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EVALUACIÓN DE UN MODELO DE

LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA
DE ASENTAMIENTOS EN EL ALTO MAGDALENA

Víctor González

INTRODUCCIÓN

En Colombia, Wessex, Hawaii, el sudeste de Estados Unidos y otras regiones dónde


se han evidenciado largas secuencias de desarrollo de cacicazgos los datos muestran
un patrón residencial disperso (Renfrew 1973; Earle 1977; Steponaitis 1978; Drennan
1987, 2000) que contrasta con los patrones de asentamiento de sociedades que se
desarrollaron en la región montañosa de Mesoamérica, los Andes Centrales y
Mesopotamia, caracterizadas por pueblos y ciudades nucleados. Aunque es un error
caracterizar los cacicazgos como sociedades muy centralizadas demográficamente y
económicamente la centralización es uno de los principios básicos que definen las
sociedades cacicales en la literatura antropológica (Earle 1978).

En lo que hoy es Colombia prevalecía en tiempos de la Conquista y la época Colo-


nial un patrón tradicional de asentamiento de grupos residenciales individuales muy
espaciados entre sí y que conformaban unidades sociales más amplias (Drennan
1995). Este modelo de dispersión no fue entendido por los españoles, quienes obli-
garon a la población indígena a reducir sus asentamientos poblados pequeños y
densos, más fácilmente controlables. La administración colonial española sabía de
la existencia de comunidades organizadas, a menudo bajo el dominio de «caciques»
y «capitanes», y entendió que era posible exigir el pago de tributos a través de estas
relaciones (Colmenares 1970). En la región montañosa de Mesoamerica, dónde los
cacicazgos no duraron mucho tiempo porque dieron paso a sociedades de otra índo-
le (Drennan 1992), existió durante la Conquista un patrón de asentamiento nucleado
CONTRA LA TIRANÍA TIPOLÓGICA EN ARQUEOLOGÍA

más adecuado al tipo de control político del imperio español. Comparadas con los
pueblos mesoamericanos las sociedades indígenas de Colombia debieron parecer a
los españoles relativamente más «salvajes» que las comunidades mesoamericanas
que vivieron en pueblos y ciudades.

Aunque es posible usar diferencias en patrones de asentamiento para identificar


sistemas sociales y políticos diferentes y tipologizar regiones y sociedades el desa-
rrollo de la teoría sobre patrones de asentamiento nos permite dejar de un lado la
perspectiva puramente clasificatoria para adentrarnos en el funcionamiento inter-
no de estos diversos patrones. La teoría de localización geográfica de centros políti-
cos desarrollada por Vincas Steponaitis (1978) relaciona un patrón específico de
centralización espacial regional con aspectos de la organización económica de las
unidades políticas cacicales. Steponaitis contrastó la economía de mercado (en la
cual los bienes pueden viajar entre centros políticos secundarios) con el sistema
tributario de cacicazgos complejos descritos por la etnografía (en el cual el tributo
fluye verticalmente de los productores al cacique local y de los caciques locales al
cacique regional). Para Steponaitis ese tipo de tributo es un rasgo esencial de lo que
los antropólogos han llamado cacicazgos; la modelación de los patrones espaciales
que implica su existencia permite entender el funcionamiento interno de las socie-
dades pasadas. La utilización de este modelo, sin embargo, no implica la adhesión a
una forma particular de entender las sociedades del pasado sino que expresa la
necesidad de usar, re-usar, experimentar, mejorar y crear nuevas herramientas con-
ceptuales para entender mejor ciertos fenómenos que sucedieron en las sociedades
del pasado. Este trabajo aplica el modelo de Steponaitis a la localización de sitios
ceremoniales en la región del Alto Magdalena, en dónde se desarrollaron, durante
el período Formativo (1000 AC-1 DC) y el Clásico Regional (1 DC-900 DC),
cacicazgos caracterizados por un patrón de asentamiento disperso combinado con
la existencia de centros políticos regionales marcados por patrones funerarios com-
plejos (Drennan y Quattrin 1995, Drennan 2000). El objetivo principal de este ejer-
cicio es evaluar hasta qué punto se cumplen las expectativas teóricas y hasta qué
punto podemos caracterizar los cacicazgos agustinianos como sistemas tributarios.
Con esta evaluación quiero contribuir a la reconstrucción del desarrollo prehispánico
en esta región y aportar información básica para la construcción de la teoría sobre
centralización política y geográfica.

Las recientes interpretaciones de los cambios en los patrones de asentamiento en el


Alto Magdalena (Drennan 1995, 2000; Drennan y Quattrin 1995; González 1998)
han afirmado que las bases sociales y religiosas fueron más importantes en la forma-
ción de unidades políticas que el control económico, contradiciendo los modelos
que relacionan el desarrollo de sociedades complejas a la diversidad ecológica
(Service 1962), el control sobre recursos (Earle 1978; Gilman 1981) o la presión de
la población (Carneiro 1981). Durante el período Clásico Regional la gran elabora-
ción y monumentalidad de las tumbas monticulares restringidas a ciertos individuos

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VÍCTOR GONZÁLEZ

proporcionan evidencia de la existencia de una marcada diferenciación social


(Drennan 1995). La centralización política en esta región se ha evidenciado por la
información de reconocimiento que señala concentraciones de asentamientos agru-
padas alrededor de los sitios que poseen tumbas monumentales (Drennan y Quattrin
1995; Drennan 2000). Los reconocimientos regionales han mostrado que los sitios
con montículos funerarios monumentales del Período Clásico Regional se localizan
en el centro de agrupamientos de asentamientos (Drennan y Quattrin 1995). Usaré
la distribución espacial de los centros ceremoniales conocidos (Sotomayor y Uribe
1987) para representar la distribución de las concentraciones demográficas relacio-
nadas con cada centro político durante este período.

