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En el nudo del tiempo: o el hallazgo definitivo de la identidad

poética.
José Vásquez Peña

Los escritores tienen dos deberes esenciales: denunciar y


revelar.
José María Arguedas

UNO
El tiempo, ese gran articulador de existencias, oficia de tema recurrente, preludia y
(1)
preside incesantemente los textos del libro compilatorio En el Nudo del tiempo
cuya autoría, pertenece al profesor, sacerdote y excelente poeta iqueño Luis
Zambrano. En él apreciase que a través de su proficuo itinerario escritural, nuestro
vate, ha encarnado cabalmente la concepción poética de Octavio Paz: Amar es
combatir… Amar es abrir puertas.
En el Nudo…, reúne sus poemarios: Sangre gritos… Pueblo (Lima 1974), Viejas
raíces (Lima, 1987) En una Ollita de barro (Lima 1987) Ayeres y mañanas (Lima
1990) y Tantas veces ¡Adiós! (Arequipa 2007); referimos, para mostrar la secuencia
temporal de su producción, solamente las primeras ediciones, sin menoscabo de las
reediciones en español y las ediciones en inglés y alemán, con que cuenta su obra.
Las traducciones reflejan de un lado la importancia que ha alcanzado su accionar
poético; de otro, la labor de difusión internacional que realiza Zambrano de la
poesía iqueña.
DOS

La apuntada compilación, a nuestro entender, simboliza el hallazgo definitivo de


su identidad poética: AMAR ES COMBATIR. Zambrano, siempre anduvo de la
mano con los desvalidos; pero ahora ha logrado una simbiosis fiel entre su
sensibilidad poética y su fidelidad evangélica hacia la palabra del Nazareno. Es
como si dijéramos es el verbo traslucido en acciones solidarias e inobjetablemente
generosas. Así lo atestigua el análisis de su obra. Ésta, en gran medida, es su
biografía pastoral: un inmenso y colorido lienzo de amor cristiano, pues los hechos
decisivos de su existencia sacerdotal han marcado su alma sensible plasmada
cotidianamente en obras de caridad, de verdad y de justicia; las mismas que han
servido de nutriente para el desarrollo de su vigorosa poética.
Su obra representa lo que podríamos llamar su mundivivencia: amor al prójimo, a su
prójimo más sentido (los sin suerte, los del pan duro). Su labor está enhebrada por
el propósito inalterable de poner su poesía al servicio de los desposeídos; por su
compromiso social de cantar desde y por el sentir popular, refutando con su acto
creativo la anquilosada teoría del arte por el arte.
Reiteramos: cada poeta busca su identidad. Zambrano permanentemente buscó,
cinceló la suya, desde la época auroral de su acto creativo, y la fue hallando,
fortaleciendo, forjando una poesía pragmática que comprende que interpreta y se
hermana, con el dolor de los desprotegidos. Ese ha sido, es y será siempre el
leitmotiv de su corpus poético.
El tiempo, ese fuego en el que nos consumimos, será el mejor vehículo de expresión
de la obra de Zambrano que aspira como visión: la construcción de un mundo mejor
en el que todos quieran/queramos vivir.
TRES

El viaje que abordamos, seguidamente, por las calzadas poéticas de sus poemarios,
ahora convertidas en estancias de su trayectoria lírica, así lo corroboran.

