y pilotos y marineros, que serían
ciento; y diez y seis caballos y yeguas [...] once navíos grandes y pequeños [...] treinta y
dos ballesteros y trece escopeteros"[45], amén de "doscientos isleños de Cuba para carga y
servicio, ciertos negros y algunas indias"[46]. Era una fuerza considerable en sus
circunstancias, pero ridícula para enfrentarse a un imperio de 30 millones...
Desde un principio tuvo una suerte increíble. En Cozumel consigue lo impensable: un intérprete
de confianza en la persona de un náufrago, Jerónimo de Aguilar, que ya hablaba el maya, y
luego, en Tabasco, una india llamada Malintzin, a quien ellos llamaron respetuosamente Doña
Marina, pues era princesa que sabía tanto el maya como el náhuatl. Con ellos Cortés pudo
comunicarse con todo México, bien a través de un triple cedazo, cuyas distorciones es fácil
imaginar. De hecho, fueron tan grandes que en ellas podemos ver el primero de los impoderables
que determinaron la conquista. Cortés, por ejemplo, jamás afirmó ser personalmente Dios; la
Malinche, en cambio, por su cuenta y riesgo, empezaba todas sus traducciones con "-Estos
dioses dicen:..."[47].
En Yucatán, entre batallas y acogidas amistosas, obtuvo buenos "rescates", (es decir: cambió
baratijas por oro), pero, desde entonces, oyó que ahí había muy poco, pero en cambio, en
"Culúa", muy lejos tierra adentro, existía un imperio fabuloso donde lo había a montañas. Contra
las expresas instrucciones de Velázquez[48] y pese al miedo de los suyos, decidió ir allá costara
lo que costara. Sus artimañas de leguleyo le facilitaron la clave: hizo que otros decidieran lo que él
quería y fundaran, en Veracruz, un "Ayuntamiento", mera entelequia jurídica que, sin embargo,
le ofrecía el pretexto que necesitaba para desvincularse de Velázquez y depender directamente
del Rey de España, que era lo mismo que no depender de nadie, puesto que éste no tenía la
menor idea de lo que estaba pasando. Desde luego que ésto era flagrantemente ilegal y penado
con la muerte[49], pero harto sabía él, y los hechos le dieron la razón, que en la corrupta Castilla
lo que a la postre valdría iban a ser su triunfo y sus sobornos, y que nadie pararía mientes en
fruslerías como la justicia o la ley.
Con esto, sin embargo, ya no pudo pensar en volver a Cuba, pero sí veía, en cambio, un imperio
fabuloso que conquistar para Dios y para el Rey... Sus fuerzas no podían ser más insuficientes,
pero estaba cierto de tener a Dios de su parte, de modo que decidió -¡Y convenció a los suyos!-
de lanzarse a esa gran gesta "quemando" las naves.

• Motecuhzoma
Ya para entonces Cortés estaba en tratos con el propio Huey Tlatoani de México Tenochtitlan,
quien se preguntaba, angustiado, qué hacer con él. Este era Motecuhzoma Xocoyotzin, quien
había engrandecido como nadie a Tenochtitlan, aunque al precio de convertirse en un verdadero
déspota, humillando a propios y extraños, especialmente al vecino y venerable Reino de
Texcoco, cuyo Tlatoani, Netzahualpilli, había incluso muerto amargado sus desaires, y luego,
había impuesto -contra todo derecho- como sucesor a un sobrino suyo, Cacamatzin, lo que
provocó una rebelión de otro de los hijos, Ixtlixóchitl, que "le tenía muy gran odio y enemistad
por haber sido causa de la muerte del rey Netzahualpiltzintli su padre, y deseaba mucho
vengarla, si pudiese [...] Asimismo en este atrevimiento y discordia que hubo con sus
hermanos y tíos, se alteraron muchas provincias que querían negar la obediencia a
Motecuhzoma por la demasiadas imposiciones de tributos que cada día les ponía, usando
más de crueldad y tiranía que de piedad, como había sido costumbre entre los reyes sus
pasados; y los que esto más frecuentaban fueron los de las provincias de
Totonacapan..."[50].
Además, el propio Motecuhzoma hacía más de 10 años padecía una psicosis de terror, pues
extrañas señales habían empezado a caer sobre México[51]: Desde un principio había estado
informado de la llegada de extrañas gentes a Yucatán, y no pudo menos de relacionarlas con el
prometido retorno de Quetzalcóatl.

El enfrentaba esas cosas desde un ángulo personal que se las presentaba dificilísimas:
Básicamente, él era sacerdote antes que guerrero, teólogo antes que político, y, desde el punto de
vista de su teología, descontaba por absurda la mera idea de oponerse a los dioses y
comprometer el equilibro del Quinto Sol. Sabía de sobra que Huitzilopochtli, de quien él era
representante. reinaba por vía sólo provisional, mientras no se presentara el legítimo soberano:
Quetzalcóatl. No era ningún ingenuo, pero estaba preso en las tan sutiles como indestructibles
redes de su cosmovisión, y se daba perfecta cuenta de que esos recién llegados corcordaban en
mucho con los esperados, aunque no del todo, pues éstos diferían espantosamente del benigno
personaje de las historias toltecas, ya que eran unos brutos que mataban por matar, olían
atrozmente, mostraban una sed tan insaciable como inexplicable de oro, el "excremento de los
dioses"[52] y, en una palabra, todo parecía mostrar que su cultura era incompatible con la del
Anáhuac, que entregárseles sería destruirse... pero también, en su mentalidad dualista, cabía la
posibilidad de fuese el propio Quetzalcóatl, pero en su version opuesta, el malévolo Xólotl.

Con sólida lógica, lo primero que quiso dejar claro fue ver si se trataba efectivamente de
Quetzalcóatl o nó, y para ello creía contar con una prueba infalible: Quetzalcóatl, al revés de
todos los demás dioses, no aprobaba los sacrificios humanos... Convocó, pues, a un emisario de
su confianza y le instruyó:
"Yo e proveído de joyas y piedras y plumages para que los lleves en presente a los
que an aportado a nuestras tierras y deseo mucho que sepas quién es el Señor y principal
dellos, al cual quiero que le des todo lo que llevares y que sepas de raíz si es el que
nuestros antepasados llamaron Topiltzin y, por otro nombre, Quetzalcóatl [...] Y si él es,
saludarlo has de mi parte y darle este presente y más: mandarás, de mi parte, al Señor y
gobernador de Cuetlaxtlan que provea de todos los géneros de comida que se pudieren
haber [...] y preséntaselo de mi parte, para que lo coma él y sus hijos y compañeros, y
nótale si lo come, porque si lo comiere y bebiere es cierto que es Quetzalcóatl, pues conoce
ya las comidas de esta tierra y que él las dexó y vuelve a regusto dellas [...] y no vayas
temeroso ni con sobresalto, ni te de pena al morir a sus manos, que yo te prometo y te doy
fe y palabra de te honrar y a tus hijos, y dalles muchas riquezas de tierras y cosas, y de los
hacer de los grandes de mi consejo, y si acaso no quisiere comer de la comida que le
diéredes, sino personas, dexaos comer, que yo cumpliré lo que tengo dicho con vuestras
mujeres y parientes..."[53].
Todo esto sucedía desde la segunda expedición, la de Grijalba, que fue el primero que tocó
territorio de Motecuhzoma. El y los suyos, por supuesto que devoraron encantados el banquete
que tan inesperadamente se les ofrecía, y, desde luego, no mostraron interés alguno en comerse
a los anfitriones. No pudieron entenderse al no haber intérprete, pero, a señas, les corroboraron
que venían del oriente -de donde tenía que retornar Quetzalcóatl- y que debían retirarse, pero que
pronto volverían. Por tanto, cuando Cortés llega a México, exactamente en el año Ce Acatl =
Uno Caña, el año de Quetzalcóatl, Motecuhzoma lo está esperando.

• Jesucristo-Quetzalcoatl
Esta vez Motecuhzoma quiere estar definitivamente seguro de la identidad del recién llegado, y,
para ello, además de alimentos y regalos, le envía las insignias de los dioses y ordena que -lo pida
él o no- se le ofrende un sacrificio humano, a fin de estudiar su reacción. Cortés, sin tener la
menor idea de que estaba siendo sometido a un riguroso examen, lo aprobó brillantemente, pues
no sólo aceptó de mil amores los envíos y rechazó, horrorizado, la sangre, sino que montó todo un
despliegue de poderío bélico, con cañonazos, cabalgatas y disparos, para mejor impactar a los
visitantes, lo que logró apabullantemente y, como desde luego les expuso el "requerimiento", que
sonaba ni más ni menos que lo que los indios esperaban oír: que venía, en nombre de Dios, a
tomar posesión de esas tierras, Motecuhzoma no pudo ya permitirse dudar de que se trataba de
Quetzalcóatl en persona, y empezó a romperse la cabeza para resolver el problema de qué hacer
con él. Atacarlo hubiera sido la opción lógica de un guerrero, pero él -que antes que nada era
teólogo- estaba metafísicamente convencido que eso era precisamente lo único que jamás debía
intentar, que cualquier padecimiento o humillación era más tolerable que el desastre total que
sobrevendría de enfrentársele abiertamente, por la irrefutable razón que Quetzalcóatl era, en su
propio reino, más fuerte que Tezcatlipoca-Huitzilopochtli.
En perfecto acuerdo a la mentalidad náhuatl, primero intenta lo primero, o sea aplacarlo
pacíficamente, enviándole regios presentes, expresándole su pleno reconocimiento moral y
solicitando, como favor, que renuncie -o al menos aplace- la toma de posesión de lo que le
reconoce indiscutiblemente suyo: "-Y dile que le suplico yo -y que me haga este beneficio- que
me deje morir, y que después de yo muerto, venga muchonorabuena y tome su reino, pues
es suyo y lo dejó en guarda a mis antepasados, y, pues lo tengo de prestado, que me deje
acabar y vuelva por él y lo goce mucho de norabuena."[54].
Cortés nada entendía de los usos mexicanos, y esa política tuvo en él el efecto exactamente
contrario. Deslumbrados todos los españoles por la magnificencia de los regalos, (que decidieron
usar para sobornar a Carlos V a que aprobara su traición a Velázquez), lo que menos pensaron
fue en contentarse con ellos y retirarse a aguardar a que Motecuhzoma muriese, antes Cortés
insistió en que quería una entrevista personal con él, pues a eso expresamente había venido.
A Motecuhzoma le sonó esto a malísimas noticias... Cuando había sido elegido Huey Tlatoani,
antes de aceptar tuvo que plantearse un grave problema de lealtad personal: él, por la fecha de su
nacimiento y por su sangre tolteca, estaba consagrado a Quetzalcóatl, y se le pedía ahora que se
ligara al servicio y engrandecimiento de Tezacatlipoca-Huitzilopochtli. Había aceptado,
confiando en que las cosas mantendrían su statu quo y transcurrirían siglos antes de que
Quetzalcóatl retornase... pero ahora él estaba ahí, a pocas jornadas de distancia, y porfiaba en
verlo a él, personalmente... ¿Qué importancia podía tener él, su persona? Ignoraba por completo
que, a ojos españoles, él era "Emperador", es decir, dueño patrimonial del país, de modo que ese
interés directo por su persona sólo atinaba a verlo como un peligro, tan incomprensible como
ominoso, para sí y para todo su pueblo.

• Dioses de carne dura


Al fallar su diplomacia, no le quedaba sino rendirse o pelear, y a pelear se entregó con todas sus
fuerzas, aunque, con sagacidad teológica, evitó hacerlo en el terreno militar -donde se consideraba
derrotado de antemano- y resolvió hacerlo en el mágico: si Tezcatlipoco había vencido una vez a
Quetzalcóatl, quizá pudiera hacerlo de nuevo:
"Envió Moctezuma adivinos, agoreros y nigrománticos, para que mirasen si podían
hacer contra ellos algún encantamiento o hechizería, para que enfermasen, o muriesen, o
se volviesen. Y estos hicieron todas las diligencias, como Moctezuma les había mandado,
contra los españoles; pero ninguna cosa les aprovechó ni tuvo efecto..."[55]. "Hicieron todo
su poder y usaron de sus artes endemoniadas y fabulosas, y a cabo de muchos días que
habían porfiado y trabajado de matar a los españoles con estas artes mágicas, volvieron a
Moctezuma y le dijeron que aquellos eran dioses y que sus artes y hechicerías no les
comprendían [...] y que la carne de aquellos dioses era dura y que no podían entrar en ellos,
no hacer impresión cosa de encantamiento, porque no les podían hallar el corazón..."[56].
Total, que su iniciativa resultó un desastre, puesto que los españoles ni siquiera se enteraron y, en
cambio, todos los indios sí, con lo que se vino a reforzar enormemente la fama de esos "dioses", al
reconocerlos invencibles la confesión de los brujos. Ante eso, Motecuhzoma optó por una nueva
táctica: dado que los dioses dependían de los hombres para su sustento, y éstos, aunque le
hacían ascos a la sangre consumían ávidamente todas "las comidas de esta tierra", manda que
no se les proporcionen más. Y así, los españoles que, hasta ese momento, se habían visto
atendidos como dioses, ven de repente esfumarse a sus solícitos proveedores y quedan
abandonados a los mosquitos y a su suerte en las arenosas playas de Veracruz.

Ellos temían un enfrentamiento militar casi tanto como Motecuhzoma, y por las mismas razones:
se sabían derrotados de antemano, de modo que, ante eso, los más pugnaron por retirarse cuanto
antes, y volver después, mayores en número y pertrechos; pero es entonces cuando Cortés -con
un gesto indudablemente heróico- decide quedarse, fundar Veracruz y vencer o morir en el
intento.
Pronto su buena estrella volvió a brillar en la persona de unos indios de raro aspecto, que
resultaron ser totonacas en búsqueda del patrocinio de Quetzalcóatl-Jesucristo contra
Huitzilopochtli. Cortes captó al instante que el monolítico imperio que pretendía enfrentar tenía
resquebrajaduras, y tanto más que también le llegó otra embajada, que él y todos los españoles
callaron siempre, pero que iba a ser la decisiva para su empresa: ".. y en este medio tiempo
llegaron otros embajadores de Ixtlilxúchitl en competencia contra sus hermanos y el rey
Motecuhzoma su tío, a dar la bienvenida a Cortés y a los suyos y a ofrecérsele por su
amigo, dándole noticia del estado en que estaban las cosas del imperio, y el deseo de
vengar la muerte de su amado padre Netzahualpiltzintli, y libertar el reino del poder de
tiranos, enviándole algunos dones y presentes de oro, mantas de algodón y plumería. De
que se holgó infinito Cortés saber las alteraciones y bandos que había entre estos señores
[...] y vió luego abierto el camino para la felicidad que después le sucedió, y que juntándose
con uno de los bandos, se consumirían ellos entre sí, y él se haría señor de
entrambos."[57].
Por lo tanto, ante la oportunidad que se le presentaba tan en bandeja de plata, no sólo aceptó el
padrinazgo, sino que se las arregló para enemistarlos con los mexicanos, haciendo que asaltasen
y encarcelasen a sus recaudadores, a quienes luego soltó de trasmano para también quedar bien
con Motecuhzoma. Para colmo de su suerte, un error garrafal suyo Marina lo transformó en
fortuna: Cortés exigió a sus nuevos protegidos no sólo que jurasen vasallaje al Rey de España,
sino que renegasen de sus dioses y aceptasen exclusivamente al suyo:

".. les dijo que ahora los tendríamos como a hermanos y que les favorescería en
todo lo que pudiese contra Moctezuma y sus mexicanos, porque ya envió mandar que no
les diesen guerra, y pues que en aquellos sus altos cues no habían de tener más ídolos,
que él les quiere dejar una gran señora, que es madre de nuestro Señor Jesucristo, en
quien creemos y adoramos.."[58], pero que, que de no hacerlo, "no los tendríamos por
amigos, sino por enemigos mortales.."[59].
Para la mente india, semejantes métodos misioneros eran inauditos: en religión eran tan pluralistas
como en política. No tenían el menor inconveniente en aceptarle a Quetzalcóatl el nuevo nombre
de "Jesucristo", ni en aceptarle una madre o toda la parentela que se quisiese; pero de ninguna
manera estaban dispuestos a eliminar a todos los demás dioses, pues eso provocaría la ruina de
todo el cosmos. A punto estuvo Cortés, y todos los españoles, de perecer ahí mismo a manos de
sus flamantes aliados, pero fue Marina quien paró en seco a los totonacas, haciéndoles ver que ya
no tenían opción: habían ofendido mortalmente a Motecuhzoma y su única defensa era
Quetzalcóatl, así que no les quedaba otra que aceptar sus exigencias, por injustas e insolentes
que fuesen. Así, pronto sus ídolos rodaron hechos trizas y ellos, con infinita amargura, pero para
siempre. "se convirtieron" a Jesucristo-Quetzalcóatl. Ya Cortés, hiciera lo que hiciera, contaría
invariablemente con su lealtad y la de los sucesivos "conversos", no tanto porque la hubiera
ganado, sino porque la convicción de éstos no les dejaba otra salida.

Notas

[42] DIAZ DEL CASTILLO Bernal: "Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España", Ed.
Porrúa, Colección "Sepan Cuantos..." no 5, 11a. edición, México 1976, pp. 174-176.
[43] GOMARA: "Historia de la Conquista...", cap. 120, p. 189.
[44] GOMARA: "Historia de la Conquista...", cap. 5, p. 12.
[45] DIAZ Bernal: "Historia Verdadera...", cap. 26, p. 42.
[46] GOMARA: "Historia de la Conquista...", cap. 8, p. 19.
[47] DURAN: "Historia de la Indias...", II tomo, cap. 69, p. 500, et passim.
[48] Pueden verse estas Instrucciones en ZAVALA Silvio: "Las Instituciones Jurídicas en la
Conquista de América", Imp. Helénica, Madrid 1935, pp. 308-315.
[49] La Ley de las Siete Partidas, vigente en España, preveía: "... si alguno por sí tomase
poderío para ser adalid, magüer fuese para ello, debe morir por ende..." Ley V, citada por
SEPTIEN Y DE LA LLATA José Antonio: "Hernán Cortés y el Tribunal de la Siete Partidas", Ed.
Cimatario, Querétaro 1947, p. 8. Apud GUZMAN Eulalia: "Relaciones de Hernán Cortés", Editorial
Orión, 2a. edición, México 1966, 1a. Relación, p. 61.
[50] IXTLILXOCHITL Fernando de Alva: Obras Históricas, U.N.A.M., Instituto de Investigaciones
Históricas, 2 tomos, México 1977, 2 tomo, Historia de la Nación Chichimeca, cap. 76, p. 192. (Y
es precisamente ahi, entre los totonacas, donde Cortés empezará su entrada a México.)
[51] Los augurios funestos, parte coincidencias naturales, parte fenómenos paranormales fruto
de la angustia colectiva, pueden verse en SAHAGUN: "Historia General...", libro 12, cap. 1, pp.
723-724.
[52] Oro, en náhuatl se dice "teocuítlatl" = "excremento de dios", lo cual hacía que, para los
mexicanos, en afán de los españoles por él viniese a resultar una perversión, una verdadera
coprofilia.
[53] DURAN: Historia de las Indias..., tomo II, cap. 69, no. 11, p. 507.
[54] DURAN: "Historia de las Indias...", tomo II, cap. 69, p. 508.
[55] SAHAGUN: "Historia Gral...", lib. 12, cap. 8, nos 7 y 8, p. 767.
[56] DURAN: "Historia de las Indias...", tomo II, cap. 69, p. 508.
[57] Alva Ixtlilxóchitl: Historia de la Nación Chichimeca, cap. 80, p. 201.
[58] DIAZ Bernal: "Historia Verdadera...", cap. 52, p. 89.
[59] DURAN,"Historia de las Indias...", tomo II, cap. 51, p. 87.
• Dos Mundos en Choque
Cuando Cortés deja Cempoala, la capital totonaca, y se lanza a conquistar México, más que un
enfrentamiento militar se inicia el de dos cosmovisiones irreconciliables: dos mundos están a punto
de chocar. Para los españoles, todos los indios están en poder de Satán, y no cabe sino
convertirlos o exterminarlos; para los indios, los españoles son dioses, con legítimos derechos
sobre la tierra, y les corresponde el lugar de preeminencia, pero nunca el de exclusividad.
Al llegar a territorio tlaxcalteca, NO fueron recibidos de paz, y los primeros contactos no pudieron
augurarles nada peor: La primerísica escaramuza fue entre seis españoles a caballo contra "unos
quince hombres con espadas y rodelas". Los quince acabaron muertos, pero "defendiéronse
tan bien un rato de los seis, que hirieron a dos de ellos y les mataron dos caballos de dos
cuchilladas, y, según algunos que lo vieron, cortaron cercén de un golpe cada pezcuezo,
con riendas y todo."[60]. Si quince por poco acaban con seis y liquidaron a dos valiosísimos
caballos, no les costó mucho hacer las cuentas de cómo les podía ir en lo sucesivo en una batalla
seria. Y, cuando vino la primera:
"Turbados y afligidos -por no decir llenos de miedo- de ver tanto esfuerzo en unos
indios y tantos que cubrían el sol y que era la primera refriega en que se veían, y ellos tan
pocos y no muy bien apercibidos, y con temor de verse metidos en reino extraño y de
bárbaros, y las espaldas no muy seguras, y entre más gente que las arenas del mar, que a
papirotes los podían matar, oí decir a un conquistador religioso que se halló seglar en ese
combate y conflicto, que muchos hubo que se les saltaron las lágrimas y dieron por mucho
no ser nacidos, ya que maldecían al Marqués por haberlos traído en aquel extremo y punto
tan temeroso."[61].
Sin embargo, pronto se llevaron la grata sorpresa de ver que contaban evidentemente con una
especial asistencia divina, pues siendo esos indios estupendos soldados y luchando con nunca
vista bravura, no mataban a ninguno de ellos, "muriendo de los suyos infinitos, que como
estaban apretados, hacía riza en ellos la artillería"[62]. Pero, aun así, tras días y noches de
pelear, llegaron a la conclusión de que esa empresa era una locura, y le exigieron a Cortés huir de
regreso al mar: Si la pequeña Tlaxcala se mostraba invencible, ¿qué sería la legendaria
Tenochtitlan?! Cortés, herido él mismo y enfermo, les dió la razón: lo que estaban haciendo era
una locura, pero de siempre habían sabido que lo era, y la habían emprendido confiando no en
sus fuerzas, sino en Dios, cuya era la causa que por la que militaban, y, si habían llegado a donde
estaban, era patentemente porque El los guiaba y defendía, de modo que sería hacerle traición
dejar de confiar en su auxilio, retirándose ahora... Y ¡los convenció! Supieron tragarse su terror y
seguir adelante, lo cual debe hacernos apreciar su auténtico heroísmo, pues, en ese momento, de
veras sentían que se les cerraba el mundo.
Pero realmente no era así: los tlaxcaltecas ya habían admitido que Quetzalcóatl había probado
ser, efectivamente, más poderoso que su dios tribal Camaxtle, y decidieron pasarse a su bando
con armas y bagajes, para gran desconsuelo de Motecuhzoma, que veía así cumplirse sus
peores pesadillas, y mucho más cuando los vio desafiar -¡y vencer!- al propio dios del fuego,
Xiuhtecutli, escalando el Popocatépetl.

• Quetzalcóatl contra Quetzalcóatl


Es muy posible que Motecuhzoma sí haya pretendido intentar, en Cholula, el ataque directo a los
invasores. Sus convicciones teológicas debieron llevarlo a la idea de que no podían ser el
benévolo monarca del que hablaban los toltecas, sino su infame gemelo Xólotl, y que la forma de
eliminarlo era oponerlo contra sí mismo, cosa que podía hacer en Cholula, que era la ciudad santa
del Quetzalcóatl tolteca. Pero Cortés percibió la conjura y se adelantó, bañando en sangre la
ciudad. Su rapidez y crueldad en nada mermaron su fama de dios, antes la confirmaron a ojos
mexicanos, que esperaban precisamente eso de unos dioses que se respetasen.
Ante eso, el incansable Motecuhzoma optó por una forma de resolver conflictos que había de
funcionarle a maravilla a sus sucesores de siglos después: comprar al líder: "... él te promete de
te enviar al puerto [a condición de que se retirasen], mucha cantidad de oro y plata y ricas
piedras para ese vuestro rey, y para tí y para cada uno de tus hermanos, una carga."[63]. La
oferta era de vértigo: ¡10 toneladas de oro, sin peligros ni trabajos! Por poco caen los españoles en
la tentación de aceptarla, pero venció su convicción de ser paladines de Dios y del Rey, y la
rehusaron, aceptando enfrentarse a las terribles consecuencias de desafiar, ellos tan débiles, a los
todopoderosos, lo cual también nos demuestra que eran unos héroes, mucho más quijotes que
sanchopanzas.
Desesperado, entonces, Motecuhzoma se resolvió por una medida espantosa para todos, puesto
que arriesgaba un cataclismo universal y acabar con el Quinto Sol: Disfrazó de nobles a nuevos
brujos y los envió a envenenar a Quetzalcóatl... Hubiera sido facilísimo hacerlo: la herbolaria
mexicana disponía de toda suerte de drogas, pero nuevamente, a fuer de teólogo, Motecuhzoma
razonó que un dios era inmune a venenos normales y requería de especiales, por lo que le mandó
un guiso de carne humana sacrificada a Huitzilopochtli. Si Cortés, que nunca fue melindroso, se
la hubiera comido, por supuesto que nada le hubiera pasado, pero Motecuhzoma, que no era
ningún tonto, habría descubierto de inmediato que era un simple mortal y no el dios que él creía...
toda la sutil trama de equívocos estaba a punto de desmoronarse... pero aconteció de nuevo lo
inaudito: una nueva casualidad vino a dejar las cosas como antes, y mejor que antes, para Cortés:
Marina sospechó algo al oír habla a los "nobles" con lenguaje de plebeyos, y comunicó sus
inquietudes a Cortés, quien los hizo confesar la verdad. Sin darse cuenta del alcance mágico del
hecho, y sólo asqueado de que se hubiese pretendido que él comiese carne humana, la hizo
enterrar y reclamó agriamente a Motecuhzoma, quien quedó apabullado ante la evidente
invencibilidad del dios... Todavía intentó mandarle un nuevo comando de brujos a atacarlo cuando
descendió al Valle, sólo para ser informado por éstos que los dioses se rehusaban ya a colaborar.
Motecuhzoma vió entonces culminar su drama: Literalmente había hecho TODO su posible, y,
literalmente, TODO le había fallado. Lo primero que pensó fue en inmolarse él mismo. Lejos de
ser un cobarde que todo lo sacrificó por miedo a morir, su primer intento había sido ese. Desde la
llegada de los "dioses" había tomado nota de su inexplicable interés por su persona: "hacían con
mucha instancia preguntas tocante a Motecuhzoma: cómo era, si acaso muchacho, si
acaso hombre maduro, si acaso viejo, si acaso ya un anciano, si tenía cabeza blanca..."[64],
y, ante eso, había decidido librar a su pueblo de la amenaza que podía él representar retirándose,
o quitándose la vida. El P. Durán, en capítulo 87, narra sabrosamente el largo calvario de
Motecuhzoma para obtener la anuencia divina de suicidarse, y la final amarga negativa[65]: su
destino era morir, sí, a manos de esos "dioses", y de eso quedó tan seguro que se ocupó de
encomendar a sus hijos a un amigo de su confianza: "... te ruego y te pido de merced, que
después de que sean venidos los dioses y yo sea muerto a sus manos -que yo sé que me
han de matar- que tomes a mis siete hijos que dejo a tu cargo, y los ampares..."[66].
Haciendo, pues, cuentas, nada le quedaba por hacer sino afrontar, con toda la dignidad de un
prócer mexicano, la suerte del vencido... Había intentado reiteradamente un arreglo diplomático,
reconociendo sin ambages la preeminencia de Quetzalcóatl, enviándole espléndidos regalos y
otorgando a sus envíados plena libertad de comercio, que era todo lo que se estilaba entre gentes
bien educadas... se lo habían rechazado. Había intentado una y otra vez el ataque mágico...
habían resultado contraproducentes. Los tlaxcaltecas habían probado la confrontación directa...
habían acabado aliándose con él. Había intentado enfrentarlo contra sí mismo en Cholula... se
había demostrado más fuerte que nunca. Había intentado el soborno... habían resistido. Había
intentado envenenarlo... había sido descubierto y puesto en vergüenza. Había solicitado ofrendar
su propia vida... había sido rechazado. ¿Qué más podía hacer, sino afrontar su destino conforme
al código del prisionero, desplegando no mera resignación, sino hasta colaboración y cariño hacia
su vencedor, "su padre" según la más pundonorosa ética militar... Y lo hizo, efectivamente,
escandalizando generaciones futuras por su "cobardía" y asombrándolos a ellos, que nunca se
esperaron esa reacción cuando, una vez en México, lo tomaron preso a traición.

• Nuevos vasallos
Al ser recibidos e instalados los españoles en México por sus anfitriones indios, con inmenso
pasmo mutuo, Cortés expuso a Motecuhzoma su cantilena de que venía en nombre de Dios y
demás, y éste hubo de contestarle que ya lo sabía, que de siempre lo habían sabido él y sus
antecesores, y por ello, en pleno y justo uso de sus facultades de Huey Tlatoani, aceptó jurar
vasallaje al Rey de España al estilo español, y entregó como regalo, ("tributo" entendieron los
españoles), un impresionante tesoro.
Con esto, el equívoco Cristo-Quetzalcóatl llega a su máximo éxito, pues Cortés ya es dueño de
México sin haber disparado un solo tiro: pero todo se funda en un frágil juego de errores y cada
parte entiende cosas incompatiblemente distintas: Para los españoles, Motecuhzoma posee el
"imperio" como bien suyo patrimonial, y lo ha entregado in perpetuum a su propio emperador,
Carlos V de Alemania y I de España, de quien Cortés es ahora representante plenipotenciario.
México es ya un "reino" más de España, como Castilla, León o Aragón, sometido de inmediato
a sus leyes y, apenas posible, a su cultura y a su religión, cosa ésta última la de la máxima
importancia.
Para los indios, lo único que había sucedido era que había terminado la hegemonía de
Huitzilopochtli-Tezcatlipoca y reinaba, de nuevo y como antes, Quetzalcóatl. Existía una
federación que estipulaba nunca ser enemigos, libertad de comercio y el derecho a poner la
imagen nueva de Quetzalcóatl junto a -¡nunca en lugar de!- la de Huitzilopochtli en el Templo
Mayor. No habiendo habido resistencia ni guerra, no existía obligación de tributo ninguno, aunque
bien cuidarían ellos de mandar regios regalos... De ahí en fuera nada iba a cambiar de su religión,
leyes o cultura, y Cortés y los suyos ya no eran sino embajadores cesantes, que nada tenían que
seguir haciendo entre ellos, y cuya presencia empezaba ya a colmarles el plato.
Para Motecuhzoma las cosas eran personalmente distintas: él si había luchado contra ellos y era
su prisionero; para él no existía, pues, más salida honrosa que la muerte. Cuando, de improviso,
llegó un inesperado "Tezcatlipoca hispano" en la persona de Pánfilo de Narváez, enviado por
Velázquez con copiosas tropas para vengar la traicion de Cortés, él ni siquiera intentó
aprovecharse, antes se lo informó a Cortés y le ofreció la ayuda de sus guerreros, que éste se
guardó mucho de aceptar, hecho como estaba a las traiciones y temiéndolas de su prisionero, a
quien le había dado mil motivos para odiarlo, cuya colaboración y cariño no atinaba a explicarse, y
temía fuera sólo una pantalla.
Salió de México, con la mayoría de sus tropas, a combatir a las de Nárvaez, dejando en su lugar a
un matasiete: Pedro de Alvarado. Por esos días caía la fiesta máxima de Tenochtitlan: Tóxcalt,
la fiesta de Tezcatlipoca, el antiguo vencedor de Quetzalcóatl... Los aliados tlaxcaltecas,
quedados con Alvarado, estaban muertos de miedo: Desde el 2 de febrero de ese año de 1520,
había concluído el año Ce Acatl -el año de Quetzalcóatl- e iniciado el Ome Técpatl = Dos
Pedernal, por lo tanto, la fuerza de Quetzalcóatl se había desvanecido... Estaban en plena capital
de su archienemigo Huitzilopochtli-Tezcatlipoca, y ya Cortés había tenido que salir a enfrentar a
un Tezcatlipoca blanco, que parecía traer todas las de ganar, y, para colmo, se avecina el 16 de
mayo, la máxima fiesta de Tezcatlipoca... ¡¡Cualquiera comprendería que van a ser atacados y
eliminados!! Y así se lo comunicaron a Alvarado, que compartía cien por ciento sus temores...
El historiador tezcocano Ixtlilxóchitl, que, en general, no es nada favorable a los mexicanos,
comenta sin embargo: "... ciertos tlaxcaltecas [...] por envidia, lo uno acordándose que en
semejane fiesta los mexicanos solían sacrificar gran cantidad de cautivos de la nación
tlaxcalteca, y lo otro que era la mejor ocasión que ellos podían tener para poder henchir las
manos de despojos y hartar su codicia y vengarse de sus enemigos [...] fueron con esta
invención al capitán Pedro de Alvarado, que estaba en lugar de Cortés, el cual no fue
menester mucho para darles crédito, porque tan buenos filos y pensamientos tenía como
ellos..."[67].
Eso pues, y su loca avaricia al ver las riquísimas joyas de los danzantes, hicieron que diera la
orden de atacar a la nobleza mexicana inerme, provocando una matanza espantosa en el Templo
Mayor. Pero, lejos de obtener el mismo efecto que Cortés había logrado en Cholula, lo que
provocó fue que los mexicanos se sintieran objeto de una auténtica traición de parte de
Quetzalcóatl, al habere violado el trato de "nunca ser enemigos", y, desligados así de su pacto,
se volvieran contra él cual furiosas avispas, aunque -eso sí- siempre guardando el indiscutido
respeto a sus leyes litúrgico-guerreras, que les garantizaban que morir era vencer y les
conminaban a no matar sino cautivar vivo al contrincante.

• La Noche Triste
Tan completo era este respeto que ni siquiera impidieron la entrada de Cortés, que volvió con
cuantiosos refuerzos: toda la gente de Narváez, que encantada se pasó a su bando ante el
señuelo del oro. Contando en ellos, estaba seguro de arreglarlo todo fácilmente.

Para su amarga sorpresa, pronto comprobó que no era así. Pese a que los indios llevaban
desventaja aplastante ante su artillería, su número y bravura disipaban toda esperanza de victoria.
"Me respondieron -narra él a propósito de un intento suyo de transar- que bien veían que
recibían de nos mucho daño, pero que ellos estaban determinados de morir veinte y cinco
mil de ellos y uno de los nuestros, nos acabaríamos nosotros primero, porque éramos
pocos y ellos muchos..."[68]. "... no aprovechaban mucho nuestros tiros, ni escopetas, ni
ballestas, ni lanzas, ni estocadas que les dábamos, ni nuestro buen pelear, aunque les
matábamos y heríamos muchos de ellos, por las puntas de las lanzas y de las espadas se
nos metían [...] Aunque estuvieran allí diez mil Héctores troyanos y tantos Roldanes no les
pudiesen entrar [...] y no sé por qué lo escribo aquí tan tibiamente, porque unos tres o
cuatro soldados que se habían hallado en Italia, juraron muchas veces a Dios que guerras
tan bravosas jamás habían visto entre cristianos y contra la artillería del rey de Francia ni
del gran Turco..."[69].
Además, él traía oculto en la manga, (tan oculto, de hecho, que jamás lo mencionó a nadie, y si lo
conocemos es por una fuente india, el Códice Ramírez): nada menos que "mas de 200 mil
hombres"[70] al mando de Ixtlilxóchitl, que atacaban a los mexicanos a pocas cuadras de su
cuartel: "cuando él estaba en el mayor fuego de la guerra le socorría con picar a los
mexicanos por la parte de San Antón, de manera que los hazía que acudiesen allí y dejasen
de cargar a los del fuerte (aunque esto lo callan los españoles no sé por qué).."[71].
Pese a eso, pronto fue evidente que nada de eso iba a funcionan, y no tuvo más remedio que
tragarse su orgullo e ir a pedirle a su prisionero que lo sacara del atolladero. Para Cortés no había
en ello problema: el emperador era dueño de la nación... Motecuhzoma, en cambio estaba seguro
de haber sido ya depuesto por el Tlatocan, y bien sabía que, si ahora se presentaba ante su
pueblo para abogar por los traidores, eso le costaría la vida... y eso precisamente fue lo que
decidió hacer.

Es triste constatar que Cortés nunca entendió a Motecuhzoma, ni en sus miserias ni en su


grandeza, igual que tampoco lo entenderían los más de los mexicanos de entonces y de ahora.
Cierto que fue un tirano abominable, vanidoso y arbitrario; pero, desde que llegaron los españoles,
su actuación jamás dejó de ser coherente, valiente y hasta épicamente grandiosa, dentro, desde
luego, de su personal cosmovisión, y, sin embargo, eso mismo le mereció fama de cobarde ante el
propio Cortés: "Hombre sin corazón y de poco debía ser Moctezuma, pues se dejó prender,
y preso, nunca procuró soltura..."[72].
¡Por supuesto que Motecuhzoma jamás iba a pretender la vileza de liberarse! Muy lejos de eso,
se prestó a la última ignominia que le exigía su captor -su "padre"- de abogar por ellos, pese a su
alevosa traición, y eso le costó la vida... Muerto él, Cortés hubo de enfrentar la cruda realidad de
que no le quedaba más recurso que la huída. Huyeron, en efecto, cargados de botín, para
encontrar la muerte la gran mayoría de ellos y de sus aliados indios, en una derrota tan desastrosa
que hubiera debido ser el final de su aventura, de no ser porque los equívocos mutuos provocaron
otra vez lo imposible:
Para los indios era impensable exterminar al enemigo, y mucho menos, en este caso, al propio
Quetzalcóatl; al contrario, era indispensable que sobrevivieran los más posibles de los derrotados
tanto para no afectar al equilibrio de que eran parte, como para luego hubiese tributarios y
heraldos de la invencibilidad de Huitzilopochtli, cosa ésta última que ahora resultaba
especialmente importante, puesto que todo el mundo había siempre estado de acuerdo en que
Quetzalcóatl era el más fuerte y dueño legítimo del país, que ellos sólo habían tenido en usufructo
provisional. Ahora había vuelto, y se le había devuelto: mas él, cobarde y arteramente, había
traicionado el pacto y, en la lucha subsiguiente, se había patentizado que No era el más fuerte,
que Huitzilopochtli lo había vencido en buena lid, de modo que era esencial que las pruebas
vivas de ese triunfo siguieran así, pruebas y vivas, por lo que no sólo no los exterminaron, sino
hasta cuidaron de que volviesen salvos a Tlaxcala: "... siempre teníamos escuadrones de
mexicanos que nos seguían, mas ya no se osaban llegar, y aquellos que venían era como
quien dice: <<Allá iréis fuera de nuestra tierra>>."[73].

• El Ocaso del Quinto Sol


De todo esto los españoles no tenían la más mínima idea, antes, razonando por lo que hubieran
ellos hecho, les parecía palmariamente milagro que los mexicas se limitasen a ese hostigamiento.
Su terror era tal que, cuando se encontraron en la llanura de Otumba a un inmenso ejército,
enviado por Ixtlixóchitl, que venía en su socorro lo atacaron y mataron a muchos antes de caer
en la cuenta de su equivocación[74]. Cuando, por fín, llegaron a Tlaxcala, muertos de miedo de
que sus antiguos aliados actuaran como hubieran actuado ellos, es decir: abandonado al débil
para congraciarse con el fuerte y vencedor, hallaron sólo lealtad y apoyo... que no les convenció.
Ignoraban que todos sus aliados no tenían ya otra alternativa, como en el caso de los totonacas.
Por ello no cabían en sí de asombro e indignación al enterarse de que Cortés, lejos de huir cuanto
antes hacia el mar, pretendía volver a reconquistar México:

"¿Que piensa Cortés? ¿Qué quiere hacer de nosotros? ¿Por qué nos quiere tener
aquí, donde muramos de mala muerte? ¿Qué le merecemos para que no nos deje ir?
Estamos descalabrados, tenemos los cuerpos llenos de heridas y podridos, con llagas, sin
sangre, sin fuerza, sin vestidos; vémonos en tierra ajena, pobres, flacos, enfermos,
cercados de enemigos y sin esperanza ninguna de subir donde caímos. Harto locos
sandios seríamos si nos dejásemos meter en otro semejante peligro como el pasado. No
queremos morir locamente como él, que en la insaciable sed de gloria y mando tiene en no
estima su muerte, cuanto más la nuestra, y no mira que le faltan hombres, artillería, armas y
caballos, que hacen la guerra en esta tierra, y que le faltará la comida, que es lo principal.
Yerra, y de verdad mucho lo yerra, en confiarse en estos de Tlaxcalan, gente, como todos
los indios son, liviana, mudable, de novedades amiga, y que querrá más a los de Culúa que
a los de España; y que si bien ahora disimulan y temporizan con él, en viendo ejércitos
mexicanos sobre sí, nos entregarán vivos a que nos coman y sacrifiquen, que cierto es que
nunca pega bien ni dura amistad entre personas de diferente religión, traje y lenguaje."[75]
Con todo, y por increíble que parezca, Cortés los convenció de lo contrario, hablándoles con la
autoridad de quien cree profundamente lo que dice. ¿Qué más prueba podían pedir de la voluntad
y asistencia de Dios que seguir vivos?: "Menos éramos cuando a esta tierra entramos y
ningún amigo teníamos; y, como bien sabéis, no pelea el número, sino el ánimo: no vencen
los muchos, sino los valientes..."[76].
No era muy exacto esto último, pues pronto contó con innumerables aliados, el más poderoso de
los cuales fue una espantosa pandemia de viruela, traída por un negro de Narváez, que para los
no inmunizados indios "fue entre ellos tan grande enfermedad y pestilencia mortal en toda la
tierra, que en algunas provincias moría la mitad de la gente, y en otras poco menos..."[77].
La fuerza de este "aliado" no estuvo sólo en acabar con enemigos, sino en el efecto que causó en
la mente india, pues toda su concepción de valores éticos en torno a la guerra se colapsó
violentamente: Hasta ese momento, se suponía que Quetzalcóatl era el legítimo y bondadoso
soberano, aborrecedor de la sangre y de la muerte, que volvía a liberarlos del yugo de los
"villanos" Tezcatlipoca y Huitzilopchtli, idea que los españoles no habían hecho sino fomentar...

Sin embargo, ahora resultaba que este Quetzalcóatl español siempre había procedido al revés,
siempre se había mostrado como el verdadero villano, desmintiendo sistemáticamente sus
palabras con sus acciones, al grado de quebrantar alevosamente un solemne pacto formal,
provocando así su aplastante derrota y evidenciando su inferioridad real, con lo que había
quedado claro que sus adversarios eran en realidad los fuertes y los leales... A ojos de todos,
pues, ya el asunto quedaba zanjado: Tezcatlipoca y Huitizilopochtli reinarían en adelante
indiscutidos... Pero, hete aquí que, de improviso, el derrotado Quetzalcóatl se muestra aún más
alevoso e innoble de lo que podría jamás haberse creído, lanzándose a masacrar por igual a
amigos que a enemigos, con un arma nueva y desconocida, pero tan espantosamente eficaz que
cobraba de un golpe más víctimas que todas las antiguas guerras juntas...

Como es lógico, ante eso las reacciones indias se polarizaron y se rigidizaronn: Los partidarios de
Huitzilopochtli empeñándose más que nunca en luchar con estricto apego a sus limitantes leyes
de guerra, mientras que los alineados con Quetzalcóatl empiezaron a hallar "divina" la idea
española de asolar y matar indiscriminadamente, al grado que pronto los ya numerosísimos
aliados de Cortés[78], que antes, como todos, "mas pugnaban por prenderse que por matarse
[...] ni hacer otro mal y daño en el hombre, ni mujer, ni casa, ni sementera, sino sólo traer de
comer al ídolo ..."[79], desecharon todas sus represiones ancestrales y acabaron convirtiéndose
en tan desenfrenados asoladores y asesinos que, a su lado, sus maestros españoles parecían
ingenuos principiantes por no asesinar a mansalva, sino contentarse con saquear: ".. nuestros
soldados hasta romperles y ponerles en huida no curaban de dar cuchilladas a ningún
indio, porque les parecía crueldad; en lo que más se empleaban era en buscar una buena
india o haber algún despojo, y lo que comunmente hacían era reñir a los amigos porque
eran tan crueles y por quitarles algunos indios o indias porque no las matasen."[80].

Así, el más valioso aliado de Cortés resultó la terca fidelidad de los mexicas a sus leyes
caballeroso-litúrgicas ante la desatada violencia de los enemigos, fidelidad que los llevó a la
derrota entre continuas victorias. El propio Cortés fue hecho prisionero dos veces, una en
Xochimilco y otra en México: para los indios eso era victoria definitiva, y, a sus ojos, él se cubrió
de oprobio al dejarse ayudar a escapar... para los españoles esos mismos "escapes milagrosos"
resultaban claras muestras de la asistencia divina, que más los impulsaban a proseguir la lucha.

Por fín, tras enconada y penosísima resistencia, cayó Tenochtitlan. Para los indios no representó
eso algo inaudito: cierto que nunca había existido una ciudad tan poderosa, pero ya otras habían
alcanzado enhiestas cumbres, caído después, y el mundo en torno a ellas había seguido su
curso... Ahora, en cambio, era su propio mundo el que iba a desaparecer.

Notas

[60] GOMARA, "Historia de la Conquista...", cap. 45, p. 79.


[61] DURAN: "Historia de las Indias...", tomo II, cap. 72, no. 19, p. 529.
[62] DIAZ Bernal, "Historia Verdadera...", cap. 78, p. 136.
[63] DIAZ Bernal: "Historia Verdadera...", cap. 87, p. 157.
[64] SAHAGUN: "Historia General...", Libro 12, cap. 9, no. 5. p. 768.
[65] Cfr.DURAN: "Historia de las Indias...", tomo II, cap. 67, pp. 491-497.
[66] DURAN:"Historia de las Indias...", tomo II, cap. 71, no. 17, p. 520.
[67] IXTLILXOCHITL: "Obras Históricas", Historia de la Nación Chichimeca, tomo II, cap. 88, p. 228.
[68] CORTES Hernán: "Cartas de Relación", Editorial Porrúa, Coleccción "Sepan Cuantos..." no.
7, 14a. edición, México 1985, 2a. Carta Relación, p. 81.
[69] DIAZ Bernal: "Historia Verdadera...", cap. 126, pp. 249-250.
[70] TOVAR JUAN DE S.J.: Códice Ramírez. Aunque consta que este Padre, el primer jesuita
mexicano, lo redacto tomándolo de fuentes indígenas, el nombre está ya indeleblemente
asociado al de su primer editor, José F. Ramírez, quien encontró el manuscrito en el convento
de San Francisco. Editorial Porrúa, Biblioteca Porrúa no. 61, (Junto con Crónica Mexicana de
TEZOZOMOC), 2a. edición, México 1975, no. 2, cap. sin número, p. 144.
[71] Ibidem, p. 145.
[72] GOMARA: "Historia de la Conquista...", cap. 89, p. 141. La opinión es del propio Gomara,
pero no olvidemos que él nunca estuvo en México, sino fue capellán de Cortés, quien fue su
fuente principal de información, de modo que todo lo que él dice es como un eco del
conquistador. ¡No tenía éste idea de que, para un preso mexicano, era impensable deshonra
"procurar soltura"!
[73] DIAZ Bernal: "Historia Verdadera...", cap. 128, p. 261.
[74] Cfr. GONZALEZ Ruy: "Epistolario de la Nueva España", recopilado por DEL PASO Y TRONCOSO
Francisco, México 1939, tomo III, no. 369. También TOVAR S.J. Juan de: "Códice Ramírez",
Editorial Porrúa, Biblioteca Porrúa no. 61, 2a. Edición, México 1975, no. 2. p. 145.
[75] GOMARA: "Historia de la Conquista.,.", cap. 113, p. 179.
[76] GOMARA: "Historia Verdadera...", cap. 114, p. 180.
[77] MOTOLINIA: "Memoriales...", 1a. parte, cap. 2, no. 37, p. 21.
[78] Según Ixtlilxóchitl había 250,000 guerreros, 8,000 oficiales y 50,000 labradores del propio
Texcoco; 50,000 de Chalco, Itzocan, Cuauhnáhuac, Tepeyacac; 50,000 de Otumba,
Tolanztzinco, Xicotépec; 50,000 de Tziuhcohuácaz, Tlatlautitepec y más de 300,000
tlaxcaltecas, huexutzincas y cholultecas, a más de 16,000 canoas. (IXTLILXOCHITL, ibidem, p.
461).
[79] DURAN: "Historia de las Indias...", tomo I, cap. 3, p. 34.
[80] DIAZ Bernal: "Historia Verdadera...", cap. 142, p. 307.
• Apocalipsis
Ningún indio, de ningún bando, pensó ni pudo pensar jamás lo que seguiría a la victoria que
habían logrado para "Quetzalcóatl", que en realidad fue para España. Lo que siguió, en pocas
palabras, fue el fin de su mundo, Charles Gibson, en su libro "Los Aztecas bajo el Dominio
Español", calcula conservadoramente que la población del solo Valle de México se desplomó de
cosa de millón y medio de indios a apenas setenta mil en su punto más bajo[81], y en algunos
casos concretos las cifras eran aún más espantosas. Chimalhuacán, por ejemplo, de 8,000 a 300;
Chicolapa, de 6,000 a 200; Tizayuca, de 4,000 a 150[82], y esos pueblos todavía podían decirse
"afortunados"... otros muchos, sobre todo fuera del Valle, sencillamente dejaron de existir...

(Vale la pena abrir un paréntesis y hacer notar que estas cifras dicen mucho más que una
catástrofe demográfica; también quieren decir que el México actual NO es ya un mundo indio, sino
genuinamente mestizo. El desplome de la población indígena igualó bastante las proporciones
numéricas de los dos fundadores de nuestra raza. Hemos de reconocer que -para bien o para mal-
México es sociológica y racialmente una entidad nueva, hija de los dos.)

Las solas cifras son estremecedoras, pero examinar la forma puede darnos una mejor idea de ese
apocalipsis indio, que fue el doloroso parto de nuestra raza. Por supuesto que la inmensa mayoría
de esos millones no sucumbieron al filo de las espadas españolas. Ya Bernal Díaz, más por
modestia que por apología, lo desmiente: "... harto teníamos que defendernos que no nos
matasen y nos llevasen de vencida, que aunque estuvieran los indios atados, no hiciéramos
tantas muertes, en especial que tenían sus armas de algodón, que les cubrían en cuerpo,
arcos y saetas, rodelas, lanzas grandes, espadas de navajas que cortan más que nuestras
espadas, y muy denodados guerreros."[83].

• Importaciones letales
La mayoría de esas muertes obedeció a que la presencia española -voluntaria e
involuntariamente- desquicio en todo sentido al mundo indio. Unas pocos de esas importaciones
nacieron de codicia y rapacidad, pero las más graves, las epidemias, fueron del todo involuntarias,
y algunas nacieron incluso de buena voluntad.
Producto de rapacidad y codicia fue exigirles tributos imposibles, cazarlos como a bestias para
reducirlos a esclavos o enterrarlos en las minas: "... como los tributos era tan continuos, para
los cumplir vendían a sus hijos y tierras a los mercaderes, y faltando de cumplir el tributo,
hartos murieron por ello, unos a tormentos, otros en prisiones, de las cuales salían tales
que muchos morían, porque los trataban bestialmente..."[84]. "Las minas, a las cuales de
sesenta y setenta leguas, y aun más [como 400 kilómetros] los indios cargados iban con
mantenimientos; e la comida que para sí mismo llevaban a unos se les acababa en llegando
a las minas, a otros en el camino de vuelta, antes de su casa, a otros detenían los mineros
algunos días para que los ayudasen a descupetar, o los ocupaban en hacer casas y
servirse de ellos, a do acababan la comida, o se morían allá en las minas o por el camino;
otros volvían tales que podían escapar; pero de estos, y de los esclavos que en las minas
murieron, fue tanto el hedor que causó pestilencia, en especial en las minas de Huaxyacac
en las cuales media legua alderredor y mucha parte del camino apenas pisaban sino sobre
huesos o sobre muertos..."[85].

Nació, en cambio, de buena voluntad, forzar a los indios dentro de las leyes y estructuras
españolas, lo que de inmediato provocó el colapso de su gobierno interno y una corrupción y
explotación de indios contra indios tan generalizada y profunda que, hasta nuestros días, casi
cinco siglos después, no se ha podido eliminar: "Dicen los religiosos antiguos que después
que los naturales están en sujeción de los españoles se perdió la buena manera de
gobierno que entre ellos había, comenzó a no haber orden ni concierto, y se perdió la
policía y justicia y ejecución de ella que entre ellos había, y se han frecuentado muchos los
pleitos y divorcios, y anda todo confuso."[86] "Preguntando a un indio principal de México
qué era la causa por que ahora se habían dado tanto los indios a pleitos y andaban tan
viciosos, dijo: <<Porque ni vosotros nos entendéis ni nosotros os entendemos ni sabemos
qué queréis. Nos habéis quitado nuestra buena orden y manera de gobierno, y la que nos
habéis puesto no la entendemos, y así anda todo confuso y sin orden ni concierto..>>"[87].

Y esto venía a sumarse a la irreparable tragedia de que la clase dirigente india había quedado
prácticamente eliminada, cosa especialmente grave en su contexto, Aun hoy, en nuestras
sociedades democráticas y tecnificadas, una bien organizada masacre de unos pocos miles de
dirigentes, bastaría para dejarnos sin cerebro y sin manos. ¿En qué pararíamos, por ejemplo, si de
improviso nos quitasen a todos los ingenieros, médicos, profesores, intelectuales... aun
suponiendo que libros, máquinas e instalaciones continuasen intactos? En el Anáhuac la ciencia,
a más de profundamente amalgamada con la religión, había sido, por necesidad, casi esotérica,
pues los códices pictografiados suponían una explicación oral memorizada. Los españoles,
convencidos de que eran obras diabólicas, no sólo exterminaron a esos lectores, sino a los propios
libros, al grado de que de centenares de miles no conservamos sino unos cuantos... Aunque la
conquista sólo hubiese costado al mundo indio la ablación de su clase dirigente, esa única herida
ya habría sido culturalmente mortal.

• Alimentos mortíferos
Nada más que la mejor de las buenas voluntades fue lo que produjo otra catástrofe, por
cambiarles su régimen alimenticio, con la mejor intención de mejorarlo. La dieta india había sido
básicamente vegetariana, cimentada en cuatro productos básicos: maíz. frijol, chile y "huatli".
Los cuatro, juntos, bastan para una dieta correctamente balanceada en carbohidratos, proteinas,
minerales y vitaminas[88]. Los españoles eliminaron el "huatli" ("Amarathus Leococarpus"),
parte porque no les gustó su sabor insípido, pero sobre todo porque era un elemento de primera
importancia en el culto religioso[89], pero con eso les quitaron -sin pretenderlo ni saberlo, desde
luego- la indispensable tiamina, rompiendo así el equilibrio de la nutrición india[90].

En su lugar les ofrecieron todos los alimentos europeos, tanto vegetales como animales, que los
indios adoptaron de inmediato, pero que nunca llegaron a ocupar el lugar "normal" de los antiguos,
pues, hasta la fecha, son alimentos "de lujo", no de consumo diario, y si, en cambio, su producción
vino a romper aún más el ya deficiente equilibrio: "Otras cosas se pudieran decir que son
causa para se acabar y consumir estas misérrimas gentes; pero diré una que es por si sola
bastante para ello, y es la multitud de labranzas que ahora hay de españoles, porque ahora
diez, quince, veinte años había muy pocas y muchos más indios que ahora, y les hacían ir
por fuerza a ellas, donde padecían hartos trabajos, y como la gente era mucha y las
labranzas pocas, no se sentía ni echaba tanto de ver. Ahora son las heredades muchas y
muy grandes, los indios muy pocos, y ellos las han de alimpiar, labrar, desherbar, y coger y
encerrar los frutos en casa, y así cargan todos estos trabajos sobre los pocos que han
quedado, siendo diez veces más los españoles y heredades y labranzas y estancias, que
antes eran, y los indios son de tres partes la una de los que solía haber, y en estos pocos
nunca falta pestilencia, y así mueren de ordinario muchos.."[91]. "Halos consumido
hacerlos hacer gran suma de estancias de ovejas, vacas, puercos y cercas para ellas, fuera
de su natural, de su paso y de su modo de trabajar y de su ordinario, ocupándolos en ello
muchos días, u aun semanas, y en hacer muchos otros edificios en el campo y en las
heredades y huertas y caminos, puentes, fuentes, albarradas, ingenios de azúcar, y traían
todos los materiales para estas obras a su costa y a sus cuestas, sin paga y sin darles
siquiera la comida..." [92].

"Con la conquista española -analiza Gibson- el equilibrio de recursos y


población cambrió abruptamente. Los conquistadores talaron grandes cantidades de
árboles para utilizarlos como material y combustible. Sus arados penetraron más
profundamente en la tierra que los palos de cavar de los indígenas, y su ganado y sus
ovejas dejaban desnudo el terreno. Nuevos molinos harineros concentraban o disminuían
las afluencias de agua. Ninguno de los nuevos procedimientos era desastroso en sí mismo,
pero el efecto combinado a través de los años fue una disminución acelerada del terreno
agrícola. En la estación de lluvias, las tierras altas bajaron hasta el fondo del valle. La
erosión produjo barrancas y las laderas, que antes habían sido susceptibles de cultivo, se
volvieron yermas."[93].
Más daño, sin embargo, sufrieron los indios por lo que los españoles les dieron que por lo que les
quitaron, sobre todo el mal ejemplo, (irresistible cuando viene de una cultura dominante), y el
alcohol. Mendieta, advirtiendo que en poblaciones organizadas, como México y Puebla, sí
podían encontrarse españoles ejemplares que podían edificar a los indios, lamenta que los que
convivían con ellos, sobre todo las autoridades, no podían, en general, ser peores. En el capítulo
33 de su libro IV, que titula significativamente "De muchos daños que la frecuente
comunicación de los españoles ha causado a los indios para su cristiandad", lamenta:

"Son tantos los inconvenientes que se han seguido y daños que se han recrecido a
los indios [...] que no sé quién podría bastar a contarlos [...] ¿Qué indio se atreviera en
tiempo de su infidelidad a hurtar una mujer ajena, y llevársela por ahí delante con tanta
disimulación y seguro como si fuese propia suya? [...] Ahora como han visto que sin pena
se las quitan a ellos o a sus vecinos o a sus deudos, hay millares de ellos que hacen lo
mesmo. El indio, si hurtaba, era ladrón, ratero (trato después de cristiano, que en su
infidelidad pocos se atrevían a hurtar); mas después que han tomado atrevimiento con el
ejemplo de los españoles y esas otras gentes, tan buenos ladrones se van haciendo como
ellos, y algunos ya salen a saltear en los caminos [...] Cuando los indios no conocían
españoles, o criados de españoles en sus pueblos, no tenían puertas en sus casas, ni
temor que en ellas les faltase alguna cosa [...] ahora ni les bastan puertas ni cerrojos con
llave [...]

"Uno de los mayores daños que la compañía de los españoles les hace a los indios
es mediante el vino, que por ser ellos inclinados a beberlo, sirve de reclamo y alcahuete
para hacer los españoles cuanto quisieren de sus personas y bienes. Y así, el ordinario
entrar del español por convecino de los indios es con una pipa de vino por delante, y
acaece en algún pueblo de indios, a do no residen más de doce o quince españoles, ser
todos ellos taberneros, o poco menos. Los males que de aquí han sucedido y suceden
nadie los podrá contar: matarse los mesmes compañeros y amigos unos a otros después
de haber bebido, sin saber lo que se hacer; matar también muchos a sus inocentes
mujeres, porque con el vino comunmente son furiosos. El aporrearlas y herirlas es el pan
de cada día, y venderles sus ropillas para beber, y cuando otras no hay, las suyas propias y
cuanto pueden apañar. Las mismas mujeres casadas y por casar, acudir a las tabernas y
venderse por el vino. Consumir la gente principal en este ejercicio sus tierras y casas es lo
de menos, porque acabado el caudal, piden a los españoles prestado para beber, y no
teniendo de qué echar mano, pagan las personas sirviendo en algún obraje [...] Demás de
esto, hácense los españoles casamenteros de los indios, ordenando el casamiento de
fulano con fulana, como más les cuadra para servirse de ellos [...] y lo que de aquí sucede
es, que como el casamiento no salió de su aljaba de ellos, en breve tiempo se desamparan
y cada uno de ellos va por su parte..."[94].

• "Halos consumido..."
Los resultados de la liberación española difícilmente se podrían resumir mejor, ni de boca de un
testigo más calificado, que en el informe del Oidor Alonso de Zorita rendido al Rey. Podría
pensarse que los frailes exageraban, por mojigatería o amor a los indios, pero él no está
defendiendo ni atacando, sino que es una autoridad oficial que rinde un informe oficial de la
situación de sus gobernados, con miras primordialente fiscales[95]. En su capítulo X desglosa
precisamente las consecuencias que acarreó a los indios la fortuna de haber trocado la tiranía de
los mexicas por el cristiano y benevolente gobierno español. El capítulo es largo y minucioso, 14
páginas a renglón cerrado en la edición de Chávez Hayhoe, pero basta entresacar algunos trozos:
"Las cosas de los españoles fueron a los principios, y aun ahora lo son en algunas
partes, tan exorbitantes y demasiadas, y tan fuera de toda razón, que si se hubiere de
responder a todo lo que este capítulo contiene, sería hacer muy largo proceso [...] (En
cuestión de tributos) los españoles les compelían a que les diesen cuanto les pedían, y
sobre ello los atormentaban con martirios y crueldades nunca vistas [...] por los trabajos y
crueldades que con ellos han usado, y por las pestilencias que entre ellos ha habido, no
hay la tercia parte de la gente que había..."
"Los días que en sus repúblicas trabajasen y trabajan es dentro de sus mismos
pueblos. El trabajo era y es poco: era y con bien tratados [...] no ha sido esto ni en las obras
de su república lo que los acaba, por la buena orden que tienen en trabajar en ellas, sino las
obras públicas y servicio de los españoles, muy al contrario de su modo y de su paso..."

"Lo que los ha consumido e aun consume en estos tiempos, es los edificios de cal y
canto que han edificado y edifican en los pueblos de los españoles, viniendo a ello fuera de
su natural, de tierra fría a caliente y de caliente a fría, veinte, treinta y cuarenta y más
leguas, sacándoles de su paso en todo, así en el trabajo como en el tiempo y modo y
comida y cama, muchos días y semanas sin ningún refrigerio, haciéndoles trabajar desde
que amanece hasta después de anochecido..."

"Halos destruido y los ha consumido y consume, los grandes y desordenados


tributos que les han dado y dan, y con el gran temor que tenían a los españoles dábanles
cuanto tenían, y como los tributos eran excesivos y contínuos, para los cumplir vendían las
tierras que tenían, a menosprecio, y los hijos por esclavos; y faltando de cumplir el tributo,
muchos murieron por ello en prisiones, y si escapaban de ellas salían tales que desde a
pocos días morían. Otros murieron en tormentos, porque dijesen dónde había oro y dónde
lo tenían, y en todo los trataban bestialmente y sin términos de razón..."

"Halos disminuido los esclavos que de ellos se hicieron para servicio de los
españoles y para las minas, que fue tanta la prisa que en los primeros años se dieron a
hacerlos, que en todas partes entraban a México, y en todas las demás partes de Indias,
manadas de ellos como de ovejas para echarles el hierro [...] Halos también apocado
llevarlos a millaradas a las minas de oro y plata, con grandes trabajos a ellos no usados, en
partes a ochenta y cien leguas, y se quedaban muertos por los caminos y allá de hambre y
de frío o demasiado calor, y por el excesivo trabajo y carga que llevaban, grandes y muy
pesadas, de herramientas para las minas y otras cosas de gran peso y muy penosas [...] y
ya que llevaban de sus casas alguna comida, era poca porque no podían ni tenían para
más, y se les acababa llegados allá o en el camino antes de llegar a la vuelta de sus casas,
y así morían infinitos..."

"Halos asimesmo consumido, llevarlos de mil en mil y más y menos con grandes y
pesadas cargas de mercaderías, reventando muchas jornadas, sacándoles de tierra caliente
a fría y de fría a caliente, que les es muy mortal [...] por los caminos y sierras
quebrantándolos, y volvían a su casa casi muertos, y en llegando les daba el mal de muerte,
y morían por ello o se quedaban muertos por los caminos; y sobre todas estas cargas
llevaban a sus cuestas la comida; y todavía lo hacen los encomenderos cuando se van con
toda su casa a sus pueblos y cuando se tornan de ellos..."

"Halos consumido llevar los tributos en casa un año a los pueblos de los españoles,
a sus cuestas, de muy lejos y diferentes temples, con mala y poca comida [...] Halos
consumido el servicio ordinario que daban y dan en algunas partes hoy en día para las
casas de servir su semana y llevar el servicio de leña y comida a sus encomenderos,
habían de partir de algunas partes 15 días antes, y así, para servir una semana, habían de
caminar cuatro de ida e vuelta, fatigados, muertos de hambre, cansados e afligidos, y los
caminos poblados de muertos, hombres y mujeres y sus niños pequeñitos [...] cosa jamás
entre ellos vista."

"No hay para qué decir la multitud que se ha consumido y consume, llevándolos
cargados a las conquistas y entradas, y otros para servicio de la gente de guerra,
sacándolos por fuerza de su natural y apartándolos de sus mujeres e hijos, deudos y
parientes, y de ellos volvían muy pocos o ninguno [...] y están en los caminos unas aves
que, en cayendo el indio, le sacan los ojos, y lo matan y se lo comen, y como cosa sabida
acuden a ello cuando hay entradas o descubrimiento de minas; y aconteció que indias que
iban cargadas mataban a las creaturas que llevaban a los pechos, y decían que no podían
con ellas y con la carga, y que no querían que viviesen sus hijos a pasar el trabajo que ellas
pasaban [...] y no hay para que decir como los llevaban en colleras, y el tratamiento que les
hacían por todo el camino, y como en cansándose el indio o la india con la carga les
cortaban la cabeza, por no pararse a desensartar la cadena, y repartían la carga en los
demás."

"No hay para que decir la multitud que han perecido en los puertos haciendo los
navíos para el Marqués para la California y para los que fueron a la Especería y a las islas
del Poniente, llevándolos de cuarenta y cincuenta y más leguas, con que se despobló
aquella tierra que estaba llena de gente..."

"De estas idas y venidas sucede otro daño no pequeño, que como ya son pocos y
las obras muchas, cábeles muchas veces la rueda, y contra lo que V. M. tiene provehido,
los hacen ir en tiempos que habían de sembrar sus sementeras o desherbarlas, que esto es
todo su caudal y no tiene otra cosa de que se sustentar, y en ocho días se pierden o se
ganan [...] y así no cogen cosa alguna o muy poco, y todo el año pasan hambre y enferman
y mueren ellos y su familia..."

"Quién podrá acabar de referir las miserias y trabajos que aquellas más que
miserables y malaventuradas gentes pasan y sufren [...] quién y qué hay que no sea contra
ellos, quien no les persiga y aflija, y quién que los robe y aproveche de su sudor [...] y pues
no se puede decir todo [...] quédese lo infinito que se pudiera referir con verdad, así de lo
que he visto e averiguado como de lo que he oído a personas de crédito [...] Oidor ha
habido que públicamente en estrados dijo a voces que, cuando faltase agua para regar las
heredades de los españoles, se habían de regar con sangre de indios; y otros he oído decir
que no han de trabajar los españoles sino los indios, que trabajen y mueran los
perros..."[96].