Para comparar centros políticos analizaré su importancia relativa en términos del nú-
mero de tumbas monumentales y el número de estatuas de piedra asociadas a las
tumbas monticulares; analizaré la importancia del tributo para los patrones de asenta-
miento del período Clásico Regional en el Alto Magdalena evaluando el modelo ofre-
cido por Steponaitis (1978). Si el modelo de Steponaitis no se cumple el estudio brindará
apoyo a la idea de que en regiones como esta y en sociedades con este tipo de disper-
sión de asentamiento no se recolectaban tributos (o si se recolectaban no afectaban la
distribución geográfica); en ese caso deberíamos re-evaluar la importancia del tributo
en los cacicazgos del Alto Magdalena y en otros cacicazgos. Si, por el contrario, el
modelo de Steponaitis se cumple habré encontrado evidencia de la importancia del
tributo en la distribución de asentamiento con lo cual este trabajo apoyará la idea de
que los cacicazgos de San Agustín tenían una base tributaria y que este fenómeno es,
por lo menos, comparable con los patrones estudiados por Steponaitis en Alabama.
El análisis de la manera como el modelo describe ciertos fenómenos arqueológicos y
qué aspectos no se explican me guiará en la búsqueda de la explicación de las particu-
laridades del Alto Magdalena. Para evaluar este tipo de modelos se requieren cálculos
complejos y un análisis detallado de los costos de movimiento en el paisaje. La evalua-
ción del modelo de Steponaitis en San Agustín requirió de un Sistema de Información
Geográfica que permitiera incorporar la localización de los centros ceremoniales co-
nocidos sobre mapas topográficos electrónicos.

Definí una región de 1600 km² que incluye la mayoría de los sitios ceremoniales del
Alto Magdalena; allí se han realizado reconocimientos regionales sistemáticos de
cubrimiento total (Drennan 2000:96-100, Figuras 51-52) que aseguran la localiza-
ción precisa de los sitios existentes. La evaluación del modelo de localización de
centros políticos en el Alto Magdalena tiene implicaciones para nuestra compren-
sión de los patrones de asentamiento en regiones como Wessex (Renfrew 1973) y
Hawaii (Earle 1977, 1978). Este trabajo contribuye a estudios previos en la región
que analizaron patrones espaciales en asentamientos dispersos (Jaramillo 1994;
Quattrin 1995), excavaron y reconstruyeron centros ceremoniales (Duque y Cubillos
1979) y analizaron la distribución de la población alrededor de esos centros (Drennan
y Quattrin 1995; González 1998).

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CONTRA LA TIRANÍA TIPOLÓGICA EN ARQUEOLOGÍA

EL MODELO

El modelo de Steponaitis (1978) para localizar centros cacicales está inspirado en la


teoría general de sitios centrales1 pero fue propuesto para cacicazgos «complejos» y
aplicado a los datos arqueológicos de la región situada alrededor de Moundville,
Alabama (Estados Unidos). El modelo está basado en una serie de supuestos bási-
cos. Primero, supone la existencia de un sistema tributario en el cual, en contraste
con una economía del mercado, las relaciones entre grupos residenciales y los cen-
tros regionales no son directas. Segundo, supone que el tributo fluye de los grupos
residenciales a los centros menores y de los centros menores a los centros regiona-
les. Tercero, el centro regional sólo se relaciona directamente con los grupos resi-
denciales de su área de influencia inmediata. Cuarto, los costos de mantener la
institución central aumentan con la complejidad del sistema. Quinto, en los siste-
mas cacicales hay un límite a las demandas del cacique por trabajo y bienes; si las
demandas son demasiado fuertes hay siempre una posibilidad de deposición del
cacique por rebelión. Sexto, asume que una preocupación de la élite cacical es mini-
mizar la presión sobre la población tributaria sin reducir el flujo de tributos; para
ello recurre a re-localizar su sede, eficazmente, sobre el paisaje. Dados estos su-
puestos el modelo predice que para minimizar los costos del movimiento de tributo
los centros menores tienden a agruparse cerca del centro regional.

Si la centralización política en el centro regional es fuerte y los tributos son importan-


tes la localización óptima del centro regional está determinada con respecto a los
centros menores dentro de su dominio político. El índice de eficacia eficacia (E =1)
mide el grado en que la localización real se aproxima a la localización ideal. R es cada
distancia del centro menor al centro de gravedad de los centros menores (CGMC) y
D es cada distancia del centro menor a la localización real de la capital. Un índice
cercano a 1 significa que el centro cacical regional está en la localización ideal para
reducir la distancia a los centros menores. La localización ideal (CGMC) es el punto
promedio (o centro de gravedad) de todas las localizaciones de los centros menores
en un sistema de coordenadas X,Y. Si la centralización política es menos fuerte el
modelo predice que el centro regional se localizará en alguna parte entre el CGMC y
el centro de gravedad determinado por la localización de los grupos residenciales
locales directamente relacionados con ese centro. Una implicación de las característi-
cas de este modelo es que requiere un conocimiento de los límites de la unidad políti-
ca y un conocimiento de la jerarquía de los sitios. Para aplicar este modelo al Alto
Magdalena se requiere desarrollar una manera de asignar rangos políticos a los sitios
ceremoniales y aproximar los límites del sistema político.

