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Ficha: 3º Confirmación (4 Febrero 2011)

“Sacramento de la reconciliación”
En esta sesión de catequesis profundizaremos en cada uno de nosotros.
Quiénes somos, cómo somos y qué hacemos en nuestra vida de diario.

Al comienzo trataremos de pensar en el sacramento. Primero visto desde la perspectiva de


niño y luego desde la perspectiva de adulto. Nos daremos cuenta que de niños no teníamos
pudor en decir nuestras faltas, eran nuestros pecados y se los decíamos al confesor con
naturalidad. Ahora somos adultos y nos cuesta confesarlos más. Ciertamente, tenemos unas
“excusas” que nos frenan a la hora de confesarnos…

Los pecados de antes eran más fáciles de contar que los de ahora… Me falta confianza con el
confesor… ¿Para qué sirve confesarme si voy a pecar de nuevo?... Si somos libres y
responsables, ¿Por qué tenemos que confesar?... Estamos condicionados por la sociedad,
todas nuestras decisiones erróneas no tienen otra alternativa, ¡TODOS LO HACEN!... Tuvimos
mala experiencia en una confesión y no queremos repetirla… ¿Qué le importa a nadie mi vida?
Me cuesta mucho hablar de mí…

Estas son algunos de los obstáculos que tenemos, pero… ¿Son RAZONES o PRETEXTOS? Puesta
en común entre todos.

“HÁBLAME DE TI”

A continuación, comenzaremos la dinámica, tratando un poco de abrirnos entre nosotros,


dándonos confianza y tratando de buscar soluciones a nuestros problemas de diario…

Los chicos tendrán que poner en un folio por escrito como se ven y que sienten en este
momento, cuales son sus preocupaciones y sus aficiones… visto de otra manera tendrán que
definir su vida actual en unas pocas líneas.

Una vez escrito esto, el catequista irá sacando los papeles y los demás tendrán que ir
adivinando de quién se trata. El que lo haya escrito no deberá decir nada.

De esta manera, lo que estamos intentando ver es si de verdad nos conocemos a nosotros
mismos, si los demás nos conocen y, si los problemas que presentamos, podemos darles una
solución. Todo ello lo veremos en una puesta en común una vez sacados y adivinados todos los
papeles, donde intentaremos ganarnos la confianza de los demás hablando de nuestros
propios problemas…

Después de esta dinámica, profundizaremos aún más en este sacramento, preguntando


primero ¿Qué es el pecado? ¿Qué tipos de pecados existen? ¿Qué diferencia hay entre culpa y
pecado?

La Reconciliación como sacramento, presenta varias “fases”:

- Examen de conciencia, que es la preparación previa donde nos examinamos por


dentro, y hacemos hincapié en que faltan hemos tenido desde la última vez que nos
confesamos. Durante esta preparación, iniciamos el clima de recogimiento propio de
este sacramento. Es una forma de dejarme penetrar y juzgar de acuerdo a la Palabra
de Dios. La conciencia de ser pecador es un “don de Dios”. El examen de conciencia, no
es como me veo yo, sino como me ve Dios.
- Dolor de los pecados, donde una vez examinados por dentro, pedimos perdón por esas
faltas, intentamos buscar la raíz del problema para intentar evitarlo. Es el verdadero
arrepentimiento de haber pecado. (Aquí hablamos de la “contrición” y la “atrición”).
- Propósito de la enmienda, donde reconocemos la voluntad de no volver a cometer
esos pecados, y que además reconocemos que somos pecadores. Pero aquí no queda
eso, sino que lo importante es el deseo de cambiar, de no volverlos a cometer.
- La confesión de los pecados al confesor, donde debemos de decir los pecados al
confesor. Es la exposición sincera y serena de los propios pecados y faltas ante el
ministro Jesucristo para recibir el perdón de Dios. Es un gesto de humildad y valentía
del hijo que vuelve a casa de su padre, y que realizamos delante del sacerdote.
- Cumplir la penitencia, donde previamente nos ha absuelto el sacerdote de todos
nuestros pecados, debemos cumplir esa penitencia que nos haya administrado. Esto
es, las plegarias posteriores que el sacerdote nos impone para poner delante del
Señor y de la Virgen nuestro deseo de cambiar y nuestra satisfacción por haber
reconocido ser pecadores.

La absolución es el signo eficaz del perdón de Dios y el momento culminante del sacramento de la
reconciliación. En este momento el sacerdote dirige una fórmula de absolución sobre el confesado,
poniendo en nombre de Dios las intenciones para que tanto Él como Espíritu Santo y su Hijo sean
recibidos y concedan por la Iglesia el perdón y la absolución de los pecados.

Finalmente, hablaremos sobre el compromiso tan importante que es la confesión. Como propuesta,
cada uno esta semana que acuda a confesarse a la parroquia, iglesia de su barrio.

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