You are on page 1of 18

El descensor

Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

Contenido Derechos de uso


Editorial ..................................................................... 4 El descensor y todo su contenido original, sea cual
Al origen ................................................................ 4 sea su naturaleza, están protegidos bajo los términos
Atribución - No comercial - No Derivadas 3.0 de
Ágape ....................................................................... 4 una licencia Creative Commons, la cual establece
Mar ........................................................................ 4 que:
Desde el otero ........................................................... 5
Ventana al mar ...................................................... 5
Diario de un estafador ............................................... 6
La promesa ........................................................... 6
Usted es libre de copiar, distribuir y comunicar
Historias casi verdaderas .......................................... 9 públicamente la obra bajo las condiciones siguientes:
Leven anclas ......................................................... 9  Atribución. Debe reconocer los créditos de la
En nombre de todas las letras ................................. 10 obra de la manera especificada por el autor o
el licenciador (pero no de una manera que
El regalo .............................................................. 10
sugiera que tiene su apoyo o apoyan el uso
Poesía desde el otro lado del estercolero................ 11 que hace de su obra).
Muros de arena ................................................... 11  No comercial. No puede utilizar esta obra
Memorias de una bruja… y loca .............................. 12 para fines comerciales.
Sonrisa pluvial ..................................................... 12  Sin obras derivadas. No se puede alterar,
transformar o generar una obra derivada a
La casa en el ciruelo ............................................... 12
partir de esta obra.
Poema ................................................................. 12 La propiedad intelectual y los derechos sobre todos
La almadraba .......................................................... 13 los elementos del diseño, tales como colores,
Volver al mar ....................................................... 13 tipografías, gráficos y otros, pertenecen a El
descensor. Los de textos, imágenes fotográficas,
Lectores opinantes .................................................. 16 tiras y otros contenidos pertenecen y quedan
Participan en esta edición ....................................... 17 reservados a sus autores.
Para obtener autorización expresa para hacer uso de
cualquier contenido es necesario establecer contacto
previo vía correo electrónico a
descensor@gmail.com.

Mayo/2009 Volver al mar Página 3


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

Editorial Ágape

Al origen Mar
La redacción Francisco Cenamor
Quizás sea la confirmación de las teorías El mar se precipita en incesantes oleadas
evolucionistas que ubican el inicio de la vida y de sobre la arena suave de la playa a oscuras.
todas las especies justo ahí, otorgando a Darwin y a Nuestros cuerpos de quince años,
sus seguidores el reconocimiento postergado. oleaje que da el relevo a su eterno vaivén.
Tal vez sea por su majestuosidad, por su grandeza,
porque cubre casi tres cuartas partes de la superficie Era nuestro juego el atrevimiento,
de nuestra gran casa, a la que en proporción asemeja tratar de explorar desconocidos territorios bajo su
a nuestro propio cuerpo. ropa.
Ellas jugaban a ser pudorosas, sabían que no
Cabe también la posibilidad que sea el recuerdo de podíamos escapar.
historias de pescadores que sucumben ante su furor Dios miraba complaciente, escondido tras la luna.
y de otros que pasaron de los peces a las almas, El sacerdote, en misa de soleados domingos,
siguiendo a aquel que caminaba sobre las aguas y reñía malhumorado a los indecentes de las noches
multiplicó sustancia para compartir a los hombres de de arena,
buena voluntad. mirándonos mientras reíamos entre nosotros.
Posiblemente por la belleza de la gran variedad de Se delataba. Todos teníamos arena en los zapatos.
especies que la habitan en una armonía que no se También Dios (“a imagen y semejanza”),
rompe ni siquiera al paso de los grandes y el sacerdote, siempre escondido entre las dunas.
depredadores, convirtiendo en una danza perfecta lo
que en otro hábitat sería destrucción y muerte. A los diecisiete fui yo el sacerdote de una religión de
diosas,
Pudiera ser también el vaivén de sus olas, que se leyendo los textos sagrados de sus blancos pechos,
acercan y se van después de besos cortos como en calientes,
la canción que hace cuatro décadas diera fama al lejos de la frialdad de aquella vez de niño en el
catalán, y caricias largas, de grandes brazos que museo.
abrazan, de movimientos que emulan a los de los Entre sus piernas, sorprendidas me miraban aspirar
amantes, que se hacen el amor lo mismo cadenciosa el aroma sagrado de su incienso.
que intempestivamente, que reposan y vuelven al El ritual, meter dos dedos en aquel agua bendita,
ataque, y, haciendo honor a don Camilo, buscan el dejarse penetrar por el olor santo. A lo largo del día,
cobijo de la noche para sus escarceos. acudir con recogimiento a aquellos dedos,
Será la combinación de estos factores, de todos ellos, aspirar el incienso que mantenía el cuerpo en la
de unos pocos, o de ninguno, el caso es que el mar, gracia.
la playa, la arena y el sol, la inmensidad, la
tempestad que antecede a la calma, son todos ellos Un día, por fin mi alma se fundió con el mar,
por sí mismos factor que llaman a escudriñar de se elevó, ascendió al reino de los cielos.
nuevo al interior, que llaman a volver al origen, a Sus gemidos eran el sonido del mar.
volver al mar. Los cuerpos subiendo, bajando con las olas.
La noche en calma. La luna naranja.
El mar incitando a un ritmo suave.
Los ojos de mi pecho hormigueando. Volar.
Su cuerpo brillante, encendido por la luna, el sudor.
El ojo extasiado en cada curvatura de su pecho.

