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Juicio: “Vicedo Daniel Louis (Nacionalidad Francesa) s/ Restitución de Menores –

Ejecución de sentencia extranjera – Expte. nº 461/10”.

SE PRESENTA COMO AMIGO DEL TRIBUNAL

Sres. Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la


Nación Argentina
Fernando Pequeño Ragone, en carácter de presidente de la
Asociación Dr. Miguel Ragone por la Verdad, la Memoria y la Justicia, cuyo estatuto,
conformación de comisión directiva y demás datos constan en el instrumento que
adjunto a este escrito; con el patrocinio letrado del Dr. Facundo Gonzalo MONZO,
matrícula federal T 108 F711; constituyendo domicilio legal en la calle Urquiza N° 107,
Ciudad de Salta, a los Excmos. Vocales de la Excma. Corte, respetuosamente digo:

I. OBJETO
Que esta Asociación de Derechos Humanos a designado a
sus integrantes Lic. María Gabriela Vuistaz, psicóloga y psicoanalista, matricula Nº 772,
y al Sr. Fernando Pequeño, estudiante investigador en áreas de conocimiento
antropológico respecto la sexualidad y el género; con el asesoramiento técnico jurídico
del Dr. Javier Eduardo Vuistaz, quien prestó colaboración a modo consultivo, a fin de
presentarse, la Asociación en autos, en carácter de “Amigos de este tribunal” para
someter a su consideración argumentos de relevancia para la resolución de la cuestión
planteada, solicitando se admita la presentación efectuada y se tomen en cuenta la
misma al momento de dictar sentencia; de tal forma de contribuir desde distintos saberes
(antropología, psicoanálisis, historia, sociología, del derecho, etc,) con una mirada
transdisciplinaria e interdisciplinaria, para contribuir en la manera como un niño se
subjetiva, es decir se transforma en un ciudadano sujeto de derecho que ingresa a la
cultura, posibilitándosele la construcción de lazos familiares, sociales, y garantizándoles
los derechos que les han sido conferidos por el derecho internacional, en especial la
Convención de los Derechos del Niño, Convención de La Haya sobre los Aspectos
Civiles de la Sustracción Internacional de Menores, entre otros tratados, que aquí en
Argentina gozan de rango constitucional. Cabe acotar que los niños poseen iguales
derechos que cualquier habitante de la nación respecto a los derechos humanos
consagrados internacionalmente, que abarca desde un debido proceso, derecho de

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defensa, ser oído, libre elección, entre otros, y entre todos esos derechos conjugados
analizar cuál es su superior interés.

II. LEGITIMACION
La Asociación Dr. Miguel Ragone por la Verdad, la
Memoria y la Justicia; tiene por objeto: 1.- encarar investigaciones sobre diferentes
aspectos referidos a la actividad judicial, el sistema de justicia y seguridad en su
conjunto, y las políticas gubernamentales sobre derechos humanos en Argentina; 2.-
elevar propuestas a las autoridades gubernamentales sobre aspectos parciales o generales
del Sistema Judicial y las políticas de Derechos Humanos; 3.- participar en la
implementación y ejecución de reformas legales o materiales (administrativas, de
gestión, etc.) al sistema judicial, de seguridad y a la normativa que rige la problemática
de los derechos humanos; 4.- potenciar la implementación de acciones tendientes a
atender la problemática de exclusión que afecta y condiciona las vidas de personas en
situación de desocupación y discriminación; 5.- hacer presentaciones administrativas y
judiciales, sea en carácter de querellantes o amicus curiae o como denunciante ante los
organismos competentes sobre violaciones a Derechos Humanos y controlar dichas
actuaciones instando en todo momento la prosecución de dichos procesos y
procedimientos; siendo esta presentación en concreto, un instrumento que estimamos
contribuye a tal fin.

III. CONSIDERACIONES PRELIMINARES


Para analizar y coadyuvar con el presente caso, esta
asociación entiende que debe enfocarse el tema desde dos cuestiones fundamentales.
Una de ellas es el interés superior del niño y su derecho a ser oído, con el bagaje
normativo que regula esta cuestión. Y por otro lado los aspectos procesales que deben
respetarse en todo proceso –y que son de orden público, y por ende de interés público-
para asegurar un correcto respeto de aquellos derechos (juez natural, debido proceso,
derecho de defensa, principio de congruencia, libre elección, ser oído, entre otros).
Ambas cuestiones deben ir de la mano, de forma
superpuestas, debiendo coexistir armónicamente, no pudiendo existir una sin la otra.
Asimismo, esta presentación se centrará en lo general, y en
el presente caso en particular, siempre desde la defensa de los niños,
independientemente de las pretensiones de sus progenitores.
Resulta redundante señalarle al más Alto Tribunal cuáles
son las normas aplicables al caso, pero sí es conveniente destacar aspectos
fundamentales de las mismas que todo proceso legal debe ponderar, en especial en su
aspecto interpretativo relacionado con otras ciencias que colaboran con el derecho.
Y es por ello, que todo juzgador a fin de encontrar con
meridiana certeza la verdad objetiva, debe recurrir a todo elemento coadyuvante que lo
oriente ha arribar a una sentencia conforme a derecho. Esos elementos deben
entrelazarse coordinadamente en un todo de modo coherente y congruente, principios
rectores, entre otros, de toda resolución judicial.

