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Las Lógicas de la comunicación de la ciencia

Dr. Rafael Ahumada Barajas

ÍNDICE

CAP. 1 DEFINICIONES Y CUESTIONES TERMINOLÓGICAS

1.1 Aproximaciones a los conceptos de ciencia, método y metodología, teoría y


conocimiento

1.1.1 Ciencia
1.1.2 Método y metodología
1.1.3 Teoría
1.1.4 Conocimiento

1.2 Las tipologías en el estudio de lo social y lo comunicacional

1.2.1 El funcionalismo, estructuralismo y el materialismo dialéctico como estudio de lo


social y lo comunicacional

1.2.1.1 Funcionalismo
1.2.1.2 Estructuralismo
1.2.1.3 Materialismo histórico-dialéctico

1.2.2 Disciplinas
1.2.3 Teorías

1.2.3.1 La etapa de la teoría de la sociedad de masas


1.2.3.2 La etapa de la perspectiva científica
1.2.3.3 La etapa de la teoría de los efectos limitados
1.2.3.4 La etapa de la teoría cultural

1.3 Por qué el vínculo teoría- formación profesional


CAPÍTULO 1
DEFINICIONES Y CUESTIONES
TERMINOLÓGICAS

El tema central de este trabajo es el estudio de las lógicas de organización del conocimiento
en torno al análisis y estudio del proceso de comunicación humana y de los medios de
comunicación de masas. Sobre el particular se ha trabajado y escrito mucho, sin embargo,
esa variedad de tratados y estudios más que unificar criterios han provocado una polifonía
alrededor, tanto de la noción de comunicación como del entendimiento del quehacer de los
medios de comunicación. Por lo tanto, las formas de dar cuenta de la pluralidad y
fragmentación de este campo de observación científica que, a decir de Armand y Michèle
Mattelart (1997), históricamente, se ha situado en tensión entre las redes físicas e
inmateriales, lo biológico y lo social, la naturaleza y la cultura, los dispositivos técnicos y el
discurso, la economía y la cultura, la micro y macro perspectivas, la aldea y el globo, el
actor y el sistema, el individuo y la sociedad, el libre albedrío y los determinismos sociales.

La historia de las teorías de la comunicación es la de estos fraccionamientos y de


los diferentes intentos de articular o no los términos de lo que con demasiada
frecuencia aparece más bajo la forma de dicotomías y oposiciones binarias, que
de niveles de análisis. Incansablemente, en contextos históricos muy distintos, con
variadas fórmulas, estas tensiones y estos antagonismos, fuentes de medidas de
exclusión, no han dejado de manifestarse, delimitando escuelas, corrientes y
tendencias. (Mattelart: 1997:10).

Y es precisamente esa diversidad de posturas y corrientes en el estudio de la comunicación


y de los medios que nos vemos obligados a recorrer desde las nociones básicas de los
conceptos, que nos permitirán ir construyendo las lógicas de organización del
conocimiento, hasta las diferentes formas metodológicas de construcción del conocimiento,
que desde el ámbito de lo social se han generado para posteriormente ubicar las maneras en
que se ha estudiado nuestro objeto de estudio, la comunicación.

Intentar dar un orden metodológico a esa búsqueda de cómo se pueda organizar el


conocimiento que se ha generado sobre nuestro objeto de estudio implica revisar y dejar
claro qué entenderemos por ciencia, método, teoría y conocimiento. Sin que este intento
quiera decir que lo vamos a hacer de manera absoluta y determinante; pues es bien sabido
que cuando se pretende definir un concepto no se encuentra una sola visión o punto de vista
totalizadora que englobe el sentido y el significado cabal del mismo. Existen tantas formas
de definir un concepto y su contenido como gente que intenta hacerlo, lo cual imposibilita
hacer una descripción de todas ellas, por lo tanto, nos esforzaremos en presentar las
principales tendencias de opinión sobre el tema.

También se presentará un panorama general de las tipologías que se han desarrollado para
intentar clasificar los estudios que sobre la comunicación y los medios de comunicación se

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han generado, puesto que la diversidad de investigaciones recorren una amplia gama de
temáticas como: los tipos de comunicación, los modelos y formas comunicacionales, el
análisis de los discursos, el lenguaje, los soportes técnicos, las funciones y los efectos de los
medios; se estudian a los emisores, los mensajes y a los receptores; así también a cada
medio en particular, la prensa, la radio, el cine y la televisión, ahora a las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación. Y así podríamos extender la lista de
temáticas y contenidos de las investigaciones sobre la comunicación. Y que decir de las
disciplinas, pues la comunicación como proceso es estudiada por las matemáticas, la física,
la economía, la sociología, la psicología, antropología, lingüística, semántica, semiología,
entre otras.

Hacer un recorrido por las tipologías de estudio entre la producción teórica en lo social y lo
comunicacional nos permitirá ir ubicando las formas y maneras metodológicas en que los
estudios de lo social marcan las directrices en los paradigmas en el estudio de lo
comunicacional; es decir la comunicación como objeto de estudio de las ciencias sociales y
las humanidades ha sido analizada, descrita, reconocida e investigada conforme a los
paradigmas teórico-metodológico que han regido el trabajo propio de las disciplinas que la
han estudiado.

A menudo se piensa que la carrera de comunicación o ciencias de la comunicación, como


suele denominarse, por ser profesionalizante, es decir desarrolla habilidades y aptitudes
para el trabajo dentro de los medios, no es tan importante la teoría en el proceso de
formación; nada más erróneo, pues tan importante es para la investigación académica como
para la periodística; para el análisis de la realidad a nivel teórico como para el análisis e
interpretación de los hechos sociales, políticos, económicos y culturales dentro de los
medios. Por ello se dedicará al final de este apartado un espacio donde se explique la
necesidad de vincular la teoría con el ejercicio profesional y de esta manera cerrar este
capítulo que sirve de preámbulo a lo que será la exposición de las posturas epistemológicas
en el estudio de las teorías de la comunicación.

1.1 Aproximaciones a los conceptos de ciencia, método, teoría y


conocimiento.

1.1.1 Ciencia

En principio, ciencia viene del latín Scientia que significa conocimiento, el cual implica el
proceso que incluye a la percepción sensorial y a la razón, fenómenos a través de los cuales
conocemos, pero hablar de ciencia no sólo nos remite a pensar sobre el conocimiento, sino
que tiene una implicación mayor que es el sentido de verdad, la ciencia busca la verdad del
conocimiento sobre la realidad de la naturaleza y lo social.

Sobre el vocablo ciencia se ha generado una capa mística que no permite visualizar de
manera integral o completa su contenido. Frecuentemente hablar de ciencia permite
afirmar, negar, cuestionar y rechazar el conocimiento y los razonamientos de otros sujetos.
De tal modo que cuando afirmamos decimos que la afirmación es científica, cuando

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negamos decimos que no lo es, cuando cuestionamos se dice que lo cuestionado no está
apegado a las normas y las leyes científicas y cuando rechazamos se argumenta que falta
rigurosidad científica. Cuando intentamos realizar un trabajo de investigación se nos exige
que seamos científicos y se cuestiona el grado de cientificidad de los esfuerzos realizados.
Esto es lo que genera la capa mística alrededor de la ciencia. Por lo que hay que empezar
por lo elemental para poder descubrir la cortina que no nos permite ver con claridad ¿qué es
la ciencia? ¿qué es lo científico?

Las preguntas son simples pero las respuestas complicadas porque como ya mencionamos
no hay una sola forma de definirlas y por consiguiente de explicarlas. El concepto de
ciencia ha tenido una serie de variaciones que responden a los momentos históricos en los
que se contempla. En la antigua Grecia ya se explicaba la ciencia como una actividad del
pensamiento humano que entiende y explica la realidad exterior de una manera clara y
precisa cuya validez trasciende el tiempo y el espacio. Es Platón en sus Diálogos quien
expone está idea y explica que: “la ciencia no reside en las sensaciones sino en el
razonamiento sobre las sensaciones, puesto que, según parece, sólo por el razonamiento se
puede descubrir la ciencia y la verdad, y es imposible conseguirlo por otro rumbo” (Platón,
Teetetes: 1977).

Este argumento representa una de las aportaciones de la filosofía griega al plantear el


concepto con esas características particulares ya que anteponen la razón sobre los sentidos,
razón que al trascender la percepción permite el entendimiento y la explicación de la
naturaleza a través de la reducción de la multiplicidad existente a leyes universales
concentradas en la unidad de una fórmula.

Entonces la ciencia o la tautología “conocimiento científico” indica el momento en que el


conocimiento es el resultado del razonamiento que rebasa la percepción sensorial para
centrarse en la razón que constate y verifique la idea que se tiene del objeto de estudio con
el objeto mismo.

En ese sentido hay quienes piensan que mientras los animales inferiores sólo están en el
mundo el hombre intenta entenderlo y, sobre la base de su inteligencia imperfecta pero
perfectible construye un mundo artificial el cual debe ser lo más confortable posible.

Ese creciente cuerpo de ideas llamado ciencia, que puede caracterizarse como
conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente, falible.
Por medio de la investigación científica el hombre ha alcanzado una
reconstrucción conceptual del mundo que es cada vez más amplia, profunda y
exacta… La ciencia como actividad –como investigación- pertenece a la vida
social; en cuanto se le aplica al mejoramiento de nuestro medio natural y
artificial. (Bunge, Mario: 1975 a: 9).

Así, la ciencia ha servido no únicamente para entender la naturaleza, sino para su dominio y
explotación a todo nivel. Esto ha hecho que para algunos pensadores como: M. B. Kedrob y
A. Spirkin (1968), la ciencia se clasifique, una de las más comunes taxonomías es la que
divide en ciencias empíricas o fácticas y no empíricas o formales, también está la de las
ciencias naturales y sociales o en ciencias duras y las del espíritu.

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Las ciencias empíricas o fácticas son aquellas cuyo objeto de estudio es la realidad
material, objetiva, tangible, en suma el universo en que vivimos, es decir, las ciencias
naturales que estudian los objetos inertes, pasivos, no racionales; la flora y fauna, mineral y
vegetal, terrenal y sideral. Estas ciencias establecen leyes que se observan, se verifican, se
experimentan. Dentro de las ciencias empíricas o fácticas se contemplan toda esa gama de
objetos de conocimiento que se clasifican, dividen, sistematizan y encubren bajo el
concepto de ciencia.

Por otro lado tenemos a las ciencias no empíricas o formales que se abocan al estudio de los
aspectos no tangibles, etéreos, simbólicos, cuya finalidad es estudiar las propuestas
derivadas del pensamiento humano, es decir estudian el ámbito de las representaciones
culturales, simbólicas, las representaciones mentales del ser humano que son
sensorialmente aprehensibles.

Los conocimientos precientíficos son aquellos que se adquieren en la infancia y es así como
se van adquiriendo los datos empíricos sobre sí mismo y el mundo que nos rodea. Los
conocimientos precientíficos nos llevan al descubrimiento por casualidad o accidente de
los elementos del universo, la casualidad se antepone a la intencionalidad, el
descubrimiento accidental a la razón aplicada, la identificación factual a la construcción
conceptual.

Se entiende que el paso del conocimiento precientífico al conocimiento científico se da


cuando se hace una reflexión sobre el objeto que se está estudiando, en un laboratorio o en
otro lugar del científico que permite encontrar o inventar aquellos conceptos adecuados con
los que se pueda identificar al objeto descubierto, analizado o sintetizado.

Teniendo esto en cuenta, la ciencia obtiene esa categoría cuando llega a establecer una
diferencia entre el conocimiento simple del hecho y la conceptualización en la construcción
teórica que se realice del hecho.

La interpretación de los hechos es una de las partes importantes para la ciencia, porque no
son simples y comunes, sino que tiene que explicarse el por qué de estos, por qué han sido
seleccionados, clasificados, generalizados y explicados. Y es ahí donde radica la fuerza de
la ciencia, por otra parte, la tarea del conocimiento científico consiste en explicar la
aparición de determinados hechos, explicar su importancia esencial, ya que la ciencia no
busca únicamente su registro, sino su sistematización, generalización e interpretación.

El método que emplea la ciencia está conformado por los empíricos y los teóricos. El
conocimiento empírico y teórico está estrechamente relacionado. En lo empírico, la ciencia
actúa por medio de la observación, medición, estadística, y experimentación de los datos
que se le presenten al investigador, y así se pueda realizar una generalización con ayuda de
la lógica inductiva y/o deductiva que permita encontrar los nexos regulares existentes en los
objetos.

En la teoría, se complementa la cientificidad del hecho empírico, ya que a partir de la


obtención de los datos que se tienen a la mano se inicia un proceso de indagación y

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construcción conceptual que acceda a explicar las causas y las esencias del objeto de
investigación.

No hay que detenerse únicamente en conocer el objeto de estudio, pues hay una
multiplicidad y variedad que de acuerdo a la complejidad del mundo cognoscible, y a cada
objeto de estudio corresponde una estructuración de una ciencia que se aboque al
conocimiento de las leyes, desde su búsqueda hasta la construcción teórica, que descubra y
explique la esencia de los fenómenos seleccionados. No hay que quedarnos con la ciencia
de conformidad, hay que ir más allá de la naturaleza del objeto de estudio, explicarnos cada
una de las dudas que giran en torno a él, para así poder hacer las construcciones teóricas, y
con ello explicar su origen y su ser.

Cada una de las ciencias se ha dado a la tarea de investigar, elaborar sus propios conceptos,
construir su ley fundamental o su raíz, para así crear sus propias teorías y poder explicar las
problemáticas que se le presentan. La ciencia tiene su origen en la práctica, y como su base
tiene la experiencia sensible.

Conforme a este criterio sobre la ciencia hay que ubicarla en un nivel de conocimiento
superior al del sentido común, lo cual permite su división y clasificación y por consiguiente
la apropiación de una porción cognoscitiva de la realidad social y natural.

A dicha perspectiva, que históricamente ha tenido un gran auge, se contrapone un criterio


distinto, el cual se consolidó en las propuestas que se desprendieron de los Manuscritos
Económicos y Filosóficos de 1844 publicados por Carlos Marx. En un primer momento se
puede decir que en este criterio de la ciencia no hay una tipologización que la divida en
niveles y objetos de conocimiento, puesto que se considera al universo como una totalidad
dialécticamente interrelacionada en la que conocimiento y práctica son uno. Por lo tanto lo
esencial es la coexistencia armónica entre humano y naturaleza. Marx explica su idea sobre
la ciencia tomando en cuenta los criterios antes expuestos y cuestionándolos de la siguiente
manera:

Las ciencias naturales han desarrollado una tremenda actividad y han reunido
una masa siempre creciente de datos. Pero la filosofía ha permanecido ajena a
estas ciencias, así como ellas han permanecido ajenas a la filosofía. Su
acercamiento momentáneo fue sólo una ilusión fantástica. Había un deseo de
unión, pero faltaba la capacidad para estructurarla. La historiografía misma sólo
toma en cuenta accidentalmente a la ciencia natural, considerándola como un
factor que contribuya a la cultura, dotada de utilidad y capacitada para grandes
descubrimientos particulares. Pero las ciencias naturales han penetrado
prácticamente en la vida humana a través de la industria. (Marx, Carlos: 1979:
111).

La idea de Marx sustenta que el universo es uno, y que en esa unidad se encuentra una
multiplicidad de elementos interrelacionados entre sí. La humanidad ha logrado conocer la
naturaleza en el sentido amplio de la expresión a través de la percepción sensible y la razón,
lo que le ha permitido aprovechar ese conocimiento para, inicialmente satisfacer las
necesidades vitales y posteriormente aquéllas que se vayan generando en el proceso

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histórico de las sociedades. “Por tanto la ciencia es una totalidad en la que se conjugan
todos los elementos de la realidad que rodean al ser humano finito, histórico, específico,
social y se le representan como algo digno de conocer para satisfacer sus necesidades.”
(Gutiérrez, Pantoja Gabriel: 1984:95).

Desde esta perspectiva la ciencia es obra de la humanidad y por tanto social. Su desarrollo
es un hecho histórico ininteligible sino es considerada unida al conjunto del desarrollo de la
humanidad. Puesto que para responder a las necesidades concretas de los sujetos han
requerido investigar las leyes de los procesos naturales.

Hasta aquí hemos expuesto someramente las propuestas fundamentales para ubicar las
concepciones que sobre la ciencia se encuentran vigentes.

1.1.2 Método y metodología.

No podríamos continuar nuestra exposición de cómo se genera el conocimiento y en


particular el científico sin explicar cómo la ciencia lo genera y desarrolla, ese cómo es
justamente el método.

El sujeto constantemente interactúa con su entorno natural y social y busca la satisfacción


de sus necesidades tanto fisiológicas como, las que cultural e históricamente se ha ido
creando. Cada que un individuo satisface alguna de sus necesidades adquiere una
experiencia singular. En su capacidad de asimilar –por medio de sus sensaciones y la razón-
y comunicar sus experiencias, los sujetos que las vivieron con antelación han legado a las
nuevas generaciones un cúmulo de información que mediatiza, pues ya ninguna persona
puede o quiere tener sus propias experiencias, pues buscan saber cómo las vivieron otros
para poder avanzar sobre lo hecho y conocido.

Pues bien, el procedimiento que se sigue para convertir la experiencia, el razonamiento en


forma de análisis y reflexión que nos permita explicar, entender e interpretar la realidad
natural o social, es el método.

Cabe señalar, que es común oír hablar sobre método y metodología y en ocasiones se trata a
ambos vocablos como sinónimos; sin embargo existen diferencias conceptuales entre
dichos términos. Lo cierto es que hay una estrecha relación entre ambos aspectos y son
inseparables, tienen una mutua implicación. En el ámbito de las ciencias sociales siempre
escuchamos decir que para llegar a conocer en forma cabal la realidad social, trátese la del
grupo social inmediato a nosotros, la nacional, regional o mundial, debemos desarrollar una
metodología, entendiéndose, por el momento, en cómo otros sujetos han sugerido o
propuesto que se conozca, pero que de esa forma, tanto nuestro conocimiento como la
interacción con los diversos grupos sociales se sustenten procedimientos coherentes y
consistentes lógicamente que nos sirva para validar nuestra experiencia.

Por ello es frecuente oír cuando se está desarrollando una investigación sobre lo social,
¿qué metodología estás utilizando? Y si se enuncia alguna, dependiendo lo que se entienda
por ella, está validada nuestra investigación, de no ser así, nos justificamos explicando que
nos hace falta una metodología y que estamos en su construcción.

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El propósito de este apartado es la exposición de algunos criterios básicos por los cuales se
han definido, tanto al método, como a la metodología, inclusive propuestas generales que
nos dicen cómo creen que se debe vincular el pensamiento con la realidad.

Hablar de método y metodología nos lleva a deslindar cuáles son las acepciones con las que
se utilizan dichos conceptos. En primera instancia podemos ver que en ocasiones se suele
hablar de metodología como la aplicación del método, utilizándose ambos términos como
sinónimos. Sin embargo, recientemente se ha bifurcado el contenido de cada concepto y el
método se convierte en objeto de estudio de la metodología, y ésta adquiere una dimensión
más amplia al concebirse como la estrategia que permite enlazar coherentemente las
herramientas o instrumentos de recolección de información o datos, las técnicas de
procesamiento de dicha información, aspectos vinculados directamente a un método, el cual
está unido o corresponde a una teoría determinada que permitirá la interpretación y el
análisis de la información, dicho sea así de forma muy general. Para entender estas
connotaciones revisemos aunque sea de manera sintética la evolución que han tenido los
conceptos en cuestión.

El método ha sido objeto de estudio desde la antigüedad. Grandes filósofos han centrado su
atención y han debatido sobre el tema. El concepto tiene su origen en la Grecia antigua;
formado por las raíces etimológicas Methodos que significa meta y Odos que significa vía,
literalmente se traduce como la vía para llegar a una meta. El método es un procedimiento
que se sigue para investigar y conocer, y que se utiliza para la búsqueda, el descubrimiento
y el logro de objetivos ya trazados. Con esa amplitud se conoce el concepto de método y
como sinónimo el de metodología, al respecto se decía:

Hasta fecha reciente los conceptos método y metodología se consideraban


idénticos. Así, por ejemplo, hace dos decenios en la Gran Enciclopedia Soviética
en la definición de metodología se remitía al lector a la palabra método. El
proceso de diferenciación de esos conceptos y la disociación del concepto
metodología, tuvo lugar durante el curso de los últimos decenios. (Rudenko,
Georgui: 1968:12).

Aristóteles recurre al método como proceso de indagación en el campo del conocimiento


empírico, en esa perspectiva el método se proyecta ligado a una línea definida y regular que
se traza en una operación realizada por el pensamiento para vincularse con la realidad. El
filósofo entiende la existencia de un mundo externo al que se conoce empíricamente, pero
bajo la visión del empirismo total, del cual se desprende la especulación empírica pensante
que debe verificarse en la realidad, eso es el método.

Para aplicar el método “aristotélico” se ejecuta el siguiente procedimiento basado en cuatro


pasos: a) en primera instancia se aprehenden los fenómenos como un observador pensante
al que le interesan todos los aspectos del saber que entran en su mente, todo lo que se
presenta es de interés y se debe de estudiar a fondo y en detalle; b) en segundo lugar se
parte de lo general, de lo simple, de lo perceptible para que con un proceso de reflexión
especulativa se llegue a lo particular, a lo determinado de las cosas; c) el tercer paso
consiste en considerar las opiniones dadas por la filosofía anterior sobre el objeto
empíricamente discernible para refutar y corregir empíricamente y, derivar de ahí la

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verdadera determinación especulativa, lo que implica que con el conocimiento empírico se
debe hacer una reflexión sobre el objeto para, ya sea, aceptar, corregir o transformar la
concepción que se tiene de él y, por medio del pensamiento comunicable, exponer las
características que se le han encontrado; y por último, d) el cuarto paso es, examinar,
analizar con el pensamiento el objeto estudiado y determinado, esto quiere decir volver
sobre el resultado obtenido para verificar empíricamente su validez. Esto es para Aristóteles
el método: el procedimiento que lleva a un cuestionamiento empíricamente verificado con
carácter axiomático, entendiendo por axioma una verdad que se muestre evidente y por
evidente sea irrefutable. Este sistema es conocido como método de síntesis que va de lo
simple conocido a lo complejo desconocido; por medio de este método Aristóteles enseña
un doble movimiento, pasar de la experiencia a la teoría y de la teoría a la experiencia.

Euclides parte del mismo método de síntesis al que le imprime un mayor rigor a la
exposición de los elementos matemáticos y crea los elementos de su base geométrica.
Posteriormente entre los filósofos medievales se entablaron discusiones en torno al modelo
establecido por Aristóteles y Euclides. Pero en ese período el objetivo fue impulsar los
métodos inductivo y deductivo para vincularlos al desarrollo del conocimiento científico. A
decir de Alexander Koyré, fue Roberto Grosseteste quien ligó el método en forma directa a
la investigación experimental. “Grosseteste parece haber sido el primer escritor de la Edad
Media en reconocer y tratar los problemas metodológicos fundamentales de la inducción y
de la verificación y falsación que se plantearon cuando la concepción griega de la
demostración geométrica fue aplicada al mundo de la experiencia.” (Koyré, Alexander:
1977:55).

Es en ese período cuando se dieron los primeros pasos para darle validez y valor al método
otorgándole la rigurosidad que sirviera de base para cualquier tipo de investigación. De tal
modo que adquirió el rango de científico, que se consolidó en los siglos posteriores.

El rasgo distintivo del método científico del siglo XVII, si se le compara con el de
la Grecia antigua, era su concepción de la manera en la que una teoría debía
estar vinculada a los hechos observados que se proponía explicar, la serie de
pasos lógicos que comportaba para construir teorías y someterlas a controles
experimentales… Con esta revolución apareció en el mundo latino occidental una
noción clara de la relación entre teoría y la observación, noción en la que se
fundan la concepción y la aplicación política moderna de la investigación
científica y de la explicación, un conjunto claro de métodos que permiten tratar
los problemas físicos.” (Koyré, Alexander: 1977:52).

René Descartes y Francis Bacon contribuyen a la consolidación del método científico,


aunque desde ópticas distintas. El primero apoyó la deducción (método deductivo ) y el
segundo la inducción ( método inductivo ). Descartes se basa en la deducción y fundamenta
que el método es una derivación de la actividad intelectiva sobre el que se puede
reflexionar para encontrar la forma adecuada de relacionarse con el medio ambiente. Si no
sería la esencia, el método, para la producción de nuevos conocimientos, si la base para
normar la acción en la búsqueda de ellos. Su propuesta se basa en cuatro reglas para que la
razón se guíe por un camino adecuado:

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…primero, no admitir como verdadero cosa alguna, como no supiese con
evidencia que lo es; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la
prevención y no comprender en mis juicios nada más que lo se presentase tan
clara y distintamente a mi espíritu, que no hubiere ninguna ocasión de ponerlo en
duda. El segundo, dividir cada una de las dificultades que examinaré, en cuantas
partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución. El tercero,
conducir ordenadamente mis pensamientos, empezando por los más simples y
más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, gradualmente, hasta el
conocimiento de los más compuestos, e inclusive suponiendo un orden entre los
que preceden naturalmente. Y último, hacer en todos unos recuerdos tan
integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a estar seguro de omitir
nada. (Descartes, René:1976: 47-48).

Se puede decir que la propuesta cartesiana sobre el método es únicamente la utilización de


una técnica deductiva que considera la totalidad del fenómeno que se le presenta para de
ahí pasar al conocimiento de las particularidades.

Francis Bacon, propone lo opuesto que es la inducción, la cual consiste en partir de la


observación de casos particulares que se obtengan de la experiencia, para de ahí establecer
leyes generales. Explica su método al que llama “Anticipaciones Naturae” consistente en
partir de supuestos, definiciones y conceptos hipotéticos para de ahí seguir una línea de
razonamiento basada en dichos supuestos, sin que haya necesidad de confrontarlos con lo
que sucede en la realidad.

“La inducción la expone Bacon en el proceso concreto de la investigación, dándole sentido


a partir de la observación de la naturaleza y se realizan experimentos que sean verificables
por la experiencia haciendo posible la derivación de las determinaciones generales.”
(Gutiérrez, Pantoja Gabriel: 1984:157). Así explicada, la inducción es una
conceptualización que va, de los casos particulares, a la formulación de una ley general que
comprenda todos los fenómenos de la misma especie.

El problema que se le encuentra a la inducción de pasar de lo particular a lo general, puesto


que cada fenómeno, aún cuando sea de la misma especie, tiene sus características
particulares, y si a ello agregamos que es imposible observarlos todos, siempre habrá
diferencia entre los fenómenos observados y la ley general establecida, puesto que se pasa
de una observación limitada a una generalización ilimitada.

Bacon consciente de ese problema propuso solucionarlo mediante dos maneras: la precisión
en las observaciones; y el establecimiento de una ley general para la naturaleza. A este
respecto Ramón Xirau dice sobre estas alternativas: “La deducción implica certidumbre y
exactitud, la inducción, probabilidad.” (Xirau, Ramón: 1977:221).

Como podemos observar hasta ese momento del establecimiento de las bases del método
científico experimental, la metodología y el método eran conceptos que se utilizaron
indistintamente formándose como un procedimiento análogo al proceso de investigación.
Sin embargo, desde su configuración, el método científico experimental, comenzó a tomar
una importancia especial y a ser estudiado separadamente con la finalidad de crear los

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preceptos fundamentales del método científico. De ese modo, método y metodología se
separaron y el primero se subsume en la segunda. El método conserva su papel de
procedimiento; mientras que la metodología, término compuesto por los vocablos griegos
Métodos procedimiento, y Logos tratado se convierte en una disciplina que estudia, analiza,
promueve y depura al método, mismo que se va multiplicando y particularizando de
conformidad con las ramas de las disciplinas científicas existentes.

1.1.3 Teoría

Tal y como lo hemos visto con los conceptos anteriores, en el caso de la teoría no existe
una unidad de criterios de lo qué es y la función de la teoría.

El concepto teoría proviene de la raíz etimológica griega Theoria que significa observación,
examen o investigación. Trata de explicar la forma en que a través de los sentidos se refleja
como una generalidad, la realidad en el pensamiento. A pesar de que en esta definición se
parte de esa generalidad, en las reflexiones filosóficas se le da principalmente una doble
acepción: la primera concibe la teoría como una ciencia del saber en general, la actitud
eminentemente reflexiva del ser humano que se diferencia de cualquier actividad práctica.
En este aspecto no existe una separación radical entre teoría y práctica, pues en la teoría se
desarrolla la base de la práctica; pero no solamente la reproduce tal y como se percibe sino
que incluso descubre las relaciones de los elementos que en la simple percepción no se
manifiestan. De ahí que podamos decir que la teoría es la actividad reflexiva del ser
humano sobre sus acciones, y en ese nivel se diferencian teoría y práctica. Frecuentemente
a este tipo de teorías se le denomina: La Teoría General.