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VÍCTOR GONZÁLEZ

ASIGNANDO RANGOS A LOS CENTROS CEREMONIALES

Desde los trabajos arqueológicos más tempranos sobre el período Clásico Regional
de la «cultura de San Agustín» fue evidente que el sitio ceremonial más complejo y
más grande, en términos de monumentalidad, era Mesitas, localizado 2 kilómetros
al sur de la cabecera municipal de San Agustín, Huila (Duque 1964), y que es, ac-
tualmente, el Parque Arqueológico de San Agustín. Mesitas está formado por cua-
tro sitios ceremoniales separados (Mesitas A, B, C y D) y ha producido las fechas
más tempranas de la región (Duque y Cubillos 1988); uno de esos sitios, Mesita B,
tiene tres de los ejemplos más llamativos de montículos funerarios con estatuas
monumentales. Además de Mesitas existen en la región varias decenas de centros
monumentales de variado tamaño y complejidad. Después de muchos años de in-
vestigación arqueológica concentrada, principalmente, en los complejos de entie-
rros y estatuas todavía no se ha propuesto una manera sistemática para comparar la
complejidad y el tamaño relativo de esos centros.

Los estudios de los patrones de asentamiento han permitido comparar unidades


políticas (Drennan y Quattrin 1995, Drennan 2000) a través de las densidades de-
mográficas que atrajeron los centros políticos alrededor de los centros ceremonia-
les y funerarios. Este trabajo es complementario a los estudios previos y evalúa las
diferencias entre centros basándose, exclusivamente, en las características de cada
centro ceremonial. Sin embargo, de los centros ceremoniales quedan, casi exclusi-
vamente, sólo tumbas monumentales que muestran mucha variación (Drennan 1995).
En el caso más simple el sitio ceremonial del período Clásico Regional está repre-
sentado por una tumba de cancel sin estatuas; si estaba cubierta por algún montícu-
lo éste desapareció o tiene sólo algunos centímetros de altura. Este hecho permite
distinguir entre tumbas de cancel con o sin estatuas; puesto que asumo que sólo las
tumbas más elaboradas corresponden a entierros de caciques o jefes políticos sólo
tendré en cuenta los sitios conocidos con entierros monumentales acompañados
por estatuas. La mayoría de los sitios con estatuas tiene una sola tumba monticular
mientras que un reducido grupo de sitios tiene varias; puesto que un sitio con más
montículos es más grande usaré el número de montículos como índice del tamaño
relativo de un centro político. Los montículos funerarios que tienen estatuas varían
mucho en forma, preparación de los canceles de lajas de piedra, número de entie-
rros dentro de un montículo, tamaño del montículo y número de estatuas que con-
tiene. De todas esas variables el número de estatuas es, probablemente, el índice
más confiable del grado de elaboración de cada montículo funerario porque refleja
la inversión en términos de energía; por eso usaré el número de estatuas como índi-
ce de la complejidad relativa de un sitio ceremonial. Para combinar estos índices en
uno solo que sirva para asignar rangos a cada sitio en términos de su tamaño y
complejidad he decidido sumarlos y así obtener un índice comparativo de tamaño y
complejidad (SCI). La Tabla 1 muestra el cálculo del índice SCI para los sitios den-

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CONTRA LA TIRANÍA TIPOLÓGICA EN ARQUEOLOGÍA

tro del área de estudio de 40x40 kilómetros que contiene la mayoría de sitios con
estatuas del Alto Magdalena. Los datos para esta tabla se obtuvieron, principalmente,
de Sotomayor y Uribe (1987), con correcciones hechas por mí durante el trabajo de
campo para el Programa de Arqueología Regional en el Alto Magdalena. El índice es
bajo (menos de diez) para la mayoría de los sitios con estatuaria. Algunos sitios, sin
embargo, tienen un índice de más de diez y un único sitio (Mesita B) presenta un
índice de más de 30 (SCI = 63). El índice para Mesitas es aún más alto si los cuatro
sitios diferentes que lo conforman (Mesitas A, B, C y C) se toman juntos. Usando ese
segundo acercamiento menos conservador Mesitas presenta un total de 93 estatuas y
10 montículos; su índice de tamaño-complejidad de 103 es casi 5 veces el valor para el
próximo sitio en rango. Idolos, localizado 7 kilómetros al noreste de Mesitas, tiene
tantos montículos como Mesitas pero considerablemente menos estatuas. La conclu-
sión inevitable es que Mesitas (Mesita B en particular) es el sitio más grande y com-
plejo en la región delimitada y debe ser considerado como el mejor candidato para
«centro regional» en la perspectiva del modelo de Steponaitis (1978:436-437).

Tabla 1
Lista de centros ceremoniales en el área del estudio, mostrando el número de
sitio, nombre del sitio, cálculo del índice comparativo y la clasificación
jerárquica del rango en ese índice.

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VÍCTOR GONZÁLEZ

Para mostrar de manera gráfica las diferencias en el número de estatuas y montícu-


los entre estos sitios la Figura 1 muestra la comparación más conservadora de los
valores del índice de tamaño-complejidad (SCI); aún considerando Mesita B como
un sitio aparte tiene el valor más alto. Las características de los sitios con estatuaria
permiten hablar de una jerarquía de tamaño y complejidad con Mesitas (más exac-
tamente Mesita B) como el probable centro primario de un cacicazgo regional. Los
otros 27 sitios con estatuaria en la región pueden considerarse centros secundarios;
estos sitios pueden interpretarse a la luz de la información de reconocimiento regio-
nal (Drennan y Quattrin 1995; Drennan 2000) como centros de unidades políticas
centralizadas pero geográficamente dispersas.

Figura 1
Los cálculos más conservadores para el Índice SCI de tamaño-complejidad
como Y, y las clasificaciones jerárquicas en este índice como X. Mesita B tiene
un índice 3 veces más grande que el próximo sitio en rango.