La poesía - combate de Zambrano, continuamente, ha simbolizado un permanente


acto de rebeldía frente a la injusticia que anida en esta sociedad (ahora llamada
eufemísticamente global, con el afán de mostrarla como un nuevo orden social más
justo, novísimo; sin embargo la experiencia cotidiana exponen a la globalidad como
un modelo social fiero, que no abandona sino que incrementa, su antigua entraña
explotadora). Auxilio mi aserto en su poema: Me dueles dolor, en cuya estrofa final
clama: Me dueles/ obrero con trabajo y sin pan/ hombre con esposa e hijos de
granito, /enfermo al que nadie le hace caso,/viejo que te acercas a la tumba. (en
Sangre, gritos… pueblo.)
De los intersticios de estos versos fluye el comentario: el poeta se mimetiza en el
dolor del desposeído, el poema nace del centro mismo del sufrimiento, la realidad se
torna palabra ágil, sugestiva, combatiente, en busca del imperativo cambio que
requiere este mundo inicuo.
Complementamos la tesis expuesta: su poesía expresa la unidad de su accionar
pastoral y su creación poética. Fortalecemos esa idea: la pauta de su pensamiento la
hallamos en su riquísima vida sacerdotal, permanente acción militante al lado del
marginado, constante lucha por instituir un entorno inclusivo: ¿Por qué me
discriminan?/¿Por qué me desprecian?/¿Por qué se avergüenzan de mí? (…) Así
indio, cholo y serrano/soy ese alguien/ que ama la flor/y la
acompaña/incansable/hasta su última morada (en
¿Ustedes también?, del poemario En una ollita de barro).
Esta posición poética ha tenido innumerables concreciones en su cotidiano accionar
pastoral y personal. Citamos como paradigma, (¡Hay muchísimos!), sus vivencias
en el populoso barrio Pasaje la Tinguiña – Ica. Convivió allí con sus pobladores,
compartió su miseria, ayudó a resolver los más sentidos problemas de los Pedros, y
los Antonios/los Julios y los Joeles/los jóvenes de ayer y los de ahora (En Barrio
Amado, del poemario Tantas veces adiós). Un testimonio elocuente de retribución
lo apreciamos en los habitantes de ese sector iqueño que guardan por él un infinito
agradecimiento.
CUATRO

Coincido con José Vargas Rodríguez: (Es) Zambrano… un Cristo poeta real (que)
se conduele y se unimisma al hombre de la puna. Añado: no sólo al hombre del
ande, sino al hombre universal, porque en su poemario: Tantas veces adiós,
Zambrano convierte su poesía en filosofía para liberar al hombre de las iniquidades
a través de la magia de la palabra. Prestadme, mis hermanos, /toditas las palabras
(…) Quiero las del minero/quien junto al oro deja/su sangre torturada./Quiero las
del más pobre/que en medio de su lucha/las pierde una a una,/las siente
destrozadas./ Y se queda sin nada/ y se queda sin alma. (En el poema: Toditas
las palabras, del poemario Tantas veces adiós).

Ama al hombre, poetiza su tragedia. Combate con su poesía, cual estilete social, las
injusticias, luchando por la creación (o si prefieren instauración) de un mundo
mejor.

CINCO

Zambrano halla definitivamente su identidad: AMAR ES ABRIR PUERTAS. Su


poesía humaniza, cree en las potencialidades del hombre, abre caminos, concientiza,
lidera, persuade al hombre para que se yerga en el adalid de su destino y
participativamente (tocando y abriendo puertas) se conduzca al mundo de la
solidaridad.

SEIS

Los diversos ejes temáticos del libro (poesía, paz, juventud, niñez, pena, política,
resurrección, adioses, palabras, dolor, etc.) confluyen en la preocupación central de
Zambrano: Tiempo. Tal vez comulgue con Louis Powells, cuando sentencia: el
tiempo es el polen del universo, que esparce amor (sentimiento) y amor (acción)
germinando amor total, universal. Amor que se irradia, concatenado (anudado) al
tiempo y al espacio, las dos únicas coordenadas del desarrollo humano. Zambrano
sabe, entonces, que la ficción poética alentadora, liberadora, que practica, andando
el tiempo, fructificará en hechos, será poesía hecha realidad. Sueños convertidos en
concretas situaciones de paz y justicia. Quizá ese sea el mejor mensaje que ofrece el
libro, si nos atenemos a la perspectiva de conjunto que subyace en él.
Otro mensaje que irrumpe de los poemas más paradigmáticos del libro: Poesía para
vivir, Deuda eterna, Más parecen humanos, Ostra-morfosis, resurrección, etc. es el
mensaje-invitación para que conceptuemos al poeta como un hombre solidario,
comprometido con su realidad más próxima y patética.
Mensaje que tiene un fuerte acento, orientado hacia la necesidad del cambio.
Sigamos esa huella. ¡Cambiemos! Y cambiará el mundo.
______________________________________________ ZAMBRANO, Luis. En el nudo
del tiempo. Editorial Arteidea. Lima, Perú, 2010.

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