EL INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO Y SU


DERECHO A SER OÍDO
Este tema “interés superior del niño” se ha encontrado con
interpretaciones dispares y contradictorias dado su abarcativo y multívoco significado
que hicieron al Juzgador y a los especialistas en toda disciplina, una difícil interpretación
de su alcance.
Al respecto, por interés superior del niño debe entenderse
en principio, y como regla, su deseo como sujeto de derecho, siempre y cuando su
madurez así lo permita; guardando ello estrechísima relación con su derecho a ser oído.
Esto último debe entenderse como una disposición para recibir no solo las palabras, sino
los diferentes signos e indicadores directos e indirectos que son también formas del
lenguaje y de expresión. No se trata de registrar la sonoridad del aparato fonatorio sino
de crear un contexto que pueda dar lugar a la palabra, la verdad y el deseo del niño.
(Rubén Efron, Dra. Susana Disalvo, Licenciada María de los Angeles Goñi).
Este principio o regla admite sus excepciones cuando el
deseo del niño se manifiesta en contra de los derechos inherentes de todo ser humano (a
la vida, a la libertad, a la educación, a la identidad, etc.).
El interés superior del niño debe incluirlo si o si como
sujeto. Siendo el sujeto la distancia entre la indecibilidad de la estructura y la decisión.
El momento de la decisión es el momento del sujeto. El momento de la decisión es el
momento en que el interés deja de estar indeterminado y se fija en una opción tomada.
(“El niño como sujeto de derecho”, Sandra Carli, Octubre/2001, Rosario, “La
Convención y la concepción del niño como sujeto de derecho”). Es decir, el niño se
constituye en sujeto de derecho cuando es efectivamente oído en su deseo, con las
excepciones señaladas; siendo equivalente ello a su interés superior.
Al respecto, ya en Europa, en el año 1.979, el primer
principio de la Recomendación 874 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de
Europa, señaló que, "los menores ya no deben ser considerados propiedad de sus padres
sino que deben ser reconocidos como individuos con derechos y necesidades propios”.

