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ES VCo orem PCI g JeBiequin "9 198ye9 ALY) mao ene ee ae ey) Pee Ete i ESM Lae oo ed PORN CCE mec ea Bone ee eco ees ar ae Senet on these een CCRC mone riers MSC MeUn RCC eRe Cie Pe Re ereee a aa eee Cosy Se Mi mecRern Cente ROT aes CORY come gL Stet eee Teer Zeer a Sea ee cme co ed Ser un oon Cesc Sree Reem emt Sonne monet mc! Teen en nee ono] Poet Ree ne ee Noe aera oro Cre ae Sete yee Pee US STS UC a Ruy Src Cne ete moun onec i) Pome R oie tee Tee oR CCC bo) Peto cee soca aa Proce mc on Pee I Sur Rot eet Uno ae od Preteen ie Mere Rot mt Two. 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Umbarger Amorrortu editores Buenos Aires Directores de la biblioteca de psicologia y psicoanaliss, Jorge Colapinto y David Maldavsky Structural family therapy Carter C. Umbarger © Grune & Stratton, Inc., 1988 ‘Traduecién, José Luis Etcheverry A Susan y Jessica, desde luego. Unica odicién en castellano autorizada por Grune & Strat- ton Inc., Orlando, Florida, Estados Unidos de Norteaméri a, y debidamente protegida en todos los paises. Queda hecho eldepésito que previene Ia ley n° 11.723. © ‘Todos los dere- ‘chos de la edicion castellana reservados por Amorrortu edi- tores, S.A, Paraguay 1225, 7° piso, Buenos Aires. La roproduccién total o parcial de este libro en forma identi: ‘ca o modificada por cualquier medio mecénico 0 clectrénico, incluyendo fotocopia, grabacién o cualquier sistema de al- macenamiento y recuperacién de informacién, no autoriza: dda por les editores viola derechos reservados. Cualquier utilizacion debe ser previamente solicitada, Industria argentina, Made in Argentina ISBN 08089-1568-1, edicién original, Nueva York ISBN 950-518-488-3 Indice general u 5 y 19 61 21 223 29 255 Reconacimientos Prefacio Primera parte, Conceptos tedrieos 1. Cardeter, contexto y cambio 2. Los términos de Ia terapia familiar estructural 3. Copartieipaeién y dlagnostieo Segunda parte, La préetica clinica 4, Maniobras de apertura: para obtener un diagnéstico estructural 5. Las maniobras de apertura: para dar prineipio a es- tructuras nuevas 6, Las intervenciones candnicas: estructura, pautaciin cescenica y seeuencia 7. Intervenciones eanénicas: tareas y descripeiones & Nudo y desenlace ‘Tercera parte, Atender a la estructura 9. La ventaja estructural Glosario Reforencias bibliogréficas Reconoecimientos Cuando en 1968 hacia mis préetias en un institute psiquia trico privado de orientaciin tradicional de los alrededores de Boston, conoei a Marvin Shier, quien me ntroduo en latera- pia familiar. Supervisé el tinico caso de familia de que pude cuparme y me dio el aliento de eircunstancia, lo tinieo que ‘eabia con alguien totalmente inmerso en el pseoandlsis, como lo estaba yo entonces. Las cuestiones de fala, sin embaro eran mi principal interés en la investigacion, en lo cual recibi ‘mucho apoyo de los doetores Norbett Mintz y Robert A. Ro- senthal, que orientaron buena parte de mi labor en esa epoce. Como mi deseo era poder continuar dichas investigaciones, consegui ser admitido como mierabro del equipo profesional de 1a Clinica de Orientacion Infantil de Fiadelfa en el curso del cotono de 1968 Desde ese aio hasta mi vuelta a Boston en 1971 fui miembro de ese equipo clinico y de investigacién, poco numeroso, de cautivante creatividad, que Salvador Minchin ha venido orga nizando desde 1968, La Clinica de Orientacion Infantil de Fila- elf estaba, se puede decir, en su edad de oro, al menos para mi, A un quehacer agotador, pero entusiasta, movian os seme narios dirigidos por Minuchin, los grupos de lectura orientados por Jay Haley y el cotidiano trato con terapeutas que, como Yo, se iniciaban, Tuve la suerte de que la ensehanza que Mi- hnuchin y Haley impartian a eada uno de nosotros se eonsoida ra en contactas semanales con Braulio Montalvo y Neal Dic niels, clinieos y tedricos talentosos que supervisaron buena parte de mi trabajo. Con ellos aprendi a utlzar téenicas es tructurales en la cotiiana linea de fuego Otro maestro del grupo de Fladelia tavo una especial im Portaneia para mi: el extinto Rae Weiner, defensor de la com Plejidad ideologica en una época en que la mayor parte de no- sotros empezdbamos a ereer que, bien mirado, existia un cami no regio. En 1971 pude volver a Boston gracias a Philip Helfacr y a Larry Schiff. Me ayudaron @ crear un grupo de formacion en n terapia familiar y un programa clinice para adolescents psei- tlcos y sus fanilas en ef Servicio del Adolescente, del Hosp tal Estatal de Boston. Al mismo tiempo, John Pearce, con su habitual generosidad, me hacia entrar en contacto con miem- bros de la comunidad de Boston-Cambridge que tenian inte- reses similares, Ademés, me sugiré eserbir este libro. En 1974 me azocié con dos de estas personas, David Kantor y Barry Dym, con el objeto de fundar el Instituto de Faria de Cambridge La labor y ls diseusiones compartides con estos dos cole ‘gas me resultaron valiosisimas para refinar algunas de las ideas Aue doy a ls hz en el presente trabajo. Ba mi experiencia per Sonal de estos aos iniciles del Tnsttuto conté tambien con la sabidaria bendvola y vital de Myron Sharaf, quien me ensehs a interesarme por las familias sin desmearo dela psiologia pro- funda de ls vida individual. i los meses que dediqué a redactar este libro tave el pri- vilegio de ser aconsejado par Barry Dym, quien dedico horas & Aiseutir conmigo sobre muchos temas que, de haber sid intro- dducidos en estas paginas, habrian obstado a su presontaciin orgunizadg. Otros amigesintimos y celegas corsintieron en hacer leevira critica del manuserito, Sallyann Roth y Richard CChasin, que se integraron al Intito como ditectores en 1980, demostraron ser amigos sabios y criticos considerados, con tacto para conocer lo que se debia cuestionar, Io que estaba realmente a mi alcance v, no lo dudo, aquello lo cual yo.no habria podide prestar oidos. Caroline Marvin contribuy6 sobre todo a organizar lo que antes de intervenir ella era en dems- slados ligares un laberinto embrolado de ideas. Charles Ver= ge me movis a reeonsderar algunos temas que se tratan en los tapitulos finales, y asi posibilté un remate decoroso. Richard Bush aports mucko a los captulosiniiles; el mismo haba Publica un libro dos fas antes, y me ensené a reparar mejor en aspectos de redaceién y publicacin, El director de esta se- rie, Vineent D. Foley, tuvo la generosidad de hacer varias lecturas atentas del manuserita, mostrandose muy pacien- te y considerudo en las etapas finales de la preparacion de la obra Si alguna claridad tienen las paginas que ofrezeo al lector, en buena parte se debe al empeio de estos amigos. ¥ en Jos casos en que no he seguido sus consejes, soy yo quien deberd sobrellevar las consecuencias o disfrutar de ella, se- sin sea el resultado, B ‘Susan Conant preparé el primer borrador. ¥ no dejé de ‘comuniearme los inapelables elogios y eritieas que le han dado jasta fama, y sin los cusles es indudable que mi libro habria resultado una empresa mas desafortanada B Prefacio Este libro introduce en las premisas de la terapia familiar ‘estructural; est destinado a terapoutas que se han formado en ‘tras modalidades, y que se inieian en el trabajo con familias, Nos dirigimos entonees al terapeuta que necesita de una intro ‘dueeion basiea a la teoria general de sistemas y quiere conocer ‘edmo se la ha incorporad a las destrezas clinieas que se cono- ‘eon como terapia familiar estructural. Bn los eapitulos que ‘ofrezeo he intentado una presentavion metédica de la teoria a ‘que el abordaje estructural responde, tras lo cual describo las teenicas de interveneiOn empleadas por los terapeutas de orientaeién. Aqui se pone el acento en los aspectas basicos del abordaje, y no en los puntos més sutiles que acaso interesan al terapeuta de familia més formado, Los elinieas ya experimen tados, que estan al tanto de las bases de este tipo de terapia, consultardn eon provecho el reciente libro de Minuchin y Fish- man The techniques of family therapy (1881). Las destrezas basieas se presentan de un modo que, lo es- pero, alentara a los prineipiantes en la conviecidn de dominar- las a'su tiempo. Con demasiada frecuencia el poder de las in- tervenciones estrueturales parece mis funcion del ensalmo y el ccarisma del terapenta, que de la limpida eficacia de las destre- zas mismnas. La terapia familiar estructural es una teoria del ‘cambio, que se puede aprender. No exige de virtudes magieas, ni en la presencia del terapeuta ni en sus palabras. Ademas, buena parte de la terapia se desenvuelve en el suelo fértil de las fases intermedias, y no entre las candilejas de una ent vista inicial inolvidable. En este espiritu he prestado atenciin a lo que sucede después de la apertura primera, y ala manera de recuperarse tras intervenciones fracasadas. ‘Como es subido, el desarrollo de la terapia familiar estruc- tural fue inieiado por Salvador Minuchin y sus colaboradores * Vance lar Referencias bitin (pigs. 2564, donde se hallarén lis datoncomplats de a bras ites oh el eto, Animism les arenas tre corchetes renin 1 ge tatoecones al extelan que hemos tld, 5 de la Clinica de Orientacién Infantil de Filadelfia; de ells, los ‘mas conocidos son Jay Haley (que después paso a trabajar en las terapias «estratégieas.), Braulio Montalvo y Harry Apon te, A estas poeas personas debemos muchas e importantes p- bilicaciones que definieron primero y elaboraran despucs los conceptos de la terapia estructural. Resientes sportes de Mi- nuchin y Fishman (1981, y de Aponte y Van Deusen (1980), aparecieron cuando mi labor ya estaba muy avanaada. Siempre «que me resulté posible procuré incorporar estas obras, con la reserva de no distraer la ateneisn del lector de los nspectox clementales dela terapia estructural. Simultaneamente & la ppublicacién del nuevo libro de Minuchin, se expusieron impor. tantes refinamientos y extensiones de Ia teoria de sistemas. Me refiero ala «segunda cibernética- presentada por Lynn Hoff man (1981) y 2 la pronta aplicacion de este y otros conceptos sistematicos en el desarrollo de las sterapias estrategteas, so bre todo en la obra de Palazzoli y sus colaboradares (1978). Los nuevos y convineentes usos del paradizma sistemico ofrecen prometedoras perspectivas, inclidas feeundas revisiones de diversas téenicas aconsefadas en estas paginas Este libro presenta una organizacidn simple; salvo en elex- pitulo inieial, que trata de la teoria general de sistemas, pro- cura reflejar las aventuras y desventuras que se experimentan ‘en la prictia del tratamiento de una familia desde la perspec- tiva estructural. Los eapitulos 2, 3 y 4 introducen al terapeuta principiante en los decisivos pasos que llevan a hacer coparti- cipacion y recoger informaciones; en los términos principales de la orientacion estructural, y en las ventajas que pareeen propias de este punto de vista. El capitulo 6 explica el mado de hacer diagnéstico estructural y de iniciar la terapia. Los capi- tulos 6 y 7 documentan las principales estrtegias de interven- ‘ion asociadas a la terapia estructural. El capitulo 8 indica lo ‘que sucede y lo que conviene hacer cuando han quedado atrs las maniobras de apertura y el brllo de las primeras esperan- as desluce en las trabajosas fases intermedias de la terapia. El capitulo final reseita ventajas y diffcultades de este abor- daje, y sugiere orientaciones probables a los terapeutas es- ‘tracturales que miran al futuro de su teoria 16 i Primera parte. Conceptos tedrieo: 1. Caréeter, contexto y cambio El genograma de la seftora Consideremos la siguiente historia: Becky, de siete aos, hhabia sido derivada a terapia por su maestra a causa de si ‘escaso ajuste en el aula, Se la veia a menudo llorosa, se queja- bade extrafiar el hogar y daba una impresion general de ina durez en su conducta social. En lo demas era inteligente y tra- table. Los padres aceptaron la consulta porque les preocupabs la frecuencia de conducts similares en casa, Los des frisaban los 85 anos. Acudieron a la entrevista inicial con Becky y st hermano menor, de cuatro aiios, Ambos tenian edueacion tn versitaria, se mostraban sensibles en el plano emocional y pa- recian llevar vida armoniosa. La eefora N. habia recibido pai coterapia individual, eentrada en problemas relacionados con su familia de origen, y eompletada eon intrineados genogramas de su sirbol genealogico y periédica asignacion de «deberes para Ja casa con los miembros vivos de su familia. Ella se conside- aba una personalidad deprimida, y que habla extraido gran Deneficio de su anterior terapia. Ahora estaba preocupada por su hija, En Ia primera mitad de la entrevista la sefiora N. ce refitié tuna y otra vez a su genograma y a una supuesta -herencia de ineptitad-, que en su familia materna se habria trasmitido ala hija mayor de eada generacién, categoria a la que pertenecian ella, eu propia madre, y ahora ia hija. Con la fuerza de convie- cidn del sentido comiin, la sefiora N. sostenia que esta herencia de ineapacidad social se manifestaba ahora en Becky. Para de- finir esta trasmisién de la insuflciencia en el paso de las gene- raciones empleaba el término -trasferencia simbiética-, fra- se a la que adjudieaba importante sentido. Mientras la sefora NN. se osforzaba en narrar su historia, la terapeuta, una mujer Joven, advirtio que Becky con freeueneia interrumpia a su ma- ‘dre: casi siempre con suspiros 0 desplomandose con ruido sobre la silla. Y una observacion mis importante de la tera puta: las interrupeiones parecian formar parte de una seeuen 18 cia simple de conductas. Un episodio lo mostraré bien: en cier- to momento la madre solicité de la terapeuta utilizar Ia plzarra para dibujar su genograma familiar, y entonees sobrevino este Intercambio: Maitre: Todo este problema viene de lejos... bueno, por lo ‘menos comienga con la madre de mi madre. ;Puedo (al tiempo que sefiala la pizarra y se iucorport)? Vea usted, este es el cuadro (empieza a dibujar wn diagrama en que aparecen va- rias generaciones de hombres y majeres de su familia exten sa). Es muy conmocionante... y entonces. Padre: Tu madre era... bueno, ereo que en realidad no espe- rraba mucho de su propia madre. (Ha interrumpido a su espo- ‘sa, parece que con la intencin de ayudarla en la descripeiin de'su familia.) {Ella era una persona diferente! (Se inelina igeramente hacia sw hija, que la tiene aentada enfrente, y ssuspira.) {Estas bien? ‘Madre: Bs realmente conmocionante ver todo eso puesto ahi Conozeo bien a estas mujeres... Hija: (Becky deja su sitla y acude a su madre junto a la pi- zarra, toma una tiza y hace garabatos.) Es estipide. No lo puedo hacer (seiialando sus garubatos). Hazlo ta, (Se cuetga de la madre.) ‘Madre: Becky, no interrumpas. Este tiempo es de mama, seri tu turno después. (Conduce a Becky con firmeza hasta ou siento.) Déjame terminar esto (lo dice con convieciin). Padre: (Se respalda en su silla, después hace sekas al hijito ‘menor para que venga a sentarse con él. La esposa retoma #4 narractén.) Pudiera parecer que en si mismos estos breves inteream- bios entre los miembros dele familia no presentan nada notable, salvo su recurrencla periédies. Pero la terapenta eligé hacer una traduecién aproximada de esas conductasy convertrlaa en tuna pauta, que se desenvolvia asi: 1) La sefiora N. buceaba en ‘su pasado, en la porfia de deseubrir un sentido peioldgico, al tiempo que mostraba cierta afliccin; 2) su marido, con tono mas bien neutro, intervenia agregando alguna informacion, ‘pero después invariablemente interactusba con su hija, pare- cia que en el afin de verficar si ella estaba bien-; 3) Becky, ‘después de este contacto, pasaba por lo general ainterrumpir ‘4 su madre, quien 4) respondia con entera competencia y Ie devolvia a su asiento, 5) punto en el cual el marido sflojaba su Vigilancia. La terapeuta decidié intervenir en el momento en 2» que esta secuencia recomenzabs. El cuadro 1-1 presenta las dos maneras en que pude hacerlo, Cuadro 1-1. Intervenciones posibles del tempeuta en el pro- Dlema de ta hija de fa senor N Tntervoncion ire Problema estructural intervencién {Cérmolgrar ve at -Sefora 8. cpuede us- Sern bueno impede Jadajedetmerrampies ted pedira sumardo ie que signers haconde Eumadre y de werrar eaplque 4 Berl que ew prqu, vea used. we Sete ent cio, lla st enti cot (Qoresinesura iejth ne, abo mao Gea aiyay mo reenter inapopiadamerte, ya, usted seberny tal cop awed ie pae ‘Ban oquetiene qua. ceque la hae usted mis et Pilauauespcoque ma Ele quer ser en Ags esto por useds=tncen cme sated af arse su ines La interveneién estructural que se expone en este cuadro atiende al rol del padre en el intercamblo de conductas; indi- reetamente, va dirigida 2 su manera de enviar sefiales a su hija: habria que preocuparse por el hecho de que alguien (su esposa, probablemente) pudiera no «estar bien». La observacion de la terapeuta se pliega a esta preferencia por la comunicacién indi- recta; no pide a la senora N. tranquilizar direetamente a su marido, sino tranquilizarlo por intermedio de la hija y hacerlo participe como progenitor competente, por si mismo eapaz de trasmitira su hija la seguridad de que la madre «esta bien. Si se estuviera en un momento posterior, se podria tratar de pro- mover un intereambio més directo entre los padres, que no ppasara por la hija * El cuadro 1-1 muestra ademas una intervencién alterna- tiva, meritoria desde una perspectiva psicodinamiea y que co- rrectamente escoge cuestiones de identifiacion o de aprendi zaje de roles, Pero esta intervencién no interrumpe la secuen- cia de conductas que hace entrar en coparticipacién a madre hija en torno de preocupaciones de insuflcencia, ni altera la posiciin algo periférica del padre. Expresado en términos sim- bolicos, el influjo estructural de una y otra intervencin es co- ‘mo se muestra en el esquema de Ia pagina siguiente, La interveneiin alternativa, i bien es correcta consideran- do constructos psicoligices como el proceso de identificacis no modifica la organizacién familiar. En cambio, la interven a ami eel | tnaraaia a lan voor | hn Mi Pe Nee = rate ate Ss | rae i cién estructural produce ese reordenamiento; ealiga a los pa ddres en una union jerdrquica que cuestiona el enmaraitamiento centre la sefiora N. y su hija. ‘Una vez elaboradas, las intervenciones estructurales pare con sensibles y convincentes, sobre todo si uno eonoce el mor ‘mento del proceso terapéutica en que pueden tener mayor ine flujo. Pero no es facil ni comprenderias ni apicarlas si previae ‘mente uno no ha mudado sus perspeetivas sabre las razones que levan a la gente a obrar de determinada manera. El tera peuta que quiera aprender las téenicas de la terapia familiar ‘estructural debe comprender que se basan en una teoria de la condueta humana que no tiene muchos puntos en comin con el paradigma psicodinamico que presidié buena parte de los pro- cedimientos terapéuticos durante medio siglo. Ese paradigma, {que es mas mecanicista en sus andlisis de la vida interior, y que es enteramente lineal en su concepeién de la eausalidad, du- rante ese lapso parecié guia suficiente en la tarea de eurar per turbaciones de conducts. Pero en la década de 1950 se empe- zaron a acumular observaciones curiosas sobre personas en tratamiento, que movieron a los clincos a interesarse por nue vvas eoncepciones de la actividad humana. Eeas observaciones coineidieron con la elaboracién en ciencias naturales de un nae~ vo paradigma de causalidad, el paradigma del todo organism 0, enearnado en los principios de lateoria genemal de sistemas. En este parsdigma la causalidad es cireular y la conducts, ho se entrama menos can el contexto de interaccion, que con los procesos mentales interiores. La terapia familiar estructi- ral es derivado pragmatico de eate paradigma organismico, y tal como ha sido elaborada por Minuchin (1974) y sus colabora- ores representa hoy la mejor expresién psicoterapeutica dela perspectiva que sobre la conducta proporeiona la Leoria gene- tral de sistemas. En el capitulo final abundaremos sabre las diferencias entre ol paradigma mecanicista y el paradigma or- «ganismieo; ahora nos proponemos reseiar las observaciones {que promoviaron el interés por un nuevo modelo de la condue- tay aleanzar una familiaridad al menos inieial eon los términos basicos de la teoria general de sistemas. Esta intreduecion 2 serd formal y breve, pero sin ell el leetor hallaria dificil com- pprender el modo en que una interveneién estructural pudo lit brar a la setiora N. de los enredos de su genograma psicoli- ico, Observaciones curiosas El abordaje puramente intrapsiquico de Ia conducta, por beneficioso que haya sido (y lo fue en sumo grado para algunas personas), resulto infructuoso en muchos eampos; no conse- ‘guia modificar los problemas ni explicarlos. Aparecieron por ‘ejemplo innumerables informes clinieos, sobre todo en terapia de nifios, demostrativos de que una persona podia conducirse bien en un escenario, como el consultorio del terapeuta, y mal ‘en otro, como el hogar. Los especialistas en orientacién infan- til, en particular, advirtieron este fendmeno: los progresos al- canzados en la terapia individual del nlfo se hacian mis lentos, 'y aun revertian, cuando aquel se reintegraba a su familia. No fea invariablemente asi. Pero no se podia descuidar este he- cho, a saber, que la inestabilidad del cambio aparecis asociada con la vida en el contexto familiar. Observaciones similares se hicieron en pacientes anoréxicas: a menudo mejoraban mucho fen el hospital, pero este cambio se perdia y hacia regresion ‘euando eran devueltos al seno de la familia. Otra observacion ‘que no se coneliaba ficilmente eon el paradigma anabitco era Ta aparicidn aecuencial de varios niiios sintomaticos en una misma familia. Si uno de los nifios mejoraba, may pronto un segundo nifio manifestaba sintomas, aunque por lo general los ‘sintomas de un nifio diferian de los sintomas del otro. Haley (1963) hizo una observacién parecida en su tratamiento de pa~ rrejas:trataba con buen resultado los sintomas de un conyuge, silo para encontrarse poco tiempo después con que el otro se volvia sintomatico. ‘Mas inquietantes fueron los sucesos observados por Bate- son, Jackson, Haley y Weakland (1956) en sus estudios sobre adultos esquizofrénicas. Con prescindencia de su patologia in- terior individual, se producian graves y perturbadoras altera- ciones en el lenguaje y otras conduetas del paciente cuando era entrevistado junto a otros miembros de su familia, El rastreo {de los trastornos historicos del paciente parecia menos convin= ‘cente que las perturbaciones contemporaneas escenificadas en ‘lencuentro del paciente y su familia. Todas estas observacio- 2 nes, que no armonizaban bien con el modelo prevaleciente de! cambio, indieaban una nueva fuente de influ, a saber, el que ejerce el contexto de interaccion sobre sus miembros indivi cuales. Del caracter al eontexto La elaboracin del paradigma de la teoria general de siste- mas faiito muchisimo pasar del interés exelusvo por el earde- ter individual «un enfoque del eontexto de interacelin. La in lativa para introducir una revolucin en los paradigmas provi no de la biologia, la elbernética y la team de la informacion, pero on las ciencias de la conducts pronto se advirto que alin nas de aquellas -observaciones eurioaas- se comprenian rhe- jor recurriendo a un modelo que corsiderars una causalidad ‘ireular, y no lineal. Exactamente esto es lo que canterpa el paradigina esistémico» u vorganismiea-, ademis de una diver sidad de meevos conceptos clave sobre la interrelacion de los Individuos en su contexto conducta. Li insistencia en el oli. ‘mo, en la integridad organieay ln comple de toda entided viva suponia por otra parte una organisacion sitematien de sa complejidad. Las partes interdependientes de toda entidad viva estaban en consecuencia organizadas segin pautas rla- cionales cuyo alcance era mayor y exyo sentido era diferente de la mera adicin de las partes. Cala sisters asi onganizado se caracterizaba por doterminadas reglas yrutinas operacionales, {ue definian la modalidad de relacon reciproca entre ls partes Subordinadas, y tambien la manera en que a su vez infin sobre el designio del sistema global. De este paradigm sist nico de la actividad humana se extrajeron los términos ted cos de la terapia familar estructural En lo que resta de este eapitulo presentamos una breve introduccién a los rasgos principales del paradigma sistémi En el capitulo 2 examinaremos el modo en que estas abstrae- ciones se vuelean en los términos concretos de la teoria la terapia estructural. Rasgos principales del paradigma sistémico Sistema Un sistema es un eonjunto organizado ¢ interdependiente de unidades que se mantienen en interaceién, Es un eonjunto de elementos interrelacionados eon eapacidad de ejeeueisn [per formance], en particular en su adaptacion al ambiente. Dos [puntos interesan x muestro examen. En primer lugar, un siste= ‘ma —se trate de una célulatiniea, de un drgano, de un euerpo 0 dde un grupo familiar— es aqui siempre un sistema vivo. Como tal existe en un estado de continao intercambio con el ambien te. Esta actividad de intereambio es el contexto dentro del cual, la vida se organiza, se desarrolla, eambiay, por ultimo, maere. En el caso de las familigs, el contexto de intereambio ineluye su clase social, su etnicidad, la cultura que la enmarea en su particular escenario geografico, y aun si tiempo dentro de la historia universal. En segundo higar, la trecuente referencia a Jas -partes» de un sistema y a su entrelazamiento significa que todo sistema se eompone de subsistemas o subunidades (ter- rminos estos equivalentes), que por su parte son tanto tributa- rios como arquiteetos de las reas y rutinas que constituyen al todo organizado. Estas subunidades mantienen entre si una relacién dindmiea, y estén organizadas en torno de la ejecucién de funciones que son cruciales para la supervivencis del siste- ma total. Frontera Una frontera se puede experimentar como unas interaccio- nes gobernadas por reglas, que de manera regular se producen, centre personas durante periodos largos. En unidades mis pe- {quefias que tin grupo social, como una eélula own 6rgano, la frontera puede ser palpable, por ejemplo, la piel de nuestro cuerpo. En grupos familiares, en cambio, la frontera es un fe- ‘némeno interaetivo que acantece en el tiempo. Estas fronteras ‘coneurren a consumar y a definir la separacién entre las sub- unidades del sistema tetal. En las familias, las propiedades de frontera pueden variar segtin la subunidad partiipante y la tarea adaptativa en que se esta. La manera mas fil de diseor- nir fronteras en el interior de unidades familiares es examinar Tas conductas verbales y no verbales que permiten y que pro- 2 hiben la trasfereneia de informaeién sobre asuntes vitales. Por ‘ejemplo, puede suceder que por rutina los padres a lo largo del tiempo prohiban a sus hifos enterarse de ciertas cuestiones acerca de su matrimonio. Esta censura de informacion crea una frontera firme en torno de la subunidad eonyugal. 4 la inversa, puede suceder que por rutina, alo largo del tiempo, la familia entera admita y lame a muy diversos tipos de amigos y de intereses a participar de la vida familiar. Esta es una fr tera de unidad familiar abierta (véase ls figura sizuiente) Unidad conjugal ‘Unidad foie a = hoe is La fanilaenters_!- iaror \ “Sr Frontera cera aes Figura 1-1. Una frontera cerrada radea « ta subwnided con yugal (izquierda) yuna frontera abierte roden a ta unided familiar (derecka) Si no existioran fronteras, muchos desarrollos crticos del proceso familiar no se produeirian; no habris diferenciacion progresiva de funciones en los individuos ni en las distintas subunidades, y por lo tanto tampoco complejidad sistémiea, Y ‘en ausencia de complejidad sistémica se reduce muehisimo la ccapacidad de erear y de mantener una postura adaptativa fren- te al ambiente. A su ver, sin adaptacion, el sistema esta en aprietos, sus partes individuales empiezan a mostrar tension sintomatica y pronto prevalecerdn las fuerzas de la entropia ¥ a decadencia ‘Ahora bien, ;qué pone las fronteras y quélas quita? ; qué rregulan las fronteras? Las fronteras regalan el fjo de infar- ‘macion y de energia de que un sistema vivo requiere en su. uehacer constante dirigido a mantener un equilibrio armo- rioso con su contexto ambiental. Estos eonceptos de informa cidn y de energia son centrales en una teoria general de siste- ‘mas aplicada al proceso familiar; son la urdimbre en que se contrama la actividad cotidiana de la familia. Informacion de- nota las sefiales verbales y no verbales que indican en cada ‘caso, para cada parte del sistema, o para este en su totalidad, la medida en que cumple clertas metas © propésitos ideales. Por ejemplo, silos padres creen ser ellos quienes deben camu- nnicar a sus hijos la informacién sexual, emitiran sefiales de desaprobacién si un hijo trae a casa de la eseuela un manual de fedueacion sexual. Evergia es un fendmeno menos asible, ¥ de- nota la fuerza emocional, la repeticion y la duracion de cada, sonal. En el ejemplo que hemos dado: loz padres acazo se eno- Jen y adopten una setitud panitiva, y reeuertien al hijo la regla {que prohibe traer al seno de Ia familia ese material de leetura, (0 puesie suceder que mencionen el asunto una ver sol, lo alvi- den pronto y aun en tn momento posterior se muestren ineon- sistentes con su postura. Energia denota la fuerza y la tasa de intereambio evideneiadlas en la trasmision de esas senales in- formativas. Realimentacién y diseno sistémico Entradas y salidas de informaciin y de enengia se vehicull- zan por medio de un suceso elbernético llamado lazo de reali- ‘mentacion, En el caso de las familia, estos lazos son senderos dde comunieacion que eruzan las fronteras entre las unidades en un sentido y en el inverso, dando sefal alos miembros de esa unidad sobre su grado de conformidad o de divergencia respec to del propésito general del sistema, Todo sistema esta «en, tren de algo», es decir, se encuentra en cierto estado de inter~ cambios més 9 menos adaptativos con el ambiente. El diseno de un sistema denota la meta de estos intercambios y el estilo fen que se llevan a cabo, Las familias legan de diversas mane ras a establecer estos diseios supraordinados de vida. Los teGricos de la terapia familiar estructural han prestado eseasa atencién a una eventual tipologia del proceso familiar; otros autores han ensayado una variedad de modelos clasfieatorios, (Beavers, 1977; Kantor y Lehr, 1975). Pero prescindiendo del ‘modo earacteristico en que una familia procede a crear el dise- fio de un adaptativo vivir-en-contexto, es preciso que esté di sseminado por todo el grupo familiar, que se trasmita eon prec! sién a cada subunidad, que a su vez debera procesar esa infor- ‘macidn y responder a ella, Existe entonces un flujo y un inter~ ‘cambio continuos de informacion y de energia a través de las, fronteras de las partes interdependientes. Este flujo se ora sobre todo por medio de dos tipos de lazo de realimenta- ion: los lazos que promueven estabilidad u homeostasis en el sistema, y los que promueven crecimiento y eambio. Realimentaci6n y homeostasis En muchos casos, el logro adaptativo os aleanzado mejor por un sistema que permaneeo estable y que procesa informa. cidn y energia de suerte de mantener un estado relativamente constante de actividad. Esta estabilidad se llama homeostasis 0 equilibria sistémico, y es indispensable para que el sistema funcione con eficacia y sin una tensién inconveniente en las partes que lo componen, Los lazos de realimentacion que pro- ‘mueven el equilibrio se pueden llamar lazos de eonstancia, pax ra indicar que la funeién de Ia actividad realimentadara es ‘mantener un estado de constancla o de relativa mismidad en la ‘modalidad de quehacer propio de la familia. En términos mas formales, estos lazos de realimentacin se llaman lazos reducto- res de desviacién, Llanamente: uno deseubre que existe una Tinea de base o norma para la conducta, y observa que las des- Viaciones respecto de esa norma son «reducidas, esto es que suscitan una reacein familiar que hace retrotraer la conduct ala previa linea de base. En caso de ser reducida con éxito una condueta, se la tendra que abandonar par completo 0 se la de- berd alterar hasta levarla a un suficente ajuste con el diseno sistémico prevaleciente. Daremos un ejemplo de lazo de reali- ‘mentaeién reductor de desviacién; de lazo, entonees, promotor de homeortasis. Mientras entrevistaba a una familia con una hija adoleseen- te muy perturbada (se le habia diagnasticado psicosi), el vera- ‘peuta repard en que los padres se expresaban siempre en tér- ‘inos claros y racionales, en tanto que la hija, Sara, no hacia, ‘otra cosa que farfullar y apareciairracional. El terapeuta quiso comprobar esta observacién y determinar si existia una linea de base para la condueta; cred entonces la oportunidad de que ‘ccurriera una eonducta diferente. Terapeuta: Ahora quervia saber por Sara, por ella solamente, {Que sucedié antes que acudiera la palic ‘Hija: Bran las 6.20 hs., y yo estaba escuchando la radio en mi habitacion... (Empieza o producir wn relate claro y audible de lon sucesos.) Madre: (Se lleva la mano. la bora, y 9 a tapa por un instan- ry) Padre: (Se leva la mano a ta boca, y se la tapa por um instan- te) Hija: Me parece haber dicho bastante por ahora... Realmente no reeuerdo nada mas. 2 Los padres lograron dar sefales a su hija de que se habia apartado a distancia inaceptable de la linea de base esperada, En silencio se taparon la boea, y Sara dejo de hablar. Quedo ‘allada, un poco confundida, otra vez en acatamiento a una norma familiar. La homeostasis se habia restaurado. Pero si fen este ejemplo la lograda reduceion del novedeso puso de la hija restaura un equilibrio infortunado, los estados homeosta~ tieos no son nocivos en si mismos, siempre que puedan dejar sitio a periodos de erecimiento y de cambio. Realimentacién y crecimiento La nocién de estado homeostitio explieas6lo una parte de lo que sucede en la vida familiar. Un sistema vivo tiene que ‘estar siempre en tensién dindmica,alternando entre presiones hacia el crecimiento y la ulterior diferenctacion, y situaciones de reposo y de estasis, mesetas provisionales que dan respiro y alivio 2 los dolores del crecimiento. Aunque esto pueda sor- render, es nueva la insisteneia en la eapacidad de los sistemas para elerecimiento y el cambio. Al comienzo, los estudiosos del proceso familiar quedaron impresionados sobre todo por lca pacidad de la familia para «volver ala normalidad> (no importa {qué significara para sus miembros), es decir, su capaeidad para cl control homeostitico. Hace poeo, te6ricas como Maruyama (1968), Hoffinan (1981) y Dell (1981, 1982) destacaron la igual= ‘mente eseneial, aunque quizd menos observable, aptitud de los sistemas para creeer y trasformar su eseneia misma a fin de acomodarse 4 las necesidades de miembros individuales, asi ‘como a las presiones de un ambiente que se modifica. Los lazos de realimentacion que promueven el crecimiento se pueden Il ‘mar lazos de variedad, para indicar que el resultado de la ati- Vidad de realimentaeién es dar sanciin a la diversidad y a la diferencia, lo que lleva erear nuevas liness de base para la ‘conducta. En términos mas formales estos lazos de realimenta- cidn se Taman lazos amplificadores de desviacién, En contra- posiciin a los lnzos reductores de desviacion, que promaeven la canstancia y la unldad de propésitos, el azo amplificador de desviacion promueve el crecimiento y la diversidad. Esto es asi: se produce un nuevo suceso 0 una nueva secuencia de con- ‘ducta, y suseita respuestas de refuerzo de los demas miembros de la familia, que aseguran la supervivencia de la conducta ‘nueva. Daremos un ejemplo de luzo de realimentacin amplifi- ceador de desviacion, es decir, promotor del crecimiento, La madre y el padre parecian en completo, si desesperan- zado, acuerdo sobre lo ingobernables y silvestres que eran sus dos hijos en edad de latencia, Karen y Tony. La madre estaba sobre todo enojada con Karen; pretendia que su hija la ediaba ¥y que la irritaba deliberadamente. Mientras los padres habla- ban con el terapeuta, los niios no dejaban de levantarse de si asiento una y otra vee, y corrian en eireulo en torno de aque- Ios, estirando el brazo para tocarlos eada vez. Al cabo, el pa- dre extendié los brazos, pilld a Tony y lo sent6 con firmeza sobre sus rodillas. El nino se tranquilizé. La madre, en cam- bio, seguia con sus airadas observaciones sobre Karen, y decia, ue odiaba estar en contacto con los dems y que no éra cari fhosa. El terapeuta en ese momento inieié la siguiente secuen- ia: Termpeuta (ae dirige 0 la madre): Me pregunto si usted no puede tener a su hija en las rolls, eomo hace su marido con Tony. Madire: ;Oh, no! Karen no quiere saber nada. Odia que la to- 4quen. Ademas, me siento inedmoda en esa situacién. Padre (se dirige 0 eu esposa): Deberias hacerlo... vamos, in- téntalo. Karen, siéntate en las rodillas de tu mare. Hija (se encarnina hacia la macire y se le sienta en el 29020). Padre (se dirige a eu esposa): Lo estis haciendo bien. Esti muy bien asi Terapeuta: Observo que Karen parece mas tranquila. Ahora sonrie Madre (rompe a lorar, distiende su cuerpo): Esto es insenss- to, pero ella no os tan mala. La conducta nueva, de contacto fisico tierno entre madre © hija, recibio varios refuerzos: primera el padre alenté a su es- pposa para que aceptara la sugerencia del terapeuta, después Ia hija mostré visible placer y por iltimo la madre amplificd su condueta nueva con sus lagrimas y un aminoramiento de su ira, Crecimiento y cambio en este campo resultarén beneficiosos para la familia, antes que aleanee otra meseta de invariat dad homeostatica, Las ventajas conceptuales de un enfoque del proceso fami- liar en funcién de la teoria general de sistemas se pueden apre- ciar en estas nociones de homeostasis y crecimiento; en loesen- cial representan un camino para comprender la unidad de la familia y In diversidad del individuo, sin perder de vista la ineluetable realidad de que todas las formas de vida se ven for- 30 zadas a cambiar, pero manteniendo la regularidad y el equill- ‘brio que les permitan conservar un intereambio adaptativo eon, cl contexto ambiental. La unidad viva tiene que crecer, pero fon cierto sentido tiene que seguir siendo la misma. Es preciso aque se produzean cambio y crecimiento, pero eon una modali- dad y a un ritmo que preserven un sentido de mismidad. Desde este punto de vista, toda familia sana impresiona como conser- ‘vadora; parecera ser siempre la misma, siendo que empero su- tilmente promueve el crecimiento y el eambio en el interior de ‘sus subunidades individuales. Estructura El término estructura denota pautas de interaccién relat vamente duraderas que concurren a ondenar u organizar sub- tunidades componentes de una familia, en relaciones mas 0 me- nos constantes. Estas alianzas y eoaliciones pautadas entre ‘miembros de la familia son las estructuras que regulan su coti- iano flujo de informacion y de energia, En este ventide una estructura no es el eontenedar estatico de un intereambio in terpersonal, sino una metéfora de intereambios de conducta ‘que ocurren con regularidad. Minuchin lo ha expresado asi ‘estructura designa sel invisible conjunto de demandas func rales que organiza la manera de interactuar entre ellos los miembros de la familia» (1974, pag. 51). Estas definiciones po- nen el acento en un atributo dinamico de las estructuras, a saber, la organizacion activa de la conducta en ratinas prede- cibles, Ahora bien, en su connotacidn mas popular estructura es algo quieto 0 estitieo, algo fijado en el tiempo, como si se pudiera detener en un momento dado la vida intoractiva de la familia y crear de ese modo una -estructara-. sta eonnota- ‘eign introduce un importante distingo: entre estructura ¥ pro- Estructura y proceso Proceso designa una secuencia disereta y limitada en el tiempo, de conduetas que constituyen tuna transaceion. Obser- vemos por ejemplo un proceso de decision familiar; caso se componga de varias conductas eslabonadas: el pare hace de- terminada propuesta, el hijo mayor se opone y la madre se pronunicia en apayo de su hijo, acuerdo este de madre e hijo 31 que puede tener suflciente fuerza para determinar un resulta do. Si se toma en euenta una dimensién temporal, se puede hhacer un distingo entre estructura y proceso. La expresiin de tun proceso en el tiempo le conflere estatuto de estructara. En el ejemplo que dimos: si madre e hijo repetidamente en el tiem ‘po suman fuerzas contra los intentos del padre por erientar decisiones, se puede hablar de estructura de eoalicion madre- hijo. En cambio, si ese acuerdo no persiste en el tiempo, el observador simplemente ha sido testigo de un breve proceso, ppasajero en el movimiento de la vida familiar en eontinuo des pliegue; lo observado no serd una estructura duradera, Por reeurso al término temporal -duracién- para enunelar esto mismo, Von Bertalanffy ha sefialado que «(...) estruct as son procesos lentos de larga duracion+ (1968, pag. 27). ‘También podemos imaginar lo inverso, a saber, que los proce- sos son ordenamientos estructurales de duracién muy breve Evoguemos un libro infantil de figuras en movimiento, He ahi lun ordenamiento de centenares de «estructuras, las paginas, cen cada una de las cuales se observa un dibujo exttico obteni- do por un movimiento invariante de lépi, lo que procura una forma reconocible a diferencia de un garabato al azar. Esta estructura, el dibujo, es el resultado de una constancia artis- tica en el tiempo. Ahora, la presién de un palgar enérgico hace ue estos centenares de paginas se conviertan en westrueturas Ge corta duracién-, que produeirén una historia animada, por lo comin divertida (en este caso, he ahi el «proceso» narrati- yo). Pero si el pulgar afloja su presién, el répido proceso de interaecién se detione, y otra ver quedames frente a una +es- tructura-, un dibujo estatico, quizé del Pato Donald. Estruetu- ‘ray proceso se pueden definir en parte uno por referencia a la ota, si se toma en cuenta la nocién temporal de duracién. Estructura y contenido Aunque la terapia familiar estructural impresiona muchas veces como si descuidars el contenido psieoldgico, que en cam bio es el foco del paradigma analitico, la teoria general de sis- temas ofrece perapectivas sobre esta cuestién. Contenido de- nota los temas partieulares y los eonoretos atributos dela vida, que, enhebrados, proporcionan sustancia tematiea a los con eeptos de informacién y de energia. Esperanzas y sueos; re cuerdos, apetencias, amores y aspiraciones della vida cotidiana constituyen el contenido de la experiencia individual fenomé- 2 nica, Ahora bien, :qué relacidn guarda este contenido con una perspeetiva sistemica de la estructura y el proceso de Ie fa- mila? En términos muy simples: se puede seleceionar para su e3- tudio un tema cualguiera de contenido, por ejemplo, imigenes personales de identidad, ideales familiares 0 poder parental; @ se puede sostencr que la actividad humana reeae sobre algo {que se especifies, por ejemplo la defensa frente a impulsos pro- hibidos, Iz organizacion ce operaciones mentales en pautas de Fespuesta automitica, o cualquier otra eosa. Pero una vez ‘escogido el tema de eontenido, es preciso admitir que por si mismo sélo tiene importancia secundaria, al menos desde una perspectiva sistémiea. En primer término, a teoria general de sistemas 1) admite y examina las estructuras ereadas por la ‘expresion transaeeional de eontenidos, y 2) destaea las opera- tiones eonduetales merced a las eusles un item disereto de eon- tenido se abre paso a través de una frontera y, trasformado por el acto mismo de eruzaria, inflye sobre el ambiente inter- personal eircunsdante. Lo que acontece en el interior de una uni- dad deslindada son los sucesos que se suelen lamar contenido, pero estos sucesos se vuelven observables, y por lo tanto ase quibles a un andlisis sistémieo, sélo cuando constituyen una, secuencia de intereambio conductal que se desenvuelve a tra- vés de fronteras entre unidades. (Véase la figura siguiente.) —_ art Z pees Filion. AL ‘ gues re ere) re, ) \ 4 \ #, Re baer ane: ‘seat foots een Figura 1-2. Seewencia de intereambia de conductas que ocurre ‘eruzando fronteras de unidad. El contenido —succtos que s€ roducen dentro de lo uniitad destindedia— solo es observable ‘cuando oeurre crazando las fronteras de la unidad y asi se ruelve asequible al andlisie sistémico, Ecstas gecuencias son en buena parte de indole informacional ‘y energétiea, yen eonseeueneia comprenden los datos pert hnentes para wn anzlisis sistémico de los provedimientos fami liares. El contenido estudiado tiene interés seeundario; el ana- lisis sistémico enfoea el modo en que se trasforma por medio de luna serie de secuencias de intercambio eonduetal, de manera de mantenerse eangruente con el disefio de vida de la familia, Para ver la estructura ‘Ver la estructura es diffll al comienzo. Parece algo abs- tracto, y demanda pasar por alto interesantes cuestiones de contenido, las espinosas euestiones psicoldgicas que tradicio- rnalmente reelaman Ia ateneién terapéutics. Pero de heeho se puede aprender a iluminar las estructuras prestando atencién, a los aspecios mas elementales de los intercambios conducta- les, y no a las complefidades de sentido, de que casi todas las ‘comunicaciones estan cargadas. Tratemos de ver una estrue- Conrad demandé asistencia porque la sefiora continuo enajo con su hijo, tnico, de once afos, aque le parecia irrespetuoso, rebelde, un potencial delincuente, ¥ que en varias ocasiones la habia golpeado. Los padres ten- ‘drian unos treinta y cinco afios; ls dos se desempetiaban en. actividades profesionales. El sefior Conrad acudlio a causa del malestar tan grande de su esposa. En la entrevista inicial, pa- dire ¢ hijo intereambiaron frecuentes miradas y se hacian co- ‘municaciones aparte. Esto se advirtio con particular elaridad todas las veces que la seiors Conrad procuraba exponer al te rapeuta sus muchas preocupaciones. El padre, invitado a dar su punto de vista, slo brindaba tibio apoyo a su mujer y pron- to callaba. Languidecian enseguida los empenos de hacerlo dis. ceutir eon au esposa los problemas. Sila sefiora Conrad se diri sia direetamente a su marido o a su hijo, ellos daban respues- tas sumarias o no respondian, Frente a la conducta deserita, he aqui las estructuras que se pueden «ver» en la familia Conrad: 4. El continuo intereambio verbal y no verbal entre padre fe hijo es wna estructura, en este caso una alianza enredada. Padre = Hijo 2. La respuesta persistentemente débil que da el marido a la esposa e2 una estructura, en este caso una alianza difusa y aebil. Marie «++ Bap 3. Que el marido y hijo se muestren de continuo imper meables los dichos de la madre eo wna estructura, en este aso una diada muy estrecha, que de hecho exsluye ula madre. Pare == Hy | Mere 4, Sobre la hase de estas estructuras observadas, el tera- peuta est habilitado para inferir que la diada padre-hio es en realidad una eoaliinintergeneracanal contra la mad. Esta 9 wna hipdtesa estructural Padre == Hijo | Mode He ahi las estructuras que se pueden -ver- y que son re- presentativas de las observaciones que constituyen la base de tun diagnéstico estructural ‘Sintesis del paradigma sistémico No defenderemos aqu! la licitud del modelo sistémico de la ‘conducta, ni lo expondremos con detalle. Los leetores intere- sados en una més eompleta elaboracién de estas ideas pueden consultar las obras de Von Bertalanffy (1968), Buckley (1867), Miller (1965, o los escrtas de mas fail eomprenaiin de Hoffman (4981) o de Walrond-Skinner (1876). Pero aun en nuestra pre- ‘sentacién sumaria, el paradigmasistémico de la eondueta pone de relieve las proposiciones principales de la terapia familiar ‘estructural; hace falta entonces considerarlo antes de pasar a Jos procedimientos terapéuticos que derivan de l. He aqui los rrasgos mas importantes de este paradigma, segtin interesa @ Jos terapeutas: 1. Parte y toro. No la parte individual ni el contenido ais- lo merecen atencién inicial, sino el sistema mas vasto (que fon si mismo es mis grande, y es diferente de la mera suma de ‘sus partes) y el proceso transaeeional que ocurre en au inte- rior, Este sistema es el eontexto ambiental en que las partes funcionan y los eontenidos particulares ceurren. 2. Informaciin, error y realimentacién. Los sistemas vi vos tienen lazos de realimentacién comunieacionales que pro- dueen informacion sobre las actividades del sistema. Esta in- formacién consiste en sefales de «error- que dicen a una sub- ‘unidad si su condueta es o no es concliable can el disefio global de vida del sistema total 3. Realimentacin y homeostasis, En caso de que la i formacién sefale una diferencia respecto de una linea de base del disefio global, pueden ocurrir conductaa reductoras de des- viacidn. Estas inducen constancia homeastatica en el sistema, tun estado constante de existencia que es indispensable para la vida. 4. Realimentacién y crecimiento, Sila informacién sefala tuna diferencia respecto de una linea de base del diseno global, pueden ocurrir conductas amplificadoras de desviacién. Estas indueen cambio y diversidad en el sistema, un estado fuctuan- te de existencia que es indispensable para la vida. 5. Vida y tension. La alternancia continua entre periodos de erecimiento y periosios de estabilidad (de morfogénesis eon morfoestasis) constituye Ia tensién dindmica de la vida, 6. Cireularidad. Causa y efeeto se eonsideran ahora clr: lares, no lineales. 