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PRESENTADOR
SEÑORA
TRABAJADORA SOCIAL
LA TAMALERA DIABÓLICA
BONIFAZ
LIGORIA
RAMIRO
CLIENTE
AMELIA
INVESTIGADOR
SECRETARIO
ANCIANA
CRIMEN INTERMEDIO
VIEJITA I
VIEJITA 2
EL ESTRANGULADOR DE LA NATIVITAS
JORGE
CUQUITA
ROSENDO
RODRIGO
(Foro vacío. Entra el Presentador muy arreglado, de traje y corbata con un periódico amarillista
en la mano. Se planta en el Centro y abre el periódico brevemente.)
PRESENTADOR: (Denegando.) ¿Han visto que porquería? No es posible que dejen circular cosas
así. (Leyendo.) "Matanza de Maricones". "Violó a su hija de dos años" y fotos. Cadáveres
ensangrentados, putrefactos. Niñas señalando a sus atacantes. (Suspirando.) Y lo que es peor. El
éxito que tienen. Ya varias veces han desaparecido a este tipo de publicaciones, después de una
intensa campaña. Pero vuelven, nomas cambian de nombre. Antes era El Alarma, ahora es El
Arma. El mismo formato, el mismo color, todo. Hasta la vulgaridad. Escándalo. Alerta. Valle de
Lagrimas. Toda una mercadotecnia del horror- del morbo. Pero antes de continuar quiero dejar
claro que no estoy en contra de las secciones policiacas. No. Sino del amarillismo. La nota roja es
tan digna como un editorial, es más. Es la verdadera sección de sociales de nuestro país.
Barómetro de nuestra sociedad. ¿Que han aumentado los asaltos? Por supuesto, la crisis. Lo uno
es consecuencia del otro. Lo lamentable para todos aquellos que conocemos desde hace tiempo
la nota roja, es que al leer las crónicas actuales nos queda la sensación que los crímenes ya no
son como los de antes. Lo cual es mentira –claro-. La diferencia estriba en la redacción de la
noticia. Las cabezas. En el arte perdido de horrorizar y divertir sin caer en la vulgaridad. La
fascinación por el crimen -la muerte- que ha trascendido a otros medios como es la música...
PRESENTADOR: (Cantando.)
Se notició
Se victimó
Muerto quedo
de ochenta puñaladas
El infeliz
se defendió a patadas
En la puerta aparece una mujer de traje sastre con una carpeta Y una bolsa que parece contener
algo muy pesado.)
(La trabajadora mira con atención a la señora y la coteja con una foto.)
SEÑORA: Si.
TRABAJADORA: Vengo de parte de Peñoles, la empresa donde trabaja su marido, para hacerle
un estudio social.
SEÑORA: Ay. Si. Pásele por favor. Disculpe el tiradero. De haber sabido.
TRABAJADORA: No se preocupe. (Viendo en derredor.) Tiene una Casa muy bonita. Señora. La
felicito.
TRABAJADORA: (Con sonrisa forzada.) Muy amable. (Por una T.V.) Es de colores ¿Verdad?
SEÑORA: Si
TRABAJADORA: Suerte que tiene usted. Habemos mujeres que ni a eso llegamos. Que envidia.
TRABAJADORA: (Asintiendo.) De Rodríguez, por supuesto. ¿Hace mucho... que están casados?
TRABAJADORA: (Alteradísima.) Cuatro anos... (Sonriendo forzada.) Casada por la iglesia y por el
civil, supongo.
TRABAJADORA: ¿El qué? ¿El no estar casada? No. No se apure. Viera que pasa seguido.
TRABAJADORA: Lo que nos interesa saber es cómo viven. (Viendo en derredor.) Y se ve que muy
Bien. Todo es nuevo. ¿Que' usted también trabaja?
TRABAJADORA: ¡Claro! Cómo va a trabajar la mujer. Otras que se frieguen porque no les
alcanza. Usted no tiene de todo. Se lo merece.
SEÑORA: (Sonriendo.) Gracias. Pero trabajo aquí en mi hogar.
SEÑORA: Pues... cariñoso. Hogareño. Seguido me ayuda con la casa. Le encanta lavar trastes.
TRABAJADORA: ¿Le encanta lavar trastes? ¿A él? ¡Pero no es posible! Quien lo viera.
SEÑORA: (Ruborizada.) Ay, señora. Pues mis respetos. Cuando viene, porque ha de saber que
seguido Io envía la compañía a las unidades, me deja hecha un trapo. Que bárbaro. Yo creo que
ni un jovencito de 15 anos.
TRABAJADORA: 0 sea que no se queja de que viene cansadísimo del viaje, que le dude la cabeza.
Porque hay maridos que son así.
SEÑORA: (Preocupada.) ¿No se lo van a dar entonces? Ay, no estoy segura, señora. A la mejor
fue menos. No me haga caso.
TRABAJADORA: No me agradezca nada y dígame, ¿qué piensa de los maridos que engañan a sus
esposas?
(La señora no contesta de inmediato. Su rostro se entristece por unos momentos, sonríe de
nuevo pero sin convicción.)
TRABAJADORA: Si. ¿Pero qué opina? ¿Está bien? ¿Está mal? ¿Qué?
TRABAJADORA: ¿Está segura? ¿No recibe llamadas y cuando usted contesta le cuelgan? Y
cuando él responde, solo dice no, si, aja. (Con insidia.) ¿No le ha encontrado cabellos en su saco?
TRABAJADORA: Antes de venir aquí pasé al escritorio de Ausencio y tome una foto. Pensé que
era de usted.
TRABAJADORA: Esta, hasta dedicada está. Mírela "Para Ausencio. que colma todas mis...
SEÑORA: (Acabando de leer. Alterada.) ...Ilusiones. Ardientemente tuya. "Helena". No significa
nada. Con suerte y es solo una aventura.
TRABAJADORA: ¿De veras lo cree? Ausencio hace un año solicitó un préstamo a la compañía
para comprar un departamento. ¿Sera este? digo la dirección es casi la misma. Mire, edificio K
departamento 302.
TRABAJADORA: (Sonriente.) No puede ser aventura si hasta casa le puso ya. Mala serial cuando
el dinero empieza a escasear. “Es que debo, no me pagan” Las ausencias son cada vez más
largas. La indiferencia cuando llega, el mal humor que oculta la culpa. ¿Qué más evidencias
quiere?
TRABAJADORA: ¡Eso es traición! ¡Engaño! Los dos se están riendo en su propia Cara, se burlan.
Ahí está la idiota. ¡Mírenla!
SEÑORA: ¡Y todavía tiene el descaro de llegar oliendo a su per fume! ¡Eso no lo soporto! ¡Huele
horrible! ¡Todavía fuera fino!
TRABAJADORA: ¡Eso! ¡No deje que se burlen de usted! (Saca un hacha que llevaba en la bolsa.
Con un pañuelo le limpia las huellas del mango.) Enséñelos a engañar. Deles un susto, una
lección. Yo se que Ausencio esta aquí en la Ciudad. De seguro le dijo que lo iban a mandar fuera.
Ahorita es la hora.
Los puede hasta agarrar juntos. A ver con qué cara lo niegan.
TRABAJADORA: ¡Y pensar que llevan años de conocerse! ¡Y una ahí de mensa, como perro fiel,
como sirvienta, mientras la otra se lleva la mejor parte! ¡Vive mejor!
PRESENTADOR:
PRESENTADOR: Amor y odio. Odio y amor. La línea que separa a estas pasiones es tan tenue que
fácilmente se confunden la una con la otra. ¿Cuántos crímenes no se han cometido por estos
sentimientos? ¿Fue odio o amor lo que impulsó a Ligoria Pastrana a cometer su horrendo
crimen? ¿Fue justo que la bautizaran como la Tamalera Diabólica? La acción se desarrolla en una
modesta accesoria de la Colonia Obrera. En estos momentos am amanece.
LA TAMALERA DIABÓLICA
(Trastienda de alguna accesoria. Amanece. Hay un catre en el cual está una persona
completamente tapada con una cobija. Poco después entra Bonifaz.)
BONIFAZ: (viendo el cuerpo. Deniega.) Ay. Ligoria. Está bien que quieras prosperar pero se me
hace que luego exageras. Digo, matarse tanto por el negocio. Si, va muy bien. Pero una cosa es
trabajar para vivir y otra vivir para trabajar y tú la verdad luego ni duermes. De noche guisando y
amasando y de día vendiendo. Cierto, yo ayudo. No como yo quisiera pero ya mero me jubilo y
entonces sí, todo el día contigo. (Con remordimiento.) Te he tenido tan abandonado. Ay. Si
hubiera estudiado algo no habría terminado de velador. ¿Pero quién sabe lo que, le va a pasar
en la vida? Yo creo que nadie. (Sonriente.) Y tú tan buena conmigo. Ni un reproche. Bueno, un
poco al principio. Quizás si me hubiera dedicado al negocio hace años cuando me dijiste,
estaríamos ahora mejor... Es que hay que tener alga seguro mi amor. Y en la chamba pues está
el aguinaldo. El seguro social. Cosas. Ya mero hijita. Tres meses más y todo se acaba. Pobrecita.
Has de estar rendida.
(Bonifaz se acerca pares darle un beso a su esposa. Se horroriza al descubrir que no es ella sino
el cadáver de un hombre, el que yace en el catre. En ese momento entra Ligoria con un costal de
herramienta: segueta, serrucho martillo. etc.)
LIGORIA: (Besándolo.) Ay, cariño. Que bueno que ya llegaste, ¿Cómo te fue?
BONIFAZ: ¿Ramiro?
LIGORIA: Si. Ramiro el carnicero. No me digas que no lo conocías. Tú luego ibas a recoger la
carne a su puesto.
LIGORIA: Se puso pesado. Mira me pegó. Dijo de cosas. Tuve que matarlo.
No me salgas ahora con que no sabias. Andábamos. Hasta su esposa lo sabía. Todo mundo. Si
nunca te lo dije directamente fue... por no mortificarte. Tu tan bueno. Pensé que me dabas
chance. ¿De veras no sabias?
LIGORIA: (Sonriente. Juguetona.) Ay. Como no. Dejarías de ser hombre. Yo comprendo que no
quieras decirme. Siempre has sido muy penoso. Además. ¿cuándo te he hecho una escena de
celos?
LIGORIA: ¿Ves? Porque te quiero. Una cosa es el matrimonio y otra... darle gusto al cuerpo. ¿SI?
¿Estás de acuerdo?
BONIFAZ: Ligoria.
LIGORIA: Si. mi amor. Anda. Ven. ayúdame.
BONIFAZ: ¿A qué?
LiGORIA: A deshacerme del cuerpo. No pretenderás que se que quede aquí toda la vida. Ahí
dentro hay seguetas y cuchillos. Sácalos.
¿Cómo puedes deshacerte de un cuerpo? ¿Enterrarlo? ¿Dónde? Aquí no se puede y mas con los
vecinos que tenemos de chismosos. Imagínate además el terregal, volver a poner el mosaico.
Nos saldría carísimo. ¿Irlo a tirar a un lote baldío o al canal? No tenemos en que. Ni modo de
tomar un taxi. Lo mejor es hacerlo cachos para irlos tirando luego en las alcantarillas. Eso sí. bien
envueltos. ¿No es lo mejor?
LIGORIA: ¿Sabes que me molesta de ti? Y te lo he dicho muchas veces. Que no tienes huevos
para hacer las cosas. Preferiste una pinche chamba a ayudarme en mi negocio. No quisiste
comprar el terreno aquel que porque lo mejor era ahorrar. ¿Y que tenemos? Nada. Lo de Ramiro
ya lo sabías. Si te hubiera importado, lo habrías ido a madrear luego luego, no esperar a que se
peleara conmigo y yo lo matara. Y ahora que te pido que me ayudes, te pones de delicado, oye,
¿quién quiere vivir con un tipo así, que es un cero a la izquierda? Sólo a mí se me ocurre. Porque
te quiero y ni lo aprecias, que es peor.
