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Con la lógica del urbanismo salvaje que impera en el país, la Supervía puede
tener sentido. El gobierno de Manuel Camacho impulsó Santa Fe sí, pero, se
olvidó de darle vialidades y transporte público. La invasión de los bosques de
Cuajimalpa ha continuado y toda esa zona es una ratonera dorada. Se entiende
cuánto les urge una autopista de cuota para trasladarse al ya caótico sur. Resulta
inaceptable que la autoridad permita que esa obra amenace bosques y
comunidades.
Según una cláusula del Título de Concesión las inmobiliarias podrán construir,
previa autorización del gobierno capitalino, "tramos adicionales o derivaciones".
En otras palabras, es falsa la afirmación oficial de que es una autopista confinada
en torno a la cual revolotearán jubilosas las parvadas de pajarillos gorgoreando
odas a la naturaleza. En algunos años las empresas concesionarias harán nuevos
accesos para hacer negocios con bosques vitales para la capital.
Las protestas han sido insuficientes para frenar la construcción y el primer día de
este año Marcelo mostró su disposición a pagar las consecuencias plantándose en
el "Va porque va". Los costos están resultando mayores a lo anticipado y creo
posibles algunas correcciones que preserven el ambiente, respeten a los
habitantes de la Magdalena y mejoren la civilidad capitalina.
Si Marcelo quiere ser tomado en serio como ambientalista, debe confinar del
todo la Supervía cancelando la cláusula decimoctava del Título de Concesión y
que hace que la obra desemboque en el Periférico Sur. Debe también ampliar los
decretos de Áreas de Valor Ambiental que se hicieron para la Loma y la Barranca
de Tarango a las áreas que aún siguen verdes, es decir, suelo de conservación de
las delegaciones Cuajimalpa, Álvaro Obregón y Magdalena Contreras. Habría
otras medidas para demostrar que su gobierno privilegia a los peatones sin
automóvil.
Existen los instrumentos para un diálogo serio. Basta que Marcelo active la
mediación de la CDHDF y de la Comisión Civil de Acompañamiento que, por
cierto, debe enriquecerse con urbanistas. La alternativa, por supuesto, es que
sigan adelante y reescriban, entonces, el himno de los granaderos para que se
llame: "Va porque va".
La miscelánea
En mi columna "Aspirante a líder" (15 de diciembre de 2010) incurrí en una
imprecisión: en el juicio por difamación que gané en los tribunales mexicanos no
fueron declaradas ilícitas las 29 publicaciones que presenté. Como ya habían
prescrito 27, sólo fueron dos las calificadas como ilegales. Sin embargo, esos
textos contenían lo esencial de la información falsa de los otros escritos.
Aclaración hecha a sugerencia del abogado del demandado.
www.sergioaguayo.org