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Detalle del mosaico del dbside dela Basilica de San Ambrosio, Milén «Muchos piden sélo que la Iglesia sea ella misma» «La Iglesia no puede tener miedo de presentarse en la vida publica con cordialidad hacia los demas. Pero es un hecho que su verdadero tesoro es el Evangelio leido en nosotros por el Espiritu Santo. Un tesoro de oracién y de humildad». Entrevista al cardenal Carlo Maria Martini por Gianni Valente rimero aprendemos, « P luego ensefiamos, des- pués nos retiramos y aprendemos a callar. Y en la cuar- ta fase. el hombre aprende a mendigar». El proverbio indio que 18 30DIAS ha querido citar en uno de sus tit- mos libros es para el cardenal Carlo Maria Martini casi una foto- grafia de su larga vida. Espera el tiempo de Pascua en la serenidad activa del Aloisianum. la gloriosa casa de los jestitas en Gallarate, mientras llega también a aquel rine6n apartado el eco de las temn- pestades mediaticas que se aba- ten sobre la lalesia. Dice que echa de menos Jerusalén. Con pala- bras insolitas para la Ciudad San- ta, explica que para él ese lugar tiene un efecto casi ténico, por- ue «es muy rica en lugares y mo- tivos que impulsan a la accion Gracias a Dios», afiade, sconservo también aqui ese deseo de salirde mf mismo y hacer cosas que me hatransmitido Jerusalére, Qué es lo que pide ahora en sus oraciones de mendi- go? CARLO MARIA MARTINI: Hoy mi mendicidad es también fi- sica, y me obliga a pedir la ayuda de alguien, a veces de noche. Esta es mi primera pobreza, por la que el Sefior me hace pasar ahora, ero no es que me cueste mucho, porque asf les brindo a otros la ocasion de realizar actos de cari- dad. Ademés, ahora mi oracion es por la Iglesia de Milén, es una oracién de intercesién por todas las realidades y las personas de la Benedicto XVIy Carlo Meria Martin diécesis, que encomiendo una por una a la gracia de Dios. Para la Iglesia del mundo ~pero quizés es demasiado grande este objeti- vo- pido que aumente la fe yla es- peranza y que éstas se expresen en la caridad. Son las virtudes a las que también Benedicto XVIha dedicado sus enciclicas. Habla usted de su oracion de intercesi6n. En su recien- te libro Qualcosa di cosi personale ha recogido algu- nas meditaciones suyas so- bre muchos aspectos de la oracion. MARTINI: Se reza de muchos modos. Esté la oracion de peti- cién, que pide milagros y curacio- nes y prodigios, como ver gente que se odiaba y logran perdonar- se; la oracién de alabanza, o la oracién de quien renquea, le cuesta, es frégil; de quien necesita el perdén, o del pobre que necesi- ta el pan. Pero lo que distingue la «De la boca de los nifios, Sefior, has recibido la alabanza» oracién cristiana de la oraci6n, aunque muy alta, de las religio- nes, es que la oraciOn cristiana es don directo de Dios, que nos en- via al Espiritu. Nosotros podemos decir: Sefior, no soy capaz, pro- nuncia td en mf esa oracion, pon- la ta en mi corazén. Y el culmen dela oracién es la oracion de con- sagraci6n, ponemos nuestra vida census manos. En ese libro hay algunas Paginas dedicadas a Ia ora- cién del anciano Simeén. Y se detiene usted en la imagen del viejo que tiene en sus bra- zos al nifio. Escribe: «Simeon representa a cada uno de no- sotras frente a la novedad de Dios», que «se presenta como un nifio». Precisamente para los nifios ha escrito usted su Giltimo libro, Una parola per te. Pagine bibliche narrate ai pitt piccoli, con reflexio- nes sobre algunas paginas * Iglesia eS biblicas narradas para los mis pequefios. MARTINI: «De la boca de los nifios y de los lactantes has recibi- do la alabanzae: es la frase del sal- mo que cita Jesis cuando los su- mos sacerdotes y los ancianos le critican porque consideran ino- portuno el grito de hosanna que le dirigen los nifios. Muchas veces hoylos nifios me parecen abando- nados. Las noticias de estos dias nos muestra lo indefensos que es- tan frente al mal que se les puede hacer. Pero lo que me asombra en ellos es esa apertura confiada ha- cia sus padres y hacia la vida que es esencial también enla fe. A veces, en vez de favore® cer y dejarse conmover por esta apertura, se buscan téc- nicas y estratagemas que de- beriain ftercar a los chicos a Ia fe. ;Qué espera usted pa- racllos? MARTINI: La fe se transmite alas personas a partir del ambien- te que las rodea, pero luego puede enirar concretamente en cada uno a través de cuatro caminos: la cabeza, el coraz6n, las manos y Jos pies. Es decir, la formacion hu- mana e intelectual, la oraci6n, 0 también el trabajo con las manos para ayudar a los demas. Segiin los tipos, funciona uno u otro mo- docomo camino preferencial. Qué tienen que ver los pies? MARTINI: Los pies los usan los scouts, para hacer kilémetros en sus caminatas Y sin embargo, en otro re- ciente libro suyo se recogela objecién de un muchacho que dice: «La fe no me sirve para nada. No tengo nada en contra, zpero qué me va a dar la Iglesia? [...] Estoy bien, gqué mas me hace fal- ta?