(Entre Ligoria y Bonifaz sacan el cadáver. después regresan. Bonifaz toma una segueta.)
Chin. No he hecho nada, no he comprado nada. Tendremos suerte si mañana vendemos algo.
LIGORIA: Pues sí. Nos vemos corazón. No me tardo. No vayas a mancharte esos pantalones que
son los únicos buenos que tienes, ¿eh?
taba en la casa, que arreglando esto o aquello. Ayudándole con los costales. (Pensativo.)
¿Me le hubiera enfrentado? No se pelear. Fuerte no soy. Como dice mi esposa ¿es que nunca
voy a hacer nada en la vida? (Se encoge de hombros.) Pero ya está muerto. Ya que puedo
hacerle...
(Humillado y triste sale con su segueta. Entra un cliente con un tamal en la mano)
CLIENTE: (Saboreándose.) ¡Mmmh! Que ricos tamales hacen siempre aquí. Yo vivo lejos, en
Clavería y no me importa venir hasta acá. Vale la pena. Nomas hay que llegar temprano porque
este lugar luego luego se atasca de gente. Que barbaros. Se ve que les deja el negocio. (A Ligoria
que entra.) ¿Me da otro por favor? Verde ahora.
LIGORIA: (Molesta. A Bonifaz.) ¿Le cobraste solo once tamales al tipo este de azul? Si se trago
quince. ¿Que no llevas la cuenta, Bonifaz?
LIGORIA: ¡Pues ve y alcánzalo! Que se está pensando, que lo vamos a mantener. Anda, ve por él.
LIGORIA: ¿Te da pena cobrarle? ¿Es que nunca vas a ser nada en la vida por esa maldita falta
de... ganas que siempre has tenido?
CLIENTE: (En éxtasis.) Pero qué sabrosos son. Suaves. Ni muy secos ni muy húmedos. Con un
corazón de carne tan delicioso que es un placer para el paladar. La salsa en su exacta proporción,
picosa pero no mucha. Llenones. Exquisitos. Mmmh. ¿Cuánto le debo seño?
LIGORIA: A ver. (Hace cuentas.) Fueron cinco de los normales y un oaxaqueño... Setenta y cinco
pesos
CLIENTE: (Pagando.) Oiga, señora. ¿cómo le hace para que queden tan ricos? ¿Es la masa, la salsa
o la carne?
LIGORIA: Te has de haber quedado aquí a la vuelta haciendo tiempo. Dejaría de conocerte.
(Denegando.) Ay. Bonifaz. Así nunca vas a ser nadie en la vida.
(Entra Amelia.)
AMELIA: Me da pena decirlo, pero era sabido que el andaba con ya sabe quién.
BONIFAZ: Aja.
Como sea siempre me pasó el gasto y de vez en cuando me hacía caso. Es más fácil para
ustedes los hombres. Se van y ya. Pueden sobrevivir. Una sin oficio ni beneficio que. Solo sé
dedicarme a mi hogar.
BONIFAZ: Si.
AMELIA: No. La única era Ligoria y se amaban locamente. Yo los vela. No existía el uno sin el
otro. Además se hubiera llevado su ropa... No quiero preguntarle a su esposa por no... hacer una
escena, usted comprende. Ya lo busque en los hospitales, en la Cruz Roja, en las delegaciones y
nada. Ellos acostumbraban verse aquí los miércoles o sea la noche en que desapareció.
(Alterándose.) No le pido nada don Bonifaz. Solo saber si está bien. Que haga lo que quiera. No
es por el dinero. Saber si vive porque lo amo, señor. Sin él no soy nada. ¿De qué otra manera
cree que hubiera soportado estos ocho anos de engaño?
AMELIA: Mata mas la duda que el desengaño. Sólo quiero saber, don Bonifaz.
BONIFAZ: No. No sé nada, Amelia. (Aparte. Furioso.) Ocho años. Hija de su... La veo muy
desmejorada. ¿De veras no quiere comer algo? Le disparo unos tamalitos. Hay unos oaxaqueños
especiales que le van a encantar.
BONIFAZ: Tenga. Ponga mucho cuidado en el sabor. Están cocinados de manera muy especial.
AMELIA: (Sonriendo.) De veras que están ricos. Y yo que nunca quise pararme por aquí, por lo
que usted ya sabe.
AMELIA: Es tan bueno usted. Perdone que se lo diga, Pero no se merece a la esposa que tiene.
Ella como es... y usted tan puro, tan de buen corazón.
AMELIA: (Gritando.) ¡Su anillo! ¡No puede ser! ¡Lo mataron! ¡Malditos! ¡Asesinos!
¡Desgraciados!
(Sale corriendo. Por otra parte del escenario entra Ligoria acompañada por un investigador.
Bonifaz se quita su delantal y tranquilo se acerca a ellos. Un secretario escribe a máquina.)
LIGORIA: No, señor. Como cree que vamos a hacer eso. Que porquería. Analicen la carne. El
cuerpo como le digo lo hicimos pedacitos y lo fuimos tirando en las alcantarillas.
LIGORIA: Porque era lo último que nos faltaba por tirar. Como es lo más voluminoso,
pensábamos donde aventarla. Pero... ¿a poco le falta carne a la cabeza? ¿Verdad que no?
LIGORIA: Es imposible. Yo misma guiso. No pudo... (Comprende. Mira con odio a Bonifaz.)
Desgraciado, infeliz. Tú lo pusiste ahí.
BONIFAZ: ¿Yo? ¿Pues no dices que soy incapaz de hacer nada en la vida?
LIGORIA: ¡Hijo de la chingada! ¡De mi no te vas a burlar! ¡Te vas a arrepentir! ¡Te lo juro!
SECRETARIO: Mh. A ojo de buen cubero. A ella unos 15 ó 17 y a usted por cómplice unos ocho.
BONIFAZ: Ocho. Lo que duró el engaño. Pero si soy capaz de hacer cosas. ¿Verdad? ¿Usted qué
opina?
PRESENTADOR: (Cantando.)
Otro signo inequívoco de la decadencia en la nota roja se puede observar en el lenguaje que
antes se empleaba. En esas palabras o frases que solo en la sección policiaca podían leerse.
Como por ejemplo, "Cayo abatido por los certeros balazos". "Huyó con rumbo desconocido",
"Con premeditación, ventaja y alevosía", "Con lujo de violencia" y palabras como zafarrancho
para decir bronca, rijoso para alguien violento que ha peleado, aunque en el diccionario rijoso
quiera decir cachondo. Amasia, objeto punzocortante, sediciente, energúmeno, etc. El código es
extenso. Para ilustrar una de estas frases, presentaremos a continuación un caso suscitado no
hace mucho en la Colonia del Valle, en una de esas casas de clase media alta. ¿La frase? "Con
Saña Inaudita". Son las cuatro de la tarde y nos encontramos en la recamara de doña Chole
Iturralde y Cárcamo...
(Se va el presentador.)
CARMEN: (Besándola.) Ay. Cholita, ¿cómo esta? Que gusto verla. ¿Cómo sigue?
CARMEN: No diga eso, Cholita. La queremos muchas personas. Ahí está su hijo.
ANCIANA: ¡Mh, mi hijo! Es el primero que quisiera verme muerta. Ya te lo ha de haber dicho.
Vieja latosa, ya me tiene hasta el gorro. Ojala se muera.
CARMEN: No. Cholita. Lo que pasa es que está desesperada y no ve las cosas Bien. Y la
comprendo.
ANCIANA: Cual desesperada. Es la verdad. Cuando viene a asomarse aquí, es con la esperanza de
encontrarme tiesa. Yo se que esas medicinas son caras, el oxigeno no se diga. No me las
compres, mi amor. No tienes ninguna necesidad de cargar conmigo, déjame morir. Vete. Gástate
mi dinero en otras cosas.
ANCIANA: Arturo. Ese si me quería. Era buen hijo, no como este. No se per que Dios se lo tuvo
que llevar. Digo. si era el caso. se hubiera llevado al otro. (Deniega.) Es que me tiene mala
voluntad. No conforme con mandarme tanta enfermedad, me tiene aquí. ¡Ya llévame! ¡Ya viví!
¿Qué ganas con tenerme sufriendo? Y no me hace cas Carmen.
ANCIANA: Ya no quiero vivir. Carmen. Ya basta. ¿Sabes lo que es tener artritis con Mal de San
Vito? ¿Eh lo sabes?, ¿Flebitis? ¿exceso de acido úrico? ¿Un disco desviado? ¿Insomnio,
inapetencia neuralgias todo el día, diarrea? No. No lo sabes. Eres joven y saludable. Sé que soy
una carga. una lata. Que no se hablar de otra cosa más que de mis enfermedades. Ya le dije a mi
hijo. Mátame. Si quieres te escribo una carta de suicidio para que no tengas problemas.
ANCIANA: Pues la carta está hecha y él sabe dónde está. Que es un cobarde y no se atreve, es
otra cosa. Pero de que me haría un favor...
ANCIANA: (Confidencial.) El chasco que se va a llevar ahora que lea el testamento. ¿Adivina
quien se va a quedar con todo?
CARMEN: No. Cholita. No puedo aceptarlo. Si vengo aquí es por acompañarla, rezar, platicar. No
busco ninguna recompensa.
Algo. Lo hice por joderlo. Ya me lo imagine en el suelo escupiendo verde del coraje. Para que se
le quite lo desgraciado, lo mal hijo.
CARMEN: ¿Que gana con pensar esas cosas? Nada más se hace daño. Tenga mejor. Tómeselo. Le
caerá bien.
CARMEN: ¿Rezamos?
CARMEN: Usted no puede saber si le hacen caso ahora. Acuérdese que nadie sabe el día ni la
hora. Hay que estar preparados. Vamos a rezar. Arrepiéntase.
CARMEN: Se lo suplico, Cholita. Rece. Para que me quede tranquila. No queda mucho tiempo.
CARMEN: Ay. Cholita. Esta volando. ¿Dónde dice que tiene la carta?
CARMEN: (acabando de leer.) ¿Ya se acabó su te, Cholita? ¿No quiere más?
CARMEN: (Sonriente.) ¿Entonces qué? ¿rezamos?, ándele. Suponga que hoy se va a morir. Que
mejor que estar tranquilos y preparados.
CARMEN: Hay cosas inevitables, dona Cholita. ¿No quiere que abra la ventana para que vea el
atardecer? Una nunca sabe si será el último.
(Pausa. La anciana mira con intensidad a Carmen. luego lee la carta que esta sostiene entre las
manos y por último la taza de té.)
CARMEN: De manzanilla... con insecticida. (Antes que le diga nada.) ¿No que quería morirse
usted? Pues ande, muérase. A mí la verdad me da mucha pena verla sufrir. Cada vez que la
visito. salgo con el corazón hecho nudo. Además, ¿no es lo que pile diariamente?
ANCIANA: ¡asesina! ¡desgraciada! ¿Y tú quien eres para quitarme la vida? (Gritando.) ¡Miguel!
¡Miguel!
ANCIANA: ¡No quiero morir! ¡No quiero! ¡Auxilio! ¡Socorro! ¡Me matan! ¡Que alguien haga algo!
ANCIANA: ¡No te saldrás con la tuya, criminal! ¡Ahorita mismo le hablo a la patrulla para que te
encierren! ¡Para que tu nefasto crimen no quede impune!
CARMEN: ¿Y cómo piensa hacerle, si el teléfono esto abajo? Capaz y se mata en las escaleras.
Mejor vamos a rezar. ¿Si?
ANCIANA: ¡No te me acerques, Borgia de tercera! ¡Hiena! ¡Chacal! Por primera vez veo tus
intenciones. Siempre sospeche algo. Tú y mi hijo se entienden. ¿verdad? Claro. Yo les estorbo.
Quieren quedarse con la casa, con el dinero, con todo. Pero les va a salir el palito por el chirrión,
porque antes de morir pienso escribir todo esto para que los encierren y los refundan en la
cárcel.