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“En efecto, como ha señalado el Sr. Dyer, en la literatura
científica dedicada al estudio de este problema, ‘la opinión que uno encuentra más
frecuentemente expresada, es que la verdadera víctima de una sustracción de menores’
es el propio menor. Es él el que sufre por perder de repente su equilibrio, es él el que
sufre el trauma de ser separado del progenitor que siempre había visto a su lado, es él
el que siente las incertidumbres y las frustraciones que resultan de la necesidad de
adaptarse a un idioma extranjero, a condiciones culturales que no le son familiares, a
nuevos profesores y a una familia desconocida.”
El principal efecto perjudicial es el obstáculo al derecho
del niño a crecer en familia y a la coparentalidad - obstáculo erigido por el padre o la
madre que lo traslada o lo retiene ilegítimamente, alejándolo de su residencia habitual y
separándolo del otro progenitor. (art.9).
En el presente caso no se da esta circunstancia, ya que del
informe psicológico realizado por la Licenciada Gabriela Vuistaz en esta presentación y
que se transcribe Infra, señala que obligar a los niños a volver con su padre a Francia
implica un trauma mayor. Siendo ello el verdadero obstáculo que en el presente caso
debe entenderse que encuadra en el art. 9.
Es allí cuando entra en juego el art. 13 inciso b) de la
Convención de la Haya
“…existe un grave riesgo de que la restitución del menor
lo exponga a un peligro grave físico o psíquico o que de cualquier otra manera ponga al
menor en una situación intolerable.
La autoridad judicial o administrativa podrá asimismo
negarse a ordenar la restitución del menor si comprueba que el propio menor se opone
a la restitución, cuando el menor haya alcanzado una edad y un grado de madurez en
que resulte apropiado tener en cuenta sus opiniones…”
Del mencionado informe se desprende que los niños no
fueron oídos adecuadamente, y el juzgador no pudo tener en cuenta los informes
psicológicos obrantes en autos, debido a que los mismos resultan sumamente
contradictorios y no existe una explicación científica de ello.
Este es otro dato indicativo de que los menores no fueron
oídos adecuadamente, además de no constar en autos que fueran entrevistados por el
juez interviniente antes del dictado de la sentencia.
Por otro lado, la sentencia ataca a la madre de los niños
como si hubiese hecho una retención indebida de los mismos, cuando surge
palmariamente que fueron los niños los que no quisieron regresar con su padre a Francia.
Al respecto, no puede forzarse a la madre a que restituya los niños en contra de su
voluntad inquebrantable; ya que debería recurrir a la fuerza física para lograrlo.
Por lo señalado debe interpretarse que no concurre el art. 3
de la Convención, puesto que la madre no violó el régimen establecido en Francia
respecto a la tenencia de los niños y el régimen de visitas.
Lo que sí concurre es la excepción prevista en el citado art.
13) inc. b), ya que existen datos suficientes para ameritar que los niños no quieren ser
restituidos a su lugar habitual de residencia, deseo que debe ser tenido efectivamente en
cuenta, dada la edad y madurez que detentan.
Asimismo, del informe efectuado por la Lic. Vuistaz, se
señala y aconseja que la restitución de los menores con su padre implica un daño mayor
a su desarrollo psicoafectivo, ya que se forzaría a los menores ir en contra de su deseo
inquebrantable de quedarse con la madre, como consecuencia del miedo que impetra su
padre.
La situación encuadra perfectamente en el precepto legal
enunciado en todas sus partes.
Es allí donde entra en juego el procedimiento seguido en
autos. Puesto que al ponderarse sobre si existió una retención ilegítima, no se analizaron
la conducta seguida por los niños, quienes manifestaron férreamente su deseo de no ir
con su padre, más que permanecer con la madre. El dato indicador de que ésta no tuvo
intenciones de quebrantar la ley, es que en todo momento colaboró para que los niños
regresaran a Francia. Y son efectivamente los niños quienes desobedecieron la orden de
volver a su país de origen, motivados por las razones que con precisión señala la
Licenciada Vuistaz.
Negar la restitución de los niños no implicaría bajo ningún
concepto poner en riesgo las relaciones diplomáticas del país requirente con el país
requerido, puesto que negar la restitución de los menores está perfectamente amparado
por la Convención de la Haya sobre la materia, a la cuál Francia y nuestro país estás
adheridos.
María Silvia Villaverde sostiene que: “Sobre tan
significativa cuestión, que en la actualidad ha devenido insoslayable en todo
procedimiento administrativo o judicial, cabe la distinción clara entre la opinión del
niño sobre las cuestiones generales propias de la custodia o visitas (que en general han
de plantearse ante el juez de la residencia habitual), y las objeciones del niño a ser
restituido, que son las relevantes en materia de sustracción internacional. Más allá de
la relevancia de la edad y la madurez, han de tenerse en cuenta otros factores que
pueden incidir en niños de todas las edades. En esas situaciones se implicará a los

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expertos, si fuera preciso: casos de trauma, falta de información o de comprensión de
las consecuencias, manipulación u opinión inducida por el padre sustractor, falta de
interés del niño en expresar su opinión, entre otros. La complejidad y la especialidad
de la problemática justifican evaluar la conveniencia de la resolución de estos casos
por tribunales especializados que cuenten en su planta funcional con equipos técnicos,
además de la adecuada formación de la totalidad de sus integrantes para evitar los
desvíos interpretativos que frustran los objetivos del sistema.
Adhiriendo al criterio restrictivo aplicable en materia de
valoración de excepciones a la restitución, la doctrina del fallo “ S.A.G”, en el que la
Corte Suprema de Justicia de la Nación aplicó por primera vez la Convención
Interamericana, afirma que la causal prevista en el art.11 inc.b exige que el niño
presente un extremo de perturbación emocional superior al que normalmente deriva de
la ruptura de convivencia con sus padres, configurando una situación que exceda el
natural padecimiento provocado por la desarticulación de la familia.
La intervención de los expertos se señala como
trascendente para la apreciación in concreto del interés superior del niño, articulado en
delicado equilibrio con el propósito de los instrumentos destinados a la “lucha común
contra el flagelo de los desplazamientos y de las retenciones ilícitas.”

