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Oceanógrafos Sin Fronteras

Fertilización Insostenible Oceánica.


Por Dr. Marcos Sommer

• El vertido de hierro permitido por el Gobierno


alemán el 28 de enero del 2009, es un abierto
desafío al Convenio sobre Diversidad
Biológica de Naciones Unidas y a la moratoria
internacional sobre la fertilización oceánica.

• En 2008, tanto el Convenio sobre Diversidad


Biológica (CDB) como el convenio de Londres
de la Organización Marítima Internacional —
tratado que regula el vertido de sustancias o
desechos al mar— establecieron una moratoria
global sobre las actividades de fertilización
oceánica debido a los riesgos ecológicos para
los océanos y el clima, invocado para justificar
tal decisión, al “principio de precaución”, un difundido concepto que
respalda la adopción de medidas protectoras cuando no existe certeza
científica de las consecuencias para el medio ambiente de una acción
determinada. (COP 9 Decisión IX/16. Bonn, 19 - 30 May 2008) (1).

• El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC)


http://www.ipcc.ch considera que la fertilización con hierro, como
estrategia para mitigar el cambio climático, no es más que especulativa.

• Un grupo científico implicado en el programa SOLAS (Surface Ocean-


Lower Atmosphere Study) http://www.uea.ac.uk/env/solas/welcome.html ha
destacado en unas declaraciones pasadas que “la fertilización oceánica
no dará resultados y será potencialmente nociva, y no debería ser
utilizada como estrategia para compensar las emisiones de CO2”.

• Miras al aprovechamiento comercial de la técnica ("geoingeniería o


ingeniería planetaria") en el mercado de los créditos de carbono, la
aplicación extendida de esta práctica de fertilización, permitiría
secuestrar grandes cantidades de CO2 atmosférico, que serían
“compradas” por países o empresas, en “compensación” por el exceso
de CO2 que generan a través de sus propias actividades industriales.

• El mercado para los créditos del carbón requiere de la documentación


científica de cuánto carbón es secuestrado en el agua y cuánto tiempo
permanecería allí ¿?

• La forma en que se habría decidido concretar el experimento LOHAFEX


tiene implicancias políticas internacionales serias. !

• El proyecto LOHAFEX, afecta la credibilidad de Alemania y su papel


pionero en la protección de la diversidad biológica.

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• La fertilización es una técnica en sí misma insostenible porque puede


provocar modificaciones permanentes y, en gran medida, imprevisibles
sobre los ecosistemas marinos.

El fitoplancton (0) no sólo representa la base de la


alimentación de la vida marina, sino que también desempeña
un papel clave en la fijación o absorción del dióxido de
carbono (gas de efecto invernadero) presente en la
atmósfera. Los océanos respiran mil millones de toneladas de
dióxido de carbono en y hacia fuera cada año. Si el hierro
induce la proliferación de las algas y éstas absorben más dióxido de carbono, la
fertilización del agua sería una forma de lucha contra el calentamiento global. El
problema es que un aumento antinatural afectaría todo el ecosistema de la región
donde se arroje el polvo de hierro. Y eso podría crear un efecto dominó insostenible
en la biodiversidad de las regiones aledañas.

Mapa del lugar donde se planea llevar a cabo el


proyecto LOAHFEX (01.2009).
El experimento tendrá lugar cerca de las islas
Georgias del Sur, en una posición a establecer
con mayor precisión en función de estructura
térmica presente en los océanos, materializada
por vórtices denominados “eddies”, en cuyo
núcleo se realizaría el experimento. El “eddy”
seleccionado debe mantenerse relativamente
estacionario y poseer adecuadas dimensiones.