¡Septuagenaria muerta por su propio hijo! ¡Él y su amasia lo planearon todo! ¡La sociedad pide
cadena perpetua!
CARMEN: ¿Tiene caso que lo haga, Cholita? Esas líneas que piensa escribir, las puedo romper
después sin ningún problema. Lo que vale es esta carta de suicidio.
ANCIANA.: ¡Cínica! ¡Hipócrita! ¡Sierpe! ¡Asesina! Ya siento que el veneno me llega al corazón. La
mirada se me nubla. Me quedan pocos minutos de vida. Sádica. Te regodeas viéndome sufrir,
agonizar. Abandonar este mundo en medio de los más atroces dolores. ¡Maldigo el día en que te
conocí! ¡Maldita seas tú y tu descendencia!
CARMEN: Ay, Cholita. Usted siempre tan exagerada. Tenga su carta, ya me voy.
ANCIANA: ¡Huyes para no verme expiar! ¡Cobarde! ¡Cuando menos ten el suficiente valor Para
ver terminada tu obra!
ANCIANA: ¡Ay de mi! ¡Morir como perro! ¡Sola y abandonada! (Llorando.) No quiero morir. No
así.
CARMEN: (Consolándola.) Cholita, por favor. No se ponga así. Mire. ¿Le digo una cosa y se
calma? No hay tal veneno. Le di té de boldo, que es amarguísimo.
CARMEN: En serio. que no. Es más, mire. Yo también voy a beber. (Viendo Ia taza.) Ay, no dejó
nada. Que lastima. ¿Y ahora cómo se lo compruebo?
ANCIANA: ¿No era cierto entonces? Lo hiciste para divertirte, para hacerme sufrir. Que mala
eres Carmen. Hacerle eso a una pobre anciana indefensa y enferma.
CARMEN: No diga eso, Cholita. Yo solo quería hacerla rezar y saber... cosas. Ya las supe. (Viendo
su reloj.) Y ya me voy. Con permisito. Que descanse. Deme la carta para que no la arrugue.
(Se va Carmen.)
ANCIANA: Tan buena muchacha. Y yo que llegue a sospechar de ella. Es que luego los vela
platicar mucho. Y él le agarraba la mano. Esas miraditas. (Se queda pensativa. Deniega.) Ay,
Chole. Ya ves cosas. Para que te encuentres otra como ella...
(Muere.)
PRESENTADOR:
y en el instante le contestó
y en el instante le disparó
PRESENTADOR: Contra lo que pudiera pensarse, los criminales son gente común y corriente.
Personas como usted o como yo. Y es que en todos nosotros está latente un asesino. que solo
espera el momento, la situación especial para salir. ¿Quién no ha sentido ganas de matar? Usted
señor, ¿no ha querido asesinar alguna vez a su esposa? Con confianza, díganos... Usted, joven,
¿no ha pensado en estrangular a su maestro de matemáticas? A todos nos habrá cruzado por la
mente. En un pleito de transito, un vecino abusivo. Un problema en la oficina. Siempre hay un
motivo. Una situación limite que detona el...
VIEJITA 2: (Empalagosa.) Ay. ven acá preciosidad. A ver, ¿quen quere a este niño? ¿Quen lo
quere?
PRESENTADOR: Tía, por favor. VIEJITA 2: Pero que grandote esta, tú.
VIEJITA 1: Kikis, cariño. Tu tía quiere oírte declamar. Ya le platique que te aprendiste una nueva.
VIEJITA 2: Ande. mi amor. Si he venido hasta acá es nomas para verlo a usted. Corazón de polio.
Ojitos de engaña veinte. PRESENTADOR: Mama por favor.
PRESENTADOR: (Tras pausa. Suspirando.) Está Bien... Con tu escolta de rancheros / diez fornidos
guerrilleros y en su... /
PRESENTADOR: (Fulminándola con In mirada.) No me voy a poner nada, mama. Y ya, hasta. Por
favor.
PRESENTADOR: No me voy a poner nada, mama. ¡Te lo advierto! ¡Y ya déjame en paz! Uta
madre.
A ver. mi amor. alza una patita. Ahora la otra. (Visten al presentador que está colérico.)
VIEJITA 2: Ay, que lindo se ve. Fina. Pero si esta criatura es un querubín.
PRESENTADOR:
Con tu escolta de rancheros
Pantaleón es su marido
(El presentador no pudiendo soportar más. saca un revolver y dispara sobre ellas. Caen
muertas.)
PRESENTADOR: Pinches viejas, cabronas. Para que se les quite... (Recuperándose.) Como les
decía. siempre hay un motivo
(Entra Jorge. El presentador en tanto sacara los cadáveres de las viejitas. Música. Canta Jorge.)
JORGE:
la boca en do de pecho
ven himeneo.
La posesión es la consumición
Brrr. brrr
glo, glo
cabalgo en el salado
de himeneos machacados.
Brrr. hrrr
jui jua
glo. glo
responde a mi apetito
(Antes de que termine lao canción entrara dona Cuquita con discreción y preparará una mesa
para un desayuno. Finaliza la canción.)
EL ESTRANGULADOR DE LA NATIVITAS
(Comedor clase mediero. Dona Cuquita termina de poner la mesa. Son las siete de in mañana.
Entra Jorge.)
JORGE: (Tras pausa.) ¿Qué tienes mama? ¿no dormiste bien anoche?
CUQUITA: No. Esa maldita manía que tienes de escarbar en las madrugadas en el jardín.
CUQUITA: No... (Tras pausa. Más suavizada.) Hasta eso tienes buena mano. Lo tienes precioso...
Hijo.
CUQUITA: No se qué rayos vinimos a hacer aquí. Tan bien que estábamos en el pueblo. Allá si
hay gente buena. no como aquí. Todo es maldad. chisme. ¿Seguro que no has hecho nada
indebido Jorge?
CUQUITA: Todos somos humanos y como tales podemos cometer errores. Eso no significa que te
vaya a querer menos, Jorge. Eres mi hijo. Lo único que tengo en la vida. Entiéndelo. Entre
nosotros nunca ha habido secretos.
CUQUITA: No. Nada. Si tú dices que no has hecho nada, nada entonces. No me hagas caso.
CUQUITA: (Tras pausa.) ¿tú qué opinas de los homosexuales? ¿De los trasvestis?
CUQUITA: Hay gente que se escandaliza de ellos. Yo no. Los respeto. Son personas. Tienen
corazón. Son como uno. Mamá han de tener.
JORGE: ¿De?
CUQUITA: Mírame bien a los ojos, Jorge. Tú no sabes mentir. No a mí. Piensa antes de contestar
que esta casa no tiene secretos para mí. Que la conozco hasta el último rincón y que pude haber
visto algo...
JORGE: S-si.
CUQUITA: Ay, Jorge. ¿Para qué más puedes meter a una mujer a esas horas?
JORGE: Mama, por favor, escúchame. ¿Crees que te voy a cambiar por... una cualquiera?
CUQUITA: He visto su ropa. Prendas intimas, sus zapatos. Se han desnudado. hijo. ¡Has estado
con mujeres desnudas! ¡No mientas más! ¡Has tenido que ver con ellas, no lo niegues!
CUQUITA: Por un momento tuve la esperanza de que fueras trasvesti, pero no es cierto. Es ropa
usada. Huele a mujer, Jorge.
CUQUITA: ¿Qué?
CUQUITA: (con lágrimas de felicidad.) Ay, hijo. No sabes el peso que me quitas de encima. Por
un momento pensé lo peor.
JORGE: No permitiré que nadie empañe la felicidad de este hogar, mamá, y menos una mujer.
CUQUITA: (secándose las lágrimas) Sí, mi hijito. ¿Qué más te sirvo de desayunar?
JORGE: Voy a tener que cambiar de lugar. Qué lata. Tan bien que estaba aquí con todo a la
mano. Ya sabiendo, es capaz de espiarme y si se llega a enterar que me las tiro antes de
matarlas, me va a dejar de hablar. La conozco. No podría soportarlo. ¿por qué me pasan estas
cosas a mí, caramba? ¿por qué?
PRESENTADOR (Cantando)
De civiles y milicia
Y de sangre salpicados
Saqué a conclusión
COMPAÑÍA
el gobierno ya lo saben
instálense a meditar
La obra ha terminado
(Sala en Casa. Se escucha el timbre de la puerta. Acude a abrir Rosendo en pijama y bata. En la
entrada aparece Rodrigo. Es de madrugada.)
RODRIGO: Vine Lo más rápido posible. ¿Qué es lo que sucede? Me espantó tu llamada.
ROSENDO: Mh sí. Tengo un problemita. Mira, este brandy está muy rico. ¿Te doy una copa? Tú
también te ves muy tenso. La necesitas.
RODRIGO: Oye, no es para menos. Me alarmaste. Son las dos de la mañana, Rosendo.
ROSENDO: (ofreciéndole una copa.) Si, lo sé y disculpa. Pero te considero mi mejor amigo. Casi
un hermano. Sé que harías por mi lo que yo te pidiera. Por eso te llamé.
ROSENDO: Pero bebe por favor. Estoy temblando. No sé si de frio o de otra cosa. ¿Desde cuándo
nos conocemos, Rodrigo?
ROSENDO: Siempre he confiado en ti. Sé que no serias capaz de traicionarme. No como otros
que se dijeron mis amigos y en la primera oportunidad me clavaron un puñal en la espalda.
Desgraciados. ¿Tú no harías eso, verdad?
RODRIGO: Pues... Es guapa. Cocina bien. (Acorralado.) Casi no la trato. Rosendo. ¿Para eso me
mandaste llamar a estas horas?
RODRIGO: (Impaciente.) No sé. Te están metiendo ideas. Eso es muy delicado. debes tener
pruebas.
ROSENDO: Fue terrible, no te creas. Nunca sospeché nada. Mejor dicho. Jamás la creé capaz.
(Alterándose.) Ella engañándome...
ROSENDO: Te juro que estoy bien. Ya paso lo peor. Maldita traidora. Yo que le di lo mejor de lo
mejor. ¡Eso no se hace Rodrigo!
ROSENDO: Las fotos son muy borrosas. No se distingue bien. Podría ser cualquiera.
ROSENDO: Te digo que tengo pruebas. De otra manera no hubiera hecho lo que hice. Necesito tu
ayuda. Rodrigo. No me la niegues por favor.
ROSENDO: Si. Se lo merecía. Vieja cabrona. coscolina. ¿Qué crees que me dijo cuando le ensene
las fotos? ¿Y? ¿Cómo que y, desgraciada? ¿Te parece poco? Y que la estrangulo. Te juro que no
me arrepiento, pero tampoco quiero ir a la cárcel. Por qué, si ella tuvo la culpa.
ROSENDO: Pensé que lo mejor era fingir un asalto. Ya revolví toda la recamara y lo de valor lo
puse en este costal. Pensé en tirarlo por ahí o regalarlo, Pero es muy arriesgado, mejor llévatelo
tú. Es algo.
RODRIGO: Caray. pues muchas gracias. Pero hace falta revolver aquí.
ROSENDO: Ahorita me ayudas. Lo que si necesito fingir y muy bien. es que yo opuse resistencia
al asalto o sea estar golpeado. herido. Intente pegarme. pero siempre es difícil hacerse daño a
uno mismo. Para eso te llamé.
ROSENDO: (Levantándose.) Más, más. Acuérdate que debe ser muy real.
(Más puñetazos.)
ROSENDO: No...
(Le suelta otra andanada de bastonazos. Rosendo apenas v puede sostener en pie.)
ROSENDO: ¿Ya?
RODRIGO: (Examinándolo.) Mh. Creo que Si. aunque no has sangrado lo suficiente.
RODRIGO: Ahora hay que amarrarte. (Busca con que.) Con este cordón de persiana puede ser.
(Lo ata.)
ROSENDO: Apretaste muy fuerte. Casi no siento las manos. Se me vayan a gangrenar.
