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LECCIONES DE VIDA

Tomo Uno

1. Sabiendo que Usted es Salvo


2. La Necesidad de que Toda Su Familia sea Salva
3. La Aclaración del Viejo Vivir
4. La Oración
5. Leyendo la Biblia (1)
6. Leyendo la Biblia (2)
7. Conociendo al Dios Verdadero
8. Conociendo a Cristo (1)
9. Conociendo a Cristo (2)
10. Conociendo al Espíritu Santo
11. Conociendo la Cruz de Cristo
12. Conociendo la Iglesia

Witness Lee
Living Stream Ministry
Anaheim, California

1987 Witness Lee

CONTENIDO
Lección Título
Explicación y Comunión
Lección 1 Sabiendo que Usted es Salvo 6
Lección 2 La Necesidad de que Toda Su Familia sea Salva 12
Lección 3 La Aclaración del Viejo Vivir 19
Lección 4 La Oración 25
Lección 5 Leyendo la Biblia (1) 32
Lección 6 Leyendo la Biblia (2) 39
Lección 7 Conociendo al Dios Verdadero 44
Lección 8 Conociendo a Cristo (1) 53
Lección 9 Conociendo a Cristo (2) 60
Lección 10 Conociendo al Espíritu Santo 66
Lección 11 Conociendo la Cruz de Cristo 73
Lección 12 Conociendo la Iglesia 80

Primera Edición, 4.500 copias, abril de 1987.


Segunda Edición, 5.000 copias, julio de 1987.
ISBN 0-87083-284-0
(Juego completo, rústica)
ISBN 0-87083-285-9
(Lecciones 1-12, rústica)
Publicado por
Living Stream Ministry
1853 W. Ball Road, P. O. Box 2121
Anaheim, CA 92804 U.S.A.
Impreso en los Estados Unidos de América
EXPLICACION Y COMUNION
1. Estas lecciones fueron específicamente preparadas para las reuniones de
casa de los nuevos creyentes. Los dos primeros tomos abarcan los diferentes
asuntos entre un creyente y Dios, los que él debe conocer, entender y practicar
inmediatamente después de ser salvo. Luego, los dos últimos tomos abarcan la
salvación plena que Dios ha preparado en Cristo para nosotros los que hemos
creído en El, las riquezas que hemos obtenido en Cristo, la experiencia que
debemos tener en Cristo, las cosas que debemos llevar a cabo en Cristo, y la
meta que debemos alcanzar en Cristo.

2. Es difícil evitar ciertos términos que son relativamente profundos y difíciles


de entender para los nuevos creyentes. No es necesario añadir explicaciones
cuando se leen estas lecciones en las reuniones. Mientras se lee lección tras
lección, se adquirirá un entendimiento completo de los términos. Aunque no
haya un entendimiento completo en ese momento, se obtendrá el
entendimiento gradualmente.

3. El conocimiento es vacío, y la letra mata; sólo Cristo es la realidad, y


solamente el Espíritu da vida. Por lo tanto, debe haber oración, confesión de
pecados, y el ser llenados y saturados con el Espíritu de Cristo en abundancia
antes de leer estas lecciones. Al leer, se debe tener la práctica de depender
menos de la mente y más del espíritu, rechazando la vieja manera de
conocimiento, y enfatizando la nueva manera de vida. En la lectura, frase tras
frase debe ser expulsada por el espíritu con vida, para tocar los espíritus de
otros a fin de que ellos reciban la suministración de vida del Cristo neumático.

4. Los versículos de la Biblia citados en estas lecciones son tanto económicos


como idóneos, y sus explicaciones son concisas y adecuadas, sin tener
necesidad de explicaciones más amplias. Lo único necesario es repetir lo que
se lee, enfatizar lo que se lee, leer de una manera viviente y orar-leer. A veces,
se debe completar la lectura con himnos o testimonios. Nunca se debe
extender el significado del texto o desarrollar un entendimiento basado en la
inferencia.

5. Las Escrituras citadas en estas lecciones son de la Versión Reina-Valera.


A fin de que estas lecciones sean de beneficio para las reuniones en casa,
existe la gran necesidad de mucha oración. Que el Señor bendiga Su recobro,
perfeccione a Sus santos y edifique Su Cuerpo.

El autor
Taipéi
20 de marzo de 1987
LECCION UNO

LECCION UNO
SABIENDO QUE USTED ES SALVO
I. EL SIGNIFICADO DE LA SALVACIÓN
La salvación se refiere al que una persona haya sido salva ante Dios, lo cual
incluye que ha sido perdonada de sus pecados, salvada de la perdición y
regenerada, y que tiene la vida eterna de Dios y ha llegado a ser un hijo de
Dios.

II. LAS PRUEBAS DE LA SALVACIÓN


A. La prueba externa:
La de la Biblia por fuera
1) "El que creyere y fuere bautizado, será salvo" (Mr. 16:16). Esta palabra fue
hablada por el Señor Jesús mismo.
2) "Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo" (Ro.
10:13). Esta es la firme palabra del apóstol Pablo.
Las dos declaraciones anteriores demuestran que una vez que una persona
cree y es bautizada, invocando el nombre del Señor, ésta es inmediatamente
salva. Este hecho debe ser reconocido y confesado inmediatamente sin
depender de los sentimientos humanos.
3) "El que oye mi palabra, y cree al que me envió [al Padre celestial], tiene vida
eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida" (Jn.
5:24). Esto nos dijo el Señor Jesús con plena seguridad.
4) "El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la
vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de
Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna" (1 Jn. 5:12-13). Esta es una
palabra testificada por el apóstol Juan.
Las dos porciones de la Escritura anteriores demuestran que una vez que una
persona cree en el Padre celestial y cree en [hacia adentro] el nombre del Hijo
de Dios (el Señor Jesucristo), ésta tiene vida eterna (es decir, la vida de Dios).
El no vendrá a juicio ni perecerá, mas ha pasado de la muerte a la vida. Una
persona es salva, de esta manera, para tener la vida de Dios, basado en lo que
dice la Biblia, y no en sus propios sentimientos.
5) "Mas a todos los que le recibieron [al Señor Jesucristo], a los que creen en su
nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales son
engendrados ... de Dios" (Jn. 1:12-13). Esta también es una palabra testificada
por el apóstol Juan, la cual indica que el Señor Jesús da a los que le reciben por
fe, es decir, a los que creen en Su nombre, la autoridad de ser hechos hijos de
Dios. Esta autoridad es la vida de Dios, la cual capacita a los que creen en el
Señor Jesús para ser nacidos de Dios, o sea, ser regenerados para ser hechos
hijos de Dios. Esto también es comprobado por las palabras de la Biblia, y no es
determinado por los sentimientos humanos.
Las palabras de la Biblia nunca pueden ser cambiadas o anuladas, y son
confiables. Los sentimientos humanos fluctúan conforme al estado de ánimo y
al ambiente, y no son de confiar. Ya que la Biblia claramente dice que una
persona es salva al creer en el Señor Jesús, entonces, este hecho es
establecido sin considerar el sentir humano. Nosotros debemos pararnos sobre
las confiables palabras de la Biblia y no hacer caso de nuestros sentimientos
fluctuantes, creyendo profundamente y sabiendo con seguridad que hemos
sido salvos.
B. La prueba interna:
La del Espíritu Santo en nuestro espíritu
1) "El Espíritu mismo [el Espíritu Santo de Dios] da testimonio a nuestro
espíritu, de que somos hijos de Dios" (Ro. 8:16).

Cuando nosotros creemos en el Señor Jesús recibiéndole como nuestro


Salvador, Dios nos da Su Espíritu Santo, poniendo el Espíritu en nuestro espíritu
(Ez. 36:27). Este Espíritu Santo está en nosotros para permanecer con nosotros
eternamente (Jn. 14:17). El testifica en nuestro espíritu que somos hijos de
Dios que son nacidos de Dios. Cada uno de nosotros que creemos en el Señor
nos gusta dirigirnos a Dios como "Abba, Padre" (Ro. 8:15). Es muy natural para
nosotros dirigirnos a Dios como "Abba, Padre", y cada vez que nos dirigimos a
Dios de esta manera, tenemos un sentir dulce y confortable en nuestro interior.
Esto es porque somos hijos nacidos de Dios con la vida de Dios, y también
porque el Espíritu del Hijo de Dios ha entrado en nosotros. Esta es la prueba
interna de nuestra salvación.
C. La prueba de amor:
La prueba por la experiencia de vida
1) "Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel
que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él" (1
Jn. 5:1).
Una vez que creemos que Jesús es el Cristo, somos nacidos de Dios. Dios es
amor (1 Jn. 4:16), y la vida de Dios es también la vida de amor. Por lo tanto,
todo aquel que es engendrado de Dios ama a Dios, y ama al que ha sido
engendrado por Dios, al que es un hermano en el Señor.
2) "Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a
los hermanos" (1 Jn. 3:14).
Esta palabra dice que el hecho de que nosotros los creyentes tenemos amor
por los hermanos en el Señor es una prueba de que tenemos la vida eterna de
Dios. Amar a los hermanos en el Señor es una experiencia en la vida eterna de
Dios, después de haber creído en el Señor para ser salvos. Hay un gozo y un
sentimiento de cariño inexplicables cuando una persona salva ve a un hermano
en el Señor. Esta clase de amor para con un hermano en el Señor es también
una prueba por la cual sabemos que hemos sido salvos. Esta puede ser
llamada la prueba de amor y la prueba de nuestra experiencia en la vida de
Dios.
Por lo tanto, ya sea por la clara palabra de la Biblia, por el testificar del Espíritu
Santo en nuestro- espíritu, o por nuestra experiencia de amor en vida,
podemos saber con seguridad que somos salvos. Además, la salvación que
hemos recibido es una salvación eterna (He. 5:9). Una vez que hemos recibido
esta salvación, de ningún modo pereceremos jamás, y nadie nos podrá
arrebatar de la mano del Señor, ni de la mano del Padre celestial (Jn. 10:28-
29).

