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Actos Procesales

La conceptualización del acto procesal requiere de la delimitación de otros


conceptos de los que necesariamente va a depender, de manera que el estudio de
los actos procesales sólo puede desarrollarse desde la concepción que se
sostenga en torno a la teoría general del hecho jurídico y del acto jurídico, y del
hecho jurídico procesal y el acto jurídico procesal.

Hecho, hecho jurídico, hecho procesal

 Se entiende por hecho todo acaecer, todo acontecimiento, ej: un terremoto,


una inundación, el nacimiento de una persona o deceso de una persona.
“El hecho es cualquier suceso ajeno a la voluntad del hombre” (Briseño
Sierra, Humberto)
Para Carnelutti el hecho es el ciclo histórico que lleva de una a otra
situación.
 Una clase de hechos son los hechos jurídicos. El hecho jurídico es el
acaecimiento producido en el mundo exterior que comporta la modificación
-en cuanto creación, mera alteración o extinción- de una realidad jurídica
determinada existente entre dos o más personas. Así la muerte de una
persona que es un hecho natural es también un hecho jurídico, porque
determina un cambio en la situación de los bienes del decujus (transmisión
de la propiedad y posesión de los bienes a los herederos).

Ahora bien, El hecho jurídico procesal es igualmente el acaecimiento del


mundo exterior pero que tiene efectos o consecuencias en el proceso. Así La
muerte que es un hecho jurídico como ya dijimos puede ser al mismo tiempo un
hecho procesal, cuando la persona fallecida era parte del proceso, lo que trae
consecuencias procesales, tales como la posible sucesión procesal en un proceso
civil o la terminación del proceso penal en caso de muerte del acusado.

Acto, acto jurídico, acto procesal

 Una clase de hecho son los actos. Los actos se caracterizan porque son
acaecimientos que dependen de la voluntad humana. Así la caída natural
de la fruta sobre el techo del vecino por acción de la gravedad es un hecho,
pero el lanzamiento voluntario de la fruta por el propietario del fundo sobre
el techo del vecino es un acto.
 Así como el acto es una especie de hecho, el acto jurídico es una especie
de hecho jurídico que implica la actividad de una persona en cuanto a la
manifestación de su voluntad y en ello se diferencia del hecho jurídico, en el
que no interviene para nada dicha voluntad. Por ej. La transmisión de la
propiedad por acto entre vivos, mediante acuerdo entre el comprador y
vendedor sobre el objeto y el precio, es un acto jurídico, porque la
modificación producida depende de la voluntad humana, pero la trasmisión
de la misma propiedad a causa de muerte, es un hecho jurídico, porque la
modificación no es producto de la voluntad humana.

Finalmente el acto procesal es una especie de acto jurídico caracterizado


porque la modificación producida afecta directamente al proceso. La procesalidad
del acto asienta Carnelutti, no se debe a que se verifique en el proceso, sino a que
valga en el proceso.
De acuerdo con esto puede definirse el acto procesal como “la conducta
realizada por un sujeto procesal, susceptible de constituir, modificar o extinguir el
proceso”. (Pierre Tapia. Jurisprudencia cit. Año 1989 No 5 p. 113).
Para Couture por acto procesal se entiende “el acto jurídico emanado de
las partes, de los agentes de la jurisdicción o aun de los terceros ligados al
proceso, susceptible de crear, modificar o extinguir efectos procesales.”

Clasificación de los actos procesales

Según Eduardo Couture. Un primer criterio para clasificar los actos


procesales consiste en tomar como punto de referencia a su autor.

Cabe distinguir, colocándose en este punto de vista:

Actos del tribunal; por tales se entienden todos aquellos actos emanados
de los agentes de la jurisdicción, entendiendo por tales no sólo a los jueces, sino
también a sus colaboradores. La importancia de estos actos radica en que
constituyen, normalmente, una manifestación de la función pública y se hallan
dominados por los principios que regulan la producción de actos jurídicos de
derecho público.
Actos de partes; por tales se entienden aquellos que el actor y el
demandado (y eventualmente el tercero litigante) realizan en el curso del proceso.
La multiplicidad de los actos de esta índole, obligará, más adelante, a realizar
ulteriores clasificaciones utilizando otros puntos de vista.
Actos de terceros; por tales se entienden aquellos que, sin emanar de los
agentes de la jurisdicción ni de las partes litigantes, proyectan sus efectos sobre el
proceso; así, por ejemplo, la declaración del testigo, el informe del perito, la
actividad del martillero o del agente de la fuerza pública. Estos actos, por su propia
índole, constituyen normalmente colaboraciones de particulares a la obra de los
agentes de la jurisdicción y, frecuentemente, son instituidos como deberes
públicos del individuo.

Esta clasificación que tiene por punto de vista el agente del acto, proyecta
sus consecuencias sobre la validez del mismo y sobre su responsabilidad.

Actos del Tribunal:

Los actos del tribunal son, decíamos, actos de los agentes de la


jurisdicción.
Al tribunal incumbe, fundamentalmente, decidir el conflicto de intereses que
le es sometido. Pero no es ésa su única actividad, ya que, para llegar a la decisión
es necesario, como se dice en la doctrina francesa, mettre le proces en état d'etre
ugé.
Surge de aquí la siguiente clasificación:

a) Actos de decisión; por tales se entienden las providencias judiciales


dirigidas a resolver el proceso, sus incidencias o asegurar el impulso procesal.
b) Actos de comunicación; son aquellos dirigidos a notificar (notum
facere) a las partes o a otras autoridades, los actos de decisión.
c) Actos de documentación; son aquellos dirigidos a representar
mediante documentos escritos, los actos procesales de las partes, del tribunal o
de los terceros.