Mayo/2009 Volver al mar Página 4


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

La brisa erizando su espalda, su pelo ardiendo, para avanzar unas pocas líneas más en la lectura,
amazona que trota sobre este joven corcel. hasta que sus ojos se volvieron a cerrar...
Lo halló sentado a la mesa junto al ventanal del
La luna es blanca de nuevo. Ha cesado el oleaje. escueto salón, con el torso desnudo y su cabello
Calma. ensortijado. Escribía ensimismado. Los graznidos de
Me posee esa religión, única defensa contingente las gaviotas y los sonidos del cercano puerto se
contra la muerte. aliaron con su intención y, divertida y taimada, se le
Su rito sagrado: amanecer aferrándome al doble cáliz acercó por detrás. Lo sobrecogió al colgarse de su
de salvación. cuello. Lo besó.
-¿Qué haces? –preguntó ojeando por encima de su
hombro.
-Escribo una carta.
-Ya lo veo. ¿Pero, a quién? -dijo con tono de fingido
Desde el otero recelo.
Doblando el papel en cuatro, él sonrió abiertamente y
Ventana al mar se levantó de la mesa.
José Luis de la Fuente -Ya he acabado.
Xiana observó por la ventana abierta como el mar La carta hablaba de noches inolvidables, de días
calmaba lentamente y con dificultad su ira. El sol felices, de recuerdos imborrables, de momentos
tenue del atardecer nuboso se reflejaba a duras irrepetibles...
penas en las todavía convulsas aguas y el bramido
furioso de días pasados dejaba paso a un rumor que -¿A quién? -insistió riendo mientras le pellizcaba el
en ocasiones volvía a ser impetuoso. Cerró los ojos costado.
sintiendo el viento en la cara... -A ti. –dijo por fin zafándose de ella.
Ahogada por su ausencia, despertó bruscamente. -¿A mí? -preguntó sorprendida.
Palpó el vacío que había en su lecho después de una -Así es- afirmó mientras guardaba la carta en el
noche mágica que sólo dos jóvenes amantes pueden mueble.
crear. La luminosa mañana entraba por la cristalera
inundando la pequeña alcoba. Se levantó y una -¿Puedo leerla ahora?
suave y fresca brisa marina la incomodó e hizo que -No.
vistiera su desnudez con la camisola de él, que yacía
de forma descuidada en el suelo tosco. Lo buscó por -¿Cuándo entonces?
la casa. La miró cautivado por su belleza durante unos
La exigua luz procedente de un sol tardío y aguado segundos.
entraba en el salón. Xiana paseó la mirada sobre el -Ya sabrás cuando- contestó finalmente.
escaso mobiliario del pequeño salón y detuvo su Se abrazaron largamente.
mirada en la alacena. Se acercó quietamente al
mueble y rebuscó en su interior hasta que tanteó el -Ahora tengo que marchar; zarpamos en breve.
papel doblado que buscaba. Desdobló la cuartilla, se -Ya lo sé- dijo ella con tono desalentado-. Creí que
acercó a la ventana y comenzó a leer. Irrumpía a habías marchado sin despedirte.
veces y a borbotones un viento tumultuoso y fresco
del mar que zarandeaba su largo cabello negro y -Jamás. Ya lo sabes.
doblaba la hoja dificultando su lectura. Con desdén, La carta hablaba de sueños rotos, de rehacer vidas,
Xiana se recolocaba el pelo y volvía a erguir el papel de continuar pese a todo, de reencuentros en algún

Mayo/2009 Volver al mar Página 5


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

lugar... Diario de un estafador


Fue solo unos minutos antes, al escuchar el tañer
lánguido y abatido de las campanas anunciando el fin La promesa
de la búsqueda, cuando Xiana supo que había Jesús H. Oague Alcalá
llegado el momento de leer aquella carta que Gael
escribió hacía ya algún tiempo. Los tiempos no eran fáciles, vaya, en realidad nunca
lo son, siempre hay complicaciones económicas o
La carta finalizaba con dos deseos... sociales, pero estos eran particularmente difíciles, en
Terminó de leer la carta y la plegó cuidadosamente. medio de un proceso complicado de exigencias de
Dispuesta a cumplir el primer deseo que Gael dejó los estudiantes por una libertad de expresión a la que
escrito de no derramar lágrima alguna, se pasó con el país, todo, no estaba acostumbrado y difícilmente
brusquedad el dorso de la mano por sus ojos podría entender al corto plazo, de represión a
vidriosos. El segundo deseo de Gael, la llevó a estudiantes y sindicalistas, de preparación para
contemplar el mar inquieto a través de la ventana recibir al mundo para que se enteraran de una vez
abierta, y se convenció para imaginarlo navegando por todas que este era un país moderno, con
por mares remotos de los que un día regresaría para capacidad de organización; pero todo esto no
así poder volver nuevamente al mar en un bucle importaba a Pedro, le había prometido a Cristina que
infinito... la llevaría al mar de luna de miel, convencido de que
los conflictos que asolaban al país, que amenazaban
hasta con una posible revolución serían algo pasajero
y sin demasiadas consecuencias para él y la familia
que estaba por formar.
Desde hace poco más de seis años en la fiesta de
quince años de la hija mayor de su madrina Lupita
Romero, Asunción, cuando vio a la pequeña hermana
de la quinceañera y apenas un año menor que ésta,
supo que ella sería, si Dios quería y la nina Lupita
daba su venia, su mujer, pero no de esas mujeres
que son sólo eso, sino de las otras que también son
amantes, esposas, madres, apoyo, consuelo y lo que
sea necesario, de aquellas con las que se pasa la
vida eternamente, y cuando la vida se acaba, lo
siguen siendo más allá de todo.
Convencer a la madrina de que le dejara visitar a la
jovencita no fue fácil, en principio porque él era
bastante mayor que la niña, él contaba ya con veinte
años y ella apenas rondaba los catorce, porque la
madre había sido la mejor amiga de Cristina, su
madre, desde la infancia, y a él le conocía de toda la
vida, le había llevado a la pila bautismal, cargado,
cambiado pañales, dado de comer, soportado sus
travesuras y, cuando su madre murió de un ataque
de tristeza, de esos que le daban con frecuencia y de
cuya causa nunca pudo averiguar, se convirtió en su
madre temporal hasta que los abuelos vinieron y se lo
llevaron con ellos a vivir a Guadalajara, con sólo un
pantalón, un par de camisas y sus cuatro años como