ASPECTOS PROCESALES DETERMINANTES


DURANTE EL PROCESO
El interés superior del niño y su derecho a ser oído están
directamente ligados al modo de seguir el procedimiento judicial que entienda sobre la
materia.
Es decir, para asegurar el respeto y cumplimiento de estos
derechos, no resulta suficiente escuchar el deseo del niño de manera aislada, sino que se
encuentra amparado por la prosecución del proceso ante los jueces especializados en la
materia, que en este caso son los jueces de familia de los tribunales ordinarios de la
provincia de Salta, quienes a su vez se encuentran asesorados con la intervención de los
defensores promiscuos del ministerio público y demás auxiliares y técnicos
especializados que coadyuvan a los jueces a dilucidar las cuestiones de familia.
Recomendar esto a los Sres. Vocales del Alto Tribunal es
inoficioso, puesto que la competencia en razón de la materia es improrrogable de manera
absoluta, siendo su inobservancia causal de nulidad absoluta de la resolución que emane
del tribunal incompetente, por más que las partes den conformidad o consientan la
competencia, ya sea de forma expresa o tácita. Es cuestión de orden público. Estas
observaciones fueron efectuadas durante el proceso por la representación de los menores
(su madre y el defensor oficial). Así ya lo expresó en 1941, Lascano, David; en:
“Jurisdicción y Competencia”, primera edición, editorial Kraf (buenos Aires), y no ha
cambiado dicho criterio desde entonces (Sosa, Julio Sebastián c/ Luchín, Natalia J.,
Luchín Miguel Ángel y otra s/ reclamo de guarda). Así, la jurisprudencia citada por la
Excma. Cámara Federal de Salta no es aplicable al caso, atento que trata de una cuestión
laboral. Es preceptuado y recomendado por la S.C.J.N. que las cuestiones que versan en
materia de concursos y quiebras y sobre cuestiones de familia deben ser tramitadas por
los tribunales ordinarios de las provincias.
La tramitación del proceso ante juez competente también
se encuentra estrechamente ligada con el debido proceso, el que garantiza la
bilateralidad de la cuestión planteada, cosa que no se respetó bajo ningún aspecto en este
juicio. Puesto que el tribunal negó calidad de parte a la representación de los niños
efectuada por la madre. Y de esta por derecho propio.
Asimismo, el debido proceso garantiza el derecho de
defensa, aquí también totalmente conculcado y avasallado en razón de que se negó
calidad de parte a los menores y a su madre.
Además, el juez especialista en la materia analizará
adecuadamente los elementos que aporten las partes y considerará aquellos que sean
necesarios y apropiados para la solución del conflicto.
El absoluto respeto a la libre defensa en juicio, entendido
como “debido proceso legal”, es un principio irrenunciable de todo procedimiento.
Cuando se incumplen esos requisitos, la ley dispone la
nulidad absoluta e insanable.
Ello conlleva la violación de la garantía de defensa en
juicio, tornando inválido el proceso (art, 18 Const. Nac.). Además, este derecho tiene su
amparo en el Pacto de San José de Costa Rica (art. 75 inc. 22 de la Const. Nac.), que
aseguran el derecho de toda persona a ser oída con las debidas garantías y dentro de un
plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación
penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter” (art. 8.1 Convención
Americana de Derechos Humanos).
La violación de competencia en razón de la materia
(especialidad), la violación del debido proceso, y la violación del derecho de defensa han
desencadenado en una serie de nulidades absolutas e insanables que se vieron
materializadas en los siguientes casos.

