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POEMA DE AMOR
PILAR JUFRESA

Teatro espacio, selva virgen donde existen varios árboles de chico zapote, de los cuales
se extrae la resina llamada chicle.

Desde ciclorama, se escuchan ruidos de animales y los machetazos producidos por los
hombres que abren la selva. Del lado izquierdo de proscenio, entra caminando la
Xtabay, en diagonal, hacia el centro del escenario, se arrodilla. De las laterales, entran
dos niños que llevan unos mecheros, vienen flanqueando a la Xtabay. En cuanto los
niños estacan los mecheros, la Xtabay levanta los brazos, implorando, gime
fuertemente adolorida contrayéndose, hasta quedar desmayada. El ruido de la selva se
acrecienta.

SILENCIO TOTAL.

Se escucha, a lo lejos, el coro. Es de noche.

CORO HOMBRES Y MUJERES:


ES LA SELVA, ES LA VÍBORA, ES LA CALENTURA. NO ES UNA MUJER DE
CARNE Y HUESO.

CORO DE MUJERES:
QUIEN LA TRAJO. QUE LA MATEN, SOLO EMBRUTECE A LOS HOMBRES.

CORO DE HOMBRES:
QUE LA DEJEN, PARA QUE NOS COBIJE EN NUESTRA SOLEDAD.

La Xtabay se incorpora lentamente hasta quedar de rodillas. Los niños aúllan, van
convirtiéndose en tigrillos. Atrás, entre la selva, se distinguen ojos de animales por
todas partes. Los niños cubren a la Xtabay con ramas, hasta hacerla desaparecer. Por
la diagonal, desde proscenio, cruza, hasta ciclorama, el Señor del Monte. Lleva
sombrero y polainas. Se pierde entre la selva. El coro emite sonidos de vientos
huracanados.

CORO HOMBRES Y MUJERES:


Es el viento malo, es el dueño, es el señor del monte. No es un hombre de carne y
hueso.

CORO DE MUJERES:
Quien lo trajo. Que lo maten. Solo se lleva a nuestros hijos.

CORO DE HOMBRES:
Que lo dejen. Es el que alivia nuestros dolores.
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Los niños apagan los mecheros que iluminan a la Xtabay. Los toman, salen del
escenario, hacia ciclorama. El escenario se va iluminando poca a poco, se escuchan
cantos y risas. Del extremo derecho de ciclorama, entra un grupo de chicleros,
cantando en voz baja la canción “Presentimiento”. Los siguen las cocineras y algunas
mujeres y niños. Llegan al lado derecho del primer plano. Desmontan un espacio y
construyen los hatos, para las mujeres y los chicleros.

Gregoria se aparta del grupo buscando un poco de tierra, la encuentra. La toma entre
sus manos y la besa. Gregoria se distingue por su belleza y comportamiento. Gregoria
se acerca sensualmente al grupo de chicleros que están construyendo el hato. Queda de
frente y muy cerca de Nicanor. Santiago empuja a Nicanor y lo reta a pelear. El Picado
los separa. Siguen trabajando. Gregoria camina lentamente, se mete a uno de los
hatos. La Mujer Maya, que ha visto la escena, llama la atención de la madre de
Gregoria.

MUJER MAYA:
Mira a tu hija. No debiste haberla traído.

MADRE:
Allá ella.

MUJER MAYA:
Es el fuego, es la sangre.

CORO DE MUJERES:
Es el fuego es la sangre.

Empieza a oscurecer. Rosalba trata de adormecer a sus hijos. Hace mucho calor y hay
mosquitos. Los demás personajes quedan en estampa. La Mujer Maya, que parece
haber escuchado algo, se acerca a proscenio. Busca con la mirada.

MUJER MAYA:
No es una mujer, no es un hombre y sin embargo allí esta.

CORO:
No es una mujer, no es un hombre y sin embargo allí esta.

Entra la noche. Todos se meten a los hatos. Silencio y oscuridad. Desde ciclorama, en
diagonal, el Señor del Monte, alumbrado con antorchas que llevan los niños, cruza el
escenario hasta perderse en la selva. Se escuchan los lamentos de la Xtabay. El coro
hace eco de esos lamentos.

Gregoria, sale del hato, caminando despacio como sonámbula, pareciera que escucha
voces extrañas. La Mujer Maya despierta a la madre de Gregoria y corren a buscarla.
Gregoria reacciona asustada cuando la toman de los brazos. Se regresan al hato.

MUJER MAYA:
Te lo dije. Es la sangre, es la calentura de la desgracia.
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Se escuchan los tuncules y el caracol. Va amaneciendo

SEGUNDA ESCENA

El campamento de chicleros despierta. Las mujeres preparan la comida. Los chicleros


se sientan en semicírculo a comer. Estampa total de los personajes, mientras Rosalba y
sus dos hijos, se acercan, lentamente y con temor, a darle una jícara de pozol a su
esposo Nicanor. El la toma con rudeza. Rosalba se acuclilla, con sus dos hijos, a
observar a su esposo. El la ignora por completo. Gregoria sale de su hato, peinándose
sensualmente. Se sienta al otro extremo de donde esta Nicanor. Rosalba, que ha visto la
mirada de deseo de Nicanor hacia Gregoria, abraza a sus hijos y corre a meterse a su
hato. Los personajes cobran vida.