Mayo/2009 Volver al mar Página 6


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

equipaje. de casi doce horas que se hacían más difíciles en


Mantuvo contacto con ella gracias a las cartas y uno cada pueblo en que el chofer se detenía sin que
que otro paquete que ella le enviaba con frecuencia estuviera programado, porque el boleto decía
por correo, su abuela solía leérselas; al año exacto claramente con letras rojas Directo Guadalajara-
supo que se casaría con Luis, el aprendiz de boticario México vía León. Afortunadamente, a encargo de la
que vivía en la misma vecindad en la que él había abuela había salido con mucho tiempo para alcanzar
vivido; se enteró de que Luis había iniciado su propio a llegar a la Villa a rezarle tres avemarías a la Virgen
negocio y en la farmacia les iba bastante bien, no de Guadalupe, luego a buscar alguna tienda a
eran ricos pero tenían lo suficiente para vivir bien y comprar algo para regalar a la festejada y de ahí a la
para que no le faltara nada al bebé que venía en colonia Buenos Aires, a la iglesia en donde sería la
camino; le contó de su embarazo y, al paso del misa y luego a la casa de la festejada, en donde
tiempo, del niño que al octavo mes de gestación se habría de ser la fiesta, aunque por la demora apenas
malogró y de la grave depresión que esto ocasionó a si alcanzó a comprar una chuchería barata a la
Luis, llevándole a tomar cada vez más, a descuidar la festejada para llegar directo a la fiesta. Cuál sería su
botica y a convertirse en un extraño irreconocible, sorpresa al ver, por primera vez, una fiesta en la
mujeriego y pendenciero; supo que ella tuvo que calle, toda una cuadra cerrada por un par de
encargarse de sacar adelante la botica y la casa; que automóviles en una esquina y en la otra por un
nuevamente estaba embarazada, que todo iba bien y camión de transporte de materiales para la
finalmente había nacido una pequeña niña, una construcción desde donde tocaba un conjunto de
hermosa niña a la que llamarían Asunción, como la música tropical todos vestidos con camisas floreadas
madre de Luis; que a los pocos meses, de pronto y de colores vivos; por primera vez veía a un mar de
sin planearlo, nuevamente estaba embarazada; luego gente comer antojitos que las vecinas preparaban en
vino un período de tiempo sin tener noticias de la nina sus casa y ponían en mesas colocadas en ambas
Lupita, hasta que poco más de un año después aceras al centro de la calle, en las que algunos
recibió una nueva carta, en donde le contaba que señores ponían poncheras llenas de aguas frescas
estaban felices porque luego de un embarazo con de limón y jamaica, las de los niños con mucha
muchas complicaciones que le habían impedido azúcar y las de los adultos con mucho ron, para
seguir escribiéndole, habían tenido una pequeña entrar en ambiente, y allá cerca del conjunto, a
niña, que había nacido prematuramente y le habían señores y señoras, jóvenes y jovencitas, niños y
llamado Cristina en honor a su madre, que Luis había niñas, guarachear como si estuvieran bailando un
prometido dejar bebida, parranda y mujeres, que era rocanrolito o un swing, pero a ritmo más guapachoso,
un marido ejemplar y desde entonces la niña iba más sabrosón. Tíbiri, tíbiri tábara, supo después que
creciendo y cada vez estaba más sana. así se les llamaba a aquellas fiestas, y que
normalmente no eran con grupo sino con la vieja
Así, entre cartas cada vez menos frecuentes, creció consola de algún vecino, que los muchachos llevaban
Pedro y se convirtió en joven, y mientras aprendía el sus propios discos de acetato de treinta y tres y
oficio de carpintero en el taller del abuelo, una tarde cuarenta y cinco revoluciones, si confiaban en el que
recibió una carta de la nina Lupita, luego de más de se encargaría de poner la música hasta que
ocho años sin tener noticias de ella, en la que le anduviera muy borracho y entrara otro al quite.
decía que al poco tiempo de la última carta Luis había
fallecido atropellado por un camión, que desde las Ese día, al ver a Cristina supo que se casaría con
cosas no habían sido fáciles sin el marido, aunque ella, porque desde que la había visto sintió por
ella ya tenía mucho tiempo a cargo del negocio, sola dentro, alrededor de las tripas, algo que le decía que
y a cargo de dos niñas, y que le invitaba a la fiesta de así debía ser, lo que confirmó con la mirada que ella
quince años de su hija mayor. le echó cuando los presentaron, y ese mismo día,
mientras descansaban de bailar un rato, le había
Llegado el día de la fiesta, Pedro viajó a la Ciudad de prometido que algún día le llevaría a conocer la
México en camión desde Guadalajara, un largo viaje blanca Mérida, las ruinas mayas y los cenotes

Mayo/2009 Volver al mar Página 7


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

sagrados, obteniendo de ella, como única respuesta, arqueológicas de Chichén Itzá, los xenotes sagrados
un murmullo que a él le pareció decir algo como y los manglares cercanos a una pequeña isla casi
"cuando nos casemos", decidiendo no regresar a desierta conocida como Cancún era como si no
Guadalajara, más que por algunas cosas y a avisar a hubieran conocido Yucatán, -porque Mérida no es
los abuelos. Ya con el permiso de la madre, y luego todo,- les decía -acá está bonito con sus casas
de conseguir trabajo en una fábrica de muebles, igualitas todas encaladas de blanco, pero- aseguraba
había ahorrado lo más que podía para poder costear -allá en mi tierra, pura cosa buena-, y hasta se ofreció
una boda con toda la mano y un viaje de bodas al a llevarles en su taxi, al cabo irían muy cómodos en
sitio que había prometido desde el primer momento. el packard modelo 1950, serie 2300, casi nuevo que
De la boda y la fiesta hay poco que decir, fueron las le había vendido baratísimo un inglés que trabajaba
mejores que el barrio hubiera visto desde que los para una compañía petrolera pero que se había
más viejos tuvieran memoria. tenido que regresar a Londres porque a su esposa le
Finalmente, el viaje en autobús, más de mil había sentado mal el clima caluroso de Mérida, y
quinientos kilómetros de carretera en la que habría flemática ella como buena inglesa que era, ni que
que bordear el Golfo en medio de un impresionante hacer, porque como bien decía el inglesito, donde
calor que fácilmente deshidrataría a cualquiera, casi manda la mujer no gobiernan ni Dios ni el petróleo.
tres días de viaje que Pedro no hubiera aguantado si Y ya convencidos, allá van, a conocer la verdadera
no fuera porque no hay cosa que un enamorado no Yucatán, y las rutas mayas, y los xenotes, las
aguante, y mucho menos si está recién casado, si pirámides, las selvas llenas de monos araña y
quiere cumplir una promesa. Pasaron sin conocer ocelotes, de gente dura, de expresión fuerte y
siquiera por Cholula, Puebla, Orizaba, Córdoba, machete a la mano, que a las primeras de cambio
Minatitlán y Villahermosa, pero de ahí en adelante era soltaban el machete y aflojaban el rostro, cambiando
tanto el calor al atravesar la selva que la segunda la aparente fiereza por una calidez que nunca
parte del viaje no supieron ni por dónde iban hubieran imaginado, y al llegar a la isla, a Cancún, la
pasando, si acaso por Campeche y algún otro pueblo arena más blanca que hubieran imaginado ver jamás,
que al final, de tan extraño, no pudieron recordar su más que la de Mérida, y ya es mucho decir, unos
nombre nunca más. manglares verdes que se fundían con el mar azul, tan
Mérida, definitivamente, era otra cosa, ciudad limpia, intenso, que hasta parecía una turquesa al sol, pero
de casas perfectamente alineadas, todas pintadas de cristalina, tanto que era posible ver desde la playa el
blanco, habitada por gente morena y de baja rojo de los arrecifes de coral al que los pescadores
estatura, que hablaba con muchos localismos que daban vuelta para echar las redes, para evitar que se
ellos no entendían, pero atenta como nunca habían enredaran en ellos y entonces sí, ni pesca, ni redes,
conocido, y no es que hubieran conocido a mucha, en donde los pescadores más jóvenes se echaban al
porque ella nunca había salido de la Ciudad de agua a nadar y a pescar con arpón, sólo vestidos de
México y él cuando mucho conocía Guadalajara y sus agua y con unos carrizos a manera de tubos de
alrededores y un poco del Distrito Federal, pero como respiración como los que utilizaban los gringos que
eran jóvenes y de buen trato, no se les complicaba venían a bucear.
relacionarse fácilmente, de manera que al segundo Fue tal la fascinación que sintieron por el lugar que
día ya habían trabado amistad con don Melquiades antes de volver a Mérida, de donde partirían de
Poc-Tul, taxista que cuando no tenía trabajo se nuevo a México la tarde del día siguiente, y luego de
echaba unos pesos extra a la bolsa ayudando a su recoger algunas cosas, las pocas propiedades de
cuñado como mesero de una fondita a la vuelta de la soltera de Cristina y de despedirse de la nina Lupita y
esquina del hotel en que se hospedaban, quien esa de Asunción, porque habían decidido irse a
tarde se sentó con ellos a platicar y a tomarse unas Guadalajara, en donde ya Pedro tenía un trabajo y a
cervezas pa'la calor, les llevó a dar la vuelta en su sus abuelos, y las cosas seguramente irían mejor, se
taxi por el paseo Montejo y ya entrados en tragos les hicieron otra promesa, que cuando "agarrara agua la
convenció de que si no iban a conocer las ruinas nube" y ya "las aguas hubieran tomado su cauce", lo