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Los informes psicológicos presentados por la licenciada
Lacasse de Sambrano son diametralmente opuestos uno con el otro. Estos informes
carecen de rigor científico suficiente, atento a que no se explicita las razones por las
cuales difiere un informe del otro.
La profesional interviniente no señala las razones por las
que el inconciente de los niños han variado en tan poco tiempo, cuando es harto
conocido por la psicología analítica que el inconciente de la estructura psíquica de un
niño no puede variar en un lapso tan corto de tiempo. No explica porque en el primer
informe los niños aparecen integrados a la familia extendida, y en el segundo dice que
no. No explica porque la diferencia en cuanto en el primer informe señala un marcado
rechazo de la figura del padre por parte de los niños, y en el segundo aconseja un
acercamiento paulatino y dosificado. En definitiva, existen informes totalmente opuesto,
en los cuales los aquos se basaron para manifestar que los niños fueron oídos en sus
razones y sus dichos; siendo lo más llamativo que en ninguno de estos informes los
niños manifestaron una intención de vivir con el padre o de volver a Francia.
Leer ambos informes psicológicos irritan a la razón y el
sentido común, neutralizándose este elemento de prueba por la carencia de seriedad y
rigor científico. Llamando poderosamente la atención que tanto la sentencia de primera
instancia como la de alzada coloquen al segundo informe como emblema del interés
superior de los niños, y que por medio de estos fueron oídos. Por supuesto, también
fueron oídos y representados promiscuamente por el Sr. Defensor Oficial, el que a su
vez apeló la sentencia, y también recurre al remedio federal. Pero la alzada, de todos los
puntos propuesto por el Dr. Martínez Gallardo, simplemente se limitan a pronunciarse
sobre la cuestión de competencia, citando un caso que no es de la materia, sino que se
refiere a situaciones laborales que en nada tienen que ver con las cuestiones de familia.
Ello hace eco de una fundamentación aparente sobre la
cuestión de que los niños fueron oídos y que la decisión se toma en interés superior de
ellos. Esta aseveración dogmática o arbitraria torna a la sentencia en nula de nulidad
absoluta e insanable cuando no se respetan las garantías procesales.
Así, en el caso Baena Ricardo y Otros (270 Trabajadores)
vs. República de Panamá; sentencia de 2 de febrero de 2001, en sus considerandos 124,
la Corte IDH dice que: “Si bien el artículo 8 de la Convención Americana se titula
“Garantías Judiciales”, su aplicación no se limita a los recursos judiciales en sentido
estricto, “sino [al] conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias
procesales” a efectos de que las personas estén en condiciones de defender
adecuadamente sus derechos ante cualquier tipo de acto del Estado que pueda
afectarlos.1 Es decir, cualquier actuación u omisión de los órganos estatales dentro de
un proceso, sea administrativo sancionatorio o jurisdiccional, debe respetar el debido
proceso legal.” En el considerando 127, puntualizó que: “Es un derecho humano el
obtener todas las garantías que permitan alcanzar decisiones justas, no estando la
administración excluida de cumplir con este deber. Las garantías mínimas deben
respetarse en el procedimiento administrativo y en cualquier otro procedimiento cuya
decisión pueda afectar los derechos de las personas.”
Por ello, la Convención Americana de Derechos Humanos,
en su art. 8.1 reconoce a toda persona el derecho a ser “oída con las debidas garantías y
dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e
imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier
acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y
obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter”.
Aquí se ha dispensado de fundar razonadamente la
decisión de rechazar la intervención de la madre de los niños en calidad de parte,
tampoco se escuchó a los niños, no se permitió ofrecer pruebas; sustituyendo las razones
por "afirmaciones dogmáticas" o "fundamentos sólo aparentes". Es verdad que una
afirmación dogmática también constituye premisa mayor para la conclusión, pero los
fallos no pueden auto-sustentarse. No basta resolver el litigio; hay que resolverlo con
arreglo a criterios y apreciaciones que, por hallarse dotados de fuerza de convicción,
puedan convencer. De otro modo la decisión no sería más que el producto del arbitrio
ilimitado.
“En otras palabras: no basta que un fallo tenga
fundamentos; es menester que estos fundamentos estén a su vez fundados. Porque si no
lo están entonces sólo hay apariencia de fundamentación…” (Citar: Lexis Nº
1201/000943 - Arbitrariedad / 03.- Causales / Fundamentación irrazonable o aparente
- Carrió, Alejandro D. - Carrió, Genaro R. - LexisNexis – Abeledo – Perrot - “El
recurso extraordinario por sentencia arbitraria” - 1.995).
Por otra parte, es menester destacar que la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, ha señalado que el elenco de garantías mínimas
establecido en el numeral 2 del artículo 8 del Pacto de San José de Costa Rica, se
aplica a los órdenes mencionados en el numeral 1 del mismo artículo, o sea, a la
determinación de derechos y obligaciones de orden “civil, laboral, fiscal o de cualquier
otro carácter”, estableciendo el amplio alcance del debido proceso. Enfatiza el Tribunal

1 cfr. Caso del Tribunal Constitucional, supra nota 7, párr. 69; y Garantías
judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos
Humanos). Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9, párr. 27.

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que el individuo tiene derecho al debido proceso, tanto en materia penal como
administrativa; la discrecionalidad de la administración tiene límites infranqueables,
siendo uno de ellos el respeto de los derechos humanos. Señala que “es un derecho
humano el obtener todas las garantías que permitan alcanzar decisiones justas, no
estando la administración excluida de cumplir con ese deber... La justicia, realizada a
través del debido proceso legal, como verdadero valor jurídicamente protegido, se debe
garantizar en todo proceso disciplinario, y los Estados no pueden sustraerse de esa
obligación argumentando que no se aplican las debidas garantías del artículo 8 de la
Convención Americana en el caso de sanciones disciplinarias y no penales. Permitirle a
los Estados dicha interpretación equivaldría a dejar a su libre voluntad la aplicación o
no del derecho de toda persona a un debido proceso...” (Caso “Baena c/ Estado de
Panamá”, sent. 2-ll-2001).
Si bien la jurisprudencia citada no se refiere a caso de
familia, es aplicable a todo tipo de procedimiento, ya que se refiere al procedimiento en
sí, independientemente de la materia.