(Bebe. Mira la copa.) iUy! Estoy dejando huellas por todas partes. habrá que limpiarlas... ¿Qué
piensas decir?
ROSENDO: Que alguien entró por la cocina. Que oí ruidos y al bajar me golpearon.
RODRIGO: Tendré que romper un cristal para hacerlo mas creíble. (Hacienda un ademan de
lastima.) No debiste matarla. Rosendo. Estaba muy bien tu señora.
RODRIGO: Oye, hijo. ¿Y si...? Para hacerlo más real. Que a ella la mataron por oponer
resistencia.
RODRIGO: Digo. Luego hay rateros que hacen otras cosas. ¿Me entiendes, no?
RODRIGO: (Tras pausa. Viéndolo .fijamente.) ¿Sabes qué? Te falta sangrar más.
ROSENDO: (Asustado.) No. Rodrigo. Ya no. Te juro que así estoy bien.
RODRIGO: (Ebrio.) No. no. Debe ser más real. Es per tu bien, carnal.
ROSENDO: ¡Te digo que no! ¡Ya basta! ¡Rodrigo por favor suelta ese bastón! ¡Suéltalo!
RODRIGO: Te debería de matar, cabrón. Nomas porque eres mi mejor amigo. Y a los cuates no se
les mata. No es onda.
RODRIGO: Haberla estrangulado. A ella, tan dulce. Me cae que ganas no me faltan de
denunciarte. pero la amistad es la amistad. Ahora que... (Pensativo.) Esas fotos. ¡Hijo! ¿Serán
mías o...? No me las mostro. Pinche vieja caliente. ¡Donde me hayas engañado, veras!
FIN DE LA OBRA
Huélum o Cómo pasar matemáticas sin problema
Farsa en un acto de Alejandro Licona
Román, 19 años -
Gonzalo, 19 años -
Gilberto, 19 años -
Crisóstomo
Papá de Gilberto -
El Conde-
Camarógrafo-
el Loro-
el Perro Nixon-
Voz de Policía-
Tía de Román-
Gorda-
Estudiante 1-
Mamá de Gonzalo-
Rarotonga-
Estudiante 2 -
Entrevistadora -
Maestra 1
Llorón - Kim
Maestra 2
Místico
Estudiante Molón
Tramoyistas utilería-
Luces-
Vestuario/maquillaje-
Otras necesidades/responsibilidades-
Escena 1
(Entrada de escuela. Está allí el Estudiante Llorón. Entra Entrevistadora con micrófono y
camarógrafo, dedicándose a interrogar a los personajes.)
Entrevistadora: (Se dirige al público). Muy buenos días tengan, damas y caballeros. Por cortesía de
Colchones San Andrés, donde se acuestan dos y amanecen tres, llevamos de forma exclusiva este
programa de televisión educativa, donde trataremos de ilustrarles y de divertirles a la vez.
Empezaremos por mostrarles aspectos de la vida de los estudiantes, aspectos que usted, joven,
está viviendo en estos momentos, o que usted, caballero, desconoce por completo. Todo es cierto,
todo ha ocurrido y puede volver a suceder. (Se dirige a un estudiante que llora) A ver, amigo. ¿Qué
es lo que le sucede?
(La entrevistadora se dirige ahora a un estudiante de aspecto humilde que viene de rodillas
cargando una vela. Como en una manda. Entona un himno guadalupano)
Místico: Es que pasé mecánica que es bien difícil y vengo a rezarle a la virgencita de Guadalupe
para que me ayude a pasar matemáticas.
Místico: Bastante.
(El místico sale cantando el himno guadalupano. La entrevistadora se dirige ahora a dos
estudiantes.)
Entre: Desde que el mundo es mundo y hay escuelas, los estudiantes se dividen en dos categorías:
aprobados y reprobados. Pero, ¿qué hacen aquellos cuyos méritos no alcanzan la calificación de
aprobado? Esta pregunta nos la contestarán estos estudiantes de la escuela X. (Al grupo) Buenos
días. ¿Podrían decirnos cómo le hacen para pasar matemáticas sin problema?
Estudiante 1: Bueno, te pones a hacer unos buenos acordeones, con las fórmulas más usuales.
Estudiante 2 : O apuntas lo que traes en el libro en las paredes o techo del salón. El maestro nunca
se fija en eso. - 3 -
Entre: Bueno, pero no todos podemos hacer esas cosas. ¿Qué es lo que se hace cuando todo esto
falla?
(Los alumnos rodean a la Entrevistadora y le susurran algo en el oído. La Entrevistadora se dirige al
público)
Entre: ¿Ustedes también quieren saberlo? Pues, entonces los invitamos a que nos acompañen
durante los siguientes minutos, en que les daremos la fórmula infalible para pasar matemáticas sin
problema. (Salen)
Escena 2
Gonzalo: Es que eres bien baboso. Sólo a ti se te ocurre traer un acordeón de química a un examen
de matemáticas.
Román: Oh, pues, ¿qué querías? Me puse nervioso y... Además, nadie pasó.
Gonzalo: ¿Y ahora, qué hacemos? Este era el último chance para pasarla.
(Entra el Conde, que se acerca para escuchar todo lo que dicen los amigos.)
Gilberto: Dime para qué te sirve. A ver. ¿Para qué rayos utilizas las matemáticas? - 4 -
Gonzalo: Ah, hola, Conde. Lo que pasa es que nos acaban de amolar en matemáticas.
Conde: Bueno, sí. La cosa se presenta fea para el que no sabe, pero hay otros medios para pasar la
materia, cuando todo lo demás falta.
Conde: Es muy sencillo, muchachos. Yo sé cómo pueden pasar matemáticas sin problema.
Conde: Pues, a mí se me hace que por quinientos pesos está muy bien la onda. No hay que
presentar examen, ni nada. Sólo pagar.
Román: No, no soy millonario, pero francamente prefiero conseguir quinientos pesos a repetir
año.
Conde: Bueno, hay otro detalle. Si quieren arreglar las calificaciones, tienen que darme el - 5 -
dinero antes del viernes, porque después de ese día ya no se puede hacer transa.
Gilberto: Adiós.
Román: Es que no hay otro camino. Pagar o reprobar, he ahí el dilema. Yo por mi parte prefiero
pagar.
Gonzalo: Nada. Hay que conseguir el dinero en cuatro días. Nos vemos.
Escena 3
Gilberto: Pues... pues, que necesito ese dinero. Así como tú alguna vez le pediste a mi abuelo.
Papá: Bueno. Tu abuelo era un poco estricto, pero... nos ayudaba cuando teníamos algún
problema. Como debe ser entre padre e hijo.
Gilberto: (contentísimo) ¡Gracias! Eres el mejor papá que he tenido en toda mi vida.
Papá: No seas exagerado y déjame en paz. Cuando me traigas la boleta con tus notas te doy el
dinero.
(oscuro)
Escena 4
Mamá: Pues sí, m'hijo, pero qué quieres que haga. El dinero no se da en los árboles.
Gonzalo: ¿Entonces?
Escena 5
(Casa de la Tía de Román. En un rincón se encuentra un enorme perro de nombre Nixon. La tía - 7 -
solterona se encuentra dándole a comer a su loro Aníbal en tanto Román le hace la barba.)
Román: Orale, tía. ¿Qué le cuesta? Si nomás se los estoy pidiendo prestado. En cuantito los junte
se los regreso íntegros.
Tía: Si no te conociera, Román, te los prestaría sin chistar, pero ya sé cómo eres de sinvergüenza.
Rom: Ah, ya ve cómo es de mala conmigo. Encima de que no me quiere prestar me llama
sinvergüenza.
Tía: Sí, tú. Y no pongas esa cara de inocente, que ni te queda. Sólo te acuerdas de mí cuando me
necesitas.
Rom: (teatral) Tía. Sus palabras me han herido profundamente aquí, en el corazón. Yo no sé por
qué me dice eso, si nunca le he dado motivo.
Rom: (medramático) Está bien. No es la primera vez que pido ayuda y recibo desprecio e
incomprensión. Lo sé. Adiós, tía. Espero que Dios le perdone.
Román: ¡Oh, Dios! Ni en mis últimos momentos me toman en serio, pero no la culpo, tía. Mi vida,
mi triste vida, está sembrada de rechazos y desengaños que han culminado en el día de hoy.
Adiós, tía. Permita que me vaya recordándola tal y como siempre le creí. Amable y bondadosa.
Tía: (angustiada) ¿A dónde vas, Román?
Rom: A caminar por los sitios de mi niñez. A contemplar por última vez la puesta del sol, que
coincidirá con el ocaso de mi vida, mi triste vida. Tía, no le digo adiós, sino hasta luego. Nos
veremos allá. (Señala arriba)- 8 -
(Román se retira penosamente dirigiéndose a la puerta. La tía se angustia creyendo que su sobrino
hará una tontería.)
Rom: ¿Entonces me va a prestar el dinero? (La tía asiente) ¡Yuju! Gracias, tía. Usted se va a ir al
cielo.
Tía: Te los presto, pero con una condición: que me traigas a tus padres para que sepan lo del
préstamo.
Escena 6
Rom: Si no conseguimos el dinero por las buenas, lo conseguiremos por las malas, ¿no? Es sencillo.
Rom: Conseguir el dinero. Miren, yo por ejemplo tengo una tía que tiene harto dinero. Si nos
ponemos abusados, le sacamos lo que nos hace falta.
Gonzalo: ¿Y cómo?
Gon: Pues, sí. Nomás le quitamos el dinero y nos vamos. ¿Verdad, tú?
Rom: Eso. Nadie supo nada y todos contentos. ¿Eh, qué te parece?
Gil: No sé...
Gil: Pues sí, mano. Reprobado y por encima de eso, ladrón. Y si nos agarran, nos echan a la cárcel.
Gon: Pero es que no hay otro remedio. Si quieres repetir año, allá tú. Yo sí me arriesgo. Anímate,
hombre.
Escena 7
(Las luces disminuyen su intensidad hasta dar la sensación de noche. Exterior de la casa de la tía.
Al pie de un farol se encuentran los tres amigos. Román les da las últimas instrucciones, dándoles
máscaras)
Gil: Oye, ¿no podías conseguir otra cosa más que esto?
Rom: Uh. Pues, ¿qué esperabas? ¿Máscaras del Pato Donald, del Ratón Miguelito o qué?
Rom: En un jarrón en la cocina. Mientras ustedes van a la sala, yo saco el dinero. ¿Alguna
pregunta?
Rom: Seguro, hombre. Además, duerme arriba con la tía y el dinero está aquí abajo en la cocina. -
10 -
Gil: Es que ya lo estuve pensando y creo que es mejor que uno se quede aquí afuera a vigilar. Por
ejemplo yo.
Gon: (A Román) ¿Qué te dije? De cientos de estudiantes que hay en la escuela, nos tenía que tocar
el más cobarde.
Rom: (separándolos) A ver si ya se callan y guardan sus energías para el robo. Vámonos.
(Gilberto tropieza con unos botes de basura, que hacen un escándalo endemoniado. Los amigos
regresan para auxiliarlo. Gilberto grita por el dolor.)
(Una luz se enciende en lo alto de la casa. Los amigos se paralizan del susto al oír la voz de la tía.)
(Los tres amigos comienzan a maullar en forma escandalosa. Desde arriba, de donde sale la luz, le
arrojan un zapato a Gilberto, que le da en plena cara derribándolo. Terminan de maullar y la luz se
apaga.)
Gil: (limpiándose la sangre de la nariz) ¿Qué no viste, idiota? La tía de este güey me acaba de partir
la madre.
Gil: ¿Escopeta? ¿Qué escopeta? Mira, pinche Román. Tú dijiste que no había peligro. Y lo primero
que pasa, es que me dan un madrazo.
Gil: Eh... Pues... Yo. (pausa) Pues, si ustedes quieren seguirle, órale. Yo aquí me rajo.
