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Tranquillo:
La “Paternidad Libre De
Gritos”1
PARTE I
Runkel, H. (op.cit.), al igual que muchos de los profesionales que trabajan con
adolescentes, advierte a los padres de familia que ser un buen padre no significa ser
permisivo y permitir que sus hijos hagan lo que quieran. Él advierte que, lo que los
hijos quieren, son padres que puedan mantenerse tranquilos, aún cuando las cosas
están que “arden.” De acuerdo a este autor, el reto más grande que enfrentan los
padres de familia es ser capaces de crear un ambiente familiar amoroso, lleno de
respeto mutuo y cooperación.
Los padres y madres de familia de hoy han sido bombardeados con el llamado a
sacrificarse a sí mismo por el bien de sus hijos, enfocar toda su atención en lo que los
hijos necesitan y aprender a estar siempre ahí para ellos.
Yendo en contra de los libros clásicos de educación que incitan a los padres de
familia a enfocarse en sus hijos, Runkel, H. (op. cit.) claramente pide a los padres de
familia que dejen de hacer que su vida gire alrededor de sus hijos y regresen la
atención a sí mismos.
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Este documento contiene un breve resumen del libro: ScreamFree® Parenting: The
revolutionary approach to Raising your Kids by Keeping your Cool, de Hal Edward Runkel,
publicado originalmente en inglés. Este documento se tradujo con fines educativos para los
participantes a los talleres: Paternidad Libre de Gritos.
No todos les gritan a sus hijos. No todos luchan para mantenerse tranquilos.
Pero sí todos los padres de familia experimentan, en diferentes grados, una lucha
universal. Todos se sienten ansiosos con respecto a sus hijos y sus elecciones, y no
saben qué hacer al respecto. Se apresuran y se preocupan por cómo resultarán sus
hijos. De manera inevitable, están tan enfocados en sus hijos que no se dan cuenta
cuando la ansiedad se apodera de ellos –y entonces, se vuelven reactivos.
La Paternidad No Tiene Que Ver Con Los Hijos, Sino Con Los Padres
Hay cosas en este mundo que podemos controlar y cosas que no podemos
controlar. ¿Qué tan inteligente es enfocar tu energía en algo que no puedes controlar?
Respuesta: No mucho. Siguiente pregunta: ¿En qué categoría caen tus hijos? ¿Algo
que puedes controlar, o algo que no puedes controlar? Y he aquí una pregunta más
difícil: aún si pudieras controlar a tus hijos… ¿deberías? ¿De eso se trata la paternidad?
¿Y qué pasa si no son los hijos los que están fuera de control?
Lo mejor que los papás pueden hacer por sus hijos es aprender a enfocarse en si
mismos, y no en ellos. En vez de tratar de controlar ansiosamente a los hijos, mejor
enfóquense en lo que sí pueden controlar –calmar las propias reacciones emocionales.
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¿Cómo se puede tener cualquier influencia sobre la toma de decisiones de los hijos
si no es capaz de influir sobre sí mismo? Cuando las personas se ponen reactivas, se
vuelven regresivas. Esto es, se encogen a un nivel inmaduro de funcionamiento.
Si usted quiere tener una influencia sobre sus hijos, primero es necesario que esté
usted bajo control. Solo desde ese lugar usted podrá elegir su respuesta. Sólo
entonces, podrá elegir cómo quiere comportarse, independientemente de cómo elijan
comportarse sus hijos.
Aprender a estar “bajo control” significa tomar responsabilidad por las propias
decisiones antes, durante y después de que se tomaron.
Ser padre de familia es algo serio. Las apuestas con increíblemente altas. El costo
del fracaso es inimaginable. Tal vez usted se preguntará: ¿Debería ser así de difícil? La
respuesta es si… y no. Si, la paternidad es difícil y No, no tendía usted por qué sentir
tanta presión. No tendría usted que sentirse tan abrumado.
La razón por la cual los padres de familia se sienten tan abrumados es porque la
mayoría están tratando de seguir un modelo imposible, basado en una mentira muy
peligrosa: los padres son responsables de sus hijos (vs. tener una responsabilidad
hacia sus hijos).