III. EL GOZO DE LA SALVACIÓN


1) "El gozo de ... salvación" (Sal. 51:12), "cánticos de liberación" (Sal. 32:7).
La salvación es un asunto de regocijo, y la salvación de Dios nos trae el gozo.
Por lo tanto, cuando somos salvos, y especialmente cuando sabemos que
hemos sido salvos, el gozo nos inunde y nosotros rebosemos de cánticos de
salvación, expresando en ellos el gozo de la salvación. Esta clase de cánticos
de regocijo despertará espontáneamente nuestra gratitud y adoración para con
el mismo Dios que nos ama y el mismo Señor que nos salvó.
2) "He aquí Dios es salvación mía ... y mi canción ... sacaréis con gozo aguas de
las fuentes de la salvación" (Is. 12:2-3).
Cuando somos salvos y hemos obtenido la salvación de Dios, no sólo
cantaremos de alegría, sino que también sacare-mos aguas de las fuentes de
Su salvación, recibiendo de ellas un suministro continuo y sin fin. Esto vendrá a
ser el mismo aliento y fortaleza para nosotros los cristianos a fin de que
seamos liberados de nuestros pecados y lujurias, y venzamos al diablo y al
mundo.
LECCION DOS
LA NECESIDAD DE QUE TODA SU FAMILIA SEA SALVA
I. LA UNIDAD DE LA SALVACIÓN DE DIOS
1) "Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa" (Lc. 19:9).
El Señor Jesús habló esta palabra a un gran pecador, Zaqueo, el recaudador de
impuestos, confirmando así que una familia es la unidad de la salvación de
Dios traída por el Señor. El no dijo que la salvación había venido a esa persona
en aquel día, sino que la salvación había venido a esa casa. Indudablemente, el
Señor quería que toda la familia de Zaqueo creyera en El y fuera salva. ¡La
palabra del Señor a Zaqueo fue a la vez una sugerencia y también un aviso
para
él!

2) "Y sacándolos [a los apóstoles Pablo y Silas], les dijo: Señores, ¿qué debo
hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú
y tu casa" (Hch. 16:30-31).
Este es el diálogo entre el carcelero filipense y los dos apóstoles. El carcelero
les preguntó qué debería hacer él mismo para ser salvo; sin embargo, los
apóstoles le contestaron que no sólo él mismo, sino también él y su familia
serían salvos. Esto demuestra que en el corazón de los apóstoles enviados por
el Señor a predicar Su evangelio, la salvación del Señor era para el individuo,
mientras que la unidad de la salvación era la familia. Una vez más, la palabra
de los apóstoles al carcelero fue tanto una sugerencia como un aviso de que él
no debería prestar atención solamente a su salvación personal, ¡sino también a
la de toda su familia!

II. CASOS DE SALVACIÓN


DE FAMILIAS
A. En el Antiguo Testamento
1. Toda la casa de Noé
1) "Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca" (Gn. 7:1). "En
este mismo día entraron Noé, y Sem, Cam y Jafet hijos de Noé, la mujer de
Noé, y las tres mujeres de sus hijos, con él en el arca" (Gn. 7:13).
Aquí Jehová Dios le ordenó a Noé que entrara en el arca con toda su familia
para escapar de la destrucción causada por el diluvio. Esto comprueba que el
deseo de Dios es considerar la familia la unidad a la cual El aplica la salvación.
También se nos dice que Noé hizo entrar en el arca a toda su familia, su
esposa, sus hijos y sus nueras, conforme al deseo de Dios, y que, como
resultado, él y toda su familia fueron salvados por Dios. Tal es el modelo que
todos deberíamos seguir hoy.

2. Las casas de Israel


1) "Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes
tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por
familia. Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el
cordero, entonces él y su vecino [también una familia entera] inmediato a su
casa tomarán uno" (Ex. 12:3-4).
Cuando Dios estaba por herir a los primogénitos de los egipcios, El instituyó la
Pascua para los israelitas para salvarlos del juicio de la destrucción de los
primogénitos. Lo que Dios les instruyó no fue que tomaran un cordero por cada
persona, sino un cordero por cada casa. Esto también comprueba fuertemente
que la unidad de la salvación de Dios es la familia. Más aún, Dios ordenó que si
una familia fuera demasiado pequeña para comer un cordero completo, ellos
debieran compartirlo con su vecino en la casa de al lado. Obviamente, el
vecino fue también contado por una familia y no por un individuo. Esto además
demuestra que no solamente debemos conducir a nuestras propias familias a
recibir la salvación de Dios, sino que también debemos conducir a las familias
vecinas a tener parte en la rica e ilimitada salvación de Dios, la cual nuestra
familia no puede agotar.

3. Toda la casa de Rahab la ramera


1) "Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho
misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo
cual me daréis una señal segura; y que salvaréis la vida a mi padre y a mi
madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis
nuestras vidas de la muerte" (Jos. 2:12-13). "Y consumieron con fuego la
ciudad, y todo lo que en ella había... mas Josué salvó la vida a Rahab la
ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía" (Jos. 6:24-25).
Esta es la historia de cómo Rahab la ramera y su familia fueron salvas cuando
Josué dirigió a los israelitas a destruir Jericó. Ella estuvo dispuesta a recibir a
los espías israelitas y les rogó que salvaran a ella y a toda su familia de la
destrucción. Josué entonces cumplió su deseo. Esto también confirma que la
familia es la unidad de la salvación de Dios.
B. En el Nuevo Testamento
1. La casa de Zaqueo, el recaudador de impuestos
1) "Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio y le dijo:
Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu
casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. Jesús le dijo: Hoy ha
venido la salvación a esta casa" (Le. 19:5-6, 9).
Esta es la historia de la salvación de Zaqueo el recaudador de impuestos. En
esta historia, lo que el Señor hizo fue hospedarse en la casa de Zaqueo, y lo
que el Señor dijo fue que en aquel día la salvación había venido a esa casa.
Esto lo hace evidente que la familia es la unidad de la salvación traída por el
Señor.
2. La casa de Cornelio -
1) "Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre
Pedro; él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa"
(Hch. 11:13-14). "Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus
parientes y amigos más íntimos" (Hch. 10:24). "Mientras aún hablaba Pedro
estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso"
(Hch. 10:44). "Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús" (Hch. 10:48).
Esta es la historia de la salvación de la familia de Cornelio, quien era un
centurión de la milicia romana, y la de sus amigos íntimos. Esta historia
también demuestra que toda la familia de una persona es la unidad de la
salvación aplicada por el Espíritu sobre los hombres. Cornelio no sólo condujo a
toda su familia, sino también a sus amigos íntimos a recibir al Señor. Esto
coincide con lo que fue mencionado antes, es decir, que toda una familia
israelita
debía compartir el cordero de la Pascua con su vecino.
3. La casa de Lidia
1) "Lidia ... que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de
ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y cuando fue bautizada, y
su familia..." (Hch. 16:14-15).
La historia de cómo esta creyente y su casa creyeron en el Señor y fueron
bautizadas es también un ejemplo de la familia como la unidad de la salvación
del Señor.
4. La casa del carcelero filipense
1) "Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.
Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en
seguida se bautizó él con todos los suyos" (Hch.
16:32-33).

El caso dé la salvación dé este carcelero es una prueba especialmente fuerte


dé qué la familia es la unidad dé la salvación del Señor.
Aparté dé éstos casos, está la casa del oficial real en Caná (Jn. 4:46, 53), la
familia dé Crispo, él principal dé la sinagoga en Corinto (Hch. 18:8), y la familia
dé Estéfanas, otro creyente corintio (1 Co. 1:16). La historia dé la salvación dé
ellos y la dé sus familias enteras comprueba qué la familia es la unidad dé la
salvación del Señor. Esté es un asunto deleitoso en él corazón del Dios qué
ama a los pecadores, y es también la meta del Señor en la realización dé la
redención. Debemos imitar a los santos antiguos en cuidar del deseo del
corazón dé Dios dé qué condujéramos a toda nuestra familia a la salvación
para qué la meta dé la redención del Señor sea lograda.

III. EL RESULTADO DE LA SALVACIÓN


1) "Pero yo y mi casa serviremos a Jehová" (Jos. 24:15).
Esta es la última declaración dé Josué a los hijos dé Israel antes dé su muerte,
la cual no sólo indica qué él y toda su casa son él objeto dé la salvación dé
Dios, sino qué también revela él resultado dé la salvación dé Dios con la familia
utilizada como la unidad, es decir, qué él y su casa servirían a Jehová. Qué esto
también venga a ser él deseo dé cada uno dé nosotros ante Dios y nuestra
declaración a todo él universo.

2 Señor, acuérdate dé mi familia,


Sus pecados ya llevaste a la cruz, Cumple este día Tu promesa dada; "En Cristo
cree; tu casa salva será."
3 ¡Gana Señor, Té ruego, a mi familia! En mi corazón arde este voto a Ti: "¡Mi
casa y yo, al Señor serviremos!" ¡Load a Dios! Sólo El es viviente y real.
LECCION TRES
LA ACLARACIÓN DEL VIEJO VIVIR
Una vez que fuimos salvos-, tuvimos un cambio en nuestro ser y fuimos hechos
un hombre nuevo. Basado en esto debemos tener un nuevo comienzo, un
nuevo principio, y llevar un nuevo vivir. Por consiguiente, debe haber
aclaración de nuestro viejo vivir.
I. DESECHANDO LOS IDOLOS
1) "Os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero" (1
Ts. 1:9).
Este versículo se refiere a los creyentes en Tesalónica. Una vez que creyeron
en el Señor, se convirtieron de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y
verdadero. Dios es un Dios celoso, El no tolerará que adore y se arrodille ante
ningún ídolo el que le sirva a El (Ex. 20:5). Esto es porque hay demonios
escondidos detrás de los ídolos. Por lo tanto, después de creer en el Señor y
convertirnos a Dios, debemos abandonar y desechar inmediatamente todo
ídolo esculpido o moldeado, de oro, plata, bronce, hierro, madera o piedra y de
cualquier forma y tamaño. En el Antiguo Testamento, Dios mandó que Su
pueblo quebrara y quemara todo ídolo (Dt. 7:5). Nosotros los que
pertenecemos a Dios debemos hacer lo mismo, nunca preservando ningún
ídolo para dárselo a otros. Esto ofende a Dios y corrompe a los demás. Según
lo que se dice en Deuteronomio 7:5, no solamente los ídolos mismos, sino
también todos los objetos relacionados con los ídolos tienen que ser quebrados
y quemados.