Aproximadamente una quinta parte de los océanos del mundo se puede clasificar
como regiones oceánicas con mucho nitrato y poca clorofila (HNLC). En estas áreas,
la escasez de hierro parece limitar la producción primaria, pese a existir cantidades
suficientes de nitratos, fosfatos y silicatos. En varios experimentos llevados a cabo
en diferentes océanos del planeta entre 1993 y la actualidad se ha demostrado la
capacidad del hierro añadido para estimular el crecimiento de algas. Estos descubri-

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mientos experimentales han conducido al debate sobre la viabilidad de proyectos de


geoingeniería a gran escala, en los que el incremento de la productividad primaria se
utiliza para absorber dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y transportarlo a las
profundidades oceánicas, mitigando así algunos de los efectos del cambio climático.

El RV Polarstern, un buque alemán de investigación,


propiedad del Instituto Alfred Weneger para la Investigación
Marina de Postdam, Alemania, con 48 científicos a bordo
inicio fines de enero del 2009, un experimento en gran escala
de geoingeniería, llamado “Lohafex” (LOHA es la palabra
hindú para el hierro y FEX signífica, fertilización
experimental), se enmarca en un acuerdo de colaboración
entre instituciones científicas de la India, Europa y Chile (National Institute of
Oceanography (NIO) Goa des Council of Scientific y Industrial Research, Indien, y el
Alfred-Wegener-Institut für Polar- y Meeresforschung, Forschungszentrum der
Helmholtz-Gemeinschaft), firmado el 30 de octubre de 2007 en Nueva Delhi.

Ante los intentos de hacer experimentos descontrolados de este tipo, dos tratados
internacionales -el Convenio de Londres y la Convención sobre la Diversidad
Biológica- pidieron en 2008 más investigación sobre los procesos implicados (COP
9 Decisión IX/16. 2008).
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) considera que la
fertilización con hierro, como estrategia para mitigar el cambio climático, no es más
que especulativa.
Un grupo científico implicado en el programa SOLAS (Surface Ocean-Lower
Atmosphere Study) ha destacado en unas declaraciones pasadas que “la
fertilización oceánica no dará resultados y será potencialmente nociva, y no debería
ser utilizada como estrategia para compensar las emisiones de CO2”.

Este proyecto“Lohafex” es el sexto estudio de fertilización del océano realizado en


el océano austral desde 1993. Inevitablemente, el Océano Antártico ocupa un puesto
relevante en el debate sobre la fertilización con hierro debido a su condición de tener
mucho nitrato y poca clorofila (HNLC), su excedente de nutrientes
“desaprovechados” y su papel como enlace entre la atmósfera y las profundidades
marinas.
Además, hay indicios de que la disponibilidad de hierro en el pasado geológico
puede haber influido en el CO2 durante los ciclos glaciales. Por lo tanto, se han
imitado estas condiciones para evaluar el potencial de la fijación de CO2 y del
traslado de carbono a los fondos marinos que se podría lograr con una fertilización
con hierro a gran escala en el océano Antártico (9).

Los investigadores de LOHAFEX planean esparcir seis toneladas de sulfato de


hierro (en informaciones anteriores, habían dicho que serían 20 toneladas) (2) sobre
300 kilómetros cuadrados en el océano abierto en el Mar de Scotia, cerca de
Antártica.
El equipo busca provocar un florecimiento masivo de plancton que pueda percibirse
desde el espacio exterior. La expectativa es que al “fertilizar” el océano con
hierro ocurra una enorme captura de carbono, lo cual demuestre que esta
técnica “geoingeniería”, es una solución veloz para el cambio climático, pero
con ella se están incumpliendo con los términos de la moratoria del CDB. (3).

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El periódico Märkische Allgemeine publicó extractos de una carta enviada por el


ministro Medioambiente, Sigmar Gabriel a su colega, la Ministra de Investigación
Annette Schavan. En la carta, Gabriel pide a Schavan asegurarse de que el proyecto
“se detenga inmediatamente” (4). La operación “afecta la credibilidad de Alemania y
su papel pionero en la protección de la diversidad biológica”. Sigmar Gabriel
personalmente negoció la moratoria sobre fertilización del océano durante la reunión
del CDB el año pasado en Bonn. Gabriel es actualmente Presidente del Buró que
vigila el Convenio de Diversidad Biológica.

