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María la madre del Señor Jesús, el mesias salvador

"Porque ha puesto sus ojos sobre la pequeñez de su esclava; pues he aquí que desde ahora me tendrán
por dichosa entre todas las generaciones." Lucas 1:48.

Léase Lucas 1

María, la madre de nuestro Señor, era también descendiente, o hija, de un rey. Cristo nació de ella y sólo
de ella. El apóstol Pablo afirma que Cristo era de "la simiente de David según la carne". Y aunque las
genealogías de Mateo y Lucas terminan con el nombre de José, fue sólo a través de María que Cristo
pudo ser hijo de David según la carne.

El hecho de que María fuera la prima de Elisabet no impide que creamos que era de estirpe regia. Es
verdad que Elisabet era descendiente de Leví, y que generalmente los hijos de los sacerdotes se casaban
con miembros de la misma tribu. Pero, esto no era una regla rígida.

María era, pues, la hija de un rey. Por ello su humildad se destaca aún más. No hay que pensar que
pertenecer a una clase humilde sea algo vergonzoso. Aunque hija de rey estaba casada con un
carpintero. No es imposible que una persona de una alta posición social descienda súbitamente a un
plano social o económico más humilde. Entonces las privaciones materiales no suelen ser llevadas con
gracia. Son un motivo de queja permanente. Sin embargo pueden ser una bendición para algunos. En
general estas personas tienden a desarrollar mejor su alma y ser más cultas y refinadas.

Hay un punto en la vida de María en que discrepamos de los catolicorromanos. Desde 1879 confiesan
que la concepción de María, o sea, su propio nacimiento fue también milagroso: sin pecado, que no
estaba afectada por el pecado original. Se suele añadir a esto que además nunca pecó. De ser esto así
María estaría aparte del resto de la raza humana. Tales son las implicaciones de la doctrina de la
Inmaculada Concepción.

Si preguntamos la base de esta creencia, se nos refiere a Lucas 1:28: "Bendita eres tú entre las mujeres."
(Que por cierto no se halla en los manuscritos más antiguos.) Esto se expresa en griego con la palabra "
kecharitomene". Orígenes interpretó esto como que significaba una gracia especial concedida a María,
incluso antes de su nacimiento. Si aceptamos esto podemos decir lo mismo de Juan, porque él recibió el
Espíritu Santo antes del nacimiento. Y nadie dice que Juan el Bautista nació inmaculado y puro. La Iglesia
Católica cita a otros padres de la Iglesia como evidencia adicional. Pero, todas estas afirmaciones
carecen de valor si no descansan sobre la Palabra de Dios. Y todavía podemos preguntar: si fue posible
que María naciera inmaculada de padres pecadores, ¿por qué no tenía que ser también posible que
naciera así Cristo?

Sin embargo, hay un argumento mucho más poderoso en contra de esta doctrina de la Inmaculada
Concepción. Si fuera cierta, haría innecesaria y superflua la obra de la salvación. Si María pudo nacer
inmaculada y permanecer sin pecado, lo mismo podía la gracia haber efectuado esto para el resto de los
hombres, después de la caída. Con ello, el pecado al instante habría quedado anulado, y la venida del
Mediador habría sido innecesaria

Por tanto, para nosotros la humildad y pequeñez de María tiene un doble significado. Ocupa un estado
humilde, para ilustrar cómo una princesa de la casa de David había descendido de su alta posición. Nos
ilustra, además, cómo toda la raza había caído de su alta posición en el Paraíso, a los planos bajos del
pecado y la culpa.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1- ¿Qué significa la humildad y pequeñez de María?

2- ¿Por qué era necesario que tomara este estado?

3- ¿Qué significa la doctrina catolico-romana de la "Inmaculada Consepción de María?

II - La madre de nuestro Señor

"Porque ha hecho por mí grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre." Lucas 1:49.
Lease Lucas 2

En su canto de alabanza, María dice que el Señor ha hecho grandes cosas por ella, y dice que su nombre
es Santo. Su alabanza no era en modo alguno exagerada. No cabe mayor honor sobre un ser humano
que el que le correspondió a María. Era verdaderamente la más bendita de todas las mujeres. De todas
las hijas de los hombres, ella fue escogida para que el Altísimo la favoreciera con su gracia y la cubriera
con su sombra. A lo largo de los siglos se le ha concedido el nombre de Madre de Dios, y no hay objeción
a usarlo, con tal que se interprete este nombre debidamente.

Las Escrituras cantan honores a María y no se andan remisos en ello. El ángel la saludó como muy
favorecida. Elisabet la llamó "bendita entre las mujeres", "Bienaventurada porque había creído" (v. 45).
María misma, se daba cuenta de sus bendiciones cuando dice: " Me tendrán por dichosa todas las
generaciones." No tenemos que ir al otro extremo, cuando reaccionamos contra el énfasis excesivo a su
gloria que le conceden las Iglesias Católica, Romana y Griega.

María fue elegida por Dios en un sentido único. Su privilegio fue mayor que el que se ha concedido a
mortal alguno. Ello es más destacado por su estado humilde, a pesar de sus ilustres antecesores. Pero no
hemos de quitarle la gloria que le pertenece porque otros le conceden honores indebidos.

El favor único que se le concedió fue el de ser la Madre de nuestro Señor, que el Hijo de Dios tomara
forma humana de su carne y su sangre. María bebió de los santos ojos del niño el amor que los demás
tardaron muchos años en conocer. Este honor no lo ganó; le fue concedido por Dios en su soberanía
absoluta. Eligió a María. Salvó su vida y le envió el ángel para entregarle el mensaje. La abundancia de
gracia que le fue concedida es motivo para que nosotros loemos, no el nombre de María, sino del Señor
Dios que se la concedió. La misma esencia de la gracia nos impide que loemos a la criatura. Si hubiera
virtud en el hombre para merecerla dejaría de ser gracia.

Tenemos que considerarla como muy favorecida y bienaventurada entre todas las mujeres. Estamos
agradecidos de que le fuera concedida esta gracia, y por la gracia que a través de ella nos llega a cada
uno. Con todo, no deja de ser "la sierva del Señor" que acepta gozosa hacer su voluntad. Al pensar en
ella hemos de proclamar: "¡Gloria a Dios en las alturas!".

Queda por mencionar si María ascendió al cielo sin morir, como se nos dice de Elías. La Iglesia Católica
lo defiende, pero no ha encontrado esto en la Biblia. Lo dice basándose en tradiciones. Nadie sabe
cuando murió María y dónde fue enterrada. La serie de ideas que han llevado a la de la Asunción de
María es: si hubiera sido enterrada dada su importancia se sabría dónde. Además, es difícil admitir que el
cuerpo de María, que había dado forma humana al Hijo de Dios, se desintegrara en la tumba. Algunos
dijeron que murió y luego, resucitando, ascendió al cielo. En el occidente se habla de la "Ascensión de
María". En Oriente se habla de que "durmió" y se celebra de su "Dormición". Esta idea pasó a Occidente.
Luego fue reemplazada allí por la idea de la "Asunción’, que significa que María ascendió al cielo sin
morir.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1- ¿Por qué decimos que María era "bendita entre todas las mujeres"?

2- ¿Cuál fue el privilegio concedido a María?

3- ¿Era María consciente de ese privilegio? ¿Cómo lo sabemos?

III - Su fe

"Bienaventurada la que ha creído que tendrán cumplimiento las cosas que le han hablado de parte del
Señor." Lucas 1:45.

Lease Lucas 1:45-55

La exaltación religiosa de María, por cierto exagerada por algunos, descansa primeramente en su fe, y
sobre su fe concebida como un mérito personal. Cuando María recibió el glorioso anuncio del ángel,
contestó: "He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra." Elisabet afirmó referente
a esta confesión: "Bienaventurada la que ha creído que tendrán cumplimiento las cosas que le han
hablado de parte del Señor." La fe a la que María dio expresión, a veces se ha perdido de vista que le fue
dada gratuitamente por la gracia. No fue mérito suyo alguno. Si se considera que lo fue, inmediatamente
se sigue: La encarnación del Señor fue sólo posible por el asentimiento de María; por ello María hizo
posible a Cristo el ofrecer el supremo sacrificio de la redención; y por la redención del mundo, y por el
perdón de nuestros pecados por la sangre del Cordero. Esto es inadmisible.