• El Trauma español de la Conquista


No pueden dejar de percibirse en Zorita tonos de autocrítica, pero él mismo expone las opiniones
contrarias, implicando que eso nunca hubiera posido pasar si no hubiesen estado de acuerdo los
más en que pasase. Y, en efecto, los más de los españoles veían su obra no como mala, sino
como meritísima, y benéfica para los indios. Cortés mismo -o al menos Gomara, su portavoz- tuvo
la desvengüenza -o la ignorancia- de proclamar:
"Ahora (los indios) son señores de lo que tienen con tanta libertad que les daña.
Pagan tan pocos tributos que viven holgando, que el emperador se los tasa. Tienen
hacienda propia, y granjerías de seda, ganados, azúcar, trigo y otras cosas. Saben oficios y
venden bien y mucho las obras y las manos."
"No les fuerza nadie, que no le castiguen, a llevar cargas, si algo hacen, son bien
pagados. No hacen nada sin mandárselo el señor que tienen indio, aunque lo mande el
señor español a quien están encomendados, ni aunque lo mande el Virrey; y ésta es
grandísima exención [...] Si faltan hombres de aquella casta (jefes), escogen ellos al que
quieren, y confírmalo el rey [...] así que nadie piense que les quitan los señoríos, las
haciendas y libertad, sino que Dios les hizo merced en ser de españoles, que los
cristianaron, y que los tratan y que los tienen ni más ni menos que digo."

"Diéronles bestias de carga para que no se carguen, y de lana para que se vistan, no
por necesidad, sino por honestidad, si quisieren, y de carne para que coman, que les
faltaba. Mostráronles el uso del hierro y del candil, con que mejoran la vida. Hanles dado
moneda, para que sepan lo que compran y venden, lo que deben y tienen. Hanles enseñado
latín y ciencias, que vale más que cuanta plata y oro les tomaron, porque con letras son
verdaderamente hombres, y de la plata no se aprovechan mucho ni todos. Así que libraron
bien en ser conquistados, y mejor en ser cristianos."

Ese "wishfull thinking" era la doctrina oficial. Los más de los españoles de España creían, y los de
México querían creer, que los indios eran ahora letrados, libérrimos, bien comidos y vestidos, sin
nada que hacer y mucho que gozar, y que todo era mérito de ellos... pero, por más que intentaran
acallárselo, acá y acullá despuntaban incómodos remordimientos. El más inamordazable era su
propia carne y sangre, viva y activa en miles y miles de niños mestizos. Casi todos los
conquistadores eran jóvenes, y casi todos habían actuado con el frenesí de garañones
enloquecidos, fecundando cada uno a muchas jóvenes indias. Eso no incomodó a los indios en un
principio, habituados como estaban a que un gran guerrero tuviese y mantuviese a varias esposas,
pero pronto se llevaron el penoso chasco de ver que los españoles, lejos de sentirse más
allegados a ellas al nacer los hijos, no se hacían cargo de éstas, antes las consideraban por eso
infamadas como madres de bastardos. Y así, esos pobres niños -los primeros verdaderos
mexicanos- empezaban a crecer en el abandono y miseria más abyectos, rechazados y
despreciados por los dos mundos que les habían dado el ser. Y por brutales que pudiesen ser,
esos padres eran humanos y eran cristianos, y esos vástagos suyos que crecían como animales
acosados, constituían una inequívoca acusación que no les dejaba estar tan convencidos de que
todo hubiese estado perfecto.

Además, justo es decir para gloria de España y de su Cristianismo, que también hubo
contemporáneos que enjuiciaron la conquista con un rigor aun más duro del que podríamos usar
nosotros, y que, aunque en combatida minoría, lejos de ser comprados y amordazados por las
autoridades, como se estila ahora, fueron escuchados con respeto y tomada en cuenta su postura
para correcciones sustanciales a las leyes. El portaestandarte de esta corriente, pero ni mucho
menos el único, fue Fray Bartolomé de las Casas, un dominico sevillano que, con la dureza y
tesón de un antiguo profeta, martilleó siempre ásperos reproches en los oídos españoles, y
consiguió tardías pero sustanciales mejoras. El propugnaba que, de plano, la conquista era
"injustísima"; pero aun colegas suyos más moderados, que aprobaban y bendecían de corazón
la conquista, se permitían recriminaciones tan acerbas como ésta de Mendieta:
"¿Qué ley es ésta -afirma que tiene que pensar los indios 'aunque por miedo lo callen'-
que estos hombres nos predican y enseñan con sus obras? ¿En qué buena ley cabe que
siendo nosotros los naturales de esta tierra y ellos advenedizos, sin haberles nosotros a
ellos ofendido antes ellos a nosotros, les hayamos de servir por fuerza? ¿En qué razón y
buena ley cabe que, habiendo nosotros recibido sin contradicción la ley que ellos profesan,
en lugar de hacernos caricias y regalos, (como dicen lo hacen los moros con los cristianos
que reciben su secta), nos hagan sus esclavos, pues el servicio a que nos compelen no es
otra cosa que esclavonía? ¿En qué ley y buena razón cabe, que nos hagan de peor
condición y traten peor que a sus esclavos comprados, pues vemos que sus negros son
regalados, y ellos son los que nos mandan y fuerzan a que hagamos lo que ellos debían
hacer? ¿En qué buena ley y razón cabe, que sobre usurparnos nuestras tierras, (que todas
ellas fueron de nuestros padres y abuelos), nos compelan a que se las labremos y
cultivemos para ellos? ¿Mayormente en el mesme tiempo que habríamos de acudir a
beneficiar las pocas que nos dejan para nuestro sustento, y por su causa se nos pierden?
[...] ¿En qué buena ley y razón cabe, que viendo van ellos en mucho aumento, y nosotros
en tanta disminución, y que claramente nos van consumiendo, no se compadezcan de
nosotros, ni se contenten con que les tenemos edificadas ciudades de muy grandes y
buenas casas, iglesias y monasterios, estancias y granjas con que están muy
sobradamente acomodados, y las que nosotros, los que éramos señores y principales
antes que ellos viniesen, están unas medio caídas, otras del todo asoladas por no haber
quien nos ayude a repararlas? [...] ¿Que los más bajos villanos venidos de España, y las
mujeres que allá oviesen de servir de mozas de cántaro, aunque tengan sus casas
proveídas de gente, quieren que de barato se les den indios de servicio y de por fuerza, y
que también lo pidan como por derecho?"

"¿En qué buena ley cabe, (dirá el indio), que el día que me desposan con mi mujer,
(cuando todos los hombres del mundo se huelgan con sus mujeres), me han de hacer ir al
repartimiento, y voy por ocho días y me hacen estar treinta? ¿En qué buena ley cabe que el
día que pare mi mujer y tiene la tierra por cama, y cuando mucho una sola estera, sin otro
colchón ni frazada, y habiéndole de traer alguna leña con que se calentar y darle de comer,
me han de hacer ir por fuerza a servir al extraño, y cuando vuelvo la hallo muerta a ella y a
la creatura, por no haber quien les sirviese y diese recado? ¿En qué buena ley cabe que si
ando trabajando en la labranza o hacienda del español, y me da la enfermedad, y le digo
que estoy malo, que no puedo trabajar, me responda que miento como perro indio, y hasta
que allí acabe la vida no me deja venir a mi casa? ¿En qué buena ley cabe que, si estoy
convaleciendo de mi enfermedad, me han de hacer ir, (aunque más me escuse), flaco y
desventurado al repartimiento, y en el camino tengo que acabar la vida, porque si no puedo
caminar de flaco diez o doce leguas adonde me llevan, me dan con un verdascón que me
hacen atrancar más que de paso? ¿En qué ley de caridad cabe que, sabiendo los que
gobiernan cómo muchos de los españoles en cuyo servicio nos ponen, por ver que nos
tienen en su poder por fuerza, nos tratan mucho peor que a sus galgos, haciéndonos
infinitos agravios, ellos y sus negros o criados, quitándonos la pobre comida que llevamos
de nuestras casas, encerrándonos en pocilgas donde sin ella dormimos, haciéndonos
trabajar cuando hace luna de noche, como cuando no la hace todo el día, cargándonos
pesadísimas cargas, no dejándonos oír misa domingos y fiestas, teniéndonos a veces dos
y tres semanas en lugar de una, levantándonos algún hurto o cosa semejante para que nos
vayamos huyendo sin paga y sin nuestra ropa; con todas estas vejaciones, (que muchas
veces se les han representado), no se mueven a compasión para quitarnos de a cuestas tan
dura esclavonía, sino que la quieren llevar adelante hasta acabarnos del todo? [...] ¿Y que
tenga autoridad un alguacil pelado, (por ser español), que por ventura fuera azacán en su
pueblo, para llevarnos presos a gobernador y alcaldes, y traernos afligidos el tiempo que le
parece, como si fuéramos los más bajos picaros del mundo?"

"Y tras estos discursos concluirán con decir: <<Si ninguna ley con razón y justicia
puede consentir algunas de estas cosas aquí dichas, y todas ellas las consiente la ley de
los cristianos, luego es la más mala del mundo y digna de ser aborrecida>>"[97].

Y, en efecto, motivos de sobra hubieran tenido los indios para pensar que esa ley era "la más
mala del mundo" y para sonreír, con la más cáustica amargura, oyendo que "libraron bien en
ser conquistados, y mejor en ser cristianos", pues ambas cosas, la conquista y el cristianismo,
se les presentaban inicialmente como un insoluble problema de justicia, pero nó respecto de
España, sino de Dios mismo.

Notas
[81] GIBSON Charles: "Los Aztecas bajo el Dominio Español", 1a. edición en inglés: "The Aztecs
under Spanish Rule", Stanford University Press, Cal. 1964, 1a. edición en español, Siglo XXI
Editores, México 1967, Cap. I, p. 10.
[82] Ibidem, cap. 6, p. 140.
[83] DIAZ Bernal: "Historia Verdadera...", cap. 18, p. 30.
[84] MOTOLINIA: "Memoriales...", 1a. parte, cap. 2, no 44, p. 26.
[85] Ibidem, no. 48, p. 29.
[86] ZORITA Alonso de: "Breve y Sumaria Relación de los Señores de la Nueva España",
Editorial Chávez Hayhoe, México 1941, p. 51.
[87] Ibidem, p. 52.
[88] La sabia constumbre india de preparar el maíz casi siempre con cal, resolvía la deficiencia
de calcio, y el chile aportaba vitaminas. La peleagra, enfermedad común entre pueblos que
tienen en maíz como base prevalente de su alimentación, no era problema en México.
[89] Con su pasta se hacían imágenes, que luego eran comidas a modo de comunión con el dios
mismos. Los españoles lo llamaron "bledo", porque -comprensiblemente- confundieron el
"huatli" (amaranthus leucorpus) con el "bledo" (amarantus blitus) europeo. Los indios
hacían una pasta con las semillas de ese amaranto y con ella esculpían imágenes de sus
dioses, que luego comían como una especie de comunión con ellos, y por eso los españoles lo
combatieron, y con tanto éxito, que hoy en día casi no se conoce en México. Es una semillita
que se suele comer tostada y empastada con miel, llamada así "alegría" o "suale"; sin
embargo, la planta entera, que se conoce hoy con el hombre de "quintonil", es comestible, y
tan buena o mejor que la espinaca.
[90] La dieta era también complementada con proteina animal, sobre todo carne de guajolote y
perro, domesticados desde tiempos prehistóricos, y con otras aves y animales de los lagos y
montes, así como también con algas. El uso de estos alimentos empezó a declinar después de
la conquista.
[91] ZORITA: "Breve y Sumaria Relación", Cap. 4, pág. 164.
[92] Ibidem, cap. 10, p. 139.
[93] GIBSON: "Los Aztecas...", cap. I, pp. 9-10.
[94] MENDIETA, "Historia Ecca..", cap. 33, pp. 501-5.
[95] La pregunta que se le pedía contestar era: "Informanros héis también cuando los
españoles cristianos entraron é conquistaron esa tierra, si pusieron en los indios tributos
otros nuevos, demás de los antiguos que durante su infidelidad pagaban, y de qué
manera se sirvieron de ellos y si fue teniendo consideración á no les llevar otros tributos
ni servicio sino el mismo que pagaban a su Señor universal, o si fue imposición nueva
que sobre los indios se echó por razón de dar de comer a los españoles á quien
encomendaban los pueblos, y qué orden se tuvo en esto." (ZORITA: "Breve Relación...",
pORITA: . 155).
[96] Z"Breve Relación...", cap. X, pp. 155-168.
[97] MENDIETA: "Historia Ecca...", libro IV, cap. 33, pp. 501-505.
• El Trauma Indio de la Conquista
Lo que opinaban Zorita y Mendieta era del todo cierto, pero ni uno ni otro podían calibrar que la
conquista y la fe cristiana les habian planteado un problema mucho peor: Una derrota, por
catastrófica que fuese, no desquiciaba a un pueblo guerrero, hecho, por definición, a la posibilidad
de sufrirla... Podían enteder el "¡Vae victis!", al haber caído en manos de unos bárbaros, como ya
antes había ocurrido en México... Lo que de ninguna manera podían entender era por qué todo
eso les había caído encima no por una derrota, sino por su victoria, una victoria en un guerra
peleada en nombre de Dios. ¿Qué había pasado con Dios y con su justicia?

Ni la conquista ni la derrota, en realidad, habían sido tales. Los invasores jamás hubieran tenido
oportunidad de penetrar en el Anáhuac si no hubiera sido porque ellos mismos les allanaron el
camino, creyendo que peleaban una guerra normalísima, en pro o en contra de Quetzalcóatl. Si
hubiera podido hablarse de "vencidos", los vencidos habían sido sólo una tribu, los mexicas;
todos los demás eran vencedores, y sobre ellos, sobre los vencedores, recaía todo el peso de una
derrota que habia sido victoria. ¿¡Qué estaba pasando!?...

Ahora se sentían ridículos de haber podido confundir a tales bárbaros con el heroe epónimo de su
raza que habían estado esperando; se sentían ridículos y ridiculizados por haber creído que el Sol
y el universo necesitaban de su sangre, lo cual hacía que ya ni siquiera de su pasado pudiesen
sentirse orgullosos; se sentían ridículos en haber esperando una "liberación" de manos de esos
bárbaros, tan peores que sus antiguos dominadores, pues ni siquiera se contentaban con su
sangre y sus tributos, sino que pretendían destruirles su historia, su cultura y su religión.

Esto último era lo más duro: la más dolorosa de las llagas era la abierta en el alma de todos ellos
por la nueva religión. Los misioneros que llegaron tras los soldados eran, sin discusión, magníficas
personas, que se prodigaban en atenderles... pero que para nada los comprendían... ni podía
comprenderlos. Estaban convencidos de que el mundo pronto iba a acabarse[98] y que urgía, por
tanto, que "forzaran a entrar"[99] a los indios a la fe católica; pero, además, todos ellos quedaron
tan horrorizados ante la religión india que ninguno pudo jamás entenderla, y, como no podían dejar
de reconocer en ella sublimes verdades, principios y bellezas, inventaron que algún predicador
apostólico debía haber llegado a México en tiempos remotos y predicado la verdadera fe, que
luego Satanás había corrompido, u opinaban, con toda seriedad, que podría tratarse de las tribus
perdidas de Israel, o que el propio Satanás en persona había parodiado las verdades y ritos
cristianos[100].

Y esta antipatía contra la religión prehispánica la expresaban sin contemplaciones a sus


evangelizados: "Sabido tenemos y entendido, amados amigos, no por oydas sino con lo que
por nuestros propios ojos hemos visto que no conocéis al solo verdadero Dios por quien
todos vivimos, ni le teméis, ni acatáis, mas antes cada día y cada noche le ofendéis en
muchas cosas y por esto auéis incurrido en su ira y desgracia y está en gran manera
enojado contra vosotros; por esta causa embió delante a sus siervos y vasallos los
españoles, para que os castigasen y afligiesen por vuestros innumerables pecados en que
estáis."[101] "Si vosotros queréis ver y admiraros deste reino y riquezas de aquel por quien
todos bivimos, nuestro Señor Jesucristo, ante todas las cosas os es muy necesario
despreciar y aborrecer, desechar y abominar y escupir todos estos que agora tenéis por
Dioses y adoráis, porque a la verdad no son Dioses, sino engañadores y burladores, y
también os es muy necesario que os apartéis y desechéis todos los pecados de cualquier
manera que sean, porque todos ellos enojan a Jesucristo, y es también menester que os
purifiquéis de todas vuestras suciedades, con el agua de Dios."[102] "... nunca a venido a
vuestra noticia la doctrina y palabras del señor del cielo y de la tierra, y viuís como ciegos
entenebrecidos, metidos en muy espesas tinieblas de gran ignorancia, y hasta agora alguna
escusa an tenido vuestros errores; pero si no quisiéredes oyr las palabras divinas que ese
mismo Dios os embia y darles el crédito y reverencia que se les deue, de aquí adelante
vuestros errores no tienen escusa alguna y nuestro Señor Dios que os [ha] començado a
destruir por vuestros grandes pecados, os acabará."[103].

A nadie puede hacerle gracia que se le exija renegar y maldecir cuanto ha amado y aceptado
siempre, pero para los pobres indios eso no sólo resultaba insultante, sino incomprensible. Antes,
aunque hubiesen estado en desacuerdo sobre si Quetzalcóatl o Huitzilopochtli, u otro cualquiera
de los dioses, era el más fuerte, todos siempre habían sabido que ninguno era realmente Dios,
sino aspectos, pobres y confusos, del único verdadero, de Ometéotl, que era a quien todos
servían a través de cualquiera de ellos, aunque en este mundo hubiera que luchar por uno o por
otro para mantener su siempre frágil equilibrio. Una guerra de castigo y exterminio, en la que Dios
hubiera "enviado delante a sus siervos y vasallos los españoles, para que los castigasen y
afligiesen por sus innumerables pecados" era una idea absolutamente contraria a la que
siempre todos habían tenido: "Mirad, hermanos, lo que nos dijeron los viejos en nuestras
crianzas y doctrina del arte de las armas, que el sol comía de ambos ejércitos..."[104], es
decir, que igualmente bien servía y adoraba a Dios quien peleaba, sin importar en qué bando lo
hiciera.

Ahora, en cambio, les salían con la novedad de todos sus dioses, Ometéotl, por supuesto,
incluído, eran "demonios", y que el verdadero era otro, a quien ellos nunca habían conocido; que
toda su cultura estaba contaminada... Y lo peor era constatar que ese absurdo parecía ser cierto,
pues el infierno que estaban viviendo lo demostraba: Si de parte de ellos no había habido siempre
sino fidelidad insobornable a Ometéotl, a quien todos por igual habían servido, ayudando o
combatiendo a Quetzalcóatl; si la razón de que los españoles los tuviesen ahora oprimidos no era
otra sino que ellos mismos los habían instalado, porque con eso habían considerado cumplir su
divina voluntad, ¿cómo era, entonces, posible que el pago que obtuviesen de El fuese la
destrucción y anatema de todo lo que amaban? ¿Que se les pidiese que se "despreciaran y
aborrecieran, desecharan y abominaran y escupieran" a sí mismos?

En su religión ya tenían antes -¡Y mejor!- todo lo bueno que la nueva parecía ofrecerles. En ella
habían sido colaboradores de sus dioses, de sus dioses que por ellos habían entregado su sangre
y su vida... En la nueva podían aspirar, si bien les iba, a ser súbditos de un incomprensible téotl
español llamado Jesucristo, que pretendía ser Ometéotl mismo, pero que, a juzgar por lo que
estaban viendo en sus seguidores, era quien parecía un auténtico demonio, pues predicaba vida y
amor, y no hacía más que sembrar en torno suyo muerte, rapiña y destrucción, a una escala
incomparablemente mayor que todos los anteriores juntos. Ahora bien, si, por absurdo, ese
Jesucristo era en verdad Ometéotl, como les insistían los frailes, ¿de dónde podía reprocharles
nada? ¿Cómo podía proponerles un cambio tan en peor en "premio" a su inquebrantable
fidelidad...?

No cabía, pues, sino rendirse a la evidencia: u Ometéotl los había traicionado, porque de veras
era un demonio maligno, o había muerto... ¡Muerto El!! ¡Ipalnemohuani, el Dador de la Vida!,
¡Moyocoyani Teyocoyani, la Causa Incausada de sí y de cuanto existe! Y, en uno u otro caso, ya
nada en este mundo valía la pena deu vivirse...

Siendo así las cosas, siendo imposible que los indios entendieran el Evangelio en la forma que se
los presentaban por los misioneros españoles de entonces, (que no podían presentárseles en
ninguna otra, dada su mentalidad y la época), podríamos preguntarnos: ¿Cómo fue que se
convirtieron?, puesto que consta que el pueblo, súbitamente y en masa, se convirtió, y en forma
tal entusiasta y total que sorprendió a los misioneros como algo nunca visto en la historia: "..a la
conversión y baptismo de esta Nueva España, tanto por tanto comparando los tiempos,
pienso que ninguno le ha llegado desde el principio de la primitiva Iglesia.."[105], amén que
la prueba irrefutable de su conversión la constituimos nosotros mismos, el pueblo católico y
mestizo que formamos ahora México.

Hay quien piensa que la conquista espiritual fue tan "fácil" como la militar, que bastó que llegaran
los triunfadores con sus nuevos "dioses" para que los vencidos los aceptasen sin chistar: ; pero
consta que esto no fue así. Consta que, en los primeros años, hubo tenaz resistencia, pero que
terminó en forma abrupta a partir de 1532.

Motolinía califica a todos los indios de "muy fríos"[106] en los primeros años; Pedro de Gante
es aun más explícito: reconoce, a los principios, tanto una gran resistencia como métodos bastante
primitivos para quebrantarla, por ejemplo retener a "mas o menos mill mochachos, los cuales
teníamos encerrados en nuestra casa de día y de noche, no les permitiendo ninguna
conversación con sus padres, y menos con sus madres"[107], a "los más hábiles y
alumbrados" de los cuales enviaban cada semana a predicar y a combatir la antigua religión con
graves amenazas, "y desta manera, unas veces por bien y otras por mal, poco a poco se
destruyeron y quitaron muchas idolatrías: a lo menos los señores y principales [...] empero
la gente común estaba como animales sin razón, indomables, que no los podíamos traer al
gremio y congregación de la Iglesia, ni a la doctrina, ni a sermón, sino que huían desto
sobremanera.."[108].

Fray Martín de Valencia, más de un año después de la aparición, acepta que encontraron
"rencor y enemistad"[109] y que, aunque ya había muchos bautizados, eran "los más dellos
niños, que no osamos dar a todos el baptismo, aunque nos lo piden"[110]. Muñoz Camargo
consigna otra reacción lógica: el desprecio: "Cuando predicaban [A señas] estas cosas decían
los Señores Caciques: ¿qué han estos pobres miserables? mirad si tienen hambre, y si han
menester algo, dadles de comer; otros decían [...] Estos pobres deben estar enfermos o
estar locos, dejadlos vocear a los miserables, tomádoles ha su mal de locura; dejadlos
estar, que pasen su enfermedad como pudieren: no les hagáis mal, que al cabo estos y los
demás han de morir de esta enfermedad de locura [...] sin duda ninguna es mal grande el
que deben tener, porque son hombres sin sentido, pues no buscan placer ni contento, sino
tristeza y soledad."[111].

El gran historiador Robert Ricard, autoridad máxima en "La Conquista Espiritual", constata
escuetamente que "..es cosa cierta que la media de los bautismos fue mucho más elevada
de 1532 a 1536 que de 1524 a 1532."[112]. Bautismos ciertamente hubo numerosos[113], y
desde un principio, desde la llegada de Cortés, (aun antes de que hubiese misioneros); pero,
como luego veremos, aunque llegó a haber hasta mártires y no faltaron las conversiones
convencidas y sinceras, los más de ellos, o fueron de niños pequeños, o puede desconfiarse de su
validez moral, pues además de que eran bajo fuerte coacción, física o moral [114], la nueva fe era
presentada por los españoles y "reinterpretada" por los indios como aceptación lógica del dios
vencedor[115].

Un indicio fiable para evaluar objetivamente esas conversiones y el increíble cambio que acontece
en 1532, nos lo proporciona también Motolinía, al testimoniar que los indios todos, pese al
Bautismo, se rehusaban en bloque a aceptar la idea cristiana del Matrimonio, y que en particular
la Nobleza se resistía con todas sus fuerzas a dejar la poligamia: "parecíales no bastar remedio
humano, ni fuerza o poder del papa, ni mandamiento del emperador, que ni bastaban
predicaciones, ni ejemplos, ni ruegos ni amenazas para acabar con los señores que, dejada
la muchedumbre de las mujeres e mancebas, se casasen con una a ley de bendición, según
lo manda la Santa Madre Iglesia"[116], hasta que "el Espíritu Santo vino a la nave trayendo
un ramo de oliva de su divina clemencia [...] y poco a poco, de cinco o seis años a esta
parte, [Más tarde declara que escribe en 1537] comenzaron algunos a dejar la muchedumbre
de mujeres..."[117], y que ya para esa fecha, apenas 6 años después de 1531, eran los indios
quienes evangelizaban a los indios[118], y se había superado el problema de los Matrimonios,
pues quienes se casaban eran "ya por la bondad de Dios tantos que hinchan las iglesias.
Días hay de desposar cien pares, días de doscientos y trescientos, y de quinientos y más."
[119], y eso pese a las durísimas condiciones que se les imponían, pues "les acaecía a muchos
haber dejado las mujeres legítimas, porque no les tenían amor, y andar revueltos con las
mancebas a quienes estaban aficionados, y tener en ellas tres y cuatro hijos, y por cumplir
lo que se les mandaba, dejaban estas en quien tenían puesta su afición, y iban a buscar las
otras, quince y veinte leguas, porque no les negasen el baptismo"[120].

Es, pues, evidente que "algo", increíblemente motivante y convincente, ocurrió en 1531, que
atrajo en bloque no sólo a "pobres desarrapados", sino a los indios todos al Bautismo, los
convirtió en misioneros de sus hermanos, y obtuvo, en un punto que veremos era sensibilísimo, lo
que no habían logrado "remedio humano, ni fuerza o poder del papa, ni mandamiento del
emperador, ni predicaciones, ni ejemplos, ni ruegos, ni amenazas".

• Epopeya Unica
O sea, que lejos de ser exacto eso de que "con sólo proponerles unos frailes pobres y
extraños mi palabra, luego la creyeron", hubo incomprensión y tenaz resistencia, desaparecidas
tan de improviso que el cambio tomó de sorpresa a los mismos misioneros, pues en 1533 ya eran
los indios quienes porfiaban en pedir el Bautismo y ellos quienes titubeaban. Y a partir de
entonces, el movimiento de conversiones se tornó alud oceánico, a pesar de que nada hacían
para alentarlo, antes muchos vacilaban o se oponían[121], que los desbordó al grado de no darse
a basto ni para el trabajo físico de los Bautismos ( 12[122]), y que no cesó sino hasta que la
sociedad entera fue cristiana[123]... Epopeya sublime y tiernísima que justamente califica
Mendieta de única en toda la historia de la Iglesia[124]:
"Al principio comenzaron a ir de doscientos en doscientos, y de trescientos en
trescientos, y siempre fueron creciendo y multiplicándose, hasta venir a millares; unos de
dos jornadas, otros de tres, otros de cuatro, y de más lejos; [..]. Acudían chicos y grandes,
viejos y viejas, sanos y enfermos. Los baptizados viejos traían a sus hijos [..] y los mozos
baptizados a sus padres; el marido a la mujer y la mujer al marido. Y en llegando tenían sus
aposentadores y enseñadores. Y aunque los más de los adultos venían enseñados y sabían
la doctrina, tornábanselas ahí a reducir a la memoria, y a mejor enseñar y pronunciar, y
catequizábanlos en las cosas de la fe. [Atención, no olvidemos: Estos catequistas, que de antes
los preparaban y los que les repasaban ahí, eran indios. La conversión fue, en su mayor parte,
obra de indios y para indios] .. tanto era el fervor que traían, que todos estaban en pie, y
daban mil vueltas con la memoria al Pater noster, Ave María y Credo, con lo demás. Y al
tiempo que los baptizaban, muchos recibían aquel sacramento con lágrimas. ¿Quién podía
atreverse a decir que estos venían sin fe, pues de tan lejas tierras venían con tanto trabajo,
no los compeliendo nadie..? [...] Después de baptizados, era cosa notable verlos ir tan
consolados, regocijados y gozosos con sus hijuelos a cuestas, que parecía no caber en sí
de placer."[125]
.
El contraste, pues, entre este fervor y la anterior actitud de "como animales sin razón,
indomables.. que huían desto sobremanera" no puede ser más elocuente: ¿Qué había
pasado? Pasó algo "sencillísimo": un diálogo de no muchas palabras entre la Madre de Dios y
un indio recién converso en la colina del Tepeyac, pidiéndole que tramitara ante el Obispo español
la construcción de un templo; una bella puesta en escena de cantos de pájaros y flores; unas
flores milagrosas que dejaron pintada una imagen en la tilma del indio. Todo en cuatro días: del
sábado 9 al martes 12 de diciembre de 1531. Sin embargo, eso poco bastó para cambiar todo el
panorama anímico de los indios, sin que cambiara ninguna otra cosa: los misioneros no
depusieron su intransigencia, ni suavizaron sus exigencias las autoridades y encomenderos, pero
los indios vieron con otra luz la religión de Cristo y entusiastamente la abrazaron en masa.

Tenemos la fortuna de tener una crónica de esos días, escrita por un mexicano que supo plasmar,
en pocas palabras, no sólo los hechos, sino la vivencia de su raza. Hoy a cualquiera que la lea lo
enternece, pero a quien la entiende lo deja boquiabierto al descubrir en ella nada menos que lo
que el Santo Padre Juan Pablo II calificó como "un gran ejemplo de evangelización
perfectamente inculturada"[126].

Antes de examinar con cierta calma cómo fue posible ese milagro de acoplar el Evangelio,
encarnado totalmente en la cultura hebrea del siglo I, a otras dos culturas del XVI en violento
conflicto la una contra la otra, vale la pena agradecer, con San Pablo:
Damos gracias Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

El nos ha sacado del dominio de las tinieblas


y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido
por cuya sangre hemos recibido la redención
el perdón de los pecados.

El es imagen del Dios invisible,


primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas
celestes y terrestres, visibles e invisible:
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades,
todo fue creado por él y para él.

El es anterior a todo, y todo se mantiene en él,


El es también la cabeza de todo el cuerpo de la Iglesia.
El es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud


y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas,
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

(Col. 1, 12-20).

Visto todo esto: la imposibilidad de una solucion humana, podemos pasar a examinar ese precioso
relato:

Notas
[98] "... Ahora... cuando el día del mundo va declinando a la hora undécima..." les escribía
al enviar a los 12 primeros franciscanos su Ministro General Fray Francisco de los Angeles
(MENDIETA: "Historia Ecca...", libro III, cap. 10, p. 204.).
[99] Cfr. MENDIETA: "Historia Ecca...", libro I, cap. 4, pp. 24-16.
[100] "Quién sabe si estamos tan cerca del fin del mundo, que en estos se hayan
cumplido las profecías que rezan haberse de convertir los judíos en aquel tiempo",
comenta también Mendieta Libro IV, cap. 41, p. 540), y Fray Diego Durán no sólo insiste en la
idea, sino que a todo lo largo de su obra machaca la tesis de una parodia demoniaca evidente
en la religión y cultura indias. tesis que compartían todos los misioneros.
[101] "Coloquios y Doctrina Cristiana" Los diálogos de 1524 según el texto de Fray Bernardino
de Sahagún y sus Colaboradores Indígenas, Edición Facsimilar del Manuscrito Original,
Paleografía, Versión del Náhuatl, Estudio y Motas de LEON PORTILLA Miguel. U.N.A.M.,
Fundación de Investigaciones Sociales A.C., México 1986, Paleografía del Texto en Castellano,
cap. 2, C, p. 81.
[102] Ibidem, cap. 5, C, pag. 85.
[103] Ibidem, cap. 8, B, pag. 90.
[104] TEZOZOMOC ALVARADO Hernando: "Crónica Mexicana" (1598), Anotada por el Sr. Lic.
Manuel OROZCO Y BERRA y precedida del "Códice Ramírez", Ed. Porrúa, "Biblioteca Porrúa" no.
61, México 1975, cap. 99, p. 651.
[105] MENDIETA: "Historia Ecca...", lib. 3, cap. 38, pag. 275.
[106] MOTOLINIA: Fr. Toribio: "Historia de los Indios de la Nueva España", Ed. Porrúa, Col,
"Sepan Cuantos" # 129, 2a. Edición, México 1973, Tratado 2°, cap. 1, # 190, pag. 78.
[107] CODICE FRANCISCANO: "Carta de Fray Pedro de Gante al Rey Felipe II, De S. Francisco de
México, de 1558", Ed. Chávez Hayhoe, México 1941, pag. 204.
[108] Ibidem, pag. 206.
[109] "CODICE FRANCISCANO: "Carta de Fray Martín de Valencia y otros religiosos al Emperador,
De Teguantepeque a los 18 de enero de 1533 años." p. 162. También en MOTOLINIA:
"Memoriales...", Apéndice documental, documento XVIII, p. 444.
[110] Loc. cit.
[111] MUNOZ CAMARGO Diego: Historia de Tlaxcala, Ed. Innovación, México 1978, libro I, cap. 20,
pp. 164-5.
[112] RICARD Robert: "La Conquista Espiritual de México", (Proemio fechado en junio de 1932),
Traducción de GARIBAY Angel María, Ed. JUS, México 1947, lib. 1, cap. 4, no. 2, pag. 199.
[113] Zumárraga, en una carta del 12 de junio de 1531 al Capítulo General de su Orden reunido
en Tolosa, se ufana de que "por manos de nuestros religiosos de la orden de nuestro
seráfico padre S. Francisco, de la regular observancia, se han baptizado más de un millón
de personas, quinientos templos de ídolos derribados por tierra, y más de veinte mil
figuras de demonios que adoraban, han sido hechas pedazos y quemadas..." Apud
MENDIETA FR. GERONIMO DE: Historia Eclesiástica Indiana, Ed. Facsimilar de 1870, Ed. Porría,
Biblioteca Porrúa no. 46, México 1971, libro V, cap. 30, p. 637.
[114] Como ejemplo de coacción moral, y de los oyentes a quienes más afectaba, oigamos a
Motolinía: "...dábaseles a entender quién era el demonio en quien ellos creían, y cómo los
traía engañados; y las maldades que en sí tiene, y el cuidado que pone en trabajar que
ninguna ánima se salve; lo cual oyendo hubo muchos que tomaron tanto espanto y
temor, que temblaban de oír lo que los frailes les decían, y algunos pobres desarrapados,
de los cuales hay hartos en esta tierra, comenzaron a venir al bautismo..." (MOTOLINIA Fray
Toribio: "Historia de los Indios de la Nueva España", (1a. Edición México 1858). Ed. Porrúa,
Col. "Sepan Cuantos" no. 129, 4a. Edición, México 1984, Tratado I, cap. IV, No. 64, pág. 24.)
[115] Es significativo que, aunque ya "en el primer año de la venida de los frailes", cuando ni
aún sabían apenas la lengua, abundaron indios que "pedían ser enseñados, y el bautismo
para sí y para sus hijos; lo cual, visto por los frailes, daban gracias a Dios con grande
alegría, por ver tan buen principio", esos primeros éxitos acontecieran en los pueblos
ribereños de los grandes lagos, es decir, entre los que se habían cambiado de partido,
abandonando y atacando a sus consanguíneos mexicas para enlistarse en el bando español.
(Cfr. MOTOLINIA... Historia..., Tratado II, cap. I, No. 192, pág. 79).
[116] MOTOLINIA: "Memoriales...", 1a. parte, cap. 48, no. 266, pag. 148.
[117] Ibidem, no. 267, pp. 148-9.
[118] El año lo pone accidentalmente, pero testimoniando el pasmoso cambio efectuado en los
indios, de recelosos misionados a celosos misioneros: "..muchos [...] hanse dado tanto a la
virtud y al servicio de Dios, que en este año pasado de 1536 salieron de esta ciudad de
Tlaxcala dos mancebos indios confesados y comulgados, y sin decir nada a nadie, se
metieron por la tierra adentro más de cincuenta leguas, a convertir y enseñar a otros
indios; y allá anduvieron padeciendo hartos trabajos y hicieron mucho fruto, porque
dejaron todo lo que ellos sabían y puesta la gente en razón para recibir la palabra de Dios
[...] Y de esta manera han hecho otros algunos en muchas provincias y pueblos remotos,
adonde por sola la palabra de estos han destruido sus ídolos, y levantado cruces
imágenes y a donde rezan eso poco que les han enseñado." (no. 245. Ibidem, pag. 150).
[119] loc. cit.
[120] MENDIETA: Historia Eclesiástica..., libro III, cap. 46, p. 300.
[121] Mendieta dedica todo el capítulo 36 de su libro tercero a hablar "De los estorbos que el
demonio procuró poner para la ejecución del baptismo en aquel tiempo de tanta
necesidad, con diversidad de opiniones en los ministros." Historia Ecca... pp. 267-9.
[122] "Eran tantos los que en aquellos tiempos venían al baptismo, que a los ministros
que baptizaban, muchas veces les acontecía no poder alzar el brazo.." (MENDIETA: Historia...
lib. 3, cap. 36, pag. 266.) "¿Cómo es posible (decían los benditos evangelizadores de esta
nueva Iglesia) que un pobre sacerdote en un día pueda con tanto, como es [...] baptizar
tres y cuatro mil (que no quiero decir ocho o diez mil) guardando con ellos las
ceremonias y solemnidad del baptismo?" (Ibidem, cap. 37, pp. 268-9)
[123] "Unos dicen que se han bautizado en la Nueva-España seis millones de personas,
otros ocho, y algunos diez. Mejor acertarían diciendo cómo no hay por cristianar
personas en cuatrocientas leguas de tierra, muy poblada de gente. ¡Loado nuestro Señor
en cuyo nombre se bautizan!" LOPEZ DE GOMARA Francisco: Historia de la Conquista de
México, Biblioteca Ayacucho no. 65, Caracas 1979, cap. 239, pág. 362.
[124]"..a la conversión y baptismo de esta Nueva España, tanto por tanto comparando los
tiempos, pienso que ninguno le ha llegado desde el principio de la primitiva Iglesia.."
(MENDIETA: Historia Ecca.., lib. 3, cap. 38, pag. 275.).
[125]Ibidem, cap. 39, pp. 276-7. Nótese que a esos millares de indios nadie los traía, que
recorrían días y días para llegar, que se les exigía memorizar en latín varias oraciones y saber
un mínimo de catecismo, que eran ellos entre sí quienes se catequizaban, que nada material
ganaban con ello, pese a lo cual su fervor llegaba a las lágrimas, y se marchaban estallando de
felicidad. Se le ha dado hasta un nombre a este singular fenómeno: "Síndrome de
Guacachula", por el lugar concreto (Huaquecholan) de que habla Mendieta.
[126] JUAN PABLO II, exhortación apostólica Ecclesia in America, Libreria Editrice Vaticana,
Ciudad del Vaticano, 1999, cap. I, no. 11, pp. 19-20.
• Aqui se Cuenta...El Gran Acontecimiento

•Introducción
Decíamos que en diciembre de 1531, Dios realizó un portento de incultaración tan portentoso que
apenas ahora empezamos a descubrirlo, y que tenemos la fortuna de contar con una crónica,
escrita por un contemporáneo, de lo que sucedió entonces, pero, como todo lo escrito hace siglos,
en otra lengua y en otro contexto cultural, no es tan fácil captar lo que significó para quienes lo
vivieron en ese entonces y en ese sitio, por lo que es muy conveniente -y aun necesario- no sólo
ofrecer una traducción, (Ya hay varias muy buenas), sino intentar al menos un esbozo de análisis
lingüístico y antropológico, es decir una explicación de las características de la lengua y la cultura
de sus protagonistas de aquel entonces.

• La difícil facilidad de comunicarse


Un ejemplo que nos puede ayudar a captar esto, sería que cuando entramos a una habitación
oscura, pero dotada de electricidad, con sólo pulsar un botón la llenamos de luz; parece
sencillísimo, y lo es, pero detrás de ese simple gesto hay una complicada tecnolocía y una
inmensa maquinaria que costó años y años desarrollar e instalar. De modo análogo, la
comunicación verbal o escrita entre nosotros, los seres humanos, parece y es muy fácil, pues lo
que hacemos es sólo un poco de ruido con la boca o unos trazos en un papel, pero esa facilidad
supuso siglos de desarrollo de la cultura que fue formando la lengua y la mentalidad de quienes se
están así comunicando. Cuando hablamos de "cultura" nos referimos a algo netamento humano
y muy complejo, es decir a "la manera peculiar en que los hombres, en un determinado
pueblo, cultivan su relación con la naturaleza, consigo mismos y con Dios, a fin de alcanzar
un nivel verdadera y plenamente humano"[127].

También puede pasar que alguien, fuera de su propio país, quiera enchufar un aparato eléctrico
hecho para una región que usa diferente voltage. Al hacerlo realiza el mismo sencillo esfuerzo que
siempre ha hecho en su tierra, pero el resultado puede ser muy distinto: el aparato no funciona
adecuadamente, e incluso podría averiársele, por lo que es indispensable echar mano de un
transformador. Es lo mismo que acontece en nuestra comunicación humana cuando las lenguas
de los interlocutores son diferentes, y mucho más cuando también lo son las culturas, por lo que
puede ser no sólo útil, sino indispensable un "transformador cultural".

Ya lo declaraba así el primer blanco que dominó la lengua náhuatl, Fray Alonso de Molina, un
franciscano que la aprendió desde niño y elaboró un diccionario que usamos hasta la fecha, (y que
es, por cierto, uno de los primeros diccionarios en toda la lengua castellana), reconociendo que la
mexicana "es tan copiosa, tan elegante, y de tanto artificio y primor en sus metáforas y
manera de decir, cuanto conocerán los que en ella se ejercitaren [...] y por esto, así para
entender sus vocablos como para declarar los nuestros, son menester algunas veces
largos circunloquios y rodeos."[128] Y no sólo él, sino quienquiera que conoce más de un
idioma, como son tantos de nuestros hermanos indígenas mexicanos, sabe perfectamente que es
imposible traducir con rigurosa exactitud a una lengua lo dicho en cualquier otra, por lo que toda
traducción viene siendo una aproximación.

Un indio contemporáneo a las apariciones, que conocía y vivía su lengua y su cultura, no


necesitaba explicación alguna al oír el relato, pero, a casi cinco siglos de distancia, la gran mayoría
de los cristianos mexicanos ya no poseemos ninguna de las dos: ni la lengua ni la cultura de
entonces, por lo que hay que hacer un no fácil esfuerzo para rescatar al menos una parte de ellas,
no sólo traduciendo el texto, sino explicándolo.

•Lengua elegantísima, de todos sabida


Cabría preguntarse por qué la Virgen escogió el náhuatl para entregar su mensaje, puesto que no
lo dirigía sólo a los nahuas, sino a "todos Uds. los que en esta tierra están en uno y a las
demás variadas estirpes de hombres, mis amadores, los que a mi clamen, los que me
busquen, los que confíen en mí" (Nican Mopohua vv. 30-31), y la respuesta es fácil: Fue
porque el náhuatl era la lengua hablada por la mayoría, y fácilmente accesible a todos los demás.
Más o menos por el tiempo en que se escribió el Nican Mopohua, otro franciscano, Fray Rodrigo
de la Cruz, escribía a Carlos V que era absurdo pretender que todos los indios aprendieran
español, mientras que era muy fácil pedirles que aprendieran el náhuatl, porque muchos ya lo
dominaban, y porque los que no, lo aprendían con facilidad: "..V. M. ha mandado questos indios
deprendan la lengua de Castilla. Jamás la sabrán, sino fuere cual o cual mal sabida, porque
vemos que un portugués, que casi la lengua de Castilla y de Portugal es toda una, está en
Castilla 30 años y nunca la sabe, ¿pues cómo la han de saber estos que su lengua es tan
peregrina a la nuestra y tienen maneras de hablar exquisitas? A mi paréceme que V. M.
debe mandar que todos deprendan la lengua mexicana, porque ya no hay pueblo que no
hay muchos indios que no la sepan y la deprenden sin ningún trabajo, sino de uso y
muchos se confiesan en ella. Es lengua elegantísima, tanto como cuantas hay en el
mundo..."[129].

Eso de que el náhuatl es "lengua es tan peregrina a la nuestra", o sea tan diferente al español,
de que tiene "maneras de hablar exquisitas" y de que "es lengua elegantísima", sin darnos
cuenta lo demostramos todos los días los mexicanos cuando usamos tantos diminutivos y cuando
aludimos a situaciones afectuosas. En todas partes del mundo se usa un lenguaje y un tono
diferentes cuando se acaricia a un niño, cuando se regaña a un culpable, cuando se interpela a un
superior, pero en el náhuatl eso es mucho más claro, pues no solamente usa formas de respeto y
cariño de las que el español carece, sino que el mismo verbo se conjuga en forma diferente según
quien habla y según a quien se le hable. Eso permite un estilo de gran finura y elegancia,
imposible de expresar en otra lengua como no sea a base de circunloquios, que hacen que en la
traduccción parezca un tanto afectada, pero que reune un inefable sentido de ternura y majestad
que, en el fondo, sigue siendo lo que usamos los mexicamos para comunicarnos.

Veamos un ejemplo: en el versículo 14 se dice que Juan Diego "Auh in ye acitiuh in icpac
tepetzintli, in ye oquimottili ce cihuapilli oncan moquetzinoticac.", lo que el P. Rojas
correctamente traduce: "Y cuando llegó a la cumbre del cerrito, cuando lo vió una Doncella
que allí estaba de pie.".. Eso es exactamente lo que dice el texto náhuatl, pero no lo dice
exactamente así, ya que los verbos "itta" = "ver" y "quetza" = "estar de pie" son una sola palabra,
pero la forma en que aquí están conjugados: "oquimottili" y "moquetzinoticac", no solamente
expresan la visión y la postura, sino la benevolencia, el amor de quien los actúa, de modo que
para no perder ese bello matiz, hay que hacer en español ese "largo circunloquio y rodeo",
como sería "al llegar a la cumbre del cerrito, tuvo la dicha de ver a una Doncella, que por
amor a él estaba allí de pie", es decir no diciendo simplemente "vió", sino "tuvo la dicha de
ver", ni simplemente "estaba de pie", sino "por amor a él estaba ahí de pie". Más adelante, en
el versículo 22, podemos leer que, al llegar Juan Diego ante la Virgen, "en su presencia se
postró. Escuchó su venerable aliento, su amada palabra, infinitamente grata, aunque al
mismo tiempo majestuosa, fascinante, como de un amor que del todo se entrega". El
náhuatl dice eso mismo, y aun con mayor fuerza, pero le bastan menos palabras. Y así, en
general, el texto del Nican Mopohua permite algo muy difícil de captar en otra lengua, pues
conjunta un gran amor, ternura, delicadeza con majestuosidad y solemnidad.

• Una palabra, varios conceptos

Además, el idioma náhuatl es aglutinante, es decir puede unir varias palabras en una sola para así
expresar, en forma tan sintética como clara, nuevos conceptos. Por ejemplo, en los versículos 27 y
28, todas las traducciones han dicho que María Santísima deseaba que se le edificara un templo
"para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa", (cosa a la que nada
tendríamos que objetar tratándose de nuestra Madre Santísima), pero un examen más
escrupuloso del intraducible original, sobre todo bajo la lente teológica, nos indica que el templo no
lo pedía para ella, sino para para su Hijo, porque en náhuatl "mi amor" se dice "notlazotlaliz",
"mi compasión" sería "noicnoitaliz", (literalmente: "mi mirada compasiva"), pero el texto no
dice eso, sino "notetlazotlaliz", "noteicnoitaliz"... Ese "te" indica que está refiriéndose no a
"algo", no a la acción de amar o de compadecer que ejecuta Ella, sino a "alguien", a una
persona, es decir, que está hablando no de sí misma, sino de su Hijo, y, por tanto, para expresar
lo de veras dice ahí es mejor recurrir a otro "circunloquio y rodeo", y traducir: "... allí lo
mostraré, lo engrandeceré, lo entregaré a El que es todo mi amor, a El que es mi mirada
compasiva, a El que es mi auxilio, a El que es mi salvación", lo cual no es exacto literalmente,
pero es inmensamente más correcto y más amoroso, pues Ella no viene a predicarse a sí misma,
sino a El, además de que no puede haber nada más generoso de parte de una madre que
entregarnos a lo que más ama, a su propio hijo.

• Ternura y solemnidad
Podremos notar que, cuando dialogan Juan Diego y la Virgen, a la solemnidad se conjunta la
ternura; en cambio Juan Diego usa un tono menos afectuoso y más ceremonioso, cuando le
habla a Zumárraga, como podrá comprobarse leyendo del versículo 164 al 180, pero esos
matices se desvanecen en una traducción normal, ya que el español de suyo no puede
expresarlos, y hay que recurrrir a adjetivos, a adverbios o a rodeos para que no se pierdan del
todo y se pueda percibir algo de lo que percibieron sus primeros destinatarios, nuestros
antepasados indios.

Otra característica intraducible del náhuatl es su facilidad y elegancia para expresar todos los
matices de las relaciones humanas, sobre todo -repitámoslo- el amor y el respeto entre los
interlocutores. Otro Padre antiguo, el jesuita Francisco de Florencia, comentaba ya hace siglos:
"..las palabras y frases mexicanas [...] suenan bien a los que las entienden; vueltas en
nuestro castellano como están en su fuente, degeneran y desdicen del decoro y decencia,
que en el mexicano les dan las partículas reverenciales propias de aquesta lengua, que no
tiene la nuestra castellana; y así salen las palabras tan nimiamente afectuosas, que parecen
irreverentes y no dignas de la majestad de la Señora que las habló, y del respeto de Juan
Diego cuando las dijo. En el mexicano, como lo afectuoso y lo tierno de ellas está embebido
en lo reverencial del estilo de la lengua, suenan bien, y causan a un tiempo respeto y
amor."[130].

Esto es muy claro en el caso del náhuatl, que, aunque ya pocos lo hablen, influye mucho más de
lo que parece en la forma como todos los mexicanos pensamos, e incluso en cómo hablamos el
español, llenándolo de diminutivos y de expresiones cariñosas o respetuosas. Por ejemplo, jamás
tuteamos a nadie cuando nos dirigimos a más de una persona: así sea una madre cuando habla a
sus hijos pequeños, nunca les hablará de tú, usando el pronombre plural de segunda persona:
"vos", "vosotros", sino los tratará con la forma reverencial: "Ustedes". Esas formas de
expresarnos, y nuestros diminutivos mexicanos, son exactamente eso: mexicanos. Aunque
hablemos español, en eso no somos nada españoles, pues en nuestro lenguaje cotidiano "lo
afectuoso y tierno está embebido en lo reverencial", lo que provoca que a otro hispano-
parlante, sobre todo a un español peninsular, podamos sonar "nimiamente afectuosos".

• Apariciones y revelaciones
Y pasando ya a hablar de la obra, decíamos que lo que aquí tenemos es un pequeño librito que
conocemos con el título de sus dos primeras palabras: "Nican mopohua" = "Aquí se cuenta".
Según los datos conocidos, lo debemos a la pluma de un gran sabio indio de la primera
generación cristiana, Antonio Valeriano, quien supo plasmar con admirable fuerza la crónica y
vivencia de su raza ante el maravilloso don de Dios que fue para todos sus coterráneos la
aparición de nuestra Madre Santísima María de Guadalupe, que, según la tradición, Juan Diego
no cesó de narrar a cuantos querían oírla en los 17 años que sobrevivió, dedicado al servicio de la
ermita y la conversión de sus hermanos.
Sin embargo, para que entendamos mejor, antes de que hablemos de esta aparición, hay que
dejar claro qué cosa es una aparición y qué es una revelación.

"Aparición", como su nombre lo indica, es algo que se deja


inesperadamente ver. "Revelación" etimológicamente sería remover un velo que impide ver algo,
pero más exactamente es que se nos confíe algún dato o verdad que nunca hubiéramos sabido
por nosotros mismos. El amor de Dios ha hecho ambas cosas a lo largo de la historia con
nosotros los humanos: numerosas apariciones están narradas en la Biblia, y toda ella es
Revelación que El nos ha dejado, pero un dato de extrema importancia es que con la
Encarnación de su Hijo, todo lo que tenía que revelarnos ya quedó revelado para siempre, y que
de suyo ya no desea ni apariciones ni revelaciones, porque ya no tiene nada nuevo que
comunicarnos.

En la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro, (Lc. 16, 19-31), Jesús dejó muy claro que una
aparición que no añade nada nuevo a lo que ya se nos reveló, simplemente está fuera de los
planes de Dios: "Tienen a Moisés y a los Profetas, que los escuchen... Si no escuchan a
Moisés y a los Profetas, no harán caso ni aunque se les aparezca un muerto".
La Carta a los Hebreos (1, 1-2) nos indica que, en el Antiguo Testamento, Dios fue revelando,
paulatina e incompletamente, muchas cosas por medio de sus Profetas; pero que eso acabó
cuando nos entregó a su Palabra definitiva, que es su propio Hijo, Quien "nos ha comunicado
todo lo que le ha oído al Padre" (Jn. 15, 15) y "jamás dijo nada en secreto" (Jn. 18, 20), de
modo que el Padre ya no tiene nada más que compartirnos, puesto que en su Hijo ya nos lo
entregó todo. Ahora bien, cuanto nos reveló Jesús está en su Evangelio, y en lo que después nos
transmitieron sus apóstoles, sea consignándolo por escrito ellos mismos, sea dejándolo en la
memoria de sus discípulos, que es lo que llamamos la Tradición. Fuera de eso, nada más tiene
Dios que revelarnos, pues no cabe pedir más revelación que la total entrega al hombre que fue su
Encarnación y la fundación de su Iglesia, a través de la cual nos continúa asistiendo e
instruyendo.

Esto lo expresa muy bien San Juan de la Cruz, un santo que vivió en el mismo siglo que la
Virgen de Guadalupe, ya que nació en 1542, 11 años después de la aparición y murió en 1591:

"La principal causa porque en la ley de Escritura eran lícitas las preguntas que se
hacían a Dios y convenía que los profetas y sacerdotes quisiesen revelaciones y visiones
de Dios, era porque entonces no estaba bien fundamentada la fe, ni establecida la ley
evangélica, y así era menester que preguntasen a Dios y que él hablase, ahora por palabras,
ahora por visiones y revelaciones [...] Pero ya que está fundada la fe en Cristo y manifiesta
la ley evangélica en esta era de gracia, no hay para qué preguntarle de aquella manera, ni
para que él hable ya ni responda como entonces, porque en darnos, como nos dió a su
Hijo, que es una Palabra suya -que no tiene otra- todo nos lo habló junto y de una vez en
esta sola Palabra, y no tiene más que hablar [...] Dios ya quedado ya como mudo y no tiene
más que hablar, porque lo que El hablaba antes en partes a los profetas, ya lo ha hablado
en El todo, dándonos al Todo, que es su Hijo. Por lo cual, el que ahora quisiera preguntar a
Dios o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino agravio a Dios,
[...] Porque le podría responder Dios de esta manera: <<Si te tengo ya habladas todas las
cosas en mi Palabra, que es mi hijo, y no tengo otra, ¿qué te puedo yo ahora responder o
revelar que sea más que esto? Pon los ojos sólo en El, porque en El te tengo todo dicho y
revelado, y hallarás en El aun más de lo que pides y deseas. [...] Porque tu pides locuciones
y revelaciones en parte y, si pones en El los ojos, la hallarás en todo; porque El es toda mi
locución y respuesta, y es toda mi visión y toda mi revelación. Lo cual os he ya hablado,
respondido, manifestado y revelado, dándoosle por Hermano, Compañero y Maestro,
Precio y Premio>>."[131].

Eso está, pues, clarísimo. San Juan de la Cruz es Doctor de la Iglesia, pero si eso no bastara
para que quedáramos seguros, añadamos que la opinión de que "la Revelación, que constituye
el objeto de la fe católica, no quedó completa con los Apóstoles" la condenó expresamente el
Papa San Pío X[132], contra quienes afirmaban que podía seguir habiendo nuevas revelaciones
divinas.
• El por qué de la aparición
Siendo así las cosas, podríamos preguntarnos: Si Dios ya no quiere apariciones, ni tiene nada
nuevo que revelarnos, ¿qué fue entonces nuestra aparición guadalupana? La respuesta es
fácil, y quedará más clara al ir profundizando en la narración. Fue y es precisamente lo que Su
Santidad Juan Pablo II calificó como "un gran ejemplo de evangelización perfectamente
inculturada"[133], es decir, no una revelación nueva, sino una nueva y maravillosa adaptación de
la misma y única revelación de Cristo a la cultura de nuestros antepasados indios, y tanto más
maravillosa cuanto que esto lo hizo a través de los únicos ministros humanos de que podía
disponer entonces: nuestros antepasados españoles, no obstante que su propia cultura lo hacía
del todo inadecuados.

Suena raro esto de que Cristo haya recurrido a ministros que sabía inadecuados, pero la
explicación es también sencilla: Al encarnarse el Verbo Eterno como hombre en el seno de María
tuvo que aceptar, como dice San Pablo en su carta a los Filipenses (2, 5-11), despojarse de sus
prerrogativas divinas de estar en todas partes y en todo tiempo, de saberlo todo, de poderlo todo,
para iniciar como auténtico y desvalido bebé, gestado y alimentado por su madre, necesitado de
ser protegido de quienes querían matarlo, que conoció la emigración y el exilio, que vivió como
uno de tantos en un pueblecillo olvidado y que, para poder después llegar a todos los rincones del
mundo y a todos los tiempos futuros, hubo de echar mano de la única forma en que puede hacerlo
un hombre real, o sea mandando representantes y dejando sucesores.

Notas
[127] Paul POUPARD Paul, Cardenal Presidente del Consejo Pontificio para la Cultura,
Intervención en la 7a. Congregación General, presente el Santo Padre, el 20 de noviembre de
1997. (En GARCIA GONZALEZ L.C. Javier: "Historia del Sínodo de América", Ed. Nueva
Evangelización, México 1999, p. 190).
[128] MOLINA O.F.M. Fr. Alonso de: "Vocabulario em Lengua Castellana y Mexicana y Mexicana
Castellana", (1a. Edición México 1571), Ed. Porrúa, Biblioteca Porrúa no. 44, Edición Facsímil,
México 1970, Prólogo al Lector, sin paginación.
[129] Carta de FRAY RODRIGO DE LA CRUZ O.F.M. al Emperador CARLOS V, Ahuacatlán, 4 de
mayo de 1550. En CUEVAS S.J. Mariano: "Documentoa inéditos del Siglo XVI para la Historia de
México", Editorial Porrúa, Biblioteca Porrúa no. 62, 2a. Edición, México 1975, Documento 230, p.
156.
[130] FLORENCIA S.J. Francisco de: "La Estrella del Norte de México". Es una de las fuentes de
la tradición guadalupana. Fue públicada por primera vez en 1688. En DE LA TORRE VILLAR
Ernesto y NAVARRO DE ANDA Ramiro: "Testimonioss Históricos Guadalupanos", Fondo de
Cultura Económica, 1a. Edición, México 1982, p. 375.
[131] "Subida al Monte Carmelo", Libro 2. cap. 22, nos. 3-5.
[132] "21. Revelatio, obiectum fidei catholicae constituens, non fuit cum Apostolis
completa" (ASS 40 (1907) 470-478, p. 473. Cfr. Denzinger 2021 2065.
[133] Juan Pablo II, Discurso inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano, Santo Domingo (12 de octubre de 1992), 24: AAS 85 (1993), 826.
• Responsabilidades contradictorias
Esto, sin embargo, presentaba nuevos problemas. Si alguien elige a un representante
plenipotenciario, tiene que asumir dos responsabilidades que parecen contradictorias: Debe, por
un lado, darle plena libertad y otorgarle plena confianza, aceptando el riesgo de que las cosas no
se hicieran como hubiera querido, o hasta que el representante pudiera abusar de su confianza, y
que la tarea que le confió en exclusiva la hiciera mal o se quedara sin hacer. Pero, por la otra
parte, si su enviado hace cuanto puede, y, por sus limitaciones, (que desde antes de llamarlo ha
previsto y aceptado), las cosas no resultan del todo bien, el poderdante puede y debe tanto
agradecer y apoyar lo que su enviado hizo, como reparar lo que haya podido quedar mal hecho,
pero esto con delicada discreción, para no avergonzalo, de preferencia sin que siquiera él se
entere, y así mismo debe compensar a quienes su enviado involuntariamente hubiera perjudicado,
completando lo que él haya dejado trunco y reparando lo dañado, pero preferiblemente sin que él
se de cuenta, para no hacerlo sentirse mal después de que puso su mejor esfuerzo en su misión.

En el caso de México, cuando Dios, en sus eternos designos vió que estaba maduro nuestro
pueblo indio para recibir su mensaje, debía mandarles a alguien que se lo transmitiera. En ese
momento -principios del siglo XVI- su Iglesia estaba muy mal. En todo el Oriente, donde El había
nacido, apenas si sobrevivía bajo el Islam; Europa, ya dividida por feroces antagonismos y
guerras, estaba próxima a dividirse aún más en cismas y herejías. La única Iglesia lo
suficientemente generosa y ambiciosa para asumir la tarea de evangelizar a todo un nuevo mundo
era la Iglesia española, la cual, sin embargo, no resultaba muy apta que digamos, porque, a base
de estar combatiendo durante ocho siglos para reconquistar su tierra de los musulmanes, se había
convencido de que no se podía ser cristiano sin pelear contra quienquiera que no lo fuese, y que,
para poder convertirse a la fe de Jesucristo, había que renegar de todo lo que se hubiese sido
antes, aceptando y adoptando el qué y el cómo la vivía un cristiano español.

• Hacerse todo para todos


Ese problema, de que se pretendiese que todo el que aceptase la fe de Cristo tuviese que
hacerse copia de su evangelizador, existió desde los primeros principios de la Iglesia, pues no
faltaron cristianos, "los judaizantes", que pretendían que todo no judio que se convirtiera a la Fe
de Cristo tenía que renegar de todo lo que había sido antes y hacerse judio antes de bautizarse.
Pero ni Cristo, ni San Pablo pensaron así, y la Iglesia logró hacerse Iglesia griega con los
griegos, latina con los latinos, siria con los sirios, georgiana con los georgianos, etiope con los
etiopes, etc., etc., respetando, adoptando y elevando la cultura de todos ellos. Eso mismo
pensamos hoy, como lo expresa tan claramente el Vaticano II:

"... únanse (los cristianos) con aquellos hombres (los no cristianos) por el aprecio y la
caridad; siéntanse miembros del grupo humano en el que viven y tomen parte en la vida
cultural y social [...] familiarícense con sus tradiciones nacionales y religiosas; descubran,
con gozo y respeto, las semillas de la Palabra que en ella se contienen [...] deben conocer a
los hombres entre los que viven y conversar con ellos para advertir, en diálogo sincero y
paciente, las riquezas que Dios generoso ha distribuido a las gentes, y al mismo tiempo,
han de esforzarse por examinar estas riquezas con la luz evangélica, liberarlas y reducirlas
al dominio de Dios Salvador"[134].

Ahora bien, esto, que es de sentido común porque el concepto de que si quiero el bien de alguien
debo quererlo primero a él, aceptándolo como es, compartiendo nuestros dones e intentando
mejorar los dos, por muy obvio que hoy nos resulte simplemente no existía en ese entonces, pues
nuestros padres españoles pensaban -y en total buena fe- que su deber era cambiar a nuestros
padres indios hasta hacerlos imagen y semejanza propia cuanto fuese posible, de modo que su
programa de evangelización era diametralmente contrario a los que ahora nos marca el Concilio
Vaticano II, porque para ellos todo lo que los indios eran y tenían estaba infectado por la influencia
satánica de su religión, y tanto que habían merecido la ira y desgracia de Dios: "Sabido tenemos
y entendido, amados amigos, no por oydas sino con lo que por nuestros propios ojos emos
visto que no conocéis al solo verdadero Dios por quien todos vivimos, ni le teméis, ni
acatáis, mas antes cada día y cada noche le ofendéis en muchas cosas y por eso auéis
incurrido en su yra y desgracia y está en gran manera enojado contra vosotros; por esta
causa embió delante a sus siervos los españoles para que os castigasen y afligiesen por
vuestros innumerables pecados en que estáis."[135]. Por lo tanto, de ninguna manera podía
esperarse que buscasen "con gozo y respeto" nada bueno en la cultura india, y tanto menos que
entablasen un "diálogo sincero y paciente", sino que juzgaban su ineludible deber arrancar
hasta la última raicilla de lo antiguo.

• No politeistas, sino monistas


Por otra parte, quizá no ha habido en toda la historia gente más entregada a su religión que
nuestros padres indios, que de ninguna manera la veían como mala, porque efectivamente no lo
era, aunque sí estaba contaminada por graves errores, como era creer que con el asesinato y la
tortura daban culto a Dios. Ellos no sólo amaban lo que eran, como todos los humanos lo
hacemos, sino que estaban convencidos de que la verdad, la moral, la valía humana dependían de
"tener raíz", es decir de estar sólidamente afianzados en lo que se era y siempre se había sido.
Para quien piensa así es fácil y deseable cambiar mejorando, pero es imposible cambiar
sustituyendo. Ellos mejorarían gustosísimos su religión, pero jamás aceptarían cambiarla.

Y otro punto importante era que realmente no creían en muchos dioses, no eran politeístas, sino
"monistas", es decir: creían en un Dios único, pero con muchos aspectos: todos los "dioses" y
"diosas" eran en realidad el único y el mismo, sólo que considerado por los humanos bajo un
aspecto diferente: "..aunque tenían muchos ídolos que representaban diferentes dioses,
nunca, cuando se ofrecía a tratar los nombraban a todos en general ni en particular a cada
uno, sino que decían en su lengua in Tloque in Nahuaque [...]: señal evidentísima de que
tuvieron por cierto no haber más de uno; y esto no sólo los más prudentes y discretos,
pero aun la gente común.."[136].

Era, pues, indispensable que Dios recompensase su entrega y corrigiese sus errores enviándoles
la "Buena Nueva" que El, al encarnarse, les había legado desde hacía 15 siglos, pero su
Encarnación exigía que lo hiciera a través de enviados humanos, y los únicos disponibles eran
nuestros padres españoles, los cuales, dentro de sus humanas deficiencias, le respondieron
heróicamente. Así pues, a ambos, a indios y a españoles, El les debía ayudar completando lo que
ellos no podían, puesto que lo que podían lo habían dado todo. Y eso fue lo que hizo por medio de
nuestro Acontecimiento Guadalupano, no destruyendo, sino evangelizando y enriqueciendo su
cultura, como veremos en seguida y como muy atinadamente lo expresaría, casi cinco siglos
después, el Cardenal Poupard, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura en el Sínodo
de América: "Evangelizar una cultura no significa faltarle al respeto, sino, por el contrario,
testimoniarle un respeto mayor llamándola, en nombre de Cristo, a su pleno
desarrollo"[137].

• ¿Qué hace milagro a un milagro?


Finalmente hay que añadir alguna palabra sobre los criterios por los que podemos estar seguros
que una aparición, o cualquier otro milagro, es cosa de Dios.

Un milagro podemos definirlo como "un efecto perceptible, fuera del orden acostumbrado, que
supera las fuerzas naturales y por eso es signo evidente de especial intervención divina,
que lo ejecuta para demostrarnos algo que no podríamos entender en otra
forma".

Tiene que ser algo perceptible, es decir que pueda verse, analizarse, comprobarse. Los cristianos
todos días tenemos milagros maravillosos en la Eucaristía y en el Sacramento de la
Reconciliación, pero estos no son externamente perceptibles, de manera que la Iglesia no los
aduce como prueba, sino los acepta por la Fe.

Además, las "fuerzas naturales" son mucho mayores de lo que normalmente nos parecen, pues
ahora sabemos que hay cosas "paranormales" que, sin ser "normales", no son sobrenaturales, y
están al alcance ocasional de nuestras fuerzas humanas, como son la telepatía, la clarividencia, y
otras que nos enseña la Parasicología.

Si nos fijamos, el "orden acostumbrado", lo usual, lo de todos los días, es lo verdaderamente


portentoso, pero, en realidad, a los humanos nos impresiona más lo extraordinario que lo
realmente maravilloso. Cualquier cosa "ordinaria" que veamos: la salida del sol, la sonrisa de un
niño, una semilla que germina, un corazón que late, el ala de un mosquito, un universo que
marcha con la eficiencia de un reloj, son pruebas abrumadoras de la grandeza y sabiduría del
Creador y Conservador de todos las cosas, y debieran bastarnos para proclamar su excelsitud,
pero nos impacta más lo diferente, aunque sea algo tan bobo como que una mancha en el piso se
asemeje a su imagen o a la de algún santo.