SANTIAGO:
El sol se levanta y hiere la selva. Esa mujer es como la tierra para mí. A la tierra se le
siembra, se le quiere.

NICANOR:
Si pero esta tierra es mala, estamos aquí de castigo. ¿Cuánto más tendrá que revolcarse
nuestra sangre, para limpiar este desahucio?

SANTIAGO:
Por qué trajiste a tus hijos a la montaña, es peligroso.

NICANOR:
Yo necesito una mujer, mis hijos son la herencia de estas tierras. Yo no soy de aquí, soy
de bastante lejos.

SANTIAGO:
Es una cadena que hay que romper. Yo quiero mujer pero no quiero hijos.

NICANOR:
A quien le vas a mostrar lo que no quieres, lo que no te gusta.

SANTIAGO:
A mí mismo, sin herencia. No quiero testigos. Esta savia que resbala del árbol es la
cadena. Esa es en la que hundo el machete. Cuando el árbol sangra la savia, me siento
vengado.

Los chicleros han terminado de comer. Todos los personajes quedan en


estampa mientras la Mujer Maya se acerca a Gregoria.

MUJER MAYA:
No andes descalza. La humedad es mala.
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GREGORIA:
El calor me quema por dentro y me enturbia la mente. A ti que te da si voy descalza.
Déjame. Siempre estas vigilándome.

MUJER MAYA:
Tienes la señal. Eres hermosa.

GREGORIA:
De que señal hablas.

MUJER MAYA:
La de tus ancestros.

GREGORIA:
Y eso a ti que, que tiene de malo.

MUJER MAYA:
Eres rebelde. No estás conforme.

GREGORIA:
Las mujeres aquí no pueden hablar. No pueden cantar. No pueden amar al hombre que
les gusta. Todo es obligación. No hay placer. No hay sentimientos. Yo si los tengo y
quiero sacarlos. Aunque tenga que usar el machete del chiclero. Tengo que sacarlos.

MUJER MAYA:
No estás conforme, esa es tu ley.

GREGORIA:
No, no estoy conforme. Esa es mi ley. Quieres ver lo que hago. Me gusta ese muchacho,
también ese hombre, me gustan todos. Así soy yo. Soy como un animal. Soy como la
tierra despojada. Soy como tu dice, la señal. Y no me rindo. Tendré mi libertad así tenga
que morir.

MUJER MAYA:
Que la lluvia ampare tus pensamientos. Eso es bueno para los chicleros. Así no piensan,
así trabajan.

GREGORIA:
Así no piensan, así trabajan. Sí, que llueva para que el vapor me derrita, que ya no
puedo más. Cada año es lo mismo. Lo mismo cada año. Sacrifican la selva y es para
otros la ganancia. Nos desangran cada año, cada año lo mismo. Lo mismo cada año.

MUJER MAYA:
Eso no te toca a ti. Eso es trabajo de hombres. A ti, te toca tener hijos. A ellos les podrás
mostrar lo que te gusta.
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GREGORIA:
No, yo no quiero hijos esclavos. No tendré hijos sin amor. El amor es grande y aquí no
cabe. Aquí solo cabe la desgracia, eso es lo que quiero terminar. Quiero que todos ellos
me amen, el amor da la libertad.

MUJER MAYA:
Eso que tu quieres solo traerá la muerte.

GREGORIA:
La muerte es una forma de libertad y es más dulce si has conocido el amor. Por eso no
nos dejan amar. Por eso nos dan tanto trabajo y tanta soledad, para que no conozcamos
el amor.

MUJER MAYA:
Tienes lengua de víbora, eres soberbia porque eres hermosa. Crees que puedes con todo
esto.

GREGORIA:
Tú que hablas la lengua de nuestros antepasados, debieras tener vergüenza. Por qué
quieres frenarme. Eres una traidora.

MUJER MAYA:
Todo lo que tengo esta debajo de la tierra. Allí está esperando.

GREGORIA:
Yo no espero. Por qué me hablas en tu lengua si has de reprimirme.

MUJER MAYA:
A través del tiempo esta ha sido la única manera de sobrevivir.

GREGORIA:
Yo no quiero sobrevivir, yo quiero vivir.

MUJER MAYA:
Tu nunca has visto la muerte de frente.

GREGORIA:
No. Yo traigo viva toda mi sangre y quiero que brote por todos los poros de mi piel.
Que riegue a todos los hombres.

MUJER MAYA:
Tu sabes lo que haces, eres joven y hermosa. Y ya todos lo chicleros te están deseando.
Me voy, tengo que moler el maíz.

