You are on page 1of 2

El docente como agente socializador

Nuevo Diario, 2008

El aula es uno de los contextos en el que el maestro se desempeña y en la misma se dan


diversidad de situaciones a las que debe dar respuesta.
El rol del maestro como eslabón fundamental del proceso pedagógico requiere un re-
análisis a la luz de nuevas exigencias y en aras de un proceso de calidad. 
La escuela como institución y el docente como agente socializador enfrentan el reto de
introducir cambios en su quehacer. La necesidad de que el maestro en la interacción con el
estudiante sea capaz de convertirse en un orientador desde lo instructivo y lo formativo debe
ya añadirse a la práctica pues se ha de educar para la vida. En esto la educación
institucionalizada y el maestro desde su rol, ejercen una notable influencia sin desdeñar el
valor de otros contextos.
El profesor en los diferentes niveles de enseñanza afronta la compromiso social de
forjar a las nuevas generaciones pues no ha de obviarse el cómo se forman las unidades
psicológicas primarias y complejas propias de la estructura de la personalidad. Esto es
responder a las exigencias de la sociedad en cuanto a valores y a la demanda real de formar
a personas capaces de revolver cuestiones pertinentes a sus roles.
Individuos con valores humanos, creativos, empáticos y responsables de su actuación y
del impacto de su quehacer en las diferentes esferas de la vida social.
Hay que destacar la labor meritoria que realizan muchos educadores. Sin embargo,
existen casos en que la cotidianidad muestra que la práctica no siempre acompaña los
presupuestos teóricos: es necesario analizar cuánto se aleja lo que se pretende hacer de lo
que realmente se hace. Verbalizaciones de los maestros dicen del énfasis en lograr la
formación integral del estudiante, sin embargo, el aula continúa, en ocasiones, apartada de
estos fines, si no se estimula el papel protagónico del estudiante en la búsqueda y
construcción del conocimiento.
Estudios actuales refieren que el maestro debe promover el desarrollo de personas
íntegras, poseedoras de conceptos que se aplican a diversas situaciones y que resultan
válidos para reparar situaciones de la vida cotidiana. El estimular el proceso discente remite a
las cualidades que ostenta el docente en su interacción con los estudiantes. Por eso, para el
cumplimiento de metas, el profesor debe poseer algunos valores que sean modelos en la
regulación del comportamiento.
No se trata de introducir nuevos métodos o tareas creativas en la impartición de una o
varias asignaturas, se trata de convertir cualitativamente los eslabones del proceso educativo.
Y es que los posibles efectos positivos que tendría la introducción de un nuevo método de
aprendizaje, por ejemplo, puede ser neutralizado por un sistema de evaluación reproductivo o
por una relación de comunicación no creativa entre profesor y alumno. 
Una de las razones por la que el docente debería poseer ciertas habilidades
emocionales tiene un marcado cariz altruista y una finalidad educativa. Para que el alumno
aprenda y desarrolle las habilidades emocionales y afectivas relacionadas con el uso
inteligente de sus emociones necesita de un “educador emocional”. El alumno pasa en las
aulas gran parte de su infancia y adolescencia, periodos en los que se produce el desarrollo
emocional, de forma que el entorno escolar es un espacio privilegiado de socialización
emocional y el docente, su referente primordial en cuanto a actitudes, comportamientos,
emociones y sentimientos. El docente es un agente activo de progreso afectivo y debería
hacer un uso consciente de estas habilidades en su trabajo. 
Entre las peculiaridades que debe poseer el profesor: autenticidad, madurez emocional,
buen carácter, comprensión de sí mismo, capacidad empática, estabilidad emocional, amplios
intereses, adecuada actitud hacia los alumnos.

You might also like