You are on page 1of 7

El evangelio (Romanos)

1:14 Dice Pablo, "A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor".

A. Era siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios (1:1).

B. Por lo tanto, era "deudor" a todos.

C. "Me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!" (1 Cor. 9:16).

D. Todo cristiano debe anunciar el evangelio conforme a su capacidad y su oportunidad.

E. Somos cristianos porque otros cumplieron con su responsabilidad, (su "deuda"). ¿Cumpliremos con la nuestra?

1:15 "Pronto estoy a anunciaros el evangelio".

A. La palabra pronto significa "dispuesto, expresivo de buena voluntad, de deseo lleno de celo" (WEV).

B. Por eso, dice LBLA, "ansioso estoy".

C. No buscabas su propia conveniencia sino que estaba dispuesto a trabajar arduamente y a hacer grandes sacrificios por
la obra (2 Cor. 11:23-28).

Salvado para
Servir

Escrito por Daniel Kolenda

Descargar .pdf

“Si salvase tu vida, ¿qué harías?” Esta fue la pregunta que Ciro, Rey de Persia, planteó a Cagular, jefe de un grupo de rebeldes a
quien había capturado y estaba a punto de ejecutar. Cagular respondió: “Su Majestad, le serviría por el resto de mis días”.
Podríamos pensar que esta promesa de lealtad y servicio a Ciro no era nada más que una obligación lógica y esperada a cambio
del perdón y la misericordia de un rey. Cagular entendió que por haber sido salvado de la muerte, ahora su obligación era servir

En Mateo 8 leemos que la suegra de Pedro estaba enferma y padecía de fiebre. Jesús fue a la casa de Pedro, y en el versículo 15
dice: “Entonces tocó su mano y la fiebre la dejó; ella se levantó, y los servía.”

Madres, abuelas, suegras… supongo que todas son iguales. Mientras que respiran, trabajan. Nada más dejar la cama, la suegra de
Pedro volvió a la cocina para “servir” a sus invitados. Yo, probablemente, le hubiera dicho, “¡Relájate, mamá! Hace tan solo un
momento que aún estabas enferma y en cama, no hace falta que te ocupes ahora de nuestros invitados. ¡Que otro les sirva el
café y las tartitas!” ¿Pero cómo podría ella quedarse en la cama? Jesús la había tocado y sanado. Sentía la obligación de
levantarse y servirle. ¿Nos damos cuenta de que Jesús no la frenó? Puede, incluso, que desde el principio, Él esperaba esta
reacción de ella.

Pablo dice en Romanos 1:14-15: “A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor. Así que, en cuanto a mí, pronto
estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.” En los tiempos de Pablo, la élite judía pensaba que si
ellos como el pueblo elegido de Dios ministraban a los gentiles, esto era una muestra magnánima no merecida por parte de los
paganos. Pablo, sin embargo, se veía a sí mismo como alguien, a quien Dios le había mostrado mucha misericordia y como tal,
era deudor a todo el mundo. Para Pablo, predicar el Evangelio a los paganos no era un favor caritativo, era la única respuesta
aceptable a la maravillosa gracia y misericordia de Dios. Pablo entendió que había sido salvado para servir.

Pablo se fue a Roma para comunicarles a los creyentes de allá que ellos también debían presentarse a Dios como sacrificio vivo,
concluyendo “…este es vuestro verdadero culto” (Romanos 12:1). Dicho en otras palabras, no se trata de algún favor que le
hacemos generosamente a Dios. Él te compró y te redimió con la sangre de su Hijo. Él te liberó del pecado y rompió tus ataduras.
En Cristo, Él te bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. Ante todo lo que Él ha hecho por ti, tu servicio
como respuesta solo puede ser “lógico”. Fuiste salvado para servir.

“¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!”, dijo el rey David con vehemencia (2 Samuel
23:15). Hubo tres soldados que al oír este deseo cogieron sus espadas y desaparecieron en la oscuridad. Nadie les había dado la
orden, ni tenían la obligación de hacerlo, había, sin embargo, una fuerza más poderosa que el deber – su amor por el rey – que los
impulsó a irrumpir en el campamento de los filisteos, sacar el agua del pozo y llevarsela a David.

David se conmovió profundamente ante esta hazaña, de manera que no pudo beber el agua sino que la derramó como ofrenda
delante de Jehová. No le impresionó el riesgo de tal acto, ya que arriesgarse la vida era algo que se daba por sentado en un
soldado. Pero esto era diferente. Lo que los tres habían hecho, no lo hicieron por Israel o por Judá, ni por la guerra o la batalla. Fue
una ofrenda personal para David y, sin duda alguna, el regalo más valioso que jamás había recibido

Alguien me dijo una vez: “No siento ninguna carga para una nación particular.” Esto, según su modo de ver, le eximía del
ministerio evangelístico. Pero, ¿amas a Jesús? Ese es el meollo del asunto. Y debería ser suficiente para motivarnos a derramar
nuestra vida como sacrificio ante nuestro Rey. Existe una motivación más fuerte que todas las demás, incluso más fuerte que el
deseo de promover el Reino de Dios y edificar el pueblo de Dios, aún más grande que el deseo de alcanzar a este mundo perdido
y moribundo. La motivación primordial y más sublime que una persona pueda tener es amor, solo eso. Amor por
Aquél que tanto nos amó que derramó sus lagrimas, su sangre y su vida.

Si recibimos este don de vida que a Cristo le costó todo, ¿cómo podemos posiblemente consumirlo intentando satisfacer nuestras
propias ambiciones, nuestros deseos y placeres? ¡Dios nos guarde! Nos vemos más bien obligados a entregarle a cambio nuestra
vida, con una actitud reverente y amor profundo, derramarla como ofrenda delante de Él. No nos equivoquemos, esto no es
ningún error, ningún derroche. Es nuestro servicio verdadero, lógico. Fuimos salvados para servir.

Cuando Cristo vino, vino – por ti. Vivió su vida perfecta – para ti. Sus lagrimas, su sudor, su sangre, todo fue – por ti. Los clavos,
los pinchos, la cruz, la tumba, todo fue – por ti.

Si yo me encontrase esperando la pena de muerte y llegase el anuncio de una condonación misericordiosa del gobernador justo
unos instantes antes de mi ejecución, tendría la sensación sobrecogedora de deberle mi vida. Ésta sería aún mayor si el mismo
viniese, se sentase en mi silla eléctrica o se presentase delante de los soldados que me iban a fusilar o pondría su cuello en el
lazo de mi horca. Si estaría a punto de ahogarme y Usted se tiraba a las aguas bravías del mar para salvarme, no pasaría ni un
solo día de mi vida sin que yo me acordase de Usted con profunda gratitud y no dejaría escapar de mis manos la más mínima
oportunidad para servirle.
¿Cuál debería ser nuestra reacción frente a Jesucristo, quien se tiró a las profundidades más oscuras del infierno y nos arrancó de
las garras del devorador, dejando en el acto su propia vida preciosa? Nuestros corazones deberían arder a causa de esta
misericordia sin límites y generosidad desinteresada. Deberíamos desear fervientemente derramar nuestras vidas delante de Él.

Un soldado en la Guerra de Vietnam estaba a punto de pisar una mina antipersona escondida de su vista. En ese momento, su
amigo que se encontraba en la otra punta del campo de batalla lo vió y, para salvarlo de la catástrofe, dejó su barricada, se puso
de pie y le advirtió a gritos del peligro. Justo entonces, este joven y valiente hombre, recibió una bala que terminaría matándole.
Algunos años más tarde, el soldado que pudo salvar su vida por la advertencia de su amigo, tuvo la ocasión de conocer a la
familia del difunto en un acto conmemorativo en honor de los soldados caídos. El hijo de su amigo tenía tan solo siete años y
creció sin nunca tener la oportunidad de conocer a su heroico padre. “Quiero que sepas que tu padre me salvó la vida”, dijo aquél
soldado al muchacho. El niño lo miró y mientras las lágrimas corrían por su rostro, respondió: “Señor, mereció la pena el
sacrifició?”