7. Cambio, Para producir cambio en el sistema total asi ‘como en una parte individual se tiene que intervenir en el todo ‘asi como en Ia parte. Tanto la parte como el tedo tienen que ‘cambiar guardando entre si conjuncién, aunque no siempre es preciso que lo hagan simultanesmente, Cambio de contexto El contexto dentro del cual ocurre un particular euceso bioldgico o psicalégico denota todas las propiedades de un sis- tema vivo, que acabamos de resumir. Un contexto existe 1) cuando una colectividad de partes circandan a un componente focal particular, y mantienen con él una relacién aneja y din ‘mia, y 2) euando las transacciones que ceurren entre las par- tes responden a loa principios de la teoria general de sistemas 36 El cambio terapéutico aparece bajo una luz muy diferente ceuando el terapeuta considera el todo en lugar de la parte, ¢l contexto cireundante en lugar del suceso aislado, y la familia fn lugar de la persona. Clinicas e investigadores que recurran ‘este nuevo paradigma pueden reenfocar su atencién, pasan- do de los constructos de Ia vida interior, imponderables a ve- ces, a conductas mis observables del aqui-y-ahora. Como lo ha ‘earaeterizado Rabkin (1970), es un paso del espacio interior al ‘espacio exterior, de cineuenta afios de preoeupacion por lo que ‘presuntamente ocurre on ol interior del alma a una observa- ifn cada vez mis euidadosa de lo que las personas se hacen unas a otras y hacen unas con otras cuando se tratan en su cir- feunstancia. Los estudiosos de la conducta humana han empe- zado a tomar en serio lo que desde hace mucho sabian los bue- nos etélogos, a saber, que ol animal se debe estudiar en su ambiente natural y que aun aquellas conductas que eminente- mente dependen del instinto biolgieo sélo se convierten en fuerzas emergentes y orjanizadoras dentro de un contexto ‘mis vasto, supraordinado. ‘Minuchin lo ha expresaco con términes simples: «Cuando la estructura del grupo familiar se trasforma, las posiciones de Jos miembros en ese grupo se alteran en consonancia. A conse- cuencia de esto, cada uno de los individuos experimenta cam- bio» (1974, pag. 2). He ahi el supuesto basieo, aunque a menu- do tacito, de toda terapia basada en la teoria de sistemas: si el contexto estructural se altera, el eardcter individual se modi a, Esta posicion invierte los supuestos del paradigm ps ‘coanalitico, segtin el cual el caracter individual es el lugar del ‘cambio terapeutico, Ahora se entiende que es el contexto el gue se tiene que modificar para que se sigan diferencias en la conducta individual. Esta eoncepeién del cambio es uno de las eaminos por los ‘cuales los terapeutas de familia de orientacién estructural la- bboran los conceptos de la teoria de sistemas en un modelo de intervencion terapéutica. En el capitulo que sigue presentare- ‘mos otras elaboraciones afin de posesionarnos rapidamente de Jos términos fundamentales de la terapia estructural. 2. Los términos de la terapia familiar estructural 1La terapia familiar estructural convierte las abstraceiones de Ia teoria general de sistemas en deseripeiones de la vida cotidiana de la familia y en preseripeiones para la intervencion terapéutiea. En este capitulo introducimos los principales tér- ‘minos tedrieos y perspeetivas del abordaje estructural toman- do como foeo 1 desarrollo normal de Ja familia, la patologta familiar, y su terapia. Como lo va conoviendo el lector, los ter~ ‘minos y puntos de vista de un enfoque sistémico y estructural suenan poco aceesibles de fell aprehensin. Hablar en len- ‘guaje sistémieo y estructural es camo hacerlo en una lengua extranjera, Ahora bien, lo mismo que en el aprendizaje de un idioma extranjero, parsee canveniente hablar silo este al tiem- po que se lo sprencie activamente. En estas paginas seguimos el consejo. Eseasas seran nuestras referencias al lenguaje con- ssabido y # los términos de la psicologia individual, y en cambio ‘emplearemos de manera consistente un vocabulario sistémico para deseribir los fendmenos ordinarios de la vida familiar. El dominio aun parcial del contenido de este capitulo, y del ante: rior, nos procurard sufleiente fuider para mayares logros que preguntar por el bai 0 el bar. Empezaremos considerando la ‘manera en que los estructuralistas miran el desarrollo familiar normal. Concepeién sistémica del desarrollo familiar normal Explicaba Minuchin en 1974: «(...) una familia que funcio- nna con eficacia es un sistema social abierto, en trasformacién, {que mantiene nexos eon lo extrafamiliar, que posee capacidad de desarrollo y tiene una estructura de organizacion compues- ta por subsistemase (pag. 255). En 1981, €l y Fishman amplia- ron este concepto para incluir la emuneiacion, mas elaborada, de Prigogine (Glansdarff y Prigogine, 1971), a saber, que los sisgas vivo econ de snr dpe rus no cenit permanccer en un stad constan, os eatrctaras de un crcl: Lan enructren denon lina vivo tlonen que mantenerseslerpre en un extado do aan y eto las voeveaptas pars sleanatrGrdenes nuevos de eerbiGiad y nivees nuevos de orpaizacion adaptative. Las Structures antiguas ce dsipany, ene ur dew dspacion, SGrvemplazadas por otra mieves que a san yas tem fo, en razon de as drmandasevotvas del medio, desapare- evan también, Explcan Minchin y Fishman En un sister So, las fotaciones, sean de orien interno oexterno, qian SLoisiema hasta una noera estructura ()» GSB, pg. 21 fise4, pa. 35). Y continian, ctando-a Friggin Una estructura nuova es siempre el resultado de una inesta- bilidad. Nace de una fluctuacién. Mientras que por lo comin Jas fluetuaciones son seguidas por una respuesta que retrotrae fl sistema a su estado imperturbado [es lo que ocurre en siste- ‘mas cerrados|, en el punto de formacién de una estructura iueva, por el contrario, las Muctuaciones se amplificans (pag, 24 [pdig. 35). By apuntaban, ene misno sentido en que otros tena lo tan hothorecentemente, que en terapia familar sea vendo insistiendo demasiado en la capacidad de la familia para mante- terse como eo, Une tera del desarroto familar debe tomar tm cuenta por igual la capckad del sistema para tracer Yar alcarsa?en su esructras estado nvvos de comple jody ce diferenaclon adaptive 7A finde examina le evolutn de os sistemas fallares, Minuchin y Fishman tomaron de Koester GT) el trming Aol: lo incodjeron para describ entiafes que son ens Imus un tod, smuténeamente son una prt de un todo fapriordinado El rmino de Kovter se conetruy col per Jabra griega holos (todo) y el sufijo on, que evoca una particula parte (como en provi) Tolon se pce emplent pare desert bir colectividades extensas, o el holon de los hermanos, 0 la Unidad de dos persona, pu lempl el ln de una madre con 0 Wij lo que permite evtar termine patognmicon come nbioee), © tambien el holon nvida- Minchin y Fahmanadoptaren el termine su estudio de 1a poraefrn erga“ i de erence pre un halon (pa 1S [pag 27) As exponen lear eee (pag. 13 (pag. 27]). ‘pont atriby Cada holon el individuo, la familia nuclear, ly familia extensa ¥ la comanidad— es un todo yuna parte al mismo tiempo, no mas lo une que lo otro ¥ sin que una determinueion sea incompatible gon Ia otra ni entre en conficto eon ella. Cals hholom, en competeneia con los demas. despleya su eneryta favor de su autonomia y de su autoconservacion como un tile Pero también es vehiculo de ener integradora, en su cond cion de parte. La familia nuclear es un holon de fa familia # tensa, esta lo es ce la comunidad, y ast. Cada todo contiene a it parte, y cada parte contiene tambien el programa” que! tec impone. La parte y el todo se contianen reciprocamente en un proceso continuado, actual, corriente, le comunicacion © in terrelacion» (pag. 13 [pag. 27). Minuchin ha prestado considerable ateneion livin eo zo subsistema distinto,u holon, que se desarvoll en contest Exponia en 1974: «;Qué se ha hecho de la antivua idea de un individuo que actia sobre su ambiente? Se ha convertide en et coneepto del individuo que interactia con su ambiente C..) un hhombre no es su propio yo sin sus circunstancias- (pie 5) Cuestionaba las perspectivas que sobre el yo individual se te nian, v segtin las euales el contexto familiar es en verdad ene: ‘igo del desarrollo individual, y que el riterio de la genuina salud emocional era estar completamente -diferenciado> de la propia familia, Por el contrario, un ser humano se tiene wu considerar existiendo primeramente en un contexto interper sonal. No existen gemuinos ermitatios sino sdlo personas que se nutren de un perpetuo e imaginario didlogo con aquellos « quienes rehiyen; de la misma manera, la perspectiva estruc tural sostiene que la identidad individual y el -alma- individual s6lo existen como constructos del contexto interpersonal. No se cuestiona la existencia de atributos estrctamente interiores de la individualidad, por ejemplo rasgos genticos. Pero se en tiende que la identidad individual se desarrollaen principio por su interaecien con el contexto interpersonal. «El holon indivi dual incluye el concepto de si-mismo en contexto. Contiene lox determinantes personales ¢ histricus del individuo. Pero va ras alli, hasta abarcar los aportes actuales del contexto so- cial- (Minuchin y Fishman, 1981, pg. 14 [ pg. 28). Siguiendo a Bateson (1972), los estructuralistas han sostenido que las ea- racteristieas eminentes del individuo, incluia la nocion de ~es piritu-, estén determinadas por su perteneneia a un grupo hu- ‘mano, de los que el mas originarioe influyente es la familia. Con palabras de Minuchin: «...) la vida psiquica del individuo tno es en totalidad un proceso interior. El individuo inflaye so. bre su contexto y recibe el influjo de este en secuencias de rtemccion de constante recurencia,(...) Sus aciones estan fobernadas por las caractersticas del sistema (.)- 1944, pie. "Tres puntos importantes cabe destacar aqui. En primer bi- gar, este modelo concede a la actividad individual el poder de alterar el cantexto en que se sitia. Esto armoniza eon un mo- delo genuinamente cibernético, por mas que los sostenedores de la terapia familiar estructural se hayan mostrado renuentes fa prestar demasiada atencidn al individuo eomo tal, temerosos Eles- de enredarse en cuestiones de psicologia intrapsiui ‘tructuralismo, al menos en el plano teorieo, atribuye al duo un lugar en el lazo cibernético, En segundo término: el ppasaje que acabamos de citar, del trabajo de Minuchin de 1974, presenta total compatibilidad con una concepeionsistémiea de Taconducta, a saber, que el individuo participa de continuo en tuna reciprocidad eon el ambiente, y que ambos se influyen en- te si sexun el modelo de la circularidad de la causa y el efecto. No es esta una posicion nueva en las ciencias de la conducta, pero los estructuralstas la han destaeado mas, con su persis tencia en spreciar la psicologia individual en su nexo eon el contexto interpersonal. El especifico aporte teérico de este ‘modelo es la consistente referencia @ esas estructuras de in- teraccion, que pone de manifiesto la manera en que ells eons- jen y configuran a lo individuos en el interior del sistema, Por tltimo, un corolario importante: la experiencia interior de lun individu eamia cuando lo hace el contexto en que vive. La idea de que un eontexto moslfcado leva a modifica el carie- ter individual es una axioma de la terapia familiar estructural {ue se sitia en marcada contraposicin a los modelos de eam- Dio sustentacios por otras escuelas de psicoterapia El desarrollo del si-mismo en contexto y, de rechazo, la Iodifieacion del contexta en que se situa el si-mismo gon los temas rectores de una concepcidn estructural del desarrollo familiar normal. Es la tarea dela vida: entrelazar la diversidad ‘ol crecimiento individusl con la unidad de la pertenencia al frupo familiar. La variedad de la eondueta personal, aquella ue es realizacin del yo, se tiene que equilnrar entonces con as constantes del sistema total a medida que este se desen- ‘Yuelve en el tiempo ajustindose a las demandas, siempre cam- biantes, de su contexto ambiental. «La familia es un sistema abierto'en trasformacin; queremes decir que se mantiene en ontinuo intereambio de entradas [inputs] con lo extrafamitiar 41 = ¥ que se adapta a las demandas, en cada easo diferentes, del estadio evolutivo en que se encuentra» (Minuchin, 1974, pig. 450). Por otra parte, este proceso de socializaciin individual y de desarrollo familiar es, por naturaleza, conflictiv; de ahi que siempre sea preciso encontrar un eguilibrio, una norma que preserve tanto al individuo como al sistema. En el icerior del sistema familiar se desarrollan pautas de transaccion destina- das a asegurar que la eonducta de los miembros individuales se rregule en armonia con el guidn general, el que comanda la si pervivencia de la familia en el mundo circundante, Estas patt- tas se mantienen mereed a dos fuentes de constreimienta. La primera es genérica y proviene de las regias universiles que gobiernan la organizacion familiar. Por ejemplo, en todas las formas de organizacion social tienen que existir jerarquias de poder y una complementariedad de roles. La segunda fuente de constrefimiento es specifica: la configuracion en extremo ppersonalizada que una familia imprime con el paso de ls aos & las diversas rutinas cotidianas que pone en prictica en el curso de su vida, En estas formulaciones, y también en buena parte de las consideraciones que Minuchin dedica a la patologia, te- rnemos explicita uns coneepeién del ciclo de vida familiar, que se inicia con el casamiento de la pareja y eulmina, ya erecidos Jog hijos, con su regreso a los originarios roles conyugales, Para sleanzar una deseripein mas completa de Ins eaminos por los cuales la familia normal llega a ser un sistema viable, ‘que se abastece a si mismo y asiste a las necesidades ms indi vvidualizadas de sus subunidades, los estructuralistas han sefia- lado tres grandes aspectos en el grupo familar. El primero es que se divide en subsistemas, ordenados en posiviones jerirquieas en muchos casos; tas pueden estar da das por definicidn, eomo entre pares e hijos, o en virtud de tuna realidad funcional, por ejemplo ls division entre hermanos obedientes y hermanos rebeldes. Minuchin (1974) atribays sa- ma importanca a estos subsistemas en su vision del desarrollo, familiar: «La organiaacion en subsistemas (...) procura una valiosa formacion para el proceso en virtud del cual el “yo soy” diferenciado se mantiene al tiempo mismo que en diferentes niveles se ejercitan destrezas interporsonales» (pag. $3). Los individuos pertoneeen a diferentes subsistomas, y en estos va riados contextos aprenden diferentes destrezas de vida, En segundo lugar, los subsistamas se erean y perduran por que se establecen fronteras claras que a modo de rutinas sepa- ran y protegen a sus especializadas funcianes de las que s0n propias de otros subsistemas. Ahora bien, se tiende a imprimir 2 ‘en este concepto de frontera una conerecién que lo aisla de los 508 vivos de la conducta cotidiana. Pero una frontera no fs una linea de magica separacion que el clinic trazara en su iagrama de la estructura familiar, Es una metafora de la aoee- sibilidad a un holon, Esta metafora pone de manifiesto el ea no y las reglas que permiten entrar en contacto eon diversas, tunidades del sistema familiar. Y las eualidades metaféricas que en efecto posee determinada frontera (si es cerrada 0 ibierta, por ejemplo) dependen exclusivamente de las transac- ciones conductales rutinarias que regulan de manera eonsis- tente, en el curso del tiempo el fae del trifico de informacio- nes y de energia de un holon a otro. ‘La metifora de frontera ze define de manera may semejan- te a la metifora de estructura: ambas son constructos que de- rotan intereambios conductales recurrentes entre los miem- bros de holones adyacentes, En cierto sentido las franteras son Ig ocasidn para la existeneis de una estructura. Sin una perma- nente actividad de frontora no se formaria estructura: se esta- ria frente a indefinidas secuencias de conduetas nuevas. Pero ‘ocurre que hay una buena euota de redundaneia en la vide fa- miliar. Naven fronteras y se forman estructuras. A todas lu- es, en consecuencia, Ia funciin de las fronteras es proteger la diferenciacion del sistema y permitir la emergencia de estruc- turas. Para resumir no existe sistema familiar abierto, adaptati- ‘vo, que no se diferencie en holones o subsistemas. Estos se constituyen por el desarrollo de transacciones conductales asi -genéricas como individualizadas. La repeticion de estas tran- sacciones asegura la durabilidad y viabilidad del subsistema. Las metaforas de frontera y de estructura se emplean para escribir el ordenamiento reciproco de estos subsistemas y el ‘grado de contacto que entre ellos mantienen. Ahora bien, la perduracion de los subsistemas es relativa, y obligadamente alterna con la necesidad en que esta el sistema total de respon- der a una pauta de estructuras disipadoras, que son rempla- zadas por otras nuevas, mits complejas, De esta manera, «el desarrollo de la familia normal incluye fluetuaciones, periodos de crisis y su resolucién en un nivel més elevado de compleji dad» (Minuchin y Fishman, 1981, pag. 27 [1984, pag. 41]. Coneepeién sistémica de la patologia familiar ‘Ya se ha sefialado, respecto del desarrollo normal: La fai st sujet a presinosnternas, que provenen de ios cambios evolutivos de sus propio miembros subsite mas, a presones externas, que proviene dea neteidad de Aiecinrse ala ntiticiones scien sgnteativas que inf yen sobre sus miembros. En respuesta estas demandan de dentro y de fer, ls mcmbros dl famlintenen que operar constante traformaciones desu pion sesprosa de toere Que pedan crecer al tiempo que el sistema faa mantene Su continudade Ginuchi, 18%, pig, 6). De esto se sigue que la patologiaconnota un diet acusado y persistente en la negoviacién razonabla de esas presiones. -Pa- rece entonces que el rtalo de patologa conviene reservar a familias que frente al stress incrementan la rigides de sus paw daa de transnccion y de sus fonteras,y evitan explora alter- nativas o son renuentes a hacerlo» (Minuchin, 1974, pig. 60) [Un operacién de una familia es normal si se adapta alas ine tables presiones dela vida de manera de preservar si contin dad y faclitarreestructuraciones. En eambio, si reaeciona pro- duciendo rigider, sobrevienen conductas disfuneionals. Esa 5 una patologia de la familia; su sede es el grupo como un fo, noun miembro nv in armonia con la perspectiva de la teora sistémiea sestin 1s cual el desarrollo normal de i aia reqiere dela ler. nancia entre periodos de homeostasis y periodos de crisis ese ete aera owe de cle de la familia «se deben a que se a atascado en la fase homeos- tdtica» (1981, pag. 26 (1964, pig. 40). Lo paradaieo esque la ausencia de crisis sistémica caracteriza aun familia inmovil- zada por las combinaciones homeostatieas de una fase evolut= Va que pierde més y mis actuaidad a eausa de demandas de cambio que provienen del interior del geupo familiar o del am- biente mis vasto En los diversos casos que ls estructuralistas deseriben se disciernen cuatro categoris principales de patologia familiar Patologias de frontera, de alianza, de tringulo y de jerarquia. Desde luego que cada uns hace su parcial aporte nocivo las demas categorias. Por ejemplo es difell observar una patolo- gia de alianaa que no incluya una patologia de frontera, De “4 "todas maneras, estas categorias nos permiten esquematizar la oncepeidn estructural dela patologia, Patologia de fronteras ‘Los subsistemas familiares se singularizan menos por su composicién que por Ia eualidad de sus fronteras. Por ejemplo, fan subsistema parental puede estar eompuesto beneficiosa- mente por una madre y una abuela, o una madre y un hijo tal. Perturbaciones solo se generan cuando las eonductas Ge frontera de quienes participan en los subsistemas se vuel- Yen inadecuadamente rigidas 0 débiles, y de ese modo estor- ban un intercambio adaptativo de informaciones eon los sub- sistemas cireundantes. La version de la patologia de fronteras ‘expuesta por Minuchin (1974) se puede fundamentar en la teo- ria de sistemas. Sostuvo que la dimension de frontera va de lo deszeoplado a lo enmarafiado, extremos entre los cuales se ex- tiende un dominio normal. El sistema fumiliar enmarafiado se caracteriza por Ia extre- ‘ma suseeptibilidad de respuesta de sus miembros individuales, ‘unos a otros y a su subsistems direeto. La distancia interper- ‘sonal suele ser escasa, considerable la confusion de las fronte- ras subsistémicas, ¢ inadecuadamente prontas y obligadas las rrespuestas a la actividad de miembros de la familia. «La eon- ‘dueta de uno de los miembros afecta inmediatamente a otros, ¥ la tension de un miembro individual reverbera con intensidad a través de las fronteras y velozmente produce ecos en otros subsistemas+ (Minuchin, 1974, pag. 55). Son necesarios estos ceaneeptos de tiempo, ce fuerza y de reverberacién, tomados de la teoria general de sistemas, para comprender a la familia en- redada y a su opuesta, la familia desacoplada. En la familia desacoplada, hay excesiva distancia interpersonal; las fronte- ras que separan a los subsistemas son rigidas, y es escaso el potencial de reverberaciin. Sin la familia enmaranada un su- ‘ces0 de poca importancia, como el resfriado de uno de ls hijos, basta para suscitar una soliita y sobreabundante atencion mé- dca en los dos padres, la familia desacoplada es capaz de tole- rrar importantes patologias individuales sin enterarse dema- siado, En una familia desacoplada, un hijo adolescente habia permanceido tres dias arrestado por drogas. Los padres ni se enteraron ni se preocuparon por su ausencla; creian que sim plemente legaba tarde por la noche a casa y se iba may tem= Dano, antes que los otros miembros de la familia despertaran. 45 Bjemplos de miembros enmaraisis abundan, sobre td en inlrmes acre anna oa. Ena lia enmaraiada con un toa. que se habia agnor estuiofrenia la madre y el pare daramente penta a teida que este ingera y nis deposichnes y sean rah cuando deseubrian una dserepnncia entre edo peso. La figura 2-1 presenta estas patologias de frontera siguiendo las natacionesdiagramstcas Ge Minuchin ‘Sabsistomas enmarafs Subsistemas denaopldon aS 1g! \E\ 1 13 ut I) ese ay, Figura 2:1, Represontacion dingrometion de patolopias de Frontera subsistémica, ° Eee Unidad friar eum ‘Unis daar deseo Figura 22. Conducta perturbada, de alianzas, en (os dos er tremos de fa patologia de fronteras. Fronteras perturbseoras son la expresién subsistémica de alianzas perturbadas entre miembros de la familia. En la fami- lis enmaranada padres e hijo tienden a estar sobreinvaluersdas, ‘mientras que en la desacoplada tienen concernencia eseasa, Estos dos tipos de familia se pueden caracterizar ademés por referencia a la frontera de la unidad familiar, perspeetiva que aclara todavia més la posibilidad de perturbaciones en la con ducta de alianza, 46 En la familia enmaraviada, la frontera que la circunda suele ‘ser rigida y cerrada, eon tendencia a dejar fuera el mundo ex- ferno ¥ # aprisionar a sus miembros, manteniéndlos eautivos fen los entrampamientos de los sabsistemas que, inversamen- te, tienen fronteras que por ser difusas no promueven lz auto- ‘nomia individual (véase la figura 22). En los easos en que no fexisten fronteras apropiadas y claras entre miembros de la fa nila, x en los que se desmiente la posibilidad de contaetos eo- trectivas con ef munulo esterno, ns alianaas entre los miembros de Ia familia son demasiaclo estrechas. Esto proporcionan fexagerado sentimiento de perteneneia al grupo familiar. con ‘mengua del sentimiento de autonomia. de ser uno mismo. Por otro lado, Ia frontera que eireunda a la familia desacoplada es muy dlfusa. » por eso no ofrece una resrulaciin aeorde de las in- trusiones dle ly soviea ni del iny venir de los miembros de la familia. La facilidacl con que se eruza esta frontera general se siti en mareado contraste con la vigider de ls fronteras inter= nas entre subsistemas, que impiden a sus miembros mantener entre si eontactos siificativos n predecibles. En este orden Iiento son escasas las sevialesreferidas a a identidad y la eon= duets, ¥ esto propende a que sus miembres busquen definieio- nes en grupos ajenos. Patologia de atianzas La perspectiva estructural pone de manifesto la pauta de divisiones y alineamientos entre miembros de la familia, y ast nos orienta sobre las afiliaciones. La estructura de la familia consiste en las alianaas y los antagonismos entre los miembros, 'y tambien en las fronteras productoras de subsistemas dura eros, Hemos visto que se pueden produeir patologias de fron- tera, y del mismo modo existen patalogias dle alianzas. Estas son de dos tipos principales: desviacion de conflictas 0 designa- cidn de chive emisario, ycoaliiones intergeneracionales inade- cuadas, En las allanzas que eonsuman una desviacisn del eonficto fobservamos Is pauta, comin en la eliniea, de dos padres que Imanifiestan una total ausencia de conflicto entre ellos, pero eestin sélidamente unidos contra un hijo individual o una sub- unidad de hijos. La desviacidn del conflicto reduce la presién sobre el subsistema de los conyuges, pero a todas luces impone tensién a los hijos. Suele ser diflell para el clinico tratar este ‘ordenamiento: tiende con demasiada faclidad a simpatlzar eon a 1 hijo chivo emisario y a menudo traba con este una alianaa ‘que no permite ala propia familia organizar acciones de resea- te, suceso que si se produce revelard valiosos datas acerca de sus nexos estructurales, Las pautas de desviacin y del chivo emisarlo se descubren ‘en general con mas facilidad que las eoaliciones intergeneracio- rales, Encubiertas 0 manifiestas, es tipieo el caso en que estas comionzan con une estrecha alianza antagénica de un progeni- tor y un hijo contra el otro progenitor. Un ejemplo es una ma- dre que fuerzs a su hijo a sumarse a continuos, si eneubiertos, veproches dirigidos al padre. (Véase la figura siguiente.) Mat tio} Pate Figura 23. Evemplo de conficion itergeneraciona. Estas eoalieiones pueden incluir a mis miembros y aun a todos los restantes. Notese que aqut un vérmin critica es in- tergeneracional. Cuando Ia eoslicion (ordenamiento que es dlesafiante y combativo por su inevitable oposicion a un teree- 1) ineluye una alianza intergeneracional, el resultado es por lo ‘general patologieo. Desde luego que nos referimos a eaelicio- nes que llevan una duracién eonsiderable y que reeaen sobre tuna diversidad de temas familiares; las coalieiones tempora- vias, formadas con objetivos limitados, estan exentas de toda, connotacion patoligies, Patologia de tridngntos Las coaliciones desviadoras e intergeneracionsles son for- ‘mas especifieas de triangulucion. Cada ordenamiento tiende a cenfrentar dos miembros de la familia con un tereoro, si bien ‘otros miembros se pueden sumar a cualquiera de los bandos, ‘Siguiendo a Caplow (1968), los estructuralistas han sostenido ‘que por su naturaleza los trsingulos tienden a ser inestables, a resolverse periddicamente en ordenamientos de dos contra luno. Si esos dos son los padres, estamos frente a un easo de desviacién. Si son un progenitor mas un hijo, tendremos un ccaso de alianza intergeneracional. Desde luego que se puede afirmar que también las diadas son por naturaleza inestables, ¥ que sélo se vuelven estables en un estado de triangulacin, a ‘saber, s6lo si su frontera de subunidad esta defInida claramen- 48 “Trina dervlaortasniors Figura 2-4. Cuatro tridngulos patotigicos que representan fa manera en que el conficto familiares desvindo, ocultado o ex ppresado por la vie de coaticiones intergeneracionales, (Adap- tado de Minuchin, S., Roseman, B. L. y Baker L., Psychoso- ‘matic families: Anorexia nervosa in context, Cambridge, Mas- sachusetis: Haroand University Press, 1973.) te por la presencia de una tereera persona exclulda. Pero e0- ‘moguiera que fuere, esta estructura de alianzas, si perdura lo suficiente, resultard muy gravosa para los dos bandos, y se produeiré una eondueta sintomatiea. Estos casos de alianza equivoeada, lo mismo que los dose- Qquilibrios jerarquieos, se pueden presentar en funeién de trian- gulos perturbados. En su trabajo sobre familias psicosomati- tas, Minuchin, Roseman y Baker (1978) presentaron una tipo- logia de triads rigidas. La hipotesis inicial fue que los hijos podian ser utilizados para oeultar o refraetar un conflicto par rental; sobre ese supuesto describieron cuatro ordenamientos, triddicos que haetan més probable la aparicion de una conduct sintomatiea en el hijo. Los presentamos en la figura 2-4. Lynn Hoffman ha expuesto sueintamente estos ordenamientos: «"Triangulacin” deseribe una situaeén en que dos proge- nitores, en conflieto manifiesto o encubierto, intentan ganar, ‘contra el otro, la simpatiao el apoyo del hijo...) [este es un] tridngulo que tiene dos lados positives, y que connota un inten so conficto de lealtades. “Progenitor-hijo” es una expresion ‘mas manifiesta de eonflicto parental, aunque la familia deman- 9 {de terapia pars un nifio problema. Uno de los progenitores se alia con el hijo contra el otro progenitor, y es a veces difieil, determinar si experimenta difieultades mas serias el niio 0 et conyuge exeluido. La intensa proximidad del hijo al progenitor preferido puede producir sintomatologia, sobre todo euando el ‘natural proceso de crecimiento introduce tensiones en la esta- sis progenitor-hijo. Las triadas “desviadoras” son de dos tipos. En una triada “desvindora-atacadora” lo eomin es que, en Is pereepeiin del clinico, los padres tomen al hijo como chivo emi sarfo. Este presenta una condueta perturbada o “mala”, y los progenitares se asocian para gobernarlo, si bien es frecuente {que uno de ellos esté en desacnerdo can el otro aceres del modo de manejarlo, y es posible que los dos se muestren ineonsisten- tes en ese manejo. En esta categoria se incluyen la mayoria de las perturbaciones de conducta en nifios. En una triada “des- viadora-asistidora”, los progenitores enmasearan sus diferen- cias tomando eomo foco a un hijo definido “enfermo", y mues- tran grandisima y sobreprotectara afliceiin por él, Esto los une ‘mucho, y es un rasgo freeuente on familias en que la tension se express en trastornos psicosomaticos. Todas estas triadas (..) ge pueden observar en familias eon hijos psieosomaticos, pero también earacterizan a familias en que los nifios tienen ftros problemas. (1981, pays. 150-1). Patologia de jerarqutas La inversin de las jerarquias de poder se considera a me- sudo la mas destructora fuerza para la estructura de la familia Haley la ha indicado como fuente principal de perturbacién, en el libro que recientemente ha publicado sobre el tratamiento de jovenes eon perturbacion grave (1990). En cierto sentido, las Aificultades jerarquieas son una forma especial de patologia de alianza, por ejemplo el caso de una madre y su hijo que forman tuna subunidad parental con exclusion del padre. Pero estas inversiones se pueden producir no en allanza didica, sino en situaviones en que participa una sola persona. Par ejemplo, el padre pierde su empleo y la madre se ve obligada a trabajar fuera del hogar; esto genera diversos desequilibrios jerarqui 0s, por ejemplo, el padre se queda en el hogar y se dedica mas ala crianza de los hijos, mientras la madre permanece afuera, Iuchando eon las presiones que supone un trabajo de tiempo completo, Se concedera que este estado de cosas crea una dife- rrencia, paro que determine o no una patologia dependera de la fuerza con que la cultura tradicional de elase media haya im- preso su tarea en la familia. Si esta suseribe por entero una pauta estereotipada de normalida o sila cultura eireundante proporciona eseaso apoyo a esa inversion de roles, el padre en funcion de ama de casa y la madre en funcion de ganar ef pan pueden signifiear una inversion de jerarquias suseitadora de fificultades para la familia sis upneeiaeiones valorativas intervienen en menor medli- da en el caso de familias divigidas por los ninos. Si el poder ejecutivo se ha conferide a un nifo, como se lo observa a menu- do en familias con hijos seriamente afeetados en el plano medi- co en el psievlogico, en east todas las subunidadies del sistema familiar aparecera una eondueta disfuneional, Un arvegla asi no puede clurar mucho en la familia, y eon seguridad que no le permitira satisfueer las demandas que desde fuera se le hacen: Jas niftos mu pagan cuentas, ni negocian cuestiones edueaciona~ les ni toman decisiones médieas, Son los padres quienes hacen todo eso, al menos en nuestra cultura. En conseeuencia, antes de abordar otros campos de la vida familiar, es una nevesidad terapéutica corres una incapacitante jerarquia de poder. Concepeién sistémica de la terapia familiar Minuchin y Fishman (1981) presentaron dos perspectivas so bre elempeno terapeutico: humanista una (se senta su falta en Jas terapias estructural) y sistémia la otra. Con inspiracion filosfiea postiva sostuvieron que elbuen terapeuta ayuda ala familia a descubrr reaidades nuevas en su idntidad coleet va. Una poética expansiGn de las posibilidades de vida acom- palia ala trasformacin de los constrefimientos contextuales ‘n oportinidades para una modifieaion ereadora de la imagen de la familia, Ni las posibilidades ni los lados fuertes de la fami- tia son limitados, pero lo son sin duda més que por su expe- rieneia propia se inclinarianadecirlola mavor parte de las per Desde esta perspectiva poética sobre el cambio, Minuchin y Fishman pasan a una orientacionsistemica, Tiene problemas la familia porque se ha atascado en la fase homensatica, En consecueneia, el terapeuta tee que «hacer que la familia in- rere en un periodo de torbelino ereafor en que lo existente fneuentre remplazo mediante la busqueda de nuevas modall- ddades. Es precio introducir fexibilidad aumentando las fue: 51 tuaciones del sistema y, en definitiva, levandolo a un nivel de complejidad mas elevado~ (1981, pag. 27[1984, pig. 41)). Para trasformar el sistema, hay que desequillorarlo primero. Si no hay erisis, no se experimenta la necesidad de alternativas: st estas faltan, no hay eomplejidad, y si la complejidad esta au- Sente no hay crecimiento: sélo un estancarniento desdichado, El terapeuta de orientaciin estructural entiende que la expe. rieneia de eada subsistema, semtin lo han sefalado Minuchin y Fishman, esti -eanalizada por la estructura del contexto, Por lo tanto, la quiebra o la amplizeion de eontextos puede permitir ‘al surgimiento de nuevas posibilidades. El terapeuta, especia- lista en ampliar contextos, erea un contexto en que es posible fexplarar lo desusados (pag 15 [pag. 29]). Los eonceptos de crisis, de fuir, de establlidades homeostatieas nuevas, y la a+ ‘ternaneia del earbio indivicual eon el familiar se eombinan pa- ra crear un plan eon miras al cambio estructural Un plan con miras al cambio estructural La meta de las intervenciones estructurales se entiende co- ‘mo reubieacién de los miembros individuales de la familia den- tro de sus subsistemas primarios y secundarios, en la perspec- tiva de que puedan formar alianzas y estructuras nuevas y mas sanas. Y esta reubieacién de los individuos y la eonsiguiente femergencia de estructuras nuevas no pueden menos que bene ficiar al paciente designado, y ala familia entera. Tanto el pro- ‘blema que la familia present6, como el «problema redefinido», ‘experimentaran una sustancial mejoria. Las intervenciones, cestructurales habilitardn ademis a ia familia para pasar a es- tades de funcionamiento sistémico més complejo, en lugar de permanecer dentro de Ins pautas estructurales menos eomple- Jas, rigidas en muchos casos, que son earacteristias de las fa- tnilias perturbadas. Alcanzada una conducta sistémica mas di- ferenciada y compleja, las intervenciones estructurales habrin promovido la adaptaciin de la familia a la tarea que le impone su cielo de vida, He aqu: lo que seialan Minuchin y Fishman, fen armonia con esta concepcidn del cambio: ‘tructura de la familia, y la realidad de Ia familia: Ia concepeién, supraordinada del mundo que organiza sus percepeiones y sus valores. En definitiva, para Minuchin y Fishman, la meta del ‘cambio estructural es siempre -convertir a la familia a una ‘concepcion diferente del mundo, que no haga necesario el sin- toma, y a.una visién de la realidad mas flexible y pluralist, ‘que admita una diversidad dentro de un universo simbélico ‘mis complejo- (pag. 215 [pég. 215). En estas definiciones tedrieas e ideales del camhio van im plicitos determinados procesos en virtud de los cuales se puede produclr el cambio estructural. Este supone tres objetivos que ‘se superponen: 1) euestionar las normas homeostiticas preva lecientes a fin de 2) introducir flujo y erisis en el sistema, una inestabilidad que habilitara a las personas para tener condue- tas y sentimientos diferentes en relacién eon ellos mismos y con log demas, y 3) desarrellar de esa manera nuevas rutinas de condueta, 0 nuevas secuensiae constitutivas de las nuevas estructuras sistémieas. La evolucién de estos nuevos ordens- rmientos estructurales sobreviene euando las nuevas secuen- cias de conducta se repiten en el tiempo y con fuerza emorianal. ‘Cada ordenamiento estructural nuevo puede ser prepara- torio de un estadio ulteriar en el proceso de cambio, o consti- tuir en si mismo un término temporario, En muchos casos, no sera sino el mejor ordenamiento posible por el momento, ¥ eo- ‘mo tal un paso necesario en direceién al logro de niveles mas funcionales de la organizacion familiar. Otros reordenamientos estructurales pueden ser mis duraderos, porque han conse- guido un flujo homeostatico sano en la regulaeion de periodos, ‘mis prolongados del ciclo de vida de la familia El cielo del eambio estructural puede hacer pasar alas fa- tilias por varias de estas fases transicionales antes de alean- zar un nivel de organizacion que las libre de los problemas que las levaron a demandar terapia. La figura 2 lastra este plan ‘eneral eon miras al eambio estructural. ‘Repasemos los importantes rasgos presentados en la figura 2.5. En primer lugar, no silo hay desde luego movimiento en el tiempo, sino que grificamente es un movimiento «ascenden- te», para indicar el desplazamiento desde estructuras de orga~ 88 nizacién mas estiticas y rigidas a otras que ofrecen mis ener- ia y diversidad. En segundo lugar, ese movimiento alterna periodos de flujo sistémico (fase morfogenétiea) eon periodos & iiss ee " weeks eases am SE regent i bo q g, 3. Cambios ene estado de fimo la tnaginrta de “4. Secuencia inert ‘Uva van 2 Sedemandan conductan neva aman if Yn" head do {nine ya ia ‘ner elas personae Figura 2-5. Plan de cambio estructural, en un sistema adap- tative normal, x de equilibrio relativo fase morfoestitica). La duraclén de cada fase depende por un lado de la eapacidad de la familia para Soportar eonflictos y crisis; ¥ por el otro lado, del benefcio 0 el afi que se siguen de preservar un estado de euasi equlibro, Lo que atarie a a duracion queda siempre sujeto al juicio, y a consideraciones de inevitabilidad; el terapeuta ducho sabré discernir los easos en que una familia sabiamente se instala en 5 tun periodo de calma, y hacer en eonsonancia aquel juici, The nen que aceptar también la potente y a menudo inevitable ten- ddencia de una familia a abreviar los periedos de erisis por pre- ferir ella las patologias encubiertas que son propias de los pe- rriodos prolongados de estasis. Determinar cuindo es bastante, por referencia al cambio o al estancamiento, he ahi algo que desde luego depende de la meta que en eada caso se persigue, En tercer lugar, este plan con miras al cambio, simplifieado como lo presentamos aqui, se puede identifiear con faciidad ppor referencia a sus componentes: 1, El terapeuta interviene en el ordenamiento homeosté- tico prevaleciente, de manera de producir crisis 0 uj. 2, Esta erisis demanda, de las personas, modalidades nue- vvas de condueta, que el terapeuta alienta 8. Una condiicta nueva habilita en los miembros de la fami- lia sentimientos ¢ imagenes diferentes acerca de ellos mismos. Esto abedece al laza cibernético que conecta a cada individuo con el grupo mas vasto, 4, Conductas e imagenes mievas hacen posible el surgi- miento de nuevas secuencias de transaecién entre miembros de la familia. Como estas secuencias nuevas se produeen en el interiar de los eonstrenimientos que dan forma a un sistema, vivo, es muy probable que sean repetidas y pasen a integrar Is rutinas familiares. 5. Las consceuenciss de esa repeticin son la formacién de tun conjunto nuevo de estructuras y de una nueva moseta de cequilibrio. ‘Sogiin sefialamas ya, que se produzea movimiento por otro ciclo de cambio que la familia se quede donde esta depende de las necesidades que le vienen impuestas desde su ciclo de vida 1 de la indole de sus problemas-queja. Lo tipieo es que las Tamilias recorran en el curso de la terapia una eantidad may pequefa de estos cielo. Este sumario esquema de plan de cambio sélo quiere ser una guia general para la interveneién cliniea, y no pretende ‘rigirse en deseripeiin teGriea de los efectivos procesos de ‘cambio. La dinimiea del eambio es compleja en extremo, ¥ ningain punto de vista puede reelamar eonvencimiento pleno, La terapia familiar estructural procede como si el eambio fu ‘yern por una espiral de celos, sejrin la hemos diagramado: soa ‘mente quisimos presentar una guia para terapeutas que, eomo ‘es comprensible, demandan una orlentacién ilobal. Mas stn: 55 ‘un trabajo reciente de Hoffman (1880, 1981), y otros han soste- niido que el cambio no es continuo, sino que se produce por ast decir segiin «saltos evolutivose en que el sistema se trasforma de manera repentina, Pero cualquiera que sea la dinamica alti- ‘ma del eambio, los terapeutas de orientacién estructural dise- ‘han sus intervenciones de manera de induc ciclos de erisis y de estabilidad; y aque medelo les resulta guia suficente para su practica clinica eotidiana. Simbolos del diagnéstico estructural En los ejemplos que hemos dado, diagramas de lineas y orilenamientos espaciales comuniean informacion acerca de la estructura de la familia, Esta técnica, que consiste en repre- sentar por medio de digramas la estructura de la familis, 8 ‘conveniente para dar forma concreta a supuestos diagnésticos iniiales y para planificar el procedimiento terapéutico. Minu- ‘chin ha deserito estos diagramas, llamados comiinmente apr ‘Sisténico @ mapa estruetirmal, de la siguiente manera: «El mapa de una familia es un diagrama de su organizacién. No representa la riqueza de las transacciones de la familia, ‘como tampoco un mapa refleja la riqueza de un territorio, Es ‘estatico, y en cambio la familia esta en movimiento constante, Pero el mapa de la familia es un potente artificio de simplifi- ceacién, que permite al terapeuta organizar la diversidad del material que recoge. El mapa le permite formular hipatesis, sobre las areas en que la familia funciona bien y aquellas otras fen que acaso es disfuncional. También lo asiste en la determi nacion de metas- (1974, pag. 90) ‘Minuchin (1974) ha propuesto una serle de simbolos iiles fen el proceso de eonfecciin del mapa. Los reordenaremes y ampliaremos, como a continuacion se expone. Fronteras ‘Sogiin ya indicamos, las fronteras en cualquier sistema son las roglas que definen quién participa en él, asi como el grado fen que los extraiios pueden aeceder al sistema. Estas condue- tas gobernacias por regias originan tres tipos de fronters: 56 1. Una frontera fronea 0 abierta, que se representa con uione 2. Una frontera cerrada 0 rigida, que se representa con una linea lena: 2. Una frontera difusa, que se representa por medio de PUROS! carve ete - Sa Estas lineas de frontera se pueden trazar en torno de la uni- dad familiar como un todo. Por ejemplo, wna frontera de uni dad familia, si es eerrada, se representara Pare Madre Las lines de frontera se pueden colocar también entre lo subsistemas, mis restringidos, dentro de la unidad familiar to tal, Obrando de ese modo se sefiala una interfase entre las dos unidades. Por ejemplo, una frontera abierta entre los subsiste ‘mas parental y de los hermanos se designara asi Pale Make Hj Alianzas y afiliaciones Estos simbolos de mapa se pueden emplear también para figurar la cualidad de las transacciones wswales entre dos miembros de la familia: 1, Une alianga franca y amistosa, que se presume es nor- mal, se figura con una linea doble. Por ejemplo, un vineulo normal entre conyuges se indiearé del siguiente mode: Marit Eaposs st 2, Una afiliacién enmarafiada o sobreinvoluerada se figura con tres lineas, Por ejemplo, un vineulo invergeneracional s0- breinvoluerado se veria asi: Madre = ty varon 3, Una afiliacién débil, 0 que no se discierne, se figura eon puntos, segtin mostramos: Pade «e+ Ha 4, Una afliacién conflietaada, por ejemplo, un conflctoen- tre hermanos, se designa con este simboto: ermine —]_ | Hermano 5. Una coslicién d@ varios miembros de la familia contra ‘otro miembro, o contra varios, se figura eon laves. El ejemplo ‘que sigue muestra 2 madre y dos hijas en coalieiin contra par ddre ¢ hijo varen: Madre | (ar Huet | Bie He Desviacién de conflictos ‘Una observacién freeuente es que dos miembros de una fa rilia preservan gu relacién desviando su conflieto incipiente para hacerlo pasar por un tereero. Por ejemplo, un pare y una ‘madre con tensiones ambos en su trabajo, pueden evitar ata carse entre si en el hogar si se unen para atacar aun hijo, con lo cual desviaran el conflicto entre ellos. Un desvio asi se re- presenta con este simbolo Padre Madre Estrutegias para levantar el mapa Hacer el mapa del sistema familiar ofrece dos ventajas iagndsticas. Ayuda a deseribir la organizacion de la familia total, y hace posible deseribir también la subunidad mas en- vuelta en el problema, (Véanse las figuras 2.6 y 2-7.) Figura 246, Unidad familiar de frontere cerrada, en que et subsistema parental esta constitwido por una madre sobrein- voluerada con su hijo vardn, Una frontern rigida los separa de los demas witias, pera el control que sobre estos ejercen pa rece suficiente part que estén todos coligndos contra el padre, Z \ 11, powers» My \ madre seeser Padre | \ 1 Figura 27. Unidad familiar de frontera abierta; el subsiate ‘ma parental se earacteriza por un sobreinvolueramiento de ta ‘madre con su propia madre, fa quea su vee mantione conflicta con el maride de sw hija, lo que acaso guarda retacion con et ccanicter difuso del lazo entre los comyuges. En el mapa se ‘observa una frontera abierta, normal, entre padres ¢ hijos. Los mapas estructurales permiten organizar los datos del proceso familiar en conjeturas elementales acerea de los ras- gos estructurales de la familia. Estos mapas se tienen que re- visar 0 desechar enseguida, al paso que datos nuevos apare- cen, Conviene que los terapeutas practiquen la confeecion de 59 estos mapas, pero tienen que estar dispuestos a revisurlos tan pronto surja informacion nueva. En lo que resta de este libro wratamos del modo de poner en prictica un plan estructural con mira al eambio. Es una jut Sobre el modo en que se puede oryanizar un escenario en que la familia quiebre sus viejos constrefiimientos eontextuales, er tren en un temporstio estado de erisis y aleance después una realidad nueva, mais compleja, en sus posibilidades de vida 3. Coparticipacién y diagndstico Entrar en coparticipacién con un grupo familiar quiere de- cir establecer contacto con él y experimentar después las peri- ppecias de ese contacto, los infinitos eaminos por los euales este es aceptado, es resistido y es respondido por la familia como un. todo, y por sus miembros individuales. La manera en que el sistema familiar se acomoda a este suceso —es decir, la aproxi macién del terapeuta— brinda informacion diagndstica clave sobre rasgos salientes del fonclonamionto familiar. Seguin Mi- rnuchin, «en terapia familiar el diggndstico se aleanza por el ‘proceso interaecional de la copartiipecion» (1974, pig. 120. El terapeuta inieia su coparticipacién en prineipio tomando contacto con miembros individuales de la familia, no eon una abstraccidn llamada el «sistema», aunque es cierto que propie= dades de la entidad supraordinada, como talante, tempo, len- guaje, emergern pronto e infuirén sobre el estilo de coparti- cipacion del terapeuta. Pero al comienzo uno traba conoeimien- to con individuos, y eon cada uno de ellos vivencia insinuacio- nes de afinidad o de hostilidad, tributarias de un eampo emo- cional que rechazard o admitié al terapeuta en diversas partes, del sistema de la familia. El proceso de contacto y de respuesta al contacto es inevitable porque entrar en coparticpacion con ‘una familia necesariamente importa intervenir en su vida. En: trar en coparticipaciin es un esfuerzo por eruzar la frontera que envuelve a ls familia total, de hacer pie donde se pueda, Dbuscando alianzas eon el subgrupo que esté dispuesto. Esta intervencién en la vida de la familia, por benévola inteneion que lleve, sera desde