INFORME PSICOLÓGICO DE LICENCIA


GABRIELA VUISTAZ
Dejando de lado los criterios y los planteos de los adultos,
este informe se centrará solamente en indagar e investigar las razones que motivaron la
conducta manifestadas por los niños Elise y Guilhem, que llevaron a contrariar la
voluntad y las decisiones de los adultos y por ende el incumplimiento de lo ordenado por
la justicia francesa. A lo que corresponde realizar una aclaración de gran relevancia, la
cual es que los niños en realidad, su problema no es la vuelta a Francia, sino se niegan a
vivir con su padre.
Para este análisis partiremos de lo ocurrido en el mes de
agosto, en embarque del aeropuerto de Ezeiza, momentos antes de subir al avión, que
llevaría a los niños a Francia. Este es un hecho puntual, donde los niños manifiestan
angustiosamente su voluntad de quedarse en Argentina (Salta).
Entonces, qué paso en ese momento? Ya que en zona de
migraciones, a donde la madre no tenía acceso, se negaron terminantemente a embarcar.
Personal de aerolíneas, en especial la azafata quedó encargada de los niños, trató de
persuadirlos pero esto fue inútil, por lo cual, la autoridad del vuelo decidió no
embarcarlos y, fueron regresados con la madre, quien no entendía lo sucedido.
Esta negativa de regresar a Francia pudo ser motivada por
varias razones. La que será analizada en base a las conductas manifestadas por los niños
que surgirían de las siguientes alternativas muy diferenciadas entre sí, y que dieron
motivo a dicho accionar.
l.- Por capricho.
2.- Por que fueron inducidos o manipuleados por la
madre.
3.- Por que tienen razones y motivos valederos tanto
conscientes e inconscientes para no querer regresar a Francia.
Analizando cada unas de las alternativas enunciadas, para
visualizar cual de ellas es la causal de la conducta de ambos niños, corresponde señalar
que:
1.- Para el primer supuesto (capricho) vamos a partir
definiendo qué es un capricho. Según el diccionario Manual De La Lengua Española
Vox 2007 Larousse ED., S.L.
1.1: Determinación que se toma arbitrariamente, por un
antojo pasajero.
1.2: Deseo intenso, imprevisto y pasajero de una cosa.
1.3: Hecho que carece de fundamento razonable.
En el caso que estos niños presenten una razón de su
conducta, esta posibilidad queda totalmente desestimada. Cuestión que queda dilucidada
al analizar el punto 3, referido a la razón y motivos que tienen los niños para
comportarse de la manera que lo hacen, tanto a nivel conciente como inconciente.
2.- ¿Una madre puede inducir o manipular a sus hijos
para que manifiesten una conducta o verbalicen una negativa? Si es así, ¿hasta dónde
puede llegar dicha influencia?
En relación a la función de los padres como educadores y
transmisores de la cultura, el prestigioso psicoanalista argentino Germán García expresa
que, siempre hay algo que escapa del control del educador y es precisamente el saber
inconsciente. Este saber que el niño elabora con sus fantasías dice la verdad de su deseo.
Con este planteo nos lleva a la siguiente deducción que no hay que exagerar el valor del
manipulador ni tampoco subestimar al supuesto manipulado representándolo como
víctima indefensa sin deseo propio y sin palabra, sin voluntad propia (Apuntes del curso
de Germán García sobre “Infancia, familia y sociedad. Asociación de Psicoanálisis de
Tucumán, 1989; obra citada por innumerables autores, Gladys Caram de Nacusse, en La
familia, el niño, la escuela; Luis Varela, en Adoctrinamiento y Educación, entre otros).
Este planteo continúa el mismo razonamiento teórico del
creador del psicoanálisis Sigmund Freud, cuando afirma que hay tres profesiones