II. DESCARTANDO LOS OBJETOS MALIGNOS E IMPUROS


1) "Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros
y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que
era cincuenta mil piezas de plata. Así crecía y prevalecía poderosamente la
palabra del Señor" (Hch. 19:19-20).
Estos versículos describen a los nuevos creyentes efesios, quienes
originalmente fueron adoradores de una gran diosa en Efeso (Hch. 19:27).
Después de que ellos creyeron y se convirtieron a Dios, trajeron los libros
malignos que poseían y los quemaron delante de todos. Este caso nos hace
claro que después de creer en el Señor, debemos descartar todos los objetos
malignos e impuros que tienen que ver con la idolatría y los asuntos impíos,
tales como libros de adivinación y horóscopos, objetos con la imagen o el sello
de un dragón, y todo tipo de juegos de apuesta. La razón por la cual debemos
descartar los objetos con la imagen o el sello del dragón es porque éste es un
símbolo del diablo, Satanás (Ap. 12:9). Ya que somos personas que pertenecen
a Dios, que adoran y sirven a Dios, nuestro vestir, los objetos de decoración en
nuestros hogares, incluyendo toda cosa que guardemos, no deben tener
ningún vestigio de estas cosas malignas e impuras. Al contrario, nuestra
vestidura, nuestros atavíos, y nuestros muebles y decoraciones deben mostrar
a otros que nosotros creemos en el Señor y amamos a Dios.

III. HACIENDO RESTITUCION


1) "Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de
mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo
devuelvo cuadruplicado" (Le. 19:8).
Estas son las palabras que Zaqueo, el recaudador de impuestos, habló al Señor
después de haberle recibido. Ellas demuestran el sobreabundante poder de la
salvación del Señor. El era un recaudador de impuestos que extorsionaba a
otros, y un amador de las riquezas. Una vez que recibió al Señor, un gran
cambio ocurrió en él; se ofreció a dar la mitad de sus bienes a los pobres, y a
devolver cuadruplicado el dinero injusto que él había arrancado de otros por
extorsión. Esta acción no fue una condición para la salvación, ni tampoco una
exigencia o mandamiento del

Señor en ese preciso momento, sino que fue el resultado extraordinario de la


salvación dinámica del Señor la cual había venido a Zaqueo. Basados en este
caso de salvación, nosotros también, tan pronto como nos sea posible después
de haber creído en el Señor, debemos devolver toda ganancia injusta a los que
hemos ofendido. Solamente así tendremos un testimonio ante los hombres y
paz en nuestra conciencia. Si hemos obtenido ganancias injustas en secreto, no
sabiéndolo otros, ni aun la persona defraudada, entonces debemos emplear
sabiduría para hacer restitución, y devolver en secreto lo obtenido, para evitar
causar problemas e implicar a otros. Sólo debemos dar a conocer nuestra
restitución a los que tienen conocimiento de nuestras malas acciones.

De acuerdo con este principio de hacer restitución, después de ser salvos,


asimismo debemos emplear sabiduría para resolver toda relación inmoral con
otros. Sólo entonces seremos dignos de ser reconocidos como cristianos
sinceros.
LECCION CUATRO LA ORACIÓN
Lo más importante para un bebé al momento de nacer es respirar. En nuestra
vida espiritual la oración es el respirar, y es tan crucial para un creyente nuevo
como el respirar es para un bebé recién nacido. Por lo tanto, después que
creamos en el Señor e invoque-mos Su nombre para ser salvos, debemos
continuar orando e invocando al Señor. Es entonces que podemos recibir el
aire espiritual, el cual es el Espíritu de vida del Señor, a fin de que crezcamos y
seamos fuertes en la vida espiritual.
I. EL SIGNIFICADO DE LA ORACIÓN
El verdadero significado de la oración es hacer contacto con Dios en nuestro
espíritu y absorber a Dios mismo. La oración es el contacto del espíritu humano
con el Espíritu de Dios, durante el cual el hombre inhala a Dios. Por lo tanto, el
énfasis de la oración no es en pedirle cosas a Dios, sino en hacer contacto con
Dios y absorberle.

II. EL ÓRGANO DE LA ORACIÓN


Una persona necesita el órgano apropiado para cualquier cosa que haga.
Necesitamos los ojos para ver, los oídos para oír, y nuestro espíritu para orar.
1) "Dios es Espíritu; y los que le adoran [incluyendo el orar a El], en espíritu...
es necesario que adoren" (Jn. 4:24).
2) "Orando en todo tiempo ... en espíritu [es decir, orando con el espíritu]" (lit.,
Ef. 6:18).
Los dos versículos citados anteriormente nos dicen que Dios es Espíritu, y para
adorarle y orar a El, es necesario estar en nuestro espíritu, es decir,
necesitamos usar nuestro espíritu. Nuestro espíritu es la parte más profunda
de nuestro ser. El orar en nuestro espíritu, o el orar con nuestro espíritu, es
usar nuestra parte más profunda para hacer contacto con Dios. Por lo tanto, no
debemos orar meramente conforme a los pensamientos en nuestra mente,
sino conforme al sentir profundo en nuestro espíritu. El órgano de la oración no
es la mente sino el espíritu.

III. EL MEDIO DE LA ORACIÓN


1) "Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por
la sangre de Jesucristo" (He. 10:19).
Entrar en el Lugar Santísimo es venir ante Dios a fin de hacer contacto con
Dios y orar a Dios. Esto es por medio de la sangre redentora que el Señor Jesús
derramó en la cruz, la cual quita todos los pecados que impiden nuestra
comunión con Dios.
2) "Para que todo lo que pidiereis al Padre en Mi nombre, él os lo dé" (Jn.
15:16).
Aquí se nos dice que debemos orar al Padre en el nombre del Señor Jesús.
Estar en el nombre del Señor Jesús es estar en el Señor mismo. Cuando
oramos, precisamos orar no sólo por medio de la sangre del Señor, sino
también por medio del nombre del Señor, es decir, por medio del Señor mismo.
No podemos venir ante Dios para orar dependiendo de nuestra conducta.
Aunque nuestra conducta sea buena, es como trapos de inmundicia a los ojos
de Dios (Is. 64:6). Tampoco podemos depender de lo que somos en nosotros
mismos, porque también somos inmundos e inaceptables a Dios. Por lo tanto,
cuando venimos ante Dios para orar a El, debemos confiar en la sangre del
Señor para que limpie la inmundicia de nuestra conducta, y debemos depender
del Señor mismo para que nuestro ser inmundo sea reemplazado, de modo que
sea como si el Señor mismo viniera a orar ante Dios. Solamente tales oraciones
son aceptables a Dios.

IV. CONFORME A QUE ORAR


La oración no es conforme a lo que la mente piensa, sino conforme a lo que
uno siente en su espíritu. Uno ora con la boca lo que siente en el espíritu.
Cuando usted viene ante Dios a orar, no hable nada a Dios según lo que ha
decidido de antemano, sino exprese a Dios lo que sienta en su espíritu en ese
momento. Confiese sus pecados si siente en su espíritu confesar, y alabe al
Señor si siente en su espíritu alabar. Haga lo que el sentir en su espíritu le
conduzca a hacer.

V. ORANDO SIN ESTORBOS


Orar sin estorbos exige una buena conciencia, es decir, una conciencia que no
le condene. Una vez que haya ofensa o condenación en la conciencia de usted,
sus oraciones serán estorbadas inmediatamente y aun detenidas.
1) "Acerquémonos [al Lugar Santísimo] ... purificados los corazones de mala
conciencia... " (He. 10:22).
Dado que somos pecaminosos, necesitamos ser rociados por la sangre del
Señor Jesucristo de una mala conciencia para entrar en el Lugar Santísimo a fin
de acercarnos a Dios y orar a El. Por lo tanto, cada vez que oramos, debemos
pedirle al Señor que nos rocíe y nos limpie con Su sangre, de modo que
nuestra conciencia esté sin ofensa. Entonces, podremos venir a Dios con
denuedo para orar desde nuestro espíritu.

VI. EL TRATAR EN LA ORACIÓN


El tratar en la oración es la confesión de pecados. Cuando usted viene ante
Dios, acercándose a El con un corazón sincero y un espíritu abierto, Dios, quien
es luz, iluminará su interior para exponer lo que usted es en realidad y su
condición verdadera. En ese momento usted tiene que confesar sus pecados.
Después que confiese el primer pecado, puede que sienta otro, y después que
lo confiese, es posible que sienta aún otro. Debe confesar cabalmente todos
sus pecados conforme a tales sentimientos en su espíritu. Si no hace caso del
sentido de condenación aún incesantemente (1 Ts. 5:17). Entonces,
ciertamente interno, es cierto que su oración no tocará a Dios. Le será
disfrutaremos a Dios mismo y todas Sus riquezas, y difícil orar, porque el
obstáculo de pecado existe todavía seremos bendecidos abundantemente por
El. ¡"Es rico para entre usted y Dios. Por lo tanto, debe confesar y tratar con
con todos los que le invocan"! (Ro. 10:12). cada pecado. Después que
confiese todos sus pecados uno por uno, usted debiera orar conforme al sentir
en su espíritu. Entonces ciertamente tocará a Dios y le absorberá.

VII. LOS BENEFICIOS DE LA ORACIÓN


1) "Velad y orad, para que no entréis en tentación" (Mt. 26:41).
La oración nos capacita para absorber a Dios. Aparte de esto, el beneficio
principal de la oración vigilante es que nos guarda de entrar en tentación para
que no seamos tentados y seducidos por el diablo a ser desviados del Señor.
2) "Acerquémonos, pues ... al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y
hallar gracia para el oportuno socorro" (He. 4:16).
El beneficio más grande de orar ante Dios y de hacer contacto con Dios es que
recibimos misericordia y encontramos gracia para el oportuno socorro que
satisface todas nuestras necesidades.
3) "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante
de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús" (Fil. 4:6-7).
Otro beneficio íntimo que recibimos al venir ante Dios a orar y hacer petición
es que tendremos la paz de Dios, la cual sobrepasa todo entendimiento,
guardando nuestros corazones y pensamientos de toda ansiedad. ¡Que
bendición tan íntima es ser libres de ansiedades en la vida humana!
Además, según la Biblia, no es posible describir con palabras los beneficios que
recibimos de la oración. Que nosotros los que pertenecemos al Señor no
descuidemos jamás la oración, sino oremos en todo momento (Le. 21:36),
LECCION CINCO
LEYENDO LA BIBLIA (1)
Un creyente necesita orar y también necesita leer la Biblia. La oración se
asemeja al respirar, y la lectura de la Biblia, al comer. Diariamente todo
creyente debe practicar las dos.

