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PATRIA ANDINA

Honrando el bicentenario de la libertad


Año 1 - No. 2 – Febrero 2011
Director: Hugo Vallenas Málaga

EL LEGADO DE QUIENES NOS DIERON LA LIBERTAD Y EL


IDEAL INTEGRACIONISTA
Los países de la región andina alcanzaron la independencia y fundaron sus instituciones
republicanas guiados por próceres y líderes que se brindaron mutuo apoyo para lograr un
objetivo común. Estos grandes hombres anhelaban que los países andinos formen una
federación de naciones libres, como parte de un continente integrado y libre de toda forma de
opresión. Esta colección de ensayos se propone rescatar ese legado y compartirlo con las
nuevas generaciones.

2. SÁNCHEZ CARRIÓN, PRÓCER DE LA PALABRA Y LA OBRA


El presente mes se cumplen 224 años del nacimiento de José Faustino Sánchez Carrión
(1787-1825), un peruano que honra a América. Este intelectual y político huamachuquino
fue uno de los grandes forjadores de la unidad andina y cumplió un rol fundamental al
lado del Libertador Simón Bolívar durante el crucial período que concluyó con las
victoriosas batallas de Junín y Ayacucho, que sellaron en forma definitiva la
independencia americana. Conozcamos su vida y su obra.
“Los mayores enemigos de la patria son aquellos que, bajo
distintos pretextos, procuran eludir, desacreditar y hacer
sospechosas al pueblo las decisiones de sus legítimos
representantes; pues, en el hecho, dan a conocer su odio a la
justa libertad y su adhesión al desorden, a la arbitrariedad y al
despotismo”.
José Faustino Sánchez Carrión en La abeja republicana N° 18,
p. 171. Jueves 3 de octubre de 1822.

Con estas palabras alzó la voz el prócer huamachuquino José Faustino Sánchez Carrión
durante el Protectorado del generalísismo José de San Martín, oponiéndose a quienes querían
debilitar e incluso postergar el ideal republicano, con la pretensión de traer un aristócrata
europeo para gobernar el Perú. No fue la única vez que el insigne republicano arriesgó su
libertad e incluso su vida, en defensa de los más caros ideales patrióticos, durante sus 38 años
de vida.

1-Nacimiento y estudios
José Faustino Sánchez Carrión nació en Huamachuco el 13 de febrero de 1787. Inició su
educación con los clérigos lugareños, mostrando una temprana vocación religiosa. En 1802
inició en Trujillo estudios teológicos en el Seminario de San Carlos y San Marcelo. Pero
pronto mostró mayor interés por los estudios de Leyes, trasladándose a Lima en 1804 a
estudiar en el Convictorio de San Carlos. Antes de obtener el bachillerato se le confió en ese
centro de estudios la cátedra de Filosofía. Ganado a las ideas liberales, obtuvo notoriedad por
defender con ardor los principios de igualdad anunciados en la Constitución de Cádiz de

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1812 y por su elogio poético de la personalidad de José Baquíjano y Carrillo, a quien le
dedicó audaces versos poniendo en labios de la Patria estas palabras:

Tú salvaste el primero
la alta muralla que una mano impía
formó para cerrarme
del brillante mandar la dulce vía.

Obtuvo los grados en Leyes en 1818 y dictó cátedras de Leyes y Cánones en la Universidad
de San Marcos. Cuando el Convictorio de San Carlos fue clausurado, entre el 31 de mayo y
el 4 de noviembre de 1817, le correspondió el discurso de orden agradeciendo al virrey
Pezuela la reapertura. Sin embargo, el mismo virrey en 1819 dispuso que se le expulse de la
cátedra que ejercía.

Retrato de José Faustino Sánchez Carrión realizado por Jorge Holguín de Lavalle en los
días del centenario de la independencia, que se exhibe en el Congreso de la República.
Indispuesto con las autoridades de Lima por la radicalidad de sus ideas liberales, volvió a
Huamachuco y participó de la inquietud independentista de los pueblos norteños. Estuvo
presente en la proclamación de la Independencia en Trujillo por Torre Tagle el 29 de
diciembre de 1820. Cuando pudo reincorporarse a la vida política de la capital en diciembre de
1821, se consagró por entero a propagar y defender los principios republicanos.