La pregunta central de este estudio (¿cuál es la magnitud del carácter tributario de


estos patrones?) implica considerar la cantidad de trabajo que fue centralizado para
la construcción de los montículos y complejos de estatuaria. Steponaitis (1978:446-
7) argumenta que la cantidad de tributo recolectado por el cacique regional era

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CONTRA LA TIRANÍA TIPOLÓGICA EN ARQUEOLOGÍA

inversamente proporcional a la cantidad de trabajo que pudieron movilizar los caci-


ques en los centros secundarios para la construcción de monumentos. La construc-
ción de los monumentos más grandes requirió mucho trabajo o, por lo menos, más
mano de obra que la normalmente disponible para la comunidad local. En el área
de San Agustín, sin embargo, las construcciones monumentales se podían hacer, al
parecer, con la mano de obra local. Aunque algunos montículos requirieron grupos
relativamente grandes de obreros la mayoría de ellos podría haber sido hecha por
dos o tres escultores en menos de una semana al ritmo de trabajo que los escultores
logran en la actualidad utilizando la misma tecnología de piedra y produciendo es-
tatuas similares sobre piedras volcánicas similares. Es posible, entonces, que las di-
ferencias observadas entre sitios no reflejen diferencias en cantidad de tributo sino
otras circunstancias sociales y políticas. Alternativamente el tributo podría haber
sido reunido para otros propósitos y no solamente para la construcción de monu-
mentos. En todo caso si la importancia del flujo de tributo es cierta el modelo de
Steponaitis debe poder explicar la localización de Mesita B y cualquier desviación,
si existe, del centro geográfico de gravedad de los centros menores.

LA EFICACIA ESPACIAL DE LA LOCALIZACIÓN DE MESITAS

El centro de gravedad de centros menores (CGMC) es el promedio de las coorde-


nadas X y Y de los centros menores. En una economía tributaria cacical los centros
menores recolectan el tributo y lo envían a los centros mayores. El costo del trans-
porte al centro mayor determinará la forma como las elites de los centros secunda-
rios ajustan su localización, eficientemente, con relación a los grupos residenciales y
lo más cerca posible al centro primario que se localiza cerca del CGMC para reducir
el costo del transporte desde centros secundarios.

Para comparar las localizaciones observadas y esperadas creé un sistema electróni-


co de coordenadas y digitalicé la localización de cada sitio con estatuaria basado,
principalmente, en la información de Sotomayor y Uribe (1987). Con base en obser-
vaciones realizadas durante reconocimientos arqueológicos desde 1993 hasta 1998
corregí estas localizaciones cuando parecía necesario. El CGMC fue calculado con-
virtiendo las coordenadas digitales en un listado de variables X y Y y calculando la
media para cada variable. La Figura 2 muestra un sector del área de estudio con las
localizaciones de los sitios con estatuaria (puntos), la localización de Mesita B (trián-
gulo) y el CGMC calculado (cruz). Mesita B se localiza en X=87.00 km y Y=700.20
km y el CGMC en X=87.69 km y Y=701.29 km; es decir, Mesita B está 1,287 kiló-
metros al suroeste de la localización esperada por el modelo. Eliminando el único
dato aislado (Alto del las Piedras) Mesitas sigue estando lejos de la localización
esperada. El CGMC está en X=87.34 y Y=701.00, es decir, la estimación más con-
servadora muestra una desviación de 0.87 kilómetros al suroeste de la localización

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VÍCTOR GONZÁLEZ

esperada. La eficacia espacial de Mesita B es superada en estos casos por dos sitios
más pequeños; esto no significa que el modelo no funcione en absoluto. La eficacia
espacial de Mesita B (E = 0.948) es alta, incluso más que la eficacia espacial de
Moundville (E = 0.940). Pero, ¿por qué hay una desviación de la localización ideal?

Figura 2
Localización de los centros menores (puntos), el sitio Mesita B (triángulo),
y el GCMC calculado (cruz).

Pueden explorarse varias explicaciones para la desviación de Mesita B de la locali-


zación ideal. Primero, el modelo espera que el centro primario se localice
eficientemente para reducir los costos de transporte, no necesariamente en el cen-
tro geométrico de la localización de todos los centros menores. El modelo debe
evaluar el aumento en el costo del transporte debido a la dificultad del terreno. Este
aspecto es relevante en el Alto Magdalena porque la topografía de la región es
abrupta; por consiguiente intenté evaluar el efecto de la topografía midiendo las
pendientes en una zona de la región de estudio para la cual existe suficiente infor-
mación. Como base usé un fragmento del mapa topográfico electrónico desarrolla-
do por el Programa de Arqueología Regional en el Alto Magdalena (Robert D.
Drennan, Universidad de Pittsburgh) para un sector de 16x21 kilómetros que con-
tiene la mayoría de los sitios con estatuaria2 . Esta información se importó en un
Sistema de Información Geográfico con un nivel de resolución de 50 metros para
obtener un modelo digital de elevación (Figura 3); con base en este modelo calculé

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CONTRA LA TIRANÍA TIPOLÓGICA EN ARQUEOLOGÍA

un mapa de pendientes (Figura 4). La pendiente de cada celda de este mapa se


obtuvo comparando los valores de cada celda con sus ocho vecinos circundantes.
Este mapa describe la pendiente como porcentaje de la distancia. Entre más oscura
es el área más alta es la pendiente. Las áreas que se aproximan al negro son barran-
cos y otras barreras naturales. Este mapa muestra que el problema más serio en
cuanto a costos de transporte divide la región en dos partes, el noreste y el suroeste.
Si volvemos a la Figura 2 podemos notar que la desviación de Mesita B de su locali-
zación ideal es perpendicular a esta división pero en la dirección opuesta a lo que
predice el modelo; en otras palabras, si tenemos en cuenta el efecto de la pendiente
sobre costos de movimiento Mesita B aparece aún más lejos del centro de menor
esfuerzo que si consideramos, solamente, las distancias horizontales.