I. EL ORIGEN DE LA BIBLIA
1) "Toda la Escritura es inspirada por Dios" (2 Ti. 3:16).
El origen de la Biblia es Dios; fue Dios quien sopló Sus palabras de revelación a
través de Su Espíritu primero dentro de los autores de las Escrituras y luego
desde el interior de ellos. Lo que fue exhalado no solamente fueron palabras
sino también espíritu.
2) "Llevados del Espíritu Santo, hablaron los hombres de Dios" (lit., 2 P. 1:21).
Debido a que la Biblia es el soplar de Dios de Sus palabras desde el interior de
los hombres por medio de Su Espíritu, ella es el hablar de los hombres de la
palabra de Dios la cual proviene de Dios, estando ellos llevados por el Espíritu
Santo. Por consiguiente, la Biblia sale de Dios, siendo escrita por ciertos santos
del Antiguo Testamento tales como los profetas, líderes y reyes de entre los
israelitas, tanto como por varios santos del Nuevo Testamento, tales como los
apóstoles, Marcos y Lucas, etcétera.

II. EL CONTENIDO DE LA BIBLIA


El contenido de la Biblia es extenso y inclusivo; los dos aspectos principales de
este contenido son la verdad y la vida. La verdad nos trae la revelación y el
conocimiento de todas las realidades en el universo, tales como la realidad de
Dios, la realidad del hombre, la realidad del universo, la realidad de las cosas
de la época actual, la época venidera y la eterna, y en particular, la realidad
del Cristo designado por Dios y la iglesia escogida por El. La vida es Dios que
viene para ser nuestra vida a fin de- que seamos regenerados, que crezcamos,
y seamos transformados y conformados a la imagen de Cristo, quien expresa a
Dios, a fin de que lleguemos a ser la 'expresión de Dios.
1) "Tu palabra [la del Dios Padre] es verdad [realidad]" (Jn. 17:17).
Esta palabra del Señor Jesús indica que la palabra de Dios en la Biblia es
verdad; ella nos revela la realidad de Dios mismo y de Su economía para que
nosotros la obtengamos.
2) "Anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida" (Hch. 5:20).
Esto es lo que el ángel habló a Pedro, mandándole a predicar las palabras de la
vida de Dios. Las palabras de vida son las palabras de la Biblia que predicaron
los apóstoles. Ya que estas palabras contienen vida, pueden suministrar vida, y
esta vida es simplemente Dios mismo. Esto comprueba que el contenido
principal de la Biblia no es solamente verdad sino también vida.

III. LA FUNCIÓN DE LA BIBLIA


1) "Ellas [las Escrituras] son las que dan testimonio de mí [Cristo]" (Jn. 5:39).
La primera función de la Biblia es la de testificar de Cristo. Cristo es el tema y
contenido de la Biblia, y la Biblia es la explicación y expresión de Cristo. Cristo
es la Palabra viviente de Dios, y la Biblia es Su palabra escrita. Sin Cristo, la
Palabra viva, como la realidad, las palabras escritas de la Biblia son sólo
doctrinas vacías y letras vanas. No obstante, sin que la palabra escrita de la
Biblia sea Su expresión, Cristo, la Palabra viva, sería abstracto e intangible. Por
lo tanto, tenemos que leer la Biblia si deseamos conocer a Cristo.
2) "Las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación
por la fe que es en Cristo Jesús" (2 Ti. 3:15).
Por un lado, la Biblia testifica de Cristo; por otro, nos hace sabios para la
salvación por la fe en Cristo Jesús, revelándonos el método de la salvación de
Dios en Cristo y el camino de la salvación del hombre por la fe, para que
sepamos cómo ser salvos.3) "Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino
de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre" (1
P. 1:23).
La palabra viva de Dios en la Biblia es la simiente de vida la cual nos capacita
para tener la vida de Dios y ser regenerados.
4) "Desead, como niños recién nacidos, la leche sin engaño de la palabra, para
que por ella crezcáis para salvación" (lit., 1 P. 2:2).
La leche de la palabra aquí se refiere a la palabra de Dios la cual viene a ser la
leche nutritiva. Para los bebés espirituales recién regenerados, la palabra de
Dios en la Biblia es la leche nutritiva que les hace crecer.
5) "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca
de Dios" (Mt. 4:4).
Conforme al contexto de este versículo, las palabras que salen de la boca de
Dios se refiere a las palabras de Dios en la Biblia. Las palabras de Dios en la
Biblia no solamente son nuestra leche espiritual, sino también nuestro alimento
espiritual que nos nutre para que crezcamos y lleguemos a la madurez.
6) "Al abrirse, tus palabras [las de Dios] iluminan" (lit., Sal. 119:130).
Una vez que entramos en la palabra de Dios, ésta se abre (se despliega) a
nosotros y nos da luz, iluminándonos y dándonos sabiduría y revelación.
7) "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino" (Sal. 119:105).
La palabra de Dios en la Biblia no solamente ilumina nuestros corazones y
espíritus internamente para darnos sabiduría y revelación, sino que también da
luz a nuestros pasos y caminos externamente para que no nos perdamos.
8) "Toda la Escritura es... útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios- sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra" (2 Ti. 3:1617).
Las palabras de la Biblia tienen las diversas funciones de enseñar, reprender,
corregir e instruir a la gente en justicia, para que el hombre de Dios sea cabal,
plenamente preparado para toda buena obra.
Aparte de las varias funciones mencionadas arriba, hay muchas otras funciones
de la Biblia, las cuales no son enumeradas aquí.

IV. LA PRECIOSIDAD Y DULZURA DE LA BIBLIA


1) "Mejor me es la ley de tu boca que millares de oro y plata" (Sal. 119:72).
"Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado" (Sal. 19:10).
Estos versículos revelan la preciosidad de la palabra de Dios en la Biblia, la cual
despierta nuestro deseo continuamente para ella.
2) "¿Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca"
(Sal. 119:103).
Esto revela la dulzura y belleza de la palabra de Dios.

V. LAS SECCIONES DE LA BIBLIA


La Biblia entera se divide en dos partes. La primera parte es llamada el Antiguo
Testamento y la segunda parte es llamada el Nuevo Testamento.
A. El Antiguo Testamento
Esto se refiere a la primera parte de la Biblia, la cual se compone de treinta y
nueve libros que se dividen en:
1. Los libros de la Ley
Estos comprenden un total de cinco libros, de Génesis a Deuteronomio, y son
llamados los libros de la ley porque en ellos se hallan los mandamientos, los
estatutos y los juicios que forman la Ley.
2. Los libros de historia
Estos comprenden un total de doce libros, de Josué a Ester, y relatan la historia
de los israelitas desde su entrada a Canaán hasta su regreso del cautiverio. Por
lo tanto, éstos son llamados los libros de historia.
3. Los libros de poesía
Estos comprenden un total de cinco libros, de Job al Cantar de los Cantares, los
cuales expresan en poesía las diferentes experiencias espirituales del pueblo
de Dios.
4. Los libros de los profetas
Estos comprenden un total de diecisiete libros, de Isaías a Malaquías, escritos
por los profetas cuyo contenido es principalmente las profecías concernientes a
los israelitas, a los gentiles y a Cristo.
B. El Nuevo Testamento
Esto se refiere a la segunda parte de la Biblia, la cual se compone de
veintisiete libros que se dividen en:
1. Los libros de historia
Estos comprenden un total de cinco libros, del Evangelio de Mateo a los Hechos
de los Apóstoles. Los cuatro primeros son una historia del Señor Jesús y el
último es la narración del mover de los discípulos en la tierra después de que el
Señor ascendió a los cielos.
2. Las epístolas
Estas comprenden un total de veintiún libros, desde el libro de Romanos hasta
el libro de Judas, las cuales son cartas escritas por los apóstoles a las iglesias, o
a santos individuales. Ellas específicamente mencionan la iglesia y la condición
apropiada en la vida y vivir espiritual de la iglesia y de los santos.
3. El libro de profecía
El único libro de profecía en el Nuevo Testamento es el de Apocalipsis, el cual
es el libro que concluye el Nuevo Testamento y es el último libro de toda la
Biblia. Contiene profecías relacionadas con la iglesia, Israel, el mundo, la
segunda venida de Cristo, el destino de Satanás, el juicio final y la época
venidera y la eternidad.

VI. COMO LEER LA BIBLIA


Debido a que la Biblia es la palabra de Dios, su naturaleza es divina y
espiritual. Tenemos que leerla con todas las partes de nuestro ser.
A. Primero, leyéndola con entendimiento
1) "Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las
Escrituras" (Lc. 24:45).
Al leer la Biblia, debemos primero usar el entendimiento de nuestra mente
para comprender su texto, el cual está escrito en lenguaje humano, y conocer
su significado.
B. Luego, leyéndola con sabiduría
1) "La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros ... en toda sabiduría"
(Col. 3:16).
2) "Dios ... el Padre de gloria, os- dé_ espíritu de sabiduría y de revelación en el
conocimiento de él" (Ef. 1:17).
Estos dos versículos indican que necesitamos entender con sabiduría la palabra
concerniente a las cosas divinas reveladas por Dios en la Biblia. Efesios 1:17
también nos muestra que tal sabiduría está unida a nuestro espíritu. Esta
sabiduría no es la que tenemos por naturaleza, sino la que obtenemos por
medio de la oración. Tal sabiduría en nuestro espíritu es más profunda y más
alta que el entendimiento en nuestra mente. Entendemos la letra de la Biblia
con el entendimiento en nuestra mente, y comprendemos la verdad de la Biblia
por medio de la sabiduría en nuestro espíritu.
C. Finalmente, recibiéndola con el espíritu
1) "Y tomad ... la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y
súplica en espíritu" (lit., Ef. 6:17-18).
Aquí se nos dice que recibamos la palabra de Dios orando en el espíritu. Esto
nos revela que también necesitamos ejercitar nuestro espíritu cuando leemos y
recibimos la palabra de Dios. Esto se hace, indudablemente, por medio de la
oración. Por lo tanto, al leer la Biblia, después de haber entendido el significado
del texto con nuestro entendimiento y haber comprendido la verdad del texto
con nuestra sabiduría, debemos usar nuestro espíritu mediante la oración para
recibir las verdades de la Escritura en la parte más profunda de nuestro ser,
esto es, en nuestro espíritu. En otras palabras, después de haber entendido el
texto y haber recibido la verdad que contiene, todavía debemos ejercitar
nuestro espíritu para convertir en oración lo que hemos entendido y
comprendido a fin de que la verdad sea asimilada en nuestro espíritu y así
llegue a ser nuestro suministro de vida y la base de nuestra experiencia
espiritual.
D. Orar-leyendo
Otra forma simple, espiritual y más benéfica de leer la Biblia es orar-leerla.
Nosotros tomamos el texto bíblico como oración y oramos-leemos con él. No
sólo leemos y oramos simultáneamente, u oramos y leemos, leemos y oramos;
sino que también convertimos directamente el texto que leemos en las propias
palabras de oración con las cuales oramos. A veces podemos aplicar el texto a
nosotros mismos mediante la oración. Mientras más repetimos esta clase de
orar-leer, más elevado y liberado llega a ser nuestro espíritu, y más grande,
más profundo y más rico es el beneficio que recibimos.