La segunda acepción de teoría consiste en que de un aspecto concreto, específico, particular


de la realidad, se hace; primero, una descripción externa y posteriormente se profundiza en
sus propiedades para descubrir las leyes que rigen al objeto de estudio. De esta segunda
visión se desprende que la teoría es la postulación de un sistema único integrado, concreto
de una parcela de la realidad. A este tipo de teorías se les denomina comúnmente como
Teoría Parcial.

Indistintamente de las acepciones, se reconoce que la teoría es la esencia, el fundamento y


el sustento de la ciencia, pues el desarrollo y la verificación de las teorías coadyuvan al
avance de la ciencia. Ahora bien, si la teoría es la reflexión sobre la realidad externa, la
capacidad humana puede traspasar esos límites y reflexionar sobre la reflexión, en suma,
teorizar sobre la teoría y tener como resultado la emisión de una opinión sobre las
reflexiones efectuadas, en este sentido tenemos a la llamada metateoría que es en síntesis la
teoría de la teoría.

Una de las definiciones más conocidas sobre lo que son las teorías es la que describe Karl
R Popper quien explica: “las teorías son redes que lanzamos para apresar aquello que
llamamos „el mundo‟: para racionalizarlo, explicarlo y dominarlo. Y tratamos de que la
malla sea cada vez más fina.” (Popper, Karl R: 1973:57)

Para este autor las teorías científicas son enunciados universales, las considera como a toda
representación, sistemas de signos o símbolos y es esta condición -simbólica- lo que hace

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que no haya necesidad de diferenciar entre teorías universales y enunciados particulares
diciendo que estos últimos son concretos, en tanto que las teorías son únicamente fórmulas
simbólicas, pues de los enunciados concretos puede decirse exactamente lo mismo. Para
Popper no hay diferencia entre teorías universales y particulares, pues cualquier tipo de
teoría son fórmulas o esquemas simbólicos en los cuales se representa, cada vez con mayor
amplitud, el mundo exterior en el pensamiento del ser humano.

El contenido que da cuerpo a una teoría es un conjunto de enunciados y es la rigurosidad en


el razonamiento de dichos enunciados en donde se encuentra el nivel de cientificidad de la
teoría. Por lo que se dice que una teoría es adecuada cuando el sistema teórico está formado
por axiomas. Popper aclara que el concepto axioma no quiere decir que el enunciado sea
verdadero, para lo cual propone cuatro requisitos fundamentales para considerar que un
sistema teórico esté axiomatizado.

a) el sistema de axiomas está exento de contradicción ya sea contradicción


interna de ellos o de unos con otros; lo cual equivale a que no es deductible
del sistema un enunciado arbitrario cualquiera;
b) el sistema es independiente, es decir, no contiene ningún axioma deductible de
los restantes (o sea, que solamente se llamará axioma si no es posible
deducirle del resto del sistema). Estas dos condiciones se refieren al sistema
axiomático como tal: en lo que se refiere a las relaciones del mismo con el
conjunto de la teoría los axiomas han de ser,
c)suficientes para deducir todos los enunciados pertenecientes a la teoría que se
trata de axiomatizar, y
d) necesarios para el mismo fin: lo cual quiere decir que no deben contener
supuestos superfluos. (Popper, Karl R: 1973:69)

De todo esto podemos desprender que las teorías son probables, ya que no se tiene la
certeza de que tenga que ser únicamente falso o verdadero. Lo que permite subsistir a una
teoría es su posibilidad de contrastación Popper propone: 1) la comparación lógica de las
conclusiones unas con otras, 2) el estudio de la forma lógica de la teoría, 3) la comparación
con otras teorías, y 4) contrastarla por medio de la aplicación empírica de las conclusiones
que puedan deducirse de ella.

Otro autor, en el mismo contexto del círculo de Viena, que define a la teoría es Rudolf
Carnap, una síntesis de su pensamiento lo encontramos en Albretch Wellmer (1979) y
explica que una teoría consiste en una serie finita de postulados formulada en el lenguaje
teórico y se concibe como conjugación lógica de tales postulados. Toda teoría -explica
Carnap- es, ante todo un sistema ininterpretado, puesto que los términos teóricos conllevan
una interpretación empírica, incompleta y solamente indirecta, debido a que algunos son
puestos en contacto con predicados de observación, valiéndose de pautas de
correspondencia, y el resto se vincula con aquellos a través de postulados teóricos. De
donde las pautas de correspondencia hacen posible la deducción de proposiciones
observativas a partir de proposiciones teóricas, o bien a la inversa de proposiciones teóricas
a partir de proposiciones observativas.

12
El principio que rige la construcción de Carnap nos indica que las teorías científicas
han de tener un contenido pronosticador e intersubjetivamente comprobable. La
intersubjetividad -incluso la del lenguaje teórico- la garantiza Carnap mediante un
lenguaje observativo, físico, ejercitado en forma práctica e intersubjetivamente
unívoco. (Wellmer, Albretch: 1979: 23)

Mario Bunge nos habla de teorías empíricas que suelen diferir en varios sentidos como en
los tipos y entidades que postulan, en su estructura lógica y en su capacidad explicativa y
predictiva; en su contrastabilidad empírica y en su conformidad con la masa principal del
saber científico. Las teorías se construyen mediante diferentes formas, cada una se
construye por medio de un sistema de hipótesis que tienen como base o sustento la
predicción y explicación de los fenómenos reales… “entendiendo por teoría un sistema de
hipótesis precisas susceptibles de contrastación.” (Bunge, Mario: 1975 b: 130).

Bunge propone que la teoría científica debe cubrir una serie de requisitos para que se
distingan los síntomas de la verdad en las teorías factuales y se puedan clasificar en cinco
grupos: sintácticos, semánticos, epistemológicos, metodológicos y filosóficos.
Los requisitos sintácticos comprenden: la corrección sintáctica y la sistematicidad o unidad
conceptual. Los semánticos: la exactitud lingüística, la interpretabilidad empírica, la
representatividad y simplicidad semántica. En relación a los epistemológicos tenemos: la
consistencia externa, la capacidad explicativa, la predictiva, la profundidad, la capacidad
unificadora, la fecundidad y la originalidad. Los requisitos metodológicos son:
escrutabilidad; refutabilidad, confirmabilidad y simplicidad metodológica. Y finalmente los
filosóficos son: parsimonia de niveles, solidez metacientífica y consistencia desde el punto
de vista de la concepción del mundo.

Al ser instrumento de la ciencia, la teoría define la orientación de la ciencia, esto es por la


razón de que define las clases de datos que se han de abstraer; además está conformada por
un sistema de datos que se sistematizan, clasifican, y se relacionan entre sí los fenómenos
pertinentes; sintetiza los hechos por medio de un sistema de generalización empírica;
predice los hechos y señala los claros que hay en nuestro conocimiento.

La teoría está compuesta por hechos; y estos son empíricamente observables, no hechos al
azar, tienen un sentido de existencia y teóricamente congruentes. Son los propiciadores para
iniciar una teoría, además llevan a la reformulación o al cuestionamiento de la teoría
existente; son causa de rechazo de la teoría aquellos hechos que no concuerdan; cambian el
rumbo de orientación de la teoría; y son aquellos que aclaran y redefinen nuevamente a la
teoría.

La teoría como orientación es aquella que ayuda a elegir aquellos hechos que concuerden,
sean adecuados y congruentes con la realidad que se está cuestionando. La teoría como
conceptualización y clasificación es aquella que hace los procedimientos necesarios para
adecuar los conceptos y reclasificarlos de acuerdo al desarrollo y avance de la ciencia.

Cabe señalar que hasta aquí se han dado a conocer los postulados sobre la teoría desde una
cosmovisión científica, pero existe otra perspectiva en la que teoría y praxis no se escinden
pues ambas están interaccionadas. La teoría y la práctica suelen estar de la mano, ya que

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toma sentido -la teoría- cuando transforma al mundo y hace trabajar a la conciencia de los
hombres. La teoría adquiere valor mediante la práctica. Los principales puntos de esta
concepción sobre la teoría son los siguientes:

1) La teoría es un sistema de conceptos, categorías y leyes (saber generalizado).


2) Es el reflejo objetivo de la realidad.
3) Se encuentra indisolublemente ligada a la práctica.
4) Son estructuras complejas: a) cálculos formales; b) interpretación sustancial.
5) La teoría científica está condicionada social e históricamente.
6) Las teorías pueden servir de guía para la transformación revolucionaria de la
realidad; contribuyen a transformar la naturaleza y la vida social.
7) Las teorías sociales poseen un carácter de clase. (Tecla, J Alfredo y Alberto
Garza: 1977: 15).

A principios del siglo pasado, en 1923, en Frankfurt, Alemania un grupo interdisciplinario


del Instituto de Investigación Social, también conocido como Escuela de Frankfurt, retomó
el esfuerzo de revivir el vínculo entre teoría y praxis y desarrollo la teoría crítica de la
sociedad. Aquí la teoría adquiere el calificativo que va a complementar su objetivo, la
crítica; la teoría debe desprenderse de su carácter especulativo, explicativo, interpretativo, y
concentrarse especialmente en la crítica.

El principal representante de la teoría crítica fue Max Horkheimer quien postuló que el
conocimiento no es una simple reproducción conceptual de los datos, objetivos, sino una
transformación y reconstrucción auténtica de la realidad. (cfr. Gabán, Raúl y Habermas:
1980: 21).

En un intento por explicar la diferencia entre la teoría tradicional y la teoría crítica Max
Horkheimer señala:

…la ciencia misma no sabe porque ella ordena precisamente en esa dirección los
hechos y se concentra en determinados objetos y no otros. La ciencia carece de
autorreflexión para conocer los motivos sociales que impulsan hacia un lado, por
ejemplo, hacia la luna, y no hacia el bien de la humanidad. Para ser verdadera,
la ciencia debería conducirse críticamente para consigo misma y para con la
sociedad que ella produce. Aunque no quiere decir que las cosas que hoy figuran
en primer término no sean necesarias (quizá para nosotros, en los estados en los
que vivimos es necesario que se produzcan instrumentos para ser superiores a los
estado enemigos, para competir con ellos), pero al menos se debería ser
conciente de estos motivos y de estas relaciones. (Horkheimer, Max: 1976: 57).

Como vemos la teoría crítica toma distancia de la teoría tradicional ya que ésta parte de la
división del paralelismo entre el sujeto que observa y el objeto que se representa como
verdad contemplada. Según la Escuela de Frankfurt, el conocimiento está mediado por la
experiencia y la praxis concreta de una época la que se encuentra guiada por los intereses
de los grupos sociales, lo mismo rechaza al materialismo que no es intermediado por la
actividad humana que al positivismo en especial el positivismo lógico del círculo de Viena.

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Hasta aquí se describieron algunas de las distintas concepciones que hay sobre lo qué es la
teoría, para recapitular podemos regresar al primer planteamiento el cual nos dice que las
teorías se pueden dividir en generales y particulares; las primeras se identifican con las
propuestas positivistas de la teoría, mientras que las segundas cuando se vinculan a la
praxis, se identifican con las propuestas histórico-dialécticas.

Con lo expuesto hasta aquí podemos observar que las teorías y la lógica, la ciencia y la
ideología, como actividades del pensamiento humano, no se dan al margen de la
metodología sino que son parte de ella. En el caso particular de la teoría, su identificación
dentro de una propuesta metodológica es correlativa al ámbito de la realidad que intente
exponer y la forma en que pretenda hacerlo. Esto quiere decir que en la construcción de una
teoría si se parte inicialmente de diferentes supuestos metateóricos, estos -supuestos-
configuran diferentes maneras de concebir y captar lo social, podemos también suponer que
con los mismos supuestos metateóricos es posible construir teorías que se encuadren dentro
de la misma óptica o posición acerca de lo social. Sin embargo, eso no quiere decir que
toda investigación realizada dentro del mismo paradigma y definiendo el mismo objeto de
estudio concluya en dos trabajos iguales.

1.1.4 Conocimiento

En los apartados anteriores ya se ha hecho mención al conocimiento y se le relaciona con la


experiencia, la práctica social, así como el fin y los medios de la ciencia, podríamos decir
incluso, con la acción social concreta de los sujetos. Pues el conocimiento es lo que nos
permite comprender y actuar en el entorno biopsicosocial en el que estamos inmersos. Los
sujetos aprehendemos elementos de la cultura propia para poder interactuar en el entorno
físico y social; cuando interactuamos con otro u otros sujetos recurrimos a una serie de
aprendizajes sociales para saber cómo comportarnos: desde la manera de conducirnos hasta
entender el lenguaje verbal y no verbal de los demás, esa serie de “aprendizajes” son el
conocimiento, como diría Alfred Schutz (1979), a mano que el sujeto ha ido adquiriendo en
el transcurso del desarrollo de su experiencia cultural acumulada. Entonces el conocimiento
equivale a conocer y para entender la realidad se requiere conocer el entorno tanto físico
como social. Esto implica a lo “que se conoce, es decir el objeto que se conoce, y el quién
conoce, o sea el sujeto que conoce.

En este sentido hablamos del conocimiento del sentido común, del que necesitamos para
convivir en el día a día, pero aquí intentaremos hablar del conocimiento teórico o científico,
que como hemos venido explicando está relacionado con la metodología y la teoría, de esta
manera aparte de considerar lo qué se conoce y el quién conoce, hay que agregar el porqué
y el para qué se lleva a cabo el conocimiento.

En esta vertiente vemos que en el universo existe unidad, pero su conocimiento siempre se
divide; de tal manera que una forma de conocerlo será con los principios idealistas, o sea
que se parte de la idea, del pensamiento de los sujetos; otra consiste en el materialismo, el
conocimiento se da cuando hay una interacción constante entre los sentidos y el
pensamiento del sujeto y el objeto, ya sea social o natural que se desea conocer.

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El conocimiento es aquella forma por la que el ser humano actúa y ajusta las condiciones
para vivir de manera constante con el mundo que le rodea. Es uno de los elementos básicos
en la existencia de la humanidad, puesto que le ha permitido conocer el mundo natural,
social y asimismo como individuo y sujeto social. Dominar a la naturaleza y dar respuesta a
las interrogantes que se plantea ante fenómenos que en distintas etapas han rebasado su
capacidad comprensiva. Si para los primeros sujetos del orbe el sol, la lluvia, el fugo eran
hechos inexplicables; ahora en los inicios del siglo XXI también hay muchas interrogantes:
cómo curar el SIDA, cómo erradicar la pobreza, el hambre, cómo canalizar adecuadamente
la agresividad humana, y cómo conquistar el universo. Su avance es gradual con relación a
la historia del ser humano, diferentes etapas conforman el conocimiento. Es objeto de
reflexión y cuya reflexión crea la función básica de la teoría. Mucho se dice de la teoría del
conocimiento como encargada de hacer una exposición de los problemas que suscita la
relación entre un sujeto y un objeto, en la acción cognitiva o de conocimiento del primero
ya sea de manera conciente o no.

Una pregunta que surge es ¿existe una sola forma de conocer? A la cual se le han dado
múltiples respuestas a lo largo de la historia, pero ante todas las respuestas que se han dado
se puede proponer de manera sintética lo siguiente: el conocimiento es una habilidad
preponderantemente humana en la que se relaciona un sujeto que conoce con un objeto por
conocer. En relación a las formas de conocer, son los sentidos los que perciben las
características de los objetos de conocimiento. Esta idea tan sencilla conlleva una gran
cantidad de interpretaciones que nos trasladan del conocimiento, como expresión de una
habilidad humana, al proceso de conocimiento como una rede de funciones, experiencias,
capacidades, intenciones e intereses de los seres humanos.

Está claro que las formas de conocer trascienden el límite específico de la interacción entre
sujeto y objeto, lo que nos conduce al campo de la reflexión filosófica que busca dar
respuesta al proceso de conocimiento y los resultados han permitido construir la teoría
sobre dicho proceso, o lo que se conoce como teoría del conocimiento.

La teoría del conocimiento surge de la investigación sobre la relación que se da entre el


sujeto y el objeto, es el estudio acerca de la posibilidad, el origen y la esencia del
conocimiento. En síntesis es o representa al desarrollo histórico del pensamiento pues
existen varias propuestas de cómo conseguir el conocimiento y la compilación de las
diferentes corrientes se dio en la teoría del conocimiento.

Cabe señalar que el concepto de teoría del conocimiento, tal y como lo hemos esbozado, en
otras latitudes y tiempos se le ha denominado de forma diferente, con otros términos pero la
naturaleza y la esencia de los conceptos es el mismo, sobre el particular, Gabriel Gutiérrez
Pantoja (1984) condensa el origen de las denominaciones de la teoría del conocimiento.
Explica que: la primera aparición del concepto se encuentra en el siglo antepasado y fue
Ernst Reinhold quien en 1832 habló de Theorie der Erkenntnis (Teoría del Conocimiento).
Más adelante, en 1862 el historiador de la filosofía Eduard Zeller, utiliza la misma
expresión para ilustrar los diferentes procesos del conocimiento a través de las ideas de los
filósofos que exploran el tema. (cfr. Kropp, Gerhard: 1961).

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A pesar del uso común del término en los cursos universitarios, su utilización no es
universal, salvo en alemán que se expresa comúnmente Erkenntnistheorie cuyo significado
literal es: teoría del conocimiento, en inglés se utiliza la forma: Epistemology, concepto
cuya raíz griega es episteme que significa ciencia y logos, tratado. Este término fue
introducido por J. F. Ferrier en 1854 en su texto Institutes of Metaphisics.

Wolfiano Baumgarten intentó introducir en el alemán la palabra gnoseologie que se deriva


de las raíces griegas: gnosis, conocimiento; logos, tratado, doctrina, pero no se difundió;
donde fue mejor aceptado fue en Francia, donde se utiliza como sinónimo de teoría del
conocimiento.

El uso indistinto de las vocablos: teoría del conocimiento, gnoseología y epistemología en


el idioma español, en gran medida se debe a la traducción del idioma de algún texto que
contenga el concepto o de las referencias filosóficas que usen para el desarrollo de textos en
español. Las connotaciones que se les asignan a los términos se refieren a la misma
actividad; qué es común, cómo se produce y cuál es la posibilidad de producir
conocimiento (cfr. Gutiérrez, Pantoja Gabriel: 1984). Se hizo este señalamiento con el fin
de que cuando se encuentre alguno de estos vocablos en u n texto se conozca su origen y
significado inicial. En este trabajo se utilizará el concepto de epistemología.

De forma breve expondremos las corrientes de pensamiento que se han generado para
intentar explicar los orígenes del conocimiento:

A. Racionalismo
Esta perspectiva sostiene que el conocimiento tiene su origen en el pensamiento, fuente
verdadera y base fundamental del conocimiento humano: El pensamiento es posible por la
existencia de objetos que provocan el conocimiento, por lo cual el conocimiento real es
originado por el pensamiento, y lo real es cuando un objeto es asimilado tal y como es y no
de otra manera, si es aceptado este principio entonces los juicios cumplen la satisfacción de
una necesidad lógica y su validez es universal. De ahí que el pensamiento sea el origen del
conocimiento; pero el pensamiento es una actividad del sujeto que le es dada, esa facultad
le viene del exterior a través de la iluminación divina. Desde esta perspectiva, el
pensamiento es la gracia otorgada por la divinidad para que el sujeto por conducto de los
sentidos y la razón pueda conocer.

B. Empirismo
Esta corriente explica que el único origen del conocimiento es la experiencia pues el
pensamiento en un principio es una tabla rasa desprovista de cualquier conocimiento, sobre
la cual la experiencia va construyendo. El empirismo fundamenta su postura diciendo que
el individuo se va forjando en hechos concretos que propician un proceso establecido por la
experiencia externa (sensación) y la experiencia interna (reflexión). Así la percepción
sensorial de los objetos da paso al proceso de conocimiento y la reflexión acerca de lo
captado es lo que lo consolida.

C. Intelectualismo
Esta orientación sostiene el principio de que la razón y la experiencia son fuente del
conocimiento en forma conjunta, pero su entendimiento es todo un proceso en el cual en

17
primer instancia se reciben imágenes sensibles de objetos concretos, la razón se activa
como entendimiento, separa lo esencial del todo percibido. El entendimiento potencial
recibe el razonamiento activo lo esencial y sobre eso formula sus juicios. De estos se
forman los conceptos elementales de los que se parte para realizar un Conjunto de
operaciones en el entendimiento potencial que promueven la formulación de los conceptos
más generales con los cuales se pondrá la base para el establecimiento de las leyes lógicas
del pensamiento.

D. El apriorismo
En esta última propuesta se dice que tanto la razón como la experiencia son las que
promueven el origen del conocimiento, en esta postura se encuentra conjuntado el
racionalismo y el empirismo. Su punto central consiste en considerar que siempre existe un
a priori y sus elementos son independientes a la experiencia, pero vinculados a la razón por
lo que el conocimiento encuentra su base en la razón antes que en la experiencia. El
apriorismo se distingue del intelectualismo en cuanto que determina una división entre la
razón y la experiencia diametralmente opuesto; esto es que no se requiere que
necesariamente se de una experiencia, una interacción sensorial con un objeto para que se
origine el conocimiento, ya que se puede originar a través de la actividad pura de la razón.

En cuanto a la manera en que se presenta el conocimiento, en una etapa en la cual todavía


no hay una relación entre el sujeto y objeto han surgido algunas propuestas que ofrecen
ideas sobre la posibilidad de conocer por parte del individuo. De forma concreta son tres las
propuestas: el dogmatismo, el escepticismo y el criticismo.

El dogmatismo (dogma doctrina fija) tiene como principio la idea de que existe en los
sujetos una capacidad innata (absoluta) para conocer, por lo cual todo objeto puede ser
conocido. La posibilidad del conocimiento radica en la razón humana, puesto que los
objetos son asimilados por los individuos directamente sin que haya algún tipo de
mediación. Por lo tanto la posibilidad del conocimiento es inmediata.

En contraposición está la propuesta del escepticismo, la cual afirma la imposibilidad. Por


parte del sujeto, de aprehender el objeto de conocimiento, pues lo que se pueda pensar del
objeto difícilmente es reflejo de la percepción del mismo. Por lo que hay que evitar
cualquier juicio que pueda dar una idea falsa de ese objeto. De ahí que se exija la
justificación de la facultad cognoscitiva del individuo, esto es que el sujeto afirme por
medio de una verificación su conocimiento.

Una tercera propuesta es la del criticismo, la cual consiste en admitir la confianza en la


razón humana, pero no en una forma absoluta e indistinta como en el dogmatismo, sino que
analiza cada una de las afirmaciones de la razón para establecer la posibilidad del
conocimiento, el accionar de la propuesta señala que siempre se tenga una actitud reflexiva
y crítica ante el conocimiento (cfr. Hessen, Johan: 1981).

Como apuntamos al inicio de este apartado el debate sobre la esencia del conocimiento
tiene en la actualidad una bifurcación radical entre propuestas subjetivistas y las objetivas
que también se identifican como idealismo y materialismo, alrededor de estas posturas se

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han creado fundamentaciones filosóficas que orientan las maneras del pensamiento,
reflexión, posición política y acción social.

Ya hemos mencionado que los elementos que se conjugan en el proceso del conocer son el
objeto por conocer el sujeto que conoce y el conocimiento como resultado de la relación
sujeto-objeto. Pues bien, en la esencia del conocimiento se pondera por un lado, al sujeto y
por otro, al objeto como el elemento principal para que se de inicio al proceso de
conocimiento. De tal forma, para el idealismo, el sujeto o bien las ideas del sujeto son la
esencia del conocimiento. Mientras tanto para el materialismo es el objeto en donde recae
dicha esencia. Estas posturas son las que dan como resultado las direcciones filosóficas.
Entendiendo por direcciones filosóficas las tendencias de pensamiento que postulan, ya sea
al objeto o al sujeto como elemento iniciador del proceso de conocimiento. Los
involucrados en el debate del cual de ellos es la esencia del conocimiento asumen una
dirección filosófica.

La filosofía idealista postula que lo primero es la conciencia, la acción que lleva a cabo la
persona para vincularse al mundo que le rodea. Así las sensaciones producidas por la
percepción y en general el uso de los sentidos, surgen de una energía interna del propio
individuo. El pensamiento que se deriva de la conciencia cognoscente tiene sus propias
leyes para recrear la naturaleza que únicamente puede ser conocida en un momento dado,
pues el pensamiento no refleja el objeto que se le presenta sino que estructura al objeto a
través de la acción sensorial que él mismo realiza.

En contraparte la filosofía materialista considera que en primera instancia está la naturaleza


(el objeto), la materia, puesto que establece que ésta es eterna e infinita. Existía desde antes
de la aparición del hombre mismo y de ella fue creado. La naturaleza crea al ser humano y
su conciencia, con la que tiene posibilidad de conocer al mundo. Por tanto, para que exista
conocimiento se debe partir de la concepción de que lo primero es la materia, la naturaleza
que existe independientemente del pensamiento humano. Así que, si en la naturaleza
existen leyes que forman parte de ella, estas se proyectan en la conciencia del sujeto, la cual
recibe el reflejo de la realidad exterior. En suma, lo primario en el conocimiento es la
materia.

A estas dos posturas en la actualidad se suma una tercera vía que es la conocida como la
interacción histórica. Este tercer modelo rechaza que se resalte el objeto sobre el sujeto y
viceversa, considera esa discusión como estéril y sugiere que se elimine para ponderar que
el conocimiento es el resultado de una interacción permanente entre objeto y sujeto
alternadamente (S-O, O-S), sin que exista una predominancia de alguno de ellos. El
conocimiento se producirá como resultado de esa relación, conforme a las experiencias
individuales, en donde la práctica personal y social tendrá un papel importante.

Finalmente podemos decir que el conocimiento ha sido a través de la historia uno de los
problemas fundamentales de la reflexión humana y desde esa perspectiva, las teorías sobre
el conocimiento, las reflexiones en torno a la percepción sensorial y el razonamiento no
pueden darse de una manera acabada y absoluta.

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1.2 Las tipologías en el estudio de lo social y lo comunicacional

En este punto trataremos de explicar de manera breve los diferentes tipos de estudio que
sobre la comunicación y los medios se han realizado, hay que tomar en cuenta que la
comunicación como proceso social, tecnológico y como habilidad y capacidad individual se
ha estudiado tanto por las ciencias naturales como las sociales, disciplinas como la
fonología, la neurología, la psicología clínica; así como la matemática, la informática, la
ingeniería en transmisiones y telecomunicaciones entre otros, se ocupan del estudio de la
comunicación; pero nosotros nos centraremos en el estudio de la comunicación y los
medios en su accionar en el seno de la sociedad y sus repercusiones en el ámbito cultural,
político, económico, psíquico y social. En este sentido el análisis de lo comunicacional
como objeto de estudio social siempre está ligado a las formas metodológicas y
paradigmáticas de las ciencias sociales, es decir, sus orientaciones teóricas son el resultado
de los modos en que se plantean y se llevan a cabo los estudios y sobretodo, las
convicciones fundamentales que los sustenten, las utilidades que se les asignan son algunos
de los aspectos esenciales a la hora de realizar alguna investigación. Por lo tanto conocer
cómo se ha venido estudiando la comunicación implica saber cuáles son las lógicas de
estudio de lo social.

Esta tarea de organizar cómo se estudia la comunicación es independiente del debate que
hoy en día se da acerca de que si el estudio de la comunicación puede llegar a ser una
disciplina la comunicología o bien si es como proceso social transversal la comunicación
un objeto de estudio multi, inter y transdisciplinar. Lo cierto es que su estudio y análisis se
ha venido realizando de manera plural en cuanto a método, disciplinas y orientaciones
teóricas con cosmovisiones encontradas y contrapuestas.