Una alteración al orden usual, como sería que un muerto resucitara, viene siendo mucho menos
maravillosa que el que millones de seres nazcan y vivan todos los días, pero nos impresiona
mucho más, y por eso puede ser la forma como Dios nos demuestre algo que no le aceptaríamos
de otro modo. Por ejemplo, nos cuenta el Evangelio (Mc. 2, 1-12) que, en una ocasión, estando
Jesús rodeado de letrados, le trajeron a un paralítico, obviamente para que lo curara de la
parálisis, pero lo que El le dijo fue: "-Tus pecados quedan perdonados", ante lo cual pensaron
los letrados, aunque sin externalo: "-¡Este hombre blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados
sino sólo Dios?". Jesús, que lo había dicho con toda intención, aprovechó el reto y les replicó: "-
¿Por qué piensan mal para sus adentros? ¿Qué es más fácil decirle al paralítico: <<Se te
perdonan tus pecados>> o decirle: <<¡Levántate, carga con tu camilla y echa a andar!>>",
cosa que hizo en seguida, demostrando así en forma irrecusable su poder divino.

Insistamos en esto: Todo mundo entiende que, tratándose de habladas, es mucho más fácil decir
algo que no se puede comprobar si es cierto o nó, como es perdonar pecados, que ofrecer algo
externo e inmediatamente comprobable, que era exactamente lo que quería Jesús: dar una
prueba externa y comprobable de su poder divino. Y lo aclaró explícitamente: "Pues para que
vean que el Hijo del hombre tiene poder para perdonar los pecados... -le dijo al paralítico:
Oyeme. Levántate. Toma tu camilla y vete a tu casa". Ese "para que vean" es la razón del
milagro, algo que Dios -y sólo Dios- puede hacer para demostrar lo que en otra forma no le
aceptaríamos o no le entenderíamos, como era, en este caso, que El, siendo hombre, era Dios y
tenía el poder de perdonar pecados.

Lo más importante del milagro no es, pues, tanto lo portentoso, sino lo oportuno, es decir que sea
un claro signo de Dios mediante el cual entendamos, en el momento clave, que El está aprobando
o autorizando algo que en otra forma no atinaríamos a entender que viene de su parte. Lo
extraordinario no necesariamente es de Dios; El mismo nos puso en guardia contra gentes que
pudieran asombrarnos haciendo cosas que nos resultaran inexplicables, pero que no trajeran la
doctrina correcta: "Si entre los tuyos surge un profeta o vidente y, anunciando un signo o
prodigio, te propone: <<-Vamos a seguir a dioses extranjeros y a darles culto>>; aunque se
cumpla el signo o prodigio, no hagas caso a ese profeta o vidente, pues se trata de una
prueba del Señor vuestro Dios, para ver si amáis al Señor vuestro Dios con todo el corazón
y toda el alma". (Deut. 13, 2-3).

• Cómo estar seguros


¿Cuál sería entonces la forma de estar seguros de que algo viene de Dios? Más que los
portentos, la seguridad debe dárnosla la profecía, es decir un anuncio hecho por El o en su
nombre, una vez que se constate que quedó cabalmente cumplido: "Si te preguntas: ¿Cómo
distinguir si una palabra no es palabra del Señor? Cuando un profeta hable en nombre del
Señor y no suceda ni se cumpla su palabra, es algo que no dice el Señor; ese profeta habla
por arrogancia, no le tengas miedo". (Deut. 18, 21-22).
El ejemplo perfecto de esto lo tenemos en Jesús. Como en un principio en su predicación no
aportaba nada nuevo y no hacía sino reiterar lo que ya había proclamado Juan el Bautista: "-Se
ha cumplido ya el plazo, ya llega el Reino de Dios. Arrepiéntanse y crean en la buena
nueva" (Mc. 1, 15), el propio Juan Bautista, que se hallaba preso y lo había presentado como "el
cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn. 1, 29), llegó a dudar de si se habría
equivocado, y mandó preguntarle: "-¿Eres tú el que tenía que venir, o esperamos a otro?".
Contestó Jesús: "-Id y contadle a Juan lo que estáis viendo y oyendo: Los ciegos ven, los
cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y a los
pobres se les anuncia la buena nueva. Y dichoso el que no se escandalice de mí". (Mat. 11,
2-6). Esa respuesta constituía un sí rotundo, porque les estaba citando a Isaías que había
anunciado esos acontecimientos como signo de la llegada del Mesías: "¡Vivirán tus muertos, tus
cadáveres se alzarán, despertarán jubilosos los que habitan en el polvo!" (Is. 26, 19); "Aquel
día oirán los sordos las palabras del libro; sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los
ciegos. Los oprimidos volverán a alegrarse con el Señor y los pobres gozarán con el Santo
de Israel" (Is. 29, 18-19); "Mirad a vuestro Dios que trae la salvación, viene en persona,
resarcirá y os salvará. Se despegarán los ojos del ciego; los oídos del sordo se abrirán,
saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará" (Is. 36, 4-6).

En otra ocasión, el mismo Jesús, en Nazaret, echó mano del mismo argumento comentando
directamente a Isaías, que había anunciado: "El espíritu del Señor está sobre mí, porque el
Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar
los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, para proclamar el
año de gracia del Señor" (Is. 61, 1-2). Paladinamente asentó: "-Hoy, en vuestra presencia, se
ha cumplido este pasaje". (Lc. 4, 21).

• "Estaré con vosotros hasta el fin del mundo"


Así pues, lo que puede darnos certeza de que algo portentoso es de Dios, es que Dios lo haya
anunciado previamente y lo veamos cumplirse. Esto lo tenemos muy claro en el caso de nuestro
Acontecimiento Guadalupano: Cuando Jesús delegó en sus enviados la tarea de "ir y enseñar
a todas las naciones", subrayó que lo hacía con plena autoridad divina, haciéndose garante de
asistirlos siempre: "Me ha sido dada plena autoridad en el cielo y en la tierra. Id, pues, y
haced discípulos de todas las naciones, bautizadlos en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo, y enseñadles a guardar todo cuanto yo os he mandado, y he aquí que yo
estaré con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo". (Mt. 28, 19-20). Esa promesa
suya de respaldar y asistir a sus enviados "hasta el fin del mundo" es también su más
consoladora profecía, y la que puede hoy darnos la mayor seguridad de que se trata de algo
netamente divino. Esto veremos que puede comprobarse diáfanamente en nuestro caso,
precisamente porque se trata de un "ejemplo de evangelización perfectamente inculturada", y
que esa inculturación, en esas circunstancias, no cabía esperarla de recursos humanos. Veamos
por qué:

Nuestros misioneros españoles vinieron con esa autoridad y con esa seguridad. Con entrega
incondicional y absoluta pusieron cuanto estuvo de su parte para realizar esa tarea, con lo que se
hicieron acredores a esa ayuda, pero hoy sabemos que, dadas las condiciones culturales de ellos
mismos y de sus evangelizandos, su tarea era humanamente imposible, mas esto no importó,
porque Jesús, honrando su promesa, completó, reforzó y consolidó todo lo que ellos no pudieron,
en forma tan discreta que ni se enteraron, pero tan eficaz que México se convirtió al instante. La
forma como lo hizo fue enviando a su Madre, y -lo que es más sorprendente- no a predicarlo
directamente a El, sino para que hiciera nacer unas flores en el Tepeyac y nos dejara su imagen
en la tilma de un mexicano. Con eso, tan aparentemente inconexo, completó maravillosamente lo
que sus enviados heróicamente realizaron y convirtió a México, como veremos examinando el
texto del Nican Mopohua.
• La importancia de hoy
Finalmente podemos preguntarnos: ¿Qué importancia tiene, hoy y para nosotros, este
acontecimiento?

El sociólogo Alvin Toffler, mundialmente reconocido cono futurólogo por obras como "El Schok
del Futuro" y "La Tercera Ola", en su libro "Las Guerras del Futuro", asienta que "un nuevo
siglo se extiende ahora ante nosotros, una centuria en la que un gran número de seres
humanos puede alejarse del umbral del hambre, en la que podrá ser posible dar marcha
atrás a los estragos de la contaminación de la era industrial, en la que una diversidad más
rica de culturas y pueblos participará quizá en la conformación del futuro..., un nuevo siglo
donde se contenga la plaga de la guerra". [138]. Pero comenta en seguida que ese cuadro
optimista se ve muy improbable, porque lo que comprobamos es que, "por el contrario, nos
suminos en una nueva era tenebrosa de odios tribales, desolación planetaria y guerras
multiplicadas por guerras. La manera en que hagamos frente a esta amenaza de violencia
explosiva determinará en buena medida el modo en que nuestros hijos vivan o, tal vez,
mueran. Pero muchas de nuestras armas intelectuales para el logro de la paz se hallan tan
irremediablemente anticuadas como numerosos ejércitos. La diferencia estriba en que los
ejércitos de todo el mundo se apresuran a abordar las realidades del siglo XXI. En cambio,
la pacificación se afana tratando de aplicar métodos más adecuados para un pasado
remoto que para nuestros días"[139].

Lo que está en juego, por tanto, no puede ser más importante: nada menos que "el modo en que
nuestros hijos vivan, o, tal vez, mueran", y no hace falta sino ver en torno nuestro para
comprobar cuán trágicamente cierto es eso de "odios tribales... desolación... guerras", cuando
que ya en siglo XXI seguimos asistiendo a "limpiezas étnicas" y horrores por el estilo, y cuán
inadecuados resultan todos los esfuerzos de los grandes de este mundo para que hermanos tan
hermanos como árabes y judíos se dejen de asesinar entre sí. Pues bien, hace casi cinco siglos,
nuestros padres españoles e indios, dos pueblos separados por abismos de diferentes culturas,
violentamente enfrentados el uno contra el otro, no sólo dejaron de matarse, sino que se
fusionaron dándonos el ser a un pueblo nuevo, los actuales mexicanos, que, aunque estemos muy
lejos de aceptarnos y amarnos como verdaderos hermanos, no podemos negar que somos "una
diversidad más rica de culturas y pueblos", que aceptamos y amamos a una Madre común y
que intentamos poner en práctica su mandato de "ser uno". Y esta experiencia nuestra podemos
y debemos conocerla y darla a conocer a todos nuestros hermanos para así "participar en la
conformación del futuro", del futuro tanto nuestro como el de toda la Humanidad.

Esperamos que esto quedará más claro leyendo lo que aquí presentamos, reiterando que se trata
de una traducción que trata de captar el sentido, a la vez tierno y solemne, del original náhuatl, a la
que añadimos unos breves comentarios que ayuden a mejor entenderlo. A quien pudiera
interesarle un conocimiento más amplio, nos atrevemos a recomendar el libro "El Nican
Mopohua, un intento de exégesis", que editó en dos tomos la Universidad Pontificia de
México.

Notas

[134] Decreto "AD GENTES DIVINITUS" del Concilio Vaticano II, cap. 2, no. 11.
[135] LEON-PORTILLA Miguel: Los diálogos de 1524 según el texto de Fray Bernardino de
Sahagún y sus Colaboradores Indígenas. Edición facsimilar del manuscruscrito original,
paleográfía, versión del náhuatl, y estudio y notas de, U.N.A.M. Instituto de Investigaciones
Sociales, México l986, cap. 3, pag. 81.
[136] En POMAR Juan Bautista. En POMAR Y ZURITA: "Relaciones de Texcoco y de la Nueva
España", Ed. Chávez Hayhoe, México 1941, Relación de Texcoco, pág. 24. (Subrayados
míos.).
[137] POUPARD Paul, en GARCIA GONZALEZ L.C. Javier: "Historia del Sínodo de América", p. 192.
[138] TOFFLER Alvin y Heidi: "Las Guerras del Futuro", traducción española de "War and Anti-
War", Ed. Plaza & Janés, Barcelona, 1994, Introducción, p. 17.
[139] Ibidem, pp. 17-18.
• El Gran Acontecimiento

• Introducción
Aquí se cuenta, se ordena, cómo hace poco, en forma por demás maravillosa, el
amor de la perfecta Virgen Santa María, Madre de Dios, nuestra venerable Señora y Reina, la
hizo visible allá en el Tepeyac, que se conoce [ahora] como Guadalupe.

En un principio se dignó dejarse ver de un indito de nombre Juan Diego, y, al final,


su amor nos entregó su preciosa y amada imagen en la presencia del reciente Obispo Don
Fray Juan de Zumárraga.

• Ambientacion
1.- Diez años después de sojuzgada la ciudad de México, ya por tierra la
flecha y el escudo, [acabada la guerra], ya por doquier sosegados sus aguas y sus montes,
[las ciudades], 2.- así como brotó, ya macolla, ya revienta sus yemas la adquisición de la
verdad, el conocimiento de Quien es causa de toda vida: el verdadero Dios.

Como primer comentario notemos dos cosas: La primera, que se nos informa que "ya por
doquier estaban sosegados sus aguas y sus montes", es decir: que ya no había guerra. Eso
suena muy bien, pero no en el México de ese momento, porque para ellos la guerra había sido su
vida y su religión, creyendo que así colaboraban con Dios proporcionando sangre y corazones
para la armonía del Universo. Que ya no hubiese guerra y el Universo siguiese como antes, no
sólo les despojaba de su razón de ser, sino les hacía pensar que todo lo que antes habían hecho y
creído era una tontería, de modo que ese sosiego de las aguas y los montes no era para ellos
algo bueno, era todo lo contrario: la paz del cementerio.

Además, "la ciudad de México", que era la que dominaba a las demás, había sido efectivamente
sojuzgada y destruida, pero no habían peleado sólo españoles contra indios, sino indios contra
indios en pro o en contra de los españoles, que nada hubiera podido hacer sin ellos y que, por
ende, fueron ellos: los indios, los verdaderos "conquistadores". Una tribu india, los aztecas sí
habían sido derrotados, y casi exterminados, pero todos los demás eran auténticos triunfadores;
mas ese triunfo, enteramente suyo y auténtico, no les había traído gloria, ni orgullo, ni
satisfacciones, sino lo que había provocado era que los españoles les saliesen con que tenían que
cambiar toda su cultura y su religión porque eran malas, que todo lo que habían siempre sido y
amado Dios lo reprobaba, y que tenían que dejarlo y abominarlo so pena de gravísimos
castigos[140].

Por otra parte notemos que se utilizan verbos botánicos: "brotar, macollar, reventar sus yemas"
para expresar la Fe, "el conocimiento de Quien es causa de toda vida: el verdadero Dios".
Nuestros antepasados indios usaban metáforas del reino vegetal para expresar los máximos
valores humanos: para ellos la verdad era "nelliliztli", que significa "arraigamiento", "echar
raíces"; para ellos, por tanto, era verdadero todo y solo lo que tenía sólida raíz. También esa era
una de las razones de su amor por las flores, porque, aunque la raíz es base, sostén, fundamento
de toda buena planta, no puede verse, puesto que está enterrada, en tanto que una bella flor es
irrefutable testimonio de una buena y sana raíz, así como promesa de un buen fruto. Ya con esto
podemos ir notando la genialidad divina en nuesto Acontecimiento Guadalupano, en el que van
a tener tanta importancia las flores.

3.- Entonces, en el año 1531, a los pocos días del mes de diciembre, sucedió
que había un caballero indio, pobre pero digno, 4.- su nombre era Juan Diego, casateniente,
por lo que se dice, allá en Cuautitlán, 5.- y, en lo eclesiástico, todo aquello era aún
jurisdicción de Tlaltelolco.

El primer dato que se nos proporciona es el tiempo en que pasaron las cosas, y se nos informa
que fue precisamente "en el año de 1531". Para nosotros el tiempo tiene mucho menos
importancia que para los mexicanos de entonces, que veían en las fechas del nacimiento o del
inicio de alguna institución una especie de programa que Dios les establecía. Y Dios supo
encontrar una fecha maravillosa para nuestros antepasados, porque el día en que su Madre
Santísima nos dejó su imagen, aunque consignado como 12 de diciembre de 1531, realmente fue
el 22, porque el calendario europeo estaba equivocado con 10 días, y no se corrigió sino hasta
fines de siglo[141]. Para que captemos el tino "inculturador" de Dios al elegir esa fecha, no hay
olvidar que a partir del 22 de septiembre, equinoxio de otoño, cada día va siendo un poco más
corto, el sol sale un poco más tarde y se pone un poco más temprano, de modo que tal parece que
la noche -las tinieblas- van a acabar devorándolo, pero, al llegar el solsticio de invierno, empieza a
durar más tiempo, empieza a vencer a las tinieblas. Eso hacía que esa fecha fuera importantísima
para los indios que se habían siempre considerado "Pueblo del Sol".

Además, el año de 1531 era el cuarto siglo mexicano, (104 años), a partir de 1115, el año en que
se suponía que los aztecas habían salido de Aztlán por mandato de su dios. En su cultura que
daba gran importancia a los números, y en especial al número cuatro, ese aniversario debía ser lo
más supremo de su historia. El Autor, pues, del Acontecimiento Guadalupano, ya por el solo
hecho de escoger esa fecha, se mostraba verdaderamente misionero del Vaticano II: "solidario y
familiar con sus tradiciones nacionales y religiosas", capacitado para "ver con claridad las
relaciones que pudieran mediar entre sus tradiciones y religión patria, y la religión
cristiana", y abierto y pronto a incorporar a ella "con gozo y respeto [..] en diálogo sincero y
paciente las riquezas", "las tradiciones [...] cuyas semillas ha esparcido Dios algunas veces
en las antiguas culturas antes de la predicación del Evangelio."[142]. ¡Una actitud totalmente
distinta a la de sus instrumentos humanos de ahí y de entonces, actitud que su Iglesia tardaría
aún más de cuatro siglos en recuperar[143], pero que ahí y entonces era indispensable para que
los evangelizandos la entendieran y recibieran!

Notemos que Cuautitlán no era México-Tenochtitlan, y había peleado con los españoles en
contra de los aztecas, por lo tanto Juan Diego no era un vencido, sino un vencedor. También que
Cuautitlán está bastante lejos de Tlaltelolco. No demasiado para los ágiles pies de un indio, pero
el texto no dice que Juan Diego viviera en ese momento ahí, sino que tenía casa en Cuautitlán,
por lo que es posible que residiera establemente en Tulpetlac, pues consta que tenía no una sola
casa, sino "casas y tierras"[144]. Aunque se ha considerado a Juan Diego como un pobre casi
miserable, el texto original no dice eso, por lo que consideramos más correcto presentarlo como
"un caballero indio, pobre pero digno", como siguen siendo tantos de nuestros hermanos
indígenas.

Otra cosa importante que hay que tener en cuenta desde un principio es que basta que se nos
presente a Juan Diego como un buen indio para saber que traía una buena base para ser un
buen cristiano, pues desde niños todos eran educados en la convicción de que Dios les amaba y
había que corresponder a ese amor. Así hablaba el padre a sus hijos: "Vive, hijo, con tiento, y
encomiéndate al Dios que te crió, que te ayude, pues es tu padre que te ama más que
yo..."[145]. "(Os exhorto) que tengáis gran cuidado de haceros amigos de Dios, que está en
todas partes y es invisible e impalpable, y a él conviene darle todo el corazón y el cuerpo, y
mirad que no os desviéis de este camino."[146]. También la humildad, constancia, fortaleza y
fe que despliega, tenían raíces en su educación ancestral: "... mirad que no presumáis, que no
os altivezcáis en vuestro corazón, ni tampoco os desesperéis, ni os acobardéis en vuestro
corazón, sino que seáis humildes en vuestro corazón y tengáis esperanza en Dios."[147].

• Primera Aparición
6.- Era sábado, muy de madrugada, lo movía su interés por Dios [respondiendo a]
su insistente llamada. 7.- Y cuando vino a llegar al costado del cerrito, en el sitio llamado
Tepeyac, despuntaba ya el alba. 8.- Oyó claramente sobre el cerrito cantar, como cantan
diversos pájaros preciosos. Al interrumpir su gorjeo, como que les coreaba el cerro,
sobremanera suave, agradabilísimo, su trino sobrepujaba al del coyoltótotl y del tzinitzcan y
al de otras preciosas aves canoras.

El acontecimiento va a iniciar apenas despuntando el alba, o sea aun de noche, como era más
adecuado para el pensamiento indio, que no veía la noche como algo feo, sino como el principio
de lo grande y bueno. Fijémonos también, de paso, que Juan Diego acudía no a la Misa
obligatoria del domingo, sino por sola devoción a la del sábado, en honor de Nuestra Señora.
Cuando más de un siglo después, en 1666, se hizo un proceso para averiguar la verdad de todo lo
acontecido, los testigos indios afirmaron "que le llamaban el peregrino" por esas largas
caminatas emprendidas sólo por devoción[148].

El Tepeyac no necesita de más presentación que la de recordar que es un monte que domina
todo el valle. Todos los pueblos han apreciado los montes como sitios en los que el hombre se
eleva intentando sentirse más cerca de Dios. Además, el Tepeyac era el sitio donde había estado
antes el templo de la diosa madre y, por tanto, un lugar muy querido para los mexicanos, de modo
que la Virgen no pudo elegir un sitio mejor para manifestarles su amor.

Hay poemas prehispánicos que hablan de la montaña como lugar de encuentro del hombre con
Dios, Quien le brinda flores como muestra de su entrega, de modo que en la mente india iba a ser
fácil reconocer la aparición como divina. También la música y la danza eran elementos
coincidentes, los mexicanos las apreciaban hasta más que los antiguos hebreos, pues ya el canto
y las flores: "In xóchitl in cuícatl", era comunicación con Dios, el modo como el hombre podía
llegar a El, principio de todo lo bueno y positivo. Así pues, el canto de pájaros divinos, era claro
signo de su presencia y benevolencia.

Otra cosa que para los indios de entonces confiere gran importancia a la presencia de bellos
pájaros, era la belleza de sus plumas. La expresión "In chalchihuitl in quetzalli" = "Jade y
pluma preciosa" era para ellos no sólo símbolo de belleza, sino de la Belleza misma, o sea de
Dios, a una pluma bella la llamaban también "Teocehualli" = "Sombra de Dios".

9.- Se detuvo a ver Juan Diego. Se dijo: ¿Por ventura es mi mérito, mi


merecimiento lo que ahora oigo? ¿Quizá solamente estoy soñando? ¿Acaso estoy dormido
y sólo me lo estoy imaginando? 10.- ¿Dónde estoy? ¿Dónde me veo? ¿Acaso ya en el sitio
del que siempre nos hablaron los ancianos, nuestros antepasados, todos nuestros
abuelos: en su tierra florida, en su tierra de nuestro sustento, en su patria celestial?

Esas alusiones al sueño indicaban, para el indio mexicano, comunicación con lo divino. También
era importantísima para él su nexo con sus antepasados. Los misioneros creían de buena fe, y así
lo predicaban, que todos ellos se habían condenado por ser servidores de los ídolos, puesto que
éstos eran demonios. Aquí Juan Diego empieza a intuir que no hay oposición entre su fe cristiana
y su religión ancestral y que él mismo, que había hecho el sacrificio de renunciar a ella para poder
recibir el Bautismo, no necesitará destruir, sino sólo purificar y completar lo que él y sus
antepasados siempre habían venerado.

11.- Tenía fija la mirada en la cumbre del cerrito, hacia el rumbo por donde
sale el sol, porque desde allí algo hacía prorrumpir el maravilloso canto celestial.

Es también muy elocuente, en plan de reconciliar su antigua cultura con su fe cristiana, que se
mencione que Tonatiuh, el Sol, y "el precioso canto celestial" procedían de una misma
dirección.

12.- Y tan pronto como cesó el canto, cuando todo quedó en calma, entonces
oye que lo llaman de arriba del cerrito, le convocan: <<-Mi Juanito, mi Juan Dieguito>>.

Dada la riqueza expresiva de la lengua náhuatl, Juan Diego, con sólo oír que se le llamaba así:
por su nombre, sabía que quien le llamaba era una mujer, (pues de haber sido varón no hubiera
dicho "Juantzin, Juan Diegotzin", sino Juantziné, Juan Diegotziné); que esa mujer era cristiana,
puesto que, aunque hablabla perfecto náhuatl, no utilizaba su nombre antiguo de
Cuauhtlatoatzin, sino su nombre cristiano, y también que esa mujer lo amaba y respetaba, puesto
que usaba la terminación "tzin", cariñativo reverencial que los mexicanos actuales intentamos
seguir expresando en castellano con el diminutivo.

Además, subrayemos un detalle importantísimo de inculturación: que no es Jesús quien viene a


completar la obra de sus enviados, sino es María Santísima, una mujer. Estamos en 1531, en el
siglo XVI, hace casi quinientos años. Hoy en día es normalísimo, -gracias a Dios- que la mujer
tome parte activa en la vida apostólica de la Iglesia, pero en ese entonces no hubo jamás una sola
evangelizadora; todos fueron varones. Y no porque faltaran grandes mujeres, pues hubo colosales
santas, como Santa Teresa de Avila, a quien incluso veneramos ahora como Doctora de la
Iglesia, pero no se les permitía entonces ninguna participación directa en el apostolado: Sólo se
esperaba de ellas que estuvieran orando tras las tapias y rejas de un convento. Todavía un siglo
después, al parecer tuvimos una apostol efectiva en nuestro continente: la Venerable María de
Jesús, (1602-1665) que, aunque nunca salió de su convento de Agreda, (en Soria, al norte de
España), se aseguró que se aparecía a los indios del Norte de la Nueva España y había
convertido a millares... Y esa fama provocó que la Inquisición la procesara, acusándola de haber
violado la clausura de su convento, aunque ella pudo fácilmente demostrar que jamás había
salido.

En México, en cambio, la importancia de la figura materna obedecía a que, dentro de la sociedad


india prehispánica, entregada a la guerra como ideal de religión, había un número notablemente
menor de hombres que de mujeres, pues eran muchos los varones que morían jóvenes en las
batallas o en el sacrificio. El niño, por tanto, crecía conociendo como experiencia tanto de amor
como de autoridad no al padre, sino a la madre, la cual era muy tierna y amorosa, pero también
muy exigente y enérgica, como correspondía a una sociedad guerrera. Por esto, el lenguaje
materno, de inmensa ternura, era para el indio también de autoridad, y aun de rigor, como podrá
notarse en el diálogo de la Virgen y Juan Diego. Dios sabía muy bien que para México era
indispensable una apóstol mujer, una apóstol Madre; un español, en ese entonces, jamás hubiera
podido imaginarlo, así se tratara de la Madre de Dios. Pero Dios así se inculturó, se adaptó y
aceptó lo que eran nuestros padres indios, no pidiendo que lo cambiaran, sino asumiéndolo y
aprovechándolo.

13.- En seguida, pero al momento, se animó a ir allá a donde era llamado. En


su corazón no se agitaba turbación alguna, ni en modo alguno nada lo perturbaba, antes se
sentía muy feliz, rebosante de dicha. Fue pues a subir al montecito, fue a ver de dónde era
llamado.

Notemos que por cuatro veces subraya el texto tanto la ausencia de miedo y como la alegría de su
experiencia: "se animó... no se agitaba turbación alguna... nada lo perturbaba... muy feliz,
rebosante de dicha". Los mexicanos, a diferencia de los hebreos y europeos, no tenían miedo de
Dios, de Quien se sentían colaboradores. Quien los amó y conoció muy bien, Fray Pedro de
Gante, aunque sí pensaba que le temían, consignó que para ellos el trato con Dios era fiesta:
"toda la adoración dellos a sus dioses era cantar y bailar delante de ellos...."[149], de modo
que su religión -que era su vida- no sólo no la vivían como terrorífica, sino como profundamente
festiva.

14.- Y al llegar a la cumbre del cerrito, tuvo la dicha de ver a una Doncella,
que por amor a él estaba allí de pie, 15.- la cual tuvo la delicadeza de invitarlo a que viniera
'juntito' a Ella.

16.- Y cuando llegó a su adorable presencia, mucho se sorprendió por la


manera que, sobre toda ponderación, destacaba su maravillosa majestad: 17.- sus
vestiduras resplandecían como el sol, como que reverberaban, 18.- y la piedra, el risco en
que estaba de pie, como que lanzaba flechas de luz; 19.- su excelsa aureola semejaba al
jade más precioso, a una joya, 20.- la tierra como que bullía de resplandores, cual el arcoiris
en la niebla. 21.- Y los mezquites y nopales, y las otras varias yerbezuelas que ahí se dan,
parecían esmeraldas. Cual la más fina turquesa su follaje, y sus troncos, espinas y ahuates
deslumbraban como el oro.

Juan Diego encuentra a una joven no sólo deslumbrantemente bella, sino ataviada con
"vestiduras resplandecientes como el sol... jade más precioso... arco iris... esmeraldas...
turquesa... oro", cosas todas que, para un indio, denotaban carácter divino. Sin embargo Ella,
lejos de ser altanera o despótica, lo espera no sentada en un icpalli, como correspondería a una
reina, sino de pie, y lo llama a que se coloque estrechamente junto a Ella.
22.- Ante su presencia se postró. Escuchó su venerable aliento, su amada
palabra, infinitamente grata, aunque al mismo tiempo majestuosa, fascinante, como de un
amor que del todo se entrega. 23.- Se dignó decirle: <<-Escucha bien, hijito mío el más
pequeño, mi Juanito: ¿A dónde te diriges?>>

24.- Y él le contestó: <<-Mi señora, mi reina, mi muchachita, allá llegaré a tu


casita de México Tlatelolco. Voy en pos de las cosas de Dios que se dignan darnos,
enseñarnos, quienes son imágenes del Señor, nuestro Dueño, nuestros sacerdotes>>.

Dado también que los indios, como todos los pueblos carentes de escritura fonográfica, tenían una
memoria excelente y tenaz, entrenada para recordar instantáneamente lo que oían, podemos
suponer que las palabras que Juan Diego recordó y nos transmitió son rigurosamente
exactas.

También fijémonos que Juan Diego de inmediato la identifica: antes de que Ella se presente
como la Madre de Dios, él la asocia con su religión cristiana, llamando "tu casita" al templo al
que se dirije "en pos de las cosas de Dios", y a quienes las enseñan, que son los frailes
españoles, los considera "imágenes del Señor nuestro Dueño", lo que quiere decir mucho en
contexto náhuatl, pues "imagen" para un pueblo que se comunicaba con imágenes, era no sólo
una representación, sino como un "otro-yo". Desde la infancia se enseñaba a los niños: "A la
imagen de Dios y a sus cosas ten mucha reverencia, y ora delante de El devotamente, y
aparéjate en sus fiestas"[150], por lo que vemos que esta bellísima profesión de fe en la figura
sacerdotal, (que, a Dios gracias, sigue siendo patrimonio de México), puede servirnos para captar
el concepto náhuatl de "imagen", a fin de que apreciar luego el impacto que causó que la Reina
del Cielo dejara su imagen en la tilma de un mexicano.
25.- Acto contínuo con él dialoga, le hace el favor de descubrirle su preciosa
y santa voluntad, 26.- le comunica: <<-Ten la bondad de enterarte, por favor pon en tu
corazón, hijito mío el más amado, que yo soy la perfecta siempre Virgen Santa María, y
tengo el privilegio de ser Madre del verdaderísimo Dios, de Ipalnemohuani, (Aquel por quien
se vive), de Teyocoyani (del Creador de las personas), de Tloque Nahuaque (del Dueño del
estar junto a todo y del abarcarlo todo), de Ilhuicahua Tlaltipaque (del Señor del Cielo y de
la Tierra). Mucho quiero, ardo en deseos de que aquí tengan la bondad de construirme mi
templecito, 27.- para allí mostrárselo a Ustedes, engrandecerlo, 28.- entregárselo a El, a El
que es todo mi amor, a El que es mi mirada compasiva, a El que es mi auxilio, a El que es
mi salvación.

Estas son palabras maravillosas para un indio, pues lo que oye es nada menos que la Madre del
Dios cristiano es también la Madre del Dios mexicano. Los antiguos mexicanos creían en un
único Dios del que los demás eran sólo aspectos, pero éste único Dios era demasiado importante
para ocuparse directamente de ellos. Aquí, sin embargo, oyen que ese Dios los amó tanto que se
hizo como ellos, con una madre humana, Santa María, quien les especifica que su Hijo es
precisamente Ipalnemohuani, Teyocoyani, Tloque Nahuaque, Ilhuicahua Tlaltipaque,
nombres que para ellos inconfundibles, y que, además, "ardía en deseos" de un templo para en
él mostrárselo, engrandecerlo y entregárselo.

Los mexicanos identificaban la nación con su templo... Como ya no había templos mexicanos,
había cesado de existir la nación mexicana. Ahora en cambio, con ese templo que Ella pide para
su Hijo, la nación va a resurgir. En seguida oirán algo mucho más maravilloso: que Ella es también
madre de todos ellos. La "mirada compasiva" se refiere, desde luego, a su Hijo, pero también es
como ella en su imagen nos mira, no de frente, sino de soslayo, como tenía que hacerla toda
doncella bien educada, tal como le enseñaba la madre a su hija: ".. no irás siguiendo con la
mirada a la gente, no mirarás de frente a las personas.."[151], y tal como se suponía que
miraba Dios mismo: ".. el Señor del cielo, el amado, el digno de ser rogado, que de través, de
lado nos ha mirado a nosotros..."[152].

29.- Porque en verdad yo me honro en ser madre compasiva de todos


Ustedes, 30.- tuya y de todas las gentes que aquí en esta tierra están en uno, 31.- y de los
demás variados linajes de hombres, mis amadores, los que a mí clamen, los que me
busquen, los que me honren confiando en mi intercesión.

¡Nada más bello podían oir gentes con tanta hambre de Dios como fueron nuestros antepasados
indios! ¡Que la Madre de Dios se honraba siendo madre suya "y de todas las gentes que aquí
en esta tierra están en uno y de los demás variados linajes de hombres"! Pero también
veamos que eso implicaba una inmediata y dura exigencia: la de aceptar como hermanos no sólo
a todos los que estaban en la tierra, sino a todos "los demás variados linajes de hombres". En
su tierra siempre había habido luchas; siempre habían estado tribu contra tribu... Ahora se
enteraban de que tenían una madre común, que para Ella, por tanto, toda la tierra era su casa y
que por consiguiente Ella quien la gobernaba y todos ellos, incluyendo a los españoles, eran sus
hijos y, por ende, hermanos entre sí. Con esto Ella no hace sino repetir lo que su Hijo pidió en su
oración sacerdotel: "Padre.. que sean uno como lo somos nosotros.." (Jn. 17, 11), palabras
que son resumen de toda su obra y su mensaje. Por otra parte también, ese mismo era el ideal
indio de que todos, aun los enemigos, son parte de un conjunto que debe protegerse y
resguardarse, y era también su idea de familia: "Cencalli" = "Toda la casa", pues todo el que
está en la casa de mi madre es automáticamente mi familia.

32.- Porque allí estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza,


para purificar, para curar todas sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores.

Nada más propio de una madre que "escuchar llanto... curar miserias, penas y dolores", pero,
en este caso, tratándose de la Madre de Dios y, por tanto, de alguien que puede alcanzar todo de
su Hijo y, por tanto, impedir que sus otros hijos tuviéramos penas y dolores, cabría preguntarse:
¿Por qué consolarnos si podría haber hecho que no tuviéramos esas mismas miserias, penas y
dolores? La respuesta es sencilla: Ninguna madre, que de veras ame, deja de causar penas y
dolores a sus hijos, porque sabe que es así como aprenden, mejoran y crecen.

Todos los ingenuos o demagogos de la Historia han prometido a los mortales suprimirles
precisamente miserias, penas y dolores, ofreciendo a sus seguidores desde un "Nirvana" libre
de todo apego hasta un "paraíso del Proletariado"... Cristo, muy al contrario, dejó claro que
"abnegarse y tomar la cruz" era esencial para su seguimiento (Mt. 16, 24); pero que nadie que
acudiera a El se sentiría agobiado, puesto que "su jugo es suave y su carga ligera" (Mt. 11, 30).
Eso es lo mismo que hace Ella.

33.- Y para realizar con toda certeza lo que pretende El, mi mirada
misericordiosa, ojalá aceptes ir a al palacio del Obispo de México, y le narres cómo nada
menos que yo te envío de embajador para que le manifiestes cuan grande y ardiente deseo
tengo de que aquí me provéa de una casa, de que me levante en el llano mi templo.
Absolutamente todo, con todos sus detalles, le contarás: cuanto has visto y admirado, y lo
que has oído.

Hubiera sido muy fácil pedirle a Juan Diego que él levantase un templo, solicitando quizá la ayuda
de sus paisanos indios. ¡Lo hubieran hecho en seguida!, pero ese templo hubiea sido motivo no de
unión, sino de división entre "todas las gentes que aquí en esta tierra están en uno", pues los
españoles no lo hubieran permitido y, aunque lo permitiesen, resultaría un templo indio, no un
templo de y para "todas las gentes que aquí en esta tierra están en uno". Además, María
Santísima, Madre de Dios, no es diosa, es creatura, y nos da ejemplo de someterse en todo a
quien está ocupando el lugar de su Hijo, al Obispo, mandando: "Absolutamente todo, con todos
sus detalles, le contarás: cuanto has visto y admirado, y lo que has oído".
Pero el Obispo, Fray Juan de Zumárraga, no iba a ser fácil de convencer. Zumárraga era
rectísimo, pero de carácter violento, inquisidor desconfiado, para nada crédulo y no simpatizante
de imágenes y devociones populares. Su actitud ante la religión india era de total rechazo: En junio
de ese mismo de año 1531, es decir apenas cinco meses antes de recibir a Juan Diego, se precia
en una carta al Capítulo General de su Orden, en Tolosa, de haber arrasado con cuanto había
podido: "quinientos templos de los dioses y más de 20,000 imágenes de los demonios que
adoraban.." [153]. Para colmo, tampoco era realmente Obispo, pues no estaba consagrado, ni
tenía gran poder... Pero era quien representaba a Cristo en la tierra, y por tanto era a quien Ella se
sometía, de modo que, aunque no va a ser nada fácil de convencer, exige que no se le oculte
nada.

Y en verdad esto no iba a ser fácil, pues para cualquier español, más aun, para cualquier cristiano
de ese entonces, -¡Ya no digamos para un inquisidor!- una teofanía a un recién converso, armada
toda ella con elementos de su anterior "paganismo", y que pedía un templo a la Madre de Dios,
precisamente donde había estado el ídolo de la la madre de los dioses paganos que él
pretendía demoler, tenía que suscitar recelo y ser, "a priori", tachada de "invención satánica para
paliar la idolatría", como la calificó Sahagún[154].
34.- Y quédate seguro de que mucho te lo voy a agradecer y a pagártelo, 35.-
pues te enriqueceré, te glorificaré, 36.- Y mucho merecerás con esto que yo recompense tu
cansancio, tu molestia de ir a ejecutar la embajada que te confiero.

37.- Ya has oído, Hijo mío el más amado, mi aliento, mi palabra: ¡Ojalá aceptes
ir y tengas la bondad de poner todo tu esfuerzo!>>

Aparentemente la Virgen no cumplió muy bien con su promesa de "enriquecer" a Juan Diego,
pues él luego renunció hasta a lo poco que tenía y dedicó el resto de su vida a servirla como
guardián sin sueldo de su ermita, pero, del punto de vista indio, desde luego que cumplió, y de
inmediato, pues inmediata fue su fama: Juan Diego y su tío pasaron a la historia como "muy
buenos Indios, y muy buenos Christianos"[155], y eso entre gentes que tenían un sentido
exigentísimo de la excelencia, pues todos los puestos, todos los honores, estaban supeditados a
méritos, a méritos personales, reservándose siempre a los mejores: "Todas las naciones [...] han
puesto los ojos en los sabios para persuadir y en los hombres eminentes en las virtudes
morales [...]. Esto mismo se usaba en esta nación indiana, y más principalmente entre los
mexicanos, entre los cuales los sabios retóricos, y virtuosos y esforzados, eran tenidos en
mucho; y de estos elegían para pontífices, para señores y principales y capitanes, por de
baja suerte que fuesen..."[156].

Notas

[140] "Si vosotros queréis ver y admiraros deste reino y riquezas de aquel por quien
todos bivimos, nuestro Señor Jesucristo, ante todas las cosas os es muy necesario
despreciar y aborrecer, desechar y abominar y escupir todos estos que agora tenéis por
Dioses y adoráis, porque a la verdad no son Dioses, sino engañadores y burladores, y
también os es muy necesario que os apartéis y desechéis todos los pecados de cualquier
manera que sean, porque todos ellos enojan a Jesucristo, y es también menester que os
purifiquéis de todas vuestras suciedades, con el agua de Dios." ("COLOQUIOS...", cap. 5, C,
pag. 85.) ".. nunca a venido a vuestra noticia la doctrina y palabras del señor del cielo y
de la tierra, y viuís como ciegos entenebrecidos, metidos en muy espesas tinieblas de
gran ignorancia, y hasta agora alguna escusa an tenido vuestros errores; pero si no
quisiéredes oyr las palabras divinas que ese mismo Dios os embia y darles el crédito y
reverencia que se les deue, de aquí adelante vuestros errores no tienen escusa alguna y
nuestro Señor Dios que os [ha] començado a destruir por vuestros grandes pecados, os
acabará." (Ibidem, cap. 8, B, pag. 90.).
[141] El Calendario Juliano, que se usaba entonces, tenía un pequeño error, pero que, con el
transcurso de los siglos, había ya causado un retraso de 10 días. El Papa Gregorio XIII, por
recomendación del Concilio de Trento y luego de cuidadosos estudios, ordenó que el 5 de
octubre de 1582 fuera el 15, haciendo a ese año más corto, pero corrigiendo así la discrepancia.
[142] Decreto "Ad Gentes Divinitus" sobre la actividad misionera de la Iglesia: Cap. II, art.
1, no. 11; II-3-16; II-1-11; II-3-18.
[143] Un ejemplo entre mil: Un misionero Pasionista, el P. Thomas Berry, apenas "ayer": en
1949, podía comentar: "Lo más sorprendente de mi período en China fue ver la actitud de
los demás estudiantes del idioma chino; ellos tenían interés en bautizar y evangelizar,
pero no en el pueblo chino en sí mismo. Se les escapaba por completo la importancia del
estudio y de la investigación, la magnitud del problema que estaba por medio..." Apud
ORTOLANI Valerio: "Personalidad Ecológica", Universidad Iberoamerica, 2a. Edición, Puebla,
Pue, 1986, Apéndice "A", p. 313, nota.
[144] Lo dice el Nican Motecpana de Fernando de Alba Ixtlilxóchitl, que no accedió a que su
tío Juan Bernardino viniera también a vivir con él en la ermita, sino que "convenía que se
estuviera en su casa, para conservar las casas y tierras que sus padres y abuelos les
dejaron...". (En DE LA TORRE VILLAR Ernesto y NAVARRO DE ANDA Ramiro: "Testimonio
Histgóricos Guadalupanos", Fondo de Cultura Económica, 1a. Edición, México 1982, "El Gran
Acontecimiento", p. 305).
[145] MENDIETA Fr. Jerónimo de: Historia Eclesiástica Indiana, Editorial Porrúa, 2a. Edición
Facsimilar, México 1971, libro 2, cap. 20, Plática o exhortación que hacía un padre a su hijo, p.
112.
[146] SAHAGUN Fr. Bernardino de: Historia General de las Cosas de la Nueva España, Editorial
Porrúa, Colección "Sepan Cuantos.." no. 300, México, 1975, Libro VI, cap. no. 23, p. 344.
[147] SAHAGUN, ibidem, no. 23, p. 344.
[148] CHAVEZ SANCHEZ Eduardo: "La Virgen de Guadalupe y Juan Diego en las Informaciones
Jurídicas de 1666" Con facsimil del original, Instituto de Estudios Teológicos e Históricos
Guadalupanos, México 2002, 2o. Testigo, 5a, Pregunta, f. 22v, p. 178, et passim.
[149] CODICE FRANCISCANO Siglo XVI, Ed. Chávez Hayhoe, México 1941, p. 214.
[150] MENDIETA: Historia Eclesiástica, libro 2, cap. 20, p. 112.
[151] ANONIMO: "TESTIMONIOS DE LA ANTIGUA PALABRA" (Huehuetlatolli), Edición patrocinada por
HISPASAT, S. A., Edición bilingüe, introducción y notas por Miguel LEON PORTILLA y Librado SILVA
GALEANA, Colección "historia 16" no. 56, Madrid 1990, "Palabras de exhortación con que la
madre así habla, instruye a su hija"., p. 77.
[152] Ibid., ".. Amonestación de otros ancianos que allá, así intruían en Tepeyacac"., p.
195.
[153] ".. quingenta deorum templa sunt destructa, et plusquam vicesies mille figurae
daemonum, quas adorabant, fractae et combustae.." Carta al Capítulo General de Tolosa,
junio de 1531. En "De insulis nuper inventis.. His accesserunt Epistulae duae de felicissimo
apud Indos Evangelii incremento, quas superioribus hisce diebus quidam fratres Minores ab
India in Hispániam trasmisserunt..." Auctore R. P. F. Nicolao Herborn, regularis onservantiae,
ordinis Minorum Generali Comissario Cismontano. Coloniae, 1552. fol. (Bibl. Amer. Vetust. #
168. Catálogo Carter Brown # 100.) Apud GARCIA ICAZBALCETA Joaquín: "Biografía de D. Fr.
Juan de Zumárraga, Primer Obispo y Arzobispo de México." M. Aguilar Editor. Madrid 1929, cap.
22, pp. 429-30.
[154] SAHAGUN Fr. Bernardino de: Historia General de las Cosas de la Nueva España, Editorial
Porrúa, Colección "Sepan Cuantos.." no. 300, México, 1975, Lib. 11, Apéndice, no. 7, p. 705 .
[155] CHAVEZ... "Informaciones..", 1er. Testigo, 5a. pregunta, fol. 16v. p. 166.
[156] SAHAGUN: "Historia General...", Lib. 6, Prólogo, nos. 1-2, p. 297.
• Entrevista con Zumárraga

38.- E inmediatamente en su presencia se postró, respetuosamente le dijo: <<-Señora


mía, mi Niña, por supuesto que ya voy para poner por obra tu venerable aliento, tu amada
palabra. Por ahora de tí me despido, yo, tu humilde servidor.>>

39.- En seguida bajó para ir a poner por obra su encargo: Vino a tomar la
calzada que viene derecho a México.40.- Y cuando hubo llegado al interior de la ciudad, de
inmediato y directo se fue al palacio del Obispo que muy recientemente había llegado de
Jefe de Sacerdotes, cuyo reverendo nombre era D. Fray Juan de Zumárraga, Sacerdote de
San Francisco.

Juan Diego obedece al instante y, con todo buen criterio, prescinde de ir a Tlaltelolco y va
directamente a ver al Señor Obispo, quien, efectivamente, no hacía mucho tiempo -apenas tres
años- que había llegado y no había dejado de tener agrios problemas con las autoridades civiles
de la Primera Audiencia, auténticos desalmados que no sólo le impedían comunicarse con
España para que no los acusase, sino que lo habían calumniado a él acusándolo de traidor ante la
Corte. Esta lo había mandado llamar, y estaba a pocos meses de embarcarse, lo que también
explica que no le pudiera poner mucha atención a Juan Diego, preocupado como estaba por
cosas para él resultaban, en ese momento, mucho más graves y urgentes.

41.- Y al llegar, de inmediato hace el intento de verlo, rogándo a sus servidores, sus
domésticos, que vayan a anunciarlo.

42.- Al cabo de una espera un tanto excesiva, vienen a llamarlo cuando el Señor
Obispo tuvo a bien convocarlo para que pasara.

43.- Y en cuanto entró, en seguida en su presencia se arrodilló, se postró. Luego ya


le declara, le narra el venerable aliento, la preciosa palabra de la Reina del Cielo, su
mensaje, y también le refirió respetuosamente todas las cosas que admiró, que miró, que
escuchó.

44.- Y cuando hubo escuchado todas sus palabras, su mensaje, como que no del
todo le dió crédito. 45.- Le respondió, se dignó decirle: <<-Hijito mío, otra vez vendrás, aún
con calma te oiré, muy aun desde el principio lo miraré, pensaré lo que te hizo venir acá, tu
voluntad, tu deseo.>>

Cualquier obispo sensato, entonces, hoy y en cualquier parte del mundo, hubiera actuado de
manera similar ante una embajada semejante, y tanto más Zumárraga que tenía esas
preocupaciones y que, como español de su época, desconfiaba de la sinceridad de la conversión
de los indios. Hemos de admitir que tenía que parecerle muy sospechoso que un neófito, recién
converso, viniera a decirle que nadie menos que la Madre de Dios le pedía a él, el Obispo, que
construyera un templo en un sitio apartado, y nada menos que exactamente donde había estado el
templo del ídolo que los indios consideraban madre de los dioses y de ellos.

• Segunda Aparición

46.- Salió, pues, abatido de tristeza porque su encomienda no se realizó de


inmediato. 47.- En seguida se regresó. Poco después, ya al acabar el día, se vino luego en
derechura a la cumbre del cerrito, 48.- y allí tuvo la grande suerte de reencontrar a la Reina
del Cielo, allí precisamente donde por primera vez la había visto. Lo estaba esperando
bondadosamente.
Juan Diego tenía el ingenuo candor de pensar que el Obispo iba a aceptar "de inmediato" su
mensaje, por venir de Quien venía. Ignoraba lo que mencionábamos, que, siendo él indio y recién
converso, resultaba "a priori" sospechoso, y tantísimo más su osada petición de un templo a la
Madre de Dios nada menos que en el sitio donde "el demonio" se había hecho adorar como el
"ídolo Coatlícue Tonantzin", la "Diosa Madre" de los mexicanos.

Al salir, fracasado, no hace falta gran imaginación para entender cuán lastimada debía estar su
delicada sensibilidad india. Si había visto a la Virgen al amanecer y regresaba "al acabar el día",
estaba claro que la mayor parte de éste lo tuvieron relegado esperando, sin probar bocado, tenso
ante la impresionante entrevista y ansioso que cumplir bien su cometido. Debía, pues, sentirse
malísimo ante el fracaso de su misión y ante la pena de anunciárselo a la Señora, unido todo eso
al cansancio de tantas horas de esa espera dolorosa y humillante, pero se guarda mucho de
decirle nada de eso.
49.- Y apenas la miró, se postró en su presencia, se arrojó por tierra, tuvo el
honor de decirle: 50.- <<Dueña mía, Señora, Reina, Hijita mía la más amada, mi Virgencita,
fuí allá donde Tú me enviaste como mensajero, fuí a cumplir tu venerable aliento, tu amable
palabra. Aunque muy difícilmente, entré al lugar del estrado del Jefe de los Sacerdotes. Lo
ví, en su presencia expuse tu venerable aliento, tu amada palabra, como tuviste la bondad
de mandármelo>>. 51.- <<Me recibió amablemente y me escuchó bondadosamente, pero,
por la manera como me respondió, su corazón no quedó satisfecho, no lo estima cierto. 52.-
Me dijo: Otra vez vendrás, aún con más calma te oiré, muy aun desde el principio examinaré
la razón por la que has venido, tu deseo, tu voluntad.>>

53.- <<Me dí perfecta cuenta, por la forma cómo me contestó, que piensa que
el templo que Tú te dignas concedernos el privilegio de edificarte aquí, quizá es mera
invención mía, que tal vez no es de tus venerados labios. 54.-Por lo cual, mucho te ruego,
Señora mía, mi Reina, mi Virgencita, que ojalá a alguno de los ilustres nobles, que sea
conocido, respetado, honrado, a él le concedas que se haga cargo de tu venerable aliento,
de tu preciosa palabra para que sea creído.>> 55.- <<Porque yo en verdad no valgo nada,
soy mecapal, soy cacaxtle, soy cola, soy ala, sometido a hombros y a cargo ajeno, no es mi
paradero ni mi paso allá donde te dignas enviarme, Virgencita mía, Hijita mía la más amada,
Señora, Reina. 56.- Por favor, perdóname: afligiré tu venerado rostro, tu amado corazón. Iré
a caer en tu justo enojo, en tu digna cólera, Señora, Dueña mía>>.

En este diálogo encontramos varios ejemplos de la refinada delicadeza india, que,


característicamente, mezcla la formalidad y la ternura, la solemnidad y la familiaridad: "Señora,
Reina", e "Hijita mía la más amada".

Que Juan Diego limite al adverbio "difícilmente" todo su comentario de haber sufrido un día
entero relegado y esperando, es realmente un gentil eufemismo; pero no es ocioso, sino indicativo
de la sutil delicadeza indígena inculcada desde la infancia: "Si alguien a algún lugar te envía, si
allá sólo eres reprendido [...] no por eso vendrás enojado. No en tus labios, no en tu boca
vendrá prendido lo que así te ocurrió, lo que te hizo sufrir el haber ido. Y cuando hayas
regresado, si luego te pregunta el que te envió, si te dice: ¿Cómo te fue allá a dondo fuiste?,
luego, con buenas palabras, le contestarás; sólo con suavidad, no jadearás, no luego así le
dirás lo que así te afligió..."[157], psicología que en parte ha heredado el mexicano: Juan Diego
siente que no puede quejarse ante la Señora sin ofenderla a Ella, puesto que fue Ella quien lo
mandó, por eso, por atención y deferencia, suaviza su informe lo más que puede, puesto que
cualquier queja vendría a traducirse en un reproche contra Ella. Muy al contrario, tiene la
delicadeza de atribuir el fracaso a su propia ineptitud. Igualmente, su gentileza india suaviza la no
tan delicada acogida de Zumárraga. Esto es importante tomarlo en cuenta para que se entienda lo
que vendrá después, (101 a 104), cuando aparentemente trata de "engañarla" tomando otro
camino para no encontrarse con Ella. El, sin embargo, tiene genuino e inmenso interés en que sí
se construya ese templo que desea la Señora, por lo que le ruega prescindir de él y enviar alguien
que sí tenga las cualidades necesarias.

Hay que tomar en cuenta que la primera vez Juan Diego obedeció sin chistar, para también
entender que la renuencia que esta vez demuestra no es sino cortesía y e interés por el plan de la
Señora del Cielo. Esto era también típico de su educación india: "Si te fuere mandado tener
cargo, por ventura te quieren probar; por eso excúsate lo mejor que pudieres, y serás
tenido por cuerdo y no lo aceptes luego, aunque sientas tú exceder a otros; mas espera,
porque no seas desechado y avergonzado"[158].

57.- Y la siempre gloriosa Virgen tuvo la afabilidad de responderle: 58.- <<-


Escucha, hijito mío el más pequeño, ten por seguro que no son pocos mis servidores, mis
embajadores mensajeros a quienes podría confiar que llevaran mi aliento, mi palabra, que
ejecutaran mi voluntad; 59.- mas es indispensable que seas precisamente tú quien negocie
y gestione, que sea totalmente por tu intervención que se verifique, que se lleve a cabo mi
voluntad, mi deseo. 60.- Y muchísimo te ruego, hijito mi consentido, y con rigor te mando,
que mañana vayas otra vez a ver al Obispo. 61.- Y de mi parte adviértele, hazle oír muy claro
mi voluntad, mi deseo para que realice, para que haga mi templo que le pido. 62.- Y de
nuevo comunícale de que manera nada menos que yo, yo la siempre Virgen María, la
Venerable Madre de Dios, allá te envío de mensajero.>>

En el Evangelio, Jesús insistió en que cada uno tenemos la responsabilidad de ser operarios en
su mies, (Mat. 9, 37; Luc. 10, 2), y eso mismo es lo que hace María Santísima: también Ella es
totalmente explícita en que la Evangelización de México que Ella pretende tiene que ser obra de
los mexicanos, comprendiendo en esto a todos: indios y españoles. Ya hemos visto, y veremos
aún, que exige la intervención de Zumárraga, pero no es menos explícita en cuanto a exigir la de
Juan Diego. Es categórica en desechar el supuesto implícito de que no conoce la realidad del
enviado, y que por ello está a punto de cometer la imprudencia de escoger un inepto, y le reafirma,
en perfecto acuerdo a la etiqueta náhuatl, que "es indispensable que seas precisamente tú
quien negocie y gestione, que sea totalmente por tu intervención que se verifique, que se
lleve a cabo mi voluntad, mi deseo." Esto, además de ser un gran abono a la calidad personal
de Juan Diego, es parte admirable de la pedagogía divina de adaptación al otro, de
"inculturación", siglos antes de que ésta se aceptara, o aun se concibiera.

Por otra parte, la delicadísima afabilidad y ternura de María, en ningún momento implican
preterición de su grandeza: es la Madre de Dios, y puede dirigirse a Juan Diego, al Obispo, y a
toda la Iglesia con autoridad de Reina: "Y de mi parte adviértele, hazle oír muy claro mi
voluntad, mi deseo para que realice, para que haga mi templo que le pido. Y de nuevo
comunícale de que manera nada menos que yo, yo la siempre Virgen María, la Venerable
Madre de Dios, allá te envío de mensajero."
63.- Y Juan Diego le respondió respetuosamente, le dijo reverentemente: <<-
Señora mía, Reina, Virgencita mía, ojalá que no aflija yo tu venerable rostro, tu amado
corazón; con el mayor gusto iré, voy ciertamente a poner en obra tu venerable aliento, tu
amada palabra; de ninguna manera me permitiré dejar de hacerlo, ni considero penoso el
camino. 64.- Iré, pues, desde luego, a poner en obra tu venerable voluntad, pero bien puede
suceder que no sea favorablemente oído, o, si fuere oído, quizá no seré creído; pero 65.-
mañana, por la tarde, cuando se ponga el sol, vendré a devolver a tu venerable aliento, a tu
amada palabra lo que me responda el Jefe de los Sacerdotes>>.
66.- <<Ya me despido, Hijita mía la más amada, Virgencita mía, Señora, Reina.
Por favor, quédate tranquila>>. 67.- Y, acto continuo, él se fué a su casa a descansar.

María Santísima ordena a Juan Diego una nada fácil tarea al mandarle volver con el obispo que
ya lo había rechazado. La cosa era hasta peligrosa, pues el interés por un templo cristiano en el
mismo sitio donde había estado otro pagano suscitaba inevitables sospechas de idolatría, que
estaba penada con la muerte. Cuando Moisés recibió en el Sinaí el encargo similar de ir a hablar
con el Faraón, que antes había amenazado matarlo, puso cuanto subterfugio pudo para no
aceptar (Ex. 4, l-13). Es pues notable el contraste con Juan Diego que de inmediato contesta: "..
con el mayor gusto iré, voy ciertamente a poner en obra tu venerable aliento, tu amada
palabra; de ninguna manera me permitiré dejar de hacerlo, ni considero penoso el camino."

Y así, la actuación del primer dia termina con la enternecedora preocupación de él, "el hijo más
pequeño" por el reposo de Ella, siendo que era Juan Diego quien sí que debía estar exhausto.
Notas
[157] ANONIMO, "Testimonios de la antigua palabra, (Huehuetlatolli)", "Exhortación con que el
padre así habla, así instruye a su hijo para que bien, rectamente viva"., p. 65.
[158] MENDIETA:Historia Eclesiástica, libro 2, cap. 20, p. 113.
• Segunda Entrevista Con Zumárraga

68.- Al día siguiente, Domingo, muy de madrugada, cuando todo estaba aún muy
oscuro, de allá salió de su casa hacia acá, a Tlaltelolco: viene a aprender las cosas divinas,
a ser pasado en lista; luego a ver al Gran Sacerdote.

Vale la pena hacer notar que esa referencia topológica: "salió de su casa hacia acá, a
Tlaltelolco" nos muestra que el texto fue escrito ahí, en Tlaltelolco, lo que es una confirmación de
que su autor fue Antonio Valeriano, quien fue alumno, maestro y rector del Colegio de Santa
Cruz, instalado ahí.
69.- Y como a las diez de la mañana estuvo dispuesto: se había oído Misa, se
había pasado lista, se había dispersado toda la gente. 70.- Y él, Juan Diego, luego fué al
palacio del Señor Obispo. 71.- Y tan pronto como llegó, hizo todo lo posible para tener el
privilegio de verlo, y con mucha dificultad otra vez tuvo ese honor.
72.- A sus pies hincó las rodillas, llora, se pone triste, en tanto que dialoga,
mientras le expone el venerable aliento, la amada palabra de la Reina del Cielo, 73.- para ver
si al fín era creída la embajada, la voluntad de la Perfecta Virgen, tocante a que le hagan, le
edifiquen, le levanten, su templo donde se dignó indicarlo, en donde se digna quererlo.

Juan Diego, que el día anterior tuvo el buen criterio de ir de inmediato a cumplir el encargo de la
Señora del Cielo, omitiendo la asistencia a Misa que se celebraba en su honor y a la que él
acudía por libre devoción, ahora, en domingo, para nada se considera exentado de su obligación
de sí hacerlo. Tampoco llega ante el Obispo con la actitud desafiante de quien se sabe portador
de una orden reconfirmada de la Reina de Cielo, sino con la humildad y miedo de quien siente
que él puede ser causa de que se frustre algo que sincerísimamente desea: "A sus pies hincó
las rodillas, llora, se pone triste en tanto que dialoga, mientras le expone el venerable
aliento, la amada palabra de la Reina del Cielo, para ver si al fin era creída la voluntad de la
Perfecta Virgen, tocante a que le hagan, le edifiquen, le levantan su templo donde se dignó
indicarlo, en donde se digna quererlo."
74.- Y el Señor Obispo muchísimas cosas le preguntó, le examinó, para que
bien en su corazón constase (para cerciorarse) dónde fue a verla, qué aspecto tenía. Todo
lo narró al Señor Obispo, con todos sus detalles, 75.- pero, pese a que todo absolutamente
se lo pormenorizó, hasta en los más menudos detalles, y que en todas las cosas vió, se
asombró porque clarísimamente aparecía que Ella era la perfecta Virgen, la venerable,
gloriosa y preciosa Madre de nuestro Salvador Jesucristo, 76.- a fin de cuentas, no estuvo
de acuerdo de inmediato, 77.- sino que le dijo que no nada más por su palabra, su petición,
se haría, se ejecutaría lo que solicitaba, 78.- que era todavía indispensable algo como señal
para que poder creerle que era precisamente Ella, la Reina del Cielo, quien se dignaba
enviarlo de mensajero.

La Señora se había identificado como Madre de Dios, había sido muy clara en que se trataba del
mismo que siempre habían venerado los mexicanos, pero no había mencionado a Jesucristo. La
identificación de éste con Ipalnemohuani, Tloque Nahuaque, Teyocoyani... es mérito de Juan
Diego, lo que demuestra la madurez e ilustración de su fe, y la corrección con que había
entendido Quién era la "Señora Reina" que le hablaba. Si alguien pensara que estamos
exagerando, atribuyendo a un indio alcances que no podía tener, Mendieta comenta eso mismo
de los catequistas indios, que no sólo captaban todo a perfección, sino que superaban a su
maestro español, añadiendo más de lo que éste les había dicho: "estando el religioso presente
[...] predicaba en su nombre todo lo que le había dicho [...] y echaba de ver si era
enteramente dicho, o si había alguna falta. La cual no hallaban, sino que eran muy fieles y
verdaderos, y en extremo hábiles: que no solamente decían lo que los frailes les mandaban,
mas aun añadían mucho más [...] Tanta fue la ayuda que estos intérpretes dieron, que ellos
llevaron la voz y sonido de la palabra de Dios, no sólo en las provincias donde hay
monesterios y en la tierra que de ellos se predica y visita, mas a todos los fines de esta
Nueva España, y a todas las otras partes adonde los mercaderes llegan y tractan, que son
los que calan mucho la tierra adentro."[159].

Aquí también podemos comprobar que Zumárraga no fue nada crédulo, y lo duramente exprimido
que fue Juan Diego: "Muchísimas cosas le preguntó, le examinó.." Zumárraga era inquisidor,
experto en interrogar y en desenmascarar, y fue en eso tan duro con los indios recién conversos
que la Corona los sustrajo de su jurisdicción. Con todo, el rudo examen fue exitosamente
aprobado: "clarísimamente aparecía que Ella era la perfecta Virgen, la venerable, gloriosa y
preciosa Madre de nuestro Salvador Jesucristo.." Alguien menos exigente quizá se hubiera
dado por satisfecho, pero Zumárraga nó: a fin de cuentas, esto no venía sino a comprobar que
Juan Diego no mentía, lo que, obviamente, era insuficiente para cualquier Obispo responsable,
puesto que podía haber tenido una alucinación, por lo cual exige una prueba, una señal,
haciéndonos el inmenso favor de que, después de siglos, la tengamos aún en la imagen milagrosa
que seguimos venerando.
79.- Y tan pronto como lo oyó, Juan Diego dijo respetuosamente al Obispo: 80.-
<<-Señor Gobernante, por favor sírvete ver cuál será la señal que tienes a bien pedirle, pues
en seguida me pondré en camino para solicitársela a la Reina del Cielo, que se dignó
enviarme acá de mensajero>>.

81.- Y cuando vió el Obispo que todo lo confirmaba, que desde su primera
reacción en nada titubeaba o dudaba, luego lo despidió; pero 82.- apenas hubo salido,
luego ordenó a algunos criados, en quienes tenía gran confianza, que fueran detrás de él,
que cuidadosamente lo espiaran a dónde iba, y a quién veía o hablaba.

La naturalidad de Juan Diego al aceptar de inmediato que se pida una señal, y, más aun, su
candorosa pregunta de cuál debe ser ésta, impactó ciertamente a Zumárraga, pues nada
desarma tanto a un escepticismo como la evidencia de la buena fe, manifestada en la pronta
disponibilidad a cualquier control, pero no se dejó convencer y montó una vigilancia
suplementaria, a espaldas del interesado. Y no se fió de un cualquiera, sino de "algunos criados,
en quienes tenía gran confianza", e impartiéndoles consignas tan minuciosas cuanto cautelosas:
"que fueran detrás de él, que cuidadosamente lo espiaran a dónde iba, y a quién veía o
hablaba."

83.- Y así se hizo. Y Juan Diego en seguida se vino derecho, enfiló la calzada.
84.- Y lo siguieron, pero allí donde sale la barranca, cerca del Tepeyac, por el puente de
madera, lo perdieron de vista, y por más que por todas partes lo buscaron, ya en ningún
lugar lo vieron, 85.- por lo que se regresaron. Y con eso no sólo se vinieron a enfadar
grandemente, sino también porque los frustró, los dejó furiosos, 86.- de manera que le
fueron a insistir al Señor Obispo, le metieron en la cabeza que no le creyera, le inventaron
que lo que hacía era sólo engañarlo deliberadamente, que era mera ficción lo que forjaba, o
bien que sólo lo había soñado, sólo imaginado en sueños lo que decía, lo que solicitaba.
87.- Y en este sentido se confabularon unos con otros, que si llegaba a volver, a regresar,
allí lo habían de agarrar y castigar duramente para que otra vez ya no ande contando
mentiras, ni alborotando a la gente.

Podemos juzgar, por el extremo enojo con que reaccionan, que los enviados de "gran confianza",
no habían apreciado mucho que digamos la comisión de seguir durante kilómetros el ágil paso de
un indígena, estimando que era tonto conceder tanta importancia a alguien tan insignificante. El
haberle perdido de vista no necesariamente implica algo sobrenatural, quizá sólo fue producto de
su descuido, lo que aumentaría su mal humor, pues tendrían que confesarlo ante su jefe. En todo
caso, pese a que no podían dar fe de nada, inventan un "chivo expiatorio" de su fracaso,
decidiendo no nada más calumniarlo de falsario, sino agredirlo, si se les presentaba la ocasión.
88.- Entre tanto Juan Diego estaba en la presencia de la Santísima Virgen,
comunicándole la respuesta que venía a traerle de parte del Señor Obispo. 89.- Y cuando se
lo hubo notificado, la Gran Señora y Reina le respondió: 90.- <<-Así está bien, Hijito mío el
más amado, mañana de nuevo vendrás aquí para que lleves al Gran Sacerdote la prueba, la
señal que te pide. 91.- Con eso en seguida te creerá, y ya, a ese respecto, para nada
desconfiará de tí ni de tí sospechará. 92.- Y ten plena seguridad, Hijito mío predilecto, que
yo te pagaré tu cuidado, tu servicio, tu cansancio que por amor a mí has prodigado. 93.-
¡Animo, mi muchachito! que mañana aquí con sumo interés habré de esperarte>>.