luego examinada, resistida, asimilada y, sis posible, reencuadrada por la familia en fancién de los va, lores que aplica a quienes no pertenecen a ella. Estas batallas {que se producen a raiz del contacto con el terapeuta no se I ‘bran al azar, sino eon arreglo a pautas. Por eso el acto de co- participacion leva a descubrir les secretos del sistema, a expe- rrimentar y pereibir las pautadas modalidades con que admite Ja novedad (el terapeuta) en su vida. De ests manera, el acto de coparticipacion es un acto de diagndstico, ea Hacer coparticipacién consiste en parte en insertarse, des: ceubrit la modalidad en que se desempeta la familia, y después, fg veces, clegir adecuarse a esas reglas. Pero entrar en coparti- ‘ipacion como estrategia diagnéstica demanda también inten- tar una alteracion de esas reglas y observar la reaceion de la familia. El terapeuta puede hallar maneras inteligentes y sim= paticas de coparticipar, pero unas maneras que mantengan el atu quo de la familie; esto proporeiona alguna informaciin ‘iagnostica, de inferior valor sin embargo ala que procuran las onductas del terapeuta diseitadas de manera de cuestionar y tmodificar una parte del sistema. Asi ontendido, entrar en eo- participacién con una familia no se reduce a un inocente gesto ocial o a una especial manera de establecer una relaeién entre Cliente y terapeuta. El concepto de coparticipacion, por el con- trario, importa una nocion bien deslindada aceren del proced- miento diagnostico, a saber, que un diagnostico sistémico pre (dso y de eficaeia terapéuticn se obtieno en principio en el em- eto de alterar el sistema eon el cual uno hace coparticipacién. Este enfoque del diagnéstico se sitta en mareado contraste con procedimientos diagnéstiens mis tradicionales, cuyo supuesto es que el terapeuta puede observar a cliente como sise tratara de una entidad psicosoeial inmune a las eonsecueneias de esta bservacion. Se presume que el cliente se mantendra en ese ‘estado de inocente inmunidad hasta que, tras a compilacién de Impresiones y pruebas diagndsticas, se le aplique un procedi- miento terapeéutico, Singulariza a le perspectiva sistémica, en ‘cambio, obtener el diagnostico por observacion de la respuesta ela familia ¢ intervenciones de tratamiento; de una manera Gircular se revisan después las formulaciones iniciales y los Consiguientes pasos terapGuticos, y estas alteraciones se pro- ‘ducen dentro de una sueesion de interaceiones entre terapeuta, {y familia, que avanzan en espiral y eon una relativa continui- ‘Gad. No se hace diagndstieo de In familia como si se tratara de tuna entidad estitiea, sino que el foco de Ia experiencia diag- nostica es el proceso de interaesion de aquella con el terapeuta, agente de cambio. Diagnéstico y actividad del terapeuta Esta definieién del diagméstico supone que el terapeuta no recurre # la tradicional neutralidad, sino que despliewa una buena cuota de actividad. Este enfoque, entonces, no eanside- 1a una dicotomia newtoniana de sujeto y objeto, sno que fe ituye por una eausalidad circular qe, combinada con le teoria general de sistemas, impone al terapeuta participar é1 Inismo en la activacion de ls lazos de realimentacion de i f- milla y en la susitacin de las estructura ltentes que gobier- han la vida familiar. Los que se oponen «esta movlidad activa dal terapeuta no han llezado a comprenlr bien 9 intenciona- lidad: la eonfunden con una postura autoritaria a que reeurr- rian terapeutas prineipiantes, rimentarios, Por otro lado, no es aro que sus partidarios remplacen la cuidaose evaluacin Giagndstica por una profusion de dsiates extraidos de su pro- pio caltre, ¥en garde hacer observacionesprecinas sobre la Conducta eoletiva dela familia se entresuen a un incondcen tears, tetividad que demandan las técnica de coparticipacion obedece a das supuestos: que ingn extrao ne cruza en In ‘ida de una familia sin tropezar con las reulas de admision de tata, pero que de tds maneras ho debe vaclaren lamar a5 pwuerits de la fami. La vacincion en lamar las prt es Earacteristica de muchos procedimientos diagnisticostradicio- nales, si bien es clerto que eckar estas ubajodifllmente pro- poreione al terapouta de orientacin sistema I informacion {que le hace falta, El modo de lamar el terapeuta,y quien de la ffmila aeude ala puorta, y ce que manera ademas, he ails puntoe principales en la copatiipacn como clave diag tea. Para entrar en coparticipacién: las maneras de lamar a te puerta Hay maneras formales e informales de deseriti la activt- dad de coparticipacién del terapeuta. Las maneras informales, son las que consideran el estilo y la postura personales del terapeuta en sn empresa de entrar en coparticipacion vot: la familia y producir eammbios en ells. El terapeuta es un entre metido por obligucion, y no un cientifico que fuera mero espee- tador neutral; es decisive en eonseeuencia au estilo personal fs decir Ia manera en que se instrumenta a si mismo para pro- ducir la necesaria aflligeion que permitira ala familia obtener beneficios del entremetimiento terapeutico. Admitida esta participacion personal en transaeciones que aleanzan inflajo, sobre Ia familia, sin embargo se suele tomar esto como ovasion, para hablar del empleo del si-misma-, como si este asi-mis 6 ‘mos fuera un gran descubrimiento, una herramienta nueva del terapenta de familia, Y alin estan los que, acaso por equivo- ‘cada oposiein a la tan mentada (y en general lusoria) neutra- Tidad del terapeuta psiccanalitico, abruman a sus clientes con rrevelaciones personales acerca de ellos mistos. Es el «empleo del si-mismos que importa abusar del projimo. Esto de ser uno mismo eon la familia no impone hacer confi- deneias o tratar de establecer una complicidad con el cliente, Desde luego que similitudes para esa complicidad existen, pe +o las inevitables diferencias entre las personas, las coloracio- hes que distinguen a cada quien de los demas, son de gran ‘auxilio para el terapeuta que hace coparticipacidn con un siste- mma nuevo. Conocer las propias singularidades personales (co- ‘moquiera que se haya obtenido ese conecimiento) incluye sa- ber de qué manera caraeteristica uno se introduce en sistemas, Una vez. que el terapeuta conoce y aprecia la maravillosa y diversa complejidad de su ser como individuo, se le ofrecen ‘muchas opelones para introducirse en una determinada fami lia, Siel terapeuta se conoce bastante, y tiene eonciencia de su origen familiar, podra guiar sus maniobras por la pereepeién de que hay familias semejantes a la suya, y otras que son por completo diferentes. Con toda lianeza: -eriplearse a si mismo~ fen la terapia s6lo importa ser uno mismo y estar personaimen= te en claro acerea de su peculiar modo de ser en sistemas. Im- porta conocer las mejores maniobras de que uno dispone par introducirse en wn sistema, y después utilizarlas sn gran alha- rraca; este es un empleo auficientemente bueno del si-mismo en €l proceso terapéutico. "Ademas de estas extraordinarias diferencias entre tera: peutas de familia, variedad infinita que no admite ser cataloga- fda, tenemos constelaciones ideslizadas de conducta que se pue- den llamar la postura del terapeuta. Hay posturas que son uti- les para hacer coparticipacion y que ayudan durante toda la terapia. No serin mas que deseripeiones nominales, y ninguna, tend la elegancia de una preseripeién todriea, Pero son gulas Valiosas en el momento de reflexionar sobre los roles de que uno dispone, estando ya en su tarea. Posturas Ingreso: wn jugador cientifieo en méguinas de pinball. Como esas maquinas, la familia es un disefio elahorado para ganar y perder lances, reunide bajo wn titulo que convoea a un juego continuado. Llimese el sistema -Relna de los Balones» 0 «Es ta Familia Gana en lo que se Propone», aquella cosa 0 persona «que ahi entra puede tener las eualidades de un extrai: bolita de acero en el juego de pinball o terapeuta en a familia pertur- pada. Desde el punto de vista de un reparadior de sistemas, de alguien que se entremete en la mocinica del reciproco allega rmiento, el terapeuta puede ser un suceso novedoso, una enti dad no incluida en el diseio original, pero que se cuela en el juego. Como la bolita de acero, puede ingresar con variada intensidad en ese sistema preordenado, seytin su estilo indivi dual de juego y segtin las fronteras dela familia total. Y come es un especialista en sistemas, después de hacer juego ¢intro- ducirse, observara la manera en que el sistema, librado a sus propios mecanismos, process esas sperturas. En el juego de pinball, el comportamiento seria desusado: lanzar la bolita y después limitarse a contemplar su trayectoria sin interferir mas el jugador; a bolita tocariainterfases, ganaria puntos, re- botaria y por tltimo desapareceria haciendo que la maquina suene, pero sin modificarls en nada esencial. ‘Tras hacer suficientes observaciones de esta indole, el ju- gador-terapeuta pasa al juego real, que consiste en enviar al interior del sistema intervenciones diseihadas para infringir el orden natural de cosas. Ahora trataré de produit un pantaje elevado; movilizaré flippers laterales y recurriré a golpes di ‘rectos, pero sin preciptar una disputa.Tiene permitido obser- var friamente ala familia como un sistema natural que metabo- liza las entradas por él introducidas, y mantenerse en postura do observacion cientfies mientras quella se debate para asi- milar esas entradas o se ve forzada a redisefar algin aspocto de su sistema a fin de adecuarse al nuevo jugador. Pero todo esto se tiene que lograr sin asomo de disputa, 0 el juego se arruina La metafora del pinball ayuda sino se cae en el error de Adoptaria como posicién permanente. La neutralidad del ob- servador cientifico es en si un mito, pero el terapeuta puede aspirar 2 mantenerla si teme enzarearse emosionalmente en It 38 el peligro de esta postura. Tiene, sin embargo, muchas ‘ventajas; no es la menor la posibilidad de eonvertrse, al eabo, en un antropélogo que vista una pequefia comunidad y que ‘observa en silencio las reglas a que obedece al intentar hacer algo con esta persona que se ha eolado en ella y queinsste, eon tantas preguntas y observaciones, en hacer chiriar una fron- tera y después otra, en tocar eampanillas y encender semifo- ‘os, fjando en todos los easos la apuesta del juezo. Induccién: el converso. No bay como ser un converso para deseubrr los males dela conversién y los eonstesimientos de lafe. Un buen terapeuta en ocasiones har coparticipacién con- virtiéndose a los usos de la familia. En tono, en lenguale, en estualidad, respetara las reglas de esta congregacién para al tanzar genina experiencia de a estrictez de su fe. Esta pos- tura es sobre todo fecunda en las sesiones iniiales, en que ls familia esta dispuesta a incorporar al terapeuta, pero solo si acepta ser como son sus miembros. Puede legar a ser afligente siel terapeuta no guarda en su pecho una intencién pecamino- st: gélo si est intimamente determinado a quebrar las reglas del grupo puede impedir que su bautismo se convierta en in- acc Por nduconentenderotaiadvera anormal al proceso patolégico de la familia, y a sus estructuras. Hay {que admitir el hecho de que en ciertos easos la induceiin ea precio inevitable de una coparticipaciin lograda, pero el tera~ peuta confia en que es improbable su sometimiento total alos Tituales de la familia. De lo contrario, no por ser terapeuta seria un iniciando en busea de conversidn, La induccion com- pleta le resta toda eficacia como agente de cambio, y lo pone en riesgo de demandar bautismo, Algunos suponen que la indue- clon es un proceso penoso, desagraso que ayudari al terapeuta a darse cuenta de que en efecto se produce. Por desdichs,eo- mo lo muestra el siguiente ejemplo (Umbarger y Hare, 1972), fen los casos en que la copartiipaciin se hace inducein, el il timo en enterarse suele ser el terapeuta LA FAMILIA DECKER. Los Decker demandaron asistencia por lt condueta persistentemente peculiar de Fadi, su hijo de doce afiog; se le habia diagnosticado esquizofrenia.* Presentaba ‘amaneramientos bizarros, su habla era a menudo ineoherente, ppostura y marcha singulares, muchos miedos y quejas somit- ‘cas. Por otra parte era de inteligencia normal y tenia muchos ‘amigos. Asistia a una escuela piblea: su rendimiento era bajo, pero no irrecuperable. En cambio, su sobreinvolueramiento ‘con los padres (era hijo tinico)sefalaba limites estrechos y rigi- ddos a su desarrollo; ahara que se acereaba a la adolescencia, sit condueta aparecia cada ver més inmadura e inapropiada. En Jos cuatro afos anteriores, la familia habia desbaratado una + Tomar ol stra de a fia Decker, con miflenioes que au Introducmos de. Umbargery Hare, «A seetural approach to pater tnd Dnerapet lnegagement frm a scizphrens family, American dowel of Payehotherapy. SOL 2 173, page ZEA. diversidad de intentos terapéuticos. El siguiente extracto, to mato de entrevistas rexistradas en videocinta, muestra cuan dificil era evitar ser convertido a la religion de esta familia. Harry ¢ Imogene Decker parecian elegir ellos mismos la ropa adecuada al papel de paciente. Toda su parafernalia,has- ta el minimo detalle, era edmice parodia de un estilo de vest- rmenta que s6lo estaria a la moda en el patio trasero de un ‘manicomio municipal. Era la suya una elegancia por asi decir erénica. Imogene, menuda, llevaba zoquetes gruesos de un co- lr rosado, desflocadas faldas de edad indeterminada y estilo desconocido,y la blusa nunea hacia juego. Harry, un hombre; fera menos florida su ropa, pero inequivoco su aire de eultivada esconfiaiza hacia las prendas de vestir. Pantalones de trabs Jo arises, varios mimeros mas grandes del que le convenia; los ‘ajustaba abullonados a la cintura por medio de un cinturén de eentas. Como Imogene, levaba un portafolios por lo menos, veces dos, repleto de adminiculos indispensables solamente para el que se dispusiera a incursionar en una comarea inhés- pita y deseonocida: una muda de medias, echarpes de lana, un diccionario de idioma extranjero y una eaja de galletitas de ‘excursion dominical. Entre el revoltijo de portafolios parentales estaba Eddie. Alto, desgarbado, pero de aspecto frégil, una marioneta cuyos hilos estuvieran mal cortados. Hablaba con vor aguda, muy répido, encimando a veces las palabras; ni paciente y entrena- do progenitor lo habris entendido ficilmente. Las sesiones de terapia de esta familia pequefa, de tres, infattablemento empezaban dividiéndote ellos en dos ejrcitos {ue deseendian en tarbién sobre el terapeuta desde extremos ‘opuestos del corredor. Entre oleadas de una risa forzada en- traban por final consultorio. “Me sofocaré terriblomente —dijo Imogene—, porque esta, sala parece llena de polvo de tiss. Demasiado borrar, falta ‘exactitude. Acampo en una silla, prob después con otra, ¥ ‘miraba deseonfiada debajo de cada una buseando huellas de polvo y sueiedad. Harry se mostré solcito, pero ineémado can la eondueta de su esposa. Le ofrecié trocar asientos, hizo unos intentos inconducentes de implar ls pizarra y valvié a su asien to. «También hay polvo en la escuela, tereié comedidamen- te Bai Dile al doctor lo que sucedié ali, si es que le interesa ss- berlo», propuso al senor Decker. E1 terapouta asinti sin tardanza, ereyendo preseneiar ol surgimiento de una orientaciin y de un tema: «Por supuesto or que si. {Qué sucedié?-, No advirtié que entraba en colusién con Harry y Eddie, quienes eficazmente desviaban la atenciin de la singular conducta de Imogene introduciendo los proble- mas escolares de Eddi Eildie se puso a mirar con fjers = su madre, y en ningin momento perdi contacto con la mirada de ella mientras narra- 'ba su historia, -Mfe cai en el patio de juexo y me raspé el costa- do, Cuando estave en la enfermeria, me parecié que me podia salvar del algebra que yo no habia hecho, y entonces natural- mente pedi a la nurse, que lamara a mi madre, y regresé a casa. Eso es todo, Por mas que digan.- Y asi diciendo, pare- i considerar cerrada la euestin, pero evidentemente la se- fora Decker tenia mis cosas en su caletre. “Gracias a Dios yo estaba en casa, sabiendo cémo est las calles. Con niios exploradores o sin nos exploradores-, con- cluy6 en una suerte de enigmatia reflexion. “Me parece que deberiamos entrar en una diseusién efteaz sobre lo que venimos a haeer aqui, no considerar por qué no hay nifios exploradores en las ealles-. El sefior Decker nueva- ‘mente respondia a las divagaciones de su espose tratando de ‘organizar ala familia, Creo que ya lo determinamas el afio pasado —replicé la sefiora Decker— cuando nos preoeupaba edmo maltrataban a Eddie en la escuela. ¥ su hablar atropellado, que sin duda se debe en parte a todo el polvo que flota» ‘i Aeaso e8 e30 lo que te tuvo preoeupada todo este pe- riodo? —pregunto Harry—. Me parece que te intrigaba la fa- tiga de tus procesos mentales y la razdn de que se te hinchen los pies. . Asi pasaba por alto el sentimiento de ofensa de Harry, e inadvertidamente apoyaba el reclamo de la setiora Decker de que su marido dejara de «pedir diseulpas» cuando lo crtiticaban. De este modo, aunque sin advertiro, observaba es- ‘erupulosamente la -regla- familiar segtin la eual no se debia, eseubrir deficiencia alguna en la madre, Como para afirmarse fen esto, Imogene se encendid, al tiempo que se deslizaba al bborde de la sila en ripido movimiento: «;Pretende usted suge- rir que no respetamos la ética social”, Etiqueta», apunto Harry. «Las sociedades éticas no nos interesan, y nunea nos inte rresarn —prosiguio Imogene—. Por otra parte, nada tiene de Tidieulo tratar de ser étieo, y no me gusta su sugerencta de que ‘mi marido y yo no somos éticos». Sélo quise decir que ustedes dos acaso desean hacer algo social juntos... esto €s, no separados. jAh! los planes para el Futuro. .. esto es, puesto que lo pasalo pasé-. El terapeuta se sentia incomodo, pero sexuia tratando de atribuirsignifiados ccoherentes a la conversacidn y aplanaba sentimientos encres- ppados, respuesta tipica de los extrafios que trataban de intro- ucirse en esta familia. Mama y paps no pueden salir de paseo» —susurré Ed- die—. Los necesito en casa para que me ayuden con mis men ciones de distinguida-, También él estaba sentado sobre el borde de su silla, mientras aferraba con la mirada a gu madre, Jog ojos vidriosos, come trasportados por la idea de una men- cion de distinguido en étiea socal Repentinamente, como al eonjuro de una seereta sefil, los tres miembros de la familia se pusieron de pie y, cruzndose descortésmente frente al terapeuta, mudaron asientos, para ly ceual cada persona eambio de lugar una sill. Cuando me pongo de pie aqui, la sala se achica-, dijo Ea die con su voz de Alicia en el Pais de las Maravillas. «iEntonces siéntate!», replied el terapeuta acosado. Ense- smuida se distendio, dichosamente ineonciente de haberse ase- ‘mejado a uno de la familia. s{Culiles son las regias de la terapia de espiadero?~ pre- gunté Imogene, al parecer reflriéndose al espejo de observa ‘ién instalado en una de las paredes. Sean las que fueren —respondio Harry con su voz de per- ona eficaz, al tiempo que extraia un termo de su portafolio—, ‘me parece que es tiempo de tomar un tecito- Siempre es lo misino aquie suspird Eddie, acereando la ‘mano para tomar un vaso de plastico rebosante de tibio té “Nada cambia, semana tras semen ‘Mejor tranquilo que amargado-, coments la sefiora Dec- ker en un arranque dramatic +{Cuiintas semanas han sido, exactamente?-, pregunt6 el sefior Decker, siempre con la mira puesta en la organizacién. Treces, respondio el terapeuta, al tiempo que alcanzaba sa taza, Pare hacerse cargo del papel: directores y guiones. A dite reneia del director-autor, que simultaneamente dirige y exeri~ be el guidn de su filme, el terapeuta de familia tiene que hacer papel de director, pero dejar a la familia que eseriba el guion latente. Destacamos -latente-, porque el guidn eotidianamente actuado parece terrorifico y merece la peor enttiea. Por eso algn terapeuta puede dar en ereer que tiene necesidad de es- eribir para la familia un drama enteramente nuevo, Esto no sélo es descortés, y a menudo imposible, sino que ignora ka ci ccunstancia de que si uno se toma el trabajo de considerarlo, a familia tiene pensado un guidn, uno que es bueno, pero desde Tuego que necesita de ayuda para su produeein. La familia no se compone, como algunos se inelinan a creer, de =seis earsc- teres en busea de un autor. Aunque sélo sean aficionatios, los, ‘grupos familiares en su mayoria ya tienen ideado un guion me- jor que el de su representacién cotidiana. Esto es asi aun en el ‘caso de las familias mis perturbadas, que, si se las indaga bien, manifiestan sorprendente elaboracion aeorea de los eam= bios que convendrian a su show. El peligro de esta postura, tentonces, es que el terapeuta se crea en Ia obligacion de escri- bir el argumento cuando todo lo que hace falta es uns direceiin 7 firme para el suidn que Ix misma familia viene posponiendo diowte hace demasiado tiempo Ta vertaja ce esta postra es que permite asumir sin die comes el lirerazyo que conviene a un terapeuta. La familia de- manda asistencia porque no ha resuelto sus propios problemas yen consecuencia ha acorlado contratar los servicios del tera peut para que le procure orientaciones nuevas. Esta postura ho es una postura mis, itereambiable con otras muchas, se- tain sean las necesidades momentineas de la terapia, sin una tctitud general y duradera del terapeuta hack sa propia pre- sencla. El liderazgo hace falta, y sel terapeuta no lo adopta francamente, y por eso can comodidad, tendra que hacerio de manera encubierta y por no comparecencia, Bl terapeuta, co ‘mo Minuchin lo ha sefialaco (Minuchin y Fishman, 1981, es alguien que -expande contextas-, una persana que activamen- te suiere a la familia caminosalternativos para mirar la real- daily conducirse centro de sa propio sistema, con arregio «un tuion a que la prop familia ya ha dado principio. Por el acto die adoptar este lnlerazgo, el terapeuta forms una unidad nue- que es la familia mids el terapeuta, y en est unidad son ponibles los cambios En 1961, Minuchin y Fishman propusierun clusifleuciones nuevas de las maniobras de coparticipacion,sexin diferentes posiciones de proximidad-. Enameraron tres posiciones,orde- nadas sobre un implicto continuo de participacion emocional y Ianiobras de apoyo. En la posicion de cerca el terapeuta brinda apoyo y convalidacion; envia« la familia la inteligencia que de su sufrimiento ha aleanzado y sede inducir a la con cepcin de la realidad que es propia de esta familia. Establece alianzas y de manera consistente confirma las emociones dela familia y sus secuercius ideacioles, siempre porfando por eseubrir Ia eonnotacion postivaen las acciones de I fami, Reservindose de este modo el poder de confirma los otros, el terapeuts gana ascendiente frente a la familia Un paso mas ala e situa la posicvon intermedia, en que el terapeuta hace coparticipacion como alguien que escucha de ‘manera activa, pero neutral. Minuchin y Fishman ham lamado srastreo~ a esis moduldad, que consiste en prestar ura aten- cin sostenida a fn de que les personas puedan narrarlos deta: lies de su historia. Desde exta posicion, el terapeuta no solo asiste a la familia para que elabore las diversas consecuenciax de sus rutinas de vida, sino que inet interveneianes, por lo oman sobre aspeetos que caraeterizan al preceso de Ia con: lucta de la familia, y no sobre el contenido de las historias a familiares. -Rastrear no supone sélo ir detras, sino orientar con taeto el ensayo ce conducts nuevas. Supone desplazar los niveles de rastreo del contenido al proceso (...)» (1981, pa. 88 [1984, pags. 51-2). La posicidn distante encuentra, también al terapeuta en ‘una postura de neutraldad emocional, pero se muestra muy rectivo en Sus intervenciones. Como el «jugador de pinball», el ‘terapeuta no sélo ha observado las «pautas de la danza fami liar» (pag. 40 (pg. 63), sino que ahora presiona activamente ‘para modificar las rutinas. El terapeuta crea contextos nuevos de condueta orientando a las personas hacia escenarios dife- rentes para su interaceion, Por ejemplo, reuniré a miembros de la familia que cominmente no se tratan. Si en la posicion de ccercania el terapeuta se parece mucho al , en esta posicién en cambio entra en coparticipacién como director, como perito en eambios. ‘La coparticipacion es un acto de afliaeién que desemboca en el diagndstico y en el cambio, y después en un diagndstico revisado, Aunque cobra prominencia en los momentos iniciales del eontaeto con una familia, interviene en todos los estadios del tratamiento, Tipos de actividad del terapeuta ‘Una guia itl para el terapeuta es considerar que eada uno de sus pasos constituye una intervencin. Asi se aprecia eabal- ‘mente que ninguna esfera de contacto con la familia carece de significacion diagnéstica. Por ejemplo, el menor intercambio de cortesia comunica simultineamente informacion sobre la, ejecucisn [performance] eumplida por ese particular subsis- tema, con el terapeuta, en ese momento de la vida interactiva de Ia familia, Minuchin (1974) eategoriz6 titilmente las inter- vveneiones en dos clases: las que procuran acomodacién a las es- ‘tructuras prevalecientes dela familia; y maniobras de reestruc- fturacién, destinadas a modifiear pautas familiares. Silos tera- ‘pettas tivieran en mente estas elasifieaciones glohales de cada ‘una de sus maniebras, se shorrarian muchos esfuerzos incondu- ‘centes, Si una se hace coneiente al eomienzo, y de ese modo tegoriza su propia condueta, este proceder pronto dara lugar a ‘un mis acusado sontido dela eeonamiay del rambo, lo que signi- ficara un beneficio para el terapeuta y también para la familia, que colectivamente desea exporimentar a aquel eomo alguien Ed ‘que preside el proceso terapéutico. Los dos tipas de interven: cidn se tienen que emplear, pero de manera inteneional y no al ‘caso. Daremos ejemplos de cada uno. ‘Una familia de tres generaciones, compuesta por varios ni- fos pequefios, la madre y la abuela materna, aeudié a su pri mera entrevista. La hija mayor, de seis afcs, presentaba se- ris dificultaces de aprendizaje. En un lapso breve, el terapeu- ta habia confeccionado un mapa tentativo de la condueta de la familia en un escenario puiblico. Era evidente que la abuela ma- terna se convertia en portavoz de le familia; tados los niioste- nian razonable acceso a ella en materia de devisiones parents Jes; entretanto, la madre ocupaba el puesto inferior de la jerar~ quia, y no mantenia contacto directo ni con sus hijos ni con su tmadre. Si el terapeuta deseara acomodarse es0s senderos es- tructurales, empezaria dirigiendo todas las comunicaviones ala abuela;en lugar de establecer contacto direeto con la madre, pe diria a la abuela que lo hiciera, Pero si desenra reestructurar esa ‘organizacién, cuestionaria el sendero de comunieaciones ¥ ha. blaria a Ia madre directamente, por ejemplo pidiéndole que narrara la historia de las dificultades de la nina, o informs- jan sobre el modo en que la familia se habia organizado para acudir a la cita, La intervencion de seamedacién impandrd co- participar de cierta manera, por ejemplo una alianza con la abuela y un extrafiamiento temporario respecto de lz madre La reestructuracion promoveria una allanza con ls madre, por sameca que resultara a todos, pero también supondria el riesgo de inducir una crisis en el sistema, acaso antes que 1 terapeuta pudiera desearlo. (Véase la Sura 3-1.) ‘Camo en casi todos los aspectos del diagndstieo estructural, l contenido de las maniobras de coparticipacién tiene menos importancia para el terapeuta que mantenerse alerts hacia los rasgos sistemicos de la familia, que de esa manera se activan En al ejemplo que hemos dado: el terapeuta podria cefirse & preguntar a la madre por el nombre de las ninos; esta canduett Importaria una maniabra reestructaradora porque iia en sen- tido opuesto a la evidente preferencia estructural del grupo familia. La coparticipacién como diagndstico: ejemplos Daremos dos ejemplos de formulacién diagnéstica inicil acerca de la estrueturs de Is familia, basados en experiencias B ya Recstrosturatin Abela raters N Made dal terapouta aaltepet Figura 3-1. Dos manems de hacer coparticipncién terapéuticn ‘enn grupo familiar: acomodacién y reestructuracién de coparticipacion. Tlustran el empleo de los simbolos en la confeccion de mapas estructurales, ast como la tesis de que la experiencia que hace el terapeuta cuando entra en copartieipa- ion eon la familia proporeiona informacion diegndstica. Familia A Esta familia se eomponia del padre, la madre y su hija de 13, aos. El motivo de la consulta era el extravagante comporta- miento de la nifa en la escuela, que ineluia muceas faciaes. Ademas, tenia pocos amigos, y episodios en que interpelaba aairadamente a la maestra. En los minutos de apertura de la entrevista, la terapeuta se dirigia a los tres miembros de la familia, Pero observé que tanto el padre como la hija hacian de portavoces de la madre, y eumplian esto de manera inteream= biable y sin conflieto. Entonces Ia terapeuta eanfeceioné un. ‘mapa estructural tentativo (figura 3-2), donde se veia que el acceso a la familia hasta ese momento se hacia a través de la dada padre-hija. El vineulo entre ellos no estaba todavia claro, pero lo manifiesto era que su actividad coartaba el contacto de Ja madre con la terapeuta, Figura 3.2. Mapa estructural tentatioo de wna diada padre hija, que ha apartado a la madre del contacto con el terapeuta U que regula el aeceso de este a ta familia. u Siguié la terapeuta en sus empeios de hacer coparticipa cidn, y obtave dos nuevas observaciones. En primer lagar, pa dre e hija sabian muchisimo sobre la vida del otro, ineluido el terreno de los «pensamientos intimos-. En segunda lugar, menudo la madre movia a su marido 0 a su hija a referie al terapeuta algun problema que a ella la aquejaba, y que por lo comiin era una queja somatiea. De esta manera ella llegaba ala terapeuta, pero en aeatamiento a la eondueta de «ser sus por- tavoces», de padre e hija, Entonges Ia terapeuta revisd el ma pa estructural: este mostraba ahora al padre en una alianaa intergeneracional enredada, que hacia las vecos de subsistema parental, deslindaco de la madre s6lo por una frontera difusa; ‘en tanto que esta habia aceptado un puesto inferior en la jerar- ‘quia de la familia (véase la figura 3-8). El acceso del terapenta, 4a familia seguia regulado por Is diada padre-hija, que, den- tro de la estructura dada, permitia algin contacto entre la ma- dre y la terapeuta. Se puede conjeturar por via tentativa que ‘estas pautas de alianza y la preseneia de una jerarquia ejecuti- vva invertida son un ordenamiento danoso. Pero su rigider o su ‘lexibilidad no se comprobaran hasta que el terapeuta activo no las euestione. Figura 3:8. Revision del mapa estructural representado en ta figura anterior. El acceso del terapevta « ta familia sigue re- gulado por la déada padre-hija, pero pasando por esta se ha producido algiin contacto entre la mace y el terapenta. Familia B Una familia de clase obrera fue derivada a consulta porque el hijo de 16 aios descuidaba sus tareas escolares y habia teni- do problemas menores con la policia El muchacho entré en el consultorio en aetitud discola, y se negaba a hablar. Lo acom- pafiaban sus dos hermanos menores, una hermana menor tam- bign, y sus padres, que se velan enojados y eonfundidos. El 6 terapeuta, vardn, observé que todos los dichos iniciales de la familia eran ataques al hijo mayor, quien permanecesa sertado con silencio. Procuré entonees coparticipar simpatétieamente ‘ean este hijo (lo que era un error taetieo, porque impedia a los otros miembros del grupo dar por fin ese paso). Es0s intentos eran sistematicamente interrumpidos por el padre, quien se esempetiaha muy bien deseribiendo los problemas del hijo, La esposa se manifestaba de acuerdo con su mavido. Siguieron otras maniobras de coparticipacion, que proporeionaron estas observaciones: el padre alentaba a los demas hijos 2 informar acerca de la mala condueta de su hermano en el hogar y los clogiaba ante el terapeuta cuando obraban de ese modo; la es posa perseveraba en apoyar a su marido, y al hijo renuente le era negado el contacto con el terapeuta. El mapa diagméstico inicial (figura 3-4) mostro que este podia tener acceso al sub- sistema parental y al de los hermaris siempre que acatara la coalicion de la familia contra el hijo chivo emisario. Este orde namiento procuraba cohesion ala familia global, pero apartaba de ella, y del contacto terapéutico con el mundo exterior, al hijo mayor. at of — — — 4 Hermanos 1 Terspauta Figura 34. Mapa diagndstico inicial, que representa a une feonilia coligada contra un hijo chivw emisario, Sélo en Ia me- ida en que acata eaa coalicion, tiene el terapeuta acceso a los subsistemas conyugal y de los hermanos. Resumen En eate capitulo presentamos una concepeién del diagnis- tico que pone de relieve los principales aspectos de la terapia, estructural, a saber, que no hay diagmdstico sistémico comple- to sin empefo activo del terapeuta por modificar el fanciona- iento de la familia y, lo que es sumamente importante, por ‘observar el modo en que Ia familia trata esa interferencia. He- 6 y intro ‘mos resehadlo diversos estilos de sctividad terapéuti dujimos una notacion estandar para la confeecién de diagra- mas diagnosticos. Ahora tenemos que pasar de estas orienta Clones wenerales a especificar lox pasos que es preciso dar para obtener un diagnostico proplamente estructural. Es la tarea del proximo capitulo. 4, Maniobras de apertura: para obtener un diagnéstico estructural En este capitulo y en el que sigue deseribimos las manio- bras de apertura que debe hacer el terapeuta en su contacto inicial con una familia, Después, os eapitulos 6, 7y 8 presenta- ‘rin con mas detalle las intervenciones canénicas de la terapia ‘examinardn el modo de shordar las resistencias ‘al cambio, que demandan lo mas del empeno terupéutico. Pero antes de le resistencia esta el contacto inicial, que es un proce- so de copartieipacion, diagnéstico y planifcacién en que es pre- ciso aleanoar certo logro a fn de que la familia regrase « una segunda reunion En la subcaltura de los terapeutas familiares un halo mist- co envuelve a Ia increible-entrevists-inicial, amalgama mons- truosa de maniobras earismatias realizadas por Maose Tera- ppeuta (sestin profusa publicidad en fiimes y libros), que des- umbran, por un momento inspiran, y después eon harta fre- ceuencia no tienen otro efecto que abatir al observador. Estos logros grandiosos parecen disipar para siempre en el prine- piante toda esperanza de aleanzar é! mismo semejante grado de agilidad 0 preeisiin on sus aperturas terapeutieas, El tera peuta practicante admira esos grandes momentas de la his- toria de la entrevista, pero en seereto desespera de ser alguna ver su actor. Muchos legan a la concusién de que las grandes entrevistas estan reservadas a unos pocos elegidos, ¥ que los clinicos corrientes necesitan de un esfuerzo mayor y de mas tiempo para evaluar coneienzudamente a una familia, Todo ello concurre a nimbar la entrevista inicial de una atmésfera irre, ‘que parece ponerla fuera del sleance de personas comunes. En verdad, el contacto inci es eritico para el comienzo de un tratamiento logrado y proporciona al clinieo una viskin inme- dliata ce casi todos los problemas de lafamili, y de sus poten- Cialidades de eambio. El valor de este contacto inicial se puede Situar en sus justos términos si se evita confundir eaisma to- apeutico con teenicas de la terapia estructural competente. Si Uno consizwe estas destrezas y las apliea eon decision y con fuerza, la magia del carisma personal pierte su centralidad en s_ a Ja conduceién competente de una entrevista inicial. La que ‘acaso sttena inereible euando otros Io llevan a cabo, en definiti- ‘va esti por entero a nuestro aleance. ‘Enunciemos las principales metas que un terapeuta espera aleanzar en la fase inicial de su trato con la familia 1, Bharat un diegnticestrctra, que ineuye obser ‘aconer soe lana avines entre miembros dea eetlones ue hbire; problemas de rari; ble Tat sropledaes eins rovieran, yas eeuncas reas de TReeragion que con constutvas de eas estrutras Se anti de problomequey, de manere que la nia fanaa, el dvi portador de stm, se ar interenados con intlgencia en el aio trap S 3. Una evaluaion dela dispoiin al cobio dela aii pots se intra en ls redefiln del rable por el ter Fatty ena flection que hace de las metas del tata. “2 Davermina las mets de tatanint, que eo hace en operas co i fai, de manera que esta stvedo cole Shee sobre ls resultados que se deve, 3 elcid ora dtrtanntoy ola season prelminar de sepa cel rater porave me He Seeder ensgula yno hace ita qu eb foe mienbroe Ge in Tania intervergan en ea pace del nero. Ejemplo de diagnostico Los ejemplos ales brevessyudan, pero uno mis elabo- rade tated demejor apoyo a exaen de deal de la ena “neque non propuneros acer La fama Fletcher, que fue Gea complejo, sersirk de tstracin de los medos de loo de la terapa falar estracural. Fn la niacion de un Ug nuevo, el terapeuta estructural normalmente procera ‘Sn‘hitoia ampli de a fala como punto de parts los tales de la vida faniarsurgn de mera natural eh lpr ura misma de lg metas terapetian. Atenndonor «et torma, daremos slo un informe breve sobre os Fletsher: 0 mas informacion dela que puede rea e terapesta del fo Ima de admin, incurs el problra-qula ast como el Trmbre le vnculo de low vitbron de ln faiia. Ee ul lente para incarla trapia- 2 El contacto clinico con los Fletcher se precipité cuanda Irv- ing, hijo, de 17 afios, se vio envuelto en una serie de proble- ‘mas eseolares, a causa de los cuales las autoridades del colegio tomaron contacto con sus padres. Su rendimiento escolar era deficiente, aunque este era en cierta medida un problema eré- nico. Pero habia razones mas serias de preocupaciin: peleas cada ver mas frecuentes con sus pares, y episédicos estalidos de lenguaje impropio con varios de sus profesores Varones. Lo consideraban impredecible, potencialmente agresivo, incina- do a la furia; y en su favor computaban muy pocas destrezas soriales o escolares. Este problema se habia acentuado duran- te el primer semestre de su cuarto aio de eseuela secundaria, ¥ el psicélogo de ese establecimiento cit6 a una reunién con Irving y sus padres. Estos, en la entrevista, sostavieron que las sefialadas conduetas se producian golamente en el colegio; dijeron que en el hogar era retraido yun poco discalo, pero no malo» ni «maleriado-.. Sin embargo, la madre refirié con re- Nhueneia diversos incidentes en que Irving, en el contexto de rrepentinas querellas con sus hermanas, habia puesto fuego a rendas de vestir de su hermana. Las peleas eon Judy eran Trepentinas e intensas, sin que mediaran razones manifiestas ‘que las ocasionaran. La sefiora Pletcher en esos casos acudia, ‘en auxilio de su hija, lo que la envolvia en la conducta impro- pia de Irving. No comunieaba después estos incidentes a su ‘esposo; dijo no esperar que él pudiera hacer algo aun si esta- viera en conocimiento, y procuraba arreglarse sola. Estos epi- sodios tenian un aspeeto extravagante, y el asesor escolar, en el temor de que Irving manifestars de ese modo los primeros signos de una seria perturbacién psieologiea, deriv6 ala familia al centro de salud mental de Ia comunidad local. Reeomendé Druebas diayndsticas v entrevistas individuales, diagmésticas y de tratamiento. Los padres declararon sentirse preoeupados, Y que se prestaban a esa consults. La sefiora Fletcher convino ‘en hacer la llamada telefoniea, Irving era el quinto de seis hijes. Vivia con sus padres y dos hermanas. En la figura 4-1 mostramos la composicin de la familia. En todo este libro iremos exponiendo la mareha del tratamiento de esta familia, El terapeuta de orientacién estructural tiene entonces, en el punto de partida, informacion del formulario de admisién; dispone ademas de ciertos simbolos del diagndstico estructa- al, y de algunas hipotesis sobre el nexo entre el acto de copar- ticipar con la familia y el diagnéstico de sus problemas. Pueden dar comienzo entonees las maniobras de apertura de un abor- daje estructural de terapia familiar. Exponemos estas ma- ‘iobras inicales en los eapitulos que siguen, junto con las es- trategias de intervenciin mas earacteristieas de ese abordje. Setor Fletcher Sefora Fletcher Mary Bab Biles Judy, ving Satie cs 2 a ® ti to Figura 4.1, La composicion de la familia Fletcher. Prestaremos particular atencion a las inevitables resistencias ya los fracasos que siguen a ls fase iniial del tratamiento; en ‘efecto, la eficacia de una psicoterapia depende mucho de que se ‘sepa cémo seguir adelante en los easos en que las maniobras, ‘aunque correctas tebrieamente, no han beneficiado ala familia, El diagnéstico estructural Un diagnéstico estructural es uns serie de emunciados so- bre 1) las alianzas y coaliciones dentro de la familia; 2) las pro- piedades de frontera de la familia total y de sus subsisteras; 3) la distribucion jerarquica del poder ejecutivo, y 4) las eon- ‘ductas interaceionales clave en que consiston estas estructuras, ‘ast abstraidas, y que les infunden sentido vivencial. Sobre to- do, un diagndstico estructural es una hipétesis acorea de la interaecién sistémica entre el contexto familiar total y las con- dductas sintomaticas de sus miembros individuales. Todos estos rrasgos se pusieron de manifiesto en el contacto iniial eon los Fletcher. En la entrevista inicial estuvieron presentes todos los ‘miembros de la familia salvo Bob, ol hijo mayor. El foco fue Irving; y la tarea del terapeuta, vardn, de poco mas de treinta aiios, se podia definir diciendo que debia guiar la entrevista de ‘manera que las conductas peeuliares de Irving legaran a ser comprendidas como respuesta sensibles 2 tensiones existen= , a tes en la fala global. Por esa via las euestiones acarea del searaeter» individual eobran la dimension e una conducta-en- contexto El terapeuta invité a a familia a pasar dlante de al con- sultorio, y asi pudo observar una curasa dsposicion en el mo- do de tomar ellos asiento(véase la Higura 4-2): la ubieacion del patie lo dejaba parcalmente alslado, y no quedaba claro si se situaba a la cabeza o & la cola del eirculo familia. Observ6 el terapeuta que los dos hombres, el pare e Irving, estaban se- pparados por las mujeres, y que la madre tenia a sus flancos a las dos hijas que vivian én el hogar. Esta dispsicién de las personas obligé al terapeuta a integrarse sentandose junto al padre; no se averiguaba el sentido de este huger del padre. ‘Acaso importabs tna pauta de genuino aislamiento. También podia indicar que 61 Mary, la hija mayor, eran los miembros Ge la familia que habitualmente aceptaban entrar en contacto con extraios. 0 todo podia ser easual Padre “Terapeuta Jee a0) Mary 20 Madre Ellen 2D) daly 08) Ieving 1) Figura 42. Posicidn de los asientos de tos miembros de la fa rmilia Fletcher en ta entrevista inicial. ‘Tras algunas presentaciones y un momento de charla de cortesia con todos los miembros de la familia (muy sumaria con Irving, apoltronasio en su silla en actitud renuente), el tera- peuta inquirié por el problema que los traia a la cliniea, y en qué podia él ser atl. La seiiora Fletcher respondié con pronti- tud y competencia, exponiendo un resumen de la queja de la escuela y un breve comentario acerca de la mala eonducta de Irving en el hogar. Hacia el final de su respuesta, las dos hijas que vivian en casa completaron algunas de sus frases y agre= _garon reproches de su coleto, A continuacién el sefior Fletcher refirmé la preocupacion de la familia, en tren de portavoz, representante par asi decir formal, de todos los presentes. In- died su determinacién ce ayudar a Irving y en breves palabras ‘se manifestd de acuerdo con el resumen de su esposa. A todo esto, Irving permaneci sllencioso; habia bajado la eabeza y su actitud traslucia una mezcla de desafio y de vergiienza. No pedia ayuda a nadie, ni recibia ofrecimientos simpatéticos de apoyo. Asi concluyeron los momentos de apertura. He ahi una puntuacién importance: la familia parece unida ‘en las eriticas al hijo v, como unidad, en temporario equilibrio ‘istemieo, Es un panto temporal oportunisimo para que el te- rrapeuta, en su conicion de fuerza exterior al sistem, explore Tos eatninos por los cuales la familia pudiere cambiar, Sobre la base de los momentos de apertura, ya'esti en condiciones de confeecionar un mapa diagnostico muy tentativo (figura 4=)) acerea de las alianaas entre miembros de la Familia: Ia seivra Fleteher y las hijas, a su vez muy unilasy parecen coligais ‘contra el paciente. Todavia no estan claros lox lazos entre el padre y su hijo, y por eso se los presenta ilifusus. La ficurs 4-3 feomunica tambien una representacion visual dle la experiencia Obtenida en esos momentos de apertura, a saber, que padre © hijo no se ven eoneetadas en una modalidad positiva entre ni ‘con los dems miembros de la familia, El terapeuta xpanta, fademas, que la plitiea inicial constituye una secuencia de i teraccién susceptible de reaparveer despues 1. La madre comienza enumerando preocupaciones enticas acerea de! hijo. 2. Se le suman las hijas. 8. El padre se suma tambien. 4. Esta coalicion no es cuestionala por el hijo. Figura 4:8. Mapa diagndstico tentativo de las alianzas en ta familia Fletcher. ‘Se dispone de otra pita de informaein: el padre no parece ser la cabeza del cireulo familiar, sino que se integra en su cola, ‘modalidad en la cual se incluye en ose circalo. Es listo tomar como guia estas consideraciones junto con el mapa diagnéstico, pero se las tiene que considerar muy tentativas. ‘En este momento, el terapeuta tiene frente a si varias op clones. La menos eonducente es no decir nada, acaso con la esperanza de que su silencio aminore el proceso de chivo emi sario. Seria una respuesta insuficiente a una familia que de- ‘manda asistencia. Pero es preciso sopesar con cuidado las de- tas opciones de respuesta porque no puede ser deseo del tera~ peuta quedar como tereero aislado dentro del grupo 2 conse- 85 cuencia de un error. En el euadro 4-1 presentamos e proble- ma, y las respuestas posibles para el terapeuta. El terapeuta de orientacion estructural intentard activar una seeuencia nue= va de conducta por el recurso de reconocer primero lo eviden- te, que Irving permanece sileneioso frente al ataque, y des: pues localizar en la familia como un todo la responsabilidad de ‘dar pasos adelante. Ess preciso que ella responda a ese silencio; asi lo sugerira el terapeuta, pero manteniéndose neutral acer cade quien debe entrar en contacto eon Erving, Esto se eomtra- pone netamente a otras conductas posibles, como 1) atribuir a Irving un sentimiento interno (-Debes de eatar muy afectado [por todo esto-) 02) sefialar a Irving la preoeupacin y la neutra- lidad del terapeuta. Aunque su intencién sea consolar al pacien- te y oponer resistencia al proceso que lo sitia como chivo emi sario, 0:08 pasos son erréneos. Privan al terapeuta de observar {qué miembro de Ia familia puede legar a quebrantar la coalicion atacante y prestar ayuda a Irving; ademas, suponen unaerities implicita a la familia, porque sugieren que sélo el terapeuta es simpatétieo. Cuadro 4-1. Respuestas posibles del terapeuta al problema del chivo emisario en ta familia Fletcher. Terapeuta Problema estructural Otro terapeuta Un sistema atascao en Si Irving no ha dh Irving, debes de ontar ‘Veumplmiente de usa cho nada hasta aura, my seta por tao secuenca de chivo era [Quien pusdeconiderar et So Soimaners de ver asco ae ving, estey uy vere en tu manera ae ver er Cuadro 4 lia Fletcher. Reestructuracion — Reestructuracion Acomodacién de alianzas| de jerarquias Intervenciones posibles del terapeuta en ta fam Sefora Fletcher. sme -Sehor Fetsher quis -Sutor Pletcher, quick Dropunto puede uted usted e Irving puedan ste! pd hacer que fonrdcrerlamancrsen dist aoe manera copa soir at ‘ae Uvingvelisme.. en que velas costs” ig maners en que su Jove este aunt 7 = Las opeiones se refinariin mas si se tlene en euenta que las intervenciones pueden ser de dos clases, de acomodacion o de ‘reestructuracién. El terapeuta, en nuestro caso, podia respe- tar la estructura manifiesta o euestionarla enfrentando los pro- blemas de alianza 0 de jerarquia. De los tres senalamientos que presentamos en el cuadro 42, e ultimo es el mis osado y fl que conlleva mas riesgos de fracaso, sobre todo tan al co- ‘mienzo de la entrevista; presupone la existencia de una disfun- cidn jerérquica y pone de manifiesto esa presuncién por el he- ‘cho de pedir al padre que oriente a la madre. Pero si las otras ‘maniobras fracasan puede ser una opeidn aconsejable. ‘De hecho el recurso del terapeuta fue aeudir a su primera intervenelsn reestructeradora intencional; pidié al padre que se allegara a sa hijo: T. Seiior Fletcher, quizis usted e Irving pudieran considerar el modo en que él ve las cosas. [La maniobra estd destinada a reestructurar la alianza entre padre ¢ hijo. Se basa en nn diagndstico estructural ini cial y no verificado. | Padre: No ereo que quiera decir... ‘Madre (interrwmpiendo): No quiere decir una palabra de ex: plicacién ni ain de diseulpa, ni a mi ni a. [BL padre hace resistencia al terapeuta, y su esposa inten- ta reafirmar su liderazgo sobre las secwencias.) 