VII. EL TIEMPO PARA LEER LA BIBLIA


Podemos leer la Biblia en cualquier momento y debemos hacerlo siempre que
sea necesario. Sin embargo, hablando en términos generales, es mejor leer en
la mañana antes de tener contacto con cualquier persona o cosa. Es
especialmente bueno unir la lectura con la oración. Tales ocasiones no deben
durar mucho tiempo. La forma más adecuada es orar por diez minutos y leer
por diez minutos. Algunas veces la lectura y la oración pueden ser mezcladas.
LECCION SIETE
CONOCIENDO AL DIOS VERDADERO
Dios es el tema principal revelado en la Biblia porque El es el principio de todas
las cosas. Todo lo que se encuentra en el universo se originó de El y empezó
con El. Dios es también el contenido principal de la Biblia desde el primer libro
hasta el último. El nos creó y nos regeneró y tiene que ver con toda nuestra
vida y todo nuestro ser. Así que debemos conocerle a El primero.

I. TODOS LOS IDOLOS SIENDO DIOSES FALSOS


1) "Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen
boca, mas no hablan; tienen ojos, mas no ven; orejas tienen, mas no oyen;
tienen narices, mas no huelen; manos tienen, mas no palpan; tienen pies, mas
no andan; no hablan con su garganta. Tampoco hay aliento en sus bocas" (Sal.
115:4-7; 135:15-17).
Según estos versículos, todos los ídolos son falsos y no son el Dios verdadero.
2) "Sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios.
Pues aunque haya algunos que se llamen dioses ... (como hay muchos dioses y
muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios" (1 Co. 8:4-6).
Estos versículos demuestran claramente que como Dios es el Dios verdadero,
el único y sólo Dios, todos los ídolos no son nada y los llamados dioses no son
Dios.
3) "No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios,
fuerte, celoso, que visito la maldad... de los que me aborrecen" (Ex. 20:5).
Este versículo nos dice también que el único y sólo Dios verdadero es un Dios
celoso que aborrece todos los ídolos y castigará la maldad de idolatría.

II. EL ÚNICO Y VERDADERO DIOS


1) "Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí" (Is. 45:5).
2) "Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea
honor y gloria por los siglos de los siglos'! (1 Ti. 1:17).
3) "Como os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y
verdadero" (1 Ts. 1:9).
Estos tres versículos clara y enfáticamente nos revelan que Dios es Jehová, el
único, y que El es incorruptible, invisible, y que existe hasta la eternidad.
Aparte de El, no hay otro Dios verdadero.

III. ELOHIM, EL FIEL PODEROSO


1) "En el principio creó Dios los cielos y la tierra" (Gn. 1:1).
Aquí en el hebreo, la palabra Dios es Elohim. Este es el primer título divino
usado en la Biblia para revelar a Dios, y significa el Fiel Poderoso. Esto muestra
que el Dios verdadero, a quien adoramos de acuerdo con la Biblia, no
solamente es poderoso sino también fiel. El es el Poderoso; así que El pudo
crear los cielos, la tierra, todas las cosas, y el género humano, llamando a
existir aquello que no existía. El es fiel; por lo tanto, El es confiable, inmutable
e inmovible. Sus obras conforme a Su fidelidad son tan perdurables como el sol
y tan estables como la luna (Sal. 89:33-37).

IV. JEHOVA, EL AÚTO-EXISTENTE Y SIEMPRE EXISTENTE YO SOY


1) "Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY [EL AUTO-EXISTENTE Y
SIEMPRE EXISTENTE] ... Jehová, el Dios ... este es mi nombre para siempre;
este es mi memorial por todos los siglos" (Ex. 3:14-15).
Aquí Dios le dijo a Moisés en palabras claras que Su nombre era Jehová. El
nombre Jehová es el segundo título principal y divino usado por la Biblia para
revelar a Dios.

Este nombre significa el auto-existente y siempre existente Yo Soy, el Yo Soy


que era, que es, y que ha de venir. Esto indica que El es el Yo Soy, y aparte de
El nada es. Sólo El es, y El es el auto-existente y siempre existente Yo Soy, el
que era, que es, y que ha de venir. Así que todo en el universo entero es vano
y no es; sólo El es, sólo El existe para siempre, y sólo El es realidad. El es todo
para la gente que El creó y que le pertenecen a El. Cualquier cosa que ellos
necesitan, El es.

V. EL DIOS TRIÚNO
1) "Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a
nuestra semejanza" (Gn. 1:26).
La palabra Dios aquí es todavía Elohim. Está en el plural, denotando que este
Dios, Elohim, es el mismo Dios Triuno revelado más adelante en la Biblia. Por lo
tanto, en este versículo en Génesis 1, Dios se refirió a Sí mismo como
"Nosotros". Varias veces más adelante en la Biblia Dios también se refirió a Sí
mismo como "Nosotros" (Gn. 3:22; 11:7; Is. 6:8; Jn. 17:21-22). Estos versículos
indican que aunque Dios es solamente uno, El también tiene el aspecto de tres.
El es el Dios Triuno.
2) "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mt. 28:19).
Después que Cristo resucitó y pasó por todos los procesos necesarios, se
muestra con palabras claras aquí en este versículo de la Biblia que el único y
verdadero Dios es triuno, el Padre, el Hijo y el Espíritu. Aunque el Padre, el Hijo
y el Espíritu son tres y distintos, ellos son un solo Dios. Si bien el nombre en
este versículo es de los tres, el Padre, el Hijo y el Espíritu, el nombre está en el
singular, lo cual indica que los tres aún son el único y solo Dios a pesar de la
distinción entre ellos.
3) "Sino aquel [el Hijo] que vino de Dios; éste ha visto al Padre" (Jn. 6:46).
"Yo ... [el Hijo] de él [el Padre] procedo" (Jn. 7:29).
En estos dos versículos, Cristo el Hijo de Dios dice que El es del Padre. Esto
comprueba que el Padre es la fuente.
4) "Yo ... [el Hijo] de él [el Padre] procedo" (Jn. 7:29).
En el texto griego, la palabra "de" tiene el significado de "de con". Esto nos
revela que el Hijo no es solamente del Padre, sino de con el Padre. Cuando El
vino a la tierra, trajo al Padre y el Padre vino con El.
5) "A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre,
él le ha dado a conocer" (Jn. 1:18).
Este versículo claramente afirma que el Hijo quien trajo al Padre es la
manifestación del Padre. El Padre es la fuente, y el Hijo es la manifestación. Por
lo tanto, "Yo [el Hijo] y el Padre uno somos" (Jn. 10:30).
6) "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consola-dor, para que esté con vosotros
para siempre: el Espíritu de verdad... mora con vosotros, y estará en vosotros.
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros ... y yo en vosotros" (Jn. 14:16-20).
Esta sección nos muestra que el Espíritu es la trans-figuración del Hijo para ser
la realidad del Hijo, viniendo a morar con los discípulos y a estar en ellos. Su
estar en los discípulos es el Hijo en ellos. Por lo tanto, el Espíritu es el venir y el
entrar del Hijo en ellos. Esto indica que el Hijo y el Espíritu también son uno. El
Padre es la fuente, el Hijo es la manifestación del Padre, y el Espíritu es el venir
y el entrar del Hijo con el Padre. Los tres son un solo Dios, quien fue
manifestado desde la fuente para venir entre los hombres, y quien vino a los
discípulos para entrar en ellos. Esto indica que Dios es triuno con el propósito
de forjarse a Sí mismo dentro de los que creen en el Hijo para ser su vida y su
todo y para llegar a ser su disfrute divino.
7) "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu
Santo sean con todos vosotros" (2 Co. 13:14).
Esta es la bendición del apóstol Pablo a los creyentes para que ellos disfruten
del cuidar triuno del Dios Triuno en amor, gracia y comunión. El amor de Dios
el Padre vino a ser la gracia de Cristo, Dios el Hijo, en la comunión de Dios el
Espíritu, para ser la bendición y el disfrute diarios de los creyentes.
8) "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el
Espíritu de verdad, el cual procede del Padre" (Jn. 15:26).
La palabra "de", como hemos mencionado anterior-mente, significa "de con". El
Espíritu de realidad enviado por el Hijo del Padre es realmente de con el Padre.
Esto comprueba que el Espíritu no sólo es uno con el Padre, sino también uno
con el Hijo quien es uno con el Padre. Este versículo también demuestra que
todos los tres, el Padre, el Hijo y el Espíritu, coexisten de eternidad a eternidad
sin sucesión.
9) "Yo soy en el Padre y el Padre en mí" (Jn. 14:10).
Esta palabra nos enseña cómo el Padre, el Hijo y el Espíritu no sólo coexisten
sino que también son coinherentes. La coexistencia indica distinción mientras
que la coinherencia significa el mezclarse como uno. Esto confirma que a pesar
de la distinción entre los tres, el Padre, el Hijo y el Espíritu, con todo Ellos son
un Dios; Ellos son tres pero uno, y los tres son uno. Esto es comprobado
fuertemente por los siguientes versículos:
1) "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado ... y se llamará su nombre ...
Dios fuerte, Padre eterno" (Is. 9:6).
Esta palabra claramente dice que el Hijo es llamado el Padre, demostrando así
que el Hijo y el Padre son uno.
2) "Porque el Señor [Jesucristo] es el Espíritu" (2 Co. 3:17).
Esta palabra también claramente muestra que Cristo el Hijo es el Espíritu,
comprobando así que el Hijo y el Espíritu son uno.
Por lo tanto, la Biblia revela que aunque el Dios verdadero es únicamente uno,
El es tres, el Padre, el Hijo y el Espíritu; y mientras que el Padre, el Hijo y el
Espíritu son distintos, Ellos son, sin embargo, un sólo Dios.
LECCION OCHO
CONOCIENDO A CRISTO (1)
Cristo es el tema y el centro de la Biblia y el contenido principal de la Biblia
desde el principio hasta el fin. Aun más, El es la realidad de nuestra fe.
Nosotros los que hemos creído en El y recibido gracia, tenemos que conocerle
de una manera cabal.
I. LOS TITULOS SAGRADOS DE CRISTO
A. Jesús
1) "Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su
pueblo de sus pecados" (Mt. 1:21).
Cuando Cristo fue encarnado para ser un hombre, le fue dado el nombre Jesús
por un ángel. Jesús es equivalente a Josué en el hebreo (Nm. 13:16), el cual
significa la salvación de Jehová, o Jehová el Salvador. De esta manera, El es el
Salvador, quien salvará a Su pueblo de sus pecados.
B. Cristo
1) "María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo" (Mt. 1:16).
El segundo nombre de Cristo es Cristo, que es equiva-lente a Mesías en el
hebreo (Jn. 1:41), el cual significa el Ungido. Este nombre revela que El es el
Ungido de Dios, siendo ungido por Dios con Su Espíritu para crear y redimir con
el fin de cumplir el propósito eterno de Dios.
C. Emanuel
1) "He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre
Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros" (Mt. 1:23).
Jesús y Cristo fueron nombres dados por Dios. Cuando los hombres
descubrieron que El era Dios, lo llamaron Emanuel, el cual significa Dios con
nosotros. Este nombre revela que Jesús, quien es nuestro Salvador, y Cristo,
quien es el Ungido de Dios, son realmente Dios mismo quien viene a estar con
nosotros.