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imposibles: Educar, Gobernar y psicoanalizar porque siempre algo del inconsciente se
escapa a la influencia de cada una de ellas.
Partamos del supuesto que la madre indujo a los niños a
negarse a ir a Francia. Esta manifestación que no son propia de los niños en algún
momento tiene que surgir la propia y aparece como conductas contradictorias: a veces
dicen “no” y suficiente un “si” o una vacilación para que los no de estos niños se
presente como que no son propios, sino inducidos.
Analicemos una situación que nos parece clave para este
punto: el Acta N º 371 del escribano Carlos Alberto Baldi. En dicha acta se encuentra
entre comillas un dialogo entre el padre y sus hijos; y es fundamental, porque esta
conversación se produce ante varios testigos: la madre de los niños, su actual pareja,
algunos vecinos, el oficial gendarme, el abogado de los niños, y estos espontáneamente
se plantan frente a su padre y surge el siguiente diálogo:
Padre: “Bueno chicos, es hora de volver a casa, nuestra
vida está en Francia”. Niños: Nos queremos quedar con mamá, no queremos volver a
Francia, allí nos castigas encerrándonos en la habitación, no podemos salir a jugar con
nuestros amigos. Padre: “No hablemos de eso ahora después lo haremos; acérquense que
quiero darles un beso”. Niños: “No queremos, hablemos así como estamos”. Padre: La
policía vendrá a buscarlos, todo se solucionara” El niño: “No te quiero no volveré a casa,
no quiero volver, la policía nos dijo que fuiste tú quien ordeno la vigilancia. Padre: “Eso
fue decisión del juez esto es una mentira, un show montado, una recitación aprendida,
Uds., no entiende esto es cosa de grande”. Niños: “No, esto no es un show entendemos
todo, el único que dice mentira eres tú, en Francia – cuando estábamos en la
gendarmería - decías muchas mentiras y nos había preparado para que nosotros también
dijéramos mentiras y cosas malas de Philipe”. Padre: “Sabia que iban a actuar así, los
veré mas tarde, mas tarde hablaremos”. Niños: “No queremos volver a Francia ( el niño
llora y lo dice gritando)”. Padre: “No tienen alternativa. Niños: “No queremos, no
queremos estamos cansados queremos entrar a casa”
De estos dichos se puede deducir la relación de los niños
con el padre y a viceversa el padre con sus hijos. ¿Cómo viven psicoafectivamente la
figura del padre ambos niños y qué vínculos establecieron con el independientemente de
la persona del padre? Estos niños reclaman y están en disconformidad con el
comportamiento del padre hacia ellos y lo acusan de mentiroso y los induce a mentir
contra la pareja de la madre .¿Esta conducta del padre es un intento de manipulación del
padre?.
El padre no responde a los reclamos de sus hijos, no puede
calmar la angustia acompañada con llanto y desesperación. Ante esta situación lo único
que se le ocurre es apelar un tercero que es la policía. ¿Donde esta la autoridad de este
padre si tiene que apelar a la fuerza de la policía para que obedezcan su voluntad?.
Ante la insistencia de sus hijos de seguir o de continuar el
diálogo y expresar los sentimientos que están viviendo y sus deseos, el padre responde
haciendo énfasis -en dos oportunidades- que es un tema de grandes; y que después de
cumplir con su deseo o voluntad, recién hablarían sobre el tema. Al respecto el padre
incurre en serias contradicciones con sus hijos, pues manifiesta que es un tema de
grandes y luego contradice diciendo que posteriormente tratarían la problemática.
Escapando insistentemente a entablar un diálogo con sus hijos.
Según lo que consta en el acta notarial mencionada, los
chicos todo lo que verbalizan lo hacen llorando, gritando, por lo que se puede inferir que
–en especial el varón- se encuentra en un estado de angustia, desesperación e
impotencia. Siendo estos rasgos indicadores de violencia psicológica oportunamente
ejercida por el padre hacia los niños. Esta presión se ve remarcada cuando el padre
manifiesta a sus hijos que no tienen otra alternativa, amenazando a estos niños recurrir a
la policía para poder llevarlos a Francia.
Esta situación marca una seria carencia afectiva del padre
hacia sus hijos, no pudiendo contenerlos ni atender sus reclamos mínimos de diálogo.
Desdibujando la figura paterna por su propia actuación.
Ahora bien, en el caso concreto, la situación resuelta por la
justicia ¿resulta más importante que atender el estado emocional de angustia,
desesperación e impotencia de los niños?.
Lo cierto es que no, dado que ello es un hecho indicativo
más que suficiente para demostrar que los niños jamás fueron oídos y debidamente
interpretados en sus razones emotivas y psicológicas para no estar con su padre.
Este padre en vez de atemperar el estado emocional de sus
hijos, lo único que atina es manifestar que todo está armado y que recurrirá a la policía,
hechos que remarcan una personalidad egocéntrica, que se maneja en el mundo con sus
necesidades y pensamiento, no pudiendo entender o comprender o atender las
necesidades de los seres que lo rodean en sus ámbito más cercano, incluidas sus hijos.
Que quiere decir esto, simplemente implica la gravedad de que el padre jamás atenderá
razones o necesidades psicoafectivas de sus hijos.
De las propias manifestaciones de los niños, y testimonios
dados por los vecinos, sobre charlas que oportunamente mantuvieron con los chicos,
surge que Guilhem y Elise ven a su padre no como tal, sino como una persona

