Buena parte de las incomprensiones }
natal pueden atribuirse al contexto de referencia
Acraretoteereera ert | amare
Pr etccmenacs
internacional, mientras que aqui primaban a menudo los condicionantes
eS te oe RR Rea RECOLOR Ene CSC
_éviles sospechosos y que albergan riesgos para el futuro.
Los que habiamos hecho lo posible para librarnos de la
“mil, y levabamos décadas deseando verla desaparecer,
dificilmente podiamos sintonizar con la argumentacién de
Guillén, Nos sonaba a anacrénica, alejada de los valores en
Jos que nas habiamos formado, Sin embargo, habia en aque-
lacarta una leecion de ética, empezando porque nos abliga-
baa preguntamos cules eran nuestros valores
He recibido a lo largo de los afios muchas lecciones de
CClauio Guillén, desde que le conoef en Harvard en 1984, en
una fiesia de espafioles antes que en clase, pero de entre
todaslas lecciones me he acondado especialmente de éstaal
pponerme a redactar este articulo en recuerdo suyo porque
reo que ilustra algunos aspectos reevantes de su trayectoria
intelectual y vital. Sin duds, ce todo lo que eserbi6,éste ser
el texto menos citado, el que ms répido pasaré al olvido, y
sin embargo resuena en él su voz. més personal, entre otras
cosas porque es una de las raras ocasiones en que se reflere a
este aspecto de su biografia. Esta carta de Guillén estaba
escrita desde la perspectiva de unos horizontes amplios, de
na experiencia cosmopolita lena de ecos de la historia de
Europa y de Estados Unidos, de la Segunda Guerra Mundial,
en la que particip6, y de la de Vietnam, con cuyos efectos
convivi6 en la Universidad de California en San Diego. Su
preocupacién no se cenia a las fronteras de Espana, ni en
ste nien ningin tema. La carta se dirigfa, sin embargo, a un
pals ensimismado, que sali de Ia antarquia franquista para
entrar en lo que é! mismo llamo en una entrevista (también
en EI Pais, en 1980) un “narcisismo cultural’. Buena parte de
las incomprensiones y desencuentros entre Guillén y su pais
{al pueden atrbuirse al contexto de referencia, que para él
era siempre internacional, mientras que aqut primaban a
‘menudo los condicionantes domésticos, los sos y costum:
bres nacionales e insttucionales. Apunt6 en aquella entre-
vista a la literatura comparada como “antidoto” contra este
spit de narcsismo’, por su orientacién cosmopolita y,
afiado yo, por la dimensién ética de la disciplina
EI cosmopolitismo es la ideologia que ha impregnado la
literatura comparada desde el final de la Segunda Guerra
Mundial, a partir de la contribucién de ilustres exliados
como Leo Spitzer, Erich Auerbach, Renato Poggioli, René
Wellek, George Steiner y Edward Said. Guillén pertenece a
esta estirpe en la que exilio y cosmopolitismo han ido de la
mano (cosa que no necesariamente ocurre en todoslo exilia-
dos), y aslo constaté Dario Villanueva en su introduccién al
volumen de homengje a Guillén titulado Sin fronteras. Bl
cosmopolitismo no consiste en haber vivido en diversos pat
sesy hablar varias lenguas aunque esto siempre ayuda), sino
en asumir la condicién de ciudadano del mundo, kosmou
polites, que comporta una forma determinada de relacién
con quienes no son ciudadanos de la propia nacién, Hablar
del cosmopolitisino como ideologia supone entenderlo
segti lo define Kivame Anthony Appiah en Cosmopolitismo:
Laéticaen un mundo de extranios (Katz, 2007). Para Appiah el
cosmopolitismo se gufa a la vez por el recanocimiento de la
tniversalidad y de la diferencia, En este sentico su formula-
cidn se asemeja al modelo que Guillén aplica a la descripeicn
de la literatura comparada, como estudio de lo uno y lo
diverso, Tanto en tno como en otro caso, se trata de atender
alo que compartimos y respetar lo que nos separa: identi
cary cultivar aquellos rasgos comunes que nos hacen huma.
nos ylos particulares que diferencian las culturas, Appiah se
remite a Didgenes como el primer proponente del cosmopo-
ligsmo y de su ejemplo deduce algunos principios, entre
ellos la preocupacién por el destino de todos los seres huma-
nos, dentro y fuera de nuestras sociedades,y el valorar los
beneficios de la conversacién con los otros a través de las
diferencias
Esta ética cosmopolita se traduce en la literatura compara-
da en la vieja idea, que se remonta a Gioethe, de que litera
tura.es un vehiculo privilegiado de comunicacién y entend
tmiento entre los pueblos. No es incidental que Edward Said,
en su introduccion a la edicién del cincuentenario de la tra
duccidn inglesa de Mimesis de Auerbach, invoque esta gran
\isi6n. ut6pica de Goethe como el fundamento de lo que
luego sera la literatura comparada, postulando “una vasta
sintesis de la produccién literaria mundial, que trasciende
fronteras y lengua, sin borrar su individualidad y concrecién
histérica"=, Convergen aqui tres hitos de esta tradicion, tres
momentos histricos distntos y tres maneras de entender la
literatura, En los tres casos el concepto de literatura compa:
rada sélo se puede aplicar de forma anacrénica, marginal o
parcial, La Weltliterarur de Goethe antecede a la fundacién
del comparatismo propiamente dicho, la romanistica en la
aque se formé Auerbach tiene una historia propia, y Said es
ademas conocido como un te6rco de poscolonialismo. Sin
_— EEE
a