En mayo de 2008, el ministro alemán del ambiente, Sigmar


Gabriel negoció el texto final de la moratoria, en su calidad
de presidente de las negociaciones globales. Las partes del
Convenio —incluyendo Sudáfrica, India y Alemania—
acordaron que no se realizarían actividades de fertilización
oceánica hasta que hubiera “fundamentos científicos
adecuados sobre los cales justificar esas actividades,
incluyendo una evaluación de los riesgos asociados”, y “un control global,
transparente y efectivo así como un mecanismo regulatorio para esas actividades.”
Hasta la fecha, no existe tal mecanismo. El ministro del ambiente de Alemania ha
elogiado la moratoria de facto, agregando: “Es muy extraño pensar que la tecnología
puede resolverlo todo. Es riesgoso y demuestra lo que los humanos estamos
dispuestos a hacer. Me congratulo de que logramos una moratoria de facto.”

Aunque la moratoria del CBD sí menciona que pudieran realizarse “experimentos en


pequeña escala, dentro de las aguas costeras”, Lohafex se propone en altamar. Más
aún, las partes del Convenio de Londres y del Protocolo que lo enmienda en 1996,
organismos internacionales que trabajan para evitar el vertido de sustancias y
desechos en los océanos, fortalecieron recientemente la moratoria al adoptar una
resolución que prohíbe todas las actividades de fertilización oceánica, en la escala
que sean, hasta que se establezcan una serie de reglas específicas. La primera
reunión para el establecimiento de esas reglas ocurrirá en febrero de 2009.

La Ministra de Investigación Annette Schavan autorizo la fertilización de los 300 km2


con hierro el 28 de enero de 2009.

La idea, como muchas otras de geoingeniería, ha sido criticada por científicos y


ecologistas por los peligros de sus consecuencias, al menos si el experimento es a
gran escala. Así, los científicos temen que dichas operaciones puedan cambiar la
composición de los océanos, incrementar la acidez o generar “zonas muertas” con
situaciones de hipoxia o anoxia (escasez o ausencia de oxígeno) debido a una
excesiva proliferación de estas algas microscópicas. Algo que podría incluso
provocar liberación de otro gas de efecto invernadero, el óxido nitroso.

La fertilización del océano podría generar cambios en la estructura de la


biodiversidad y los ecosistemas marinos, y podría tener otros efectos no deseados.
Aunque los experimentos controlados de fertilización con hierro arrojaron un
incremento en el crecimiento del fitoplancton y una reducción temporal del C02
atmosférico, no queda claro si esto podría aumentar la transferencia de gas a las
profundidades oceánicas a largo plazo.

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Ciclo del carbón (Foto: University of Portsmouth).

El plancton es una esponja natural para el dióxido de


carbono. Ocurre naturalmente en el océano y su
crecimiento es estimulado por el hierro que utiliza para
fotosintetizar y para crecer. Cuando muere el plancton
se hunde en el fondo de los océano y de esa manera
se atrapa algo del carbón que ha absorbido de la
atmósfera.

Algunas primeras pruebas relativamente rudimentarias y sumamente optimistas


indican que, tras un siglo de fertilización oceánica, se podría conseguir una
reducción de aproximadamente 50 ppm (25-75ppm) de los niveles atmosféricos de
CO2. Para ello se necesitaría utilizar anualmente, medio millón de toneladas de
hierro, 2700 embarcaciones o 600 aviones, lo que reduciría 0,5Gt de CO2 (9).