La Mujer Maya se va con las otras mujeres a moler el maíz. Estampa de las mujeres.
Gregoria se acerca a los chicleros. Santiago se levanta recibe a Gregoria, le acaricia
el cabello y la cara. Se abrazan. Ella se aparta caminando hacia atrás con los brazos
extendidos. Nicanor se levanta y la toma por la cintura. Santiago saca el machete y lo
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amenaza. Gregoria se aparta de Nicanor. Empiezan a pelear. Los otros chicleros los
separan. Todos los personajes cobran vida.

MUJER MAYA:
No debiste traer a tu hija. Mírala, va a traer problemas.

MADRE:
Allá ella.

La madre va hacia Gregoria y la jala del cabello. Se la lleva y la mete al hato. Allí la
amara en uno de los palos del hato.

NICANOR: (a Santiago)
No te enojes. No fue mi culpa. No te enojes.

MUJER MAYA:
Es el fuego, es la sangre.

CORO:
Es el fuego, es la sangre.

Los chicleros se levantan, recogen sus herramientas de trabajo y se van a lo espeso de


la selva. La Mujer Maya que parece haber escuchado algo, se separa del grupo lleno
hacia proscenio busca con la mirada.

MUJER MAYA:
No es una mujer, no es un hombre y sin embargo, allí esta.

CORO:
No es una mujer, no es un hombre y sin embargo, allí esta.

Entran Rosa y Laura. Vienen de traer agua del pozo. Las mujeres están lavando y
moliendo el maíz.

Se escucha el grito rabioso de Gregoria dentro del hato. Laura y Rosa se


acercan al hato riendo maliciosamente.

LAURA:
Ya la encerraron.

ROSA:
A mí me dijeron que es una mala mujer o una bruja o, más bien... (Ríe maliciosamente)

LAURA:
Dice mi mama que es una provocativa, una cualquiera.

ROSALBA:
No. Ella es una muchacha que se atreve a hacer lo que nosotros no podemos.
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MADRE:
Las murmuraciones son de gente floja.

ROSA:
Entonces por qué la enceraron.

MADRE:
Así era su padre, él murió en Sabán. Era fuerte y hermoso. Cuando supo que iba a tener
un hijo, agarro el machete y no regreso jamás. Después supe que se había puesto en
contra del cacique. Dicen que gritaba que quería que sus hijos vivieran en otro mundo.
Era un hombre inconforme. Jamás he vuelto a ver a un hombre como él. Mi amor se fue
con él. Desde entonces jamás había vuelto a hablar de eso.

MUJER MAYA:
Es la sangre.

ROSALBA:
Cuando la veo, se me revuelve la sangre, me dan ganas de gritar, de llorar, me siento
deshabitada, casi muerta.

ISABEL:
Como hablas tu así, si ella desea a tu marido.

ROSALBA:
Por que cuando él la ve, por las noches deja de ser un bruto. Como que se le endulza la
mirada.

MUJER MAYA:
Es como el que ve a una mujer sin tierra.

ROSALBA:
Si, ustedes son de aquí. Nosotros no. Nosotros dejamos nuestras tierras, a ustedes se las
quitaron, no han sabido defenderla.

ISABEL:
Tú que sabes de eso. No sabes ni defender a tu marido.

Se oye otro grito de Gregoria dentro del hato. Las mujeres trabajan con más ahínco.

ILEANA:
Hoy en la madrugada cuando fui a buscar agua al cenote, el borde estaba lleno de
víboras, solo pude halar una poca.

MUJER MAYA:
Es la señal del Señor, del dueño del monte. El también es un inconforme y sabe cobrar
tributo. Esas víboras son la advertencia. El dolor de estas tierras ya ha sido bastante.
Cuida a tus hijos mujer. Todo es que pase ese viento malo y habrá muerte.
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ROSALBA:
Vieja bruja, como tú no tuviste hijos, deseas la muerte de los míos.

MADRE:
Ya mi hija le echaste la maldición de la calentura por los hombres.

MUJER MAYA:
Es la sabiduría de la vida la que yo les digo. Llevo muchos años metida en la selva. Se
como es esto.

CORO DE HOMBRES: (Desde lo espeso de la selva)


Es la sabiduría de la vida la que yo les digo. Llevo muchos años metida en la selva. Se
como es esto.

Las mujeres siguen trabajando duramente, con ritmo. Se escucha el quejido doloroso
de Gregoria dentro del hato. La Mujer Maya levanta las manos al cielo, implorando.
Todas las mujeres quedan en estampa. La madre va al hato y deja salir a Gregoria.
Ella, como una fiera, sale corriendo y se tira sobre el montón de tierra que acaricio
cuando llegaron al campamento. La Mujer Maya le da una cubeta con agua. Gregoria
se lava la cara y deja que el agua le resbale por el cuerpo, dulcemente.

GREGORIA:
! Cuánto dolor ¡ ! Cuánto dolor ¡

MUJER MAYA:
Ten paciencia.