Ya comentábamos al inicio del capítulo que no hay una uniformidad en cómo se ha


estudiado la comunicación, su estudio se puede dividir desde aspectos muy generales, como
por criterios más específicos. Por ejemplo, aspectos muy generales como las disciplinas que
estudian el proceso comunicacional y los medios; y factores más concretos como los
ámbitos en los que se desarrolla la investigación. Al respecto se puede distinguir entre los
tipos de investigación a petición directa de los propios medios (investigación
administrativa). Se trata de trabajos con un interés operativo que permita aprovechar al
máximo sus resultados en el plano de la cantidad de audiencia y la eficacia de operación del
medio que se trate. El segundo tipo es el que se lleva a cabo en un ámbito académico, se
trata de trabajos orientados, la mayor de las veces, por un interés crítico, pues no les
interesa el resultado inmediato y no existe compromiso alguno con medios de
comunicación ni institución alguna. Es decir, más que las acciones concretas (los niveles de
audiencia o la eficacia de algún programa o campaña política o publicitaria) se quiere
entender a los procesos culturales, psicológicos, sociales, simbólicos que se llevan a cabo,
ya sea en el proceso de la comunicación mediática o a nivel interpersonal u organizacional.
Podemos decir que a este ámbito pertenecen las investigaciones teóricas en las cuales se
aplican modelos teóricos y se aplica un enfoque deductivo en lugar de recoger datos
empíricos.

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No obstante, si estos dos tipos de estudio tienen sus grandes diferencias también hay que
señalar que actualmente se tiende a reconocer que las investigaciones administrativas
requieren soportes teóricos y que la investigación académica necesita de datos empíricos
para fundamentar y apoyar sus juicios emitidos.

En concreto las grandes empresas (especialmente las emisoras y las agencias de


publicidad) conjugan con frecuencia el enfoque práctico con el teórico,
recurriendo a análisis de contenido y análisis semiológicos de los textos, mientras
que en los enfoques académicos (y por tanto no ligados a intereses
empresariales) ya se recurre frecuentemente a una amplia y sistemática recogida
de datos empíricos prácticos (investigaciones cuantitativas mediante
cuestionarios, investigaciones sobre motivaciones, investigaciones etnográficas,
etc. (Casetti, Francesco: 1999: 33).

En ese mismo sentido, también se pueden clasificar de manera específica por el tipo de
métodos que se utilicen en una investigación y suele hablarse de estudios cuantitativos y
cualitativos; en donde los primeros se distinguen por utilizar instrumentos como el
cuestionario, las técnicas de la encuesta para recoger datos y con el método estadístico
medir frecuencias en el tipo de respuestas que se relacionan a variables que se quieren
conocer (conducta observable); en tanto que los estudios cualitativos más que medir
frecuencias intentan interpretar y analizar valoraciones, creencias a través de instrumentos
como la entrevista a profundidad, la observación participante con técnicas como el análisis
del discurso, psicográfico, etc. Y con un método etnográfico interpretar la forma en que los
sujetos construyen su visión de la realidad social (conducta no observable, forma de
pensar).

Si nos atenemos a cómo el estudio de lo social está estrechamente vinculado con la forma
en cómo se ha estudiado a la comunicación y los medios tenemos que hablar de las
cosmovisiones que aportan una serie de conceptos con los cuales se permite explicar con
fundamento metodológico la realidad social, desde esta perspectiva se puede clasificar a la
investigación según los paradigmas metodológicos que en el estudio de lo social se han
desarrollado; también disciplinariamente, así como reconocer algunas de las teorías que de
esas cosmovisiones paradigmáticas y del trabajo disciplinar se han desarrollado. Iniciemos
con los paradigmas metodológicos.

1.2.1 El funcionalismo, estructuralismo y el materialismo dialéctico como estudio de lo


social y lo comunicacional

1.2.1.1 Funcionalismo

El funcionalismo inicia con las ideas que desarrollo Emile Durkheim, sociólogo francés
cuyos trabajos, en los que abordó el tema, los escribió en la última década del siglo
antepasado. Durkheim se ocupó de ampliar el concepto de función que ya había sido
esbozado por el filósofo inglés Herbert Spencer cuando explicaba la evolución de las
sociedades.

21
Emile Durkheim establece el concepto de función en analogía al organismo biológico,
especificándola como la satisfacción de una necesidad, lo que significa que lo mismo un
sistema social como un orgánico tienen determinadas necesidades de cuya satisfacción
depende su supervivencia. Si la función es la satisfacción de una necesidad; en el
organismo vivo la satisfacción fisiológica es lo que mantiene la vigencia de una
corporeidad; en el organismo social , su vigencia e integridad dependen del establecimiento
de una armonía general, de un orden.

Durkheim piensa que las necesidades de los sujetos se originan por la tradición y ésta no es
una actividad mental de un solo individuo; por el contrario del conjunto de las diferentes
conductas que coinciden como acción social, misma que resulta de ese conjunto y norma lo
mismo al colectivo social como al individuo. “La sociedad no es una simple suma de
individuos, sino que el sistema formado por su asociación, representa una realidad
específica, con caracteres propios. Sin duda no puede producirse nada colectivo si no están
dadas las conciencias particulares.” (Durkheim, Emile: s/f: 85). La acción de la sociedad es
un hecho colectivo que norma las acciones personales, y esa acción normadora venida de
las individualidades para formar la conciencia colectiva Durkheim la identifica como un
hecho social.

Los hechos sociales que se desprenden de las acciones de la conciencia colectiva, en el


desarrollo histórico deben entenderse como una totalidad, pero esta no nace por sí misma
de manera aislada de la relación de hechos, al contrario es parte de esa relación. Para
explicar el hecho siempre han de encontrarse las causas que lo produjeron, sólo así se logra
saber la función que cumple “…cuando se emprende la explicación de un fenómeno social
hay que investigar separadamente la causa eficiente que lo produce y la función que
cumple. Nos servimos de la palabra función, preferentemente de fin u objeto, precisamente
porque los fenómenos sociales, generalmente no existen en vista de los resultados útiles que
producen,” (Durkheim, Emile: s/f: 80).

La función, siendo el objeto que nos ocupa, está orientada a la satisfacción de las
necesidades sociales y se logra si se tiene algún fin social, a su vez este fin es el
mantenimiento de la convivencia, de la armonía, del orden social.

Posteriormente el concepto función tuvo repercusión en el trabajo del antropólogo inglés


Radcliffe-Brown. Para él, al igual que Durkheim, comparar a la sociedad con u n
organismo es fundamental. Lo que los diferenció fue que para el antropólogo el concepto
de necesidad no era el más conveniente, sino que debía utilizarse la expresión condiciones
necesarias para la existencia. Esto evitaría ambigüedades y la posibilidad de una
interpretación teleológica (enfoque disciplinario del estudio de los fines u objetivos de los
individuos) en la que la necesidad sea el motivo que active a la sociedad que le de su
función y propone que la función se entienda de acuerdo con las condiciones necesarias
para la existencia de la sociedad.

De esta manera la función es la actividad que lleva a cabo cada individuo en una sociedad
dada, dicha función se complementa para conjugar la relación orgánica entre cada uno de
los roles; por ejemplo: en el ámbito familiar cada sujeto tiene un status y desempeña un rol
(padre, madre, hijos, nuera, primos, etc.), en el laboral también (director, jefe, empleado,

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secretaria, etc.) y así en cualquier otro ámbito. En suma, la totalidad orgánica la constituyen
las funciones desempeñadas. De ahí que según Radcliffe-Brown función es la contribución
que una actividad particular hace a la actividad total de la cual es parte.

En la definición del término función, Radcliffe-Brown expresa otro concepto en el que


inserta a la función, se trata de la estructura social con el cual le otorga un matiz nuevo a la
metodología funcionalista y la complementa como estructural funcionalismo. La propuesta
del antropólogo es expresada de la siguiente manera:

Si examinamos una comunidad podemos reconocer la existencia de una


estructura social: los seres humanos están conectados por un conjunto definido
de relaciones sociales dentro de un todo integrado… La continuidad de una
estructura se mantiene a través del proceso de vida social, el cual consiste en las
actividades interaccionadas de los seres humanos individuales y de los grupos
organizados en los cuales están unidos. La vida social de la comunidad se define
aquí como el funcionamiento de la estructura social. (Radcliffe-Brown en Stern,
Claudio: 1970: 45).

De este modo, la estructura social es la totalidad en la que se vinculan las diferentes


funciones de los sujetos que la componen, y solamente se mantiene cuando hay disposición
para ampliar el rol que desempeña cada individuo. La continuidad estructural es para
Radcliffe-Brown lo que para Durkheim es la armonía general, el orden social.

Otro autor importante en la edificación del paradigma funcionalista es el antropólogo


Bronislaw Malinowski, este investigador se diferenció de los anteriores por intentar
formular de manera más sistemática el enfoque funcionalista y que su orientación no girara
en torno a la pura satisfacción de necesidades para mantener el orden social o la
continuidad estructural y lo refirió a una serie consecutiva de elementos que forman la
sistematicidad de la metodología funcionalista.

Son cuatro los elementos que componen su serie consecutiva, el primero es la función, el
segundo su teoría de las necesidades, el tercero su concepto de problemas universales y el
cuarto que es el concepto de sistema interconectado.

Sobre su definición de función, Malinowsky la explica como la posición de un grupo en


relación a la comunidad como un todo, esto es, los diversos grupos de un sistema social
cumplen un rol que se conjuga en un marco general de la cultura. De esta manera la función
será tan sólo un instrumento para identificar y articular a los componentes de la unidad
cultural. Para reforzar su noción de función desarrolla su teoría de las necesidades y la
sustenta en dos axiomas, primero: toda cultura debe satisfacer al sistema biológico de
necesidades, como las establecidas por el metabolismo, la reproducción, las condiciones
fisiológicas, en fin toda necesidad de cubrir la protección vital del organismo; y segundo, se
refiere a que dentro de la cultura todo logro que implique el uso de artefactos y
simbolismos es una ayuda a potenciar la anatomía humana y se refiere directa o
indirectamente a la satisfacción de una necesidad del cuerpo. Conforme a esta postura
existen dos elementos fundamentales que establecen lo qué es la necesidad. En un primer
momento tenemos la necesidad de encontrar protección vital del organismo frente a la

23
naturaleza, y en segundo lugar las necesidades que se van configurando por el mismo ser
humano en su devenir histórico. De ahí que por función se entienda la participación de los
distintos grupos institucionales en una cultura, mismas que satisfacen las diversas
necesidades existentes.

De la teoría de las necesidades se desprende la existencia de problemas universales a los


cuales cada cultura les procura dar solución de forma diferente. Para Malinowski la cultura
desarrolla dos procesos que le permiten mantener el comportamiento repulado de los
miembros de una sociedad, estos son el entrenamiento y el de autoridad. Así los problemas
educacionales, la enseñanza de habilidades, conocimientos, costumbres y principios ético-
morales, deben estar presentes en toda cultura. El cumplimiento de ciertas reglas así como
la fuerza que mueve todo el entrenamiento implica una coerción o autoridad, podemos
definir este proceso como la dimensión política, la cual está presente en cualquier cultura, y
forma el conjunto de instrumentos imperativos para el desarrollo de la sociedad junto a la
educación, la economía y las normas jurídicas. En resumen, la propuesta de Malinowski
sostiene que estos tres aspectos: la función de los grupos institucionales, la teoría de las
necesidades y los problemas universales son el conjunto que nos sirven de base para un
análisis funcional.

Los rasgos de estos tres autores se mantienen en las ideas sobre el funcionalismo; en esta
postura metodológica no hay un énfasis evolucionista ya que las interpretaciones se llevan a
cabo en las funciones existentes y actuales, pues interesan principalmente los fenómenos
presentes. No hay un interés por los hechos del pasado para entender el presente. Bajo estos
principios se elimina el tiempo como base importante de la interpretación de lo social, no
interesa ni el pasado ni el futuro.

Dichos planteamientos tendientes a estructurar una base metodológica consistente, son


retomados y readecuados por Talcott Parsson, sociólogo estadounidense para quien el
sistema social constituye un orden persistente, donde la unidad cuyas partes integrantes
adquieren sentido y significación, únicamente en la medida en que haya una relación mutua
y esta no se entiende si no se ve en relación del todo. El cuerpo social sobrevive en un
estado de equilibrio relativo pues puede ser alterado si se produce una desorganización en
el sistema. Para evitarla, el mismo sistema desarrolla varios mecanismos dirigidos a
mantener el equilibrio, a través de la interacción entre los elementos componentes cuidando
que sus funciones sean complementarias dentro del estatus y del rol que corresponde a cada
actor social. En esta visión se fundamentan los principios del estructural-funcionalismo.
Quien también hizo contribuciones al funcionalismo fue Robert Merton.

Merton, aunque da por sentado el principio funcionalista, lo niega como verdad absoluta y
realiza nuevos aportes que contribuyen a consolidar la noción a partir del supuesto de que:
“todo conflicto social procede de alguna tirantez de las partes, alguna disfuncionalidad.”
(Merton; Robert K.: 1957)

La escuela funcional o sociología norteamericana está representada por Merton, Parsons y


Sorokin.

24
Bajo estos principios la comunicación ha sido ha sido estudiada y ha analizado tanto al
emisor como al receptor y al mensaje. Charles R. Wright, uno de sus principales exponente
afirma en relación al funcionalismo. “trata de esclarecer las condiciones para la
investigación funcional de los medios de comunicación masiva estableciendo las funciones
que pueden atribuirse a cada medio y la manera en que pueden atribuirse a través de la
investigación.” (Wright: 1972: 20).

Por su parte, Harold Lasswell añadió: “El funcionalismo parte de una metodología que
tiene su origen en cinco preguntas básicas: quién dice, qué dice, en qué canal, a quién, con
qué efecto.” (Laswell: 1984: 13). Estas preguntas son la base para analizar cualquier tipo
de investigación que se realice desde el punto de vista funcionalista. Como ya
mencionamos, el concepto funcional de la cultura pone énfasis en el principio de que “toda
civilización, toda costumbre, objeto material, idea y creencia desempeñan alguna función
vital…” (Merton: 1980: 104). En suma, el funcionalismo estudia las funciones y
disfunciones, conflictos y el equilibrio dentro de la sociedad y la estructura social. Se puede
decir que para estos teóricos de la comunicación el concepto más importante fue el de
función, mismo que a decir de Robert K. Merton, está dirigido a las consecuencias
observables y no a las disposiciones subjetivas (motivos, propósitos, finalidades).

El modelo funcionalista de la comunicación adaptó la forma en la que los conductistas


veían a la sociedad. Los estímulos que tomó en cuenta son aquellos que se originan en los
órganos de la sociedad o los afectan. Un órgano social en el sentido más amplio puede ser
representado por los grupos de opinión y los consumidores, amén de los tradicionales
órganos -según el organicismo- iglesia, familia, empresa, escuela, etc.

La ecuación conductista estímulo-respuesta se sustituyó por la fórmula emisor-receptor con


el fin de tener en cuenta la tesis funcional de la adaptación, según explica, un órgano está
adaptado al organismo y el organismo a sus órganos, de ahí que se busque que haya un
control de la respuesta al estímulo enviado para evitar comportamientos disfuncionales que
comprometan la reproducción del sistema social.

Con el fin de establecer una distinción entre lo que es funcional, disfuncional y afuncional
en u n organismo, ya sea biológico o social, se adoptó la tesis de Spencer en el sentido de
que todo estímulo que contribuya al aseguramiento de la función asignada al órgano es
funcional, y todo aquél que rompa el desempeño de esa función es disfuncional. Y, los
estímulos que no afectan a las funciones socialmente necesarias se consideran afuncionales.

Conforme al funcionalismo, la labor de emisiones de comunicación la pueden llevar a cabo


el emisor, el mensaje, los efectos, el acontecer y la retroalimentación. El concepto de
emisor fue popularizado por esta corriente de pensamiento y se refiere más al interventor
que al productor de comunicación. Esto es, se tiende a personalizar la institución emisora
en su portavoz (emisor-vocero), entienden que el emisor actúa funcionalmente en la medida
en que exprese de forma adecuada los puntos de vista de la institución representada.

En el modelo funcionalista se recurre a un sistema exterior, al sistema de comunicación, en


el cual están situados los valores, normas y pautas de conducta de la sociedad: este es el

25
sistema axiológico. Merced a dicho sistema, el emisor puede establecer comunicación con
sus receptores y asegurar su respuesta.

El concepto de mensaje en el funcionalismo se refiere a toda representación o modelo del


mundo, tomando en cuenta las características de los datos de referencia distinguen varios
tipos de mensajes: los icónicos, los escritos y orales. La forma en que la comunicación
refuerza las funciones que las personas deben cumplir tiene que ver con la manera que
emplean los comunicadores para que las representaciones de realidad coincidan con el
modelo de mundo socialmente establecido (modelo de mundo que es calificado por el
funcionalismo como sistema de valores aceptado).

Los efectos que el funcionalismo toma en cuenta son las representaciones que los mensajes
inducen en el público receptor. A estas representaciones se les suele llamar opinión pública
o estado de opinión, y marcan el aspecto organicista de la concepción de los efectos.
También incluye los efectos que expresan el comportamiento social mensurable como
votar, comprar, escuchar -música, radio- sintonizar -canales de TV, programas- fumar o
beber, entre otros.

La retroalimentación es un elemento necesario. Los teóricos funcionalistas reconocen que


en el marco del sistema de comunicación masiva no existe tal retroalimentación, sin
embargo, ésta queda asegurada fuera del marco del sistema de comunicación por la
conducta social, en tanto es un componente de la acción social.

El acontecer (cualquier hecho novedoso) es disfuncional en la medida que modifique al


sistema social y afecte a las relaciones funcionales en marcha; por consiguiente, el
funcionalismo tiende a integrar todo suceso novedoso con lo anteriormente establecido,
seleccionando algunos datos que le permitan reconstruir el mundo “aceptado”. Cuando este
recurso no es posible optan por excluir el hecho social.

Por ello la comunicación inspirada en la concepción funcionalista se ocupa comúnmente de


contenidos comunicativos atemporales, de personajes ahistóricos y de problemas
personales; en suma, únicamente afectivos. Cuando debe abordar hechos de actualidad que
introducen conflictos sociales o institucionales se opta de forma sistemática por la
comunicación reproductiva, es decir, sólo se limita a describir los hechos sin analizarlos a
profundidad.

Wright considera que son cuatro las principales funciones que genera la comunicación
masiva en el seno del sistema social, las cuales afectan al individuo y a la misma sociedad.

a) El tratamiento de la información
b) La distribución de la información relativa a los sucesos que se producen en el
entorno y la prescripción de las conductas de adaptación a los sucesos relatados
(correlación)
c) La enculturización, es decir, las actividades destinadas a la comunicación de la
herencia de normas sociales, informaciones, valores, etc. De un grupo a otro o de
una generación a otra (transmisión cultural)

26
d) Finalmente el entretenimiento, es decir las comunicaciones destinadas a distraer al
público y ocupar su ocio.

1.2.1.2 Estructuralismo

En el punto anterior se utilizó el concepto estructura, que fue la base del estructural-
funcionalismo (principio metodológico de la sociología estadounidense), ahora bien, el
concepto de estructura del que se desprende la propuesta metodológica del estructuralismo
tiene otra génesis y desarrollo que se asienta en Europa, en particular en Francia.

El estructuralismo como metodología se divulga en París en la primera mitad de la década


de los años 60, es un enfoque que consiste en tomar en cuenta la interrelación y la
interdependencia de las partes dentro de un todo. De ahí su validez universal que lo hace
aplicable a la lingüística, la economía, la matemática, la psicología, la estética, etc.

El término estructura cuya raíz latina es struere, que significa construir. Hoy se entiende
por estructura el modo en que las partes de un todo se conectan entre sí. Para descubrir la
estructura es necesario realizar un análisis interno de la totalidad, diferenciando el sistema
de sus relaciones. Aparece así la estructura, que es el esqueleto del objeto estudiado, la que
permite distinguir lo esencial de lo accesorio, y ver el mecanismo de su funcionamiento.

Una estructura es un sistema de transformaciones, con sus leyes, y que por el juego mismo
de esas transformaciones se conserva o se enriquece, sin llegar más allá de sus fronteras o
recurrir a elementos extraños. Vista así la estructura comprende tres caracteres que son el
de la totalidad, transformación y autorregulación.

Cada uno de esos caracteres es el principio básico para entender a la estructura. A) La


totalidad: la estructura está formada por elementos que son independientes del todo, pero se
encuentran subordinados a leyes que caracterizan al sistema como una estructura. Dichas
leyes son llamadas de composición, éstas no se reducen a simples asociaciones
cumulativas, sino que transmiten al todo propiedades de conjunto distintas de las de los
elementos. Sin embargo, la independencia de cada elemento en la estructura, únicamente
tiene sentido en su conjunción con el todo, pues en la integración adquieren su identidad
correlacionada. B) Las transformaciones: las totalidades estructurales se derivan de las
leyes de composición, cualquier estructura es en sí estructurante y estructurada.
Estructurante en tanto que adquiere su carácter de totalidad específica, concreta y,
estructurada porque es la multiplicidad de elementos la que conforman. Estas condiciones
nos conducen al segundo carácter de la estructura, las transformaciones. Si hablamos de
estructurada nos referimos a un objeto atemporal, estático, existente, debido a que éste
existe en sí y para sí. En tanto, si aludimos a lo estructurante, es el proceso de de formación
de lo estructurado por lo que hay momentos de génesis y construcción. Es decir, toda
estructura alcanzará su atemporalidad cuando se haya formado, pero en tanto no lo logre,
estará en un proceso de transformación. C) La autorregulación: el tercer carácter básico de
las estructuras es que disponen de capacidad para autorregularse por ellas mismas, lo que
significa una tendencia a la conservación y a la vez un proceso de enclaustramiento en sí
mismo. Esto quiere decir que cuando las estructuras ya están formadas buscan preservar las
condiciones de sus elementos y a cerrarse en sí mismas para evitar cambios o

27
transformaciones. Pero el enclaustramiento no es absoluto con relación al exterior, pues si
bien en el interior de la estructura se busca la preservación de los elementos, hacia el
exterior se puede vincular con otras estructuras, lo que implica integración y conocimiento
de estructuras más grandes, las subestructuras no se modifican sino que se enriquecen con
la ampliación de sus fronteras.

La praxis estructuralista se centra en la búsqueda de la sustancia, es decir, lo que está


debajo, lo no perceptible en la superficie, parafraseando a Humberto eco, la estructura
ausente; se reduce a la descomposición de un objeto para reconstruirlo de tal manera que
pueda descubrirse su funcionamiento. No es una praxis en el sentido marxista: el
estructuralismo tiende a conocer el mundo pero no para modificarlo; lo modifica para
conocerlo, más allá de las consecuencias prácticas que pueda tener el conocimiento
obtenido. El antropólogo Levi-Strauss es considerado el mayor teorizador de este método y
de la actitud filosófica que implica. Las propuestas de Levi-Strauss encuentran un pilar en
las investigaciones y razonamientos de Ferdinand de Saussure sobre la lingüística. Saussure
al definir el lenguaje como un sistema de signos que expresan ideas propone la creación de
una ciencia nueva en la que se agrupen o relacionen todos los símbolos comunicativos, no
sólo los lingüísticos. Esos símbolos que no están dispersos, aislados sino que forman parte
del conjunto que los identifica y permite también separarlos de otros conjuntos. (cfr.
Saussure, Ferdinand: 1979).

Saussure utiliza el término sistema en la misma forma que Levi-Strauss, medio siglo
después lo utilizara como estructura. Esos conjuntos o sistemas que se presentan como
unidad al sujeto para su identificación cognoscitiva, crean la preocupación fundamental de
aprehender objetivamente la realidad, y para transformar lo real en objeto de la ciencia. O
sea, el objeto existe en la realidad como algo expuesto, dado en sí, pero sólo tiene
significatividad en el momento en que el pensamiento pueda descubrir y explicar su
estructura, la misma es inmanente al objeto pero no manifiesta.

Levi-Strauss hace suyas esas observaciones como punto de partida para proponer el método
estructuralista cuando afirma “la explicación comienza únicamente cuando hemos llegado a
construir nuestro objeto.” (Levi-Strauss, Claude, en Louis Mollet et all: 1975: 40). La
contribución al análisis científico según este autor debe avanzar en tres etapas: 1) la
observación de lo real; 2) la construcción de los modelos y; 3) el análisis de su estructura.

El estructuralismo tiende a ser un método general, una lógica vinculada a todos los sectores
del conocimiento; es un método que ha servido de unión a las diferentes ciencias. El
epistemólogo Jean Piaget dice que se puede hablar de estructura cuando cada uno de los
elementos que la componen depende, parcial o totalmente de esas características de
totalidad.

La noción de estructura social implica la percepción de esa totalidad de partes vinculadas


entre sí. Si bien puede haber un estudio estructuralista de grupos elementales o de grupos u
organizaciones más complejas, cuando se habla de estructura social se está haciendo
referencia especialmente a la sociedad global, compuesta de “partes” o “sectores”
susceptibles de distintos análisis y en recíproca dependencia, pudiendo ésta variar desde un
mínimo o total independencia hasta una máxima interdependencia.

28
El sociólogo considera a la sociedad como una totalidad, la encara como un todo, diferente
a la suma de sus partes, ya que la relación entre individuos la modifica, constituyendo un
sistema de relaciones, esto es, una totalidad. Esta totalidad está formada por distintos
componentes: personalidades individuales, la interacción social de esos individuos, las
variables relativas a la disposición espacio-tiempo de los grupos, las actividades como tales
independientemente de quienes las realizan, el comportamiento cultural referido a ideas,
normas, valores y creencias, y por último, los mecanismos de interacción de todos estos
componentes.

En el ámbito de la psicología los estudiosos de esta disciplina adoptaron el análisis


estructural especialmente en relación con la influencia de la lingüística, fue Jacques Lacan
que consideró que todo psicoanálisis pasa por el lenguaje del analizador y del analizado. En
el caso del psicoanalista las opiniones son reducidas pero tendientes a influir en el
razonamiento del psicoanalizado; mientras que el analizado debe traducir su simbolismo
inconciente individual a un lenguaje socializado y consciente. Basado en esos principios,
Lacan retoma el estructuralismo lingüístico para intentar descubrir nuevas estructuras de
transformaciones donde tenga cabida lo irracional de la inconciencia y lo inexplicable de
los símbolos que tiene un individuo, para canalizarlos a través del lenguaje, es decir, el
psicoanálisis no tiene más que un medio para poder actuar; la palabra del paciente.

Para Lacan la fuerza combinatoria del pensamiento a través de los significantes constituye
la realidad humana pues el inconciente está estructurado como lenguaje. La estructura del
inconciente surge por la yuxtaposición que tiene con el lenguaje, y el lenguaje es el medio
simbólico que expresa la estructura del inconciente. De ahí que la estructura no forma parte
de la conciencia, debe buscarse en el inconciente a través del lenguaje.

Como se puede observar en el paradigma estructuralista el lenguaje constituye un elemento


clave para el estudio de la conducta no observable, no medible y no cuantificable, para el
estructuralismo el estudio de lo social y lo cultural está en concebir esos ámbitos como un
universo simbólico y es el lenguaje el que representa la forma de pensar e interpretar al
mundo.

Desde esa perspectiva, el estructuralismo cuestiona el esquema emisor-receptor y sus


variaciones señalando su dependencia del modelo “telegráfico”, por su linealidad, pues no
contempla las tramas complejas que comporta toda situación comunicacional. Tales tramas
conllevan la interacción de los elementos puestos en juego y es esa interacción la que incide
sobre el sistema modificándolo; este fenómeno recibe el nombre de retroalimentación
(feed-back). Así formulados los hechos comunicacionales no podrán ser abarcados por el
modelo “telegráfico”, que supone su identidad en el decurso del tiempo, el que debería ser
sustituido por otro que diera cuenta de esas transformaciones.

La noción de código asociada al modelo “telegráfico” también ha sido puesta en cuestión


desde dos ángulos distintos. Uno, derivado de la crítica general al esquema emisor-receptor,
que supone la inclusión de códigos particulares en tramas complejas que siempre
compartan más de un solo repertorio de unidades (si dos personas conversan no lo hacen
sólo con palabras, éstas están asociadas a los gestos, posiciones corporales, etc.). Otro
ángulo crítico se ha delineado a partir del vínculo que se establece con el código por parte

29
de los interlocutores. Los códigos, tanto en su uso como en su adquisición ontogénica, no
podrían disociarse del desempeño del conjunto de las instancias psíquicas. Este enfoque ha
sido estimulado por el psicoanálisis, en cuya óptica el vínculo con los códigos sería al
menos doble: conciente e inconciente¸ la práctica con los códigos implicaría entonces una
imbricación de determinaciones que comportan el entrejuego de ambas instancias.