Debe distinguirse, según se pasa a demostrar, el acto a documentar y el


documento.
Los actos de comunicación constituyen tan sólo un medio de establecer el
contacto de los órganos de la jurisdicción con las partes (notificaciones) o con
otros órganos del poder público (oficios, en sentido genérico). En cuanto a los
actos de documentación reclaman algunas aclaraciones. Debe evitarse, ante todo,
la confusión frecuente entre el acto procesal y el documento propiamente dicho.
El acto precede al documento. Lo que queda en el expediente es el
documento; el acto es su antecedente necesario.
Cuando el actuario registra en los autos el juramento de la parte,
representa el instante en el cual la parte jura.
Consecuencia del juramento y del acto de representarlo, es el documento.
Tenemos, pues, un acto procesal de la parte: el juramento; un acto procesal del
tribunal: la redacción del acta que representa (vuelve a presentar por escrito) el
acto de jurar; y un objeto (el documento representativo). La palabra "notificación"
en el lenguaje forense, representa, indistintamente, el acto de hacer saber la
decisión, el acto de extender la diligencia por escrito y el documento que registra
toda esa actividad.

Actos de las partes

Los actos de las partes tienen por fin obtener la satisfacción de las
pretensiones de éstas.
Pero por las mismas razones por las cuales no toda la actividad del tribunal
es actividad de decisión, no toda la actividad de las partes es actividad de
postulación.
Cabe, en este sentido hacer algunas distinciones indispensables.
Corresponde distinguir entre actos de obtención y actos dispositivos.
Los primeros tienden a lograr del tribunal la satisfacción de la pretensión,
los segundos, tienen por objeto crear, modificar o extinguir situaciones procesales.

Entre los actos de obtención cabe distinguir:

a) Actos de petición; o sea aquellos que tienen por objeto determinar el


contenido de una pretensión; ésta puede referirse a lo principal del asunto
(pretensión de la demanda; pretensión de la defensa) o a un detalle del
procedimiento (admisión de un escrito, rechazo de una prueba).
b) Actos de afirmación; se trata de aquellas proposiciones formuladas a lo
largo del proceso, dirigidas a deparar al tribunal el conocimiento requerido por el
petitorio; estas afirmaciones se refieren tanto a los hechos como al derecho;
también se acostumbra clasificar estas proposiciones en participaciones de
conocimiento (saber jurídico) o participaciones de voluntad (querer jurídico).
c) Actos de prueba; se trata de la incorporación al proceso de objetos
(documentos) o relatos (declaraciones reconstruidas en el proceso escrito
mediante actas) idóneos para crear en el tribunal la persuasión de la exactitud de
las afirmaciones.

Los actos dispositivos se refieren al derecho material cuestionado en el


proceso o a los derechos procesales particulares.

Disposición del derecho existe mediante:

a) Allanamiento; se trata del acto de disposición del demandado, mediante


el cual éste se somete lisa y llanamente a la pretensión del actor; el allanamiento
comprende el reconocimiento de la verdad de los hechos y del derecho invocado
por el adversario. El allanamiento coincide con la confesión, en cuanto se trata de
un reconocimiento de hecho. Difiere de la confesión, en cambio, en cuanto no
existe confesión del derecho; el derecho no se confiesa. Un reconocimiento del
derecho no obliga necesariamente al juez, por aplicación del principio jura novit
curias.
b) Desistimiento; se trata de la renuncia del actor al proceso promovido o
del demandado a la reconvención.
c) Transacción; examinada desde el punto de vista estrictamente procesal,
la transacción es una doble renuncia o desistimiento; el actor desiste de su
pretensión y el demandado renuncia a su derecho a obtener una sentencia; este
acto «dispositivo procesal corresponde a un contrato análogo de derecho material
en el cual ambas partes, haciéndose recíprocas concesiones, dirimen su conflicto
mediante autocomposición. Así entendida, la transacción no es, como se dice
habitualmente, un subrogado de la cosa juzgada, sino una doble renuncia a la
cosa juzgada. El precepto legal que asimila la transacción a la cosa juzgada, lo
hace tan sólo en cuanto a sus efectos.

Los actos dispositivos de derechos procesales particulares, son aquellos


actos de renuncia a ciertos escritos, medios de defensa, medios de prueba, etc.

Actos de Terceros

La clasificación nos conduce a distinguir:

a) Actos de prueba; son, sin duda, los actos más importantes, .va que
entre ellos caben la declaración de testigos, los dictámenes de peritos, la
autorización de documentos por escribanos o funcionarios habilitados, etc.
b) Actos de decisión; en ciertas circunstancias la ley demanda a los
terceros la decisión de un punto del proceso; tal es el caso del jurado popular en
los regímenes que aún lo mantienen, del perito arbitrador o de los árbitros que
deben decidir, en materia comercial el dolo o fraude en los contratos.
e) Actos de cooperación; así ocurre cuando, por ejemplo, se requiere la
colaboración del empleador para asegurar el cumplimiento de la sentencia que
condena al pago de las pensiones alimentarias adeudadas por el empleado, o la
colaboración del martillero para la venta por remate de los bienes embargados.

La determinación de la calidad de parte o de tercero en los actos


procesales, reviste muy particular importancia cuando se trata de calificar la
naturaleza de éstos. Así, por ejemplo, una declaración cambia de valor si ella
emana de la parte (confesión) o de un tercero (testigo); o de parte del tribunal
(sentencia) o de terceros (veredicto, laudo arbitral, peritaje arbitral).
Distinta es no sólo la eficacia de los actos según provengan de unos o de
otros, sino también la responsabilidad que de ellos emana.