Gon: Sí, hombre. Ha de querer repetir año. (mirando a Gilberto) ¿Qué pasó? ¿No que ya te ibas?
Gil: Pues, sí, pero... (se acerca a ellos) Mira, Román. Pasa otra cosa y ahora sí me largo, ¿eh?
(Los tres enmascarados entran. Se quitan los zapatos para no hacer ruido. Román se dirige al
fondo, mientras Gilberto y Gonzalo se quedan en primer término. Gilberto se dirige a una mesa en
donde hay un gran bulto envuelto con un trapo. Quita el trapo, dejando al descubierto la jaula del
loro Aníbal, que se despierta dando de gritos.)
Loro: ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Llegan los insurgentes! ¡Sálvese quien pueda! ¡Niños y mujeres primero!
(etc.)
(Al oír la voz de la tía se congelan del susto. Por la escalera baja la tía. Ladra el perro Nixon.)
(Gilberto se tropieza con un banco y va a caer a los pies de la tía, que grita escandalizada. El perro
ladra en tanto la tía toma un paraguas y le suelta unos golpes. El loro continúa con su escándalo.)
Tía: ¡Se necesita ser un sinvergüenza para venir a abusar a una pobre e indefensa mujer como yo!
(golpeando a Gilberto) ¡Tenga, desventurado, malviviente! ¡Duro, Nixon! No lo dejes ir!
Escena 8
(Oscuro. La parte del escenario correspondiente a la calle se iluminia. Al pie del farol se
encuentran los tres amigos. Román cuenta el dinero sentado en el suelo a un lado de Gonzalo, en
tanto Gilberto se pasea inquieto sobándose las nalgas.)
Gil: Me carga la chingada. ¿Por qué no me fueron a ayudar? ¿Por qué me han dejando solo con esa
pinche vieja y su perro?
Gon: Es que eres bien baboso. Sólo a ti se te ocurre ir a despertar a ese perico.
Gil: Tú, pinche Román, ni hables. Por hacerte caso por poquito y nos cae la policía.
Gon: Pero nada. Está visto que aparte de grandote eres menso. (A Román) ¿Alcanza?
Rom: Está bien. Entonces nos vemos mañana con el Conde para arreglarlo de la materia. - 13 -
Escena 9
(Exterior de la escuela. Se hallan los tres amigos entregándole el dinero al Conde. Se les ve tristes y
abatidos, con visibles huellas de desvelo en sus caras.)
Conde: (apuntando en una libreta) Listo. Ya den por pasada esa clase.
Rom: Bueno, a mí me van a perdonar, pero tengo que hacer una visita.
Gon: Es muy temprano para andar de lujurioso. Vas a acabar ciego y sin dientes.
Rom: Ojalá fuera eso, pero no. Voy a ver a mi tía para ver si no descubrió algo.
Gon: Ah, ya cállate. Ni le hubieras dicho nada, ya va empezar con su yo se lo dije, yo se lo dije.
(Comienzan a discutir. Los tres amigos salen, Román por un lado y los otros dos por otro.)
Escena 10
(Casa de la tía.) Ella está sentada en medio del caos ocasionado durante el asalto. Toma té y tiene -
14 -
(Nixon ladra a Román) ¡Nixon! ¡Quieto! Está un poco nervioso por lo de anoche, pero pásale, no
muerde.
Rom: (viendo el desorden) ¡Qué barbaridad! ¿Qué pasó? Parece que tuvo fiesta.
Tía: No hagas bromas de lo que pudo haber sido una tragedia. Anoche me asaltaron y por poco me
voy para el más allá.
Rom: ¡No puedo creerlo! ¡Sinvergüenzas! Parece mentira que le hayan asaltado, tía. Yo que usted
hubiera llamado a la policía.
Tía. Ay, ni lo mande María Purísima. Con tres ladrones en la casa ya era suficiente.
Tía: No, del ladrón. Ay, Virgen Santísima, pero con todo fue inútil. (sollozos)
Tía: Es que... Es que el dinero que se robaron era el que te iba a regalar el día de tu cumpleaños. -
15 -
Rom: ¿Qué?
Rom: Nada, tía. Que ah qué ladrones estos. Bueno, pero lo importante es que usted está bien y
que no le haya pasado nada.
Rom: Le aseguro que no tanto como yo. Pero... ¿está segura que se robaron mi dinero? ¿No habría
sido otro?
Tía: Tan segura como que ayer me robaron. Pero tú mismo acabas de decir que lo más importante
es que yo esté bien.
Escena 11
(Oficina de Crisóstomo. El maestro cierra la puerta del cubículo y se pone a acomodar la oficina.
Pausa. Se oyen toquidos y Crisóstomo se sobresalta. Se acomoda la corbata, se peina con las
manos y por último saca un desodorante en spray, para rociarse en forma escandalosa. Rocía
también el ambiente. Terminado este rito, se dirige a la puerta y abre. Entra el Conde.)
Cris: No, pero tampoco te esperaba a ti. ¿Qué pasó? ¿A qué se debe el milagro de tu visita? - 16 -
Conde: Pues aquí dando lata. (oliendo el ambiente) ¡Guaca! Oye, pues ¿qué estabas tragando?
Cris: Uh, entonces va a estar fácil cambiar las notas. (le da un vaso con tequila) No sabes el alivio
que me das, Conde. Ya andaba chingado con eso de los impuestos, los malditos impuestos que
sólo sirven para mantener políticos huevones. No sé cómo le hagan los demás maestros para vivir
con la miseria de sueldo que nos dan...
Conde: Salud.
Cris: A dos chamaconas que quieren pasar la clase a como dé lugar. Tú dices si te apañas a una.
Conde: ¿Quién? Ah, la que está bien... (Hace la mímica de tener unos senos enormes)
Cris: Esa mera, que es para mí. Nomás que vengan, desapareces adonde tú ya sabes.
Cris: Salud.
(Ambos brindan. Unos toquidos los sobresaltan. Crisóstomo esconde la botella y los vasos,
volviendo a repetir el ritual del desodorante. Se arregla por enésima vez el pelo, la corbata, y el
traje. El Conde va a la puerta y la abre. Entra la Rarotonga.)
Cris: (demagógico) Cómo crees, muchacha. Ante todo somos unos caballeros. Conscientes de lo
que significa un trato entre...
La Raro: (interrumpiéndolo) Frena tu carreta, primo, y vamos al grano. ¿Con cuál de los dos hay
que atorarle?
Cris: Conmigo, morenota.
Conde: ¿Y yo?
Cris: Al rato llega la otra. (Le hace señas para que se vaya) En cuantito llegue te la mando.
Conde: ¿Y si no viene?
Cris: Seis es para los burros. Si quieres siete, siete te pongo. (intenso) Pero si te portas bien, te
pongo ocho...
(Se abre de pronto la puerta, entrando una muchacha gorda, de anteojos y trenzas retorcidas.
Crisóstomo da un brinco y con su traje trata en vano de cubrir a la Rarotonga.)
Gorda: (comenzando a desvestirse mientras habla) Vengo de parte de Leti para decirle que está
enferma y que no puede venir a verlo. Pero yo - 18 -
como soy su mejor amiga, vengo en su lugar para lo que usted ya sabe.
Cris: Bueno, yo ahorita estoy calificando, pero te puede atender mi secretario, ¿eh? Te prometo tu
siete. Anda sé buena chica y ve con él.
(La mete de golpe en el armario, para luego regresar adonde se encuentra la Rarotonga. Nuestra
atención se fija ahora en el armario, que se ilumina débilmente, dejando oscuro el cubículo en
donde se halla el maestro.)
Conde: Ven para acá, muñecota. (Prende un cerillo y le ve la cara. Pega un grito y trata de escapar,
pero la Gorda lo sujeta firmemente.) ¡Sáquese! ¡Suélteme! ¡Quítese! ¡Socorro!
Escena 12
Llorón: (A Gonzalo) Oye, mano, préstame diez pesos y mañana te los pago.
Gilberto: Este es el negocio del siglo. cuando sea grande voy a poner una escuela.
Gonzalo: (A una dependiente imaginaria) Vengo por mi boleta, señorita. Mi nombre es Gonzalo
Martínez. (pausa) Gracias, señorita. (se quita de la hilera)
Román: Román Urachástegui. (pausa) ¿Qué Urachástegui, señorita? U-ra-chas-te-gui... Sí, gracias.
Gonzalo: Pero silencio, quiero ver el siete en este papel. El siete que significa el fin de todas mis
preocupaciones y desvelos.
(Rompen los sobres y sacan las boletas para ver las calificaciones. Sorpresa. Gilberto hace pedazos
la boleta.)
Gilberto: (furioso) ¿Dónde está ese hijo de toda su pinche madre?
Gilberto: ¡Se lo dije, pero no! ¡Sólo a un trío de idiotas como nosotros se les ocurre confiar en ese
cabrón, hijo de la chingada! ¡Haberle pagado quinientos pesos para que nos pusiera tres de
calificación!
Gilberto: ¡No me callo! Voy a romperle la madre al Conde. (gritando) ¡Condeeeee! ¿En dónde
estará escondido ese cabrón? ¡Condeeeee!
(Entra el Conde.) - 20 -
Gonzalo: Oye, cabrón. Nos acaban de entregar la boleta y tenemos tres de calificación.
Conde: ¡¿Cómo?!
Conde: ¡No, no! Cálmense. La culpa la tiene el cuate ése. Les juro que ni sabía que los habían
reprobado.
Escena 13
Voz Gilberto: (gritando) ¿Dónde está ese hijo de toda su pinche madre? (ruido de golpes. Voces)
(La puerta se abre de repente, Entran los tres amigos. Román agarra a Crisóstomo y está para
golpearlo. Las maestras salen para buscar ayuda.)
Román: Queremos que nos devuelvas nuestro dinero o que nos pases la materia.
Cris: Pueden golpearme si quieren. Pero recuerden que las maestras ya fueron por ayuda, y
señores, esto puede acabar en la cárcel.
Cris: ¿Y a quién van a creer? ¿A un maestro o a un alumno reprobado que llega causando daños en
una propiedad federal?
Román: Cállate!
Cris: Lo mejor que pueden hacer es largarse antes de que venga la policía.
Rom: Ah no. Si me van a meter a una cárcel, que sea por algo. (saca una navaja)
(Gilberto y Gonzalo sujetan al maestro, que empieza a patalear. Román trata de quitarle los
pantalones)
Cris: ¡Ay, no muchachos! ¡Espérense por favor! ¡Tengo esposa e hijos! No!
Cris: ¡Me rindo! ¡Me rindo! Haré todo lo que me digan, pero por favor no corten nada.
Román: Vas a firmar un papel en donde te comprometas a pasarnos la materia y a devolvernos
nuestro dinero. Andale.
Escena 14
(Vuelve la luz y entra la Entrevistadora con su micrófono y el camarógrafo, quien pretende tomar
película)
Entrevistadora: Damas y caballeros, esto que acaban de observar fue un pequeño escándalo que
sucedió hace años en un conocido instituto. Para la tranquilidad de algunos padres de familia que
nos están viendo, repito que esto sucedió hace mucho tiempo y, gracias al ejemplo de maestros y
autoridades, tanto del instituto como del gobierno, no ha vuelto a ocurrir, se lo aseguro. En
México no hay corrupción y eso se lo pueden preguntar a cualquier político o a quien quieran.
Bueno, como ésta es una historia moralista, quiero mostrarles unas pequeñas entrevistas que
servirán como broche final a lo que acaban de ver.
Entrevistadora: Buenas tardes, señor Román Urachástegui. ¿Qué nos puede decir acerca de lo que
pasó ese día tan lejano de su juventud?
Román: Pues. Nada. Que nos cayeron y que por más que enseñamos ese papel que nos había
firmado Crisóstomo, nos echaron de la escuela.
Rom: A nada, en realidad. Mi tía se murió y me dejó una considerable fortuna que he invertido en
el - 23 -
campo, sembrando maíz, frijol, papa, mariguana, trigo, etc. Me ha ido muy bien.