II. LA PERSONA DE CRISTO


A. Dios
1) "Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos" (Ro.
9:5).
Esta palabra simple y fuertemente declara que Cristo es Dios, quien está sobre
todo, el Dios completo, bendito por los siglos.
B. El Hijo de Dios
1) "Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de
Dios" (Jn. 20:31).
Ya hemos visto que Dios tiene los aspectos del Padre, el Hijo, y el Espíritu. Los
tres-Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu-son Dios, aun el único y solo
Dios. Ya que Cristo es Dios, El no es solamente Dios el Padre, sino también Dios
el Hijo, es decir, el Hijo de Dios.
C. Hombre
1) "En el principio era la Palabra... y la Palabra era Dios ... y la Palabra se hizo
carne" (lit., Jn. 1:1, 14).
2) "Jesucristo hombre" (1 Ti. 2:5).
3) "E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue
manifestado en carne" (1 Ti. 3:16).
Las tres porciones anteriores de la Palabra nos dicen claramente que
Jesucristo, quien es Dios, se hizo carne para ser un hombre perfecto con un
cuerpo humano y la naturaleza humana. Por lo tanto, El es Dios manifestado en
la carne. El es Dios y El es hombre, un Dios-hombre, y posee tanto la
naturaleza divina como la humana. Según Su naturaleza divina, El es
completamente Dios; según Su naturaleza humana El es perfectamente
hombre. Este es un gran misterio.
D. El Creador
1) "Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus
manos" (He. 1:10). Esto nos dice que Cristo es también el Creador.
E. El Primogénito de toda creación
1) "Su amado Hijo... el primogénito de toda crea
ción" (Col. 1:13, 15).
Esto nos hace saber que Cristo es también una criatura; El es el Primogénito, el
primero de toda creación. Siendo Dios, El es el Creador del cielo y de la tierra;
siendo un hombre, El es el primero de toda creación.

III. LA OBRA DE CRISTO


Al ser ungido por Dios para ser el Ungido de Dios a fin de cumplir Su plan
eterno, Cristo realizó y realizará las siguientes gran cosas:
A. Creando
1) "Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus
manos" (He. 1:10).
2) "Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las
que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él" (Col.
1:16).
Estos dos versículos nos dicen que la primera gran cosa que Cristo hizo fue
crear los cielos y la tierra, todas las cosas, y al hombre. Por lo tanto, El es el
Creador de todas
las cosas.
B. Haciéndose carne
1) "Y la Palabra se hizo carne, y tabernaculizó entre nosotros... llena de gracia
y de realidad" (lit., Jn. 1:14).
La segunda gran cosa realizada por Cristo, el Ungido de Dios, fue que, siendo
Dios El se hizo carne; es decir que, El vino para ser un hombre en la carne a fin
de ser el tabernáculo de Dios entre los hombres, trayendo Dios a los hombres a
fin de ser realizado como realidad y recibido como gracia. La realidad es Dios
conocido y contactado por el hombre, y la gracia es Dios recibido y disfrutado
por el hombre. En el tabernáculo de carne que El llegó a ser, Cristo vivió con
los hombres por treinta y tres años y medio, y así trajo plenamente Dios al
hombre para ser su realidad y gracia.
C. Siendo crucificado en la cruz
Para cumplir el plan eterno de Dios, Cristo, quien es el Ungido de Dios, en Su
tabernáculo terrenal trajo Dios a los hombres para ser contactado por ellos.
Después de treinta y tres años y medio, El fue a la cruz para ser crucificado con
el fin de realizar la redención en el plan eterno de Dios. Esta es la tercera gran
cosa que El hizo, en que resolvió, de una vez para siempre, el problema de
todas las cosas que Dios había condenado en el universo, tales como Satanás,
el pecado, el mundo, la carne, el viejo hombre y la vieja creación. El hizo esto
por Dios y por los que son escogidos por Dios, quienes eternamente heredarán
Su salvación.
D. Siendo resucitado de entre los muertos
Cristo entregó Su propia vida, y El mismo la volvió a tomar resucitándose de
entre los muertos (Jn. 10:17-18). Esta es la cuarta gran cosa que El hizo, la cual
llevó a cabo los siguientes tres asuntos relacionados con nosotros:
1) "Jesús ... el cual fue ... resucitado para nuestra justificación" (Ro. 4:24-25).
La muerte de Cristo efectuó la redención para que nosotros pudiéramos ser
justificados por Dios, sin embargo, Su resurrección es necesaria para confirmar
la efectividad de Su muerte. Por eso, Su resurrección es la evidencia de
nuestra justificación.
2) "Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con
Cristo ... y juntamente con él nos resucitó... con Cristo Jesús" (Ef. 2:5-6).
La resurrección de Cristo liberó la vida de-Dios desde Su interior para que la
recibamos, vivificándonos juntamente con Cristo, y resucitándonos juntamente.
3) "Dios ... nos hizo renacer... por la resurrección de Jesucristo de los muertos"
(1 P. 1:3).
Puesto que Cristo resucitó para liberar Su vida dentro de nosotros, El nos
regeneró para que seamos un nuevo hombre renacido.
LECCION NUEVE
CONOCIENDO A CRISTO (2)
E. Ascendiendo a los cielos
Después de que Cristo se resucitó de entre los muertos, El ascendió a los
cielos. Esta es la quinta gran cosa hecha por El como el Ungido de Dios, la cual
logró por nosotros los dos asuntos siguientes:
1) "Subiendo a lo alto [el cielo], llevó cautiva a los que estaban bajo cautiverio,
y dio dones a los hombres" (lit., Ef. 4:8).
"Los que estaban bajo cautiverio" se refiere a nosotros, quienes antes fuimos
capturados por Satanás y la muerte. Ahora Cristo, en Su resurrección
triunfante, nos ha capturado de las manos de Satanás y de la muerte,
llevándonos a los cielos, para hacernos el don de Dios a Cristo, para que Cristo
nos dé como dones a la iglesia.
2) "Y juntamente ... nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús"
(Ef. 2:6).
La ascensión de Cristo también nos llevó a nosotros, los que hemos creído en
El y hemos sido unidos a El para ser uno, a los lugares celestiales, para que
lleguemos a una posición celestial y vivamos en una atmósfera y estado
celestial.
F. Cumpliendo Su ministerio celestial
Cuando Cristo ascendió al cielo, empezó a cumplir Su ministerio celestial. El fue
ungido por Dios para realizar esta sexta gran cosa, la de llevar a cabo
continuamente a nuestro favor los cuatro asuntos siguientes:
1) "Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un
mejor pacto" (He. 8:6).
Después que Cristo estableció el nuevo pacto (Mt. 26:28) a través de Su
muerte en la tierra, El ascendió a los cielos para ser el Mediador de este nuevo
pacto, ejecutándolo sobre los que creen en El.
2) "El cual [Cristo] se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,
ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo" (He. 8:1-2).
Cristo es ahora también el Ministro del verdadero tabernáculo en los cielos, el
que ministra a Sus creyentes la vida celestial y el suministro celestial divino.
3) "Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el
Hijo de Dios" (He. 4:14).
Hoy día, Cristo es también nuestro gran Sumo Sacerdote en los cielos, quien
intercede ante Dios a nuestro favor para que seamos salvos al máximo (He.
7:24-26).
4) "Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados" (1 Jn. 1:1-2).
Cristo en los cielos hoy es también nuestro Abogado ante el Dios justo. Si
pecamos después de ser salvos, basado en que El es nuestra propiciación, El
aboga por nosotros para recobrar la comunión interrumpida entre Dios y
nosotros.
G. Viniendo de nuevo
Cuando Cristo termine Su ministerio celestial, El regresará para realizar la
séptima gran cosa como el Ungido de Dios, la cual incluye los tres asuntos
siguientes:
1) "Porque el Señor mismo... descenderá del cielo; y los muertos en Cristo
resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir
al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Ts. 4:16-17).
Aquí senos dice que cuando Cristo venga de nuevo, El arrebatará a todos los
creyentes al aire, ya sea que ellos estén resucitados o vivos, para reunirlos con
El, para que siempre estén juntos con El. Esta es el primer asunto que El
llevará a cabo en Su segunda venida.
2) "Y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el
Libertador, que apartará de Jacob la impiedad" (Ro. 11:26).
Esto nos dice el segundo asunto que Cristo llevará a cabo en Su segunda
venida, es decir, que El salvará a todo Israel.
3) "Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria... entonces se sentará en su
trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará
los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos" (Mt.
25:31-32).
Esta porción de la Escritura nos revela el tercer asunto que el Señor llevará a
cabo cuando regrese, es decir, juzgará a todas las naciones incrédulas que
están vivas.
H. Estableciendo el reino milenario
Después de que Cristo limpie la tierra en Su venida, establecerá el reino
milenario. Esta es la octava gran cosa que El realizará como el Ungido de Dios.
1) "Las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la
palabra de Dios ... y vivieron [fueron resucitados] y reinaron con Cristo mil
años" (Ap. 20:4).
Estos versículos nos muestran que después de que Cristo venga a la tierra,
establecerá el reino milenario y reinará con Sus creyentes vencedores en el
reino por mil anos.
I. Siendo el centro de la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra nueva
Al final del reino milenario, el cielo viejo y la tierra vieja serán abolidos. Cristo
será el centro de la eternidad en la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra
nueva por venir. Esta es la última gran cosa que será realizada por Cristo como
el Ungido de Dios para cumplir el propósito eterno de Dios. Todos aquéllos
redimidos por Dios por todas las edades estarán entonces con El, disfrutando
del abundante resultado de la obra de Dios por todas las edades, en la vida
eterna de Dios por los siglos de los siglos.
1) "La ciudad ... la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera" (Ap.
21:23).
Este versículo nos muestra que en el futuro, en la Nueva Jerusalén del cielo
nuevo y la tierra nueva, la ilimitada gloria de Dios resplandecerá como luz con
Cristo como la lámpara, lo cual indica que Cristo es el centro de la Nueva
Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra nueva por toda la eternidad.
LECCION DIEZ
CONOCIENDO AL ESPIRITU SANTO
El Espíritu Santo es Aquel que causa que el Dios Triuno sea nuestra experiencia
y disfrute. Por lo tanto, debemos conocerle también para poder experimentarle
ricamente.