GREGORIA:
Paciencia. Los hombres regresaran borrachos. Los vendedores de licor clandestino
siempre andan merodeando los campamentos. ¿Has oído el grito de los chicleros
cuando están solos dentro de la selva espesa? Retumba, rebota, enloquece, llega a todos
los rincones como un machete.

MUJER MAYA:
El chiclero trabaja para darle de comer a su familia

GREGORIA:
Eso no es comida. Es sudor, es embrutecimiento.

MUJER MAYA:
Si molieras maíz no pensarías tanto. Míralas a ellas, trabajan y callan.

GREGORIA:
Quiero un machete.

En ese momento salen corriendo de su hato, los hijos de Rosalba. Llevando listones de
colores: rojo, negro, amarillo y blanco. Los enredan alegremente en el cuerpo de
Gregoria. Rosalba sale a buscar a sus hijos y los llama.

ROSALBA:
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Érica, dolores, vengan acá. (Gregoria les acaricia la cabeza)

GREGORIA:
Tienes miedo de mí.

ROSALBA:
No. Es que no quiero que te molesten.

GREGORIA:
No me molestan. Me gustan mucho. Son muy hermosos, tienen el color de la tierra.

Rosalba y Gregoria ríen y empiezan a jugar correteando a los niños. Las mujeres que
están cocinando las observan profundamente.

CORO DE MUJERES:
Con una mano doble el silencio
Con la otra, acaricio la distancia
Con las dos te aprehendo
En la complejidad del tiempo

ROSALBA Y GREGORIA: (Viéndose fijamente a los ojos y tomadas de las manos)

Una vez dijiste


Dame una flor
Y te daré mi alma
Lo hice, tú lo sabes
Y desde entonces
Soy como una piedra
En la milpa

Rosalba y Gregoria toman a los niños de las manos y se van yendo junto con las otras
mujeres que llevan los cestos de ropa sucia para lavarla en el cenote.
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TERCERA ESCENA

Desde ciclorama entran los chicleros abriendo brecha. Llevan sus herramientas y
utensilios de trabajo. En el primer plano desmontan un semicírculo para poder
sentarse, ponerse los espolones y preparar sus herramientas.

NICANOR:
Así que ves, ya refleje un kilometro al rededor. La selva está limpia. Para ser chiclero
debes tener un miedo que pueda convertirse en astucia. Astucia de animal. Con los
sentidos alertados. Vas a estar solo allá, arriba, a veinte a veinticinco metros de altura.
Aquí los hombres desaparecen, flotan entre la humedad y el sudor.

APRENDIZ:
Yo tengo miedo, pero no del que tú dices. Tengo miedo de romperme los huesos, del
piquete de la víbora.

NICANOR:
Si, ya aprenderás. Contempla, respira profundamente e intégrate a la naturaleza, solo
así podrás responder.

PISTIADO:
Además, aquí nadie te friega. Cuando sientas que ya no puedes más, acuérdate de los
alcoholes. Al terminar el trabajo te puedes poner bien pistiado. Eso es lo mejor, cuando
sientes como el ardor del aguardiente te va chupando las fuerzas.

APRENDIZ:
Pero está prohibido traer alcohol aquí.

BORRACHO:
No te preocupes, la selva tiene sus albures. De pronto de la nada, veras aparecer unos
hombres misteriosos que te venden alcohol, aquí en mitad de la selva.

PISTIADO:
Cuando no hay providencias mastrujamos maíz o hacemos balché. Eso te liba hasta el
espíritu. Hasta los antepasados sientes que vienen a la fiesta.

NICANOR:
Un buen chiclero tiene su machete afilado, tan afilado que puede rasurarse con él.

WECH:
El mío hasta silba... Le rajo el alma al aire.
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BORRACHO: (Dirigiéndose a Santiago)


Y tu Halach Uinik por que estas tan calladito.

PISTIADO:
Nomás nos miras como si fuéramos los dobles del señor del monte.

PICADO:
No te vallan a picar lo rodadores en la mera bolita del ojo y te quedes loco, como a las
viejas que tienen que amarrar y bajarlas lo más pronto al pueblo.

BORRACHO:
Ni te fijes, es que esta alucinando a la Xtabay

NICANOR:
Ya vieron a este canijo como se puso los espolones.

PICADO:
Parece gallo de pelea pero al revés. (Ademan de afeminado, todos ríen)

BORRACHO:
A mí se me hace que el halado Huinik, ya pacto con Juan del monte. Se ríe pa’dentro,
como burlándose.

NICANOR:
Ya déjalo, hay filos que no se miden en estas alturas.

PISTIADO:
Habla mosca chiclera di lo que estas pensando.

NICANOR:
Déjalo no es contigo la bronca.

PICADO:
¡Ah! Ya voy chicleando. La muchacha. Hasta a mi no me importaría verla enroscarse,
verde, verde, en el árbol, jadeando, suavecito, despacito. (Hace la acción de lo que dice
en un árbol)

Santiago se levanta y clava el machete en el mismo árbol. Nicanor se levanta con el


machete en la mano. Empiezan a pelear. Los otros chicleros los separan. Silencio total.

