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18/09/09
Y DE LOS ARQUETIPOS
Jung dedujo a partir de su trabajo con pacientes esquizofrénicos que los contenidos de
sus fantasías y alucinaciones no podían ser explicados a partir de las biografías de los
propios pacientes. Observó que los contenidos psicóticos, en especial los paranoides
muestran una fuerte analogía con el “gran sueño” primitivo, que es un tipo de sueño con
motivos casi idénticos a los mitológicos. Jung llama a estas estructuras “arquetipos”
porque funcionan de forma similar a los patrones de conducta instintivos y casi todos
pueden ser encontrados en todos los tiempos.
Como hasta ese momento no ha dado pruebas suficientes que determinen la existencia
de una actividad psíquica supra-individual, busca sustentar su teoría y expone el caso de
un paciente con esquizofrenia paranoide que se creía un salvador, el cual acostumbraba
ver por la ventana hacia el sol, parpadeando y moviendo la cabeza de un lado al otro, y
decía que así se podía ver el falo del sol.
Las afirmaciones que hace Jung hasta este momento, me recuerdan a las teorías del Dr.
Joseph Murphy que fue ministro de la Iglesia de la Ciencia Divina y un famoso escritor del
Movimiento del Nuevo Pensamiento, el cual habla de la unidad de todos los seres
existentes con la gran mente (Dios o mente subconsciente) la cual lo sabe todo, lo ve
todo, y en la que se encuentra todo cuanto existe, y que al estar en sincronía con esa
mente, todo cuanto necesitemos nos puede ser revelado, y que al ponernos en contacto
con el contenido de esa mente, es como si contactáramos con la mente de todos, de
alguna manera, esto me suena a cierto tipo de inconsciente colectivo y las ideas
contenidas en esa “gran mente”, a los arquetipos, aunque claro que Jung lo escribió
primero y le da un enfoque psicológico y no teológico.
Siguiendo con Jung, él continúa con sus planteamientos ahora sobre el concepto de
energía y supone que la idea de la conservación de la misma debe ser una imagen
primordial contenida en el inconsciente colectivo, y lo intenta comprobar hablando de que
las religiones más primitivas a lo largo de todo el mundo se fundaron sobre esta imagen,
es decir, en la existencia de un poder mágico universal y de que el alma inmortal es este
poder, que transmuta pero que siempre se “conserva”, por lo tanto, esta idea estampada
en la mente humana desde su inicio, está en el inconsciente de todo hombre, aunque
menciona que son necesarias ciertas condiciones para que aparezcan estas imágenes
primordiales o arquetipos cuyo origen es el depósito de las constantes y repetidas
experiencias de la humanidad.
También menciona que los arquetipos son impresiones recurrentes creadas por
reacciones subjetivas, basadas únicamente en la percepción de los fenómenos y no en
sus causas físicas y que siempre que aparecen en un sueño, fantasía o en la vida, traen
consigo cierta influencia que provoca un efecto se fascinación o que impulsa a la acción.
Después de su ruptura con Freud, viene un tiempo de gran agitación mental para Jung,
entonces decide desarrollar una nueva actitud hacia sus pacientes, esperando
simplemente observar que es lo que le dicen, y el resultado fue que le reportaban
espontáneamente sus sueños y fantasías, y las interpretaciones se centraron en entender
las imágenes/sueños por ellos mismos, es decir, por lo que representaban para el
paciente, sin aplicar teorías preconcebidas.
Conforme avanza la lectura, Jung parece más y más perturbado mentalmente, ahora,
después de otro sueño hay una voz interna que le dice que si no resuelve el significado
deberá matarse, pero lo explica argumentando que el sueño se refería al mito del héroe, y
que esta parte heroica ya no le quedaba, puesto que se sentía débil, a punto de perderse,
por lo que “matarse” significaba abandonar esta parte heroica de adentrarse a su
inconsciente peligroso. Llega a deteriorarse de tal manera que tiene que abandonar su
trabajo.
Concluye diciendo que los arquetipos son determinados por su forma y que solo pueden
ser determinados por su contenido cuando se hacen conscientes y se llenan con el
material de la experiencia, así mismo, afirma que son una posibilidad de representación,
que no son heredadas, y que lo que sí es heredado son las formas determinadas por los
instintos, que se manifiestan en los arquetipos aunque no concretamente.
BIBLIOGRAFIA
Jung, C.G. (1983). The essential Jung selected writings. New Jersey: Princeton.