Mayo/2009 Volver al mar Página 8


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

primero que harían sería volver, otra vez de ayuda, al cabo que ya habían hecho mucho por ellos
vacaciones, pero ahora a Cancún nada más, aunque haciéndolos a todos profesionistas y gente de bien; y
fuera más largo el viaje, a sentir la arena fina en los así cada peso se iba al banco, se implementó en la
pies desnudos a correr por la playa y nadar en los casa un plan de rigurosa austeridad, Pedro
bancos de coral, a dormir de cara al cielo, viendo las finalmente dejó el cigarro, ya no se tomaba más
estrellas nada más, sin que les cubriera otra cosa que refresco y Cristina no encendía la televisión ni la radio
sus ganas. en las mañanas mientras hacía los quehaceres
Pero las cosas no mejoraron pronto ni las nubes ni domésticos, se les veía más contentos, con un
las aguas dieron su consentimiento, y la promesa entusiasmo que durante muchos años había
cada vez se fue empolvando más, vinieron los hijos, permanecido escondido tras de una gruesa capa de
ocho, los problemas económicos, muchos, rutina y hastío, se llenaba un calendario en que se
intercalados con tiempos de bonanza en que lo contaban los días hasta la fecha en que se cumplirían
primero era ahorrar para el futuro, para pagar la las cuatro décadas de feliz, sí, feliz, ese es el adjetivo
escuela de los hijos y que puedan tener mejores adecuado, matrimonio, pero un viernes de abril,
oportunidades que las que nosotros tuvimos, y luego faltando sólo dos meses para cumplirse la promesa, a
las bodas de los hijos y la llegada de los nietos, que mediodía, mientras Pedro cruzaba la calle que
aunque parezca que no, cuestan, y mucho; mientras separaba la tortillería de don Atenor, a donde había
tanto Cancún dejaba de pertenecer a Yucatán sino a ido a comprar medio kilo de tortillas para la comida,
un estado de nueva creación, Quintana Roo, y de su casa, desde donde apostada en la puerta le
comenzaba a convertirse en uno de los sitios esperaba Cristina con el delantal todavía puesto,
turísticos más importantes del país, a donde sólo pensando que a pesar de los años Pedro todavía se
podían darse el lujo de ir los ricos muy ricos o los veía apuesto, fuerte como un roble, como en sus
extranjeros muy extranjeros, en donde había hoteles mejores años, él levanto la mano como para
de cadenas internacionales que ni en las ciudades saludarle, sonriente, con una sonrisa que
más grandes del país tenían presencia. inmediatamente se convirtió en un rictus, se llevó la
mano al pecho, y se desplomó por un infarto
Así, cuando ya no había hijos en casa y los hijos de fulminante, como si le hubiera caído un rayo.
los hijos iban creciendo, una noche, mientras veían
televisión Pedro y Cristina, sin hablarse, como casi no Esta tarde de domingo, del 13 de julio de 2008,
se hablan los esposos que andan rondando los Cristina camina por la avenida Kukulkán del brazo de
treinta y tantos años de casados, escucharon en el Pedro, otro Pedro, su hijo mayor, a buscar una lancha
noticiero que un terrible huracán, el Vilma, había para ir al mar, a esparcir las cenizas, a cumplir la
azotado las playas de Cancún, que era el más severo última promesa.
en la historia no sólo de aquel destino turístico sino
de toda la península, que mucha gente había perdido
sus viviendas y fuentes de empleo, que los hoteles
estaban muy dañados y que las pérdidas serían
cuantiosas. Y al escuchar el nombre de Cancún,
juntos, como por arte de magia les brillaron los ojos Historias casi verdaderas
con una intensidad que hacía muchos años no tenían
y recordaron la vieja promesa, y se volvieron a Leven anclas
prometer que dos años y medio después, en el
Edgardo Castillo "Zumm”
verano, justo cuando cumplieran su aniversario de
bodas, el número cuarenta, habrían de cumplirse la -Capitán. Le traje su té.
promesa. -Gracias, señor Spencer. ¿Cree que podremos
La idea tomaba cada vez más forma, ahorrarían cada zarpar hoy?
centavo que pudieran, y le pedirían a los hijos su -Me temo que no, capitán. Está soplando una

Mayo/2009 Volver al mar Página 9


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

pequeña brisa, pero no basta para inflar las velas. capitán.


El Sr. Spencer corrió la cortina del ojo de buey del -¡Izar el ancla! ¡Preparados para zarpar!
camarote del capitán. A través del mismo, se veía un -No tenemos ancla, capitán. Estamos enterrados en
mar dorado que se movía en pequeñas olas por el la arena hasta la línea de flotación. Usted no bajó a
viento. tierra en 20 años y no sabe muchas cosas.
-¿Dónde estamos, Sr. Spencer, que el mar es dorado -Me basta con observar el mar, para darme cuenta de
como el oro? cualquier situación. ¡Mire como llueve ahora! Gotas
El señor Spencer bajó la vista entristecido. de lluvia grandes como puños. ¿No siente como se
-¿El barómetro está bajando, señor Spencer? estremece el barco?

-No señor. Marca bueno y templado. -Capitán, estamos muy lejos del mar. A muchas
millas. Este dorado mar que usted ha visto todo este
-Se está levantando una tormenta y al subir la marea tiempo, que en invierno era verde y en verano
podremos zarpar de una buena vez. La calma se amarillo con los reflejos del sol, no es más que un
tenía que terminar. Ya era tiempo. ¿No le parece, enorme trigal, donde el viento mece las espigas que
señor Spencer? Estamos preparados. ¿Cuánto hace semejan olas…
que estamos varados aquí?
Con grandes crujidos de madera reseca, el barco se
-Veinte años, capitán. Llevamos esperando veinte desperezaba y empezó a deslizarse hacia el mar, que
años que venga una gran tormenta que nos saque a aún estaba muy lejos y el capitán y el señor Spencer
alta mar… izaron la única y remendad vela que el viento cada
¡Veinte años! ¿Qué habrá sido de Margaret? vez más fuerte inflaba, mientras ellos sujetaban el
Seguramente se cansó de esperarlo y se habrá cordaje y el agua de la copiosa lluvia corría por sus
casado con otro. Posiblemente con el maldito caras, llenas de felicidad y esperanzas.
teniente Smith, que la pretendía, igual que él.
¿Qué habrá sido de mi Kate y mis dos hijos?, se
preguntaba el Sr. Spencer. Ya serán hombres y ojalá
hayan entrado al servicio de Su Majestad, en la
Marina Real.
-Me duele la rodilla derecha, como antes, cuando se
En nombre de todas las letras
avecinaba una tormenta. Déle un vistazo al
barómetro, señor Spencer. Tengo un gran El regalo
presentimiento… Creo que zarparemos hoy… Martha Silva “MarthaX”
-Ojalá Dios permita que se cumplan sus deseos -Hace mucho calor. ¿No crees hijo?
capitán. Porque sólo un milagro nos puede sacar de
aquí. -Sí.- El chico se revolvió en su asiento, torciendo su
cabeza hacia afuera del auto. Inclementes ondas de
¡Vaya! ¡El barómetro ha descendido y marca calor deformaban el paisaje citadino. Hoy cumplía
tempestad! diecisiete años, pero desde hacía cuatro él no tenía
-Mire señor Spencer como se mueve el dorado mar nada que celebrar.
en olas que avanzan hasta perderse a lo lejos, junto a “Debí preguntarle. ¿Por qué no le pregunté? Ella
la línea del horizonte. Pronto estaremos flotando y misma me regaló la pelota”.
nos alejaremos de este lugar. Nos dejaremos llevar
por el oleaje de la pleamar y luego izaremos la única Su madre sabía en qué pensaba, era un día
vela que nos queda, pero con eso bastará… particularmente difícil.