Tales críticas sumadas -la de origen interaccional, la psicoanalítica- permitirían concluir:


a) que comunicarse o ser comunicador social, más que un acto volutivo o un gesto moral
constituye una condición de existencia (no se puede no comunicar); b) que nuestra relación
con los códigos es siempre parcialmente opaca, lo que implica límites (o condiciones) no
inmediatamente manejables por la intención conciente.

Desde el estructuralismo se ha postulado a la comunicación como un fenómeno que


engloba el conjunto de la cultura. Así más atento a los fenómenos textuales, ha realizado
esfuerzos por desentrañar la trama de discursos sociales que se le atribuyen como fenómeno
observable. Ha elaborado sus puntos de vista gracias al aporte por vía del desarrollo, de la
antropología y de la semiótica o de la semiología.

La homologación (o tendencia a ella) entre cultura y comunicación, o bien la acentuación


de sus relaciones, ha producido una transferencia de problemas: es decir, tratar los
problemas de comunicación como problemas culturales o, a la inversa, los problemas
culturales como problemas de comunicación.

1.2.1.3 Materialismo histórico-dialéctico

Otra de las perspectivas metodológicas que han adquirido gran auge entre los estudios de
las ciencias sociales es el materialismo histórico-dialéctico. Utilizamos ese concepto
compuesto porque en la configuración inicial de este paradigma, las partes integrantes; la
concepción materialista de la realidad, la particularidad del momento histórico y la
dinamicidad del movimiento dialéctico, están estrechamente unidos.

El materialismo dialéctico considerado generalmente como la filosofía del marxismo, surge


de la combinación de dos filosofáis burguesas: el materialismo mecanicista de las ciencias
naturales y la dialéctica idealista hegeliana. Marx utiliza al primero como concepción de la
realidad y a la segunda como método de análisis.

Los postulados principales del materialismo dialéctico se presentan como leyes generales
que gobiernan la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Sostiene que lo material y lo
ideal constituyen una unidad contradictoria, donde lo material es lo básico o fundamental.
La materia puede existir al margen e independientemente de la mente, pero no puede
ocurrir lo contrario; la mente surgió históricamente de la materia y no puede existir sin ella.
La sensaciones que recibe el espíritu humano corresponden a una realidad exterior
verdaderamente existente, y las ideas y los conceptos son el reflejo en la mente de objetos
exteriores susceptibles de ser aprehendidos por la inteligencia: la realidad es cognoscible.
Lejos de ser algo estático, la realidad constituye una unidad contradictoria que, en virtud
del conflicto entre sus componentes antagónicos, se encuentra en un proceso de cambio
histórico progresivo y constante. Estos cambios, que pueden ser graduales, revolucionarios,

30
a saltos, continuos o discontinuos, requieren de leyes lógicas dialécticas para ser explicadas
dada la insuficiencia de la lógica formal para hacerlo.

El materialismo histórico ha sido caracterizado por Engels como esa concepción de los
derroteros de la historia universal que ve la causa final y la fuerza propulsora decisiva de
todos los acontecimientos históricos importantes en el desarrollo económico de la sociedad,
en las transformaciones del modo de producción y de cambio, en la consiguiente división
de la sociedad en distintas clases, y en las luchas de estas clases entre sí (cfr. Engels,
Federico: 1975). El materialismo histórico constituye la interpretación marxista de la
historia y de la sociedad.

Según ella, la estructura económica de la sociedad, también llamada infraestructura,


conformada principalmente por las relaciones de producción, es la base real sobre la que se
levanta una superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas
de conciencia social (cfr. Marx, Karl: 1975). Las relaciones de producción se corresponden
con una determinada fase del desarrollo de las fuerzas productivas (métodos técnicos de
producción, los medios de producción, los instrumentos y la fuerza de trabajo). Cuando las
relaciones de producción se convierten en un obstáculo para el desarrollo de las fuerzas
productivas, la sociedad entra en un período revolucionario, resolviéndose el conflicto a
favor de las fuerzas productivas mediante la constitución de nuevas relaciones de
producción más adecuadas a las necesidades sociales.

Las fuerzas productivas, conjuntamente con las correspondientes relaciones de producción


y especialmente el régimen de propiedad privada constituyen el modo de producción. Las
instituciones políticas y sociales constituyen según Marx, la llamada superestructura, el
carácter que adquieren estas instituciones está determinado por la naturaleza de la
infraestructura económica. La superestructura refleja el modo de producción existente,
además de consagrar y promover las relaciones de producción correspondientes a dicho
modo de producción. La infraestructura determina y produce las instituciones jurídico-
políticas más adecuadas para estabilizar y organizar una sociedad, siendo un principio del
materialismo histórico el hecho de que la superestructura a veces reaccione y afecte a la
estructura económica.

La fuerza motriz que impulsa los cambios sociales es la lucha de clases, concepto
fundamental del materialismo histórico. “La historia de todas las sociedades que han
existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clase”. (Marx y Engels: 1975). La
clase social está compuesta por un conjunto de individuos definidos por el lugar que ocupan
en el proceso productivo en razón de su relación con los medios de producción; por
ejemplo, en el capitalismo hay propietarios y no propietarios de dichos medios de
producción. Los integrantes de una clase social “viven bajo condiciones económicas de
existencia que los distinguen por su modo de vivir, por sus intereses y por su cultura de
otras clases, y los oponen a éstas de un modo hostil” (Marx: 1975). El triunfo o fracaso
final de una clase determinada está condicionado por su relación con las fuerzas
productivas; tendrá su hegemonía asegurada aquella clase que tenga aptitud de favorecer el
desarrollo de dichas fuerzas.

31
El Estado es considerado por el marxismo como una institución superior a las demás, cuya
función es la de instrumento de la clase dominante a fin de mantener su dominio y la
sujeción de las clases oprimidas.

Dentro de estos principios, el enfoque del materialismo-histórico-dialéctico considera que


los medios de comunicación operan en primera instancia para justificar y apoyar el status
quo a expensas de la gente común y corriente. Se plantea que los medios de comunicación
son parte de la superestructura y, por ende, sirven para el control y la ideologización de los
sujetos. En los estudios sobre la comunicación y los medios de comunicación desde esta
perspectiva metodológica se encuentren ciertas características que las identifican:

a) son de alcance macro-contextual. Analizan la amplia influencia de los medios sobre


todo el ámbito socio-cultural y económico.

b) Su propósito es generar cambios en las políticas de comunicación y en los medios


de comunicación; así como en la cultura en general. Las teorías críticas proponen
que se debe de modificar el régimen de propiedad de los medios para evitar la
concentración y propiciar la apertura y diversificación de los mismos.

c) Investigan como se dan las relaciones de poder. La verticalidad, la falta de


pluralismo, la gran concentración de los medios en pocas manos, entre otros son los
intereses de este paradigma teórico.

Los medios de comunicación, las escuelas y otras instituciones se ocupan de transmitir la


ideología de la clase dominante y crean las condiciones en las conciencias de los sujetos
para que el sistema social se mantenga vigente. Entendiendo por ideología lo que explica
Antonio Paoli: “Parte del proceso social es el conjunto de opiniones (ideas, creencias y
visiones del mundo) más o menos estructuradas que tienden a legitimar un orden de cosas e
imprimirle una resistencia. A este conjunto de opiniones le llamamos ideología”. (Paoli,
Antonio: 1990: 52).

La conciencia no surge de manera espontánea sino como resultado del intercambio social.
“No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia”.
(Marx y Engels: 1974: 26).

El materialismo histórico-dialéctico se basa en la categoría de totalidad, la cual determina el


predominio del todo sobre las partes. Esta premisa permite una concepción de la realidad de
manera integral al comprender a todos los procesos sociales y no permitir que alguno quede
aislado de los demás.

Este enfoque paradigmático planteó sus principales problemas al estudiar las relaciones
sociales de producción y el papel que desempeñan los medios de comunicación en la
difusión de una ideología determinada. El descubrimiento de una ideología que impone una
falsa conciencia trae consigo la búsqueda de una forma de revertir el proceso.

Como ya se mencionó en puntos anteriores se considera a la Escuela de Frankfurt como


seguidora de la tradición marxista y generadora de la teoría crítica, y han sido sus ideas

32
redescubiertas y su influencia se puede ver que sobre la teoría crítica contemporánea han
hecho a) la teoría cultural inglesa y b) la escuela latinoamericana de comunicación.
Stuart Hall (1980) fue el primero en desarrollar la idea de los medios como un foro público
en el que varias fuerzas luchan para dar forma a las percepciones de la realidad cotidiana.
La Escuela de Lester retomó la mayoría de las propuestas teóricas de la Escuela de
Frankfurt. Pero los ingleses se propusieron profundizar en el análisis de la problemática
cultural y de la política económica que involucra a los medios de comunicación.

Entre otras cosas, este grupo de estudiosos planteó que el análisis de los mensajes masivos
se debía realizar en el contexto en el que estos se producían. Las comunicaciones masivas
no se pueden estudiar de manera aislada, sino dentro del contexto del sistema social y
cultural en el que se producen. En esta escuela se reunieron investigadores como Raymond
Williams, Gram. Murdock, Meter Holding y James D. Hallorand. (cfr. Hall, Stuart: 1982).

En este contexto también se recibieron aportaciones de Roland Barthes, quien denunció que
los lenguajes siempre contienen los intereses de la clase o grupo social que los emite y
corresponden a sus formas de ordenar y percibir el mundo y la realidad.

En Chile, Armand Mattelart intentó reunir metodologías y herramientas que develaron la


fuerza del imperialismo estadounidense y su hegemonía en los medios de comunicación
latinoamericanos. Junto con él estaban su esposa Michael y su colega Ariel Dorfman.

En la década de los 60 los análisis se centraron en buscar la democratización de los medios,


disminuir la concentración de la propiedad de los mismos e incluir más al Estado como
emisor y, la participación de la sociedad civil en los contenidos. Para la década de los 80, y
permanece a la fecha, la preocupación por crear medios alternativos para la expresión
popular u ocupar espacios en los medios tradicionales para la comunicación de los grupos
minoritarios y generar contenidos mediáticos denominados independientes.

1.2.2. Disciplinas

Continuando con el esfuerzo de presentar un panorama sobre las tipologías en el estudio de


la comunicación y los medios es necesario, si se quiere delinear un cuadro global de los
diferentes modos de estudiar la comunicación social también. Tomar en cuenta algunas de
las disciplinas que concurren en el análisis.

Para referirse a nuestro campo de estudio se utiliza con frecuencia el plural


(ciencias de la comunicación) no tanto porque exista una diversidad de modos de
aproximarse a la realidad estudiada -eso ocurre en la práctica totalidad de los
saberes- sino porque el propio objeto estudiado es en realidad un conjunto
amplio y diverso de fenómenos sin características comunes y por eso mismo
difícilmente agrupables. (Martín Algarra, Manuel: 2007: 1).

Efectivamente como hemos venido sosteniendo el proceso comunicativo es inherente al ser


humano, es la forma en que el sujeto se conecta con el mundo, con su entorno, es el medio
por el cual se interactúa con otros sujetos y con las instituciones. Es un proceso que
atraviesa la vida política, económica, social y cultural de los individuos. Por lo tanto, todas

33
estas características se reflejan directamente en los modos de estudiarse. Por un lado, la
complejidad desemboca en la multiplicidad de perspectivas desde donde se observa la
comunicación. No es fortuito que encontremos estudios con enfoques de tipo lingüístico,
psicológico, sociológico, político, estadístico, jurídico, económico, entre otros.

Por ello hay quienes en un intento por llevar a cabo una taxonomía de los estudios de
comunicación agrupan los estudios por las disciplinas que la han estudiado. De hecho
mucho antes de que en las universidades surgiera el establecimiento de la carrera de
ciencias de la comunicación, ésta ya era objeto de estudio de ciertas disciplinas, por lo que
se ha denominado ciencias y no ciencia de la comunicación.

También cabe señalar que la tendencia en el estudio científico de la realidad, tanto natural
como social, a la inter, multi y transdisciplina, esto es que hoy en día las fronteras clásicas
entre las ciencias sociales se diluyen; ya no hay más exclusividad en los objetos de estudio.
Es de tal grado la complejidad de la realidad que aproximarse a su cabal comprensión
requiere, un mismo proceso o fenómeno ser analizado y estudiado de forma integral y sin
perder la visión del contexto y la historicidad del objeto a estudiar. Es decir, la acción
política, por ejemplo, puede ser estudiada desde la perspectiva de la ciencia política, pero
también como un proceso sociológico, las implicaciones económicas que dicha acción
tendría o analizarla desde su perspectiva discursiva, cómo será tomada por la ciudadanía,
entonces desde una perspectiva de opinión pública, etc.

Por lo tanto trataremos de mencionar las principales disciplinas que han contribuido con la
construcción de un acervo que ha permitido darle sistematización al estudio de la
comunicación y los medios. Sabedores del riesgo que esto implica ya que podemos dejar
fuera u omitir algunas disciplinas, pero el ejercicio tiene como propósito únicamente
abundar en presentar un panorama que permita dimensionar la necesidad de contar con
indicadores para la constitución de un campo teórico firme y reducir la generalidad y
ambigüedad de este campo de trabajo.

A) La primera disciplina que presentamos es la cibernética y la matemática. Como es


sabido la llamada teoría de la comunicación se desprende de los trabajos de Claude
Shannon y Warren Weaver, matemáticos que desarrollaron los modelos de
comunicación entre máquinas y hombres-máquinas, es decir el flujo de información
entre un emisor que envía y un receptor que recibe.

Aquí nos surge un concepto del cual se derivan una gran cantidad de implicaciones,
el concepto de información. Originariamente se entendía por comunicación la
acción de transmitir y percibir la información por cualquier medio entre dos o más
individuos; posteriormente el término, dentro del auge de la teoría de sistemas tomó
un status de objeto adecuado para la elaboración y procesamiento tecnológico. En
todas las áreas de la producción, el comercio, la administración, la educación, etc.;
la comunicación era necesaria, pero una comunicación adecuada requería de
pensamientos e informaciones igualmente adecuados, lo que se podía lograr con el
avance tecnológico sobre el cual se pueden crear líneas de montaje de información y
líneas de montaje de pensamientos codificados. La persecución de este logro originó

34
un despliegue cada vez mayor de equipos electrónicos destinados a la
comunicación.

Entre las ventajas que ofrecen las máquinas electrónicas de comunicación está la
recuperación inmediata de información que además puede recombinarse, estudiarse
paso a paso o dentro de bloques de información abarcar una selectiva cantidad de
datos en un breve resumen. Este modelo de archivo y recuperación de información
ha sido el resultado de la fusión de la concepción originaria de la comunicación con
la aplicación de los avances en la tecnología electrónica a la que Norbert Wiener
llamó: cibernética. (cfr. Deutsch, Kart W.: 1971).

En palabras de Wiener:

Cibernética es una palabra inventada para designar un nuevo campo científico,


en el cual convergen bajo una misma rúbrica el estudio de lo que dentro de un
contexto humano denominamos con cierta imprecisión pensamiento y de lo que en
ingeniería denominamos control y comunicación. Dicho con otras palabras, la
cibernética pretende encontrar los elementos comunes al funcionamiento de las
máquinas automáticas y al sistema nervioso de los seres humanos y desarrollar
una teoría que sea capaz de abarcar todo el campo del control y la comunicación
en las máquinas y en los organismos vivientes. (Wiener, Norbert: 1974: 92).

También la estadística ha tenido una aplicación importante en los estudios


cuantitativos sobre la comunicación masiva y sus efectos, las disciplinas
estadísticas apartan fundamentalmente sus propios instrumentos y sus
categorías a los enfoques cuantitativos al análisis del consumo de medios, a los
índices de audiencia, estudios de mercado, elecciones de consumos, entre otros
aspectos.

B) La sociología ha intervenido en el estudio de los aspectos estructurales del sistema


comunicativo en la sociedad (organización social, procesos de producción,
circulación y recepción de mensajes, políticas subyacentes de comunicación, etc.),
pero también de manera más general en el análisis de los procesos políticos y
culturales que causan los hábitos productivos y de consumo de los contenidos
mediáticos, así como los efectos a corto o largo plazo.

Son reconocidos los trabajos de la sociología funcionalista de los medios de


comunicación a la cual Laswell en 1948 dota de un marco conceptual referido en
sectores de investigación: análisis del control, de contenido, de los medios de
comunicación o soportes, de la audiencia y de los efectos (cfr. Armand Matelart:
1997).

Dos sociólogos más, Paul Lazarsfeld y Robert K. Merton contribuyen al desarrollo


de los estudios de los medios de comunicación. Ambos conciben las funciones y las
disfunciones como consecuencias que contribuyen a la adaptación o ajuste de un
sistema dado. Así encuentran la función narcotizadora de los medios de
comunicación que genera la apatía política de las grandes masas.

35
La sociología ha incidido en los estudios de opinión pública, de la propaganda
política y los procesos electorales en general.

Pero así como la sociología funcionalista desarrolló toda una tradición en el estudio
de la comunicación y los medios, surgieron y se desarrollaron escuelas de
pensamiento crítico, ya hemos hablado de la Escuela de Frankfurt, también del
movimiento estructuralista nacido en Francia y los llamados cultural studies, en la
Gran Bretaña.

Cabe apuntar que de los estudios de los medios de comunicación que llevan a cabo
los representantes de la Escuela de Frankfurt surge el concepto de industria cultural;
aludiendo a la producción industrial de los bienes culturales como movimiento
global de producción de la cultura como mercancía. Pensadores como Herbert
Marcase y Jürgen Habermas prosiguen con el trabajo desarrollado por Max
Horkheimer y Theodor Adorno sobre la teoría de la cultura de masas, estudios de la
personalidad autoritaria; así como sobre la manipulación de la opinión, la
estandarización, la masificación y la individualización del público.

En Francia los trabajos de Georges Fridman, Edgar Morin, Abraham Moles, entre
otros, hacen aportes a la investigación de la comunicación y centraron su atención
en el análisis de las relaciones entre la sociedad global y las comunicaciones de
masas.

En la perspectiva sociológica destaca el trabajo del filósofo Louis Althusser quien


publica un artículo titulado Los aparatos ideológicos del Estado, el cual tiene una
repercusión en la teoría crítica de la comunicación.

En fin, es abundante el trabajo que desde la sociología se ha desarrollado para el


estudio de la comunicación y los medios, al grado de que se puede hablar de una
sociología de la comunicación.

C) Otra de las principales disciplinas que han desarrollado un trabajo significativo en el


ámbito de la comunicación es sin duda la psicología. Esta ha reflexionado sobre la
naturaleza de las relaciones que se instauran entre los medios de comunicación y los
individuos en términos de percepciones, motivaciones, actitudes y
comportamientos.

Según Armand Mattelart relata en su texto Historia de las teorías de la


comunicación, los debates en torno a la naturaleza política de una opinión pública
liberada de las presiones y coacciones impuestas a la libertad de prensa y de reunión
hacia finales del siglo XIX provocaron la aparición de la psicología de las masas. La
postularon el italiano Scipio Sighele y el francés Gustavo Le Bon. Ambos perciben
una visión manipuladora de la sociedad. Conforme a sus ideas en la muchedumbre
hay dirigentes y dirigidos, hipnotizadores e hipnotizados. Solamente la sugestión
implica que unos sigan ciegamente a otros. Y ese poder de sugestión es extrapolado
a los órganos de la prensa y denominan a los periodistas dirigentes y a sus lectores
como sujetos susceptibles de manipulación. (cfr. Mattelart: 1997).

36
Más tarde en la década de los 20 da inicio el dispositivo conceptual de lo que se
conocerá como la Mass Counication Research con los trabajos de Harold D.
Laswell. En sus estudios prevalece la idea de que la audiencia es un blanco amorfo
que obedece ciegamente el esquema estímulo-respuesta. Se presume que los medios
de comunicación actúan como si fueran una aguja hipodérmica -término
acuñado por el mismo Laswell- al producir un impacto directo e indiferenciado
sobre los individuos atomizados.

Esta hipótesis se suma a las teorías psicológicas del conductismo de John B.


Watson, la psicología de las masas de Le Bon y el condicionamiento de Ivan P.
Pavlov.

Estas posturas psicológicas estudiaban la conducta observable, medible,


cuantificable; pero se desarrollaron otras posturas psicológicas como la psicología
cognoscitiva, el psicoanálisis, que consideran que sí es posible estudiar y explicar el
comportamiento a través del análisis del pensamiento, es decir de lo no observable,
de lo cuantificable, y es el lenguaje el medio que nos conduce a ello.

El cognoscitivismo o constructivismo trata de explicar cómo el sujeto construye el


conocimiento y por ende la realidad, se parte del principio de que en el terreno de lo
social no existen los determinismos, no hay nada dado de forma natural, lo social y
cultural es un universo simbólico, creado por la humanidad a lo largo de la historia.
Entonces se estudia cómo los individuos crean el sentido y significado de la vida
cultural en un nivel cognitivo.

El psicoanálisis estudia cómo los mensajes mediáticos se relacionan con el


subconsciente de los sujetos y a través de la proyección del súper yo en las
narraciones de las historias contadas por los medios se dan procesos de introyección
de deseos reprimidos del sujeto y en ese juego de proyección-introyección se dan
procesos catárticos que sirven de desahogo a deseos y fantasías de los individuos.

D) Economía es una más de las disciplinas que sin duda ha aportado visiones
importantes en el análisis para la comprensión de los medios de comunicación, ha
intervenido en el estudio de las empresas del sector comunicativo del análisis de
mercado de los productos y de los derechos, en el estudio de los recursos de los
diferentes medios. El marketing proporciona elementos para entender la lógica del
encuentro entre demanda y oferta, con el fin de determinar las modalidades de esta
última.

Pero aparte de esta intervención utilitarista y práctica de la economía


(econometrista), la llamada economía política de la comunicación comenzó sus
trabajos de investigación en los años 70. Centrando, en principio, su atención en el
desequilibrio de flujos de información y de producción de contenidos mediáticos
entre los países situados en los diferentes niveles de desarrollo económico. A partir
de los mediados de los 70s, los estudios de la economía política extrapolan su visión
de la industria a la de industrias culturales, en franco intento por ligar la

37
confrontación, por un lado, de las políticas gubernamentales de de democratización
cultural y la idea de servicio y monopolio públicos, por otro, con la lógica comercial
de un mercado en vías de internacionalización. Se trató de entrar en la complejidad
de estas diversas industrias para intentar comprender el proceso creciente de
valoración de las actividades culturales por el capital.

De igual forma la economía ha permitido conocer las relaciones que se dan entre la
publicidad como formas de financiamiento de los medios y las lógicas de los
contenidos de los mensajes. El estudio del régimen de propiedad de los medios que
también deduce su comportamiento y objetivos de los consorcios; así como los
niveles de concentración, de fusión y desarrollo de los conglomerados empresariales
de los medios a nivel mundial.

Conceptos como transculturización, imperialismo cultural e industrias culturales son


resultado, en buena medida, de los estudios hechos desde la economía política, ya
que algunas investigaciones analizan la intersección de los planos tecno económicos
y político culturales poniendo énfasis entre el nivel nacional y el nivel
multinacional. (cfr. Flichy, Patrice: 1980).

Asimismo ha sido fuerte la contribución de la economía política para la explicación


de cómo se ha dado paso de un sector industrial a la sociedad global.

E) La comunicación y su homologación con la cultura o bien la acentuación de sus


relaciones se deben al desarrollo de la vía antropológica en el estudio de la
comunicación como un fenómeno que engloba el conjunto de la cultura. Al respecto
se han constituido dos vertientes: 1) la norteamericana, centrada en los estudios de
la conducta , visualiza a la comunicación como el sistema de comportamiento
integrado que calibra, regulariza, mantiene y por ello hace posible las relaciones
entre los individuos. Vista así, la comunicación es el mecanismo de la organización
social; así como la transmisión de información es el mecanismo del comportamiento
comunicativo. 2) La vertiente europea se ha centrado más en los fenómenos
textuales, realizando esfuerzos por desentrañar la trama de discursos sociales que se
le atribuyen a la comunicación como fenómeno observable.

Es preciso destacar que comúnmente la disciplina antropológica está representada


por la llamada investigación etnográfica o etnológica que observa y describe las
situaciones y dinámicas que generan en torno a la comunicación mediática desde un
punto de vista cualitativo.

La denominada Antropología Social en los Estados Unidos e Inglaterra es la que


también se conoce como Etnología y se avoca al estudio de las comunidades como
creadoras de cultura; por ello la metodología etnográfica (monografías de barrio,
observación participante y análisis de historias de vida) es propuesta para estudios
sobre la interacción social que descansa en las manifestaciones subjetivas del actor.
Bajo esta disciplina se ha abordado el análisis de las interacciones simbólicas de los
actores.

38
Hay investigadores que están interesados en trabajar una dimensión etnográfica y
analizar los valores y significaciones vividas, las formas en que las culturas de los
distintos grupos se comportan frente a la cultura dominante, las definiciones propias
que se dan los actores sociales de su situación, de las condiciones en las que viven.

Es el estudio a través de la etnografía una visión microsocial que intenta incorporar


el macro contexto que es el que le impone al sujeto los marcos referenciales de su
práctica social. La investigación etnometodológica analiza las actividades de todos
los días, la vida cotidiana, las acciones prácticas, el conocimiento común; por lo
tanto se pueden identificar las operaciones a través de las cuales la gente se da
cuenta y da cuenta de lo qué es y de lo qué hace en acciones concretas y en
contextos de interacción variados.

En esta disciplina el análisis de contenido manifiesto y el método de las técnicas


cuantitativas de investigación quedan descartados por ser incapaces de dar cuenta de
la dimensión del proceso de comunicación. Se rehabilita al sujeto destinatario de la
comunicación masiva en su capacidad de producir sentido, de desarrollar
procedimientos de investigación.

A través de antropólogos como Claude Levi-Strauss y Clifford Geertz y sumando


los trabajos de George Herbert Mead, Anthony Giddens y Georg Simmel, por citar
algunos del los que constituyen las principales referencias teóricas de esta
disciplina. Para Geertz la tarea del antropólogo consiste en describir la singularidad
de los comportamientos y los discursos de los actores individuales a través de una
descripción densa de la acción social, que pretende establecer la significación que
para los actores tiene su comportamiento y denunciar sobre la base de esas
conjeturas lo que revela de la vida social. De esta manera el análisis de los sistemas
simbólicos no es por tanto una ciencia experimental en busca de leyes, sino una
ciencia interpretativa en busca de significaciones, y hay que aceptar la condición
intrínsecamente fragmentaria e incompleta del análisis cultural. (cfr. Geertz,
Clifford: 2000).

F) Otra aportación importante al estudio de la comunicación la ofrece la lingüística, la


cual puede ser definida como el estudio científico del lenguaje, concebido éste
como una actividad humana universal que cada individuo realiza en situaciones
determinadas (discurso) de acuerdo con tradiciones históricas.

Ferdinand de Saussure (Curso de lingüística general) al poner las bases teóricas de


la lingüística estructural marca el advenimiento de la lingüística como disciplina
científica. A su vez dotó de fundamentos epistemológicos al paradigma
estructuralista. Otro autor importante es Noram Chomsky quien inscribió la llamada
gramática transformacional que explica las relaciones que se establecen entre las
estructuras profundas y las estructuras superficiales del lenguaje. Ha sido tal la
amplitud del ámbito de estudio de la lingüística o estudio del lenguaje que surge la
necesidad de crear campos autónomos en el análisis del lenguaje como la
psicolingüística, la sociolingüística y la pragmatolingüística.

39
La sociolingüística se diferencia de la lingüística en la medida en que ésta describe
la estructura del lenguaje y/o explica mecanismos vinculados con situaciones ideales
de producción, sin considerar el contexto social en el cual el lenguaje se aprende y
se usa.

Su desarrollo comenzó a finales de la década de los 60 y se afianzó a partir del 70.


Su énfasis está calculado en la comprensión del lenguaje y de la sociedad. Los
estudios de la relación entre lenguaje y sociedad se presentan en general en el marco
de una concepción del lenguaje como instrumento de socialización que permite el
establecimiento de relaciones sociales. Pero la relación no es mecánica sino que se
instaura en una red de articulaciones y desarticulaciones a través de las cuales se
ponen en evidencia las ideologías.

Pero así como de la lingüística se desprendieron otros campos como la


sociolingüística y la pragmalingüística, también se desarrolló otra disciplina: la la
semiología y/o semiótica. Ya en puntos anteriores explicamos brevemente el
nacimiento de esta disciplina anunciada por Ferdinand de Saussure. Pero también
hubo otro investigador, Charles S. Pierce, considerado figura principal del
pragmatismo norteamericano, quien concibió una teoría general de los signos a la
que llamó semiótica; su aporte original ha sido considerar una estructura dinámica
entre las partes del signo. (cfr. Pierce, Charles S.: 1962).