PICADO:
Hay nanita, chiquito peor picoso. Yo ya me voy.

Nicanor recibe la mirada intensa de Santiago. La soporta por un momento. Nicanor


mueve el machete haciéndolo silbar como si estuviera chicleando.

APRENDIZ:
Aquí nunca vienen las mujeres.

NICANOR:
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No tiene a que venir. Ya están acá adentro. Vámonos.

Los chicleros van internándose en la selva. Se empieza a escuchar el sonido ritmo del
trabajo de los chicleros en los árboles. Santiago se ha quedado sentado, solo, afilando
su machete con profundo dolor. En ese momento se escuchan pasos. Es Gregoria quien
entra. Santiago voltea y se queda en estampa viéndola. Ella abraza al árbol entre
acariciándolo y atacándolo. Llora. Entra la Mujer Maya, la toma de la cintura, por la
espalda. Forcejea con ella y la obliga regresar a donde están los hatos. Gregoria esta
como desquiciada.

SANTIAGO: (Se revuelca en la tierra mientras dice)

El agua de los ríos es turbia


Solo cuando ha recorrido el cause
Golpeándose fieramente contra las rocas
Es cristalina.
Aquí todo es subterráneo
Somos puros.
Para sacarnos desde adentro
Hace falta coraje
Fuerza
Estamos muy profundos
Nunca hemos sido conquistados
Ella quiere lo suyo
Ámame a mí y te daré la tierra
Ámame a mí y te daré al cacique muerto
Ámame a mí y el extranjero saldrá huyendo
Ámame a mí que soy de los tuyos
Ámame a mí para salirnos a flote
Somos espesos y consistentes
Los siglos ya nos han hecho amantes
Ámame a mí
Y tendremos hijos como flores
Estamos intactos
Nadie jamás no ha visto por dentro
Ámame a mí

Santiago se levanta, está lleno de tierra y hojas seca. Se interna en la selva. Pausa
larga. Solo se escucha el ruido rítmico del trabajo.

Desde ciclorama entra el Picado. Ya esta borracho. Viene chiflando, trae varias
botellas de aguardiente. Llega hasta donde está el claro donde se sentaron en un
principio.
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PICADO:
Soy Juan charrasquiado. Soy Juan del monte. Que me chupe la Xtabay.

Al escucharlo los demás chicleros, menos Santiago, se acercan a beber con él.

PISTIADO:
Ahora si que me lleve Xula.

PICADO:
Hoy me eche diez zapotitos.

PISTIADO:
Zopilotitos, caminero, zopilotitos.

WECH:
TÓMAME, SOY TUYO. (Se refiere a la botella)

Nicanor se toma casi una botella de un solo trago, cae al suelo.

APRENDIZ:
Pucha, este se va a tragar hasta la botella.

Se levanta embrutecido y hace payasadas. Todos ríen. Nicanor canta, voz en cuello, la
canción “Presentimiento”. Entra Santiago. Se sienta en un lugar retirado del grupo.

PICADO: (Se dirige a Santiago)


Que te tomas haladito.

Nicanor le ofrece a Santiago de su botella. Santiago no se mueve. El Aprendiz,


le lleva una botella, la toma y bebe.

BORRACHO:
¡Hay mis hijos! Solo así me acuerdo. Hoy creo que si me voy pelar. Cuando me
engancharon, me adelantaron bastante dinero.

APRENDIZ:
¿Y si te agarran los arrieros?

BORRACHO:
Antes me subo al zapote y me dejo caer. Siempre he tenido ganas de volar.

APRENDIZ:
¡Chin! Me están sangrando las canillas.

NICANOR:
Así es hermano, primero sangras por fuera, después te desangran por dentro.
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PICADO:
Esto del chicle es una jodida. Hoy vi como a lo lejos estaban los que sacan el cedro y la
caoba. Un gringo los manipulaba.

BORRACHO:
¿Y no viste por allí al contratista? Pinche ladino.

APRENDIZ:
Esto es una cárcel.

PICADO:
Cuando quieres regresar a la brecha que abriste, ya está cerrada y enmarañada.

BORRACHO:
De todos modos esta mejor aquí. Acuérdate nomás de la vida que debes. Canijo picado.

PICADO:
De eso ya ni me acuerdo. Lo que me duele es mi mujercita. Lo que debe estar sufriendo
sin mí.

BORRACHO:
Sobre todo porque no puedes seguir chupando la pus de tus agujeros.

PICADO:
Aguanta tu lengua. No sea que te desmañe.

APRENDIZ:
¿Con que se cura la picadura de la mosca chiclera?

PICADO:
Con salivita guey. Vieron que vino la muchacha. Esa quiere hacer tierra. Anda silbando
para todas partes.

BORRACHO:
No te hagas. A todos nos puede su sangre.

APRENDIZ:
Esa muchacha me eriza. Anda como si quisiera levantar a los muertos.