1. (interrumpiendo): Pero espere un minato; su marido estaba inieiando su intento, e Irving quizis... él estaba... por favor, siga y hagalo, sefor Fletcher. [Bl terapeuta continsia eu intervencién blogueando a ta. ‘madre y dando a entender que la prucba mo ha fracasado. | Padre: Bueno, Irving. {Qué hay con lo que dice tu madre, que pusiste fuego a esas cosas, quemaste polleras y telas de tu her~ ‘mana, ¥ todo eso? [Elpadre lo intenta, pero eubriéndose con las quejas de su ‘esposa, lo que supone hacer resistencia al terapeuta y evitar la ‘alianza con el hijo.) cy Irving: (Guarda silencio.) TT.: Bs un buen comienzo, y da a conocer a su esposa que usted realmente comparte su preocupacién. Pero, ,qué tal si da un paso mas, s6lo por un minuto, y verdaderamente ayuda a su hijo a decir su parte? Que la diga para usted. [Et terapeuta persevera, to Uama un -buen comienzo-, pe- 0 ahora reorienta el padre hacia el hijo.) Padre: No #6... zhay algo que me puedas decir? Lo escuche- 16, no temas castigo por lo que puedas decir, ni nada de e80. ‘Bicieron ellas algo o que? [La respuesta del padre indica esperanza on la interven- cin.) Irving: Me pudren la sangre, siempre hinchonas... siempre ‘me ofenden y estan contra mi... Padre: Muy bien, pero yo me refera a qué pudieron hacer Irving: De todo, como ia noche pasada... [Bl contenido de este intereambio no tiene importancia, Lo ‘que importa es que el io y su padre coparticipan, aunque sea por un instante, sin la intromision de la madre.) Este breve intereambio ensefia tres cosas. La primera’ ‘muestra la activa perseverancia que hace falta al terapeuta, y la necesidad de proseguir una interveneion hasta eonsumarla 0 hasta que haya fracasado definitivamente por el momento. Con harta frecuencia el terapeuta inieia algo y enseguida resig- rna el empeno, lo cual puede sugerir a la familia que él no eape- ra ningsin cambio real. La segunda es que corresponde mante- nerse siempre alerta a signos de flexibilidad en las alianaas de Ja familia; en nuestro eas0, padre e hijo en efecto pusieron de ‘maniflesto aptitud para relacionarse, y la madre, para aceptar- lo, Por ultimo ge obtavo clerta confirmacién de la impresion diagndstiea original de que ln madre tendia a liderar Ia iniia- cidn de las seeuencias de condueta. Los datos para el diagndstico estructural Ya participe, el terapeuta puede seguir recogiendo infor- macién diagnostiea. Ahora bien, jen que consiste la informa: ‘eign para un terapeuta estructural? Por lo comtin son cuatro las fuentes de datos disponibles: 1, Los datos del historial 2. Los datos de la eonducta dirigida: escenificaciin de pro- bblemas familiares. 8, Los datos de la conducta espontinea. 44. Los datos de la respuesta de la familia a ls intentos de coparticipacién y de cambio del terapeuta, En la procura de esta informacién, el terapeuta y la familia se cenzarzaran en una diversidad de conductas, espontaneas unas ¥ suscitadas por el terapeuta otras. Pasando revista a estas Fuentes de datos dilueidaremas varios principios del abordaje estructural. Los datos del historial El terapeuta estructural se incling a consderar que esta es la menos valiose fuente de informacion acerca del funeione- miento de la familia. Suele no ser eonfiable, tenia del imper- fecto recuerdo del que narra a histori, y por lo comin abunda en tentadoras piezas de informacion acerea de la vida ntrapa ‘Quica del paciente. Los terapeutas inexpertos a menudo st- ‘cumben a esa tentacion y enseguida se ponen ala caza de las Sraices- del problema en algin cu! de sac, algtn contratiempo instntual del paciente euando tenia tres afes. (Bn el capitulo 1 tratamos de los inconvenientes que tiene examinar el conte- nido.psicolgico,) Estructaralits han sostenido que esos historiales no admiten verflacion (y por es0 son insuficientes como fuentes de datos para una teori elentifiea),y por aid dura parslizan el proceso de earnbio en ra2in dela falta de perspectivas esperansadoras, inherente alos modelos lineses. Es freeuente que las familias invoquen una eausaliad lineal ‘que deja poco espacio a imaginar Ia posibildad de un eambio, puesto que no se puede anular Ia originaria lain. Si uno esti Toco alos dieeieho aos porque se eay6 de eabera cuando tenia dos, oun animal lo agust6 los eco aftos (emo sucedié a clertas personas famesas), ,qué ae puede hacer? Sielconteni- cy do psicoldgico puede ser al comienzo atractivo, y si el misterio, de los eslabones faltantes nos eneadona a nuestro afin linea, el riesgo es que la familia y el terapenta pronto resulten sbram ddos por conclusiones bastante ominosas y queden eon escasos bbrios para la lid presente. He ahi el argumento que se suele ‘poner a la utlidad diagndstiea del historial Pero esa argumentacion es exagerads; encuentra su expll- ccacién por referencia al contexto historieo dentro del cual se desarroll6 la terapia famillar. En el afan de evitar nociones de ccausalidad lineal, los estructuralistas antafo rehuian de mane sistematica todo material intrapsiquico —reeuerdos, sue- ‘ios, reflexiones y sentimientos— y en consecuencia se veian llevados a restar importancia al historia, justamente porque ‘esos sucesos interiores poblaban el pasado. En resumen, no tanto el pasado como tal era puesto bajo sospecha, cuanto la linealidad implicita y las inevitables distorsiones del recuerdo que convertian a los historiales en datos insufleientes para el paradigma circular de la condueta. Se desestimé entonces el historial como shecho narrador, aunque el historial como «ex pperiencia contemporineas, a saher, la narracion del pasado de la familia como intereambio de eonductas en el aqui-y-ahora entre sus miembros, se admitia camo sueeso de «pracesom, ‘Ahora que el punto de vista estructural esta menos controver- tudo, uelga en mayor medida ese dogmatismo en el desdén ppor el desarrollo histrico de la familia, Puede aportar al tera- peuta el conocimiento de que por ejemplo la aparente indife- rrencia del marido hacia su esposa es, tomando en cuenta a st. familia de origen, un acto de lealtad porque histdrieamente es- ‘a no vio con buenos ojos el casamiento. Aunque el terapeuta estructural extreme su agudeza perceptiva en el anilisis de ssecuencias contempordneas de conducta de esta familia, la co ducta del marido seguir siendo un enigma. No have falta atri- buir lealtades inconcientes al marido, ni suponer algtin otro ssuceso intrapsiquico. Pero es indispensable admitir que histé- ricamente, en el tiempo, el marido de manera espontanea ha ppertenecide a dos eontextos, su familia de origen y su propia De esta manera el historial eobra el valor de ifcativos en la perspectiva de una conducta contextual contemporénea: la inmovilidad del marido y su indi- forencia hacia su esposs. a Los datos de la eondueta dirigida Es esta una fuente prodilecta de datos acorea de la expe- riencia de la familia. Lo que aeontece on la entrevista inical, ‘sea de manera esponténea o en respuesta al terapeuta, ofrece a la observacion las conduetas interaetivas que probablemente constituyen las estructuras de la vida familiar. La terapia es- ‘tructural preflere observaciones de la conducta-en-contexto y en el aqui-y-ahora, a informes sobre conductas del pasado. Al ‘mismo tiempo que el contenido de lo que la familia narra lena, el espacio, el terapeuta lo deja de lado, y en cambio prefiere fobservar él proceso interactivo, que es ei medio por el cual se comunica todo mensaje. Ahora bien, zqué es lo que se tiene que observar? Para ver estructuras Es fil aconsejar que se observe a la «familia en su ope- racine. Pero, 42 qué atender? Entre miles de posibilidades, {qué piezas de condueta seleeciona el terapeuta, atribuyéndo- Jes el estatuto de datos por el solo hecho de seleccionarlas? La jencién de toda teoria es parcializar las observaciones en sus- tento de las premisas basicas, al tiempo que empero se mantie- ne la capacidad de desechar las hipétesis socundarias deriva- ddas de aquellas. Del terapeuta observador no se espera que ponga a prueba los supuestos generales de la teoria estructu- ral, sino que averigie si existe infarmacién sobre las alianzas, ‘cuales son mas manifiestas y cuales mis encubiertas, 0 sobre las subunidades, si las deslinds © no una buena frontera. El ‘terapeuta se pone los anteojos estructurales para ver en la viv dda familiar algo diferente del contenido psicologico y los desa- rrollos lineales. Es un debate que se sitia en otro nivel everi- ‘guar s esta visiin de las cosas es correcta o si es la perspectiva, ‘is conducente, En la espesura de su entrevista estructural inical, el terapeuta se reduce a aceptar aquella pareializacion y se pone en busca de conductas a ella pertinentes. Puede ob- servar quien habla, y a quien; quién busca apoyo, y de quien; y ‘quién ofrece oposicién, y a quién, en lugar de reparar en el contenido de lo que se dice. Averiguara quien se sienta junto a ‘quién; prestard oido a informes sobre quién se alia can quién en. ‘el hogar, y al modo en que se toman las devisiones, todo lo cual 3 indicativo del poder y de las jerarquias. Tomara nota de lo ‘bien o mal que los miemabros de la familia parecen conocer im- 2 portantes detalles de la vida del otro, conosimionto este que ‘aeas0 indique cud enredada o euin distante es Is familia 0 son ‘sus subunidades. En sums, el terapeuta -observa>, es decir, ‘reeoge y retiene los sucesos transaccionalas que son pertinen- tes para una deseripelin de le estructura familiar. Considere- ‘mos eate intercamblo entre los miembros de la familia Fletcher: Madre: Claro, mi propia madre me dice que Irving siempre fue tun poguito.... bueno, desde los tres afos, cuando tavo aquella, caida. Judy: ¥ la abuela esta encima de esto... vea usted, dice saber lo que mama y yo decimos. Ademés, cuando Irving se pone mis vestidos, bueno, es0 es extravagante. Me parece cosa de retar- dado y de monigote y..- Bileen: Pero si todos camnbiamas ropas. No es por defender a Irving, pero Mary y yo las cambiamos, y ti y yo las eambia- ‘mos. ¥ no pedimos permiso. ‘Mary: Pero nosotras somos mujeres, creo que justamente e20 ‘es lo extrafo en él, ¥ cuando era pequetio tenia aquella murie- cca que no queria soltar. Aquella pequefita....no sabria decir siera un mumeco varén o una murieca mujer. Pero tal cual que, después de su accidente, se ponia a lorar, y a molestar, y reclamar. Trving: Exa la maldita mufieca de ustedes. Yo nunca tuve (Con furia.) ¥ munca toqué la ropa de ustedes, ;por qué te ones de parte de ellas? ‘Madre: Tus hermanas simplemente dicen la verdad. Por es0 ‘miamo estamos aqui, para decir la verdad, porque tienes que ccosar, y si tienes sentimientos raros sobre ti, diselo al doctor. Podire: Muy bien, pero esperen un poco. El probablemente. Madre (ixterrumpiendo): {Not El debe decir ahora mismo, reetamente, si tiene ideas raras, porque tiene que cesar en cesta cuesticn con las niias. No quiero defenderlo més. Este intercambio contiene muchos cebos que levarian ait quirir sobre la identidad sexual de Irving y sobre el comienzo de sus problemas. Profusos indicios se ofrecen en el sentido de estar él demasiado interesado en «cosas de nifas, y de que si saccidenter de los tres aiios fue el eomienzo de una evalucion ‘perturbada. Acaso tod esto interesara aun terapeuta orientado al contenido psicol6gico, pero el terapeuta estructural se aten- ddré al rastreo, y preferira en cambio tomar nota de lo siguien- : 1) La madre parece estrechamente unida asus hijas, quienes 8 2 su vez parecen formar una sélida subunidad de hermanas; 2) Ja abuela materna tiene una fuerza considerable dentro de la familia, y en particular esta presente en la vida de su hija, a todas luces en mayor medida que el seior Fletcher; esto sagie~ rre una proximidad de tres generaciones de madre-hijas, aun- que todavia no hay razones para rotularla de enredo, y 8) ni el padre ni Irving aleanzan influjo significative sobre este bien eslindado subsistema de mujeres. El terapeuta estructural no silo tiene que aprender & hacer ‘observaciones diferentes de las que impone una orientacion psicodinamica, sino que sobre él recae la responsabilidad de alentar un proceso interactive que proporcione las eonductas clementales de la rutina familiar. Lo puede conseguir por di- versos caminos: 1) por medio de directivas neutras, que alien- ten un proceso interactivo; 2) recurriendo a modifica el can- texto mismo de la entrevista, y 8) impartiendo directivas re- estructuradoras. (Directivas neutras) 7.: Ahora que han conversado el sor Pletcher Irving, qu 24 todos ustedes puedan dialogar sabre lo que han oido. Ayu- ‘aria oir a la familia disentircobre todo esto. [Es una invitacion abierta y general, en que se ha puesto exidado de no dirigirla aun miembro de la familia en par- ticular.) Madre: ;Qué es lo que usted desea? 7: Que toda la familia diseuta esto. Madre: Yo ya sé lo que piensa Judy 7: Entonees quizis usted puede hacer que ella y los demas lo diseutan. [Otra vez ta madre ejerce el liderazgo, organizando cierta resistencia, El terapeuta persiste en wna modalidad de aco ‘modacién; acepta el liderazgo de la madre, pero lo utiliza pa ‘ma asistir a que la familia se emperie en las interacciones que &l necesita observar.) Estas directivas neutras llevan la intencién de suseitar ae- tividad, sentimiento y diseusidn entre los miembros de la fami- o lia, en torno del problema-queja. Los terapeutas necesitan srastrear- (con expresion de Minuchin) el contenido, haciendo tu euidadoso eondeo que permita reconstruir los detalles de la rutina familiar, averiguar eon exacttud los intereambios ord narios y las actividades cotidianas que earacterizan a esta par- ticular familia. Sino se tienen muestrasdeintercambios actua- les de conducta, es imposible hacer deducciones sobre aspectos de estructura. Una vez que esas exposiciones y discusiones se iniian, el terapeuta debe adoptar la posiciin de un antropslogo que Visita una sociedad pequena, que espia por encima del pe- Fimetro-frontera sis modalidades de operacin, que toma no tas mentales sobre el estilo con que leva adelante us cosas Segtin ya sefialamos, el terapeuta, que es ahora un observa dor, busca informacién acerca de alianzas, oslciones, jerar- Guias, atibutos de frontera y secuencias cirelares,repetiti- 35, de conduct, todo lo cual concurri a que comiprenda Ia condueta sintomatia especifca del paciente designado, En es- te periodo es preciso que los setialamientos del terapeuta se reorienten la familia como un todo, en una modalidad neutra Y¥ de acomodacion desde el punto de vista estructural. Ahora To que importa es ohservar a ls familia en operacin, ‘Un segundo camino que leva ¢susctar actividad conductal ¢s modifiar os parimetros mas generales del contexto en que se leva a eabo la entrevista, Esto importa modifier los agra- pamientos aetuales de las personas presentesy esti de acuer- do con un principio fundamental de la teora de sistemas, a saber, que si uno alters el eontexto mayor, demanda una dif rente eondueta de ls partes que lo componen. El terapeuta puede alterar el eontexto en 1) modalidad breve, por ejemplo Si invita a dos miembros de la familia a que eonversen entre ellos mientras los demas se mantionen como abservadores, ¥ 2) en modalidad extens, por ejemplo si se reine por periods prolongados con subunidaies dela familia, exsluyendo tempo- Farlamente al resto del eonsultario y del proceso de la entre- vista. [Directivas contertuates] T.: Se me ha dicho que el hermano de Irving, Bob, no est aqui, y bueno, me parece que es duro estar rodeado sélo por hermanas. Creo que podemos aprender algo si las ninas espe- ran afuera. Ellas han colaborado; las veré a ustedes después {2Quieren esperar afuera un momento? (Gesticula a las hijas.) 95 [Bl terapeuta intenta crear wn encruadre positivo a su re: ‘querimiento, Su maniobra importa urea intervencién directa ‘en contra del sélido subsistema de las mujeres, Lleva el pro: sito de ver si un cambio del contextor interpersonal permiti- rid al padre y a Irving una conducta diferente, pero sin saber ‘en que puede consistir a diferencia, Brstadirectiva no alcanza éxito enseguida, y la razon por la cweel fracasa es muy ins- tructiva porque sugiere la presencia de una aecuencia euscita- dort de la conducta airada de Irving. Ein lo gue sigue, obser vese que el terapeuta aélo obtione éeito parcial tra algin es fuerzo, y sélo despues que Irving y Juedy se enzarzaron en su pelea usual, que era uno de los problemas que llevaron a de- mandar asistencia.) Judy: Prefiero estar con ellas y no con. este arrastrado, (A la ‘madre.) ,Eatis de acuerdo? Madre: Que las nifias mayores se retiren esta bien, pero Judy es Ia mas interesada aqut. 7: ,Entonces debe permanecer con usted? Las hermanas no Judy: Paro si esto no me interesa. La Locura es de él ‘Madre: No. Pero ti conoces mas, y eso puede ayudar al doc- tor. Opino que es cosa de Irving, pero ti debes decir Io que cconoees. Irving: Claro, quédate y miente como neostumbras. Y yo dire qué clase de perdida eres. Judy: Ti ests loeo, ;No lo erees (nirando a la madre)? De ‘aqui no me muevo. ‘Madre (airigiéndoee al hijo): No le puedes hablar en esos tr- ‘minos! (Mirando a Judy.) Sé que no haces nada malo, de ma- hera que puedes quedarte tranquilamente aqui. TT; Puesto que Judy no se puede retirar, ;quiaren salir ustedes dos? (Hace gestos « Mary y Bileon, quetencs ae retiran,) [Por fin, las dos hijas mayores se retiran, lo que demues- tra sw mayor autonomia, Ahora el terapeuta obsereard la conducta de Irving dentro de esta unictad mis neque’. Este intento de modifiear el contexto parece suficlente mente neutro. No es mas que una divisiin de los hermanos segiin sexo, y el alejamiento del hijo de estas hermanas que le hacen entorno, en un emperio de suscitar en él algo més que su silencio o su furia. Pero la respuesta de 1a familia indica que el equerimiento del terapeuta en manera alguna es neutro. Por el contrario, sobreviene una secuencla de pelea. Es que reque- % rrimientos de modificar el contexto pueden suseitar respuestas de esa indole; y sila directiva del terapeuta no se ha de cot derar fracasada, es preciso prestar atencion a la manera en ‘que no tiene plena eficacia en esta situacion particular. Asi se consigue informaeién nueva sobre los subsisteras y las alian= zas de Ia familia Ademés del recurso a directivas neutras y direetivas eon- textuales, el erapeuta puede obtener datos sobre la conduct de la familia produciendo intervenciones de reestructuracién, Es una variante de la modificacion del contexto amplio, Evita el ‘empefio de mostrarse neutral, porque abiertamente imparte a determinados miembros de la familia la directiva de formar, ppor breve lapso y artificialmente, un contexto nuevo, un agra: pamiento reestructurado que habr de promover conductas nuevas y mostrar al terapeuta la eventual flexibilidad o rigider de la familia en su paso a pautas de interaceién mejoradas. [Directivas de reestructuracién} 7: Ahora, seiior Fletcher, me gustaria que usted y su esposa trocaran asientos; asi usted estard sentado junto a Irving y los dos hombres podran conversar sobre toda esto, Y usted, seio- ra Fletcher, deseo que se siente aqui a mi lado, que deseanse un poco y deje # su marido hacerse cargo de las cosas. (Les ‘hace gesios para que se pongan de pie.) Madre: ; Ahora mismo quiere deeir usted? 7.: Si. (Bl terapeuta se pone de pie en este momento.) ‘Madre: Si eso ayuda. .. (Se pone de pie.) Padre: Yo no se... (Se traslada ata sitla de se esposa,) 7.: Bs solo por unos minutos, haste que tengamos a esta cosa ‘en marcha. [Con prescindencia de lo que después suceda, el terapeuta tiene la experanza de que los padres modifiquen gus alianzas con el hijo, por mis que a tadas luces la mare se muestra algo renuente. El terapeuta quiere sugerir 1) que encl consulto- ‘io hay dos hombres que necesitan ser relacionados; 2) que la ‘macire leva una carga excesiva, y 3) que ella puede descanear ‘en su marido para el manejo del hijo. Lo que tiene que hacer ahora el terapeuta es observar como se comportan las perso: ‘nas en este contezto nuevo, reestructurado, La emergencia de conductas nueva, con menor lastre, seré alentadora, y en cambio la persistencia de conductas antiguas no obstante el cambio de contexto indicarin que en et sistema existe una rigi- dez patotogica.] Los datos de la conducta espontinea Otra fuente de datos que brotan de la experiencia actual de entrevista es la observacion de canduetas aparentemente es- ppontaneas entre los miembros de la familia. -Aparentemente> es una necesaria restriceion porque en lo esencial las eonductas, se producen 1) en el cantexto de intereambios contemporaneos ‘ean otros miembros y 2) en determinado punto de la secuencia constitutiva de uno de esos intercambios. Minuchin y Fishman (1981) han sefialado que esos sucesos espontineos se prestan ‘maravillosamente a la intervencion; en efecto, permiten al te rapeuta poner de relieve e intensifiear ese «no suceso~ hasta convertirlo en una transaceién reveladora y sintomatica, que mueve a la familia a apreciar la omniprezencia de determina das pautas de vida. Desde Iuego que existen conduetas gen nnamente novedosss y originales, eapaces de hacer avanzar el sistema hacia un nuevo y diferente nivel de organizacion. Pero eon esa exeepeidn (y siempre que se destine suficionte tiempo a apreeiar cada condueta), en lo sustaneial Ia actividad de la fa rilia se mantiene referida al contexto. Mencionar sucesos =e5- pontaneos= importa simplemente sefialar que las cosas aconte- con fuera de la direceidn intentada por el terapeuta o sin oca~ sionamiento aparente por parte de un miembro de la fails. No se discierne eon faeilidad un instigador,o si este existe, la sseeuencia de conductas asi iniciada parcee guardar eseasa rela cidn con el eauce del movimiento de la familia. En la segunda mitad de la entrevista que venimos desgra- nando, el terapeuta tiene al padre y a la madre conversando entre ellos, en el intento de evaluat la posibilided de aproxi- ‘marlos més en las tareas parentales. En el momento mismo en, que conversan sobre Irving, se produce el siguiente intercam- bio entre las hijas mayores (Mary y Eileen han reingresado al cconsultorio): Untercambios espontainecs) Judy (ausurra a Mary) {Bsa bus es nueva? ‘Mary: Es de Eileen. La aeaba de comprar, y me dejé que yola uusara hoy, 98 ' Judy: Bs bonita. Si yo la pudiera evar ‘Madre (ve dirige directamente a Judy): Por favor no interrum- pas, querida. Necesitas tanto como yo enterarte de esto. Irving (se dirige « Judy): De todas maneras no lucirias bien con ella [Bste intercambio entre las hijas mayores se produce en un aparte y parece perturtador del empenio del terapeuta en procurar a los padres un espacio separado. Ahora bien, ef ca. ricter espontineo de ese intercambio puede sugerir por lo me ‘nos dos hipitesis: 1) se ha consolidado en la familia una regla ‘que consiste en prohibir a los padres la formacion de una sub- tunidad efectiva, y si lo intentan, se los debe interrampir, 0 2) el efectivo ordenamiento de guién habla a quien y en qué onien constituye wna secuencia integrada en el plano psicols gico y en el sistémico. Secuencias de esta fndale son céidigos importantes part ta estructura familiar. Bata secuencia agit observada es similar a una ya referita; volveremos sobre ella priginas més adelante, | Los datos de la respuesta de la familia al terapeuta El modo en que la familia se acomoda al terapeuta oe ofre- ce resistencia ensefia mucho acerea de su mapa estructural in- terno, Los datos aqui considerados son los que surgen cuando las experiencias de coparticipaciin se consideran un tipo espe- cifico de datos diagnésticos. En el capitulo anterior, que ded ‘camos a la coparticipacion como instrumento diagnstico, ofre- ceimos algunos ejemplos. En el caso de la familia Fletcher, el terapenta averiguo varias euestiones merce a sus manigbras destinadas a entrar en la familia y conseguir poder dentro de ella. En primer lugar, la seiiora Fletcher es el prineipal guar- didn de la entrada euando esta presente la fails enters; aco- Imodarse a esta regla es la manera mas fail de hacer pasar informacion a través de la frontera exterior de la familia. En segundo lugar, cualquier intento de allarse con Irving, el hijo sitiado, no hace mas que consoldar a los demas miembros dela familia en una coalicion que lo excluye. En tercer lagar, et su ‘encuentro con subunidades de la familia el terapeuta descubre lun acceso relativamente facil al grupo de las hijas; elas plati- ‘can libremente entre si y aceptan los dichos del terapeuta de ‘una manera confiada y equilibrada. A la inversa, en unos mis ‘utos a solas eon el padre e Irving, el terapeuta percibe escasa conexién entre ellos y, como sueede en toda dada distante, tiene que empeiarse mucho para despertar algtin interés, en tuna de las partes, por la formacién de una coalcion operant. Tienden a manifestarse de acuerdo con el terapeuta en todo momento y no ofrecen resistencia colectiva ni mederacion alos inputs de aquel. El diagnéstieo estructural inicial Sobre la base de ostas cuatro fuentes de datos (el historial, la experiencia de entrevista, los sucesos espontineos y elinflu: Jo del terapeuta como coparticipe), se pueden formular una se- Tie de enunciaclos diagndsticos, Son tentativos, en el sentido de (que son hipétesis a ser puestas a prueba en posteriores entre- vistas. Pero no son tentatives en cuanto constituyen las lineas orientadoras de la actividad terapéutiea inmedlata, dirigida a asistir a la familia en e] manejo de su problema. A continua ion exponemos las partes eonstitativas de un enuneiado de dliagnostico estructural Alianzas y escisiones Alo largo de la entrevista inital eon los Fletcher emergié considerable informacion sobre la familia de origen de la ma- dre, y los estrechos lazos que ela mantenia con sa propia ma- dre y su hermana menor. Y en consonaneia, eseusos tetime- nos se reeogieron de lazos que el padre tuviers con alguien Las figuras 44 y 4-5 presentan diagramas de I estructura de alianaas dentro de la familia nuclear arapliada de los Fletcher. Estos diagramas sintetizan la impresin de que la madre 32 La fara de a made 4s Madre ++ 0000+ Paine Figura 44. La familia Figura 45. La familia nuelear extensa de los Pletcher. de loa Fletcher. mantiene excesivamente unida @ su madre y a su hermana y, Gescendiendo una generacién, a sus propias hijas, tanto ls que vviven en el hogar como las que no. En esa misma medida esta alejada de su esposo, quien a su vex no parece mantener lazos de eereania, ni dentro de la familia ni afuera. Por su parte, el jo aparece relativamente aislado dentro de la familia por sx Ia favo con el pare ys rlcin hoa en aun hermanas Por iltimo, el otro hijo, Bob, no slo esté ausente en esta en- trevista, sino que lo meneionan tan raramente que esto coneu- re a confirmar la creciente conviceién de que en esta familia, Jos hombres estin aislados y no forman entre ellos un subsiste- ‘ma fuerte. Coaliciones En muchos grupos, y en todos los ordenamientos triangu- lares, existe una tendencia natural a formar coaliciones, mo- vimiento sistémico que no necesariamente es en si mismo malo, Caplow (1968) sostuvo que todos los triingulos, por ‘ejemplo, estan en un proceso de revolvimiento constante, que consiste en la formacién de coaliciones de das contra uno. En Jos casos en que estas coaliciones se atascan y se vuelven rigi- das, pueden sobrevenir consecuencias patoldgicas, en particu- lar para la persona que es excluida. En le familia Fletcher es manifiesta una alarmante capacidad para formar ese tipo de ccoaliciin de todos sus miembros, contra Irving. A esta regla thay s6lo dos excepsiones, y tenues. En primer lugar, el padre Parece algo renuente a coparticipar en los ataques a st hijo, ¥ ‘se puede sospechar que si obra de esa manera es sélo para presentarse en el seno de la familia todavia dueno de una posi- cién de poder. En segundo lugar, las hijas mayores parecen tener escasa participacion en la designaciin de Irving como creador de discordia. Impresiona como si se preocuparan por 61 solamente en presencia de los padres. Problemas de jerarquia De la sola experiencia de entrevista se discierne una per~ turbacion en la distribucion jerarquiea del poder ejecutivo, La madre y Judy actian como ios padres efeetivos de Irving y de ‘Janice, la hija menor, mientras que el padre aparece excluido. (Vease la figura 4-6.) 10 Janie, ving Madre, Jody Pare fo = — = = = Figura 4-6, Diagrama de la distribucidn jenirguiea del poder ejecutivo dentro de ta familia Fletcher. Propiedades de frontera Diversos emunciados se pueden formular acerca de las ope- raciones de fronters en la familia Fletcher. Camo un todo, to- ‘ma informacién de un extrafo, y la envia, siempre que este cate la regla segiin la cual la madre tiene la iniciativa en la actividad de coparticipacion, En el interior de la familia, en cambio, los aspects de frontera no son tan alentadores. Por ejemplo, la frontera entre la madre y su familia nuclear es di- fusa, lo que permite una adicional regulacién de la familia nu- clear por elinflujo de la abuela materna. Por otro lado, la fron- tera que deslinda a las mujeres de la familia permanece relati- vamente cerrada a miembros nuevos o nuevas ideas. Esta Frontera cerrada es evidente en el interior de Ia familia nu- clear, y abarca a todas las mujeres de tres generaciones. (Vea- se la figura 4-7.) La frontera equivalente que se pudiera trazar fen torno de la subunidad de los hombres, el padre y los dos hijos, es tan difusa que no les procura identidad articulada al- guna, (Vease la figura 4-8.) Tambien se puede observar que en el momento de producirse operaciones parentales (sin conside var quién integrs la unidad parental), la frontera entre los hi- Jos y la subunidad parental parece abierta y adaptativa, Subunilad de Mundo Tas mujeres setenar Figura 4-7. Operaciones de frontera en la familia Fletcher: la subwnidiad de lag mujeres. 102 Figura 4-8. Operaciones de fronturn ev ta familia Fletcher: lo subunidad de tos hombres. Secvencias criticas El anilisis de secuencias transaceionales como téetica tera ‘péutica se examinara en el capitulo 6. Pero individualizar estas Sectencias es un aspecto importante del diagnéstico estructa ral. Una de las secuencias de la entrevista inicial es decisiva ‘para formarse una idea orientarora sobre lo que sucede en esta familia. Es la ya sehalada (pigs. 95-6), que presenta los si- uientes pantos 9 un examen mas citeunstanciat: 1, La frontera rigida y cerrada que deslinda a las majeres se afloja por momentos, por ejemplo en el episodio en que el terapeuta intenta que las hijas ge separen de los demés (0 en luna secuencia posterior, cuando Judy inieiz una eonversaciin susurrada con las hermanas que viven fuera del hogar). Son ‘momentos en que Judy intenta apartarse de la madre y entrar en alianza con sus hermanas mavores. Si fuera lograda y repe ‘ida, esta maniobra reestructuraria el grupo de las mujeres en dos grupos mis pequetios: uno compuesto por hijas mayores que procuran mas autonomia, y el otro por la madre y las mu Jeres de su familia de origen. 2. Pero esta maniobra tentativa pone en marcha una rp: da respuesta contraria de la madre, quien en las dos ocasiones insiste en que Judy permanezca con ella. En el primer easo 20 guiere que se retire del consultorio con sus hermanas mayores. Después le impide seguir platieando con ellas. Esta presteza de Ia maniobra de la madre os tipiea de una alianza demasiado estrecha, o enmarafamiento, 3. Irving entra entonces en aecién y ataca a Judy com la ‘amenaza de contar a los dems que es una «perdidae. (En una 103, ym seeuencia posterior le diee que no se veria atructiva eon la blu- sade Mary, que a Judy le gusta.) 4, Judy’responde devolvienda el ataque, y eon ello regres al lado de su madre. Esta, maniobra ahors en defensa de Judy frente a Irving, con lo cual refuerza el lazo entre ella y su hija 5. Asi se restaura una fuerte frontera de subunidad (en torno de las mujeres) y el sistema como un todo regresa a una meseta homeostitica. Parte de este equilibramiento requiere de la ausencia del senior Fletcher, quien en efecto se queda perceptiblemente excluido en esta secuencia He aqui una deseripeiin cireunstanciada de una seeuencia critica, que se produce varias veces en el curso de la entrevista {¥ que en consecuencia llama la atencion del terapeata. Este hace entonces su seguimiento por medio de preguntas acerea del mal comportamiento de Irving en el hogar, y las respuestas :nuestran eon todo detalle idéntioa seewencia, si bien e8 cierto que all el ataque de Irving alas nifas adopta ia forma de poner fuego a prendas de vestir o de un lenguaje obseeno. Un resu- ‘men de esta seeueneia podria ser el siguiente: 1. Una frontera de subunidad (que deslinda a Judy junto con la madre) se afloja; Judy da pasos hacia el exterior. 2. La madre eon prontitud se opone, reelamando la alianza de Judy, ‘3. Teving ataca a Judy. 4. Judy y la madre se eoligan para dofenderse del ataque. 5. Bl equilibrio se restaura, y una nueva seeuencia puede comenzar, Este anilisis mueve a revisar ls primera impresién, segiin la cual todas las mujeres por igual se ineluian en una subunidad. A todas luces las dos hijas mayores, que viven fue- ra de Ia casa, tienen un papel menor y presentan signos de que ‘constituyen entre ellas una unidad auténoma, Sintesis diagnéstica En este panto se delinea una inicial impresion diagnéstics, que procura enlazar el problema-queja de un miembro indivi dual con una problematica mas amplia del sistema familiar. So- bre la exclusiva base de los datos que procuré la experiencia de la primera entrevista, y de un sumario historal, el diagmdstico 104 se puede trasladar de dos maneras: en forma diagramitica y, eon mas detalle, en un enunciado breve. Diagrama estructural De los precedentes diagramas de alianzas, jerarquias y fronteras en el seno de la familia Fleteher, el terapeuta tiene que decidir eval de esas estructuras reclama mas atencion diagndstiea. Esta eleccidn reflejard el juiio que se ha formado acerca del lugar en que se sitia la perturbacion mas grande, Un diagrama puede mostrar todos los seetores dela estructura familiar, pero en general una sola direcciin principal de ese diagndstico se recoge en él. En el caso de los Fletcher, los aspectos de alianaa y, secundariamente, la eonsiguiente forma- ‘ign de subgrupos pareeen mas importantes que los eventuales dosequilibrios jerarquieos. Un diagrama detallado de la es- tructura de alianzas se muestra en la figura 48. Alli se resume informacion diagnéstiea. Es evidente que la madre es recepto- ra de lazos normales asi como demasiado estrechos con otras mujeres de la familia ineluida la familia extensa. Ella mantie- ne relaeiones sélo dfusas u hostiles con los hombres, Al con- trario, las allanzas entre los hombres son difusas.o no son cono- Asta mater, aire 7 ZN Figura 4-9. Diagrama ampliado de la estructura de alianzas en la familia Fletcher. sPatre so Bob +» ‘idas, como sucede con Bob, el hermano mayor. Irving es re- ‘ceptor de contactos activos con las mujeres en la forma de ata- ues y peleas. Se lo ve sin alianzas positivas fuortes. Esto se apliea tambien al sefior Fletcher. 105 Enunciado estructural Los enunciados que siguen tienen el valor de hipétests,iti- les como guia de futuras intervenciones, pero sujetas a revi- sidn a medida que se obtenga informacion nueva. He aqui las hipétesis: 1, La madre ha sido miembro de subunidades enmaraiia- das, primero con su propia madre y después con sus hijas, Ju- Ady Sobre todo. 2. Emel tiempo, se ha eonsolidado en la familia un cisma estructural. Las mujeres han formado una subunidad que pa rece bien deslindada, aunque un poco enredada, mientras que los hombres en lo esencial se han mantenido distantes entre ellos y de la familia como un todo. ‘8. Esta forma homeostitiea en ocasiones eoncurre con la etapa del ciclo de vida normal, en los casos en que una familia, ayuda a sus hijos adolescentes a dejar el hogar. En el curso de ‘sa concurreneia se pueden produeir trastornos. 4. Existe un subsistema parental inapropiad, que compo- nen la madre y Judy, mientras que el padre permanece alejaco cn la periferia. 5, Tanto la homeostasis de la familia global como el equili- brio de la unidad parental son amenazados cada ver que Judy intenta salirse de estas fronteras y copartilpar con el grupo de Jas hermanas que viven fuera del hogar. 6. Un analisis preliminar de los sintomas de Irving mues- tra que se producen en una seeueneia ertiea que ineluye inter- cambios entre él, su madre y Judy. Su eondueta sintamitiea, ‘computando también sus difieultades con los maestros varo- nes, se integra en un fendmeno sistémico en que el equilibria, se restaura por reintrincacién de Judy eon la madre y lo eurio- 80 es que procura algiin contacto, si conflictuado, entre los hombres y las mujeres, erea la necesidad de una actividad pa- terna mas central y procura al pedre una integracién al menos: ‘temporaria al subsistema parental en las orasiones en que ¢o- participa eon la familia en hacer a su hijo chive emisario. En resumen, en el eontexto de un profundo elama que divi- de a los miembros varones de las mujeres en esta familia, los sintomas de Irving reflejan su ausencia de participaeién nu- clear en una subunidlad masculina de identfieacion firme, que ‘uyera los modelos masculinos que hacen falts en la adoles ccencia; y reflejan también su inadvertida papel consistente en 106 ayudar a la madre a reafirmar tanto las edlidas fronteras de Ia ‘subunidad de las mujeres como eu puesto dentro de esta. Sino mediara el refuerzo de estas conduetas sintomatieas, Judy’ ‘quedaria en libertad para desvincularse de su matey alcjarse ‘asu vea del hoger, siguiendo los pasos de sus hermanas mayo- res. Esto permitiria que la madre quedara ms disponible a ‘eventuales laz0s con su esposo. O bien, enunciado desde la po- sicion del marido: si pusiera mas energia en inieiar eonduetas que ayudaran a sus hijos a diferenciarse de la familia global Ihaciendo ellos copartieipacion con las subunidatdes que les eo: rresponden, estaria en una posiciOn que le permitina tener ‘mas contacto con su esposa. Los sintomas del hijo y la respues- ta de la familia a estos constituyen secuencias de eondueta que coartan aquellas posibilidades.. Resumen BI enunciatio circunstanciado que acabamos de exponer, junto con el diagrama de la figura 48, comprenden las hipéte- sis de un diagndstio estructaral. En él se destacan sabre todo las propiedades de funcionamiento sistémico(frontera, allan- zas, secuencias), aunque sin rehuir las referencias a los fené- ‘menos psicologicos que tradicionalmente se asocian al desarro- lig de Ta vida de los individuos dentro del grupo familiar. A continuacién de enunciados acerca de propledades de subuni- dad, por ejemplo, se puede agregar que asociacones benévolas con un paare dedieado benefcian a los muchachos, sobre todo en la adolescencia. De manera similar, tras apuntar que los sintomas de Irving procuran al sefior y ala seiora Pletcher la ‘oportunidad de hacer demostracin pablica de su unidad como progenitores, se puede consignar alguna duda acerca de ls mo- tivacion intima de uno y otro para buscar reciproca cereania como cénytuges. Hacer un enunciado diagnéstio estructural es decir algo acerca de la manera en que las personas se sitéan frente a eventuales contactos entre ellas y con otros subsiste- ‘mas. No necesariamente hay que refrenarse de hacer conje- ‘uuras acerca de los suces0s que uno no puede observer, como son deseos y sentimientos intimos. Lo que sucede es que ese ‘enunciado vuelve ociosas eatas conjeturas en el diseto de pla nes sobre lo que se habra de hacer. Un diagndstico estructural indicard al terapeuta ls posicon relacional de cada subunidad dentro del sistema global, asi como la dlsposicion de estas uni- 107 dades para llegar a nuevos y modificados estados de contacto reciproco. Si la =posicion sistémica- de cierta subunidad pre- senta alguna insuficioncia, la posibilidad de contaetos sanos e=- tari reducida en eonsonancia. Respecto del sefor y la sefora Fletcher se puede decir que sus posieiones estructurales en- ‘trahan minimas posibilidades de eontacto reeiproco. Medificar Ja posicion del setior Fletcher —esto ocurriria, por ejemplo, si ‘se lo levara a una mayor proximidad de su hijo eambiaria su posicin sistemica giobal. En teoria esto aumentar sus posi- bilidades de relacicn eon su esposa, quien como todas las uni- Como en tiempos antiguos los cablerossolian ser los exmn- peones de una dama. Hijo: (Rie afirmativamente.) TT. so son t y Bil. Son los campeones de su madre en esta lid eon el Caballero Negro Hijo: Es0 e, 8. T. (muevamente a la meudre): Montones de hombres pelean por usted. Y ha eonseguido que sus hijos varones y su marido pe- leen por usted. Puedo eomprenderlo... y ereo tambien que es una seria preoeupacidn y que usted... una de las maneras en ‘que puede detener esta especie de justa es arreglarse mejor ‘eon $4 marido. (Corre su silla aceredndose «a mace.) ‘Comentario En este ejemplo, una seeuencia critica de interaccidn es expuesta a la familia como una redefinicién del problema-que- Ja La seeuencia incluye la ruptura del contacto entre los pa ddres cuando la madre da muestras de tener miedo de su mari- do, Entonees envia una sefal a su hijo, quien interrumpe al padrastro, Y se desarrolla una pelea entre hij y padrastro, al tiempo que la madre permanece sentada en silencio, protest dda, Si por sa parte el padrastro quiere motejar al hijo de loco y de alguien que vive en un mundo de fantasia, el terapeuta pro- ‘cara mostrar a la familia un punto de vista diferente: el modo fen que los tres miembros participan en este mortifero deporte de campeones. El hijo parece aliviado; el padre declara su acuerdo; entretanto, la madre, en una conducta tipiea, perma- rece al comienzo indiferente y después indica ser demasiado ‘debil para Tuckar con su marido. La conducta de ella es un problema para la terapia, no para la redefinicion como tal; es Gecir que no todas las maniobras de reeneuadramiento nece- sitan ser aceptadas enteramente por todos los miembros de la familia. Cabe desde luego esperar alguna resistencia, en parte porque los primeros intentos de definicion por fuerza seran s0- lo parcialmente correctos. En este punto de la entrevista el te rapeute ha conseguida al menos una definieon nueva de lara zon por la eual Ken agrede a su padrastro, y ha recogido algu- nos signos de apoyo de la familia. La familia Fletcher: los hombres que prestan ajuda El terapeuta de la familia Fletcher tuvo al comienzo diffeul- tades para elaborar una redefinicion viable. No queria comu- near algunas de sus hipétesis, por ejemplo, que el sefior Flet- cher era relativamente inerme y periférico 0 que su mujer ‘mantenia mas intercambio emocional eon su madre y sus hija, {que con él. Estas observaciones podian ser correctas, pero to- ddas eran desagradables de alguna manera y en consgeuencia no habrian sido bien recibidas por Is familia. Ademés, mucho de lo que el terapeuta habia observado e inferido era sin dua harto sabido por aquella. El reativo extrahamiento reeiproco del se- or y la sefiora Fletcher probablemente no era un seereto para nadie. Anunciarlo habria sido por lo menos oeioso y, mis pro- bable, se lo habria entendido como una descortés infraceidn de Ja unidad conyugal. Después de todo, los Fletcher demanda- 11 ‘ban asistencia para Irving, no para su matrimonio, Pero, zqué ‘otro aspeeto verdadero buscar? ;Qué atra perspectiva amplia podia el terapeuta haber ofrecido a fin de que soltaran a Irving. de su funcion de chivo emisario y & fin de obtener aseendiente para producir un cambio en el sistema total? He aqut la alter- nativa escogida por el terapeuta: 7. Permtanme decir ly que quiza suceae aqui. Porque hoy es ‘ya un poco tarde y tendremes que vernos en otra reunién: 1) (Dirigiéndose « los dos padres.) Ustedes tienen razin en reocuparse por Irving, sus problemas escolares y todo eso 2) Pero (se dirige « la madre) 2 ereo que él me ha enseliado algo acerca de las preocupaciones de usted por Judy. Porque Irving, bueno, él no quiere ocupar frente a usted el lugar de Judy. +) Pero también sabe que usted esta preocupada sobre si ‘sera capaz de cuidarse sola. Entonces su pelea con ella en cier to modo ayuda a que permanezca cerca, ayudandola a usted en esto hasta que usted tenga la seguridad de que ella esta prepa- ada para desvincularse. 5) Y su marido ayuda tambien en e=- to... apartandose de su eamino hasta que logre lo que ya con- siguié usted con las nifias que viven fuera del hogar. 6) El en- tlende en qué consiste la tarea de una madre. Irving lo entien- de también, 1. La preoeupacion por el problema-queja es validada. 2, El terapeuta se acomoda a la preferencin estructural segic la wal la informacin nueva se tiene que introducir en la far lia por via de la madre, 2. El terapenta hace una alinnsa ine plicita con Irving, de manera que la madre asi oye a Irving ‘oyendo al terapeuta. 4. Se ensaya unn redefinicién. Se vuelve ‘central la preocupacién de la madre por su hij. Los sintomas de Irving contribuyen a que la madre matenga foca sobre Judy. 5. Se define al marido como alguien que eomprende, no eriferico, 6. Se define a Irving de ta misma manera, impli ceitamente se fo hace coparticipe con el padre, subunidad esta (que es preciso formar. Maitre: No veo. ...yo..- Judy no’es una preoeupaeién para mi Es maravillosa.. ningun problema, Solo Irving, T. (interrumpiendo): Pero si es eso, justamente. Usted hizo luna buena tarea con sus hijas, y ella es maravillosa. Pero en parte, sabe usted, es slo porque Irving le da x Judy una posi- bilidad de mostrar euanto realmente esta de parte de usted, 122 termes ‘ [La masire esté desconcertada ante el intento det terapenta ‘y.al mismo tiempo lo resiste. Insiste en su preoeupacién por Irving, El terapeuta continiia en su empeiio, y vuelve a suge ‘rir que la condueta de Irving esté relacionada con el cuidado materno de Judy.) Judy: ¥ lo estoy, madre, Pero también me gusta seguir a Ma ry e Bileen. Entonces Irving me tironea una y otra vez a esa misma y vieja cosa. [He agut un indicio primero, si bien débil, de que el reen cuadramiento puede prender.) T.: Dile a tu madre eémo ocurre ello. Judy: Te pones tan nerviosa. ... Entonces yo sé, bueno, soy la tiniea que est cerca. No puedes estar contandoles cosas 2 Ma ry 0 Bileen eontinuamente, Entonces lo haces conmigo. Eso estd muy bien, pero... ‘Madre: Pero, ;qué? :Qué quieres decir? ‘Judy: Quiero decir que yo no puedo estar cerca continuamen- te, que tio papa o quien sea hayan que Irving pare. Porque no me puedo estar afligiendo continuamente por el hecho de estar ti nerviosa. [La madre y la hija, dentro de una diada erttiea, eautelo- samente empiezan a ventilar parte de la tensi6n que signa el vineulo entre ellas.] 7. (a Judy): Entonces ti eres que tu padre deberia ayudar a tu madre a salir de esto... de manera que ti Madre: El no sabe nada de esto, El no esta al tanto de nada, ‘Yo puedo manejar esto. [ELterapeuta maniobré con demasinda celeridad par in: troducir al padre en In dada parental. La madre no esta pre- ta.a consentir en su sugerencia.) 7.: Entonces quizé tiene usted necesidad de conversar esto ‘mas con Judy, para darle soguridad de que usted sabe edmo ‘manejar esto. Porque ella desea erecer como sus hermanas. [BL terapeuta hace wn movimiento de retirada, refugidn- dose en la unidad que ta madre misma prefiere, pero asignan- do una tarea algo diferente, a saber, que la. madre releve a 128 Judy de su funcién de hijo parental y empiece esta a hacer lanes para el futuro.] Madre: Bueno, sus hermanas son mayores. Permaneeieton ‘aqui varios afios después que terminaron sus estudios, Hasta que regularizaron su trabajo. T.: Bs decir que usted tiene la seguridad de que todo saldri bien en el easo de Judy, y que ella puede erever como sus her= manas. Y usted aprueba esto, [Bl terapevta sigue presionando sobre l tema de la sepa- racién, pero de manera de normalizarlo, senalando que la ‘madre aprueta el crecimiento.) Madre: Si... tengo esa seguridad. La quiero mucho, Sélo espero que ella... esté preparada, 7. Es decir que ahora usted puede decir a Irving que ladeje a ella sola, porque usted sabe como salir adelante en su hogar sin, ayuda de ninguna de sus hijas. Digale que deje de hacerle fa- vores. Digale que moleste on cambio a su marido, Que usted ‘esta haciendo las cosas muy bien en el desenlace de st familia, [En una maniobra critica, e terapeuta intenta nuevamen- te conseguir apoyo para su opinién segiin la cual Irving sin darse cuenta ha extado ayudando a su madre a desenipenarse. El consejo para la madre es tratar esto como un malentendi do, B insiste en ineluir al padre.} Padre: Yo lo puedo manejar. Pero no estay muy al tanto, {Bs la primera injerencia del padre, levemente descalifi- cada por él mismo.] Irving: No necesito que me manejen. Necesito que me dejen solo. T.2 Si, sobre todo tu madre y tu hermana, Pero esto significa que dejes de ser tan listo, quiero decir tan seguro de que tu ‘madre no sabe cémo criar a sus hijas. Ella sabe, pero sigue sus propios tiempos. [Bl terapeuta apoya la idea de los padres de que Irving tiene que cesar en su mala eondueta, pero sigue califiedndola como «lista>, manera de expresarse que puede ser tomada de mh — dos modos. También de a entender que la madre realmente ‘espera que Ins hijas crezean y se destinculen de ella. | Irving: Si, una eternidad, Pare (a Frving!: No hagas el listo con tu madre. 