Aquí las cosas cambian por completo. Aparentemente ya habían terminado todos los problemas
de Juan Diego y había superado exitosamente las pruebas a las que la Señora había querido
someterlo, y lo tranquiliza asegurándole el feliz éxito de su misión, lo cual debió causarle una gran
alegría y un gran deseo de poder volver para cosechar los frutos de lo que tan penosamente le
había pedido sembrar. Pero... ¡faltaba lo peor!

• El Tio Moribundo

94.- Pero a la mañana siguiente, lunes, cuando Juan Diego debería llevarle alguna
señal suya para ser creído, ya no regresó, 95.- porque cuando fue a llegar a su casa, a un tío
suyo, de nombre Juan Bernardino, se le había asentado la enfermedad, estaba en las
últimas, 96.- por lo que se pasó el día buscando médicos, todavía hizo cuanto pudo al
respecto; pero ya no era tiempo, ya estaba muy muy grave. 97.- Y al anochecer, le rogó
instantemente su tío que, todavía de noche, antes del alba, le hiciera el favor de ir a
Tlaltelolco a llamar a algún sacerdote para que viniera, para que se dignara confesarlo, se
sirviera disponerlo, 98.- porque estaba del todo seguro que ya era el ahora, ya era el aquí
para morir, que ya no habría de levantarse, que ya no sanaría.

En la cultura náhuatl el tío era una figura sin equivalente en la nuestra. Estando el verdadero padre
con gran frecuencia ocupado en alguna guerra lejana, de la que era muy posible que nunca
volviera, "al tío tenían por costumbre estos naturales de dejarle por curador o tutor de sus
hijos, y de su hacienda, y de su mujer y de toda la casa. El tío fiel tomaba a su cargo la casa
de su hermano, y su mujer como la propia suya."[160]. De modo que para Juan Diego su tío
era como su verdadero padre, con quien había crecido y a quien más amaba.

No sabemos de qué se enfermó Juan Bernardino, pero sí sabemos que fué algo inesperado, que
Juan Diego lo había dejado bueno y sano antes de salir, que el mal fue fulminante, ya que en
pocas horas lo puso a las puertas de la muerte y que el o los médicos indígenas a los que Juan
Diego acudió nada pudieron hacer, todo lo cual coincide con el cuadro de alguna de las pestes
"importadas" por los españoles. Sabemos por Mendieta, que en ese "año 3l. La segunda
pestilencia les vino también de nuevo por parte de los españoles, once años después de las
viruelas [Antes dijo que éstas fueron en 1520, al llegar Narváez], y ésta fue de sarampión, que
trajo un español, y de él saltó en los indios, de que murieron muchos, aunque no tantos
como de las viruelas [...] A este sarampión llamaron ellos <<tepiton zahuatl>>, que quiere
decir pequeña lepra..."[161].

También conocemos el inmenso aprecio que tuvieron los indios por el Sacramento de la
Confesión, y notemos que Juan Bernardino pide "algún sacerdote para que viniera, para que
se dignara confesarlo, se sirviera disponerlo", sin mencionar el Viático ni la Unción de los
enfermos, pues -por raro que hoy nos parezca- estos Sacramentos no se les impartían en un
principio a los indios.

También demuestra gran madurez en la Fe que Juan Diego haga a un lado cosas tan
inmensamente importantes y gratas para él, como una cita con la Madre de Dios y una
embajada, esta vez con éxito asegurado, ante el Obispo, para atender a su tío moribundo,
madurez que ya tenía, puesto que desde su cultura prehispánica se le había enseñado que los
enfermos "son imagen de dios."[162]. Su Bautismo vino a coronar, no a crear, una sólida virtud
que como indio ya poseía.
99.- Y el martes, todavía en plena noche, de allá salió, de su casa, Juan Diego,
a llamar al sacerdote, allá en Tlatelolco.

Es fácil imaginar la desolación de Juan Diego al salir, a media noche, después de un día
angustioso y frustrante, muerto de frío, no a la gloriosa cita que tiene con la Reina del Cielo, sino
a la difícil tarea de conseguir un sacerdote para su tío agonizante. Una observación pertinente es
que, debiendo caminar largas horas en temperaturas bajo cero, (Expresamente se menciona al
"hielo" en los versículos 129 y 133), no podía llevar una tilma pequeña colgada suelta de los
hombros, como suele representársele, sino una grande para abrigarse mejor, con la que pudiera
arroparse y embozarse.
100.- Y cuando ya vino a llegar a la cercanía del cerrito Tepeyac, a su pie,
donde sale el camino, hacia el lugar donde se pone el sol, donde antes él pasara, se dijo:
101.- <<-Si sigo de frente por el camino, no vaya a ser que me vea la noble Señora, porque
como antes me hará el honor de detenerme para que lleve la señal al Jefe de los
Sacerdotes, conforme a lo que se dignó mandarme. 102.- Que por favor primero nos deje
nuestra aflicción, que pueda yo ir rápido a llamar respetuosamente el sacerdote religioso.
Mi venerable tío no hace sino estar aguardándolo>>.

103.- En seguida le dió la vuelta al monte por la falda, subió a la otra parte,
por un lado, hacia donde sale el sol, para ir a llegar rápido a México, para que no lo
demorara la Reina del Cielo. 104.- Se imaginaba que por dar allí la vuelta, de plano no iba a
verlo Aquella cuyo amor hace que absolutamente y siempre nos esté mirando.

Esto podría parecer una tontería por parte de Juan Diego, de imaginarse que "por dar allí la
vuelta, de plano no iba a verlo Aquella cuyo amor hace que absolutamente y siempre nos
esté mirando", pero no es sino cortesía. A él ni por la cabeza le pasa "cobrarle" el servicio
pidiéndole un milagro, y como lo que le importa en ese momento es tratar de dar a su tío el
supremo servicio de un confesor, y, reconociendo justamente mayor importancia a eso que a
cualquier otra cosa en el mundo, sabe que debe negarse a la Señora, pero, a fuer de mexicano,
no quiere causarle esa pena.

Para su innata cortesía india es impensablemente ruda una negativa directa, por lo cual hace lo
mismo que seguimos haciendo los mexicanos: Rehuye decir el no directo, esquivando el
compromiso que no se puede satisfacer. Que esto se haga con un subterfugio evidente, refuerza
su delicadeza, porque es lo que nosotros entendemos perfectamente y los extranjeros nó: que
damos por supuesto que nuestro interlocutor entiende así la negativa, apreciando y agradeciendo
la cortesía de no haberla hecho directa.
105.- Pero la vió como hacia acá bajaba de lo alto del montecito, desde donde
se había dignado estarlo observando, allá donde desde antes lo estuvo mirando
atentamente. 106.- Le vino a salir al encuentro de lado del monte, vino a cerrarle el paso, se
dignó decirle: 107.- <<-¿Qué hay, Hijo mío el más pequeño? ¿A dónde vas? ¿A dónde vas a
ver?>>.

Juan Diego, que nada sabe del maravilloso regalo que le tiene reservado la Señora, se siente
profundamente apenado y desconcertado ante la falta de cortesía de Ella, pues era impensable
que cualquier persona bien educada, y máxime una Reina, hubiese tenido la malcriadez de salirle
al encuentro sabiendo que la rehuía precisamente para no apenarla, puesto que no podía
concederle lo que pedía; pero Ella, que demuestra conocer la etiqueta mexicana perfectamente,
entiende y agradece la treta de Juan Diego ni remotamente aludiéndola, ni insinuando el más leve
disgusto o desaprobación, (que además no podía tener tratándose de una obra de caridad), antes
le allana el camino, obligándolo a franquearse con Ella y revelarle sus angustias: "-¿Qué hay, Hijo
mío el más pequeño? ¿A dónde vas, a dónde vas a ver?"

Vale la pena comentar que, dentro de la etiqueta náhuatl, María estaba procediendo en forma
decididamente descortés, casí grosera y agresiva, al salir al encuentro de Juan Diego cuando
sabía perfectamente la razón por la cual él rehuía verla. Esto: que el amor de Dios se nos
manifieste a veces en forma tremendamente ruda, lo tenemos también en el Evangelio. Así
también procedió Jesucristo quiso probar y fortificar la fe de quien sabía la tenía grande (Mt. 15,
21-28): Recordemos que a una pobre mujer cananea, que le pidió un milagro para su hija, la trató
inicialmente en esa forma: no haciendo caso a sus ruegos y llamándola "perra", pero no era para
insultarla, sino para acrisolar más su fe, que El luego alaba y, desde luego, para concederle aún
con más merito de ella lo que deseaba.
108.- Y él, ¿acaso un poco por eso se apenó, tal vez se avergonzó, o acaso por
eso se alteró, se atemorizó? 109.- En su presencia se postró, con gran respeto la saludó,
tuvo el honor de decirle: 110.- <<-Mi Virgencita, Hija mía la más amada, mi Reina, ojalá estés
contenta; ¿Cómo amaneciste? ¿Estás bien de salud?, Señora mía, mi Niñita adorada? 111.-
Causaré pena a tu venerado rostro, a tu amado corazón: Por favor, toma en cuenta,
Virgencita mía, que está gravísimo un criadito tuyo, tío mío. 112.- Una gran enfermedad en
él se ha asentado, por lo que no tardará en morir.
113.- Así que ahora tengo que ir urgentemente a tu casita de México, a llamar
a alguno de los amados de nuestro Señor, de nuestros sacerdotes, para que tenga la
bondad de confesarlo, de prepararlo. 114.- Puesto que en verdad para esto hemos nacido:
vinimos a esperar el tributo de nuestra muerte. 115.- Pero, aunque voy a ejecutar esto,
apenas termine, de inmediato regresaré aquí para ir a llevar tu venerable aliento, tu amada
palabra, Señora, Virgencita mía. 116.- Por favor, ten la bondad de perdonarme, de tenerme
toda paciencia. De ninguna manera en esto te engaño, Hija mía la más pequeña, mi adorada
Princesita, porque lo primero que haré mañana será venir a toda prisa>>.

La incondicionalidad de Juan Diego sigue siendo admirable, pese a las circunstancias: Aunque
afirma que le apena no poder cumplir de inmediato su encargo, puesto que obsta una razón más
importante aún, -la única más importante- que es la atención espiritual a un moribundo, afirma que
eso es lo único inaplazable para él, al mostrarse dispuesto a que, una vez solucionado el asunto
de su tío, no tomará en cuenta ningún otro interés propio, por legítimo que sea, sino que "lo
primero que haré mañana será venir a toda prisa". Esto es auténticamente heróico, pues sabe
muy bien que su tío está a punto de fenecer, tanto que ni siquiera es seguro que lo alcance el
sacerdote y que, en el mejor de los casos, va a morir muy poco después, de manera que su
ofrecimiento de quedar a disposición de Ella al día siguiente implicaba no participar en el funeral
de su amadísimo tío: Aunque eso era supremamente importante para todo indio, él no lo
anteponía a su obediencia a la Señora del Cielo.
117.- Y tan pronto como hubo escuchado la palabra de Juan Diego, tuvo la
gentileza de responderle la venerable y piadosísima Virgen: 118.- <<-Por favor presta
atención a esto, ojalá que quede muy grabado en tu corazón, Hijo mío el más querido: No
es nada lo que te espantó, te afligió, que no se altere tu rostro, tu corazón. Por favor no
temas esta enfermedad, ni en ningún modo a enfermedad otra alguna o dolor entristecedor.
119.- ¿Acaso no estoy yo aquí, yo que tengo el honor de ser tu madre? ¿Acaso no estás
bajo mi sombra, bajo mi amparo? ¿Acaso no soy yo la fuente de tu alegría? ¿Qué no estás
en mi regazo, en el cruce de mis brazos? ¿Por ventura aun tienes necesidad de cosa otra
alguna? 120.- Por favor, que ya ninguna otra cosa te angustie, te perturbe, ojalá que no te
angustie la enfermedad de tu honorable tío, de ninguna manera morirá ahora por ella. Te
doy la plena seguridad de que ya sanó>>. 121.- (Y luego, exactamente entonces, sanó su
honorable tío, como después se supo.).

Juan Diego, pues, al oír estar tiernísimas palabras, al oír nuevamente que la Madre de Dios se
honraba en ser su madre, no podía recibir mejor explicación y garantía de que, en efecto, nada
tenía que temer, pues nada más amoroso y cuidadoso que una madre india: "la madre virtuosa
es vigilante, ligera, veladora, solícita, congojosa; cría a sus hijos, tiene continuo cuidado de
ellos, tiene vigilancia en que no les falte nada, regálalos, es como esclava de todos los de
su casa, congójase por la necesidad de cada uno; de ninguna cosa necesaria en la casa se
descuida.."[163]. Las otras expresiones: "sombra y amparo... fuente de alegría... en mi
regazo, en el cruce de mis brazos" para el mexicano no sólo significaban ternura, sino seguridad
de gobierno, así hablaban el Tlatoani al tomar posesión, de modo no podía esperarse menos de
una madre que también era reina: ".. quizás alguna vez busquen madre, busquen padre
(protección); también delante de tí pondrán su llanto, sus lágrima, su indigencia, su penuria
[...] Tal vez también con calma, con alegría te la tomarán, te la recogerán a tí que eres su
madre, a tí que eres su amparo, porque mucho los amas, los ayudas, eres su guía, eres su
señora"[164].

Notas

[159] MENDIETA Fr. Jerónimo de: "Historia Ecca...", Lib. 3, cap. 19, pp. 225-6.
[160] SAHAGUN: "Historia General...", Lib. 10, cap. 1, no. 10, p. 546.
[161] MENDIETA, "Historia Ecca..", libro 4, cap. 36, p. 514.
[162] SAHAGUN: "Historia General...", lib. 6, cap. 7, # 34, pág. 315.
[163] SAHAGUN: "Historia General...", Lib. 10, cap. 1, no 2, p. 545.
[164] ANONIMO, "Testimonios de la antigua palabra...", "Palabras de salutación con las que
alguna señora así saluda, le habla a otra que también lo es.", p. 161.
• Las Flores

122.- Y Juan Diego, apenas oyó el venerable aliento, la amada palabra de la Reina
del Cielo, muchísimo con ello se consoló, mucho con ello quedó satisfecho su corazón.
123.- Y le suplicó instantemente que de inmediato tuviera a bien enviarlo de mensajero para
ver al gobernante Obispo, para llevarle la señal, su comprobación, para que le crea.

124.- Y la Reina del Cielo de inmediato se sirvió mandarle que subiera arriba del
cerrito, allí donde antes había tenido el honor de verla. 125.- Se dignó decirle: <<-Sube,
Hijito mío queridísimo, arriba del cerrito, donde me viste y te dí órdenes. 126.- Allí verás que
están sembradas diversas flores: Córtalas, reúnelas, ponlas juntas. Luego bájalas acá, aquí
ante mí tráemelas>>.

Es completamente original la idea de usar flores como comprobación de una orden divina. En
Europa eso no hubiera tenido sentido, porque allá las flores eran y son un mero adorno, sin
significado divino especial. Las flores, para un español, para nosotros hoy, son un adorno, es decir:
una cosa bella, que da gusto dar o recibir... Cualquier muchacha, cualquier mamá se siente
contentísima de que le lleven un bonito ramo... pero hasta allí: Son adorno, y nada más. Para el
indio eran muchísimo más.

Como mencionábamos en el preámbulo, el indio concebía la verdad, la bondad, la valía del


hombre, como "lo arraigado": Una cosa es cierta o es buena si tiene buena raíz. Por lo tanto, una
bella flor es la evidencia de una buena raíz y la promesa de un buen fruto. Por eso nuestros
antepasados indios las amaban apasionadamente: nada había para ellos más bello, nada más
divino, nada más excelso como don de Dios que las flores, que son preciosas, alegran el corazón,
cantan y comunican la belleza de Dios...: "Xochitlalpan" = la "Tierra de las Flores" era el
Paraíso. Lo mejor de la tierra se dedicaba a las flores, porque las flores eran lo más divino que el
hombre poseía en la tierra. (Todavía llamamos Xochimilco = "En la sementera de las flores" a
la parte más bella y feraz de todo el valle).

Mas ellos también constataban, como observamos todos, que las flores son efímeras y frágiles,
que se marchitan muy pronto. Por ejemplo, la "oceloxóchitl", la "flor del tigre" (Tigridia
pavonia), quizá la más bella de las flores mexicanas, no despliega su hermosura sino unas horas
y fenece en seguida si alguien la corta... Por eso su sueño, que reconocían imposible, era poder
tener en sus manos flores divinas:

"Flores con ansia mi corazón desea,


sufro con el canto, y sólo ensayo cantos en la tierra,
quiero flores que duren en mis manos [..]
¿Yo dónde tomaré flores hermosas, hermosos cantos?
Jamás las produce aquí la primavera..."[165].

Tomando eso en cuenta, podemos entender que Juan Diego debió extremercerse de dicha con
sólo oír lo que la Señora le pedía que hiciera: subir al Tepeyac a cortar flores divinas.

127.- Y acto continuo, Juan Diego subió al cerrito. 128.- Y al alcanzar la cumbre,
quedó mudo de asombro ante las variadas, excelentes, maravillosas flores, todas
extendidas, cuajadas de capullos reventones, cuando todavía no era su tiempo de darse.
129.- Porque en verdad entonces las heladas son muy fuertes. 130.- Su perfume era intenso,
y el rocío de la noche como que las cuajaba de perlas preciosas.

131.- En seguida se puso a cortarlas, todas absolutamente las juntó, llenó con
ellas el hueco de su tilma. 132.- Y conste que la cúspide del cerrito para nada es lugar
donde se den flores, porque lo que hay en abundancia son riscos, abrojos, gran cantidad
de espinas, de nopales, de mezquites. 133.- y si algunas hierbezuelas se dan, entonces era
el mes de diciembre, en que todo lo devora, lo aniquila el hielo.
Se subraya la gozosa incredulidad de constatar que las flores de Dios "brotaban, macollaban,
reventaban sus corolas", verdaderamente en el Tepeyac, maravilla que acentúaba lo
inadecuado del terreno. El Valle de México, aunque no muy grande, (120 kms. en su longitud
máxima), siempre ha tenido notables contrastes, siendo húmedo y con montañas cubiertas de
bosques alpinos en el sur, pero reseco y desértico hacia el norte, donde está el Tepeyac. Para la
mente india, pues, ese florecer era la impensable reunión del Omeyocan, el mundo de Dios,
con el Tlactípac, el mundo del hombre, como lo evidenciaba esa transformación del cerro,
agreste y estéril de suyo, en un vergel que superaba al Tlalocan, el paraíso del dios del agua,
porque sus flores eran verdaderas flores de Dios, de las que "con ansia deseaba el corazón"
de los mexicanos, de las que de veras y para siempre "durarían en sus manos."

Más aún, por primera vez en la historia Juan Diego hace lo que todos sus antepasados habían
anhelado hacer y ninguno lo había logrado: cortar las flores del paraíso.
134.- Bajó en seguida trayendo a la Reina del Cielo las diversas flores que le
había ido a cortar, 135.- y Ella, al verlas, tuvo la afabilidad de tomarlas en sus manecitas,
136.- y volvió amablemente a colocárselas en el hueco de su tilma. Se dignó decirle:

137.- <<-Hijito queridísimo, estas diferentes flores son la prueba, la señal que
le llevarás al Obispo. 138.- De parte mía le dirás que por favor vea en ella mi deseo, y con
eso ejecute mi deseo, mi voluntad. 139.- Y tú... tú eres mi plenipotenciario, puesto que en tí
pongo toda mi confianza. 140.- Y con todo rigor te ordeno que sólo exclusivamente frente al
Obispo despliegues tu tilma y le muestres lo que llevas. 141.- Y le contarás con todo detalle
cómo yo te mandé que subieras al cerrito para cortar las flores, y todo lo que viste y
admiraste. 142.- Y con esto le conmoverás el corazón al Gran Sacerdote para que interceda
y se haga, se erija mi templo que he pedido.

La máxima prueba de cortesía india, de deferencia, de amor hacia alguien, era darle
personalmente flores. Y cuando no se podía, por ejemplo, porque eran muchísimos los invitados
del emperador y no podía en persona hacerlo, solamente la gente más importante, la más querida
de él, podía representarlo entregando él las flores[166]. De modo que darle Ella personalmente las
flores y encomendarle: "Hijito queridísimo, estas diferentes flores son la prueba, la señal que
le llevarás al Obispo" era ya tal muestra de aprecio que no hacía falta que añadiera nada más,
Ya con eso no hacía falta que añadiera nada más, pero lo hace explícitamente: "Tu eres mi
plenipotenciario, puesto que en tí pongo toda mi confianza", pero vuelve a reiterarle que debe
tratar sólo con el Obispo y a él sí contarle "todo lo que viste y admiraste".
143.- Y al dignarse despedirlo la Reina del Cielo, vino a tomar la calzada,
viene derecho a México, viene feliz, rebosante de alegría, 144.- ya así viene, rebosante de
dicha su corazón, porque esta vez todo saldrá bien, lo desempeñará bien. 145.- Pone
exquisito cuidado en lo que trae en el hueco de su tilma, no vaya a ser que algo se le caiga.
146.- Viene extasiado por el perfume de las flores, tan diferentes y maravillosas.

La deferencia de la Señora del Cielo hacia el Obispo, al mandar que solamente a él se le


entregaran las flores, subraya ante los indios que éstas son de él y de nadie más. Juan Diego
hubiera querido gritar a todo el que quisiese oírlo la sublime maravilla que eran esas flores que
llevaba en su tilma, pero no lo hace, "viene derecho a México".

• Tercera Entrevista con Zumárraga

147.- Y al llegar al palacio episcopal le salió al encuentro el mayordomo e


incluso otros criados del señor Obispo. 148.- Y les rogó que por favor le dijeran que quería
verlo; pero ninguno accedió, no querían hacerle caso, quizá porque aún no amanecía, 149.-
o quizá porque ya lo conocen, que sólo los fastidia, que les es insoportable, 150.- y porque
ya les habían hablado de él sus compañeros que lo habían perdido de vista cuando
pretendieron seguirlo.
Aunque llevaba el éxito asegurado, su fe tuvo nueva ocasión de templarse, porque al llegar, antes
del amanecer, al palacio del Obispo, las cosas empezaron todo lo mal que se podía temer, pues
los criados no lo admiten. Hoy quienquiera que se presentase a ver al Arzobispo de México, o a
quien fuere, cuando "aun no amanecía", estaría pecando de indiscreto e impertinente, y lo menos
que tendría bien ganado es que lo hicieran esperar; pero recordemos que en esos tiempos,
previos a la luz eléctrica, todo mundo era normalmente madrugador y nada trasnochador, por la
sencilla razón de que no era fácil ni agradable hacer nada a la mortecina y humeante luz de las
candelas, y que seguramente Zumárraga estaba despierto aún desde antes de que llegara Juan
Diego, y, por lo tanto, no hubiera tenido problema en recibirlo desde un principio.

151.- Muy largo tiempo estuvo esperando la respuesta, 152.- y cuando vieron
que llevaba ahí tan largo tiempo, cabizbajo, sin hacer nada, a ver si era llamado, notaron
que al parecer traía algo en su tilma, y se le acercaron para ver lo que traía, para dar gusto a
su corazón. 153.- Y al ver Juan Diego que era imposible ocultarles lo que llevaba, y que por
eso lo molestarían, lo expulsarían a empellones o lo maltratarían, un poquito les mostró que
eran flores. 154.- Y al ver que se trataba de diversas y finísimas flores, siendo que no era su
tiempo, se asombraron muchísimo, y más al ver cuán frescas estaban, cuán abiertas, cuán
exquisito su perfume, cuán preciosas, 155.- y ansiaron coger unas cuantas, arrebatárselas.
156.- Y no una, sino tres veces se atrevieron a agarrarlas, pero fracasaron, 157.- porque
cuando pretendían tomarlas, ya no podían ver flores, sino las veían como pinturas, como
bordados o aplicaciones en la tilma.

La humildad, la paciencia y entereza que despliega ante la insolencia de esos criados, no era
miedo ni complejo de inferioridad, sino el autodominio del refinado ante los zafios, que había
aprendido desde niño: "Lo segundo que habéis de notar es que tengáis paz con todos, con
ninguno os desvergoncéis y a ninguno desacatéis, respetad a todos, tened acatamiento a
todos, no os atreváis a nadie, por ninguna cosa afrentéis a ninguno, no déis a entender a
nadie todo lo que sabéis; humillaos a todos, aunque digan de vosotros lo que quisieren;
callad, y aunque os abatan cuanto quisieren, no respondáis."[167].

Podría también parecer legendario e ingenuo este episodio de que los criados fracasan al
pretender arrebarle las flores a Juan Diego, pero no es así: La inmensa importancia, quizá
necesidad de ese episodio es porque, además de que para Juan Diego, a fuer de indio, resultaba
casi sacrílego que un extraño tocase siquiera "las flores de Dios", era trascendental que, para él
y para todos los indios, quedase inequívocamente claro el derecho exclusivo del Obispo
español a recibir, él primero que nadie, esas flores. Este hecho inexplicable se los confirmó, al
mostrar que una fuerza sobrenatural apoyaba y respaldaba el decir de Juan Diego de que la
Madre de Dios, donante de esas flores, había determinado categóricamente: "Y con todo rigor
te ordeno que sólo exclusivamente frente al Obispo despliegues tu tilma y le muestres lo
que llevas." Era otra forma, perfectamente india, de investir al representante de su Hijo de
inequívoca autoridad, amén que también sirvió para finalmente franquearle al propio Juan Diego
el acceso a ver al Obispo.

• La Versión de Juan Diego

164.- Le dijo con gran respeto: <<-Mi Señor, Gobernante, ya hice, ya cumplí lo que
tuviste a bien mandarme, 165.- y así tuve el honor de ir a comunicarle a la Señora, mi Ama,
la Reina del Cielo, venerable y preciosa Madre de Dios, que tú respetuosamente pedías una
señal para creerme, y para hacerle su templecito, allí donde tiene la bondad de solicitarte
que se lo levantes. 166.- Y también tuve el honor de decirle que me había permitido darte mi
palabra de que tendría el privilegio de traerte algo como señal, como prueba de su
venerable voluntad, conforme a lo que tú te dignaste indicarme>>.
167.- <<Y tuvo a bien oír tu venerable aliento, tu venerable palabra y se prestó
gustosa a tu solicitud de alguna cosa como prueba, como señal, para que se haga, se
ejecute su amada voluntad. 168.- Y hoy, siendo aún noche cerrada, se sirvió mandarme que
tuviera el honor de venir de nuevo a verte. 169.- Y yo me honré pidiéndole algo como su
señal para que fuera creído, conforme a lo que me había dicho que me daría, y de
inmediato, pero al instante, condescendió en realizarlo, 170.- y se sirvió enviarme a la
cumbre del cerrito, donde antes había tenido el honor de verla, para que fuera a cortar
flores diferentes y preciosas>>.

171.- <<Y luego que tuve el privilegio de ir a cortarlas, se las llevé abajo. 172.-
Y se dignó tomarlas en sus manecitas, 173.- para de nuevo dignarse ponerlas en el hueco
de mi tilma, 174.- para que tuviera el honor de traértelas y sólo a tí te las entregara>>.

Aprovechando, pues, la versión de Juan Diego es como podemos estar ciertos de qué cosas, que
parecerían intrascendentes, tienen gran importancia: En los números 167 y 169 destaca la
importancia de la prueba, de que existiese una prueba: "se prestó gustosa a tu solicitud de
alguna cosa como prueba, como señal", "de inmediato, pero al instante, condescendió en
realizarlo", y el 178 repite que esas flores son precisamente "la señal que pedías, para que te
sirvas poner todo en ejecución..." El 168 apunta que los hechos se verifican no de día, sino
"siendo aún noche cerrada". En el 170 y 175, 176 y 177 (Un obvio gran énfasis), se insiste en
que las flores realmente brotaron en donde nadie podría haberlas esperado: en la cumbre del
Tepeyac; en el 170, en que no es Ella sino él quien debía cortarlas y llevarlas, aunque Ella "se
dignó tomarlas en sus manecitas (172), para de nuevo dignarse ponerlas en el hueco de mi
tilma (173), para que tuviera el honor de traértelas y sólo a tí te las entregara (174)."

Posiblemente nosotros, de todas esas cosas, la única que nos habría parecido importante hubiera
sido la de pedir una señal, pero habríamos disentido de la conveniencia de que ésta fueran unas
flores: pues serían una "prueba que nada probaría", porque nada tiene de raro que las haya en
México en cualquier época del año.... Y todo lo demás: que fuera "de noche", cortarlas,
reacomodarlas, designar a un mensajero para llevarlas, exigir que a nadie más que al
Obispo se las entregara, nos parecerían detalles superfluos o hasta impropios. Por eso es muy
afortunado que tengamos no sólo el relato indio, sino esta nueva versión india de todo el relato,
que actúa de contraprueba.

175.- <<Pese a que yo sabía muy bien que la cumbre del cerrito no es lugar donde
se den flores, puesto que sólo abundan los riscos, abrojos, espinas, nopales escuálidos,
mezquites, no por ello dudé, no por eso vacilé. 176.- Cuando fuí a alcanzar la cumbre del
montecito, quedé sobrecogido: ¡Estaba en el paraíso!. 177.- Allí estaban reunidas todas las
flores preciosas imaginables, de suprema calidad, cuajadas de rocío, resplandecientes, de
manera que yo -emocionado- me puse en seguida a cortarlas. 178.- Y se dignó concederme
el honor de venir a entregártelas, que es lo que ahora hago, para que en ellas te sirvas ver
la señal que pedías, para que te sirvas poner todo en ejecución. 179.- Y para que quede
patente la verdad de mi palabra, de mi embajada, 180.- ¡Aquí las tienes, hazme el honor de
recibirlas!>>

Un lugar donde "sólo abundan los riscos, abrojos, espinas, nopales escuálidos, mezquites",
plantas típicas de flora esteparia, era obvio que no era de suyo compatible con esas maravillosas
flores, y menos en "el mes de diciembre, en que todo lo devora, lo aniquila el hielo", por lo
que no es poco mérito que Juan Diego "no haya dudado ni vacilado". Ahora bien, ese lugar
donde las flores eran imposibles, era el lugar donde más hubieran deseado los mexicanos que
pudieran brotar: El Tepeyac, por ser el monte de la Diosa Madre, guardaba un afecto único para
un pueblo afectivamente tan apegado a la imagen materna: "..en este lugar tenían un templo
dedicado a la madre de los dioses que llamaban <<Tonatzin>> que quiere decir <<Nuestra
Madre>>; [...] y venían de muy lejas tierras [...] y traían muchas ofrendas, venían hombres y
mujeres, mozos y mozas [..] era grande el concurso de gente [...] y todos decían vamos a la
fiesta de <<Tonatzin>>..."[168]. Por ello la destrucción de ese templo tenía que haberles
resultado particularmente dolorosa... Ahora descubrían que Dios lo había cubierto con sus
flores, que lo había convertido en su "Xochitlalpan, Tonacatlalpan.. el sitio del que siempre
nos hablaron los ancianos, nuestros antepasados, todos nuestros abuelos...". Esta era la
más buena de las "Buenas Nuevas" que podían oir.
Juan Diego es una figura indudablemente simpática a todos los mexicanos, pero pocos lo ven en
toda su titánica dimensión sobrenatural. Para la gran mayoría fue un "indito": una especie de niño
grande, muy bueno, candoroso, cumplido, humilde... y ya.

La fe, como disposición interna de los elegidos de Dios, siempre ha contado decisivamente para
obtener la abundancia de sus bendiciones. (Cfr. Mt. 8, 10; 9, 22; 15, 28; Mc. 10, 52; Luc. 7, 9; etc.).
La fe de una Niña, de la misma "Niña" que bajó al Tepeyac, cambió la historia del Mundo: "-
¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Quien soy yo para que me
visite la madre de mi Señor? Dichosa tú que has creído.. ¡Te llamarán dichosa todas las
generaciones!! También, a la inversa, la falta de esa fe en ellos puede acarrear graves
consecuencias, no a ellos nada más, sino al pueblo entero con el que son solidarios: "El Señor
dijo a Moisés y a Aarón: <<-Por no haberme creído, por no haber reconocido mi santidad en
presencia de los israelitas, no harán entrar a esta comunidad en la tierra que les voy a
dar..>>" (Num. 20, 22).

La vocación que Dios confirió a Juan Diego Cuauhtlatoatzin era en no pocos aspectos más
difícil que la de Moisés, pues no se trataba de acaudillar a un pueblo para que sacudiese la
opresión de otro, sino de algo aun más revolucionario en la historia humana, de lo mismo que San
Pablo proclama de Cristo Jesús: Realizar lo imposible, reconciliar lo irreconciliable: ".. hizo de
los dos pueblos una sola cosa, derribando con su cuerpo el muro que los separaba: el odio
[..] haciendo las paces para crear en él un sólo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los
pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo..." (Ef. 2, 13-16).

Así pues, para quienes vemos con ojos de fe, Juan Diego es un bienhechor insigne -Verdadero
fundador de México, "Padre de la Patria", de pleno derecho-: Su fe, tan candorosa como
acrisolada, le dió el ser como nación mestiza, al aceptar y cumplir fielmente ser portador de unas
flores que estamparon una imagen.

Notas
[165] "Manuscrito Cantares Mexicanos", fol. 23v, lin. 8ss. Apud GARIBAY Angel María:
"Historia de la Literatura Náhuatl", ed. Porrúa, Biblioteca Porrúa ns. 1 y 5, 2a. Edición, México
1971, tomo 1, cap. 3, no. 6, pag. 192.
[166] Entregar flores era un gran honor reservado a "personas muy avisadas y cuerdas, y
prudentes y diligentes, y bien criados y bien hablados, y recios y bien dispuestos y de
buena apariencia, no cobardes ni temerosos, hombres hábiles de buen entendimiento, no
se buscaba gente baja para este servicio, sino gente noble y cortesana, los cuales habían
de dispensar y distribuir y repartir las flores..." ("Manuscrito Códice Florentino", tomo II, libro
VII, cap. 9, folio 28 r y v.).
[167] SAHAGUN, Libro VI, cap. 17, no. 25, p. 345.
[168] SAHAGUN, "Historia General...", lib. 11, Apéndice sobre Supersticiones, no 7, pp. 704-5.
• Cuarta Aparición: La Imagen en la Tilma

181.- Y en ese momento desplegó su blanca tilma, en cuyo hueco, estando de pie,
llevaba las flores. 182.- Y así, al tiempo que se esparcieron las diferentes flores preciosas,
183.- en ese mismo instante se convirtió en señal, apareció de improviso la venerada
imagen de la siempre Virgen María, Madre de Dios, tal como ahora tenemos la dicha de
conservarla, 184.- guardada ahí en lo que es su hogar predilecto, su templo del Tepeyac,
que llamamos Guadalupe.

Ya decíamos que la idea de hacer nacer flores en el Tepeyac era elocuentísima para los indios,
pero la imagen que vemos aparecer "de improviso" en la tilma de Juan Diego lo es mucho más.
Para entenderlo un poco menos mal, empecemos notando que un rudo ayate, usado y consunto,
de un indio empobrecido, estaba muy lejos de ser una tela adecuada para ningún género de
pintura, no sólo por las obvias inconveniencias técnicas, sino aun por motivos morales: Despojar a
un pobre de su pobre ropa, que además era instrumento de trabajo, para mandar un recado a un
poderoso, suena cuando menos a mal gusto, y, cuando más, a auténtico despojo.

Claro que podríamos decir que el bueno de Juan Diego ni siquiera se fijó en eso, y que cualquier
mexicano habría dado -y da- cuanto tiene para honrarse honrando a una autoridad [169], pero, en
el fondo, eso no justifica que sea la autoridad quien abuse de esa generosidad. Al contrario,
conocerla le impone el deber de preverla y de procurar controlarla, y, si esa autoridad es el propio
Dios, hemos de convenir en que -del punto de vista europeo- el detalle resulta a lo menos de mal
gusto. Pero para un indio, para Juan Diego y todos los suyos, las cosas fueron abismalmente
distintas: para él constituyó una distinción y un honor impensables.

El hecho de que a un pueblo que se comunicaba con imágenes se le envíe una imagen de la
Madre de Dios era una perfecta catequesis[170], que resultaba mucho más clara y elocuente
porque también entre ellos la tilma simbolizaba a la persona, al grado de que el Matrimonio se
efectuaba anudando la tilma del varón con el "huipil" de la mujer[171], de modo que siendo ambas,
imagen y tilma, cual "sacramentos" de la persona, la originálisima idea de fusionar las dos
constituía una adaptación magistral a la cultura india, tan o más clara y elocuente que lo que
fue la otra que anunció a otro "pueblo de Dios", de ascendencia nómada y pastoril, amantísimo
de la Palabra: "¡La Palabra se hizo carne, y puso su tienda entre nosotros!!" (Jn. 1, 14).

Pero además este gesto vino a resolver un problema insoluble. Los misioneros no sólo de buena
fe regateaban dar la Eucaristía a los indios y omitían la Unción, sino que de plano los excluían del
Sacerdocio y de la Vida Religiosa, lo que hacía que la Iglesia mexicana estuviese amenazada
de nacer muerta, puesto que la Iglesia de Cristo es comunión de caridad en la que todos somos
iguales. Eso tardaría siglos en cambiar. ¿Cómo, entonces, podía Dios dejar claro a los indios que
ante El eran enteramente iguales a los españoles, sin desmentir ni ofender a éstos, que, aunque
en eso estuviesen errados, eran sus auténticos portavoces?

La estampación de esa imagen fue la manera, tan sencilla como clara, que Dios encontró: Para el
indio la máxima autoridad moral no eran los reyes ni los militares, sino los sabios, los
Tlamatinime, y a los que más veneraban de entre ellos eran a los Teomamaque y a los
Amoxhuaque. Teomama es "el que carga a Dios" y "Amoxhua" el "Dueño del amoxtli, del
códice". Toda campaña o empresa mexicana iba presidida por uno o varios sacerdotes, los
teomamaque[172], que llevaban a cuestas la imagen del dios, y éste podía ser consultado a
través de ellos[173].

También los sabios más venerados eran los Amoxhuaque, "los guardianes de los códices":
Los gobernantes civiles declararon a los primeros frailes que no era a ellos a quienes debían
dirigirse, sino a una autoridad mayor, de quien ellos dependían: los "sabios en las cosas de
Dios": ".. están los que aun son nuestros guías, ellos nos llevan a cuestas, nos gobiernan,
en relación al servicio de los que son nuestros dioses [...] se llaman quequetzalcoa. Sabios
de la palabra [...] los que miran, los que se afanan con el curso y el proceder ordenado del
cielo, cómo se divide la noche. Los que están mirando ["leyendo" las pictografías de los
códices] los que cuentan [refieren lo que "leen"], los que despliegan [las hojas de] los libros, la
tinta negra, la tinta roja [la sabiduría], los que tienen a su cargo las pinturas [la cultura]. Ellos
nos llevan, nos guían, nos dicen el camino [..] de ellos es el encargo, la encomienda, su
carga: la palabra divina. Y nosotros, sólo es nuestro oficio lo que se llama el agua divina, el
fuego ["Atl Tlachinolli"= la guerra], y también de esto tratamos, nos encargamos de los
tributos.."[174].

Vemos, pues, que María, al mandar con tan inequívoca y repetida claridad que sólo al Obispo, se
le entregase su mensaje y su señal, le confirió un inmenso prestigio y autoridad, puesto que lo
convirtió en "dueño de su Imagen", en "su Amoxhua"= "Dueño del Códice" del pueblo
mexicano: Era una forma clarísima de prescribir a los mexicanos, y en mexicano, lo mismo que a
los servidores en Caná de Galilea: "¡Hagan lo que él les diga!" (Jn. 2, 5). Es decir: aunque no
todo lo entiendan, aunque muchas veces les resultará difícil, todo lo que él diga es mi palabra. ¡El
es más que mi "imagen", porque él es mi Amoxhua, el Dueño de mi Imagen! Y, subordinado
a él, también exaltó a Juan Diego, a quien constituyó su "Teomana"= "Portador de Dios" del
Nuevo Reino. Y siendo Juan Diego, por nacimiento o por empobrecimiento, un macehual, un
hombre del pueblo, quedaba claro que su ejemplo era accesible a todos. Distinguir en esa forma,
conjunta y solidariamente, a un español y a un indio, y a ese español, la máxima autoridad
religiosa, y a ese indio, uno de la base, uno como todos, "inculturó" a perfección el "ya no más
judio ni griego, esclavo ni libre, varón y hembra, pues ustedes hacen todos uno, mediante
el Mesías Jesús.." (Gal. 3, 28).

Para dicha de México, sigue siendo verdad que, casi cinco siglos después, esa imagen "tenemos
la dicha de conservarla, guardada ahí en lo que es su hogar predilecto, su templo del
Tepeyac, que llamamos Guadalupe." Hoy en día la Ciencia humana ha alcanzado niveles
insoñables, y es una iconoclasta implacable de toda clase de leyendas y reliquias que la piedad, el
fraude o la ingenuidad pudieron haber acumulado en épocas pasadas. La Imagen de Guadalupe
siempre ha sido entrañablemente amada y venerada, pero, desde ese primer momento, también
ha sido estudiada con rigor, y sigue siendo verdad que la tenemos, la conservamos, y podemos
seguir estudiándola mucho más y con mucho mejores instrumentos de análisis.... y que nos sigue
asombrando, hablándonos a los hombres de cinco siglos después con el lenguaje que hoy nos
maravilla y convence: el de los análisis de la Ciencia, que no han atinado a dar una explicación
plausible a su conservación.

185.- Y tan pronto como la vió el señor Obispo, y todos los que allí estaban, se
arrodillaron pasmados de asombro, 186.- se levantaron para verla, profundamente
conmovidos y convertidos, suspensos su corazón, su pensamiento.

187.- Y el señor Obispo, con lágrimas de compunción le rogó y suplicó le


perdonara por no haber ejecutado de inmediato su santa voluntad, su venerable aliento, su
amada palabra. 188.- Y poniéndose de pie, desató del cuello la vestidura, el manto de Juan
Diego, 189.- en donde se dignó aparecer, en donde está estampada la Señora del Cielo,
190.- y en seguida, con gran respeto, la llevó y la dejó instalada en su oratorio.

Es perfectamente lógica la actitud de Zumárraga, y que haya llorado y se haya arrodillado. Debía
sentirse mal, al haber dudado tanto y sido tan duro, aun sabiendo que era su deber. De hecho,
aunque en forma muy amable y deferente, nunca depondrá su actitud de recelo, y continuará
controlando y examinado a Juan Diego y a su tío.

191.- Y todavía un día entero pasó Juan Diego en casa del Obispo, él tuvo a
bien retenerlo. 192.- Y al día siguiente le dijo: <<-¡Vamos! para que muestres dónde es la
voluntad de la Reina del Cielo que le erijan su templecito>>. 193.- De inmediato se convidó
gente para hacerlo, para levantarlo.
"... tuvo a bien retenerlo". Ese gesto de Zumárraga, aunque todo lo
honorífico que queramos, sigue indicando cautela, incluso desconfianza, y para Juan Diego debió
resultar muy duro: El no había comentado con ninguno de los suyos nada de lo que ha vivido,
llevaba dos días ausente de su casa, sin la menor explicación, ni tampoco había vuelto a saber
nada de su tío, que había dejado agonizante y a quien tenía la promesa de encontrar vivo, cosa
que, sin la menor duda, ardería en deseos de verificar. No debió, pues, haberle sido nada fácil el
obedecer, más lo hizo sin insinuar siquiera algo en contrario.

• El Tio Sano

194.- Y Juan Diego, una vez que les hubo mostrado dónde se había dignado
mandarle la Señora del Cielo que se levantara su templecito, luego les pidió permiso. 195.-
Aun quería ir a su casa para ver a su honorable tío Juan Bernardino, que estaba en cama
gravísimo cuando lo había dejado y venido para llamar a algún sacerdote, allá en Tlatelolco,
para que lo confesara y dispusiera, de quien la Reina del Cielo se había dignado decirle que
ya estaba sano.
196.- Y no solamente no lo dejaron ir solo, sino que lo escoltaron hasta su
casa. 197.- Y al llegar vieron a su venerable tío que estaba muy contento, ya nada le dolía.
198.- Y él quedó muy sorprendido de ver a su sobrino tan escoltado y tan honrado. 199.- Y
le preguntó a su sobrino por qué ocurría aquello, por qué tanto lo honraran.

Juan Diego no había vuelto a ver su tío desde que en la madrugada del martes 12 lo había dejado
moribundo al salir para buscarle un confesor, por lo cual, apenas cumplida su misión de indicar el
lugar, pide permiso para retirarse, que le es concedido... pero sin deponer la cautela, pues para
Zumárraga era fundamental constatar si era verdad que un moribundo estaba repentina y
totalmente sano, por lo que concede el permiso, pero "no solamente no lo dejaron ir solo, sino
que lo escoltaron hasta su casa", cosa en la que el honor suaviza el control, que Zumárraga
vemos no depone. No había duda ninguna, y así lo entiende el tío, de que era una gran distinción
la que se le otorgaba en el hecho de que lo escoltaran, pero tampoco deja de ser evidente que al
honor se asociaba el control. Zumárraga ha pasado un día entero con Juan Diego, prendándose
sin duda de su candor y virtud, (Mas tarde le permitirá vivir al cuidado de la ermita, y comulgar tres
veces por semana, cosa casi inaudita en esos tiempos.), no obstante todo lo cual, no depone su
cautela y lleva a fondo su examen.

• Quinta Aparición: El Nombre de Guadalupe

200.- Y él le dijo cómo cuando salió a llamar al sacerdote para que lo confesara y
preparara, allá en el Tepeyac bondadosamente se le apareció la Señora del Cielo, 201.- y lo
mandó como su mensajero a ver al Señor Obispo para que se sirviera hacerle una casa en
el Tepeyac, 202.- y tuvo la bondad de decirle que no se afligiera, que ya estaba bien, con lo
que quedó totalmente tranquilo.

La sorpresa del tío demuestra que nada sabía, por lo que comprobamos que Juan Diego supo
guardar entera discreción, y que el único humano con quien había hablado de las apariciones fue
el único con quien la Señora le había mandado hacerlo: con el Obispo, pese a que nunca le
prohibió hablar con otros. Ser discreto y diligente, hacer todo y más de lo que se les mandaba,
eran recomendaciones básicas de los padres a sus hijos: ".. ni hables demasiado, ni cortes a
otros la palabra [...] Si no fuere de tu oficio, o no tuvieres cargo de hablar, calla, y si lo
tuvieres, habla, pero cuerdamente.."[175] "... el oficio que te dieren tomarás, y cuando fuere
menester saltar o correr para hacer algo, hacerlo haz [...], lo que te manden una vez, hazlo
luego [..]; y harás de presto lo que te mandaren hacer, y lo que sabes que quieres que se
haga, hazlo tú."[176]. Juan Diego, pues, había cumplido como el mejor de los hijos mexicanos.
203.- Y le dijo su venerable tío que era verdad, que precisamente en ese
momento se dignó curarlo. 204.- Y que la había visto ni más ni menos que en la forma
exacta como se había dignado aparecérsele a su sobrino. 205.- Y le dijo cómo a él también
se dignó enviarlo a México para ver al Obispo. 206.- Y que, cuando fuera a verlo, que por
favor le manifestara, le informara con todo detalle lo que habia visto, 207.- y cuán
maravillosamente se había dignado sanarlo, 208.- y que condescendía a solicitar como un
favor que a su preciosa imagen precisamente se le llame, se le conozca como la SIEMPRE
VIRGEN SANTA MARIA DE GUADALUPE.

La intervención del tío Juan Bernardino es esencial dentro del Acontecimiento Guadalupano,
porque sin esta última aparición hubiera quedado incompleto no tanto para los indios cuanto para
los españoles, y en concreto para Zumárraga. A él las flores y la imagen poco le decían, y
necesitaba una comprobación sólidamente fiable, dentro de los lineamientos de su cultura, para
poder dar una autorización y un respaldo con plena tranquilidad de conciencia. El milagro de la
curación instantánea de un moribundo, que escrupulosamente comprobó, le proporcionó la
contraprueba de otro testimonio, independiente y concorde, y tuvo buen cuidado de examinar
personalmente a los dos.

Y al examen del inquisidor, ésta última aparición se reveló tan intachable como las primeras:
Lejos de haber nada inconveniente, la Señora no había descuidado dar su lugar al Obispo,
mandando también que todo se le refiriese y sometiese a su dictamen, brindando, además, un
nuevo elemento, enteramente "tranquilizador" para recelos hispanos: "que a su preciosa imagen
precisamente se le llame, se le conozca como la SIEMPRE VIRGEN SANTA MARIA DE
GUADALUPE."

Aquí subrayemos otro importantísimo rasgo, que podría pasarnos desapercibido: el que María
Santísima confiera el gran honor de revelar el nombre con el que quiere ser invocada no a Juan
Diego, sino a su anciano tío, cosa del todo conforme a la piedad india hacia sus mayores; "No
hay gente en el mundo, ni la ha habido, que con más temor y reverencia honrase a sus
mayores que ésta, y así a los que irreverenciaban a los viejos, padres y madres, les costaba
la vida. Y así lo que más esta gente encargaba a sus hijos y les enseñaba era reverenciar a
los ancianos de todo género, dignidad y condición que fuesen."[177], pero esa deferencia y
respeto era, en ese momento, contrastante con la apreciación de los misioneros españoles, que
veían en los ellos a sus peores enemigos, por ser los depositarios de la antigua tradición. "Si los
españoles, entre las grandes crueldades y atroces que hicieron en matar hombres y
mujeres y niños, mataran cuantos viejos y viejas hallaran, para que los nacidos después
acá no tuvieran noticia de lo antiguo, fuera quizá, haciéndolo con celo de Dios, pecado y
crueldad más remisible."[178].
Ahora bien, GUADALUPE no es palabra española ni náhuatl, idioma que carece de los
consonantes "G" y "D", sino árabe: "Wadi al Lub"= "Río de grava negra", ni parece ser que
haya ese sido el nombre inicial, pero es significativo y providencial que Dios haya querido que ese
título árabe: "GUADALUPE", con el que desde hacía siglos se veneraba a su Madre como Reina
de la Patria de los que trajeron la Fe a México, viniese a convertirse en el corazón y el alma de
ese México que con ella nació... Nada más apropiado para quien declaró que "en verdad se
honraba en ser madre compasiva de todos Ustedes, y de todas las gentes que aquí en esta
tierra están en uno, y de los demás variados linajes de hombres": que una doncella judía, con
un nombre musulmán asimilado por España, pudiese convertirse en el alma de México.

Notas
[169] "..sienten mucho los indios cuando no les reciben los presentes que dan aunque
sea una flor, porque dicen que es sospecha de enemistad y de poco amor y poca
confianza del dante y del que presenta la cosa, que ansí se usaba entre ellos." (MUÑOZ
CAMARGO Diego: "Historia de Tlaxcala", Libro II, cap. 4, pág. 191.)
[170] Evangelizar con imágenes fue perfectamente normal, desde Fray Pedro de Gante, que
fue el primero que lo "descubrió". En el "Orden que los Religiosos tienen en enseñar a los
indios la doctrina, y otras cosas de policía cristiana" se lée: "..hemos visto por
experiencia, que adonde así se les ha predicado la doctrina cristiana por pinturas, tienen
los indios de aquellos pueblos más entendidas las cosas de nuestra santa fe católica y
están más arraigados en ella." ("Códice Franciscano", pág. 59.)
[171] ".. Hecho esto las casamenteras ataban la manta del novio con el huipilli de la
novia[..] y luego a ambos juntos los metían en una cámara y las casamenteras los
echaban en la cama, y cerraban las puertas y dejánbanlos a ambos solos". (SAHAGUN:
"Historial General...", lib. 6, cap. 23, no. 25, pág. 365.) "Casamiento.- [...] en frente de la
chimenea o fogón, que en lo principal de la casa había, y allí sentaban a los novios,
atando uno con otro los vestidos de entrambos, y estando de esta manera llegaban los
principales de su reino a darles el parabién, y que Dios les diese hijos..." POMAR: "Relación
de Texcoco", pág. 24.
[172] Teomamaque es el plurar de teomama, que significa "portador, cargador de Dios", así
como la palabra mucho más conocida de "pilmama" significa "portador-a del niño".
[173] Cfr., por ejemplo, "Luego dijo Huitzilopochtli a los llamados <<teomamas>> [..] ¡Oh
padres míos..!" ALVARADO TEZOZOMOC Hernando: "Crónica Mexicayotl". Traducción del náhuatl
por LEON Adrián, U.N.A.M., Imprenta Universitaria, México 1949. no. 77, p. 55.
[174] "Coloquios..", cap. 6, B, nos. 761-797, pp. 139-41.
[175] MENDIETA: "Historia Ecca...", lib. 2, cap. 20, p. 113.
[176] SAHAGUN, Historia General...", lib. 6, cap. 40, no. 6, p. 403.
[177] DURAN: Historia de las Indias..., I tomo, cap. IV, no. 26, p. 36.
[178] Ibidem, cap. 7, no. 37, p. 79.
• Inicio del Culto

209.- Y en seguida traen a Juan Bernardino a la presencia del Señor Obispo, para
rendir su informe y dar fe ante él. 210.- Y a ambos, a él y a su sobrino, los hospedó el
Obispo en su casa unos cuantos días, 211.- durante todo el tiempo que se erigió el
templecito de la Soberana Señora allá en el Tepeyac, donde se dignó dejarse ver de Juan
Diego. 212.- Y el señor Obispo trasladó a la Iglesia Mayor la preciosa y venerada imagen de
la preciosa Niña del Cielo. 213.- Tuvo a bien sacarla de su palacio, de su oratorio, donde
estaba, para que toda la gente pudiera ver y admirar su maravillosa imagen.

Sin la menor duda, el traer a Juan Bernardino ante Zumárraga obedecía a instrucciones precisas
de éste, para tomarle una declaración oficial, y así mismo retuvo a tío sobrino varios días consigo.
Una vez satisfecho de que todo estaba bien, "trasladó a la Iglesia Mayor la preciosa y venerada
imagen de la preciosa Niña del Cielo [...] para que toda la gente pudiera ver y admirar su
maravillosa imagen".

214.- Absolutamente toda la ciudad se puso en movimiento ante la


oportunidad de ver y admirar su preciosa y amada imagen.

Intentemos hacer lo mismo: "ver y admirar su preciosa y amada imagen". La imagen mide 143
cm. de altura, y las dimensiones actuales de la tela son 1.75 por 1.05 m., demasiado alta para que
pudiera haber sido usada como la capa corta y suelta con que se suele pintar a Juan Diego; pero
recordemos lo dicho comentando el versículo 99: que éste salió a México en busca del sacerdote
a media noche, con temperatura bajo cero, y tenía que llevar una manta lo suficientemente grande
como para poder arroparse y embozarse.

La -para un pintor- extravagante idea de usar una tilma para lienzo de esa pintura presentaba,
como primerísima dificultad, el que éstos eran tejidos a mano en telar de cintura, por lo que no
podían ser sino estrechos, de manera que ésta, para poder formar una amplia capa
suficientemene grande y ancha, tenía que constar de al menos dos piezas, unidas a todo lo largo
con una tosca costura. Centrar en él dos figuras humanas simétricas, la de la Virgen y la del
ángel, equivaldría a condenarlas a quedar partidas por la mitad. Las figuras sí están a la mitad
matemática de la tela, y, sin embargo, la costura no las divide, ¿por qué?

La magistral solución consiste en que la figura mayor está desviada hacia su derecha (Izquierda
del espectador), con la cabeza inclinada, también hacia su derecha, en un ángulo de unos 12°, lo
que permite que la costura no toque la cara ni las manos, y solo roce la frente del ángel, a su vez
desviado ligerísimamente hacia su izquierda, porque así equilibra la inclinación de la cabeza de la
Virgen hacia la derecha, colocando la suya hacia su izquierda.

Esto hace que, aunque geométricamente los volúmenes sean iguales de ambos lados, casi toda la
imagen esté a su derecha. Si se cubre toda la parte izquierda, la imagen queda casi intacta: se ven
perfectamente la cara, el cuello, ambas manos de la Virgen con los adornos de sus puños, la cinta
del talle, parte del manto y casi toda la túnica, un extremo de la luna, el único pie visible, así como
la cara y casi todo el cuerpo del ángel, de quien sólo quedan fuera un brazo y una ala, o sea,
prácticamente toda la imagen está del lado derecho; realmente no está de frente, sino de tres
cuartos de perfil.

En cambio, si se cubre la parte derecha, ni siquiera podría saberse de quién se trata, pues no se
percibe ninguno de los rostros, ni el cuello ni las manos de la Virgen, sino apenas un trozo del
manto, de la túnica, de la luna, y un brazo y un ala del ángel.

Esto crearía una enorme descompensación visual, que, sin embargo, el pintor genialmente logró
que ni siquiera se perciba, pues los volúmenes están maravillosamente equilibrados por la
distribución de sus elementos y de la luz: el lado izquierdo está mucho más iluminado que el
derecho, al grado de que la parte menor de la túnica parece mayor, por ser mucho más brillante, y
porque tiene muchos menos pliegues; el manto no solamente ocupa más espacio, sino deja ver
mucho más de su interior, en tono más claro, pero tiene más pliegues, y mucho más grandes, que
la parte de la derecha, que que no los tiene sino en una franja muy estrecha, a la altura de las
rodillas, donde equilibra perfectamente a la porción del lado izquierdo, en la que es más vistoso el
interior claro y los pliegues son más amplios y mayores.

A la altura de los brazos, un amplio doblez bajo el brazo izquierdo, compensa visualmente el gran
moño del cinto. Este, a su vez, es el único elemento que, del lado derecho, presenta ángulos
abruptos, que abundan, en cambio, del lado izquierdo, el más notable de los cuales, casi de 90°, lo
forma el manto sobre la túnica con el doblez que sostiene el antebrazo izquierdo y el resto que cáe
libremente, ambos vistos por la parte interna, más clara. La parte izquierda de la luna es también
notoriamente más grande que la derecha.

La inclinación de la cabeza, que crea un vacío en el ángulo superior izquierdo, está compensado
por una caída del manto hacia abajo del ángulo inferior derecho, de un tono de azul
perceptiblemente distinto, verdoso y mortecino, y en el que figuran holgadamente tres estrellas. El
desquilibrio que eso vendría a crear con el correspondiente ángulo inferior derecho, donde no hay
manto ni pie, lo compensa el mayor tamaño de la luna y una extensión de la túnica, que no sólo
sobresale, sino está mucho más iluminada, y, sobre todo, la rodilla levantada ligeramente, como
en actitud de iniciar un paso hacia adelante, o bien, para la mente india, un paso de danza, ya
que para ellos danzar era nada menos que crear, la forma máxima de reverenciar a Dios, la
oración total, como nos informa Motolinía:

".. la danza se llama maceualiztli, que propiamente quiere decir merecimiento: maceualon
quiere decir merecer; tenían este baile por obra meritoria, ansí como decimos merecer uno
en las obras de caridad. de penitencia y en las otras virtudes hechas por buen fin. [...] no
sólo llamaban e honraban e alababan a sus dioses con cantares de la boca, más también
con el corazón y con los sentidos del cuerpo para lo cual bien hacer tenían e usaban de
muchas memorativas, ansí en los meneos de la cabeza, de los brazos y de los pies como
con todo el cuerpo trabajaban de llamar y servir a los dioses, por lo cual aquel trabajoso
cuidado de levantar sus corazones y sentidos a sus demonios, y de servirlos con todos los
talantes del cuerpo...."[179].

Otro elemento importantísimo es el rostro. En el Evento Guadalupano no hay una sola palabra de
regaño o reprensión a nada ni a nadie, y, sin embargo, sí hay un mensaje de desacuerdo y
desaprobación, sumamente duro y directo, aunque esté formulado con toda la discreción de lo
implícito: el precioso rostro de la "Niña Celestial", porque es un rostro inconfundiblemente
mestizo, hoy totalmente normal en México, pero no entonces. En un principio el mestizaje fue
entusiastamente aceptado y promovido por los indios, que entregaron gustosos a sus hijas y
hermanas, pero que nunca esperaron la infamia de que, al nacer los hijos de esas uniones, los
padres los abandonasen y considerasen a las madres infamadas por el hecho de serlo. El
resultado fue que ambos, padres españoles y madres indias, acabasen rechazando al fruto de su
unión, y que viniese a crearse un "sub-proletariado" de un gran número de niños mestizos
abandonados, (Cosa jamás vista en México, donde los niños eran un preciado tesoro), y "así
pobres que andan por los tiangues a buscar de comer lo que dejan los puercos y los
perros, cosa de gran piedad de ver, y estos huérfanos y pobres son tantos que no es cosa
de se poder creer si no se ve."[180].

También en España los niños eran y son muy amados, de modo que, para ambos padres, ese
rechazo y abandono representaba un profundo deterioro psicológico que les dañaba a ellos tanto o
más que sus hijos. Por eso, aunque es sumamente duro que la Virgen Santísima se aparezca
con un rostro de mestiza, (tan duro como si en la Alemania nazi se hubiese aparecido con su
estrella de judía), es al mismo tiempo, una reiteración sublime de su mensaje de unión y
superación, al mostrarles a ambos, que eso que ellos veían como humillante e infamante, para
Ella era tan precioso como Ella misma.

Otro fantástico "truco" visual es el Sol, que aparece detrás de la Imagen, más brillante a la altura
del vientre, y como abriéndose paso entre la bruma, lo que, como decíamos, traía en seguida a la
mente la idea de "Mixtitlan Ayauhtitlan": "Entre nubes y entre nieblas" y haría pensar en un
amanecer en que la Virgen estuviese de cara al poniente y de espaldas al oriente, pero, dada la
fuerte iluminación frontal, y el ángulo de las sombras, sobre todo la de la rodilla izquierda
ligeramente alzada, uno constata, quizá sólo subliminalmente, que el sol material, única posible
fuente de esa luz, está ya más arriba del horizonte y que, dada su posición sureste del solsticio de
invierno, la Virgen realmente mira hacia el noreste, lo que viene a ser una genialidad fantástica del
pintor, pues para ojos indios señalar en forma que esa Señora es divina, porque "Viene entre
nubes y entre nieblas", y está preñada del Sol, pero un Sol diverso del físico, pues éste la está
iluminando de frente.

Al igual que todo el Acontecimiento Guadalupano, la Imagen es una síntesis genial de las
técnicas de pintura europeas y mexicanas, de suyo incompatibles[181]: Los colores, los perfiles
resaltados y acentuados, los arabescos dorados pintados sobre la túnica sin seguir sus pliegues,
la riqueza de sus simbolismos, son netamente indígenas; la maestría en el dominio de luces,
sombras, volúmenes y perspectiva haría honor al mejor de los pintores europeos. En el México de
la primera mitad del siglo XVI, y en todos los siglos de su pintura colonial, sería
perfectamente inútil buscar no digamos a un genio capaz de realizarla, pero ni siquiera de copiarla,
ni aun "calcándola". Vale la pena transcribir lo que dice Cabrera: "..se trata de su dibujo, el que
da bien a entender su peregrina extrañez, en que por muchos años no se halló artífice
alguno, por valiente que fuera, que no quedase desairado en el empeño de copiarlo [...]
ninguno de los dichos [Los más grandes maestros mexicanos o europeos, hasta ese entonces]
ni otro alguno pudieron dibujar, ni hacer una imagen de nuestra Señora de Guadalupe
perfecta [...] hasta que se le tomó perfil a la misma imagen original, el que tenía mi maestro
Juan Correa, que lo ví y tuve en mis manos, en papel aceitado del tamaño de la misma
Señora, con el apunte de todos sus contornos, trazos y número de estrellas y rayos [...] y
así no me admiro ya que en la Europa toda no hayan podido hacer la imagen de nuestra
Señora de Guadalupe [...] prueba de que es tan única y extraña, que no es invención de
humano artífice, sino del Todopoderoso"[182].
Una imagen, pues, tan singular, e indiscutiblemente bella, aun del solo punto de vista estético, no
podía menos de sacudir hasta lo más íntimo de sus fibras a todos los indios e interesar a los
españoles, pero guardémonos del anacronismo de considerar que estos pudieron verla entonces
como la vemos ahora. Ni Zumárraga ni ningún español pudo imaginarse que ese episodio
insignificante, de que un pobre indio obtuviese del Obispo español la edificación de una pobre
ermita para una imagen impresa en su tilma, iba a revelarse el punto clave de la implantación de
la Iglesia, y el núcleo en torno al cual habría de fraguarse y gravitar la esencia misma y la
historia de los mexicanos.

• La Conversión de México

215.- Venían a reconocer su carácter divino, 216.- a tener la honra de presentarle


sus plegarias, 217.- y mucho admiraban todos la forma tan manifiestamente divina que
había elegido para hacerles la gracia de aparecerse, 218.- como que es un hecho que a
ninguna persona de este mundo le cupo el privilegio de pintar lo esencial de su preciosa y
amada imagen.

A fines de 1531 apenas había en todo México un puñado de misioneros que conocieran las
lenguas indígenas, que ninguno dominaba todavía. Sin embargo, es un hecho que a partir de 1532
los indios acudieron a millones pidiendo el Bautismo[183]. ¿Qué había pasado? Que la Señora
del Cielo les había manifestado que "no venía a cambiar ni a su ley ni a sus profetas, sino a
darles plenitud" (Cfr. Mat. 5, 17-18). La narración nos indica que en esto no procedieron a la
ligera, pues primero cuidaron de "reconocer su carácter divino"[184]. Esto nadie más pudo
hacerlo sino los antiguos Tlamatinime, los antiguos guardianes de los códices, los venerados
sabios indios que habían sobrevivido, a quienes sin duda recurrieron los demás para que
efectuasen ese riguroso examen de "reconocer la llegada de Dios". Ellos debieron interrogar
pormenorizadamente a Juan Diego y a Juan Bernardino, comparar todo con sus antiguas
tradiciones, escudriñar con minucioso cuidado el amoxtli que Dios mismo les enviaba en la
imagen impresa en la tilma... No conocemos su dictamen final, pero, conociendo su resultado,
sabemos que fue el de Isaías, (Is. 52, 7), que San Pablo, (Rom. 10, l5), lamentaba no acabase de
aceptar su Pueblo: "¡Bienvenidos los que traen las buenas nuevas!!", y que su papel de
amoxhuaque, de "guardianes del códice", lo cedieron gustosos a Zumárraga, al nuevo
Amoxhua que la Señora había designado, reconociendo, como Juan Bautista ante Cristo, que
"a él le toca crecer, a mí menguar" (Jn. 3, 30).

Sin duda fue dictamen de ellos la afirmación con que Antonio Valeriano concluye su obra: "Es un
hecho que a ninguna persona de este mundo le cupo el privilegio de pintar lo esencial de
su preciosa y amada imagen". Este dictamen indio, tan incómodo como suena a una
mentalidad racionalista, ha sido corroborado a través de los siglos por cuantos pintores,
químicos, oculistas, fotógrafos han tenido ocasión de hacerle un examen objetivo, y podemos
concluir nosotros recordando el último en tiempo, el del Ingeniero de la N. A. S. A. Philip S.
Callahan, quien, en tono frío y cauto, pero no menos categórico, reiteró ese mismo dictamen indio:
"... resulta inexplicable para el estado actual de la ciencia."[185].

