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Pronto llegaremos a valorar los principios, aque llos que nos permiten alcanzar ahora
los resultados que queremos pero de forma que nos lleven a resultados aún mayores en
el futuro, que es como se define la efectividad. Todo el mundo tiene valores, incluso
una banda de criminales tiene valores. Los valores gobiernan las conductas de las
personas, pero los principios gobiernan las consecuencias de esas conductas. Los
principios son independientes de nosotros. Operan al margen de nuestra conciencia de
ellos, de nuestra aceptación de ellos, de si nos gustan, de si creemos en ellos o de si los
atacamos. La humildad es la madre de todas las virtudes. La humildad nos dice que
nosotros no controlamos, que son los principios los que controlan, y por lo tanto nos
sometemos a ellos. El orgullo nos dice que poseemos el control, y como los que
gobiernan nuestra conducta son nuestros valores, sencillamente podemos vivir como
nos plazca. Puede ser, pero las consecuencias de nuestra conducta emanan de los
principios, no de nuestros valores. Por eso debemos valorar los principios.
En ética, los principios son reglas o normas de conducta que orientan la acción de un
ser humano. Se trata de normas de carácter general, máximamente universales, como,
por ejemplo: amar al prójimo, no mentir, respetar la vida, etc. Los principios morales
también se llaman máximas o preceptos.
Los principios son declaraciones propias del ser humano, que apoyan su necesidad de
desarrollo y felicidad, los principios son universales y se los puede apreciar en la
mayoría de las doctrinas y religiones a lo largo de la historia de la humanidad.
Los principios morales son una codificación de las cosas que el hombre ha descubierto
que son malas para él mismo y para los demás en algún momento de su historia, y
habiendo descubierto que estas cosas inhibían su propia supervivencia, creó entonces
una ley sobre ellas.
Cuando hablas de principios morales, estás hablando, de algo que hace tiempo fue malo
para la especie. Cuando pasaba a los libros de estatus y se le hacía entrar en vigor por
medio de la fuerza de las porras de la policía y los jueces, era una ley. Pero cuando se
imponía mediante la superstición, o la simple creencia de que “así debería de ser”, era
un principio moral.
VALORES
Para que se dé esta transmisión de valores son de vital importancia la calidad de las
relaciones con las personas significativas en su vida, sus padres, hermanos, parientes y
posteriormente amigos y maestros. Es además indispensable el modelo y ejemplo que
estas personas significativas muestren al niño, para que se dé una coherencia entre lo
que se dice y lo que se hace.
Recordemos que una persona valiosa, es una persona que posee valores interiores y
que vive de acuerdo a ellos. Un hombre vale entonces, lo que valen sus valores y la
manera en como los vive.
Ya en el ámbito social, la persona valiosa buscará ir más allá de "mi libertad", "mi
comodidad o bienestar" y se traducirán estos valores en solidaridad, honestidad, libertad
de otros, paz, etc.