Un estudio científico "Southern Ocean deep-water carbon export enhanced by


natural iron fertilization." (5), publicado en el 2008 en la revista Nature, revelaba
los resultados de un extenso programa llevado a cabo alrededor de las islas
Kerguelen del océano Índico, ha puesto de relieve que es imposible imitar el proceso
natural de fertilización por hierro de los océanos y controlar sus efectos secundarios
en todos los organismos marinos. La fertilización artificial de los océanos con hierro,
para que aumente la cantidad de fitoplancton y que los océanos puedan procesar así
mayor cantidad de dióxido de carbono atmosférico para reducir la contaminación, es
una de las propuestas de la geoingeniería para reducir el impacto ambiental de las
actividades humanas que se derrumba con este descubrimiento.

El fitoplancton, conjunto de organismos acuáticos con capacidad fotosintética que


viven dispersos en el agua, precisa de una serie de nutrientes y también de hierro
para desarrollarse. El aumento de su presencia en el océano aumenta también la
cantidad de dióxido de carbono almacenado por éstos y puede reducir por tanto la
contaminación atmosférica. Por esta razón, algunas sociedades de geoingienería
climática han propuesto remediar el aumento de CO2 atmosférico por medio de la
manipulación de la bomba biológica, añadiendo de manera artificial cantidades de
hierro al mar. Supuestamente, la cantidad aumentada de fitoplancton que se
derivaría de este añadido supondría una reducción del dióxido de carbono presente
en la atmósfera, lo que a su vez reduciría la contaminación provocada por la
actividad humana.

En el clima global juega un papel clave el intercambio de gases entre


el océano y la atmósfera, sobre todo del dióxido de carbono, un gas
de efecto invernadero. El carbono se presenta en el mar en tres
formas diferentes: dióxido de carbono soluble (CO2), como
hidrógeno de carbono (HCO3), y como carbono (CO3). Debido a que una parte de
CO2 en el agua se trasforma en HCO3 y CO3, el mar es capaz de almacenar dióxido
de carbono mejor que la atmósfera. Sin embargo, la investigación publicada en
Nature, llevada a cabo en las Islas Kerguelen, puso de manifiesto que el proceso
natural de aumento del hierro en la superficie oceánica es inimitable de manera
artificial por su ritmo natural (continuo y lento) y porque resultaría imposible predecir
los efectos secundarios en los recursos marinos de la adición del hierro a los
océanos.
Dr. Marcos Sommer 5
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La constatación con esta investigación de que, por tanto, la fertilización artificial con
hierro no sería igual al aporte natural de este elemento en los océanos, según
publica el CNRS de Francia (6), tira por tierra una solución para la contaminación del
planeta: el hierro añadido por la mano del hombre no nos ayudaría a limpiar la
atmósfera.

Actualmente, y sin ayuda, los océanos absorben ya un tercio del dióxido de carbono
que emiten las industrias y demás fuentes humanas contaminantes a la atmósfera.
Se había pensado que, al igual que se han plantado árboles para el procesamiento
extra de dióxido de carbono, se podía aumentar la captación de este gas por parte
de los océanos gracias a la fertilización del hierro en el agua. Esta
fertilización permitiría aumentar la cantidad de microorganismos
(fitoplancton) acuáticos que procesan el CO2. Pero, tal como explican
los artífices de esta investigación en la revista Nature (5), la
fertilización artificial jamás será tan eficaz como el aporte natural de
hierro propio de los océanos, lo que acaba con un mito de la
geoingeniería climática, (7).

El fitoplancton fija el CO2 durante el proceso de la fotosíntesis, capturándolo en la


superficie de los océanos y, cuando los microorganismos mueren, depositan el
dióxido de carbono en el fondo del mar.
Diversos estudios anteriores habían demostrado que no sólo los nitratos son
nutrientes esenciales para el crecimiento del fitoplancton, sino que también el hierro
es importante.
Aún así, el aporte de hierro al mar no es una solución del todo fiable, aseguran los
artífices de esta investigación, Stéphane Blain y sus colegas, del Laboratoire
d'océanographie et de biogéochimie de Marsella (LOB) perteneciente al Centro
Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia.