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2-El Solitario de Sayán
La Sociedad Patriótica de Lima, creada por decreto de San Martín el 10 de enero de 1822 e
inaugurada el 12 de febrero de ese año, debía ser el ágora de libre debate de los grandes
lineamientos nacionales. En ella el poderoso y arbitrario ministro Bernardo Monteagudo quiso
obtener respaldo a los planes de traer un príncipe europeo como gobernante, evitando que
participe con su célebre talento oratorio Sánchez Carrión. El ministro Monteagudo no logró su
cometido, ante el firme republicanismo expresado por próceres como Manuel Pérez de Tudela
y Mariano José de Arce. Más aún, en una sesión realizada el 12 de abril de 1822, con la
sorpresiva presencia del propio San Martín, se dio lectura a una extensa disertación que
estaba siendo publicada por entregas en el Correo mercantil político y literario, llamada “Carta
sobre la inadaptabilidad del gobierno monárquico al Estado libre del Perú”, firmada por el
“Solitario de Sayán” el 1 de marzo de 1822.

La Abeja Republicana fue implacable contra los arrestos cortesanos y caballerescos del
Protectorado y contra el despotismo de Monteagudo, cuya labor de espionaje político y
cuya policía secreta fueron denunciados por Sánchez Carrión en el brillante alegato
titulado “La inquisición política o el método de castigar por medio de informes secretos
es detestable y sólo puede ser conocido en un país despótico”, publicado por partes en
La Abeja Republicana N° 5, 6 y 7 (18, 22 y 25 de agosto de 1822).

Fueron tres las cartas remitidas por el “Solitario de Sayán” (seudónimo empleado por
Sánchez Carrión para señalar los rasgos despóticos del Protectorado), que causaron revuelo
en la clase política de entonces. La segunda de estas cartas, firmada en Sayán el 17 de
agosto de 1822, defendió principios que hoy nos parecen fundamentales pero que no lo eran
para las autoridades del Protectorado; entre ellos “que nuestra Constitución divida
rigurosamente los poderes”; que la ciudadanía se base en criterios invariables y no de
ocasión política, para “que las elecciones populares jamás se conviertan contra la causa

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pública”; y “que las municipalidades sean las cabezas de su comunidad” y “se tenga
presente que esta administración es el órgano del pueblo”.

Entre julio de 1822 y junio de 1823, Sánchez Carrión, con ayuda de Francisco Javier
Mariátegui, Manuel Bartolomé Ferreyros y Mariano Tramarria, publicó 60 números
(distribuidos en tres tomos con paginación correlativa) de La Abeja Republicana, periodiquillo
impreso en un original formato “de bolsillo” (11 x 6,2 cm), entonces inusual, que tenía como
lema unos versos de Quintana: “Antes la muerte que consentir jamás ningún tirano”.

La Abeja, junto con El Tribuno de la República Peruana, fueron medios de cohesión del partido
republicano radical durante el primer Congreso Constituyente peruano instalado el 20 de
septiembre de 1822.

3-El tribuno legislador


Elegido diputado por Trujillo al primer Congreso Constituyente, Sánchez Carrión organizó la
secretaría del poder legislativo y tuvo una labor destacada en la comisión de redacción de la
Constitución. Fue autor de la mayor parte del articulado constitucional y tuvo a su cargo el
Manifiesto de Presentación de las Bases de la Constitución. Esta primera Constitución de
la República peruana fue promulgada el 12 de noviembre de 1823.