Notas
[179] MOTOLINIA: "Memoriales...", II parte, cap. 27, no. 782, p. 387.
[180] Carta de Vasco de Quiroga al Consejo de Indias. "Documentos inéditos", TORRES DE
MENDOZA, Tomo XIII, pág. 421. Apud CUEVAS Mariano S.J.: "Historia de la Iglesia en México",
Ed. Porrúa, 6a. Edición, México 1992, 5 Vol., Bibliteca Porrúa nos. 104-108, Tomo I, cap. 13,
pág. 312.
[181] En el siglo XVIII el maestro pintor D. Francisco Antonio Vallejo, señalaba: "..aunque el
más diestro pintor quisiese ejecutar una pintura con la circunstancia de los perfiles, y al
mismo tiempo con aquel no se qué de gracia que le dan a nuestra Guadalupana [...] le
sería, digo, imposible, por incompatibilidad que hay entre uno y otro extremo. De donde
así por esto, como por lo demás, que se admira en la santa imagen, ya en la falta de
aparejo, condición precisa para pintar sea al oleo o al temple, ya en el conjunto de
pinturas distintas entre sí en especie sobre una misma superficie, infiero, y piadosamente
creo, es obra sobrenatural, milagrosa y formada por artífice superior y divino...". (En
CABRERA Miguel: "Maravilla Americana...", Pareceres. En "Testimonios Históricos", pág. 525.)
[182] CABRERA: "Maravilla Americana...", IV. En "Testimonios Históricos", pág. 511.
[183] "..es cosa cierta que la media de los bautismos fue mucho más elevada de 1532 a
1536 que de 1524 a 1532." (RICARD Robert: "La Conquista Espiritual de México", lib. 1, cap. 4,
no. 2, pag. 199.)
[184] "Haullateomattia", literalmente: "Venían a conocer la llegada de Dios": "Omattia"=
"conocer", "Teotl"= "(de) Dios", "Huallaliztli" = "llegada", "advenimiento". ("Huallaliztli" es la
misma palabra que se usó para hablar del advenimiento de Cristo y del Espíritu Santo en
Pentecostés.)
[185] CALLAHAN Philip: "La Tilma de Juan Diego ¿Técnica o milagro?", Traducción y Notas de
CERVANTES I. Faustino, Ed. Alhambra, México 1981, Parte I, p. 75.
• Comentario

Como comentario y perfecto resumen final, transcribimos la homilía que el sucesor de Zumárraga
predicó sobre Juan Diego y su obra el día de su fiesta, antes de su canonización, 9 de diciembre
de 1999:

Hoy celebramos la fiesta del Beato Juan Diego Cuautlatoatzin, a quien todos conocemos como
el humilde y pobre indito que tuvo la fortuna de ver en persona a nuestra Madre Santísima de
Guadalupe y que, a petición de Ella, tramitó ante mi venerable antecesor Fray Juan de
Zumárraga la construcción de un templo donde quedó la imagen que Ella había impreso en su
tilma.

A todos nos ha impresionado siempre su fe y su humildad, su constancia, su delicadeza. Todo eso


es muy cierto y muy digno de encomio; sin embargo hoy quisiera tocar un aspecto en el que pocos
nos fijamos: en lo que le debemos a nuestro Beato Juan Diego, en cuán grande es su figura ante
la historia y ante la Iglesia de nuestra patria, en cuán actual es su mensaje.

Según el liblo del Deuteronomio (1-4), poco antes de su muerte, Moisés hizo una recapitulación
de lo que él y su pueblo habían vivido: la liberación del yugo de Egipto, el pacto con Dios y su
increíble amor por Israel; de que había habido momentos sublimes y bochornosos, de gloria y de
oprobio, de fidelidad y de traición, suyas y de su pueblo. Recordaría cómo, en un principio, intentó
él por sí mismo redimirlos asesinando a un capataz que los maltrataba. Luego su fracaso ante los
propios hebreos, su cobardía y su huída; su acomodo subsiguiente -en sus planes, definitivo-
como yerno del jeque del Sinaí; la inesperada intervención de Dios en su vida y su negativa inicial
a acatar la orden que, desde la zarza, le impartía de volver a ese mismo Egipto de donde había
huído, a intentar lo mismo en lo que ya había fracasado. Su aceptación a regañadientes, su
regreso a Egipto, su lucha con el Faraón y las plagas, la reluctancia de su propio pueblo que
prefería seguir siendo cómodamente esclavo al riesgo de la liberación; por fin, la salida triunfal de
Pascua; el desánimo y rebelión de los recién liberados ante el primer obstáculo del Mar Rojo y su
milagroso franqueamiento... Todas las victorias y derrotas, fidelidades y traiciones protagonizadas
por él, por y con ellos. Y, al final, resumía su vivencia de caudillo y liberador interperlándoles con
estas palabras: "Pregunta a la antigüedad, a los tiempos remotos, desde que Dios creó al
hombre, a los cielos y a la tierra, si ha sucedido algo tan grande o si se ha oído algo
semejante. ¿Ha oído algún pueblo a Dios hablando desde el fuego, como tú lo has oído?
¿Intentó algún Dios acudir a sacar a un pueblo de en medio de otro pueblo con pruebas,
milagros y prodigios, en son de guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, con terribles
portentos, como lo hizo el Señor vuestro Dios con vosotros contra los egipcios, ante
vuestros ojos?" (Deut. 4, 32-35).

Transcurrieron los siglos; Israel gemía bajo una nueva opresión, la de los romanos, y reclamaba
que les mandase la redención en la persona de un caudillo que invirtiese los papeles, instaurando
un reino universal en el que ellos fueran por siempre dueños y señores... Y el Reino llegó, llegó en
efecto, mil veces mejor de lo que nunca pudieron imaginarse, pues cayeron en la cuenta de que
ese su Señor a quien reclamaban haberlos abandonado, los amaba muchísimo más, pues, "se
hizo carne y plantó su tienda entre ellos" (Cfr. Jn. 1, 14), y su designio era efectivamente que
esa donación se extendiese, a partir de ellos, a todos los otros pueblos de la tierra.

Entre esos otros pueblos estaban nuestros antepasados indios, fieles como nadie en su entrega a
Dios, pese a tenerla contaminada con errores tan graves como el que anunciaba Jesús en la
cena: Creer que matando le daban gloria (Cfr. Jn. 16, 2), y el Amor divino quiso no sólo
corregirles esa aberración, sino recompensar su entrega con un inmenso premio. Fiel a su
encarnación, que lo comprometía a servirse de otros hombres para alcanzar a todos los demás,
echó mano de nuestros padres españoles, los únicos disponibles en ese momento, para hacer
llegar a nuestros padres indios la plenitud de su redención. Unos y otros acudieron presurosos y
generosos a su llamado, pero acabaron viéndose, entrampados en una situación que parecía
reactuar lo peor de Egipto, sobre todo para los indios: explotación, esclavitud, desesperanza...
"¡El adversario ha arrasado todo... prendieron fuego a tu santuario, derribaron y profanaron
tu morada... incendiaron todos los templos del país. Ya no vemos estandartes nuestros, no
nos queda ni un profeta, ni uno que sepa hasta cuándo...!" (Salmo 74, 7-9).

¡Pero sí que quedaba un profeta! En ese momento trágico, el Señor, a través de su Madre
Santísima, acudió a un nuevo Moisés, a quien pidió no que fuera a acusar a nadie de tiranías, no
que alentara al pueblo oprimido a sacudirse del yugo opresor y escapar, no que anunciara a unos
la liberación y castigos a los otros, no que liberaría a unos despojando a otros, sino que venía a
entregarles a ambos el amor y la liberacón que su Hijo les había ganado, a españoles y a indios,
descubriéndoles su incondicional Buena Nueva de unión y de amor, revelándoles que eran
hermanos, hijos de una misma Madre, que venía a pedirnos el privilegio de entregarnos a su Hijo
divino y de estar ambos, Ella y El, para siempre con nosotros, para allí dárnoslo a El que es
todo su amor, su mirada compasiva, su auxilio, su salvación... para allí escuchar nuestro
llanto, nuestra tristeza, remediar, curar, todas nuestras diferentes penas, miserias y
dolores. (Cfr. Nican Mopohua vv. 26-32).

Y fijémonos, hermanos muy amados, cuán diferente y ambicioso era esta vez el designio divino:
Ya no se trataba de "sacar a un pueblo de en medio de otro pueblo con pruebas, milagros y
prodigios, en son de guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, con terribles portentos",
sino de algo incomparablemente más difícil, tan difícil que cualquiera lo calificaría de imposible
para la humana miseria: que enemigos irreconciliables, que para nada se comprendían y
aceptaban, que no tenían en común ni lengua, ni tradiciones, ni historia, antes se veían separados
por abismos de incomprensión y desconfianza, no sólo dejaran de matarse, no sólo se separaran
sin exterminarse, sino que se aceptaran el uno al otro, se reconocieran hijos del amor de un mismo
Padre y de una misma Madre, y se fusionaran en una familia.

En ambos casos, en el Sinaí y en el Tepeyac, se inició el diálogo con una convocatoria y una
autopresentación, y ambas dejaron inequívocamente claro de quién se trataba y qué pretendía del
interlocutor, pero -siendo el mismo mensaje- fue mil veces más tierno, más amoroso y, sobre todo,
más universal el que sonó en nuestro suelo. En el Sinaí se oyó: "Moisés [...] yo soy el Dios de tu
Padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob [...] He visto la opresión de mi
pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores. Me he fijado en sus
sufrimientos. Y he bajado a librarlos [...] a llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, una tierra
que mana leche y miel [...] Y ahora anda, que te envío al Faraón para que saques de Egipto
a mi pueblo, a los israelitas" (Ex. 3, 4-10).

En el Tepeyac escuchamos eso mismo, pero de otra manera: "Juantzin, Juandiegotzin,


Juanito, Juandieguito, ten por cierto, hijo mío el más pequeño, que yo soy la siempre Virgen
Santa María, Madre del verdaderísimo Dios por quien se vive, el creador de las personas, el
dueño de la cercanía y de la inmediación, el dueño del cielo, el dueño de la tierra... Mucho
quiero, ardo en deseos de que aquí me levanten mi casita sagrada, en donde lo mostraré, lo
ensalzaré, al ponerlo de manifiesto... porque en verdad soy vuestra madre compasiva, tuya
y de todos los hombres que en esta tierra estáis en uno, y de las demás variadas estirpes
de hombres, mis amadores, los que a mi clamen, los me que me busquen, los que me
honren confiando en mí, porque allí les escucharé su llanto, su tristeza, para remediar, para
curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores... Anda al palacio del Obispo y
le dirás como yo te envío, y como mucho deseo que aquí me provea de una casa, me erija
en el llano mi templo. Todo le contarás, cuanto has visto y admirado, y lo que has oído".
(Cfr. N. M. vv. 12-33).

Ahora bien, la respuesta del enviado, siendo también la misma, no pudo ser más diferente:
Moisés lo primero que hizo fue negarse, objetando: "¿Quién soy yo para sacar a los israelitas
de Egipto?" (Ex. 3, 11). Juan Diego también objetó: "Tal vez no seré oído, y si fuere oído,
quizá no seré creído" (N.M. v. 64), pero sólo después de haberle asegurado: "Señora mía,
Reina, Muchachita mía, que no angustie yo con pena tu rostro, tu corazón; con todo gusto
iré a poner por obra tu aliento, tu palabra, de ninguna manera lo dejaré de hacer, ni estimo
por molesto el camino." (N. M. v. 63).

Ambos enviados fueron inicialmente recibidos con desconfianza y rechazo. Moisés, ante eso,
acarreó plagas y sembró la muerte; Juan Diego obtuvo la curación de su tío moribundo, entregó
flores y una imagen que es por sí sola un poema de incondicional y maternal amor. Moisés logró
separar a los oprimidos de los opresores; Juan Diego que ambos se aceptaran y fusionaran hasta
darnos el ser a nosotros, sus hijos mestizos.

Este Moisés nuestro, nuestro liberador, nuestro padre en la fe y en nuestra nacionalidad mestiza,
ese titán de la fe, de la esperanza y de la caridad es a quien hoy celebramos, nuestro Juan Diego
Cuautlatoatzin. Podríamos decirle mucho, pero hagamos algo mejor: terminemos intentando
escucharlo a él, preguntándonos qué nos diría, qué nos dice hoy. Y no hay duda de que podría
también interpelarnos:

"Pregunta a la antigüedad, a los tiempos remotos, desde que Dios creó


al hombre, a los cielos y a la tierra, si ha sucedido algo tan grande o si se ha oído algo
semejante: ¿Ha oído algún pueblo a Dios hablando con el canto de muchos pájaros finos,
escuchando su aliento, su palabra, extremadamente glorificadora, sumamente afable, como
de quien ama y estima mucho, como tú lo has oído, y quedó vivo? ¿Intentó algún Dios
acudir a unir a un pueblo con otro pueblo, su mortal enemigo, ofreciendo su sombra y
resguardo, ser la fuente de su alegría, llevarlos en el cruce de sus brazos, como lo hizo el
Señor vuestro Dios con vosotros, ante vuestros ojos?" (Cfr. N. M. v. 8; v. 22; v. 119).

Y no podemos negarle la razón, no podemos dejar de reconocer que el Amor divino nos dió la
vida a través del de su Madre Santísima; que nuestra misma existencia de nación mestiza
proclama que es posible ese imposible de que los humanos no nos despedacemos, antes nos
aceptemos y complementemos. Y, todo eso no obstante, ¡cuán lejos nos vemos de haber
completado su obra! En estos momentos bien podría el Señor repetir de nosotros: "He visto la
opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en
sus sufrimientos", pero ahora esto es mucho más trágico, mucho más culpable e inexcusable, ya
que no se trata de que hayamos invertido los papeles y giman los antiguos opresores bajo el yugo
de sus oprimidos, sino que somos el mismo pueblo, hermanos contra hermanos.

Unámonos, pues, hermanos, en la Eucaristía pidiendo a nuestro Padre del Cielo, por Quien
vivimos, y a nuestra Madre Santísima que nos lo trajo, por la intercesión de este hermano
nuesetro, el más pequeño y amado de sus hijos, Juan Diego Cuautlatoatzin, que "todos los que
estamos en esta tierra, y todas las variadas estirpes de hombres", podamos estar de veras y
para siempre en uno.
LA VIRGEN

DE GUADALUPE
Patrona de México
y Emperatriz de las Américas

FIESTA: 12 de diciembre
"Confiamos a Santa María de Guadalupe, Patrona de México y de todo el continente, el
destino de los pueblos americanos y de su nueva evangelización"
La Virgen Santísima se apareció en el Tepeyac al Beato Juan Diego en 1531. Como prueba de
su visita la Virgen milagrosamente hizo que en aquel lugar aparecieran preciosas rosas de
Castilla y que su imagen se quedara permanentemente en la tilma de su siervo. Ya en España
existía la advocación a la Virgen de Guadalupe en Cáceres y en La Gomera.

La milagrosa imagen de la Virgen de Guadalupe se venera en México (y en todo el mundo) con


grandísima devoción, y los milagros obtenidos por los que rezan a la Virgen bajo esta
advocación son tan extraordinarios que no se puede menos que exclamar: "El poder divino está
aquí". Dios Todopoderoso se complace en derramar sus dones por medio de aquella a quien
El escogió para ser su madre.

Historia

Nunca han faltado, aun entre los católicos, los que rechazan la historicidad de las apariciones
de la Virgen. Pero estos ataques se convierten en oportunidades para nuevos estudios. Así
ocurrió con los exhaustivos estudios dirigidos por Fidel González mccj en preparación para la
canonización de Juan Diego y recogidos por la agencia Zenit:

Quizá uno de los trabajos más originales del padre González, quien ha sido asistido en
esta labor por otros miembros de la comisión, Eduardo Chávez Sánchez y José Luis
Guerrero Rosado (cf. «El encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego», Editorial
Porrúa, México 1999, 564 pp.) es la presentación de 27 documentos o testimonios
indígenas guadalupanos y 8 de procedencia mixta indo-española. Entre todos ellos,
destaca el «El Nican Mopohua» y el llamado Códice «Escalada».

Los antiaparicionistas, sin embargo, no pueden explicar con elementos históricos


algunos aspectos decisivos de la historia de México sin tener en cuenta el milagro de
Guadalupe. Como, por ejemplo, el que, después una conquista dramática y tras
dolorosas divisiones y contraposiciones en el seno del mundo político nahuatl, en un
lugar significativo para el mundo indígena, en el cerro del Tepeyac, se levantara en
seguida una ermita dedicada a la Virgen María bajo el nombre de Guadalupe, que con la
Guadalupe de España coincide sólo en el nombre.

No explican tampoco cómo Guadalupe se convirtió en señal de una nueva historia


religiosa y de encuentro entre dos mundos hasta ese momento en dramática
contraposición.

.... Existen otras muchas pruebas históricas sobre la existencia de Juan Diego, como,
por ejemplo, la tradición oral, fuente decisiva al estudiar a los pueblos mexicanos, cuya
cultura era principalmente oral. Esta tradición, en esos casos suele obedecer a cánones
bien precisos y, en el caso de Guadalupe, siempre confirma la figura histórica y
espiritual de Juan Diego. Quien quiera profundizar en el aspecto histórico del vidente de
Guadalupe, puede leer a continuación el artículo inédito escrito por una de las
personalidades más competentes en la materia, Fidel González, presidente de la
Comisión histórica sobre Juan Diego constituida por la Santa Sede.
La siguiente historia es tomada
del escrito del indio Nican
Mophua del XVI

Para el texto completo ver: El Nican


Mopohua

Un sábado de 1531 a principios de


diciembre, un indio llamado Juan Diego,
iba muy de madrugada del pueblo en que
residía a la ciudad de México a clase de
catecismo y a la Santa Misa. Al llegar
junto al cerro llamado Tepeyac amanecía
y escuchó que le llamaban de arriba del cerro diciendo: "Juanito, Juan Dieguito".

Él subió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante
como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo: "Juanito, el más pequeño de
mis hijos, ¿a dónde vas?... sabe y ten entendido, tú el más pequeño de mis hijos, que yo
soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive; del
Creador cabe quien está todo; Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me
erija aquí un templo, para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa
pues yo soy vuestra piadosa madre; a ti, a todos vosotros juntos los moradores de esta
tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en Mí confíen; oír allí sus
lamentos, y remediar todas sus miserias, penas y dolores.

Y para realizar lo que mi clemencia pretende, ve al palacio del obispo de México y le


dirás cómo yo te envío a manifestarle lo que mucho deseo, que aquí en el llano me
edifique un templo: le contarás puntualmente cuanto has visto y admirado y lo que has
oído... Hijo mío el más pequeño; anda y pon todo tu esfuerzo"

Él se arrodilló y le dijo: "Señora mía, ya voy a cumplir tu mandado; por ahora me despido
de ti, yo tu humilde siervo". Y se fue de prisa a la ciudad y camino al Palacio del Obispo, que
era Fray Juan de Zumárraga, religioso franciscano.

Cuando el Obispo oyó lo que le decía el indiecito Juan Diego, no le creyó. Solamente le dijo:
"Otro vez vendrás, hijo mío y te oiré más despacio, lo veré muy desde el principio y pensaré en
la voluntad y deseo con que has venido".

Juan Diego se volvió muy triste porque no había logrado que se realizara su mensaje. Se fue
derecho a la cumbre del cerro y encontró allí a la Señora del Cielo que le estaba aguardando.
Al verla se arrodilló delante de Ella y le dijo: "Señora, la más pequeñas de mis hijas, Niña
mía, fui a donde me enviaste a cumplir tu mandado; aunque con dificultad entré a done
es el asiento del prelado; le vi y expuse tu mensaje, así como me advertiste; me recibió
benignamente y me oyó con atención; pero en cuanto me respondió, pareció que no la
tuvo por cierto... Comprendí perfectamente en la manera que me respondió, que piensa
que es quizás invención mía que Tú quieres que aquí te hagan un templo y que acaso no
es de orden tuya; por lo cual, te ruego encarecidamente, Señora y Niña mía, que a alguno
de los principales, conocido, respetado y estimado le encargues que lleve tu mensaje
para que le crean porque yo soy un hombrecillo, soy un cordel, soy una escalerilla de
tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda, y Tú, Niña mía, la más pequeña de mis
hijas, Señora, me envías a un lugar por donde no ando y donde no paro."

Ella le respondió: "Oye, hijo mío el más pequeño, ten entendido que son muchos mis
servidores y mensajeros, a quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi
voluntad; pero es de todo punto preciso que tú mismo solicites y ayudes y que con tu
mediación se cumpla mi voluntad. Mucho te ruego, hijo mío el más pequeño, y con rigor
te mando, que otra vez vayas mañana a ver al obispo. Dale parte en mi nombre y hazle
saber por enero mi voluntad, que tiene que poner por obra el templo que le pido."
Pero al día siguiente el obispo tampoco le creyó a Juan Diego y le dijo que era necesaria
alguna señal maravillosa para creer que era cierto que lo enviaba la misma Señora del Cielo. Y
lo despidió.

El lunes, Juan Diego no volvió al sitio donde se le aparecía nuestra Señora porque su tío
Bernardino se puso muy grave y le rogó que fuera a la capital y le llevara un sacerdote para
confesarse. Él dio la vuelta por otro lado del Tepeyac para que no lo detuviera la Señora del
Cielo, y así poder llegar más pronto a la capital. Mas Ella le salió al encuentro en el camino por
donde iba y le dijo: “Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te
asusta y aflige, no se turbe tu corazón, no temas esa enfermedad, ni otra alguna
enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra?
¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No
te apene ni te inquiete otra cosa; no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora
de ella: está seguro que ya sanó... Sube, hijo mío el más pequeño, a la cumbre del
cerrillo, allí donde me viste y te di órdenes, hallarás que hay diferentes flores; córtalas,
júntalas, recógelas; en seguida baja y tráelas a mi presencia.”

Juan Diego subió a la cumbre del cerro y se asombró muchísimo al ver tantas y exquisitas
rosas de Castilla, siendo aquel un tiempo de mucho hielo en el que no aparece rosa alguna por
allí, y menos en esos pedregales. Llenó su poncho o larga ruana blanca con todas aquellas
bellísimas rosas y se presentó a la Señora del Cielo.

Ella le dijo: “Hijo mío el más pequeño, esta diversidad de rosas es la prueba y señal que
llevarás al obispo. Le dirás en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que él tiene que
cumplirla: Tú eres mi embajador, muy digno de confianza. Rigurosamente te ordeno que
sólo delante del obispo despliegues tu manta y descubras lo que llevas. Contarás bien
todo; dirás que te mandé subir a la cumbre del cerrillo que fueras a cortar flores; y todo
lo que viste y admiraste; para que puedas inducir al prelado a que te dé su ayuda, con
objeto de que se haga y erija el templo que he pedido.”

Juan Diego se puso en camino, ya contento y seguro de salir bien. Al llegar a la presencia del
Obispo le dijo: “Señor, hice lo que me ordenaste, que fuera a decir a mi Ama, la Señora
del Cielo, Santa María, preciosa Madre de Dios, que pedías una señal para poder creerme
que le has de hacer el templo donde ella te pide que lo erijas; y además le dije que yo te
había dado mi palabra de traerte alguna señal y prueba, que me encargaste, de su
voluntad.

Condescendió a tu recado y acogió benignamente lo que pides, alguna señal y prueba


para que se cumpla su voluntad. Hoy muy temprano me mandó que otra vez viniera a
verte; le pedí la señal para que me creyeras, según me había dicho que me la daría; y al
punto lo cumplió: me despachó a la cumbre del cerrillo, donde antes yo la viera, a que
fuese a cortar varias rosas de Castilla (...). Ella me dijo por qué te las había de entregar; y
así lo hago, para que en ellas veas la señal que pides y cumplas su voluntad; y también
para que aparezca la verdad de mi palabra y de mi mensaje. He las aquí: recíbelas”.

Desenvolvió luego su blanca manta, y así que se esparcieron por el suelo todas las diferentes
rosas de Castilla, se dibujó en ella y apareció de repente la preciosa imagen de la Virgen
María, Madre de Dios, tal cual se venera hoy en el templo de Guadalupe en Tepeyac. Luego
que la vieron, el Obispo y todos los que allí estaban, se arrodillaron llenos de admiración. El
prelado desató del cuello de Juan Diego la manta en que se dibujó y apareció la Señora del
Cielo y la llevó con gran devoción al altar de su capilla. Con lágrimas de tristeza oró y pidió
perdón por no haber aceptado antes el mandato de la Virgen.

La ciudad entera se conmovió, y venían a ver y admirar la devota imagen y a hacerle oración; y
le pusieron por nombre la Virgen de Guadalupe, según el deseo de Nuestra Señora. Juan
Diego pidió permiso para ir a ver a su tío Bernardino, que estaba muy grave. El Obispo le envió
un grupo de personas para acompañarlo. Al llegar vieron a su tío estaba muy contento y que
nada le dolía. Y vinieron a saber que había quedado instantáneamente curado en el momento
en que la Santísima Virgen dijo a Juan Diego: "No te aflija la enfermedad de tu tío, que no
morirá ahora de ella: está seguro de que ya sanó".

El Obispo trasladó a la Iglesia Mayor la santa imagen de la amada Señora del Cielo. La ciudad
entera desfilaba para admirar y venerar la Sagrada Imagen, maravillados todos de que hubiera
aparecido por milagro divino; porque ninguna persona de este mundo pintó su preciosa
imagen.

(hasta aquí el relato indio del siglo XVI).

La maravillosa visita de la Virgen ocurrió el martes 12 de diciembre de 1531, apenas diez


años después de la conquista de México. La madre de Dios viene para dar a conocer el
evangelio a los pobres indios vencidos y para "mostrar y dar" todo su "amor y compasión,
auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre". El obispo de México era Fray Juan De
Zumárraga, franciscano

Durante cuatro días la Virgen se había comunicado con Juan Diego hablándole en su propia
lengua, el náhualtl. Al identificarse, María usó la palabra "coatlallope"; un sustantivo compuesto
formado por "coatl" o sea, serpiente, la preposición "a" y "llope", aplastar; es decir, se definió
como "la que aplasta la serpiente". Otros reconstruyen el nombre como "Tlecuauhtlapcupeuh"
que significa: "La que precede de la región de la luz como el Aguila de fuego". De todas formas
el vocablo náhualtl sonó a los oídos de los frailes españoles como el extremeño "Guadalupe".
relacionando el prodigio del Tepeyac con la muy querida advocación que los conquistadores
conocían y veneraban en la Basílica construida por Alfonso XI en 1340. ¡La Virgen se comunicó
de manera que la entendiesen tanto los indios como los españoles!. (Vea: Guadalupe, España
).

La Virgen de Guadalupe dio al indio Juan Diego un delicado trato de nobleza elevando
proféticamente la condición de todo su pueblo. El Señor "derriba del trono a los poderosos y
enaltece a los humildes". Al mismo tiempo, La Virgen trajo reconciliación y no división entre los
nativos y los españoles. Les ayudó a ambos a comprender que la fe cristiana no es propiedad
de nadie sino un don de amor para todos.

Cuatrocientos años debieron pasar para que la cultura occidental reconociera admirada que la
imagen impresa sobre el ayate indígena era un verdadero códice mexicano, un mensaje del
cielo cargado de símbolos. Helen Behrens, una antropóloga norteamericana descubrió en 1945
lo que los ojos de los indios habían "leído" en la pintura de la "Madre del verdadero Dios por
quien se vive" aquel diciembre de 1531.

Descripción de la Imagen

La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe quedó impresa en un tosco tejido hecho con
fibras de maguey. Se trata del ayate, usado por los indios para acarrear cosas y no de una
tilma, que usualmente era de tejido más fino de algodón. La trama del ayate es tan burda y
sencilla, que se puede ver claramente a través de ella, y la fibra del maguey es un material tan
inadecuado que ningún pintor lo hubiera escogido para pintar sobre el.

La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe es una maravillosa síntesis cultural, una obra
maestra que presentó la nueva fe de manera tal que pudo ser entendida y aceptada
inmediatamente por los indios mexicanos. Es imposible de describir aquí la rica y complicada
simbología que contiene este cuadro-códice porque cada detalle de color y de forma es
portador de un mensaje teológico.

El rostro impreso en el ayate es el de una joven mestiza; una anticipación, pues en aquel
momento todavía no habían mestizos de esa edad en México.
María asume así el dolor de miles de niños, los primeros de una nueva raza, rechazados
entonces tanto por los indios como por los conquistadores. El cuadro que se conserva en la
moderna Basílica del Tepeyac mide aproximadamente 66 x 41 pulgadas y la imagen de la
Virgen ocupa unas 56 pulgadas del mismo. La Virgen está de pié y su rostro se inclina
delicadamente recordando un poco las tradicionales "Inmaculadas". Esta oportuna inclinación
evita que el empate que une las dos piezas del tejido caiga dentro de la faz de la Virgen. El
manto azul salpicado de estrellas es la "Tilma de Turquesa" con que se revestían los grandes
señores, e indica la nobleza y la importancia del portador. Los rayos del sol circundan
totalmente a la Guadalupana como para indicar que ella es su aurora. Esta joven doncella
mexicana está embarazada de pocos meses, así lo indican el lazo negro que ajusta su cintura,
el ligero abultamiento debajo de este y la intensidad de los resplandores solares que aumenta a
la altura del vientre. Su pie esta apoyado sobre una luna negra, (símbolo del mal para los
mexicanos) y el ángel que la sostiene con gesto severo, lleva abiertas sus alas de águila.

La Virgen de Guadalupe se presentó ante sus hijos como la Madre del Creador y conservador
de todo el universo; que viene a su pueblo porque quiere acogerlos a todos, indios y españoles,
con un mismo amor de Madre. Con la prodigiosa impresión en el ayate comenzaba un nuevo
mundo, la aurora del sexto sol que esperaban los mexicanos.

La imagen ha sufrido serios atentados y ha salido incólume de ácidos corrosivos y hasta de


una bomba de gran tamaño que, en 1921, un desconocido escondió entre flores que
malvadamente le ofrecía. Al explotar la bomba, causó gran destrucción. El crucifijo de metal
que estaba cerca de la Virgen quedó retorcido y sin embargo la imagen de la Virgen quedó
intacta. El cristal del marco de su imagen no se rompió. Ver estudios

El Santuario
El Tepeyac es el santuario mariano mas visitado del mundo, superando en visitas a Lourdes y
Fátima. Cada año, 20 millones de fieles se acercan al venerado cuadro para expresar a la
Madre del Cielo el testimonio de su cariño y veneración. El día de la fiesta, el doce de
diciembre, se calcula que casi tres millones de personas acuden al santuario.

En la actualidad la imagen milagrosa está en la nueva basílica construida junto a la antigua


que se ha hundido notablemente. Los fieles pueden contemplar el cuadro desde una estera
móvil que a sus pies se desliza para movilizar a los fieles y dar cabida a las multitudes que
desean venerarla. Como en todo santuario mariano, la basílica de Guadalupe cuenta con una
capilla del Santísimo donde los fieles constantemente adoran al Señor.

La Basílica nueva tiene forma redonda que simboliza la tienda que albergaba el Arca de la
Alianza en su marcha por el desierto; las lámparas interiores que cuelgan del techo recuerdan
la nube que guiaba al pueblo de Dios día a día y la refulgente pared de oro que sostiene el
cuadro, representa la columna de fuego y luz que indicaba el camino durante la noche.

Los Papas y la Virgen de Guadalupe

Pío X proclamó a Nuestra Señora de Guadalupe "Patrona de toda la América Latina"; Pío XI,
de "todas las Américas"; Pío XII la llamó "Emperatriz de las Américas"; y Juan XXIII, "La
misionera celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas". En esta gran basílica
Juan Pablo II beatificó al indio Juan Diego el 6 de mayo de 1990.

En sus cuatro visitas a México, Juan Pablo II ha visitado el Tepeyac y honrado con profundo
amor filial a la Virgen de Guadalupe a quien ha encomendado el continente Americano y su
nueva evangelización.

La Virgen de Guadalupe, defensora de la vida.

El Papa Juan Pablo II nos enseña que, ante la actual cultura de la muerte, encontramos
esperanza en la Virgen de Guadalupe, la gran abogada y defensora de la vida humana. Ella
apareció embarazada. Los indios comprendieron que les visitaba la Madre de Dios. Tras la
conversión, los indios cesaron de ofrecer sacrificios humanos que hasta entonces eran
comunes. Por eso la Iglesia pide hoy día su intercesión para defender la vida contra el
genocidio del aborto y otras amenazas contra los inocentes.

En su cuarta visita a México, del 22 al 26 de enero de 1999, Juan Pablo II puso a los pies de la
Virgen el documento del sínodo de las Américas que en aquella ocasión entregó a la Iglesia
como fundamento para la Nueva Evangelización que solo es posible por la obra del Espíritu
Santo. La Virgen es la que propicia la obra divina con su FIAT. Así es corredentora con su Hijo
Jesucristo. La cuarta visita del Papa a México coincidió con el 26 aniversario de la legalización
del aborto en USA, poniéndose así de relieve la gran batalla mundial por la dignidad de la vida
humana.

Estudios Científicos sobre la Imagen de la Virgen de Guadalupe


Los asombrosos descubrimientos en torno al cuadro de la Virgen de Guadalupe tienen a los
científicos en gran asombro. Se ha formado una comisión de científicos para investigar los
fenómenos inexplicables de esta tela que era la ruana o poncho del indio Juan Diego.

La Fenómeno de la Tela

Lo primero que llama la atención de los expertos en textiles es que la tela del ayate sobre el
que está la imagen de la Virgen es de fibra vegetal de maguey. Por su naturaleza, esta fibra se
descompone por putrefacción en veinte años o menos. Así ha sucedido con varias
reproducciones de la imagen que se han fabricado con este mismo tejido. Sin embargo el ayate
de la imagen ha resistido mas de 470 años en perfecto estado de conservación. Por causas
ininteligibles a los expertos, el ayate de la imagen es refractaria a la humedad y al polvo.

La imagen de la Virgen de Guadalupe estuvo 116 años expuesta a las inclemencias del
ambiente, sin protección alguna contra el polvo, la humedad, el calor, el humo de las velas y el
continuo roce de miles y miles de objetos que fueron tocados a la venerada imagen, además
del constante contacto de manos y besos de innumerables peregrinos. Todo esto sin que se
haya deshilachado ni desteñido su bella policromía.

El Fenómeno de la Imagen

La pintura que cubre la tela es otro misterio. El sabio alemán Kuhn, premio Nobel en Química,
ha estudiado esta pintura, y su respuesta dejó atónitos a los oyentes: "Estos colorantes no son
ni minerales, ni vegetales, ni animales". No han podido explicar el origen de los pigmentos
que dan color a la imagen, ni la forma en que esta fue pintado.

Se podría pensar que la tela ha resistido tanto porque la habrían encolado y preparado de
manera especial como a otras pinturas famosas, para que tuviera gran resistencia. Pero el
Señor Callaga, del instituto espacial NASA, de Estados Unidos, la ha estudiado con aparatos
de rayos infrarrojos y ha descubierto que la tela no tiene ningún engomado ni preservativos, y
que no se puede explicar cómo esa imagen ha resistido cuatro siglos en un lienzo tan ordinario.
Con estos rayos infrarrojos se ha descubierto que la imagen no tiene esbozos previos -como
se ve en los cuadros de Rubens y Tiziano-, sino que fue plasmada directamente, tal cual se la
ve, sin tanteos ni rectificaciones.

La imagen no tiene pinceladas. La técnica empleada es desconocida en la historia de la


pintura. Es incomprensible e irrepetible.

El Fenómeno de las Pupilas

Un famoso oculista, Lauvvoignet, examinó con un poderoso lente la pupila de la Virgen, y


observó, maravillado, que en el iris se ve reflejada la imagen de un hombre. Esto fue al
principio de una investigación que condujo a los más inesperados descubrimientos.
Por medio de la digitalización se observa en la pupila de una fotografía todo lo que la persona
estaba mirando en el momento de tomarse la foto. El Dr. Tosnman, especializado en
digitalización, le ha tomado fotografías a la pupila de la Virgen de Guadalupe. Después de
ampliarlas miles de veces, logró captar detalles imposibles de ser captados a simple vista. ¡Ha
descubierto lo que la Virgen miraba en el momento de formarse la imagen en la tilma de Juan
Diego!

Los detalles que aparecen en las fotografías de la pupila de la Virgen de Guadalupe son:
un indio en el acto de desplegar su ruana ante un religioso; un franciscano en cuyo rostro se ve
deslizarse una lágrima; un hombre con la mano sobre la barba en señal de admiración; otro
indio en actitud de rezar; unos niños y varios religiosos franciscanos más. O sea, todas las
personas que según la historia de la Virgen de Guadalupe, escrita hace varios siglos, estaban
presentes en el momento en que apareció la sagrada imagen.

Lo que es radicalmente imposible es que en un espacio tan pequeño, como la córnea de un


ojo situado en una imagen de tamaño natural, aún el más experto miniaturista lograra pintar
todas esas imágenes que ha sido necesario ampliar dos mil veces para poderlas advertir.

La ciencia moderna se queda sin explicaciones ante las maravillas de la imagen de la


Virgen de Guadalupe. Es una realidad irrepetible. Sobrepasa todas las posibilidades naturales,
por lo que se puede decir que estamos ante un hecho sobrenatural.

Una tilma que no se corrompe. Unos colores que no fueron pintados. Una pupila que
contiene toda la escena y todas las personas del momento del milagro. Estamos ante
una imagen que ni el tiempo ni los atentados de hombres llenos de odio han podido
vencer.

La Virgen no se impone, no reta, no humilla a sus enemigos. El milagro de su presencia en el


Tepeyac es real pero muy sutil. Es un milagro que no aparece como tal a primera vista. Quiere
ser mas bien confirmación de la verdad para ayudar a los corazones que se han endurecido
pero que aun buscan.

Para los sencillos de corazón los milagros no son necesarios para tener fe. Ellos captan por la
gracia del Espíritu el amor solícito de la Madre del Cielo que viene por ellos.

Los enemigos de la Virgen son muchas veces personas muy poderosas, pero pasan y se
hacen polvo. La Virgen permanece como testigo del amor de Dios que es eterno. Ella ha
querido ser un faro plantado en el corazón del continente Americano para atraer a todos a
Cristo, Salvador y Vida Eterna, única esperanza ante la ruina en que se encuentra la
humanidad. Ella ha querido darnos un milagro para ayudar a las generaciones incrédulas. Ha
querido demostrar con su característica humildad, que la ciencia tiene su función pero también
sus límites. Ella nos recuerda las palabras del ángel: "Para Dios nada es imposible".

Virgen de Guadalupe, ruega por nosotros

Oración a Nuestra Señora de Guadalupe


Patrona de México y Emperatriz de las Américas

"Madre Santísima de Guadalupe. Madre de Jesús,


condúcenos hacia tu Divino Hijo por el camino del Evangelio,
para que nuestra vida sea el cumplimiento generoso
de la voluntad de Dios
Condúcenos a Jesús,
que se nos manifiesta y se nos da en la Palabra revelada
y en el Pan de la Eucaristía
Danos una fe firme,
una esperanza sobrenatural
una caridad ardiente
y una fidelidad viva
a nuestra vocación de bautizados.
ayúdanos a ser agradecidos a Dios,
exigentes con nosotros mismos y llenos de amor
para con nuestros hermanos.
Amén"
Nican Mopohua
Traducción y comentarios de Mons. José Luis Guerrero Rosado
Puede ver un comentario al Nican Mopohua como documento histórico aquí.

EL GRAN ACONTECIMIENTO

INTRODUCCIÓN

Aquí se cuenta, se ordena, cómo hace poco, en forma por demás maravillosa, el amor de la perfecta
Virgen Santa María, Madre de Dios, nuestra venerable Señora y Reina, la hizo visible allá en el Tepeyac,
que se conoce [ahora] como Guadalupe. En un principio se dignó dejarse ver de un indito de nombre Juan
Diego, y, al final, su amor nos entregó su preciosa y amada imagen en la presencia del reciente Obispo
Don Fray Juan de Zumárraga.

AMBIENTACIÓN

1.- Diez años después de sojuzgada la ciudad de México, ya por tierra la flecha y el escudo, [acabada la
guerra], ya por doquier sosegados sus aguas y sus montes, [las ciudades], 2.- así como brotó, ya macolla,
ya revienta sus yemas la adquisición de la verdad, el conocimiento de Quien es causa de toda vida: el
verdadero Dios.

3.- Entonces, en el año 1531, a los pocos días del mes de diciembre, sucedió que había un caballero
indio, pobre pero digno, 4.- su nombre era Juan Diego, casateniente, por lo que se dice, allá en
Cuautitlán, 5.- y, en lo eclesiástico, todo aquello era aún jurisdicción de Tlaltelolco.

PRIMERA APARICIÓN

6.- Era sábado, muy de madrugada, lo movía su interés por Dios [respondiendo a] su insistente llamada.
7.- Y cuando vino a llegar al costado del cerrito, en el sitio llamado Tepeyac, despuntaba ya el alba. 8.-
Oyó claramente sobre el cerrito cantar, como cantan diversos pájaros preciosos. Al interrumpir su gorjeo,
como que les coreaba el cerro, sobremanera suave, agradabilísimo, su trino sobrepujaba al del coyoltótotl
y del tzinitzcan y al de otras preciosas aves canoras.

9.- Se detuvo a ver Juan Diego. Se dijo: ¿Por ventura es mi mérito, mi merecimiento lo que ahora oigo?
¿Quizá solamente estoy soñando? ¿Acaso estoy dormido y sólo me lo estoy imaginando? 10.- ¿Dónde
estoy? ¿Dónde me veo? ¿Acaso ya en el sitio del que siempre nos hablaron los ancianos, nuestros
antepasados, todos nuestros abuelos: en su tierra florida, en su tierra de nuestro sustento, en su patria
celestial?

11.- Tenía fija la mirada en la cumbre del cerrito, hacia el rumbo por donde sale el sol, porque desde allí
algo hacía prorrumpir el maravilloso canto celestial.

12.- Y tan pronto como cesó el canto, cuando todo quedó en calma, entonces oye que lo llaman de arriba
del cerrito, le convocan: <<-Mi Juanito, mi Juan Dieguito>>.

13.- En seguida, pero al momento, se animó a ir allá a donde era llamado. En su corazón no se agitaba
turbación alguna, ni en modo alguno nada lo perturbaba, antes se sentía muy feliz, rebosante de dicha.
Fue pues a subir al montecito, fue a ver de dónde era llamado.

14.- Y al llegar a la cumbre del cerrito, tuvo la dicha de ver a una Doncella, que por amor a él estaba allí
de pie, 15.- la cual tuvo la delicadeza de invitarlo a que viniera 'juntito' a Ella. 16.- Y cuando llegó a su
adorable presencia, mucho se sorprendió por la manera que, sobre toda ponderación, destacaba su
maravillosa majestad: 17.- sus vestiduras resplandecían como el sol, como que reverberaban, 18.- y la
piedra, el risco en que estaba de pie, como que lanzaba flechas de luz; 19.- su excelsa aureola semejaba
al jade más precioso, a una joya, 20.- la tierra como que bullía de resplandores, cual el arco iris en la
niebla. 21.- Y los mezquites y nopales, y las otras varias yerbezuelas que ahí se dan, parecían
esmeraldas. Cual la más fina turquesa su follaje, y sus troncos, espinas y ahuates deslumbraban como el
oro.

22.- Ante su presencia se postró. Escuchó su venerable aliento, su amada palabra, infinitamente grata,
aunque al mismo tiempo majestuosa, fascinante, como de un amor que del todo se entrega. 23.- Se dignó
decirle: <<-Escucha bien, hijito mío el más pequeño, mi Juanito: ¿A dónde te diriges?>> 24.- Y él le
contestó: <<-Mi señora, mi reina, mi muchachita, allá llegaré a tu casita de México Tlatelolco. Voy en pos
de las cosas de Dios que se dignan darnos, enseñarnos, quienes son imágenes del Señor, nuestro
Dueño, nuestros sacerdotes>>.

25.- Acto continuo con él dialoga, le hace el favor de descubrirle su preciosa y santa voluntad, 26.- le
comunica: <<-Ten la bondad de enterarte, por favor pon en tu corazón, hijito mío el más amado, que yo
soy la perfecta siempre Virgen Santa María, y tengo el privilegio de ser Madre del verdaderísimo Dios, de
Ipalnemohuani, (Aquel por quien se vive), de Teyocoyani (del Creador de las personas), de Tloque
Nahuaque (del Dueño del estar junto a todo y del abarcarlo todo), de Ilhuicahua Tlaltipaque (del Señor del
Cielo y de la Tierra). Mucho quiero, ardo en deseos de que aquí tengan la bondad de construirme mi
templecito, 27.- para allí mostrárselo a Ustedes, engrandecerlo, 28.- entregárselo a Él, a Él que es todo mi
amor, a Él que es mi mirada compasiva, a Él que es mi auxilio, a Él que es mi salvación.

29.- Porque en verdad yo me honro en ser madre compasiva de todos Ustedes, 30.- tuya y de todas las
gentes que aquí en esta tierra están en uno, 31.- y de los demás variados linajes de hombres, mis
amadores, los que a mí clamen, los que me busquen, los que me honren confiando en mi intercesión.

32.- Porque allí estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para purificar, para curar todas
sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores.

33.- Y para realizar con toda certeza lo que pretende Él, mi mirada misericordiosa, ojalá aceptes ir a al
palacio del Obispo de México, y le narres cómo nada menos que yo te envío de embajador para que le
manifiestes cuan grande y ardiente deseo tengo de que aquí me provea de una casa, de que me levante
en el llano mi templo. Absolutamente todo, con todos sus detalles, le contarás: cuanto has visto y
admirado, y lo que has oído.

34.- Y quédate seguro de que mucho te lo voy a agradecer y a pagártelo, 35.- pues te enriqueceré, te
glorificaré, 36.- Y mucho merecerás con esto que yo recompense tu cansancio, tu molestia de ir a ejecutar
la embajada que te confiero.

37.- Ya has oído, Hijo mío el más amado, mi aliento, mi palabra: ¡Ojalá aceptes ir y tengas la bondad de
poner todo tu esfuerzo!>>

ENTREVISTA CON ZUMARRAGA

38.- E inmediatamente en su presencia se postró, respetuosamente le dijo: <<-Señora mía, mi Niña, por
supuesto que ya voy para poner por obra tu venerable aliento, tu amada palabra. Por ahora de ti me
despido, yo, tu humilde servidor.>> 39.- En seguida bajó para ir a poner por obra su encargo: Vino a
tomar la calzada que viene derecho a México. 40.- Y cuando hubo llegado al interior de la ciudad, de
inmediato y directo se fue al palacio del Obispo que muy recientemente había llegado de Jefe de
Sacerdotes, cuyo reverendo nombre era D. Fray Juan de Zumárraga, Sacerdote de San Francisco.

41.- Y al llegar, de inmediato hace el intento de verlo, rogando a sus servidores, sus domésticos, que
vayan a anunciarlo. 42.- Al cabo de una espera un tanto excesiva, vienen a llamarlo cuando el Señor
Obispo tuvo a bien convocarlo para que pasara. 43.- Y en cuanto entró, en seguida en su presencia se
arrodilló, se postró. Luego ya le declara, le narra el venerable aliento, la preciosa palabra de la Reina del
Cielo, su mensaje, y también le refirió respetuosamente todas las cosas que admiró, que miró, que
escuchó. 44.- Y cuando hubo escuchado todas sus palabras, su mensaje, como que no del todo le dio
crédito. 45.- Le respondió, se dignó decirle: <<-Hijito mío, otra vez vendrás, aún con calma te oiré, muy
aun desde el principio lo miraré, pensaré lo que te hizo venir acá, tu voluntad, tu deseo.>>

SEGUNDA APARICIÓN
46.- Salió, pues, abatido de tristeza porque su encomienda no se realizó de inmediato. 47.- En seguida se
regresó. Poco después, ya al acabar el día, se vino luego en derechura a la cumbre del cerrito, 48.- y allí
tuvo la grande suerte de reencontrar a la Reina del Cielo, allí precisamente donde por primera vez la
había visto. Lo estaba esperando bondadosamente.
49.- Y apenas la miró, se postró en su presencia, se arrojó por tierra, tuvo el honor de decirle:
50.- <<Dueña mía, Señora, Reina, Hijita mía la más amada, mi Virgencita, fui allá donde Tú me enviaste
como mensajero, fui a cumplir tu venerable aliento, tu amable palabra. Aunque muy difícilmente, entré al
lugar del estrado del Jefe de los Sacerdotes. Lo vi, en su presencia expuse tu venerable aliento, tu amada
palabra, como tuviste la bondad de mandármelo>>. 51.- <<Me recibió amablemente y me escuchó
bondadosamente, pero, por la manera como me respondió, su corazón no quedó satisfecho, no lo estima
cierto. 52.- Me dijo: Otra vez vendrás, aún con más calma te oiré, muy aun desde el principio examinaré la
razón por la que has venido, tu deseo, tu voluntad.>> 53.- <<Me di perfecta cuenta, por la forma cómo me
contestó, que piensa que el templo que Tú te dignas concedernos el privilegio de edificarte aquí, quizá es
mera invención mía, que tal vez no es de tus venerados labios. 54.-Por lo cual, mucho te ruego, Señora
mía, mi Reina, mi Virgencita, que ojalá a alguno de los ilustres nobles, que sea conocido, respetado,
honrado, a él le concedas que se haga cargo de tu venerable aliento, de tu preciosa palabra para que sea
creído.>> 55.- <<Porque yo en verdad no valgo nada, soy mecapal, soy cacaxtle, soy cola, soy ala,
sometido a hombros y a cargo ajeno, no es mi paradero ni mi paso allá donde te dignas enviarme,
Virgencita mía, Hijita mía la más amada, Señora, Reina. 56.- Por favor, perdóname: afligiré tu venerado
rostro, tu amado corazón. Iré a caer en tu justo enojo, en tu digna cólera, Señora, Dueña mía>>.

57.- Y la siempre gloriosa Virgen tuvo la afabilidad de responderle: 58.- <<-Escucha, hijito mío el más
pequeño, ten por seguro que no son pocos mis servidores, mis embajadores mensajeros a quienes podría
confiar que llevaran mi aliento, mi palabra, que ejecutaran mi voluntad; 59.- mas es indispensable que
seas precisamente tú quien negocie y gestione, que sea totalmente por tu intervención que se verifique,
que se lleve a cabo mi voluntad, mi deseo. 60.- Y muchísimo te ruego, hijito mi consentido, y con rigor te
mando, que mañana vayas otra vez a ver al Obispo. 61.- Y de mi parte adviértele, hazle oír muy claro mi
voluntad, mi deseo para que realice, para que haga mi templo que le pido. 62.- Y de nuevo comunícale de
que manera nada menos que yo, yo la siempre Virgen María, la Venerable Madre de Dios, allá te envío de
mensajero.>>
63.- Y Juan Diego le respondió respetuosamente, le dijo reverentemente: <<-Señora mía, Reina,
Virgencita mía, ojalá que no aflija yo tu venerable rostro, tu amado corazón; con el mayor gusto iré, voy
ciertamente a poner en obra tu venerable aliento, tu amada palabra; de ninguna manera me permitiré
dejar de hacerlo, ni considero penoso el camino. 64.- Iré, pues, desde luego, a poner en obra tu venerable
voluntad, pero bien puede suceder que no sea favorablemente oído, o, si fuere oído, quizá no seré creído;
pero 65.- mañana, por la tarde, cuando se ponga el sol, vendré a devolver a tu venerable aliento, a tu
amada palabra lo que me responda el Jefe de los Sacerdotes>> 66.- <<Ya me despido, Hijita mía la más
amada, Virgencita mía, Señora, Reina. Por favor, quédate tranquila>>. 67.- Y, acto continuo, él se fue a
su casa a descansar.

SEGUNDA ENTREVISTA CON ZUMARRAGA

68.- Al día siguiente, Domingo, muy de madrugada, cuando todo estaba aún muy oscuro, de allá salió de
su casa hacia acá, a Tlaltelolco: viene a aprender las cosas divinas, a ser pasado en lista; luego a ver al
Gran Sacerdote.
69.- Y como a las diez de la mañana estuvo dispuesto: se había oído Misa, se había pasado lista, se
había dispersado toda la gente. 70.- Y él, Juan Diego, luego fue al palacio del Señor Obispo. 71.- Y tan
pronto como llegó, hizo todo lo posible para tener el privilegio de verlo, y con mucha dificultad otra vez
tuvo ese honor. 72.- A sus pies hincó las rodillas, llora, se pone triste, en tanto que dialoga, mientras le
expone el venerable aliento, la amada palabra de la Reina del Cielo, 73.- para ver si al fin era creída la
embajada, la voluntad de la Perfecta Virgen, tocante a que le hagan, le edifiquen, le levanten, su templo
donde se dignó indicarlo, en donde se digna quererlo.

74.- Y el Señor Obispo muchísimas cosas le preguntó, le examinó, para que bien en su corazón constase
(para cerciorarse) dónde fue a verla, qué aspecto tenía. Todo lo narró al Señor Obispo, con todos sus
detalles, 75.- pero, pese a que todo absolutamente se lo pormenorizó, hasta en los más menudos
detalles, y que en todas las cosas vio, se asombró porque clarísimamente aparecía que Ella era la
perfecta Virgen, la venerable, gloriosa y preciosa Madre de nuestro Salvador Jesucristo, 76.- a fin de
cuentas, no estuvo de acuerdo de inmediato, 77.- sino que le dijo que no nada más por su palabra, su
petición, se haría, se ejecutaría lo que solicitaba, 78.- que era todavía indispensable algo como señal para
que poder creerle que era precisamente Ella, la Reina del Cielo, quien se dignaba enviarlo de
mensajero.

79.- Y tan pronto como lo oyó, Juan Diego dijo respetuosamente al Obispo: 80.- <<-Señor Gobernante,
por favor sírvete ver cuál será la señal que tienes a bien pedirle, pues en seguida me pondré en camino
para solicitársela a la Reina del Cielo, que se dignó enviarme acá de mensajero>>.81.- Y cuando vio el
Obispo que todo lo confirmaba, que desde su primera reacción en nada titubeaba o dudaba, luego lo
despidió; pero 82.- apenas hubo salido, luego ordenó a algunos criados, en quienes tenía gran confianza,
que fueran detrás de él, que cuidadosamente lo espiaran a dónde iba, y a quién veía o hablaba.
83.- Y así se hizo. Y Juan Diego en seguida se vino derecho, enfiló la calzada. 84.- Y lo siguieron, pero
allí donde sale la barranca, cerca del Tepeyac, por el puente de madera, lo perdieron de vista, y por más
que por todas partes lo buscaron, ya en ningún lugar lo vieron, 85.- por lo que se regresaron. Y con eso
no sólo se vinieron a enfadar grandemente, sino también porque los frustró, los dejó furiosos, 86.- de
manera que le fueron a insistir al Señor Obispo, le metieron en la cabeza que no le creyera, le inventaron
que lo que hacía era sólo engañarlo deliberadamente, que era mera ficción lo que forjaba, o bien que sólo
lo había soñado, sólo imaginado en sueños lo que decía, lo que solicitaba. 87.- Y en este sentido se
confabularon unos con otros, que si llegaba a volver, a regresar, allí lo habían de agarrar y castigar
duramente para que otra vez ya no ande contando mentiras, ni alborotando a la gente.

88.- Entre tanto Juan Diego estaba en la presencia de la Santísima Virgen, comunicándole la respuesta
que venía a traerle de parte del Señor Obispo. 89.- Y cuando se lo hubo notificado, la Gran Señora y
Reina le respondió: 90.- <<-Así está bien, Hijito mío el más amado, mañana de nuevo vendrás aquí para
que lleves al Gran Sacerdote la prueba, la señal que te pide. 91.- Con eso en seguida te creerá, y ya, a
ese respecto, para nada desconfiará de ti ni de ti sospechará. 92.- Y ten plena seguridad, Hijito mío
predilecto, que yo te pagaré tu cuidado, tu servicio, tu cansancio que por amor a mí has prodigado. 93.-
¡Animo, mi muchachito! que mañana aquí con sumo interés habré de esperarte>>.

TERCERA APARICIÓN

EL TIO MORIBUNDO

94.- Pero a la mañana siguiente, lunes, cuando Juan Diego debería llevarle alguna señal suya para ser
creído, ya no regresó, 95.- porque cuando fue a llegar a su casa, a un tío suyo, de nombre Juan
Bernardino, se le había asentado la enfermedad, estaba en las últimas, 96.- por lo que se pasó el día
buscando médicos, todavía hizo cuanto pudo al respecto; pero ya no era tiempo, ya estaba muy muy
grave. 97.- Y al anochecer, le rogó instantemente su tío que, todavía de noche, antes del alba, le hiciera el
favor de ir a Tlaltelolco a llamar a algún sacerdote para que viniera, para que se dignara confesarlo, se
sirviera disponerlo, 98.- porque estaba del todo seguro que ya era el ahora, ya era el aquí para morir, que
ya no habría de levantarse, que ya no sanaría.

99.- Y el martes, todavía en plena noche, de allá salió, de su casa, Juan Diego, a llamar al sacerdote, allá
en Tlatelolco.
100.- Y cuando ya vino a llegar a la cercanía del cerrito Tepeyac, a su pie, donde sale el camino, hacia el
lugar donde se pone el sol, donde antes él pasara, se dijo: 101.- <<-Si sigo de frente por el camino, no
vaya a ser que me vea la noble Señora, porque como antes me hará el honor de detenerme para que
lleve la señal al Jefe de los Sacerdotes, conforme a lo que se dignó mandarme. 102.- Que por favor
primero nos deje nuestra aflicción, que pueda yo ir rápido a llamar respetuosamente el sacerdote
religioso. Mi venerable tío no hace sino estar aguardándolo>>. 103.- En seguida le dio la vuelta al monte
por la falda, subió a la otra parte, por un lado, hacia donde sale el sol, para ir a llegar rápido a México,
para que no lo demorara la Reina del Cielo. 104.- Se imaginaba que por dar allí la vuelta, de plano no iba
a verlo Aquella cuyo amor hace que absolutamente y siempre nos esté mirando.

105.- Pero la vio como hacia acá bajaba de lo alto del montecito, desde donde se había dignado estarlo
observando, allá donde desde antes lo estuvo mirando atentamente. 106.- Le vino a salir al encuentro de
lado del monte, vino a cerrarle el paso, se dignó decirle: 107.- <<-¿Qué hay, Hijo mío el más pequeño?
¿A dónde vas? ¿A dónde vas a ver?>>.

108.- Y él, ¿acaso un poco por eso se apenó, tal vez se avergonzó, o acaso por eso se alteró, se
atemorizó? 109.- En su presencia se postró, con gran respeto la saludó, tuvo el honor de decirle: 110.-
<<-Mi Virgencita, Hija mía la más amada, mi Reina, ojalá estés contenta; ¿Cómo amaneciste? ¿Estás
bien de salud?, Señora mía, mi Niñita adorada? 111.- Causaré pena a tu venerado rostro, a tu amado
corazón: Por favor, toma en cuenta, Virgencita mía, que está gravísimo un criadito tuyo, tío mío. 112.- Una
gran enfermedad en él se ha asentado, por lo que no tardará en morir.

113.- Así que ahora tengo que ir urgentemente a tu casita de México, a llamar a alguno de los amados de
nuestro Señor, de nuestros sacerdotes, para que tenga la bondad de confesarlo, de prepararlo. 114.-
Puesto que en verdad para esto hemos nacido: vinimos a esperar el tributo de nuestra muerte. 115.- Pero,
aunque voy a ejecutar esto, apenas termine, de inmediato regresaré aquí para ir a llevar tu venerable
aliento, tu amada palabra, Señora, Virgencita mía. 116.- Por favor, ten la bondad de perdonarme, de
tenerme toda paciencia. De ninguna manera en esto te engaño, Hija mía la más pequeña, mi adorada
Princesita, porque lo primero que haré mañana será venir a toda prisa>>.

117.- Y tan pronto como hubo escuchado la palabra de Juan Diego, tuvo la gentileza de responderle la
venerable y piadosísima Virgen: 118.- <<-Por favor presta atención a esto, ojalá que quede muy grabado
en tu corazón, Hijo mío el más querido: No es nada lo que te espantó, te afligió, que no se altere tu rostro,
tu corazón. Por favor no temas esta enfermedad, ni en ningún modo a enfermedad otra alguna o dolor
entristecedor. 119.- ¿Acaso no estoy yo aquí, yo que tengo el honor de ser tu madre? ¿Acaso no estás
bajo mi sombra, bajo mi amparo? ¿Acaso no soy yo la fuente de tu alegría? ¿Qué no estás en mi regazo,
en el cruce de mis brazos? ¿Por ventura aun tienes necesidad de cosa otra alguna? 120.- Por favor, que
ya ninguna otra cosa te angustie, te perturbe, ojalá que no te angustie la enfermedad de tu honorable tío,
de ninguna manera morirá ahora por ella. Te doy la plena seguridad de que ya sanó>>. 121.- (Y luego,
exactamente entonces, sanó su honorable tío, como después se supo).

LAS FLORES

122.- Y Juan Diego, apenas oyó el venerable aliento, la amada palabra de la Reina del Cielo, muchísimo
con ello se consoló, mucho con ello quedó satisfecho su corazón. 123.- Y le suplicó instantemente que de
inmediato tuviera a bien enviarlo de mensajero para ver al gobernante Obispo, para llevarle la señal, su
comprobación, para que le crea.

124.- Y la Reina del Cielo de inmediato se sirvió mandarle que subiera arriba del cerrito, allí donde antes
había tenido el honor de verla. 125.- Se dignó decirle: <<-Sube, Hijito mío queridísimo, arriba del cerrito,
donde me viste y te dic órdenes. 126.- Allí verás que están sembradas diversas flores: Córtalas, reúnelas,
ponlas juntas. Luego bájalas acá, aquí ante mí tráemelas>>.

127.- Y acto continuo, Juan Diego subió al cerrito. 128.- Y al alcanzar la cumbre, quedó mudo de asombro
ante las variadas, excelentes, maravillosas flores, todas extendidas, cuajadas de capullos reventones,
cuando todavía no era su tiempo de darse. 129.- Porque en verdad entonces las heladas son muy fuertes.
130.- Su perfume era intenso, y el rocío de la noche como que las cuajaba de perlas preciosas.

131.- En seguida se puso a cortarlas, todas absolutamente las juntó, llenó con ellas el hueco de su tilma.
132.- Y conste que la cúspide del cerrito para nada es lugar donde se den flores, porque lo que hay en
abundancia son riscos, abrojos, gran cantidad de espinas, de nopales, de mezquites. 133.- y si algunas
hierbezuelas se dan, entonces era el mes de diciembre, en que todo lo devora, lo aniquila el hielo.

134.- Bajó en seguida trayendo a la Reina del Cielo las diversas flores que le había ido a cortar, 135.- y
Ella, al verlas, tuvo la afabilidad de tomarlas en sus manecitas, 136.- y volvió amablemente a colocárselas
en el hueco de su tilma. Se dignó decirle:

137.- <<-Hijito queridísimo, estas diferentes flores son la prueba, la señal que le llevarás al Obispo. 138.-
De parte mía le dirás que por favor vea en ella mi deseo, y con eso ejecute mi deseo, mi voluntad. 139.- Y
tú... tú eres mi plenipotenciario, puesto que en ti pongo toda mi confianza. 140.- Y con todo rigor te ordeno
que sólo exclusivamente frente al Obispo despliegues tu tilma y le muestres lo que llevas. 141.- Y le
contarás con todo detalle cómo yo te mandé que subieras al cerrito para cortar las flores, y todo lo que
viste y admiraste. 142.- Y con esto le conmoverás el corazón al Gran Sacerdote para que interceda y se
haga, se erija mi templo que he pedido.

143.- Y al dignarse despedirlo la Reina del Cielo, vino a tomar la calzada, viene derecho a México, viene
feliz, rebosante de alegría, 144.- ya así viene, rebosante de dicha su corazón, porque esta vez todo saldrá
bien, lo desempeñará bien. 145.- Pone exquisito cuidado en lo que trae en el hueco de su tilma, no vaya a
ser que algo se le caiga. 146.- Viene extasiado por el perfume de las flores, tan diferentes y
maravillosas.

CUARTA APARICIÓN

TERCERA ENTREVISTA CON ZUMÁRRAGA

147.- Y al llegar al palacio episcopal le salió al encuentro el mayordomo e incluso otros criados del señor
Obispo. 148.- Y les rogó que por favor le dijeran que quería verlo; pero ninguno accedió, no querían
hacerle caso, quizá porque aún no amanecía, 149.- o quizá porque ya lo conocen, que sólo los fastidia,
que les es insoportable, 150.- y porque ya les habían hablado de él sus compañeros que lo habían
perdido de vista cuando pretendieron seguirlo.

151.- Muy largo tiempo estuvo esperando la respuesta, 152.- y cuando vieron que llevaba ahí tan largo
tiempo, cabizbajo, sin hacer nada, a ver si era llamado, notaron que al parecer traía algo en su tilma, y se
le acercaron para ver lo que traía, para dar gusto a su corazón. 153.- Y al ver Juan Diego que era
imposible ocultarles lo que llevaba, y que por eso lo molestarían, lo expulsarían a empellones o lo
maltratarían, un poquito les mostró que eran flores. 154.- Y al ver que se trataba de diversas y finísimas
flores, siendo que no era su tiempo, se asombraron muchísimo, y más al ver cuán frescas estaban, cuán
abiertas, cuán exquisito su perfume, cuán preciosas, 155.- y ansiaron coger unas cuantas, arrebatárselas.
156.- Y no una, sino tres veces se atrevieron a agarrarlas, pero fracasaron, 157.- porque cuando
pretendían tomarlas, ya no podían ver flores, sino las veían como pinturas, como bordados o aplicaciones
en la tilma.

158.- Con eso, en seguida fueron a decirle respetuosamente al Señor Obispo lo que habían visto, 159.- y
que pretendía verlo el indito que ya tantas veces había venido, quien tenía mucho esperando el recado,
porque suplicaba permiso para verlo. 160.- Y tan pronto como el Señor Obispo escuchó eso, captó su
corazón que esa era la prueba para que aceptara lo que ese hombre había estado gestionando. 161.- De
inmediato se sirvió llamarlo, que en seguida entrara a casa para verlo.

162.- Y cuando entró, se prosternó en su presencia, como toda persona bien educada. 163.- Y de nueva
cuenta, y con todo respeto, le narró todo lo que había visto, admirado, y su mensaje.

LA VERSION DE JUAN DIEGO

164.- Le dijo con gran respeto: <<-Mi Señor, Gobernante, ya hice, ya cumplí lo que tuviste a bien
mandarme, 165.- y así tuve el honor de ir a comunicarle a la Señora, mi Ama, la Reina del Cielo,
venerable y preciosa Madre de Dios, que tú respetuosamente pedías una señal para creerme, y para
hacerle su templecito, allí donde tiene la bondad de solicitarte que se lo levantes. 166.- Y también tuve el
honor de decirle que me había permitido darte mi palabra de que tendría el privilegio de traerte algo como
señal, como prueba de su venerable voluntad, conforme a lo que tú te dignaste indicarme>>.

167.- <<Y tuvo a bien oír tu venerable aliento, tu venerable palabra y se prestó gustosa a tu solicitud de
alguna cosa como prueba, como señal, para que se haga, se ejecute su amada voluntad. 168.- Y hoy,
siendo aún noche cerrada, se sirvió mandarme que tuviera el honor de venir de nuevo a verte. 169.- Y yo
me honré pidiéndole algo como su señal para que fuera creído, conforme a lo que me había dicho que me
daría, y de inmediato, pero al instante, condescendió en realizarlo, 170.- y se sirvió enviarme a la cumbre
del cerrito, donde antes había tenido el honor de verla, para que fuera a cortar flores diferentes y
preciosas>>.
171.- <<Y luego que tuve el privilegio de ir a cortarlas, se las llevé abajo. 172.- Y se dignó tomarlas en sus
manecitas, 173.- para de nuevo dignarse ponerlas en el hueco de mi tilma, 174.- para que tuviera el honor
de traértelas y sólo a ti te las entregara>>.

175.- <<Pese a que yo sabía muy bien que la cumbre del cerrito no es lugar donde se den flores, puesto
que sólo abundan los riscos, abrojos, espinas, nopales escuálidos, mezquites, no por ello dudé, no por
eso vacilé. 176.- Cuando fui a alcanzar la cumbre del montecito, quedé sobrecogido: ¡Estaba en el
paraíso!. 177.- Allí estaban reunidas todas las flores preciosas imaginables, de suprema calidad, cuajadas
de rocío, resplandecientes, de manera que yo -emocionado- me puse en seguida a cortarlas. 178.- Y se
dignó concederme el honor de venir a entregártelas, que es lo que ahora hago, para que en ellas te sirvas
ver la señal que pedías, para que te sirvas poner todo en ejecución. 179.- Y para que quede patente la
verdad de mi palabra, de mi embajada, 180.- ¡Aquí las tienes, hazme el honor de recibirlas!>>

LA IMAGEN EN LA TILMA

181.- Y en ese momento desplegó su blanca tilma, en cuyo hueco, estando de pie, llevaba las flores.
182.- Y así, al tiempo que se esparcieron las diferentes flores preciosas, 183.- en ese mismo instante se
convirtió en señal, apareció de improviso la venerada imagen de la siempre Virgen María, Madre de Dios,
tal como ahora tenemos la dicha de conservarla, 184.- guardada ahí en lo que es su hogar predilecto, su
templo del Tepeyac, que llamamos Guadalupe.