I. LA EXPRESIÓN MAXIMA DEL DIOS TRIÚNO


1) "Bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mt.
28:19).
En la Trinidad divina, el Espíritu Santo, quien es el Espíritu de Dios, se
menciona al final, mostrándonos que El es la expresión máxima del Dios
Triuno.

II. EL DIOS TRIUNO ALCANZANDO LOS CREYENTES Y ENTRANDO EN ELLOS


1) "[El] Padre ... os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: el Espíritu de verdad" (Jn. 14:16-17).
Aquí dice que el Espíritu Santo es el Dios Triuno que alcanza al hombre, es
decir, el Dios Triuno que llega a ser el Espíritu para alcanzar al hombre y estar
con él para siempre.
2) "E1 Espíritu de realidad ... estará en vosotros... y yo [el Hijo] en vosotros"
(lit., Jn. 14:17, 20).
Esta palabra además nos muestra que el Espíritu Santo, quien nos alcanza con
el Padre y el Hijo, también entrará en nosotros. Esto indica que El es el Dios
Triuno entrando en los creyentes. Cuando El entra en nosotros, el Padre y el
Hijo entran en nosotros (Jn. 14:23).

III. LO QUE ES EL ESPIRITU SANTO


1) El "Espíritu de Dios" (Gn. 1:2), el que participa en la obra de la creación de
Dios.
2) El "Espíritu de Jehová" (2 Cr. 20:14), el que participa en la relación de Dios
con el hombre (Gn. 2:7).
3) El "Espíritu Santo" (Lc. 1:35), el que_ participa en la encarnación de Cristo
para santificar al hombre para Dios.
4) El "Espíritu de Jesús" (lit., Hch. 16:7), el que participa en el nacimiento, el
vivir, y los sufrimientos de Jesús.
5) El "Espíritu de Cristo" (Ro. 8:9), el que participa en la resurrección de Cristo
y en el impartir de vida.
6) El "Espíritu de Jesucristo" (Fil. 1:19), el que participa en el nacimiento, el
vivir y la muerte de Jesús, así como en la resurrección de Cristo y el impartir de
vida, con una suministración abundante para que los creyentes sean salvos en
todas las cosas.
7) El "Espíritu de vida" (Ro. 8:2), "el Espíritu vivificante" (1 Co. 15:45), el que
participa con Cristo en ser la vida del hombre y en dar vida al hombre.
8) "[El] Espíritu ... pues aún no había el Espíritu, [antes de la resurrección de
Cristo], porque Jesús no había sido aún glorificado [por medio de la
resurrección]" (lit., Jn. 7:39). El Espíritu aquí es el producto del Espíritu Santo al
haber pasado por todo lo que El es, como se menciona anteriormente. De este
modo, El es el Espíritu todo-inclusivo y consumado como la expresión máxima
del Dios Triuno para venir a los que creen en Cristo y entrar en ellos.
9) Los "siete Espíritus" (Ap. 1:4), el cual se refiere al Espíritu siete veces
intensificado, para que la iglesia en desolación reciba las riquezas séptuplas de
gracia y poder.

IV. LOS DOS ASPECTOS DEL ESPIRITÚ SANTO


En el Nuevo Testamento, hay dos aspectos del Espíritu Santo, quienes el
Espíritu de Dios, relacionados con los creyentes. Por un lado, El es el Espíritu de
vida en nosotros para ser el Espíritu esencial de Dios, a fin de que tengamos la
vida divina para vivir y existir. Por otro, El es el Espíritu de poder sobre
nosotros para ser el Espíritu económico de Dios, para que tengamos el poder y
el don divinos a fin de obrar para Dios.
1) "El Espíritu de realidad ... estará en vosotros" (lit., Jn. 14:17).
Este es el Espíritu Santo como el Espíritu esencial de Dios en los creyentes,
para que ellos tengan la vida de Dios a fin de vivir para Dios.
2) "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,
y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último
de la tierra" (Hch. 1:8).
Este es el Espíritu Santo como el Espíritu económico de Dios sobre los
creyentes para que reciban el poder de Dios a fin de obrar para el Señor.

V. LA OBRA DEL ESPIRITU SANTO


1) "El Espíritu de realidad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca
de mí [el Hijo]" (Jn. 15:26).
Este es el Espíritu Santo que llega a ser la transfiguración y realidad de Cristo
en Su resurrección para testificar de la realidad de Cristo en resurrección.
2) "Y cuando él [el Espíritu Santo] venga, convencerá al mundo de pecado, de
justicia y de juicio" (Jn. 16:8).
Este es el Espíritu Santo que viene a convencer a los pecadores de sus pecados
para que se arrepientan y crean en Cristo a fin de obtener vida eterna.
3) "Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Jn. 3:6).
Este es el Espíritu Santo, como el Espíritu esencial de vida de Dios, que
regenera al pecador arrepentido en su espíritu, para que tenga la vida de Dios
y sea hecho hijo de Dios.
4) "Nos salvó ... por el lavamiento de l_ a regeneración y por la renovación en
el Espíritu Santo" (Tit. 3:5).
Este también es el Espíritu Santo, como el Espíritu esencial de vida de Dios,
que renueva al hombre por medio de la regeneración para que el hombre
reciba la salvación de vida de Dios.
5) "El Espíritu Santo que mora en nosotros" (2 Ti. 1:14).
Este es el Espíritu Santo, como el Espíritu esencial de vida de Dios, que
permanece en nosotros para suministrarnos continuamente la vida y las
riquezas de Dios.
6) "Pero la unción que vosotros recibisteis de él [el Hijo con el Padre]
permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así
como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es
mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él" (1 Jn. 2:27).
Este es el Espíritu Santo, como el Espíritu esencial de Dios, que unge la esencia
(el elemento) de Dios dentro de los creyentes, produciendo así una enseñanza
para ellos a fin de que permanezcan en el Señor conforme a la enseñanza de la
esencia de Dios.
7) "Santificada por el Espíritu Santo" (Ro. 15:16).
Este también es el Espíritu Santo, como el Espíritu esencial de vida de Dios en
los creyentes, quien les suministra la naturaleza santa de Dios, es decir, la
esencia divina.
8) "Somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen [del Señor],
como por el Espíritu del Señor" (2 Co. 3:18).
Este es también el Espíritu Santo, como el Espíritu esencial de vida de Dios en
los creyentes, quien los transforma. en la imagen del Señor metabólicamente
con la
LECCION ONCE
CONOCIENDO LA CRUZ DE CRISTO
La cruz de Cristo realizó la redención eterna de Dios para nosotros de acuerdo
con los requisitos de la justicia, santidad y gloria de Dios, para ser la base de
nuestra salvación eterna. Por lo tanto, debemos conocer perfectamente la cruz.

I. LA CRUZ SIENDO PROFETIZADA POR DIOS


1) "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición
(porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)" (Gá. 3:13).
La palabra "madero" aquí indica la cruz, que estaba hecha de madera. En
Deuteronomio 21:23 del Antiguo Testamento, Dios profetizó en los juicios de la
Ley que Cristo sería colgado en un madero, esto es, colgado en la cruz.

II. LA CRUZ SIENDO UNA FORMA ROMANA DE EJECUCIÓN


1) "Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato [el gobernador romano]
les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales
sacerdotes: No tenemos más rey que César [el emperador romano]" (Jn.
19:15).
La forma de ejecución judía era la de apedrear a un criminal hasta la muerte
(Dt. 22:24). Sin embargo, alrededor de sesenta años antes del nacimiento del
Señor, la nación judía sucumbió a Roma. No mucho antes de que el Señor fuera
sentenciado a morir en la cruz por el gobernador romano, el Imperio Romano
había adoptado la crucifixión como la forma de ejecución para las peores
personas. Así que, cuando los judíos buscaron matar al Señor, ellos le
crucificaron por medio de las manos del gobernador romano, cumpliendo así la
profecía de Dios en Deuteronomio 21:23 concerniente a cómo moriría el Señor.
Esto fue hecho por la mano soberana de Dios.

III. EL TIEMPO CUANDO CRISTO FUE CRUCIFICADO


1) "Era la hora tercera [9:00 a.m.] cuando le crucificaron" (Mr. 15:25).
Cristo fue crucificado comenzando a las nueve de la mañana.
2) "Y desde la hora sexta [el mediodía] hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta
la hora novena [3:00 p.m.]" (Mt. 27:45).
Cristo estuvo crucificado hasta las tres de la tarde. Desde las nueve de la
mañana hasta las tres de la tarde es un total de seis horas. En las tres primeras
horas, Dios no le castigó en lugar de los pecadores; sino que fue el hombre que
estaba persiguiéndole. En estas tres horas El sufrió por el martirio, y no por la
redención. Al mediodía, la tierra se oscureció. Desde ese momento hasta las
tres, no fueron los hombres los que estaban persiguiéndole, sino que Dios
quien estaba juzgándole en lugar de los pecadores. En estas tres horas, El
sufrió por la redención, no por el martirio.