7. (al padre): Eso esta bien; usted lo ha manejalo perfectu- mente, ¥ bien, setiora Fletcher, ereo que nacesito de otra reu- hion eon usted y estas tres hijas mayores. Entonces podra us- ted diseutir esos tiempos de la maduracion [EL padre torna « pertivipar, esta vea con mae firmeza. No importa que se oponga @ Irving, sino exclusivamente que se relacione con él de alguna manera El terapeuta di sicion a la diada padre-hijo y propone wx plan de tratamiento acorde a exta nueva vision del proble- ma.) Comentario Este empeflo por librar a Irving de su posieion de chivo emicario parece haber aleanzado moderado éxito. La madre no ha quedado muy impresionsda por lus observaciones cel tera- peuta, y el padre no se muestra presuroso por tomar st posta Pero duty parece aprehender mas esta formulacion y el padre participa algo, imitando al terapeuta, cuando dice a Irving que rho «hajea el isto eon su madres. Pero lo importante es que este ‘ompefio pone de manifiesto el modo en que una redefinicion ex {de hecho una intervencion reestructuradora de las operaciones, {que prevalecen en el seno de la familia. Si dejamos de lado el feneundre cortés y refirmador de eada punto central, el tera peuta indies la presencia de eiertos programas futuros que se ‘leben tomar en cuenta (la separacion de Judy de su madre) y algunas subunidades nuevas que es preciso desarrollar (padre hijos), Se genera resistencia a esta reformulacién porque to- {dos aprehenden que con ello se propone un ordenamiento nue- vo del eampo de fuerzas de la familia. Por si parte, los padres hacen resistencia porque el terapeuta cometid el error de reu~ nitlos antes que ellos indicaran el deseo de hacerlo. Pero se ha cevitado una resistencia todavia mayor porque el terapeuta no ‘mencioné algunas de sus apreciaciones iniciales: que la madre ‘esta demasiado enmarafada con su propia macire; 0 que algu- nas eonductas sintomatieas de Irving, sobre todo en a eseuela, ‘con los maestros varones, representan una torpe estrategia, ‘para obtener un mayor contacto de su padre con él y para le- varlo mas al interior de la familia. Aunque quiza verdaderas, estas nociones afectan a las individuos participantes de una manera demasiado personal y con demasiada celeridad para ue sean aceptadas ficilmente. La madre no habria hecho otra sa que defender los lazos que la unen a su propia madre, ¥ sin duda que el padre habria insistido en que el terapeuta no advertia que en realidad era €l quien estaba al frente de la familia. En consecuencia el proceso de redefiniiin tiene que avanzar con lentitud en e caso de la familia Fletcher: tiene que partir de la condueta de Irving como puerta de acceso a las reflexiones acerea del dilema en que se eneuentra la madre a rraiz de la desvineulacion de sus hijas adultas. A poco que se produzean progresos terapeuticos en este terreno, se lograra introducir otros aspects de un rencuadraniento estructural completo, Metas, unidades y pasos del tratamiento La fase inieial de la terapia llega pronto a su término ewan do se logra un reencuadramiento del problema original. La re- dlefinicion contiene en ella misma aquellas metas de tratamien- to que la familia sustentard, la unidad de tratamiento que es _mas propiela para resolver el problema (no necesariamente son todos Ios miembros de la familia) y aun cierto proyeeto de los diferentes pasos del proceso de tratamiento. Silos empeios de redefinicion se logran, el terapenta llegar @ definir simalta- eamente las metas del tratamiento y sus pasos. Metas del tratamiento El terapeuta y la familia tienen que ponerse de acuerdo sobre la razén por la cual continuarian las reunions. Aunque ho convengan en todas las metas, es preciso que eoincidan por Jo menos en la principal. En el caso eitado del muchacho que agredia a su padrastro, el terapeuta, en el intento de reeneus- rar la violencia, senalé: «-Entonees la primera prioridad seria ‘encontrar la manera en que usted y su esposa puedan querellar sin que se summen estos eampeones-. Lo dijo al padrastro, y se Jo puede considerar una meta iniial de las sesiones de terapia posteriores. En el easo de los Fletcher, una de las metas inieia- 126 ft I { les es reunir a la unided madre-hija pars que esclarezea los pasos que levan a la independencia. Una meta secundaria, “eneuadrada de manera explicita para sumar a la madre, pero ‘que implicitamente procura crear un subsistema nuevo, dife- rrente— es hacer copartipar al padre con el hijo de manera que las mujeres de la familia no sean distraidas en su tarea a causa de los sintomas de Irving. En general, las metas de tratamiento que tienen mejores perspeetivas de encontrar apoyo entre los miembros de la fa- mmilia son las que consisten en acciones, y en particular acciones, atinentes al problema-queja. Metas abstractas, como obtener. “mejor eomunieacién- 0 ensefiar las personas a «expressr sus sentimientos=, dificilmente suscitaran otra cosa que un apoyo cconvencional ¥ cortés. Sin duda que todos debemos mejorar ‘nuestras comunieaciones y nuestra exprosividad emocional Pero en el fragor del encuentro con Ia familia, la fase de la ‘entrevista inicial debe culminar en algo que se vivencia muy ‘activamente ligado a las urgenclas que determinaron la visita. Las metas del tratamiento se irin modifieando 2 medida que la familia recorre las diferentes etapas. Al comienzo ten- ddran un foco conductal y por lo comuin iran referidas al pacien- te individualizado. Es lieito sugerir eoaliciones temporarias y problemas de gobierno de la condueta # fin de procurar a la familia alivio de su tension, y procurarle disponibilidad para ‘enfocar los temas coneetados que se introducen en el proceso de reencvadramiento, Por ejemplo, en la familia Fleteher el terapeuta indied que el padre aetuara eomo tnieo apoyo y su pervisor de Irving durante esa semana, no porque fuera el mas adecuado para ese papel o porque la sefiora Fletcher fuera in- capaz de desempenarlo. El terapeuta dio esa indicacion como tun recurso para dejar a la sefora Fletcher la libertad que le +hacia falta para salir adelante en la consulta con sus hijas acer~ cea de la desvinculacién de Judy de la familia. De esta manera, se introdueen metas de conducta simples e inmediatas a fin, dde que otros miembros de la familia paedan empefiarse en el problema expandido. Unidades del tratamiento {.Qué miembros de la familia han de participar con el tera- peuta en la solucian de los problemas que, segtin ahora admi- ten, son los mas urgentes? Los interesados en el proceso de reencuadramiento. Como sucede en la fijacién de metas, el in- 121 tento de redefinir y ampliar perspectivas sobre el problema ‘quejasingulariza de manera automstica& determinados miem- ‘bros dela familia como mas decsivos que otros para el proceso terapeutico, al menos en esta etapa. En este proceso de selec cion tiene particular importancia que ningun miembro de la familia quote excluido totalmente de alin papel en el proceso de curacién, Al tiempo que el terapeuta puede requerirreunio- nes inmediatas con la sefora Fletcher y us hija mayores sol mente, tiene que sefalar enfaticamente al sor Fletcher y a su hijo que sa papel es importante tambien, y que el terapedta breve poder reunirse con ells en an momento para recibir tun informe sobre sus logros en permitir que ls mujeres lev ran adelante sus tareus 'En esta fase inci es de muchisima ayuda que estén pre- sentes todos los miembros dela familia, ineluidos los de la fa ria extensa que parecen participes. Reunides todos los acto res, el terapeuta J la familia paeden producir guiones escéni- 8 que no exijan participacion en pleno. Algunes miembros pueden ser exeusados, al menos en el primer estaio del tra- tamonto, Es mucho mis fic Ver a todos ls participantes po- sibles al comienzo, que argumentar después la necesidad de {Que otros miembros se sumen ala préxima reunion. Los pa- Gres selon mostrarse renuentes a inchiralos hermanos que ‘estan «bien- 0 permitir la injorencis dele familia extensa. La resistencia es mucha, y el terapeuta se encuentra en ese caso ‘con menor ascendiente que si hubiera reunido ala familia ente- a al eamienzo. Por tltimo, es prociso mantener la concepeién de que la ‘unidad de tratamiento se eompone dl terapeuta mas losiem- bros de la familia (Minuchin, 1974). La presencia activa del terapeuta esfuerza ala familia a erear un sistema nuevo, que por su disefo y su intencién terapeutica conmueva el equlibrio consuetudinario y demande de la familia la formacion de una ‘unidad nueva que tenga tambien regs nuevas. En certo sen tido, la maxima demanda de eambio es que esa unidad nueva rompa con determinadas reglas de lu antiua. Hay perspecti- vas de cambio si el terapeuta entra en coparticipaciin de ma- nera que se produzea ess terapéutiea ruptura de reglas, Si el proceso de eopartieipacion no quebranta reglas, no se produce otra cosa que la induccin en el sistema familiar preexistente. Pasos del tratamiento 0 pautacién de escenas El proceso de tratamiento sale ganancioso ai el terapeuta puede avizorar una evolucion de eseenas-etapas, una progre- sion en que, tras resolver sus problemas una unidad de trata- ‘miento, se pasa a otra unidad que presenta sus problemas es- peciales, para llegar en varios casos a la reunién de la familia fentera en varies puntos del tratamiento, Ya sefialamos que no todos los problemas requieren de la presencia de la familia en pleno en cada sesion de terapia, sino que problemas diferentes ‘2eazo demanden reunir a diferentes subgrupos de ella. Si el terapeuta es capaz de planifiear el orden probable en que ha- bri de reunirse con esas subunidades, al mismo tiempo hhabra efectuado la planifieaciin de los pasos escénicas del ‘tratamiento, La principal ventaja de esta pautacién es hacer aceptables Jas imperfeeciones de la transiciin en los ordenamientos opera- tivos con Is familia. Por ejemplo, supangase que el problema inicial es el dilema de una madre entremetida y un padre ale- Jado, y que el objeto de esos emperios es el hijo, euyas sinto- ‘mas proporcionan la ocasién a eada uno de los padres para ‘desompetiar su papel. En ln escena inicial el terapeuta padra corganizar las cosas de manera que los padres mantengan su condueta en la plenitud de los respectivos papeles, pero rediri- sirla hacia alguno de los miembros adultos dela familia exten- 8a (D. @)n, la madre de Ia esposa). Un observatior ertieo se ‘apresuraria a sefialar que asi la sueyra quedara enredada en la ‘conducta de entremetimiento de su hija. Pero se le podria opo- nner que esa escena de transiciin en el tratamiento es menos noeiva que la organizacidn primera de la familis, en que el hijo ‘era el foco. Porque el hijo esta en inferioridad de condiciones, para enfrentar el conflieto parental; en cambio un adulto, la suegra, podra resistir mejor a los enredijos de su hia y a la inaetividad de su yerno. Con teda seguridad el terapeuta ten- dra que hacerlos avanzar después a todos ellos a otra escena, del tratamiento en que se aborde de manera més directa esta particular dindmica conyugal. Este ejemplo muestra que las escenas de transiciin en la terapia son imperfectas, pero lo son menos que la organizaci crénica de la familia, con que el terapeuta se eneontré al co- ‘mienzo. Cada sucesiva escena esta destinada a permitir que la familia se mueva hacia una estructura sana, congruente con las preferencias valorativas de la familia y su integracion en la comunidad cireundante. 129 dems, las intervenciones de pautacin escéiea reducen la resistencia y respetan una realidad simple, pero potente: la familia ex en general mas fuerte que el terapeuta, ¥ un extra- fio no podra reordenar su sistema sin topiezos ni faiimente. Esto no se debe a que las familias tengan intencion de ofrecer resistencia, sino a que est en la naturalera de los sistemas resistira todo cambio redical. La interveneiin e3 como un jue- £0 de palitos chinos: hay que tener bien mirada la estructara {que uno toca si es que todo elentorno no ha de entrar en un estado de desequilbro tan grande queimpida proseguirejue- 0. Algunos sofoeones son parte del proceso, pero como en el Juego de Tos palites el terapeuta tiene que separar el todo en Sus partes al tiempo que no deja de respetar en ningtin mo- ‘mento, ni piorde de vista, las piezas adyaventes. Ninguna par- te deun sistema se puede mover eon preipitacin sin prdueir reverberaciones en todas las partes integrantes, Bn conse- ‘oneia es preciso pentar en eacenas el reordenamiento tera- péutico en la parspectiva de hacer que la familia pase a niveles ‘nuevos de operacion estructural, yno a una resistencia reno- vada ni a una rigidifiacin de ls funciones. Para tomar como ejemplo a los Fleteher: el cuadro 5-1 ‘muestra posibles escenss-etapas del tratamiento, que son {eridas por el manejo inicil del problema-queje. Lo ideal seria {que las eseenas 12, sein las presenta el euadro 1, se pro- ‘lujeran simultaneamente. Los hombres podrian estar empe fados en formar su subunidad al tiempo que las mujeres de la familia articulan Ia suya entre las que tlenen que permanecer nel hogar —Ia madre y la hija menor, Janice— y las que han lleanado una madurez qu les sefaa una identfcacin prin pal con el mundo extrafaniliar. El enfoque del grupo de her- ‘manos parte de la aprehensin de que Irving y Judy esti so- breinvoluerados eon la madre y permanecen distantes de las demas unidades que padieran infundirles un sentido diferente de su orientacin y su identidad perconal Irving necestaba freeuentar mas a si hermano Bob, y cesar su guerra con las hhermanas. Todos ellos necesitaban vivenciar algo en eomiin co- 1m hermanos, diferenciados de sus padres. Esa vivencia afi maria una identidad grupal apropiada ls problemas propio del ciclo de vida de la familia y, eomo indirect desovllamien- to, esforzaria 1 la mare y al padre a situarce en un espacio claramente definido como oeupantes de la subunidad parental. [La exclusion de una escena de tratamiento en que participaran slo el sefor y la sefora Fletcher da por supuesto que ellos no presentan problemas eanyugales evidentes y que sus dfculta- 130 Cuadro 5-1. Plan hipotético, con pautaciones eseénicas posi bles en el tratamiento de la familia Fletcher. Escona_Personas qua participan Problema y mela 1 ‘Bares as Toy, on ou respuesta a Irving, “parece tebrelnvlacrads con 8 ‘ure oh ats isde copsrent [rts retards narnia hath slimundoextrior, queest repre: fencado por ls Hermanas mayo es. eta acer dela ora fo rope reasegura a ade ells fe la adres capa de pe Tove el slezaianto de Jeon limismo exta gue ena ato de fas ous as 2 esta familias varanes eatin Athimence eonfederador Lae: fa en esta coer ot consolidar 0 lta’ en tanto hombres ye {ant stbgrupe dela ais, Briete carts extatamiento en 2 Padre ehijs varones 3 Grupo dels hermanos 4 La familia on cae: In pa> Es preciso qu a uke parental res, Judy Irvingy Janice se reef eachyendo uty ox problems de tring 3 Ay tle gue ser anaadon o ‘a are ype juris, eco seanto puto et a mayor Fre encia dl pre. des en el euidado parental conjunto se produeen en elindieado ‘mareo, También se los podria entrevistar salos en su papel de padres, sin los hijos. Esto seria provechoso, y en ese contexto ‘caso plantearan problemas acerca de su Vida conyugal. Por Ultimo, reunir ala familia en pleno dara Is oportunidad de asis- tira las subunidades, mejor articuladas ahora, para que nego cien entre ellas,ineluidas sus diferencias de opinion. Si posible fuera, enfocar ol cuidado parental de Janice, de 10 aios, situa Fia a los padres de manera que se debieran tratar mas entre ellos al tiempo que dejaban libres a los hijos mayores para que continuaran su progreso hacia el mundo exterior. Hemos presentado en breves trazos las cuestiones de las lunidades y de las esconas del tratamiento; desde Iuego que Trepresontan una estrategia rectora para intervenir en el fan- cionamiento familiar por medio del reordenamienta intencional 11 z= de los subgrupos. Del mosio en que se conduce la terapia por estas escenas pautadas tratarin los dos préximos capitulos. En ellos estudiamos lo que debe hacer el terapeuta una ver que ha eonvenido una meta de tratamiento y un grupo familiar que dese reunirse con él en esta particular escena-etapa del pro rae 6. Las intervenciones canénic: pautacion eseénica y secuencia Hacia el final de ln entrevista inicial va se ha tenidlo consi- derable contacto activo con la familia. Sus miembros han esta- do reunidos como un todo, pero también se dividieron en sub grupos como parte de la evaluacién estructural. Sus iniciales preoeupaciones han recibido credibilidad por el hecho de haber sido situadas en un proceso familiar mais amplio, suceso este que se llama redeforicion, Sean acordada las metas del trata miento, y se ha seleccionado un grupo de miembros de la fami- lia para trabajar on ellas. Esta por verse si este torbellina ini cial de actividad no es un equivalente terapéutica de inflar los botes de goma a bordo del Titanic. Sila actividad faciita con nitidez el proceso de la terapia estructural, sera posible des- plegar cambios ordenados. Mas allé de la entrevista inicial se situa el proceso lahorioso, nada vistaso eomunmente, que lleva a producir los cambios que parecen necesarios. Em este eapit- lo y los que siguen exponemoe algunas de las maniobras co rrientes que se ponen en prictica para producir el cambio, ‘Ademas examinamos algunas ideas averea de la resistencia gue la familia le opone; y también el problema de saber que hacer cuando buenas maniobras fracasan. Alterar la estructura de la familia para producir un fixjo temporario, o crisis, en el sistema es un primer paso necesarlo ‘en el proceso de eamnbio. Como sefialamos en el eapitalo 2, un sistema proximo a su punto de maximo equilibrio se presta ‘menos a la alteracion que un sistema que opera alejado del equilibrio. Hoffman (1981), Cuille (1979), Dell (982) y Glans- orff y Prigogine (1971) hen sefalado que es precisa desequil- ‘brar la rigidez homeostatica de sistemas patolégiens antes de que se puesian prodicirtrasformaciones estructurales ms adapta- tivas. En cierto sentido, todas las estrateytias de intervencion ue a continuacion resefiamos, al tiempo que son eonducentes para el refuerzo de estructuras nuevas, se pueden utilizar para Droducir justamente esa crisis sistémica, Minuchin ha expues- to varias estrategias de esta indole (Minuchin y Fishman, 1981), y agui las reformulamos y resumimos con el titulo de 133 = intervenciones -eanénicas- de la terapia familiar estructural, ‘Una ver que el terapeuts principiante haya dominado estas maniobras eandnieas, sin duda que querra apropiarse de los refinamientos expuestos por Minuchin en su obra reciente (Gbid.) Aqui la intenein es familiariaar al leetor con las eate- orias globales de intervenciones empleadas en el curso de la terapia estructural. El lugar de la erisis en relacion con el cam- bio necesita de una breve elaboracidn, justamente porque aquellas maniobras salen a relucir acaso en primer lugar en los intentos de desequilibrar el sistema patologico de le famili, con lo cual indueen algtin nivel de ersi. Para provocar una erisis Un terapeuta, segiin hemos seflalado ya, se puede earacte- rizar como aigivien que hace coparticipacion activa, 101 azu- ‘zndor de sistemas, un quebrantador terapéutico de reglas. Es tos rotulos nos reeuerdan que el terapeuta have coparticipa- cién con el grupo familiar de suerte que se forma un sistema nuevo, el sistema terapeutieo. Se eompone dela familia mas el terapeuta. Las metas inmediatas de este sistema nuevo son introdueir novedacl, variedad y diversidad en las estratertias de vida de la familia, en lugar de los programas de constanea, ‘control y rutina erdnies que earacterizan al sistema patologico. Esta instlacion de flujo y de novedad dentro de las rutinas de Ja familia es consistente con una perspectiva sistémica segtn la ‘cual diversidad y eomplejdad signan una organizacion sana. El terapeuta, en su condicion de agente aetivo del cambio, tiene la responsabilidad de indueir las inestabilidades eriticas que han de proveer al suryimiento de esa complejidad Minuchin ha establecido un iil distingo entre ersis y emer~ szencia (Minuchin y Barcal, 1969). La segunda designa ios ruti- narios e infecundos empetios por resolver el problema, en por= fia con estados eronicos de tension. Una erisis genuina, por el ccontrario, se produce en caso de ser cuestionadas y bloqueades esas estrategias usuales de reducir tensién. Una crisis consiste cen la cesasosegante tensiin de estar soliitado a resolver pro- blemas de un modo nuevo. Crisis de familia se producen a ve- ees espontaneamente, por ejemplo, en épocas de repentino desempleo 0 a causa de muerte inesperada de un miembro. Pero la situacion mas comiin a que se enfrenta el terapeuta es ‘aquella en que la familia procura remedio a sus muchos y serios problemas recurriendo a estrategias de solucién mis enervan- tes todavia que los sintomas-queja originales. En estos casos fen que no hay crisis natural, el erapeuta activo puede produ- cirla en la familia por alguno de estos medios: 1) eon persisteneia determinadas secuencias cr ‘surjan rutinas nuevas para la solucién de problemas; 2) rees- tructurar determinados subsistemas de la familia, com la con- seeuencia de quebrantar una regla critica mantenedora del problema (en el caso de la familia Fletcher, reestructurar gra- pos de manera que el padre y sus hijos varones formen un ‘subgrupo mas sé), y 3) una deliberada pautacion de escenas ‘en Ta conducta del grupo familiar, eon arreglo a la cual los ‘miembros que participan en el mangjo de una emergencia sean remplazados por otros que de ordinario permanecen en la pe- riferia respecto del problema. Por ejemplo, una madre sabre involuerada puede ser movida a desatender la emergencia de tuna hija aquejada de vimitos eiclicas si el terapeuta demanda fen cambio que Ia asista un hermano mayor en la limpieza del vyomito, la rehidratacion y demas. Y en esos lapzos, la madre debera llamar por teléfono a su esposo (el progenitor que de ordinario no participa) asu trabajo, y diseuti con él sus angus- ias y preoeupeciones de que sin ella la enfermedad de la hija sintomaties se agrave. Este reordenamiento eseénico de la respuesta habitual de la familia a la emengencia erdniea es un paso intermedio en la terapia, un paso disehada para producir tensiones en la unidad parental y, asi, cportunidades de cambio, se produce una erisis, ain breve, el terapetta eon fre- uencia tiene que mantenerse alerta para asistina las reaccio- nnes desconcertadas y a veces asustadas de la familia. En un periodo de flujo, por un breve lapso se pieren las antiguas estabilidades. No se avizoran cortezas nuevas. Todo el mind ‘experimenta conmocion, y nadie atina a imaginar la manera en que la situacion pudiera mejorar. En los casos entonces en que se induce una crisis, el terapeuta tiene que estar dispuesto atender llamaclos telefinicos entrada la noche o el fin de sema- na, a convenir sesiones adlicionales de terapia si hacen falta y, lo que es mas importante, 2 procurarse el apoyo de sus cole: gas. No es cosa ficil levar adelante la induecidn de crisis, Cuando se lo consigue, el terapeuta tiene que brindar mucho apoyo y promover las eonductas nuevas, en desarrello, para la solucidn del problema. Las téeniegs de induesion de evisis se Dueden estudiar en cualquiera de las interveneiones eandnicas ue exporiemos a continuacidn y en el eapitulo que sigue. Pa- amos entonces a eonsiderar estas cuestiones. Para ver la estructura La terapia familiar dle orientacién estructural es un estado de espiritu tanto como un compenalio de téenicas. Bn lo esen- cial, la pesquisa de estructuras se prefiere a Ia del contenido psicologico, salvo los easos en que se averigua el significado psicoldgica de una conducta como estrategia deliberada para hacer copartieinacion. Hay sistemas que no admiten al tera- peuta si antes no se provee una revision simpatétiea de las claboraciones psicoldgicas de aquellos miembros de la familia ‘que pudieron recibir anteriormente terapia 0 anilisis. Pero hay que sefalar que esta revision del contenido psicologico no ces tanto incondueente, cuanto prematura. En un momento en ‘que no se ha tomado como objeto la estructuracion de una es- trategia familiar para el intercambio de informacién, el conte nido de esta permanece embretado en seeuencias disfunciona les de conducta, y por si mismo es insuficiente para producir ‘cambio, Por eso el terapeuta de orientacion estructural procu- ra enfocar todas us intervenciones sobre las estrategias es: tructuradoras que son earacteristicas de la familia, yno sobre el contenido psicologico que ella ofrece. Tustracién de esto ‘mismo es el easo del genograma de la sefiora N., que expusi- ‘mos en el capitulo 1 Recordara el lectar que uno de los problemas que debia tender el terapeuta era el modo en que la hija de siete afios parecia interrumpir a su madre y aferrarsele, siempre que em pezaba a conversar sobre sus propios problemas. En este pun to el terapeuta podia hacer una de dos clases de apuntamien. tos: uno netamente estructural, y otro en cambio que era de inspiracion psicodinamica (véase el cusdro 1-1. de la pag. 20), Por certero que pudiera ser este en una eonsideracién pura mente psicologiea, senalamos ya en el eapitulo 1 que en nada contribuiria a alterar las seeuencias de interaceion que reata- bban a madre e hija. Desde un punto de vista estructural, los dos apuntamientos producen el efecto que se muestra en el diagrama simbélico de In pagina 2. En este caso, pesauisar el contenido psicoldgico, que en otro momento pudiera ayudar, rng hace mas que proseguir la originaria organizacion patogena de la familia. Esto aeonseja ver primero las euestiones estruc+ turales, alterarlas, y después, cuando sea neeesario, pesquisar ceuestiones cle interes psleodinimico mis tradicional 136 La pautacién eseéniea como intervencin Pautacisn esetniea tiene dos sigmifieados generales. En pri- mer lugar, es el deliberado ardenamiento de un sistema natu- ‘ral segun los componentes que ya tiene o Seguin agrupamientos nuevos, de manera que el terapeuta consiga aseendiente para promover eambios. De esta manera, a pautacion eseéniea pu ide proceder por aeomordacion (si enfora las subsivisiones que ya existen) o por reestructuracidn (por la ereseisn de divisio- hes nuevas y no comunes en la familia). Em sexundo lugar, a ppautacion escénica de una entrevista o de un tratamiento in ‘egro importa una planificacion activa de lo que se debe hacer fon primer lugar, en segundo, en tereere y asi siguiendo, Eseo- nna 0 etapa del tratamiento designa entonees simplemente un particular conjunto de operaciones terapeutieas dentro de un tiempo limitado: y supone reeanocer que un conjunto diferente de empeios terapéuticos habra de remplazar a los actuales, Es freeuente, por ejemplo, poner en eseena espeeifieos eam- bios de conducta: se aconsejara a los padres dejar que st hijo siga con sus berrinehes, pero demandandole ampliar el lapso ‘que esos berrinehes suelen durar. En una posterior escens, aacaso se les pediré no silo hacerle evar registro del tiempo ‘que pasa en berrinehes, sino anuneiar enna se dispone a te ner uno, Es un easo de intredueeion de escenas en una sola intervencién. El caso de la familia Fletcher ejemplifica ta otra variedad de pautacion escénica: la seleceion de diferentes subgrupos pa ra enfocar aspectos diferentes del problema sistemico total. Bt mencionado casa de hecho discurrié en una serie de eseenas, No sucetle esto en todos los casos tratados con abordaje es tructural. Por ejemplo en las familias que tienen pocos miem- bros, o en las que traen determinadas tipos de problema-que- ja, puede suceder que no se fragmenten en subgrupos, sino que el terapeuta se rena con ellos como unidad total en las diversas sesiones. Comoquiera que fuere, proveer una reunion aparte a un grupo de la familia puede constituir un intenso ‘mensaje acerca de Ia reestructuracién que hace falta. E] mero hecho de reunirse con el sefior Fletcher y sus dos hijos coma- nicaria ala familia la necesidarl en que esta de reorganizarse de ‘manera que los hombres puedan experimentar més alianzas entre ellos. Otra maniobra comin es reunirse con la pareja sola, lo que da sustento al derecho que ellos tienen a una vida ceonyugal separada de sus deberes parentales. La pautacin e=- ‘nica puede contribuir a que el contexto terapeutieo encarne, BT ‘en su estructura formal, el contenido estructural que de hecho ‘es examinado por la familia y el terapeuta La pautacion eseéniea se puede poner en prictica con esas ‘maniobras amplias, pero se la puede utilizar eon no menor eff ceavia dentro de una sola entrevista. Kn este easo espela aque. Tas maniobras vastas, pero busea un efecto mis inmediato, ‘Toda division de una sesién en segmentos en que algunos ‘miembros de la familia ocupan una posieion central mientras ‘otros son periférieos puode ser considerada una intervencién de pautacion eseénica, Veamos a eontinuaeion algunos ejer pos. Los padres de una nena de cuatro altos, ingobernable, se ‘quejaron de que la madre s6lo podia manejarla euando su ma- rido estaba presente y le daba apoyo. Jugaba la nena eon eu- bos, y la quaja parecid verifieada en el momento en que hubo ‘que guardarles: luchaba la madre con la hija, pero sélo anima dda por el esposo consiguio que le hiciera caso. Como el marido no podia permanecer en casa todo el dia, era preciso que la madre aprendiera a gobernarla por si sola, y esto con prescin- dencia del mensaje que acerca de su matrimonio pudiera ella ‘enviar encublertamente @ su marido de esa manera, El tera ‘peuta en consecuenca pidid al marido que aguardara afuera en. ‘tanto madre e hia inieaban un nuevo juego. En esta escena, el ‘terapeuta se mantuyo totalmente pasivo para evitar verse re- ‘ducido al papel que cumplis el marido. Observé cémo la madre se dejaba derrotar por una nifita. En una tercera escena de cesta misma entrevista, pudo suceder que el terapeuta enviara la nia juntoa su padre, y comunieara entonces ala madre las ‘observaciones que hubiera hecho y las sugerencias de eambio ‘que estas aconsejaran. Por iltimo, de quedar tiempo (o en la, sesion siguiente), madre e hija podrian ponerse a jugar, pero cesta ver la madre practicaria las nuevas tActieas diseutidas eon el terapeuta, Entonces, durante el trascurso de una entrevista, de sesenta minutos, habria sido posible recorrer cuatro esee- nas: 1) padres més hija; 2) madre ¢ hija solas; 3) madre con el ‘terapeuta, y 4) madre ¢ hija solas nuevamente, con el input del terapeuta, En otro caso, la familia Darey, ambos padres y el hijo ma- ‘Yor eran aleohélicos, y la madre estaba muy enredada con el hijo menor, Sid, esquizofrénico de 21 aos. Al comienzo de la segunda entrevista se produjo una maniobra de pautacion: el terapeuta intent separar a la madre del hijo, y hacer que el padre entrara en escena, Este didlogo muestra la rigidee de la pauta familiar: 7: Sehora Darey, me gustaria que se sentara usted aqui, eer- ‘ea de mi, que descansara un poco dejando a Sid hablar eon su ‘Madre: No, le tiene miedo al padre. Elles, ‘Hijo: Nunes le hablo, no, munca... No, yo munca Padire: Oh! Yo siempre dejo a su madre tratar con él. Ella. ‘Madre: Yo comprendo a Sid mejor, de manera que estamos de acuerdo en que... T. (interrumpe a todos): Estan todas muy acomodaos a esto, ‘que Sid y su padre nunca conversen. Es como una regia que ustedes tienen: Sid debe tener miedo a su padre. Quiero rom- per esa regla, Adelante sefor Darcy. Pregunte Sid sobre su asistencia al hospital de dia, Hijo (al terapeuta): Creo que me estoy poniendo mal, me dele el estimago, Necesito comer algo. ;Le resultan eémicas ris orejas? ;Se re usted de mi? .; Tus orejas estan para que escuches a tu padre. Es la tinea tarea ahora, que ustedes dos conversen. Durante cinco mina- tos solamente. A tu madre se le prohibe hablar, de manera que tienen el campo libre. (A da madre.) i usted interfere, le pe diré que se alee del consultorio por cinco minutos. Si usted no Jos deja tener cinco minutos sin usted, sobre todo estando yo aqui, entonces su familia esta realmente ataseada. Hijo: Yo no sé que decirle é T.: No importa porque en esta situacion tu padre tomard la ini- ciativa. Contin, sefior Darey. Ayude a su hijo a hacerlo Padre: Oh! El es mi nene. Sabe que no le haré dafo. Muy bien, gSid querido? (Tira wn beso a su hijo.) T.: Ahora usted obra como su esposa, usted la mantiene aqui presente de manera que deba seguir su trabajo con su hijo. No lo anine como hace su esposa. El noes un bebé. (A Sid.) Ellos te hacen bebé,y ti consizues que ells lo hagan, cbrando como tun bobo. (AL padre.) Intentelo nuevamente. Nos quedan toda- via unos minutos antes de que sa esposa vuelva a tomar Iain ciativa En este punto, padre e hijo lograron intereambiar algunas reciprocas seguridades, bastante huecas, acerea del trata- rmiento de dia. Lo hicieron mirindose une al otro y sin refe- rencia ala sefora Darcy, quien se mantuvo en slerso, senta- 4a junto al terapeuta. En este ejemplo, hizo falta un considerable eauerzo para establecer una escena que excluia a la mare. Al cabo se loge, s6lo por unos minutos. (Este ejemplo Mustra también sobre la 139 ‘jucién de tareas en una sola entrevista; la taren eunsistio en ‘mantener una alianza reestructurada dentro del sistema por un periedo de cinco minutos.) El terapeuta debio perseverar y rrecurrir a un lenguaje enérgico para plasmar ala familia en un ordenamiento mueyo, En realidad se instituyd de manera suto- ‘matica una segunda eseena, porque al eabo del periodo de cineo ‘minutos se permitié a la madre sumarse al grupo, eximida de instrueciones o restrieciones. El terapeuta de esa manera po- ig observar con precisién la modalidad de su reingreso, y ve Fiflear si el serapo familiar repetia Ia modalidad anterior a la eseena que habia exeluido a la madre. Para modificar la jerarquia La pattacién eseénica suele ser un recurso del terapeuta para abordar problemas serios que la familia presenta en sus ‘rdenamientos jerarquieos. Al paso que las escenas de inter~ vencién se consuman eon éxito, se puede esperar que se core Jan poco a poco problemas existentes en ladistribueién del po- der y de la inflvencia. Una realidad, un rasko dominante de tov organizacon, indispensable para su visbiidad, esl exs- tencia de un ordenamientojerarquic de las partes eorponen- tes: un digefio con miras a diferentes niveles de funcionamien to, de modo que algunos estén situados en una posicion mas clevada y tengan mas influeneis. Haley (1950) ha expuesto no- tables ideas sobre esta cuestion, y ha sostenido en su obra mas reciente la necesidad de reordenar jerarquias confundidas. Afin de euestionar jerarquias de poder eonfundidas, Mina chin y Fishman han utiizado una teenies que lama -dosequi- libramiento- (1881, pags. 161-90 (1964, pags. 16601]). Esta téc- nie, llamada tambien -toms de pati terapeutica,intencio- nal, parece adecuala en el caso de sistemas que una y otra ver aadoptan la misma postura, que resisten a toda injerencia tera laticn y recabran el equilbrio evalquiera que haya sido el ‘momentineo flujo desu pauta, Minuchin y Fishman han seh Jado que en cierto sentido la jerarquia de la familia esta ya fijada en el momento en que el terapeuta es admitido como peritoy en consecuencia situado en posiion superior alos dee mis. Por lo comin la familia tolerara esta desigualdad rien tras no sea cuestionada su propia jerarquia. El terapenta se pele coligar, puede ofrecer une alana inequivoca aun miem- bro de la familia 6 2 un subsistema y persistiron esa alianza 0 hasta que el sistema entre en ersis y en proceso de cambio, cosa delicada esta toma de partido. Da resultado evando resul- ta, es decir, on los casos en que el miembro individual ol sub- sistema aceptan esta fuerte alianza y asi dejan lugar a posi dades nuevas. No es una tactiea que se pueda soportar mucho tiempo, ni siquiera por parte del miembro de la familia que rreeibe esta especial afliacion y que disfruta de sus beneficios, pero que arriesga incurvir en el disfavor de los demas, Seguin ‘Minuchin y Fishman, el terapeuts «debe seguir presionando sobre el sistema para producir una trasformaciin, pero tam- bin tiene que tomar nota de la realimentacion que le indique si Jos miembros de la familia pueden seguirlo en el ensayo de al~ termativas nuevas en sus interacciones» (1881, pay. 187 (pu 189)), En el momento de iniciar seeuencias nuevas, el terapeu- ta tlene que restaurar algunas grietas y rehacer alianzas eon ‘otros miembros de la familia En ol ejemplo que sigue, ol desequilibramiento se utilize tras varios meses en que otras interveneiones habian fracasa~ do, La jerarquia de la familia estaba eonfundida en dos sent dos. En primer lugar, el esposo, por estar desempleado y por ‘excentricidad, se habia unido al subgrupo de sus dos hijos varo- nes, quienes por su parte tenian su identifieaein primaria en conductas extravayantes. Esto ponta a la madre, virtualmen- te, en la situacion de madre soltera. Pero en segundo lugar la familia no era orientada por esta «madre soltera», sino que ella ‘era dominada por el subgrupo compuesto por los das his sin- tomaticos y el padre. Parecia necesario obtener que el patie se reubicara elaramente en el sistema parental en el que pudiera, colsborar con su espasa en el trato eon los dos hijos. Tras va rios meses en que no se consegtuia este reagrupamiento jerar quico, el terapeuta intento desequllibrar la jerarquia ataseada, disfuncional. A continuacién exponemos lo que sucedié. La familia Link: Dréeula en orbita El sefior Link era un hombre alto y delgado, de unos 40 aitos; varios levaba desempleado, porque habia renunciado uun buen cargo de profesor de geologta para desplazar su aten- ‘ién de los plans de ls tierra a la carta de los celos. Dedieabs ‘ahora todo su tiempo a disefiar un juego de -6rbitas» en que los jugadores debian proyectar trayeetorias orbitales de planetas fen torno de un sol mitico de manera que todos los planetas recibieran calor vivifieante, pero sin choear entre ellos ni es- uu trellarse fatalmente contra el sol, El sustento de la familia lo procuraba la sefiora Link, mujer timida y sensible, que trabaja- ba media jornada en una imprenta. El hijo mayor, de 18 afios, tenia diagnéstico de esquizafrenia paranoide. Pasaba mucho ‘tiempo vestido de Dracula y encerrado en su habitacion, que él amaba su -eripta subterrinea». Cuando emergia, era para ayudar a su padre en la programacion del juego de -6rbitas-. Al hijo menor, de 11 anos, se le habian diaynosticado proble- mas de condueta y concurria 2 una eseaela especial. En su tra bajo con la pareja, que llevaba el propésito de aituarlos en me- jor posicion para el trato con los hios, el terapeuta en cierto ‘momento los encontré irremediablemente inmovilizados. Ellos ‘igmos compararon su posiciin con las estaeas de una tienda india, porque cada persona se mantenia parcialmente derecha ‘mereed a que se apantalaba en la otra. Cada vee que la sehora Link proponia ideas adeeuacias acerea del manejo de las hijos, ‘el marido cercenaba servicialmente sus proposites, con la ame- nnaza de echar por tierra su parante de la tienda. Entonees ia ssefiora Link daba marcha atras y aestabs la preferencia de su fesposo por la estabilidad. En este universo, la estasis reinaba, soberana, ‘Tras exporimentar unas semanas esta inmovilidad, el tera- peuta, hombre, inicio un apoyo inequivoco de la esposa: hacia causa eomiin con ella en todas las cuestiones y terminé alentin- dola para que se labrara una carrera independiente como dise- fiadora de interiores, aspiracion que ella acariciaba de antiguo, En las sesiones, el terapeuta se embarcaba en extensas di causiones con la senora Link acerea de ls ideas y espiraciones que ella tenia, y le daba sugereneias eoneretas acerca del modo de obtener formacién complementaria. Y sélo al final de las entrevistas, en el momento de despedir a la pareja, se drigia al marido, casi siempre para decirle adios y agradecerle que permitiera a su esposa salir adelante con su vocactin. ‘Habian trascurrido tres reuniones de ese tenor, y la pareja ‘se presenté con el sefior Link hecho una furia contra el tera- peuta. Manifesté su enojo por el heeha de que la hubiera des- pplazado, Se sentia acusado de ser ineapaz de promover Ins in- tereses de su esposa. Como prueba de lo contrario habia pasa do la semana redisefando parte de la casa para canvertirla en un estudio donde ella pudiera trabajar. Dijo haber abandonado sus propias actividades de proyeecion del juego de orbitas para tener tiempo que le permitiera fabricar estantes destinados & los utiles que ella necesitaba, ¢ instalar una luminacién ade- ccuada en el estudio, La esposa se manifesté muy reconocida, ua pero persistia en sus objetivos profesionales en lugar de defar- se devolver a la anterior situacion de acatamiento a la prefe- rencia de él por la vida marginal que habian llevadio. Ast se pprodiujo un genuino altereado entre los esposos, en que el se templeé plenamente, al fn, en comuniear sus miedos y sus desi lusiones acerea de la vids familiar que Mevaban. El terapeuta, cconsiguid gobernar esto en condiciin de observador imparcial, ‘amistoso hacia las dos partes. Despues que el mario copar- tieips con su esposa en esta madalidad nueva, los dos, como lunidad, reconquistaron una posicion ejecutiva en la jersnquia de la familia, Este cambio signified un equilibrio mas sano para la jerarquia entre hijos y padres, y se produjo en respuesta al desequilibramiento que el terapeuta habia producido por el re- ‘curso de arrojar todo su peso en favor el partido de la esposa. Para ver una secuencia Las jerarquiasexisten se mantienen merced a larepeti- cin de ciclos diseretos de eandcta, lamados secuenelas, Una seciieici no es um constrcto psiolégic, sino que es un tr tino que simplemente designa un conjunto de conducts inter- personales que, consieradas emo un todo eibernético, const tayen una entidad dindmica que se manifiesta de manera re ralaren el proceso de vida de a familia. Un sinonimo prietieo dle secrencia pudiera ser estrategin, palabra que indica que texas conuctas presentan coherenciaorginicay se encaminan Al cumplimiento de una meta general del sistema familiar. Por ejemplo, una seeuencia de conductas registrada en el caso de Is familia Fletcher ineluia al paciente designado y a su herma- tna mayor en un pelea de indole tal que coneurvia a que lt ma dre mantaviera firme alianaa con las his permaneciendo ex trafada de su marido. La meta mas general del sistema, el rantenimento de estretasfronteras de subunidad entre hom- ‘bres y mujeres, estaba bien asistida por aquellas peleas repo- titivas. Entonees la actividad de pelea era la estrategi ut zada por los Fletcher pars aleanzar esa meta. Estas secuencias fo estrategia son el material dinimico de estructura jerargul- ‘eas y de frontoras de subunidades. En conseeuenca, a juicio de ‘muchos elinicos, el mas importante eometido de lt terapia es alterar esas seeuenciss. Haley, por ejemplo, seiala quela «me. ta de la terapia es modifiar las seeuencias que se producen entre personas dentro de un grupo organizado- (187, ig 105. 