185.- Y tan pronto como la vio el señor Obispo, y todos los que allí estaban, se arrodillaron pasmados de
asombro, 186.- se levantaron para verla, profundamente conmovidos y convertidos, suspensos su
corazón, su pensamiento.

187.- Y el señor Obispo, con lágrimas de compunción le rogó y suplicó le perdonara por no haber
ejecutado de inmediato su santa voluntad, su venerable aliento, su amada palabra. 188.- Y poniéndose de
pie, desató del cuello la vestidura, el manto de Juan Diego, 189.- en donde se dignó aparecer, en donde
está estampada la Señora del Cielo, 190.- y en seguida, con gran respeto, la llevó y la dejó instalada en
su oratorio.

191.- Y todavía un día entero pasó Juan Diego en casa del Obispo, él tuvo a bien retenerlo. 192.- Y al día
siguiente le dijo: <<-¡Vamos! para que muestres dónde es la voluntad de la Reina del Cielo que le erijan
su templecito>>. 193.- De inmediato se convidó gente para hacerlo, para levantarlo.

QUINTA APARICIÓN

EL TIO SANO

194.- Y Juan Diego, una vez que les hubo mostrado dónde se había dignado mandarle la Señora del
Cielo que se levantara su templecito, luego les pidió permiso. 195.- Aun quería ir a su casa para ver a su
honorable tío Juan Bernardino, que estaba en cama gravísimo cuando lo había dejado y venido para
llamar a algún sacerdote, allá en Tlatelolco, para que lo confesara y dispusiera, de quien la Reina del
Cielo se había dignado decirle que ya estaba sano.
196.- Y no solamente no lo dejaron ir solo, sino que lo escoltaron hasta su casa. 197.- Y al llegar vieron a
su venerable tío que estaba muy contento, ya nada le dolía. 198.- Y él quedó muy sorprendido de ver a su
sobrino tan escoltado y tan honrado. 199.- Y le preguntó a su sobrino por qué ocurría aquello, por qué
tanto lo honraran.

QUINTA APARICIÓN: EL NOMBRE DE GUADALUPE

200.- Y él le dijo cómo cuando salió a llamar al sacerdote para que lo confesara y preparara, allá en el
Tepeyac bondadosamente se le apareció la Señora del Cielo, 201.- y lo mandó como su mensajero a ver
al Señor Obispo para que se sirviera hacerle una casa en el Tepeyac, 202.- y tuvo la bondad de decirle
que no se afligiera, que ya estaba bien, con lo que quedó totalmente tranquilo.
203.- Y le dijo su venerable tío que era verdad, que precisamente en ese momento se dignó curarlo. 204.-
Y que la había visto ni más ni menos que en la forma exacta como se había dignado aparecérsele a su
sobrino. 205.- Y le dijo cómo a él también se dignó enviarlo a México para ver al Obispo. 206.- Y que,
cuando fuera a verlo, que por favor le manifestara, le informara con todo detalle lo que había visto, 207.- y
cuán maravillosamente se había dignado sanarlo, 208.- y que condescendía a solicitar como un favor que
a su preciosa imagen precisamente se le llame, se le conozca como la SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA
DE GUADALUPE.

INICIO DEL CULTO

209.- Y en seguida traen a Juan Bernardino a la presencia del Señor Obispo, para rendir su informe y dar
fe ante él. 210.- Y a ambos, a él y a su sobrino, los hospedó el Obispo en su casa unos cuantos días,
211.- durante todo el tiempo que se erigió el templecito de la Soberana Señora allá en el Tepeyac, donde
se dignó dejarse ver de Juan Diego. 212.- Y el señor Obispo trasladó a la Iglesia Mayor la preciosa y
venerada imagen de la preciosa Niña del Cielo. 213.- Tuvo a bien sacarla de su palacio, de su oratorio,
donde estaba, para que toda la gente pudiera ver y admirar su maravillosa imagen.
214.- Absolutamente toda la ciudad se puso en movimiento ante la oportunidad de ver y admirar su
preciosa y amada imagen.

LA CONVERSIÓN DE MÉXICO

215.- Venían a reconocer su carácter divino, 216.- a tener la honra de presentarle sus plegarias, 217.- y
mucho admiraban todos la forma tan manifiestamente divina que había elegido para hacerles la gracia de
aparecerse, 218.- como que es un hecho que a ninguna persona de este mundo le cupo el privilegio de
pintar lo esencial de su preciosa y amada imagen.

La fuente "príncipe" y documento guadalupano por excelencia, el Nican Mopohua, es obra del
más insigne sabio indígena del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco: Don Antonio Valeriano. Sobre su
autoría, ya los expertos no dudan. Recientemente, el Dr. Miguel León-Portilla y otros sabios han
confirmado este aserto, por lo que indudablemente se trata de una obra del siglo XVI, compuesta
posiblemente hacia 1556. Las características intrínsecas del texto, su riqueza de lenguaje y recursos
estilísticos son elementos adicionales que confirman la datación de la obra en aquel siglo. Incluso cobra
fuerza la tesis de que el propio Valeriano habría recogido de labios de su protagonista, el venturoso indio
Juan Diego, la esencia, sino es que toda la relación del portento del Tepeyac.

Recibe su nombre, Nican Mopohua (en náhuatl "Aquí se narra…"), de las primeras palabras con
las que inicia el texto, redactado en aquella lengua. Como se sabe, narra las apariciones de la Virgen de
Guadalupe a Juan Diego y la milagrosa imprimación de la Sagrada Imagen en su tilma.

Quien primero publicó el original náhuatl fue el capellán de la ermita, Luis Lasso de la Vega, en
México, en 1649, bajo el título de Inin Huey Tlamahuizoltica. Miguel Sánchez escribe el primer libro,
basado notoriamente en él, en 1648, pero no traduce el texto. Lo hará posteriormente Fernando de Alva
Ixtlilxóchitl, quien realizó una traducción parafrástica al castellano, misma que aprovechará el P. Francisco
de Florencia en su obra La Estrella del Norte de México. Por su parte, el padre Luis Becerra Tanco,
testigo de las Informaciones de 1666, en su momento elaborará otra traducción. Ya en el siglo XVIII, el
caballero italiano, Don Lorenzo Boturini Benaduci hace (o manda hacer) una traducción literal. En 1886, el
padre Agustín de la Rosa realiza una traducción directa, sólo que del náhuatl al latín. Ya en el siglo XX, el
licenciado don Primo Feliciano Velázquez realizó una muy cuidadosa traducción al castellano, que se dio
a las prensas en 1926. En ese mismo siglo, se ocuparon de traducir el texto también los sabios P. Ángel
María Garibay (quien no pudo publicarla en vida) y P. Mario Rojas, cuya versión acaso sea la más
conocida, la mejor y la más usual. Otras versiones, como la de don Guillermo Ortiz de Montellano, insisten
en cuestiones de análisis filológico, o son ediciones críticas con muy eruditas consideraciones lingüísticas,
etimológicas, históricas e incluso exegéticas, como la del P. José Luis Guerrero Rosado (El Nican
Mopohua. Un intento de Exégesis, 2 vols., México, 1996-1998). El último año del siglo XX, sale a la luz
una versión del ya aducido Miguel León Portilla, aparecida bajo el título Tonantzin Guadalupe.

REPOSITORIO: Biblioteca Pública de Nueva York, Col. Ramírez. Monumentos Guadalupanos (removed
from case 2), NYPL, Ser. I, vol. I, 207. (Ésta es la localización de la copia más antigua que se conoce).
Una Evangelización
Perfectamente Inculturada
M.I. Sr. Cango. Mons. José Luis Guerrero
Director del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos A.C.

• Introducción
Para tener un punto, tanto de partida como de referencia, para apreciar el hecho histórico de la
evangelización de México, vayamos al capítulo primero, número 11, de la Exhortación
Apostólica ECCLESIA IN AMERICA del Santo Padre Juan Pablo II podemos leer:

"La aparición de la Virgen al indio Juan Diego en la colina del Tepeyac, el año de
1531, tuvo una repercusión decisisiva para la evangelización.[1] Este influjo va más allá de
la nación mexicana, alcanzando todo el Continente. Y América, que históricamente ha sido
y es crisol de pueblos, ha reconocido "en el rosto mestizo de la Virgen del Tepeyac, [...] en
Santa María de Guadalupe, [...] un gran ejemplo de evangelización perfectamente
inculturada".[2] Por eso, no sólo en el Centro y en el Sur, sino también en el Norte del
Continente, la Virgen de Guadalupe es venerada como Reina de toda América.[3]"

"A lo largo del tiempo ha ido creciendo cada vez más en los Pastores y fieles la
conciencia del papel desarrollado por la Virgen en la evangelización del Continente. En la
oración compuesta (27) para la Asamble Especial del Sínodo de los Obispos para América,
María Santísima de Guadalupe es invocada como "patrona de toda América y Estrella de la
primera y de la nueva evangelización". En este sentido, acojo gozoso la propuesta de los
Padres sinodales de que el día 12 de diciembre se celebre en todo el Continente la fiesta de
Nuestra Señora de Guadalupe, Madre y Evangelizadora de América[4]. Abrigo en mi
corazón la firme esperanza de que ella, a cuya intercesión se debe el fortalecimiento de la fe
de los primeros discípulos (cfr. Jn. 2, 11), guíe con su intercesión maternal a la Iglesia en
este continente, alcanzándole la efusión del Espíritu Santo como en la Iglesia naciente (cfr.
Hch. 1, 14), para que la nueva evangelización produzca un espléndido florecimiento de vida
cristiana."[5]

• Anhelo por primera vez sincero


Toda la historia humana es historia de conflictos, matanzas y crímenes; el hombre siempre ha sido
lobo para el hombre, y nuestra época no sólo lo ha visto a niveles inauditos, con dos espantosas
guerras mundiales, sino que seguimos padeciéndolo sin aparente esperanza de alivio, pues basta
ver a iraquíes y kuwatíes, a hutus y tutsis, ceilandeses y tamiles, serbios, croatas, cosabares,
árabes y judíos, por no hablar del angustioso problema del terrorismo en general y del actual
problema entre Irak y Estados Unidos en particular, en el que, nos guste o no, todos estamos
involucrados... pero también hoy asistimos a algo completamente inusitado, totalmente nuevo, que
es que el hombre, aunque continúa siendo tan fratricida como siempre, y ahora con armas terribles
que antes no se soñaban, ya no se gloría de serlo, sino que quisiera cambiar, entenderse,
defenderse y apoyarse en vez de masacrarse, y lo vivimod en la repulsa mundial al uso de la
violencia tanto en el caso de Irak como en el de las Torres Gemelas de Nueva York.

Este anhelo, que hoy por primera vez es sincero y universal, topa sin embargo con la miseria
humana, ante la que se estrellan todos los esfuerzos, y vemos abortar cuantos intentos se hacen
ya no digamos para que los enfrentados se reconcilien, sino simplemente para que dejen de
matarse pueblos tan hermanos como árabes y judíos, que reconocen un padre común, (nacido
precisamente en el actual Irak), que comparten siglos de historia y vecindad, afines casi en todo y
apenas separados por unos pocos elementos de discordia...
Pues bien, hace casi cinco siglos, en tiempos en que vigía en la Cristiandad tan absoluta
intransigencia que prosperaban Inquisición y guerras de religión, sucedió en el suelo de México
una reconciliación incomparablemente más difícil: Dos pueblos, del todo diferentes, divididos por
una incomprención abismal, que no sólo dejaron de masacrarse, sino que, al acoger el amor que
les ofreció Dios a través de su Madre Santísima, se aceptaron y fusionaron tan de veras que
nacimos de ellos un pueblo heredero de las grandezas y miserias de los dos, pero genuinamente
nuevo, síntesis y reconciliación de lo aparentemente irreconciable. Algo que el Santo Padre en
persona definió como "un gran ejemplo de evangelización perfectamente inculturada."[6].

• Cultura e Inculturación
Ahora buen, cuando hablamos de "cultura" nos referimos a algo netamento humano y muy
complejo, es decir a "la manera peculiar en que los hombres, en un determinado pueblo,
cultivan su relación con la naturaleza, consigo mismos y con Dios, a fin de alcanzar un nivel
verdadera y plenamente humano"[7], e "inculturación" la expresó el Juan Pablo II como el
"esfuerzo de un trasvasamiento del mensaje evangélico al lenguaje antropológico y a los
símbolos de la cultura en que se inserta"[8], o sea, que quienes queramos proclamar el
Evangelio a gentes diversas de nosotros mismos, debemos hacer el esfuerzo que hizo Pablo al
evangelizar a los gentiles: exponer y compartir nuestra Fe a partir de los conocimientos y
sentimientos de los otros, no sólo de los nuestros, obteniendo así ambos un doble
enriquecimiento, pues ninguno tendría que renunciar a sus propios valores y tradiciones para
adoptar los del otro, sino uno y otro adoptar, asimilar y depurar los de los dos.
Ahora bien, esta "inculturación", este trasvasamiento, ocurrió ciertamente en México, pero
cuando menos podía esperarse, cuando nuestra patria mestiza se debatía en atroces dolores de
un parto que amenazaba culminar en aborto, como aconteció en otras partes, donde la población
indígena quedó exterminada, pues no se veía posibilidad alguna de acuerdo entre pueblos tan
diversos; cuando indios y españoles se veían con miedo y rencor, deformada su perspectiva por
una total incomprensión mutua, puesto que las culturas de ambos, en lo humano, resultaban
frustrantemente incompatibles.
Tomenos en cuenta que, en ese momento, los españoles estaban convencidos que se
enfrentaban con Satanás en persona, de modo que toda tolerancia equivalía para ellos a genuina
traición a Dios; y los indios, a su vez, estaban convencidos que su ineludible deber esa ser fieles a
su raíz, a lo que siempre había sido. y, en especial, la versión del Evangelio que los misioneros
les presentaban les resultaba insultante e inaceptable... pero Dios, a través de su Madre
Santísima, supo resolver ese insoluble problema, sin desautorizar a sus enviados españoles, sin
reprobar los valores indios, sin cambiar a ninguno de los protagonistas ni a sus conflictivas
circunstancias. Supo, en una palabra, confirmar la predicación de sus enviados españoles
inculturando su mensaje a la mente india. Y con esto no sólo obtuvo su conversión
entusiastamente masiva e instantánea, sino que se aceptaran unos a otros tan efectivamente que
nacimos ese pueblo nuevo, hijo y heredero de ambos: el pueblo mestizo que somos hoy México.

• Esfuerzo anti-inculturante
Y esto, como decíamos, lo consiguió Dios en una época de total intransigencia y de feroces
guerras religiosas, valiéndose de instrumentos humanos que, aunque pusieron todo su mejor
esfuerzo, eran incapaces por sí solos ni aún de concebir esa disposición de adaptarse ellos, que
es condición indispensable de la inculturación es decir "familiarizarse con sus tradiciones
nacionales y religiosas; descubriendo con gozo y respeto las semillas de la palabra que en
ellas se contienen [...] conociendo más ampliamente la historia, las estructuras sociales y
las costumbres de los pueblos.. el orden moral y los preceptos religiosos, así como su
mentalidad íntima que han ido formando, de acuerdo con sus tradiciones sagradas, acerca
de Dios, del mundo y del hombre."[9]
Y cabe comentar que algunos pusieron un esfuerzo admirable en "conocer más ampliamente la
historia, las estructuras sociales y las costumbres de los indios, su orden moral y sus
preceptos religiosos", pero no llevados de admiración o aprecio por su cultura, sino con el
confesado propósito de destruirla, al verla como satánica y, por tanto, absolutamente incompatible
con el Evangelio de Cristo[10].
En nuestro mundo actual las circunstancias son diferentes, pero el problema es y será siempre el
mismo, y, por lo tanto, sigue siendo perfectamente válido el modelo de solución que ahí nos dejó
El. Para entender el por qué, es necesario que profundizemos en la historia de ambos
protagonistas, en sus respectivas culturas y podamos así admirar -y aprovechar para nuestro
mundo en nuestro tiempo- su maravillosa solución.

• Tierra insólita
México es una tierra insólita donde todo está al revés del Viejo Mundo. En América el sitio ideal
para emular a una "Mesopotamia" o un "Egipto" hubiesen sido las vastas llanuras e inmensos
ríos del norte o del sur del continente, pero fue en las titánicas montañas de nuestras altiplanicies
donde los indios americanos, y en particular los mexicanos, prefirieron asentar sus grandiosas
ciudades, o bien en los pantanos del sur, o en los eriales calcáreos del sureste.
Nuestra propia posición geográfica es rara: un país surcado por el Trópico de Cáncer, pero en el
cual está junto y a la vista hasta lo más inconcebible: pluviselvas y desiertos, hielo y fuego, calor y
nieve. En el Viejo Mundo, además, primero aprenden a comer y luego a adornarse o instruirse;
aquí nunca se pasa de edad de piedra, mas en arte, astronomía, matemáticas y lo que hoy sería
ingeniería genética mediante la cual crearon alimentos como el maíz, superan a sus
contemporáneos, que lo reconocen, un tanto de mala gana: "Si en los ritos e idolatrías
mostraron ceguedad y engaño diabólico, al menos en las cosas de gobierno y policía,
sujeción y reverencia, grandeza y autoridad, ánimo y fuerzas, no hallo quien los
sobrepuje..."[11].

La conquista misma es muy fácil malentenderla, porque -para empezar- no fue "conquista", sino
una guerra india provocada e instrumentalizada por los blancos, que jamás hubieran podido
realizarla por si solos. El estereotipo que, en general, se tiene de ella es deprimente: Unos crueles
indios habían formado un gran imperio sojuzgando a todos los demás, pero, en el fondo, todos
eran tan débiles y tan tontos que se dejaron embaucar y esclavizar por una insignificante cáfila de
bandidos blancos[12], y de la mezcla de esos dos -de tontos y de bandidos- habría nacido
México...

La realidad es diferentísima, más emocionante y enternecedora que la mejor obra de ficción.


México no debiera existir dentro de la lógica de los aconteceres humanos, pues los indios eran
inconquistables para las magras fuerzas españolas y, si por un imposible hubieran podido ser
vencidos, la lógica pedía nuevamente que no se fusionaran, sino que hubieran sido exterminados
o, al menos, marginados, como sucedió en tantas otras partes... pero nó, aquí nació un pueblo
auténticamente mestizo hasta en la proporción numérica, pues su nacer cobró la vida de la
mayoría de sus protagonistas, tanto indios como españoles, (los primeros, desde luego, en mucho
mayor número, pero más o menos en igual proporción), de modo que, como veremos, no es
presunción ni mojigatería , sino rigor histórico, proclamar que ese nacimiento es obra personal de
la Madre de Dios.

• La conquista inconquistable
Esa idea de un "Imperio Mexicano" es falsa: los indios nada tenían de tontos, y menos de
débiles. Post factum, es fácil pensar que su derrota fue tan sencilla como hoy lo parece [13], pero
consideremos que los mismos españoles tardaron más de 200 años en terminar de conquistar a
los mayas, y que, pese a su insignificancia numérica, jamás pudieron con los chichimecas, las
tribus del norte, que habrían después de pasar a la historia-folklore con el nombre de "Pieles
Rojas". Los protagonistas estuvieron plenamente concientes de esto: No sólo Cortés, Bernal
Díaz y todos los demás repiten unánimes que cuanto pudieron hacer fue obra de Dios, sino
también observadores más críticos como el P. Joseph de Acosta, un jesuita que es el más
científico y serio de los primeros historiadores, quien comenta textualmente:
"Sucedieron en esta conquista de México muchas cosas maravillosas, y no tengo
por mentira ni por encarecimiento, lo que dicen los que escriben, que favoreció Dios el
negocio de los españoles con muchos milagros, y sin el favor del cielo era imposible
vencerse tantas dificultades y allanarse toda la tierra al mando de tan pocos hombres."[14].
Y, un poco más adelante, especifica: "Quien estima en poco a los indios, y juzga que que con
la ventaja que tienen los españoles de sus personas y caballos, y armas ofensivas y
defensivas, podrán conquistar cualquier tierra y nación de indios, mucho se engaña. Allí
está Chile, o por mejor decir, Arauco y Tucapel, que son dos valles que ha más de veinte y
cinco años, que con pelear cada año y hacer todo su posible, no les han podido ganar
nuestros españoles cuasi un pie de tierra, porque perdido una vez el miedo a los caballos y
arcabuses, y sabiendo que el español cae también con la pedrada y con la flecha, atrévense
los bárbaros y entran por las picas, y hacen su hecho. ¿Cuántos años ha que en la Nueva
España se hace gente y va contra los chichimecos, que son unos pocos indios desnudos,
con sus arcos y flechas, y hasta el día de hoy no están vencidos, antes cada día más
atrevidos y desvengonzados? [...] No piense nadie que diciendo indios, ha de entenderse
hombres de tronchos; y si no, llegue y pruebe. Atribúyase la gloria a quien se debe, que es
principalmente a Dios y a su admirable disposición, que si Moctezuma en México y el Inga
en el Perú, se pusieran a resistir a los españoles la entrada, poca parte fuera Cortés, ni
Pizarro, aunque fueron excelentes capitanes, para hacer pie en la tierra."[15].

Fray Jerónimo de Mendieta, otro historiador franciscano de la época,


traslada a México lo que Acosta aduce de Chile: "Y aun los españoles en días pasados les
tuvieron harto miedo (A los chichimecas) [...] pelean desnudos [...] es cosa increíble con
qué espantable ferocidad menosprecian el resto de los que se les ponen delante, aunque
sean hombres armados y caballos encubertados [...] son tan alentados, ligeros y sueltos en
el correr, que por maravilla los alcanzan los caballos. Muchos ejemplos se podían contar
del estrago que han hecho en los españoles, pero basta uno solo que acaeció cerca de un
paso que llaman la Entrada de las Bocas, adelante de Zacatecas, donde no muchos de los
chichimecas desnudos, con sus solas flechas de caña, dejaron muertos a una capitanía de
más de cincuenta soldados, armados ellos y sus caballos a uso de guerra, con arcabuces y
lanzas, sin escapárseles uno solo que llevase la nueva"[16].

Si eso hicieron "no muchos de los chichimecas desnudos", calculemos que habría podido
hacer una nación de 30 millones[17], en el ápice de apogeo militar... Sencillamente, ni con
ametralladoras hubieran podido superarlos unos cuantos españoles, amén de que éstos tampoco
fueron simples saqueadores y bandidos, sino gentes convencidas de su misión y limitada por una
consigna, que casi siempre respetaron, de nunca atacar sin ser atacados... Para entender, pues,
algo tan insólito como es la historia del nacimiento de México, convendrá empezar examinando
algo más de cerca a sus protagonistas.

• Notas
[1] Cfr. Propositio 6.
[2] JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano, Santo Domingo, (12 de octubre de 1992), 24: AAS 85 (1993), 826.
[3].- Cfr. NATIONAL CONFERENCE OF CATHOLIC BISHOPS, Behold Your Mother Woman of Faith,
Washington 1973, 37.
[4] Cfr. Propositio 6.
[5] Juan Pablo II, "Exhortación Epostólica Ecclesia in America", Libreria Editrice Vaticana,
Ciudad del Vaticano, 1999, cap. I, no. 11, pp. 19-20.
[6] JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano, Santo Domingo, (12 de octubre de 1992), 24: AAS 85 (1993), 826. Vuelto a
citar en el domcuneto Ecclesia in America, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano,
1999, cap. I, no. 11, pp. 19-20. 1999, no, 11
[7] POUPARD Paul, Cardenal Presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, Intervención en
la 7a. Congregación General, presente el Santo Padre, el 20 de noviembre de 1997. (En GARCIA
GONZALEZ L.C. Javier: "Historia del Sínodo de América", Ed. Nueva Evangelización, México
1999, p. 190).
[8] Discurso de S.S. Juan Pablo II a los indios en Latacunga, Ecuador, el jueves 31 de enero de
1995. Cita el Documento de Puebla, no. 405.
[9] Cfr. Decreto AD GENTES DIVINITUS del Concilio Vaticano II, nos. 11 y 28..
[10] Recordemos, a guisa de ejemplo entre mil, lo que proclaman paladinamente Durán y
Sahagún como finalidad de sus escritos: "Hame movido, cristiano lector, a tomar esta
ocupación de poner y contar por escrito las idolatrías antiguas y religión falsa con que el
demonio era servido, antes de que llegase a estas partes la predicación del santo
Evangelio, el haber entendido que los que nos ocupamos en la doctrina de los indios
nunca acabaremos de enseñarles a conocer al verdadero Dios, si primero no fueran
raídas y borradas totalmente de su memoria las supersticiones, cerimonias y cultos
falsos de los falsos dioses que adoraban, de la suerte que no es posible darse bien la
sementera del trigo y los frutales en la tierra montuosa y llena de breñas y maleza, si no
estuvieran primero gastadas todas las raices y cepas que ella de su natural producía." [...]
"Jamás podremos hacerles conocer de veras a Dios, mientras de raíz no les hubiéremos
tirado todo lo que huela a la vieja religión de sus antepasados" (DURAN O.P. Fr. Diego:
"HISTORIA DE LAS INDIAS DE NUEVA ESPAÑA E ISLAS DE TIERRA FIRME", Ed. Porrúa, Biblioteca Porrúa
nos. 36 y 37, México 1967, Ier tomo. Prólogo, nos. 1 y 12 pp. 3 y 5.). Y llega a más, pues
adelante afirma: "Y si los españoles, entre las grandes crueldades y atroces que hicieron
en matar hombres y mujeres y niños, mataran cuantos viejos y viejas hallaran, para que
los nacidos después acá no tuvieran noticia de lo antiguo, fuera quizá, haciéndolo con
celo de Dios, pecado y crueldad más remisible..." (Ibidem, cap. 7, no. 37, pag. 79.)
Y Sahagún: "El médico no puede acertadamente aplicar las medicinas al enfermo (sin)
que primero conozca de qué humor, o de qué causa proceda la enfermedad [...] Los
pecados de la idolatría y ritos idolátricos, y supersticiones idolátricas y agüeros, y
abusiones y ceremonias idolátricas no son aun perdidos del todo. Para predicar contra
estas cosas, y aun para saber si las hay, menester es saber cómo las usaban en tiempos
de su idolatría..." (SAHAGUN Fray Bernardino de: Historia General de las Cosas de la Nueva
España, Editorial Porrúa, Colección "Sepan Cuantos.." no. 300, México, 1975, Prólogo. Pag.
17.).).
[11] DURAN O.P. Fr. Diego: "Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme", Ed.
Porrúa, Biblioteca Porrúa nos. 36 y 37, México 1967, tomo II, cap. 3, no. 6, p. 28.
[12] "Caso, cierto de notar, que, desembarcando el Marqués del Valle en esta tierra con
sólo trescientos hombres, [...], se atreviesen a acometer a millones de indios que en la
tierra había, [...] y que todos aquellos millones de gentes tuviesen un corazón tan
asombrado y cobarde que huyesen de los trescientos." (DURAN: "Historia de las Indias...",
tomo II, cap. 1, no. 10, p. 15.
[13] Es elocuente lo que comenta Fray Bernardino de Sahagún en su Prólogo: "Aprovechará
mucho toda esta obra para conocer el quilate de esta gente mexicana, el cual aún no se
ha conocido, porque vino sobre ellos aquella maldición que Jeremías de parte de Dios
fulminó contra Judea y Jerusalem, diciendo, en el Cap. 5°: yo haré que venga sobre
vosotros, yo traeré contra vosotros una gente muy de lejos, gente muy robusta y
esforzada, gente muy antigua y diestra en el pelear, gente cuyo lenguaje no entenderéis ni
jamás oísteis su manera de hablar; toda gente fuerte y animosa, codiciosísima de matar.
Esta gente os destruirá a vosotros y a vuestras mujeres e hijos, y todo cuanto poseéis, y
destruirá todos vuestros pueblos y edificios. Esto a la letra ha acontecido a estos indios
con los españoles: fueron tan atropellados y destruidos ellos y todas sus cosas, que
ninguna apariencia les quedó de lo que eran antes. Así están tenidos por bárbaros y por
gente de bajísimo quilate -como según verdad, en las cosas de policía echan el pie
delante a muchos otras naciones, que tienen gran presunción de políticos, sacando
algunas tiranías que su manera de regir contenía- En esto poco que con gran trabajo se
ha rebuscado parece mucho la ventaja que hicieran si todo se pudiera haber." (SAHAGUN
O.F.M. Fr. Bernardino de: "Historia General de las Cosas de la Nueva España", Editorial
Porrúa, Col. "Sepan Cuantos" no. 300, 3a. edición, México 1975, Prólogo, pp. 18-19.).
[14] ACOSTA Joseph de: "Historia Natural y Moral de las Indias". Primera edición en Sevilla,
1590. Fondo de Cultura Económica, México, 1a. reimpresión de la 2a. Edición, 1979, libro VII,
cap. 26, pág. 371.
[15] ACOSTA: "Historia Natural...". libro VII, cap. 28, p. 375.
[16] MENDIETA O.F.M. Fr. Jerónimo de: "Historia Eclesiástica Indiana". obra escrita a finales del
siglo XVI, Editorial Porrúa, México 1971, 2a. edición facsimilar, libro V, prólogo, pp. 732-3.
[17] El cálculo de 30 millones es de Clavijero. (CLAVIJERO S.J. Francisco Javier: "Historia
Antigua de México", Editorial Porrúa, Colección "Sepan Cuantos..." no. 29, México 1976, libro X,
7a. disertación, no 2, pp. 561-570.).
Leandro Chitarroni

Sugerencias Guadalupanas
para meditaciones, charlas u homilías

Prólogo de Monseñor Diego Monroy Ponce


Vicario General y Episcopal de Guadalupe
y Rector del Santuario

Leandro Chitarroni
Enero del año 2005 después del parto de la Virgen

1
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

«¿No estoy aquí, yo, que soy tu madre?

Chitarroni, Leandro Horacio ¿No estás bajo mi sombra y resguardo?


Sugerencias Guadalupanas: para meditaciones, charlas u homilías / Leandro Horacio; ¿No soy la fuente de tu alegría?
con prólogo de: Diego Monroy Ponce. – 1a.ed. - Buenos Aires: el autor, 2005.
¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos?
108 p.; 22x15 cm.
¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?»
ISBN 987-43-8732-7 versículo 119 NICAN MOPOHUA

1. Nuestra Señora de Guadalupe-Enseñanzas. I. Monroy Ponce, Diego, prolog. II.


Título
CDD 242.6

Primera edición, enero de 2005

Nada obsta a la Fe y a la Moral católicas para su publicación Con mucha gratitud


Pbro. Dr. José C. Caamaño
a Nuestra Madre de Guadalupe,
Puede imprimirse a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin
S.E.R. Mons. Héctor S. Cardelli, Obispo de la Diócesis de San Nicolás y a los más pobres.
San Nicolás, 3 de enero de 2005

ISBN 987-43-8732-7
Queda hecho el depósito que ordena la ley 11.723

Corrección: Mons. Dr. José L. Guerrero Rosado y Dra. Ana M. Rodríguez Francia Con gran admiración
Diseño: Lic. María del Mar Chitarroni y Pbro. Dr. Leandro H. Chitarroni a José Luis Guerrero Rosado,
Foto de tapa: Lic. Ricardo Galindo a José Carlos Caamaño y a José Luis Aramburu.
Pbro. Dr. Leandro H. Chitarroni, Nación 33, (2900) San Nicolás, Bs. As., Argentina
Padres y amigos que Dios me regaló.

2 3
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Índice
Prólogo ............................................................................................ 9
Introducción .................................................................................. 13
El Nican mopohua ........................................................................ 15
Sugerencias para meditaciones, charlas u homilías ...................... 31
Nuestra Señora de Guadalupe .................................................. 33
Madre de Dios y de los hombres ......................................... 33
Breves ideas para ayudar a la apropiación ..................... 36
Madre que ampara y conduce ............................................. 36
Breves ideas para ayudar a la apropiación ..................... 39
Viva y presente en su Imagen Sagrada ............................... 39
Breves ideas para ayudar a la apropiación ..................... 42
Dialoga y hace actuar .......................................................... 42
Escucha y responde ................................................... 43
Suscita acciones obedientes ....................................... 45
Breves ideas para ayudar a la apropiación ..................... 47
Asume y hace crecer sentidos religiosos previos ................ 47
Breves ideas para ayudar a la apropiación ..................... 50
Tiempo originario ...................................................... 51
Marianismo español .................................................. 53
San Juan Diego Cuauhtlatoatzin .............................................. 57
Hombre de Dios, la Virgen y su pueblo .............................. 57
Breves ideas para ayudar a la apropiación ..................... 59
Mensajero digno de confianza ............................................ 60
Breves ideas para ayudar a la apropiación ..................... 65
Fray Juan de Zumárraga .......................................................... 67
4 5
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Celoso y honesto pastor ...................................................... 67 Revistas ............................................................................... 95


Precisiones históricas ................................................ 67 Bibliografía ......................................................................... 96
En el Nican mopohua ................................................ 70 Fuentes sobre educación, literatura e historia de México ...... 103
La Señora responde a sus exigencias ......................... 71 Revistas ............................................................................. 103
Breves ideas para ayudar a la apropiación ..................... 72 Bibliografía ........................................................................ 103
Apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe a
San Juan Diego Cuauhtlatoatzin .............................................. 73
Caracterización orientadora ................................................ 73
Breves ideas para ayudar a la apropiación ..................... 74
Primera aparición: cercanía y nombres divinos .................. 75
Belleza divina ............................................................ 75
Nombres indios de Dios ............................................ 77
Breves ideas para ayudar a la apropiación ...................... 79
Segunda aparición: maternidad atractiva y exigente ........... 80
Contiene y corrige ..................................................... 80
Lugar materno ........................................................... 80
Breves ideas para ayudar a la apropiación ...................... 83
Tercera aparición: presencia que nos confirma ................... 84
Nuestra Señora de Guadalupe nos reanima ................ 84
Juan Diego está con “Lupita” .................................. 884
Breves ideas para ayudar a la apropiación ...................... 88
Cuarta aparición: salvación y comunión ............................. 89
Nuestra Señora de Guadalupe sana el
dolor del pueblo ......................................................... 89
Comunión con Dios ................................................... 90
Breves ideas para ayudar a la apropiación ..................... 92
Fuentes ......................................................................................... 95
Fuentes sobre el acontecimiento guadalupano
y el Nican mopohua ................................................................. 95
Informes .............................................................................. 95
Tesis .................................................................................... 95

6 7
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Prólogo
Al momento de las apariciones de María Santísima de Guadalupe,
diciembre de 1531, las características culturales de españoles e indios en México
hacían humanamente imposible la comprensión, y aun la comunicación, de unos
para con otros, y precisamente en el punto que más les importaba a unos y otros
comunicarse: en el de la religión. Ambos pueblos daban a esto un nivel de absoluta
prioridad en sus vidas, y ambos estaban absolutamente convencidos de estar en lo
cierto y de que el otro estaba en un craso error, y tanto que la muerte no era algo
remoto, pues ambos estaban decididos a inflingirla o a sufrirla antes que cambiar.
Los indios amaban como nadie su cultura, de la que era parte inseparable
su religión, y ese era el mismo caso de los misioneros españoles, quienes por eso
no podían plantearles el Cristianismo sino como absolutamente incompatible con
su tradición y su pasado:
«...si queréis contemplar,
si queréis admirar
su reino, su riqueza,
del Dador de la vida,
lo que aquí en la tierra se guarda
y si queréis ir allá,
si allá queréis entrar en el cielo,
donde reside
el Dador de la vida, Jesucristo,
mucho a vosotros os hace falta
que aborrezcáis,
despreciéis,
no queráis bien,
escupáis
a aquellos a los que habéis andado teniendo por dioses,
a aquellos que considerabáis como dioses,
porque en verdad no son dioses,
porque ellos sólo se burlan de la gente...»1

1
SAHAGÚN, BERNARDINO DE [ET ALTER], Los diálogos de 1524 según el texto de fray
Bernardino de Sahagún y sus colaboradores indígenas, México: Universidad Nacional
8 9
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

La inevitable respuesta india era que «...en lo que toca a nuestros pedagógico del Acontecimiento Guadalupano, que por obvio había pasado para
dioses antes moriremos que dexar su seruicio y adoración...»2. Ellos estaban nosotros inadvertido: el de la Virgen Santísima como pedagoga, como maestra
dispuestísimos a mejorar su religión, pero a cambiarla, jamás. experta en enseñar y formar a discípulos casi imposibles.
En esas circunstancias imposibles, el 9 de diciembre de 1531, llega una Su Tesis: “El Modelo Pedagógico de Nuestra Señora de Guadalupe en
maestra, que en sólo cuatro días, con pocas palabras y pocas acciones, logra lo el Nican Mopohua” es una seria obra académica, que le mereció del Tribunal los
imposible: que unos y otros la acepten, acepten su enseñanza y se acepten unos a mayores elogios, redactada con solidez y seriedad científica, pero ahora nos brinda
otros, y esto sin engañar, confutar o refutar a ninguno, sino manifestando a ambos eso mismo en un lenguaje más llano y con énfasis en sugerirnos lo que de ahí
su amor incondicional, culminado en la entrega de su Hijo, y manejando con podemos desprender para nuestro propio aprovechamiento espiritual, tanto propio
habilidad portentosa los valores y conocimientos de los dos. como ajeno, en meditaciones personales, charlas, homilías, en forma breve pero
densa, que permite profundizar o ampliar indefinidamente cuanto gustemos.
El P. Leandro Horacio Chitarroni de Rosa, Doctor en Educación por
la Universidad Católica de Santa Fe, Argentina, dedicó su Tesis al aspecto No queda sino agradecer al P. Leandro su esfuerzo y su generosidad en
compartírnoslo, así como recomendar a todos su lectura.

Autónoma de México, 1986 [Fundación de Investigaciones Sociales], cap. V, C, números 629 a


646, p. 133 (en adelante citado como SAHAGÚN, Los diálogos).
“Hará a el propósito de bien entender la presente obra, prudente lector, el saber que esta
Insigne y Nacional Basílica de Santa María de
doctrina con que aquellos doze apostólicos predicadores -de que quien en el prólogo Guadalupe
hablamos- a esta gente desta Nueva España començaron a conuertir, a estado en papeles y México (D. F.), septiembre de 2004
memorias hasta este año de mil quinientos y sesenta y quatro, porque antes no vuo
oportunidad de ponerse en orden ni conuertirse en lengua mexicana bien congrua y limada:
la qual se boluió y limó en este Colegio de Santa Cruz del Tlatilulco este sobredicho año con
los colegiales más hábiles y entendidos en lengua mexicana y en la lengua latina que hasta
Mons. Diego Monroy Ponce
agora se an en el dicho colegio criado; de los cuales uno se llamaba Antonio Valeriano, Vicario General y Episcopal de Guadalupe
vezino de Azcapuçalco, otro Alonso Vegerano, vezino de Quauhtitlán, otro Martín Iacobita, Rector del Santuario
vezino deste Tlatilulco y Andrés Leonardo, también de Tlatilulco. Limóse asimismo con
quatro viejos muy plàticos, entendidos ansí en su lengua como en todas sus antigüedades”.
En SAHAGÚN, Los diálogos, Al prudente lector, p. 75.
Esta obra, en la que Sahagún reconoce la ayuda de sus colaboradores indígenas, fue
entonces redactada cuarenta años después de los hechos y describe las conversaciones entre
los doce primeros franciscanos llegados a México con los Señores y Sacerdotes indios.
Fray BERNARDINO DE RIBEIRA de la Orden de los Frailes Menores, es “ ...mejor conocido
por su lugar de origen: SAHAGÚN... Llegado joven a la Nueva España, en 1529, aprendió
rápidamente la lengua náhuatl y desplegó desde un principio un interés insaciable en
documentarse sobre la "gentilidad" de sus ovejas, alentado además por el mandato de sus
superiores. Hubo de inventar su propio método, pero lo hizo tan bien que no desmerece ante
el más exigente antropólogo moderno [...]
El resultado fue una obra monumental, verdadera enciclopedia del mundo náhuatl en la que
hay literalmente de todo: desde teología hasta recetas de cocina. Tenemos, además, la gran
ventaja de que tuvo la honestidad de conservar todo, también los borradores con sus textos
originales. Pocas veces sucumbió a la tentación de criticar y condenar lo que traducía y, como
conservamos esos originales, podemos hoy detectar y corregir los inevitables prejuicios y errores
de su traducción.”. En GUERRERO ROSADO, JOSÉ, Los dos mundos de un indio santo,
México: Realidad, Teoría y Práctica, 20013, p. 13 (en adelante citado como GUERRERO
ROSADO, Los dos mundos ).
2
SAHAGÚN, Los diálogos, cap. 6, G, p. 89.
10 11
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Introducción
Sobre todo por el pedido de dos personas muy queridas, surgió esta
obra que nace luego de mucha gestación. Por la solicitud de Monseñor Juan
Aranguren Uciega, Canónigo y Sacristán Mayor de la Insigne y Nacional
Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, y del Licenciado Ricardo Galindo,
encargado del sitio de internet de la misma Basílica. A ellos y a muchos otros,
que la Virgencita me regaló conocer en su casita del Tepeyac, nunca podré
agradecer lo suficiente toda su generosidad para conmigo.
El interés inicial estaba referido a sólo proponer algunas sugerencias
para homilías guadalupanas. Con el correr del trabajo y del tiempo, en el
diálogo con numerosas personas, nos dimos cuenta de que el contenido de
dichas sugerencias, también puede abonar la oración personal y las charlas de
cualquier persona que tenga interés en dejarse animar hoy por San Juan Diego
Cuauhtlatoatzin, amando, rezando y difundiendo el acontecimiento siempre
actual suscitado por Nuestra Señora de Guadalupe desde 1531.
El contenido de los distintas meditaciones propuestas, en ocasiones
distribuido en diversos subtítulos, puede enriquecer una o varias de las mismas.
Haciendo lectura y oración de ese contenido, poco a poco se pueden ir
interrelacionando y fecundando mutuamente muchas de ellas. Y así con estas
sugerencias, quiera Dios, cada uno podrá ir armando otras nuevas y aún
mejores, vinculando lo guadalupano no sólo entre sí, sino también y sobre todo,
con la propia existencia personal y comunitaria. Que hoy, tal vez con más
urgencia que nunca, está llamada a concretarse buscando un mundo mejor,
menos intolerante y sombrío, sin excluidos de ninguna especie, algo a lo que
nos desafía y nos puede ayudar mucho la Amada Niña Celestial.
Antes de la serie de sugerencias, presentamos el texto completo del
Nican mopohua3, obra literaria que es considerada la más autorizada
descripción en escritura fonética de la intervención de la Virgen María en
México, entre los días 9 y 12 de diciembre de 1531. Su narrativa presenta los

3
En castellano significa “Aquí se narra” o “Aquí se cuenta”. Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, MARIO
(TRADUCTOR), Nican mopohua, México: Desingn&Digital Print, 2001, p. 1 (en adelante
citado como ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua).
12 13
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

hechos fundantes y trascendentes del acontecimiento guadalupano ocurridos en


dichos días, como así también sus consecuencias inmediatas. Consecuencias
que sabemos se prolongan hasta nuestros días, a través de diversas

El Nican Mopohua
manifestaciones y expresiones de devoción y religiosidad popular.
A continuación, inspiradas en la interpretación profunda del Nican
mopohua, hacemos las sugerencias guadalupanas. Ellas, que esperamos poder
complementar con otras a publicar en el futuro, se refieren sucesivamente a la
misma persona y proceder de Nuestra Señora de Guadalupe, de San Juan Diego Aquí se cuenta, se ordena, cómo hace poco, milagrosamente se
Cuauhtlatoatzin y de Fray Juan de Zumárraga y, finalmente, algunas se centran apareció la Perfecta Virgen Santa María Madre de Dios, Nuestra Reina,
en cada una de las cuatro apariciones de la Virgencita al indio santo del allá en el Tepeyac, de renombre Guadalupe5.
Tepeyac. Primero se hizo ver de un indito, su nombre Juan Diego; y después se
Dichas sugerencias terminan con una serie de breves ideas, en apareció su Preciosa Imagen delante del reciente Obispo Don Fray Juan de
afirmación o interrogación, que nos iluminan en la búsqueda de apropiaciones, Zumárraga.
propósitos o respuestas vitales concretas, que nos podremos plantear al ir
recorriendo esta obra. Esas ideas, culminadas en puntos suspensivos, no agotan
su tema y se constituyen así en unas guías abiertas de aterrizajes personales y 1. Diez años después de conquistada la ciudad de México, cuando
comunitarios, que ojalá alimenten decisiones que nos ayuden a encarnar con ya estaban depuestas las flechas, los escudos, cuando por todas
creciente fidelidad en lo cotidiano nuestro ser guadalupano. Con rostros y partes había paz en los pueblos,
corazones cada vez más sabios y afirmados en el bien4, al orientarnos en el 2. así como brotó, ya verdece, ya abre su corola la fe, el
redescubrimiento de las enseñanzas de su acontecimiento originario, y en su conocimiento de Aquél por quien se vive: el verdadero Dios.
aprovechamiento para vivir más cristiana y lúcidamente las novedades de
nuestro presente histórico. 3. En aquella sazón, el año 1531 a los pocos días del mes de
diciembre, sucedió que había un indito, un pobre hombre del
Recomendamos para un mayor fecundidad de este material, una previa pueblo,
y completa lectura del Nican mopohua, como así también la relectura de los
versículos del mismo que tengan que ver con cada una de las sugerencias, al 4. su nombre era Juan Diego, según se dice, vecino de Cuauhtitlán,
utilizar el contenido de cada una de ellas para meditaciones, charlas u homilías. 5. y en las cosas de Dios, en todo pertenecía a Tlatilolco.
6. Era sábado, muy de madrugada, venía en pos de Dios y de sus
mandatos.
7. Y al llegar cerca del cerrito llamado Tepeyac ya amanecía.
8. Oyó cantar sobre el cerrito, como el canto de muchos pájaros
4
finos; al cesar sus voces, como que les respondía el cerro,
El difrasismo ixtli o cara y yóllotl o corazón, expresa lo propio del hombre: un semblante sobremanera suaves, deleitosos, sus cantos sobrepujaban al del
único y una fisonomía interior, ser un yo peculiar fruto de una energía y dinamismo interior
coyototl y del Tzinitzcan y al de otros pájaros finos.
que busca la plenitud. Tu «...cara, tu corazón, en el pensamiento náhuatl define a la gente. Es
el equivalente de lo que, según nuestro modo occidental de pensar, llamamos
personalidad...». En LEÓN-PORTILLA, MIGUEL, La filosofía náhuatl estudiada en sus
fuentes, México: Universidad Nacional Autónoma de México, 19663 (3ª. reimp. 1983)
5
[Instituto de Investigaciones Históricas], p. 191 (en adelante citado como LEÓN-PORTILLA, Reproducimos textualmente la versión presentada por ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, p.
La filosofía náhuatl). 1 a 22.
14 15
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

9. Se detuvo a ver Juan Diego. Se dijo: ¿Por ventura soy digno, soy 22. En su presencia se postró. Escuchó su aliento, su palabra, que era
merecedor de lo que oigo? ¿Quizá nomás lo estoy soñando? extremadamente glorificadora, sumamente afable, como de quien
¿Quizá solamente lo veo como entre sueños? lo atraía y estimaba mucho.
10. ¿Dónde estoy? ¿Dónde me veo? ¿Acaso allá donde dejaron dicho 23. Le dijo: "Escucha hijo mío el menor, juanito. ¿A dónde te
los antiguos nuestros antepasados, nuestros abuelos: en la tierra diriges?”
de las flores, en la tierra del maíz, de nuestra carne, de nuestro
24. Y él le contestó: "Mi Señora, Reina, Muchachita mía, allá
sustento; acaso en la tierra celestial?
llegaré, a tu casita de México Tlatilolco, a seguir las cosas de
11. Hacia allá estaba viendo arriba del cerrillo, del lado de donde Dios que nos dan, que nos enseñan quienes son las imágenes de
sale el sol, de donde procedía el precioso canto celestial. Nuestro Señor, nuestros Sacerdotes".
12. Y cuando cesó de pronto el canto, cuando dejó de oírse, entonces 25. En seguida, con esto dialoga con él, le descubre su preciosa
oyó que lo llamaban, de arriba del cerrito, le decían: voluntad;
"JUANITO, JUAN DIEGUITO".
26. le dice: “Sábelo, ten por cierto hijo mío, el más pequeño, que
13. Luego se atrevió a ir a donde lo llamaban; ninguna turbación yo soy la Perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del
pasaba en su corazón ni ninguna cosa lo alteraba, antes bien se Verdaderísimo Dios por quien se vive, el creador de las
sentía alegre y contento por todo extremo; fué a subir al cerrillo personas, el dueño de la cercanía y de la inmediación, el
para ir a ver de dónde lo llamaban. dueño del cielo, el dueño de la tierra. Mucho quiero, mucho
deseo que aquí me levanten mi casita sagrada.
14. Y cuando llegó a la cumbre del cerrillo, cuando lo vió una
Doncella que allí estaba de pie, 27. En donde lo mostraré, lo ensalzaré al ponerlo de manifiesto:
15. lo llamó para que fuera cerca de Ella. 28. Lo daré a las gentes en todo mi amor personal, en mi mirada
compasiva, en mi auxilio, en mi salvación:
16. Y cuando llegó frente a Ella mucho admiró en qué manera sobre
toda ponderación aventajaba su perfecta grandeza: 29. Porque yo en verdad soy vuestra madre compasiva,
17. Su vestido relucía como el sol, como que reverberaba, 30. tuya y de todos los hombres que en esta tierra estáis en uno,
18. Y la piedra, el risco en el que estaba de pie, como que lanzaba 31. y de las demás variadas estirpes de hombres, mis amadores,
rayos; los que a mí clamen, los que me busquen, los que confíen en
mí,
19. el resplandor de Ella como preciosas piedras, como ajorca - todo
lo más bello- parecía; 32. porque ahí les escucharé su llanto, su tristeza, para remediar,
para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus
20. la tierra como que relumbraba con los resplandores del arcoiris
dolores.
en la niebla.
33. Y para realizar lo que pretende mi compasiva mirada
21. Y los mezquites y nopales y las demás hierbecillas que allí se
misericordiosa, anda al palacio del Obispo de México, y le
suelen dar, parecían como esmeraldas. Como turquesa aparecía
dirás cómo yo te envío, para que le descubras cómo mucho
su follaje. Y su tronco, sus espinas, sus aguates, relucían como el
deseo que aquí me provea de una casa, me erija en el llano mi
oro.
templo; todo le contarás, cuanto has visto y admirado, y lo
que has oído.

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34. Y ten por seguro que mucho lo agradeceré y lo pagaré. 48. y tuvo la dicha de encontrar a la Reina del Cielo: allí cabalmente
donde la primera vez se le apareció, lo estaba esperando.
35. que por ello te enriqueceré, te glorificaré.
49. Y en cuanto la vió, ante Ella se postró, se arrojó por tierra, le
36. y mucho de allí merecerás con que yo te retribuya tu
dijo:
cansancio, tu servicio con que vas a solicitar el asunto al que
te envío. 50. "Patroncita, Señora, Reina, Hija mía la más pequeña, mi
Muchachita, ya fui a donde me mandaste a cumplir tu amable
37. ya has oído, hijo mío el menor, mi aliento, mi palabra; anda,
aliento, tu amable palabra, aunque difícilmente entré a donde es
haz lo que esté de tu parte”.
el lugar del Gobernante Sacerdote, lo ví, ante él expuse tu
38. E inmediatamente en su presencia se postró; le dijo: "Señora mía, aliento, tu palabra, como me lo mandaste.
Niña, ya voy a realizar tu venerable aliento, tu venerable palabra;
51. Me recibió amablemente y lo escuchó perfectamente, pero, por lo
por ahora de Tí me aparto, yo, tu pobre indito".
que me respondió, como que no lo entendió, no lo tiene por
39. Luego vino a bajar para poner en obra su encomienda: vino a cierto.
encontrar la calzada, viene derecho a México.
52. Me dijo: "Otra vez vendrás; aún con calma te escucharé, bien aún
40. Cuando vino a llegar al interior de la ciudad, luego fué derecho al desde el principio veré por lo que has venido, tu deseo, tu
Palacio del Obispo, que muy recientemente había llegado, voluntad.
Gobernante Sacerdote; su nombre era D. Fray Juan de
53. Bien en ello miré, según me respondió, que piensa que tu casa
Zumárraga, Sacerdote de San Francisco.
que quieres que te hagan aquí, tal vez yo nada más lo invento, o
41. En cuanto llegó, luego hace el intento de verlo, les ruega a sus que tal vez no es de tus labios;
servidores, a sus ayudantes, que vayan a decírselo;
54. mucho te suplico, Señora mía, Reina, Muchachita mía, que a
42. después de pasado largo rato vinieron a llamarlo, cuando mandó alguno de los nobles, estimados, que sea conocido, respetado,
el Señor Obispo que entrara. honrado, le encargues que conduzca, que lleve tu amable aliento,
tu amable palabra para que le crean.
43. Y en cuanto entró, luego ante él se arrodilló, se postró, luego ya
le descubre, le cuenta el precioso aliento, la preciosa palabra de 55. Porque en verdad yo soy un hombre del campo, soy mecapal, soy
la Reina del Cielo, su mensaje, y también le dice todo lo que parihuela, soy cola, soy ala; yo mismo necesito ser conducido,
admiró, lo que vió, lo que oyó. llevado a cuestas, no es lugar de mi andar ni de mí detenerme
allá a donde me envías, Virgencita mía, Hija mía menor, Señora
44. Y habiendo escuchado toda su narración, su mensaje, como que Niña;
no mucho lo tuvo por cierto,
56. Por favor dispénsame: afligiré con pena tu rostro, tu corazón; iré
45. le respondió, le dijo: "Hijo mío, otra vez vendrás, aún con calma a caer en tu enojo, en tu disgusto, Señora Dueña mía".
te oiré, bien aún desde el principio miraré, consideraré la razón
por la que has venido, tu voluntad, tu deseo". 57. Le respondió la perfecta Virgen, digna de honra y veneración:
46. Salió; venía triste, porque no se realizó de inmediato su encargo. 58. “Escucha, el más pequeño de mis hijos, ten por cierto que no
son escasos mis servidores, mis mensajeros, a quienes
47. Luego se volvió, al terminar el día, luego de allá se vino derecho
encargué que lleven mi aliento, mi palabra, para que efectúen
a la cumbre del cerrillo,
mi voluntad;

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59. pero es muy necesario que tú, personalmente vayas, ruegues 73. que ojalá fuera creída la embajada, la voluntad de la Perfecta
que por tu intercesión se realice, se lleve a efecto mi querer, Virgen, de hacerle, de erigirle su casita sagrada, en donde había
mi voluntad. dicho, la quería.
60. y mucho te ruego, hijo mío el menor, y con rigor te mando, 74. Y el Gobernante Obispo muchísimas cosas le preguntó, le
que otra vez vayas mañana a ver al obispo. investigó, para poder cerciorarse, dónde la había visto, cómo era
Ella; todo absolutamente se lo contó al Señor Obispo.
61. y de mi parte hazle saber, hazle oír mi querer, mi voluntad,
para que realice, haga mi templo que le pido. 75. Y aunque todo absolutamente se lo declaró, y en cada cosa vió,
admiró que aparecía con toda claridad que Ella era la Perfecta
62. y bien, de nuevo dile de que modo yo, personalmente, la
Virgen, la Amable, Maravillosa Madre de Nuestro Salvador
Siempre Virgen Santa María, yo, que soy la Madre de Dios,
Nuestro Señor Jesucristo,
te mando”.
76. sin embargo, no luego se realizó.
63. Juan Diego, por su parte, le respondió, le dijo: "Señora mía,
Reina, Muchachita mía, que no angustie yo con pena tu rostro, tu 77. Dijo que no sólo por su palabra, su petición se haría, se realizaría
corazón; con todo gusto iré a poner por obra tu aliento, tu lo que él pedía,
palabra; de ninguna manera lo dejaré de hacer, ni estimo por
78. que era muy necesaria alguna otra señal para poder ser creído
molesto el camino.
cómo a él lo enviaba la Reina del Cielo en persona.
64. Iré a poner en obra tu voluntad, pero tal vez no seré oído, y si
79. Tan pronto como lo oyó Juan Diego, le dijo al Obispo:
fuere oído quizás no seré creído.
80. "Señor Gobernante, considera cuál sería la señal que pides,
65. Mañana en la tarde, cuando se meta el sol, vendré a devolver a tu
porque luego iré a pedírsela a la Reina del Cielo que me envió".
palabra, a tu aliento, lo que me responda el Gobernante
Sacerdote. 81. Y habiendo visto el Obispo que ratificaba, que en nada vacilaba
ni dudaba, luego lo despacha.
66. Ya me despido de Tí respetuosamente, Hija mía la más pequeña,
Jovencita, Señora, Niña mía, descansa otro poquito”. 82. Y en cuanto se viene, luego les manda a algunos de los de su
casa en los que tenía absoluta confianza, que lo vinieran
67. Y luego se fué él a su casa a descansar.
siguiendo, que bien lo observaran a dónde iba, a quién veía, con
68. Al día siguiente, Domingo, bien todavía en la nochecilla, todo quién hablaba.
aún estaba oscuro, de allá salió, de su casa, se vino derecho a
83. Y así se hizo. Y Juan Diego luego se vino derecho. Siguió la
Tlatilolco, vino a saber lo que pertenece a Dios y a ser contado
calzada,
en lista; luego para ver al Señor Obispo.
84. y los que lo seguían, donde sale la barranca cerca del Tepeyac,
69. Y a eso de las diez fue cuando ya estuvo preparado: se había oído
en el puente de madera lo vinieron a perder. Y aunque por todas
Misa y se había nombrado lista y se había dispersado la multitud.
partes buscaron, ya por ninguna lo vieron.
70. Y Juan Diego luego fué al palacio del Señor Obispo.
85. Y así se volvieron. No sólo porque con ello se fastidiaron
71. Y en cuanto llegó hizo toda la lucha por verlo, y con mucho grandemente, sino también porque les impidió su intento, los
trabajo y otra vez lo vió; hizo enojar.
72. a sus pies se hincó, lloró, se puso triste al hablarle, al descubrirle 86. Así le fueron a contar al Señor Obispo, le metieron en la cabeza
la palabra, el aliento de la Reina del Cielo, que no le creyera, le dijeron cómo nomás le contaba mentiras,
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que nada más inventaba lo que venía a decirle, o que sólo soñaba 101. "Si me voy derecho por el camino, no vaya a ser que me vea esta
o imaginaba lo que le decía, lo que le pedía. Señora y seguro, como antes, me detendrá para que le lleve la
señal al gobernante eclesiástico como me lo mandó;
87. Y bien así lo determinaron que si otra vez venía, regresaba, allí
lo agarrarían, y fuertemente lo castigarían, para que ya no 102. que primero nos deje nuestra tribulación; que antes yo llame de
volviera a decir mentiras ni a alborotar a la gente. prisa al Sacerdote religioso; mi tío no hace más que aguardarlo".
88. Entre tanto, Juan Diego estaba con la Santísima Virgen, 103. Enseguida le dió la vuelta al cerro, subió por en medio y de ahí
diciéndole la respuesta que traía del Señor Obispo; atravesando, hacia la parte oriental fue a salir, para rápido ir a
llegar a México para que no lo detuviera la Reina del Cielo.
89. la que, oída por la Señora, le dijo:
104. Piensa que por donde dió la vuelta no lo podrá ver la que
90. “Bien está, hijito mío, volverás aquí mañana para que lleves
perfectamente a todas partes está mirando.
al obispo la señal que te ha pedido;
105. La vió cómo vino a bajar de sobre el cerro, y que de allí lo había
91. con esto te creerá y acerca de esto ya no dudará ni de tí
estado mirando, de donde antes lo veía.
sospechará;
106. Le vino a salir al encuentro a un lado del cerro, le vino a atajar
92. Y sábete, hijito mío, que yo te pagaré tu cuidado y el trabajo
los pasos; le dijo:
y cansancio que por mí has emprendido;
107. “¿Qué pasa, el más pequeño de mis hijos? ¿A dónde vas, a
93. Ea, vete ahora, que mañana aquí te aguardo”.
dónde te diriges?”.
94. Y al día siguiente, Lunes, cuando debía llevar Juan Diego alguna
108. Y él, ¿tal vez un poco apenado, o quizá se avergonzó?, ¿o tal vez
señal para ser creído, ya no volvió.
de ello se espantó, se puso temeroso?
95. Porque cuando fué a llegar a su casa, a un su tío, de nombre Juan
109. En su presencia se postró, la saludó, le dijo:
Bernardino, se le había asentado la enfermedad, y estaba muy
grave. 110. "Mi Jovencita, Hija mía la más pequeña, Niña mía, ojalá que
estés contenta; ¿cómo amaneciste? ¿Acaso sientes bien tu amado
96. Aún fué a llamarle al médico, aún hizo por él, pero ya no era
cuerpecito, Señora mía, Niña mía?
tiempo, ya estaba muy grave.
111. Con pena angustiaré tu rostro, tu corazón; te hago saber,
97. Y cuando anocheció, le rogó su tío que cuando aún fuera de
Muchachita mía, que está muy grave un servidor tuyo, tío mío.
madrugada, cuando aún estuviera oscuro, saliera a llamar a
Tlatilolco algún Sacerdote para que fuera a confesarlo, para que 112. Una gran enfermedad se le ha asentado, seguro que pronto va a
fuera a prepararlo, morir de ella.
98. porque estaba seguro de que ya era el tiempo, ya el lugar de 113. Y ahora iré de prisa a tu casita de México, a llamar a alguno de
morir, porque ya no se levantaría, ya no se curaría. los amados de Nuestro Señor, de nuestros Sacerdotes, para que
vaya a confesarlo y a prepararlo,
99. Y el Martes, siendo todavía mucho muy de noche, de allá vino a
salir, de su casa, Juan Diego, a llamar el Sacerdote a Tlatilolco, 114. porque en realidad para ello nacimos, los que vinimos a esperar
el trabajo de nuestra muerte.
100. y cuando ya acertó a llegar al lado del cerrito terminación de la
sierra, al pie, donde sale el camino, de la parte en que el sol se 115. Más, si voy a llevarlo a efecto, luego aquí otra vez volveré para ir
mete, en donde antes él saliera, dijo: a llevar tu aliento, tu palabra, Señora, Jovencita mía.

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116. Te ruego me perdones, tenme todavía un poco de paciencia, 129. porque de veras que en aquella sazón arreciaba el hielo;
porque con ello no te engaño, Hija mía la menor, Niña mía,
130. estaban difundiendo un olor suavísimo; como perlas preciosas,
mañana sin falta vendré a toda prisa".
como llenas de rocío nocturno.
117. En cuanto oyó las razones de Juan Diego, le respondió la Piadosa
131. Luego comenzó a cortarlas, todas las juntó, las puso en el hueco
Perfecta Virgen:
de su tilma.
118. “Escucha, ponlo en tu corazón hijo mío el menor, que no es
132. Por cierto que en la cumbre del cerrito no era lugar en que se
nada lo que espanto, lo que te afligió que no se perturbe tu
dieran ningunas flores, sólo abundan los riscos, abrojos, espinas;
rostro, tu corazón; no temas esta enfermedad, ni ninguna
nopales, mezquites,
otra cosa punzante, aflictiva.
133. y si acaso algunas hierbecillas se solían dar, entonces era el mes
119. ¿No estoy aquí, yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi
de Diciembre, en que todo lo come, lo destruye el hielo.
sombra y resguardo? ¿No soy la fuente de tu alegría? ¿No
estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? 134. Y en seguida vino a bajar, vino a traerla a la Niña Celestial las
¿Tienes necesidad de alguna otra cosa? diferentes flores que había ido a cortar,
120. Que ninguna otra cosa te aflija, te perturbe; que no te apriete 135. y cuando las vió, con sus venerables manos las tomó;
con pena la enfermedad de tu tío, porque de ella no morirá
136. luego otra vez se las vino a poner todas juntas en el hueco de su
por ahora. Ten por cierto que ya está bueno”.
ayate, le dijo:
121. (Y luego en aquél mismo momento sanó su tío, como después se
supo.) 137. “Mi hijito menor, éstas diversas flores son la prueba, la señal
que llevarás al Obispo;
122. Y Juan Diego, cuando oyó la amable palabra, el amable aliento
de la Reina del Cielo, muchísimo con ello se consoló, bien con 138. de mi parte le dirás que vea en ellas mi deseo, y que por ello
ello se apaciguó su corazón, realice mi querer, mi voluntad.

123. y le suplicó que inmediatamente la mandara a ver al Gobernante 139. Y tú... tu que eres mi mensajero... en tí absolutamente se
Obispo, a llevarle algo de señal, de comprobación, para que deposita la confianza,
creyera. 140. y mucho te mando con rigor que nada más a solas, en la
124. Y la Reina Celestial luego le mandó que subiera a la cumbre del presencia del Obispo, extiendas tu ayate, y le enseñes lo que
cerrillo, en donde antes la veía; llevas.