Como segunda explicación es posible que el costo del transporte en esta clase de
terrenos fuera tan grande que la importancia del tributo que venía desde fuera del
territorio local –sobre todo al noreste de la barrera producida por el río Magdalena–
fuera mínima y que no afectara la localización del centro primario. En este caso Mesi-
ta B no sería el centro primario de toda la región estudiada porque el tributo no se
estaría moviendo hacia un solo centro. El nivel de integración política sería menor
que en la región de estudio. Una manera de evaluar el efecto que podría tener la
pendiente sobre los costos de transporte que fluyen desde o hacia cualquiera de los
sitios con estatuaria es usar el mapa de pendientes como un «mapa de fricción» y
calcular para cada localización el costo acumulativo (en valores de pendiente) de trans-
portarse por el terreno; así se obtiene un mapa de costos de movimiento entre centros
ceremoniales (Figura 5). Este mapa se obtuvo calculando para cada celda la distancia
del menor-costo a los demás sitios a través del mapa de pendientes (Figura 4).

El mapa de la Figura 5 continúa mostrando una división noreste-suroeste que ahora


divide dos agrupaciones de sitios, cada una sobre áreas de fácil acceso y del mismo
tamaño (unos 10 kilómetros de diámetro) a cada lado del río Magdalena. Los gru-
pos son similares en tamaño pero el grupo del suroeste tiene 4 veces más sitios (n =
20) monumentales con estatuas que el grupo del noreste del río. El mapa también
sugiere agrupamientos marginales más pequeños que podrían ser grupos indepen-
dientes o podrían formar parte de las dos agrupaciones más grandes. Volveré a este
problema después. La división aparente en estos dos agrupamientos motivó que
considerara el modelo de Steponaitis a un nivel menor de integración política. La
distribución de grupos similares en cuanto a las facilidades de transporte a cada
lado del río permite suponer cacicazgos organizados en unidades más pequeñas que
la región entera. Estas unidades separadas por limitantes del terreno serían de unos
10 kilómetros de diámetro. Este hecho concuerda con los resultados del reconoci-
miento arqueológico en el área del Valle de la Plata, 40 kilómetros al noreste, que
ha mostrado la formación de unidades políticas del mismo tamaño agrupadas alre-
dedor de sitios monumentales (Drennan y Quattrin 1995; Drennan 2000).

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VÍCTOR GONZÁLEZ

Figura 3
Vista ortográfica de los valores de elevación para el área del estudio
alrededor de San Agustín. El rango de elevación en este sector
es de 1120-2200m sobre el nivel del mar.

Figura 4
Mapa de pendientes, mostrando en tonos claros las zonas de pendiente suave y
en colores oscuros las zonas de pendientes fuertes. Las zonas negras son
barreras físicas.

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CONTRA LA TIRANÍA TIPOLÓGICA EN ARQUEOLOGÍA

Figura 5
Mapa de costos de movimiento entre centros ceremoniales. Los colores claros
son zonas de fácil comunicación y los colores oscuros son zonas marginales.

CONCLUSIONES DEL ANÁLISIS DE LOCALIZACIÓN

Las unidades políticas de 10 kilómetros de diámetro definidas por la distribución de


sitios en áreas de fácil transporte pueden ser consideradas como cacicazgos inde-
pendientes para la evaluación del modelo de Steponaitis. Cuando se aplica el mode-
lo a los 20 casos de la agrupación situada al suroeste del Magdalena (Figura 6) el
nuevo CGMC está en X= 87.08 y Y= 700.18. La eficacia espacial de Mesita B en
este caso es muy alta (E = 0.999). La desviación de la situación ideal es de solo 85
metros. Para los 5 casos al noreste del río el CGMC es X= 93.26 y Y= 704.24. El
sitio más cercano es Idolos, el segundo sitio en rango de tamaño y complejidad en el
Alto Magdalena por lo que es un candidato ideal para ser considerado un centro
cacical (Tabla 1 y Figura 1). La eficacia espacial de Idolos es también muy alta para
su región (E= 0.960). La desviación de su localización ideal es 714 metros hacia el
suroeste, en la dirección que se podría esperar porque el acceso es más difícil hacia
las áreas localizadas al suroeste de este grupo (Figura 5).

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VÍCTOR GONZÁLEZ

Figura 6
Mapa del agrupamiento de sitios al suroeste del Río Magdalena,
mostrando la localización de Mesitas y del CGMC.
Distancia (km) desde Mesita B

Al considerar unidades políticas de 10 kilómetros de diámetro definidas por


agrupamientos de sitios en áreas de relativamente fácil comunicación el modelo de
Steponaitis permite predecir con mayor precisión la localización de los centros re-
gionales. Dada la concordancia del modelo a esta escala los cacicazgos del período
Clásico Regional del Alto Magdalena parecen tener una organización tributaria en
la cual los costos de transporte eran importantes para definir la forma de los territo-
rios y la localización de los centros mayores dentro de esos territorios. Los cacicazgos
del Alto Magdalena probablemente no se integraron económicamente a un nivel
regional amplio; la integración parece haberse limitado a unidades de 10 kilómetros
de diámetro. Estos patrones sugieren que los mecanismos que tenía la elite para
exigir tributos eran limitados y/o los costos del transporte de bienes eran altos, espe-
cialmente cuando las distancias superaban 5 kilómetros.