No se trata de rebajar la calidad de la fe de María. Esto estaría en contra del espíritu de las Escrituras,
que confirman esta fe repetidamente. Se trata más bien de hacer ver que esta fe no da lugar para la
exaltación de María, pues no se aparta de la regla: "La fe no es de vosotros, pues es don de Dios." Dios
influyó en su alma y en su cuerpo: en su alma dándole la fe y en su cuerpo formando en él al Salvador, a
partir de su carne y de su sangre.

Se hace destacar su virginidad como si fuera otra virtud excepcional. La Escritura no nos da base para
creer que permaneciera virgen. Ni tan sólo que el nacimiento de Jesús dejara su virginidad intacta en el
sentido físico. Todas las referencias a profecías sobre este punto específico, como Ezequiel 44:2 están
fuera de lugar.

No se insiste sobre este punto para negar o afirmar que tuviera otros hijos después del nacimiento virginal
de Belén. Esto no se podrá demostrar nunca. El que se hable de los "hermanos" de Jesús no significa
nada. "Hermano" es usado en la Biblia para hermanastros, y aún más general, como parientes (Génesis
3:18; 14:16; 29:12; Números 8:26; 15:10, etc.). Si insistimos sobre esto es para decir que no sabemos que
Dios prefiera una virgen a una madre. El caso de María no es aplicable, ya que no fue elegida para que
diera el nacimiento como virgen porque esto significara mayor categoría, sino por razones teológicas
mucho más profundas.

Podemos tener en gran estima a María como Madre del Señor y como Escogida del Altísimo, pero las
Escrituras no nos dicen que fuera una mujer de extraordinaria vitalidad espiritual. Se la menciona quince
veces después del relato de los sucesos en Belén. Cuando Jesús tuvo doce años fue con El al Templo de
Sión. En aquel entonces María no entendía a Jesús. La vemos otra vez en las bodas de Caná. Ella misma
dice que no entendía los profundos pensamientos de Jesús. Luego en Mateo 12:46, cuando quiere hablar
con su hijo, Jesús más bien la reprende. En el Gólgota no revela penetración espiritual alguna, sino los
sentimientos normales en toda madre. Cuando Jesús asciende al cielo hallamos a María entre el grupo de
creyentes (Hechos 1:14). Su nombre es mencionado al final de todos. Al parecer no era muy prominente.

Los apóstoles no la mencionan, ni en Pentecostés ni en ninguna otra ocasión, al predicar a Cristo. Pablo
recibió el evangelio directamente de Jesús, y ni tan sólo menciona su nombre. Ni en los Hechos ni en las
Espístolas se le conoce honor alguno. No se le pide opinión en ocasión alguna. Desaparece de las
Escrituras de modo inconspícuo.

Quien compara la posición de María en las Iglesias Católica, Romana y Griega, en el culto y en el corazón
de su religión, con el silencio que se mantiene sobre ella en los Hechos y en las Epístolas, no puede por
menos que pensar que los Padres apostólicos pensaban de ella más o menos lo mismo que los teólogos
de la Reforma.

María Magdalena

El filósofo del siglo diecisiete, Joseph hall, cierta vez dijo, Una reputación una vez quebrada posiblemente
pueda ser reparada, pero el mundo siempre mantendrá los ojos abiertos sobre el lugar donde estaba la
grieta ¡cuan cierto!
Peor todavía, algunas reputaciones son destruidas deliberadamente por personas que se deleitan en
tornar al noble príncipe de hoy en un criminal sucio de mañana. La buena reputación de ninguno es
inmune a la degradación, y, la lamentablemente, pocas personas dignas de desprecio reciben lo que
merecen.