125. Le dijo: “Sube, hijo mío el menor a la cumbre del cerrillo, a 141. Y le contarás todo puntualmente, le dirás que te mandé que
subieras a la cumbre del cerrito a cortar flores, y cada cosa
donde me viste y te dí órdenes;
que viste y admiraste,
126. allí verás que hay variadas flores: córtalas, reúnelas, ponlas
todas juntas; luego baja aquí; tráelas aquí, a mi presencia”. 142. para que puedas convencer al Gobernante Sacerdote, para
que luego ponga lo que está de su parte para que se haga, se
127. Y Juan Diego luego subió al cerrillo, levante mi templo que le he pedido”.
128. y cuando llegó a la cumbre, mucho admiró cuantas había, 143. Y en cuanto le dió su mandato la Celestial Reina, vino a tomar la
florecidas, abiertas sus corolas, flores las más variadas, bellas y calzada, viene derecho a México, ya viene contento.
hermosas, cuando todavía no era su tiempo;

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144. Ya así viene sosegado su corazón, porque vendrá a salir bien, lo 158. Inmediatamente fueron a decirle al Gobernante Obispo lo que
llevará perfectamente. habían visto,
145. Mucho viene cuidando lo que está en el hueco de su vestidura, no 159. cómo deseaba verlo el indito que otras veces había venido, y que
vaya a ser que algo tire; ya hacía muchísimo rato que estaba allí aguardando el permiso,
porque quería verlo.
146. viene disfrutando el aroma de las diversas preciosas flores.
160. El Gobernante Obispo, en cuanto lo oyó, dió en la cuenta de que
147. Cuando vino a llegar al Palacio del Obispo, lo fueron a encontrar
aquello era la prueba para convencerlo, para poner en obra lo que
el portero y los demás servidores del Sacerdote Gobernante,
solicitaba el hombrecito.
148. y les suplicó que le dijeran cómo deseaba verlo, pero ninguno
161. En seguida dió orden de que pasara a verlo.
quiso; fingían que no le entendían, o tal vez porque aún estaba
muy oscuro; 162. Y habiendo entrado en su presencia se postró, como ya antes lo
había hecho.
149. o tal vez porque ya lo conocían que nomás los molestaba, los
importunaba, 163. Y de nuevo le contó lo que había visto, admirado, y su mensaje.
150. y ya les habían contado sus compañeros, los que lo fueron a 164. Le dijo: "Señor mío, Gobernante, ya hice, ya llevé a cabo según
perder de vista cuando lo fueron siguiendo. me mandaste;
151. Durante muchísimo rato estuvo esperando la razón. 165. así fuí a decirle a la Señora mi Ama, la Niña Celestial, Santa
María, la Amada Madre de Dios, que pedías una prueba para
152. Y cuando vieron que por muchísimo rato estuvo allí, de pie,
poder creerme, para que le hicieras su casita sagrada, en donde te
cabizbajo, sin hacer nada, por si era llamado, y como que algo
la pedía que la levantaras;
traía, lo llevaba en el hueco de su tilma; luego pues, se le
acercaron para ver qué traía y desengañarse. 166. y también le dije que te había dado mi palabra de venir a traerte
alguna señal, alguna prueba de su voluntad, como me lo
153. Y cuando vió Juan Diego que de ningún modo podía ocultarles lo
encargaste.
que llevaba y que por eso lo molestarían, lo empujarían o tal vez
lo aporrearían, un poquito les vino a mostrar que eran flores. 167. Y escuchó bien tu aliento, tu palabra, y recibió con agrado tu
petición de la señal, de la prueba, para que se haga, se verifique
154. Y cuando vieron que todas eran finas, variadas flores y que no
su amada voluntad.
era tiempo entonces de que se dieran, las admiraron mucho, lo
frescas que estaban, lo abiertas que tenían sus corolas, lo bien 168. Y ahora, cuando era todavía de noche, me mandó para que otra
que olían, lo bien que parecían. vez viniera a verte;
155. Y quisieron coger y sacar unas cuantas; 169. y le pedí la prueba para ser creído, según había dicho que me la
daría, e inmediatamente lo cumplió.
156. tres veces sucedió que se atrevieron a cogerlas, pero de ningún
modo pudieron hacerlo, 170. Y me mandó a la cumbre del cerrito en donde antes yo la había
visto, para que allí cortara diversas rosas de Castilla.
157. porque cuando hacían del intento ya no podían ver las flores,
sino que, a modo de pintadas, o bordadas, o cosidas en la tilma 171. Y cuando las fuí a cortar, se las fuí a llevar allá abajo;
las veían.
172. y con sus santas manos las tomó,
173. de nuevo en el hueco de mi ayate las vino a colocar,
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174. para que te las viniera a traer, para que a tí personalmente te las 189. en la que se apareció, en donde se convirtió en señal de la Reina
diera. Celestial.
175. Aunque bien sabía yo que no es lugar donde se den flores la 190. Y luego la llevó; allá la fue a colocar a su oratorio.
cumbre del cerrito, porque sólo hay abundancia de riscos,
191. Y todavía allí pasó un día Juan Diego en la Casa del Obispo, aún
abrojos, huizaches, nopales, mezquites, no por ello dudé, no por
lo detuvo.
ello vacilé.
192. Y al día siguiente le dijo: "Anda, vamos a que muestres dónde es
176. Cuando fuí a llegar a la cumbre del cerrito miré que ya era el
la voluntad de la Reina del Cielo que le erijan su templo”.
paraíso.
193. De inmediato se convidó gente para hacerlo, levantarlo.
177. Allí estaban ya perfectas todas las diversas flores preciosas, de lo
más fino que hay, llenas de rocío, esplendorosas, de modo que 194. Y Juan Diego, en cuanto mostró en dónde había mandado la
luego las fuí a cortar; Señora del Cielo que se erigiera su casita sagrada, luego pidió
permiso:
178. y me dijo que de su parte te las diera, ya que ya así yo probaría,
que vieras la señal que le pedías para realizar su amada voluntad, 195. quería ir a su casa para ir a ver a su tío Juan Bernardino, que
estaba muy grave cuando lo dejó para ir a llamar a un sacerdote a
179. y para que aparezca que es verdad mi palabra, mi mensaje,
Tlatilolco para que lo confesara y lo dispusiera, de quien le había
180. aquí las tienes; hazme favor de recibirlas". dicho la Reina del Cielo que ya había sanado.
181. Y luego extendió su blanca tilma, en cuyo hueco había colocado 196. Pero no lo dejaron ir solo, sino que lo acompañaron a su casa.
las flores.
197. Y al llegar vieron a su tío que ya estaba sano, absolutamente
182. Y así como cayeron al suelo todas las variadas flores preciosas, nada le dolía.
183. luego allí se convirtió en señal, se apareció de repente la Amada 198. Y él, por su parte, mucho admiró la forma en que su sobrino era
Imagen de la Perfecta Virgen Santa María, Madre de Dios, en la acompañado y muy honrado;
forma y figura en que ahora está,
199. le preguntó a su sobrino por qué así sucedía, el que mucho le
184. en donde ahora es conservada en su amada casita, en su sagrada honraran;
casita en el Tepeyac, que se llama Guadalupe.
200. Y él dijo cómo cuando lo dejó para ir a llamarle un sacerdote
185. Y en cuanto la vió el Obispo Gobernante y todos los que allí para que lo confesara, lo dispusiera, allá en el Tepeyac se le
estaban, se arrodillaron, mucho la admiraron, apareció la Señora del Cielo;
186. se pusieron de pie para verla, se entristecieron, se afligieron, 201. y lo mandó a México a ver al Gobernante Obispo, para que allí le
suspenso el corazón, el pensamiento... hiciera una casa en el Tepeyac.
187. Y el Obispo Gobernante con llanto, con tristeza, le rogó, le pidió 202. Le dijo que no se afligiera, que ya su tío estaba contento, y con
perdón por no luego haber realizado su voluntad, su venerable ello mucho se consoló.
aliento, su venerable palabra.
203. Le dijo su tío que era cierto, que en aquel preciso momento lo
188. Y cuando se puso de pie, desató el cuello de donde estaba atada, sanó,
la vestidura, la tilma de Juan Diego
204. y la vió exactamente en la misma forma en que se le había
aparecido a su sobrino,
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205. y le dijo cómo a él también lo había enviado a México a ver al


Obispo;
206. y que también, cuando fuera a verlo, que todo absolutamente le
descubriera, le platicara lo que había visto
207. y la manera maravillosa en que lo había sanado.
208. Y que bien así la llamaría, bien así se nombraría: La Perfecta
Virgen Santa María de Guadalupe, su Amada Imagen.
209. Y luego trajeron a Juan Bernardino a la presencia del Gobernante
Obispo, lo trajeron a hablar con él, a dar testimonio, Sugerencias para
210. y junto con su sobrino Juan Diego, los hospedó en su casa el
Obispo unos cuantos días, meditaciones, charlas u homilías
211. en tanto que se levantó la casita sagrada de la Niña Reina allá en
el Tepeyac, donde se hizo ver de Juan Diego.
212. Y el Señor Obispo trasladó a la Iglesia Mayor la amada Imagen
de la Amada Niña Celestial.
213. La vino a sacar de su palacio, de su oratorio en donde estaba para
que todos la vieran, la admiraran, su amada Imagen.
214. Y absolutamente toda esta Ciudad, sin faltar nadie, se estremeció
cuando vino a ver, a admirar su preciosa Imagen.
215. Venían a reconocer su carácter divino.
216. Venían a presentarle sus plegarias.
217. Muchos admiraron en qué milagrosa manera se había aparecido,
218. puesto que absolutamente ningún hombre de la tierra pintó su
amada Imagen.

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Nuestra Señora de Guadalupe

Madre de Dios y de los hombres


Nuestra Señora de Guadalupe se manifiesta amable con indios y
españoles. Todo su ser y proceder, es al mismo tiempo que sorprendente, muy
benévolo y respetuoso tanto de la teología de los últimos como de la religión de
los primeros6.
Ella, que hace percibir a los demás que su persona establece una
presencia divina y divinizante, muestra que a la vez que es cristiana, conoce y
hace propia la cultura india7.
Es más, desde el inicio del acontecimiento y en todo momento,
Nuestra Señora de Guadalupe se conduce y Juan Diego la identificará y la
tratará como a una mujer noble de la sociedad india8.
La palabra “Cihuapilli” que se utiliza repetidamente para designarla «...
significa simultáneamente ‘niña’, ‘muchachita’, ‘hija’, y también ‘Dama’, ‘Noble
Señora’, ‘Reina’...»9.
En concordancia, Ella, que le habla utilizando sobre todo el náhuatl
noble o tecpillatoli, dice de sí misma: «...‘In nicenquizca cemicac Ichpochtli

6
Cfr. GUERRERO ROSADO, JOSÉ, El Nican mopohua. Un intento de exégesis, 2 t., México:
Realidad, Teoría y Práctica, 19982, t. I, p. 173 y 189. (En adelante citado como GUERRERO
ROSADO, El Nican mopohua).
7
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 156, 158 y 350.
8
“La mujer noble es muy estimada, digna de honra y reverencia, y por su virtud y nobleza en
todo da favor y amparo a los que acuden a ella; y la tal, si es buena, tiene estas propiedades,
que debajo de sus alas se amparan los pobres, y los ama y trata muy bien, amparándolos [...]
y por su bondad a todos muestra amor y benevolencia, dando entender ser noble e
hidalga...”. En SAHAGÚN, BERNARDINO DE, Historia General de las Cosas de Nueva
España, México: Porrúa, 199910 (Colección “Sepan Cuantos...”, n. 300), lib. X, cap. XIII, p.
559. En este capítulo describe los perfiles humanos deseados y no deseados, según criterios
prehispánicos, de los miembros de la sociedad india (en adelante citado como SAHAGÚN,
Historia general). Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 200.
9
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 145.
32 33
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Sancta María’= ‘Yo (soy) la perfectamente siempre virgen Santa María’, ‘In aspecto, que expresa que Ella es madre de todos los hombres: pues la Señora
inatzin in huel nelli Teotl Dios’, literalmente: ‘La venerable Madre del muy del Tepeyac, que se exhibe asumiendo lo mejor del ser de los mexicanos y
verdadero Dios «Dios»’...»10, lo que equivalía a expresarle que era la Madre de españoles, se identifica con un título árabe, Wadi al Lub o río de grava negra16.
su Dios de siempre, que les traía a Aquél que siempre habían venerado a través
Algunos piensan, en disidencia con lo afirmado en el Nican mopohua,
de otros: al arraigadísimo Dios de ellos y de los cristianos11.
que si bien dicho título se generalizó rápidamente, no sería el nombre que Ella
En conexión con esto revela, que además de ser Madre de Dios es al enseñó a Juan Bernardino17. Sostienen que fue otro, indio, «...que quizá nunca
mismo tiempo su creatura; tanto, que incluso Ella misma se somete al obispo sepamos, y que los españoles pudieron corromper en ‘Guadalupe’...»18. En todo
como autoridad que representa a su Hijo, verdadero Dios y verdadero hombre, caso y si así fuera, conjetura que no compartimos, nos parece realmente
en la tierra12. importante y providencial el nombre Guadalupe. Pues uno exclusivamente
náhuatl o español, podría haber llegado a ser excluyente de uno u otro pueblo y,
Le expresa también a Juan Diego y con toda claridad, que es madre
por lo tanto, inadecuado para designar a una Señora que se identifica con ambos y
compasiva de él y de todos los hombres13. En ambos casos, tanto al anunciar su
a un acontecimiento, suscitado por Ella, caracterizado por ser amorosamente
maternidad divina como la humana, emplea un modo que enaltece a sus hijos,
incluyente.
dando a entender que para Ella es una dicha y un privilegio el hecho de serlo, y
que por eso se siente honrada y agradecida14.
Su nombre, Guadalupe, coincidente con el de la imagen de la Virgen
patrona «...de un celebérrimo santuario mariano en Extremadura...»15; es otro
puede encontrar información referida a esta Tesis en las siguientes páginas:
10
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 173 y cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican http://www.universidadabierta.edu.mx/Biblio/C/ModeloPedSraGpe.pdf¨
mopohua, VERSÍCULO 26. http://www.universidadabierta.edu.mx/Biblio/C/ArticuloCLH.htm).
11 16
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 176. Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 96, 442 y 443.
17
Aclaremos “...que ‘Nelli’, ‘Verdadero’, era para los indios sinónimo de ‘definitivo’, Cfr. ROMERO SALINAS, JOEL, Precisiones históricas de las tradiciones guadalupana y
‘perenne’ de modo que el ‘huel nelli Teotl Dios’ no podía ser sino el único, el de todos y el juandieguina, México: Centro de Estudios Guadalupanos, 1986, p. 53 (en adelante citado
de siempre: Ometéotl, que, por extraño que suene, es de Quien Ella es Madre...”. En como ROMERO SALINAS, Precisiones históricas).
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p.173. En relación con lo anterior, algunos sostienen que los indios podrían tener dificultad en
12
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 33 y GUERRERO ROSADO, El Nican pronunciar el nombre Guadalupe porque el mismo contiene las consonantes “G” y “D” que no
mopohua, t. I, p. 176, 189 y 190. existen en el idioma náhuatl (Cfr. por ejemplo BECERRA TANCO, LUIS, Origen milagroso del
13
Verdad “... que ya estaba implícita desde sus primeras palabras: ‘-¡Hijo mío!’.”. En Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe(1.666). En DE LA TORRE VILLAR, ERNESTO Y
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 185. Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican NAVARRO DE ANDA, RAMIRO, Testimonios históricos guadalupanos, México: Fondo de
mopohua, VERSÍCULOS 23, 29, 30 y 31. Cultura Económica, 1982 (1ª. reimp. 1999), p. 321 y 322 -en adelante citados como BECERRA
14
En el VERSÍCULO 119 usa la “...palabra: Ni-mo-nantli-tzin: ‘Yo-de-ti-madre-venerable’ TANCO, Origen milagroso y DE LA TORRE VILLAR Y NAVARRO DE ANDA, Testimonios
[...] todo un poema, de veras inefable por intraducible[...] María no sólo está diciéndole a históricos -). Ahora bien, dicho argumento nos parece improcedente en los casos de Juan Diego y
Juan Diego que es su Madre, ‘su Madrecita’, lo que ya es en sí una nueva y diáfana Juan Bernardino, ya que ellos sabían pronunciar sus propios nombres cristianos y no se ve por qué
proclamación de su maternidad espiritual, sino que ¡Ella se siente honrada y agradecida no pudieran llegar a pronunciar el de la Señora.
18
por serlo!. Es la misma expresión que usó en el verso 26 para indicar que tenía el privilegio GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 442 . Ya desde el siglo XVII y también en
de ser la Madre de Dios...”. En GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 321. la actualidad, ante el hecho de que los españoles efectivamente corrompían, hasta
15
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 96. Cfr. CHITARRONI, LEANDRO, El cómicamente, las palabras indígenas, se proponen posibles nombres indios de la Señora. Cfr.
modelo pedagógico de Nuestra Señora de Guadalupe en el Nican mopohua. Córdoba: edición BECERRA TANCO, Origen milagroso, p. 321 y 322, ROJAS SÁNCHEZ, MARIO, Guadalupe
del mismo autor, 2003, p. 246, subtítulo “Marianismo español” (en adelante citado como Símbolo y Evangelización: la Virgen de Guadalupe se lee en Náhuatl, México: Othón Corona
CHITARRONI, El modelo pedagógico). Con respecto a esta última obra, se puede acceder a su Sánchez, 2001, p. 34 y 35 (en adelante citado como ROJAS SÁNCHEZ, Guadalupe), SILLER
texto completo, y a cuadros y resúmenes que facilitan su lectura, en el sitio oficial de internet, ACUÑA, CLODOMIRO, Para comprender el mensaje de María de Guadalupe. Buenos Aires:
de la Insigne y Nacional Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe de México: Guadalupe, 19903, p. 93 y 94 (en adelante citado como SILLER ACUÑA, Para comprender) y
http://www.virgendeguadalupe.org.mx/apariciones.htm o más directamente a la página FLORES SEGURA, JOAQUÍN, Nuestra Señora de Guadalupe. México: Progreso, 1998, p. 37,
http://www.virgendeguadalupe.org.mx/apariciones/pedagogia/presentacion.htm. También se nota 27 (en adelante citado como FLORES SEGURA, Nuestra Señora ).
34 35
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Breves ideas para ayudar a la apropiación sociedad ternura y protección y -por lo mismo-, autoridad y gobierno24. De este
modo, todo su ser y manera de actuar y expresarse, sin llegar jamás al extremo
9 Sigamos agradeciendo a Nuestra Madre su maternidad de la aspereza, combinan esa indisociable polaridad.
que mostrándonos al Hijo, nos hace hijos...
Invita muy atentamente a Juan Diego, dando a entender que porque lo
9 Maternidad que nos contiene, dignifica, enseña y anima a quiere está allí, para que se ponga bien cerquita de Ella25 y lo llama «...hijo mío el
vivir como hermanos... menor...»26, el benjamín, diciéndole así, además, que era el más amado,
importante y precioso27.
9 Tratamos de honrar a Nuestra Señora de Guadalupe
imitando su amor y respeto por todos?... Pero su aliento y palabra glorificadora, afable, atrayente y que expresa
honda estima, es también, como afirmábamos, manifestación de sumo
9 ¿Nuestro ser personal y comunitario es capaz de imperio28. Es más, si recordamos que el aliento y palabra del huey tlahtoani,
establecer una presencia amable, cordial y cercana al
ser y circunstancias vitales de los demás, que de esta 24
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 185.
manera les manifieste a Nuestro Señor Jesucristo?... 25
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 15 y GUERRERO ROSADO, El Nican
9 ¿Enseñamos, con nuestro ejemplo, a obedecer a su Hijo y mopohua, t. I, p. 145 y 146.
26
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 23 y 118.
a quiénes lo representan?... 27
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 143.
“...‘Xocóyotl’ era el título [...] del hijo menor [...]. Lejos, pues, de implicar menosprecio,
acentúa la ternura y la estima...”. En GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 166.
Si bien “noxocoyouh” es una expresión afectuosa que puede referirse también al hijo que
requiere una atención particular, por estar enfermo, indefenso o desvalido, nos parece
Madre que ampara y conduce incorrecta traducirla “hijo mío el más desamparado”. Así lo hace SILLER ACUÑA,
interpretando además que Nuestra Señora al utilizar dicha expresión, estaría denunciando una
Los indios «...vivían la paradoja que subsiste en México: inmenso situación de sometimiento, opresión, explotación y pobreza en que la conquista española
habría sometido a los indígenas. Cfr. SILLER ACUÑA, Para comprender, p. 66 y 67 y SILLER
cariño y delicadeza junto con dura, incluso brutal, severidad...»19. Así, al educar a ACUÑA, Anotaciones y comentarios. En AA VV, Conmemoración Guadalupana,
sus hijos, los trataban con primor y dureza al mismo tiempo. Eso mismo se Conmemoración Arquidiocesana, 450 años, México: Instituto Superior de Estudios
trasladaba al gobierno en general, y si bien a sus gobernantes varones se los Eclesiásticos, 1984, p. 151. (en adelante citados como SILLER ACUÑA, Anotaciones y
comparaba a una madre y su lenguaje era nítidamente materno y tierno20, esto comentarios y AA VV, Conmemoración Guadalupana).
estaba unido a «...controles y castigos de severidad draconiana»21. Sin duda ese no es el sentido con el que lo utiliza Ella en el relato, ni aquel con el que Juan
Diego, utilizando la misma expresión (Hija mía la más pequeña, acompañada por distintos
Lo que destacamos es que para los antiguos mexicanos, tal como sigue diminutivos), se refiere a la Reina del Tepeyac en los VERSÍCULOS 50, 55, 66, 110 y 116.
ocurriendo entre ellos hoy22, «...no se concebía [...] la autoridad, el respeto, la Es, por otro lado, un buen ejemplo, de aquellas “...palabras y frases mexicanas [...] que en
veneración sino como correlativos de ternura, afecto, protección...»23. su idioma suenan bien a los que las entienden, vueltas en nuestro castellano, como están en
su fuente, degeneran y desdicen del decoro y decencia, que en el mexicano les dan las
Ahora bien, Nuestra Señora de Guadalupe, se presenta como madre a partículas reverenciales propias de aquesta lengua, que no tiene la nuestra castellana; y así
ese pueblo en el cual precisamente la figura materna, que tenía la salen las palabras, tan nimiamente afectuosas, que parecen irreverentes y no dignas de la
majestad de la Señora que las habló, y del respeto de Juan Diego cuando las dijo. En el
preponderancia en la educación familiar, era la que más integraba en su mexicano, como lo afectuoso y lo tierno de ellas está embebido en lo reverencial del estilo de
la lengua, suenan bien, y causan a un tiempo respeto y amor...”. En FLORENCIA,
19
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p.163. FRANCISCO DE, La Estrella del Norte de México (1688). En DE LA TORRE VILLAR Y
20
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p.163, 164 y 185. NAVARRO DE ANDA, Testimonios históricos, p. 374 y 375 (en adelante citado como
21
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p.164. FLORENCIA, La Estrella).
22 28
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 143. Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 22 y GUERRERO ROSADO, El Nican
23
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 145. mopohua, t. I, p. 165.
36 37
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

máximo gobernante e imagen de dios, padre y madre del pueblo, que concede tiempo que respeto y amor, la obediencia y movimiento de todos los
lo que es bueno y lleva a todos a cuestas, revela lo que los mismísimos dioses protagonistas del acontecimiento34.
le han comunicado y señala el camino a seguir y que el pueblo debe obedecer29;
los dichos, encargos y proceder que el relato atribuye a Ella «...no evocaban en
los indios un consuelo paternalista, sino la recia figura y a la autoridad del Huey Breves ideas para ayudar a la apropiación
Tlatoani, que asume -o reasume- su soberanía»30.
9 Sigamos agradeciendo a Nuestra Madre su maternidad
Así, cuando expresa al indio que está bajo su sombra y resguardo Ella
revela nítidamente lo anterior y exterioriza que su persona protege y conduce al
que nos contiene y dignifica y que, al mismo tiempo, nos
mismo tiempo31. También, cuando le da seguridad de que con la ayuda de Dios desafía con suma autoridad a crecer, a ser cada vez
todo temor y aflicción puede superarse, de que Ella es fuente de su salud, dicha, mejores hijos suyos...
alegría, bienestar, felicidad y plenitud; y de que lo ampara cargándolo en la 9 Que toda su inmensa ternura y autoridad nos animen a
concavidad de su vestidura32.
superarnos en la obediencia permanente a la voluntad de
De este modo, entonces, aún cuando es muy tierna y delicada tanto Dios, a lo que Él quiere de nosotros...
con Juan Diego como con Zumárraga y el resto de los protagonistas del relato,
esa cordialidad no elimina, ni opaca, ese otro aspecto de su grandeza personal 9 ¿Nos ocupamos en manifestar amor por la realidad
tan ligado a lo anterior para los mexicanos: es la Madre y se dirige a todos con cultural y personal de los otros, especialmente de los más
autoridad de Reina33. Con una autoridad que, como veremos, suscita al mismo pobres?...
9 ¿Sabemos unir ternura y autoridad en nuestras gestos y
29
Cfr. SAHAGÚN, Historia general, lib. VI, cap. XV, p. 339, LEÓN-PORTILLA, MIGUEL, palabras, para así conducir sin jamás manipular?...
Cuícatl y tlahtolli, en Estudios de cultura náhuatl (revista), vol. XVI, México: Universidad
Nacional Autónoma de México, 1983 [Instituto de Investigaciones Históricas], p. 53 y 55 (En
adelante citado como LEÓN-PORTILLA, Cuícatl y tlahtolli) y CHITARRONI, El modelo
pedagógico, cap. II, subtítulo “Palabra salvadora y madurez personal”, p. 115 a 119.
30
31
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 164.
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 119, SAHAGÚN, Historia general, Viva y presente en su Imagen Sagrada
lib. VI, cap. XI, p. 328, GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 322 y DURAN,
DIEGO, Historia de las Indias de Nueva España e islas de la tierra firme, México: Porrúa,
Nuestra Señora de Guadalupe certificará su comunicación por medio
19842 (Colección “Biblioteca Porrúa”, n. 36 y 37), t. II, cap. VIII, p. 74 y cap. XV, p. 127 (en de una Imagen Sagrada, que es un auténtico amoxtli o códice indio que
adelante citado como DURAN, Historia de las Indias). manifestó glíficamente, a un pueblo acostumbrado a transmitir por medio de
DIEGO DURAN, fraile dominico, “...escribió de historia y religión de los indios, pero no iconos, la totalidad de lo que Juan Diego les testimonió oralmente.
reduciéndose a un trabajo académico, sino llenando sus escritos de sabrosas referencias a la
vida cotidiana y al sentir indio, que él conocía de primera mano, puesto que, aunque nació en La estampación de Nuestra Señora de Guadalupe dijo, y dice
Sevilla en 1537, llegó a México a los 5 años y desde entonces convivió en Texcoco con los visualmente, lo que por medio de su palabra confió a su mensajero. Sus formas
naturales, aprendiendo a perfección su idioma, de modo que puede hablar por sí mismo, a y colores hablan y despiertan a los ojos indios, y a todos los que se ocupan en
diferencia de Sahagún que depende de sus informantes.”. En GUERRERO ROSADO, Los dos conocer sus sentidos, las mismas sensaciones y comprensiones que su acción y
mundos, p. 13 y 14.
32
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 118 a 120, SAHAGÚN, Historia
vocablos suscitaron en Juan Diego, cuando contemplaba su proceder y lo
general, lib. VI, cap. IV, p. 306 y cap. V, p. 309 y 310 y GUERRERO ROSADO, El Nican asociado al mismo; o cuando la escuchaba35.
mopohua, t. I, p. 320, 322 y 323.
33
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 237. Nuestra Señora ante algunos
protagonistas del acontecimiento manifiesta esa autoridad, aún cuando no escuchen una
34
palabra pronunciada por sus labios, con su sola presencia o palabra-imagen (así por ejemplo Ver más adelante subtítulo “Suscita acciones obedientes”, p. 37.
35
con Fray Juan de Zumárraga). Entrevista personal con el Doctor JOSÉ CAAMAÑO, julio de 2003.
38 39
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

La imagen no era para los indios un mero recuerdo de alguien, sino la Así, en correspondencia total con el final abierto y continuado del
continuidad viva de su persona; a su vez, la tilma también era sacramento y Nican mophua; y ante una mentalidad relacionada con la absolutización de lo
símbolo de un sujeto o individuo36. empírico, continúa admirando, respondiendo y generando plegarias, ante lo que
las investigaciones de dicho orden siguen descubriendo en su preciosa e
A la luz de esa última concepción, se comprende cuánto los
inigualable imagen41.
impresionó Nuestra Señora de Guadalupe al estamparse en la tilma de uno de
ellos, para continuar su impactante presencia en el Tepeyac. Es interesante destacar también que Nuestra Señora, que está a punto
de iniciar una danza, que era para los indios la máxima forma de reverenciar a
Aún hoy «...asombrosa e inexplicablemente, esa mismísima tilma no
Dios42, se manifiesta con un rostro mestizo. En un primer momento
se ha destruido ni deteriorado, y esa mismísima imagen continúa, ahí mismo,
arrobando los corazones de los mexicanos»37 y de peregrinos de todas las «...el mestizaje fue entusiastamente aceptado y promovido por
nacionalidades. los indios, que entregaron gustosos a sus hijas y hermanas, pero
que nunca esperaron la infamia de que, al nacer los hijos de esas
Admiró y admira por ser una obra maestra plasmada en una superficie
uniones, los padres los abandonasen y considerasen a las madres
no adecuada para ser pintada. Según el Nican mopohua, no fue obra de mano
infamadas por el hecho de serlo...»43
humana y esto lo corroborarían investigaciones de diversa índole. Si bien
siempre ha sido objeto de estudios rigurosos, actualmente disponemos de Como consecuencia de lo anterior, muchos niños fueron rechazados
mejores instrumentos para realizar objetivos análisis científicos38. por ambos progenitores y quedaron sometidos a la orfandad y pobreza; y Ella,
precisamente, asumió el color de esos hijos abandonados y humillados.
Los resultados de la aplicación de los mismos siguen maravillando: un
examen de reciente realización concluye, que el rostro
«...está hecho con pigmentos desconocidos, mezclados de tal
manera que aprovechan las cualidades de la difracción de la luz
causada por la tela sin apresto, para impartir el matiz oliva al
cutis. Además, la técnica se sirve de las imperfecciones del tejido
de la tilma para dar una gran profundidad a la pintura. La cara
es de tal belleza y de ejecución tan singular, que resulta 41
Cfr. CHITARRONI, El modelo pedagógico, Estado de la Cuestión, subtítulo “Estudios
inexplicable para el estado actual de la ciencia»39 impactantes y desde variados enfoques científicos”, p. 31 a 34.
42
Cfr. PAREDES, TORIBIO, Memoriales, México: El Colegio de México, 1996 [Centro de
Impresiona así cómo la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe tiene Estudios Lingüísticos y Literarios, Biblioteca Novohispana], p. 537 a 540.
una inculturación y consecuente competencia comunicativa, que trasciende la 43
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 456.
de su momento originario. Hoy, cinco siglos después, y vistos los resultados de La sociedad india, de población masculina disminuida por las guerras o por su dedicación
los estudios científicos efectuados sobre Ella, sigue hablándonos «...con el al sacerdocio, veía muy bien que los nobles acogieran como esposas a muchas mujeres. Lo
lenguaje que hoy nos maravilla y convence: el de los análisis de la Ciencia»40. anterior “...no era permitido a muchos, como algunos piensan, sino sólo a todos los
principales de mucha calidad y estima, a gente de valor, y no habían de tener más que las
que pudiesen sustentar de comer y vestir...”. En DURAN, Historia de las Indias, t. I, cap. X,
p. 264.
36
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 167 y 413 y SAHAGÚN, Historia Es por esto que los “...indios, y las propias indias, en un principio favorecieron
general, lib. VI, cap. XXIII, p. 365. encantados la poliginia de los blancos, porque la veían completamente de acuerdo con sus
37
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 415. tradiciones; pero, siendo un pueblo tan cariñoso con sus hijos y tan disciplinado y ascético
38
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 411, 454, 460 y 461. en sus relaciones sexuales, no estaban preparados para el escándalo de verlos después
39
CALLAHAN, PHILIP Y SMITH, JODY, La Tilma de Juan Diego ¿Técnica o milagro?, rechazar a esas ‘esposas’ y, lo que es peor, desamparar a sus propios hijos, so color de
Estudio analítico al infrarrojo de la Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, México: obedecer los preceptos de su religión. Para ellos eso era[...] perpetrar esa incalificable
Alhambra Mexicana, 1981, p. 75. infamia de rechazar y abandonar a sus esposas e hijos...”. En GUERRERO ROSADO, El Nican
40
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 415. mopohua, t. I, p. 53.
40 41
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Breves ideas para ayudar a la apropiación Toda su generosidad y firmeza, que media la salvación y aleja la
perturbación, es para todos los que la busquen y continúa operando hoy. Es por
9 Agradezcamos, hermanos, el inmenso regalo que Nuestra esto que, tal como lo dijo, su visita sigue hasta nuestros días. Ella permanece
Señora de Guadalupe nos hace: su sagrada imagen, su amando y, de este modo, mostrando a su Hijo, al asumir y remediar las penas,
presencia permanente, su continuada visita y plegaria miserias y dolores de todos aquellos hombres que confíen y se dejen guiar por
por todos los hombres... veamos qué regalo tan grande es su maternidad44.
estar ante su persona... De este modo, su mirada de sumo respeto, delicadeza y autoridad,
9 Su imagen conmueve incluso a los más incrédulos... continúa ofreciendo en su preciosa imagen, lo que ella quiere dar y hacer
alcanzar a los hombres.
supliquemos a Dios nos llene a todos de fe...
«...‘Mirada compasiva’, ‘mirar con compasión’, son expresiones
9 El rostro mestizo constituye un mensaje y desafío: que contínuamente referidas al gobernante. En náhuatl ‘te-ixtlapal-itta’ sería,
nadie sea excluido y marginado por su color o por algún literamente, ‘Ver’= Itta, ‘de soslayo’, ‘de lado’= ‘ixtlapal’, ‘a las personas’=
otro motivo... ‘te’, exactamente como aparece en su imagen»45, como se suponía también que
9 ¿Nos caracteriza buscar las cosas de Dios y del prójimo, miraba el mismísimo Dios: «...el Señor del cielo, el amado, el digno de ser
rogado, que de través, de lado nos ha mirado a nosotros...»46 y cómo enseñaba
poniendo como centro a los demás y sus necesidades, a mirar la madre a su hija: «...no irás siguiendo con la mirada a la gente, no
incluso también hasta en el nivel de nuestro lenguaje o mirarás de frente a las personas...»47.
modo de expresión?...
De este modo entonces, su compasiva mirada misericordiosa, ligada a
9 ¿Somos capaces de querer a todos y de dar un lugar no la buena educación y al gobierno, sigue comunicando a su Hijo y todo lo que
excluyente, pero de prioridad, a los menos valiosos ante Ella, al mostrarlo a Él, quiere ayudar a lograr48.
los ojos de los más poderosos?...

Escucha y responde
La base fundamental y centro de su proceder es ese diálogo, global y
Dialoga y hace actuar permanente, mucho más amplio que el intercambio de meras palabras en el que
Ella, para emitir su anuncio como respuesta, se adapta con total eficacia a los
La Madre de Dios y de los hombres manifiesta con su ser y proceder
mucho amor y cercanía; por lo tanto, gran autoridad y gobierno. Ello concreta o
plasma un camino de diálogo, que manifiesta esas dos dimensiones
indisociables de su persona: lo primero, en cuanto es capaz de escuchar y 44
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 29 a 33.
responder desde el lugar del interlocutor; lo segundo, en cuanto esa respuesta 45
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 188.
origina acciones obedientes, que suscitan progresivamente el protagonismo 46
ANÓNIMO, Huehuetlatolli, que contiene las pláticas que los padres y madres hicieron a sus
generalizado de todos los actores del acontecimiento, para de este modo hijos, y los Señores a sus vasallos. todas llenas de moral y política. Recogida, arreglado y
comunicar y conducir a concretar todo su mensaje de vida. acrecentado por el Padre Fray Ioan Baptista de la Orden del Seraphico P. Sanct Francisco. Con
privilegio. En México, en el conuento de Sanctiago Tlatilulco, por M. Ocharte, Año 1660,
Es por su maternidad así entendida, que se dejó afectar por las México: Comisión nacional conmemorativa del V centenario del encuentro de dos mundos, 1988,
experiencias vitales de sus interlocutores colectivos e individuales, y se hizo Amonestaciones en Tepeyac, p. 447 (en adelante citado como ANÓNIMO, Huehuetlatolli).
47
presente para conducirlos efectivamente a su superación. ANÓNIMO, Huehuetlatolli, Palabras de exhortación con que la madre así habla, instruye a
su hija, p. 313.
48
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 28.
42 43
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

modos específicos de percibir, pensar, comunicarse y expresarse de los demás, Más aún, Juan Diego dialoga con los otros como Ella dialoga con él;
teniendo en cuenta las capacidades y límites de indios y españoles49. es decir, desde la situación de su interlocutor, poniéndose al servicio de sus
demandas y respondiendo a las mismas con su acción y palabra54. Y para que
Consecuentemente, el relato la presenta escuchando o conociendo las
realmente las conversaciones sean verdaderos y recíprocos diálogos, en los
coyunturas históricas y características personales de sus interlocutores, y
casos en que sea necesario hacerlo en alguno de los protagonistas, la
utilizando con soltura, para presentar su palabra y mensaje, pautas culturales de
intervención de Nuestra Señora de Guadalupe corregirá actitudes personales y
todos ellos. Y es de este modo, en diálogo auténtico, como «...arma una obra
modificará la temática y tono de lo hablado.
maestra de comunicación, admirable hasta en sus más finas minucias...»50,
«...clara, elocuente, precisa... perfecta, para sus destinatarios, hasta en sus Ella, además, sigue escuchando y respondiendo a aquéllos que van a
menores detalles...»51, que combina con belleza un gran despliegue de distintos verla en su imagen y a presentarle sus plegarias. Hay que destacar entonces,
símbolos teofánicos de ambos pueblos. Ellos hicieron sentir y entender a todos que este final abierto en el que todos van a dialogar con Ella no es sólo la meta,
lo que Ella quería transmitir, empleando mayormente el náhuatl noble, pero sino también el camino y mediación para que la acción de Nuestra Señora
utilizando palabras latinas o españolas, cuando tiene que realizar plasme su propósito materno y salvador55.
identificaciones sin dar lugar a equívocos52.
En consecuencia, el anuncio de Nuestra Señora de Guadalupe es
manifestado entonces por la globalidad de su proceder; y así está compuesto no Suscita acciones obedientes
sólo por lo que Juan Diego y su tío han oído, sino también por lo que ellos han A partir de todo lo que venimos desarrollando, se puede observar que
visto y admirado; es decir, por todo el acontecimiento inicial del fenómeno Nuestra Señora de Guadalupe entabla relaciones significativas que originan
guadalupano, que es palabra integral a sus pueblos destinatarios; palabra acciones obedientes, por convicción y aceptación, de todos sus interlocutores.
presentada en respuesta a lo que estaban viviendo53. Lo anterior ocurre cuando éstos descubren que Ella los entiende, sabe tratarlos
De este modo, su accionar y palabra siempre asumen y responden y da importancia a lo que ellos consideraban relevante56.
globalmente a sus interlocutores. Concreta así su intervención y origina un Así como el diálogo materno entre la Señora y Juan Diego suscitó la
diálogo vencedor de incomprensiones, que pide a su mensajero participe a los obediencia y acción del indio, los encuentros que irá entablando Ella en persona
demás. Las pláticas entre Ella y Juan Diego son el punto de partida que origina y a través de su mensajero con los otros interlocutores, van generando y
nuevas conversaciones entre dicho indio y el obispo, sus cercanos y el tío, entre animando gradualmente acciones obedientes, y un protagonismo generalizado
este último y el obispo, entre los pueblos. de todos los que intervienen en el acontecimiento.
El diálogo se constituye así en un camino de realización, que se
49
participa o ensancha, haciendo crecer el círculo de los convencidos e
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 17. implicados en la concreción del suceso o mensaje guadalupano en el que, sin
50
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 153. Aclaramos que MONSEÑOR
agotarlo, tiene Ella la iniciativa. Lo que ocurre es que, como la finalidad de su
GUERRERO refiere la afirmación que citamos a la comunicación de Nuestra Señora de
Guadalupe para con sus destinatarios indios y en cambio aquí, dándole mayor alcance, la acción y palabra es al mismo tiempo colectiva e individual, habla a todos y
asumimos refiriéndonos también a sus interlocutores españoles. busca el protagonismo responsable de cada uno en el despliegue de ese hecho y
51
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 330 y 331. Vale también para esta cita verdad, que hace nacer un pueblo y madura a las personas.
textual la aclaración que realizamos en la nota anterior.
52
Así utiliza las palabras: Sancta, Dios, Obispo. Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican
54
mopohua, t. I, p. 173. Cfr. CHITARRONI, El modelo pedagógico, cap. IV, subtítulo “El vidente del Tepeyac en el
También nos parece un rasgo de su precisión al hablar y al servicio de la finalidad que Nican mopohua”, p. 188 a 192.
55
busca alcanzar la revelación del nombre árabe Guadalupe. Cfr. CHITARRONI, El modelo Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 31, 32 y 214 a 218.
56
pedagógico, cap. VI, subtítulo “Marianismo español”, p. 246 y 247. Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 358. Vale aquí, con respecto al nuevo
53
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 33, 43, 141 y 206 y GUERRERO alcance que damos a lo afirmado por autor al que remitimos, misma aclaración que hicimos
ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 360. en nota 50.
44 45
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Y si bien queda muy claro que tanto su presencia como su mensaje pueden superar cualquier situación por más contradictoria que sea. Es, por lo
primero se manifiestan a Juan Diego y a Juan Bernardino, luego a fray Juan de tanto, sede de un acontecimiento o verdad superadora, que sólo se realiza
Zumárraga y sus cercanos y por último a todos; y que, en el caso de los dos totalmente en la unión y colaboración de los esfuerzos humanos con los
primeros, la perciben a Ella y reciben su palabra de un modo más divinos62.
extraordinario que los demás, su cercanía en la imagen o anuncio testimonial
llega a la totalidad de los personajes y los transforma en actores.
Por eso, en la difusión de su mensaje, Nuestra Señora de Guadalupe Breves ideas para ayudar a la apropiación
«... exige la intervención de Zumárraga, pero no es menos explícita en cuanto a 9 Que dialoguemos mucho con Nuestra Señora de
exigir la de Juan Diego...»57, cuando éste tiene otra pretensión. Con respecto a
las flores, «...no fue Ella tampoco quien las cortó, sino pidió e insistió en que las
Guadalupe que sabe asumir nuestra realidad y darnos
cortara y trajera un mexicano, aunque de él las recibió y en su tilma las respuestas de acuerdo a nuestras reales necesidades...
reacomodó, para que las llevara, en su nombre, al...»58 señor obispo, que las vio 9 Que Ella nos enseñe a dialogar entre nosotros de dicho
asociadas a su aparición o estampación de su preciosa imagen59. modo, para que éste sea el camino que transitemos para
Si consideramos la totalidad de los hechos, no sólo vemos entonces crecer como comunidad, como pueblo, y así poder
que Juan Diego es el mensajero y el obispo el que discierne, sino también que concretar todo su mensaje...
el tío da el nombre; algunos van a ver el lugar elegido por la Señora y
acompañan a su sobrino; muchos construyen el templo y todos, sin que falte 9 ¿Somos capaces de dialogar presentando nuestra acción
ninguno, van a admirarla y a rezarle60. y palabra como respuesta existencial, integral y cercana
al modo de ser, colectivo e individual, y situación de
Este criterio de protagonismo progresivo y cada vez más generalizado, nuestros interlocutores?...
también se percibe en el crecimiento cuantitativo y cualitativo de espacios y
tiempos compartidos por los actores del relato. Juan Diego es enviado a 9 ¿Somos capaces, viviendo lo anterior, de ganarnos el
“lugares a donde no anda y no para”, y en los cuales desplegará su actividad respeto de todos aquéllos con quienes nos relacionamos,
con dificultades en primer lugar y, por último, terminará siendo recibido y y de colaborar en la generación de un creciente
alojado61. Pero a su vez, también los españoles terminarán yendo a lugares que protagonismo compartido para hacer presente el Reino
antes no frecuentaban, o sólo se aproximaban persiguiendo y enojándose; pero
de Dios?...
al que finalmente concurrirán junto con los indios, para encontrarse con la
Señora y su Hijo.
En redundancia y corroborando todo lo anterior, las cinco referencias
al canto en el cerro de las apariciones, simbolizan para los indios el quinto
rumbo o dirección; y lo muestran como el lugar donde se cruzan los caminos Asume y hace crecer sentidos religiosos previos
del hombre y de Dios; el espacio en el cual uniendo sus esfuerzos y trabajos, En congruencia con las características de indios y españoles y con la
57
finalidad que desea alcanzar, en la búsqueda de su cometido y enraizada en su
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 236 y cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican ternura y autoridad maternas, Nuestra Señora de Guadalupe no sólo en el
mopohua, VERSÍCULO 60.
58
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 333 y cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican
diálogo expresa su cercanía y conduce al protagonismo asumiendo los
mopohua, VERSÍCULOS 134 a 140. contextos culturales y circunstanciales de sus interlocutores, sino que, dando un
59
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 181 a 183 y GUERRERO ROSADO, paso más y haciendo con él realmente concreto y efectivo ese diálogo, también
El Nican mopohua, t. I, p. 359 y 360.
60
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 214.
61 62
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 55 y 60. Cfr. SILLER ACUÑA, Anotaciones y comentarios, p. 146.
46 47
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

aprovecha, superpone y plenifica algunas de las objetivaciones, sentidos, ideas la doctrina enseñada por los europeos «...no era otra cosa que la culminación de
y conocimientos previos de orden religioso de ambos pueblos mencionados (se la suya propia»70.
pueden tomar como ejemplos los temas desarrollados en subtítulos “Tiempo
Recordemos que los frailes concebían y presentaban el catolicismo
originario” y “Marianismo español”, al final de esta meditación).
imponiendo su propia cultura71; como algo que implicaba para los indios «...la
Del modo enunciado, admirablemente Ella respetó y fecundó lo bueno rotura radical y absoluta con todo lo de antes...»72 y, en ese marco, tanto el
y aquello que podía llegar a unir la fe de sus interlocutores indios y españoles al anuncio mediado por pinturas como la edificación de un templo cristiano sobre
iniciarse el acontecimiento guadalupano, aprovechando así lo que podía mediar un antiguo teocali buscaba «...barrer con el espíritu de la comunidad civil y
simbólicamente entre lo antiguo y lo nuevo, que por eso fue recibido. En religiosa del indígena...»73. Los frailes no presentaban su fe «...como el
conexión con lo puntualizado y, al mismo tiempo, Ella desenfatizó sin negar los perfeccionamiento y plenitud de las religiones...»74 prehispánicas. Pero Nuestra
aspectos nocivos y las realidades que los separaban63. Señora de Guadalupe, por su aparición e intervención, donde los cristianos sólo
habían destruido el templo preexistente a su llegada en 1519 sin edificar otro,
Ese proceder de Nuestra Señora de Guadalupe resulta particularmente
originó una casita sagrada y dejó su imagen admirable, que tanto españoles
novedoso, cuando lo concreta con creencias y experiencias indias vinculadas
como indios edificaron, percibieron y visitaron como propia. Se superó así, nos
con su religión prehispánica. Aquí radica la gran diferencia, entre la
parece, toda posibilidad y actitud terrena de la época, en «...asombroso
metodología que Ella emplea y la de los misioneros de aquella época64. Estos
derroche de habilidad al manejar dos teologías tan distintas...»75; y al dirigirse
últimos
«...a dos sensibilidades exacerbadas en condiciones trágicamente
«...en lo que no se rozaba con lo religioso, de lejos o de cerca, conflictivas...»76, logró «...una perfecta ‘inculturación’, un engaste de belleza
tuvieron empeño en mantener el pasado: conservaron con amor y justeza insuperables del Evangelio...»77, tanto en la cultura española como en
las lenguas, conservaron los usos y costumbres cotidianos, si las la india. En el caso de esta última inculturación, sucedió en forma muy clara e
creían indiferentes; adaptaron su enseñanza al temperamento y inequívoca para los indios y discreta e imperceptible para los españoles, que
capacidades de los indios...»65 nunca la hubieran podido aceptar78. Resulta todavía más impresionante, que ese
proceder, de algún modo sigue continuándose en consonancia con el final
En lo estrictamente religioso, podemos decir incluso que es común a abierto del relato, con respecto a la cultura y modo de ser específico de los
Ella y a los frailes, que utilizaron imágenes como medio de transmisión66 y que hombres de nuestro tiempo79.
«...en los lugares de veneración de las viejas deidades elevaron sus santuarios
más famosos...»67. Pero la diferencia abismal consiste en que mientras los «María, desde este primer momento, evangeliza con una ternura,
religiosos, al obrar así lo hacían para reemplazar «...lo antiguo por lo acierto, sobriedad y verdad que, consideradas las intricadísimas
nuevo...»68, y «...nunca amalgamaban ni continuaban ni desarrollaban...»69 las circunstancias, pueden en verdad considerarse sobrehumanos:
creencias indígenas con y en las que ellos querían comunicar; la Madre de Dios
y Madre Nuestra procedió de igual modo, pero para mostrarles a los indios que
70
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 13.
71
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 115.
63 72
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 7. RICARD, La conquista, p. 104.
64 73
Cfr. CHITARRONI, El modelo pedagógico, cap. I, especialmente subtítulo “Método y RAMÍREZ, SANTIAGO, El Mexicano. Psicología de sus Motivaciones, México: Grijalbo,
actividades”, p.102 a 104. 19775, p. 47.
65 74
RICARD, ROBERT, La conquista espiritual de México. Ensayo sobre el apostolado y los RICARD, La conquista, p. 104.
75
métodos misioneros de las órdenes mendicantes en la Nueva España de 1523-1524 a 1572, GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 173.
México: Fondo de cultura económica, 19862 (7ª. reimp. 2002), p. 104 (en adelante citado 76
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 173.
77
como RICARD, La conquista). GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 116. En manejo de la fuente citada
66
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 412, nota 7. remitimos, una vez más, a aclaración de nota 50.
67 78
RICARD, La conquista, p. 104. Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 142.
68 79
RICARD, La conquista, p. 105. Cfr. CHITARRONI, El modelo pedagógico, cap. VI, subtítulo “Mentalidad
69
RICARD, La conquista, p. 105. contemporánea”, p. 247 y 248.
48 49
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Ni quiere forzar a los españoles a un salto de siglos en su 9 ¿Sabemos aprovechar las estructuras simbólicas de
desarrollo teológico, imponiéndoles aceptar la validez de la nuestros interlocutores dándoles una nueva preñanza?.
religión de los indios, ni ser menos que inequívocamente ¿Contextualizamos nuestro proceder, pero asumiendo y
explícita en reconocérsela a éstos. ¿Podría una mente humana, plenificando las significaciones y sentidos de sus
en ese momento, resolver ese problema? Y Ella lo hace con
objetivaciones culturales?...
tanta naturalidad y sencillez que parecería que no hubiese
problema alguno: Es transparentemente clara con ambos, sin
engañar, ofender o desplazar a ninguno»80
Tiempo originario
Y es por esto, que tal como ocurre con el aumento cuantitativo y
cualitativo de los espacios y, por ende, de los tiempos compartidos por los En la cultura india «...dominada por el cómputo de los días, los años,
protagonistas del Nican mopohua, sentidos presentes en sus experiencias las épocas...»81, nunca las informaciones temporales son meramente
religiosas previas, se fusionarán y adquirirán en el acontecimiento inicial del indicaciones cronológicas, ya que el tiempo es parte integrante de la esencia de
fenómeno guadalupano alcances y profundidades mayores; novedades en la las personas, acontecimientos y civilizaciones82.
continuidad que ellos nunca habían soñado, o podido alcanzar por sí mismos y Este aspecto, que ni siquiera entraba en la órbita de la atención de los
que incluso, de parte española, no pudieron comprender en ese momento españoles, es también aprovechado con sus sentidos religiosos por Nuestra
histórico. Señora de Guadalupe. Las indicaciones temporales, señalan que distintos
hechos que componen el acontecimiento inicial del fenómeno que Ella
desencadena, comienzan a ocurrir en la noche y, por lo tanto, están
Breves ideas para ayudar a la apropiación relacionados con una intervención divina creadora83. La «...expresión española
‘muy temprano’, ‘muy de madrugada’[...] se dice en náhuatl: "huel oc
9 Que respetando el modo de ser de todos nuestros yohuantzinco", que literalmente es ‘muy todavía en la venerable noche’, o ‘en la
interlocutores, los ayudemos a crecer en el bien y nochecita’...»84, momento que en su cultura implica el comienzo, gestación y
sepamos disimular sus debilidades... formación de algo verdadero, fecundo y originario.
9 Que procediendo así los confirmemos y ayudemos a Es que para los mexicanos «‘cuando aún era de noche’[...] denota la
plenificar su fe y cultura, testimoniando el evangelio y idea de ‘en el principio, en los orígenes del mundo’»85. De este modo, la
abiertos a diálogos interculturales... referencia a ese momento, lejos de tener implicancias negativas o siniestras
como ocurriría para una mentalidad española, se asocia y remite al comienzo de
9 Que veamos el sentido profundo de los gestos de fe del la existencia de todo lo creado, o al inicio de una realidad fundamental86.
pueblo, y que siempre nos dejemos enseñar por los Además de lo anterior y en conexión con ello,
aciertos y riquezas de los demás, para luego poder
compartirles los nuestros de modo amable y entendible...
81
Cfr. SEGALA, AMOS, Literatura náhuatl. Fuentes, identidades, representaciones, México:
9 ¿Somos factores humanos y existenciales, fomentando Grijalbo, 1990 (Colección “Los Noventa”), p. 38 (en adelante citado como SEGALA,
que otros lo sean, de gratitud, integración y crecimiento Literatura náhuatl).
82
de las riquezas de los demás o, incorrectamente, las Cfr. ELIZONDO, VIRGILIO, Guadalupe, Madre de la nueva creación, Navarra: Verbo
Divino, 1999, p. 57 (en adelante citado como ELIZONDO, Guadalupe).
desechamos e intentamos imponer las propias?... 83
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 68, 97, 99, 148, 168.
84
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 124.
85
LEÓN-PORTILLA, MIGUEL en SAHAGÚN, Los diálogos, cap. VII, p. 151, nota 14.
86
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 124 y SILLER ACUÑA, Para
80
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 173. comprender, p. 61.
50 51
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

«...aludía al ‘rescate de la cultura’; ‘principio de algo comienzo un proceso que culminó con la fundación material de México-
importante para todos’; ‘nuevo orden de cosas’. Todo esto, Tenochtitlán y el nacimiento de la nación mexicana. Indudablemente y ante su
pues, puede compararse con la categoría bíblica de ‘Principio’, preocupación por la continuidad del tiempo y la pervivencia del cosmos, el
‘En el principio’, que, como sabemos, también denota: acontecimiento guadalupano, ocurrido exactamente dos siglos de ciento cuatro
‘eternidad’, ‘comienzo de las cosas’, ‘tiempo saludable’, años después, fue asociado a los anteriores hechos divinos, originarios y
contextos afinadamente aptos al mensaje que se quería trascendentes de su pueblo. Y esto último es lo verdaderamente importante, aun
transmitir. Una prueba más de lo genial que fue el ‘libretista’ cuando las fechas no llegaran a ser totalmente exactas90.
que ‘escenificó’ el Acontecimiento Guadalupano para inculturar
Por otro lado, se redunda también esta significación, si tenemos en
el Evangelio en la mente de sus nuevos destinatarios, pese a que
cuenta que en ese momento el Calendario Gregoriano, corregido en 1582, tenía
lo hacía a través de otra cultura perfectamente distinta.»87
un atraso de diez días, y que entonces el día de la estampación de María es
Destinatarios que inequívocamente comprendían entonces, que el precisamente el 22 de diciembre91 «...primer día del solsticio de invierno, del
accionar de Nuestra Señora de Guadalupe, inauguraba un período de salvación ‘triunfo del Sol’ sobre las tinieblas...»92; es decir, el momento del año a partir
y era principio y origen de un mundo y una sociedad nueva, dicho mensaje se del cual el tiempo de luz solar empieza a ser mayor que el de la oscuridad
reforzaba considerablemente, si tenemos es cuenta que el año y la fecha de las nocturna. Y esto adquiere mayor relevancia aún, si consideramos que en ese
apariciones son altamente significativas; ya que se cumplía un período de año, justamente en el amanecer de dicho día, el principal del acontecimiento, se
doscientos ocho años solares y, en consecuencia, esperaban y tenían dio la conjunción de Venus, astro central de su calendario, y del Sol, fenómeno
expectativa de algún acontecimiento importante88. astronómico rarísimo y sumamente significativo para ellos, pueblo del Dios
Sol93. Esto sucedió a tal punto, que todos estos elementos hacen que esta fecha
Ellos, a diferencia de nosotros, que lo hacemos cada cien años,
sea, religiosamente hablando, «...matemática y precisamente la más importante
computaban un siglo como de ciento cuatro años solares. La razón afinca en que
en toda la historia india»94.
poseían tres calendarios que no coincidían entre sí, sino cada esta última cantidad
de años, y eran los siguientes: uno igual al nuestro, de trescientos sesenta y cinco
días y fracción, que constaba de trescientos sesenta días más cinco días nemonteni
o vacíos, considerados nefastos; otro adivinatorio: el tonalámatl, de doscientos Marianismo español
sesenta días, y el de Venus, de quinientos ochenta y cuatro días89. Por otro lado y en la misma orientación, el providencial nombre de
Fundamentados en cálculos astronómicos muy exactos y precisos, que Guadalupe fue tranquilizador para los recelos hispanos y permitió que los
tenían en cuenta entre otros factores, además del Sol y la Tierra, a Venus y a la españoles la aceptaran «...identificándola con lo más caro e íntimo de su propia
Luna, habían detectado dicha coincidencia periódica entre los mencionados
calendarios. Y lo trascendente para nuestra consideración, es que se 90
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p.121 y 412.
completaban en esos días de diciembre de 1531 ocho medios siglos de Y es muy significativa esa asociación del acontecimiento guadalupano con un hecho
cincuenta y dos años solares, con respecto a dos acontecimientos muy divino, originario y trascendente, aunque no sea cierto lo siguiente: según el Calendario
trascendentes de su historia como pueblo. Cuatro siglos antes, en el año 1115, Azteca de Tenochtitlán, ese año era “...el inicio de un nuevo siglo azteca, que duraba 52
habían iniciado por orden de su dios la salida de Aztlan, su patria ancestral, años, y según su mitología el fin del mundo coincidiría con el final de un siglo, de manera
impulsados por la promesa, contra todo esperanza humana, de que él los haría que iniciar ese nuevo día [el de la estampación] significaba que tenía un nuevo siglo por
los más grandes de su mundo. En 1323, dos siglos después, había dado delante”. En FLORES SEGURA, Nuestra Señora, p. 59. Según el Códice Mendocino, un siglo
azteca se había iniciado en el ya pasado año 1506. Cfr. ROSS, KURT (COMENTARISTA), El
Códice Mendoza un inestimable manuscrito azteca, Barcelona: Ediciones del Serbal, 1985, p.
33. (En adelante citado como ROSS, El Códice Mendoza).
87 91
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 124. Cfr. FLORES SEGURA, Nuestra Señora, p. 59.
88 92
Testimonio oral del Padre MARIO ROJAS SÁNCHEZ, programa televisivo “Los enigmas de GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 121.
93
Guadalupe”. Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 122.
89 94
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 121. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 122, nota 5.
52 53
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

devoción mariana...»95, ya que Guadalupe, como hemos en parte adelantado, es la gente, y pusieron nombre a la imagen nuestra Señora de Guadalupe, por
el «...toponímico de un pueblo de la Sierra de las Villuercas, en la Provincia de decir que se parecía a la de Guadalupe de España...»101.
Cáceres, donde hacía siglos se veneraba a la Virgen Santísima como Patrona de
Dicho parecido en su fisonomía y todas las correspondencias de
España, en especial de Extremadura, patria de Cortés y de la mayoría de los
protagonistas, situaciones, hechos, mensajes y desarrollo posterior del culto,
conquistadores»96.
son aspectos analógicos a experiencias anteriores europeas que la Guadalupe
De este modo, esta manifestación de la Señora se relacionaba con lo americana pone al servicio de su acción, pero trascendiendo muchísimo sus
más íntimo de sus fibras marianas, que Ella seguía animando haciéndose sentidos, al ligarlos con otros de la cultura indígena, lo que los españoles
presente también en la Nueva España. Es más, si consideramos la tradición de podían percibir en los sucesos de 1531.
Nuestra Señora de Guadalupe de Extremadura97 y la ponemos en paralelo con
Lo anterior se hace particularmente evidente en su imagen, en cuanto
los sucesos originados por la Virgen del Tepeyac, vemos que la acción de esta
es un códice en escritura glífica que la liga con la religión india, y a la vez, una
última asume motivos, hechos y sentidos presentes en la anterior y se
pintura armoniosa, y entonces aceptable para los católicos ibéricos o criollos,
constituye en una providencial delicadeza y gesto de inculturación para con los
con la descripción que el bíblico libro del Apocalipsis hace de la Virgen.
conquistadores.
«Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol,
Lo narrado por el Nican mopohua, sin ser y sin estar recargado de
con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estellas sobre su
características tan fantasiosas, tiene una sorprendente semejanza con la leyenda
cabeza; está encinta, y grita con los dolores del parto y con el
guadalupana de España y, más aún, con los principales temas que se repiten en
tormento de dar a luz ...»102
numerosos relatos europeos sobre apariciones98. En las tradiciones que nos
interesan, en ambos casos hay una aparición de María, que se presenta como Y sabemos efectivamente que se llegó a considerar con entusiasmo,
Madre de Dios, a alguien humilde y dócil a quien le habla con mucho afecto y que los sucesos del Tepeyac y la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, eran
promete ayuda para otros. Las apariciones se dan en una colina junto al agua, y el el consumado cumplimiento de dicho anuncio del Apocalipsis103.
vidente es enviado con un encargo para con autoridades eclesiásticas, que al
principio no creen y, finalmente, son convencidos por milagros vinculados con la
vida y la salud. Además, aparece en ambas una imagen de la Madre de Dios, con
signos de maternidad divina, y se culmina construyéndoles pobres casas sagradas,
que los mensajeros se encargan de cuidar en contextos históricos de contacto entre
pueblos de diferentes culturas; y que, con el tiempo, se transformarán en signos de
hispanidad y mexicanidad99.
Esas imágenes, además, no se parecen en nada, salvo en el rostro, cuya
semejanza es muy significativa. De cara negra la europea y morena la americana,
se podría decir que una es copia de la otra100: «...empezó a crecer la devoción de

95 101
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 443. ENRÍQUEZ DE ALMANZA, MARTÍN, Carta al rey Felipe II (15 de mayo de 1575). En DE
96
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 442. LA TORRE VILLAR Y NAVARRO DE ANDA, Testimonios históricos, p. 149.
97 102
Cfr. NEBEL, RICHARD, Santa María Tonantzin Virgen de Guadalupe. Continuidad y APOCALIPSIS, cap. XII, versículos 1 y 2.
103
transformación religiosa en México, México: Fondo de Cultura Económica, 1995, p. 55 a 64 Cfr. SÁNCHEZ, MIGUEL, Imagen de la Virgen María, Madre de Dios de Guadalupe.
(en adelante citado como NEBEL, Santa María). Milagrosamente aparecida en la ciudad de México. Celebrada en su historia, con la profecía
98
Cfr. NEBEL, Santa María, p. 68 y 69. del capítulo doce del Apocalipsis, México: Imprenta de la Viuda de Bernardo Calderón, 1648.
99
Cfr. NEBEL, Santa María, p. 55 y 221 a 224. En DE LA TORRE VILLAR Y NAVARRO DE ANDA, Testimonios históricos, p. 157 en adelante
100
Entrevista personal con Monseñor JOSÉ GUERRERO ROSADO, febrero de 2.003 . (en adelante citado como SÁNCHEZ, Imagen).
54 55
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

San Juan Diego Cuauhtlatoatzin

Hombre de Dios, la Virgen y su pueblo


Juan Diego nació en el año 1474 en una población importante, que
colaboró con la victoria española contra México-Tenochtitlan, llamada
Cuautitlan . Más precisamente, en el barrio o calpulli de Tlayácac104. Su esposa
«...se llamó Malintzin y [...] al bautizarse tomó el nombre de María
Lucía...»105.
Juan Diego no hablaba español y vivió hasta los 74 años de edad106. En
cuanto a su nombre indígena, Cuauhtlatoatzin, si «...su estirpe era noble […]el
significado sería: ‘El señor que habla como águila’. Si su condición era la de
macehual […] el significado sería: ‘El que habla como águila’, es decir, ‘cosas
elevadas, prudentes’»107. En todo caso y al margen de su linaje, la «...venerable
Águila que habla...»108 o el que habla como águila, hace referencia a aquel que
explica la sabiduría de Dios109 y, teniendo en cuenta la mentalidad asociativa de

104
Cfr. FLORES SEGURA, Nuestra Señora, p. 44, GUERRERO ROSADO, JOSÉ, Nican
mopohua: aquí se cuenta... el gran acontecimiento, México: Realidad, Teoría y Práctica,
2002, p. 26 (en adelante citado como GUERRERO ROSADO, Nican mopohua: aquí se
cuenta...) y MOTA, IGNACIO DE LA, Diccionario Guadalupano, México: Panorama Editorial,
1997, p. 149 (en adelante citado como MOTA, Diccionario Guadalupano). La principal
fuente, en la que se sustenta lo que afirman sobre Juan Diego los diversos autores que
consultamos, son las Informaciones Jurídicas de 1.666. Cfr. CHÁVEZ SÁNCHEZ, EDUARDO
[ET ALTER], La Virgen de Guadalupe y Juan Diego en las Informaciones Jurídicas de 1.666,
México: Ángel Servín impresores, 2002, p. 133 a 530 (en adelante citado como CHÁVEZ
SÁNCHEZ, La Virgen).
Cuauhtitlan literalmente significa entre los árboles y no lugar donde abundan las águilas.
Para expresar esto último se usaba el término Cuauhtitla y por eso no nos parece acertada
entonces la posición de SILLER ACUÑA (en Anotaciones y comentarios, p. 144), que atribuye
el último sentido a la palabra Cuauhtitlan.
105
FLORES SEGURA, Nuestra Señora, p. 45.
106
Cfr. MOTA, Diccionario Guadalupano, p. 150.
107
ROJAS SÁNCHEZ, Guadalupe, p. 51.
108
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 97.
109
Cfr. SILLER ACUÑA, Para comprender, p. 60.
56 57
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los indígenas, la de su pueblo; puesto que el águila era el símbolo del Dios Sol sábado. Recordemos que era, tal como ocurre aún hoy, una celebración de
y del pueblo del Sol. asistencia no obligatoria y que se realizaba en honor de la Madre de Dios115.
Al producirse las apariciones y con 57 años de edad, era para ese Al igual que su tío, consideraba que los sacerdotes católicos, imágenes
momento un hombre al borde de la ancianidad, que hasta poco antes había del Señor Dios amadas por El, eran quienes les proporcionaban las realidades
vivido toda su niñez, adolescencia, juventud e incluso parte de su madurez, en divinas116. Se precisa con muchísima exactitud que era feligrés de Tlatelolco,
el regazo de la antigua cultura y religión110. sede evangelizadora desde la cual en 1531 se atendía Cuauhtitlan117, y sitio
específico del cual en ese momento era habitante o en el cual tenía alguna
Aún en vida, los indios acudían a su intercesión, ya que lo
propiedad
consideraron y estimaron como modelo de vida; seguramente llegaron a
apreciarlo así teniendo en cuenta también criterios prehispánicos, a luz de los «…fijémonos que el texto lo llama ‘vecino de Cuauhtitlan’… esa
cuales juzgaban como los mejores entre los mejores a quienes reunían palabra traduce a ‘chane’= ‘Dueño de casa’, de chantli= ‘casa’
condiciones tales como las siguientes: ser «...virtuoso, humilde y pacífico, y y el posesivo ‘e’, de modo que indica tanto ‘habitante’,
considerado y cuerdo, y no liviano, y grave, y riguroso, y celoso en las ‘residente’ como ‘propietario’, ‘casateniente’. No contradice,
costumbres, y amoroso, y misericordioso, y compasivo y amigo de todos y pues, la tradición […] de que al tiempo de las apariciones vivía
devoto, y temeroso de dios»111. en Tulpetlac, más cerca de México, conservando la propiedad
de su casa natal, en Cuauhtitlán. Además de que, aun cuando
Ya convertido, sus vecinos lo llamaban el peregrino, por las largas
residiera establemente en Tulpetlac, seguía viviendo legalmente
caminatas que realizaba a solas para ir a recibir la catequesis y oír misa112. Su
en Cuautitlán, en el ‘Reino de Cuauhtitlán’, al que Tulpetlac
fama de buen indio y cristiano, y su acción de varón santo y de oración, que
pertenecía.»118
viviendo heroicamente la fe, la esperanza y la caridad fecundó su mundo,
trascendieron los límites de su vida temporal y actualmente han sido rubricadas
por su inclusión en el canon de los santos de la Iglesia Católica113.
Breves ideas para ayudar a la apropiación
El término que utiliza el autor del Nican mopohua para designarlo es
macehualzintli, traducido por indito. Es una palabra compuesta que termina con 9 Queridos hermanos, pidámosle a Nuestra Señora de
el diminutivo tzintli o tzin que connota reverencia, cariño y aprecio y de ningún Guadalupe nos regale vivir con mucha fe, esperanza y
modo menosprecio114. caridad, en la fidelidad a lo bueno de nuestra cultura y
En perfecta armonía con lo ya expresado, el relato lo presenta de nuestro tiempo...
buscando las cosas de Dios y concurriendo a pie y por devoción a la misa del 9 Tal como lo hizo San Juan Dieguito Cuauhtlatoatzin,
buscando las cosas de Dios y hablando de ellas, amando
a la Santísima Virgen...