Mientras Pierce vincula la semiótica a una investigación esencialmente lógica,


Saussure asocia el futuro de la semiología a la renovación de la lingüística; la
lengua servida de modelo, según él, para toda investigación sobre la vida de los
signos. Semiología y semiótica, lo reiteramos, denominan una misma disciplina,
que adopta el primer nombre en el mundo europeo y el segundo, en los países
anglosajones.

El investigador norteamericano Charles Morris se ocupa de señalar las tres


dimensiones propias del signo: la semántica (o relación entre el signo y lo que éste
denota), la sintáctica (o relación de los signos entre sí) y la pragmática (relación
entre los signos y aquellos que los utilizan).

Para algunos autores como Eric Bussens el objeto de la semiología es la


comunicación y, para otros como Roland Barthes reside en la significación. Es este
autor el que amplía el campo de investigación de la semiología, incorporando una
serie heterogénea de fenómenos sociales significativos que analiza desde una
perspectiva crítico-ideológica, así aporta elementos valiosos para el análisis de las
comunicaciones de masas y en general para distintos tipos de “textos” sociales. (cfr.
Barthes, Roland: 1971).

La influencia saussureana sobre las ciencias que se ocupan de objetos tales como la
sociedad, la cultura, las costumbres y los mitos de los pueblos, aparece en la obra
del sociólogo Claude Levi Strauss sobre el parentesco y el análisis de mitos de
pueblos diferentes, definiendo al hombre como un conjunto de sistemas simbólicos.

40
1.2.3 Teorías

Ya hemos explicado lo complejo y multivariado que ha sido el estudio de la comunicación


que han surgido estudios de diferentes visiones y perspectivas metodológicas y que los
procesos de comunicación han suscitado el interés de disciplinas científicas tan diversas
como la economía y la psicología. Esta imbricación y yuxtaposición de estudios y análisis
invalida cualquier aproximación estrictamente cronológica sobre el desarrollo de las teorías
de la comunicación. Flujos y reflujos de temáticas y problemáticas no permiten concebir
una trayectoria en forma lineal. Por lo que en este espacio intentaremos seguir un principio
de planificación por orden de aparición de las teorías que diferentes escuelas, corrientes o
tendencias han propuesto y, destacaremos el carácter cíclico de las problemáticas de
investigación. En realidad las teorías de la comunicación resultan demasiadas y muy
variadas por lo que sería ingenuo decir que se pueden describir todas, por lo tanto se hará
un esbozo y se ponderarán los momentos más significativos del estudio de la comunicación
según las teorías que se han desarrollado.

Las teorías de la comunicación masiva son explicaciones y predicciones de procesos


sociales que buscan relacionar a la comunicación -particularmente masiva- con los
diferentes aspectos de la vida personal, socio-cultural y político-económica del sistema
social. Como hemos visto no existe una teoría de la comunicación masiva. Por ejemplo, hay
una teoría que describe algo tan grande como es el proceso de significación de los símbolos
culturales y cómo repercuten en el comportamiento (interacción simbólica) y una teoría que
pretende explicar procesos tan concretos como la forma en que los medios influyen en los
sujetos en los momentos de cambio o crisis (teoría de la dependencia). Los teóricos de la
comunicación han construido teorías en diferentes momentos del desarrollo de las
sociedades y los medios que explican o predicen aspectos específicos y limitados -en
tiempo y espacio- del proceso de la comunicación masiva.

La naturaleza dinámica de la teoría de la comunicación se puede apreciar en su devenir


histórico. Hemos dado cuenta de que los conjuntos de conocimientos pasan por varias
etapas de desarrollo. Las hipótesis se formulan, se verifican o se rechazan. Al final el
producto es una teoría consistente lógicamente o paradigma; es decir, una teoría que
sintetiza, explica o interpreta consistentemente los hechos conocidos. Sin embargo, al paso
del tiempo los escenarios socio-culturales y político-económicos cambian y se generan
nuevos hechos y se suman nuevos conocimientos y el nivel de comprensión, lo cual
conduce a un cambio de paradigma, en suma a un replanteamiento argumental y con
fundamentos nuevos de lo que se daba como cierto en un momento determinado. El estudio
de lo comunicacional no está exento de dicho proceso y está abierto a dichos cambios
paradigmáticos que se pueden deber a tres aspectos básicos:

1) Los avances en la tecnología o la introducción de nuevos medios alteran y


modifican la naturaleza de la comunicación masiva.

2) El llamado al control o regulación de estas nuevas tecnologías requiere una


justificación con bases científicas.

41
3) Los cambios en los regímenes políticos y económicos en los países. Los gobiernos
están comprometidos en promover y proteger la democracia, la pluralidad y
diversidad cultural y los medios son elementos necesarios para el formato de dichos
objetivos.

Los cambios paradigmáticos resultado de estos factores han provocado cuatro etapas
importantes en las teorías de la comunicación: 1) la etapa de la teoría de la sociedad de
masas, 2) la etapa de la perspectiva científica, 3) la etapa de la teoría de los efectos
limitados y 4) la etapa de la teoría cultural.

1.2.3.1 La etapa de la teoría de la sociedad de masas

En el siglo XIX se sucedieron inventos que permitieron la constitución de sistemas


técnicos base de la comunicación colectiva y del principio de libre cambio. Con ello se
inicio el establecimiento de nociones que fundamentan una visión de la comunicación como
elemento de cohesión de la sociedad. En un primer momento la idea de la comunicación
colectiva estuvo centrada en los aspectos de las redes físicas y proyectadas al núcleo de la
ideología del progreso, alcanzando al final del siglo la cobertura de multitudes. La
cosmovisión de la sociedad como organismo, como conjunto de órganos que cumplen
funciones determinadas, sientan las bases para una teoría de la comunicación.

Los diarios y revistas de circulación masiva, el cine y la radio adquirieron relevancia social,
política, económica y cultural en las primeras décadas del siglo XX. Se ha iniciado una era
de cambios profundos en la organización social, la división del trabajo, el crecimiento de la
producción en serie, las fábricas son algunos rasgos que caracterizan la industrialización, lo
que trae consigo la urbanización, el desarrollo de centros poblacionales multitudinarios; se
inician procesos migratorios densos del campo a la ciudad. Los gobiernos se preocupan por
la alteración en el status quo. Las ciudades albergan cada vez a un mayor número de
personas con diversos hábitos y demandantes de necesidades sociales para una mejor
sobrevivencia y convivencia social. Al desarrollo de grandes urbes que acompaña un
incremento en la criminalidad, así como las inquietudes sociales y políticas. A la irrupción
de las multitudes en la ciudad se forma la problemática de la sociedad de masas y de los
medios de difusión de masas que son su corolario.

La masa se presenta como una amenaza real o potencial para toda la sociedad este riesgo
justifica que se introduzcan dispositivos de control. Se fomentan los estudios sobre las
patologías, las crisis y los desequilibrios del orden social. Surge la psicología de las
multitudes que establece el contagio, la sugestión y la alucinación como conceptos que
permiten explicar el comportamiento del hombre-masa, el cual se transforma en autómata y
sonámbulo cuando forma parte de un acto multitudinario. Así el estudio de multitud,
muchedumbre, público, masa se hace necesario para intentar comprender la acción social
de los sujetos en las nuevas formas de organización social.

El primer referente conceptual que proporcionó un papel ponderante a los medios de


comunicación en la gestión gubernamental de las opiniones y como mecanismos de
persuasión eficaces es el libro de Harold D. Lasswell, Propaganda techniques in the world
war, que basa sus fundamentos en la experiencia de la primera guerra mundial (1914-1918).

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Para este autor la democracia y la propaganda son situaciones que están íntimamente
ligadas. La propaganda constituye el mejor medio para promover la adhesión de las masas:
no representa tanto gusto económico y político como la violencia, la corrupción u otras
artimañas de gobierno en este renglón. Los medios son simplemente instrumentos que lo
mismo se pueden utilizar para fines loables o nobles o para la manipulación inmoral o
causas perniciosas. Esta idea instrumental proporciona una representación de omnipotencia
a los medios al ser considerados como instrumentos capaces de fijar en la mente de los
sujetos ideas y de poder controlar su conducta. La idea que se tiene sobre el uso de la
propaganda por parte de los gobiernos totalitarios en Europa, en particular por el Partido
Nacional Socialista de Alemania (los nazis), otorgó evidencia contundente del poder
abrumador de los medios.

Es así que el mismo Harold Lasswell sugiere que los medios actúan como una aguja
hipodérmica, representando la metáfora de que inyectan en la mente de los sujetos la
información. Se denomina la teoría de la aguja hipodérmica o teoría de la bala mágica.

Esta hipótesis es reforzada por teorías psicológicas como la psicología de las masas de Le
Bon; el conductismo de John B. Watson; las teorías del condicionamiento de Ivan P.
Pavlov. Enfoques que emplean métodos empíricos basados en las ciencias naturales.

1.2.3.2 La etapa de la perspectiva científica

Los cambios paradigmáticos, por lo común, suceden en un lapso de tiempo largo y en el


caso de la teoría de masas en los años 40, se inició un distanciamiento hacia dicha teoría y
se inició la perspectiva científica. Para algunos dicho distanciamiento se gestó el día de la
transmisión, por la cadena radiodifusora CBS, de la dramatización del clásico de ciencia
ficción: La guerra de los mundos, del novelista H. G. Wells, escenificada por Orson Welles,
esto tuvo lugar la noche de brujas (1° de noviembre) de 1938. La emisión representó una
invasión extraterrestre, pero fue tal el realismo escénico que cientos de miles de radio
escuchas fueron invadidos por el pánico y se provocaron incidentes de tránsito y llamadas
de auxilio. En un primer momento se pensó que este hecho reforzaba la teoría de la
sociedad de masas, es decir que una emisión radiofónica era capaz de enviar a las colinas a
la gente para refugiarse de los extraterrestres.

Sin embargo, investigaciones realizadas por la Universidad de Princeton mostraron que fue
una parte (importante) de habitantes que se asustaron con la transmisión, pero la gran
mayoría que escucharon el programa no reaccionaron igual, finalmente fueron más los que
no se asustaron que los que sí, lo que dejó claro que el poder de influencia por parte de los
medios, hacia las personas dependía de diferentes factores. (De Fleur, Melvin: 1982). Los
trabajos de investigación se llevaron a cabo con métodos estadísticos apoyados en
encuestas con cuestionarios estructurados compuestos por ítems cerrados y en menor
medida con procedimientos clínicos como el psicoanálisis (entrevistas a profundidad o
depth interviews, por ejemplo) y de la antropología cultural.

Así cuestionando el principio mecanicista laswelliano del efecto directo e indiferenciado y


el rechazo al argumento tautológico del efecto masificador de la sociedad de masas inicia la
teoría de los efectos limitados. A través del trabajo de Lazarsfeld se pudo identificar las

43
características, tanto individuales como sociales que hacían que los medios influyeran o no
en el público. La idea que surgió fue que la posible influencia de los medios era limitada
por las diferencias individuales como: la inteligencia, el nivel de escolarización, la
ocupación, la edad, el sexo, etc.; y sociales como la religión, la afiliación política, la
empresa, los sindicatos, entre otras, e inclusive las relaciones personales como el grupo de
amigos y los familiares. Así pues las teorías que se propusieron de esta era del primer
estudio sistemático y científico de los efectos de los medios, ahora se conocen en conjunto
como teorías de los efectos limitados.

De hecho la aparición de esta nueva teoría de los intermediarios o teorías del flujo en dos
etapas; es decir se descubre -como innovación- que hay un elemento intermediario entre el
punto inicial y el punto final del proceso de comunicación; es un producto reconocido de
esta era y un ejemplo de una teoría de los efectos limitados.

Según las investigaciones desarrolladas los hicieron comprender el flujo de comunicación


como un proceso en dos etapas en el que la función de los líderes de opinión resulta
decisiva. Es la teoría del two-step flor. Las investigaciones sobre el terreno electoral
indicaban que la influencia de los medios en el comportamiento de los individuos durante
las votaciones eran limitadas por los líderes de opinión; en el primer escalón están los
sujetos que directamente se exponen a los medios de comunicación y consumen el
contenido sobre los temas de interés particular para ellos y los interpretan conforme a sus
propios valores y creencias para posteriormente, en el segundo escalón transmitírselos a los
“seguidores de opinión , personas que frecuentan menos los medios de comunicación y que
dependen de las otras para obtener información. (cfr. Katz y Lazarsfeld: 1955)

Esta forma de ver orientó a la investigación hacia el establecimiento de estos


escalones, de estos steps sucesivos, por lo que debía pasar y cualquier adopción
de un nuevo producto o de un nuevo comportamiento. Aparecieron modelos que
codificaban los escalones (conciencia, interés, evaluación, prueba, adopción o
rechazo) que sirvieron de marco para determinar los modos de comunicación de
masas o interpersonales, más aptos para producir, la adopción de la innovación
(Mattelart, Armand: 1997) p.

1.2.3.3 La etapa de la teoría de los efectos limitados

La noción de los efectos limitados de los medios y las diferentes teorías que la apoyaban
tuvo su momento de mayor auge durante y posteriormente a la Segunda Guerra Mundial.

Es a lo largo de este conflicto bélico que la división de información y educación, la sección


experimental llevó a cabo investigaciones con un grupo psicológico encabezado por el
profesor de la Universidad de Yale, Carl Hovland, con el fin de evaluar la efectividad de las
campañas de comunicación masiva del gobierno para revertir la resistencia de la población
a aceptar participar en un conflicto mundial que veían lejano. Los estudios experimentales
efectuados entre los soldados norteamericanos y europeos, como ya se mencionó, tenían la
pretensión de medir la eficacia de algunas películas de propaganda aliadas, ilustrando las
causas y los objetivos del conflicto, sus efectos en la moral de las tropas, su grado de
información y su actitud en combate. Al continuar con su trabajo después de la guerra en la

44
Universidad de Yale, este grupo de investigadores desarrollo trabajos que influyeron en el
desarrollo de la llamada teoría del cambio de actitudes, consistente en los modos de
mejorar la eficacia de la persuasión de masas, explicando la forma en que crean, conforman
y cambian las actitudes de las personas a través de los medios de comunicación y cómo
influyen en el comportamiento. (cfr. Hovland, C.I., et all: 1953).

En la teoría del cambio de actitud persisten las ideas que se identifican con los procesos
denominados de disonancia cognoscitiva y selección. La teoría de la disonancia
cognoscitiva fundamenta sus principios explicando que un individuo cuando se expone a la
información nueva o conflictiva experimenta algún grado de incomodidad mental, una
disonancia. Por lo tanto desarrollan a nivel conciente y subconsciente procesos cognitivos
para reducir o contener dicha incomodidad por medio de tres procesos selectivos
entrecruzados. Son estos procesos los que ayudan a seleccionar la información que se
consume, recuerda e interpreta de forma personalmente ideosincrática y significativa.

a) La exposición selectiva (o atención selectiva) se refiere al proceso a través del cual


los sujetos se exponen o consumen únicamente a los mensajes que no se
contraponen con sus actitudes y creencias preexistentes.

b) La retención selectiva alude a que los individuos recuerdan mejor y por más tiempo
los mensajes que no se contraponen con sus actitudes y creencias preexistentes.

c) La percepción selectiva consiste en que los sujetos interpretan los mensajes de


forma que no se contrapongan con sus actitudes y creencias preexistentes.

Conforme a los procesos selectivos la idea de que el poder de influencia de los medios es
limitado, se debe a que el contenido se filtra de forma selectiva para producir el menor
cambio de actitudes posible. Principalmente cuando el contenido de los mensajes es
informativo; pero no es tan limitado cuando es preponderantemente simbólico.

Dentro del paradigma de los efectos limitados está presente la teoría de reforzamiento
desarrollada por Joseph Klapper, quien en 1960 publicó el libro: Los efectos de la
comunicación masiva. Básicamente en la evidencia científica anterior a 1960 dicha teoría
tuvo un impacto significativo en el ámbito de estudio de los medios de comunicación.
Quizá su fuerte aceptación se debió a que en ese tiempo la rápida urbanización, la
industrialización, el progreso generado durante la posguerra hizo que se tuviera la idea de
que las tecnologías de los medios sólo podían generar cosas buenas, y así se confió en las
propuestas de Kappler en el sentido de que los medios reforzaban la socialización llevada a
cabo por la iglesia, familia y escuela.

Para la década de los 70s, la sociología funcionalista se abría a las metodologías


etnográficas sobre la audiencia y la recepción, a través de la teoría denominada de los usos
y gratificaciones, que centra su interés en las satisfacciones de los usuarios, al preguntarse
¿qué hacen los sujetos con los medios de comunicación? Esta teoría afirmó que los medios
no hacen las cosas para las personas, sino que son éstas las que hacen cosas con los medios.
Es decir, los medios únicamente influyen en los individuos hasta donde ellos lo permiten
(cfr. Blumer y Katz: 1974).

45
Con esta postura se dio un distanciamiento de las teorías de los efectos directos (la hipótesis
conductista y sus variables) y se intentó ir más allá de la teoría de los efectos limitados. Al
poner énfasis en los motivos de la audiencia para elegir las opciones de consumo concretas
y las consecuencias del uso de dichos medios intencionales, suele pensarse que se favorece
a la industria mediática al considerar que los mensajes de poca calidad ética, artística y
moral son el resultado de la selección hecha por la audiencia y se absuelve de
responsabilidades a los medios. Se da lo que la gente pide y demanda. Esta corriente se
profundiza en la década de los 80 en su noción de que la audiencia hace una lectura de los
mensajes mediáticos negociada: el sentido y los efectos se gestan de la interrelación de los
mensajes y las funciones asumidas por los receptores. Las interpretaciones se relacionan
con la implicación que la audiencia les da. El sentido que se le da a los textos depende de la
manera en que cada cultura construye la función del receptor.

Lo que se puede destacar de esta teoría de los usos y gratificaciones es el hecho de poner en
el escenario de las investigaciones la importancia del sujeto en el proceso de comunicación
masiva porque eligen el contenido, le dan significado y actúan con base en ese significado.

Durante la etapa de los efectos limitados surge también la teoría de la Agenda Setting o del
establecimiento de la agenda (campaña de opinión), los estudios de la agenda sugieren que
los medios de comunicación nos dicen no lo que hay que pensar sino en qué hay que pensar
y en que no hay que hacerlo; cumplen la función de guía y marcan un temario que establece
cuáles deben ser los problemas susceptibles de ser debatidos en una sociedad determinada.
Estas teorías se llaman teorías de efectos limitados porque la imposición de una agenda
setting no impide a las redes de relaciones interpersonales cumplir su función de mediador.
La selectividad de la audiencia es un obstáculo a la influencia de los medios; hay
intermediarios, no puede ser directa; el proceso de influencia requiere tiempo, por lo tanto
no puede ser inmediata. (cfr. Katz, Eliu: 1990).

También a mediados de los 70s Melvin De Fleur y Sandra Ball-Rokeach postularon la


teoría de la dependencia del usuario (1975), el punto de vista que formularon sobre el
potencial efecto de los medios se basaba en el vínculo de dependencia que los sujetos
desarrollaban con el contenido de los mensajes mediáticos. Su teoría establecía que:

a) la base de la influencia de los medios se encuentra en “las relaciones entre el


sistema social más grande, el papel de los medios en ese sistema y las relaciones de
la audiencia con los medios” (De Fleur, Melvin: 1982: 261).

b) el nivel de dependencia a los medios y su contenido es la “variable fundamental


para entender cuándo y por qué los mensajes de los medios alteran nuestras
creencias, sentimientos o comportamiento” (Idem).

c) El nivel de dependencia se vincula con 1) el número y la centralidad (importancia)


de las funciones de envío de información específicas que ofrece un medio” y, 2) el
nivel de cambio y conflicto presentes en la sociedad (Ibidem: 263).

46
La teoría de la dependencia del usuario estima que los sujetos dependen cada vez más de
los medios y sus contenidos para entender su realidad inmediata, aprender a comportarse de
forma significativa y evadir su propia realidad.

Cuando se hacía más fuerte el encuentro entre las teorías de los efectos limitados con las
ideas de la agenda setting y la teoría de la dependencia, más se expandía la teoría
cognoscitiva social. Sus inicios se pueden rastrear hacia los años 40 con el movimiento
cibernético y la teoría de la información, y el desarrollo de la lógica matemática para
describir el funcionamiento del sistema nervioso y de razonamiento humano. Le siguieron
con hipótesis cognoscitivistas a partir de la mitad de la década de los 50, según las cuales la
inteligencia humana es similar a una computadora, tanto que la cognición puede definirse
como la computación de representaciones simbólicas, entendiendo por símbolos los
elementos que representan aquello con lo que se corresponden. Es pues su objetivo conocer
cómo se conoce o se aprende.

La teoría cognoscitiva social explica que los individuos siguen patrones de conducta que
asimilan y el modelado se lleva a cabo por dos vías: la primera por imitación, que es la
réplica directa de un comportamiento observado; la segunda es a través de la identificación,
es decir, una manera sutil de imitación, en la cual dos observadores no “copian”
estrictamente igual lo que ven, sino que realizan un comportamiento más generalizado
aunque relacionado con el observado.

La noción de la identificación fue utilizada de forma importante en los estudios sobre la


repercusión de la TV en el comportamiento. Los teóricos del cognoscitivismo sostienen que
la imitación y la identificación son el resultado de tres procesos: el aprendizaje por
observación, a través de este proceso los individuos pueden aprender nuevos
comportamientos con sólo mirar que se realizan dichas conductas. Los efectos inhibitorios,
así como se pueden reproducir comportamientos también se pueden inhibir, el hecho de que
un sujeto vea que a otro se le castiga por un determinado comportamiento disminuye la
posibilidad de que se comporte igual. Los efectos desinhibitorios por el contrario, si un
individuo observa que una persona es premiada o elogiada por una acción en concreto, es
probable que aumente la posibilidad de que tome como ejemplo dicho comportamiento.

Estas ideas han sido llevadas al estudio de los medios en general y a la televisión en
particular, por el hecho de que los medios difunden normas, pautas y patrones de conducta,
así como valores estéticos, morales y sociales, entre otros.

1.2.3.4 La etapa de la teoría cultural

Hacia finales del siglo XX fueron varios los factores que se sucedieron para provocar
cambios paradigmáticos en el estudio de la comunicación y los medios. La repercusión
clara y visible que tiene la televisión en la vida diaria de las sociedades, la complejidad y
concentración de medios en sólo algunas megaempresas, la diversificación de los
consumidores de medios, el abaratamiento aparente de los procesos políticos, la demanda
emergente de que se controlen las nuevas tecnologías de la comunicación y la información
(el cable, internet, el satélite, la telefonía móvil, las redes de computación, etc.) entre otros,
son sólo un ejemplo de dichos factores. Lo que llevo a reconsiderar la influencia de los

47
medios de comunicación en el seno social. Es claro que las nociones de las teorías de la
sociedad de masas y de los efectos limitados no bastan para analizar y describir las
repercusiones de los medios; aunque no han desaparecido en su totalidad dichas visiones.

Sin embargo, las teorías que tomaron fuerza desde principios de los 60, por diversos grupos
de investigadores de la comunicación son las que aceptan el potencial de los medios para
tener efectos más agresivos y persistentes en los individuos y en la vida política y
socioeconómica de los países. Se refieren a un potencial que puede ser aumentado o
minimizado según los propios medios y sus intereses. Las teorías culturales son
importantes para este enfoque sobre la interacción entre los medios y la audiencia.

Básicamente el desarrollo de las teorías culturales surgen en “la universidad de


Birmingham donde se funda el Centro de Estudios Doctorales Sobre las Formas, las
Prácticas y las Instituciones Culturales y sus Relaciones con la Sociedad y el Cambio
Social”. (Mattelart: 1997: 71).

Este centro toma por definición de la cultura una concepción antropológica en donde la
cultura es ese proceso global a través del cual las significaciones se construyen social e
históricamente y la literatura y el arte -en general- no son más que parte de la comunicación
social. Estudian la relación entre la cultura y las demás prácticas sociales, e inician un
debate sobre la supremacía de la base con relación a la superestructura que reduce la cultura
al dominio y la determinación social y económica. Critican el determinismo tecnológico y
sostienen que la historia está hecha de luchas, tensiones y conflictos entre culturas y modos
de vida, conflictos íntimamente ligados a las culturas y a las formaciones de clases. El
centro tiene como fundadores y reconoce los trabajos de Hoggart, Williams y Edgard P.
Thompson.

Esta tradición investigadora asimila y se enriquece con la Escuela de Chicago y su teoría


del interaccionismo simbólico, según la cual los símbolos culturales se aprenden por medio
de la interacción entre los sujetos y su entorno biopsicosocial y posteriormente interviene
en dicha interacción. Es decir, los individuos dan un significado y sentido a las cosas, y ese
sentido controla su comportamiento.

Desde esta perspectiva la comunicación es entendida como el comportamiento simbólico


que resulta en varios niveles de significado y valores compartidos entre los actores de la
comunicación. De ahí que se considere a las interacciones simbólicas como una forma de
explicar cómo la comunicación mediática puede dar forma a los comportamientos de los
sujetos. Al predicar que los significados simbólicos son negociados por los participantes en
la cultura, los investigadores se preguntan ¿con qué contribuyen los medios a estas
negociaciones? y ¿qué tanto influyen?

Otra noción que se ha trabajado desde la perspectiva de los estudios culturales es la teoría
de la construcción de la realidad, la cual postula que los individuos que comparten una
cultura están inmersos en una misma correspondencia continua de significado. En otras
palabras las cosas por lo general significan lo mismo para unos y otros sujetos de una
misma cultura. Berger y Luckmann llaman símbolos a las cosas que tienen un significado
“objetivo” y signo a lo que se le da un significado subjetivo. Así por ejemplo un auto es

48
símbolo de movilidad; pero una marca y modelo determinado puede ser signo de status
(cfr. Berger y Luckmann: 1979).

A lo largo del tiempo, los individuos por medio de su interacción en y con la cultura
acumulan lo aprendido acerca de los signos y símbolos para conformar los esquemas de
tipificación, que son todo un acervo de significados asignados a ciertos procesos o
situaciones. Dichos esquemas de tipificación forman un reservorio mental para la
interpretación de las situaciones, acciones y en general la interacción de los individuos con
otros individuos y con las instituciones y en algún modo guían el comportamiento de los
sujetos. Algunos estudios argumentan que los componentes básicos para la construcción de
las realidades provienen principalmente de los medios de comunicación (cfr. Ahumada
Barajas, Rafael: 2007).

Tanto la interacción simbólica como la construcción social de la realidad proporcionan


argumentos considerables para el análisis de elaboración, que consiste en explicar cómo
los medios de comunicación elaboran o construyen una realidad del mundo, y
posteriormente los sujetos basan sus juicios y apreciaciones sobre sus acciones en el mundo
que esa realidad –mediática- ha elaborado.

Quien desarrolló el análisis del cultivo fue el investigador George Gerbner y sus colegas
(Gross, Jackson-Beek, Jefferies-Fox y Signorielli, 1978) a partir del estudio de los efectos
de la violencia en la televisión, posteriormente se a aplicado a diversas realidades
elaboradas por la televisión como los modelos de belleza, roles sexuales, religión, procesos
jurídicos y el matrimonio. En todos los casos el argumento principal es que la televisión
elabora las realidades, en especial para los espectadores que pasan muchas horas frente al
televisor.

Finalmente a partir de la década de los 80, el español Manuel Martín Serrano planteó la
existencia de sistemas que se afectan mutuamente dentro de un entorno o microsistema,
proceso al que llamó mediación, en dicho microsistema existen diversos factores que lo
equilibran, como la autorregulación, que es producida por el propio sistema. El proceso de
mediación puede dar paso a la heteroregulación que sale del entorno para buscar otro
equilibrio, por lo tanto se puede pensar en la heteroregulación como una manera de
regulación donde el sistema y el entorno se autorregulan al enfocar estos principios de
equilibrio a la comunicación y la cultura (cfr. Martín Serrano, Manuel: 1977). Dichos
planteamientos se relacionan con la teoría general de sistemas como parte de un eje rector
que proporciona postulados para la investigación de la comunicación.