-Está comenzando a llover. La tormenta se avecina, “Sólo fue un instante. Los dejé solos un momento, en

Mayo/2009 Volver al mar Página 10


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

lo que regresé a la orilla por la pelota. Luego ya no la Poesía desde el otro lado del estercolero
vi. Esa parte no estaba honda, ni había olas fuertes.
Debí preguntarle. Así, tan fácil: „¿Sabes nadar?‟ Pero Muros de arena
no… corrimos, yo iba adelante pero todos estábamos
emocionados. Unos se salpicaban agua y gritaban. Carlampio Fresquet
Era la primera vez que nosotros veíamos el mar. No Sigo construyendo laberintos
le pregunté a nadie… Si ella no sabía ¿por qué nos a orillas del mar turquesa,
dejaron solos? A ella. Yo fui un pendejo. Debí muros artificiales de arena
cuidarla. Pero yo no sabía…” que la marea ha de fundir.
Semáforo en verde, alguien tocó el claxon. Su mamá Levanto paredes tozudas
también debía estar distraída. negando el oleaje claroscuro
que perturba la balsa de aceite
“Cuando regresé con la pelota, ya no la vi. La llamé y para abandonar el agujero.
no respondió. Pregunté a los demás, nadie sabía. Apilo azulejos a millares
Luego grité. Salí del agua. Grité más fuerte. Después sin patrón para tu mosaico.
todo es confuso. Llegaron algunos tíos, asustados Soy un camicace apátrida
por los gritos. Les dije que no la encontrábamos, que desea volver al mar
corrieron y luego nadaron hacia donde la vimos por con miles de palabras bomba
última vez. Algunos me culparon. Su madre lloraba, que carecen de detonador;
gritaba. soy un conductor suicida
Los niños estaban llorando también. Yo sólo podía cegado en la neblina
ver la pelota, anaranjada, llena de arena, junto a las de la atmósfera de zinc
chanclas que todos dejamos al pie del tronco de la que desdibuja nuestro paisaje.
palapa…” Consciente de ser el espejo roto
que devuelve fragmentos cubistas
[Toc toc] Alguien suena el vidrio de la ventana.
intento agrupar mis partes,
-¡Cómprele un juego de agujas a su mamá! A diez pegándolas con arena mojada,
pesitos, joven. sin dejar de reflejar
El muchacho desvía la mirada y se concentra en el bocados de realidad.
tablero.
“Tenía los labios azules cuando la encontraron. Yo no
la vi. Dicen que parecía dormida.”
-Hijo, baja el vidrio un poco más, hace calor…
¿Quieres que compre algo especial? ¿Un pastel?
¿Pizza?
-No, nada, mamá.
-Te entiendo.
Sí, algún día volvería al mar sin sentir dolor pero
nunca tendría ánimos para celebrar otra vez un
cumpleaños.

Mayo/2009 Volver al mar Página 11


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

Memorias de una bruja… y loca vida, oscuros como mis intenciones en su cuerpo,
destilando las caricias que hemos visto juntos
Sonrisa pluvial derretirse a cada instante sin remedio; las letras y los
espacios sobrando, esos movimientos concluidos, y
Claudia Palatucci “Jezabel” los ojos entrecerrados y las piernas entumidas. ¿¡Yo
Mirando fotos y recuerdos me entretengo. Esas qué sé del clima y de los cerros!? Ahora se acerca y
formas garigoleadas que me acercan a un remanso me dice: tengo ganas de pescado. Es así como
de paz, o incluso a una hipnosis sustancial; me comienza nuestra vuelta a ese mar que se ha vuelto
encantaría que fuera el momento del encuentro, que a embravecer. ¡Me encanta verlo sonreír!
se repitieran los brincos de antaño donde sacudía el
lomo sin tanto problema, sin que nadie se diera
cuenta, donde lo único que bastaba es que fuera
bueno… e invisible.

La casa en el ciruelo

Poema
Sergio Manganelli
Yo sé de mar,
de sal,
de campanadas.

Fui navegante
sin haber nacido,
y me perdí
en el vuelo del albatros.

Yo me escapé
del tiempo
en un naufragio,
y sufrí por las noches
las ganas del regreso.

En invierno
en las playas,
Nadie podría saberlo, a menos que yo lo contara. Y trato de descubrir
eso, es ya un buen momento. Basta ya de hablar en la luz de los corales,
verso, que la rima me desgasta y no deja concentrar y suelto al mar
a mi cerebro. Como iba diciendo, -proseguimos-: bandadas de botellas
poseer esa mente fantasía, llena de poesía sin con estrofas de tangos.
recatos ni recuentos, se ha malogrado gracias a las
fuerzas de mi amor, de ese profundo hombre Sólo la suave complicidad del viento.
encantado de conocerme, que se embrolla en mis
mechones de cabello cantando y danzando a un fiel Mientras las olas
vapuleo. derraman en la arena
Su sonrisa singular e inigualable; sus ojos llenos de fragancias submarinas,