TRIBUTOS Y CONSTRUCCIÓN DE MONUMENTOS

Los tributos de esta clase de organización política financiaron, entre otras cosas, la
construcción de los monumentos (en este caso tumbas monticulares individuales)

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CONTRA LA TIRANÍA TIPOLÓGICA EN ARQUEOLOGÍA

que distinguieron a los centros políticos y que, seguramente, hicieron parte de los
mecanismos rituales e ideológicos que parece haber usado la elite (Drennan 1995)
para justificar la existencia de su poder y de la jerarquía social. Una de las
implicaciones adicionales del modelo de Steponaitis es la correlación del tamaño y
complejidad de la actividad monumental de los centros menores con su distancia a
los centros mayores. Los centros menores más distantes habrían invertido más en
sus propios monumentos a cambio de dirigir mucho de los tributos a los centros
mayores (Steponaitis 1978:446-8). Los centros menores adyacentes a los centros
mayores, dados los costos más bajos de transporte, habrían dirigido una mayor pro-
porción de tributo al centro primario en donde se realizaban las actividades cere-
moniales del cacicazgo. Como resultado los centros primarios tuvieron una cantidad
relativamente grande de inversión en monumentos comparada con la de los centros
adyacentes; los monumentos de los sitios más alejados tienden a ser más elaborados
a medida que aumenta su distancia del centro primario.

Este patrón no exige, necesariamente, que toda la región esté política o económica-
mente unificada. Un centro localizado a mayor distancia pudo haber sido tan gran-
de como el centro primario de referencia; si el flujo de tributos era muy bajo o nulo
habría sido un centro primario independiente. Una serie de cacicazgos económica-
mente independientes que participara en las mismas actividades ceremoniales o re-
ligiosas en una gran región puede haber presentado este patrón sin que haya estado
políticamente unificada o económicamente integrada. Aunque los centros partici-
paran en actividades esporádicas a nivel supra-regional podemos esperar que dedi-
caran menos esfuerzo a las actividades ceremoniales por fuera de sus límites políticos
y económicos debido a los grandes costos de transporte. La participación de los
personajes de importancia en actividades localizadas por fuera del radio propuesto
de 5 kilómetros no sería de índole económica sino de otra clase.

Las actividades ceremoniales, probablemente esporádicas, podrían incluir en


el Alto Magdalena ceremonias conmemorativas por la muerte de caciques influyen-
tes (Drennan 1995) o ciertas festividades relacionadas con ciclos agrícolas (González
1998). Mientras que este tipo de relación entre centros podría fomentar inversiones
adicionales en la actividad ceremonial no involucraría el transporte de los bienes
que se usaran como tributo en las unidades cacicales. Esta actividad ceremonial
podría consistir sólo de visitas de emisarios o “embajadores”; si traían bienes serían
“bienes de élite” u otros artículos ligeros de la clase que ha sido asociada con inter-
cambio a larga distancia y afianzamiento de redes de alianzas políticas (Drennan
1984; Gnecco 1995; Langebaek 2000). Estos objetos no serían entregados como
tributo sino como símbolo de alianza y señal de respeto al personaje que patrocina-
ra la reunión –que, para el caso de las ceremonias fúnebres, probablemente era un
candidato a sucesor de un cacique muerto (Drennan 1995).

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VÍCTOR GONZÁLEZ

La Figura 7 muestra los valores del índice de tamaño y complejidad de los sitios del
área de estudio (el eje de Y), ordenados por sus distancias lineales a Mesita B (el eje
de X). El patrón muestra mayores inversiones en monumentalidad lejos de Mesita
B, una de las expectativas del modelo de Steponaitis para un cacicazgo regional,
aunque parece que no había centralización económica; sin embargo, hay algunas
inconsistencias y el ordenamiento de los sitios no muestra una correlación muy bue-
na. Hay varias explicaciones posibles para estos problemas. Puede haber cierta in-
exactitud en los datos debido a que algunos sitios han sido saqueados más
intensamente que otros. La inconsistencia principal en la Figura 7 es que unos sitios
directamente adyacentes a Mesita B son más grandes que lo esperado. De nuevo
vale la pena evaluar el posible efecto de los costos de movimiento. Para esto se
obtuvo un mapa de valores para el costo del movimiento desde y hacia Mesita B
(Figura 8), basado en los mapas de pendiente, que representa la distancia en térmi-
nos de pendiente acumulada, permitiendo crear una superficie artificial de costos
de movimiento desde el punto de vista de Mesita B. Las áreas más oscuras son
lugares remotos; las áreas blancas son de más fácil acceso (la comunicación diaria
quizás era posible); las áreas grises son de acceso considerablemente más difícil (la
comunicación con estas áreas seguramente no podría hacerse eficazmente todos los
días). La Figura 9 muestra el ordenamiento de los sitios y su índices de tamaño y
complejidad pero tomando como medida de distancia el acumulado de pendiente
en lugar de las distancias lineales. La forma global de la distribución es similar pero
ahora el problema de los sitios relativamente grandes cerca a Mesita B desaparece y
los datos observados parecen acoplarse mejor a las expectativas del modelo. Una
conclusión de estos patrones es que cuando no sólo se tiene en cuenta la distancia
sino, también, los costos de movimiento el tamaño y complejidad de los sitios secun-
darios muestran cierta relación general con la distancia a Mesita B.