“Es tu trabajo, como padre de familia, hacer que tus hijos piensen, sientan y
especialmente, se comporten del modo correcto. Es tu trabajo hacer que tus hijos sean
buenos”… ¿correcto? Incorrecto. Ciertamente los padres tienen una profunda influencia
sobre cómo resultan los hijos. Pero los padres tienen una mayor responsabilidad hacia
sus hijos, que por sus hijos.
Si los papás son responsables de sus hijos, entonces tenemos un problema muy
grande. ¿Cuánto tiempo se tardó usted en darse cuenta que su hijo tenía una mente
propia? Desde pequeños, los hijos empiezan a hacer sus propias elecciones.
Comienzan a decidir cómo se sienten, cómo piensan y cómo se comportan. De manera
natural, simplemente eligen hacer cosas diferentes de las que sus papás quieren que
hagan.
Y si los padres son responsables de sus hijos, entonces ellos tienen que
ingeniárselas para “programar” a sus hijos para que hagan las elecciones “correctas”,
es decir, el padre/madre es totalmente responsable de obligar a sus hijos a portarse
bien.
Tal acercamiento hace que los padres se sientan grandes, importantes y bajo
control, lo cual deja a los hijos sintiéndose pequeños e incompetentes. Tarde o
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temprano, los hijos se dan cuenta que están en un programa de “entrenamiento para
la obediencia” y que esta es una situación donde no pueden ganar porque las opciones
son: matar su propio espíritu de toma de decisiones, en un intento de reducir la
ansiedad de sus padres, o rebelarse en contra de la autoridad de sus padres.
Existe un modo de decir sí a tener una profunda influencia sobre las vidas de los
hijos sin tomar responsabilidad total por sus vidas. Este modo es la Paternidad Libre de
Gritos, porque enfatiza un enfoque radical y un acercamiento a calmar nuestra propia
ansiedad.
Nuevamente, no todos les gritan a sus hijos, pero todos los padres luchan contra
comportamientos reactivos. Unos podrían gritar, manipular o hasta usar violencia.
Otros podrían ser negligentes, evadir o hasta retener amor. Todos estos son ejemplos
de reactividad emocional.
La Paternidad Libre de Gritos toma muy seriamente esta reactividad, porque ésta
no sólo empeora las cosas; en realidad ayuda a producir precisamente los resultados a
los que estamos reaccionando.
La Paternidad Libre de Gritos dice: el único como de mantener una posición de
influencia con sus hijos es retomar una posición de control sobre sí mismos. En
palabras de Runkel:
“Es necesario que usted controle lo que puede controlar, y eso comienza (y
termina) con usted. Usted es responsable hacia sus hijos, su pareja, sus amigos y
los miembros de su familia. Usted debe responder a ellos por cómo usted piensa,
siente y se comporta hacia ellos. Y más importante, usted es responsable hacia
su hijo por cómo usted se comporta, independientemente de cómo se comporte
él/ella. El enfoque está en usted porque finalmente, usted es a la única persona
que usted puede controlar. Si usted se asegura de comportarse –aún cuando sus
hijos se porten mal- entonces usted tiene una mayor posibilidad de influir de
manera positiva en la situación, cualquier situación. Esto es la “Paternidad Libre
de Gritos.” (pp. 23-24)
Desde esta perspectiva, educar a los hijos requiere de los padres de familia
incrementar su auto-consciencia, tener un mayor sentido de auto-dirección y una
disposición mayor para tomar la responsabilidad personal de sus acciones, sin importar
las acciones de aquellos a su alrededor.
Al respecto, Runkel reflexiona: “¿No es eso lo que queremos para nuestros hijos?
Queremos que sean auto-conscientes, auto-dirigidos, y capaces de tomar
responsabilidad personal por sus acciones. Ellos nunca llegarán ahí si no servimos de
modelos para ellos… Una vez que pones la atención hacia adentro, siempre aprenderás
más acerca de ti mismo que lo que te gustaría saber… como cuánto has tratado de
enseñarle a tus hijos lecciones que todavía no aprendes tú mismo. La Paternidad Libre
de Gritos implica abrir tus ojos hacia tu propio crecimiento y madurez continuos, de
modo que puedas guiar a tus hijos hacia el mismo lugar.” (pp. 24-25)
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Si No Estás Bajo Control, Entonces No Puedes Estar A Cargo
Si usted recuerda esta serie de los 80’s “El hombre increíble,” Bruce Banner no se
gustaba a sí mismo cuando estaba enojado. Él no era capaz de controlar el monstruo
reactivo dentro de sí. El control que necesitaba para manejar su condición estaba
siempre en las manos de todos, menos él. Es por esta razón que tenía que advertir a la
gente a su alrededor. De ellos dependía manejar sus reacciones, porque él había
perdido la habilidad de controlarse a sí mismo. Y los resultados de esto no eran
bonitos.