El 10 de octubre de 1822, mientras se desarrollaba el debate constitucional, la presidencia del


Congreso publicó por iniciativa de Sánchez Carrión un valioso manifiesto en español y quechua
dirigido “A los indios de las provincias interiores”. Este Manifiesto fue el inicio de una
política de inclusión de los pueblos indígenas en el quehacer republicano. Allí se decía:

“Nobles hijos del Sol, amados hermanos (…) el Ejército Libertador que os entregará esta
carta, lo enviamos con el designio de destrozar la última argolla de la cadena que os
oprime. Marcha a salvaros y protegeros. El os dirá y hará entender que están
constituidos, que hemos formado todos los hijos de Lima, Cuzco, Arequipa, Trujillo,
Puno, Huamanga y Huancavelica, un Congreso de los más honrados y sabios vecinos de
esas mismas provincias. Este Congreso tiene la misma y aún mayor soberanía que la de
nuestros amados incas. Él, a nombre de todos los pueblos, y de vosotros mismos, va a
dictar leyes que van a gobernarnos, muy distintas de las que nos dictaron los injustos
reyes de España. (…) Vais a ser nobles, instruidos, propietarios y representareis entre
los hombres todo lo que es debido a vuestras virtudes”.

Sánchez Carrión estuvo en desacuerdo con la decisión mayoritaria de nombrar una junta
gubernativa surgida del Congreso –que fue presidida por José de La Mar y ejerció el poder
entre el 21 de septiembre de 1822 y el 28 de febrero de 1823– por cuanto significaba la
confusión de dos poderes públicos: Ejecutivo y Legislativo. También encabezó la lucha política
contra el arbitrario ministro Bernardo Monteagudo, que fue finalmente destituido y extrañado
del país el 7 de diciembre de 1822, con el generalísimo San Martín ya apartado del escenario.

4-El tribuno y Bolívar


En 1823, tras el fracaso militar de las Campañas a Intermedios y la creciente recuperación de
la capacidad ofensiva del ejército realista, Sánchez Carrión abogó para que se comprometiera
al generalísimo Simón Bolívar, Libertador de Colombia, Venezuela y Ecuador, para ejercer
el comando supremo de la continuación de la guerra emancipadora. Esta iniciativa sorprendió a
los políticos rivales del prócer huamachuquino porque hasta entonces había sido el más severo
crítico de Bolívar. En La Abeja y El Tribuno había advertido sobre cierta “inclinación despótica”
del líder venezolano y consideró una “prepotente anexión” la de Quito y Guayaquil a la Gran
Colombia, que Bolívar realizara perjudicando territorialmente al Perú.

Ante la creciente anarquía y el peligro de una victoria militar realista definitiva, el Congreso
acogió el pedido de invitar a conducir la guerra emancipadora al presidente de la Gran
Colombia y comisionó el 19 de junio de 1823 a los dos más ardorosos críticos republicanos
de Bolívar, esto es, al propio Sánchez Carrión y al poeta José Joaquín Olmedo, comunicar

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al destinatario la inusual invitación. Aseguran las crónicas memoriosas de la época que ambos
volvieron al Perú en calidad de bolivarianos conversos.

Más aún, apenas Bolívar llegó al Perú, Sánchez Carrión y Olmedo desplegaron una intensa
campaña de esclarecimiento político a favor del Libertador a través de la prensa limeña. En
esos días Sánchez Carrión participó en la fundación de la Logia “Orden y Libertad” –de la
que fue el primer presidente–, cuyo inusual nombre resumía el concepto cesarista subyacente
en su ferviente apoyo al Libertador.

Retrato del Libertador Bolívar hecho del natural, que se conserva en la Municipalidad de
Lima. Sánchez Carrión fue en 1824 el “ministro general” que le permitió al Libertador
concentrarse en los quehaceres estrictamente militares de la campaña emancipadora.

En enero de 1824, Bolívar estaba enfermo en Pativilca y Sánchez Carrión en Chorrillos, pero
ambos abreviaron su convalecencia para atender las urgencias de la campaña emancipadora.

5-El “ministro general” de Bolívar


El mes de marzo de 1824 fue crucial para la salvación del Perú independiente. Lima fue
ocupada por los españoles y Bolívar organizó el traslado de la capital a Trujillo. El prócer
venezolano dispuso una radical simplificación de la cadena de mandos: él tendría todos los
poderes militares y un plenipotenciario civil todos los poderes públicos. Para tal efecto, el
26 de marzo de 1824 redujo los ministerios en un “ministerio general” o Secretaría General

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de los Negocios de la República Peruana. Un decreto del 3 de abril de 1824, dado en
Trujillo, otorgó todos los poderes civiles a Sánchez Carrión. Una carta de Bolívar al tribuno de
mayo de 1824 da cuenta de cómo entendía aquel las atribuciones de Sánchez Carrión:
“Dispone usted de toda mi confianza. Su autoridad es la mía”.