Hasta aquí un panorama muy general de las principales teorías que sobre la comunicación y
los medios se han desarrollado. Como pudimos apreciar las teorías se pueden entrecruzar
con posturas metodológicas y con el desarrollo de ciertas disciplinas e incluso con miradas
multi, inter y transdisciplinarias. Hay encuentros y puntos de concordancia, pero también
existen diferencias muy marcadas entre las teorías, es necesario desarrollar categorías
amplias que permitan ubicar a las metodologías, las disciplinas y las teorías de tal suerte
que se puedan apreciar los encuentros y desencuentros entre las posiciones y tendencias que
se presentan en el estudio de la comunicación y los medios, lógicas de organización del
conocimiento que eviten la dispersión y la atomización de las investigaciones y puedan dar

49
una visión completa e integradora para el desarrollo de la investigación. Tarea que
intentaremos desarrollar en los siguientes capítulos. Aquí sólo esbozamos un panorama
muy general y sintético de los modos en que se ha estudiado a la comunicación y los
medios.

1.3 Por qué el vínculo teoría-formación profesional

La pretensión de incluir en este texto un punto que hable del vínculo entre la teoría y la
formación profesional en la escuela, no es de ninguna manera con un interés de desarrollar
una filosofía de la educación o la formación e inclusive desarrollar una perspectiva
psicológica, simplemente es llevar a cabo una reflexión sobre la formación de los
comunicadores y/o comunicólogos , pues esta tarea se está llevando a cabo de una forma
sesgada, por las condiciones macrotextuales del entorno económico y político actual. Es
decir, la formación de los estudiantes de comunicación se da en condiciones valorativas
determinadas por cuestiones de tipo económico como: necesidades del mercado laboral y
políticas del tipo vinculación escuela-empresa que marcan y establecen una presión a los
educadores para que se privilegie el desarrollo profesionalizante de las carreras
universitarias.

Está claro que la carrera de comunicación surge en el momento histórico cuando la prensa,
la radiodifusión y el cine empezaron a vivir una evolución como industrias y las labores
periodísticas y de producción, transmisión y evaluación de la circulación de los contenidos
de estos medios requerían una profesionalización. Sin embargo, como toda disciplina la
comunicación se desarrolla, nutre y abastece su masa crítica por el cultivo y generación de
conocimiento disciplinar producto de la investigación científica y por la experiencia en el
hacer profesional.

En otras palabras, la comunicación y el periodismo se desarrollan en dos ámbitos que están


íntimamente vinculados: un saber y un saber hacer. El saber es el conocimiento teórico, esa
masa de conocimiento que permite describir y analizar los procesos de comunicación, tanto
a nivel social como individual, que marca los lineamientos generales de la profesión que
estudia y conoce las teorías y paradigmas de la disciplina a la vez que proporcionan una
visión y crítica de la profesión y de la sociedad. El saber hacer consiste en el desarrollo de
aptitudes, habilidades y destrezas necesarias para el ejercicio profesional en realización,
construcción y diseño de contenidos mediáticos a diferentes niveles (informativos,
evolutivos, políticos, comerciales y de entretenimiento, etc.). Cabe señalar que las posibles
prácticas profesionales de los comunicadores se ha diversificado tanto que las subespecies
comunicacionales se han multiplicado demasiado (periodismo escrito, audiovisual,
deportivo, económico, nota roja, publicidad, mercadotecnia, diseño, cine, radio, televisión,
etc.) hecho que complica aún más la definición del campo teórico.

Como hemos descrito ya en los puntos antecedentes, la teoría y la práctica no pueden


separarse, se influyen recíprocamente. Sin embargo, cuando se intenta desvincular un
ámbito del otro, en el caso de la formación, el resultado puede ser grave, pues un
“profesional” que adolece de un saber intelectual crítico tendrá limitaciones creativas y su
capacidad de análisis será muy restringida. Suele haber intenciones de soslayar el
conocimiento teórico o sobre las teorías y privilegiar el conocimiento práctico, hay una

50
tendencia a favorecer el conocimiento útil, el que tiene alguna aplicación práctica, pero se
olvida que ese conocimiento empírico cuando es descrito o representado alcanza el nivel
teórico.

Es esta visión utilitarista de la educación la que no favorece la formación académica de


forma integral y con una mayor rigurosidad teórica. Se concibe más la carrera en su sentido
profesionalizante que en su sentido de formación. Cuando nos referimos a formar a un
estudiante no sólo pensamos en el desarrollo de habilidades, aptitudes y destrezas que son
importantes y que es lo que en el plano profesional se destaca y reconoce; también nos
referimos al desarrollo de un conocimiento académico, intelectual que le dota de capacidad
de análisis, reflexión y crítica, que lo ponga en condiciones de desarrollar un pensamiento
de cambio y de transformación de la sociedad. Esto que parece sólo un discurso es lo que se
tiene que reforzar en las escuelas, el mejor profesional es el que mejor se adapta a las
condiciones ambientales de los contextos laborales precisamente por su capacidad de
análisis y su pensamiento reflexivo, pues la parte manual, técnica se adquiere con relativa
facilidad, no así el pensamiento analítico y crítico.

Este debate entre una formación humanística y la instrucción utilitarista no es reciente, en


1958 en un congreso convocado por la UNESCO sobre la preparación de los profesionales
de la información, se aseguraba que los periodistas preparados en las universidades se
adaptaban más lento a las disciplinas y prácticas de las redacciones de periódicos. Y
argumentaban que quizá esto se debía porque se prefería concentrar esfuerzos en el estudio
de la historia de la prensa, en las teorías de la comunicación en los aspectos más teóricos de
las ciencias de la comunicación. Esta visión hacía que se pensara si no se estaba
potenciando a especialistas y expertos en sociología de la comunicación colectiva más que
a técnicos de la profesión periodística. (cfr. Amado, Joaquín: 1987).

Sin embargo, la experiencia demuestra que la mayoría de los egresados de las universidades
son capaces de integrarse con el adiestramiento práctico adecuado a los equipos de trabajo
dentro de los medios ya que no sólo poseen conocimientos prácticos sino que son
conocedores de la realidad y la problemática de los medios. Porque así como se cuestionaba
el “exceso” de teoría, también se reconocía la importancia del binomio teoría-práctica; ya
en los años 60 se ponderaban entre los aspectos fundamentales de los planes de estudio en
los centros de enseñanza del periodismo, la inclusión de materias que ampliaran el espectro
cultural y especializaron al estudiante en la problemática de los medios. De este modo
tenemos como ejemplo lo que el profesor Ángel Benito, en la Universidad de Navarra
sugería:

1. Una cultura general amplia y sólida, en materias de literatura, historia, geografía,


economía, ciencias políticas y sociales, derecho internacional, etc. Esto exige un
perfeccionamiento en lenguas extranjeras.
2. Una disciplina de la inteligencia ´, de base filosófica y en muchos casos también
teológica, libremente recibidos por los alumnos…
3. Un dominio científico de las técnicas del oficio tanto en los aspectos técnicos del
oficio, tanto en los aspectos teóricos como prácticos.

51
4. Un conocimiento concreto de los problemas específicos de la prensa y demás
medios informativos, en los órdenes nacional o internacional…(Benito, Ángel:
1967: 27-28).

Como se puede observar la necesidad de la teoría y la práctica en un mismo nivel de


importancia era patente en cualquier plan de estudios serio, pues se reconocía al periodismo
como una técnica y por tanto una actividad profesionalizada, pero también en forma
creciente como una cultura. Si a esto agregamos el que las actividades profesionalizantes se
han diversificado hacia la publicidad, la opinión pública, la mercadotecnia, el diseño
gráfico, los medios audiovisuales, las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación, la profesión adquiere un relieve y responsabilidad social especial y exige
una mejor preparación. Por lo que se puede decir que la información es una ciencia técnico-
práctica y por lo tanto aplicable y aplicada. Quiere decir que no puede desligarse la teoría
de la práctica, pero es necesario encontrar un justo equilibrio entre la enseñanza teórica y
práctica. La responsabilidad social del profesional de la comunicación no sólo debe o no
basta regirse por las demandas del mercado laboral, sino por la satisfacción de las
necesidades de información de la población a la cual sirve.

A lo anterior hay que agregar el que el estudio de la comunicación surge de necesidades


operativas provenientes del auge mediático, por ello el camino suele ser complicado pues
en el ámbito de la investigación, que es la actividad que principalmente alimenta a la masa
crítica de una disciplina, se suele privilegiar a lo descriptivo sobre lo conceptual, esto trae
como consecuencia que se conozca un objeto con todas las apariencias de lo natural y lo
obvio, de lo no mediado por la teoría. A su vez esto provoca que el “objeto real” sea
analizable desde objetos teóricos diferenciados: en otras palabras, no existe en sentido
estricto la comunicología, sino en su lugar ciencias de la comunicación, lo que debe
entenderse como ciencias -previamente existentes- aplicadas al objeto real “hechos de
comunicación”. Por lo que es necesario trabajar en el desarrollo y génesis de esa
comunicología, y esto hace necesario involucrar más a las teorías de la comunicación.

Y es que las universidades no sólo forman periodistas y comunicadores en general, sino


también docentes e investigadores que darán continuidad a la formación de estudiantes y
cultivarán esa masa crítica, ese saber disciplinario. Al respecto el Dr. Manuel Martín
Algarra comenta el artículo de R. T. Craig, Comunication Theory as Field, en el cual se
expone la necesidad de hacer a los investigadores de la comunicación más comprensible el
campo de estudio de lo comunicacional creando una audiencia disciplinar constituida por
los investigadores y docentes de la comunicación, lo que llevaría a ensanchar el campo más
allá de las percepciones de las tendencias y posturas y definir las preocupaciones y temas
para la constitución de la investigación interdisciplinar, contar con mayores elementos al
educar a nuestros estudiantes. (cfr. Craig, R. T.: 1999).

Ya Hemos apuntado que la ciencia tiene sesgos ideológicos, pues contiene de forma
inherente en su forma de construcción, valoraciones. No obstante ello no debe entenderse
como una “cuartada para la flojedad epistemológica, la pérdida del rigor metodológico o la
apelación de un especia de ausencias de restricciones y exigencias”. (Follaron, Roberto A.:
2007) Este comentario es a propósito de la falta de una formación sólida en materia de
teoría en los estudiantes y más aún en los de posgrado que inician una actividad

52
investigadora en forma más profunda; si en los alumnos de licenciatura es importante la
teoría, pues los dota de elementos que les hacen comprensible y los acerca más a las
actividades prácticas permitiéndoles desarrollar una habilidad creativa para transformar y
evolucionar el saber-hacer; en el caso de los de posgrado parafraseando a Manuel Martín
Algarra , se tiene que ir más allá de sólo conocer las teorías, sino que se debe fomentar que
aprendan el uso de ellas en sus trabajos de investigación, por eso es determinante que se
especialicen, tanto metodológicamente como teóricamente. (Martín Algarra, Manuel:
2007).

El estudio y fomento de las teorías de la comunicación permite no sólo conocerlas, sino


solidificar ese saber teórico que robustece a la academia y nos acerca a la construcción
disciplinar y que no se considere más a la labor de las universidades, únicamente como
profesionalizante, sino como el cultivo y desarrollo de una disciplina: la comunicología.

Un ejemplo de esta tendencia a ponderar una visión profesionalizante es que desde la


década de los 80 se inició a denominar a los egresados de las escuelas de comunicación, no
como comunicólogos sino como comunicadores. Haciendo hincapié en que eran formados
para aplicar técnicas de comunicación dentro de los medios. El estudio e investigación de la
comunicación estaba en otras disciplinas. Esto debe cambiar y hacer valer la infraestructura
que las universidades en el mundo han desarrollado para albergar en sus espacios de estudio
a la carrera de comunicación.

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56
CAPÍTULO 2

LÓGICAS EPISTÉMICAS EN EL CONOCIMIENTO


DE LO SOCIAL Y LO COMUNICACIONAL

Con lo esbozado en el capítulo anterior quedó asentado que el análisis de las teorías de la
comunicación social requiere tomar en cuenta diversas dimensiones, debido a que en la
evolución histórica de su estudio se presentan distintas disciplinas sociales e incluso
algunas ciencias naturales.

Los medios de comunicación requieren ser analizados por sus características ontológicas,
deontológicas y por su acción en el seno de la sociedad en general, por el derecho, la
sociología la ciencia política, la psicología, las relaciones internacionales, la economía, la
pedagogía, la semiología, entre otras, así como también en sus dimensiones técnicas.

Ya advertimos que el análisis de lo que se ha generado en el estudio de la comunicación en


general y los medios de comunicación en lo particular requiere forzosamente identificar la
forma y el modo en que se organiza el conocimiento, diferenciar las lógicas sobre las cuales
se genera el saber y entender la pluralidad y diversidad de tendencias teóricas existentes
alrededor de los medios.

Para ello partimos de la filosofía y la epistemología como materias que nos permitirán
identificar las categorías lo más amplias posibles para poder llevar a cabo una taxonomía de
las teorías de la comunicación y sus nexos tanto con las disciplinas como con las vertientes
paradigmáticas. Así se explicarán en un primer momento las lógicas epistémicas que nos
remitirán a los tipos de ciencia o modos de organización del conocimiento según sus
perspectivas teórico-metodológicas, las disciplinas y finalmente las teorías.

El propósito es poder presentar con la mayor neutralidad valorativa las diferentes


tendencias y modos de estudiar a la comunicación y los medios y por eso el conocimiento
de la lógica interna de las perspectivas teórico-metodológicas y las disciplinas que
subyacen en las teorías es una base fundamental.

De tal modo que se expondrán los elementos suficientes para analizar las distintas y en
ocasiones encontradas escuelas de pensamiento que se han dirigido a la investigación sobre
la comunicación y los medios.

2.1 Filosofía y epistemología. Materias esenciales para el análisis de la


comunicación

2.1.1 El ámbito de la filosofía

57
Si bien el propósito es conocer el modo de organización del conocimiento que en el campo
de la comunicación en general y de los medios en particular se ha desarrollado, entonces la
filosofía es la materia que sirve de fuente para conocer e identificar las distintas corrientes
de pensamiento que han dado lugar al análisis de lo comunicacional, pues las teorías hacen
referencia y se fundamentan en principios postulados por alguna corriente filosófica. Por lo
tanto se hace necesario entender algunas de las aportaciones, que como área de estudio de
la filosofía, hace la epistemología.

Como se vio en el capítulo anterior el conocimiento teórico requiere analizar su origen, es


decir su génesis, las fuentes que le dan su fundamento inicial. Esto es el estudio del orden
lógico de una construcción teórica es posible si se tienen las herramientas epistemológicas
para llevar a cabo dicho análisis. De no ser así, el estudio solamente se dirigirá a la
memorización, a los esquemas y por último a la incomprensión.

Cabe aclarar que iniciamos con el esbozo de la filosofía porque el manejo de algunas
nociones aportadas por ésta son importantes en el esclarecimiento de nuestro objeto de
estudio (teorías de la comunicación), pero como no es el objeto del presente trabajo no debe
esperarse una visión extensa y profunda sobre la disciplina filosófica, tan sólo serán
algunos presupuestos mínimos para que se continúen posteriormente, en una tarea de
estudio permanente sobre el análisis general de la disciplina filosófica.

La razón de abordar a la filosofía y la epistemología está en que se ha considerado la


propuesta epistemológica de análisis la cual considera la existencia de lógicas epistémicas
que son la matriz de grandes posturas o modos de organización del conocimiento, estas
posturas o también llamadas ciencias (por su manera de generar el conocimiento) son:
empírico analíticas, lingüístico hermenéuticas y fenomenológicas (interpretativas) y
sistemáticas de la acción. Dentro de las cuales se conocen perspectivas teórico
metodológicas que a su vez son la base de diferentes disciplinas de investigación dentro del
ámbito de lo social y por ende de la comunicación. Enfatizando que no existen formas
puras, por el contrario hay una constante yuxtaposición y un manejo heterodoxo de teorías,
disciplinas y perspectivas teórico metodológicas.

Expuesto lo anterior iniciemos el repaso sobre la filosofía, qué es y cuál es su objeto de


estudio y su relación con él análisis de la comunicación. Filosofía significa
etimológicamente amor a la sabiduría. Con esto se da a entender que el hombre nunca
posee de manera perfecta la comprensión definitiva de todo, que eso es la sabiduría sino
que lucha siempre anhelante por ella. Según su definición más formal, filosofía es aquel
saber de la razón humana, que penetrado hasta las últimas razones, investiga la realidad
total, especialmente el ser y el deber ser propios del hombre.

Una cierta inteligencia de sí mismo y del universo anima de continuo la acción del hombre
adulto. Esta espontánea orientación de la existencia constituye su filosofía precientífica.
Tiene un cuño instintivo y sentimental, pero no por eso deja de ser un conocimiento
resultado de un pensamiento inscrito en la conexión de la vida, no está aislado ni formulado
desligado de la experiencia sensible. Más allá de ese conocimiento, el sujeto se siente
impulsado hacia un saber seguro, sistemático, detallado y dotado de claridad lógica, acerca
de lo real, precisamente hacia la filosofía científica. (cfr. Brugger S.I, Walter: 1972).

58
Su objeto puede perfilarse con mayor nitidez contraponiéndolo a las demás ciencias. Al
igual que éstas, la filosofía es también un saber por las causas, pero de índole enteramente
peculiar.

Todas las otras ciencias son ciencias particulares, porque se limitan a un sector
de la realidad e investigan únicamente las razones últimas dentro de este círculo
(relativas, por lo tanto) La filosofía, en cambio, es una ciencia universal, porque
abarca la totalidad de lo real, y penetra hasta sus razones absolutamente últimas.
(Brugger S.I, Walter: 1972: 233).

El punto de partida más íntimo de la filosofía lo constituye el ser humano, única causa
inmediatamente dada al sujeto, en la que se revela su yo y todo lo demás. Considerada
desde este ángulo, la filosofía entera se presenta como una interpretación de aquel
hacer humano llevada hasta sus más profundas raíces. En sentido amplio, es punto de
partida filosofar cualquier saber acerca de lo real que preceda a la filosofía, no sólo el
implicado en la vida cotidiana y en la la creación cultural, sino también el
proporcionado por las restantes ciencias. Si éstas sirven a la filosofía, también ella les
presta servicio, aclarando y asegurando sus bases últimas.

Sobre el origen de la filosofía, éste se ubica en la Grecia clásica con los presocráticos,
se transformó en tiempos de los sofistas y alcanzó sus versiones más elaboradas en el
pensamiento de Sócrates, Platón y Aristóteles. (cfr. Escotado, Antonio: s/f).

Por lo general la filosofía se basa en la reflexión interior y en el análisis de los


fenómenos observados. Se dice que ser filósofo consiste en no dar nada por sentado,
todas las aseveraciones hay que cuestionarlas. Sobre esta forma de explicar el mundo y
la vida surgió el pensamiento occidental. Es en Grecia donde se generan la mayor parte
de los conceptos, que en mayor o menor medida han establecido la directriz del
pensamiento filosófico en el transcurso del tiempo en el mundo occidental. Es en la
Grecia clásica donde se logró fundar un tipo de pensamiento que cultivo el tratamiento
de la razón para buscar la explicación del mundo y el universo.

En gran parte esto fue posible por las características estructurales de su lengua. Toda
vez que fue en Grecia en donde se utilizaba el verbo ser; el idioma griego realizaba la
conjugación intransitiva, permitiendo hacer la pregunta que propició el desarrollo del
pensamiento filosófico: ¿qué es el ser?

La intransitividad del verbo ser es importante pues da la opción de hablar en dos


sentidos, uno consiste en poder decir algo de una cosa y el segundo establecer la
confirmación de la existencia de algo. Por ejemplo: se puede decir que el caballo es
blanco, aquí se predica algo del caballo, se refiere al primer sentido aquí expuesto, en
tanto si se dice el caballo es, en este enunciado ya no es necesario algo para darle
significado, este es el sentido de existencialidad, por lo tanto se puede formular la
pregunta ¿qué es el ser?

59
En la filosofía griega clásica (a partir del siglo VI a.C.) se pueden ubicar tres etapas: a)
en el pensamiento presocrático, que busca la naturaleza (Phycis) el fundamento último
del conocimiento y el elemento que mueve al mundo y el universo, por ello puede
decirse que es un pensamiento que en primera instancia busca la trascendencia; b)
posteriormente aparecen los sofistas que hacen referencia a lo inmanente al aquí y al
ahora, promueven el diálogo y la opinión (la doxa). Su característica es que no buscan
la verdad sino el convencimiento y la argumentación como elemento fundamental de la
polis (ciudad estado) y de las relaciones humanas. Cabe comentar que los sofistas le
otorgaban una gran importancia al azar, a lo que escapa a la voluntad de los sujetos,
como algo fortuito y, c) la tercera etapa se da con Platón y Aristóteles, dándose un
regreso al pensamiento trascendente; no obstante esta vuelta está regida por el hacer en
el mundo del sujeto , es decir, los actos y el hacer del ser humano no dependen de una
fuerza fuera del sujeto, de su voluntad, sino de sus acciones y decisiones, aunque
tienen planteamientos de la naturaleza como motor del mundo.

Más adelante, desde el medievo y hasta la llegada del Renacimiento, el pensamiento


filosófico estuvo regido por una orientación teológica. El desarrollo de la filosofía se
dio principalmente al interior de la iglesia católica formando al sacerdocio. Algunos de
los más representativos de esa época retomaron a Platón (San Agustín) y a Aristóteles
(Santo Tomás de Aquino), quienes se ocuparon en demostrar racionalmente, y no sólo
en la fe, la existencia de Dios.

Las líneas de pensamiento únicamente mencionadas aquí son importantes porque


representan las corrientes de pensamiento que gravitan en la filosofía y la génesis del
saber en occidente desde el siglo XV (Renacimiento o Humanismo), abriendo el
presente, su presencia se puede notar inclusive en las perspectivas teórico-
metodológicas, disciplinas y teorías de lo social y por ende de la comunicación en
general y los medios de comunicación en lo particular.

El siglo XV marca un cambio importante en el pensamiento filosófico se rompe con el


modo repensar del medievo, el cual ponderaba, desde la razón, elaborar una
argumentación contundente de la idea teológica. Esta ruptura se manifiesta en lo que se
conoce como el Renacimiento. “Entendemos por Renacimiento o Humanismo el
acontecimiento en el cual el cambio introducido por las nuevas circunstancias
industriales, sociales y políticas, así como el desmoronamiento del sistema teológico
medieval, hizo posible la comprensión de la antigüedad y la cultura de los pueblos
modernos, recibió de ella el impulso más potente”. (Dilthey, Wilhem: 1975: 132)

De acuerdo con el recorrido histórico del pensamiento filosófico, desde Galileo se


gestó una corriente que buscó el saber empírico y causal sobre la metafísica y la
religión, lo cual produjo una manera distinta de mirar al sujeto y su relación con el
entorno, conformando una tendencia “objetivizante”.

Este interés pragmático, mecánico-causalista, que no va ya a preguntar el “por


qué” y “para qué últimos sino el “cómo” más inmediato y práctico de los
fenómenos y sus consecuencias, emerge con fuerza de la centuria que va desde
1543, año de la aparición de la obra de Copérnico, De revolutionibus orbium

60
celestium, hasta 1638, fecha en la que ven la luz los Discorsis de Galileo… No
habrá que buscar tanto la sustancia subyacente a los fenómenos cuanto las leyes
matemáticas que nos desvelen la estructura real del mundo físico. Galileo será un
típico representante de la nueva mentalidad que cambia las explicaciones físicas
cualitativas de Aristóteles por las formulaciones matemáticas de Arquímedes.
(Mardones y Ursúa: 1983: 18-19)

Como podemos advertir, la necesidad de hacer una revisión del saber filosófico es una
condición vital para poder construir un marco de referencia de lo qué es, se tiene que hallar
su génesis en las obras y en los hechos históricos, en tanto que lo sucedido en el pasado
influye en los criterios y percepciones para analizar el presente y señala la forma en que ha
de comprenderse y explicarse el pasado. (cfr. Gadamer, Hans-Georg: 1991)

Es a partir del siglo XV que pueden ser identificados, en el marco de la modernidad


occidental, tres lógicas epistémicas bien definidas en las que se puede organizar el
conocimiento generado a través de la historia, que tal y como mencionamos en párrafos
anteriores son: las ciencias empírico-analíticas, las interpretativas y las sistemáticas de la
acción.

2.1.2 El ámbito de la epistemología

Cuando se decide conocer las teorías acerca de lo social en general y de la comunicación en


particular, se tiene que valer de la epistemología, pues aporta elementos facilitadores para
la interpretación y el análisis del sentido y significado que plantean las teorías.

Como en el capítulo anterior se expusieron los conceptos de funcionalismo, estructuralismo


y materialismo histórico, cabría la pregunta ¿cómo y en qué se distingue un funcionalista de
un estructuralista? o ¿en qué radica ser un materialista? Y también cuestionar si representan
las únicas maneras de conocer los procesos comunicacionales.
Al respecto podemos decir que la epistemología ofrece la posibilidad de diferenciar los
grandes modos de conocer desarrollados a través de la historia, principalmente por su
análisis hecho a las lógicas epistémicas, las cuales fundamentan las orientaciones o
perspectivas teórico-metodológicas que se han constituido en las fuentes de la investigación
social y humanística dentro de la que se inscribe el estudio de la comunicación y los
medios. Esto puede ser representado de la siguiente forma:

Filosofía  epistemología  lógicas epistémicas  tipos o posturas de ciencias


 perspectivas teórico-metodológicas  disciplinas  teorías.

De este modo, la epistemología nos da herramientas para conocer cómo se genera el


conocimiento, esto permite sistematizar los conceptos y categorías que fundamentan la
estructura interna de las teorías que explican la realidad. Especialmente ayuda a
comprender no únicamente que hay distintas maneras de conocer, sino inclusive los
diferentes tipos de conocimiento.

Ya comentamos y definimos algunos rasgos de la epistemología, pero conviene dedicarle


nuevamente un espacio para precisar aún más algunas nociones clave para detallar más

61
adelante lo que son las lógicas epistémicas que son elementos importantes en la estructura
de las lógicas de organización del conocimiento, tanto en lo social como en lo
comunicacional. Pues bien la palabra epistemología tiene dos significados diferentes. El
primero muy utilizado por los autores anglosajones y que entre los filósofos llaman teoría
del conocimiento. Su objeto es el fundamentar todas las formas del conocimiento humano,
considerando a éste como el resultado de la experiencia, la percepción y los procesos
cognitivos. Se trata de una disciplina perteneciente al campo de la filosofía, no obstante
estar relacionada con estudios efectuados en psicología, sociología, análisis del discurso,
del lenguaje y otros temas. La segunda acepción se refiere exclusivamente al conocimiento
científico, a su producción, estructura y validación. Esta definición deja ver que la
epistemología (también llamada gneosología) se dedica a estudiar el conocimiento en tanto
evidencia y posibilidad. Investiga lo que los sujetos conocen, los procesos a través de los
cuales generan dicho conocimiento y la coherencia lógica entre las herramientas, las
técnicas y los métodos empleados para construir un objeto de estudio, las conclusiones y las
afirmaciones o juicios obtenidos. (cfr. Ditella, Torcuato S.: 2001)

Tenemos pues que la epistemología examina el conocimiento científico y especialmente


una de sus manifestaciones más importantes y refinadas, las llamadas teorías científicas.
Intenta analizar el proceso de construcción cognoscitiva, como también las investigaciones
críticas acerca de su validez, por lo que equivale a crítica del conocimiento. En otras
palabras, es la ciencia filosófica que investiga el valor, las fuentes y el criterio del
conocimiento humano, también se le llama noética, pues trata de la actividad mental en
cuanto conocedora de las cosas. (cfr. Bruggers S.I, Walter: 1972)

Tampoco hay que confundirla con la metodología de la investigación. La epistemología


pone en tela de juicio todo el conocimiento científico, pretendiendo justificar tanto las
teorías ya aceptadas como las recién propuestas. El metodólogo se propone otra cosa: la
obtención de nuevo conocimiento. El da por establecidas las teorías existentes en
determinado momento, para utilizarlas con el fin de producir nuevo conocimiento. También
conviene diferenciarla de la lógica, pues a diferencia de ésta no considera únicamente las
condiciones de validez fundadas en las relaciones de los contenidos de pensamiento entre
sí, sino que plantea la última y decisiva cuestión acerca de la validez objetiva de dichos
contenidos, es decir, analiza cómo se llegó a dichos contenidos, de su validez respecto al
objeto, trata del problema de la posibilidad del conocimiento en general. Así la
epistemología será la investigación filosófica de la aptitud de nuestra razón para la verdad y
a la vez de los límites del conocimiento.