Gonzalo: Que todo es rigurosamente cierto y que yo celebro el hecho que no se hayan repetido
tan tristes eventos. No sé por qué el autor de esta pieza se empeñó en recordar esto.
Entre: La intención del autor es mostrar la corrupción que existía en el pasado. Gracias a una
política que apunta hacia arriba y adelante, ya no existe. ¿A qué se dedica actualmente, señor
Martínez?
(Sale Gonzalo. Escuchamos tambores militares y mucho ruido de gente. Entra toda la compañía
tirando confeti, mientras rodean a Gilberto que viene vestido como Presidente de la República,
con una banda tricolor que le cruza el pecho. Música. Flashes y letreros que dicen "bienvenido,
señor presidente," etc.)
Entre: En este momento llega la comitiva presidencial, que ha salido del Palacio Nacional para
hacer un recorrido triunfal por toda la ciudad. El señor presidente, cuya limpia trayectoria ha
servido para ejemplo de toda la juventud, saluda entusiasta - 24 -
al pueblo de México, que ha venido para aclamarlo. (se acerca) Unas palabras, señor presidente.
Gilberto: (con acento demagógico) Yo siempre he dicho que no hay nada como la honradez y la
integridad en un individuo. Por eso, espero que toda la juventud mexicana siga mi ejemplo, para
que México sea cada vez más grande y mejor. Señores: La Honradez Somos Todos.
(Aplausos )
TELON
Abuelita de Batman
“ABUELITA DE BATMAN "
Frente a un espejo imaginario, el GALÁN termina de arreglarse. Ensaya miraditas, sonrisas
seductoras y risitas de Don Juan
GALÁN: Creo que todo está listo. Flores, cogñac.Ya puse a enfriar el champán. Ojalá no tome
mucho porque nomás compré una botella. Está carísimo (recordando) Ay, la música. No la he
escogido (recapacitando) No. Mejor la busco en el momento. Es cachondo ponerse a buscar discos
(Con voz seductora) ¿Qué prefieres? ¿ Brahms o José José? Tengo grabaciones exclusivas. Bueno.
Pues vámonos. Ojalá no haya mucho tráfico aunque siempre es elegante llegar tarde.
Se oye que tocan a la puerta. El GALÁN se extraña y acude a abrir. En la entrada aparece una mujer
ESTELA: Nada. Aquí nomás ¿tú? Ay, que elegante. No estás ocupado
¿Verdad?
El GALÁN duda por unos momentos. La mujer se mete sin esperar invitación
ESTELA: No pienso tardarme (viendo en torno) ¿sabes qué me fascina de tu casa? que siempre la
tienes arreglada y con flores. Me encanta.
GALÁN: Mira. Mañana no tengo nada qué hacer ¿por qué no vienes y recordamos viejos tiempos,
mh?
ESTELA: ¿Por qué nunca me llamaste? Te hablaba a diario ¿qué nunca te pasaron mis recados?
GALÁN: ¿Por qué no hablamos de eso después, Estela? Se me está haciendo tarde.
ESTELA: ¿Cómo puedes decirme eso, después de todo lo que vivimos? Cuando menos trátame
como amiga.
GALÁN: Mi amor. No creo ser grosero ni descortés. Simplemente hoy no podemos platicar.
Entiéndelo ¿sí? Ahora si me permites...
GALÁN: (Impaciente) Estela. Mañana hablamos todo lo que quieras. Ahorita no puedo.
ESTELA: Sólo quiero saber. No creo haberte hecho nada. Andábamos, sí pero ¿cuándo
terminamos? De buenas a primeras me cortas sin decirme por qué.
GALÁN: ¿Te vas o te quedas? Te puedo dar un aventón. Voy por tu rumbo.
ESTELA: Rodolfo. Dime por favor.
GALÁN: Desde el principio quedamos que era sin compromiso. Que si lo hacíamos era
por...sentirse bien. Acompañados. Nunca te pedí nada ni tú a mí.Ya pasó. Cada quien por su lado.
ESTELA: Rodolfo. No te puedes pasar la vida de acostón en acostón. Necesitas echar raíces.
GALÁN: Así soy feliz. Nunca te lo oculté. Lo sabías (mirando su reloj) Uta madre. Ya es tardísimo.
Deja avisar que voy a llegar tarde.
GALÁN: (Aparte. Al público) Pinches viejas. No les puede dar uno amor porque de inmediato se
sienten con derecho a todo. Y todavía pregunta la pendeja por qué la corté...
Se marcha el GALÁN. ESTELA se -sienta. Se abre el escote y se levanta la falda. Poco después
regresa el GALÁN.
GALÁN: Quedamos en que éramos libres. Sin compromiso. Además lo nuestro ya tiene rato. Si no
has buscado es porque no has querido.
GALÁN: Porque me gusta mi libertad. No quiero estar atado a nadie, por eso.
ESTELA: Ya no eres joven, Rodolfo. El tiempo pasa ¿quieres estar solo el día de mañana?
GALÁN: Si tú te sientes vieja, no es asunto mío. Yo todavía la hago y prueba de ello es que no falta
quien quiera acompañarme ¿Cómo voy a creer que en tres meses no hayas agarrado nada? Y fea
no estás, Estela.
GALÁN: Mira, si lo que pretendes es formalizar una relación, viniste al lugar equivocado. No soy de
ésos. Si quieres sexo, órale.Que valga de algo la visita
GALÁN: ¿Qué quieres, entonces? Vienes. Te abres y enseñas. Si no vienes a eso ¿a qué carambas
entonces? ¿A que andemos de manita sudada? Estás como operada del cerebro.
GALÁN: (Aparte. Al público) ¿Ves por qué las corto? Porque todas son iguales. Luego luego quieren
casa (A ESTELA) De haber sabido que eras una mojigata apretada, me cae que ni caso te hago.
Chin. Pensé eras inteligente, liberada. Mira nomás con qué mamadas me vienes a salir a estas
alturas ¿Sabes qué? Vete. Con suerte y todavía alcanzo a la chava con la que quedé de verme.
GALÁN: ¿No quieres mejor Bacardí? El champán es caro (cizañoso) Lo uso sólo en grandes
ocasiones
ESTELA: ¿Sabes qué? No te sale ser malo. En el fondo eres bueno.Tierno. Buscas protección.
GALÁN: Oh sí y también tengo complejo de Edipo. Dicen además que todos los donjuanes somos
homosexuales en potencia. Es lo que dicen todas cuando las mando al carajo. Para desquitarse.
No me importa. Me gusta ser así. Disfrutar de la vida.
GALÁN: ¿Además de sicóloga eres adivina? Mira tú. Y yo que nunca me di cuenta.
ESTELA: Es inútil que trates de convencerme que eres muy malo. Te conozco. No eres así. No
necesitas hacerla de villano para alejarme. No hace falta, de veras ¿brindamos?
GALÁN: Me encanta tu sentido del humor ¿sabes? Si alguna vez llegara a casarme, lo haría con una
persona como tú. Eres buena compañera y sumamente cotorra.
ESTELA: A esta casa le hace falta el toque femenino. Ahora que me venga pienso cambiar esas
cortinas. Nunca me han gustado. Y poner plantas. Dan tanta vida.
ESTELA: Están bien así, aunque la cocina la tienes muy descuidada. Parece cocina de soltero.
ESTELA: Salud.
ESTELA: Eso mismo decía una amiga y... (No sabe que más agregar) Lo malo no es tanto morirse
sino que lo traten a uno como apestado. Ay, no te me acerques. No me toques. Te dejan de visitar.
Un perro se queda con más amigos. Te lo deberías hacer. No sale tan caro. Si quieres te
recomiendo un laboratorio. Es muy discreto.
ESTELA: Me alegro que lo tomes así. Pensé te ibas a poner como loco.
GALÁN: (Jerimiqueando) ¡Sí, ahora yo, desgraciada! Y todavía tienes el descaro de venírmelo a
decir. Que huevos de cabrona. Que poca madre tienes, Estela.
GALÁN: Pinche Estela, que mala eres, Por un momento me la creí. Uta...
ESTELA: Ahí está el teléfono de los laboratorios. Puedes hablar cuando gustes.
ESTELA: ¿Y por qué no? ¿Qué te hace inmune? ¿Con cuántas no has andado?
de pie.
GALÁN: ¿Quién sería? ¿Estarán todas contagiadas?
ESTELA: No te recomiendo que se los digas. Se van a poner furiosas. Te echarán la culpa.
ESTELA: Pues...Unos cuatro o cinco años, no más (Tras breve pausa) Y vivir solo. Segregado,
señalado.A ése ni hablarle porque es sidoso. A menos qué...
ESTELA: Que vivas con una sidosa. Ni modo que te rechace o temas infectarla. Se podrían
acompañar. Pasarla bien. El uno comprendería al otro, después de todo comparten el mal y están
irremediablemente condenados a morir, más o menos, al mismo tiempo (suspirando) Ay pero qué
tonta soy. Se me olvidaba que a ti te gusta la libertad. Bueno, me retiro.
GALÁN: Hace rato dije que si me casaba con alguien, sería contigo. Lo recuerdas ¿verdad? También
dije que eras guapa, inteligente.
GALÁN: ¿Entonces?
ESTELA: ¿De?
ESTELA: Déjame pensarlo. Háblame o déjame recados en la oficina. Yo luego te resuelvo. Nos
vemos, que estés bien.
OSCURO.
Enero 27 de 1988.
Entra una mujer cargando una maleta y una caja de cartón amarrada con mecates. Las deja a un
lado y furiosa se dirige al público.
ESPOSA: ¿Y qué me dicen de los políticos, eh? ¿A poco no dan ganas de matarlos cuando los
escucha uno hablar? Que no va a subir de precio tal cosa, púmbale, sube. Que el peso ya está
estable y es cuando viene una devaluación. Que ya no va a haber corruptos ¿Y cómo viven los
infelices?
¿Han visto sus casas? (breve pausa. Escudriñando con la mirada) ¿No hay nadie aquí que viva en
Bosques de las Lomas? Son enormes. Con seis carros del año, de ésos que se venden por metro.
Chofer y toda la cosa ¿Y quién hace algo? Nadie. Si quieren soportarlos, allá ustedes. Yo me voy. Ya
estoy harta.
Va a su maleta y comienza a llenarla con ropa que va sacando de la caja de cartón. Poco después
entra el POLÍTICO con huellas de bilé en la cara y tambaleante de borracho
POLÍTICO: (Ebrio) Es motivo de honda satisfacción ver que mi linda esposa es el prototipo de la
mujer mexicana. Abnegada y trabajadora y que retando al destino, adverso en estos momentos
para nuestra nación, se encuentra ya levantada. Lista para el trabajo hogareño.
ESPOSA: Por si no te has dado cuenta, Falacio, ya son más de las diez de la mañana.
POLÍTICO: ¿Ya? (consulta su reloj) Cuando uno trabaja al lado del candidato, el tiempo surca veloz
el espacio hipérbole de nuestras existencias y es que, junto a ese insigne mexicano, político
distinguido profesionista preclaro de estatura moral elevada y...
POLÍTICO: Esposa mía. Compañera de mi vida. Eso que acabas de pronunciar es contestatario.
Resentimiento social. Fuerza oscura.
ESPOSA: ¡Te fuiste de borracho y de putañero! ¡No lo niegues! Mira nada más cómo vienes ¡Vete
en el espejo! Todo pintarrajeado.
ESPOSA: Digo ¿me crees tan pendeja? ¿Crees que no me doy cuenta, Falacio? A mí no me vengas
con tus discursitos que ya no se los cree nadie, vamos, ni un niño de primaria.
POLÍTICO: Esposa de mi corazón. Yugo familiar. Estoy abierto al diálogo. Al debate esclarecedor y a
demostrate con argumentos conyunturales que vives en el error. Que lo que tu mente encierra
son sólo rumores. Emisarios del pasado.