PICADO:
Dicen que es autentica maya, hija de un rebelde.

WECH:
Eso se me figura. Como que anda buscando pelea.

BORRACHO:
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Pos a mi me prende como lumbre.

PISTIADO:
A mi me hipnotiza, hasta me da miedo.

SANTIAGO: (Se levanta toma su machete y se acerca al grupo)


Esa muchacha es mía. ¿Lo oyen?

NICANOR:
Esa muchacha no es tuya. No es de nadie. Es de la tierra. No lo sientes en su mirada, en
como camina, en como habla. Es la selva. Se anda buscando a si misma entre nosotros.
Bola de cobardes. Para tomarla habría que derramar sangre.

SANTIAGO:
Ella me ama a mí.

NICANOR:
A ti como a todos.

SANTIAGO:
Si alguien la toca morirá.

NICANOR:
Moriremos todos. De aquí nadie saldrá vivo. Tengo ese presentimiento. Cuando la veo
tengo ganas de ser libre. Me abre los sentidos y hasta parece que dejo de ser un bruto.

SANTIAGO:
Cállate.

NICANOR:
Prepara el machete si quieres amarla.

SANTIAGO:
Cállate.

NICANOR:
¿A qué vino si no? ¡Dímelo! ¿A qué vino? Vino a despertarnos. A tomarnos en lo más
sensible de nuestra alma, para que nos viéramos podridos en nuestra propia tierra por
unos miserables centavos.

SANTIAGO:
¡Cállate! Tú no eres de aquí.

NICANOR:
Como si lo fuera. Esta tierra es virgen. Aquí se puede pelear, amar, y rescatar. Sólo hay
que atreverse. Ella está marcando el camino.

SANTIAGO:
Ella vino buscando a un hombre.
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NICANOR:
Agarra tu machete si quieres amarla.

SANTIAGO:
Te mataré por ella.

NICANOR:
Nos mataremos por la tierra que nos pertenece.

SANTIAGO:
Agarra tú el machete si quieres amarla.

NICANOR:
Mi machete ya esta clavado aquí. Ella me lo clavó con su mirada. Entre los ojos tengo la
rajada. Por ella pude ver lo que digo.

SANTIAGO:
Tú no hablas como chiclero, hablas como un gandaya.

NICANOR:
Date cuenta muchacho. ¿Qué es el amor si eres esclavo?

SANTIAGO:
Agarra tu machete ahora mismo.

NICANOR:
Ya habrá tiempo

PICADO:
Ya párenle allí, vamos que ya está fuerte el chaquiste, vámonos.

BORRACHO:
Si, ya vámonos, las mujeres deben estar esperándonos con las tortillas calientes.

Santiago y Nicanor que hasta ahora se han quedado con los machetes en la
mano y mirándose profundamente, van bajando los machetes y recogiendo su
cosas. Se van yendo al campamento.

OSCURO
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Se escuchan los tambores y el caracol. Entra el Señor del monte alumbrado por los
niños. Llega hasta donde está la Xtabay, quien gime dolorosamente y empieza a quitar
las ramas con las que está cubierta. Le acaricia el cabello y se sienta frente a ella. Los
niños quedan de pies alumbrándolos con las antorchas.

SEÑOR DEL MONTE:


Cuando te veo
Siento que penetro
En un túnel profundo
Me entran deseos
De llegar al final
Es sencillo
Cuando se ama
Miras y miras
Hay precipicios
Leyendas
Verdores
Agua
Y cuando creo que voy a perderme
La selva se abre
Con sus ramas tupidas de pájaros
Me cobija
Acurrucándome
Duermo y sueño
Garras multifacéticas
Me desprenden de lo nefasto
Y con un sutil movimiento
Me ilustran
Me señalan a lo lejos la selva
Esta enmarañada
Tormentosa
Hay que salvar hombres traidores
Hay que salvar troncos
Piedras
Animales muertos
La respiración se agita
Duele el corazón
Se sacuden las entrañas
La selva esta cada vez más cerca
Casi muero
Mi cuerpo se dobla adolorido
Y se convierte en jícara
Se escuchan tambores
Desde todas partes
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Se borra el tiempo
El tañido del caracol
Agranda el espacio
La selva vaporosa
Flotando de verdor
Ingenua
Se acerca a la jícara
La besa
Selva y jícara
Madera y tierra
Viajan inéditas
Para siempre

XTABAY:
Desenfocar la mirada
Para despertar la memoria
Y reconocer el lenguaje
A veces me cuesta tanto
Remover la tierra
De entre mis manos
Me llaga a las venas
El dolor de dejar la montaña

SEÑOR DEL MONTE:


Abro mi sentir
Y pongo palabras en tu boca
Para que entre la selva
Me veas que te veo
A ti como a los pájaros
Como al viento
Como al jaguar

XTABAY:
La selva transparenta
Mi cuerpo
Que despierta como río
Donde el puente eres tú

SEÑOR DEL MONTE:


Los surcos se bifurcan
Demandan los sinos
Y despiertan los dormidos
Porque la savia
Penetra la tierra

XTABAY:
Las manos caladas
Con su dulzura áspera
Roza, acaricia
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La semilla
Dejándola libre en la tierra
Para que indague
Fecundamente
El pasado

SEÑOR DEL MONTE:


Así es, maya
Es irremediable
No podemos seguir oponiéndonos
El pasado es nuestro presente
Porque nunca fue enterrado por nosotros
Nos llama cada vez
Que germina la semilla
Nos apresura a rescatarnos
El pasado nuestro
Es el cauce de nuestra historia
Nacemos en ella ciegos
Por eso hay que hundir la mano
En el agua
Como machete en dirección al sol
Y deslumbrar nuestros ojos
Dejando escapar la chispa
Para que la reflejen
Las cocay
Ellas alumbran nuestro linaje
Y libres vuelan
Y libres nos instan
Para que los comprometidos
Se atrevan a ser lo que somos
Mayas

El Señor del monte y la Xtabay se alejan y quedan en estampa. En los extremos de


proscenio acompañado cada uno de un niño que los alumbra, Gregoria sale del hato y
extiende los brazos queriendo abrazar todo el espacio. Sale Santiago, la ve y se acerca
a ella.

SANTIAGO:
Toma mi machete. Guárdalo, es tuyo. (Se lo entrega ritualmente. Gregoria abraza el
machete, lo besa. Quedan en estampa.)

SEÑOR DEL MONTE:


Esos son los hijos que nunca tuvimos.

XTABAY:
Lo que no pudieron nacer porque tu me quemaste antes.

SEÑOR DEL MONTE:


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Fue el deseo y de no seguir explotados.

XTABAY:
Ellos son la tierra que nos quitaron.

SEÑOR DEL MONTE:


No llores mujer, tendrás los hijos que quieras.

XTABAY:
Si, pero primero tuve que estar muerta.

SEÑOR DEL MONTE:


Es el tributo.

El Señor del monte y la Xtabay se pierden entre la selva. Gregoria, que ese momento
reacciona, corre y se mete al hato. Santiago la acaricia a distancia y enseguida se mete
a su hato.

OSCURO. SE ESCUCHAN TAMBORES Y TUNCULES.


21

ESCENA CINCO

Amanece en el campamento. Las mujeres trajinan moliendo y lavando el maíz. Los


chicleros preparan el fuego para cocinar el chicle en la paila. Se escuchan comentarios
con referencia a lo que está sucediendo.

ESTAMPA

La Mujer Maya se acerca a proscenio y sentencia.

MUJER MAYA:
No es una mujer. No es un hombre y sin embargo allí están.

PAUSA

PISTIADO:
Hay que cocinar bien el chicle. Si no, no lo compran.

BORRACHO:
A ver a como lo pagan

PISTIADO:
Ni hagas cuentas, con lo que te van a quitar del valor de las provisiones, ni para el cajón
te va a quedar.

PICADO:
Así que ven, yo ya me estoy cansando. Quien dice que no me llevo el chicle. Conozco
bien la selva. No habría quien me venadeara.

APRENDIZ:
¿A quién se lo venderías?

PICADO:
Siempre hay quien. Las fieras se comen unas a otras. Además, he oído que del otro lado
por armas podría cambiarlo.

Gregoria se ha sentado en el montículo de tierra. Esta afilando el machete con fijación


y dulzura al mismo tiempo.
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NICANOR:
El machete es un arma.

SANTIAGO:
Un arma de doble filo.

PAUSA CORTA

SANTIAGO:
La bronca esta aquí, dentro de la paila. Cuanto más se calienta más tenso se pone.

PAUSA

MUJER MAYA:
Anoche se oyeron voces antiguas.

ROSALVA:
Anoche llovió con truenos que rizaban a una.

MUJER MAYA:
Anoche hubo intercambio de pensamientos.

ROSALVA:
Anoche llovió como si nunca hubiera llovido.

MUJER MAYA:
Anoche las manos ancestrales recibieron el machete.

ROSALVA:
Anoche la sangre me palpito como cuando se concibe a un hijo.

MUJER MAYA:
Anoche la selva abrió su secreto.

ROSALVA:
Anoche no dormí bien. Se oyeron pasos y voces.

PAUSA

ISABEL:
(Con malicia) ¿De dónde saco tu hija el machete?

MADRE:
23

Es de ella.

ISABEL:
Anoche se oyeron pasos y voces.

MADRE:
Fue la lluvia chiclera.

ISABEL:
Lo que tu quieras, pero tu hija ya tiene machete.

MADRE:
Si. Ya lo tiene.

ISABEL:
Y si no la cuidas, puede tener más, no te la vayan a desangrar.

MADRE:
Eso es cosa suya, solo suya.

PAUSA

BORRACHO:
Por lo que miro las mujeres afilan mejor el machete.

PICADO:
Esa si, a mí también me gustaría que me afilara el mío.