110 115
Cfr. MONROY PONCE, DIEGO, Presentación, p. 1. En CHÁVEZ SÁNCHEZ, EDUARDO, Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 6 y GUERRERO ROSADO, Nican
Juan Diego. La Santidad de indio humilde, México: Basílica de Guadalupe, 2001. mopohua: aquí se cuenta..., p. 28.
111 116
SAHAGÚN, Historia general, lib. III, cap. IX, p. 214. Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 24, 97 y 113, MENDIETA,
112
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Guadalupe, p. 52. GERÓNIMO DE, Historia eclesiástica indiana. Obra escrita a fines del siglo XVI, México:
113
Cabe destacar que para llegar a la canonización de Juan Diego, se realizaron previamente Porrúa, 19934 (Colección “Biblioteca Porrúa”, n. 46), lib. III, cap XLI, p. 282 y lib. IV, cap.
investigaciones rigurosísimas para demostrar su existencia histórica por confluencia de XVIII, p. 427 y 428 (en adelante citado como MENDIETA, Historia eclesiástica) y
muchas conclusiones. Con mucha minuciosidad y sorteando objeciones de todo tipo, el CHITARRONI, El modelo pedagógico, cap. IV, subtítulo “La imagen de la educadora:
trabajo durante años de distintos especialistas, llegó a resultados que fundamentaron un precisiones”, p. 196 y 197.
117
dictamen favorable sobre la realidad y santidad de dicho indio. Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 124.
114 118
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 96. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 122 y 123.
58 59
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

9 ¿Honramos a Dios tratando de ser con los demás: circunstancia a los 57 años de edad, era mucho más dolorosa y vergonzosa,
humildes, pacíficos, misericordiosos y compasivos?. fruto del impacto de la conquista que había cooperado a consumar121.
¿Intentamos tener una actitud amical para con todos?... De este modo, Juan Diego era ya sea «...por nacimiento o por
9 ¿Nos acercamos a los sacramentos y a sus ministros empobrecimiento, un macehual, un hombre del pueblo...»122. Es por todo esto
que, por más austeramente que viviera Zumárraga, su situación la percibiría
deseosos de dejar traspasar nuestra vida por las
como opulenta este indio pobre y tan distanciado, socialmente hablando123. Al
realidades divinas?. ¿Ayudamos a otros a que hagan lo concurrir a ver al obispo y por más que anteriormente hubiera sido un príncipe,
mismo?... su actual condición, la certeza de que el obispo era un sacerdote Tlatoani o de
la máxima jerarquía, la memoria del despotismo y el terror que en ocasiones se
había vinculado a ese título en tiempos prehispánicos124 y, posiblemente, su
conocimiento del proceder de Zumárraga en relación con las imágenes y
templos indios (ver meditación sobre Zumárraga), aumentarían el temor e
Mensajero digno de confianza inseguridad de Juan Diego.
En referencia a su extracción social de origen, cuestión sobre la que
hay distintas posturas, a la luz de su condición de heredero y dueño de
inmuebles y dado que esto era un privilegio de los nobles, no nos quedan dudas
al respecto119. Posiblemente, además de noble, haya sido un príncipe; de todos
modos, nuestro texto lo denomina y presenta pobre. Lo cual, por otro lado, HORACIO, Genealogía de Juan Diego, México: Tradición, 1998, p. 5 a 69 (en adelante citado
coincide con la situación en que quedó también la aristocracia india que había como SENTÍES RODRÍGUEZ, Genealogía).
ayudado al triunfo español120. De haber sido de este modo, sin duda, su Sobre el destino de la aristocracia autóctona aliada a Cortés, es sobre todo IXTLILXÓCHITL
, quien “...transmite la amargura de ver que los protagonistas auténticos de la conquista, que
habían sido los indios, no habían sacado de ella ni siquiera el que se les reconociera.”. En
GUERRERO ROSADO, Los dos mundos, p. 17. Cfr. IXTLILXÓCHITL, FERNANDO DE ALVA,
119
“...Juan Diego[...] se cambió y abandonó su pueblo, dejando su casa y su tierra a su tío Obras Históricas, México: Gobierno del Estado de México, Universidad Nacional Autónoma
Juan Bernardino...”. En LASSO DE LA VEGA, LUIS, Totlaconantzin Guadalupe in nican huei de México, 19973 [Instituto Mexiquense de Cultura, Instituto de Investigaciones Históricas],
altepenahuac México Itocayocan Tepeyacac (El gran acontecimiento con que se le apareció t. I, Sumaria relación de las cosas de la Nueva España, Apéndice, Número 7, p. 392 y 393 y
la Señora Reina del cielo Santa María, nuestra querida Madre de Guadalupe, aquí cerca de la Compendio histórico del reino de Texcoco, Décimatercia relación, p. 468 y 505.
Ciudad de México, en el lugar nombrado Tepeyácac), México: Imprenta de Juan Ruyz, 1649. Don FERNANDO DE ALVA IXTLILXÓCHITL y aunque “...el nombre nos haría pensar en un
Obra que escribió en 1646 con el título Hvei Tlamahvizoltica Omonoxiti ilhuicac tlatoca indio […] no lo fue; era un mestizo casi del todo español, pues su sangre era blanca por tres
cihuapilli Sancta María (El gran acontecimiento con que se le apareció la Señora Reina del cuartos, pero, efectivamente, por parte materna descendía de los Reyes de Texcoco. Nació
cielo Santa María...). En DE LA TORRE VILLAR Y NAVARRO DE ANDA, Testimonios
probablemente en l578 y murió el 25 de octubre de l650, por lo que fue contemporáneo en su
históricos, p. 304 y 305 (en adelante citado como LASSO DE LA VEGA, Huei
Tlamahuizoltica). Huei Tlamahuizoltica significa literalmente “muy maravillosamente” y es juventud de don Antonio Valeriano, a quien conoció sin duda alguna, pues sus familias estaban
un adverbio que en náhuatl puede significar un sustantivo: “el gran acontecimiento”. Cfr. emparentadas.
CHITARRONI, El modelo pedagógico, cap. IV, subtítulo “Juan Bernardino”, p. 182 a 184. Escribió abundantemente, con perfecto dominio del náhuatl y del castellano, y es una de las
120
“...En una época en que las genealogías se tomaban muy en serio, pues tenían fuentes básicas de la historia antigua, especialmente por lo que se refiere a Texcoco…”. En
implicaciones fiscales, dos respetables familias demostraron ser descendientes de Juan GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 77.
Diego, el vidente del Tepeyac. Lo desconcertante es que siempre habíamos pensado que éste Si bien es un escritor mestizo, sus fuentes de información son indias (Cfr. GUERRERO
era un pobre de la base más ínfima, y a quien ellas probaron tener por ancestro era un ROSADO, Los dos mundos, p. 16).
121
príncipe de la casa real de Texcoco. ¿Podemos encontrar alguna respuesta a esto en el Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 105.
122
Nican mopohua? GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 415.
123
La impresión general que nos dá es que Juan Diego [...] ciertamente es pobre: anda solo, Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 209.
124
tiene que hacer humillantes antesalas, su tío se extraña de que lo acompañen españoles...”. Cfr. DURAN, Historia de las Indias, t. II, cap. LIII, p. 407 y SILLER ACUÑA, Anotaciones
En GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 101. Cfr. SENTÍES RODRÍGUEZ, y comentarios, p. 156.
60 61
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Por otro lado, no le fue bien en la primera entrevista con el prelado, y


esto reforzó su estado anímico negativo. Herido en su fina sensibilidad india
Por dicha fineza y exquisitez tampoco en ningún momento cuenta, ni
porque no se había creído en él, y por haber en consecuencia fracasado
se queja ante Nuestra Señora, de lo malos tratos que recibe de los españoles.
inicialmente en su misión, se comprende pues el abatimiento de Juan Diego.
También, y ante el temor de que nuevamente fuera rechazado el pedido que era
enviado a hacer, su tristeza, llanto y ponerse de rodillas durante la segunda
entrevista125. «Si alguien a algún lugar te envía, si allá sólo eres reprendido
[...] no por eso vendrás enojado. No en tus labios, no en tu boca
Viviendo dichas situaciones, se lo describe como un hombre de vendrá prendido lo que así te ocurrió, lo que te hizo sufrir el
admirable personalidad, llena de cualidades y de un comportamiento haber ido. Y cuando hayas regresado, si luego te pregunta el que
hondamente enraizado en virtudes muy queridas y cultivadas en el México te envió, si te dice: ¿Cómo te fue allá a donde fuiste?, luego, con
prehispánico. buenas palabras, le contestarás; sólo con suavidad, no jadearás,
no luego así le dirás lo que así te afligió...» 128
Así, en sus saludos, palabras y actitudes, se encuentran muchos
ejemplos de la sutil delicadeza y cortesía india que se les inculcaba desde la
niñez. Delicadeza que combinaba ternura y formalidad, familiaridad y
solemnidad, y por la cual también se reconoce inepto e indigno para el cargo Cualquier queja hubiera sido un reproche y una ofensa a Ella que lo
enviaba. Su gentileza hace incluso que sea muy suave al describir el
que se le encomienda cumplir126. Grosería y petulancia hubiera sido para con
quien lo enviaba no utilizar frases autodenigratorias; frases que eran de rigor y comportamiento de Zumárraga y sus colaboradores, y que se atribuya a sí
expresaban honestidad, buena educación e idoneidad y que no manifestaban mismo el fracaso de su gestión129.
entonces una baja autoestima o una minusvaloración de las propias capacidades También en la ocasión en la que Juan Diego intenta esquivar a Nuestra
y posibilidades; aunque él aquí también las emplea para sugerirle, pensando Señora de Guadalupe es muy amable, y procede de acuerdo a la más fina
más en los intereses de Nuestra Señora que en él mismo, que envíe un etiqueta india: no quiere contestarle que no, quiere evitar tener que expresarle
mensajero más creíble para el español127. una ruda y directa negativa al compromiso de llevar la señal al obispo, algo que
en ese momento no puede satisfacer, por atender algo muy importante como lo
es el pedido de su tío moribundo130.
Nótese incluso lo desinteresado de Juan Diego, a quien no se lo ocurre
de ningún modo “cobrarle” a María por su servicio, y no le pide por la salud de
su tío cuando Ella se le presenta y sale al cruce de su camino131.

125
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 46, 72 y 73 y GUERRERO ROSADO,
El Nican mopohua, t. I, p. 210, 215, 260 y 262.
126
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 50 y GUERRERO ROSADO, Nican
mopohua: aquí se cuenta..., p. 42 y 43.
127
Cfr. SAHAGÚN, Historia general, lib. VI, cap. IX, p. 319 y 320 y GUERRERO ROSADO, El
128
Nican mopohua, t. I, p. 226 y 229. GUERRERO ROSADO, Nican mopohua: aquí se cuenta..., p. 43, cita textualmente a
Aún reconociendo el carácter excusante de las palabras autodenigratorias de Juan Diego, ANÓNIMO, Testimonios de la antigua palabra, (Huehuetlatolli), Exhortación con que el padre
puesto que las mismas en su cultura se pronunciaban ante una responsabilidad honrosa y que así habla, así instruye a su hijo para que bien, rectamente viva, p. 65.
129
excedía los merecimientos personales, nos parece inadecuada la interpretación extrema de Cfr. GUERRERO ROSADO, Nican mopohua: aquí se cuenta..., p. 43.
130
que serían fruto sólo de la situación social provocada por la conquista. Según dicha Cfr. VERSÍCULOS 100 a 104 y GUERRERO ROSADO, Nican mopohua: aquí se cuenta..., p.
interpretación, las palabras de Juan Diego serían autodestructivas y expresión de que el indito 53.
131
se encontraba deshecho como persona, y asimilando ser un sometido y un dominado por los Cfr. VERSÍCULOS 108 a 116 y GUERRERO ROSADO, Nican mopohua: aquí se cuenta..., p.
blancos. Cfr. SILLER ACUÑA, Para comprender, p. 74. 53.
62 63
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Sin tener nunca una actitud desafiante o de reproche, a pesar de que lo


enviaba la Reina del Cielo, siempre se presenta ante Zumárraga con muchísima Breves ideas para ayudar a la apropiación
humildad. En su tercera entrevista con él, y al resumir todo lo que ha vivido
hasta la misma, también evita hacer referencia a las humillaciones y las 9 Que como San Juan Diego Cuauhtlatoatzin sepamos
angustias que le ha tocado padecer. Detalla sólo los intereses de Nuestra Señora ocuparnos de vivir y expresar la voluntad y mensaje de
y de este manera suma, a la cortesía y delicadeza, la discreción132. Discreción Nuestra Señora de Guadalupe, afirmados en el amor que
de palabra muy asociada a dicha gentileza y que aconsejaban los mexicanos: Ella nos tiene, para saber sacrificarnos y vencer las
«...ni hables demasiado, ni cortes á otros la plática [...] Si no fuere de tu oficio, ó dificultades...
no tuvieres cargo de hablar, calla, y si lo tuvieres, habla, pero cuerdamente, y no
como bobo que presume, y será estimado lo que dijeres...»133. 9 Que el mensajero digno de confianza nos anime a
encarnar las virtudes de las que tan bello ejemplo nos
Además, Juan Diego es presentado muy diligente y bien dispuesto a
renunciar a sí mismo y a obedecer a todos: a Nuestra Señora y a riesgo de su dejó... (se puede centrar la oración o reflexión en alguna
propia vida, cuando lo envía en forma reiterada a pedir al obispo un templo en de ellas en especial)
un lugar sospechado de idolatría. Y cuando, confiando muchísimo en Ella, cree 9 ¿Con la ayuda de la gracia de Dios, nos ocupamos en
y sigue el pie de la letra su palabra, que le expresa que ya curó a su tío y lo cultivar nuestra personalidad para mejor obedecer y
manda a buscar flores en un lugar y en un tiempo en los cuales era imposible su
crecimiento134.
buscar los intereses de nuestra Madre, entregándole
nuestro ser y voluntad, con diligencia y sin quejarnos?...
También obedece a su tío, en los momentos en que se queda a cuidarlo
y va a buscarle un confesor, aún cuando para realizar estos servicios deba 9 ¿Nuestro comportamiento manifiesta delicadeza, cortesía
postergar sus compromisos con la Madre de Dios y con el señor obispo135. Y a y discreción?...
este último, al mostrarse disponible a sus exigencias de ir a pedir una señal y de
que se quedara en el palacio episcopal, cuando ya había entregado la prueba y
desearía ir a reencontrarse con su tío al que había dejado moribundo136.

132
Cfr. GUERRERO ROSADO, Nican mopohua: aquí se cuenta..., p. 47, 64 y ROJAS
SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 162 a 180.
133
MENDIETA, Historia eclesiástica, lib. II, cap. XX, p. 113.
134
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 63 a 65 y 175 y GUERRERO
ROSADO, Nican mopohua: aquí se cuenta..., p. 45, 46 y 66.
135
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 94 a 98 y GUERRERO ROSADO,
Nican mopohua: aquí se cuenta..., p. 52.
136
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 79, 80, 191 a 195 y GUERRERO
ROSADO, Nican mopohua: aquí se cuenta..., p. 49.
64 65
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Fray Juan de Zumárraga

Celoso y honesto pastor

Precisiones históricas
Fraile español que nació en el año 1468 en Tabira de Durango,
Vizcaya, y que falleció en 1548 en la ciudad de México137. En su desempeño
como obispo, su gran celo pastoral lo llevó a ocuparse en la búsqueda de la
solución integral de los problemas y males que agobiaban a los mexicanos. De
este modo, trabajó incansablemente por la felicidad de su rebaño,
proporcionándole los sacramentos y colaborando en la concreción de diversas
iniciativas que mejoraran las condiciones generales de la vida de los indios.
Así, en su afán de procurar el mayor bienestar de estos últimos, los protegió de
los abusos de los conquistadores y participó no sólo en la fundación de
instituciones educativas, sino también en la de hospitales, asilos y hasta de una
imprenta138.
Así, el ejercicio de su ministerio sacerdotal reveló a este vasco como
un hombre de virtud, humilde y honestísimo que sustentaba su actividad en su
vigoroso y violento carácter. Por esto último no escatimó esfuerzos para obrar
conforme a su conciencia y enfrentar dificultades, aún cuando a veces era
sumamente duro al realizar sus tareas de padre y pastor139.
Con anterioridad en España y a partir de 1535 en México, fue
inquisidor apostólico, por lo cual tenía experiencia a la hora de interrogar según
los criterios de los tribunales inquisitoriales de la época; es decir, recurriendo a

137
Cfr. MOTA, Diccionario Guadalupano, p. 302.
138
Cfr. ESCALADA, XAVIER, Enciclopedia Guadalupana, México: Enciclopedia
Guadalupana, 1995, t. IV, p. 737 y 738 (en adelante citado como ESCALADA, Enciclopedia
Guadalupana).
139
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 188 y ESCALADA, Enciclopedia
Guadalupana, t. IV, p. 737 y 738.
66 67
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

todo tipo de estrategias para provocar el error del sospechoso. Era tan ámbitos de conocimiento, fueron destruidos sistemáticamente por Zumárraga y
escrupuloso y cuidadoso a la hora de defender la ortodoxia doctrinal, que años sus ayudantes145.
después de la estampación de Nuestra Señora de Guadalupe y vista su
Por todo lo anterior, al momento del inicio del fenómeno guadalupano
severidad y rigidez para con los indios heterodoxos, el Rey los sacó de su
había en la ciudad de México-Tenochtitlan personas que tenían más simpatía
jurisdicción de inquisidor en el año 1543140.
por los indios y una mejor relación con ellos, que hubieran sido humanamente
Conforme al obrar de la Inquisición que no solamente investigaba, hablando, más accesibles a un pedido como el que Juan Diego es enviado a
sino que de todo levantaba actas, la escrupulosidad y formalidad burocrática hacer. Por otro lado, las mismas eran autoridades de más recursos y poder real a
eran características de su persona141. En el caso del acontecimiento la hora de concretarlo146; ya que Zumárraga, si bien ya había sido nombrado,
guadalupano, hay testimonios explícitos sobre la existencia y posterior aún no había sido consagrado obispo y no ejercía plenamente el poder de los
desaparición de las actas correspondientes y de otros documentos142. sucesores de los apóstoles. Dicha consagración se efectuó en España el 27 de
abril de 1533 y regresó al nuevo continente al año siguiente147.
Partidario del pensamiento de Erasmo de Rótterdam, muy poco afecto
a una espiritualidad mediada por lo sensible y a las «...imágenes y devociones
populares»143, ya desde su llegada a Nueva España el 6 de diciembre de 1528
se había opuesto férreamente a la religión de los indígenas:
«...apenas cinco meses antes de recibir a Juan Diego, se precia
en una carta al Capítulo General de su Orden, en Tolosa, de 145
haber arrasado con cuanto había podido: ‘quinientos templos de Cfr. YÁÑEZ SOLANA, MANUEL, Los aztecas, Madrid: Edimat, 1998, p. 55, 56, 179 y 180.
146
Cfr. TORQUEMADA, JUAN DE, Monarquía Indiana. De los veinte y un libros rituales y
los dioses y más de 20.000 imágenes de los demonios que monarquía indianana, con el origen y guerras de los indios occidentales, de sus poblazones,
adoraban...’»144 descubrimiento, conquista, conversión y otras cosas maravillosas de la mesma tierra, México:
Universidad Nacional Autónoma de México, 19753 (Colección “Serie de historiadores y
Pero no sólo templos e imágenes, sino también libros y papeles cronistas de indias”, n. 5) [Instituto de Investigaciones Históricas], vol. II, lib. V, cap. X,
prehispánicos, de naturaleza jurídica, administrativa, comercial y de diversos p.360 (en adelante citado como TORQUEMADA, Monarquía Indiana. Fray JUAN DE
TORQUEMADA, de la Orden de los Frailes Menores, es otro “...cronista Franciscano, sucesor
de Mendieta y ya algo lejano a la conquista, que se abastece ampliamente en el mismo Mendieta
y en Motolinía, pero también tiene buen material original en su enorme obra de ‘Monarquía
Indiana’ ”. En GUERRERO ROSADO, Los dos mundos, p. 15) y MENDIETA, Historia
140
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 188, nota 7 y p. 260. eclesiástica, lib. V, pte. I, cap. XVIII, p. 609 y 610.
El acontecimiento que causó que la Corona tomara esa determinación fue la condena a GUERRERO ROSADO, en El Nican mopohua, t. I, p. 201 y 202, fundamentándose entre
muerte de Don Carlos Mendoza Ometochtli o Chichimecatecutli, ex alumno del colegio de la otros, en los anteriores autores, afirma lo siguiente: “Fray Juan de Zumárraga... era, del
Santa Cruz de Tlatelolco. Esto implica que si Juan Diego fue realmente un príncipe de punto de vista humano, el menos adecuado para irle a pedir un templo. A un falsario nunca
Tezcoco (cfr. CHITARRONI, El modelo pedagógico, cap. IV, subtítulo “El vidente del se le habría ocurrido acudir a él, sino a Sebastián Ramírez de Fuenleal, que sí era Obispo
Tepeyac en el Nican mopohua”; p. 188 a 192), Zumárraga sentenció a la hoguera a su consagrado, aunque sus funciones en México eran meramente civiles como Presidente de la
hermano. Cfr. RICARD, La conquista, p. 396 a 398. segunda Audiencia, y que, como tal, contaba con la autoridad y los recursos para levantarlo
141
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 452. de inmediato [...] y que, además, mostraba cierta simpatía por la cultura indígena.
142
Cfr. la declaración bajo juramento del Padre MIGUEL SÁNCHEZ, noveno testigo de las Otro buen candidato, y casi casi ‘el candidato’ obligado, hubiera sido la ‘Eminencia Gris’ del
Informaciones de 1666 (en CHÁVEZ SÁNCHEZ, La Virgen, p. 265 y 266) y otros testimonios México de ese entonces: Peter van der Mören, (Fray Pedro de Gante), un flamenco que, aunque
en GARCÍA GUTIÉRREZ, JESÚS, Primer siglo guadalupano 1531-1648. Documentación simple lego franciscano por su voluntad, gozaba de autoridad inapelable, tanto por su auténtica
indígena y española que pone de manifiesto los fundamentos históricos de la aparición santidad y amor a los indios, como porque todos sabían que era consanguíneo de Carlos V [...] y
guadalupana, México: San Ignacio de Loyola, 19452, p. 66. quien ciertamente construyó también muchísimas iglesias.”.
143 147
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 188. Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 189 y 453, MOTA, Diccionario
144
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 188. Cita textualmente a GARCÍA Guadalupano, p. 302 y ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 212 que, en
ICAZBALCETA, JOAQUÍN, Biografía de Don Fray Juan de Zumárraga, primer Obispo y coherencia con la situación de Zumárraga y con gran precisión histórica, habla de Iglesia
Arzobispo de México, Madrid: M. Aguilar, 1929, cap. XXII, p. 429 y 430. Mayor y no de Iglesia Catedral.
68 69
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

En el Nican mopohua posible152. Principio y praxis que en ese momento convenía muchísimo
respetar, pues en el contexto de la conquista las historias de apariciones o
En el relato, y en perfecta coherencia con lo ya expresado, fray Juan de intervenciones sobrenaturales, primero por parte de los españoles y luego de los
Zumárraga se manifiesta en la consideración de la persona de Juan Diego y del indígenas convertidos, «...abundaron con tan indiscreta como nada imparcial
mensaje que él le traía, como un «...inquisidor desconfiado, para nada frecuencia [...] jamás en plan de reconciliar o pacificar, sino siempre con la
crédulo...»148. muy “cristiana” ansia de humillar y aplastar a los del bando contrario...»153.
Cualquier autoridad eclesiástica, a la que alguien viniera a ver con un El texto estudiado lo denomina al obispo Teopixcatlatoan”,
mensaje semejante al que se le comunicó, reaccionaría de forma más o menos «...creando una de dos palabras: ‘Teopixqui’ que era ‘sacerdote’, y ‘Tlatoani’
similar. Cuanto más si el embajador era un indio recién converso, y por eso [...]‘gobernante’...»154. Tlatoani, que significa literalmente “el que habla o el
sospechoso para una mirada española, que además le hablaba de hacer un hablante” (recordemos que en contexto náhuatl el arte del habla noble se refería
templo «...a la Madre de Dios, precisamente donde había estado el ídolo de la por antonomasia a la autoridad), era el título que designaba entonces a la
madre de los dioses paganos...»149. persona de jerarquía suprema o más alta. En este caso y con toda propiedad, la
Y según el Padre Juan González, intérprete y traductor del obispo que expresión designa al superior de los sacerdotes155.
no conocía el idioma náhuatl, testigo presencial de los hechos, la reacción del
gobernante sacerdote, luego de escuchar al mensajero de Nuestra Señora, fue
todavía más dura de lo que expresa el Nican mopohua: «...el Arzobispo no le La Señora responde a sus exigencias
dio crédito, no más le dijo:-¿Qué dices hijo mío?!Tal vez lo soñaste, o quizá te
Los españoles se arrodillan, admiran y entristecen ante la estampación
emborrachaste!...»150.
de Nuestra Señora de Guadalupe, que también supo inculturarse para ellos. Por
En la primera entrevista rechaza el pedido de Juan Diego y, con el eso y a pesar de todo lo que hemos dicho de Zumárraga, él no sólo se
correr de los hechos, ante la insistencia del indio, lo examinó duramente; y conmueve, sino que llega a llorar y pide perdón a la Señora, aún atada en el
aunque no pudo encontrar nada en su palabra que lo descalificara, le mencionó cuello de Juan Diego, por su incredulidad anterior156.
la necesidad de una señal que acreditara el pedido; y, por último, al asumir Juan
Es que su imagen es respuesta superlativa a la mirada y exigencias de
Diego esta exigencia, no dejó de dudar de él151.
Zumárraga; pero no termina allí la fineza de la Amada Niña Celestial, que le
Fue en todo lo enunciado fiel al recelo inquisitorial, pero también a un proporciona además una comprobación fiable para los criterios de su
principio que rige aún hoy la praxis de la Iglesia, al considerar la posibilidad o conciencia, y para una mentalidad europea: la curación instantánea de un
no de un hecho sobrenatural: considerarlo falso e impugnarlo por todos los
medios, aceptando con mucha facilidad las objeciones (como hizo con el
testimonio de los perseguidores), y examinando con gran rigor las pruebas (se 152
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 274.
entrevistará con el tío sanado), hasta llegar a un veredicto final lo más seguro 153
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 411. Cfr. LÓPEZ DE GÓMARA,
FRANCISCO, Historia de la conquista de México, México: Porrúa, 1988 (Colección “Sepan
Cuantos...”, n. 566), cap. CV, p. 148 y 149 (en adelante citado como LÓPEZ DE GÓMARA,
Historia).
148
Cfr., por ejemplo, ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 45, 74, 75, 76 a 78, El Padre FRANCISCO LÓPEZ DE GÓMARA fue capellán de Hernán Cortés y, si bien nunca
82 y GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 188. estuvo en México, escribió en latín y español “ ... de lo mucho que Cortés le contaba de primera
149
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 189. Cfr. además, de la misma obra, p. mano. La obra de Gomara es excelente, la mejor fuente del punto de vista literario, y, sin ser
210 y 215. desde luego imparcial, lo es mucho más de lo que podía esperarse.”. En GUERRERO ROSADO,
150
GONZÁLEZ, JUAN (ATRIBUIDO), Inin Huey Tlama Huizoltzin (Relación primitiva de la Los dos mundos, p. 16.
154
primera aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego), Texto en náhuatl con traducción GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 201.
155
al español. En AA VV, Conmemoración Guadalupana, p. 135. Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 40 y GUERRERO ROSADO, El Nican
151
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 45, 74, 78 y 82 y GUERRERO mopohua, t. I, p. 201.
156
ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 262. Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 185 a 188.
70 71
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

moribundo, que pudo corroborarse por el testimonio del tío, concordante pero
independiente del de Juan Diego157.

Breves ideas para ayudar a la apropiación Apariciones de


9 Que como Fray Juan de Zumárraga nos dejemos
cambiar por la presencia y respuestas que nos da
Nuestra Señora de Guadalupe
Nuestra Señora de Guadalupe... Que Ella nos ayude a
superar en la caridad todo lo que pueda alejarnos de a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin
vivir su voluntad...
9 Que el ejemplo de un Obispo tan ocupado en cumplir
bien con sus responsabilidades de pastor, nos ayude a
nosotros a poner toda nuestra buena voluntad en la Caracterización orientadora
edificación del Reino de Dios... Que Nuestra Señora de
Con el correr de las apariciones, en los diálogos entre Nuestra Señora
Guadalupe auxilie así los esfuerzos de nuestras de Guadalupe y San Juan Diego, vemos cómo Ella va sosteniendo y haciendo
comunidades... crecer la misión y protagonismo de él. La Reina del Cielo lo fortalece y lo
9 Que Nuestra Señora de Guadalupe nos libre de los compromete poco a poco y de tal modo, que lo hace capaz de enfrentar cada
vez mayores dificultades.
condicionamientos negativos de nuestra época y de
nuestra historia personal, y haga así más fecundo En dicho contexto, Juan Diego se muestra muy diligente y bien
nuestro esfuerzo por ser fieles... dispuesto a renunciar a sí mismo y a obedecerle aún a riesgo de su propia vida,
cuando Ella lo envía en forma reiterada a pedir al obispo un templo en un lugar
9 ¿Trabajamos por la felicidad de nuestro pueblo sospechado de idolatría. Además siempre evita hacerle referencia a las
facilitando su acceso a los sacramentos y a los otros humillaciones y las angustias que le ha tocado padecer por parte de los cercanos
regalos de Dios, para colaborar así en la búsqueda de al Señor Obispo.
mejores condiciones de vida para todos?...
En sus apariciones, Nuestra Señora de Guadalupe asume las
9 ¿Confiando en el amor y asistencia de Nuestra Señora de motivaciones y vivencias de Juan Diego y maneja el ambiente, sus
Guadalupe, creyendo a Ella y a su Hijo, somos capaces intervenciones y palabras, en respuesta a las búsquedas profundas y cotidianas
de movilizarnos con humildad y honestidad en la de su mensajero158. Así por ejemplo, destacamos aquí, que en su primer
encuentro con él, Nuestra Señora de Guadalupe le descubre su voluntad a Juan
construcción del pueblo de Dios, ayudando así a
Diego luego de preguntarle y oír hacia dónde se dirigía, cuál era su rumbo y
superación de los males y tristezas de hoy?... qué buscaba, pudiendo relacionar Ella así su mensaje con la motivación que
traía el indio: encontrar y recibir las cosas de Dios159.

158
Cfr., por ejemplo, ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 6 y SILLER ACUÑA,
157
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 203 a 207 y 209 y GUERRERO Para comprender, p. 61.
159
ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 360, 441 y 442. Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 23 a 33.
72 73
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Además, todo el acontecimiento suscitado por la Madre del Tepeyac, Primera aparición: cercanía y nombres divinos
está compuesto por una multitud de gestos y signos que hablaron
abundantemente a la sensibilidad y a la mentalidad simbólica del indio. En el
contexto de su cultura, la simple mención de alguna realidad era suficiente para
suscitar la evocación y asociación de toda una serie de ideas y conceptos Belleza divina
vinculados con la misma, aun incluso y aunque solamente fuera por mera La narrativa del Nican mopohua asocia a la persona y proceder de
asonancia, recurso muy usual en el idioma náhuatl160. Así, explicitaremos al Nuestra Señora de Guadalupe realidades hierofánicas, o que manifestaban lo
hablar de las apariciones, además de los que ya hemos comentado, cómo sagrado, tales como: «... monte, cantos, pájaros, el sol y sus rayos, piedra y
cobran relevancia otros elementos concretos que, con familiaridad, hablaban a nopal, jade, plumas preciosas, resplandores, tierra, niebla, arcoiris,
los indios de Dios y lo relacionado con Él; y que nos seguirán mostrando con mezquites, esmeraldas, turquesas, espinas...»161.
intensidad la perfecta inculturación india del evangelio en el anuncio de la
Virgencita de América. Aquí fijamos nuestra atención en dos de ellas, desechadas por los
españoles, pero puestas por nuestra Señora de Guadalupe al servicio de la
manifestación de la cercanía de Dios. La
Breves ideas para ayudar a la apropiación «...palabra ‘quetzalli’= ‘pluma preciosa’, [...] significa
metafóricamente ‘tesoro’, ‘riqueza’, ‘padre’, ‘madre’, ‘hijo’ y,
9 Que siempre nos dejemos fortalecer y movilizar por en fín, todo lo que precioso y muy querido, pues, junto con el
Nuestra Señora de Guadalupe y sigamos el ejemplo de jade[...] eran la máxima belleza y la máxima riqueza. El
San Juan Diego Cuauhtlatoatzin entregando nuestra vida difrasismo ‘In chalchíhuitl in quetzalli’ = ‘Jade y Pluma
al servicio de lo que Ella quiere... preciosa’, no sólo expresaba algo bello, sino la belleza misma, es
decir: Dios.»162
9 Que para comunicar el Evangelio de Jesús, tal como hizo
Nuestra Señora de Guadalupe, sepamos asumir la Según mirada de los frailes, «...su principal idolatría siempre se fundó
cultura de nuestros interlocutores, especialmente sus en adorar estas piedras, juntamente con las plumas, a las cuales llamaban
‘sombra de los dioses’»163. Pero en la presencia en el Tepeyac de los
modos de percibir y de expresarse y sus conocimientos
componentes de este difrasismo está ligada no sólo con creencias indias, sino
previos... también con el Dios cristiano, simbolizándolo y remitiendo a Él, en cuanto
9 ¿Sabemos, asumiendo los momentos sociales y artífice pleno de todo lo precioso y bello.
psicológicos de nuestras comunidades, presentar la Así, Nuestra Señora se presenta con «...su venerable aureola como
Buena Nueva en respuesta a las búsquedas profundas y jade precioso...»164 y, además, transforma la vegetación del cerro de las
cotidianas de sus miembros?... apariciones en esmeraldas, que les eran muy apreciadas a los indios y las traían
desde muy lejos y con mucho esfuerzo, precisamente por parecerse al jade
9 ¿Anunciamos con el “ambiente” de nuestras precioso165.
comunidades o el mismo contradice el amor de Dios?...

161
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 153.
162
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 133.
163
DURAN, Historia de las Indias, t. II, cap. XXV, p. 206.
164
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 155 y cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican
mopohua, VERSÍCULO 19.
160 165
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 333 y 347. Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 156 y 157.
74 75
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

«Las esmeraldas que se llaman quetzaliztli [...] son preciosas, de divinos que vivían de flores, y que inequívocamente hacían presente a Dios y a
mucho valor, llámanse así porque quetzalli quiere decir pluma sus profundos deseos de imitarlo171.
muy verde, y iztli piedra de navaja, la cual es muy pulida y sin
mancha ninguna, y estas dos cosas tiene la buena esmeralda, que
es muy verde, no tiene mancha, y muy pulida y transparente, es Nombres indios de Dios
resplandeciente»166
Nuestra Señora de Guadalupe es además presentada por el Nican
En vinculación con lo anterior, la afirmación de que «...la tierra como mopohua aceptando, aprovechando y haciendo crecer, denominaciones y
que relumbraba con los resplandores del arcoiris en la niebla...»167, está conceptos sobre dios de la América prehispánica. Recordemos que para los
remitiendo al ópalo mexicano y a su homónimo náhuatl, el colibrí, a los cuales indios, dichos términos y sus connotaciones, eran necesarias creaciones de la
relacionaban con aquél. finitud humana, incapaz de entender y expresar la maravillosa armonía y
El ópalo, mineral de diversos colores, «...llamado ‘pedernal de colibrí’ unicidad del único ser supremo. Conformaban así un universo de nombres, que
desde luego se produce y cría con multitud de matices: blanco, verde, color de ellos atribuían a los diferentes aspectos de la realidad divina, tratando de
fuego, o si no, como estrella, como arco iris. No más con un poco de arena se expresar sintéticamente lo que intuían y concebían de su naturaleza. De entre
raspa y se pule»168. ellos, son puestos en labios de Ella cinco títulos prehispánicos que utiliza para
referirse a su Hijo, y cuyo sentido se aproxima al de la concepción cristiana del
De este modo el arco iris simbolizaba a la vez el arte de las piedras y único eterno. Los mismos no sonaron mal a oídos españoles, que no entendían
el de las plumas preciosas con todo su significado religioso. Agregamos con su referencia al mismísimo dios de los indios, cosa que sí percibieron estos
respecto al pájaro, que incluso los españoles se impresionaron de cómo lo últimos y los hizo sentir muy felices172.
llamaban los indios y lo usaron para hablar de Cristo y su resurrección169:
Cuatro de dichos nombres divinos, que eran portadores de conceptos
«...no tiene más cuerpo que un abejón, pico largo y delgado. elaborados por los antiguos sabios indios y mencionados por
Mantiénese del rocío, miel y licor de flores, sin sentarse sobre la
rosa; la pluma es menuda, linda y entrecolores; précianla mucho «...la Señora del Tepeyac, son: ‘In Tloque in Nahuaque’,
para labrar con oro, especialmente la del pecho y pescuezo; ‘Señor del cerca y del junto’, ‘Ipalnemohuani’, ‘Causante de
muere o adormécese por octubre, asido de una ramita con los toda vida’, ‘[...] Teyocoyani’, ‘Creador [...] de todos’, y
pies, en lugar abrigado; despierta o revive por abril, cuando hay ‘Totecuiyo in Ilhuicahua in Tlaltipaque in Mictlane’, ‘Nuestro
muchas flores, y por eso lo llaman el resucitado y por ser tan Señor, dueño del Cielo, de la Tierra y del Infierno’»173.
maravilloso hablo dél.»170 Con respecto a los dos primeros, su sentido es complementario, In
Claro que los europeos no comprendieron su referencia a la divinidad Tloque in Nahuaque es un difrasismo que hace referencia «...a la soberanía y a
prehispánica, y a la aspiración de los indios de ofrendar gloriosamente su la acción sustentadora de...»174 dios y destaca que «...es cimiento del universo,
sangre en la guerra, para redimir y resucitar. Desde la mirada de los antiguos que todo está en él ...»175; mientas que Ipalnemohuani, subraya su función
mexicanos, esto era tan así, que anhelaban ser como esas joyas volantes o seres generadora expresando que él «... concibiendo en sí mismo el universo, lo
sustenta y produce en él la vida»176; alude así a su «...función vivificante, o si se

171
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 133, 155 y 156.
172
Cfr. CHITARRONI, El modelo pedagógico, cap. II, subtítulo “Maestros y alumnos
166
SAHAGÚN, Historia general, lib. XI, cap. VIII, p. 693. sagrados”, p. 120 a 127 y GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 35 y 37.
167 173
ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 20. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 36.
168 174
SAHAGÚN, Historia general, adiciones al lib. IX, cap. III, p. 526. LEÓN-PORTILLA, La filosofía náhuatl, p. 168.
169 175
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 156. LEÓN-PORTILLA, La filosofía náhuatl, p. 168.
170 176
LÓPEZ DE GÓMARA, Historia, cap. CCXLVI , p. 331 y 332. LEÓN-PORTILLA, La filosofía náhuatl, p. 168.
76 77
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

prefiere, de ‘principio vital’...»177, atribuyéndole el origen de todo movimiento y Además, reforzando nuestras afirmaciones, y si bien la Señora no lo
vida. Teyocoyani es un participio presente «...del verbo yucuya o yocoya: utilizó explícitamente, recordando la asociación de su ser e intervención con el
idear, forjar con el pensamiento...»178 y significa “el que pensando da el ser a jade y su referencia a Dios, destacamos que también los indios lo denominaban
todos los demás”. «...‘Chalchiuhtlatonac’, ‘El que hace brillar las cosas como jade’...»184.
«...Del último nombre: ‘Totecuiyo in Ilhuicahua in Tlaltipaque
in Mictlane’, no hace falta sino traducirlo, pues habla por sí
solo: ‘Nuestro Señor, dueño del Cielo, de la Tierra y del Breves ideas para ayudar a la apropiación
Infierno’. La traducción es literal, y como comentario basta 9 Que sepamos asumir lo que en las diversas culturas y
confrontrarlo con Fil. 2, 10.»179
experiencias religiosas puede ayudarnos a acercarnos a
Ella hace referencia así y de modo inculturado, a la inmanencia y ellas para hablar de Dios, la belleza por antonomasia, y
trascendencia del ser supremo; y a su ser causa, creador y dueño de toda a anunciar la muerte y resurrección de nuestro Señor
realidad y vida. Es en el contexto de su acción y palabra cuando «...se empieza Jesucristo...
a encarnar el Dios cristiano de los evangelizadores en el concepto antiguo, al
decir que es el mismo...»180, al insistir en identificar a Ipalnemohuani o “El que 9 Que Nuestra Señora de Guadalupe nos haga crecer en el
nos da la vida” con In nelly Teotl , “el verdadero Dios, el Dios con raíz”181. Ya deseo de entregar nuestra sangre, nuestro servicio, por
desde el segundo versículo la vida del mundo...
«...se menciona al primero de los asombrosos nombres de Dios : 9 ¿Nos ocupamos en manifestar a Dios como alguien
I-pal-nemohua-ni, dejando claro que no se trata de ninguno de totalmente amoroso, siempre cercano a nuestras
los ‘ídolos’ que los españoles veían en todas partes, sino circunstancias vitales e interesado por nuestro bien?...
asignándolo inequívocamente al ‘huel nelli Téotl Dios’, al
‘verdaderísimo Dios-Dios’.»182 9 Teniendo en cuenta el ser uno y diverso de Dios (uno y
En el mencionado versículo, la utilización de la palabra castellana trino), misterio inefable de amor y armonía, ¿nuestras
“DIOS” (así, con mayúsculas) en el texto original, luego de dichos nombres siempre limitadas concepciones o reflexiones sobre Él, y
divinos y como su sinónimo, busca reforzar el mismo objetivo de aproximar las las prácticas personales y eclesiales con las que
experiencias religiosas de indios y españoles y de explicitar la unicidad de intentamos profundizar y vivir el contenido de nuestra
Dios183. Todo ello referido a la luz de lo experimentado y expresado por su única fe, permanecen abiertas a otras diferentes praxis o
Madre en el acontecimiento inicial del fenómeno guadalupano, que vinculaba a modos de manifestar y de pensar lo que creemos?...
ojos indios a su divinidad de siempre, con el fruto bendito del vientre de
Aquélla.

177
LEÓN-PORTILLA, La filosofía náhuatl, p. 168.
178
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 38.
179
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 38.
180
SILLER ACUÑA, Para comprender, p. 59.
181
Cfr. SILLER ACUÑA, Anotaciones y comentarios, p. 143.
182
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 116.
183
Cfr. SILLER ACUÑA, Anotaciones y comentarios, p. 141, 143 y 144 y Para comprender, p.
59.
184
Efectivamente “Dios” sí está con mayúscula en el original impreso de LASSO DE LA VEGA. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 36 y cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican
Entrevista personal con Monseñor GUERRERO ROSADO, febrero de 2.003. mopohua, VERSÍCULO 19.
78 79
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Se trata del lugar en el cual los indígenas, con anterioridad a la llegada


del español, habían edificado un famoso santuario dedicado a la Madre de
Segunda aparición: maternidad atractiva y exigente Dios188. Era entonces el cerro donde estaba el templo de aquélla que acumulaba
en sí misma los significados contenidos en dicho título; estos son punto de
llegada de un largo proceso de composiciones, mitos y nombres nahuas, que
Contiene y Corrige buscaron describir y designar los portentos, actuaciones y rasgos del eterno
femenino que atrae y recibe, de la realidad humana y divina de la flor preciosa,
De modo especial en la relación de Nuestra Señora de Guadalupe con faldellín de estrellas y de jades189. Era el lugar de la Madre, que acogía toda la
Juan Diego, se observa cómo su palabra le asegura todo su auxilio y lo realidad en su regazo y a quien venían a visitar, como hemos dicho, desde
contiene, sin jamás enojarse y, al mismo tiempo, lo manda con rigor y lo largas distancias y desde todos lados.
corrige si es necesario. Así, además de incentivar y respaldar a su embajador,
no dejará de exigirle y de señalarle límites185. «Por los cuatro rumbos se rompieron dardos.
En cierva estás convertida.
En relación con lo antedicho, observamos en esta aparición cómo Sobre tierra de pedregal vienen a verte...»190
cuando Juan Diego, herido en su fina sensibilidad india porque no se había
creído en él, y por haber en consecuencia fracasado inicialmente en su misión, Es que los mexicas, que la personificaron en la suprema acción de dar
le pide que envíe a otro, Ella lo confirma como su embajador, con posterioridad figura al universo divino y al humano, fueron maestros en el arte de honrar a
a oír de sus labios lo que el indio compartió con el obispo, lo puso triste y le esa mujer de la que todos provenían y a la que imploraban y querían encontrar
hacía realizar dicho pedido186. buscándola entre las flores191. Rostro femenino de Dios, que da al cosmos
cuerpo de mujer, es raíz y apoyo de todo lo que es, que enlaza inicios y fines
cósmicos. Señora del dador de la vida, que en el lugar de los orígenes o
misterioso Tamoanchan dio a luz a los dioses, cuando aún era de noche y que,
Lugar materno al comienzo de la era que estaban viviendo los indios, había descendido de
De igual modo respecto de lo que expresamos sobre los indicios o dicho sitio. Pisos celestes o comarca del árbol florido donde sigue habitando,
informaciones de tiempo, en la cultura de Juan Diego las precisiones de lugares para dar ser a la tierra y a todo lo que contiene192.
tampoco son únicamente señalamientos espaciales o geográficos, sino que
«...Es también Tonantzin, Madrecita nuestra, que llora por las noches
simbolizan y remiten a pertenencias substanciales.
porque presiente las guerras y la destrucción de los soles y los mundos...»193,
En este sentido, el sitio elegido por Nuestra Señora de Guadalupe para quien al intuir el fin y la muerte, en su gemido «...‘alzaba la voz y decía: hijitos
manifestarse primero a dicho indio y con posterioridad a todos los habitantes de
la ciudad, no tiene nada de aleatorio y es un «...toque maestro de inculturación 188
Cfr. esta CHITARRONI, El modelo pedagógico, cap. I, subtítulo “Método y actividades”,
en los valores del pueblo mexicano...»187. Destacaremos ahora con mayor p. 102 a 104.
extensión los sentidos maternos y religiosos prehispánicos que implicaba el 189
Cfr. LEÓN-PORTILLA, MIGUEL, Toltecáyotl. Aspectos de la cultura náhuatl, México:
Tepeyac, y que Ella pone al servicio de su manifestación y del anuncio del Fondo de Cultura Económica, 1980 (5ª. reimp. 1995), p. 411 a 413 (en adelante citado como
Evangelio. LEÓN-PORTILLA, Toltecáyotl ).
190
SEGALA, Literatura náhuatl, p. 136. Cita Canto a la Madre de los Dioses, remite a
GARIBAY KINTANA, ÁNGEL, Veinte himnos sacros de los nahuas (los recogió de los nativos
fray Bernardino de Sahagún, franciscano), México, 1958.
185 191
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 59 y 60. Cfr. LEÓN-PORTILLA, Toltecáyotl, p. 428 y 431.
192
Sobre la gran estima que tenían los indios por la mansedumbre y el escándalo que les Cfr. LEÓN-PORTILLA, Toltecáyotl, p. 413, 415, 426 y 427.
193
provocaba el enojo en los religiosos y sacerdotes, cfr. MENDIETA, Historia eclesiástica, lib. LEÓN-PORTILLA, Toltecáyotl, p. 413.
IV, cap. XXI, p. 438 y 439.
186
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 51 a 62.
187
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 95.
80 81
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míos, tenemos ya que marcharnos. Y otras veces decía: hijitos míos, ¿a dónde Breves ideas para ayudar a la apropiación
os llevaré?’»194.
9 Que Nuestra Señora de Guadalupe nos ayude a contener
Tonatzin, aquélla de cuya carne nacen los hombres y a quien ellos
y a desafiar con amor a las personas con las que
invocan como madre de sus rostros y corazones, atractiva por su fuerza y poder
eficaz para dar subsistencia y librar del mal195; compartimos la vida. Que sepamos así al mismo tiempo
que escuchar y comprender, señalar límites y exigir
«...ella purificaba, aliviaba, cordialmente “para ser sus embajadores muy dignos de
ella lavaba, bañaba, confianza”, y animarnos mutuamente a construir el
en sus manos estaban las aguas [...]
pueblo que Ella nos pide...
Ante ella se conocía el corazón,
Ante su rostro se purificaba 9 Que Nuestra Señora de Guadalupe, que se manifestó y se
La movilidad de la gente...»196 manifiesta en el Tepeyac, lugar ancestralmente materno y
La madre que devolvía la vida a los muertos y por lo cual todos de peregrinación, nos llene de vida y felicidad. Que Ella
querían estar en su seno197. nos haga sabios, firmemente decididos por el bien, para
que caminemos siempre como verdaderos hijos suyos...
«...Voy ante nuestra madre y le digo:
¡Oh, tú por quien todos viven! 9 ¿Somos capaces de usar nuestra palabra para afirmar a
No te muestres severa, los otros en lo que tienen de bueno, e incentivarlos a
no seas inexorable en la tierra, crecer sin jamás enojarnos, aún incluso cuando debamos
vivamos nosotros a tu lado, hacer correcciones? ...
allá en tu mansión de Temoanchan...»198
9 ¿Favorecemos la interrelación de las personas con
Y el llano junto al Tepeyac pasa a ser la antigua y nueva mansión de
esa mujer de la cual199, al elaborar los antiguos mexicanos su imagen femenina Nuestra Señora de Guadalupe, atractiva por su fuerza
en general, «...por espontánea labor de catarsis habían desvanecido aquellos para sostenernos en la existencia cristiana, ayudarnos a
rasgos y atributos que [...] provocaban horror y temor...»200; conservando los crecer en lo positivo y conducirnos a la superación de lo
explicitados, vinculados también a los maestros nahuas, y en cuya continuidad malo?...
y sobredeterminándolos, se manifiesta Nuestra Señora de Guadalupe
encarnándolos de modo definitivo.

194
LEÓN-PORTILLA, Toltecáyotl, p. 430. Cita Códice Florentino, lib. XII. Cfr. ANDERSON,
ARTHUR y DIBBLE, CHARLES, Florentine Codex, Santa Fe, New Mexico: Edition The
School of American Research and The University of Utah, 19782, t. XII, cap. I, p. 2 y 3 (en
adelante citado como ANDERSON y DIBBLE, Florentine Codex).
195
Cfr. LEÓN-PORTILLA, Toltecáyotl, p. 415 y 420.
196
LEÓN-PORTILLA, Toltecáyotl, p. 421. Cita Códice Florentino, libro I. Cfr. ANDERSON y
DIBBLE, Florentine Codex, t. I, cap. XII, p. 23 y 24.
197
Cfr. LEÓN-PORTILLA, Toltecáyotl, p. 416 y 417.
198
LEÓN-PORTILLA, Toltecáyotl, p. 417 y 418. Cita Cantares Mexicanos; Ms. de la
Biblioteca Nacional de México, Reproducción fotográfica publicada por Antonio Peñafiel,
México, 1904, fol. 5 v..
199
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 33.
200
LEÓN-PORTILLA, Toltecáyotl, p. 422.
82 83
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

"Señor Gobernante, considera cuál sería la señal que


pides, porque luego iré a pedírsela a la Reina del
Tercera aparición: presencia que nos confirma Cielo que me envió".
Y habiendo visto el Obispo que ratificaba, que en
nada vacilaba ni dudaba, luego lo despacha.
Nuestra Señora de Guadalupe nos reanima
Y en cuanto se viene, luego les manda a algunos de
Nuestra Señora de Guadalupe luego de haber enviado (primera los de su casa en los que tenía absoluta confianza, que
aparición) y enérgicamente confirmado en su misión a Juan Diego cuando lo vinieran siguiendo, que bien lo observaran a dónde
quiso claudicar (segunda aparición), le asegura el feliz éxito de la misma, iba, a quién veía, con quién hablaba.
recién en su tercer encuentro con él, y luego de haberle pedido en los dos
anteriores un servicio que había exigido ya a él muchos esfuerzos y Y así se hizo. Y Juan Diego luego se vino derecho.
sacrificios201. Si bien nunca ha faltado la promesa de recompensar los Siguió la calzada, y los que lo seguían, donde sale la
consecuentes cansancios, al darle esa certeza Ella lo reconforta y reanima para barranca cerca del Tepeyac, en el puente de madera
que pueda continuar. lo vinieron a perder. Y aunque por todas partes
buscaron, ya por ninguna lo vieron.
Y así se volvieron. No sólo porque con ello se
Juan Diego está con “Lupita” fastidiaron grandemente, sino también porque les
El siguiente artículo, en relación con el contexto de la tercera aparición impidió su intento, los hizo enojar.
de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, fue Así le fueron a contar al Señor Obispo, le metieron en
confeccionado a principios de febrero de 2001, unos meses antes de la la cabeza que no le creyera, le dijeron cómo nomás le
canonización de dicho indio. En ese momento no fue publicado; hoy puede ser contaba mentiras, que nada más inventaba lo que
adaptado a nuestras actuales circunstancias y convertirse en una sugerencia venía a decirle, o que sólo soñaba o imaginaba lo que
más. le decía, lo que le pedía.
Y bien así lo determinaron que si otra vez venía,
Hace unos días y por regalo de Nuestra Señora de regresaba, allí lo agarrarían, y fuertemente lo
Guadalupe estoy peregrinando en el Tepeyac. Soy argentino y me castigarían, para que ya no volviera a decir mentiras
impresiona fuertemente la actualidad de las siguientes palabras ni a alborotar a la gente.
del Nican mopohua, actualidad que conserva desde que fue Entre tanto, Juan Diego estaba con la Santísima
escrito por Don Antonio Valeriano. Virgen...” 202

“...Tan pronto como lo oyó Juan Diego, le dijo al Mientras Juan Diego llega a estar con “Lupita” la pintura del
Obispo: texto es sumamente nítida y expresa una triste situación paralela.
Personas en quien el obispo puede confiar siguen las espaldas de
Juan Diego y lo vigilan, con la misión de espiar e informar sobre
lugares y personas que frecuentara.
201
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 88 a 93 (especialmente 90 y 91) y
202
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 280. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULO 79 a 88.
84 85
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Pero la mirada de los de la casa episcopal pierde su eficacia y no pues, maravilla que en el cerebro de algún fanático se
puede operar en el Tepeyac; y aunque ponen empeño en representasen la visiones de que tratamos?... »204.
encontrarlo para seguir observándolo, a partir de dicho sitio, no
pueden hacerlo. Probablemente, lo que ocurrió fue que como
ellos venían detrás y Juan Diego subió ilógicamente al Tepeyac, Idénticos fundamentos y análogas conclusiones son manifestadas
desviándose de la ruta a su casa (la actual Calzada Misterios), las en el siguiente siglo por Don Joaquín García Icazbalceta, el
curvas del camino les impidieron ver su ir a la cima. impugnador clásico de la historicidad de las apariciones y sus
protagonistas. Este gran y honestísimo historiógrafo de México,
De todos modos y «...pese a que no podían dar fe de nada,
que no quería que sus pensamientos dejaran de ser un informe
inventan un “chivo expiatorio”de su fracaso, diciendo no nada
privado al Sr. Arzobispo Pelagio Antonio de Labastida y
más calumniarlo de falsario, sino agredirlo, si se les presentaba
Dávalos, descarta los documentos indígenas porque «...los
la ocasión»203.
testigos indios siempre han sido propensos a las narraciones
Así, el fruto final de la persecución llevada a cabo por los maravillosas, y no muy acreditados por su veracidad...»205.
cercanos a Zumárraga, que los manifiesta como hombres de bajos
Ahora bien, como admiten Muñoz y García Icazbalceta, no hay
procederes y los descalifica, es mentira que busca mantener y
vacío documental que impida probar la historicidad del hecho,
reforzar la incredulidad; generando, por otro lado, propósitos
sino conclusiones (a veces procedentes de la buena fe) que parten
violentos.
de aprioris que descalifican pruebas por su procedencia. Es decir,
Los españoles, en general, consideraban en ese momento tanto en el siglo XVIII como en el XIX, siguió siendo histórico el
mentirosos y semianimales a los indios y en realidad algunos de prejuicio racista de aquellos perseguidores de Juan Diego. Pero
ellos eran los hipócritas e inhumanos según lo que transmite el también que este indito seguía estando con Nuestra Señora de
relato que citamos, una auténtica joya de la literatura náhuatl que Guadalupe. Y hoy también lo sigue estando y, primero Dios, con
nunca pudo haber escrito un europeo. todo el peso de su autoridad pontificia vendrá pronto nuestro
querido Juan Pablo II a afirmarlo en la canonización de julio
El mismo prejuicio racista se repite en los argumentos utilizados
próximo.
por Juan Bautista Muñoz, un español que jamás conoció México
y que en abril de 1794 se convirtió en el primer impugnador Y en nuestros días también, los Juan Diegos actuales siguen
pretendidamente científico de la historicidad de las apariciones y estando con la Madre y se constituyen, portando la memoria de
sus protagonistas. Su razonamiento, en pocas palabras, fue el sus ancestros, en prueba viviente de la veracidad de un
siguiente: lo procedente de los indígenas es enemigo de lo bueno acontecimiento que maravilla a personas de todo el mundo.En el
y civilizado; y si bien hay documentos de su autoría que prueban Tepeyac no hay dudas, no operan miradas descalificadoras o
la realidad del acontecimiento guadalupano, no valen como epistemologías reduccionistas, y ellos con su oración y dejándose
fuentes legitimadoras. Pues, “apapachar” por Ella, se dedican a preparar una celebración de la
que ojalá nadie se quede afuera. La fiesta de Juan Diego siempre
«...¿Qué no es capaz de producir la fantasía de los
indios [..]? ¿Qué monstruos podrán compararse a sus
composiciones poéticas y pintorescas?. Sabido es que 204
MUÑOZ, JUAN, Memoria sobre las apariciones y el culto de Nuestra Señora de
los indios eran inclinados a visiones imaginarias, y Guadalupe (1794). En DE LA TORRE VILLAR Y NAVARRO DE ANDA, Testimonios
que para tenerlas procuraban embriagarse. ¿Será, históricos, p. 698.
205
GARCÍA ICAZBALCETA, JOAQUÍN, Carta acerca del origen de la imagen de Nuestra
Señora de Guadalupe de México, escrita al Ilustrísimo Señor Arzobispo de México Don Pelagio
Antonio de Labastida y Dávalos (1883). En DE LA TORRE VILLAR Y NAVARRO DE ANDA,
203
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, p. 270. Testimonios históricos, p.1117.
86 87
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

estando con Nuestra Señora; fiesta que disfrutaré desde mi país,


al cual pronto regresaré, uniendo a ustedes mis plegarias y las de
mi pueblo que también disfruta de esta alegría. Cuarta aparición: salvación y comunión

Breves ideas para ayudar a la apropiación Nuestra Señora de Guadalupe sana el dolor del pueblo
9 Que dejándonos guiar y fortalecer en las dificultades por Al iniciarse el cuarto encuentro, se percibe también cómo Nuestra
nuestra dulce Madre del Tepeyac, también nosotros Señora de Guadalupe, al mismo tiempo que conoce y respeta conductas
sepamos reconfortar y animar a los que se sienten mal o sociales de las indios, no las sigue y las transgrede con el fin de favorecer su
respuesta y diálogo con el indio y los otros protagonistas. Por lo primero,
con pocas ganas de seguir adelante...
cuando Juan Diego pretende esquivarla para satisfacer más rápido el pedido de
9 Que confiando en Nuestra Señora, sepamos hacer lo que su tío206, «...entiende y agradece la treta [...] ni remotamente aludiéndola, ni
nos pide, seguros de que Ella fecundará nuestros insinuando el más leve disgusto o desaprobación, (que además no podía tener
sacrificios... tratándose de una obra de caridad)...»207; por lo segundo, obra de un modo
inadmisible para una persona educada en ese contexto cultural, y sale al cruce
9 ¿Vivimos, como lo hizo y hace San Juan Diego «...de alguien que le rehuía precisamente para no apenarla, puesto que no podía
Cuauhtlatoatzin, la sabiduría de estar cada día con concederle lo que pedía...»208. Pero esto último, para provocar el encuentro y
Nuestra Madre, dialogando con Ella?... sanar el dolor de su pueblo.

9 Estando con la Virgencita, ¿somos capaces de afrontar Destacamos que cuando Juan Diego intenta esquivar a Nuestra Señora
todo prejuicio nocivo y las injusticias y violencias que de Guadalupe es muy amable, y procede de acuerdo a la más fina etiqueta
india: no quiere contestarle que no, quiere evitar tener que expresarle una ruda
ellos provocan?...
y directa negativa al compromiso de llevar la señal al obispo, algo que en ese
momento no puede satisfacer, por atender algo muy importante como lo es el
pedido de su tío moribundo209. También cuan desinteresado es el indito, a quien
no se lo ocurre de ningún modo “cobrarle” a María por su servicio, y no le pide
por la salud de su tío cuando Ella se le presenta y sale al cruce de su camino210.
Y por último cómo, confiando muchísimo en la Amada Niña Celestial, cree y
sigue el pie de la letra su palabra, que le expresa que ya curó a su tío y lo

206
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 100 a 104.
207
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 303 y cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican
mopohua, VERSÍCULOS 105 a 107.
208
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 303.
209
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 100 a 104 y GUERRERO ROSADO,
Nican mopohua: aquí se cuenta..., p. 53.
210
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 108 a 116 y GUERRERO ROSADO,
Nican mopohua: aquí se cuenta..., p. 53.
88 89
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

manda a buscar flores en un lugar y en un tiempo en los cuales era imposible su celebraban una fiesta solemnísima a las rosas, y era cuando ya
crecimiento211. se iban acabando, que entonces, como venían ya los hielos, y
habían de faltar por algunos días[...]
Demás de ser día de rosas, era día de una diosa [...] la cual
Comunión con Dios diosa era abogada de los pintores [...] y de todos aquellos que
tenían oficio [...] tocante a cosa de labor o dibujo...»219
Era real y objetivamente verdad que los indios podían hallar en el
contenido de la fe católica, en forma igual o mejor, lo mismo que habían Debido a este sentido religioso profundo, los indios eran muy
venerado con anterioridad212, pero a la mayoría de ellos les era imposible aficionados al arte de las flores; así «...componían de las nuevas rosas que
percibirlo oscurecido «...como estaba por las humanas limitaciones de los empezaban a nacer, componían (sic) rosas para recrearse [...] de lo cual había
misioneros, y deturpada por el contratestimonio de los crímenes de los y hay grandes maestros»220. Pero no sólo las arreglaban para contemplarlas,
conquistadores...»213. Sin embargo, en el relato, vemos como Nuestra Señora de sino para llevarlas e intercambiarlas; y más aún para acompañar los regalos que
Guadalupe logró presentarlo en «...una síntesis magistral con el entonces a ofrecían y daban221, los cuales era gestos muy deseados y valorados222.
todas luces incompatible ‘paganismo’ mexicano...»214, saciando las máximas Incluso para ellos, y a través de la mediación humana, Dios creaba las
aspiraciones de los indios. Entre ellas se encontraba el «...anhelo de que Dios cosas pintándolas con flores
llenara su vida entera, de vivir en comunión con El...»215, pues eran muy
sensibles respecto de lograr esta unión permanente y ser siempre colaboradores «Dentro de ti vive
y familiares de la divinidad216. Es este contexto y teniendo en cuenta el sentido dentro de ti escribe,
religioso de las flores, que manifestaban la presencia y cercanía divina, se crea el autor de la vida [...]
comprende por qué éstas les resultaban tan apreciadas y amables; y eran para ¡Oh, tú con flores
ellos objeto de gratitud y estima. pintas las cosas
dador de la vida [...]
Por eso, a los antiguos mexicanos «...se les pasaba la vida en a todo lo que ha de vivir en la tierra!»223
flores...»217, porque eran, con respecto a ellas, «...en general estos naturales
sensualísimos y aficionados, poniendo su felicidad y contento en estarse Y también Nuestra Señora de Guadalupe, tomando esa estima y modos
oliendo todo el día una rosita, o un xuchitl, compuesto de diversas rosas, los de proceder humano y divino, acomoda y obsequia flores y además regala su
cuales todos sus regocijos y fiestas celebran con flores...»218. pintura, acompañada por ellas e incluyéndolas en su vestido.
Ante la mirada española, esta actitud aparecía como idolátrica; pues ¿Acaso de veras viene
según ellos, los indios vivían esta experiencia desde el cielo florida pintura
en medio de las flores?
«...con tanta ceguedad y tiniebla, que, engañados y persuadidos ¡Sea esperado, sea glorificado
del demonio, viéndolos tan aficionados a las flores y rosas, donde está la multicolor casa:
es creación del dador de vida!224
211
Cfr. ROJAS SÁNCHEZ, Nican mopohua, VERSÍCULOS 63 a 65 y 175 y GUERRERO
219
ROSADO, Nican mopohua: aquí se cuenta..., p. 45, 46 y 66. DURAN, Historia de las Indias, t. I, cap. XVI, p. 151 y 152.
212 220
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 115. DURAN, Historia de las Indias, t. I, Sec. II, cap. VI, p. 248.
213 221
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 358. Y “...sus presentes ofrecen y dan con flores...”. En DURAN, Historia de las Indias, t. I,
214
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 115. cap. XVI, p. 151.
215 222
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 115. Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 343.
216 223
Cfr. GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 42 y 95. GARIBAY KINTANA, ÁNGEL, Poesía náhuatl, México: Universidad Nacional Autónoma
217
DURAN, Historia de las Indias, t. I, cap. XVI, p. 151. de México, 19932 (1ª. reimp. 2000) [Instituto de Investigaciones Históricas], t. I, p. 83 y 85
218
DURAN, Historia de las Indias, t. I, cap. XVI, p. 151. (en adelante citado como GARIBAY KINTANA, Poesía náhuatl).
90 91
Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Por lo tanto, y aprovechando toda estas ideas, su acción y casa asocian 9 Que respetando el modo de ser de los demás ayudemos
a un acto creador de Dios, sobre cuya cercanía y presencia no deja ningún tipo con nuestra acción a saciar sus anhelos de lo divino, sus
de dudas. deseos de ser colaboradores y familia de Dios, al
Es que si las solas mostrarles vitalmente la cercanía de Nuestra Madre y del
Señor, que intervienen en la historia para que sea
«...flores ya hubieran parecido a cualquier indio el ‘non plus
ultra’ concebible del favor divino, con la estampación habían
historia de salvación...
quedado amplísimamente superadas, pues Dios les había 9 ¿Sabemos asumir la cultura de los demás y al mismo
otorgado una señal infinitamente mejor: ¡La imagen de su tiempo corregirla sin lesionarla y haciéndola crecer, con
Madre pintada en la tilma de uno de ellos!!»225 el fin de favorecer un diálogo permanente, que manifieste
La fusión de tilma e imagen, si recordamos que ambas realidades son siempre el evangelio de Nuestro Señor Jesucristo?...
símbolo y sacramento de la persona, se constituye en una magistral adaptación
a la cultura india para expresar comunión226. Imagen sagrada que, como 9 ¿Somos desinteresados y obedientes en nuestro servicio a
decíamos, prolonga esa manifestación y mensaje de aquélla que, al revelarse Dios, a la Virgen y a la Iglesia, viviendo armónicamente
como Madre de Dios y nuestra, expresó a la mentalidad india con más el compromiso con la historia y lo cotidiano y la
propiedad que si se tratara de una «...aparición de Dios mismo [...] la cercanía apertura a su consumación en el cielo?...
e intimidad -la identificación- entre Dios y el hombre que trajo la Encarnación, a
quienes, por una parte se consideraban ya de origen divino, y, por otra, pensaban
que Dios era inaccesible a la pequeñez humana»227.
De este modo, los anhelos mexicanos de afinidad con Dios quedaban
colmados y superados por la acción de Nuestra Señora de Guadalupe, que les
mostraba tan claramente que tenía en su seno y les traía a los hijos a su Hijo, y
todo lo asociado a Él, sin que tuvieran que renunciar a su cultura india, saciando
una noble y característica aspiración de la misma y utilizando sus propios gestos.

Breves ideas para ayudar a la apropiación


9 Que Nuestra Señora de Guadalupe nos enseñe a
escuchar el dolor del pueblo y a salir al cruce del mismo
para sanarlo, haciendo presente la salvación que Dios
nos quiere regalar...

224
GARIBAY KINTANA, Poesía náhuatl, t. II, p. 88.
225
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 422.
226
Cfr. CHITARRONI, El modelo pedagógico, cap. IV, subtítulo “La imagen de la
educadora: precisiones”, p. 196 y 197.
227
GUERRERO ROSADO, El Nican mopohua, t. I, p. 185.
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Sugerencias Guadalupanas Leandro Chitarroni

Fuentes
Fuentes sobre el acontecimiento guadalupano y el Nican mopohua

Informes
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Tesis
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