En el cuadro de la expedición internacional KEOPS , que comenzara a principios de


2005, estos investigadores pasaron cuarenta días a bordo del Marion Dufresne en el
Océano Austral, a lo largo de las islas Kerguelen.
En esta zona, cada verano se produce una explosión natural de fitoplancton,
originada, según los estudios de los científicos, por un aporte natural de hierro
procedente de las profundidades y que es responsable de una floración excepcional.
Los científicos han podido constatar en un escenario natural que la eficacia del
hierro en este contexto es mucho mayor que la de los resultados obtenidos con
fertilización artificial, porque por cada unidad de hierro de las profundidades, el mar
capturaba entre 10 a 100 veces más carbono de lo normal en la zona (8).

La vía biológica de captura del carbono atmosférico, explica, parece ser mucho más
sensible a los aportes naturales de hierro en el agua que a la adición artificial de
éste, lo que pone en serias dudas la eficacia de las manipulaciones de geoingeniería
destinadas a reducir la concentración de gas carbónico atmosférico por fertilización
de los océanos con hierro.
Una serie de expediciones al océano Austral entre los años 1993 y 2005 pusieron en
evidencia que, en diversas regiones oceánicas, las algas carecen de hierro, pero se
multiplicaban con rapidez si se añadían pequeñas cantidades de este elemento.
A pesar de todo, el estudio en el medio natural de las islas Kerguelen ha revelado
que el aporte natural de hierro en la zona procedente de las profundidades marinas
gracias a diferentes mecanismos de transporte, el consecuente florecimiento del
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fitoplancton y el posterior hundimiento del carbono a las profundidades, es al menos


dos veces más importante que la captura del carbono logrado por medios artificiales,
y que se consigue con cantidades de hierro mucho menores.
El resultado muestra por otro lado que el sistema oceánico es mucho más
sensible a las adiciones naturales de hierro de lo que se podría predecir de las
experiencias artificiales.

En 2007 a dos compañías privadas, Ocean Nourishment


Corporation de Australia y Planktos Inc. de Estados Unidos se
les impidió que realizaran sus actividades de fertilización
oceánica en el Mar Sulu (Filipinas) y cerca de las Islas
Galápagos (Ecuador). En la breve historia de esta moratoria
global establecida en 2008, Lohafex sería la primera
operación de este tipo que abiertamente desafía los acuerdos
tomados por la comunidad internacional. La fertilización
oceánica es solo una de una serie de propuestas extremas
para remediar problemas de calentamiento, a las que nos
referimos como geoingeniería, y que intentan ser una
respuesta al cambio climático.

El mundo debería replantearse la manera en que se está midiendo el crecimiento


económico. Durante mucho tiempo las prioridades de desarrollo se han centrado en
lo que la humanidad puede extraer de los ecosistemas, sin pensar demasiado sobre
como afecta esto la base biológica de nuestras vidas. Se puede decir que ha habido
un progreso muy limitado en la reducción de la pobreza en los países en desarrollo,
y la Globalización, por si misma, no ha beneficiado a la mayoría de la población
mundial. En general, los intentos por impulsar el desarrollo humano y para detener la
degradación del medio oceánico, no han sido eficaces durante la pasada década.
Los escasos recursos, la falta de voluntad política, un acercamiento no coordinado, y
los continuos modelos derrochadores de producción y de consumo han frustrado los
esfuerzos de poner en ejecución el desarrollo oceánico sostenible, o el desarrollo
equilibrado entre las necesidades económicas y sociales de la población, y la
capacidad de los recursos oceánicos y de los ecosistemas para resolver
necesidades presentes y futuras (10).

La responsabilidad de proteger los océanos recae no sólo sobre los políticos quienes
definen las condiciones nacionales e internacionales de protección de los
ecosistemas, sino también es tarea de cada individuo. La exigencia a los políticos
para que tomen medidas más efectivas frente a esta problemática debe de estar
acompañada del compromiso de cada uno de nosotros por actuar en una forma más
responsable en la promoción de la defensa de las metas por la protección de los
océanos (11).