A pesar de que no parece haber una integración económica en la región los datos
sugieren la existencia del tipo de centralidad que se espera de los cacicazgos más
complejos en términos de monumentalidad. Aunque el tributo sólo habría sido re-
colectado de los asentamientos más cercanos Mesita B logró mantener una prima-
cía a nivel supra-regional en lo que se refiere al tamaño y complejidad de los
monumentos; Mesita B tuvo una centralidad supra-regional de carácter ceremonial
y religioso pero no de carácter económico. Las unidades políticas, económicas y
ceremoniales pueden ser unidades independientes y funcionar a diferente escala.

165
CONTRA LA TIRANÍA TIPOLÓGICA EN ARQUEOLOGÍA

Figura 7
Índice de tamaño y complejidad de sitios con estatuaria ordenados
por su distancia en línea recta a Mesita B.

Figura 8
Mapa del costo de movimiento desde o hacia Mesita B. Las áreas blancas son
áreas de fácil acceso, las áreas oscuras son de acceso más difícil. Los puntos
negros indican las localizaciones de sitios con estatuaria. El triángulo
representa el sitio Mesita B. Costos de transporte desde Mesita B

166
VÍCTOR GONZÁLEZ

Figura 9
Comparación de los índices de tamaño y complejidad (y) ordenados por
sus distancias en términos de costo de movimientos desde Mesita B.

LA INVERSIÓN EN CONSTRUCCIÓN DE MONUMENTOS Y EL ÁREA DE


RECURSOS

La idea de que la centralidad en el Alto Magdalena tiene que ver con jerarquías
políticas basadas en aspectos ideológicos o ceremoniales y no económicos se ha
propuesto con base en los análisis de patrones de asentamiento y patrones funera-
rios (Drennan 1995, 2000). El análisis que aquí se presenta sugiere que el tributo era
un asunto importante al nivel interno de los cacicazgos individuales y no tanto entre
cacicazgos; sin embargo, Mesita B presenta cierta preeminencia a nivel supra-regio-
nal y está localizada de forma relativamente eficiente al centro de la distribución
supra-regional de centros cacicales.

Mesitas presenta gran inversión en monumentalidad y los demás sitios presentan in-
versiones variables con cierta tendencia a aumentar con la distancia de Mesita B en
términos de los costos de movimientos. Varias observaciones se derivan de estos pa-
trones. Primero, la centralidad de Mesita B durante el período Clásico Regional pare-
ce relacionarse, principalmente, con el agrupamiento de muchos sitios a su alrededor.
Segundo, los sitios con estatuaria cercanos a Mesita B presentan poca inversión en sus
monumentos y, probablemente, estuvieron involucrados directamente en las activida-
des ceremoniales de Mesita B. Tercero, el número de centros secundarios contempo-
ráneos en el área de influencia del centro primario debió ser proporcional al volumen
de tributo que se podría recolectar para la construcción de los monumentos y para

167
CONTRA LA TIRANÍA TIPOLÓGICA EN ARQUEOLOGÍA

celebración de ceremonias en el centro principal, así que la escala de la monumentalidad


en Mesitas, para cada subdivisión del Período Clásico Regional, puede ser un indica-
dor indirecto de la densidad demográfica en la zona adyacente.

Estas observaciones implican que entre más alto es el número de vecinos cercanos
al centro primario la densidad es mayor y las áreas de recursos disminuyen; en otras
palabras, si el cacique principal quiso aumentar la importancia ceremonial de su
centro ceremonial y aumentar la participación de los centros menores necesitó fo-
mentar la fragmentación de los territorios vecinos y reducir el tamaño de su propia
área de recursos. Este mecanismo aumentaría la importancia ceremonial del sitio
pero reduciría su base productiva. Esto significa que los individuos situados más
arriba en la jerarquía ceremonial y política del Alto Magdalena serían los más po-
bres en lo que se refiere al área de recursos directamente disponible.

Para evaluar esta propuesta medí el área de recursos relacionada con cada localiza-
ción con el método Voronoi theselation; después comparé esta área con los valores
del índice de tamaño-complejidad. La Figura 10 muestra una relación general entre
el área de terreno asociado con cada sitio (X) y los rangos del índice de tamaño y
complejidad (Y). Las áreas más pequeñas están asociadas con los sitios con estatuaria
de mayor rango (las columnas más cortas) y las áreas de recursos más grandes están
asociadas con sitios de menor rango (las columnas más altas). Como se esperaba en
el área de estudio los territorios más pequeños corresponden a sitios donde el es-
fuerzo invertido en los monumentos era mayor. En general el costo del movimiento
desde Mesita B se relacionó con el tamaño del área de recursos de cada sitio en el
área del estudio; esta relación apoya la idea de la centralidad política, ceremonial o
religiosa de Mesita B a nivel regional. Probablemente Mesita B no sostuvo un con-
trol tributario central en la región de estudio sino dentro de unidades territoriales
pequeñas en las cuales se cumplen las expectativas del modelo de Steponaitis; sin
embargo, el patrón de variación en la inversión en monumentos, la centralización
de los sitios con estatuaria, la correlación entre el tamaño del área de recursos y los
costos de movimiento de y hacia Mesita B y la relación general entre el índice de
tamaño y complejidad de los sitios ceremoniales y sus áreas de recursos sugieren
que Mesita B sostuvo una centralidad ceremonial, social o religiosa, a pesar de que
no detentó centralidad económica. Esta interpretación apoya la idea de que la
centralidad económica a una escala de integración puede coexistir con una centralidad
política o ceremonial a una escala mayor de integración.

168
VÍCTOR GONZÁLEZ

Figura 10
Comparación de los rangos del índice de tamaño y complejidad
ordenados por los tamaños de áreas de recursos, que muestra
una relación general entre variables.