Mayo/2009 Volver al mar Página 12


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

ya la canción de espuma anzuelo en un chirrido de vidrio contra metal. El


desviste la marea. Corto, a mano desnuda, usaba su Victorinox para
desclavárselo; los ojos negros, muy juntos, lo
Yo sólo sé de azul, miraban con furia.
de gris, -No pienso comerlo -dijo Lucas asqueado, quitándose
de campanadas los guantes-. Mejor devolvelo al mar -y se dispuso a
darle marcha al motor.
Habían pescado todo el día lejos de la costa,
siguiendo un cardumen de corvinas. Las heladeras
rebosaban de pescado fresco. Era hora de regresar.
La almadraba La tarde se deshacía en naranjas y púrpuras. Un sol
ovalado siseaba al contacto con la superficie
Volver al mar levantando brumas esmeriladas sobre el océano, que
se rizaba aquí y allá. Ráfagas de yodo y algas
Marcelo Choren, en Literatuya refrescaban los cuerpos transpirados. Lucas se
http://www.literatuya.com/relatos/volver-al-mar.htm despegó la camisa del pecho. Dentro de las botas de
pesca dobladas sobre los muslos, sintió que los pies
-¿Y esto? -dijo el Corto, extrañado al ver la criatura se le licuaban por el calor.
que se retorcía en el extremo de su línea. Bajo el sol,
con una bota sobre el cabrestante de proa, sonreía -Vamos a llevarlo a puerto -el Corto señaló las
desconcertado. conservadoras y se frotó la palma de la mano con
que había tocado aquello-. Podemos venderlo como
-¿Una anguila? -respondió Lucas perplejo, en tanto si fuera una rareza. ¿Quién sabe? A lo mejor puede
aseguraba los tornillos del malacate-. No. No lo alcanzarnos para la última cuota de la hipoteca y
parece. todo.
Una ola sorpresiva los golpeó desde babor, y el -¡Ni se te ocurra guardarlo ahí! -advirtió Lucas, como
Anacapri dio un bandazo. Copetes de espuma si le leyera el pensamiento. Quebrando el aire con
cayeron sobre la cubierta. El pescado osciló entre los una bocanada de humo blanquecino, el diesel tosió-.
dos, un péndulo deformado, goteante. Sólo poseía ¿Limpiaste los inyectores?
una rudimentaria aleta caudal. Rojizo, moteado de
blanco y del grosor de un brazo, medía alrededor de -Iba a hacerlo ayer, pero no tuve tiempo -contestó el
un metro. Hedía a sulfuro, a calamares pudriéndose Corto. Buscó el rectángulo de lona engomada que
al sol. usaban a manera de toldo y enrolló el pescado. El
animal lanzó un bufido, se sacudió en espasmos, los
Posadas en la barandilla, las gaviotas aguardaban ojos le supuraban un humor acuoso-. ¡Hijo de puta!
expectantes y en silencio. A Lucas se le ocurrió que Es un peligro este guacho. ¿Te parece que
tampoco ellas habían visto jamás una aberración llamemos? ¿Cómo te fue con la radio?
semejante.
-La reparación va a tardar dos días más.
-Es... Vaya a saber qué mierda es esto -el Corto
contuvo una arcada, atrajo aquella repugnancia hacia -O sea que estamos mudos.
su mano. Y lo invitó a tocarla. -Mudos, sí, y sordos también.
-Sin guantes, ni loco -dijo Lucas, y se los calzó. El motor tuvo una convulsión, luego otra y otra más.
La cosa se palpaba densa, blanda y consistente al La tos se convirtió en carraspera, la carraspera en
mismo tiempo. Como si no tuviera esqueleto, aunque rugido. El humo del escape se hizo transparente.
fibrosa. Sobresaliendo de la boca plana, varias Lucas aceleró, despejando los cilindros. El hedor de
hileras de dientes cristalinos, aserrados, roían el la combustión le picó en la nariz, le lagrimearon los
ojos y estornudó. Otra ola, absurda en el mar calmo,

Mayo/2009 Volver al mar Página 13


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

volvió a sacudirlos. cirros deshilachados se movían hacia altamar,


La hélice de bronce cortó espirales de agua y el reflejos de oro antiguo hundiéndose en el violeta de la
barco empezó a desplazarse. noche. Muy alto, un cúmulo incendiado los dejó atrás.

Trepado en la minúscula timonera, Lucas observó al El diesel mantenía su jadeo constante.


Corto: inclinado en la cubierta de proa manipulaba un -Se está picando -dijo el Corto, y señaló las crestas
cabo de nylon; sujetó con una vuelta mordida el espumosas. La quilla las cortaba con facilidad
cilindro de tela que todavía se agitaba, y lo ató a una marinera, pero el Anacapri empezaba a cabecear. El
de las cornamusas de amarre. Su cuerpo flaco era un viento llegaba en rachas inconstantes y calientes.
mástil partido, el reflejo del agua le azulaba el pelo Lucas vigilaba el barómetro, que no se había movido.
rubio; una ráfaga de viento le pegó hilos de espuma Adelantó el acelerador, y el diesel emitió un
ocre en la mejilla sin afeitar. carraspeo. Escupió, girando más rápido. La estela
Guiñando a estribor, Lucas enfiló al Anacapri hacia la que dejaban se amarronó, se hizo más gruesa.
costa invisible. Amaba a su barco tanto como el A proa, el cilindro de lona no se aquietaba.
Corto. Conocían cada recoveco de sus quince metros -¿Cómo puede ser que ese demonio siga vivo? -
de eslora. Cada dos años lo instalaban en dique masculló Lucas, y bajó a cubierta para observarlo. Al
seco; rasqueteaban el cobre que protegía el ancho acercarse, un mugido ahogado lo erizó.
casco, liberándolo de lapas y otros inquilinos
indeseables. Calafateando las juntas de las Vigilando, retrocedió hasta la timonera.
cuadernas, sus cuerpos se impregnaban de olor a En el horizonte empezó a dibujarse una línea negra,
brea. Cambiaban los retenes que sellaban el árbol de irregular. Demasiado pronto para tratarse de la costa,
la hélice, gritando palabrotas toda vez que un dedo pensó.
se machucaba. En una parrilla improvisada con
alambre, asaban mariscos. Comían codo a codo, -Bajá a la sentina -dijo- y revisá la bomba. Al ver el
vigilando el avance de la obra con ojos expertos. esforzado descenso del Corto, se percató de que el
Eran días de fiesta, claro que sí. Días de Piazzola y brazo izquierdo de su amigo no se movía como
Goyeneche embalsamando la jornada con el siempre.
bandoneón y la voz áspera. Días de rabiosa pintura -¿Qué te pasa? -le gritó.
amarilla, y ríos de Heineken helada. Lo botaban con -¿Qué cosa?
unción, como si fuera la primera vez; y lo aseguraban
a los bolardos del muelle usando cabos nuevos. La -¡El brazo!
ceremonia finalizaba en La Crujía, con tallarines y -¡No sé! -contestó el Corto en el mismo tono-. La
vino grueso. Pero las reparaciones significaban mano me hormiguea, y si doblo el brazo, me dan
dinero, dinero que solo conseguían hipotecando al calambres y se me empieza a inflamar.
Anacapri.
Cuando el Corto le mostró la palma, Lucas advirtió
Lucas verificó el rumbo, y lo sobresaltaron las que se le había amoratado.
gaviotas.
Al rato, el Corto avisó que la bomba estaba
Entre chillidos levantaron vuelo y se dirigieron a conectada.
tierra.
-Ya la probé -dijo-. ¡El motorcito funciona al pelo! -su
Le pareció que esos aleteos eran inusuales, furiosos. cara pareció ensombrecerse-. ¡La puta, qué mareo! -
Peor aún, se le antojaron desesperados. Notó que, avanzó como un ciego, tanteando en el aire, y se
desde cubierta, el Corto también las contemplaba. Un inclinó sobre la borda.
momento después giró hacia él, y sus miradas se
encontraron. Comprobó el barómetro, se mantenía En la penumbra creciente, Lucas lo vio doblarse
firme en buen tiempo. Salió al puente, aspirando con contra la barandilla y vomitar. El brazo, perdida su
forma, parecía a punto de reventar las costuras de la
profundidad. Nada, ni un indicio de tormenta. Unos
camisa azul.

