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Nuevas formas de extracción del petróleo

Diseñan métodos de extracción de petróleo más eficientes


y ecológicos
Se utilizan nuevos aditivos para tratar el dióxido de carbono (CO2)

Un equipo de investigadores de la University of Bristol, junto al Science and Technology Facilities


Council (STFC) y el ISIS Neutron Source han logrado desarrollar nuevas metodologías para la
extracción de petróleo, que tienen la particularidad de ser más eficientes y respetuosas con el
medio ambiente que las empleadas en la actualidad. Las técnicas se basan en nuevos aditivos para
tratar el dióxido de carbono, en uno de los procesos más importantes para extender la vida de las
reservas hidrocarburíferas. Por Pablo Javier Piacente.

Una nueva forma de tratar el dióxido de carbono (CO2) podría permitir el desarrollo de métodos
extractivos de petróleo más ecológicos que los actuales, de acuerdo a una investigación
desarrollada por especialistas de la University of Bristol, junto al Science and Technology Facilities
Council (STFC) y el ISIS Neutron. Además, los nuevos aditivos empleados también se podrían
utilizar para reducir el daño ambiental causado por otros procesos industriales.

Más allá de la extracción de petróleo, las nuevas técnicas podrían disminuir el pasivo ambiental
generado por actividades como el procesamiento de alimentos o la fabricación de dispositivos
electrónicos. Los resultados de este trabajo se han publicado en la revista especializada Langmuir,
además de difundirse a través de notas de prensa de la University of Bristol y del Science and
Technology Facilities Council.

Los investigadores han desarrollado un nuevo aditivo que puede funcionar como disolvente en el
proceso de recuperación de petróleo, siendo viable a escala comercial y optimizando la cantidad
de petróleo crudo que puede ser extraído de los yacimientos hidrocarburíferos.

El dióxido de carbono es útil en la recuperación mejorada de petróleo, ya que es capaz de fluir a


través de los poros de la roca con mayor facilidad que el agua. El nuevo aditivo trabajado es un
tensioactivo, que permite que el dióxido de carbono fluya a través de la roca de manera aún más
eficiente.
Un nuevo enfoque

La nueva metodología tiene varias consecuencias positivas. Por un lado, disminuye la cantidad de
CO2 liberado hacia la atmósfera durante los procesos de extracción de petróleo y en otros
procesos industriales. Por otra parte, al incrementar el factor de recobro de los yacimientos
hidrocarburíferos permite que las energías renovables como la solar, la eólica o el hidrógeno
optimicen su desarrollo hasta tener que reemplazar definitivamente a las fuentes energéticas
basadas en los combustibles fósiles.

El dióxido de carbono líquido es cada vez más utilizado en la industria hidrocarburífera para
sustituir a otros disolventes empleados históricamente, ya que requiere un menor proceso de
trabajo y puede ser fácilmente reciclado. La dificultad es que los aditivos que se requieren para
estos procesos son perjudiciales para el medio ambiente.

Este nuevo desarrollo de un equipo internacional de ingenieros e investigadores abre una gran
esperanza para la solución de este inconveniente. Durante mucho tiempo se ha perseguido el
objetivo de encontrar un producto químico o aditivo capaz de modificar las propiedades del CO2,
para potenciar su uso generalizado como solvente en la recuperación mejorada de petróleo, pero
implicando un menor perjuicio ambiental.

Los avances tecnológicos anteriores han involucrado tensioactivos que contienen flúor, que
aunque resultan operativos y funcionales para el tratamiento del CO2 son altamente nocivos para
el medio ambiente. El nuevo aditivo empleado como agente tensioactivo en el marco de esta
investigación no contiene flúor, y es inofensivo a nivel ambiental.

Ventajas operativas

El dióxido de carbono líquido, potenciado con este nuevo aditivo, es una alternativa eficaz,
económica, no tóxica, no inflamable y ambientalmente responsable frente a los solventes
petroquímicos convencionales. Incluso el uso de agua como disolvente, por ejemplo, trae también
otros problemas.

Es que después de ser utilizada para extraer el aceite de las rocas requiere de una profunda
limpieza antes de poder ser empleada de nuevo, mientras que el dióxido de carbono líquido puede
volver a utilizarse de inmediato. En consecuencia, se gana un valioso tiempo desde el punto de
vista operativo.

El nuevo aditivo se ha denominado TC14, y ha sido sometido a prueba como surfactante a través
de métodos experimentales que emplean haces de neutrones, obteniendo un punto de vista a
nivel molecular del proceso logrado. Con este método es posible revelar plenamente las acciones y
propiedades del sistema.

Este proyecto de investigación fue financiado por el Engineering and Physical Sciences Research
Council (EPSRC) del Reino Unido y por el Department of Energy de los Estados Unidos. Además, el
trabajo no hubiera sido posible sin la colaboración técnica entre la University of Bristol y la firma
Kruss GmbH.

Ubicado un yacimiento, se perfora el terreno hasta llegar al mismo. Se monta una torre metálica de 40-50
metros de altura que sostendrá los equipos y el subsuelo se taladra con un trépano que cumple un doble
movimiento: avance y rotación. Tanto el trépano como la barra que lo acciona tienen conductos internos para
que circule una suspensión acuosa de bentonita, arcilla amarillenta de adhesividad apropiada. Esa suspensión
enfría al trépano y arrastra el material desmenuzado hacia la superficie.

En su boca los pozos tiene 50 cm de diámetro pero éste es de menor a mayor profundidad. Antes se perforaba
verticalmente pero ahora se trabaja en cualquier dirección usando barras articuladas. Estos dispositivos
permiten "dirigir" el trépano, sorteando obstáculos. Así, en Comodoro Rivadavia, se extrae petróleo de
yacimientos situados bajo la ciudad sin necesidad de erigir torres en el núcleo urbano.

En Mendoza hay pozos de 1 500 a 1 800 metros pero en Salta se ha necesitado 4 000 metros de profundidad. a
medida que progresa la perforación se insertan caños de acero, adosados al terreno con cemento, para impedir
desmoronamientos e infiltración de agua. En la proximidad del yacimiento escapan gases. Entonces se
extreman las precauciones. En algunas oportunidades la gran presión de dichos gases origina la surgencia
natural, espontánea y descontrolada, con riesgos de inflamación. Después el petróleo fluye lentamente siendo
conducido a depósitos. Cuando la presión natural disminuye el petróleo se bombea mecánicamente.

El rendimiento promedio de los pozos argentinos no es alto, está comprendido entre 10 y 20 m3/día. En casos
excepcionales se registran hasta 500 m3/día. Los países anglosajones valúan el volumen extraído en una
unidad convencional: el barril. Un barril equivale a 36 galones, cada uno de ellos de 4,5 litros, de donde:
1 barril = 36 x 4,5 litros = 162 litros = 0,162 m3

(Leí en BBC que ahora lo harán con robótica) Así que sería interesante, un tema así.

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