¿Cómo se sentiría si viviera una vida honrada y honorable, solo para que después d e su muerte la gente
diga que usted era un tenorio, un mentiroso, y un mariposón? Me imagino que no le gustaría .y supongo
que si Maria magdalena supiera lo que están diciendo de ella en estos días, no le gustaría tampoco.
Algunas razones, Maria ha sido escogida para un tratamiento especialmente infame.
La han llamado una prostituta, “una pecadora terrible” , y la discípula a quien Jesús amaba :(todos
nosotros sabemos que eso fue dicho de Juan debido a su intensa espiritualidad, Juan 21:20-24). Maria
también ha sido acusada de ser el interés del amor físico del señor, su esposa y ,madre de sus hijos, y la
lista continua . Su nombre a sido injustificadamente manchado de las maneras mas viciosas, y ahora una
novela popular solo ha empeorado las cosas . Pero siempre hay un método para la locura de Satanás . al
destruir la reputación de Maria magdalena el cree que puede destruir al señor también . Al convencer alas
personas de que Jesús era un mero mortal y /o que el tubo una relación física con una mujer, el puede
mantener a los no creyentes aprisionados en su reino de las tinieblas para siempre.
Por consiguiente , aquí hay otro intento por corregir el registro . ¿quién era Maria Magdalena ? ¿por qué
que es ella importante ? ¿qué dice la escritura acerca de ella . y que no dice ?.
Puesto que Mateo es el primer libro del nuevo testamento, Maria aparece primero allí en 27:56 después
que Jesús exhalo su espíritu en la cruz:.
Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos , las cuales seguido a Jesús desde Galilea , sirviéndole
entre las cuales estaban Maria Magdalena , Maria la de Jacobo y de José y la madre de los hijos de
Zebedeo.
El nombre Magdalena se refiere al pueblo natal de Maria , Magdala ( del hebreo para “torre”) cerca de
Tiberias Galilea , unas cuidad sumamente adinerada pero corrupta notable por sus textiles de lanas y
tinturas. El texto infiere que estas mujeres tenían medios financieros para proveer para Jesús cuando el
ministraba en Galilea . por lo tanto , Maria Magdalena probablemente tenia dinero . el erudito herbert
Lockyer se refirió a ella como una mujer de alta posición y circunstancias confortables , . ninguna parte
del texto dice que ella era prostituta “no hay ni una pizca de evidencia genuina para sugerir una
reputación tan mala “ .
Y ella viajaba en buena compañía. “Maria la madre de Jacobo y José “ era mujer de Cleofás a quien el
salvador resucitado encontró en el camino a Emaus (Jn19:25
Cf. Luc 24:13,18) la madre de los hijo de Zebedeo era Salame , la hermana de la virgen María y la madre
del apóstol Juan , su primo. Cuando Jesús miro desde la cruz y le dijo a Juan para que cuidara de su
madre- la tía del apóstol (Juan 19:27) .La escritura dice que el apóstol Juan inmediatamente “ y desde
aquella hora el discípulo la recibió en su casa”(v.27), lo cual explica porque ella es mencionada entres las
mujeres ante la cruz en Juan 19:25 pero esta ausente de las otros Evangelios cuando Jesús realmente
murió.
Claramente, Maria magdalena era una amiga cercana de la madre del señor, su hermana salome, y la
esposa de Cleofás- todas mujeres ancianas. Nada en el texto sugiere que ella era más joven que ellas.
De todo lo que sabemos, ella la edad de la madre de Jesús y había criado hijos .la escritura no menciona
su edad. No comenta su parecer. No dice si estaba casada o tenia una familia. Ni explica una sola pizca
de apoyo a la teoría de que ella era una mujer joven bonita, a quien el señor hallo atractiva, mucho menos
la blasfemia de que él tuvo una relación física con ella. Pero si dice que los doce apóstoles y ciertas
mujeres viajaban con Jesús a medida que el predicaba del reino de Dios. Estas mujeres habían sido
sanadas de espíritus malos y enfermedades- Maria llamada magdalena, fuera de quien habían salido 7
demonios , y Juana la esposa de chuza intendente de herodes, y Susana y muchas otras mujeres que
servían a Jesús con sus bienes (Luc 8:2-3) . Maria obviamente le había dado su vida cristo después que
fue sanada, fielmente siguió al señor, ayudaba a financiar su ministerio, como lo hicieron las otras
mujeres. Pero los incrédulos forjan hacia adelante, determinados a destruir su reputación y hasta inferir
que ella tuvo una relación ilícita con Jesús o, como la novela de Dan Brown el código Da Vinci pretende ,
se caso con el y el tuvo sus hijos. Algunos usan Juan 20:1-17 para apuntalar sus argumentos.
Ese pasaje dice que Maria vino a la tumba estando oscuro, no pudo encontrar a Jesús , lloro, luego lo vio
de pie allí. El menciono su nombre; ella lo reconoció; y Él le dijo,”No me toques”(v.17).Estos pocos
versículos no establecen un caso, particularmente cuando en el evangelio de mateo dice que ella fue con
la otra Maria la esposa de Cleofás 28:1 marcos dice que ella fue con la esposa de Cleofás y salome (mar
16:1-2 ) y Lucas dice Juana la esposa de Cleofás y otras mujeres que también estaban allí ( Luc 24:10).
Erudito bíblico Alfred Edershaim explico:
El informe de ella a pedro y Juan (Jn20:2) nosotros no sabemos donde lo han puesto,´´ infiere que ellas
no habían ido sola a la tumba...si que había dos grupos de mujeres o no que salieron de diferente lugares
para reunirse en la tumba, la figura prominentes entre las mujeres entre ellas era Maria magdalena –
como prominentes entre las mujeres piadosas así como Pedro estaba entre los Apóstoles. Ella parece ser
la primera en haber llegado a la tumba.
Más importante, sin embargo, era que María de Magdala fue la primera persona que vio al salvador
resucitado . y allí está el problema. Hay poco que Satanás odia más que la verdad de la resurrección del
Hijo de Dios.
Es la resurrección lo que sello su perdición, lo despojó de su poder de la muerte, y garantizó su tormento
sempiterno en el Lago de Fuego y Azufre Heb2:14-15 Apo.20:10. por consiguiente, él ha pasado milenios
usando toda artimaña en su bolsa para desacreditar a María Magdalena. Esta mujer de Dios, devota,
comprometida, fiel, se ha vuelto un objeto de las mentiras del maligno y la odia porque ella recibió el
privilegio sin paralelo de ser la primera persona en testificar de la resurrección corporal de Jesús el
Mesías y, por lo tanto la derrota de Satanás.
Tristemente, muchas personas se han tragado las mentiras de Satanás. Y a medida que el mundo se
degenera, el numero de ellas aumentará. Pero vendrá un día cuando la reputación de María será
reparada totalmente, y ninguno podrá ver la “grieta” que Satanás fabricara. En ese día, todos estarán
demasiados ocupados mirando, como ella lo hizo primero, al salvador resucitado:”para que en el nombre
de Jesús se doble toda rodilla de lo que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua
confiese que Jesús es el señor, para gloria de Dios padre”
Eunice
"Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu
madre Eunice, y estoy seguro que en ti también" (2 Timoteo 1:5).
Léase 2a Timoteo 1.
En la familia de Timoteo reinaba la tradición cristiana. Conocemos nombres en tres generaciones. Detrás
de Timoteo hay Eunice, y detrás de ésta, Loida. Los tres manifiestan una «fe no fingida», que ha pasado
de uno a otro. La fe no es impartida por los padres sino que procede de Dios. Pero Dios se complace en
permitir que su bendición se acreciente en las sucesivas generaciones, imprimiendo el valor de lo que
permanece y el conocimiento de ser llamado, dentro de la familia, para glorificar el nombre del Señor.
Ni Loida ni Eunice podían haberse imaginado que Timoteo iba a ser llamado a un lugar de tanta
prominencia en la Iglesia de Cristo. A Pablo esta especie de nobilidad espiritual, que va de una
generación a otra, como israelita, le parece especialmente hermosa. Se goza al contemplarla. Pero nos
habla de ello por algo más: quiere llamar nuestra atención a lo realizado por la madre, la forma en que
Dios la usó, a ella y a Loida, para inspirar la fe ferviente y real en Timoteo.
Pablo viene a decirnos que el hecho que Timoteo fuera criado bajo la influencia de la gracia es motivo en
sí para dar gracias a Dios. La salvación puede tener lugar a cualquier edad, incluso a edad muy
avanzada, pero el llegar lejos en el conocimiento de Dios suele ser más seguro cuando el niño ha sido
criado dentro de las Escrituras. El corazón, espíritu y conciencia del niño es más tierno y en él se hunden
de modo indeleble las enseñanzas. Cuando han sido imprimidas con eficacia difícilmente se borran más
adelante. Timoteo tuvo un inmenso privilegio al poder ser educado desde la niñez en el camino del Señor.
Para él, el conocimiento de la Escritura y el contenido de la fe fue vívidamente real. No eran un mero
barniz formal, sino que habían crecido y se habían hecho una posesión inseparable de su propia vida y
conciencia.
Timoteo le debía esto a su madre, como Agustín se lo debía a su madre Mónica. Este es el privilegio de
algunos hijos de madres cristianas, pero no de todas. Algunos hijos de madres cristianas, convertidos
luego, han dicho que no habían recibido la más mínima bendición de su madre. Pero en otras ocasiones
la madre inspira de modo permanente la vida del hijo y éste conserva siempre sagrados recuerdos de
ella. Es algo glorioso que unifica a los dos espiritualmente. La ternura del amor materno es santificada por
el amor de Cristo; el amor maternal potencia el ferviente anhelo de la madre de que el hijo sea del
Salvador. La madre no descansa hasta que de un modo u otro, leyendo historias de la Biblia, dando
consejos, ejempío, estimulo, como sea, le induce a abrir su corazón al Salvador que se le está revelando
por aquellos medios.
Nos lamentamos hoy del hecho que muchos hijos madurso se apartan de la fe. Pero al hacerlo hemos de
preguntarnos dónde están las Eunices, cuya intensidad espiritual se ha contagiado al hijo. El padre sin
duda tiene su responsabilidad, y su carácter, con frecuencia más fuerte, ha de guiar también al hijo en el
hogar.

Pero, aun cuando se ejerce la influencia del padre, la tierna actividad espiritual de la madre, su vida fiel,
piadosa y de oración es la roturación del terreno que permite recibir la semilla en un blando seno. Las
madres deben empezar su actividad en los niños cuando son muy jóvenes. No basta con educar a lhijo a
comportarse con modales, cuidarlos e instruirlos con rectitud. Hay que conducirlos a entrar en los
misterios de la Divinidad

Dorcas (Tabita)

"Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir Dorcas. Esta abundaba
en buenas obras y en limosnas que hacía." (Hechos 9:36).
Lease Hechos 9:36-42