El evangelista Leonard Ravenhill preguntó una vez: “¿Mereció la pena que Cristo muriera por lo que tú ahora estás
viviendo?” Él no nos salvó para luego coleccionarnos y mirarnos toda una eternidad como artículos de decoración todo pulidos y
bonitos. Nos salvo con un propósito, y cumplir con este propósito es la única respuesta aceptable que podamos tener ante tan
maravillosa salvación.

Tienes una obligación, un deber y una responsabilidad ante Aquél que dió su vida por ti. No fuiste salvado por amor a la salvación,
fuiste salvado para servir. Este es tu verdadero culto.

http://www.bonnke.net/cfan/es/salvado-para-servir

Estudios en Romanos: Soy Deudor

Posted by pastordanielbrito en Agosto 26, 2008

Por: pastor Daniel Brito


TEXTO: Romanos 1:1-15

TITULO: Estudios en Romanos: Soy Deudor

INTRODUCCIÓN: En esta noche quiero continuar el estudio en la Epístola a los Romanos, que comenzamos hace más de un mes,
pero por mis vacaciones y otras razones, ahora es que lo vamos a continuar.

1. La fe de ustedes. — Roma era la capital del imperio romano y el culto a diferentes dioses era común. También lo era la
inmoralidad sexual.

a. Como les estuve diciendo la vez pasada, el aposto Pablo no fue el fundador de esa iglesia, pero tampoco fue Pedro. No se
sabe en realidad quien fundó la iglesia, pero lo más probable es que fueron judíos que se convirtieron el día de Pentecostés, y
regresaron a Roma trayendo el Evangelio. Esta iglesia en la capital del imperio había pasado por muchas dificultades pero su FE
era evidente.

i. Para muchos, el tema de la fe está relacionado con recibir algo de Dios, como ejemplo: sanidad Divina. Pero FE abarca toda
área de la vida de la persona, y define lo que la persona es.

ii. Pero notemos que en medio de una ciudad tan difícil, la fe de ellos era evidente en todo el mundo conocido de aquel tiempo.
Es muy claro que la voz había corrido por algunos años sobre la fidelidad de esos cristianos.

b. Veamos ahora si la FE de nosotros es también evidente a los demás. Qué lindo que se oiga hablar de nosotros también así:
La FE de ustedes es evidente en todo el mundo. La fidelidad del creyente en medio de las pruebas es un testimonio para aquellos
que empiezan, y viendo el ejemplo de FE de hermanos con más tiempo en el Evangelio, cobran fuerza para luchar como
cristianos.

2. La oración y el agradecimiento. — Regresando al comienzo de este verso donde podemos notar como Pablo comienza este
verso dando gracias a Dios por ellos. Para Pablo era normal el darle las gracias a Dios siempre, y lo hacía con el ejemplo. Veamos
las siguientes citas:
i. “Siempre doy gracias a Dios por ustedes, pues él, en Cristo Jesús, les ha dado su gracia.” (1 Corintios 1:4)

ii. “Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes.” (Filipenses 1:3)

iii. “Siempre que oramos por ustedes, damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo.” (Colosenses 1:3)

iv. Y ahora en esta hermosa Epístola, nos amonesta a dar gracias siempre:

(1) “Den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.” (1 Tesalonicenses 5:18)

b. La oración es una prioridad. — Notemos que para Pablo que estaba tan ocupado con sus viajes, y luego con las ocupaciones
misioneras, la oración era una prioridad para él. Pablo menciona que siempre los recordaba en sus oraciones. No sabemos si
Pablo podía recordar a cada persona que él había conocido en las distintas iglesias porque serían muchas, pero sí podía
recordarlos en conjunto como iglesia local. Él podía orar por los Filipenses, o por los Tesalonicenses, etc.

c. La oración no se limita a cultos de oración, sino que es un estilo de vida. El creyente debe orar todo el tiempo. Eso no quiere
decir que tengamos que ponernos de rodilla en el trabajo o en la tienda, pero sí quiere decir que llevamos una oración interna
todo el tiempo. De ahí que Pablo diga en 1 Tesalonicenses 5:17:

i. “Oren sin cesar.” Como ya dije en el punto anterior, no quiere decir que uno tiene que estar día y noche orando de rodillas,
sino que como dice un comentarista: “sino que debemos estar siempre en una actitud orante, depender en todo, y para todo, del
señor.”[1]

ii. También tenemos las Palabras de nuestro SEÑOR JESUCRISTO en la Parábola de la viuda insistente en Lucas 18:1:

(1) “Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse.”

d. El orar por los demás es muy importante porque el hombre y la mujer somos egoístas de nacimiento. La oración por los
demás y aun por aquellos que tal vez no nos caen muy bien, rompe el egoísmo. El orar por los demás nos enfoca en la bendición
que deseamos para otros, en vez de enfocarnos solamente en lo nuestro.

3. Me es testigo Dios. — El apóstol Pablo no había fundado esa iglesia, y Pablo aparentemente quería aclarar que no los estaba
alagando por gusto, o con alguna otra pretensión. Es ahí donde él dice que “Me es testigo Dios.” Era como un tipo de juramente
que estaba haciendo al mencionar a Dios como testigo de su sinceridad. El apóstol quería aclara que no había ningún deseo de
lucro en el desear verlos.

a. Esto nos debe enseñar que los creyentes debemos desear estar con otros creyentes pero sin ningún interés personal.

4. Nos confortemos mutuamente. — Pablo quería impartirles algo a ellos de parte de Dios. Él deseaba poder bendecirles con
algún don espiritual. Fuera en la enseñanza donde cara a cara podría predicarles, o fuera en la oración con la imposición de
manos.

a. Pero Pablo no quería solamente bendecirlos a ellos, sino que él quería ser bendecidos por la compañía de ellos y ser animado
por ellos mismo. Veamos algunas cosas:

i. Los cristianos necesitamos a los cristianos.

(1) Necesitamos el amor de los hermanos.

(2) Necesitamos la comunión con los hermanos.

(3) Necesitamos el aliento de los hermanos.

b. El deseo grande de Pablo era el poder ir y también Evangelizar en Roma y poder recoger un fruto grande de nuevos
convertidos.

i. Es muy claro que Pablo no podía hacerlo por sí solo. Pero la enseñanza y el aliento del apóstol serían como una mecha que se
encendería para una iglesia que estaba en una ciudad tan conflictiva.

5. La Soberanía de Dios. — Pablo deseaba visitarlos para poder establecerlos en la FE, y quería asegurarles que él no había sido
negligente al no visitarlos, y les aclara que había querido hacerlo pero no había podido. Si Judíos convertidos el día de
Pentecostés de Hechos capítulo 2, fundaron esa iglesia, entonces Pablo estaba escribiendo esta Epístola unos 25 años después.
No sabemos cuantos años Pablo llevaba deseando y ir a Roma, y desde cuando Pablo les había informado su deseo de ir a verlos.
Lo que sí sabemos es que varios años habían pasado.

a. Nosotros podemos notar al estudiar esta Epístola y el libro de los Hechos, que El Espíritu Santo tenía un plan para que Pablo
visitara Roma como prisionero.

i. Por esa razón el Espíritu Santo le había cerrado las puertas para que no fuera.

ii. Su visita a Roma como prisionero tal vez no es lo que Pablo hubiera querido, ni aun lo que alguno de nosotros hubiera
deseado tampoco. El prisionero puede alcanzar menos que el que está libre.
(1) Pero en el caso de Pablo, Dios no solo quería que enseñara a los santos de Roma, sino que aun a los soldados del pretorio y
aun hasta el mismo César al cual Pablo iba a apelar como ciudadano Romano.

b. Nuestros planes, no siempre son los planes de Dios. Nunca debemos planear nada sin antes consultar a Dios. Una puerta
puede estar cerrada aunque uno ora para que se abra, pero Dios la abre en Su tiempo.

i. Debemos buscar la dirección de Dios en TODOS nuestros planes.

(1) Sea en el servicio a Dios.

(2) Sea en el noviazgo.

(3) Sea en el buscar trabajo.

(4) Sea en el comprar casa, o un carro.

(5) Sea en el dar un viaje.

ii. Muchas veces el cristiano cae en problemas por no haber buscado la dirección de Dios.

6. Tengo obligación. — Estoy en deuda. “Habríamos de pensar en esto al codiciar grandes cosas, que cuanto más recibimos,
más deudores somos, pues somos sólo administradores de los bienes de Dios.”[2] “Pablo sentía que su responsabilidad de
evangelizar a los gentiles pesaba sobre él con la misma intensidad de una gran deuda.”[3]

a. Pablo conocía muy bien sus talentos y habilidades, pero sabía que por mucho que hiciera, seguía endeudado con Dios, y con
los hombres.

i. Esto nos muestra que la obra es de Dios quien es Soberano, y es el que hace la verdadera obra en la gente.

ii. Pablo sabía que no tenía otra opción que llevar el Evangelio a todo tipo de gente, fueran griegos, o fueran bárbaros como
dice el original. Para los griegos, toda persona que no hablara el idioma griego o que no lo hablara bien, era un bárbaro.

(1) Esto era a los cultos, como a los incultos, o sea a los sabios, y a los ignorantes.

(2) El Evangelio no se limita a una clase de personas, sino que es para TODOS.

b. Con esto podemos ver que TODOS somos deudores por todo lo que nuestro SALVADOR pagó por nosotros en la cruz del
Calvario. Y esa es la forma del diario vivir del cristiano, que no es dueño de sí mismo, y que es templo del Espíritu Santo. 1
Corintios 6:19-20 dice:

i. «¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios?
Ustedes no son sus propios dueños;20 fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.»

c. Por causa de la cruz, somos deudores con Dios, pero también con los hombres.

d. TODOS los cristianos tienen dones y talentos que pertenecen al Cuerpo de Cristo.

e. El DEBER de TODO creyente es HONRAR a DIOS con su vida. De ahí que el Texto que hemos leído diga que somos templo del
Espíritu Santo. Por eso debemos honrar a DIOS con TODAS nuestras fuerzas.

f. De ahí que mientras más Dios nos da, más somos deudores hacia Él, porque nunca pudiéramos pagarle TODAS las
bendiciones que nuestro SEÑOR ha hecho por TODOS nosotros.

http://sermones.wordpress.com/2008/08/26/estudios-en-romanos-soy-deudor/

Predicando el Evangelio.

Introducción.

Uno de los primeros resultados en la vida de una persona al nacer de nuevo, es un vivo deseo de hacerle conocer a otros lo que
está experimentando en su nueva vida en Cristo. Esto es lo que la Biblia llama “testificar”, o “dar testimonio” o “ser testigos” de
Cristo. Y es una de las pruebas de una conversión genuina a Cristo.
Alguien ha dicho que testificar es: “Un mendigo diciéndole a otro mendigo dónde conseguir pan”. Es el deseo de hacerle conocer
a otros el gozo de haber encontrado el Pan de Vida, Jesucristo, quien ha saciado la necesidad más profunda de nuestra alma. Es
el deseo de que otros experimenten el mismo gozo y bendición.

Cómo Presentar el Evangelio.

Lo que sigue es sólo una orientación fundamental para ayudarte a testificar a tus familiares y amigos y ser un ganador de almas,
a la vez que podrás luego enseñar a otros para que hagan lo mismo.

1. Consideraciones Previas.

a. Recuerda que tu responsabilidad es sólo presentar el mensaje de salvación de la mejor manera posible. No es tu tarea o
responsabilidad convertir a la gente. La salvación de una persona es algo sobrenatural, que requiere del poder sobrenatural
de Dios (Zacarías 4.6.), y no depende de la elocuencia o la capacidad humanas.

b. Aunque vas a aprender algunos principios y pautas para testificar, y debes hablar del Señor en toda oportunidad que se te
presente, también debes Depender de la Dirección del Espíritu Santo para determinar la persona, el momento apropiado y
las palabras apropiadas para que tu testimonio tenga la mayor efectividad.

c. Ora de manera definida por la obra del Espíritu Santo sobre la persona antes, durante y después de testificarle.

d. Hazlo con Amor y Paciencia.

e. ¡Nunca Discutas! Las discusiones nunca ayudan a ganar a las personas sino a alejarlas de Cristo. Podrás ganar la discusión,
pero habrás perdido un alma.

f. No Te Desanimes si algunos no aceptan tu testimonio, o no se convierten. Otros lo haran. Sigue orando e insiste. No te están
rechazando a ti, sino a Cristo. Recuerda la oración de Jesús en favor de los que le crucificaban: “Padre, perdónalos porque no
saben lo que hacen”.

Cómo Comenzar.

a. Interesate por la vida de la persona a quíen testificas. Quizás tengas que comenzar hablando de temas generales o
seculares.

b. Introduce gradualmente el tema de espiritual de una manera natural y no forzada. Si notas que la persona no quiere
entrar en el tema, no insistas. Ora que Dios te de otra oportunidad.

c. Da tu Testimonio Personas en forma breve, recalcando los aspectos positivos, y dando siempre el primer lugar al Señor y
bien si encuentras el de otra persona apropiado para el momento, también cuentalo.

Las 2 Preguntas Diagnostico

Si no conoces a la persona, estas dos preguntas te ayudardn a descubrir con mucha probabilidad su verdadera condición
espiritual. Si la conoces y sabes que no ha nacido de nuevo, te pueden ayudar a entrar en el tema. Puedes variar las palabras,
pero manteniendo la idea principal.

a. Si murieras hoy, ¿estás seguro(a) de que irías al cielo?

Si responde que no está seguro(a), puedes contarle cómo tú tampoco lo estabas, hasta que descubriste por la Biblia que sí era
posible estar seguro.

Si te responde que si está seguro, no lo contradigas. Entonces añade la siguiente pregunta

b. Supongamos que mueres esta noche y tienes que presentarte ante Dios. Si Él te preguntará: “¿Por qué debo permitirte entrar
al cielo?”, ¿qué le responderías?

Si da cualquier otra razón que no sea la fe en la obra de Cristo en la cruz, sabes que probablemente no ha nacido de nuevo. Es
muy común que estén confiando en sus buenas obras, o en que no hacen daño a nadie.

Sin necesidad de decirle que está equivocado(a), y reconociendo lo importante que es todo esto, puedes comenzar a presentarle
el plan de salvación, con todo el entusiasmo que el Espiritu Santo ponga en tu corazón.

Un Bosquejo del Evangelio


Aprende de memoria este bosquejo, pero considéralo siempre sólo como una ayuda. Mantente flexible para variarlo según te
dirija el Espíritu Santo, y de acuerdo con el desarrollo del dialogo y a las reacciones de la persona.

De preferencia usa la Biblia, haciendo que la persona lea los versículos por ella misma. Trata de añadir otros versículos similares
de tu propia “cosecha”, los que haran tu testimonio más auténtico, personal y variado.

El Bosquejo

a. Dios ama al ser humano - Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

b. Pero el hombre es pecador - Romanos 3:23: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”.

c. Y el pecado tiene un castigo - Romanos 6:23: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro”.

d. Pero Cristo sufrió nuestro castigo - Romanos 5:8: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros”.

e. Por eso nuestra salvación es gratuita - Efesios 2:8-9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”.

f. Debemos recibir a Cristo como nuestro Salvador - Juan 1: 12: “Mas a todos los que le recibieron (a Cristo), a los que
creen en su nombre, les dio potestad de hacerse hijos de Dios.”

g. Y reconocerlo como el Señor de nuestra vida - Romanos 10:9: “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.

Guiandolo a la Decisión

Este es el momento culminante de la presentación del Evangelio. Debe hacerse en oración, pidiendo que el Espíritu Santo obre
en el corazón de la persona. Las preguntas que siguen son sólo modelos o ejemplos.

a. La pregunta calificadora

- ¿Has entendido bien lo que Cristo ha hecho por ti?”

- ¿Te das cuenta de que Cristo quiere entrar en tu vida como tu Salvador y Señor; perdonar todos tus pecados y darte vida
eterna?

Si la respuesta es afirmativa, prosigue a

b. La pregunta de decisión

- “¿Quieres confiar solamente en Cristo para el perdón de tus pecados y para tu salvación?”

- “¿Estás dispuesto a arrepentirte de tus pecados y seguir a Cristo?”

- “¿Quieres recibir a Cristo como tu Salvador y como el Señor de tu vida?”

Si la respuesta es afirmativa, pídele que repita contigo


c. La oración de decisión, con palabras como éstas

“Señor Jesús, reconozco que soy un pecador(a), y que necesito tu perdón. Me arrepiento de mis pecados. Creo que pagaste por
ellos al morir en mi lugar, pero que luego resucitaste y que vives para siempre. Te invito a entrar en mi vida como mi Salvador
personal. Te reconozco como el Señor de mi vida. Recibo la vida eterna que me ofreces. Gracias, Señor.” , Por favor usar esta
oración solo de modelo y deja al Espiritu Santo que te use en oración; no conviertas esto en un rezo.

Termina orando por la persona.

Dale confianza y reafirma la seguridad del perdón de sus pecados y de la vida eterna, dando gracias y la gloria a Dios!.

Razones para Testificar

1. Porque es un mandamiento según Mateo 28:18-20 que dice:


18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos
a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas
las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

2. Dios nos ha bautizados con el Espíritu Santo según Hechos 1:8.

8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en
Samaria, y hasta lo último de la tierra.

con el fin de estar capacitados para la predicación del evangelio.

3. Pablo en Romanos 1: 14-16.

14 A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor. 15 Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el
evangelio también a vosotros que estáis en Roma.

declara la condición de cada uno de nosotros luego de la conversión al evangelio

4. Según Hechos 8: 4-8.

4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de
mí. 5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

6 Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? 7 Y les dijo:
No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; 8 pero recibiréis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra.

menciona que serán capacitados con el Espíritu Santo a los póstoles y los discípulos y luego se les vio la orden de anunciaron el
Evangelio.

5. Testificando es una de las maneras en que respondemos al amor de Dios demostrado en Cristo:

2 Corintios 5:14-15.

14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; 15 y por todos
murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

6. Ezequiel 3:18-19. es una amonestación muy solemne con referencia al testimonio para salvación: “Cuando yo dijere al impío:
De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares … el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano.
Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morira por su maldad, pero tú
habrás librado tu alma.”

7. Hay gozo en ganar almas para el Reino de Dios, porque las estamos arrancando de un camino seguro a la condenación etema
y de una vida sin propósito ni esperanza (Salmo 126:5-6).

5 Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.

6 Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla;

Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.

http://amen-amen.net/biblia/?p=51

You might also like