La triste realidad es que muchos de nosotros vivimos nuestras relaciones de
este modo. Continuamente rendimos el control de nuestras emociones a aquellos a
nuestro alrededor.
Cuando intentamos forzar a los hijos a obedecer a las, algunas veces, demandas
poco razonables, convertimos la paternidad en guerra. “Elige tus batallas” es una frase
común entre los padres de familia. Pero el lenguaje tiene una habilidad increíble de
moldear nuestras interacciones. Si yo pienso en mi relación con mis hijos como una
serie de batallas, no podré evitar ir a la situación esperando una pelea.
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Jamie Raser, autora del libro “Raising Children You Can Live With” (Educando Hijos
Con Los Que Puedes Vivir) dice: “la paternidad no es una serie de “técnicas” y
“manipulaciones” diseñadas para tener el control sobre otro ser humano. Es un tipo
especial de relación entre un padre/madre y un hijo.”
Cuando un padre/madre necesita que sus hijos obedezcan por su propio bien (el
del padre/madre), él/ella está creando un intercambio basado en el poder que requiere
que sus hijos sean los encargados de cuidar el estado emocional del padre/madre.
Cada vez que usted reacciona con “gritos” al comportamiento de sus hijos, usted
les está rogando que le ayuden a calmar su ansiedad. Usted les está diciendo a sus
hijos que no es capaz de manejar el hecho de que no obedezcan, escuchen o se
tranquilicen. Usted no lo puede soportar y entonces, explota:
Coloque usted las palabras que quiera; el mensaje siempre es el mismo: “Necesito
que obedezcas, sino, voy a explotar. Y cuando exploto, voy a necesitar que obedezcas
para que me pueda calmar. Todas mis respuestas emocionales están en tus manos.”
Y cuando los adultos ponen el control de sus emociones en las manos de sus hijos,
entonces toda su atención está en ellos, haciendo que todas sus respuestas
emocionales dependan de cómo se comportan sus hijos. Y entonces, la vida emocional
de toda la familia está atada a los caprichos, debilidades y estados de ánimo de los
miembros menos maduros de la familia.
La Paternidad es a veces dolorosa y usted ya sabe que es difícil. Pero así es como
debe de ser. ¿Por qué? Porque la paternidad es un proceso de crecimiento.
Tanto los padres como los hijos están juntos en este proceso de crecimiento;
ambos enfrentan nuevos retos en su interacción con el otro. Para los padres, la
diferencia radica en que ellos son los responsables de establecer los parámetros de la
relación.
Las relaciones son difíciles porque están diseñadas para retarnos a crecer. Ninguna
otra cosa nos requiere que crezcamos en paciencia y habilidades de apoyo como ser
mamá/papá. Ninguna otra situación requiere tanta consistencia e integridad.
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Y parte de ser un adulto, es la disposición a soportar cierta incomodidad por el bien
de una recompensa posterior.
Los momentos difíciles con los hijos son necesarios para continuar nuestro
desarrollo; desde este lugar, esos momentos difíciles tienen significado.
La ansiedad por un ser querido habla de una creciente pasión, una profunda
preocupación y cuidado por la otra persona. Usted tendría razones para preocuparse si
no se sintiera ansioso al mirar a un ser querido tomando una decisión potencialmente
peligrosa. Su ansiedad, principalmente cuando se trata de sus hijos, es un testimonio
de cuánto le importan, cuándo quiere cosas buenas para ellos.
Lo que usted quiere es que sus hijos hablen con usted, compartan sus vidas con
usted. Cuando usted tiene una reacción exagerada ante la información que ellos
comparten, usted les está mandando dobles mensajes. Si usted quiere que sus hijos lo
eliminen como guía y apoyo, entonces, por favor, deje de crecer.
Si usted quiere ser una influencia tranquila, el padre de familia que ellos realmente
necesitan, entonces, hágale a todos un favor: siga creciendo.
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REFERENCIAS:
Traducción: