César Asensy Maldonado Monter a01096228

El caso de la corte de Rhodesia

Seguramente hay certeza al señ alar que no se les puede llamar inmorales, no hay
nada que descalificar porque no existe algo que reprobar en su tipo de vida: la
creencia de que un brujo; cuya ciencia no es fá ctica, puede lograr un cambio en los
fenó menos de la naturaleza, de eso se encarga el subjetivismo ético, de tratar sobre
hechos que no podemos discutir. Pero la cuestió n aquí es la de una distinció n entre el
reconocimiento de los límites que tiene una cultura, de acuerdo con los cuales se
pueden entender sus acciones e incluso por qué creen que ciertas cosas son correctas,
esto con el propó sito de que se logren hacer aná lisis en relació n con sus costumbres.

Esto puede comprenderse mejor si se considera el caso presentado: una situació n

límite que involucra el sacrificio humano. Má s aú n, se entiende que este pueblo tiene
un sistema de creencias y valores segú n el cual es un honor ser sacrificado para salvar
innumerables vidas que está n amenazadas por la inanició n producto de una sequía, y
ademá s casi todos los miembros de ella está n convencidos que deben ser sacrificados
aquellos que no tienen una fe en esta costumbre. Se puede admitir que el sistema
moral está organizado de tal forma que sea posible para nosotros entender por qué en
tal comunidad el sacrificio humano se acepta como correcto. Entonces se debe tener
claro qué es lo que se pretende si se alega que de acuerdo a nuestro propio sistema
moral (o de los ingleses) el sacrificio humano es incorrecto.

Entonces puede parecer obvio que hay una posibilidad de que siempre es posible hacer
un juicio moral hacia las acciones como las del sacrificio humano só lo en nuestra
cultura, pero semejantemente a lo que ocurre con las pretensiones verdaderas de los
ingleses de un juicio de valor implica que los ellos (o nosotros) podrían argumentar
que su decisió n es lo correcto aú n para personas que se encuentran en el contexto en
donde se realizan las acciones en juicio (Rhodesia).

Segú n lo que se ha comentado, puede ser el caso de que esta prá ctica esté justificada
dentro de una cultura particularmente. Esto es el relativismo cultural. Pero se
pretendería oponerse con buenas razones a tal acció n. Esto, desde la perspectiva del
autor, de acuerdo a sus valores y criterios, es correcto reprobar tal acció n. Má s aú n, su
objetivo es que en una discusió n convencería a los pobladores de la cultura de que
hacen algo incorrecto. Pero debe advertirse que esto significa que sería capaz de
cambiar algunos valores bá sicos. Es decir, en realidad lo que se habría querido sería un
proceso de ‘actualizació n’ involucrando a los miembros de tal comunidad, seguro de
que es incorrecto practicar el sacrificio humano.

Sin embargo este intento empezaría desde el reconocimiento de que los miembros de
la otra cultura tienen la habilidad de la racionalidad y que requeriría una comprensió n
recíproca de las creencias y de las prá cticas. Pero entonces el resultado probablemente
nosotros terminaríamos siendo los ‘actualizados’ sincréticamente.

En conclusió n, el relativismo ‘moderado’ que ha evaluado el autor no prohíbe las

prá cticas de otras culturas. Só lo hace hincapié en el cuidado que debe existir al hacer
esos juicios, es decir, que por un lado debe haber claridad de que las personas que
realizan esas prá cticas puedan estar justificados para creer en algo o también que algo
es moralmente correcto y que si no se acepta desde nuestra perspectiva es entonces
cuando debe existir disposició n a sostener el rechazo en un diá logo, y en tal caso correr
con el riesgo de que nosotros tengamos que reconocer que deberíamos cambiar
algunos de nuestras creencias y valores fundamentales.

Lo que no se debe perder de vista es precisamente la justificació n racional. Es

prá cticamente incorrecto sacrificar vidas para cambiar algo que la ciencia ha resaltado
como un axioma: los fenó menos de la naturaleza. Segú n Rachels “hay algunas reglas
morales que todas las sociedades deben tener en comú n, porque esas reglas son
necesarias para que la sociedad exista. Las reglas contra la mentira y el asesinato son
dos ejemplos. De hecho, encontramos estas reglas en vigor en todas las culturas
viables” (Rachels 53)

Los ingleses hicieron correcto en su decisió n mas no en la cadena perpetua. En

cualquier caso, debe quedar claro que el determinar de hasta dó nde llegan las prá cticas
de una comunidad o una cultura, “es un problema empírico, en el sentido de que
requiere un aná lisis a la luz de un teorema desarrollado.” (Salmeró n 36)
RACHELS, James: Introducción a la filosofía moral (2003); México, Fondo de Cultura Económica,
2007.

SALMERÓN, Fernando: Racionalidad: ensayos sobre la racionalidad en ética y política, ciencia y

tecnología (1988); México, Siglo XXI, 2005

RÚBRICA ENSAYOS ÉTICA.

         

Nombre del maestro/a: MEH Daniela del Castillo

Nombre del estudiante:     César Asensy Maldonado Monter

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fuerte y deja al lector reconocible y ata casi reconocible, pero no clara; sólo termina.
con un sentimiento de todos los cabos se atan varios de los
que se entendie lo que sueltos. cabos sueltos.
el escritor quería
alcanzar.

El trabajo deberá por lo menos cubrir 2 cuartillas de contenido y presentar nombre y matrícula del autor.