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mentirosa, despótica y que solamente los castiga, quitándole una niñez verdadera.
Haciéndole prohibiciones de todo tipo, sin dejar espacio al esparcimiento necesario del
desarrollo psicoafectivo e intelectual que es un derecho inalienable, inherente e
irrenunciable de todo niño.
Por ello nos preguntamos: ¿qué actividades deben realizar
los niños de 8 y 10 años, además de las obligaciones escolares? Según toda la biblioteca
del psicoanálisis, en forma unánime, dice que los niños deben jugar los juegos
adecuados a cada edad, lo que estimula la imaginación, permitiéndole elaborar
situaciones frustrantes propias del desarrollo y estimula la inteligencia. Razón por la cuál
casi todos los sistemas educativos del mundo incorporan el juego en el proceso de
enseñanza y aprendizaje.
Asimismo, de las constancias relacionadas sobre la
conducta de los niños, en especial del diálogo que consta en el Acta notarial
mencionada, surge que el padre en varias ocasiones intentó persuadir y manipular a los
niños para que mintieran en contra de la actual pareja de la madre. Reclamo efectuado a
viva voz, denotando ello un gran desahogo y siendo a la vez otro indicador de la
violencia psicológica que el padre ejerce sobre sus hijos.
En definitiva, del análisis de los reclamos efectuados por
los niños y que fueron dirigidos a su padre, y de la vivencia psicoafectiva con el mismo,
podemos encontrar varias razones por las cuales los niños no quieren vivir con su padre,
y por ende no quieren volver a Francia. Lo que descarta con meridiana claridad que no
existe manipulación o inducción por parte de la madre en la conducta de los niños.
3.- La conducta lineal, insistente y persistente, sin
vacilaciones seguidas por los niños en cuanto no quieren volver a vivir con su padre, y
en consecuencia no volver a Francia se ve remarcada y acreditada con el accionar de los
mismos al momento del embarque en el aeropuerto de Ezeiza, en el mes de Agosto de
2.010, con los testimonios de los vecinos del hogar donde reside la madre de fechas
02/09/2010 y 04/09/2010, con el acta notarial de fecha 18/10/2010, con las cartas de los
niños dirigidas al Juez de la causa, con los mails de ambos niños dirigidos al padre de
fecha 27/10/2010. Conductas descriptas en los puntos anteriores.
Estos antecedentes responden todos los interrogantes que
se planteaban antes de efectuar el presente análisis.
Por ello, forzar a los niños a volver a vivir con su padre, y
por ende regresar a Francia, obligará a los mismos a enfrentarse con éste de manera
directa y en forma cotidiana, y con todas las restricciones y reglas rígidas que se les
imponía en su vida diaria. Hecho que elevaría el nivel de angustia y miedos, viéndose
reflejada esta situación de manera precisa en las cartas dirigidas al Juez de la causa en
fecha del 09/01/2011.
Someter a estos niños a esta situación intolerable con la
angustia y miedos que ya tienen agravará aun más el desarrollo psicoafectivo que
padecen como consecuencia de la relación que mantienen con el padre. Este deterioro
del estado psicoafectivo se verá remarcado y potenciado en Guilhem, atento a que está
ingresando a la adolescencia.
En definitiva, la angustia y miedos surgen directamente de
la carencia afectiva que tiene la relación que mantienen los niños con el padre. Quién, de
manera egoísta se preocupa por sus propios intereses y no los de sus hijos. Excediendo
esta perturbación emocional al que normalmente deriva de la ruptura de convivencia con
sus padres.
A modo de conclusión, realizo la siguiente recomendación
a quiénes deben resolver la cuestión legal de los niños. En primer lugar, deben
escucharlos efectivamente en sus reclamos en forma personal y directa. O sea, en una
audiencia directa del Juez con los niños, a fin de que estos sean tratados como sujetos y
no como objeto de un litigio.
Asimismo, recomiendo a quienes deben resolver esta cuestión, que por los motivos,
fundamentos, razones y consecuencias, recepten favorablemente el reclamo efectuado
por los chicos; caso contrario se producirá un grave daño psicoafectivo e irreversible.

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