La ESPOSA saca de la caja un enorme brassier. Negro o rojo con encajes muy coquetos
ESPOSA: ¿Y qué me dices de esta foto que hasta dedicada está? ¿Quieres que te la lea? "Para
Falacio con amor, que hace vibrar mi cuerpo entero"
POLÍTICO: Esa foto que sostiene enfática tu mano, es sólo una metáfora.
POLÍTICO: Sí. La mujer que ahí aparece es la sociedad, que conocedora de los altos fines patrióticos
que perseguimos en el partido, se entrega gustosa en nuestras manos. Nuestras reformas y
nuestro pujante derecho constitucional. De ahí su frase "haces vibrar mi cuerpo entero" He dicho.
ESPOSA: ¿Sí? ¿Y qué hay de esta nota de hotel que halle en tu camisa?
POLÍTICO: Para levantar una encuesta. Sí. Conocer las inquietudes del pueblo. Saber de sus
necesidades. El partido único de la revolución mexicana no se limita a sondeos en la calle, donde
por lo general la ciudadanía tiene prisa. Se distrae. En cambio en un centro de reposo y recreación
como es un hotel puede manifestar, sin presión, sin coacción, sin distracción, sus valiosas
opiniones que habrán de conformar el plan de gobierno de nuestro insigne candidato.
POLÍTICO: Son los aromas progresistas que se ventilan en el partido del pueblo. El olor a santidad
que despide nuestro máximo líder...
POLÍTICO: Mientras voy a asearme. A quitarme el sudor, fruto de un trabajo continuo, agotador
pero placentero. En un momento estoy contigo, revolucionaria compañera. Esposa modelo.
Mexicana ejemplar.
El POLÍTICO se va. La ESPOSA recoge el brassier, los papeles y los echa a la caja. Comienza a
regresar su ropa de la maleta a la caja.
ESPOSA: Hijo... ¿Por qué me sentiré tan mal? Me queda la misma sensación que cuando escucho el
informe presidencial o un discurso en la Cámara de Diputados... (Se encoge de hombros) Este va a
llegar lejos. Abuelita de Batman que sí.
Se va la ESPOSA
OSCURO
Febrero 3 de 1988.
Habitación a oscuras. Se escuchan sirenas que después de un momento bajan de intensidad hasta
desaparecer. Entra un PRÓFUGO jadeando. Trata de caminar en la oscuridad pero derriba un
objeto que hace ruido
MUJER: (Desde adentro) ¿Quién anda ahí?
El PRÓFUGO sonríe ufano y no contesta. Se pone en pose. De una puerta sale una MUJER
abrochándose una bata. Mira con asombro al convicto.
PRÓFUGO: No. Le dije al de la puerta que me diera chance de darme un volteón ¿Qué? ¿No me vas
a recibir como merezco?
MUJER: No es eso. Es...la sorpresa. Ay, Librado, quién te viera ¿Y cómo le hiciste?
PRÓFUGO: Pues...nos costó trabajo, no te creas. Pero nos la rifamos y aquí estoy. Para recordar
viejos tiempos. Prepárate que nos vamos.
MUJER: (Tras breve pausa) Oye, Librado ¿y es muy necesario que vaya contigo? Digo, yo podría
alcanzarte después. Uno corre más rápido que dos.
PRÓFUGO: No, ni madres. Tú eres mi vieja y te necesito a mi lado.
MUJER: Claro, somos pareja. No sabes el gusto que me da verte de nuevo. Ay, te he extrañado
tanto.
MUJER: Ay, mi amor. No pude soportar el seguirte viendo tras las rejas. Se me partía el corazón.
Vieras que hasta me enfermé.
MUJER: Sí lo pensé pero...yo sé que en prisión luego abren las cartas y...
¿Cómo iba a decirte todo lo que siento por ti, si otros se iban a enterar? Esas cosas son íntimas,
privadas. Nadie tiene por qué enterarse. Por eso mejor no te escribí.
PRÓFUGO: Y yo pensé que ya habías dejado de quererme. Que otro ocupaba mi lugar.
PRÓFUGO: Lo pensé, no te creas. Y juré vengarme. Hacer picadillo al que te pusiera una mano
encima. Es más, antes de entrar aquí, tuve un cruel presentimiento.
MUJER: (Ofendida) ¿Pues por quién me tomas? ¿Crees que yo sería capaz de hacer una cosa así?
MUJER: ¿Para eso te escapaste? ¿Para venirme a faltar el respeto? Mejor te hubieras quedado,
Librado. De veras.
PRÓFUGO: Oh, fue sólo un presentimiento, mujer. No te enojes. Como sea nunca te faltaron
pretendientes. Más de dos andaban tras de tí. Niégalo ahora.
MUJER: Siempre te fui fiel. Resistí estoica todas las tentaciones del mundo.
PRÓFUGO: Esa es mi vieja (dándole una nalgada) ¿Entonces qué, mi amor? ¿Recordamos viejos
tiempos?
MUJER: (Viendo preocupada hacia la recámara) Este...Ay, Librado ¿por qué te tenías que escapar
en estos días?
PRÓFUGO: Mira. Después de años de no tocar a una mujer, como que eso viene sobrando. Soy
capaz de hacérselo a una anciana. Entiende. Ya me anda. Vamos.
MUJER: Librado, amor. Hice una manda. No has de querer que la rompa
MUJER: También. Pero esos se los juré a ti, cariño ¿Crees que no tengo ganas? ¿Que no me muero
por estar contigo? pero una manda es una manda. Hay que respetarla.
MUJER: Digo. Ya bastante tiene una con lo suyo, como para cargar con un castigo divino.
MUJER: Ay ¿quién piensa en dormir ahorita? vamos a platicar. A ver cuéntame ¿cómo has estado?
MUJER: ¿Pero cómo dormir, Librado? Hay que huir ¿no dijiste? De seguro ya vienen tras tu pista.
Te pueden agarrar. No hay tiempo que perder. Deja vestirme para acompañarte. En un segundo
vuelvo.
MUJER: En el camión te puedes dormir todo lo que gustes ¿quieres mientras echarte un traguito?
MUJER: Bah. Lo hice para que me escribieras (sollozando) pero nunca lo hiciste. Y yo que pensé
que me querías. Cuán equivocada estaba.
MUJER: Claro. Regáñame ahora. Hazte el ofendido, el enojado. A ver ¿por qué nunca me
escribiste?
MUJER: Pero bien que querías que yo lo hiciera. Eres un egoísta desconsiderado.
PRÓFUGO: Había quién podía leérmelas. Bueno, que importa eso. Vámonos. No te traigas nada. En
el camino compramos lo que nos haga falta. Tráete la maleta con el dinero.
MUJER: La maleta...
PRÓFUGO: Muchote.
PRÓFUGO: Sí, para tus gastos...No te lo habrás gastado todo ¿verdad? eran millones.
MUJER: Ay, Librado ¿qué no hay televisión en la cárcel? ¿No sabes que todo está carísimo?
MUJER: ¿Qué te importa más? ¿El dinero o yo? La lana va y viene. Lo importante es que estamos
juntos de nuevo.
MUJER: Lo invertí lo mejor que pude. Por ejemplo esta casa. Ya casi es nuestra ¿ves por qué te dije
que luego te alcanzaba? Para traspasarla. Algo le podemos sacar.
PRÓFUGO: Tardamos meses en planearlo. Con muchos sacrificios conseguimos las armas.
Edilberto murió en el asalto pero yo logré escapar. Esconder el dinero. El sueño de tener algo, de
comer bien, de ser alguien. Luego la cárcel, las vejaciones. No le hace, porque saliendo de aquí voy
a hacerla. A vivir como rey y me sales conque no hay nada (fuera de sí)
PRÓFUGO: Y yo que quería vivir en la playa. Tener hijos. Una casita frente al mar...ser respetable.
Poner un negocio de comida (con desesperación)
El PRÓFUGO se mete a la recámara. La MUJER por unos momentos pierde la calma pero se vuelve
a serenar. Sale el PRÓFUGO.
MUJER: Claro, si ya creció. Así como lo vas a reconocer Es mi sobrinito.Acuérdate, el Fide. Seguido
venía a visitarnos.
PRÓFUGO: Ese era un escuincle. Este es un hombre hecho y derecho.
PRÓFUGO: Si se ve de mi edad.
MUJER: Es que la vida lo ha maltratado mucho. Así cualquiera envejece. Tú fácil te ves de setenta.
Claro, la prisión.
PRÓFUGO: ¿Setenta?
MUJER: Por eso dudé cuando entraste. No estaba segura que fueras tú.
MUJER: Somos pobres ¿no te das cuenta? Ni yo tengo para comprarle una cama ni él para una
pijama. Ay, Librado. Me haces sentir mal, como si hubiera
hecho algo indebido. En lugar de recibirme a besos, me dices de cosas, me bronqueas. Ya no eres
el de antes. La vida en prisión te ha acanallado.
MUJER: Porque la perdió durante el temblor ¿sí recuerdas que hubo uno muy fuerte, no? Se
quedó sin familia. Imagínate. Huérfano a los doce años
¿A quién más iba a recurrir? Si quieres lo echo, para que estés contento. Que mendigue por esas
calles de Dios, expuesto al hambre, al frío y a la lluvia. Sin más techo que el sol y las estrellas.
PRÓFUGO: No, déjalo. Pobre. No sabía. Discúlpame. Es que estoy confundido, acorralado.
PRÓFUGO: No sé. Me siento mal y me lo advirtieron. No te vayas. Allá fuera está cabrón (se
encoge de hombros) Marcos Galindo, un tipo condenado a 40 años de prisión. Cuando la fuga le
dijimos y no quiso acompañarnos. Yo ya me escapé una vez. No vale la pena. Vas a sufrir. Te
encuentras todo tan cambiado...Y se quedó. Pensamos que por miedo. Que razón tenía. Tanto
espacio, tanta libertad a uno lo marea. ...Bueno. Me dio gusto verte.
PRÓFUGO: Cuando menos en prisión tengo con quién platicar. Amigos. Mi lugar, pues.
MUJER: ¿Quieres que te prepare algo para el viaje?
MUJER: Menos mal que no ha cambiado mucho. Ay, es que luego se escuchan historias horribles
de la cárcel. Que ahí los hacen más malos. Así cualquiera se asusta. Lo voy a ir a visitar, pobre. Se
lo merece. Abuelita de Batman que sí...
Febrero 5 de 1988.
DOCTOR: Entre las profesiones más atacadas, se encuentra la medicina. Que cobramos mucho.
Que hacemos operaciones innecesarias, que nos aprovechamos de las pacientes o que en
contubernio con laboratorios venales, recetamos medicinas que no sirven para nada. Que a veces
se nos olvidan pinzas o gasas en los cuerpos cuando operamos, en fin. La lista es larga. Pero no
todos los médicos somos así, no. Los habemos muy serios, respetables y humanitarios. Con un
gran sentido del deber, del servicio. Y sé que en este espectáculo están...señalando a ciertas
personas. Profesiones. Yo por eso me he permitido venir hasta acá para hacer, no precisamente
una defensa del honorable cuerpo médico, sino para decirles que no todos somos corruptos,
sinvergüenzas ni transas. Cuando gusten pueden visitarme en mi consultorio o preguntarle a mi
clientela...Por más que le busquen, no hallarán queja alguna de un servidor (se oye que tocan a la
puerta) Con su permiso.
DOCTOR: No tan bien como usted. Que...saludable se ve. Qué envidia. Me debería pasar la receta.
PACIENTE: Ay, doctor. No se burle. Si viera cómo me siento. No me cesan los dolores.
DOCTOR: Pero siéntese por favor. Esos dolores que menciona son naturales. No debe
preocuparse.
PACIENTE: Es que no me dejan ni dormir, doctor. Las pastillas ya no me hacen. Ay, me la paso en
un grito.
DOCTOR: Le aseguro que en tres meses ya está del otro lado. Eso júrelo. Cosa de esperar, de tener
paciencia. Serenidad. No se me desespere.