SANTIAGO.
¡Trabaja y cállate¡

WECH:
Esto huele a muerto.

PICADO:
Es la resina que se quema, muévele con pasión.

APRENDIZ.
Pero, si estoy dejando aquí el alma.

PAUSA
24

MUJER MAYA:
Aquí no pasa el tiempo, nosotros no contamos en la historia, el vapor que levanta el
calor después de una lluvia fuerte, nos nubla. ¿Sabe alguien que estamos aquí? ¿A quién
le importa?

GREGORIA:
A mí.

MUJER MAYA:
Afilas con mucho cuidado el machete, estas pensando.

GREGORIA:
Si.

MUJER MAYA:
Los oíste anoche. ¿Verdad?

GREGORIA:
Si.

MUJER MAYA:
¿Quieres que te traiga otros machetes?

GREGORIA:
No. Ya habrá tiempo.

MUJER MAYA:
Si.

PAUSA LARGA

SANTIAGO:
Así estamos nosotros, como esta resina. Secándonos, encogiéndonos.

NICANOR:
¿Que pasara cuando ya no quieran mas chicle?

SANTIAGO:
Cuando la selva este totalmente herida ¿quién podrá cicatrizarla?

NICANOR:
Muchas alimañas transitan estas veredas. Las sacrifican y luego se van.

SANTIAGO:
Mientras, nuestras milpas están huérfanas. ¿Cuándo saldremos de este laberinto sin
frutos?

NICANOR:
¿Y tu machete?
25

SANTIAGO:
Ella lo tiene, es suyo.

NICANOR:
También le daré el mío.

SANTIAGO:
Esa muchacha es mía. Ella levantara el letargo de estas tierras.

NICANOR:
Tendremos que ir todos.

SANTIAGO:
Toma tu machete si quieres amarla.

NICANOR:
Sí, pero no contra ti. Contra el cacique.

Gregoria se levanta y sale corriendo hacia ciclorama. Nicanor y Santiago corren tras
ella. Todos los demás quedan en estampa viendo hacia donde corrió Gregoria.

SANTIAGO:
(Gritando) Gregoria, Gregoria. Desata las cadenas. Ámame a mí y te daré la tierra.

En ese momento Gregoria clava el machete en su corazón. Santiago cae convulsionado.


Nicanor abraza a Gregoria. La carga y la ofrece a Santiago. El se levanta toma el
machete y camina frente a ellos hasta llegar a proscenio.

SANTIAGO:
Ámame a mi y te daré al cacique muerto

Las mujeres sacan sabanas de colores: rojo, negro, amarillo, blanco. Los hombres
sacan sus machetes. Santiago y Nicanor llegan a proscenio y acomodan a Gregoria
sobre las sabanas.

NICANOR:
Ella ya marco el camino

SANTIAGO:
Muchas veces oí el reclamo de la selva y no quise hacer caso. Yo quería luchar de otra
manera, ella uso su sangre. La savia ya no escurrirá más. Nuestras manos están
destinadas a calar la sangre del cacique. Esta mujer es mía. ¿Lo oyes? ¿Lo oyen?
26

NICANOR:
Así será.

SANTIAGO:
El calor me enturbia por dentro y me quema la sangre, veo arder el territorio entero. La
columna vertebral de la selva esta erupcionando.

NICANOR:
Así será.

SANTIAGO:
Cuánto dolor. Cuánto dolor.

CORO:
Cuánto dolor, cuánto dolor.

La Mujer Maya moja sus manos en la sangre de Gregoria y se las lava en la paila del
chicle. Las mujeres viertes el líquido de la paila que está totalmente rojo. Santiago
clava el machete arriba de la cabeza de Gregoria.

MUJER MAYA:
No es una mujer, no es un hombre y sin embargo aquí están.

La Mujer Maya toma un poco de tierra y la esparce sobre el cuerpo de Gregoria.

Se escuchan tambores desde el ciclorama. Cruzan el Señor del monte y la Xtabay con
antorchas.

SEÑOR DEL MONTE Y LA XTABAY:

Ámame a mí y te daré la tierra


Ámame a mí y te daré hijos como flores
Ámame a mí que soy de los tuyos.

Todos los personajes que están en el campamento caminan hacia ciclorama con los
machetes en alto y antorchas prendidas.

CORO:
Ámame a mí que soy de los tuyos.

TELÓN
27

CANCIÓN PRESENTIMIENTO

SIN SABER QUE EXISTÍAS


TE DESEABA
ANTES DE CONOCERTE
TE ADIVINE

LLEGASTE EN EL MOMENTO
EN QUE TE ESPERABA
NO HUBO SORPRESA ALGUNA CUANDO TE VI

EL DIA EN QUE CRUZASTE EN MI CAMINO


TUVE EL PRESENTIMIENTO
DE ALGO FATAL
ESOS OJOS ME DIJE
SON MI DESTINO
Y ESOS BRAZOS MORENOS
SON MI DOGAL

POEMA DE AMOR
PILAR JUFRESA
1985

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