Mayo/2009 Volver al mar Página 14


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

El paquete de lona seguía agitándose en espasmos y sesgos de guadaña. El Anacapri rolaba y cabeceaba.
estertores. Pensó en cribarlo con el arpón. Ensartarlo Lucas se arrastró hacia la timonera, y en la escalerilla
una y otra vez, hasta que esa inmundicia dejara de un golpe de mar casi lo traga. Se abrazó a los
moverse. peldaños metálicos. Otro golpe hizo crujir el espejo
Se volvió hacia el barómetro extrañamente inmóvil y de popa.
lo golpeó con los nudillos. La aguja comenzó a bajar Logró subir. En un rincón, con la cabeza
con rapidez, con demasiada rapidez. bamboleante, el brazo convertido en una
-La puta madre -murmuró con los dientes apretados. monstruosidad sin nombre, el Corto seguía delirando.
Mientras sus ojos seguían la marcha descendente, se -Nado cerca de la superficie. Nado y el agua es
acarició la medallita de Stella Maris. Salió al puente y verde. ¡Las corvinas! Cerca, muy cerca. Hambre,
aspiró de nuevo: tierra húmeda, agua, ozono, algas corvinas. El brillo de la carnada me llama. Un buen
podridas. Las señales le llegaron con nitidez, ¿por bocado. Hambre, brillo. Lo muerdo -gritó
qué no las había olido antes? retorciéndose-. ¡Ahhh! ¡Duele! ¡Duele el paladar
Pensó en encender el reflector, cuando El Corto como la gran puta! ¡Me enloquece el dolor! -con la
apareció a su lado. mandíbula encajada, contraía los labios en una
mueca.
-Lucas -dijo-, vas a tener que arreglártelas solo -
apoyó la espalda en el tabique de madera y cayó Iluminando el escenario, un relámpago de hierro
sentado-. Siento la boca seca, y ampollas en las zigzagueó. Lucas empujó el acelerador a fondo. Lo
encías y el paladar -tosió-. Me cuesta respirar, como asaltaron moles de agua salada. Oyó los gemidos del
si tuviera paralizado el pecho -se llevó la mano sana casco, torturadas sus cuadernas, hasta que llegó el
a la frente-. Lo peor es que no puedo olvidarme de trueno como un millar de tambores. El Anacapri caía
sus ojos. Esos ojos negros, rabiosos, clavados en los en las simas y trepaba cumbres movedizas. Cuando
míos. Y algo más, que no sé explicarte. se equilibraba en la altura, la hélice quedaba
expuesta y el barco se echaba atrás. El diesel rugía,
-Aguantá, macho -dijo Lucas- en un par de horas se atragantaba. La lluvia se descargó compacta,
entramos a puerto. balas fosforescentes que estallaban contra los
-Veo el fondo del mar -el Corto cerró los ojos y cristales. Luchando por mantener el rumbo, la mano,
continuó hablando. Frases sueltas, febriles-. Valles como una tenaza en su hombro, le produjo un
oscuros. Unas cosas, como langostas con tentáculos, escalofrío.
se arrastran en el barro. Se esconden de mí, tienen -¡Es él! -gritó el Corto obligándolo a volverse, la cara
miedo... febril, la locura en los ojos. Una baba espesa,
Lucas, agachado junto a él, lo abofeteó. sanguinolenta, le manchaba el pecho-. ¡Es él, que
quiere volver al mar! ¡Tengo que liberarlo!
-¡Corto! -le gritó al oído- ¿Dejaste la bomba
conectada? -¡Estás enfermo! -Lucas lo sacudió por los hombros-.
¡Reaccioná, Cortito! -no pudo soltarse de esos dedos
-Sí. No. No me acuerdo. implacables-. ¡Esa mierda de animal! ¡Tenés veneno
Lucas le saltó por encima rumbo a la sentina. en el cuerpo!
Se encontró con el agua a las pantorrillas, y encendió El Corto se abalanzó por la puerta. Las olas
la bomba. En la cala, unos puños ensordecedores parecieron renovar su poder. Lucas no se atrevió a
aporreaban el casco. dejar el barco sin gobierno. Apuntó el reflector a proa,
El viento ganaba intensidad, arrastraba avalanchas y un momento más tarde alumbró a su compañero. El
de nubes compactas, gibosas, de resplandores Anacapri se precipitaba por una pendiente abrupta,
violáceos. cayendo en un abismo oleoso, sin fondo. Bajo la luz
amarillenta, cortada por relámpagos mercuriales, vio
Las olas reventaban en cubierta, barriéndola con al Corto: desataba los nudos que impedían la fuga de

Mayo/2009 Volver al mar Página 15


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

aquella serpiente marina. Le pareció que el brazo, ya


desgarrada la camisa, presentaba un aspecto Lectores opinantes
enrojecido y con extrañas manchas blancas. Borroso
En esta edición no contamos con opiniones de
bajo el diluvio, lo observó alzar la lona y sacudirla
lectores, esperamos que, con tu participación,
frente al mar. El Anacapri cada vez más rápido, más
tengamos mucho que contar de gente que comparte
abajo, seguía en su carrera de vértigo.
nuestro interés por expresarse.
-¡Libre! -sosteniendo un extremo de la tela restallante,
Envía tus opiniones por correo electrónico a
que flameaba; el Corto gritó a la noche, a la tormenta,
descensor+opinar@gmail.com o llena el formulario
al océano- ¡Libre al fin!
Opinar en la sección Contacto en nuestro website y
La criatura voló. Voló hacia arriba, contorsionándose, pasa a leerte aquí en nuestra próxima edición.
soltando dentelladas. Lucas vio cómo, muy lejos del
barco, se zambullía en la negrura líquida.
La ola gigante cayó sobre ellos, los golpeó desde
barlovento y destrozó los cristales de la timonera. El
Anacapri se bandeó, rindiéndose a esa fuerza Envía tus opiniones por correo electrónico a
primordial, innominada. Desprendida de la bitácora, la descensor+opinar@gmail.com o llena el formulario
pesada brújula atravesó el techo como una bala de Opinar en la sección Contacto en nuestro website y
cañón. El casco se estremeció ante el abrazo del pasa a leerte aquí en nuestra próxima edición.
agua. Girando en el vacío, el motor inició un ulular
desenfrenado, agónico.
Lucas cayó al piso, rodó por el tabique ya casi
horizontal, destrozando el barómetro con la frente. En
ese instante, creyó ver al pez. Creyó ver al Corto
pugnando por seguirlo, hundiéndose en una Si deseas participar con una sección permanente en
profundidad desconocida. esta publicación envía un correo a
descensor+participar@gmail.com o llena el
El Anacapri recuperó la vertical. formulario Participar en la sección Contacto en
El reflector ya no alumbraba, con seguridad nuestro website.
arrancado por la misma potencia aterradora que se
había llevado el mástil, cortando los estays como
hebras de lana. Un relámpago mostró la cubierta
desnuda. La lluvia se convirtió en un repiqueteo, el
viento perdió fuerza. Las olas continuaron altas, pero
ya no azotaban con furia. El tema para la próxima edición se publica en la
sección Convocatorias de nuestro website, para
A medias conciente de que la tormenta amainaba, enviar una participación sobre el tema en particular,
Lucas advirtió las luces del puerto, rojas y verdes. por favor envía un correo a
Querido Corto, pensó. Y en su corazón de pescador, descensor+colaborar@gmail.com o llena el
su amigo no lo había abandonado. Se encontraría formulario Colaborar en la sección Contacto en
bajo el sol, con una bota sobre el cabrestante de nuestro website.
proa, sonriéndole.
Sonriéndole con dientes cristalinos y aserrados.