Deber, Obligación y Carga de Realizar Actos Procesales:

Diversos Imperativos Jurídicos:

Los imperativos jurídicos han sido clasificados en deberes, obligaciones y


cargas.
Deberes son aquellos instituidos en interés de la comunidad; obligaciones,
aquellos instituidos en interés de un acreedor; cargas, aquellos que se determinan
en razón de nuestro propio interés.
Los deberes, obligaciones y cargas aparecen en todos los campos del
orden jurídico. Pero en el proceso esas tres formas de imperativos jurídicos se
presentan con caracteres bien acentuados y visibles.

Deberes Procesales:

Son deberes procesales aquellos imperativos jurídicos establecidos en


favor de una adecuada realización del proceso. No miran tanto el interés individual
de los litigantes, como el interés de la comunidad.
En ciertas oportunidades, esos deberes se refieren a las partes mismas,
como por ej: deber de decir la verdad, de lealtad, de probidad en el proceso.
En otras alcanzan a los terceros, tales como el deber de declarar como
testigo, de actuar como perito luego de haber aceptado el encargo, o de servir
como árbitro, también luego de haber aceptado el cometido.
En otras se refieren a los deberes administrativos de los magistrados y sus
colaboradores. Así, por ejemplo, el deber de residir en el lugar donde prestan sus
servicios, de asistir diariamente a sus oficinas etc.
Los deberes procesales, como en general los demás deberes jurídicos, no
pueden ser objeto, a diferencia de las obligaciones y de las cargas, de ejecución
forzosa.
La efectividad en el cumplimiento. de los deberes procesales se obtiene,
normalmente, mediante sanciones, ya sean de carácter físico o personal, como el
arresto del testigo que se rehúsa a asistir a declarar; ya sean de carácter
pecuniario, como la multa impuesta al perito que no presenta su dictamen; ya sean
de carácter funcional, como la pérdida, la postergación o la suspensión del
empleo. Estas sanciones son formas de coacción moral o intimidación. En verdad
no hay forma material de hacer cumplir por la fuerza esta clase de deberes.
Obligaciones Procesales:

Son obligaciones procesales aquellas prestaciones impuestas a las partes


con ocasión del proceso.
Si bien algunos autores niegan la existencia de obligaciones procesales, no
puede dejarse de reconocer que, reiteradamente, la experiencia jurídica nos
coloca frente a imperativos de esta índole.
La más acentuada de las obligaciones procesales es la que surge de la
condena en costas. En nuestro concepto existe además una responsabilidad
procesal, derivada del abuso del derecho de acción o del derecho de defensa.
El daño que se cause con ese abuso, genera una obligación de reparación,
que se hace efectiva mediante la condena en costas. La condena en costas
constituye una forma de imponer, por acto judicial, una obligación cuya naturaleza
procesal parece muy difícil de desconocer.
Existen, también, obligaciones procesales derivadas de los actos
dispositivos, tales como el allanamiento a la demanda o el desistimiento.
El proceso genera, asimismo, obligaciones económicas frente al Erario,
derivadas de los tributos que se pagan con ocasión del proceso.

Cargas Procesales:

La carga procesal puede definirse como una situación jurídica instituida en


la ley consistente en el requerimiento de una conducta de realización facultativa,
normalmente establecida en interés del propio sujeto, y cuya omisión trae
aparejada una consecuencia gravosa para él.
En este sentido, la noción de carga se diferencia claramente del derecho.
En tanto que el derecho a realizar un acto de procedimiento es una facultad que la
ley otorga al litigante en su beneficio (facultad de contestar la demanda, de
producir prueba, de alegar de bien probado), la carga es una conminación o
compulsión a ejercer el derecho.
Desde este punto de vista, la carga funciona, diríamos, á double face; por
un lado el litigante tiene la facultad de contestar, de probar, de alegar; en ese
sentido es una conducta de realización facultativa; pero tiene al mismo tiempo algo
así como el riesgo de no contestar, de no probar y de no alegar. El riesgo consiste
en que, si no lo hace oportunamente, se falla el juicio sin escuchar sus defensas,
sin recibir sus pruebas o sin saber sus conclusiones.
Así configurada, la carga es un imperativo del propio interés. Quien tiene
sobre sí la carga se halla compelido implícitamente a realizar el acto previsto; es
su propio interés quien le conduce hacia él. La carga se configura como una
amenaza, como una situación embarazosa que grava el derecho del titular. Pero
éste puede desembarazarse de la carga, cumpliendo.
En otro sentido, carga es también noción opuesta a obligación.
Cuando se dice que la obligación es un vínculo impuesto a la voluntad, se acentúa
la circunstancia de que existe una libertad jurídica de cumplir o no cumplir la
obligación. Pero, evidentemente, esa actitud de no cumplir la obligación deriva en
consecuencias perjudiciales.
Todo individuo es libre de obrar o de no obrar. Asumiendo las
consecuencias de sus propios actos. El contenido de una orden, haciendo
abstracción de su imperatividad coactiva, no se puede expresar sino con las
palabras: "esto debe ser así”. Y en el derecho procesal, esta imperatividad
coactiva consiste en poner a cargo de los individuos las consecuencias penosas
de sus acciones o de sus omisiones.
La diferencia sustancial radica en que, mientras en la obligación el vínculo
está impuesto por un interés ajeno (el del acreedor), en la carga el vínculo está
impuesto por un interés propio.
La oposición entre obligación y carga no reside, pues, en la sujeción de la
voluntad, que es un elemento común a ambos fenómenos. Reside en las
consecuencias derivadas de la omisión.