>. MARTINI: Muchos jovenes tienen el infierno en el coraz6n, no hay que negarlo. Y, sin em- bargo, veo que precisamente pa- ra los j6venes que no saben nada de la Iglesia, a menudo es mas fé- cil comenzar por las manos. Se lanzan en obras de caridad cuan- do ven a otros que hacen las co- sas con la paz ya serenidad en el corazén. Este sentimiento de dis- tanciamiento, tan aistinto de las contestaciones y criticas de las generaciones anterio- res, gpuede vencerse de ver- dad proponiendo una vida comprometida, exigente, di- ficil? MARTINI: No se le puede pe- dir sacrificios a nadie, si antes no ha saboreado lo atractiva que es Ja meta. Pero lo que mas puede impresionar a los dems es la ridad en acto. Y en ella, el Espiri- tu es la primera realidad. Dice santo Tomas que la ley del Nuevo Testamento es el Espiritu Santo, las otras leyes son secundarias. San Pablo subraya que la misma observancia ética no es realizable totalmente como fruto del hom- brey de su trabajo. Es algo que se olvida a menudo, también en la Iglesia, y entonces tratamos no- sotros mismos de dar muestra de fuerza y rigor. Pero sobre todo la caridad es posible sélo si acta el Espfritu Santo. Es la gracia del Espfritu lo que hace que sea fécil eso que para los hombres parece dificil 0 incluso prodigioso. Se dice que la Iglesia esta bajo ataque. Muchos hablan de cristianofobia. También aqui algunos hablan de una Italia anticristiana. ;De don- EINino Jesis enlos brazos de Simeéa laVirgen,detalle dela Presentacién ene! Templo, Beato Angélico, Museo de Sen Marcor, Florencia Elcordenel Carle Maria Martin’y el cardenel en procesién en eigles de Sante Catalina, Belén, ol 15 de marzo de 2007, ‘con motive de una peregrinacién Tierra Sante de sale todo esto? zDe la hostilidad del mundo des- cristianizado? MARTINI: La hostilidad puede, de algin modo, ser dtil. Resalta la inermidad de la Iglesia, el hecho de que siempre esta en las manos del Seftor. Pero la Iglesia goza también de la estima y cordialidad de muchos, que solamente piden {que la Iglesia sea Evangelio, es de- cir, quesea simisma. zBasta el Evangelio? Us- ted mismo es sefialado a me- nudo como el promotor de una Iglesia sin dogmas ni es- tructuras. Una Iglesia toda humildad y misericordia, sin Preceptos. MARTINI: Si pensamos en las muchas propuestas religiosas que hay en e! mundo, lo que nos distingue de los demas es Jesis y su camino. no el hecho de perte- necer a una organizaci6n con re- glas y preceptos. Pero en la fe en destis no tiene ningan sentido contraponer Evangelio y dog- mas, misericordia y mandamien- tos: aqui también vale lo que de- cia antes sobre la prioridad del Espfritu Santo. Todo se compagt na en unidad, en la realidad de la Iglesia, que tiene un aspecto inte- rior y también un aspecto exterior ¥y, por tanto, comprende también estructuras, reglas, instrumentos de organizacién. Lo importante es que también estas realidades sean. en lo posible. expresiones «De la boca de los nifios, Sefior, has recibido la alabanza» de vida intérior. Y ademés, hay que distinguir las cosas Importan- tes ylas que nolo son. Creo que la Iglesia ya ha hecho una obra de purificaci6n de muchas cosas ex- teriores que no servian. Con to- do, cuando atin leo en los periédi- 605 que yo soy el “jefe de los pro- gresistas”, me hecho a refr. Para unos la respuesta adecuada a esta situacion de hostilidad es aumentar el protagonismo pablico de la Iglesia. MARTINI: La Iglesia no puede tener miedo de presentarse con cordialidad para con los demas en la vida pablica. Pero es un he- cho que su verdadero tesoro es el Evangelio leido en nosotros por el Espiritu Santo. Un tesoro de oraci6n y de humildad. Y efecti- vamente se da testimonio del Evangelio en el mundo como nos Io indic6 Jestis en el sermén de la montafia, que va he citado. Nose trata de propuestas “confesiona- les”. Tienen también una conno- tacién laica. Hablan a todos los hombres. Porque dejan entrever un modo deseable de ser hom- bres, que todos quisieran tener cerca, LEER RELEER ORAR Y DIFUNDIR:

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