El nombre de la mujer era Tabita. Dorcas es una traducción hebrea. Tabita, en griego, significa «gacela».
«Esta mujer abundaba en buenas obras y en Iimosnas que hacía.» Se dedicaba a coser vestidos y
túnicas para los pobres. Esta costumbre ha sido imitada más adelante y en la Iglesia Cristiana de nues-
tros tiempos incluso su nombre ha presidido el de Sociedades de Señoras, que se han dedicado a la
beneficiencia. Parece ser que fue la primera, (por lo menos de la que tenemos conocimiento) que se
dedicó a estos actos de amor, inspirada por Cristo. Su ejemplo ha sido una fuente de inspiración
constante para las buenas obras. La Iglesia ha mostrado en innumerables ocasiones este espíritu de
amor hacia los pobres, especialmente en el pasado cuando no había la menor forma de auxilio social de
entidades seculares o de las autoridades.
Tabita puso en acción las palabras de Jesús: «Estuve desnudo y me cubristeis.» Originó un movimiento
de amor que ha perdurado durante diecinueve siglos. La Iglesia Cristiana ha mitigado infinitos
sufrimientos. En tiempos pasados y en paises no cristianos, la suerte de los humildes fue siempre cruel e
inmisericorde.
Cuando Pedro fue a Jope se encontró al llegar que Tabita acababa de morir. La habían lavado y puesto
en la estancia superior, y allí llorando, llevaron a Pedro, y le rodearon las viudas mostrándole las prendas
en que todas ellas se ocupaban. La falta de Tabita iba a ser irremediable. Pedro se puso de rodillas, oró, y
poco después se la volvió a presentar viva. Tabita pudo continuar su ministerio benéfico.
Tabita es una expresión del amor cristiano transformado en hechos. Apela a la acción de las mujeres que,
por su edad, o su posición, o circunstancias, no tienen ninguna otra vocación específica. Nos enseña que
la pobreza puede ser mitigada efectivamente en el nombre de Jesús

La mujer cananea

"Y he aquí que una mujer cananea, que había salido de aquellos confines, gritaba diciéndole: ¡Señor, Hijo
de David, ten compasión de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio" (Mateo 15:22).
COMENTARIOS BIBLICOS SOBRE LO OCURRIDO CON ESTA MUJER CANANEA.

LEASE MATEO 15:21-28; MARCOS 7:24-30

MATEO 15 Vs. 21—28. Los más remotos y oscuros rincones del país reciben las influencias de Cristo;
después, los confines de la tierra verán su salvación. —La angustia y el trastorno de su familia llevó a una
mujer a Cristo; aunque es la necesidad la que nos empuja a Cristo, sin embargo, no seremos desechados
por él. Ella no limitó a Cristo a ningún caso particular de misericordia, pero misericordia, misericordia, es
lo que ella rogó: ella no aduce mérito, sino que depende de la misericordia. Deber de los padres es orar
por sus hijos, y ser fervorosos para orar por ellos, especialmente por sus almas. ¿Tenéis un hijo, una hija,
dolorosamente afligida con un demonio del orgulloso, un demonio inmundo, un demonio de maldad, que
está cautivo por su voluntad? Este es un caso más deplorable que el de la posesión corporal, y debéis
llevarlos por fe y oración a Cristo, que Él solo es capaz de sanarlos. —Muchos métodos de la providencia
de Cristo, especialmente de su gracia, para tratar con su pueblo, que son oscuros y confunden, se
pueden explicar por este relato, que enseña que puede haber amor en el corazón de Cristo aunque su
rostro tenga el ceño fruncido; y nos anima a confiar aún en Él aunque parezca listo para matarnos. A
quienes Cristo piensa honrar más, los humilla para que sientan su indignidad. Un corazón orgulloso sin
humillar no soportaría esto; ella lo convirtió en argumento para validar su petición. —El estado de esta
mujer es un emblema del estado del pecador, profundamente consciente de la miseria de su alma. Lo
mínimo de Cristo es precioso para un creyente, hasta las mismas migajas del Pan de vida. De todas las
gracias, es la fe la que más honra a Cristo; por tanto, de todas las gracias, Cristo honra más a la fe. Él le
sanó a la hija. Él habló y fue hecho. De aquí los que buscan ayuda del Señor, y no reciben respuesta de
gracia, aprendan a convertir aun su indignidad y desaliento en ruegos de misericordia.

MARCOS 7 VS. 24—30. Cristo nunca despidió a nadie que cayera a sus pies, cosa que una pobre alma
temblorosa puede hacer. Como ella era una buena mujer, así era una buena madre. Esto la hizo venir a
Cristo. El hecho de decir: Que los hijos se sacien primeros, muestra que había misericordia para los
gentiles, y no lejana. Ella habló, no como si tomara a la ligera la misericordia, sino magnificando la
abundancia de las curaciones milagrosas hechas a los judíos, las cuales en contraste con una sola
curación no era sino migaja. Así, pues, mientras los orgullosos fariseos son abandonados por el bendito
Salvador, Él manifiesta su compasión por los pobres pecadores humildes, que miran a Él por el pan de los
hijos. Él aún sigue buscando y salvando lo que se había perdido.

La mujer del flujo de sangre

"En esto, una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el
borde de su manto." (Mateo 9:20)
Lease Marcos 5:24-34
La mujer arrastra aún las consecuencias de la maldición del Paraíso: "En dolor darás a luz a tus hijos" Y
no sólo dolor en los partos, sino una multitud de dolencias relacionadas directa o indirectamente con este
proceso fisiológico.

No sabemos si la enfermedad de esta mujer había resultado de algún parto, pero no hay duda que podía
haberse dado este caso.
Esta mujer sufría su pena y su molestia en secreto. No se nos dice nada más, sino que se trataba de un
"flujo de sangre" o sea hemorragias, y que ya hacía doce años. Después de tantos años hemos de
suponer que su salud habría decaído, y que se encontraría pálida y decaída. En cambio su fe era firme y
enérgica. De no haber sido así no se habría atevido a mezclarse con la multitud para acercarse a Jesús
en público.
No se atrevió sin embargo a hablarle a Jesús de esta dolencia. Es posible que estuviera avergonzada de
la misma. Por ello se acercó por detrás y tocó el borde del manto de Jesús. Sabemos que como resultado
de este acto de fe, ("Si tocó aunque sólo sea su manto"), la mujer quedó realmente curada de su aflicción.
Cesó el flujo, después de tantos años, en aquel momento.
Hemos de suponer que la mujer habría ido más de una vez al médico. Pero no había conseguido ningún
resultado. No cabe duda que había hecho lo debido al ir al médico. Pero el don de la medicina dista
mucho de ser perfecto. No había recibido ayuda alguna. Por otra parte, sus medios de vida no serían
abundantes, y la pobre mujer necesitaba todo lo que tenía para su sustento. Cansada y decepcionada, ya
se habría resignado a sufrir su enfermedad en silencio.
Pero, la fe le impidió llegar al desespero. Fue a Jesús. No pidió nada. Tocó el borde de su manto. Y
quedó sanada. La fe puede realizar cosas estupendas. Jesús se lo dijo: "Tu fe te ha salvado; vete en paz
y queda sana de tu aflicción." Aun cuando hemos de ponernos en manos del médico cuando estamos
enfermos, no siempre es la voluntad de Dios que recibamos la curación por este medio, o por ningún
medio. Dios siempre nos sostendrá y aliviará el sufrimiento, aunque no nos cure. Él da a los que sufren
una visión de su compasión y amor.

La mujer samaritana

"Vino una mujer de Samaria a sacar agua, Jesús le dijo: Dame de beber" (Juan 4:7).
Léase: Juan 4:1-42
Esta mujer no podemos decir que fuera un modelo de virtudes. El hecho de que cinco maridos se le
murieran no puede achacársele como culpa suya, pero sí el que, cuando fue al pozo y encontró a Jesús,
estuviera viviendo con un hombre que no era su marido.

Era sin duda una mujer desenvuelta, no muy recatada, probablemente un tipo que procuraríamos evitar si
asistiera a la misma iglesia que nosotros. Y sin embargo, Dios, en su Providencía dirige las cosas de tal
forma que esta mujer mundana, superficial y probablemente inculta, recibe una revelación extraordinaria,
pues Jesús le habla de términos de gran profundidad y simbolismo, que se reservaba para ocasiones
solemnes.
La mujer va al pozo, donde se halla Jesús sentado. Le pide de beber, pero sólo como excusa para entrar
en un tema más profundo. La mujer de momento no entiende lo que dice, pero Jesús, poco a poco, le
pone delante una visión espiritual y delicada que nos asombra pensar como podría ser captada por la
mujer. Algunos no han vacilado en llamar esta entrevista pura ficción, una alegoría. Sabemos que fue real
y conocemos el resultado de esta conversación.
La lección para nosotros es clara. Nos habla del concepto que tenemos de nuestra propia piedad:
probablemente trataríamos de evitar a una mujer como la de Sicar, dándola por un caso perdido. Jesús en
cambio la escogió para convertirla y le indujo a hacer una confesión de fe.
Al mismo tiempo nos reprende a nosotros porque nos consideramos buenos y nobles. Nosotros
pertenecemos a los que dicen, según las Escrituras: "Apártate de mí, que soy más santo que tú." El relato
de la mujer de Samaria nos deja corridos y avergonzados. La gracia de Dios permanece soberana e
independiente. Busca a los perdidos, no a los justos. Lo que cuenta es si es posible tocar la conciencia.
Era posible en el caso de la mujer de Samaria.