Esas consecuencias opuestas son:

a) que la obligación insatisfecha crea un derecho en favor del acreedor; en la


carga insatisfecha sólo nace un perjuicio del que debe asumir la conducta
establecida en la ley;
b) que a la obligación insatisfecha corresponde la responsabilidad subjetiva o
voluntaria; en tanto que a la carga insatisfecha corresponde, normalmente, la
responsabilidad objetiva derivada de la inactividad. El efecto previsto se produce,
en la mayoría de los casos, ope legis, aun sin la voluntad del adversario y sin
constituir ningún derecho para éste.

Como se advierte, estas distinciones dentro del elemento común de Vínculo


de la voluntad, más que oposiciones son variantes de un mismo género.

Cargas e Impulso Procesal:

La relación del concepto de carga con el de impulso procesal radica en que


el juicio avanza también mediante cargas impuestas a las partes.
Con el solo recuerdo de las enunciadas, que son apenas las más
importantes (carga de la contestación, carga de la prueba, carga de la conclusión,
carga de concurrir al tribunal a notificarse), se percibe que la ley insta a la parte a
realizar los actos, bajo la conminación de seguir adelante en caso de omisión. La
carga funciona impeliendo a comparecer, contestar! probar, concluir, asistir, bajo
la amenaza de no ser escuchado y de seguir adelante.
Pero estas amenazas no configuran un derecho del adversario. No puede
hablarse, por ejemplo, de un derecho del actor a que se falle el juicio sin la prueba
del demandado. La omisión del adversario podrá indirectamente beneficiar la
condición del actor, pero ningún derecho le otorga.

Forma, lugar y tiempo de los actos procesales

Las conductas de los sujetos procesales, han de realizarse


organizadamente en el proceso, y no en forma anárquica ni discrecional, tal
organización se logra si las conductas de los sujetos que intervienen se realizan
bajo ciertas formas de expresión y en ciertas condiciones de lugar y de tiempo que
garanticen a los sujetos la necesaria certeza del derecho y la igualdad del
tratamiento en el proceso.

 Forma de expresión de los actos procesales :

La forma es la manifestación externa del acto, si bien no se refiere a todos


los requisitos del acto, sino sólo a aquéllos que atienden a cómo se exterioriza el
mismo. En otras palabras la forma son “aquellos requisitos que deben llenar la
conducta de los sujetos del proceso, en relación al modo de expresión de las
mismas”. ( Zanzucchi. Ob . cit, p 390. Alsina, Tratado 1941. Tomo I)

-Uso del idioma legal: la regla más general relativa al modo de expresión
de los actos procesales, se refiere al uso del idioma legal que es el castellano.

La regla está contenida el Art 183 del CPC que establece: “ En la realización
de los actos procesales sólo podrá usarse el idioma legal que es el castellano” ; y en el
Art 13 del C.C según el cual: “El idioma legal es el castellano. Las oficinas públicas no
podrán usar otro en sus actos; y los libros de cuentas de los comerciantes, banqueros,
negociantes, empresarios y demás industriales, deben llevarse en el mismo idioma”.
En el Código de Procedimiento Civil son manifestaciones de esta regla, en
los actos de prueba, cuando la persona interrogada no conociere el idioma
castellano, se le nombrará un intérprete que jurará previamente traducir con
fidelidad las preguntas y las respuestas (Art 184 C.P.C) y cuando deban
examinarse documentos extendidos en idioma extranjero, deberá ordenarse su
traducción por Intérprete Público. (Art 185 C.P.C).
También cuando el poder se ha otorgado en el exterior en idioma extranjero
dispone la ley su traducción al castellano por intérprete jurado (Art. 157 C.P.C).
Caso especial lo constituye el Art 186 C.P.C el cual establece : “Cuando se
deba interrogar a un sordo, a un mudo o a un sordomudo, al sordo se le presentarán las
preguntas escritas, así como cualquier observación del Juez para que conteste
verbalmente; al mudo se le hará verbalmente la pregunta para que la conteste por escrito;
y al sordomudo se le harán las preguntas y las observaciones por escrito, para que
responda también por escrito. Lo escrito se agregará al original, además de copiarse en el
acta.

Si el sordo, el mudo o el sordomudo no supieren leer ni escribir, no podrán ser


interrogados en el juicio civil.