No obstante, la epistemología no debe ser entendida como un sistema apriorístico o


dogmático que determine el contenido del conocimiento científico. Al contrario, la
pretensión es analizar la generación del conocimiento científico bajo todas las
circunstancias que la hacen posible, ya sean aspectos lingüísticos, históricos, ideológicos,
etc. (cfr. Van Steenberghen, Fernand: 1960).

Por lo explicado hasta aquí se puede decir que la epistemología analiza a la explicación
científica, por lo tanto, surge la necesidad de cuestionar los usos latentes o manifiestos de
las nociones de ley, teoría, observación, experimentación y verificación.

62
Para referirse a un saber particular entre los saberes, Luis Martín Santos utiliza el concepto
de epistémico y se distingue por ser “…ocasional, eliminativo, momentáneo, que brota
frente a la praxis del saber. Es efímero, válido y o formalizable. No es transitivo sino una
tarea. No es empírica, sino racional”. (Martín Santos, Luís: 1991: 11)
Respecto a ésta definición de epistémico, cabe hacer hincapié en que su acción está
centrada en el ámbito de la razón, en otras palabras no le compete el contenido de las
investigaciones que sobre un objeto de estudio se realizan, lo que es de su interés es
analizar el proceso (saber) de cómo se conoce.

Por consiguiente, la epistemología tiene como propósito la búsqueda de la respuesta a la


pregunta: “saber si el espíritu humano es capaz de alcanzar la verdad o lo que es lo mismo,
si tiene certezas legítimas. Si se desespera de alcanzar la verdad en algún dominio, se es
escéptico… la posición contraria es el dogmatismo: consiste en sostener que podemos
conocer la verdad y que lo conseguimos en algunos casos”. (Verneaux, Roger: 1985: 29)

Debido a que la epistemología ha encontrado dentro de las disciplinas y las teorías que son
resultado de perspectivas teórico metodológicas distintas, diferencias en las categorías y
conceptos utilizados en sus propuestas teóricas, se afirma que su interés está en conocer
cómo se construyen y organizan esas formas particulares de conocimiento. Por ello también
se dice que la epistemología se concentra en develar la genética (Piaget) de los conceptos,
mismos que son las unidades fundamentales de la teoría.

Según Mardones y Ursúa (1983), la epistemología tiene las siguientes características:

1) Analiza las ciencias en cuanto al alcance y legalidad del conocimiento que éstas
aportan, sea en, a) su organización y orden conceptual interno, b) en la forma en que
son considerados -en las distintas corrientes- los datos de la realidad, c) en el
examen de los resultados -proposiciones de validez- que pretendieran establecerse
con el manejo de determinadas informaciones.
2) Analiza los fundamentos del conocimiento científico, es decir, la probabilidad de
generar conocimiento y la validez de los saberes obtenidos.

3) Establece críticas a las maneras de concebir la realidad que soslayen la razón y las
proposiciones de validez; asimismo, esta crítica se extiende a los sistemas de
pensamiento cerrados sobre sí mismos, que no admiten el cambio ni la refutación de
sus principios ante los nuevos descubrimientos aportados por las ciencias.

4) Es una disciplina filosófica y con un status marginal en relación con otras ramas de
la filosofía como la metafísica o la ética. Igual que la historia de la ciencia es
marginal en relación con la gran historia. (cfr. Mardones y Ursúa: 1983).

En resumen, la epistemología investiga en torno a la organización interna y de la validez


lógica del conocimiento. Es pertinente señalar que escudriña la relación entre lo observable
y la teoría, esto es que en el ámbito de la observación científica se presentan problemas
epistemológicos sobre la naturaleza de la percepción y de la observación, así como en el
impacto que tiene el origen, desarrollo y justificación del conocimiento científico.

63
Es así que para comprender la estructura interna del conocimiento y su proceso de
construcción, la epistemología resulta indispensable. Ya explicamos someramente en el
capítulo anterior la necesidad de utilizar un método para la realización de toda
investigación, y es aquí cuando se elige uno u otro método que empiezan las diferencias.

Como sabemos a pesar de que existe consenso en cuanto a la necesidad de utilizar un


método para generar conocimiento, no lo hay para establecer qué es “científico”, de lo que
no lo es. El hecho de que existan diversas posturas y corrientes de pensamiento es una clara
muestra de que no existe lo “científico” en un sentido absoluto (esto no quiere decir que
cualquier conocimiento enunciado sea “válido”. No obstante la “cientificidad” se encuentra
en cada uno de los métodos considerados verosímiles para generar conocimiento y
aproximarse a la verdad como descubrimiento.

Por ende y como lo hemos explicado, lo científico dependerá de la estructura interna y la


perspectiva científica que posee cada modo de conocer. Expusimos que para un positivista
lo científico es el estudio de la realidad medible, observable y cuantificable; en cambio un
hermeneuta recurrirá para su interpretación de la realidad social de lo comprensible y la
historia, como fundamentales para una explicación científica.

Ante dicha diversidad epistemológica y metodológica que se encuentra en el estudio de lo


social y por ende de lo comunicacional y que ha dado paso a distinguir corrientes de
pensamiento o modos de organización del conocimiento, son dos elementos los que se
encuentran invariablemente en las diferentes interpretaciones de lo social.

Estos elementos son los conceptos y las teorías. De ahí que la epistemología coadyuve para
conocer la validez, la lógica y la congruencia de las construcciones teóricas. Toda vez que
las teorías se constituyen con conceptos, los que conforman nexos entre el pensamiento y la
realidad estudiada.

Recordemos que el establecimiento del conocimiento científico se da a partir de


construcciones mentales que describen las características esenciales del objeto a denominar,
significar, representar o interpretar.

Los conceptos se pueden definir como las nociones o ideas que sobre un objeto se
construyen y forman las unidades con las que estructuran las proposiciones, en tanto que
las teorías se conforman por un conjunto de proposiciones vinculadas lógicamente entre sí
y tienen los mismos referentes. Por ello las teorías son modos particulares de comprender y
explicar la realidad. Aquí las entendemos como aproximaciones comprensivas del mundo,
sólo de esa manera pues no son irrefutables ni infalibles.

Condensando lo hasta aquí expuesto tenemos que la filosofía es una fuente de información
imprescindible para el entendimiento de las corrientes del pensamiento contemporáneo. La
epistemología contribuye al análisis de los paradigmas o grandes modos de organización
del conocimiento, que aquí llamamos lógicas epistémicas que se han desarrollado a lo largo
de la historia. Estas lógicas se encuentran presentes en tres perspectivas o posturas de
ciencias, mismas que son el fundamento de distintas visiones teóricas metodológicas que a
su vez nutren a diversas disciplinas de estudios e investigación que generan un amplio

64
espectro de teorías sobre lo social en general y la comunicación en particular. Dichas
teorías se componen de constructos mentales denominados células o proposiciones
formuladas con conceptos y este proceso le da el status de científico al conocimiento
teórico así generado.

2.1.3 Una epistemología de la comunicación

En términos muy generales se ha expuesto el ámbito de estudio e investigación de la


epistemología y nos ha permitido establecer que la teoría, como forma de entendimiento y
explicación de la realidad, representa un modo de análisis y conforma una cosmovisión del
mundo y la vida social. En este tenor, la epistemología nos ayuda a estudiar las teorías de la
comunicación y su relación con los medios de diferentes maneras.

En principio se puede valer de la epistemología para conocer cómo están organizadas las
diferentes lógicas de pensamiento que han dado lugar al análisis y estudio de la
comunicación. A la vez que puede aportar elementos para fundamentar criterios válidos
para estimar si determinada teoría contribuye para la explicación de un fenómeno
comunicativo o si han generado nuevas explicaciones que permiten superar o dar visiones
diferentes al fenómeno en cuestión. Toda vez que el campo de estudio de la comunicación
está sujeto a cambios permanentes y repentinos provocados por los cambios políticos,
económicos y tecnológicos que suceden en la sociedad.

También puede aportar elementos para la construcción de una pedagogía de las teorías de la
comunicación, pues permite tener una visión amplia de todo el espectro de estudios e
investigaciones en relación a la comunicación en general y los medios en particular, con lo
cual se favorece la organización del conocimiento generado en la materia y se pueden
establecer ciertos lineamientos para su exposición y explicación. Derivando en una
formación plural respecto a las diversas propuestas teóricas existentes.

Otro aporte importante es su contribución en la definición paulatina que sobre el objeto u


objetos de estudio ha ido desarrollándose dentro de las ciencias de la comunicación al dotar
de criterios básicos para la construcción de métodos de investigación sobre la realidad de la
comunicación social y los medios.

Se ha comentado la problemática que encierra la falta de un campo teórico bien construido


que le de el status de disciplina a la teoría de la comunicación o comunicología, en mucho
debido a las múltiples observaciones empíricas, así como también las diversas e
innumerables prácticas profesionales y la generalidad de los procesos comunicativos que
traen como efecto la ambigüedad señalada a este campo de trabajo. Y puede ser la
epistemología la que contribuya a responder a las interrogantes que en múltiples momentos
los investigadores han intentado precisar para definir los dominios de este quehacer
científico: ¿Cuál es el campo o campos de estudio de la comunicología? ¿Qué hay que
entender por ciencias de la comunicación? ¿Existe una teoría de la comunicación o son
teorías sobre lo comunicacional? ¿Qué grado de desarrollo tiene la ciencia de la
comunicación o seguirá siendo ciencias de la comunicación?

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El hecho de que se busque un reconocimiento y el status de ciencia al trabajo desarrollado
por muchos investigadores alrededor del mundo que dedican su trabajo al estudio de la
comunicación y los medios no debe entenderse como una pretensión patrimonialista sobre
el análisis de la comunicación humana. Hay que reconocer que hubo un momento en el
desarrollo de las humanidades que la fragmentación o segmentación de los procesos
sociales para su estudio permitió que cada parcela de conocimiento tuviera el status de
ciencia. En la actualidad la ciencia se reconfigura y por necesidades metodológicas para
generar visones más integrales y completas de los hechos de la realidad los campos de
conocimiento requieren tratamientos inter, trans y multidisciplinares dando como resultado
las interciencias y multidisciplinas: Esto pone a las ciencias de la comunicación a trabajar
en dos vertientes: primero en definir sus campos de estudio y las líneas de investigación, y
segundo establecer los nexos de estudio con las disciplinas del área social como la
sociología, psicología, semiología, economía, informática, derecho, antropología, entre
otras.

En términos generales las teorías que se han generado para explicar los procesos de la
comunicación social en lo general y los medios de comunicación en lo particular establecen
que la comunicación es posible -en la forma en que hoy se da- por construcciones sociales,
tecnológicas e individuales que provocan una práctica de interacción, convivencia,
conflicto y conocimiento entre dos o más personas. A su vez las formas de difusión y
amplificación que permiten el registro y flujo de información de uno o más puntos
geográficos transformando la noción de tiempo y espacio es lo que identifican como
medios de comunicación que poniéndolo en términos socio-antropológicos son los signos
de identidad, los imaginarios colectivos, los valores, normas y pautas de conducta
institucionalizados, así como los símbolos, el lenguaje y la informática en general lo que se
constituye en medios y modos de comunicación.

66
2.1.4 Las lógicas epistémicas

Continuando con la línea de investigación que se ha presentado, la filosofía aporta


elementos importantes para conocer la historia del pensamiento y entender cómo se han
gestado las cosmovisiones del mundo y el universo. La epistemología como una rama de la
filosofía arroja tesis para saber sobre la estructura interna y la lógica sobre la que se
construyen distintos tipos o modos de pensamiento que explican la realidad social y por
ende lo comunicacional, así como sus nexos con el proceso de las teorías de la
comunicación.

Para ir completando la plataforma que nos permitirá llegar a las lógicas de organización del
conocimiento en lo social y lo comunicacional, es necesario definir qué entenderemos por
lógica epistémica. En primer lugar diremos que una lógica epistémica por ser una
derivación de la epistemología tiene como propósito central el análisis del conocimiento
generado, ya sea por medios objetivos o subjetivos. Existen diferentes lógicas epistémicas,
cada una representa un complejo nudo que vincula modos de pensamientos afines entre sí,
coherentes en sus procesos de investigación, sistemáticos en sus argumentos y
fundamentos.

Por tanto, las lógicas epistémicas se constituyen como la lógica que alberga los grandes
modos de organización del conocimiento, ya que al conformarse como un universo de
pensamiento (forma de razonar el mundo), en su interior se estructuran sus elementos
conforme a una determinada lógica que les da orden y cohesión.

Recapitulando, el conocimiento está organizado del mismo modo que las ciencias se
fundamentan de acuerdo con las perspectivas teórico metodológicas de las cuales se derivan
disciplinas que se centran en determinados objetos de estudio y generan las teorías que son
articuladas conforme a la organización que se estableció para comprender y analizar al
mundo.

De lo que se desprende que el conocimiento es generado por una determinada lógica, es


decir hay varios modos de conocer, lo que los distingue es la manera en que están
estructurados internamente. Cada modo de conocer al tener orientaciones y principios
conceptuales diferentes percibe y representa al mundo en forma diferente.

Por ello, los diferentes modos de conocer dependen de una organización lógica y dinámica
interna determinada y las lógicas epistémicas son las encargadas de identificar esos modos
de conocer, lo que las convierte en el fundamento de las diversas ciencias generadas en la
historia.

Para aclarar un poco más podemos esquematizar y hacer una analogía entre una lógica
epistémica y el lenguaje humano.

 Una lógica epistémica es un conjunto universal como el lenguaje humano.

 Las lógicas epistémicas son particulares y diferenciadas como las familias


lingüísticas: indoeuropeas, germánicas, latinas, etc.

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 Las posturas o ciencias son las aplicaciones generadas de una determinada lógica
epistémica, como es un idioma en particular: español, inglés, francés.

 Las perspectivas teórico metodológicas establecidas en las posturas o ciencias son la


lengua que establece las normas y reglas de uso del lenguaje: gramática, sintaxis,
prosodia.

 Las disciplinas son un saber formal en determinada área o temática, como un


metalenguaje: el lenguaje matemático, musical, médico.

 Finalmente las teorías son un saber especializado, descriptivo y analítico de la


realidad, resultado de la aplicación de los principios y reglas metodológicas, como
el habla que es el uso individual que de la lengua se hace.

2.2 Posturas o ciencias en el estudio social

A partir de una propuesta epistemológica derivada de la filosofía corresponde explicar


cómo se organizan los diferentes modos de conocer o las lógicas epistémicas que los
sustentan, en lo que denominamos una postura (teórica) o un tipo de ciencia según el
proceso metodológico que sigue al analizar la realidad social.

Es preciso señalar que la propuesta taxonómica que se expone surge de la clasificación que
propone Mardones y que éste retomó a su vez de Habermas. Según la cual desde el trabajo
científico y los descubrimientos de Galileo a la fecha se han gestado tres grandes posturas o
ciencias. A saber son la postura o ciencias empíricas analíticas; postura o ciencia
fenomenológica-hermenéutica y lingüística (aquí las denominaremos interpretativas,
siguiendo el criterio de Miguel Rodrigo Alsina) y la postura o ciencias sistemáticas de la
acción. (cfr. Mardones y Ursúa: 1983; Habermas, Jürgen: 1982, Rodrigo Alsina, Miguel:
2001).

2.2.1 Las ciencias empírico analíticas

Bajo esta denominación encontramos a las posturas que desarrollan un pensamiento


instrumental y que persiguen un conocimiento útil y su respectiva aplicación. Su dinámica
se basa en generar un conocimiento que tenga una utilidad por su aplicación a procesos
sociales y la pretensión de comprobar sus hipótesis de trabajo. Sus principios se vinculan
con el desarrollo del método científico aplicado a las ciencias naturales, que como ya se
mencionó inicia con las postulaciones de Galileo.

Otra característica básica de esta postura es que el conocimiento generado debe sustentarse
en lo observable, medible y cuantificable de los procesos o fenómenos estudiados, para
lograr construir leyes que describan y expliquen el movimiento universal y buscar predecir
la evolución y el producto de una acción o evento determinado.

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Es la linealidad del tiempo y la historia, así como la noción del desarrollo y el progreso, los
principales supuestos de estas ciencias. Locke, Turgot, Condorcet y Spencer son los
investigadores identificados como los primeros en postular que en la ciencia social se
podrían encontrar las respuestas a los grandes problemas de la humanidad, que conocer
científicamente a la sociedad posibilitaría dirigirla con orden hacia el progreso y la
evolución social, a través de su perfeccionamiento constante.

De estos preceptos se generaron corrientes de pensamiento como: el empirismo,


sensualismo, organicismo, evolucionismo y el positivismo. Lo que tienen en común estas
posturas son los siguientes preceptos: 1) el conocimiento de lo social debe fundarse en la
aplicación del método científico; 2) la ciencia permitirá el avance constante de la
humanidad; 3) el conocimiento está al servicio del progreso; y 4) la evolución de las
sociedades, históricamente se dirigen hacia la libertad, la igualdad y la justicia. A esta
postura la influyó significativamente el pensamiento positivista desarrollado por Augusto
Comte, puesto que fue el pionero en establecer la idea de que la ciencia es el principio y el
fin de la solución de los problemas de la humanidad. Creó una filosofía acorde con una
civilización que para su existencia requiere la utilización del conocimiento. Su esfuerzo se
concentró en el estudio de la sociedad y el desarrollo del principio de lo positivo.

Para Comte lo positivo es lo real, en contraposición de lo imaginario, a su vez se refiere a lo


útil en oposición a lo inútil, por ello en su filosofía pondera que el avance y el
perfeccionamiento de la sociedad debe ser constante. Para él, el conocimiento debe buscar
tener una utilidad y no generar conocimiento que sólo satisfaga la curiosidad vana. (cfr.
Mardones y Ursúa: 1983).

En este esquema de oposiciones entre el concepto de lo positivo y sus contrarios, está el de


certeza e indecisión con lo que orienta a la filosofía a construir naturalmente la armonía
lógica en el individuo y la comunión espiritual de la humanidad. Otras contraposiciones son
las que establece entre lo preciso y lo vago y cuando opone lo positivo con lo negativo. La
interpretación que se puede hacer de este juego de oposiciones es que la filosofía está
obligada a organizar a la sociedad.

Otro representante de esta postura es el sociólogo Emilio Durkheim, quien de acuerdo a


Mardones:

Llevó a cabo lo que en A. Comte es sólo una proclama y un deseo: aplicar el


positivismo al análisis de los hechos sociales(…) Continúa a A. Comte y J. Stuart
Mill (…) Su concepción del “hecho social” y el tratamiento explicativo causal,
como cosas, propuesto, sin salirse del ámbito propio de los objetoso sociales, y
con una actitud de sospecha frente a cualquier pre-noción que favorezca la
sociología espontánea, constituye en algunas sugerencias claves que traducen el
afán de Durkheim por dotar a las ciencias sociales del rigor y objetividad de las
ciencias naturales. (Mardones y Ursúa: 1983: 79)

Los preceptos recurrentes en estos investigadores son las nociones de que la sociedad está
conformada por diversas estructuras, las que tienen una función específica que cumplir para
el buen funcionamiento de la sociedad. Si por alguna razón no funcionan cabalmente,

69
entonces se da una disfunción y el sistema social entra en un desorden y la evolución de la
colectividad se frena. Por ende, la perspectiva teórico metodológica denominada como
funcionalismo forma parte de estas ciencias empírico analíticas y desde esta postura se
analizan y estudian objetos y procesos propios de la comunicación política, mercadotecnia,
publicidad y comunicación organizacional, entre otras.

2.2.2 Las ciencias interpretativas

Este segundo grupo o postura está conformada por ciencias del tipo de la fenomenología,
lingüística y hermenéutica. Sus antecedentes más remotos los podemos encontrar en la
filosofía de los griegos clásicos. Los precursores de esta cosmovisión retoman principios de
la filosofía de Platón y en mayor medida de Aristóteles en especial sus estudios sobre
lógica, estética y retórica. Hay que recordar que en la Edad Media al retomarse a
Aristóteles y la tradición educativa griega, en las escuelas y monasterios las ciencias
instituidas fueron: las matemáticas, la retórica, la gramática y la lógica.

Lo que caracterizó a esta época es el intento por explicar los fenómenos de manera integral,
es decir abarcando los diferentes ámbitos de la vida social y espiritual tomando en cuenta
inclusive el análisis del lenguaje y los signos. La postura asumida intentó interpretar su
presente con base en el pasado histórico. Un ejemplo de un pensador que desarrolló un
conocimiento sobre los signos y los conceptos del mundo occidental fue Santo Tomás.

Más adelante cuando inicia la etapa denominada el Renacimiento se da un regreso al


Humanismo y con ello a las ciencias del espíritu. Esto trae consigo el cultivo de disciplinas
como la filología, la exégesis (que provenía del nacimiento del viejo testamento) y
nuevamente la retórica y la lógica.

Para el siglo XVIII comienza a darse una reacción en contra de que en el ámbito de lo
social se aplique el mismo método de estudio que en las ciencias naturales, esto es el
conocido “método científico”, pues deja de lado la parte espiritual de los sujetos y produce
un pensamiento objetivizante (cosificador). El movimiento que intenta generar una forma
alternativa de la visión positivista sobre los procesos sociales se gesta principalmente en
Alemania con disciplinas como la lingüística, historiografía y la filosofía.

Es Hegel (siglo XIX) quien de manera abierta y frontal se contrapone al pensamiento


positivista mediante su propuesta de su sistema en el cual expone la existencia de un
espíritu trascendente, invocando al idealismo, de tal modo Platón y San Agustín recobraron
una presencia importante, especialmente en el terreno de la realización de la idea como una
manera de organización política. Esta contraposición se da porque en el mismo tiempo que
Hegel desarrolla su sistema se encuentran seguidores del pensamiento positivista de Comte.
De este debate entre los reivindicadotes del positivismo y los que lo cuestionaban y
proponían la explicación de lo social no únicamente a través de un método cerrado a los
aspectos metafísicos de los sujetos, sino aludiendo a la comprensión en su sentido más
amplio.

Dentro de esta corriente y por sus aportaciones a la Antropología Social destaca Claude
Levi Strauss, quien junto con otros estudiosos intentan explicar el proceso de la

70
comunicación humana dentro de su contexto cultural, como un universo simbólico. Otro eje
central en la construcción de estas ciencias es la lingüística estructural de Ferdinand de
Saussure, poniendo al lenguaje en el núcleo del pensamiento de los sujetos.

Con el trabajo desarrollado por Dilthey, Rickert, Windelband, Gadamer, Schütz, entre
otros, se determina que los procesos sociales no deben ser analizados con un método que se
fundó para el estudio de lo natural y otorgan a las denominadas ciencias del espíritu de un
status científico distinto y nuevo que establece una perspectiva ampliada de la realidad.
Como lo explica Dilthey al referir que el objeto de estudio de las ciencias sociales n el
mundo del hombre, es decir, un producto del espíritu humano y en consecuencia algo
producido históricamente. “Desde este punto nuclear se derivan consecuencias
metodológicas inevitables: la comprensión (Verstehen) es el método adecuado para captar
un mundo significativo, intencional”. (Mardones y Ursúa: 1983: 149)

Toda esta corriente de pensamiento se concreta hasta el siglo XX con el método propuesto
no se orienta únicamente a describir los hechos, sino que intenta analizar el sentido de la
acción de los individuos y las instituciones sociales, esto es, desarrollar una visión integral
que involucre el ámbito de la vida social de los sujetos, por ende se tiene que estudiar la
religión, el lenguaje, la historia, inclusive la economía y la política. Esta propuesta recibió
el nombre de sociología comprensiva.

El método propuesto por Weber consiste básicamente en la construcción de modelos


ideales que intenten comprender cómo deben ser las situaciones de hecho presentes en el
proceso social a estudiar, pero temiendo siempre la pretensión de encontrar el sentido de la
acción que provoca los hechos, acción que puede ser racional o irracional. El principio que
subyace en este método es comprender cómo se hubiera comportado el fenómeno si se
conocieran, tanto las circunstancias como las intenciones de los protagonistas de las
acciones y considerando como si los medios elegidos para llevar a cabo las acciones se
hubiera hecho racionalmente para conseguir determinados fines.

Parafraseando a Mardones diremos que la comprensión es lo mismo que la captación


interpretativa del sentido implícito en la acción específica a analizar, esto es interpretarla en
su consideración histórica. Asimismo encontrar el sentido promedio y de manera
aproximativa a la generalidad de los sujetos, es decir en la consideración sociológica de la
masa y construirlo científicamente a través del método tipológico para establecer el tipo
ideal de un fenómeno recurrente.

Otro autor que prosigue esta tradición metodológica es Alfred Schütz, para él el verstehen
se puede entender como el método de las ciencias sociales, puesto que a través de éste es
posible generar conceptos objetivos sobre la subjetividad de las acciones sociales.

Una rama de esta lógica epistémica que le da un sesgo hacia el lenguaje como elemento
fundamental para conseguir la comprensión de la acción social es la experiencia
hermenéutica desarrollada profusamente por Gadamer sobre la base de las propuestas de
Dilthey y Heidegger. Gadamer postula que la comprensión no consiste en ponerse en la
posición del otro, sino en acordar con el otro sobre el objeto analizado y explica que ese
proceso de comprensión en última instancia es un proceso lingüístico.

71
Comprender lo que alguien dice es, como ya hemos visto, ponerse de acuerdo en
la cosa, no ponerse en el lugar del otro y reproducir sus vivencias. Ya hemos
destacado también cómo la experiencia de sentido que tiene lugar en la
comprensión encierra siempre un momento de aplicación. Ahora consideraremos
que todo este proceso es lingüístico. No en vano la verdadera problemática de la
comprensión y el intento de dominarla por arte -el tema de la hermenéutica-
pertenece tradicionalmente al ámbito de la gramática y de la retórica. El
lenguaje es el medio en el que se realiza el acuerdo de los interlocutores y el
consenso sobre la cosa. (Mardones y Ursúa: 1983: 181)

Con lo expuesto podemos hacer las siguientes observaciones a manera de aseveraciones


para entender lo qué es la comprensión y su proceso de construcción:

a) Comprender es ponerse de acuerdo con alguien sobre algo.

b) Es el lenguaje el medio universal para construir el acuerdo (consenso) y la


comprensión.

c) La comprensión se consigue a través del diálogo.

d) La comprensión viene a ser una interpretación.

e) La comprensión conseguida siempre por el diálogo, a través del lenguaje, se


encuadra en la dialéctica de la pregunta y la respuesta.

f) La dimensión lingüística de la comprensión, indica que la comprensión es la


concreción de la conciencia de la historia efectual.

g) La tradición consiste en reconstruir por medio del lenguaje al pasado, al actualizarse


se reconoce su sentido en el presente y frecuentemente con elementos nuevos.

Queda claro que existen diferencias muy marcadas entre las ciencias empírico-analíticas y
las interpretativas (fenomenológicas, hermenéuticas y lingüísticas). En concreto estamos
ante dos concepciones diferentes del mundo, en otras palabras son dos lógicas epistémicas
distintas. Para las ciencias interpretativas no es posible analizar y estudiar al mundo de la
vida social a través del mismo método con el que se conoce la vida natural. Debido a que el
mundo social, cultural no puede ser evaluado con los mismos instrumentos y
procedimientos, ni con la misma concepción que el del natural.

La fundamentación estriba en la diferencia básica entre la naturaleza como un mundo dado


que existe independientemente del hombre, y el mundo cultural, construido por el hombre
sobre esa naturaleza. De tal modo que la existencia de la altura deja al descubierto que se
trata de un mundo espiritual. Un ámbito donde se ha gastado la filosofía, la historia, las
artes, las tradiciones y costumbres, entre otras construcciones sociales.

72
Así para comprender al hombre social deben surgir ciencias sociales que investiguen sobre
la memoria histórica de los hombres en la evolución de sus formas de pensamiento y de
organización social, política y económica, en su producción artística, comprender el
presente como condensación del pasado y predicción del futuro. Esto implica centrar la
atención en el conocimiento del significado y el sentido de las formas de pensamiento y los
procesos producidos por la cultura. Si el hombre es social, su estudio supone ciencias
sociales, y éstas deben comprender las múltiples relaciones entre el pensamiento y la
cultura en diferentes estadios de la historia.

La humanidad es lo que ha sido y lo que puede llegar a ser, esto quiere decir
fundamentalmente el drama de lo humano, el cómo y el porqué se piensa lo que se piensa, y
cómo ha ido cambiando ese pensar en el transcurso del tiempo.

En este sentido el estudio de la historia es un elemento fundamental para conocer la


experiencia de la conciencia humana que ha estado constituida por modos de pensar que se
remontan a hace más de 3 mil años y de los cuales se han producido unas condiciones de
vida y una determinada forma de cultura.

