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María Vianney Jurado Jiménez.

Comentarios en torno a la lectura de Giambattista Vico: Principios de una ciencia nueva en


torno a la naturaleza común de las naciones.

Aún quedan dos meses y semanas para que las palabras decoradas a favor del centenario y
bicentenario en México terminen por diluirse. Aunque lo mismo cabría reflexionar si es que
en torno a estas rememoraciones también llegará a desvanecerse la historia de héroes que
con denuedo persiste aún en la enseñanza básica y media superior en el país; y es que
personalidades del pasado como Hidalgo, Morelos, Villa, Zapata, entre otros, son ante todo
un producto social que los perfila como reflejo de una sociedad con valores que en el ahora
no existe, pero que se añoran tan sólo por instinto de supervivencia.

Pero, ¿de qué supervivencia se habla? No es otra sino la de lo vivido, sentido y


experimentado. Generaciones han pasado y la enseñanza de la historia ha sido la
engendrada a partir del mito. Hombres convertidos en Héroes a través de narraciones
mitológicas son la representación de un recurso en la Historia de los hombres. Sin
embargo, sabemos que el conocimiento que se tiene a través del mito muchas de las veces
se aleja de su representación llegando a encontrarnos con un conocimiento emocional y no
así, reflexivo; pero ante todo, con características comunes. Pero ésta no es otra situación
sino la misma que en su momento se llegara a cuestionar Vico en su obra: Principios de
una ciencia nueva en torno a la naturaleza común de las naciones; y es que para llegar al
cuestionamiento de supervivencia de determinadas contemplaciones de hechos, mejor
entendidas en el plano de los usos y costumbres de los hombres, Vico llegó a ahondar en un
cuestionamiento cuyo resultado fue la base de su encuentro con una nueva ciencia que
alejada de lo propiamente entendido en su tiempo representó la perspectiva valorativa de
una ciencia nueva; sí, pero del espíritu.

Pero, ¿a qué espíritu se refiere? Aquél entendido como alma racional y entendimiento fue el
resplandor en contraposición con la precisión de las ciencias de la naturaleza; que en
opinión de Vico, éstas esterarían más alejadas de la comprensibilidad del hombre por
pertenecer al estudio de una obra extra temporal de la humanidad y que por lo tanto, la
creación del mundo natural será en el tiempo sospecha de dominación y comprensión en su
completitud. Sin embargo, las formas de que se sirvieron las gentes de las primeras
naciones para evadir el temor de lo incomprensible fue ante todo producto de su mente, de
ahí la observación del pensador italiano para comprender que: “el mundo de las naciones
gentiles fue ciertamente hecho por los hombres…sus principios deberán hallarse en la
naturaleza de nuestra mente humana y en la fuerza de nuestro entender, levantando la
metafísica de la humana mente hasta hoy contemplada en el hombre particular para
conducirla a Dios como verdad eterna…”1Y es sobre todo, la idea de Dios como
providencia divina una de las características esenciales para que Vico anunciara que en el
sentimiento común de las gentes –en primer lugar el de aquellos que se sirvieron de una
sabiduría vulgar y segundo el de la reflexión y respuesta en el derecho de las gentes
gentiles- se vislumbrara la apreciación de un principio común de verdad que sin duda,
como bien lo contempló el autor: “manaron todas las ciencias.”2

Es por ello, que Vico converge con el pensamiento de las ciencias naturales al orientar
el curso de la reflexión de una historia de la humanidad con características comunes a los
hombres en el transcurso de un espacio temporal cuyo acontecer determina ciertas leyes
demostrativas de la naturaleza humana, pero que si bien el conocimiento de éstas leyes
conformará ante todo una necesidad interna versus externa, por lo cual dicha aseveración
confluye con la reflexión de Carlos López Bravo autor de la obra: Filosofía de la Historia y
filosofía del derecho en Giambattista Vico, acerca de: “Vico afirma con rotundidad que las
leyes del desarrollo social son más ciertas que las del mundo externo, de la naturaleza.” 3
Sin embargo, uno cabría cuestionarse de qué manera Vico llegó a enfrentarse con su
reflexión acerca del desarrollo de la humanidad, porque si bien, partiendo de un principio
común denominado Providencia en las naciones –primer fundamento de la idea como
razón-, y la presencia de la libertad de albedrío en los hombres como segundo principio
fundamental para la meditación de una ciencia nueva, se nos presenta claramente la
inamovilidad de pensamiento en la reflexión del primero y la capacidad de transformación
del segundo principio, entendido claro está, desde una perspectiva de las ideas. Y es que en
el desarrollo de los orígenes del mundo antiguo hasta el tiempo del ahora, la idea de la
1
VICO, Giambattista, Principios de una ciencia nueva en torno a la naturaleza común de las naciones, 1987,
F.C.E, México, pág. 36.
2
Ibídem, pág. 17.
3
LÒPEZ, Bravo Carlos, Filosofía de la historia y filosofía del derecho en Giambattista Vico, 2003,
Universidad de Sevilla, pág. 60.
providencia ha tomado un sinfín de imágenes, pero la idea sigue siendo la misma, es decir,
se podrá afirmar que ésta será eterna e ideal lo cual corresponde a la misma idea de la
Historia; y por lo tanto deja entreabierto el objetivo de su obra al exponer la perpetuidad
progresiva e ideal a un origen común de la humanidad. No obstante, la libertad volitiva es
la que ha conformado la capacidad del desarrollo social entendida como la resolución de las
partes precedentes de la reflexión del hombre a través del tiempo, y en la cual Vico llegó a
interesarse a partir del reflejo de las formas temporales de los hombres conforme a su
manera de pensar, creer y sobrevivir.

Sin embargo, ¿cómo fue posible que Vico mantuviera su análisis de reflexión histórica
a partir del entendido de una ciencia nueva? Sin duda una de las aportaciones a su estudio
fue el interés por el lenguaje y no precisamente de aquéllos que detentaron un nivel de
superioridad en cuanto a inteligencia sino la de los hombres del habla vulgar, es decir,
cómo entendieron y conocieron la realidad a través de los diferentes estadios progresivos:
teológico, metafísico y aquél que se podría denominar como reflexivo; y es que el análisis
de éstos permite observar la recuperación de las costumbres a sistemas abstractos de orden
elemental como los principios de moral, política, derecho y jurisprudencia del género
humano que permiten hacer manifiesta la representación de las leyes generales en un plano
temporal sincrónico, pero que a su vez, las particularidades de los hechos permiten el
registro de los recursos históricos, cuya característica no estriba en su repetición, pero sí en
la manera de conocer las formas de la realidad tal y como se planteo en el principio del
texto.

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