Ester

"Y Mardoqueo había criado a Ester, hija de su tía, porque era huérfana; y la joven era de hermosa figura y
de buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya" (Ester
2:7).

Léase: Ester 2

Ester es la última mujer del Antiguo Testamento de la cual conocemos bastante para hacer un perfil de la
misma. Encontramos en su carácter y conducta puntos dignos de elogio, pero también otros que lo son
menos.

Digamos en primer lugar que, como dice el versículo, era muy hermosa. Tenía que serlo, pues el rey
Asuero había ordenado que su imperio fuera reseguido y buscado para encontrar las mujeres más
hermosas, y que éstas fueran traídas a Susa. Entre tanta belleza Ester fue considerada superior. Asuero
se sintió cautivado por ella y la eligió para sustituir a la reina arrinconada Vasti.

Como cualidades de carácter encontramos dos que son agradables. Primero es su afecto por Mardoqueo,
su padre adoptivo y segundo su decisión y valor al oponerse a Amán. Hay muchas personas que cuando
emergen de la oscuridad a posiciones de autoridad y favor no se acuerdan más,o fingen no acordarse de
las personas con quienes se habían frecuentado antes, incluso de sus deudos y familiares. No podemos
decir esto de Ester.

Su valor es indudable. Arriesgó su vida al aparecer ante Asuero sin ser llamada: «Si perezco que
perezca», resuena todavía como una demostración de su valor. Sus acciones fueron decisivas, realizadas
con mucho tacto. Era una persona de carácter.

Entre los rasgos menos dignos de alabanza hay la impresión que produce su conducta de que vaciló
bastante antes de decidir presentarse al rey (vease capítulo 4). Mardoqueo tuvo que usar lenguaje
bastante enérgico para convencerla: «No te imagines que por estar en la casa del rey te vas a librar tú
sola más que cualquier judío.» Y especialmente la conmovió otra parte del mensaje: «Quién sabe si para
una ocasión como ésta has llegado a ser reina.»

Puede mencionarse también el hecho de que aceptara la proposición de Asuero de hacerla reina con
evidente alegría. Vasti no había sido depuesta por una causa legítima, y aunque para discutir con Asuero
sus acciones (sería ridículo pensar que podía haberle echado en cara este acto), no hay duda que el que
una hija de Abraham se casara con un potentado pagano era una flagrante violación de las órdenes de
Dios. En otras palabras, si su conciencia la hubiera acusado de un acto reprobable, podría haber
procurado no causar tan buena impresión en el rey.

También es reprobable el que se dejara llevar por el deseo de venganza, o sea, que una vez había
conseguido el decreto que permitió a los judíos matar a quinientos hombres en Susa que se oponían a
ellos; entre ellos a los diez hijos de Amán (aparte del mismo Amán) no considerara que ya había bastante.
Todavía le pidió al rey un día más de venganza (trescientos hombres murieron en esta nueva matanza), y
que se dejara colgando de la horca a los diez hijos de Amán. Esto es reprobable.

Los planes de Amán eran para la eliminación de todo el pueblo judío, Ester incluida, si fuera posible, pero
Ester no mostró clemencia. Tenemos que llegar al Nuevo Testamento para hallar figuras dulces como
María, la madre de Jesús,o María de Betania. Ester también contribuyó a su manera a la redención de su
pueblo. Es necesario que sea erigida la cruz en el Gólgota para que cesen todas estas matanzas y la paz
y el amor se enseñoreen de los corazones.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1. ¿Cuáles son algunas de las buenas cualidades de Ester?

2. ¿Por qué la impresión que nos produce Ester no puede ser del todo favorable, a pesar de estas buenas
cualidades?

3. ¿Hizo bien Ester al vengarse una vez había conseguido su propósito?

Elizabet

"Y Mardoqueo había criado a Ester, hija de su tía, porque era huérfana; y la joven era de hermosa figura y
de buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya" (Ester
2:7).

"Y he aquí que tu parienta Elisabet, también ella ha concebido un hijo en su vejez; y ya está de seis
meses, la que era llamada estéril" (Lucas 1:36).
Léase Lucas 1
A Elisabet le cabe el honor de ser la primera mujer que confesó a Cristo en la carne, incluso antes que
María. Cuando María, después que hubo concebido por el Espíritu, fue a visitar a Elisabet, esta exclamó
en oración profética: "¿De dónde a mí esto, que la madre de mi Señor venga a mí?" (v. 43). Por medio de
esta inesperada e indudable confesión Elisabet reforzó la fe de María en el hecho de que ella, sin la
menor duda, llevaba al Salvador del mundo en su seno.
Es esta fe firme e invariable que constituye la virtud más prominente de Elisabet. Quizá su firme
convicción de que Cristo había ya empezado a asumir forma humana no nos parece a nosotros
particularmente notable. Esto puede ser porque sabemos que María ya llevaba en su seno a su hijo, y que
este hijo demostró ser el Mediador entre Dios y los hombres. Pero Elisabet no tenía nuestra perspectiva
histórica,
Y por esta razón la convicción a que dio expresión es verdaderamente notable.
Israel había quedado reducido casi a la nada, debido al desprecio y malicia de la jurisdicción romana. El
culto a Jehová había quedado reducido a poco más que mero formalismo. Caifás, por ejemplo, constituía
un ejemplo patente de la condición de degeneración a que había llegado el sacerdocio en aquel tiempo. Y
hemos de recordar que Elisabet pertenecía a este pueblo, que se hallaba en condiciones espirituales
humillantes.
Además, Elisabet era anciana, una mujer que había estado pidiendo un hijo a Dios durante muchos años.
Era motejada con este estigma de la esterilidad. Y no había estado presente al tiempo en que el ángel se
le apareció a Zacarías. No había oído lo que Gabriel le dijo a María. Todo esto ella lo había oído de otros.
A pesar de sus circunstancias desfavorables, Elisabet trascendió inmediatamente toda duda. No sólo
esperaba al Mesías que había de llegar, sino que creyó que había llegado. Cuando María fue a visitarla,
ella vio y creyó inmediatamente esta maravillosa verdad: "Aquí debajo de los vestidos de esta mujer se
halla mi Salvador escondido." El Mesías ya no tenía que venir. Elisabet sabía que había venido. Y por ello
oró y le confesó.
Los pasos por los cuales el Señor condujo a Elisabet a esta fe rica y plena no nos son escondidos. Su
nombre era el mismo que el de la mujer de Aarón. Caifás, dijimos, era un ejemplo de degeneración del
sacerdocio en su tiempo. Elisabet representaba un verdadero retoño del tronco familiar de Aarón. Ella
preservaba todas las benditas tradiciones de la familia de Aarón. El Señor, por tanto, la había conducido a
ello, aunque fuera a través de caminos de humillación, pues era aflictivo de un modo especial el que la
hija de un sacerdote permaneciera sin hijos.
Por lo que el Señor inesperadamente la bendijo con un embarazo con el que ya no contaba. Había
renunciado a la esperanza de tener un hijo. Su concepción fue acompañada de un mensaje de un ángel y
de la mudez de su marido. Es patético, pero Zacarías no le pudo decir nada respecto a su encuentro con
el ángel; tuvo que escribirselo. Por estas demostraciones extraordinarias, Elisabet, sabía que Dios había
decidido realizar cosas maravillosas. Le parecería a ella que habían vuelto los días de Abraham y Sara, y
que Dios había visitado de nuevo a su pueblo.
María fue a visitarla cuando Elisabet ya estaba de cinco meses. El instinto maternal de Elisabet le dijo que
un hijo se movía en su matriz, al ver a María, y que este hijo se movía en una forma extraordinaria. Así
que madre e hijo fueron afectados por la influencia del Espíritu Santo cuando se acercó el Salvador. Al
instante la flor de la fe floreció del todo en Elisabet. Ella apreció y sintió la bendición del hecho que Dios,
revelado en la carne, estaba cumpliendo la esperanza de sus padres.
Es interesante observar la evidencia de esta fe en Elisabet. Era la madre de Juan. María, una mujer
mucho más joven que ella, y que ni tan sólo descendía de sacerdotes, era la madre del Mesías. Una
situación así podría haber inducido celos en ella. Podría haberse dicho: "¿Por qué a ella este mayor
honor?" Sabemos que en Elisabet no hubo tales pensamientos. Dio a María el más honroso de los
nombres posibles a una mujer: "Madre de mi Señor." Y se lo dijo de modo espontáneo y natural, sin
afectación. Alabó a María como "bendita tú entre todas las mujeres". El hijo de Elisabet dijo más adelante:
"El tiene que crecer y yo he de menguar." El espíritu de Elisabet pasó a Juan, o el espíritu de Juan ya
inspiraba a Elisabet. Elisabet fue el último retoño de la vara de Aarón. Judá había de dar nacimiento al
Mesías, pero Aarón había de adorarle en servicio.

Débora, la profetiza

“Las aldeas quedaron abandonadas en Israel... hasta que yo, Débora, me levanté, me levanté como
madre de Israel.”
Léase: Jueces 4:4; 5:5

Débora es Ia Juana de Arco de la asombrosa historia de Israel. Israel cayó repetidas veces en la idolatría.
En estos períodos había perdido todo sentimiento de conciencia nacional y habría renunciado a su
prestigio y honor. Pero tenía también una resistencia y una elasticidad que le permitía recobrarse como
ninguna otra nación. Se recobraba totalmente de lo que parecía una desintegración espiritual y política.
Esta capacidad de renacer de sus cenizas era un don de Dios. Que Dios tenía destinado que Israel tenía
que restaurarse, se hace evidente de modo perfecto cuando consideramos la historia de Débora y los
días en que vivió.
Casi todos los llanos de Palestina habían ya sucumbido a la fuerza de los cananeos. Jabín, el rey de
éstos, residía en Hazor y dominaba a Israel por medio de sus fuerzas armadas. Tenía un potente ejercito,
especialmente temido por sus novecientos carros herrados. En contra de ellos los esfuerzos de la
infantería eran inútiles. En consecuencia la gente de Israel que poblaba la tierra baja tenía que pagar
tributo a Jabín. Vivían en condiciones de servidumbre. Sólo la gente de las regiones montañosas habían
conservado su libertad, simplemente porque los carros de guerra de Jabín no se adaptaban al terreno
montañoso. Los que vivían en las regiones de montañas como Efraín, poseían todavía una cierta
organización, y habían resistido heroicamente.
La esposa de Lapidot, que vivía debajo de una palmera, entre Rama y Betel, en tierra de Efraín, los había
inspirado a esta resistencia. Su nombre era Débora, y la llamaban «la madre de Israel». Era astuta,
denodada y tenía el don de la profecía y del canto. Les recordaba a sus compatriotas en las montañas la
historia de la liberación de Egipto, el paso por el Sinaí, y les profetizaba días mejores en el futuro. Como
juez, administraba justicia y les daba consejos. Su reputación era sólida y les inspiraba confianza. Con la
ayuda de Barac organizó un ejercito pequeño permanente entre el pueblo. Entrenó e inspiró al jefe de
este ejercito, Barac, y le dio instrucciones en la forma en que debía presentar batalla a Sisara, el general
del ejercito de Jabín. Su capacidad militar era evidente, y lo prueba que Barac requiriera de Débora que
ella le acompañara a la batalla.
Se alistaron diez mil hombres de Neftalí y Zabulón, y los estacionó en el monte de Tabor. Débora dirigió
destacamentos que se apoderaran de los pasos en las montañas. Conocía a Jabín y su altivez, y sabía
que entraría en el valle del Kisón, terreno sumamente peligroso entonces para los carros herrados, por
ser la estación de las lluvias.
Todo sucedió como ella había previsto. Barac estaba esperando en la ladera del Tabor. Los otros
bloqueaban los pasos hacia la región del norte. Barac descendió del monte con sus hombres. Sisara se
hallaba en el valle de Kisón. Dios envió una tormenta de truenos y relámpagos que desbarató
completamente las filas de Jabín. Las huestes de Barac se lanzaron contra el ejercito en desorden de
Jabín y los carros acabaron arrastrados o atascados en el turbulento Kisón. La derrota de Sisara fue
completa. El mismo pereció en su huída en manos de una mujer, mientras descansaba agotado en una
tienda.Dios llevó a cabo una gran victoria a través de una mujer. Barac contribuyó a la misma, pero las
alabanzas no recayeron sobre el. Débora era poderosa porque la movía el Espíritu del Señor. De El
recibía su inspiración y el fuego de su corazón. Su heroísmo se contagió a todos aquel día. Aún hoy Dios
elige a alguna mujer e implanta en ella del temor de su nombre. La nombra «madre de Israel». De ella
irradia inspiración y despierta a los que duermen, para que la luz de Cristo los ilumine.

La sirvienta judía de Naaman el sirio

...y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una
muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán" (2 de Reyes 5:2).
Léase: 2 Reyes 5.
Como nos dice el versículo anterior, la muchacha servía en calidad de cautiva, o como podría decirse, de
esclava. En aquellos tiempos había gran cantidad de sirvientes en una casa principal, y de diversas
categorías. Recordemos a Agar y a Zilpa, que eran como dueñas, o doncellas personales. Esta era la
ocupación de la muchacha a que nos referimos.
Naamán era el comandante en jefe del ejército del rey de Siria. Había ocupado una posición semejante a
la de ministro de la guerra. Después de realizar campañas victoriosas en el territorio, de Israel había
regresado a su pueblo cargado de botín: entre los despojos se hallaba esta muchacha judía, por medio de
la cual iba a recibir su curación. La naturaleza exacta de la enfermedad de Naamán no la conocemos,
aunque es llamada en el libro de Reyes lepra. Sin duda, era una enfermedad de la piel muy severa,
aunque no le impedía cumplir sus deberes militares. La muchacha, viendo en la intimidad del hogar, en
que las sirvientas entonces vivían, y han venido haciéndolo durante siglos, no pudo por menos que llegar
a conocer la condición de su señor. Sin duda, sentiría afecto por sus amos y tenía bastante confianza en
la señora para sugerirle que en Samaria había un profeta que podría curar la enfermedad. La historia es
de las más conocidas del Antiguo Testamento. Naamán fue a Siria y Eliseo fue instrumento de Dios para
que su «lepra» fuera curada. Sólo el Dios de Israel podía hacer milagros así. Su nombre, a partir de
entonces, fue celebrado en Damasco. Podemos suponer que Israel no fue atacado por partidas armadas
procedentes de Siria en tanto que Naamán fue el jefe supremo del ejército.
Queda un aspecto que se puede hacer notar en el relato. Es la influencia que una doncella puede tener
en una casa. Aunque el número de casas con sirvientas se ha venido reduciendo, en una forma u otra,
siempre hay personas que prestan sus servicios, sea a horas, o por lo menos con un cierto tipo de
regularidad en otras casas. Niñeras o cuidantes de niños que ya no son tampoco muy comunes.

Las posibilidades de influir en la casa de los amos, sean en los mismos señores o en los hijos, o en el
ambiente total de la familia por parte de la sirviente son muy grandes. Una sirviente cristiana que teme a
Dios y tiene un sentido apropiado de su responsabilidad aprovechara las numerosas oportunidades que
se le presentarán para dar testimonio del Señor, como hizo esta muchacha judía

Ana, madre de Samuel

Hace más de 3.000, Ana tuvo un encuentro con Dios. Y mediante su dolor y tristeza, Él no sólo la cambio
a ella, sino que también alteró el curso entero de la historia de los judíos.
Ana vivió durante el tiempo de los jueces, cuando la nación de Israel no tenía rey y se revolcaba
vergonzosamente en el pecado, la auto indigencia y la corrupción. No obstante, no importa cuan
degenerada se vuelva la sociedad, Dios tiene su remanente fiel. En esos días, el remanente incluía a Ana.

Ella era una mujer judía piadosa, devota, quien estaba en una posición poco envidiable de tener que
compartir su marido con otra esposa. La mayoría de los comentaristas creen que Ana era la primera
esposa del Elcana, pero debido que era estéril, él se casó con otra para tener hijos. Alfred Edersheim
escribió “la ley dada a moisés toleraba reglamentada la (poligamia), pero en ninguna parte la aprobaba, y
en la practica la poligamia era principalmente a los adinerados.”
En realidad, elcana probablemente era adinerado. Cuando hizo el viaje de 23km de su hogar en
Ramataim-Zofim generalmente llamado Ramá, (1 Sam 1:19) al tabernáculo en silo, pudo ofrecer un
becerro- un costoso sacrificio (1 sam 1:25).
Elcana era un levita, un descendiente de coat, el hijo de leví, mediante el hijo de coat, Izar (1cró.6:33-38).
Estos levitas no eran sacerdotes porque no eran descendientes de Aarón
La ley dada a moisés requería que todos los varones judíos comparecieran ante el señor tres veces al
año con sus sacrificios. Fue en estos viajes a silo que la desgracia de ana se volvía más aguda. Aun el
ardiente amor del elcana no lograba consolarla:

“Cuando llegaba el día que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Pelina su mujer, a todos sus hijos y a todas
sus hijas y a cada una de sus partes, pero ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque
Jehová no le había concedido tener hijos.” 1 Samuel 1:4-5

Su miseria era doble: Ella no tenia hijos en una cultura que veneraba a las mujeres fecundas y
consideraba que la esterilidad era una maldición; y su rival también la provocaba severamente, para la
fecha en que Ana vino a Silo en el relate de 1 de Samuel, ella estaba tan deprimida que ninguno podía
ayudarla. Lloraba constantemente, no podía comer, y no podía responder a la sincera, tierna consolación
de sus esposo: “Y Elcana su marido dijo: ¿Ana, porque lloras, porque no comes, porque esta afligido tu
corazón?, ¿No te soy yo mejor que diez hijos?, para demostrar su amor, él hasta le daba una doble
porción del sacrificio, lo suficiente para dos personas, como para indicar que el la amaba tanto como si
ella le hubiera dado un hijo. Pero nada la ayudo. Por lo cual Ana fue al único que realmente podía
satisfacer su necesidad: El Señor. Y en amargura de alma, ella derramo su corazón a él en el tabernáculo
y prometió que si le daba un hijo, “Yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja
sobre su cabeza”.

Ella es la primera persona en la escritura que usó el nombre de Jehová Sabaoth todo lo que Ana tenia era
la ley el resto de la Biblia no se había escrito. Su uso de este nombre, particularmente en una época
cuando Israel estaba en guerra con los filisteos, muestra que ella entendía claramente que Dios es
soberano; todopoderoso y comanda los ejércitos del cielo, así como también de Israel.

Heli el sumo sacerdote, observo su comportamiento mientras ella oraba y pensó que estaba ebrio. Pero
luego ella explico, el se dio cuenta de su error y le dijo, “Ve en paz, el Dios de Israel te otorgue la petición
que hay hecho”. La escritura dice que ella se fue por su camino y no estuvo mas triste.

Dios había hablado a ana mediante Heli. Cuando ella había llegado a su punto más bajo y necesitaba al
Señor desesperadamente, el le contesto.

Ana cuyo nombre significa “Favor o gracia” halló favor con Dios y tubo un hijo a quien llamó Samuel.
Formado de dos palabras hebreas que significan: “oída por Dios”.
La Biblia no dice cuantos años Ana sufrió antes de que Dios finalmente le respondiera. Pero durante esos
Años, el sin duda estaba moldeando a Ana en la persona que el quería que fuese. Dios nunca desprecia
nada de lo que el permite a nuestras vidas, particularmente nuestro sufrimiento. El usa todas las cosas
para nuestro bien y su gloria a fin de conformarnos a la imagen de su Hijo. El mismo Dios que contestó la
oración de Ana también puede contestar la tuya.

La Mujer virtuosa

Proverbios 31:10-31

Es muy cuidadosa al recomendarse al afecto y la estima de su marido, para conocer sus ideas, y está
dispuesta a que él mande sobre ella. —1. Se puede confiar en ella y él permite que su esposa administre
por él. Está feliz con ella. Su actividad constante es hacerle el bien. —2. Ella se esfuerza mucho en sus
deberes y se complace en ellos. Tiene cuidado de llenar su tiempo para que nada se pierda. Se levanta
temprano. Se dedica a la actividad propia de ella, a cosas de mujeres. Hace lo que hace con toda su
fuerza sin actuar frívolamente. —3. Hace que lo que hace resulte para bien por la administración
prudente. Muchos se deshacen comprando, sin considerar si se lo pueden permitir. Provee bien para su
casa. Ahorra para después. —4. Mira bien las cosas de su casa para obligar a todos a cumplir con su
deber para con Dios y los unos con los otros, al igual que ella. —5. Está atenta a dar y a recibir, y lo hace
generosa y alegremente. —6. Es discreta y leal; toda palabra que dice demuestra que ella se rige por las
leyes de la sabiduría. Ella no sólo toma medida prudentes para ella misma, sino que da consejos
prudentes a los demás. La ley del amor y la bondad está escrita en su corazón y se demuestra por la
lengua. Su corazón está lleno del otro mundo, aun cuando sus manos estén sumamente ocupadas en
este mundo. —7. Por sobre todo ella teme al Señor. La belleza no se recomienda a Dios, ni es prueba de
sabiduría y bondad, pero ha engañado a más de un hombre que eligió a su esposa por su belleza. Pero el
temor de Dios que reina en el corazón es la belleza del alma; dura para siempre. —8. Ella es firme para
soportar iras y desengaños. Reflexiona con consuelo, cuando llega a vieja, que no estuvo ociosa ni fue
inútil cuando era joven. Se regocija en el mundo venidero. Es una gran bendición para sus relaciones. Si
el fruto es bueno, el árbol debe tener nuestra buena palabra. Pero ella deja que sus propias obras la
alaben. Cada uno debiera desear este honor que viene de Dios; y, conforme a esta norma todos debemos
regular nuestros juicios. Esta descripción debieran estudiar a diario todas las mujeres que desean ser
verdaderamente amadas y respetadas, útiles y honorables. Este pasaje debe aplicarse a personas, pero,
¿no podría también aplicarse a la iglesia de Dios que se describe como una esposa virtuosa? Dios, por su
gracia, ha formado una iglesia de creyentes verdaderos de entre los hombres pecadores, para que posea
todas las excelencias aquí descritas.

Rut

"Toda la gente de mi pueblo sabe que eres una mujer virtuosa" (Rut 3:11).
Lease: Rut 3
Rut ya no era una joven cuando se casó con Booz y dio a luz a Obed. Había estado casada con Mahlón
en Moab durante casi diez años, y había continuado viuda durante algún tiempo. En aquellos tiempos y
en el Oriente, podía ya considerarse, pues, una mujer de edad madura. Al compararla con Noemí nos
inclinamos a pensar que era joven, pero no lo era tanto como suponemos.

Rut procedía del mismo origen pagano de Orfa. Era parte de Ia tribu de Moab, que había degenerado
espiritualmente. También ella había entrado en contacto con Ia Santa influencia de Elimelec y su familia.
Pero al revés de Orfa había abierto su corazón a Ia gracia.
No tenemos Ia menor indicación de que Noemí tratara a Rut de modo diferente que a Orfa. Pero, Ia
disposición del corazón de una es totalmente distinto del de la otra. Orfa había rechazado en su corazón
la gracia. Noemí había abierto su corazón a la misma. Notemos que las tres habían empezado el viaje
juntas. Es posible que si no se hubiera presentado la cuestión de decidir por un pueblo y otro, por unos
dioses u otros, las tres habrían llegado a Belén. Pero Noemí, de repente se para y las insta a que
regresen a los dioses de sus padres.
Ante esta invitación Orfa se vuelve. Rut, por el contrario, se siente conmovida por la fe que arde ya en ella
y se niega a regresar. Hace su decisión, y confiesa que en adelante su vida y su muerte será contada con
el pueblo de Dios. «No me ruegues que te deje y que me aparte de ti;, porque adonde quiera que tú vayas
iré yo, y donde quiera. que vivas viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú mueras,
moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo Ia muerte hará separación
entre nosotras dos.»
Vemos, pues, que Dios usó su afecto por Ia pobre y desolada Noemí como medio de gracia. Noemí es el
eslabón con que Dios ha unido para siempre a Rut con su pueblo y su Mesías.
No vemos a Rut trazando especulaciones espirituales abstractas. Con agradecimiento mira el rostro
arrugado y triste de la madre de su esposo y quiere permanecer junto a ella. La fe en el Dios de Israel se
mezcla inseparablemente con su amor por Noemí. Quiere identificarse con ella, pero en el fondo hemos
de ver la confesión de que el Dios de Noemí será el suyo. Admite, en realidad, que el mismo Dios que la
sacó de Moab la trasplanta al pueblo de Israel.
La fe de Rut es simple y transparente. Un servicio humilde y tranquilo, sin macha de orgullo o altivez
espiritual. Rut no dice: «Alguien tiene que cuidar a esta anciana, y soy yo quien debe hacerlo.» Respetó la
posición de Noemí como madre y decidió ser su hija.
Rut siguió a los segadores en un campo de Belén, para proveer para su suegra y para ella. Por haberlo
hecho en humilde obediencia Dios la bendijo. Entró en los campos de Booz. Todos le fueron favorables;
todos la ayudaron. Luego, cuando Noemí oyó la simpatía mostrada por Booz se preguntó si siendo su
pariente no estaría dispuesto a casarse con Rut. En esto Rut volvió a ajustarse a los deseos de su
suegra. En todo, incluso lo más aventurado, ejerció Rut obediencia total. De esta manera Dios tejió el hilo
de su vida en la tela de la historia de su pueblo.
Booz se casó con Rut. Rut dio a luz a Obed. De Obed nació Isaí. Así que Rut, la moabita, fue incluida en
la línea de los elegidos por Dios para formar la línea de la que nació el Salvador. Rut fue la bisabuela de
David.

Sara, mujer de Abraham

"Por fe Sara siendo estéril, recibió poder para concebir" Hebreos 11:11.
Lease: Hebreos 11:1-16
Sara es la primera mujer cuya fe se nos muestra para que la observemos, y esto específicamente en su
función de mujer casada. Hay dos apóstoles que nos lo dicen. Primero es Pablo que indica que por fe
pasó a ser madre (Hebreos 11:11)
y segundo, Pedro, que ruega a las mujeres cristianas que sean como Sara, que "
obedecía a Abraham llamándole señor" (1ra.Pedro 3:6). No sabemos qué clase de mujer
era Sara como hija, en su casa, o como doncella. Se nos presenta ya como "la mujer de
Abraham" y así permanece en la Biblia.
En algunos aspectos, Sara puede ser comparada con Ada y Zila: su hermosura, que es
altamente alabada, por ejemplo; en el episodio de Agar [su sierva ofrecida a Abraham
como esposa] vemos que seguía el ejemplo que habían dado las mujeres de Lamec. Se
nos dice que fué deseada dos veces por otros hombres, primero por el Faraón y luego
por Abimelec. Añadamos a esto sus celos entre ella y Agar, y tenemos la impresión que
el malestar y desazón de Ada y Zila llena también la tienda de Sara. Sara nos es
presentada como es: como una intrigante a veces; a veces como una heroína. Se nos
presenta la vida de una mujer como era en aquellos días, una vida de negación personal
para las mujeres.
Hay una diferencia importante en la situacion de Sara con respecto a la de Ada y Zila.
Interviene la gracia en esta situación patética. El misterio de la fe se realiza en su
corazón. Por medio de esta fe la posición de la mujer es esencialmente ennoblecida, de
modo que puede ser presentada como un modelo para las mujeres cristianas.
Esta fe, sin embargo, se expresa a través del curso natural de los sucesos. En realidad
halla en la vida ordinaria la substancia en la cual puede echar raíces y empezar a crecer.
Esta fe perfecta primero le induce a conducirse en la capacidad de madre conforme a las
ordenanzas de Dios. Esta fe luego se fija en el Hijo que había de nacer, y de esta forma
en el Mesías.
Como esposa de su marido cumple todos los requerimientos de los preceptos divinos.
En el Paraíso Dios había dicho que la voluntad de la mujer debía ser sometida a la del
marido y Sara busca su satisfacción en la obediencia a esta orden. Cuando Abraham sale
de Ur de los Caldeos para ir a Canaán, ella deja a sus amigos para ir con él a un país
extraño. Cuando es raptada al harén de dos príncipes extranjeros, permanece fiel a
Abraham. En todo se adapta a las circunstancias. Recibe sus invitados y con ello, sin
saberlo hospeda a ángeles. Y, finalmente, decide dar la preferencia a Agar antes de ver a
su marido sin hijos.
Por esta actitud recobra la posición de dignidad que Dios había asignado a la mujer. La
mujer teme ante la autoridad. Pedro dice a las mujeres cristianas: "Vosotras habéis
venido a ser hijas (de Sara), si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza" (1.a Pedro
3:6). Por tanto, ocupando exactamente la posición apropiada que Dios le ha ordenado,
Sara consigue ser una mujer con dignidad. Luego, cuando Agar la provoca, afirma sus
derechos como esposa, y Dios le dice a Abraham que debe tomar partido por Sara.
Sara no se aceptaba a sí misma. Es verdad que ella creyó que el Mesías procedería de su
marido. Pero finalmente acabó creyendo que no iba a compartir este honor como madre.
Por ello dio a Agar a Abraham. Cuando Dios se apareció a ella y a Abraham, y les dice
que el hijo nacerá de su matriz, ella lo duda. Persiste en colocar la promesa sobre el hijo
de Agar. Por ello se ríe. A pesar de su risa incrédula, sin embargo, acepta finalmente la
esperanza de que el Mesías saldrá de su seno. El apóstol dice que "por fe recibió poder
para concebir". Dios, en consecuencia, cumple dos cosas en ella. Por su Espíritu la
fortalece y hace que su fe crezca. Además, crea en ella una nueva vida en su seno.
De esta manera pasa a ser la madre de Isaac y a través de él, del Mesías. Y es presentada
a todas las mujeres cristianas como su madre. Todas son instadas a ser hijas de Sara, a
fin de que pueda crecer en una fe bien fundada y progresiva.
Sara, sin embargo, tuvo momentos pecaminosos. El ceder a Agar fue un acto de
incredulidad. Su risa fue también incrédula. A causa de su incredulidad Sara trató a
Agar rudamente. Y las Escrituras no disimulan este hecho. Pero a pesar de todos sus
pecados, Sara vivió por fe. Por fe recobró su valor como mujer. Por fe, de Sarai pasó a
Sara. Comparada con Ada y Zila, Sara es una princesa entre las mujeres.

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