IV. LAS REALIZACIONES DE LA CRUZ


1) "Quien llevó él mismo nuestros pecados [plural, refiriéndose a los pecados
del hombre en sus obras externas] en su cuerpo sobre el madero, para que
nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia" (1 P. 2:24).
Lo primero que Cristo realizó en la cruz fue llevar los diversos pecados de
nuestras acciones externas, es decir los pecados cometidos por la persona
misma, para que seamos salvos y pasemos de muerte a vida.
2) "Pero ahora... se presentó una vez para siem-pre por el sacrificio de sí
mismo para quitar de en medio el pecado [singular, refiriéndose al pecado del
hombre en su naturaleza interna]" (He. 9:26).
Al mismo tiempo en la cruz, Cristo quitó el pecado en nuestra naturaleza
interna, esto es, el pecado que heredamos por nacimiento, para que fuésemos
liberados de nuestra naturaleza pecaminosa interior.
3) "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición
(porque... Maldito todo el que es colgado en un madero)" (Gá. 3:13).
Cristo llevó nuestros pecados externos y quitó nuestro pecado interno en la
cruz, recibiendo la maldición que nosotros, según la ley de Dios, deberíamos
haber recibido por causa de nuestra caída y nuestro pecado.
4) "Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él,
para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al
pecado" (Ro. 6:6).
Cristo no solamente terminó con nuestro doble pecado en la cruz; El también
crucificó nuestro viejo hombre pecaminoso para que el cuerpo del pecado se
quedara sin efecto, para que no fuéramos más esclavos del pecado.
5) "Con Cristo estoy juntamente crucificado" (Gá. 2:20).
El "yo" aquí implicado, es nuestro viejo hombre. Puesto que nuestro viejo
hombre ha sido crucificado con Cristo, nuestro "yo" está crucificado también
con El.
6) "Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y
deseos" (Gá. 5:24).
Cristo no solamente crucificó nuestro viejo hombre en la cruz, El también
crucificó nuestra carne con las pasiones y deseos. Aquí dice que nosotros los
que somos de Cristo hemos crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Podemos hacer esto basados en el hecho de que el Señor crucificó nuestra
carne en la cruz.
7) "...carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio
de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a
todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a
servidumbre" (He. 2:14-15).
En la cruz, Cristo destruyó al diablo, quien tiene el poder de la muerte, y nos
liberó de la esclavitud de la muerte.
8) "Y como Moisés levantó la serpiente [en un asta] en el desierto, así es
necesario que el Hijo del Hombre sea levantado [en la cruz], para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Jn. 3:14-15).
Puesto que Cristo destruyó al diablo, quien tiene el poder de la muerte,
evidentemente El también lo juzgó y terminó con él, la serpiente antigua que
había envenenado a la humanidad, para que todos los que creen en Cristo
tengan la vida eterna de Dios y pasen de muerte a vida. Esto fue tipificado
cuando Moisés levantó la serpiente en el desierto, lo cual llevó a los israelitas
de muerte a vida.
9) "Por quien [por Cristo] el mundo me es crucificado a mí" (Gá. 6:14).
En la cruz, Cristo destruyó a Satanás el diablo, y al mismo tiempo El crucificó al
mundo organizado por Satanás y soportado por Satanás, para que el mundo
perdiera su poder usurpador sobre los que creen en Cristo.
10) "Porque él [Cristo] ... que de ambos pueblos [judíos y gentiles] hizo uno,
derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las
enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para
crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre" (Ef. 2:14-1,5).
En la cruz, Cristo abolió la ley de los mandamientos en las ordenanzas del
Antiguo Testamento, la cual separaba a los judíos de los gentiles, e hizo de
ellos uno, creando en Sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, el cual es la
iglesia.
11) "Si el grano de trigo [el cual tipifica a Cristo] no cae en la tierra y muere,
queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto [el cual tipifica a los miembros de
Cristo]" (Jn. 12:24).
En la cruz Cristo no sólo terminó con todos estos asuntos negativos para Dios y
para nosotros, sino que a través de Su muerte en la cruz El también liberó la
vida divina desde su interior a nuestro interior, para que pudiéramos llegar a
ser Sus muchos miembros que constituyen Su Cuerpo.

V. GLORIANDOSE EN LA CRUZ
1) "Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo"
(Gá. 6:14).
Los que eran celosos de la religión judía obligaban a otros a ser circuncidados
para gloriarse en su carne (Gá. 6:12-13). Sin embargo, el apóstol Pablo, ganado
por Cristo, no se glorió en nada sino en la cruz de Cristo.
LECCION DOCE
CONOCIENDO LA IGLESIA
La iglesia es la meta que Dios quiere obtener en Su economía eterna. Cada uno
de nosotros quienes hemos sido salvos participamos en esta meta, para que
Dios obtenga el deseo de Su corazón conforme a Su buen placer. Por lo tanto,
debemos conocer también a la iglesia.

I. LO QUE ES LA IGLESIA
A. La asamblea de los llamados
1) "Sobre esta roca [Yo, Cristo] edificaré mi iglesia" (Mt. 16:18).
La iglesia es lo que Cristo edificará por medio de Su muerte, Su resurrección y
Su ascensión. El término "iglesia" es ekklesía en el griego, el cual significa la
asamblea llamada hacia afuera. Por lo tanto, según su significado literal, la
iglesia es la congregación llamada hacia afuera del mundo por Dios. No es un
edificio de una iglesia ni ningún edificio para la adoración de Dios.
B. El Cuerpo de Cristo
1) "La iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en
todo" (Ef. 1:22-23).
La iglesia es el Cuerpo que tiene a Cristo como la Cabeza; está constituida por
Cristo en Su vida y Su Espíritu con todos los que han creído en El. Es un
organismo viviente y no una organización sin vida, tal como las asociaciones y
clubes en la sociedad.El cuerpo de un hombre es su plenitud para ser su
expresión. Del mismo modo, la iglesia es la plenitud de Cristo para ser Su
expresión. Ya que Cristo es Aquel que es ilimitado, extenso, y es el que todo lo
llena en todo, El necesita un gran Cuerpo para que sea la plenitud de El mismo
que lo llena todo en todo, para ser expresado en todas las cosas.
1) "Y
E. El nuevo hombre revestido del nuevo [hombre], el cual con
C. El complemento de Cristo
1) "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a sí mismo por ella" (Ef. 5:25).
Esta palabra revela que la iglesia es también el complemento de Cristo. Siendo
el Cuerpo de Cristo, la iglesia recibe vida de El para ser Su expresión; éste es
un asunto de vida. Como el complemento de Cristo, la iglesia recibe Su amor
para la satisfacción del deseo de Su corazón; éste es un asunto de amor.
D. La casa de Dios
1) "Para que ... sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la
iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad [realidad]" (1 Ti.
3:15).
Para Cristo, la iglesia es Su Cuerpo y Su complemento, mientras que para Dios,
la iglesia es Su casa. Por un lado, esta casa se refiere a la morada de Dios, y
por otro, se refiere a la familia de Dios, o sea la casa de Dios. Estas dos, la
familia de Dios y la morada de Dios, son simplemente una. La familia de Dios
es la misma casa para la habitación de Dios (Ef. 2:19, 22). La casa de una
persona es su lugar para vivir, residir y descansar. La iglesia, siendo la casa de
Dios, es también semejante lugar para Dios. Hoy en día, el Dios viviente vive,
reside y descansa en la iglesia en la tierra.
Dios es viviente, y la iglesia que es Su casa es también viviente en que tiene la
vida de Dios, y vive, reside y descansa con Dios. Por lo tanto, la viviente casa
de Dios es la columna y base de toda Su realidad, la cual es la realidad (la
verdad) del universo. Todo lo que es de este Dios viviente es la realidad en el
universo. Sin El, el universo es vano y vacío; no obstante, toda Su realidad es
sostenida y sustentada por la iglesia, que es Su casa viviente.

forme a la imagen del que [Cristo] lo creó se va renovando hasta el


conocimiento pleno, donde [en el nuevo hombre] no hay griego ni judío,
circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo
es el todo, [todos los hombres] y en todos [los hombres]" (Col. 3:10-11).
Así como toda la humanidad es un viejo hombre corporativo creado en Adán, la
iglesia es también un nuevo hombre corporativo. Cristo, habiendo abolido en la
cruz todas las ordenanzas que causaban discordia entre los hombres, creó este
nuevo hombre en Sí mismo (Ef. 2:14-15). Este nuevo hombre lleva la imagen
de su Creador, Cristo, quien es su vida y su contenido. En este nuevo hombre
no hay personas de la vieja creación que pertenezcan a ninguna raza, religión,
cultura o clase. Solamente Cristo es todos los constituyentes de este nuevo
hombre y está en todos sus constituyentes. La iglesia como el Cuerpo de Cristo
toma a Cristo como su vida para Su expresión; la iglesia como el nuevo hombre
toma a Cristo como su persona para el cumplimiento de la voluntad de Dios.

II. LOS CONSTITUYENTES DE LA IGLESIA


1) "La iglesia de Dios ... los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos"
(1 Co. 1:2).
La iglesia está constituida de todos los que han creído en Cristo y que poseen
Su vida. Toda persona que no ha creído en Cristo y no ha sido salva no puede
llegar a ser un constituyente de la iglesia. Sin ser salvos, aun nuestros
parientes más cercanos no son constituyentes de la iglesia. Sólo después que
sean salvos y tengan la vida del Señor para ser santos, ellos serán
constituyentes de la iglesia.

III. LOS DOS ASPECTOS DE LA IGLESIA


A. El aspecto universal
1) "Sobre esta roca [Yo, Cristo] edificaré mi iglesia" (Mt. 16:18).
La iglesia mencionada por el Señor en este versículo es del aspecto universal,
es única e incluye a todos aquellos en el universo que han creído en El por
todas las edades y en todo lugar.
B. El aspecto local
1) "Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia" (Mt.
18:17).
La iglesia mencionada por el Señor en este-versículo es del aspecto local. Las
iglesias locales son numerosas y sus creyentes locales pueden dirigirse a ellas.
Según el aspecto local, la iglesia aparece en toda localidad. Cada iglesia local
incluye solamente a aquéllos en ese lugar que han creído en Cristo.

IV. LA DESIGNACIÓN DE LA IGLESIA


A. No tiene nombre especial
La iglesia es única y no tiene necesidad de ninguna designación especial. La
iglesia es la iglesia; no debe haber clases de iglesias que sean denominadas
según su clase, tal como la iglesia presbiteriana, la iglesia luterana y la iglesia
bautista. El denominar a la iglesia de esta manera es innecesario y no es
conforme a la revelación bíblica.
B. Puede ser designada
por el nombre de su localidad
Aunque la iglesia es única en el universo, ella es numerosa en su manifestación
local. Las muchas iglesias locales no difieren en naturaleza; su diferencia
solamente consiste en los diferentes lugares donde están. Por lo tanto,
podemos usar el nombre de la localidad en la cual está una iglesia local para
designar a esa iglesia, tal como la iglesia en Jerusalén (Hch. 8:1), la iglesia en
Antioquía (Hch. 13:1) y las siete iglesias locales en la provincia de Asia (Ap.
1:4, 1l).

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