En tan delicada situación y con una gran escasez de recursos –incluso con la salud muy
quebrantada–, el “ministro general” del Libertador, cumplió una labor no sólo encomiable
sino inclusive milagrosa, todavía poco apreciada en la memoria de los peruanos. Sánchez
Carrión organizó una economía de guerra que debía solventar todos los gastos de la
campaña sin que detuvieran sus funciones el poder judicial ni la educación pública.
Según sus propias palabras: “Aunque deban hablar los fusiles no deben callar las leyes”.

Durante las primeras semanas el ministro general ejerció dicho mandato al lado de Bolívar,
primero en Trujillo hasta el 12 de abril y luego en Huamachuco, entre el 21 de abril y el 10 de
mayo. Fue el 10 de mayo de 1824, en la casa natal de Sánchez Carrión en Huamachuco,
donde Bolívar firmó el decreto de fundación de la Universidad de Trujillo. Bolívar, desde
ese día, se dedicó exclusivamente a las tareas de la jefatura de guerra, mientras Sánchez
Carrión debió encargarse de absolutamente todo lo demás.

Aunque Trujillo siguió siendo capital del Perú hasta el fin de la guerra emancipadora, la
sede efectiva del gobierno dictatorial se trasladó, según las necesidades, a distintas
localidades. Estuvo ubicada en Caraz entre el 24 de mayo y el 6 de junio. En Huaraz entre el
11 y el 14 de junio. En Huánuco entre el 26 de junio y el 14 de julio. En Huariaca (Junín) entre
el 17 y el 28 de julio. En Cerro de Pasco entre el 29 de julio y el 14 de agosto (antes y
después de la batalla de Junín). En Huancayo entre el 20 de agosto y el 8 de septiembre. En
Huamanga entre el 15 de septiembre y el 17 de octubre. En Huancavelica entre el 20 y el 22
de octubre. En Jauja entre el 26 y el 31 de octubre. En Chancay (Lima) entre el 7 de
noviembre y el 4 de diciembre.

El gobierno dictatorial reinstaló los poderes nacionales en Lima el 7 de diciembre, poco


antes de la batalla de Ayacucho. Ese mismo día, Bolívar y Sánchez Carrión acordaron la
convocatoria al Congreso Anfictiónico de Panamá, que debía enlazar de manera permanente
a todas las naciones libres de la antigua Hispanoamérica. La célebre carta de convocatoria a
dicho Congreso, firmada el 7 de diciembre de 1824, lleva la firma de ambos y fue el propio
Sánchez Carrión quien condujo la correspondencia con cada gobierno invitado.

Otro importante decreto fue firmado por ambos el 21 de diciembre, convocando a la


reinstalación del Congreso Nacional. Este sesionó el 1 de febrero, renovando el mandato
dictatorial de Bolívar. La república estaba salvada, la independencia asegurada y América
del Sur estaba libre del dominio español. Y esta tarea colosal se había realizado, según el
pensamiento de Sánchez Carrión, sin que callen las leyes en medio de la guerra.

6-El final inesperado


No hay indicio alguno de desavenencia entre Bolívar y Sánchez Carrión durante esta difícil
etapa. Sin embargo, resulta curioso que el propio Bolívar decidiera en julio de 1824 el retorno
del antiguo rival del tribuno, Bernardo Monteagudo, para ejercer funciones de alto rango en el
estado mayor. La súbita muerte de Monteagudo en Lima, asesinado por un sicario la noche del
28 de enero de 1825, indujo en los corrillos políticos a infundadas sospechas contra Sánchez
Carrión, que el tiempo e investigaciones ulteriores han declarado infundadas.