LIMITACIONES E IMPLICACIONES DEL ANÁLISIS

Para investigar los patrones de localización de los centros cacicales es necesario


extender el análisis a la totalidad de la región que contiene sitios ceremoniales;
además, sería conveniente comparar los patrones de localización del período Clási-
co Regional con los períodos previos y posteriores. Ese análisis diacrónico permiti-
ría evaluar la importancia evolutiva de la centralidad ceremonial de Mesitas y el
desarrollo de la organización de las unidades políticas. Buena parte del área anali-
zada ya cuenta con reconocimientos regionales; los resultados de este análisis se
pueden compara con la distribución de las comunidades en cada centro.

La información de los sitios con estatuaria se puede mejorar, especialmente en cuan-


to a la existencia de estatuas cuyas localizaciones originales aún están en duda. El
análisis espacial sincrónico presentado aquí es útil para mostrar ciertos patrones que
pueden ayudar a entender mejor el carácter de la organización regional de los cacicazgos
en el Alto Magdalena y a contrastar nuestras ideas sobre los aspectos básicos de la
complejidad social. Los patrones estudiados sugieren que las unidades políticas inde-
pendientes de San Agustín pueden ser entendidas como unidades políticas centraliza-
das de economía tributaria dada su concordancia con el modelo de Steponaitis (1978).
Propongo, entonces, que la elite cacical localizó el centro ceremonial de manera que

169
CONTRA LA TIRANÍA TIPOLÓGICA EN ARQUEOLOGÍA

se minimizaran los costos del transporteo. El tributo involucrado, sin embargo, debió
ser bastante modesto en términos de magnitud porque los monumentos de San Agustín
son obras de pequeña envergadura (Drennan 2000).

En lugar de un poder económico basado en el control de la tierra o de otros recursos


básicos (Gilman 1981) o del éxito en la guerra (Carneiro 1981) estos patrones apoyan
la idea de que existió un sistema político con bases ideológico-religiosas. Aunque el
tributo que servía para mantener esta jerarquía era relativamente poco y obtenido de
la zona de influencia directa la centralidad política cobijaba un territorio mucho más
amplio que el de la unidad tributaria. Existe, al menos, cierta evidencia de que se
hicieron ajustes para minimizar la carga del aparato político sobre el sector producti-
vo de la sociedad. La naturaleza de los lazos cohesivos que permitieron la existencia
de semejante sistema no parece haber sido tan simple como sugirió el modelo
redistributivo de organización propuesto en la década de 1960 (Service 1962).

Drennan (1995) ha mostrado que no había una diferenciación muy clara en la riqueza
del ajuar de los entierros del período Clásico Regional; tampoco se han logrado encon-
trar diferencias económicas entre residencias. La única expresión probable del uso de
los tributos son los montículos funerarios con estatuas que representan a individuos
fantásticos que, probablemente, relacionaban al personaje enterrado con seres míticos
(Sotomayor y Uribe 1987; Drennan 1995). En vez de servir para equilibrar las variacio-
nes en la productividad del medio ambiente (Service 1962) o para financiar guerras y
otras empresas expansivas de la élite (Carneiro 1981; Earle 1978) los tributos en San
Agustín servían para apoyar las actividades ceremoniales dirigidas por la elite. Esta in-
terpretación contradice los modelos que sugieren que los cacicazgos en desarrollo de-
pendieron del control directo de recursos por un grupo de elite (Gilman 1981).

Un aspecto que necesita más atención es la naturaleza de las actividades ceremonia-


les y religiosas. Los monumentos y las actividades religiosas se interpretan, a menu-
do, como un epifenómeno de procesos económicos (Gilman 1981) y se asocian a la
competencia por el control de excedentes (Earle 1978) o a «mecanismos
homeostáticos» (Peebles y Kus 1977); sin embargo, su organización no dependió,
necesariamente, de procesos económicos. Parece necesario hacer una distinción más
clara entre estos aspectos diversos de la organización de la sociedad. En el caso que
he analizado la distribución de sitios con estatuaria sigue un modelo claro de
centralidad con foco en Mesitas; sin embargo, su centralidad ceremonial no se re-
laciona con su centralidad económica o con un territorio bajo su control económico.
Las unidades tributarias eran pequeñas; pueden distinguirse, por lo menos, dos de
ellas en el área de estudio. La centralidad política de carácter religioso o ceremonial
de Mesitas no corresponde, en San Agustín e Idolos, a la centralidad política de
carácter económico en el período Clásico Regional. Lo que estos patrones sugieren
es que la «centralidad», considerada como el «principio definitorio de las socieda-
des cacicales» (Earle 1978), puede tener varias dimensiones.

170
VÍCTOR GONZÁLEZ

El hecho de que las comunidades con monumentos más grandes y complejos estu-
vieran asociadas con campos agrícolas pobres contradice los modelos que intentan
explicar las diferencias en la intensidad de construcciones como reflejo de diferen-
cias ecológicas o económicas. En Mesitas e Idolos las diferencias en tamaño y com-
plejidad de los monumentos estaban relacionadas con la cantidad de vecinos: entre
más pequeña era el área de cada unidad más vecinos podrían participar en las acti-
vidades ceremoniales reflejadas en los montículos. En contradicción con modelos
que postulan bases económicas para el desarrollo de sociedades complejas (Service
1962; Gilman 1981) el período Clásico Regional del Alto Magdalena sigue mostran-
do que la centralización religiosa o ceremonial jugó un papel central en la organiza-
ción de la sociedad. La investigación de los cambios de esas dimensiones en la
secuencia prehispánica de la región permitirá entender mejor la interrelación de los
factores responsable de la complejidad social.

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