-La escritura: el proceso civil venezolano está dominado absolutamente


por el principio de la escritura. Los actos de las partes y del Tribunal deben
realizarse por escrito (Art 25 C.P.C)
La forma escrita de los actos de las partes comprende los dos modos
establecidos en el Art 187 C.P.C:”Las partes harán sus solicitudes mediante diligencia
escrita que extenderán en el expediente de la causa en cualquier hora de las fijadas en la
tablilla o Cartel a que se refiere el artículo 192, y firmarán ante el Secretario; o bien por
escrito que presentarán en las mismas horas al Secretario, firmado por la parte o sus
apoderados.”
En cuanto a los actos del Tribunal, también estos deben realizarse por
escrito. La Ley procesal dispone en su Art 188: “ Los actos del Tribunal se realizarán
también por escrito, bajo el dictado o las instrucciones del Juez, en términos claros
precisos y lacónicos. Las observaciones, reclamaciones, salvedades o recursos de
quienes intervinieren en el acto, se manifestarán al Juez, quien redactará sustancialmente
el acta, sin alterar la verdad de lo que haya pasado, ni omitir nada de lo expuesto. Si
leídos, el interesado observare algo de más o de menos de lo que quisiere hacer constar,
se escribirá lo observado en términos precisos y breves…”
Siendo el proceso totalmente escrito, la realización de los diversos actos da
origen al expediente de la causa, que como lo define Couture, es el “legajo de
actuaciones o piezas escritas que registran los actos procesales realizados en
juicio, ordenadas cronológicamente y foliadas en forma de libro provistas de una
carátula destinada a su individualización.” (Couture, Vocabulario jurídico. Voz:
Expediente).
En nuestro derecho la formación del expediente es obligatoria. La Ley
establece en el Art 25 C.P.C: “… todo asunto se formará expediente separado con un
número de orden, la fecha de su iniciación, el nombre de las partes y su objeto. Las
actuaciones deben observar el orden cronológico, según la fecha de su realización y la
foliatura del expediente se llevará al día y con letras, pudiéndose formar piezas distintas
para el más fácil manejo, cuando sea necesario.”
El expediente de la causa es único; su custodia es una obligación del
secretario del Tribunal, quien está facultado para presentar el expediente a las
partes, a pedido de éstas, para imponerse de cualquier solicitud hecha o
providencia dictada.
Además, las actas del expediente contentivas de actuaciones de las partes
o del Tribunal, debidamente firmadas y selladas, son documentos públicos en el
sentido del Art 1357 del Código Civil: “ Instrumento público o auténtico es el que ha
sido autorizado con las solemnidades legales por un Registrador, por un Juez u otro
funcionario o empleado público que tenga facultad para darle fe pública, en el lugar donde
el instrumento se haya autorizado.” ; y a su vez tales documentos públicos, no
pueden ser impugnados sino por el procedimiento de la tacha de falsedad
conforme al Art 1359 C.C:
“El instrumento público hace plena fe, así entre las partes como respecto de
terceros, mientras no sea declarado falso:1º, de los hechos jurídicos que el funcionario
público declara haber efectuado, si tenía facultad para efectuarlos; 2º, de los hechos
jurídicos que el funcionario público declara haber visto u oído, siempre que este facultado
para hacerlos constar”.
Por la naturaleza y función propia de la diligencia y de los escritos o
memoriales, la ley establece ciertas prohibiciones que redundan en salvaguarda
de la moral y de la seguridad jurídica en el proceso, así:
Art 171 C.P.C: “Las partes y sus apoderados deberán abstenerse de emplear en
sus diligencias y escritos expresiones o conceptos injuriosos o indecentes. El Juez
ordenará testar tales conceptos si no se hubiesen notado antes, apercibiendo a la parte o
al apoderado infractor, para que se abstengan en lo sucesivo de repetir la falta, con una
multa de dos mil bolívares por cada caso de reincidencia.”
Art 109 C.P.C: “Toda enmendadura, aunque sea de foliación, palabras testadas y
cualquier interlineación, deberá salvarse por el Secretario, bajo la multa de doscientos
bolívares por cada falta de esta naturaleza. Los defectos de esta clase que se noten en
los escritos presentados por las partes, impedirán su admisión, si no están salvados por la
parte misma, de lo cual dejará constancia el Secretario en la nota de presentación...”

-La publicidad: los actos procesales no solo deben realizarse en el idioma


legal y por escrito, sino que además han de realizarse en forma pública. La regla
general es la publicidad de los actos de contestación, de recusación,
declaraciones, aceptaciones experticias y demás a que deban concurrir las partes
o terceros llamados por la Ley (Art 24 C.P.C).
La publicidad de los actos rige tanto entre las partes interesadas en la
causa, como respecto de los terceros o extraños a ella.
No se concibe alguna actuación de una parte que pueda estar reservado
para la otra. Sin la garantía de la publicidad de los actos, las partes no podrían
estar a derecho, ni quedaría asegurada la igualdad de las mismas en el proceso ni
garantizada la defensa en su sentido más amplio. De allí que las partes puedan
pedir al secretario informes, sobre todo cuanto haya ocurrido en su asunto, y dicho
funcionario tiene el deber de dar tales informes o prestar el expediente a las partes
para que se impongan de cualquier solicitud hecha o providencia dictada (Art 110
C.P.C).
En cuanto a terceros la Ley establece en el Art 190 C.P.C: “ Cualquiera
persona puede imponerse de los actos que se realicen en los Tribunales y tomar de ellos
las copias simples que quiera, sin necesidad de autorización del Juez, a menos que se
hayan mandado reservar por algún motivo legal”.
La regla de la publicidad de los actos tiene en nuestro derecho las
siguientes excepciones:
-Art 24 C.P.C: “Los actos del proceso serán públicos, pero se procederá a
puertas cerradas cuando así lo determine el Tribunal, por motivo de decencia pública,
según la naturaleza de la causa. En tal caso, ni las partes ni los terceros podrán publicar
los actos que se hayan verificado, ni dar cuenta o relación de ellos al público, bajo multa
de un mil a cinco mil bolívares, o arresto hasta por ocho días, penas que impondrá el
Juez por cada falta. El estudio de expedientes y solicitudes, la conferencia que tengan los
jueces para sentenciar y la redacción del fallo, se harán en privado, sin perjuicio de la
publicación de las sentencias que se dictaren”
-Los escritos de promoción de pruebas deberán mantenerse en reserva por
el secretario, pero solo hasta el día siguiente en que venza el lapso de promoción
(Art 110 C.P.C)
Sin embargo, es de notarse que la actuación a puerta cerrada ordenada por
el Tribunal, no afecta en modo alguno la publicidad que debe existir entre las
partes, sino exclusivamente a los terceros o extraños a la causa, a los cuales no
se dará testimonio de las actuaciones mandadas a reservar, ni aun después de
concluida la causa. (Art 112 C.P.C)
.
 Lugar de los actos procesales:

La ley no solamente establece las formas de expresión de los actos


procesales, sino también el lugar en que deben realizarse para que produzcan su
efecto jurídico en el proceso.