Poco después de la muerte de Monteagudo, el 8 de febrero de 1825, Bolívar nombró a


Sánchez Carrión vocal de la Suprema Corte de Justicia, con antigüedad y asiento después
del presidente. El 12 de febrero, el tribuno expuso ante el Congreso su memoria como ministro
general y el 18, por ley del Congreso propuesta por Bolívar, fue declarado “benemérito de la
patria en grado heroico y eminente”.

El 24 del mismo mes, antes de delegar el mando político y militar del país a un Consejo de
Gobierno presidido por el mariscal La Mar, Bolívar lo había designado ministro de
gobierno y relaciones exteriores, vocal y vicepresidente del Consejo. Sin embargo,

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Sánchez Carrión se encontraba con la salud quebrantada. El dolor hepático que lo aquejaba
desde años atrás recrudeció, obligándolo a renunciar a las responsabilidades de estado casi de
inmediato, el 26 de febrero.

En busca de sosiego, se retiró al pueblo de Lurín, a la Hacienda Grande de los padres del
Oratorio de San Felipe Neri, donde murió el 2 de junio de 1825 a los 38 años, 3 meses y 17
días. Murió en hidalga pobreza, tal como había vivido. La autopsia facultativa del doctor
Hipólito Unanue determinó que sufría de un aneurisma hepático. Una disposición especial de
Bolívar dispuso que el gobierno sufrague los gastos de las exequias y se otorgue una pensión
a su viuda, doña Mercedes Dueñas, y a sus 4 hijos. Sin embargo, la familia no aceptó los
honores del ilustre dictador y decidió encargarse del sepelio en forma austera y discreta. Con el
paso de los años se perdió el rastro de sus restos.

7-La imagen del prócer


Muchos retratos que pretenden evocar la imagen física del egregio tribuno han pecado de
inexactitud. El más difundido es aquel pintado por Jorge Holguín de Lavalle en los días del
centenario de la independencia, que se basa en un viejo retrato del único hijo varón de
Sánchez Carrión. Otros retratos muy reproducidos e igualmente inexactos, por derivarse del
anterior o de imágenes de otros familiares, son aquellos presentes en la Universidad Nacional
de Trujillo y en la Cámara de Diputados de Lima.

Único retrato veraz hecho en vida del prócer Sánchez Carrión, que se conserva en su
Huamachuco natal

Como asegura documentadamente el historiador norteño Héctor Centurión Vallejo (1975), el


único retrato fidedigno hecho en vida del prócer es el que se encuentra en la casa-museo de
Huamachuco, que el propio personaje donó a su familia en 1824, al mismo tiempo que Bolívar
donó a una familia del lugar un retrato suyo hecho por esos mismos días. Ambos se exhiben

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hoy en día, uno al lado del otro, en la casa natal de Sánchez Carrión. El óleo anónimo muestra
a Sánchez Carrión con rostro de “zarco”, de “cholo claro”, de cabellos claros y ojos azules,
perfil aguileño, barba, contextura menuda, luciendo sombrero alón de jipijapa y capa española.

Bibliografía consultada
ARCINIEGAS, Germán: Bolívar el hombre de la gloria. Ediciones Tercer Mundo, Bogotá, 1976.

CENTURIÓN VALLEJO, Héctor: José Faustino Sánchez Carrión, ministro del Libertador. Ediciones
del Archivo General de la Nación. Caracas, 1975.

MARIÁTEGUI, Francisco Javier; José Toribio Polo: Dos controversias históricas. Editorial
Garcilaso, Lima 1925.

PAZ SOLDÁN, Mariano Felipe: Historia del Perú independiente. Tomo segundo. 1874 Ed. A.
Lemale, El Havre, 1874.

REBAZA, Nicolás: Anales del departamento de La Libertad en la guerra de la independencia


(1898). Fondo del Libro del Banco Industrial del Perú, Lima, 1989.

SÁNCHEZ, Luis Alberto: A Bolívar (1969), Instituto LAS, Lima 1997.

SÁNCHEZ CARRIÓN, José Faustino: La Abeja Republicana (1822-1823). Edición facsimilar.


Ediciones Copé, Lima 1971.

TOWNSEND EZCURRA, Andrés: Bolívar, alfarero de repúblicas. Ediciones Libera, Buenos Aires,
1973.

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