4s Antes que se pueda interrumpir estas secuenciss es preciso tender a varias dificiles euestiones. Qué relacion existe entre ‘secueneia y estructura? ;QUué lugar asignar a las secuencias dentro de una concepcidn sistémica del proceso familiar? Son estas, desde luego, muy complejas cuestiones, pero unas st ‘arias respuestas al menos ayudaran al clinico a empezar a poner en relacion seeuencia y cambio terapeutico. Comenzare- ‘mos eon una reflexion acerca del nexo entre secuencia yes: tructura. (Remitimos al lector, ademas, a nuestro examen so- bbre estructura y contenido, del capitulo 1.) Para relacionar secuencia con estructura Estructura es el resumen de una secuencia, La estructura que se dibuje, ante nuestra mirada intelectual o en un diagra- ma, dependerd de la manera en que puntuemos la seeueneia. La estructura es un proceso secuencial que se ha hecho estti- co. Como en el juego infantil de las estatuas, una estructura 8 el cuadro que se abtiene cuando es congelado el torbellino del proceso. Detenido en este punto, uno ve una -estatua- dlesacomodada, los brazos en jarra, haciendo equiibrio sobre tuna sola pierna, con una expresion acaso divertcia 0 enajada cn el rostro del que juega. Detenido el proceso en atro punto, la , mi con- sultorio, tengo reglas basicas diferentes y las pongo en practi- cca, Ahora yo quebranto la regla de ustedes. Esta entrevista ha, terminado. .. ni se molesten en sentarse. Vuelvan a su casa y ppractiquen quebrantar la regla de ustedes en lugar de que- brantar sus promesas. Cuando cumplan la promesa que me hhan hecho y hayan bebido juntos, llimenme, que tendremos, otra reunin, En ese mismo momento el terapeuta abandoné el consul- torio entre los comentarios desconcertados y airados de la fa- milla. Después de esto, los Darey fueron eapaces de poner en préctiea el -quebrantamionto de la regla» y de reanudar sa terapia, Para desarrollar estrategias de control de eonductas ‘Ain de claborar estrategias nuevas para el control de eon- ‘duetas, muchos terapeutas hacen coparticipacion con los pa- ‘dres en el disefo de tareas que puedan permitires poner en préctica respuestas alternativas al problema-queja. Bjemplo. Los Fineman eran un grupo elidoy dvertio. Las relaciones de los padres eran de amor entre ellos y hacia los dos hijos varones, Joel, de 18 ales, que era excelente estudian- tey alleta, y David, de 12, también excelente estudiante, pero soéialmente inmaduro. David eausaba preoeupaciin a los pa- déres porque se lo veia dependent, proclve a las ligrimas, fuardaba seeretos (est ora la prinipel preoeupacin de lam: Are) y tendia a produc repentinos bervinches. En ausencia de estas conduetas, era alegre y solicit. A los padres les eausaba especial enojo la condueta que mostraba todas las mahanas: David no salis de la eama hasta que los dos habian hecho fueraos, eada uno por su events, pare levantarlo. Se quejaba de vagos dolores y enfermedades, y terminaba levantandose slo tras airados entrediehos con sus zalameros padres. Vestir- se despues era otra espinosa cuestin, hasta que finalmente llegaba a la escuela sobre la hora de entrada. Ali era muy apresiado y su trabajo era excelente. Durante la consulta eon Jos patires, el terapeuta averigué que la sefora Fineman dis- frutaba en despertar @ David, desde pequelito. Nunca habia 166 . tenido este su reloj despertador, ni sus padres habian con- templado la idea ‘Sus problemas con el sueio no se circunseribian empero al despertar, sino que se extendian al momento de meterse en fama. 4 le noche hacia freeuentes viajes al darmitoro de us padres despues que estos se habian retirado para mirartelevi- sign 0 leer. David solia hacerles sw ultima visita cerea de la ‘medilanoché. Los padres yel terapeuta decidieron ensayar una estrategia nueva para estas difieultades que oponia David Aespertarse e irse a dormir, una estrategia que no consistiera tenia indulgencia ni en ls gritos. Como la difieultad dela separ raciin por las noches pareeia muy eargada, decidieron abordar el despertar. Los paies le compraron un relojdespertador y le dijeron que en lo sucesivo se despertaria solo, sibien la mare seguiriadejndole listo el desayunoy'le tendria preparada ro pa limpia. David poi, si quera, quedarse en cama, y sus pa- des acordaron que sfaltaba ala escuela no habra eastigos. Ir al escuela era asunto de él. Ademés le dijeron que ellos se irian unos minutos antes de las 7.45, hora razanable para que Jos muchachos salieran rumbo a la escuela. Los padres habian decidido pasar algunas de esas mafanas tomando una segunda taza de café en su restaurante favorito antes de ir cada uno & su trabajo. David se vio decaido y lo aquejaban muchos dolo- res. Los dos primeros dias falté a la excuela. Se negabia a eo- nectar la alarma de su despertator. Los padres lamaron por teléfono al terapeuta, este ls tranquilizsy entanees vlvieron 4 adoptar una actitud firme, pero amistosa, hacia David. Se abstavieron de gritarle. Esta estrategia nueva prevaleciS - nalmente, sin duda en parte por el sano interés que David po- nia en le escuela, donde era tan bueno su rendimiento. Sus problemas de las noches disminuyeron mucho porque se dio ‘uenta de que lehaea falta dormir mis para poder despertarse con ly alarma del rele Para habilitar subsistemas nuevos en la familia __ Con el propésito de habilitar subsistemas nuevos se pueden tareas que den oportunidad a la colaboracion y la afi- liacién, antes ausentes. Estas maniobras se dirigen a crear el Poder y la integridad de frontera de una subunidad normal, or eso suponen mas que el establecimiento de alianzas nue- ‘Yas, El ejemplo frecuente es una tarea que demande, de la lunidad eonyugal, adquirir mis prominencia y un deslinde me- 167 = {jor, Las tareas pueden consist, por ejemplo, en enviar alos Padres fuera de easa a que pasen un fin de semana juntos, 0 ‘simplemente en eonvenit con los hijos en que en determinadas hhoras de la noche ellos no interrumpirsn a sus padres. Dare- mos tn ejemplo cle habilitacion de la unicad ce los hermanos. Ejemplo, El sehor yla sefors Wayne levaban dos aos casa dos. Para ambos era su segundo matrimonio, y uno y otro te nian hijos del anterior. De inelinacin muy intelectual e intros- Pectiva los dos, estaban resueltos a que este matrimonio no fraeasara. Parceian molestos por Ia preseneia de los hos, tres nifas y dos varones, que iban de ls 12a Ios 18 aos. Dos de los nos eran sintomaticos. La hija mayor del sefior Way ni, de 18 ahos, se reeuperaba de un grave episodio de depre- sion que habia requerido hospitalizaién. En ese momento se disponia a regresar al hogar después de pasar un periodo inter~ medio en otra casa. Bl hijo mayor de la sefiora Wayne, de 12 alos, era encoprético, soeialmenteinmaduroy estaba excedido de peso. Los otros tes ios no tenandificultades ena eseue- lan enel hogar. No producian efeeto los empeios de activar a Jos padres para que tomaran mas interés en ls hijos. EL hogat tera un gran desorden: las habitaciones estabansueias;rara vex haba suficiente comida; no se supervisaban los horarios para levantarse 0 acostarse y los padres pasaban muchas noches fuera de la asa, No solo que lacasa estaba desorganiza, sino ‘que se habian hecho pocos progresos en cuanto a unir a los hijos de estos padres recién casados. No habia peless frances, pero tampoco colaboracion. Enfrentado a Is resistencia de la Unidad parental, elinminente regreso de la hija deprimidy la continuada encopresis del hij, el terapeuta cbtuvo eonsent- rmiento de los padres para reurirse a salas con los cinco hijos. Después de una sola reunién preliminar, el terapeata dio una tarea: los ios formarian una especie de consejo tribal, ncii- dala hija que se aprestaba a reresar,y debian incentarreglas para la administracion domestica. Regresaran ala semana si- fuiente y se reunirian eon el terapeuta a fn de elaborar mas planes. Los nifos no se lititaron alo dicho. Organizaron wna excursién de campamento nocturno «uno de los grandes par- ‘ques de la eludad, Al se reunieron en torno de fuego y,arre- lindose para evitar el asedio de vagabundos y cl arresto por parte dela poliia, promulgaron una serie bastante complicada de deeretos que abarcaban evestiones doméstieas y psicoligi- fas, El terapeuta, siempre con autorizacin de los padres, se Teun durante sels semanas con este grupo de hermanos hasta 168 _que ellos formaron una asoeiacion con fortaleza y con definicion | Gnterna suficientes para obligar a los padres a una partiipa- ‘cin siquiera parcial en la vida familiar gDe qué indole son las tareas? Las tipologias suelen reducir fendmenos complejos a esta dos tan simples que los eoneeptos obtenidos no tienen mas ref! ‘amiento que el de un par de amortiguacores. Pero cada vez que se trata el tema de la asigmacion de tareas, los estudiantes suelen hacer dos preguntas que por si mismnas eneaminan alguns variedad de tipologia, La primera se refiere invariable- ‘mente al grado de coneieneia que deben tener los clientes acer ‘en de la intencion de la tarea: ;han de participar a sabiendas, 0 interviene en esto alguna manipalacion encubierta? La segun- da es enteramente pragmatica: jen qué momento eonviene arlas? Esta inquietud va referida 2 una dimension puramente temporal y 2 saber si conviene asignar una tarea ahora, en el ‘eonsultorio, o como una actividad que se ha de levar a cabo en aligin momento posterior. Con referencia a la dimension de la cconciencia relativa del cliente, las tareas se pueden en lo esen= cial distribuir entre estos tipos: Plenamente Inadtvertido Algo advertito advertido Wiprecisndinects Interpreten ataltien Modifeyein de Aries Tees conus Paradojae Tareas Solo para elextremo Pnadvertido del continua se puede sos- ‘tener que los clientes no participan de manera directa en el pro- ‘ees0 de cambio, pero aun en este caso los propugnadores de la Dreseripcién paradéjica aeaso seftalen que la familia tiene una intuieidn de lo que de hecho sucede. Las favews se colocan en los otros dos puntos del continuo} en efecto, segin la inteneiin que uno lleve, se las puede hacer més 0 menos elaras. En cierto ‘sentido la familia participa siempre voluntariamente en la re- alizacin de la tareas porque es preciso que esté de acuerdo con Jas razones que el terapeuta brinda en el momento de propo- Rerlas. Es decir que la tarea se tiene que -encuadrar+ de ma- ‘era que los miembros de la familia acepten realizarla; en este ‘espiritu es lcito suponer que la familia en general se percata 169 = dol probable punto de ataque de la tarea. Sélo en los casos en ‘que una familia de manera sistematica se vale de la explicacion y la franqueza del terapeuta para proseguir con su oposicion al teambio, es licito que aquel encubra asignaciones de tareas en tun lenguaje vago ¥ huidizo. En esos eases, entonces,asistira a familia para que evite sus propias tendencias de oposicion diciendo que la tarea sera «interesante para los que desean demostrar su razon» 0 sayudara algunos de ustedes de ls manera en que lo desean, pero no a todos ustedes 0 que - qui: 2s es justamente lo que hace falta para la estratagema-, todo ‘sto sin especificar en qué pudiera consistr la «estratagema~ En todas estas formulaciones vagas, uno puede conjeturar que la familia esta «algo advertida» del propdsito de la tarea, pero las cabales intenciones no son objeto de puntual diseusion en- tre el terapeuta y aquella Existen diversos tipos de tarea que el terapeuta prineiplan te tiene la tentacion de emplear, pero que debe evitar. Uno es una indicacion simple de que es preciso cambiar, que por lo comin incluye una suerte de «cese imaginados, En este easose encuentran terapeutas que dicen, por ejemplo: «En esta sema- nna que viene no dejen que Jimmy se orine en la cama, que maltrate al hamster 0 que se coma las palabras, o que haga ‘cualquier otro sintoma que a ustedes los moleste». Rara vez tiene algtin efecto esta demanda directa de cambio. En segun= ddo lugar, las tareas se emplean a veces como siltimo recurso», hhasta como una especie de castigo para Iz familia reealeitrante, Estas asignaciones por lo comin confunden a las personas y no estan disefiadas tanto para alcancar un logro como para devol- ver poder al terapeuta. Estos terapeutas utilizaran el fracaso de la familia como demostracién de que necesita seguir en te- Tapia. Por iltimo, hay tareas bien intencionadas, pero ideadas de una manera ingenua, como es el caso de tareas de «ordalia~ ‘mpartidas a familias extremadamente obedientes. Esto equi vale a una variante de la tarea de scastigo>, por mis que el terapeuta esté despojado enteramente de malas intenciones, ¥ ‘en general la tarea misma incluye un elemento de paradoja. Estas familias resisten el cambio por via de paradoja y sencl- amente soportan la afrenta. Por ejemplo, si a una familia de esta clase se le recomienda, para resolver su problema erdnico de suciedad en el hogar y de desorden general, que arroje bax sura en la sala, el resultado no sera otro que una easa mas sueia, No sélo segiin el grado de «conciencia del cliente» se pue- den clasifiear las tareas en tipos, sino aegiin el momento del 10 tratamiento en que se las asigna. Es una cuestién de fijacién de Himosy de control por parte dl terapeuta. Sila areas fj pa Fala propa entrevista, el terapeuta tiene mas control sobre su fesempeto que en caso de levarse a cabo en el hogar de los ‘ientes. Si tmamos en cuenta la fijacion de rtmos y el grado fe presencia del terapeuta, obtenemas esta tpologiaaproxi- mada: En laimaginacion —Accion ahora En casa Imagine ie crus ta Digselo por fora sa ita be age cicero ent oer a ee, eee ae Las tareas que se indian para la misma entrovista son con ‘mucho las mis frecuentes en la terapia de orientacién estruc- tural. En cierto sentido, las interveneiones reestructaradoras casi siempre importan una indieacion de tareas porque con fre- ‘euencia picen una conducta diferente. Los terapeutas de orien- taeién estructural demandan a sus clientes que hagan cosas en la entrevista; si estas demandas estn convenientemente en uadradas, constituyen una tarea para la familia, Estudiemos estos ejemplos: 7: Ahora, sefiora N., puesto que usted no necesita de la ayuda de su hife para hablar con su esposo, no deje que la interrumpa durante los préximos cinco minutos mientras usted continia. T.: Ustedes dos estarian mas eémedos si se sentaran uno al lado del otro mientras hablan. Por eso le pido a usted que true- ue asientos con X. T.: EL hijo de ustedes esta haciendo esos ruidos y esas muecas, Jag mismas que hacia en el hospital y que tanto molestaban 2 su esposa. Usted y su exposa tienen que seguir hablando, pero le pido que se siente junto a él y le toque levemente el brazo si empieza a hacer osas cosas. Tiene que darle seguridad y ayu- arlo a comportarse mejor. Estos ejemplos de directivas son muy usuales para el tera- euta de orientacion estructural, pero pueden resultar ines ‘mods y aun afrentosos a terapeutas formados en ticticas de ro interferencia. Suelen existir excelentes razones para dejar ue el proceso de la familia se desenvuelva naturalmente du- ante la entrevista, sobre todo al comienzo. También es evi am a dente que muchos terapeutas ge resisten a mostrarse directi vos, y no por orientacién teérica, sino por su personal resisten- cia al directo enfrentamiento con sentimientos y aeciones que ‘sus directivas pueden suscitar. En cierto sentido todos veme- ‘mos a la emoci6n, en particular a los momentos de honda emo- cién, y prefeririamos limitarnos a que nos refirieran verbal- ‘mente lo que atatie a sentimientas y conflictos, en lugar de reparar circunstancias susceptibles de provocar su directa pproduecién en el eseenario de la entrevista entre los principa- les actores del drama familiar. Son los propios problemas per- sonales los que se intensifican cada vez que uno procede autori- tativamente a suscitar las fuerzas del conficto familiar. A fin de ahorrarse esta incomodidad, los terapeutas pueden adueir 1) los derechos de los pacientes a avanzar a su propio ritmo; 2) el temor de ser autoritario o de manipular a los demis, y 3) la preocupacion de obtener un cambio permanente en lugar de un mero alivio sintomstico (-ereeimiento- genuino, y no un cambio conduetal dirigido). La preferencia por las direetivas dentro de la orientacion estructural se basa en parte en el su- puesto de que los clientes estin mas sbiertos al cambio, y lo ueden producir mas rapidamente, que se pudiera suponer. ‘Ademds, suseftar sentimientos en la misma entrevista, y orga- nizar la préctiea de eonduetas nuevas, suole sumar eredibilidad alas quejas que la familia trajo. Como alguien que lleva a arre- lar su aparato de radio a un negosio para descubrir que en realidad furcionsba perfeetamente, es comin que las familias se sientan puestas en ridiculo a causa de su queja porque no se produce prueba ferioménica de ella en el curso de la entrevista: Jos nifios se comportan maravillosamente, el adoleseente per- turbadlo ha dejado de oir voces, el marido desdiehado se mani- fiesta feliz con su matrimonio, y asi. Impartirles directivas en la entrevista los libra de la frustracién de dar un simple infor- ‘me sobre conductas y les permite demostrar que la radio esta realmente descompiesta, Cémo indicar las tareas? Aunque el terapeuta esté en claro sobre la razén por la cual quiere indicar una tarea, y sobre el momento de hacerlo, resta considerar la delicada accién de su anuncio. Un maestro en este aspecto es Braulio Montalvo, como se puede observar en ssufilme «A family with alittle fire» (Philadelphia Child Guidan- ce Clini, serie de video; también en Minuchin, 1974). Un exa- im a ‘men atento de este filme aleceiona sobre todos lo pasos criticos fonla correcta indicacién de tarea. Montalvo se vio frente a una familia de madre soltera, sobrecargada y de eseasos recursos, ‘pero que manteniaintimidad de trato y lichaba por salir adetan- fe. La hija mayor, de siete aos, habia encendido fuego varias veces en el hogar, lo que en una oeasién pudo tener graves conseciencias de no haber mediado la interveneidn de su herma- rho mayor. hijo parental que cuidaba a sus hermanos cuando Ia madre estaba ausente. Hacia el final de la entrevista Mon- talvo indicd una tarea asada, pero simple: pidié a la madre, a ppesar del enojo que ella tenia, que ensefiara a su hija la mane- ra de jugar con fésforos sin peligro. La intencién de la tares fra restaurar Ia allanza entre madre e hija, ayudar al hijo pa- rental a mostrarse menos activo y, sobre todo, controlar los, pposibles ineendios. Lo que a continuacién exponemos es una ‘uia itil para todas los easos de indicacién de tarea, y se basa fen esa entrevista de Montalvo. Evaluacién del estado de animo de ls familia El tono emocional de la tarea de Montalvo tenia que acor- arse al estado de la familia en el correspondiente momento de a entrevista, Montalvo tuvo la sensacion de que la madre es- taba dispuesta a reconeiliarse con su hija y que su ira iba en ‘camino de trasformarse en preocupaci6n. El tiempo emocional ‘era el conveniente. En general, sila tarea ha de ser divertida, tiene que ser indicada en un momento en que la familia esta alegre y mas bien esperanzada; si tiene que ser conmocionan- te, por ejemplo si se trata de poner de manifiesto un conficto, Tatente, el estado de animo tiene que ser serio. Una indieacién del tipo -retinanse e intantelo de nuevos esta condenada al fra- ‘aso si la familia se eneuentra con anime de extrema deses- peracion, Encuadramiento de la tarea El terapeuta debe presentar un mareo y unas razones que rresulten aceptables por lo menos para los principales familia res participes. En el cago de Montalvo, repiti6 varias veces ala ‘madre que habia eriado muy bien a su hija y sin dada la ani ‘maba el deseo de protegerla para que no se hiciera dao con los {ésforos, Al mismo tiempo dijo a la hija que aprender a jugar 13 con f6sfaros sin peligro era una oportunidad para demostrar a ‘su madre que ella sabia de fistores y, sobre tio, que seria un juegos que ella sola, entre todos los nies, posia jugar con ‘mama, En general las razones tienen que tener un sentido co herente y guardar relacion con el problema-queja y con su ela- Doracion. Un encuadre correcto permitira que algunos miem- bros de 1 familia acepten la tarea; unas razones insuficientes hharan que la tarea no interese a nadie, aunque por cortesia la familia pueda declararse dispuesta; pero después omitira Ne- varla a eabo. Inelusin de miembros renuentes En muchos sentidos es este el aspeeto mas ertico para el logro de ls indicucion de tarea. Es la hipétesis estructural que el terapentaten cada easo utiliza como guia la que determina la seleccion de los actores. Montalvo advirtio euanto se envolvia 1 hijo parental, un nifo de once alos, en tramite de interme- Giario entre madre e hija; por eso la tarea no procuraba s0lo fortalecer la alianza entre ambas, sino conferir un papel nuevo al hijo. Los menciono a los tres por su nombre, con atencion preferente para la madre y Ia hija, pero pidio al nino que no Interviniera, de manera de tener tiempo para cuidar a los otros nifios mas pequetios. Esta era una maniobra simple, pero esen~ cial, porque Montalvo sabia que no poria omitir en ls tarea a tinguno de los que participaban del problema. Su eleccion de tarea muestra ademas que una condueta pautada puede ser alejada de un abjeto determinado, pero que la condueta misma ro se puede coartar sin mis. Por eso hizo que la conducta pa- ‘rental del hijo se apartara de la paciente desiynada, de modo que la madre padiera entrar en alianza con la hija perturbada Desde luego que no esperaba que el hijo resigmara su papel parental enteramente. Le pidié entonees que atendiera a los hijos menores, de manera que madre e hija tuvieran tiempo de hacer st tares. La mayoria de los fracasos se deben a no haber ineluido el terapeuta a los miembros de la familia que mis par- ticipan en la perpetuacion del problema. No se puede desart colar componentes erticos de una estructura por el simple re- curso de imponer deberes en otro campo. Si por ejemplo un padre sobreactiiao es competente en exceso, puede ser desea ble apartar su actividad del paciente designado, pero es prec 0 anclar en otra parte esa sobresctuacidn. En la familia Dar- e¥, ya mencionada, se recomendd a la madre trabajar como m4 ‘voluntaria tres dias por semana en un hogar asistencia de la ‘vecindad; de esa manera se desviahs del hijo la conducta de ell, de preocupacién excosiva. Esta conducta se volvi6 apropiada fen ese lugar, frente al desvalimiento de los enfermos y ancia- nos, y al mismo tiempo el hijo quedaba en libertad de mostrar: se mas competente en lo referido a su higiene personal. Una tarea bien concebida tiene por asi decir un valor potencial para todos Jos que en ella partieipan Fijacién de limites en el tiempo Las tareas indefinidas en su duracién eabran inapropiados ‘matices moralizantes; suenan a una admonicion de «vayan y no pequen mis». El cambio es arduo, y se lo sobrelleva solo por breve tiempo. Por eso toda tarea debiera tener limites tempo- rales. Montalvo ayudé a la macire a aceptar la tarea diciéndole que sélo dos o tres veces durante la proxima semana debia enseiiar a su hija el uso de los fosforos, y aun esas veces aélo durante cinco o diez minutos. Le aconsejo utilizar un eronéme tro y detener enseguida el «juego- si dejaba de ser grato. Ast ‘eonsentia a madre e hija iniciar su nuevo y problematico suceso treando un tiempo inherente a el para interrumpirlo. Los hi tes de tiempo para la tarea variaran con el grado de compleji dad, la cantidad de actores participantes y la indole de la acti vidad. A veces el limite maximo es un fin de semana, por ejem- plo silos padres organizan una excursidn ellos solos. Otras ta ‘reas requieren de lapsos breves, que a menudo coinciden a cierta hora del dia, por ejemplo si un padre y un nifio dejado de lado tienen una hora fija para averiguar como le ha ido en la escuela 0 simplemente un periodo para prestar atencion espe- cial a un bij exeluide del favor parental, La autorizacién para tun término bien definido inerementara los cambios que supone: 1 efectivo comienzo de la tares. Evaluacién del resultado En la segunda entrevista con la familia incendiaria, Montal- vo se vio frente a una madre aiviaday fai, y ana hija tran quilay feliz. La tarea se habia realizado, yambas partirpantes evidentemente habian disfrtado de ella. Tambion el hijo pa- ental habia colaborado en que se llevara a cabo. Para hacer Seguimiento del éxito, Montalvo pitio una demostracion de la 1 fensefanza de la madre, proponiéndole que asistiera a su hija para encender fuego en un gran cenicero. Lo hizo la madre, y la hija consiguio eneender un fuego contrelado, La tares habia ayudado a aventar el miedo de que la situacion se saliera de control. Dijo Montalvo a la madre, eon vor confiada y tranquil zadora, acerea de la destreza que la nia habia adquirido con los fsforos: «Los dedos, ahora, hacen un trabajo verdaiera- ‘mente buenos. Cuando hacen seguimiento de la tarea, los tera peutas deseubriran o que la familia coopers para realizarla 0 ‘que entré en colusion para hacerla frucasar. Con harta fre- cuencia el terapeuta da en ereer que sila tarea fracas, esto es reflejo de incapacidad terapéutica. Pado equivocarse en el en ‘cuadramiento de las razones, 0 pudo haber alguna otra falta, pero es igualmente probable que la familia conspirara para desbaratar los cambios imherentes «la tarea. Sélo una indaga- cidn circunstanciada mostrara al terapeuta las piezas falladas en el rompecabezas estructural, el error cometido en no consi erar decisivo para ol problems a determinado miembro de la amilia,o la resistencia de un progenitor, més generalizada de lo que Se supuso. Si se omite hacer seguimiento de la tarea y evaluar su destino en el seno de la familia, répidamente sufti rd menoscabo el poder y la erediblidad del terapeuta; la fami lia se puede preguntar para que se indies la tarea, sino valia la pena preguntar sobre ell En resumen, la indieaciin de tareas conductales es una es. ‘trategia importante de cambio, utilizada por los terapeutas de orientacién estructural. Prove de una aceldn eonereta en tor no de las conductas particulares que se juzgan esenciales para el mantenimiento de un sistema disfuncional. Las tareas son caminos rapidos hacia cuadros diagndstiees més profundos (en Particular en caso de que fracason) y haeia el desarrollo de ‘rutinas mievas de conducta. Con poeas exeepeianes, las tareas: se indican asegurando su logro, y con objetives directos. En Jos casos en que fallan, la credibilidad del terapeuta se puede rrecomponer haciendo un sesruimiento competente, lo que a ‘mentara su inteligencia de las eomplicadas fueraas estrieturs fe la familia Deseripcién y cambio Es una cuestién sin respuesta saber si las personas eam- bian o no su condueta por el hecho de legar a comprender los 116 ' constrenimientos contoxtules de su via interpersonal y de su ida interior. Los partidaris de omitirexplcaciones de eon- Guta, o sea e -porques de algo que sucede,sostienen que na da prucba la uilidad del insight. A pesar de esto, las personas 2 empefian en obrar entendiendo que son crituras raconales Y por lo mismo persisten en utilizar la expieacin y la com- Drensidn en la mayor parte de sus intercambios de eomunica- Gon, sea 0 no partdario de ello el terapeuta. Es un tema de- Tico y especalatvo poraue las cienclas de la condita no pa recan poder resolver Ia cuestion en un sentio on el otro, Las terapeitas que entienden que el eambio se produce por la dle comprender les fueraas que operan en el seno de ta familia Sseguiran comunicando a esta muchas de sus especulaciones os aque desconfian de las explicaciones seguirdn ereanda eaminos diferentes para el cambio, pero tienen que estar dispuestos a aceptar las explicaciones que legado ef cas la familia inista en proporeionar. ‘machin Fishman han fuetado en esta materia en un je sefala que - ls construcionescogntivas por i mizmas ara vez tienen el poder suficiente para proyocar el cambio fami- liar (1984, pg: 117 (884, pa. 425), pero en elibr citado en ‘muchas oeasiones recomiendan al terapeuta asstir al fariia para que modifique su realidad yeu concepeon del mundo por Imedio de una mejor comprensin de las opciones conduetales que él provee. Las intervencines mismas de Binuchin y Fish- tan adopian a menudo la forma de explicaciones circulares: Si Xhace esto, entonces ¥ responde, loquea au vez activa. X, y as siguendo. Side esta manera ateibuyen reiprocidady co- ‘unican ala familia este modelo cireular de cause y efecto, de hecho solicitan de ella prtiipar en un esquema eognitivo aer- ca desu propia experiencia. Pero en todos los casos se pone el acento en las descripciones interactivas, en el modo en que Gdertas conduetas se eslabonan en eadenasinteractivas,y no en €l porque sucede esto. Evitande hacer especulaciones sobre la Imotivacion, el terapeuta exime a la fara de posicones de condena o de culpa la habilita para apreciar la mecénica enga- Hosa de sus conducts entrelazades. ; Si entonces parece lejos de estar reselta la cuestiin mais {general acerca de la utilidad de laexplicacign, los terapeutas tienen a su alcance una poscion pragmtia. Esta consiste en aceptar el afan de las personas por considerarse racionales ¥ or eso capaces de sacar partido del eanocimiento desi mismas, Pero al mismo tiempo brindar esas deseripcioes silo previa ‘bservaneia de senderas mievos y mis salndabes, que son ln ct -_ rmeta tiltima de la terapia, Explicaciones y deseripciones, por fexactas que sean psigologicamente, son vanas si se las ntrodu- ce por el caring de las estructuras mantenedoras de la patolo- tia familiar, De esta manera, lo que importa no es tento la presencia 0 ausencia de eomprension, sino a quién es brindada fen el geno de la familia, y de qué manera. Por ejemplo, en el ‘caso de Ken, el machacho que atacaba a su padrastro (capitulo 5), el terapeuita expuso una explicacion acerea de Ia iniiacion de las peleas en la familia, Pado ser o no gorrecta esta explica- ‘ion, pero en ella lo estructuralmente correcto fue daria al hijo perturbado, maniobra consistente con el empefio del terapeuta por atribuir a este un papel de espectador, es decir eximirio de revistar entre los eampeones de la madre, enredados con ella, Desde esta posiciin pragmatiea, ls terapeutas estructurales Uutilizan diversas -estrategias para deeir- en su empefio de mor dlificar a la familia, El terapeuta como perito En ocasiones, el terapeuta tiene que brindar el asesora- rmiento de un perito le familis, a fin de imponer a sus miem: bros de la gravedad de resultados que ellos desmienten, En ciertas familias la capacidad colectiva de haver examen de la realidad ha sido desgarrada a panto tal por la quiebra progre- siva de los mecanismos que concurren a recoger y evaluar in formaeién, que un extratio, el terapeutaen este caso, tiene que ‘cumplir ese papel para ellas. Familias con nies enfermos gra- ‘ves, con episodios homicidas o conductas pricéticas repetidas suelen neeesitar de la persistente recordacién de las secuen- cas tipieas de conducta que llevan a esas erupciones. En e908 ‘easos el terapeuta esta obligado a tomar la direecin y 8 eorre- dir la actitud de laisse2 faire dela familia. No hacerlo, con toda Drobabilidad abriria el camino a un nuevo y nocivo estallido sintomitico. En el papel de perito, el terapeuta se tiene que basar en la experiencia eliniea acumulada para elaborar predicciones sobre fdesenlaces futuros. Par ejemplo sel hijo menor dela familia se hha visto forzado por un episodio psiestico a regresar al hogar, de la universidad donde habia estado breve lapso, un terapeuts lamado a atender el caso suficientemente temprano podra ceuestionar los amagas denegadores de la familia, diciendo: -Es- te hijo se quedara con ustedes muchos afios, quizis hasta que ustedes mueran, si no podemos enfrentar enseguida el proble- 18 ‘ma-. Lo que ol terapeute dice es en esenci esto: -Este es un suceso bien conocido para la familia, cuyo desenlace clinico es ‘una organizacion patologiea destinada a mantener al hijo eter~ hamente en el hogar-. Este juicio pericial se puede hacer eon ‘ono ealmo, pero debe tener la firmeza de la eonvieeion y de la ‘experiencia clinicas. El terapeuta como edueador Del papel del perio, un paso masala est de educador. Son muchos los casos en que seeueneias disfanclonalas de con- ducta ocurren por ignoranca, no por malevolenia. Es fe fuente que padres ehijos se muestren enteramente dspuestos {aprender por va de los aportesedueaclonales del terapeuta ‘Maries con hijos pequefio, padres que no tienen modlos de uidado parental, inmigrantes en anambionto macy y familias de diversoorigen ético que acciondon sociaimente poten ne- tevitar de aportes educacionales simples, inchs larecomen- dacion de libros. Un abordaje educacional no solo sapone lo mejor acerca delas persona, sino que puede proporionar un salida oblicua y cortés para situaciones potencialmente emba- razosas. En clerta familia, la hija adolescent fue hosptaliada fen un exclusvo sanatoro tras si aresto acai de pros éién, ¥ un posterior episodio psictic. El patie viva en los Estados Unidas desde hacia muchos aos, pero conserva rasgos evidentes desu origen etnico, En visitas al hospital pa rece que sentaba i la hija en sus rail, le alist el eal, la besaba vse conducta con maneras que el personal asistencia consideraba agentes. La hale devolvia esos avanees. la Auda sobre si se debi intervenir el medio jefe acudié a un consultorexterno, quien aconsej'al personal tomar como un Inalentendito cultural, que por lo tanto se potia carrey por ‘medio de una instuecion edueacional. El conseo fue que se Aijera al padre: ~Debemos dire, para evitar mas malenten- aides, que aqui en los Estados Unidos padres his dela edad de ella no hacen esas cosas. Lo hemos discutido entre nosotros ¥ llegamos al convencimiento de que usted desearia saberlo-. Asi se hizo, y ces6 la conducta provocativa del padre. Con brescindencia de ls problemas basicos que tuviera esta fai- la, tratar el suceso como un malentendio eaftaral permiis tung interven educacional. Son muchos los clientes que que- ian modificar su conducta, pero no encuentran una manera logante de hacerlo: i inatracidn edueacional les da oeasion, 119 a El terapeuta como alguien que hace descripciones ‘Ya hemos mencionado otra tésniea de deseripen, ls des- cripeidn de seeuencias. Probablemente es la forma mas comin de comunicar a las personas informacion sobre elas mismas. 'Asi se proveen log eslabones de una danza cireular, ve advierte fa todos los participantes acerea de los papeles earacteristicos ‘que ellos actian, y se expliea el modo en que esta danza genera después problemas. Toda descripeién de una interaceion con- ‘duetal, se trate de una seeuencia de seis pasos entre varios ‘miembros de la familia 0 de un breve intereamibio diadico, se incluye en esta categoria de explicaciin. Como en los dems ‘casos de comunicacion verbal, el terapeuta tiene que atender ‘en particular no tanto a la verdad de lo que dice, sino al modo fen que es recibida por la familia y al inflyjo que puede tener. Una buena descripcion de secuencia debiera tener el aleance de una indieacién de tarea. Es decir que una deseripeiin logra- da exige del terapenta evaluar el estado de animo de la familia, ‘el momento en que se esta, quién debe ser incluido en Ia des- ‘ripeion, y demas aspectos; la deseripeién de secuencia alean- zara su méximo valor terapéatico si el sistema esta atento abjerto a una informacion nueva. Este uso de la interpretacién tradicional on la eomunieacion aos clientes es una suerte de revelacion guinda, un ejereiio caleulado en el deseubrimiento de pautas de condueta que et terapeuta ya ha observado o euya presencia intuye. Algunas {ndicaciones de tares llevan el propdsito de producir esas reve- laciones, por la via de mostrar alos miomlros de la familia los aspectos de su experiencia estructurada que antes permanecian ‘cultos para ellos, o de revelar oportunidades de expericneias nuevas que s6lo se imaginaban oscuramente. Las teenicas de escultura familiar son los mejores ejemplos de revelacion guia- dda; en efecto, todo reardenamiento espacial se aeompaiia de tun aprendizaje nuevo de parte de los participantes y de un abundante comentario hecho por el terapeuta-guia. Este tipo de comunicacién verhal differe de la simple deseripeion de se- ceuenecias (que se cifie a enumerar conduetas producdas espon- taneamente); eoncurre al disefio intencional de experiencias (que, si se las consuma, proporeionaran idess nuevas acerca del proceso de vida compartida de la familia. 180 El terapeuta como intérprete ‘La interpretacin tradicional esti muy alejada de las téeni- eas del juicio experto o la instruccién educacional. Sobre la ba- se de las observaciones y de diversos supuestos a priori acerca del proceso intrapsiquico, el terapeuta brinda explicaciones acerca del problema familiar, Estas ideas se refleren a motiva- tiones internas, a estados afectivos atribuidos a miembros in- dividuales; y atienden a establecer eslabonamientos pricodi- nnamicos entre conducta de interaecién y estados psicoligicos internos. La intencién es promover el insight de las razones las cuales las personas se eonducen asi y asi, y dar a enten- der que deverminadas conduetas piblicas con inevitables dada Ja presencia de fuerzas internas, propia del individuo. Esta forma de comunicacién verbal supone constructos teérieos que se sitian enteramente fuera de un paradigma sistémico de la ‘conducta, pero que suelen ser congeniales a clientes versados fen la psicologia dinamica tradicional. En easo de que procedi- ‘mientos interpretatives sean congruentes con el estilo de cam- bio de la familia, el terapeuta de orientacion estructural tiene derecho a utilizarles, pero siempre con miramiento rector por al influjo que ejercen sobre pautas bisicas de alianza y de fian- cidn estructural El terapeuta como reencuadrador ‘Rasgo constante de tedas las técnicas empleadas para decir xy explicar es el reeneuadramiento positivo. Aunque no parece derivado de la teoria de la terapia familiar estructural, el reen- ‘cuadramiento se emplea dondequiera en Ia aplcacidn clinica de principios estructurales. Por esa razdn merece atencién es- pecial como intervencién explicativa. Reencuadrar algo no es mis que prestar atencién una faceta diferente de la multifacética realidad de toda conducta. Dentro de un universo pluralista y perspectivista, lo que hay depende en gran parte del momento en que se lo mira y del punto del sistema desde el cual se mira. Por ejemplo, el escaso intereambio conductal del sefior Fletcher con sus hijos parece ‘signo seguro de cardcter pasivo y de indiferencia hacia su con- dieién de pare; no obstante, podemos producir un eambio sim- ple de perspectiva: no juzgar el desempefo parental, sino eva- Iuar la lealtad y el apoyo conyugal. Desde esta otra perspecti vva se ve que el sefior Fletcher es sensible a la necesidad de su 11 zx ‘esposa de ejercer dominio sobre sus hijos como sendero hacia ‘su identidad y hacia la contencion de las angustias en torno de los hombres. Entonces, se lo puede califiear como sensible Teal. Para esto sélo hace falta un cambio de eontexto, e ingr sar en el campo de interaccidn desde una perspectiva nueva, ‘Modificamos asi el punto de vista, como sf observar al sefior Fletcher equivaliera a mirar un solo trozo de vidio coloreado fen la configuracin de un ealeidoseopio. Dentro del contexto total de le familia, este trozo eoloreado se articula de manera imperfecta y esta situado en el borde de un disefio multicolor ‘mayor, que parece ineluiro apenas y que con seguridad no lo necesita. Inelinamos ahora ligeramente «1 ealeidoseopio, y ol troeito que es el sefior Fletcher rapidamente se sitta en el cen ‘tro de una configuracion nueva, tan interesante como la ante- rior por su color y su complejidad, pero que requiere de su cem- tralidad para procurar eohereneia al diseno total. Por el reeur- so de inelinar el ealeidoscopio, se ha alterado el contexto de pereepeidn y se ha deseubierto un significado diferente para la inaeeién del sefior Fletcher. Asise ha reencuadrado su condue- ta, y de una manera positiva Es esto lo que haeen muchas buenas psieoterapias, por mas ‘que To Hamen con otro nombre. Sin ninguna dud, e! psicoanae lisis, si es que ha de producir beneficio, tiene que ofrecer al analizado un euadro mas y mas complejo de sus conductas, brindandole la posibilidad de reencuadrarlas segtin modal ‘les mas positivas, Es axiomatico que, introduciendo compleji~ clad en la percepeion ee la experiencia ce atro o en la compren- sion de la propia, uno erea un eontexto nuevo que admite un Julcio mas positivo sobre la vida Acerea de la complejidad del contexto En este punto puede ayudar una somera elaboracién sobre el valor de la complejidad del contexto, En el lenguaje usual, complejidad, predicada de euestiones psicolégicas, suele con- notar una confusion de entreveradas perspectivas, més grande aque la necesaria para comprender algo. Se airma que los tera- ppeutas hacen las euestiones innecesariamente complejas, cuan- do formulaciones mas simples obtendrian lo mismo, No parece, en esta manera de entender las cosas, que reclamar compleji- dad en la consideracin del contexto de la conducta sintomstica pudiera redundar en grandes beneficios para el cliente o el te- 12 rapeuta. Complejad es asimilada a marafa; es lo opuesto de Ia clara simplicidad. ‘Pero en teoria de sistemas es muy diferente el significado de complejidad. Desde un punto de vita sistémico, una con- ducta tiene mas potenela y tiene menos sgmificedos (incluidos Smificados que pueden ser positivos) mientras mas simple tea su contorno contextual. Yala inversa, a mas complejo contor- no, més grande eantidad de signfieados se podran asignar & ‘una eonclucta y menos pod este suceso eonductal infuirs0- bre el contexta total. Consideremos el diagrama presentado.en Ia figura 7-1, donde se muestra que pasando del contexto 1 al ceontexto 3, el poder del veireulo oseuro- para orgunizar su con texto disminuye, al tiempo que aumentan sus significados pot bles. Donde el contexto tiene una organizacin primitive, como fenel primer caso, una conducta reibe un significado simple y tiene un poder considerable parainfluir sabre el funcionamien to global del contexto mayor. Esta condicin se ssoea cn con- dductas sistémieas rigidas,juicios moralizantese inflexible so- bre la conducts en euestin, y menores posibilidades de visio nes nuevas sobre lo que es causa del problema. A medida que se pasa a una organizaeion mas evolucionada del eontexto, ¢ decir, si se introduce eomplfidad de significado, el poster de- terminante del panto es menor y el sistema global tiene mas flexibilidad, asi como mas posbilidades de tener vsiones nue- ‘vas y mas positivas de cada condueta. Desde el punto de vista sistémico, la complejidad del contexto interpersonal es una Precondicién indispensable al reenevadramiento postivo de conductas sintomaticas 1 2 3 @- v0 meni tee Figura 7-1. Véave ef terto, donde se explican estos dingramas. El reencusdramiento es buena psicoterapia y no es exclusi- ‘vo del abordaje estructural como tal, aunque Minuchin, quien 188 , a ta prestado particular atencon ala ocesidad de crear real des nuevas nuevos sistemas de ereencia para familias pertur Dads (Minuchin y Fishman, 1981), sostuvo que en realidad el reencuadramienta positive es lo que hacen los buenos orapeu- tas familiares de orientacion estructural, pesto que su come: tido consiste en crear contextos nuevos fara la eonducta. Cn. textos nuevos se desarolln si por vis de reenevadramiento Postivo se intraduce compe en los esquemas cognitivos {e los indviduos miembros dela faa, Ahora bien, introdu ‘ir compleidad es comin als picoterapias mas efitaces. En consecuencia, se puede sostener que todas ls psicoterapias comparten una dimensiin «estructural (lo que probablemente 5 clero} o que este rasgo particular de la terapia faiiar de orientacién estructural se debe simplemente a ser esta una psi- Coterapia, uno de cuyosaspectos invariants seria el empleo de la redefinicién positiva. Esta postura parece la mas fundada, angie se podria sostener que, en ls ejemplos que hemos dao, se contiene algo peculiarmente estructural, a saber, que en este reencuscramiento postivo se da forma a una parte del Sistema que antes no se empleaba mucho como sendero de in formacién, y que las cosas se disponen para que esa parte se convierta en trasmisor activ de puntos de vista nuevos. Reen caudrar, entonces, equivale a restructarr. CComunicar, enseiar, explicare interpretar son otros tan tos modios de intentar el cambio en familias, habltanolas eo mo observadoras de sus propias experiencias de interaccin, Con estas diversas maneras de indir concinelaen otar, e terapeuta trata de enriquecer el significado contextual de una conducta sintomatica, y asi hace a esta mas susceptible de mo- dificarse. Pero los terapeutas no son los tnicos que buscan ex- plicaiones nuevas para la conduct y el cambio; hacen fo propio Jas familias, y en muchos casos por eaminos que atacan el san- tari de la explicacion terapeutiea, Todo terapeta tiene un cuento que lo lama a cautcla sobre cl socorro que puede apor- tar a expan pra proc. He gun dees Clyde y la Virgen Clyde, de 10 afios, era el menor de cuatro hijos de una fami- lia obrera pobre. Los padres tenian escasa educacion, trabaja bban duro y se dedicaban a su familia. Clyde era el orgulle dela familia. El nifio mostraba talento en la escuela, era apreciado 184 = por sus compateros y colaboraba en el hogar. Pero un buen dia Gide decid noi la escuela. Cobréfobia ala escueta y tavo en esto no menos éxito que anies en otros campos de su vids, ‘Tras un mes de ruegos,eastizos y consults con el médieo dela familia, los padres acudieron con Ciyde en demanda de trata- mento. Tra un nio eneantador, vestido eon puleritu levaba eor- bata. Caltivaba la pltica chispeante, y en definitive lo tnico {que afeaba sa genildisposicion era esta inquebrantable nega: tivaa ira la escuela. Todo lo habian intentado los padres, pero ‘Clyde sala trianfante. Si, por ejemplo, lo arrojaban fisicamen- te de la casa, partia In puerta con ferovida y vigor, y después pposaba el resto del dia en repararla,utilizando con gran des- trera el juego de herramientas de su padre. La made y el Dacre estaban orgullosos de su trabajo de reparaciin, pero perplejos con su -enfermedads. [El terapeuta recurris a maniobras usuales. La madre nose levantaba por las mahanas; vvia su menopausia en un gran torbellino, que incluia -sofocones-. De hecho disfrutaba de la ccompatia de Clyde durante el dia. Tras la lucha de la mahana, {ue se desarrollaba después que el padre habia partido para st trabajo, la madre y Clyde se instalaban para eseuchar Ios ra- Giotestros matinales,cocinaban un rato jantos yen todo sent do disfrutaban tno del otro. El padre naa sabia de todo esto, [puesto que ni su esposa ni Clyde tenian I sneeridad sufeiente para contarlo. El terapeuts hizo una logracia alana con el pax dre, se reunié con la pareja parental para aumentar la com. pensién del padre hacia los sentimintos que animaban su a en esta particular époea de su vida: por iltimo, consi ‘uid que ella dejara el hogar todas las mafanas para vsitar a amigas de la veeindad. El padre fue asistio para comprender aque Clyde estaba preoeupado por la presunta enfermedad de su madre (porque en defiitiva pasaba mucho en cama, y se quejaba todavia més) y que seria mas que bienvenida la mano firme de un padre. Entances el padre organia6 sus cosas para intarde a su trabajo durante varias maftanas, mientras su r~ Jerse levantaba, se vestia y dejaba la casa para pasa la mat nna con amigas. Clyde pronta volvo ala escuela, donde el padre yee terapeuta se habian puesto ya en contacto con la maestra para asogurarse de que reciiria apoyo a su regreso. Los par ‘res quedaron eontentos, y los condisipulos de Clyde se ale- sraron de tenerlo nuevamente con ellos. “Tres meses después el terapeuta llamé por teléfono para hacer un seguimiento, Puesto que Clyde seguia yendo ala es- 185 cuela y su madre se mantenia activa, los miembros de la fami lia acordaron eoncurrr a la clinica para una tnica entrevista: ‘lvidado ya el nombre del terapeuta. En el eurso de la , este preganté a los padres eémo interpretaban lare- cuperacién de Clyde. La madre dio esta explieacin: esas ma- fianas en que le pidieron alejarse de la casa y dejar a Clyde al cuidado de su esposo, ella en realidad acudia a misa; en a igle sia encendia velas a la Vingen y rogabs por la recuperacion de Clyde. Por aliarse con la Virgen en lugar de hacerlo con las ‘veeinas, como habia prometido al terapeuta, la madre se sintio culpable y finalmente se confess eon su marido, Este adopts luna actitd de simpatia hacia ellay stuve de acuerdo en que lo ‘mantuvieran en seereto frente al terapeuta, quien, después de todo, parecia bien intencionado y tener muchas ideas sobre las razones por las cuales Clyde se quedaba en el hogar. En def nitiva, que estaban muy agradecidos parla intervencion divina yy la milagrosa eura de Clyde; y entendian que la terapia por lo ‘menos no habia resultado dafina Resumen En este eapituley el anterior hemos examinado las estrate- gas de intervencidn canénicamente asociadas eon la terapia familiar de orientacién estructural. ¥ son: 1) induecion de eri- sis; 2) pautacion escéniea del tratamiento; 3) andlisis de lao tructura con preferencia al eontenido; 4) intervencién en jerar- quias y seeuencias; 5) indiexeion de tareas, y 6) empleo de la explieacién y la deseripeién. El empleo de estas téenicas earae- teriza al abordaje estructural. De manera sistematica se pone el acento en el anilisis de la estructura y en la interrupeion de seeueneias de condueta que dan lugar a alianzas desdichadas y una perturbacién de las jerarquias. Las intervenciones se fapliean en la interfase de dos subsistemas que son eontigues y que forman el eontexto dentro del eual se produce el sintoma ine dividual. Todas las intervenciones requieren considerable act Vidad de parte del terapeuta y presuponen la capacidad de refor- ‘mular enormes eantidades de datos en un mapa estructaral y uuna hipétesis estructural acerca del problema de la familia. Pe- ro las «maniobras elésieas» no siempre bastan y la terapia en ocasiones vacila. ;Qué hacer cuando ya se emplearon las bue- nnas maniobras? 186 8. Nudo y desenlace |A muchos estudiantes, la terapia familiar suele aparecer como un ejercicio de aperturas brillantes y resultados felices, fin que en medio suceda gran cosa digna de meneion. ;Hay vida, eabe preguntar, después de la entrevista iniclal? La hay, es una gran travesia de esfuerzos y fracasos, de progresos y resistencias al progreso. Es esto eaminar por trabajosos cam- ‘pos, en que el impulso de la fase inicial eon froeuoneia esta lagotado y Jo remplaza la nada romanticn marcha de un tera~ ‘peuta y una familia que pagnan por el eambio. Dificultades y ‘resistencias son inevitables, pero también instructivas. Las fax ‘ilias que no ofrecen intensa resistencia aeaso son sistemas vivos que se han quedado apenas con un hilo de vida. En una familia verdaderamente animada, son casi regla ls interrup- ciones del progreso y el atrincheramionto periodico. Este capi- tulo sigue las peripecias terapéuticas dela familia Fletcher se- gin se desplegaron después de la entrevista inivial. Los perio- ddicos apartes ponen de relieve ejemplos de resistencia y cues- tiones especiales comunes a la mayor parte de los casos de te- rrapia familiar. Este eapituloindiea la manera de abordar estas resistencias y ce recuperarse tras una intervencion fllida. Pa- rra empezar parece conveniente exponer algo sobre la resisten- cia en sistemas. Resistencia en sistemas [Exceptuadas las que inician tratamiento en erisis aguda, la ‘mayoria de las familias perturbadas presentan en sus organi- zaiones de vida un enervado aire de cronicidad. El terapeuta, como lo han sefilado Minuchin y Fishman (1981, pig. 20), se enfrenta 2 estos mecanismos estabilizadores, potentes y con- troladores, mucho antes de entrar en relacion con la capacidad de cambio de la familia. Ademés, esta potente estabilidad se ‘manifiesta en lo peor de las rutinas sistemicas, aun si el costo 187 a para determinados individuos es extracrdinariamente eleva do. Una regla general es que a mas alto el costo, mas rigido el sistema. En suma, deseubrir que un grupo familiar opera con tun costo considerable para sus miembros no debe animar al terapeuta a creer que este grupo ha de ser proclive al cambio. En efecto, todos los sistemas, del mas rigido al que lo es me- nos, son esencialmente conservadores y sobre ellos se tiene aque ejercer una firme persuasién ambiental antes que alteren las rutinas de su vida. Es desde lnego intenciOn del terapeuta crear, asociado con ls familia, exe ambiente persuasive. Y este cometido terapéutico se levara a mis feliz ermino si se acep- ta que todo sistema tiene limites normales de toleraneia al cambio, que regulan su tasa y su extensién. De esta manera, =resisteneia~ no es algo patologico, sino sélo otra versién de la ppropensin de un sistema a regularse a si mismo. Estos limites el crecimiento son una suerte de eseenario regulador que per- siste hasta el momento en que la familia pasa a un nivel dife- rente de organizacion sistémica. Resistencie, emo término formal, designa 1) la inercia temporal y energétiea de un siste- ‘ma a alterar las estrategias de condueta que 2) concurren a ‘mantener una estasis tolerable 3) entre las partes del sistema {que mantienen relacién estructural con el particular proeeso de condueta rotulado sintomatieo. Rebasa los limites de la presente investigucién determinar si este proceso de cambio es repentino, una suerte de ssalto evolutivox, segtin han sostenido Hoffman (1880) y Dell 1982), 6 algo mas continuo y gradual. El eambio presenta enorme ccomplejidad en su indole y su proceso, pero la realidad feno- iménica de la resistencia a él es consabida para todo clinic, ‘Ademés de la resistencia al cambio, saludablemente inhe- rrente a todo sistema, esta la resisteneia de cada parte compo- nente a eambios que se produjeran en partes adyacentes, del todo, Una resistencia mas grande al eambio ser la consecuen cia de intervenciones que traen mas peligros que ventajas a a afiliacién subsistémica de un individuo. Este es un problema ;poteneial porque eadia miombro de la familia pertenece a varios subsistemas. Marido y espasa son compatieros como eonyuges Y¥ como progenitares. Los hijos san miembros del grupo de her- manos, pero son también hijos de sus padres. Ademés, todos participan de su familia total y de la cultura cireunstante. En ‘caso de que tna intervencion parezca atascada y se observe re- istencia al cambio, puede ocurrir que los peligros para la po cidn de un adulto como cényuge superen con creces los ben flcios de su posicén de progenitor. Bn consonancia, la res 188 tencia a la intervencién sera elevada. Si habilitar una estrate- ffia para un mejor eaidado parental erea inadvertidamente un problema en elsistema conjugal, el terapeuta puede tropezar on un enigmatico bloqueo para una interveneion que es bua fha. Puesto que eada persona oeupa cierto terreno de interfuse fenire subsistemias adyaeontes, las interveneiones que deman- dan una condueta nueva en el primer sistema inevitablemente traen conseeuenelas para la condueta en el segundo sistema, ‘Valza como ejemplo aquel hombre que no eongeniaba eon si ‘esposa, mujer con quien su familia le habia advertido que no se ‘easara por tener ella diferentes origenes étnicus y de clase. Si ‘se plegaba a las interveneiones del terapeuta en el matrimonio, ¥y empezaba a congeniar mejor con su esposa, hacia traicion & ‘5u familia extensa, que le habia pedido 10 congeniar con ella, ‘Antes de modificar su conducta, el marido tenia que sopesar las ventajas relativas de su pertenencia a cada uno de esos subsistemas. Ademas, no sorprenderia descubrir que es sinto- rmatica una persoma colocada en esa interfase. El cambio en la familia Fletcher El trabajo dela terapia en las fases intermesias, los proble- ‘mas del cambio y la resistencia, estan presentes con claridad fen el tratamiento de le familia Fletcher. Al término de la fase inicial de entrevista, el terapeuta resumio sus impresiones en lun maps diagnéstico (véase la figura 49, de pig. 105) y en una nota redactada (capitulo 4). Esa nota era lahipotesis estructu- rral del terapeuta; hela aqui: En el contexto de un profundo cisma que dividia a los miembros varones de las mujeres en eta familia, los sintomas de Irving reflejaban su falta de pa ticipacién nuclear en una subunidad masculina de identifica- cian firme, que ineluyera los modelos masculinos requeridos en la adolescencia; y reflejaban también su inadvertido papel con- sistente en ayudar a la madre en refirmar tanto las sélidas, fronteras de la subunidad de las mujeres como su puesto den- trode esta, Deno mediar el refuerza de estas conductas sinto- maticas, Judy quedaria en libertad para desvineularse de si madre y alejarse a su vex del hogar, siguiendo los pasos de sus, hermanas mayores. Esto permitiria que la madre quedara mis Aisponible a eventuales lazos con su esposo. O bien, enunciado desde la posicién del marido: si él pusiera mis energia en ini- iar conductas que ayudaran a sus hijos a diferenciarse de la 189 familia global haciendo ellos coparticipacién con las subunida- des apropiadas, estaria en una pasicion que le permitiria tener ‘mis eontaeto eon su esposa. Los sintomas del hijo y las res- puestas de Ia familia a ellos conetitutan seeueneias de conducts ‘que coartaban aquellas posibilidades. Con este resumen en mente, el terapeuta pedia imaginar varias pautaciones escénieas del proceso de tratamiento, em: pezando por un intento de relacionar mas al sefior Fletcher con sus hijos. Aunque estos planes inicisles no podran menos que ‘ser modificados por las realidades cambiantes del proceso tera péutico, comenzar con una propuesta clara procura una impre- sin de seriedad y un sentimiento de esperanza a familia y te- rrapouta. El plan disefiado por este, aunque no lo compartio con Ja familia salvo en la diseusion de la primera etapa, se muestra cen el cuadro 8:1 Cuadro 8:1. Plan de tratamiento del terapeuea para ta fami- lia Pletcher, ‘Bscona_Subsistema Malas 1 Padre eijos Dota poder al pate yeitic hacer que se Varney ki dbx ina Se seta parce dees rape J en onanuenla ‘Sipe de ssumit un Wertdad con hombres Bch you pare que han sd fetes ene ‘mundo eater, com no lp. eng. 2 Toros or Bijon Asst on hermanos pars qe ae preiban die tino de ioe pres eon interes comes 8 ce memos seis pare que apresen di ‘een ere ios hermanos gue vven ene. sary ts que vven fuera. 