El lugar de los actos procesales “es el local u oficina destinado para oír y
despachar, en la sede del Tribunal de una circunscripción determinada”. (Guasp,
Derecho Procesal Civil. Madrid, 1956 p. 298).
Para que el acto procesal se realice, pues, dentro del ámbito espacial que le
corresponde, es necesario que concurran simultáneamente las tres
determinaciones indicadas. No es suficiente que se realice simplemente en la
circunscripción judicial que corresponda, sino que es necesario además que se
realice en la localidad o ciudad que constituye la sede del Tribunal; y finalmente no
basta que el acto se realice en un lugar cualquiera de la sede establecida en la
circunscripción, sino que es necesario además, que el acto se lleve a efecto en el
local u oficina destinado para el tribunal en aquella sede. Es esta la regla general,
contenida en el art 191 C.P.C que señala lo siguiente: “ Los jueces no podrán
despachar los asuntos de su competencia, sino en el lugar destinado para sede del
Tribunal, a no ser para los actos respecto de los cuales acuerdan previamente otra cosa
conforme a la ley, de oficio o a petición de parte”
El fundamento de esta regla se encuentra en la necesidad de asegurar a las
partes la certeza jurídica, la igualdad de tratamiento en el proceso y la publicidad
de las actuaciones, pues si los magistrados no tuviesen señalado un lugar público
destinado para oír y despachar, las garantías de igualdad y publicidad
desaparecerían para las partes, que no sabrían nunca con certeza donde acudir
para hacer valer sus derechos.
Esta regla tiene sus excepciones entre las cuales pueden mencionarse:

-Art 472 C.P.C: “El Juez, a pedimento de cualquiera de las partes o cuando lo
juzgue oportuno, acordará la inspección judicial de personas, cosas, lugares o
documentos, a objeto de verificar o esclarecer aquellos hechos que interesen para la
decisión de la causa o el contenido de documentos…”
-La toma de declaración a los testigos en el lugar a que se han de referir
sus deposiciones, o en la morada de éste, en caso de tener impedimento
justificado para comparecer al Tribunal. (Art 489 y 490 C.P.C)
-La toma de declaración a ciertos funcionarios públicos exceptuados de
comparecer en el Tribunal, tales como el Presidente de la República, los ministros,
senadores, diputados, magistrados, gobernadores, arzobispos, obispos y los
integrantes de Alto Mando Militar. (Art 495 C.P.C)

 Tiempo de los actos procesales:

Así como los actos procesales tienen ámbito espacial de realización (lugar),
también tienen su ámbito temporal, o tiempo de los actos procesales.
La consideración del ámbito temporal de la conducta de los sujetos del
proceso, nos conduce al estudio de la trascendencia que tiene el tiempo en la
realización de los actos procesales en general (teoría de los días y horas hábiles
para la realización de los actos), y por otro lado, al estudio de las condiciones
temporales de realización de cada acto procesal en particular (teoría de los
términos o lapsos procesales).

Días y horas hábiles de los actos procesales

La ley procesal distingue el tiempo útil para la realización de los actos


procesales en general, del tiempo hábil para ello. Tiempo útil para la realización de
los actos procesales, son la horas del día que van desde las 6 de la mañana hasta
las 6 de la tarde siempre que aquél no sea feriado.
La regla está expresada en forma negativa en la disposición del Art 193 del
C.P.C.: “Ningún acto procesal puede practicarse en día feriado, ni antes de las seis de la
mañana ni después de las seis de la tarde, a menos que por causa urgente se habiliten el
día feriado o la noche.”
Debe entenderse por acto procesal en esta regla, todas aquellas
actuaciones judiciales que van desde la presentación del libelo de la demanda en
adelante.
Ahora bien, no todas las horas del tiempo útil son hábiles para la realización
del los actos procesales. El tiempo hábil son las horas del tiempo útil destinadas
por el tribunal para despachar.
La regla que fija el tiempo hábil está concebida también en forma negativa. Art 192
C.P.C: “Tampoco podrán los jueces despachar sino en las horas del día destinadas al
efecto, las cuales indicarán en una tablilla que se fijará en el Tribunal, para conocimiento
del público. Para actuar fuera de dichas horas, cuando sea necesario, habilitarán con un
día de anticipación o haciendo saber a las partes las horas indispensables que
determinarán”.
La ley autoriza a presentar las diligencias y escritos a que se refieren los Art
106 y 107 C.P.C dentro de las horas del día fijados por el Tribunal para despachar
pero prohíbe al secretario suscribir y recibir diligencias, solicitudes, escritos y
documentos de las partes, en los días en los cuales el Tribunal disponga no
despachar (Art 194 C.P.C).
Aun la contestación de la demanda, puede presentarse a cualquier hora de
las indicadas en la tablilla (Art 359 C.P.C). De acuerdo con este sistema, los actos
del Tribunal pueden fijarse para cualquier hora de las indicadas en la tablilla.
Las reglas que determinan el tiempo útil y el tiempo hábil para la realización
de los actos procesales admiten ciertas excepciones:

-En cuanto al tiempo útil, se permite que por causa urgente pueda
habilitarse el día feriado o la noche, entendiéndose por causa urgente, a los
efectos de la habilitación, el riesgo manifiesto de que quede ilusoria una
providencia o de que frustre cualquier diligencia importante para acreditar algún
derecho o para la prosecución del juicio. (Art 193 C.P.C)
-En cuanto al tiempo hábil, se permite actuar fuera de dichas horas, cuando
sea necesario, habilitándose las horas indispensables con un día de anticipación o
haciéndolo saber a las partes (notificación).
Puede ocurrir que no sean suficientes las horas fijadas en la tablilla para la
realización de algún acto, para realizar una inspección judicial o interrogar a un
testigo….En estos casos, a solicitud de parte, pueden habilitarse las horas
indispensables para su conclusión, bien con un día de anticipación o ya
notificando de ello a la otra parte.
Lapsos Procesales

Siendo el proceso un conjunto o sucesión de conductas de los sujetos que


intervienen, la organización de esas conductas supone que cada una de ellas
debe realizarse en un tiempo determinado.
En sentido amplio, el término o lapso procesal es la medida de tiempo para
realizar dentro de ella un acto determinado del proceso. (Cfr., COUTURE,
vocabulario jurídico).
La ley procesal establece en algunos casos el momento preciso en que el
acto debe realizarse; así, la parte contra quien se produzca con el libelo un
instrumento privado como emanado de ella, deberá manifestar si lo reconoce o lo
niega en el acto de la contestación de la demanda. Esta regla la encontramos en
el Art. 444 C.P.C: “La parte contra quien se produzca en juicio un instrumento privado
como emanado de ella o de algún causante suyo, deberá manifestar formalmente si lo
reconoce o lo niega, ya en el acto de la contestación de la demanda, si el instrumento se
ha producido con el libelo, ya dentro de los cinco días siguientes a aquel en que ha sido
producido, cuando lo fuere posteriormente a dicho acto. El silencio de la parte a este
respecto, dará por reconocido el instrumento.”

También, el nombramiento de los expertos deberá hacerse en el segundo


día siguiente a la admisión de la prueba, a la hora que fije el tribunal. (Art 452
CPC); así como el examen de los testigos se hará en el tercer día siguiente a la
admisión de la prueba, a la hora que fije el tribunal (Art. 483 CPC); etc.

En otros casos, la ley establece un espacio de tiempo dentro del cual el


acto puede ser realizado, sin fijarse el momento preciso, sino el momento inicial y
el momento final que determinan el lapso.
Art. 359C.P.C: “La contestación de la demanda podrá presentarse dentro de los
veinte días siguientes a la citación del demandado o del último de ellos si fueren varios, a
cualquier hora de las indicadas en la tablilla a que se refiere el artículo 192, sin necesidad
de la presencia del demandante. En todo caso, para las actuaciones posteriores se dejará
transcurrir íntegramente el lapso del emplazamiento”

Finalmente, en algunos casos la ley establece un espacio de tiempo


después del cual debe realizarse el acto.
Art. 756 C.P.C: “Admitida la demanda de divorcio o de separación de cuerpos, el
Juez emplazará a ambas partes para un acto conciliatorio en el cual las excitará a
reconciliarse, haciéndoles al efecto las reflexiones conducentes. Este acto tendrá lugar
pasados que sean cuarenta y cinco días después de la citación del demandado, a la hora
que fije el Tribunal. A dicho acto comparecerán las partes personalmente y podrán
hacerse acompañar de parientes o amigos, en número no mayor de dos por cada parte.
La falta de comparecencia del demandante a este acto será causa de extinción del
proceso”
Art.757C.P.C: “Si no se lograre la reconciliación en dicho acto, se emplazará a
las partes para un segundo acto conciliatorio, pasados que sean cuarenta y cinco días del
anterior, a la hora que fije el Tribunal. Para este acto se observarán los mismos requisitos
establecidos en el artículo anterior.
Si tampoco se lograre la reconciliación en este acto, el demandante deberá manifestar si
insiste en continuar con su demanda, sin lo cual la demanda se tendrá por desistida. Si el
demandante insiste en continuar con la demanda, las partes quedarán emplazadas para
el acto de la contestación en el quinto día siguiente”

Atendiendo a esta diversa modalidad temporal de realización de los actos,


la doctrina distingue los términos en sentido propio de los lapsos o plazos
procesales, y entiende por término, el momento preciso en que debe realizarse un
acto determinado, y por lapso o plazo el espacio de tiempo en que debe
realizarse, pudiendo ocurrir en cada uno de los momentos que lo componen.
Nuestro código no toma en cuenta esta distinción doctrinal y emplea
indistintamente las expresiones “términos”, “lapsos”, “plazos” y “dilaciones”, para
referirse al tiempo en que debe realizarse un determinado acto procesal; por lo
cual en sentido legal puede definirse el término o lapso procesal, como el período
de tiempo en el cual, dentro del cual o después del cual, debe realizarse una
determinada conducta.

Clases de términos o lapsos procesales:

Se distinguen varias clases de términos o lapsos procesales:

a) Por su origen: pueden ser legales, judiciales y convencionales.

 Legales: la mayoría de los lapsos procesales en nuestro sistema, son


establecidos por la ley, pues se adopta la legalidad de los lapsos
procesales en al Artículo 196 C.P.C, y el juez solo podrá fijarlos cuando la
ley lo autorice para ello.
 Judiciales: Sólo en contados casos el juez tiene la facultad para fijar un
lapso procesal. Por ejemplo, el de emplazamiento por carteles del
demandado no presente, para que concurra a darse por citado (Art. 224
C.P.C)
 Convencionales: En cuanto a las partes, pueden éstas fijar de común
acuerdo un término de suspensión de la causa (Art 202 C.P.C parágrafo
segundo)
b) Por el sujeto a quien el lapso beneficia: se dividen los términos en comunes
y particulares.