Mayo/2009 Volver al mar Página 16


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

Participan en esta edición cuentos, es capaz de sorprender al menos durante un


segundo al lector ocasional y contribuir con su granito
Carlos Alberto Olague Alcalá (México) de arena a que continúe vivo.
Soy publicista, director general de una agencia BTL. Tiene cuentos publicados en www.loscuentos.net.
Nacido en la ciudad de México, pero radico en
Zacatecas. Soy candidato a portador de la vela
perpetua, aunque la vela perpetua no está muy de
acuerdo. También soy monero, y la mayor parte del
tiempo no sé qué hago aquí además de ser el
responsable del diseño de portada. Jesús Humberto Olague Alcalá (México)
Ingeniero en Sistemas Computacionales, chilango de
nacimiento, zacatecano por herencia, adopción,
convicción y querencia; que escribe por afición y
pudo ser médico pero siente repulsión hacia las
Francisco Cenamor (España) heridas; le gusta casi toda la música, en especial la
trova, y casi toda la lectura, principalmente la de
De formación autodidacta, comienza tarde a escribir escritores latinoamericanos como Taibo II,
poesía. En 1999 Talasa Ediciones publica su primer Ibargüengoitia, Benedetti, entre otros; prefiere las
libro, Amando nubes, lo que le posibilita viajar por ciudades coloniales a las playas y las corridas de
toda España dando recitales. En 2003 sale su libro toros a las peleas de gallos; y que tiene el gran
Ángeles sin cielo, editado por Ediciones Vitruvio, problema de que todo lo demás se le olvida si tiene
editorial que publica en 2007 su último libro, un aparato de TV frente a él, aunque esté apagado.
Asamblea de palabras. Ha sido incluido también en
numerosas antologías y revistas impresas y digitales.
Ha organizado y organiza numerosas actividades
poéticas. Dirige la revista digital Asamblea de
palabras. Es coordinador del Club de Lectura de la
Universidad Carlos III de Madrid. Profesionalmente se Edgardo Castillo “Zumm” (Chile/Argentina)
dedica a la interpretación, apareciendo en televisión, Nació en Viña del Mar, hace ya mucho tiempo. Por
teatro y cine. motivos que no vienen al caso, vivió muchos años en
un generoso país de Europa, donde quedó la mitad
de su vida. Hace 17 años que vive en la Argentina, a
la que considera su segunda patria, pero sin olvidar
sus raíces. Trata de escribir siempre con humor, para
José Luis de la Fuente “Kmikc” (España) no tener que pensar. Se declara ateo y considera que
la amistad es lo más valioso de la vida. Ha escrito
Informático de profesión y cuentero de afición. Los una gran cantidad de libros entre los que destacan
cuentos son su salvavidas ante la tormenta diaria de 'Mujeres. Manual de uso y mantenimiento', 'Las
máquinas, cables y bits. Le gusta escribir cuentos aventuras de Mirinda', 'Vida de ladrones y algo más...'
directos, breves, de fácil lectura, de literatura llana y y una serie de libros de cuentos, entre otros;
sin preciosismos. Y lo confiesa totalmente disponibles para descarga gratuita en su tienda en
arrepentido. No sabe hacerlo de otra forma pero Bubok (http://zumm.bubok.com/).
promete mejorar con el tiempo -de mayor quiere ser
cuentero-. Un antiguo profesor una vez le dijo:
“cuando alguien pierde toda capacidad de sorpresa,
de asombro, de fascinación... está muerto y no se ha
dado ni cuenta”, así que le gusta pensar que con sus

Mayo/2009 Volver al mar Página 17


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/
El descensor
Textos para leerse de izquierda a derecha y de arriba abajo

Martha Silva “MarthaX” (México) Sergio Manganelli (Argentina)


Irónica, introspectiva y (pseudo)intelectual trata de Nació en Haedo, Provincia de Buenos Aires,
reinventarse bajo el amparo de la sonrisa chueca Argentina, el 28 de febrero de 1967. Reside
señalando con dos líneas cruzadas el lugar donde actualmente en San Antonio de Padua, al oeste del
habrá de encontrarse. También escribe desde la conurbano bonaerense. Sus poemas y artículos han
apariencia de una persona normal en el blog sido publicados en una importante cantidad de diarios
lafamosax.com. argentinos, de México, Colombia y España. Asimismo
en revistas culturales y literarias de Argentina, Brasil,
España, México, Estados Unidos, Puerto Rico,
Francia, Colombia, Venezuela, Chile, Italia, Cuba,
Nicaragua, etc... Obtuvo entre 1991 y 1999 una
treintena de premios y menciones en su país. Se
Carlampio Fresquet (España) encuentra trabajando en la edición de “Sangre de
Artista Indisciplinar comprometido con el entorno. Toro” -poemas y banderillas-, que se editará
Estudiante de Bellas Artes. Director de DIAL ART inicialmente en Buenos Aires y posteriormente en
2003 (proyecto de extensión universitaria para la España.
difusión de la obra del alumnado de la Facultad de
Bellas Artes de Valencia). Coordinador Artístico de
ALEACIÓN: ANTOLOGÍA ARTÍSTICA. Sor Kampana
1991-2008. Miembro del grupo artístico
interdisciplinar OROMATON (Poesía, música y
pintura en vivo). Su libro „Somos sexo‟ puede ser Arte fotográfico e ilustración
adquirido o descargado desde su tienda virtual en Las imágenes utilizadas para ilustrar las secciones, y
Lulu (http://stores.lulu.com/kafre09). todos sus derechos son propiedad de sus respectivos
autores. Si el uso de imágenes obtenidas de sitios
públicos va en contra de algún derecho de uso, favor
de reportarlo a descensor@gmail.com.

Claudia Palatucci “Jezabel” (México) Portada, Gaviota al vuelo de Juan Carlos Ramos
Oh, sicóloga (o psicóloga) (hocicóloga), de profesión; León (http://sinolodigoexploto.blogspot.com/).
“metiche” con licencia, para dar crédito a la locura de
los ajenos, nieta de mulatos y de ojiazules españoles,
Poesía desde el otro lado del estercolero, En la
nacida en la tierra de los alacranes, Durango, México.
trinchera de Carlampio Fresquet Pérez.
Gusta de la música árabe, flamenco y brasileña; se le
verá danzando por ahí de vez en cuando entre letras
y dibujos; diseñadora gráfica de afición, editora de Desde el otero, Ventana al mar de José Luis de la
fulanas revistas independientes y organizadora de Fuente, basado en el cuadro Muchacha en la
eventos especiales (sobre todo en familia). Su ventana de Salvador Dalí.
especialidad en la cocina: changüiches y sopas
Maruchan.
Memorias de una bruja… y loca, Enamorados
tomada de Mi tribu urbana
(http://mitribuurbana.zonalibre.org).

Mayo/2009 Volver al mar Página 18


http://sites.google.com/site/revistaeldescensor/

You might also like