DOCTOR: Perfecto. Es más, por aquí los tengo, permítame...Causó sensación en el laboratorio. Está
en boca de todos.
DOCTOR: Por supuesto. Luego luego me llamaron ¿ya sabe del caso del señor Robles? Sí, señorita
¿es usted su médico? Sí, caray ¿no es para sentirse orgulloso?
DOCTOR: (Minimizando) Nada. Una...pequeña proliferación de células. Nada del otro mundo pero
sí lo voy a molestar cuando pueda venir, con una pequeña incisión que hay que practicarle.
Cuando guste. No hay prisa.
PACIENTE: ¿Incisión?
DOCTOR: Sí, una aberturita. Rápida...Nada más para estar seguro. Ya sabe que no me gusta dejar
las cosas a medias. Ante todo, responsabilidad.
DOCTOR: Cuando pueda o quiera. No tiene que ser ahorita. Un mes, dos. Una semana. Ahora que
si puede venir mañana, mejor.
DOCTOR: No, no. Yo decía mañana porque...no tengo nada qué hacer. Hay que aprovechar el
tiempo, no desperdiciarlo (se ríe) A propósito de aprovechar el tiempo ¿usted se divierte, señor
Robles? ¿Se da buena vida?
DOCTOR: ¿Por qué no se va de viaje? ¿Se da la gran vida? Salga con mujeres, reviéntese. Baile,
cante, sea feliz. Ahora que puede.
DOCTOR: Váyase a la playa, tome el sol pero ya, apúrese ¿tiene sus papeles en orden?
DOCTOR: Ya le dije. Un simple carcinoma hipofísico parietal con ramificaciones troncales y
numerosas por todo su cuerpo. No vale la pena extirparlo. Si fuera importante, sí. Pero ¿para qué
hacerlo gastar en una operación innecesaria? Si yo fuera otro médico, lo haría para ganarme una
lana extra. Lo siento pero usted se topó con un médico honrado. Ese dinero mejor gásteselo en
una pachanga, en un viaje. Pero ya, señor Robles. No se me espere mucho.
DOCTOR: No, ninguna. Yo digo por la inflación. El dinero vale menos cada día que pasa. Esa es mi
apuración. No me malinterprete por favor.
PACIENTE: Ah.
DOCTOR: Por nada. Llevo una estadística. Parece mentira pero los pacientes que llevan una buena
relación con Dios, sufren menos. Quiero decir, no se angustian tanto.
DOCTOR: Eso me tranquiliza. Qué bueno ¿y qué opina del país, señor Robles? ¿De la crisis? ¿De la
devaluación?
DOCTOR: Y la contaminación. El día menos pensado, todos amanecemos muertos ¿y para dónde
se hace uno? No hay dinero para cambiarse a otra ciudad y si lo hubiera, no nos quieren en
provincia. Todo tan caro. La violencia...El dinero que no alcanza para nada. Los secuestros. Con
todo eso ¿no le dan ganas a usted de morirse? Sinceramente ¿a poco no?
DOCTOR: Cómo no. Luego los impuestos, la inflación, la Bolsa. Andan diciendo que van a congelar
las cuentas bancarias. Este país se va a ir al carajo, señor Robles ¿y qué hace uno? ¿Nada? ¿Qué
puede hacerse? Solamente colgar el tenis.
DOCTOR: Pero hay enfermedades más feas. Ahí tiene el Sida, la rabia, el mal de Parkinson ¿sabe
cómo se muere la gente de tétanos?
DOCTOR: Digo. Habemos médicos serios, responsables pero desgraciadamente no siempre los
pacientes están a la altura de esos doctores. Abuelita de Batman que no. Con su permiso.
Febrero 11 de 1988.
TIEMPOS MODERNOS.
AMANDA: Amado, cariño. Que bueno que ya llegaste (Lo besa. Por las flores) ¿Y esto?
AMADO: Ya ves.
AMANDA: Ay, eres un amor. Por eso te quiero tanto. Anda, pásate ¿te sirvo algo?
AMADO: Si tú me acompañas.
AMADO: Te queda precioso. Así te ves...ay, mamasita. Que ganas de estar contigo. De comerte a
besos. Agarrarte.
AMADO: ¿No habría modo de que ya estuviéramos? De veras te deseo. No me has dejado ni
dormir, Amanda. Sólo pienso en tí. Esta semana se me ha hecho eterna. Pensé ya nunca me
llamarías.
AMANDA: Salud.
B.eben
AMADO se levanta preocupado.
AMADO: Cómo que por qué, Amanda ¿y si me encuentra aquí? Debiste avisarme. Cómo se te
ocurre. Puedes ocasionar una tragedia.
AMADO: (Asustado) Mira, mejor nos vemos otro día en otro lugar ¿sí? háblame por favor.
AMANDA: (Soltando un suspiro. Divertida) Si te pudieras ver. Estás muerto del susto. Qué bárbaro.
Pareces gelatina.
AMANDA: ¿En serio te vas a ir y me vas a dejar con toda la cena preparada, Amado? Eso no se
hace. Me voy a sentir mucho. Me pasé toda la tarde haciéndola. Es más, compré del vino que te
gusta.
AMADO: ¿No entiendes, Amanda? Soy tu amante. No quiero amanecer flotando en el Gran Canal.
AMANDA: Amado, por favor. Se ve a leguas que no conoces a Ladislao. El sería incapaz. Es un pan
el tipo.
AMANDA: Amado, amor. Siéntate y cálmate. Los dos somos una pareja abierta y los dos podemos
andar con quien queramos sin problema alguno. Todo nos lo decimos.
AMADO: ¿Todo?
AMANDA: Todo ¿crees que si no fuera así, estaría tan tranquila aquí sentada, esperando a que
llegue?
AMADO: Una cosa es sospecharlo, decirlo.Pero verlo de carne y hueso. No, Amanda. Deveras
discúlpame pero no puedo quedarme. Va a ser horrible, entiéndelo.
AMANDA: Amado, no puedes irte ¿qué va a decir? te quiere conocer. Va a pensar que eres un
patán, que no le importa botar un compromiso así de importante. Me va a hacer burla. Va a decir
que...eres un coyón. Que cómo puedo andar con una persona así.
AMANDA: Me importaría si anduviera con una chancluda horrible, sin educación ni cultura. Ahí sí
me sentiría mal. Imagínate. Que te cambien por una persona así.
AMANDA: ¿Miedo de qué? Si fuera un loco celoso a la antigüita, ni te traía aquí. Créemelo.
AMANDA: ¿En serio piensas irte? Ay, Amado. No me hagas eso. Jamás te lo voy a perdonar.
AMANDA: No, para nada. Pásale, amor ¿cómo te fue? ¿Te tocó mucha gente?
LADISLAO: Mucho gusto. Pero siéntese. Póngase cómodo ¿le ofrezco algo?
LADISLAO: Lo felicito. Tiene usted muy buen gusto. Mujeres como ella no es fácil encontrar. Se lo
digo por experiencia.
LADISLAO: (Toma la copa que le ofrece su esposa) Gracias, amor ¿sabe qué? ¿Amado, me dijo?
AMADO: ¿No?
LADISLAO: No y me da gusto. Eso significa que usted es preparado. Con criterio y...valentía.
Cualquier otro se hubiera ido corriendo. Me alegro que usted no. Salud, señor Basaldúa.
AMADO: Salud.
AMANDA: Tu última pareja estaba muy nerviosa. Lo hice para hacer plática.
LADISLAO: (Misericordioso) Sí. Está tan dura la cosa que a veces me pregunto si no terminaremos
todos así. Lavando coches.
LADISLAO: Dinero cualquiera puede hacerlo. Cuantos patanes sin educación ni cultura lo tienen a
pasto. Y ahí los ves, paséandose en sus carros último modelo, pero pregúntales quién es Kant o
quién es Schiller y te dicen que son unas calles. Bestias. No hay peor gente que un naco con dinero
(Obsequioso) Usted sí ha de tener estudios ¿verdad?
LADISLAO: ¿Por qué no dejas que él me conteste, mi amor? Es propio de la gente civilizada, dejar
que los otros hablen.
AMANDA: Ladislao, cariño. Lo mismo haces con tus amigas. Me dices que son esto y lo otro y las
pobres apenas abren la boca y se balconean toditas.
LADISLAO: En esta ocasión, en esta hora, justo en este momento estamos hablando de tu amigo,
no de mis amigas, a quienes bombardeas con preguntas dizque para ponerlas en evidencia.
LADISLAO: No, cariño. Si el señor dice ser licenciado en letras hispánicas, me puede decir un verso
de La Vida es Sueño, muerto de la risa.
LADISLAO: (Con sorna) Lo escuchamos, señor licenciado en letras hispánicas. Tome su tiempo
(mira su reloj) Al fin que la noche es larga.
AMANDA: Te lo suplico.
LADISLAO: Sabremos apreciar su cultura. Acuérdese que está entre gente civilizada.
AMADO se prepara.
Y la experiencia me enseña
LADISLAO: ¿Y cómo es entonces que se dedica a...lavar ropa, teniendo una carrera?
AMADO: Bueno, es que no hay muchas alternativas. Ganar bien o...terminar dando clases. Y no
vale la pena Eso es para frustrados.
AMADO: Hay diferencia, claro.Yo me refería a maestrillos. Yo siempre quise ser catedrático pero
eso es para gente muy preparada, con vocación.
LADISLAO: ¿Por qué no vas a ver la cena, mi amor? Con suerte y se está quemando.
LADISLAO: Hace una semana te dije que terminamos ¿ése es el caso que me haces?
AMANDA: Perdón, lo olvidé (A AMADO) Una chica lindísima, joven ¿y por qué, Ladislao?
AMANDA: Lástima, estaba como ustedes dicen, cuero. Güera (haciendo ademanes de
exhuberancia) bien formada. Mi esposo estaba loco por ella. Parecía quinceañero.
AMANDA: Cómo no. Hasta dejaste de venir a la casa (A AMADO) Media cuenta de ahorros voló
con ella.
AMANDA: Ladislao por favor. Voy al banco ¿Crees que no me doy cuenta? No soy tarada como tus
amigas.
LADISLAO: Te da coraje porque son más jóvenes que tú. No soportas que me hagan caso.
LADISLAO: ¡Esta es mi casa y yo le grito a quien quiera! ¡Faltaba más! ¡Que me vengas a dar
órdenes, imbécil!
AMANDA: Sí, anda. Lúcete (A AMADO) Este es mi culto y refinado maridito. Cuando pierde, que es
muy seguido, empieza a dar de gritos. No soporta que alguien sea más que él.
LADISLAO: ¡Vete tú, anda! Huye con tu príncipe lavandero ¡a ver si te soporta dos días seguidos!
AMANDA: Conste que tú lo pediste. No vayas después a chillarme para que regrese (A AMADO)
Vámonos, cariño...
AMADO: Sí, pero...no estoy preparado. Comprende. Esto no estaba previsto ¿cómo te voy a llevar
así nomás porque sí ?
AMADA: ¿No tienes casa? un rincón, Amado ¿no dices que me quieres?
AMADO: Sí, mucho pero...es diferente. Quizás deberíamos tratarnos más...no está en mis planes el
vivir con alguien todavía.
AMADO: ¡Te quiero mucho! ¡Eres la mujer más adorable que haya conocido! ¡Eres todo para mí,
Amanda!
AMANDA: (A LADISLAO) ¿Le sirves otra mientras caliento la cena? Ahorita regreso.
AMADO: (Acorralado) ¡Vente conmígo! ¡Seremos felices! (sin convicción) como lo hemos sido
estos meses...
AMANDA: No...Es tan difícil conocer a las personas. Ojalá en la cama se pudiera pero todo es tan
falso. Pura pantalla.
LADISLAO: ¿Todos?
AMANDA: (Sonriendo) Todos menos tú, qué bueno que te encontré y que eres mi marido.
TELÓN