 Lapso común: Cuando está establecido en beneficio de ambas


partes.
 Lapso particular: Cuando es privativo para una sola de ellas.

c) Por los efectos que produce el lapso: se distinguen en perentorios y no


perentorios.

 Perentorios: Son aquellos que una vez cumplidos, se produce una


preclusión absoluta, esto es, la pérdida de la facultad de realizar el
acto por haber dejado pasar la oportunidad sin realizarlo, o la
extinción de la misma facultad por consumación del acto
oportunamente.
 No perentorios: Llamados también conminatorios u ordenatorios. Son
aquellos, establecidos por la ley para la regularidad del
procedimiento, sin que su inobservancia produzca preclusión,
aunque frecuentemente colocan a la parte que los deja transcurrir
inútilmente, en una parte menos favorable.

d) Plazo o término de distancia: Que consiste en el período de tiempo


concedido para el traslado de las personas de los autos de un sitio a otro,
cuando el lugar del tribunal en que debe efectuarse el acto es diferente de
aquel donde se encuentra la persona o los autos requeridos. La
característica de este término es que él se suma al lapso ordinario fijado en
la ley para la realización del acto, y que debe fijarse en cada caso por el
juez tomando en cuenta la distancia de poblado a poblado y las facilidades
de comunicación que ofrezcan las vías existentes.

Cómputo de los lapsos procesales:

Se entiende por cómputo de los lapsos procesales, la manera o modo de


contar el tiempo establecido en lapso para la realización de un acto procesal.
Para hacer el cómputo de los lapsos se requiere una unidad de medida, que
en nuestro sistema es la hora, el día, el mes o el año, según que el lapso haya
sido establecido tomando en cuenta una de estas divisiones del tiempo.
La modificación de los lapsos:

Siendo los lapsos procesales, en su esencia, condiciones temporales de


organización de las conductas de los sujetos que intervienen en el proceso, es
principio general la inmodificabilidad de los lapsos después cumplidos, así como
también la prohibición de su reapertura.
Sin embargo, ésta expresada regla general es susceptible de excepciones y
en variadas circunstancias la ley admite la modificación de los lapsos procesales,
ya en su duración, permitiendo su prórroga o abreviación, o bien en su decurso,
mediante la suspensión y la interrupción.

a) Prórroga de los lapsos: Es la extensión del lapso a un número mayor de


días del señalado en la ley para la realización de un acto procesal. La
prórroga de los lapsos es excepcional en nuestro derecho.
b) Abreviación de los lapsos: Es la reducción del lapso a un número menor de
días señalados en la ley para la realización de un acto procesal. También
en este caso, la regla general es la prohibición de la abreviación y su
posibilidad la excepción. (Art. 203 CPC)
c) Suspensión de los lapsos: Es la paralización temporal del curso del tiempo
por la realización de un acontecimiento al cual la ley atribuye efecto
suspensivo del lapso. Lo que caracteriza la suspensión del lapso es que al
cesar el motivo de ella, el lapso continúa su curso hasta agotarse, de modo
que no se afecta la extensión del lapso, porque el tiempo transcurrido hasta
el momento se la suspensión se suma al que continúa corriendo cuando
cesa aquélla.
d) Interrupción de los lapsos: Es la cesación del decurso del lapso por la
ocurrencia de un evento al cual la ley atribuye el efecto de anular el tiempo
corrido del lapso y recomenzar de nuevo su decurso. Mediante la
interrupción, como expresa Carnelutti, el evento o acto interrumpido se
sustituye a aquel que dio comienzo al lapso y ocasiona el nuevo decurso de
éste.

En nuestro Derecho, el proceso es de naturaleza escrita, fraccionado en


multitud de fases preclusivas cuya secuencia asegura la ley. En el cual una vez
citado el demandado para la contestación no tiene necesidad de ser citado
nuevamente, debiendo el juez que atenerse a lo alegado ya por las partes, a
quienes les corresponde exclusivamente el adelanto y desarrollo del proceso sin
que el juez pueda proceder sino a instancia de las partes pero estando obligado a
mantener la igualdad entre ellas y la publicidad de la causa. Siendo el juez
responsable de las faltas y violaciones de la ley que cometa en ejercicio de sus
funciones.
En nuestro Código de procedimiento civil se encuentran establecidas
claramente las fases de preclusión:

 Artículo 344 CPC > fase inicial para la contestación: 20 días de


despacho íntegramente. (Inmediatamente agotado el lapso de
comparecencia, correrá el primer día para la presentación de pruebas)
 Artículo 346 CPC > oposición de cuestiones previas: dentro del lapso
fijado para la contestación de la demanda, es decir, 20 días.
 Artículos 388 al 396 CPC > Promoción de pruebas: 15 días.
 Artículo 400 CPC > Evaluación de Pruebas: 30 días.
 Informe.
 Sentencia.
Bibliografía

Briseño Sierra, Humberto. Derecho Procesal. México 1969. , Vol. III

Carnelutti. Teoría General del Derecho. Madrid. 1955

Couture, Eduardo. Fundamentos del Derecho Procesal Civil

Guasp, Derecho Procesal Civil. Madrid, 1956

RENGEL-ROMBERG. Tratado de Derecho Procesal Civil Venezolano.


Según el nuevo Código de 1987. II TEORIA GENERAL DEL PROCESO.

Zanzucchi. Ob . cit, p 390. Alsina, Tratado 1941. Tomo I

Leyes consultadas:

Código de procedimiento civil.

Código civil.

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