3) Lafaniinentra Ponta prc ia viabiid d auras fone ‘asousitenis evauar lestatutodeles st ana de rng interne mara diet en [Ebru gin frisbee soe eles 4 Las pares oolas Esa yaboréarcuestones que han suo ize lv padres inter cl derecho qe tos loner ear eperaos dela incom sub. tniad distin. 5 Padros «jos gar Destaca a interiad de sta fata compues wivon ene! hogar ta por le Hj qua eguen en ease moe pa Are, i eee de tender as neces esque lil de ida nefala sete grape 190 seabsetiers ARR i Escena 1: padre ¢ hijos varones Al término de la entrevista inical, el terapeuta, basado en su primer mapa diagnéstico (figura 4-9), decidio que la primera, fescena del tratamiento ineluiria al senor Fletcher y sus hijos, poniendo cuidado en asignar un papel secundario a la esposa y Jas hijas. Formulé entonces una invitacion al padre en presen- ca de los hijos. Puso euidado en su enunciacion a fin de tomar ‘en cuenta la necesidad que la sefiora Fletcher tenia de cierto alivio en su lucha eon Irving, y dio por supuesto, en el esposo, tin benevolo deseo de -ayudar & toda la familias. El foco puesto en los hombres respondia también a la necesidad del terapeuta de conocer mas sobre ellos porque les tocaria la responsabil dad primaria de ayudar a Irving, sugerencia a la que nadie respondié con interés. No obstante, ambos padres e Irving es- tuvieron de acuerdo con la invitacion, y el padre planed llamar 1 su hijo mayor, Bob. A la reunion siguiente, a la semana, ‘acudieron el sefor Fletcher y Bob. En cambio, Irving se quedd ‘Cuando la pautacién esednieafalla E] fracaso de una maniobra de apertura puede indicar la ‘existencia de un defeeto basico en el plan de tratamiento, que rrara veo se deseubre antes de llevar el terapeuta una indaga- ‘idn detallada. Son muchas las maneras de aleanzar una meta de reestructuracién, y en consecuencia puco suceder que hiele- ran falta estrategins diferentes de pautacion eseénica, Si las intervenciones que se idearon y se llevaron x cabo en un sub- sistema no han producido otra cosa que resistencia, lo que el terapeuta tiene que hacer es proyectar rapidamente agrupa- rmientos diversos, Lo que no se debe considerar es una nuova evaluacion del portador de sintoms individual, que en una situaeidn asi siem- pre es una tentacion. Porque ai la propia familia se ha organi- zado para ignarar defectos mayores y en eambic ha enfoeado a ‘una sola persona, de la misma manera organizard al terapeuta fen una posicién similar. E]torapeuta que se deje indueir, en un aso ast, olvidara el abordaje familiar y decidira que hace falta luna evaluacién adicional del individuo perturbado, aeaso con recursos a tests diagndsticos. La familia no opondra resisten- cia a esta propuesta y rapidamente presentara al paciente. Asi aleccionado, entonees, e terapeuta prudente se limitard a eva- a1 Iuar la razén que ha Hevado al fraeaso de la pautacién eseé nica, y solo abandonara el plan inicial tras meditarlo mucho; en general el terapeuta debe mantener el plan y elaborar las re- sistetcias a él. Uno de los peligros del abordaje familiar es al mismo tiempo su ventaja: tener el terapenta acceso a una di versidad de agrupamicntos familiares, todos los cuales pueden prestarse a diferentes abordajes para la solucion del problema, Pero esta misma diversidad puede hacer que abandone con de- ‘masiada facilidad el plan de pautacion inicial, revoloteando de un grupo a otro de la familia, hasta quedar despojado de toda credibilidad y de todo plan. Entonces, eamo en general en el ‘caso de fracasar una tarea, la primera respuesta sera llevar ‘adelante una detallada indagacion de las eircunstancias que promovieron el fracaso. En ol caso de los Fletcher, el terapeuta partié del supaesto de que se produciria alguna resistencia a su maniobra de pa- taeidn escéniea porque se disponta a levar al padre a una posi cin mas central, ya una menos central a la madre. Si ccentralidad del pire habia sido la fuente de la vesisteneia, he ahi algo que demandaba una indagacion. Oyendo el relato que el senior Fletcher hizo sobre lo oeurrido, el terapeuta advirtio ue este no se sentia preparado para tratar eon un -hijo emo- ional» como Irving. Con frecuentes spelaciones a Bob, quien permanecia comodamente sentado y sin hacer comentarios, el ‘efor Fletcher declaré sa opinion de que Irving era diferente de él y de Bob, Dijo que él y Bob simplemente se ihan de casa temprano, buscaban un buen trabajo y se sentian firmemente ‘ddentificados con su puesto en el mundo del trabajo. Bra eviden- te que Bob se habia pleyado sin dificultad a este guion de desa- rrollo; terminado su bachillerato, poco después ingresé en las fuerzas armadas, y ahora tenia empleo fijo en un eampo rela- cionado con Ia computacién elemental. En el caso de Bob, el senior Fletcher estaba dispensado de cualquier preoeupacion introspectiva acerca de su capacidad como padre. En eambio, la conducta de Irving lo dejaba perplejo y ademas, insinuo, lo ‘exponia a reproches de sa esposa. De esta manera, al serear~ se el dia fijado para la entrevista, el senor Fletcher se puso irritable, nervioso y enojado con Irving; exactamente lo opus to de lo que el terapeuta esperabe. Durante el desayuno, Ir- vving se enzarzé en una pelea trivial ean Judy, y el sehr Flet- cher se puso enojadisimo; lo amensz6 con «contarle al terapet- ta» y conseguir de este que «apartara a Irving». Este salié cortiendo de la sala diciendo que no acudiria a la reunion. El 192 padre no hizo nada para remetlarlo, e Irving no se presenté a fa sesio El sei Fletcher se veia perturbado y aun culpable a eau- sa de lo scedido. Menciond otros aspeetos de su vida que en ¢l pasado le habian hecho sentir que no era un buen padre, pero comprensiblemente se mostro renuente a dscatirlosde- Tante ce Bob. El terapeuta hizo escucha simpateticay tra de explorar la manera en que el padre y el hermano pudieran cola borar para obtener que Irving acudiera la semana siguiente, Pero entre el sefor Fletcher y Bob habia escasa intensidad, y no existia historia compartda entre Bob e Irving, por mas que Aaquel no parecia tener mala dsposicin hacia este. Seni mente no se habian desarroliado alianzas diddicas entre 1os miembros varones de la familia. Frente a estoy ala aparente disposicion del padre a refer mas acerea de sitmismo, el tera- peula propuso que él y el senor Fletcher solos siguieran exa- ‘minando la manera de tratar esta diflllisima situacién. La in- tencidn era aceptar un tiempo mas lento en el proceso de pau tacion escénies (con reconocimiento de que el episodio del de- sayuno ya habia introducido un ritmo regulador que no se po- dia evestionar facilmente) y hacer que el padre pudiera entrar cn alguna alianza con el terapeuts, maniobra que sirviera de modelo para la formacion de ina alianza entee los hombres, aque en esta familia se requeria. Con este tipo de reencuadr mento y de ejeritacin, la primera escena y etapa del trata- rmiento podia seguir determinada como de negociaion entre el padre y los hijo varones. Ofreeer tiempo individual al senor Fletcher reforzaba su posicion de miembro de la jerarquia pa- rental (por el momento, un suibgrupe ocupedo sobre todo por la sefiora Fletcher y por Judy). En esta familia habria ido un error ofrecer esas consultas individuales a la madre, porque cra ella y noel padre, el progenitor que consuetudinariamente hacia alianzas fuera dela familia. En efecto, encontrase ela con cl terapeuta, lo que dejaria al padre una vex més en la periferia, no habria hecho mais que prolongar una pauta fami- liar disfuncional La reunién con individuos Ecsta estrategia destinada a abordar resistencias a ma ma- niobra inicial de pautacién eseénica demuestra que los terapeu- tas de familias se pueden reunir con individuos en la persecucion de metas estructurales mas amplias. Reuniones para ensayar 193 conduetas nuevas y obtener una comprensién simpatética de la historia personal no estin eontraindleadas por el abordale es: trnetural. Por el cantrario, en easo de que individuos del sist ‘ma necesiten de un perioda de preparacién, y si el contacto, con ellos no perpetiia un defecto estructural de la familia, los ‘erapeutas pueden organizar ese tipo de reuniones. Tienen que ser limitadas en el tiempo y estar sobre todo al servicio de la asisteneia al individuo para que pase a una posieién reestruct ada dentro de la familia global, en particular en las semanas previas al progreso de Ia terapia. El terapeuta y el seflor Fletcher se reunieron dos veces. Con miramiento amistaso, pasd aquel revista a la biografia det sefior Fletcher, sobre todo a los detalles relacionados con su funeién parental, que ineluian alguna informacion sobre sa pro: pio padre. Para disminuir la preocupacion de Ia sehora Flet- cher, de que natla se hacia en ese lapso respecto del problema real, que era Irving, el terapeuta propuso al sefior Fletcher {que anuneiara a su esposa que él se preparaba para -hablar con Tevings y que ella debia ejercitarse en no responderle, sino en ‘cambio dejar que Judy zanjara sus propias reyertas. En todas estas reuniones individuales, el terapeuta alenté al sefor Fletcher para que instara a Irving a presentarle todas ‘sus quejas sobre su madre y sus hermanas. No se requeria de Irving que modificara su actual pauta de rina (puesto que Ir ving tenia mucho que defender), pero se esperaba de él que ‘comunicara a sa padre sus problemas. El terapeuta concedié al sefior Fletcher que seria arduo escuchar esas cosas de su «hijo emocionals, pero le aseguré que contaba con su respaldo y que sin duda su esposa estimaria sus esfuerzos. Nada debia eam- biar, salvo el procedimiento del informe. No habria ni castigos ni demandas de que Irving y Judy se evitaran. Todas estas disposiciones se ensayaron minuciosamente con el padre y du- rante una semana reeibieron diaria confirmacion por medio de tun breve llamado telefonico de él al terapeuta. El sefior Flet- cher fue el encargudo de informar de este cambio a su esposa y aJudy, lo mismo que a Irving. Lo lev6 todo a cabo muy bien, y 1g propio hizo Irving, quien de hecho se arregl para mantener elevada la frecuencia de su mala condueta. Esta continuada perturbacidn parecia indicar que si el vinculo con el padre ora importante, Irving empero seguia eautivo de rutinas que for- ‘maban parte de cuestiones familiares mas amplias. ‘Durante las dos semanas que siguieron a sus contactos indi Viduales eon el terspeuta, el sefior Fletcher y sus dos hijos 194 fueron quienes seudieron a las reuniones. Asistdos, debatie- ron e6mo habia sido para ls hosel ereeimlento en el sono de Ia familia, las razones por las eusles los hermanos no tenian ‘is intimidad, y tambien por que los hombres no parecian es- far mucho juntos. En estas conversaciones, Bob ys pare ppermanecian sentados cada uno en su sill en un lado del consul toro, cerca de la puerta, mientras que el terapeuta e Irving quedaban agrupades del lado opuesto. Esta disposicin de los fsientos acaso se debia al azar, pero escenifeaba el hecho de ‘que, aun estando juntos los varanes, Irving era excuido, Hacia Ta mitad dela segunda reunion, euando Irving eomenzé con st Ihabitual letania de agravios, en particular la queja de que su padre nunca se ponia de parte de él en los altereados con la madre o con Judy, se produjo el siguiente intercambio Irving (al padre): Ta nunea dices nada, hagan lo que hagan ellas. {Nunca me crees! ‘Padre: Es que en realidad no sé quién tiene razén. Tu madre se altera verdaderamente contigo, y entonces... Irving (con enoja): Ahi esta. Ahora mismo estas tomando co- ‘mo siempre el partido de ellas. No el mio. 1. (a Irving): Aun ahora, imagino que te parece que tu padre munca estara de ta lado. Mira dénde esta sentado, all lejos, con Bob. Te dejan afuera aun en este consultorio. Quizd sile- Yaras tu silla mas cerca de él, como para estar en el cireulo de ellos, pudiera ser que todo este asunto de los «partidos» no fuera tan grande, Trata de desplazarte hacia ahi un poquito. Irving (muy alterado y enojado! Alinfierno con eso. El nunca hhara nada. No le daré nada, Al inferno con él... simplemente me odia. El grupo quedé aténito con el estallido, y el terapeuta te- ‘mié que Irving pudiera perder el control. El cima era tenso, pero el terapeuta decidio presionar de una manera diferente, Siempre sobre el rastro de una alianza entre Irving y su padre, Z. (a Irving): Bueno, mira, espera un poco. Témalo friamente, Fue un error de mi parte... No lo pido todavia, pero yo 36, Bor enojado que estés, que no te gusta que te dejen ellos fuera, Bees el asunto. No te desplaces nada, quédate sentado donde stds. Muy bien. Pero ahora haz esta: allgjate y quédate aqui, Pero quiero que imagines que ti y tu padre estan sentados Juntos. Nada mais que una imagen mental de ustedes dos jun- tos mientras eanversan, 195 Irving (se pone a Wlorar quedamente): No me gusta esto. No quiero esta pelea contigo. No quiero esto. Padre (se mueve incdmodo en su asiento y se inclina hacia adelante): No te pongas tan slterado. Olvida este asunto, Sé faue no quisiste decir todo eso (dicho con tono amistoso). 1. (al padre): Asi esta bien, estd logrando un poco darle a ‘conocer, sabe usted, que verdaderamente puede comprender fsu modo de ver las cosas. Esto ayudar mucho. Padre: Si que puedo, Irving, y bien sé que no es todo por ta ‘causa. No te alteres tanto ahora. (El padre se muestra torpe en materia de sentimientos.) Irving: Ahora estoy bien. Olvidalo. Todo esta bien. Sigamos. El tono de la sala pas del enojo a la tristeza, y la tensién se sips. Imagineria y estructura La resistencia de Irving a una efectiva alteracion de la dis- tancia fisica entre ly su padre era comprensible. Fue un error del terapenta pedir que Irving entrara en contacto con su pa- dre periférieo porque el distanciamiento del padre era parte de lo que ya causaba enojo a Irving. La instrucciin de hacer ‘tro intento lo puso furioso. Por otro lado, era evidente que Irving tenia sentimientos positives hacia su padre y era preci so sacarlos a luz para que pudiera desarrollarse una alianza tntre ellos. En este punto el terapeuta continud Ia interven- cidn, pero pasé de una manipulacion de conducta (mover la silla de lugar) al despertar de una imayineria interna en el indivi. ‘duo. Dio al hijo permiso para no desplazarse en ta realidad, sing hacerlo solo en la imaginacién. Bxento de las emociones nogativas que le producis la perspectiva de tener que moverse fen direccién al padre distante, el hijo pudo permanecer senta- {do tranquilo, animado un momento por sus anhelos mis positi- ‘vos de estar eon su padre. Su llanto promovid en el padre una, respuesta providente, que se convirtid en gesto de conducta, real en el momento de inclinarse hacia adelante en su sills, ‘como para llegarse a Irving. Lo consol6 con su voz, aunque lo exhorts a sofocar sus emociones. El terapeuta, eonciente de {que esta disposicion, a saber, que el padre se sproximara al hijo, era lo correcto, apey6 al sefior Fletcher, elogiandolo por comprender la posicién de su hijo sobre el problema. El tono, ‘emocional pasé de la ira tensa a la tristeza tranquila 196 Este ejemplo muestra la manera en que sucesos psicologi- cos internos se pueden utilizar para producir cambios en la es- tructura interpersonal, En el momento de desplazarse el tera- peuta de los Fletcher de la conducta al ensayo imaginado de fina eonducta (la imagen mental de estar sentado junto al pa fre), el hijo quedo en libertad de experimentar una emocion ‘nueva, y se creé una oportunidad para que el padre respon- era de manera diferente. En general, la terapia estructural puede utilizar los sucesos individuales internos al servicio de ‘bjetivos interpersonales. Haciendo foco en un suceso interno, imaginado, los hombres de la familia Fletcher pudieron expe- rimentar una emocin nueva y entonces conducirse de una ma- nera diferente en su relavion reciproca. Un deslizamiento en et ‘eampo emocional promovi6 un deslizamiento en las interaccio- nies de conducta. En interaceiones como la descrita, la terapia estructural es un proceso eibernetco; la conducta (a veces, una ondueta imaginada) engendra emociones muevas, y a su ver estas promueven conductas nuevas. (Véanse tambien nuestra anteriores observaciones acerea del plan general con miras al ‘cambio estructural, del eapitulo 2.) Excena 2: los hijos de la familia Fletcher En este punto el terapeuta tenia varias alternativas. Si hu- biera dispuesto de mis tiempo, podria haber tenido reuniones. paralelas con la sefiora Fletcher y sus hijas, con el designio de romover un subgrupo més diferenciado. Si en el easo de los, hombres el problema era su falta de eohesién, y por eso cierta, fragmentacion de eu identidad individual eomo hombres, lo in- verso valia en el caso de las mujeres, ligadas entre elias de ‘manera excesivamente estrecha, tradicion que arraneaba del sobreinvolueramiento de la nefiora Fletcher con su propia ma- dre, Mientras que los hombres necesitaban de cohesion y uni- dad, las mujeres tenian que aleanzar difereneiacin y diversidad, El terapeuta decidié abordar estas euestiones reuniéndose ireetamente con todos los hijos afin de afianzar su diferencia, rrespecto de los padres. En un llamado telefonieo a la sefiora Fletcher, el terapenta repitié lo que habia dicho a su marido en Ja tltima reunion: que al final de la adolescencia era natural que log hijos se trataran y deseubrieran intereses comunes. ‘Los padres debian dejar esto lbrado a su inieiativa. Tambien ropuso a la sefiora Fletcher que la semana siguiente, la noche ‘en que él estuviera reunido con los hijos, ella y su esposo salie~ 197 a ran acenar para recordarse uno al otro que habia sido buenos Padres Esta propueta no levaba a ited ar, pero tenia aspeeto sufcientemente infensivo porque no espe. Cieabu nada acerea desu ncerennent como eonvuges, Elen aceptaron hacerlo, y de ese modo se pudo conven una reunion con les hos. ‘Variasintenciones movieron a este paso. En primer lugar, ra una oportunidad para observar a Irving en un contexto diferente. Con anterioridad se lo habia visto eon su hermano fu padre, y antes todavia, eon la familia entera. Ahora se lo podria observar hallandose ausentes los padres. En entrevista 6 mostr6 mis juiioso y mucho menos votl queen las reu- niones anteriores; sus eneuentros con Judy fueron sorprenden- temente suaves, aun amistosos. Por momentos se hacian chs tes y bromas amables. El nico momento de enajo lo tuvo Ir- ving cuando sus hermanas mayores, Mary y Ellen, pasaron a ‘examina su erecimiento en el hogar. El terapeuta les pregun- 1 por su paaire, y ellas espondieron con fraldad y brevemen- te, adoptando hacia él una acticud entica. Irving repicd con ira, dictendoles que eran ~engreidas-, estaban -hinchadas- siempre ~del lado de a madre-. Esto sugeria queen sus sinter ‘mas acaso se expresaba otro laste: representar al padre y ser ¢l procurador del padre en una pelea de familia que llevaba ‘Esta reunion era también una oportunidad para promover fronteras mas ntidas entre los hijos mayores los padres. Si se lograban, sera 1) otra manera de asitira Judy Irving para que redujeran su engolfamiento con la madre, y2) indi ectamente hacer que los padres se pdieran mover en el ms- to plano socal, acaso unirse mia que hasta exe momento. De hecho, establecer esta frontera no ofreeiédifcutades, porque dejando de lado que las hijes tomaban partido casi unanime mante por la madre, todas se sentian habiitadas para hacer su propia vida. Las hermanes mayores opinaron que Judy debia dejar el hogar el ao siguiente, pero no se pronunclaron acerca de Irving. En el curso de la reunion el terapeuta intento pro- mover entre las hermanos una afliaeién tan grande como la due existia entro las hermanas. El logro en este sentido fue seas0. En toda la entrevista, persistio en defini alos her- ‘manos como una unidad, recordandoles sus reuniones eanjan- tas con el padre y lo que en ellashabian compartido, pero sin espeeifiear contenidos. A Bob lo ated el papel de un hermano mayor que prestaba socorro, y el terapeuta pint6 con rasgos simpstics el relativoaislamiento de los hombres en ls fais, 198 ofalando que en los varones esto era mis un problema cult ral que algo caracteristico de sa familia. Lia respuesta a esta observacién sobre el aislumiento fue inesperada porque Janice, de dlez afios, que habia sido descui- Gata por todos, se puso a llorar. Dijo que de tados los hijos era Ia tiniea que no tenia otra amiga que la mare en ls familia Desde luego que era demasiado pequefa para que se Ia inchi- ‘yera de manera natural en el grupo de las nas mayores, y no gra menos dif sivuaria con los muchachos. Manifest sor- [pe-adente simpatia hacia Trving,y una gran energia en le pre- fentacion de sus propias quejas. Bl terapeuta observe que si Bob tenia que ser un shermano mayor~ para Irving, en parti- cular ensefiindole a desenvolverse en el mando, Judy debia fer una buena shermana mayor- para Janice y deseubrir la manera en que se pudiera sentir mis aceptada. Mary y Eileen {Ya habian sido definides como chermanas mayores> de Judy, J sus guias para desvineularse del hogar. De esta manera el grupo de hermanos reslté diferenciado en jerarquas de her- Thatos mayores y menores,y en los que ya se abrian paso en el ‘mundo y los que se preparaban para ello. Sus energias ylealta- dls fron orlentadas hacia ellos mismos y hacia el mundo ex- terior, dejindelos menos disponibles para los padres, que de- berian redefinir el sentido de su union una vez que todos los bij salvo Janice se hubieran aljado. Rastreo y persistencia En muchas de estas reuniones el terapeuta debié persistir ‘en el rastreo de las expresiones divergentes de un tema prinei- pal. La persistencia es un buen antidoto a ciertas resistencias, ‘en particular Ias que se pueden considerar mis un habito que tuna imposicién patolégiea. En el caso de los Fleteher se habia hecho habito considerar que los hombres estaban socialmente aislados en el seno de la unided familiar; Irving intentaba que- bbrar ese habito quejndose (pidiondo ayuda) de su ubicacion en sas rutinas. Los terapeutas en general, si estan convencidos, de la importaneia de un tema que se presenta, tienen que per- sistir en el rastreo de sus diversas manifestaciones y no vacilar ‘promover una y otra vez rutinas nuevas de condueta capa- ‘ees de modificar el tema principal. Como sefialaron Minuchin y Fishman: «Los sistemas poseon una inercia que resiste al eam bio y hace falta la repeticion para quo sobrevenga una modifi ‘eacion de pautas. La terapia es asunto de repeticiéns. (1981, 199 ~_ pig, 129 [1984, pax. 181).) Esta persistencia es beneficiosa, sea que atienda a los temas mis generales de la vida familiar 6 alos pequetios detalles sobre quién se sienta en cierto lugar o quien habla siempre primero, a diferencia del que habla vlti- imo. Si modifieaciones de estas pautas se eneuadran como bene- ficiosas, y como algo que posee reconocido valor, nada tiene de turbadora la insisteneia aplieada a ayudar a las personas a le- var adelante los eambios. En el easo de los Fletcher, esa insistencia se manifesto en «el constante apoyo del terapeuta a los beneficios de una posi- cidn mas central del padre o, como expusimos antes, au intento de hacer que Irving se sentara junto a su padre y su hermano cen lugar de ocupar su lugar habitual entre las mujeres. Similar insistencia desplego en atros aspeetos, por ejemplo no permi- tiendo que la madre hablara en lugar de Judy; es que suponia, acertadamente, que si dejaba a Judy tiempo para enuneiar de ‘manera acabada sus sentimientos, afloraria un conflieto sus- tancial entre ella y su madre, y esta erisis era indispensable para la prosecuelén del proceso de cambio. Es que eon dema- siada frecuencia los terapeutas elaboran una intervencién eon- ‘dueente, la arrojan en el estanque de la familia y después om ten observar las ondas eoneéntricas que produce. Es preciso ‘que rastreen su efecto, tanto inmediata coma retardado, ¥ que ppersistan en Ia intervenciOn siempre que esta indudablemente produzea un contexto mis saludable para el quehacer familiar Escena 3: ta famitia en su conjunto Reunirse con la familia Fletcher entera era un paso eitieo e ineluia varias inteneiones: 1) evaluar eventuales efectos posi- tivos en las definiciones de subunidades, que el terapeuta ha- bia venido promoviendo; 2) evaluar, por via de informe y de ‘observacidn, el estatuto de os sintomas de Irving; 8) hacer que el padre desempefara un papel més central que en la primera, entrevista; 4) hacer que los desaeuerdos entre los padres ea- lieran a la superficie, quiza eomo consecueneia de la posible asuncién de este papel mas central por parte del padre, y por Ultimo, 8) loealizar v deseompaginar, en el curso de ls entrevis- ta, las secuencias disfuncionales diagmostieadas en la entrevis- ta inieal En los minutos de apertura de esta nueva entrevista so present la oportunidad de definir fronteras entre subunida- des por el empleo de una intervencion estandar referida a la configuracién de la rueda de asientos. La familia entro y s ‘miembros se sentaron de una manera similar a lade la primera eotrevist, Irving que entre Judy y Elan, muy Info dew padre, quien se sent6 junto al hijo mayor, del otro lado y eorca Ge Ia puerta. Antes que hubiera tiempo de iniciar una conver- fscion sustantiva, 1 terapeuta logré reordenar los asientos, Tnvité a Irving a dejar su lugar entre las hermanas y, troeando con Janice, a sentarse cerea de su padre y de Bob, ‘Miro de frento a Irving y dijo: «Creo que no es ahi, entre todas tus hermanas, donde te sontaste euando hablamos la tltima ‘vez. Me parece que todo sera mas direeto siti y tu padre estan ‘mais cerea ce la aecion. Siontate entonees donde est Janice, aqui, y entonees.... este serdi un lugar mejor-. Esta observ cidn era una mezela de descripcidn exaeta y de sugereneia opti- ‘mista; se logr® con facilidad porque se produjo muy al corien 20 de la entrevista, antes que lus personas se hubieran apo- sentado. Pero no siempre es tan Feil, ‘Cambio de asientos: resistencia en el lugar ‘Son ficiles y son divertidas las parodias de la terapia fami liar de orientacion estructural; se presenta en broma el cuadro de un terapeuta que inventa un baile de sillas musicales y que de eontinuo hace que la gente pase de un lugar a otro. El surco musical serian las inteligentes observaciones «reeneus- radoras», por las cuales el terapeuta justfica por que las per~ ssonas van trocando sillas para sentarse junto a personas que & todas luees no les gustan. También pintan al terapeuta impi- iendo que un hijo se entremeta en el sespacio conyugal» por fl recurso de extender un brazo entre el ni y sus padres, al tiempo que las unidades de la familia se miran con ansia, como Paises vecinos separados por una muralla fascista. Es cierto ue el cambio de asientos y las sefales fsicas indicativas de ue determinacios miembros de la familia deben permanecer fen ese momento calladas se utilizan con frecuencia en el inten- to de ayudar a las personas a eontemplar un reordenamiento de Ia estructura de la familia y a sentir edmo seria vivir en ese espacio nuevo. Nios tremendamente cautivos de los proble mas de sus padres, por ejemplo, no pocas veces informan ha- ber sentido alivio por sacarlos el terapeute del cireulo inme- diato de la entrevista, acaso a un asiento situado fuera del gra- o, y tomar él su lugar como mediador de la querella de los Padres, A la inversa, el anhelo de estar mas préoximo, en alian- 201 za mis estrecha con alguien, suele recibir satisfaccin del reor denamiento experimental de la disposicién de asientos. Para los estructuralistas, el medio suele ser el mensaje; lo que las personas dicen es menos importante que ordenar ana estructura sintonica con el mensaje. Por ejemplo, silos padres admiten hablar entre si, pero siguen con sus tres hijos dispues- tos entre ellos, no se averigua fcilmente si el empefo de los padres por conversar puede ser serio. Ademis, en el easo de que cl terapeuta pida a dos personas que conversen entre si, no es obligado que estas tomen en seri la instruccin sino se produ- ‘ce un ordenamiento simultineo de la entrevista y del espacio de ‘asientos de manera que estén realmente ubicados para hablar, (Las alteraciones de la distancia de asientos y espacial tienen ‘que ser consistentes, desde luego, con los vaiores culturales y y «psi- ques. Propone que estas «partes» metaférieas se consideren Fenomenos interactivos, y no scosas> impresas histOrieamente dentro de un euerpo individual impermeable. Una teoria del 24 desarrollo del si-mismo-en-contexto recomienda una terapia {que procure modifiear el contexto-en-torno-del-si-mismo. Y en ‘efecto, una premisa fundamental de la terapia familiar de frientacion estructural es que si uno modifica el contexto de interaccién, sobrevendran eambios en la eondueta individual. Minuchin y sus colegas elaboraron sus puntos de vista s0- bre el desarrollo familiar normal y patol6gieo partiendo dol pa- rradigma sistémico y de la indicada premise tasiea acerea del ‘eambio, a saber, que alteraciones del contexto producen eam- bio en ias partes. Esta perspectiva sobre el desarrollo lleva a considerar que la familia, en armania con las regias de los sis- ‘temas vivos, ha de estar compuesta por subsistemas, cada uno de los cuales tendra definidas propiedades de frontera. Del mismo modo, deben de existir ordenamientos jerarquieos en- tre las partes y los subsistemas. Habra tambien formacion de alianzas y coaliciones entre las partes, en alunos casos dentro de un mismo subsistema y en otros franqueando las fronteras. Las familias normales tienen eapacidad de rotar esas alianzas ¥ coaliciones de manera que ningun miembro queda adherido pa- ra siempre a un agrupamiento; no obstante, la familia provee tambien al deslinde estable y relativamente duradero de algu- nnos de sus subsistemas, por ejemplo la unidad conyugal. Esta combinacion de flexibilidad con estabilidad, y el aseguramiento de cierta constancia al tiempo que se dejan oportunidades a la novedad, es lo caracteristico del sistema vivo adaptative, Los sistemas no adaptativos 0 patoldgicos presentan muchos de los ‘rasgos opuestos. Son rigidos en sus coaliciones alianzas, cusl- quiere que sea el contenido en juego. Las fronieras entre sub- sistemas son demasiado abiertis o demasiado cerradas. Las je- rarquias estin invertidas. Las personas son esforzadas a en- trar en ordenamientos triangulares y el contexto formado por el ambiente aminora su efecto eorrectivo sobre la conducta fa- milla. La terapia familiar estructural, en su dimension tedriea, atiende a estas facetas fundamentales del sistema vivo: fronte- ras, jerarquias, intercambios de informacisn con el mundo ex- terior. El terapeuta, en los casos cliniees, presta tambien aten- ion a estos fenémetios. La terapia procede como una serie de ‘estrategias de intervencién consistentes con la teoria de base La primera de estas estrategias entra en accion en el momento dde hacer el terapeuta coparticipacion con la familia y de comen- zar su diagnostico estructural. La terapia familiar estructural centiende el acto de coparticipacién como un acto de diagnosti co, Introdueirse en la Vida de una familia es un suceso active y : 225 aleanaa el estatuto de una intervencn. La manera en que ella rresponde a esta intrusion pone de manifesto el esquema de sa funeionamiento con arregio a pautas. Este esquema indica el ‘amino que siguen los ordenamientas estructurales sustanti- ‘vos que earacterizan a la familia en este momento. La aetivi- dad de coparticipacion se puede llevar desde una posieién rela tivamente distante, por ejemplo si el terapeuts orienta a la familia a una eseenificacin de sus problemas nucleares. Desde cesta posicién har abservaeiones sobre ls eondueta de la fami- lig asi en movimiento. O puede el terapeuta hacer coparticipa- ion mas adentrada, aeomodéndose a las preferencias estrue- turales que la familia presenta, mostrando simpatia v eompren- sion y absteniéndose de euestionamientos dirvetos. En esta po- sicidn, el terapeuta toma el peso alo que importaria eonvertir- se él a modalidad de la familia, y registra el tempo y el talan- te de la vida familiar a la ver. que conserva la capacidad de ‘observar y de sentir. Durante toda la fase diagndstia nical, y l tratamiento, se tiene de continuo la apreciacién clara de que la presencia del terapeuta, su estilo y su direecion constituyen otras tantas fuerzas susceptibles de modificar la estructura de 1a familia, Por la experiencia de coparticipaciin y la recoleceién de im- presiones acerca de la vida familiar, el terapeata obtiene un diagnéstico estructural, Este es una serie de enunciados y de diagramas acerea de 1) alianzas y eoaliciones en el seno de la familia; 2) las propiedades de frontera de la familia como un todo, y de sus subsistemas; 3) la distribucion jerarquica det poder ejecutivo, y 4) las secuencias clave, de interaccién, que son la fuente operacional de las estructuras asi abstraidas y ‘que les infunden significado vivencial. Ante todo, el diagnos- teo estructural es una hipdtesis acerea de la interaccién sist ‘mica entre el contexto total de la familia y las eonductas sinto- miitieas de sus miembros. Formular un enunciado diagnéstico, ‘estructural es afirmar algo acerca de la manera en que las per- ‘sonas se sitiian para establecer contacto entre ellas y con otros subsistemas. Este diagnéstico no impide al terapeuta hacer su- puestos, modo de corolarias, acerea de sucesos de dificil ob- servacién o verificacién, por ejemplo, las sentimientes intimos 1 los deseos de los miembros de la familia. Sin embargo, adju- dia a estos supuestos un papel periférico en el diserio de pla- nes sobre la accion a emprender. Para el erapeuta de orienta- cidn estructural puede suceder, si, que cuestiones de motive cin interna y de predisposicion emocional a naevas modalida- des de contacto relacional pasen al primer plano, pero no antes 26 . i de que hayan sobrevenido logradasalteraiones n las poicio- res estructuales de las diversos miembros de la familia Los datos que el diagnostic estructural requiere se obti- nen sobre todo de observaciones de la eondueta de la failia en fl curso de la entrevista, De manera muy secundaria, se los tamara del informe de conducts de la propia familia, y de su Fistorial. En la entrevista, el terapeuta recurre a conductas esponténeas, escenificaclones orientadas, euyos actores son miembros dela familia, y las eonsecuencias que reordenar el ‘contexto total produce, por ejemplo en caso de reaniones eon subsistemae mas reducidos. Sobre la base de estos datos se confecciona una hipotesis diagnéstia y se elaboran planes ten- tativos de tratamiento ‘Para panera prueba una hipétesis estructural, el terapeuta tiene que hacer que la familia comparta cierta visin del pro- blema. Lo comin es que ella entre en tratamiento con una idea lineal sobre el trastomo, a saber, que una persona, el portador del sintoma, es quien control ala familia integra. Minuchin ha insistido en que es necesario cuestionar esta suposicin y aye dar ala familia para que redefina el problema presenta. Es- ta redefinicion la llevar la idea de que en verdad el grupo familiares quien sostene al individuo perturbado. La redefini- cidn tiene que ser aceptable y no condenatoria porque en caso contraro la familia no regresara, Una redefincin del sintoma presentado no es més que una reformulaciin del problema en funcion de las interaeciones recurrentes de la propia familia, que posibilitan la eontimacién dela conductasintomatics. No Sgnifica restar importanea al sintoma, sino reencuadrar su Sipnifiado para el sistema total. Una redefincion bien hecha fesen realidad una intervenciin reestructuradora en las pautas de Vida que prevalecen en la familia. Una buena redefiniciin conlleva de manera impliita los otros rasgos esencials del eo- ‘mienzo del tratamiento: un emunctado acerea de quien, entre log miembros de la familia (no necesariamente la familia como totaidad) ha de cumplic el papel mis importante para el logro de la meta, y un esbozo de las pautaciones escénicas en el ‘desarrollo del tratamiento, Si estas cuestiones se elaboran con claridadi, el tratamiento ya esta bien encaminado, El plan tedrico con miras al cambio y tratamiento estructu- ral supone que inducir crisis o inestabilidad sistémica es un paso en el proceso de trasformacin del sistema. Lasinterven- Clones eanonicas de la terapia familiar de orientaion estructu- tal se proponen inducir crisis y al mismo tiempo sustentar la perdurabilidad de estructuras nuevas. Todas las estratogias oor de interveneidn se sreneran de esta perspectiva: stender ini cialmente a la estructura, no al contenido psicologieo. Las es trategias mas afines al abordaje estructural son: 1) pautacion esesniea de las intervenciones drigidas al sintoma, dentro del flajo global del plan terapeutco; 2) interrupeion de alanaas y ‘oaliciones disfuncionales; 8) correecién av problemas jerérqui 0s: 4) observacién y alteracion de secuencias de condueta er ticas, patoligicas, que dan sustento a una homeostasis estan- cada; 8) asignaciin de tareas, dentro de la entrevista y tam- bin en el hogar, y 6) ofrecer deseripciones del proceso de eon- dducta de la familia, A medida que la familia cambia, estas in- tervenciones pierden la forma de contribuciones identficables del terapeuta, para convertirse en parte inescindible del modo de vida usual de la propia fama En resumen, el paradigna sisiémico y la terapia estruetu- ral que de este deriva sostienen que el todo trasciende a las partes, pero que, en virtud del principio de la eausalidad cir- cular, el todo se define también por la actividad de estas par- tes. El paradigma ordena atender a las conductas observables en el aquiyahora, y en este sentido es teoria historia. BI empefio terapéutico se dirige en principio, y aun de manera predominante, alos intercambios de conducta que se producen cen la frontera de unidades en interfase, ¥ no tanto a suposi ciones acerea de sucesos que se desarrollan dentro de una uni- dad singular, como lo es un miembro determinado. Meta prin- cipal de Ia terapia es reestructurar tanto los mitos como los fenémenos de la vida cotidiana, y compete al terapeata crear oportunidades para que esos catnbios se produzcan. En el lapso relativamente breve que la teoria general de sistemas leva como una considerada teoria de la conducta y el cambio, una y otra vez se la ha comparado con las teorias pico dinamicas de la condueta individual y, en particular, con la teoria psiccanalitic. Tendremos que tratar de averiguar lara- 26n que lleva esas comparaciones continuadss¥ alos perels- tentes intentos de integrar esos dos paradigmas diferentes. Pero antes debemos esbozar sueintamente el paradigma psi- coanalitico de manera de dibujar al menos el perfil de una teoria que ha dominsdo el pensamiento psiclogico durante mas de medio siglo. seasrnepetssanite j | Elementos fundamentales de la teoria y la terapia psicoanaliticas Hasta 1950 aproximadamente, el paradiga dela. psiclo- sa psiecanalitea fue predominante en el estudio dela evoli- ion de la personalidad y de los prineipios que gobieman la fctividad humana. Las proposicones espenfeas de este mode- Jo eran variadas, complejas, y sustentadas prinlpalmente en Jn anéedota clinica. Se trataba ante todo de un modelo del desa- rrolloy la condueta del inviduo, en que los intereambios en personas reales, del pasado y del presente seinvestigaban por redo de informes verbales, produeidos retrospectivamente, acerca de las imagenes internas de esas efectivas conductas. De esa manera Ia vida interior de una persona se convertia en la unidad adocuadi de a indagacion cientifia y de la interven- con elinia, Aqui se sitia lo que Rabkin (1970) ha llamado los ‘imponderables del espacio Interior: los afectas, recuerdos y pensamientas fugitives, no observables directamente, sino preciados solo a traves del informe dela persona que es su continente, Buena parte del Vocabulario de este paradigms su- flere una teoria dela experiencia humana referida aun sconte- Nedor de ingredientes»el «si-mismo» encapsulado por la piel es contenedor de una infinidad de ingredientes como ira, pla- cer, angustia, suefios de advertencia y benlgnas esperanzas. ‘Desde luego que es preiso organizar ests ingredientes no ha de prevalecer a entropia animiea. E] modelo psicomna- litico provey6 regias de organizacin por él reeurso de postalar estructuras mentales reetoras, el yo, el supery6 y el ello, y la presencia de sfuerzas» propalsores dinimicas como psique in- conciente y psique conciente,términos que designan tanto una suerte de «lugar» evanto un proceso. ero como setalo Roy Schafer (1978), este aparato de orga- niacin debia tener resortes motores porque delocontario la mégquina humana permaneeeni inmvil,Hbrada a una ordena- da pereza de imagenes interas; de aqu la importancia de la Ubido, fuerza eneryética de raz boldgea, sexvalizada en mu chos casos (pero no en otros tantos), eapaz de impalsar al indi- vido en su proceso de vida, Motivos y afanes pscolbgicos re- cibieron la dignidad de entidades propulsoras que generaban conductas aetuales. Por ejemplo, una persona no tiene condue- ta confictiva, pero si son conilctvos sus procesos arumicos. Enunciados de esta indole evocaban forzosamente las image- nes y la metifora de una méquina, una -miquina que no fan- cionaria en ausencia de fuerzas propulsoras aplicadas conve- rnientemente [ [las euales son proporcionaddas por los pro: ‘cos0s biologicos de! arganisma- (Sheafer, 1978, pag. 195) Este paradigma exigia ademas otros rasgos definitoris. Si cexistian estructuras que organizaban a estos procesosinternos ¥-a estas ehergias propulsoras, reguladas ellas mismnas por ru- tinas de asignacion y reasignacién a diversas provineias psiqui- cas del territorio psicoligico mas amplio, era preciso que exis- tieran mandos jerérquieos que gobernaran el desarrolio de es- tos procesos reguladores. Asi se geners Ia concepeiin de uns linea temporal del desarrollo; el nacimiento psicoldgico del ser !humano se entendio eomo un proceso que se desploguba en ets- pas: algunas instancias psiquicas aparecian antes que otras Este proceso, a su vez, introdujo la metafora de la «profundi- dad, en el supuesto de que lo dessrrollado antes en el eurso de la vida era tambien «mas profundos, es decir, menos asequible por rememoracin intencional: caso por esta razon, se atriba- ‘yO a esto més profundo una signifieacion estética y psicol6yica mas grande que a los sueesos psiquicos y estructuras de desa rrollo que surgian posteriormente. Bsta metafora dela profane ‘lidad perpetuaba una concepoion mecanicista del ser hurtano, ‘como si existiera una dimension vertical de estratos psiquiees, una suerte de poblado interior que hacia necesari el recurso & una arqueologia psicoldgiea para reconstrui la historia total de la persona. Por tltimo, en razén de su estrecha dependencia de los con- ceptos de desarrollo, jerarquia, profundidad y estratificaeion vertical, el modelo psicoanalitico, «diferencia del sistemico, era consecuentemente historico en su orientacién temporal En parte por esto yen parte por los princpias mecanicstas que caracterizaban a sus hipstesisbisicas, el psicoandlisis se atuvo con firmeza a una eoncepeiin lineal del nexo de eausa y efecto. Lo que sueede primero determina en buena medida a lo que ha de seguir; lo hecho rara vez se puede deshacer, al menos con respecto a las estructuraciones generales de la conducta a que se da el nombre de cardcter. Esto se sitia en marcada contra- posicién con la premisa de causalidad circular, propia del mo elo sistémi No obstante esta ides de una persona propulsada por una energis de base bioligica, el psicoanlisis no presuponia un va- cio ambiental. Aunque partia de la vida interna del individuo, el modelo incluia mucho acerca del contexto interpersonal que cireundaba a la persona. Pero esta informaciin se reunia de luna manera consistente eon las premmisas rectoras del paradig- ‘ma; en particular, que el mundo exterior se conocia eminen- 5 temente por el relato interno que uno daba de él, relato enya ‘compilzeion y cuyo informe se produetan en Io esencial por via, de rememoracion verbal. Esto se contrapone a la preferencia dl tesrico de sistemas por la conductu obsereuca, on lugar de los informes acerea de la eondueta, Una de las paradojas del psicoanalisis ha sido que lamé la atencién conseeuentemente ‘acerca de la importancia vital de la perteneneia del individuo a ‘grupos (familia, clan, tribu y escenario de la cultura global), pero con la misma eonsecuencia entendid esa pertenencia fl trada tnicamente por la visi focal de un protagonista tnico, 1 analizado, quien, por via de introspeesién, narraba los infu {os ejercidos por la cultura sobre una psique individual. Que- daria reservado a otros —antropologos y, después, terapeutes sistémicos— observar las rutinas cotidianas y los intercambios ‘conduetales azarosos que son constitutivas de la conducta del individuo dentro de grupos de la cultura. Resumen de las comparaciones En el nivel en que la mayoria de los clinicos emplean la teoria, existen evidentes diferencias entre el paradigma sisté ‘ico ¥ el psicadinamico; en cuanto a saber si en un nivel de abstraceién mas elevado estas diferencias son 0 no son recon- liables es algo que espera demostracion, que nose ha logrado de manera convincente. Con certeza, en el campo de la clinica cotidiana, las diferencias son claras: modelos de causalidad opuestos, base empirica enteramente diferente, marcada con- traposicién en las técnicas destinadas « hacer copartieipacion (el analista es neutral; el terapeuta estructural lidera), una va- riacién considerable en cuanto al lugar de la intervencion tera péutica (el interior del individuo en un caso y el interior det contexto interpersonal en el otro) y diferencias manifiestas en el tiempo (tiempo histdrico en un caso, tiempo presente en el otro). Si existe semejante discordancia, ;por qué empefiarse en forzar a estos paradigmas para que armonicen de alguns ‘manera? ; Acaso es por la continua bisqueda de una teoria uni- ficada de la conducta? ;Por qué no admitir