La tierra es un solo país y la humanidad sus ciudadanos.


La fertilización es una técnica en sí misma insostenible porque puede provocar
modificaciones permanentes y, en gran medida, imprevisibles sobre los
ecosistemas marinos.
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Referencias:

(0) En biología marina y limnología se llama fitoplancton al conjunto de los


organismos acuáticos autótrofos del plancton, que tienen capacidad fotosintética y
que viven dispersos en el agua. El nombre proviene de los términos griegos (phyton,
"planta") y ("plánktos", "vagabundo" o "el que va dando tumbos").
(1) Ver el boletín de prensa de ETC, "Geoingenieros alemanes muestran voluntad de
hierro para desafiar moratoria global de la ONU," 9 de enero de 2009. Disponible en
línea en http://www.etcgroup.org/es/materiales/publicaciones.html?pub_id=711
(2) Para ver la información donde se hablaba de 20 toneladas, consultar el sitio web
del Instituto Nacional de Oceanografía de India en
http://www.nio.org/projects/narvekar/narvekar_NWAP2.jsp consultado el 13 de enero
de 2009.
(3) El texto completo de la decisión del CDB sobre fertilización del océano puede
encontrarse en http://www.cbd.int/decisions/cop9/?m=COP-09&id=11659&lg=0
(4) Disponible en alemán en
http://www.maerkischeallgemeine.de/cms/beitrag/11403492/485072/Vorhaben-des-
Alfred-Wegener-Instituts-verstoesst-offenbar-gegen.html
(5) Southern Ocean deep-water carbon export enhanced by natural iron fertilization.
Raymond T. Pollard, Ian Salter, Richard J. Sanders, Mike I. Lucas, C. Mark Moore,
Rachel A. Mills, Peter J. Statham, John T. Allen, Alex R. Baker, Dorothee C. E.
Bakker, Matthew A. Charette, Sophie Fielding, Gary R. Fones, Megan French, Anna
E. Hickman8, Ross J. Holland, J. Alan Hughes, Timothy D. Jickells, Richard S.
Lampitt, Paul J. Morris, Florence H. Nédélec, Maria Nielsdóttir, Hélène Planquette,
Ekaterina E. Popova, Alex J. Poulton, Jane F. Read, Sophie Seeyave, Tania Smith,
Mark Stinchcombe, Sarah Taylor, Sandy Thomalla, Hugh J. Venables, Robert
Williamson & Mike V. Zubkov. Nature 457, 577-580 (29 January 2009) |
doi:10.1038/nature07716; Received 23 October 2008; Accepted 8 December 2008
http://www.nature.com/nature/journal/v457/n7229/full/nature07716.html
(6) Fertiliser les océans : la fin d'une utopie ?
http://www2.cnrs.fr/presse/communique/1086.htm
(7) EE.UU. propugna la geoingeniería para frenar el calentamiento global
El debate científico se intensifica a medida que el cambio climático se hace más
intenso y peligroso. http://www.tendencias21.net/EE-UU-propugna-la-geoingenieria-
para-frenar-el-calentamiento-global_a1056.html
(8) Boyd Philip W. (2007). Biogeochemistry: Iron findings. Nature 446 April 2007.
Published online: 25 April 2007 | doi:10.1038/446989a
http://www.nature.com/climate/2007/0706/full/446989a.html
(9) La fertilización oceánica. Greenpeace Internacional. Noviembre de 2007
(10) Sommer M. 2006. Océanos, Alerta Roja. http://waste.ideal.es/oceanos.htm
(11) Sommer M. 2009. Océanos en la Agonía Sin Retorno.
http://www.ecoportal.net/content/view/full/83378

Dr. Marcos Sommer 8


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