versiones maltiples de la realidad vivencial y aceptar que en ocasiones el paradig- ‘ma psicodinamico parece mis apto como guia dela terapia y en ‘otras el paradigma sistémico proporciona una guia superior? Por qué, en sums, distraerse de las potencialidades de un punto de vista estructural-sistémico, interrumpiéndose de ‘continuo pars establecer referencias cruzadas ala perspectiv psieodinémiea? Por lo menos das evidentes razones mueven a ello, La primera esta referida a una renueneia, que parece na- tural, a dar el salto haeia el modelo sistemico; la segunda pro- viene de dificultades existentes en la propia teoria estructural Un cambio de mentalidad Muy bien puede ser posible la percepelon de estructuras supraordinadas, pero, se preguntaré el terapeuta ineipiente, {qué sitio queda para la vida de la persona interior? Con toda la poteneia clinica de los conceptos de la terapia familiar es- ‘ructural, y con todo el atractivo de la teoria de sistemas, la rmayoria de los terapeutas empero encuentra gran dificultad en dominar este novedoso paradigma de la condueta. Buena parte de esa difteultad proviene de la renuencia a modifica Ia srientacin mental acerca de lo que tiene rea! importancia en la experiencia cotidlana. La terapia familia sistémica en gene- ral ha encontrado dificil modificar la mentalidad de terapeutas inmersos en los constrefimientos de la experiencia individual. Intenciones a un lado, todo el que enseie el abordaje estruct- ral admitiré que es raro el estudiante que aprenda ficilmente a =ver~ sistemas. Al contrario; el prinepiante encuentra difiil cambiar su mentalidad acerca de lo que es importante en la conclueta, al menos en la medida en que ese eambio parece des- cuidar los sucesos de la vida individual. La resistencia al paradigma sistémico no es silo achacable ala defeetuosa manera de presentarlo sus defensores, sino que tiene poderosas raices en la realidad fenoménica de todo ser hhumano. Esta resistencia al cambio de mentalidad obedece a la experiencia que cada quien tiene de i como entidad deslinds- da, individual, suerte de unidad envuelta en la piel que encie- za una masa’en continua actividad de sensaciones, pulsscio- nes, asoviaciones, fantasias, imagenes, suciis ' pensamien- ‘os. Parece impertinente exigir, como pudiera exigirlo la teoris de sistemas, que el individuo restara importancia a su diaria corriente de sucesos intensamente personales par el mero he- cho de que una teoria reciente todavia no atiné a darles em- pleo. Una exigencia asi sonaria a reflejo de la insuficiencia de la teoria, y desde Inego que no podria aryiir Ia tenuidad de la vida privada, Rara vez se experimenta uno como una vida cuyo principal motor serian los vectores eneontrados de un campo sistémico de fuerzas. Por otro lado, toda persona propende = 232 sostener que el suefio de anoche, la fantasia que esta maiana tuvo al despertar, asi eomo los pensamientos que lo ocupan, son la sustancia misma de la vida. Estos sucesos emocionales, cognitivos y de imaginacién son todos internos, al menos por la experiencia que uno tiene de ellos. Desde esta perspectiva, el terapeuta novel con frecuencia tiene la impresion de que una teoria de sistemas le exige considerar inesenciales sus viven- cias mismas, tan intensas, y que gon tan quintaesenciadamente hhumanas, vivencias y experiencias cuya realidad fenoméniea es incontrastable y cuya presencia nos singulariza entre los animales. Mal negocio parece trocar la riqueza fenoméniea de la vida interior por las abstracciones de la teoria de sistemas ‘Ademas, si las personas se muestran renuentes a localizar la fuente de las dificultades interpersonales en otro lugar que en su propio interior, mis renuentes gon todavia a resignar, en tras de las invisible fuerzas del contexto cultural, el foco vivo de su drama interior. El modelo psicoanalitico ofrecia por es0 la mejor manera de conceptualizar lo que eonstituye la concien cia de eada quien. Sino es siempre convincente, y aun si escan dalizan algunas de sus proposiciones acerca de la eriatura hu- ‘mana, su laberintica complejidad sin duda que convenia a ls {que revela Ia introspeecién personal. Contemplar la grandioes ‘magnificencia de la maquinaria psiquies que el peicoanalisis si ‘tuaba en el interior del ser humane comunieabs una impresion de sublimidad y consuelo. A diferencia de las teorias mecar cistas del conductisme norteamericano, el paradigma psicoana- litico parecia dotado de una evidencia intuitiva; impartia un orden ala corriente dela vida mental que tedos vivenciamos, ¥ ‘prometia poner en eorrelacién la vida paleoldgica con los desei~ Drimientos de la biologia y de la fisica, eiencias cuya exactitud or tanto tiempo habian envidiado los estudiosos de la eonde- ta humana, Y con respecto al eambio, uno seguia movido por fuerzas interiores, privadas, solo que sl se coraprendia mis ca- balmente estas, si se las explicabs, sin duda que la vida que uno levara en contextos publieos habria de mejorar. ‘Yoes privados, estrueturas piiblicas La natural resistencia a pasar del yo al sistema se acreclen- ta todavia mss par un error histdried en que se incurrié en la ensefianga de la terapia familiar estructural. Consistié en la propension a dejar de ldo la vida interns de los individuos por demasiado asociada al antiguo paradigms psleodinamico, y an- titético en eonseeueneia al material empirico requerio por la teoria general de sistemas. Ex importante comprender que la teoria de sistemas no exige exeluir los datos de la experiencia interior individual; pero lo cierto es que la inical ensenanza de 1a torapia familiar estructural proseribia el legitimo empleo de ‘esos datos. En cierto sentido la terapia familiar estructural no hha llegado a ser una completa teoria clbernétiea de la conducta, ‘humana por su renueneia a incluir en su plenitud la fenomeno- logia de la experiencia individual en los lazos de conducta que ineluyen un contexto vivencial familiar. Este fraeaso pudiera, parecer reetifieado por Iz obra de Minuchin y Fishman (1981) Estos autores presentaron una enunelacion completa acerea de la importancia del individuo en el proceso familia, otorgaron a los individuos idéntico estatuto terico que a las demas sub- unidades de la familia y examinaron, aunque brevemente, el desarrelle de , y estas en parte son seres humanos individuales. La tooria sistémica de la familia por fuerza incluira a seres humanos. No es un fran avance, pero es un paso. En general no se va mas alla de esto. En la practica, y en la mayoria de la bibliografia sobre terapia familiar estructural, se presta eseasa atencion ala pre~ cisa manera en que la alteracion de los estados individuales smnos reverbera despues por todo el sistema. Asi, la sten- cion cuidadosa y conseeuente que se presta al cambio de I estructura familiar (que, eabe suponer, impliea un cambio en Ja vida interior de sts miembros) no 4e complementa con el estudio de téenicas destinadas a afectar la vida interior de los Individuos. El teérico sistémico de cortes miras parece darse por conforme expaniendo los efectos del contexto sobre el ea ieter, pero no muestra disposicion a completar el cireulo, eo- ‘mo lo exigiria logicamente un paradigma organismico, ni a ‘mostrar como el cambio de los individuos influye a su vez sobre elcontexto en que viven. Prasentar al individua como -efecto- 0 como exigiriarecoger informacion sobre la vida inte- rior, tarea esta que dificlmente se eoncibe sin recaer en las ticticas tradicionales de la psicologia psicoanalitica lineal. Por eso el eirculo nunea se completa, y el terapeuta estructural se 24 vve obligado a armar una danza de dos pasos, una danza lineal cen lugar de la danza completa, Soluciones Se han propuesto solucones, algunas menos logradas que otras. Entre los tedreos de la familia de orentacin pcoan tiea, muchos se han limitado a tomar posesion dle los extadios sobre proceso falar y teora de sistemas senalando de ma- nera ingenua que Freud habia anticipaco ls principles desea brimientos dela teora de familia. Por ejemplo, Freud se re 1a menudo a fuerzas familiares y aprehendidctramente sa centralidad en la formaciin del earaeter Sanders, 1979) Estos Intentos de integrar los dos paradigmas revelaron un malen- teniddo sobre las premisas y las perspectivas de la teora de sistemas. Otros tecricos han postulado una dinamica interna aque haga las veces de eeslabon perdido- entre el sistema in vidual y el sistema interpersonal. Por ejemplo, Kantor (1980) se ha Feferio a ura simagen de identidaertien- que eslbor nari el yo interior eon el sstema interpersonal. Sipp (180) otorg® similar estatato asu concepto de -pauta de superviven- cia simbidticar. Estos eslabones parecen lstrados pot las at- caus teorias energéticas ¥ metafisieas que son caraetorst- cas del psicoanlisis en sus fasesinciales. Aunque estos abor- dajes ban procurado crediblda alos sistemas transacinale, han confundid lo que es operativo en la clinica eon lo que se. ‘a una deseripeiinsigifcativa de los individuos, que ofrecie a congrencia teérca co los requerimientos de base empirica de la teoria de sistemas Sostenedores de la terapia familiar psicodinamica tradi nal han dado un paso is sustancial hacia la expiacin de In Vida privada dentro de sistemas publics, Teariees camo Bo- wen (1978), Nagy (1978) y Framo (1970) han expiesto de mac nera consstente prinepiossistémiens, al tiempo que tendian puentes entre partes conformadas principalmente por eons- fructos psicoanalitins, Se tra de un refinado intento de inte- sracién, pero quedaron sin salvar diferencias importantes en- tre ellos y la interpretacin de la teoria de sistemas sostenida Por los terapeutas estructural. Estos sgueninsstendo en el Proceso, la ecology las interacciones conducalescontempo> nas que son ls mantenedoras de os sintomas. Los erp tes famulares de orientacin psiodinémicasuelen prestar st , a ‘mas cuidada atencién a cuestiones de contenido psicoldgico, a Ta génesis de los sintomas, 2 informes sobre antecedentes his torieos de la conducta sintomatiea, y después, a la remocion de ‘estos problemas por via de interprotacion de las fuerzas a me- fhudo ineonelentes, que a juicio de ellos se reftejan en los sinto- ‘mas. Estos abordajes conesen un considerable peso alas fe- omenos de la experiencia individual, pero eomo sucede con fotras soluciones de parecida indole, no atinan a conceptualizar estas experiencias segiin modalidades compatibles con la teo ra general de sistemas. ‘Minuchin ha tenido plena conciencia de este problema y Te tha dedicado ereciente atencién, Su =solucion» merece euidado- sa reselia porque es el intento mas reciente, del campo estrue- turalista, por coneeptualizar la experiencia individual de una ‘manera eonsistente con las premisas de la teoria de sistemas, ‘Minuchin y Fishman, en su trabajo de 1981, mostraran cohe~ rrencia en ia perspectiva de que una persona puede ser un todo yal mismo tiempo una parte de un sistema més vasto, pero {ue la experiencia que uno tiene de si mismo como todo distin- to tambien se eslabona indisolublemente con las fuerzas de la rmutualidad y la reeiprocidad entre una parte y su contexto, Sogtin ellos, «El si mismo interior se entreteje de manera inex trieable con el eontexto social: forman una unidad. Separar uno del otro equivale a detener Ia misica para escacharla més tintamente: desaparece», Cuestionaron toda epistemologia ‘que suponga una dicotomia entre el individuo como totalidad contenida en si misma y el si-mismo como parte de un contexto ‘mas vasto. Para Minuchin y Fishman, el «s-mismo- es s6loun ‘mismo en contextor, ¥ toda vivencia de estar separado del contexto es una ilusion engendrada por un enfoque selectivo, Sostuvieron que el psicoanlisis ha dado lugar precisamente a esa ilusion, a saber, un contexto internalizado en que el drama, de la vida cotidiana es una danza entre introyectos de relacio- nes del pasado. Un abordaje interpersonal o sistemico, por el contrario, mantiene afuera el contexto organizador; este cir cunscribe la libertad individual sin cuestionar la individual dad. Es a todas luces tarea de una terapia familiar de orienta- cidn sistémica ampliar la idea que la persona tiene de si misma, hasta incluir la realidad de relaciones complementarias con ‘otros miembros de la familia, En lugar de una vision yoiea del mundo, cada persona aprende a observar a la otrs como con- texto de ella misma, Desde esta perspectiva, el terapeuta dice: “sAyude al otro a cambiar. Pero como el eambio de una persona modifica por fuerza su contexto, el mensaje real es este: “Ayude 238 al otro a cambiar modificando el modo en que ge relaciona con ef" - (Minuchin y Pishman, 1881. pag 197 1984, pag. 188) El eslahén critico entre individuo y sistema se tiene que imaginar como un proceso sin fin, circular, en que aspectos seleccionados del yo individual son convoeados a participar y ‘son reforzados; en esta eondicion fortalecida concurren des- ‘pués a suscitar en otros miembros de grupo familar atributos reeiprocos. Siguiendo con Minuchin y Fishman: + Las intoracciones epecifiegs con los demas traen a la az y refuerzan los aspeetos de la personalidad individual que son aapropiados al contexto, Y reciproeamente, el individuo inflaye ‘sobre las personas que interactitan con él en papeles determi- nacios porque sus respuestas traen la luz y refuergan las res puestas de ellos. Hay un proceso circular ¥ continuo de infajo ¥ refuerzo reciprocos, que tiende a mantener un pauta fijada ‘Al mismo tiempo, tanto el individuo camo el contexto son eapa- ces de flexibilidad y ce cambio» (pag. 14 [pag. 28), Parecen prometedores estos intents tedricas por explicar la variedad individual, pero con fidelidad a un paradigma sis. témico, Ademés, Minuchin y Fishman derivaron de este punto de vista coneretss maniobras clinics. Por ejemplo, los habi lita a encuadrar la conducta de una persona no como atributo del yo, sino refiriéndola a una interaecion. En respuesta a un marido que dice «Me siento deprimido-, podran preguntar: =; Qué hace su esposa que lo deprime austed?». El aeento pasa de un «yo interno a un snosotros- de interaccion, En definiti- va, esto es euestion de enfogue y de perspectiva, Son muchos los sentimientos y pensamientos que se puetlen reencuaclrar en funcion de interacciones, como son muchos los que no admiten esa redefinicidn. La terapia familiar estructural escoge lo que se pueden reeneuadrar, ¥ no considera aquellos sicexos inte os euyo enigma se tne que investiga con metus dieren- ‘Todlavia no sabemos si se lograran estos intentos de Minu- chin y de Fishman por establecer un verosimil eslabon entre individuo y sistema. A diferencia de otras prupuestas de inte- fracion, sus conception expliativos son consents co ak sas basicas de la teoria de sistemas. No imponen mezelar Movie nt antiparepunto de vista sitemic laze = rtologis en algin esrito iniial de Freud. Dar razin de nes Vida interior seyuira ocupando sin duda a los profesionales ‘Yallos investigadores cle la teoria sistémica de familia. Es tan- = ta la riqueza, y tanto abundan las estratificaciones de sentido ‘en nuestra viveneia interior, que parece sélo parcialmente sa- tiafactoria una simple reformalacion de este material en el len- ‘guaje del contexto interpersonal. Pero el intento de Minuchin yy Fishman ge encamina sin duda en la direecién correcta y si ‘aplicacion pudiera resultar mas simple si se tomara en serio la, proposiciin de que todo reencuadramiento terapéutico de esta Indole es, entre otras cosas, una cuestion de uso del lenguaje. Las comunieaciones linguisticas pueden ser datos esenciales para tna teoria de Ia condueta inspirada en la teoria general de sistemas, ‘Si atendemos al lenguale, a teoria general de sistemas ha contribuide con una manera de observar la integracion de la vviveneia individual eon el proceso familiar. Y es que todo siste- ‘ma vivo necesita trasmitir de eontinuo informacion a través de las fronteras entre subunidades a fin de regular los procesos alternantes de crecimiento y estabilidad, de diversidad y uni- dad. Este proceso de trasmision es una comunicacion acerca del vinculo entre un sistema vivo y otro, eonsista este sistema ‘en un individuo 0 en una subunidad de individuos. Este pro- ‘eeso de comunicaeiin se puede observar por el estudio del len- ‘guaje hablado y las setiales no verbales que lo acompatian, El lenguaje es una experiencia y eonstituye una base emprica de todo punto congruente con un modelo sistémico dela conducta, fen parte porque es por excelencia contemporineo puesto que se produce siempre en el aqui-y-ahora. Estas aetividades ln ‘uisticas no son un simple medio, un éter por el cual se trasmi ‘eran los abigarrados contenidos de nuestra vida interior. No son mera envoltura para un cyerpo de vivencias interiores Las actividades lingutstieas son el suceso interpersonal prima- rio; en cierto sentido erean el suceso piblico y de este modo pprodueen la relacién del hablante con el oyente. Esta realidad lingiistica, este ordenamiento y regulacion de las relaciones ‘entre miembros de la familia, es lo que constituye la base em- piriea que se puede observar desde una perspectiva sistemica Entender la realidad interpersonal como fendmeno lings: tico es cangruente con la concepcion sustentada por Minuchin xy Fishman en que definen el yo por su pertenencia contextual, Pero suma un detalle: el contexto definiente esti ordenado en lo sustaneial por intereambios lingisticos entre los que erean el contexto, He aqui las consecuencias que esto tree pars un estudio de la vida privada y las estracturas publieas: cuando se considera un sucoso cualquiera que ocurre en el interior de tun individuo, por ejemplo una imagen mental estatica, un re- 28 werdo oun suet, el prnlpal incr edie wt comunica Sion acerca de ene staal secudaro liner pore suceto como tl Senta prordad ve pene de vista, eto cl Valea pana por alo lo novedoc en unt peraperivasisoden bre ls conducts, a saber, uv eta prefer los aopectan de Informacion cortemporanes¥ as etructuras de neracion publ de ese modo produc, queno os suet pean ¢ Inabservables del vida individ Sl tcona general fess teman yu derivado sino, la terapia fala estistaral presta consecuentestencion al pape! del lenguae el plas Inn del apr pbcay pada es probe qs lite a tare de negra aviv invidal cone procesa familiar observable. a El abordaje estructural y la préctica clinica _ Elampato de intgrar torn pscodnamica tora sin ‘mica continuara sin duda, en parte porque ninguna da suficien- te razon de la base empirica que la otra escoge y en parte por la tendencia que solemos tener a sentirnos ineémodos eh una vi sion pluralista de la realidad: preferimos una teoria unificada de Ia conducta; siquiera la ereencia en esta, si no obtenemios su comprobacion. Pero ademis de estas preoeupaciones de princi- pio, el clinic tiene interrogantes mas pragméticos e inmedia~ ‘tos para plantear ala teoria familiar estruetaral, En lo esencial se refieren a los limites y aplicaciones de este abordaje en la prictica cotidiana, Los limites de la terapia famitiar estructural ‘Uno de las mas seris limites de este sbortaje ya se cons- dder6 por extenso en la seccién anterior: no haber eonseguido Pasar de una integracion slo tebrca del individuo en el siste- ma y no haber aleanzado una explicacion circunstanciada, per tinente para la clinica, del meda en que aquellosucede. Pero ‘existen ademas otros problemas. Dos se presentan con fre- ‘cuencia en la prctica cotidiana, sobre todo al terspeuta prin- ipiante e __En primer lager, el terapeuta estructural avanza con rela tive celeridad en su emperio de reestructurar la familia. Existe tu Timitado mimero de maniobras estandarizadas para conse- 239 = guirlo. Una vex utilizadas, el terapeuta que emples téenieas ‘estructurales puede tener la sensaeiin de que su repertorio se hha agotado y que no sabe qué paso dar ahora. Dicho eon un ejemplo simple: uno sabe como conseguir que las personas in~ tercambien asientos, pero, jeimo proseguir la conversacion? ‘Desde hiego que esta es una limitacion para terapeutas princi- ppiantes, tan absorbidos por el dominio de las maniobras cano- hnieas que pueden estar mal preparados para eultivar los deta- lies mas finos del eambio. Pero aun en el easo de terapeutas experimentades, el modelo estructural parece contener una eantidad limitada de maniobras terapéuticas. Un contraargu- mento es que en ese limite reside prosisamente la potencia de tuna perspeetiva estructural: es preciso abordar de manera re- petida elementos simples y basicos de la estructura familiar Antes de poder tratar euestiones de contenido, mis complejas. ‘Acaso esto es elerto, pero el prineipiante se suele encontrar de repente sin maniobra que hacer, y se siente entonces varado en la repeticién de las maniobras eandnicas. 7 En segundo lugar, la insistencla en que el terapeuta actie como lider puede promover una postura autoritaria, Existe luna difereneia critica entre terapeuta activo y terapeuta auto- ritario, La actividad es recomendada porque el terapeuta tiene {que ser lider y director, no menos que alguien empenado en ‘observar y seguir las sefales de cambio que la propia familia temite, Pero en los easos en que el progreso es lento 0 en que las maniobras eandnieas no han producido cambios, es frecuen: te ver al terapeuta remplazar el liderazgo por una autoridad irracional. Esta puede Hegar a escenificar la frustracién del propio terapeuta, y convertirse en un intento de ocultar uns Inconducente planifieacin terapéutica. Si en la situacién anali tica el deseoncierto se oculta con una cuota de silencio de su parte, mayor que ls usual, en terapia familiar casi siempre se tapa con una actividad redoblada. ‘Actividad y autoritarismo se mezelan en una posturs que no es saludable para la famil ‘Otros limites en la aplicacion clinica de la terapia familiar estructural son cierta confusion acerea del eonductismo im cito en la teoria y una postura ambivalente hacia la interpreta- cidn, Respeeto de la teoria de la eonducta, la terapia familiar estructural no reeurre de manera sistomatica o manifiesta al conductismo tradicional, pero una implicta, aunque deficiente, perspectiva de modificacion de la conducta se trasuce en mu ‘chas de las técnicas clinicas. En algunas de las tareas indicadas por el terapeuta estructural se afirman ideas sobre refuerzo Y 240 lextincién, recompensa contingente y ejereitacién. Pero no son ideas esbozadas 0 desarrolladas de manera explicita, Frente a la fecandidad de la interpretacién, igualmente, se tiene una ac- titud dual. Ya seialamos que a juicio de Minuchin eonviene proporcionar a la familia descripeiones de su proceso, en el in- tento de modificar la percepeién que ells tiene de su realidad colectiva; no obstante, se observa cierta renuencia a enseliar a Jos terapeutas principiantes los referentes exactos de esa des- ‘ripeidn, {Es la antes que pudieran tender a las euestiones, més hondss, dol contenido psicalogi- ¢0. Como por si misma la terapia familiar estructural era acti- vva, y hasta directive, parecia ideal para una poblacion de elien- 2a - tes cuyas cualidades mas visibles eran una eseasa organizaciin de las rutinas familiares y el distanciamiento interaetivo de sus miembros. Desde esta perspectiva, la terapia familiar estruc- tural se podia considerar auxiliar de las psicoterapias tradicio- nales, de orientacién psicodinamica. Pero los elinicos que se valian del abordaje estructural sabian que su fecundidad era ‘mucho mas extensa: no se trataba de una téeniea terapéutica disefada para una limitada poblacion clinica, sino de una teoria del cambio susceptible de aplieacién a diversas perturbaciones. Esto se puso de manifiesto vividamente en el trabajo de Minu- chin con nios anoréxicos (Minuchin y otros, 1978), Ia mayoria, de los cuales provenia de families blancas, de clase media- ‘media y media-alta. El logro del tratamiento de estos niios, y de nifios con otras afeeciones psleosomstiens, demostrd la ef- ‘cacia de esta terapia para problemas que tradicionalmente se trataban sélo con abordaje psieodinimico Errores de sobreestimacién se produjeron también. Hubo problemas de hiperinelusién: la ides de que toda perturbacién cederia al abordaje estructural. Como es tipico de todas la ideo- logis nuevas, la lucha iniial por el reconoeimiento trajo consi- £0 la insistencia en que la terapia estructural se empleara dan- dequiera, Esta coneopeién un poco grandiosa sigue prevale- ciendo en algunos eireulos. Aponte y Van Deusen (1981), por ejemplo, sostuvieron que la aplicabilidad clinica de la terapia familiar estructural no conoce virtualmente limites. Pero Ia ‘mayoria de los estrueturalistas se han vuelto discriminativos ‘en el empleo del abordaje, y en eonsecuencia pueden formarse luna idea mas clara que antes sobre su fecundidad. Por ejem- plo, el modelo estructural obtiene su mayor efieaeia euando se Jo aplica a una organizacién familiar que ineluye por lo menos dos generaciones, en que es posible examinar los reeiprocos intercambios entre subgrupos de progenitores y de hijs, y su relacidn con el mundo externo. La terapia estructural informa fen gran medida la vision del clinieo acerca de la manera en que funcionan y en que podrian cambiar estos subgrupos. Los con- cepts eriticos de interaccin de interfaso, jerarquia, allanzas, y fronteras alcanzan fecundidad muy grande cuando se estu- ‘dian las operaciones internas de un sistema familiar de dos ode tres generaciones. Por otro lado, esta terapia no tiene parti cular ventaja en un sistema de pareja sola, salvo si las inter- vvenciones se dirigen a relacionar la eonducta de la pareja con Subsistemas contiguos. Terapia de parela hecha por estruetu- ralistas en general no presenta los ras gos distintives del mode- lode la teoria general de sistemas y se asemeja mucho a otros me » a estilos de psicoterapia de pareja. La nica oxeopeion es el em- pefio de reformular la condueta de ls pareja en funeion de una causalidad circular. (Véase el fecundo articulo de Stanton y ‘Todd, 1979.) En las tltimas dos décadas, la terapia familiar estructural ha obtenido sus mejores resultados en el trabajo can nities, adolescentes y adultos jovenes que alin viven en su hogar de origen. Aponte y Van Deusen han presentado una excelente resefia de la terapia familiar estructural, que resumio algunas de las aplicaciones usuales de este abordaje. Los autores infor~ ‘maron sobre 20 estudios diferentes y examinaron el trabajo con cuatro tipos de familia: de posicién saciaceonémica baja, familias psicosomaticas, familias alcohélicas y familias con adiccin a drogas. Pusieron euidado en destaear las sustancia- les dificultades que para la investigacion supone la falta de da- tos comparables; estudio diferentes han utilizado variables! versas, métodos de evaluacién distintos, ete. Es decir que investigacion en terapia familiar estructural ha conocido el destino de la mayor parte de la investigacion sobre los restta- dos de psicoterapias. En ocasiones es trivial, por ejemplo en ‘eas0s en que las familias con adictos fueron presentadas como aquellas en que existe coaliciin activa entre mare e hijo va- on, eon padre distante, descripein esta que omite diserimi- nar entre estas familias y muchisimos atros tipos sintomaticos. En otros casos, los resultados de la investigacion no han esta- blecido el distingo respecto de los demas abordajes terapeuti- os. Por ejemplo, que la terapia familiar estructural ha obte do los mejores resultados con familias de clase media y clase alta con trastornos psicosomitiens, y ha demestrado ser poco ceficaz con los pobres. Tampoco esta terapia se ha combinado de ‘manera explicita con otros tipos de intervencion terapeutica, ‘Ademis, es minima la investigacion sobre las téenieas espect- ficas asoeiadas con la terapia familiar estructural. La excep- cidn han sido estudios tebre induccion de crisis; se recogid al- ‘guna prueba en el sentido de que es una técnica de interven ‘ion efieaz. En el intento de resumir los resultados dela inves- tigacion sobre la bondad del abordaje, Aponte y Van Deusen ‘tvieron que serialar que con respecto a todas las eategorias de familias tratadas, eran eseasas las tendencias uniformes y la ‘mayoria de los enunciados sintéticas carecian le valor. Por ejemplo, eonsidérese el enunciado de que -conductas disfun- clonales se pueden acerear a uno de dos extremos. La eomun cacion puede ser densa o rala, estar distribaida uniformemente ‘o sesyada entre los miembros de la familia; el liderazgo puede ser autoritario 0 anarquico, controlador o pasivo; el afecto puede ser manifiestamente protector o agresivo...» (pag. £48). ¥ Tas demés son del mismn tenor. A pesarde este descora 2zonador revoltijo de datos y restimenes, Aponte y Van Deusen consiguleron demostrar algunas claras ventajas del abordaje estructural. Seiialaran que se obtuvieron pruebas consistentes de una notable mejoria en los aspeetos sintamatieo y psicasocial de familias con problemas psicosométicos. La terapia familiar es- tructural se ha apicado con éxito asombroso en el tratamiento de nifios con trastornos diabéticos, anorexia, asma y dolor cr6- nico. La labor de Minuchin con estas familias psicosomaticas hha constituido una eonvineente aplcacin de técnicas estructu- rales. La tasa de mejoria en estas familias result sustancial- mente mas elevada que la obtenida antes, con otros métodos terapeéutieos. Pero la prueba no fue tan clara en el caso de fa- mnilias con alcohélicos o drogadictos. Stanton y Todd (1979) in- formaron sobre una notable reduecisn de los sintomas de aie cién, aunque no se produjo una mejoria correspondiente en el funcionamiento psicosocal. Para concur, Aponte y Ven Dew- ‘sen intentaron un resumen de las 201 fami incluidas en esos 20 estudios y conclayeron que un 73 por ciento de los casos ‘obtuvo positivo beneficio del tratamiento con métodos estrue turales. La eficacia variaba de una investigacin a otra, e iba del 50 al 100 por eiento. La investigacin sobre la effcacia de la terapia familiar es tructural adolecié de los defectos que presenta buena parte de la comprobaciin de la eficacia en psicoterapia. El rendimiento de la técnica ha recibido continuas demostraciones por parte de los clinieos individualmente, y en nada han contebuldo las ineonelusivas estadisticas de Investigaciones de insufclente di seit. El pesimismo que aqui repistramos no se refere a lz terapia familiar estructural, sino a la capacidad de la invest- facion tradicional en ciencias dela conducta para ordenay sus indagaciones u operacionalizar sus términos de suerte de guar dar un contacto signifiativo eon la realidad clinica. Bstudios de elegante diserio se han hecho a expensas dela pertinencia, ‘mientras que por otra parte ls investigucion de Ia sustancia clinica en general no a aleanzado wn buen estsndar en punto a metodologia. Escasas han sido las repeticiones experimenta les, y poco esfterzo se ha dedicado a establecer una continuidad de términos o de procedimientos que permitieran cotejar cada estudio con los precedentes. Puesto que se tiene que proseguir la tarea de evaluar el rendimiento de la terapia estructural de 2a familia, los faturos investigadores podran evitar algunes de estos problemas de disefio dejando de lado los estudios de {grandes muestras y atendiendo al enfoque de easos singulares. En la terapia conductal, para su evaluaciin estadistiea, este método se ha empleado con mucho éxito (Kratochwill, 1978; Hersen y Barlow, 1976), y se lo podria apicar a easos tratados por medio de la terapia familiar. ‘Aunque anéedotas no hacen ciencia, ls beneficios de la te- rapia familiar estructural, como los de otras terapias, se segui rrin sustentando desde el punto de vista del ejemplo elinio, Desde esa perspectiva, muchos.terapeutas, en particular los ‘que trabajan con nifios y adalescentes, entienden que las con ‘cepeianes y técnicas de la terapia familiar estructural brindan ‘opciones de eambio que nunea se presentaron en el modelo de Ja orientacién infantil, mas tradicional. Porque comprender el contexto del sintoma’de un niffo es aprehender las maneras fen que esa conducta resulta reforzada y es por exo refractaria a los mejores empefios de la terapia infantil individual. Trastor- ‘nos en nifigs gon los que se recomiendan eon mas evidencis para la aplicacion de esta terapia, cuyos sostenedores empero defenderan sus méritos en uns gran variodad de problemas ‘queja, Sin duda, es posible que sea hiperinclusiva en su pre- tension. Pero es cierto que procura sobre la conducta sintomi tiea una perspectiva que ean frecuencia permite al terapeuta lavanzar con celeridad y eficacia en el empetio de modifier la conducta. La ventaja estructural [La hazaiia de Minuchin y sus colegas ha consistido en ex- ‘traer de la intrincada complejidad de la teoria general de siste- ‘mas un compendio de estrategias clnieas que procure al tera peuta de familias ascendiente para producir cambios. En ma- ‘yor medida que otras teorias de terapia familiar, la orientacion, ‘estructural se mantiene fielal paradigms organismico deserito por la teoria general de sistemas. Pero si esta tiene suflefente ‘extensién para inclu diversos niveles, a ella subordinados, de ‘experiencia humana, la terapia familiar estructural no ha abier~ ‘to horizontes nuevos como teoria. No ha habido verdadera: ‘mente afinamiento de la teoria, ni pléyade de tedrieos que se pusieran a revisar o a extender sus premisas bisicas. Y en los easos en que se cultivé este tipo de explieseion, por ejemplo 25 por Aponte y Van Deusen, que pretendieron que ls terapia familiar estructural era de aleanee casi universal, entonces, como sefialb Gurman (1981), la teoria se valvia inverifieable y sus téenicas se hieieron tan diversas que quedo euestionado el ‘conocimiento sobre cudles son valigsas y euales no. La que se puede esperar, en lugar de extensiones tedrieas, es una proli- feracidn de estucios que apliquen las téenieas a diferentes gru- os clientes. En su caracter de teoria de la vida familiar, el unto de vista estructural consigue trasladar pasablemente as- pectos de la teoria general de sistemas a estrategias elnieas; no necesita ser uta teoria grandiosa sobre el aeonteeer univer” sal. Sibien se mira, la teoria estructural parece proporclonada a las téenicas de ella derivadas: la teoria no es excesivamente ampli, al punto de eonfundir las estrategias elinieas, ni es tan ‘estrecha que no pueda proporcionar justfieaciones verosimiles para el empleo de esas estrategias. El abordaje estructural ofrece una teorfa suflcientemente buena para un intento sufl- cientemente bueno de cambiar a las personas. En esto de ayudar « cambiar a las personas, la ventaja es tructural es considerable. Ensefia al terapeuta las exceleneias de Is posieln; de un lugar a ocupar en el sistema, y desde el cual uno puede crever o quedar estancado. La terapia familiar estructural es sobre todo una serie de téenieas destinadas @ reorganizar las partes de un sistema vivo de manera que se produzea un erecimiento y una diferenciaciin adaptativos con arreglo a las exigencias del ciclo de vida, provenientes de I cultura cireundante y de los calendarios internos de la propia familia. La atencién ala posicién sistémica es una ventaja que dlistingue a la perspectiva estructural. Alerta al terapeuta acerea de la primacia del puesto y del proceso, lo que le permi te salvar los problemas de contenido, abigarrados y a menudo desconeertantes, que la familia presenta, Por més refinamien- to 0 precisin que se aleance en la atencidn a los matices psico- logicos, si no es sdlida la percepeion de la estructura bisiea, fracasaran las mas sabias interpretaciones e intervenciones. Es la leecién fundamental de la terapla familiar estructural; luna vez aprendida, proporciona al terapeuta claras ventajas cestratégicas. Si las alianzas y las jerarquias de una familia es> tin en armonia con el disefo de vida que la propia familia tiene {y con los requerimientos normativas de la cultura global, en- tonees experiencias de contacto y de euidado se pueden des- plegar con beneficio para todos, Las diversidades individuales ¥ la unidad de la familia prosperan y duran si se advierten con ‘laridad las estructuras de vids. Ver estas estructuras importa, 26 cen definitiva ahondar macho por debajo de la variopinta pro- tectora de las maneras cotidianas y entrever una totalidad no, table por su disefo y su accion. La vision estructural brinda al terapeuta vias nuevas dentro de las eomplejas oncrueijadas de Ja vida familiar. Caminos estos que admiten extraordinarios viajes. 2aT Glosario Acomadacin ecsormadation: Bx uno del aioe gue Herth x hve = ‘aricgnton co ona fara prs fora ra ad trope Ela Scomodacion, ol trapeata so edecan abnndas a estructura de teracein ys lus regis de omancctn det sistema fan. (eae ‘Eis gu ec une acomsacn adverse) ‘Align (liane) Designs tna find petra entre dos uidades el ise Cero: Nowe rain vans dfncn foal tno a so poplar dl ri to Un alan spverlmarto restr, pro mera ae ie {hada de ir dig Se manera efscva contre an tercro En ls caren fave las aaa se tan n pst trap el iste epee falar decoaleioen. (Véaee Coatcon) Comba [enange: Dose el punts de ita stémio, ex psible qu sobee- ‘eng camo en eo de ue presines ners el gopo fara rin oruultado el deqasariene bacon dost stunner Ee ‘Ek unnuevo vn umes ecaso de ue feria extras aa {ila camolo es el rapt, nieblaan chy for ea reson tt sede de In aeplon decnducasAferenen pice de abo Puede no produce de'marern continua por pon na de manera Hicondnad, por stor repertinos hai putes nveves Ge orranieacn, {Ee preclno qe las parteoy el ado caienplarando certs reoproca fenjurein, poro tx nacezario qe a hag imultibeamente CCoaietin (cokes; a un erderamleto er gue por lo cman partlpan ‘arenes de aaa on tar combative ets. 0 Ac ehve emis, on pro de wn trea. Emm ars cert, Seal designs ertendimieteserre mas Ge dos personas (Weant ‘Alianza Complejidad: Empleam este térmio para dosgnar una progreiénde- ‘able, en eltterior de sitemas vos de Un ordevamierto de fineones Telavamente nee sno ria hacen en gue activ dee adaptativas mipes se levan 3 exbosimutaneamente Mientras Soh Setpnls dene ong sitemap or ue ‘Dorovencs discal rae fete sm snomatlge ih ‘YeTtnvere,ameor eomplpdad de eerol wayrtigese dete thse amit del sean, Contero {cntent| Bn erties, contro doin aaulin temas particalares yaruolnsributze coneeton dea vida qe, cons don enol emp, nfrden senendo trio sls neds eo: ‘as dou fuiay do sus Theron, Dengna asi omen pa Collen ue consign i sustancla de encepon atm como ir Scie tncngn (Wasim iformarony Bry) CConiezto [enter Lax propiedad de un stoma vivo, yl reunstancia ac, sol ypnicalgin en ue el nema ets ari, Con reaped & Un-sstema o subsist partelar, ay eoteto 1) ecando exe ans ‘oletviad de partes qu dread a nglia parte foal y que marene fom ela nese adyucncajdaricon) 2 Cuando oa cole de 9 edge icp ae rors on enn rene te ca igi me are tr eect atte ote ee eee oer sat cea tenamererrge oon earn te ay esas ears Sica seinen ecaroneaas Soecergre asinine a iano cc vgaged): Fasallias pnaibilided de ou in men Pet eee er a Peck ce oectonetincorn cmc ae ere oparteeteeclin Sionreadenonuereorcn oe a Sie ep ert a en oe oremntet ieeeete eee ‘ont prcarsseanarion, En vel intercon, goblerna bei parte oreage dats age tartans wa ene} ‘Designa la fu canal, la repeti Ja duraclox at tenn ts oni hn "Pes sla de cmuncsinatomeaacneramence dentro dela on Tetahl econ taan gemma wucigiet gions season rr 1 ta nt non te ge ep ee et eee ere aie Aran sae fe tshee epee aortas nian em hal es cosa y las frnteran stan muy aifuinaias. 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Represent un perodo Seo cuir ym ose contaponer paodes do eo dereulne (Varo Laos de conataneia) Induct (don Ua nave coirenla dl trapecta con lx ov ‘rusturas de interactn ns rela decom el tea aie Teninduecin es una scomodacon advert spats de afi, ce fecuente en las fine cen de train. ‘Informacion information} Bs ein qe eu en tenia gener! de ras para dita scales, erlesy to verilen, quate, 9 Str slsiteras clean par corr» lw pspares cn se fdccua a lao ran on prope eateries del grupo tna. 7 {uineo se apartan de enton La ass de ena formato ea wal para (gc el grupo familar pueda reoponer de manera sdapativay ana sas Siniates cxigenas do su ambiente, (Ves Disa stentco) Intean intrtace) Design, a experienc teacve,am punto on TEs operaciones de conduc dean ster extn en contacto con fs de try eta En eos ment do stra un aacets adn roars infir sobre lan etategia conducts deer. Se de deer {Guerin irefae- el terapeta qe err, ¥ que esta Erle steele de emia eeambides prio ura darn, erori rare} Ens sep dentro dela tora geeral de aiteras, design una rela de ordnanento que eabordina elements de un este maa otros elemento. eden ean vison segue en orden ‘eras Jerarguca Ge protever la hierendnsn de partes dln tema y laced crest dele. El renames rari hace {ue cade eames poodles simltdnarent no bard Se pr tty sardinang unpre de odo sapraorlac aso de ral neta anda Ein terinn carting di "ru proceaor de comuiacon que cca por lax froeteransbasmicae ral noo ania hrm Sh aed forrespndiene a grade de conical ode tvergersaFepeta de Sigin propio glotal dl sitema, El acento rsa core le Crelariad deste prio n ators crear Lazo de conan [emetarey ape) Som aan de relimerastin que pr ‘mueven ls homeartane: paces de elmentain fe sean sen ‘Exmiad os parkmetso dinates del neo iba devia dl te tra (Venwe Late de resimentcionrurtoes de detector) Laos de realimenacin amplicatre de dense [devin "ahck loo) Ears engnac else do abd Shay te lex de una dean reapcto de ines debe del neo de id ea {Si xtadenvnin es amplifcaa por maniores Se poy provenen tex de tras pares del sis, os go de eamentacn amplified ‘ed devacon promuver crecimiento bison Sl sStema. Una mbreabundanca de exta actividad realmertara pede nr ir oan a egrrta r dl asten o ‘inl ear ol eacenaro ars ol Cambio spernable. (Weas Lazo de oul ea erable mere redutores de dvsncin (dvition coonering back lope: Es ora design dee tase de consanca. th {cflee de una denial reopect Se a Ua de hase del neo de ea ‘lela fain entonces esta devon e reduc, de, corres Pot 51 manicbras eampensadoresprovnienas de otras partes del sltema. Loe ‘one redstareo de i deqracon promeven i bomeostasis, Ura = brenbundancla de eta actividad relimentaors puede tet por cone- tienen uh estancamienta pats dl aster (Vee Laso d cow ane) Lazo de aria [variety loops Son ass de reamentasn que prarueven a ctuaion ye ublo es operaciones sstémicas. Estos process de ‘alimentacion gaantsan gue un sistema vivo pueda responder de ms hora eaptativat lke prsioes de ereemieto args a fer coro ‘ence del sinter (Veane Lasse de realmente empificaores de ‘ermine Morfoctass [toephostase): Eat tring de teria general de setmas desir una cantare dentro del ordenariento esta! de partes de {in sstera, tl ge el store total prosgve cn supa orders de status y ponies aptstivan (VeaseHomenstsis) Morfopenetsmorpngenisa: Este terminode a tera general do sistemas ‘icign un camblo deotr Gl ordensmiert etractural de pares de un set quel er tld eaten ene nn ‘ives mcean(Veawe Co ‘Pacientedesignods [index patient), Agu mlambro dea aa cay conde. ‘G'serutula problemas. Apart raul aun dun pale evar a tlasifcar de manera ncarreta ala fa entra, pareja = abla ‘de fue enquzofrereas ode falls dropulitas. Paradigna orgasmic ryan pradign]: Bs ur too concept ex leativodelaconduct Dera del tors general desist, pono ooo a reer ew cane da 9m eal atolops (pathology Em lnguaje ito, pata desig: 1 acrecen tats reset laconductamieractiv, 2) perastenca en dere de fet {eras enive subsea, 79) evtasn estmanda de ondactasdlren {Ese Gon torminos mas ‘sbatractos,farila patie es a stata ‘Stuoscrnicos de Homentanis quer steer quelaagan pata 8 ‘tas muctosy mas aagtaivs de nceramento. audacon eovenet [tagog La iin de ua eter enc trapéatin en inidadce dstnasyautonoman, sr vet Ordnadas cov are w ana Dogri ogee Cairtegro pln de trataient pode rei pastacin (ectlen, yor ejemplo sl terapeuta corenzs con fda ego {oy pas despise unades fare cada vor monores.O ude recibir [uel enone una intarvenson en parla por cero wel ters Pesta pie a rembrosconrales dei full gue he seen cons ¢ [in un dg sn see nterrumedoe pr otro miembros dea fia. ‘Procao [proses Una sven de cobductas, discret limitadae el et po, covet por tranacciones particles ene ls components el ‘sma. Un proceosconsste en ntareabinsconducaes clans. Par coirapoin a estructra, que poe low ragon dea repetiin la ‘tracn, lon proceso san cares Srgularee de conduc, de are ‘in breve. (Vease Bsracra.) ase tracking) Un procodimia por el eal el terapeta aise a fami- Ta cabora ls detalles de nina naducales, de manar de cbtener un ‘dro coherent de una Que detrinads- Raatrear el cononio de ‘da familar es prasverexa aboracin caplet. demise eto leva nego a pole traps, saber que ana idan ex tends a aspect de In vide lanl fee et a fla una version Seva y amps dela roaad, en que el foco yu no recaia sobre el pecerte desratn. Redlfiniion roe finon): En thrice, reef o un deelasarien lode perspective, del paces individual al sistema familar har #3 lena nueve parse store individ Bln prticn cies, ete 252 espace se pase compris com a aia cro un reenuaranie {ode problema presontado, tal que sors ls ondocasIneduee se ‘ean eflaboadas «una paula fll signa, Recncuadvamiento (reframing Weane Redfnic OX) ‘Rep rue}, Una confguracion persistent en inerccone familiares, pac Vie adguiir el etatute de ara rep Hayreplas que se pocama § s2 lien Intecinalmente, per eleplo una fui we pesena a mi ta smay nda y in quotes. Pero lax rogia me ipertantes salen Pasar inadvertdes as fala, y constr en fs conducts repetivas [fe conetayen ne rina de vide cotdana. Baas conducts estan fobernaas por rela, pueito que da desviaion dea rain eva nad ‘Tertir que ba ocd al mic. ‘Secuenta {sequence} Deans un co repwtitvg de canducas eslubonaas. eouencias se enlensrlsar yaprebender esto sucess Iinedes en ‘le cada pasa del cio sigue cro, Peo coro el pao ra de a progre- ‘lines sempre ein pura ecomencar elo, de hecho una soso ‘in describ un despliogue cular y repetitive de conics ealabonadas Seniors de tterambio conduct! [Lehatar exchange sequence) Desig is traeforacin d contends piolgiens en conducts observes ue ‘Se imtercambian den Ino a otro de raters eublsecs,Suceste de ‘nto que se produces enteramentederiro de an stasiema soley ‘tr incer ble. yl se os puede eri. Per elconenio tae Oe ‘Sonoeeunscla un sotncto iterperonal, sebrevienen conducts n= aera etre stblstema, ees itererbis se eden observa. ‘Siti [epmptom): Desa cobdacin qu aot scald dstndon seni. ‘viane somo en ls famita some on td. tees pedis a {eon de sotemas sostenen que on srtima indice czeuoe mesic ‘de ptloga, pero el punto de vista farlarerbene que esitoma se ‘Bue consis en fro de itervencin ae come de trataninta dl co eno interpersonal en qu eth inserts Sister eystem Un stra oan contin de uidades, organdie eae ‘risa er un todo interdependent, quer sa condcio de fenomeno Vivo ee dtrentey ee mie que wa ‘simple romacion de la partes Un “Sstoma contlene ut canjnto de lementos nersaconas oma ot iid pose capella de elecuson, en pucelar cm reepeto ma adap- tact sl miners, Un tema ere caaciad de rac o tiempo, por mas gue elementor del sata, ye alates msto, exper ‘mente peradoe do tranormacin, sgn los tpenenpresies en el et- {ide del cambio, provenintes de dentro y de fora del siema ‘Subviatoe [sitsysiam Es un elemento del sistema tod. Puede incr 2 "ina soi persis v2 varias ude por eteroscomparits de pertnen 1a como edad, exo, objetivencomunen. Estelle existe em un ‘stad de intercambin dnamicy consists entgus. Se rgunzan ten taro dels ejaccion de inion Que son decivan pars propio ‘lenstar yo dl sera total (Vease Suu ¥ Hol) ‘Subumdd (abut) Vease Subeitema y Hol Terapia erature etrctral therapy Es tino abreviado, aq yara ‘ese terapia falar strata ‘Tramulacion [tranguaton) Be un proceso plaice, que inlay opera ‘hones elias traeeales po las cuales uta ida de doe se ‘Sstablibey confore sentido uu netvidd por comin referenda ora {eeraunidad. Esto se manifesta, por ejemplo, es unde conjugaes ‘ch quel persistence In armenia depende e's ongjoo wt teres be eval, na menos peristenes, aca un ie a tercera nia. sgn- eado Jel pertenenci sun ubsetams ne pose experiment mer por Is reference cmpartta 4 una terersunidad que se ta fers eas ‘mera del subsite 258 Tridngulo (tianglea: Used eatruciaral proleeta de stein sit cr para desert ol fureaeaert fama Un wang se compone de {rex mibaetemas unio pr itereee mute, reeponabiidads Compe. Ientarias (jor empl, ambos progritores ut hij) oenredeseompe- {Suvoe, En le poropestva dene etrcturalias, tinherente ace wien {lo ser Inestale, tender periment arsavere en orden {os de ds contra uno Nada hay paologien en etacenencaaampre que Ia pertenencia al grupo de aliade se dspace de emp en ma Unidad ternpeution [therapeu uae) Bn terpenes “da en Qos te produce la sirscln eta soma por Imi ms terapeata, Bn ee cortrapane a otras trapias que stan al terapeuta Suna psi deacopada} neutral, eto c, exterior alas frotera de ‘eine cent Referencias bibliograficas Aponte Hy Hoffnan, (192 +The open door: structra approach to 2 amy with ar anorectic cad, Famaly Procns 12, page Aponte, H.y Van Dense, J 186i) «Strocaral fami therapy. en A Gur ‘man, ed, Handbook of foilythrapy, Noevs York Brn Mass! atesn, G. 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