2.2.3 Las ciencias sistemáticas de la acción

Esta postura se distingue básicamente de las anteriores en el hecho de que su propósito


principal es desarrollar un conocimiento que permita la transformación de la sociedad
dirigiendo dicha transformación hacia la emancipación del hombre. Sus bases
epistemológicas se encuentran en algunos filósofos griegos clásicos, en particular en
Heráclito y Platón.

En el pensamiento de Heráclito destaca el mito del destino con su idea del devenir (la
realidad entendida como proceso o cambio) Y en Platón el mito del origen (por lo que
postula la noción de la decadencia y la necesidad de establecer la república perfecta).

Hacia la Edad Media es San Agustín quien retomando algunas ideas del pensamiento de
Platón pondera la noción de que el ser humano y su capacidad de raciocinio pueden
transformar al mundo. El hecho de poder pensar un mundo posible, establece las
condiciones para poder instaurarlo pues si tiene la capacidad de proponer una vida mejor,
esa idea muestra de manera fehaciente la presencia de Dios en el mundo.

Ya instalado el siglo XIX, Karl Marx a través de Hegel recupera la noción del devenir y del
cambio y apoyándose en el mito del destino, lleva a cabo el establecimiento de una
corriente de pensamiento que se distingue por su crítica a la modernidad y un análisis
profuso del sistema capitalista de producción.

Uno de sus principales postulados, apoyado en las leyes de cambio histórico y el que la
historia resultara una constante lucha de clases, refirió que las contradicciones propias del
sistema capitalista derivarían en una toma de conciencia del proletariado de su condición de
explotación y alienación y se instalaría la sociedad sin clases.

73
Una influencia importante en el pensamiento marxista fue la obra de Feuerbach, quien
desarrolló una crítica a la filosofía de Hegel por su idealismo radical y en contrapartida
expresó que la realidad se compone de materia. Idea retomada por Marx. Su método se
semeja a la orientación dialéctico-hermenéutico, debido a que se acentúa el carácter
intencional, teleológico e interpretado. “Sus explicaciones científicas exigen la captación de
las conexiones intrínsecas de los fenómenos y sobretodo el desvelamiento de su finalidad”.
(Mardones y Ursúa: 1983: 196)

Representantes de esta lógica epistémica son Engels y Lenin, otros autores que
desarrollaron dicha postura teórica fueron: Trotsky, Heller y Luckas, entre otros.

Cabe señalar que el materialismo dialéctico se distingue por su orientación hacia el análisis
de la situación económica básicamente, hasta la segunda década del siglo pasado, no
obstante hubo autores que abordan diferentes problemas desde la perspectiva del
materialismo histórico. Un ejemplo es Györgi Luckas, quien llevó a cabo una serie de
estudios sobre la historia y la estética. Este autor influyó en el denominado círculo
intelectual de la Universidad de Budapest, del cual destacan autores como Karl Kosik y
Agnes Heller.

Dentro de la cosmovisión de las ciencias sistemáticas de la acción surgen diversos autores


que se avocaron a estudiar problemas propios de la comunicación de masas, entre ellos
identificamos a: Ariel Dorfman, Máximo Simpson, Antonio Pascuali, Armand Mattelart,
Gregorio Seltzer, Ludovico Silva, Hans Magnus Henzesberger, entre otros. Estos autores
establecen una doble relación en referencia a los medios de comunicación: a) los medios de
comunicación son denominados de manipulación y su función dentro del sistema capitalista
es, mediante la publicidad, acortar los tiempos del ciclo productivo, en otras palabras, la
producción, la circulación y consumo de mercancías y servicios son acelerados, resultando
de ello una mayor acumulación de capital, lo que permite un crecimiento y expansión de las
empresas y, b) que los medios de comunicación contribuyen a mantener la dominación
ideológica de la clase trabajadora.

Dentro de esta perspectiva crítica encontramos también a la denominada Escuela de


Frankfurt representada por un grupo de filósofos vinculados a las actividades y proyectos
de trabajo del Instituto de Investigación Social de Frankfurt, asociado a la universidad
alemana de esa localidad, estos son: Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Walter
Benjamín, Herbert Marcase y Jürgen Habermas.

Más allá de la diversidad de esquemas interpretativos movilizados por estos pensadores, la


unidad de inspiración marxista que los caracterizaba admitía asimismo recursos de otra
procedencia. De hecho es esta integración flexible de componentes la que, inicialmente
ligada a las aperturas del marxismo occidental terminó por fijar un perfil sincrético a las
elaboraciones del instituto.

Un panorama representativo de las realizaciones de este centro de estudios -y, por tanto de
la índole de preocupaciones de la escuela- debe tener en cuenta los diversos focos
temáticos de su amplia producción y la variedad de disciplinas involucradas, desde la

74
literatura y la música hasta la política y la economía, pasando por la historia, la psicología,
la sociología y la comunicación de masas.

Otra tradición que se vincula con la lógica epistémica de las ciencias sistemáticas de la
acción es la llamada “estudios culturales”, que representa a una de las líneas de
investigación emergentes. La aparición de una jerarquización de las formas culturales había
preocupado desde largo tiempo atrás a intelectuales británicos. La división tripartita de la
cultura en refinada, mediocre y brutal se debe al inglés Mathew Arnold en su trabajo
Culrure and Anarchy (publicado en 1869 y reeditado por la Universidad de Cambridge en
1935).

La corriente que va a desplegarse en los años 60 y 70 bajo el nombre de Cultural Studies,


cuya base se encuentra en la Universidad de Birmingham en el Centre of Contemporany
Cultural Studies (CCCS), tiene su fuente más lejana en los estudios de crítica literaria de
Frank Raymond Leváis (1895-1978), publicado en los años 30: Mass Civilization and
Minority Culture. Los trabajos pretenden ser un alegato a favor de la protección de los
alumnos contra la cultura comercial.

La idea de Leváis consiste en que el desarrollo del capitalismo industrial y sus


expresiones culturales (en esa época se trata sobretodo del cine) tienen un efecto
pernicioso en las distintas formas de la cultura tradicional, tanto la del pueblo
como la de la élite… Leváis pretende utilizar la escuela para propagar el
conocimiento de los valores literarios. Incluso siente nostalgia de la alta cultura y
de la gran tradición literaria que supuestamente encierra los valores “superiores
de la era preindustrial”. (Mattelart, Armand: 1997: 70)

Buscando un marxismo heterodoxo retoman el pensamiento de autores como el filósofo


húngaro Georg Lukacs, el teórico de la literatura rusa Mikhail Bakhtin, Walter Benjamín,
Lucien Goldman, entre otros. Comparten las cuestiones vinculadas a la ideología con Louis
Althusser y con Roland Barthes. Se interesan por lo cultural.

Finalmente diremos que este grupo de perspectivas teórico metodológicas reunidas en las
ciencias sistemáticas de la acción centran su búsqueda en la red de intereses económicos
que determinan el funcionamiento de los medios de comunicación, pero también se
plantean cómo construyen una ideología a partir de sus discursos y cómo esto incide en la
sociedad.

2.3 Las perspectivas teórico-metodológicas y las disciplinas según las


posturas o tipos de ciencias

Las ciencias desarrolladas para el estudio y análisis de lo social y cultural son el


fundamento de diversas perspectivas teórico metodológicas que se vinculan a las lógicas
epistémicas.

De tal modo, de cada tipo de ciencias o lógicas epistémicas surgen las perspectivas teórico-
metodológicas, las cuales se constituyen por: a) una serie de conceptos y categorías de

75
análisis organizados coherentemente dando forma a un cuerpo teórico y proponiendo una
forma de pensamiento que se vuelve una cosmovisión del mundo; y crea una metodología
de trabajo e investigación estructurada por los instrumentos, las técnicas de procedimiento
y el método del que el investigador se vale para conocer e interpretar el objeto de estudio.

Si el objeto de estudio es abordado de diferente manera según el tipo de ciencia o postura,


lo mismo ocurre con sus correspondientes perspectivas teórico-metodológicas, puesto que
las diferentes perspectivas se fundamentan en un determinado modo de conocer, modo que
constituye una forma de pensar y explicar la realidad. Si lo que media entre el pensamiento
y la realidad son los conceptos, depende de estos la forma específica de descifrar la
sociedad.

En otras palabras, la forma de estudiar al objeto de estudio es distinta y por lo tanto la


manera de comprenderlo también. Por lo cual, existen diversos procedimientos para
describir y analizar la experiencia y las acciones sociales, ordenar los datos que aporta,
darles un tratamiento y finalmente darles un sentido y significado e interpretarlos.

Por tanto, si un investigador se ubica en la sociología funcionalista, estudiará fenómenos


sincrónicos, utilizará herramientas y técnicas estadísticas, describirá para posteriormente
analizar al fenómeno; en cambio un investigador ubicado en la sociología comprensiva
tomará en cuenta la evidencia empírica sólo como una parte del proceso, evidencia que será
confrontada con alguna construcción teórica ideal del proceso social a estudiar, para dar
cuenta de la regularidad del fenómeno, por lo que requiere una comprensión integral de la
sociedad y trabajar los conceptos de dominación, poder, burocracia y su papel dentro de los
tipos de acción social a analizar.

A las perspectivas teórico-metodológicas que se fundamentan en las posturas o tipos de


ciencias hay que añadir las diferentes disciplinas de trabajo e investigación que dentro del
ámbito de lo social se afilian en las perspectivas.

La disciplina está conformada por los estudios e investigaciones sobre un objeto de


conocimiento definido y sistematizado.

Las disciplinas son campos de conocimiento específicos cuyo objeto de estudio, si bien
forma parte de otras teorías, disciplinas y perspectivas teórico-metodológicas, ha sido
ubicado en el tiempo y el espacio. En el tiempo porque supone un trabajo con regularidad
sobre uno o varios objetos de estudio, de ahí que surjan expertos especialistas de alguna
parcela de la realidad.

La importancia de las disciplinas radica en que son espacios en los cuales se desarrolla la
producción intelectual y empírica para la comprensión y predicción de los procesos sociales
y culturales. Las disciplinas se nutren de las perspectivas y su organización y lógica interna
se debe al tipo de ciencia de la cual forman parte.

76
2.3.1 Las perspectivas teórico-metodológicas y las disciplinas en las ciencias
empírico-analíticas

A partir de Galileo se genera una lógica epistémica cuya visión del mundo da forma y
consistencia a las ciencias empírico analíticas. Las cuales estudian e investigan lo social
con base en el método científico, confían en el poder de la ciencia para el desarrollo
humano y tienen esperanza en la contribución de la ciencia para alcanzar ideales como: la
igualdad, educación, libertad y justicia. Pensadores como Spencer, Condorcet, Turgot y
Comte comparten en líneas generales una idea, según la cual el hombre con el
advenimiento de las ciencias y sus aportaciones, por fin está en el camino de un continuo y
ascendente progreso.

Entre las perspectivas teórico metodológicas derivadas de este tipo de ciencias están: el
sensualismo (L. Da Vinci y D. Hume), organicismo (H. Spencer), empirismo (J. Locke),
evolucionismo (J. A. Condorcet), el positivismo (A. Comte) y el funcionalismo (E.
Durkheim). Cada una de estas perspectivas posee una estructura teórico conceptual, es decir
una visión del mundo y un método de trabajo para describir y analizar la evidencia
empírica. En estas perspectivas sólo lo observable, lo medible, cuantifcable y comprobable
puede ser objeto de estudio de la ciencia.

De ese modo, las perspectivas mencionadas en su época hicieron a un lado el conocimiento


de la metafísica, la estética, los mitos o bien el estudio de las esencias que están detrás de
los fenómenos humanos. Para estas perspectivas lo importante es el mundo de lo real, y de
hecho asumen que la metafísica y el conocimiento teológico, si bien han estado presentes
en la historia, no es científico.

Bajo este grupo de argumentos, entre las disciplinas sociales que surgen de las perspectivas
teórico-metodológicas que forman parte de las ciencias empírico-analíticas están: la
sociología empirista (Comte y Durkheim); el análisis de contenido (Berelson); la psicología
conductual (Skiner y Pavlov); el mass media comunication research (Lasswell, Katz, Mc
Luhan) y otras disciplinas recientes como psicología laboral; publicidad; mercadotecnia;
relaciones públicas, comunicación organizacional; comunicación política; diseño gráfico y
audiovisual y una serie de estudios cuyo instrumento central de análisis es la estadística
social.

2.3.2 Las perspectivas teórico-metodológicas y las disciplinas en las ciencias


interpretativas

En las ciencias interpretativas se han generado diferentes perspectivas teórico-


metodológicas, las cuales comparten un análisis comprensivo de las acciones humanas, la
idea del devenir y la exploración en los pasados vividos y pensados por los sujetos entre
otros temas.

La principal característica de esta lógica epistémica radica en que centran su interés en el


lenguaje, pues es el medio universal mediante el cual los sujetos interactúan, le otorgan
sentido a sus acciones y explican su hacer en el mundo. El lenguaje expresa los contenidos
de la memoria de un pueblo y manifiesta las preocupaciones de los grupos y colectividades

77
sociales, en suma condensa una cosmovisión del mundo. A través del lenguaje se pueden
conocer las creencias, los mitos, las ideas y posturas de una colectividad social.

Ahora bien las perspectivas teórico-metodológicas derivadas de las ciencias interpretativas


son: en sus antecedentes, la exégesis, filología, romanticismo, historicismo, idealismo y
filosofía del lenguaje. Ahora en una etapa más contemporánea
Está el estructuralismo (Claude Levi-Strauss, Ferdinand de Saussure); la fenomenología (E
Husserl, A. Schütz); el interaccionismo simbólico (G. H. Mead); el constructivismo
(Gregory Bateson, Paul Watzlawick); cognocitivismo (Humberto Maturana, Francisco J.
Varela) y la etnometodología (Georg Simmel, Harold Garfinkel).

Cada una de estas perspectivas es el núcleo de disciplinas de trabajo de investigación en


humanidades como: la lingüística (Chomsky y Jackobson); la semiótica (Locke, Pierce,
Morris y Humberto Eco); la semiología (Hjemslev, Roland Barthes y Greimas); la
semántica(Pierre Giraud); el análisis del discurso (Teun Van Dik); la sociología
comprensiva (Weber); la antropología (Clifford Geertz); la pragmatolingüística (John L.
Austin); la sociolingüística (Ludwing Wittgenstein); la hermenéutica (Gadamer) y la
psicología cognoscitivista (Evan Thompson y Eleanor Rosch).

Como puede apreciarse estas disciplinas y algunas interdisciplinas suponen un interés sobre
diferentes aspectos del lenguaje humano y en lo general de los sistemas de comunicación
que los sujetos emplean de manera cotidiana. Esto no significa que los autores de tales
disciplinas piensan lo mismo, sino que han articulado una manera de comprender las cosas
que supone una lógica epistémica en mayor o menor medida específica.

De ese modo los sistemas de significación y de codificación, el estudio de las relaciones


entre signo y sociedad, entre lenguaje y pensamiento, lenguaje y cultura, los trabajos sobre
rituales, mitos, tradiciones, valores, relatos de identidad son abordados desde una lógica
comprensiva. Al mismo tiempo los aspectos del poder, el dominio y la obediencia son
analizados como relatos que han logrado una presencia y una legitimidad efectiva en la vida
humana; en suma se trata de disciplinas rigurosas que van del planteamiento de modelos y
esquemas comunicacionales hasta grandes disertaciones sobre el poder del lenguaje, las
identidades, las información y el conocimiento en las sociedades contemporáneas.

2.3.3 Las perspectivas teórico-metodológicas y las disciplinas en las ciencias


sistemáticas de la acción

Las perspectivas teórico-metodológicas adscritas a la postura dialéctica (sistemáticas de la


acción) comparten varias tesis centrales. De hecho se trata de una posición crítica de la
sociedad capitalista contemporánea, tanto en su base económica o estructura (relaciones
sociales de producción, medios de producción y fuerzas productivas) como en su
superestructura (ideología, política y jurídica). Esta perspectiva que retoma la idea del
devenir, también hace suya la idea de la contradicción y explica que hasta ahora la historia
de la humanidad no ha sido otra cosa que la sustitución de una clase dominante por otra.

De ese modo la dialéctica significa, en esta postura cambio, oposición y contradicción, y


significa también vinculada al conocimiento de las leyes de la historia que en el futuro la

78
humanidad llegará a la sociedad sin clases. Bajo estos lineamientos, el interés del
conocimiento está dirigido hacia la emancipación humana, es decir minar la condición de
explotación económica y la alienación ideológica que impone un sistema basado en la
propiedad de los medios de producción.

Los investigadores que hacen suya esta perspectiva tiene la convicción de que estudiar lo
social desde una perspectiva crítica es para aportar elementos para cambiar el orden
existente a través de reformas al sistema social capitalista.

Las perspectivas teórico-metodológicas de esta postura son el materialismo dialéctico (Karl


Marx); el materialismo histórico (F. Engels); la teoría crítica (Max Horkheimer, Jürgen
Habermas) y los estudios culturales (Stuart Hall y R. Williams).

Las disciplinas que se encuentran inmersas en estas perspectivas son: la filosofía (Luckàs);
la historia (F. Engels); economía política (Paul Beran); sociología crítica (Mattelart,
Moragas) y el psicoan{alisis (Wilheim Reich).

Lo que tienen en común las disciplinas propias de la postura sistemática de la acción es la


crítica al modo de producción capitalista, la visión de la necesidad de una emancipación de
las clases subalternas, la transición a una sociedad igualitaria y el análisis de la
superestructura ideológica, política y jurídica.

Por ejemplo, el psicoanálisis establece correspondencias con el ámbito social y cultural al


sostener que las patologías neuróticas e histéricas de los sujetos tienen su origen en la
forma en que histórica, económica y culturalmente se ha organizado una sociedad. Es decir,
las limitaciones para realizar o satisfacer ciertos deseos se derivan de las estructuras de la
prohibición y del control social. La infelicidad, la prohibición del deseo, la angustia, el
dolor, la frustración y la insatisfacción tienen su explicación en buena medida en la
organización social.

Hay que señalar que desde estas perspectivas se han realizado diversos trabajos de
investigación sobre la comunicación mediática. Los medios se identifican con los grandes
capitales nacionales e internacionales, por lo que están al servicio de la ideología de la clase
dominante, acortan el ciclo económico a través de la publicidad y generan la sumisión de
los individuos al poder y la dominación, además de generar procesos de transculturización.

2.4 La teoría y las teorías en las ciencias o posturas

A manera de repaso condensaremos algunos aspectos sobre la teoría pues continuando con
la lógica de exposición planteada, corresponde analizar las teorías ubicándolas según sea la
perspectiva teórico-metodológica, disciplina o ciencia que la genere.

Teoría se usa las más de las veces en oposición a práctica, significando con esto al
conocimiento puro, que es mera consideración contemplativa, mientras que práctica denota
cualquier clase de actividad fuera del conocimiento mismo. Sin embargo, no hay práctica
alguna (ni en sentido ético ni técnico) sin teoría. Pues toda práctica está ligada a

79
condiciones previamente dadas e inserta en un orden dado de antemano que debe conocer y
tomar en cuenta si no se quiere fracasar.

Por lo tanto una teoría es un entramado comprensivo cuya lógica de articulación se expone
a través de construcciones conceptuales que idealmente deben corresponderse entre sí.Una
teoría puede definirse como un conjunto sistemático de proposiciones vinculadas con
coherencia, las cuales designan los nexos de causalidad entre dos o más eventos.

Hay que señalar que una teoría constituye un discurso formal que organiza la realidad y
representa la condensación de una serie de experiencias y eventos sistematizados de
diferentes maneras, ya sea por su regularidad, su frecuencia o bien por su carácter
permanente en lo social.

Ahora bien, un mismo fenómeno, proceso u objeto puede ser estudiado y analizado desde
diferentes perspectivas teórico-metodológicas y las respuestas o resultados variarán. Esto es
la causa de por qué existen tantas teorías y el que éstas no coincidan.

Estas aseveraciones generales nos apoyan para diferenciar a qué perspectiva teórico-
metodológica y a qué disciplina pertenece cada teoría y con ello tratar de comprender el
sentido y significado de cada una. El ubicar dentro de su perspectiva y disciplina cada
teoría, habla ya de que puede abordarse con mayor claridad e intuir cuáles son los
principios de los que parte el autor y comprender lo que quiere decir.

Ya se ha dicho que una teoría no proporciona una explicación absoluta o final respecto a los
objetos de estudio que trata. A pesar de concentrar las redes de vinculación de los
elementos de causalidad entre dos o más eventos, la teoría adopta un carácter provisional.
Si se entiende a la teoría como una aproximación comprensiva de la realidad pueden
marcarse como sus principales características:

1) Sistematizar el conocimiento existente con base en una concepción de la realidad.

2) Proporcionar los elementos comprensivos necesarios para construir explicaciones de


los fenómenos observados y sus relaciones.

3) Aportar los elementos de análisis para diseñar prospectivas con base en la


sistematización de la información empírica disponible.

Como se ha visto, la teoría es un conjunto de conceptos y categorías generales sobre los


procesos y objetos de la realidad. Según Ernst Nagel las teorías cuentan con tres
componentes:
Un cálculo abstracto que es el esqueleto lógico del sistema explicativo y que
define implícitamente las nociones básicas del sistema; después un conjunto de
reglas que asigna un contenido empírico al cálculo abstracto, relacionándolo con
los materiales concretos de la observación y la experimentación y; tercero, una
interpretación o modelo de cálculo abstracto que suministra carne al esqueleto,
por decir así, en términos de materiales conceptuales o intuibles más o menos
familiares. Sin embargo, no debe suponerse que el orden de exposición aquí

80
adoptado refleja el órden también en que surgen las teorías en las mentes de los
científicos individuales. (Nagel, Ernest: 1980: 94)

Las teorías pueden comprenderse de dos maneras: como elaboraciones que pueden
comprometerse con alguna finalidad ética o política y como sistemas de pensamiento, en
otras palabras, modos de comprender y analizar la experiencia presente en lo que se conoce
como realidad.

Por ello hay que recordar que la teoría crítica es entendida como el momento reflexivo de
una intervención práctica y es, por eso, promotora de una conciencia crítica respecto de las
condiciones de poder externas a los sujetos (condiciones heterónomas) en que se
desenvuelve la vida social. Esta visión está dirigida contra una concepción tradicional de
teoría que entiende a ésta como una acumulación sistemática de saber cuyo supuesto es la
autosuficiencia lógica del acto de conocimiento e ignora o considera irrelevante su
inherencia a procesos sociales y formas de vida históricas.

Al suscribir espontáneamente la escisión dualista entre pensar y ser, conocimiento y acción,


valor e investigación, el sujeto, se pretende que, se desdoble en el especialista que percibe
la realidad social de facto y el ciudadano que se interesa en ella -la realidad social- como
afiliado a un partido, un votante, etc.

El pensamiento crítico se opone a esa naturalización de las condiciones existentes, vistas


ahora como resultado de una praxis social inhumana e incorpora a la actividad intelectual
misma, a la elaboración teórica sectorial, una conciencia de fines y una racionalidad más
abarcativas y aptas para neutralizar en la esfera del conocimiento, los efectos
instrumentales de la división del trabajo capitalista.

Es así que de acuerdo al pluralismo teórico es imposible la existencia de observaciones


puras, independientes de las teorías, porque la función de las alternativas concretas o
teóricas radica en ofrecer medios para criticar la teoría aceptada de una forma que
trasciende la crítica hecha mediante la comprensión de la teoría con los hechos.

2.4.1 Las teorías en las ciencias empírico-analíticas

Las teorías comúnmente denominadas funcionalistas forman parte de las ciencias empírico-
analíticas, tienen como perspectiva teórica-metodológica al organicismo, el análisis de
contenido, de sistemas, el sensualismo, el evolucionismo, el positivismo y el empirismo y
surgen de disciplinas como: la sociología empirista o funcionalista, la mercadotecnia, la
publicidad, la psicología conductista, la cibernética e informática, el mass media
comunication research, entre otras.

En las teorías surgidas de estas perspectivas teórico-metodológicas los principios en común


que tienen consisten en representar al sistema social como un organismo cuyas estructuras
desarrollan funciones que permiten mantener un orden necesario. De tal modo que es
imprescindible la generación, transformación y regulación de las formas de organización y
coordinación entre las estructuras que sean funcionales al progreso, avance social y la
integración del sistema.

81
Bajo estos supuestos los investigadores adscritos a la sociología empírica norteamericana y
la psicología conductista, entre otras disciplinas desarrollaron sus estudios. Autores como
Shannon, Katz, Berelson, Lasswell y Mc Luhan son algunos de los que se identifican o se
relacionan con el paradigma funcionalista, que como hemos visto no es una sola sino varias
perspectivas teórico-metodológicas que comparten una lógica de organización del
conocimiento propia de las ciencias empírico-analíticas.

Es así que las teorías pertenecientes a esta lógica epistémica tenga en forma implícita y
latente nociones propias del evolucionismo, organicismo, empirismo, positivismo e incluso
lógico-abstractos (Círculo de Viena) como las matemáticas y la cibernética. Intentando
describir la estructura del proceso de comunicación y sus medios. Otro aspecto importante
de señalar es que la constante en el desarrollo de dichas teorías es la aplicación de un
método racional y sistemático de observación y análisis de los hechos sociales. Es decir,
fundamentan sus investigaciones en el acucioso examen de la evidencia empírica y en
mayor parte aplican instrumentos o aparatos de investigación como la estadística social.

Algunas de estas teorías son: teoría de la sociedad de masas, la aguja hipodérmica o bala
mágica, cambio de actitudes, del flujo en dos etapas, teoría de la información, usos y
gratificaciones y la teoría de la agenda setting, entre otras. Únicamente mencionamos las
más representativas según la literatura sobre la temática.

2.4.2 Las teorías en las ciencias interpretativas

Las teorías que frecuentemente son llamadas estructuralistas se inscriben en la postura


interpretativa, tienen como perspectivas teórico-metodológicas a la lingüística,
hermenéutica, fenomenología, cuyos antecedentes y bases se encuentran en la exégesis, la
filosofía del lenguaje, el historicismo y el romanticismo, es decir las denominadas ciencias
del espíritu. Algunas de sus disciplinas son: la hermenéutica, la lingüística, semiótica,
análisis del discurso, pragmatolingüística y la antropología estructural, entre otras.

El conocido estructuralismo busca localizar núcleos duros comunes a toda sociedad en una
lógica transhistórica, de tal suerte que el lenguaje, en tanto sistema universal, formal,
convencional y lógico de signos y símbolos, es una de las fuentes para sus construcciones
comprensivas y modelos racionales sobre el mundo.

Se han desarrollado en cada una de las disciplinas de este modo de organización del
conocimiento múltiples teorías. Sobre el ámbito de la comunicación podemos identificar a
las teorías del lenguaje y su relación con el pensamiento, la teoría del interaccionismo
simbólico, la construcción social de la realidad, los aparatos ideológicos del Estado y
teorías sobre el poder y control social.

Estas ciencias interpretativas se desarrollan buscando una lógica epistémica diferente a las
ciencias naturales, su constante es analizar y comprender lo social con una metodología
eidética.

82
2.4.3 Las teorías en las ciencias sistemáticas de la acción

En esta postura la teoría aparece sobre el plano de una interacción permanente con la
práctica. No generaliza sino que va más allá y pretende develar nuevas relaciones y
aspectos del objeto y con ello ayudar a la práctica. La teoría es empleada como un
conocimiento con forma definida resultado de la investigación científica y cuyo fin es la
transformación y el cambio social.

En el materialismo histórico se propone una relación dialéctica entre teoría y praxis del
conocimiento, de tal forma que la concepción revolucionaria, en tanto que descubierto las
leyes de la historia, debe pasar al plano de la práctica para probarse en ésta y enriquecerse.

Otro aspecto importante en esta lógica epistémica es la relación dialéctica que coincide con
la establecida entre sujeto y objeto de conocimiento. . La transformación sobre lo sensible
(lo concreto) repercute en los nexos del individuo con el mundo y el cambio en la
conciencia de los sujetos (lo abstracto) también puede desencadenar (como conciencia en sí
y para sí) la modificación de las condiciones existentes en la organización social.

De esta manera el materialismo dialéctico propone la construcción metodológica del


concreto-abstracto-concreto, según la cual la teoría surge en principio del conocimiento de
lo inmediato y lo sensible, que constituye el punto más concreto y menos abstracto del
conocimiento. Y será a través del examen del pensamiento, posible conocer el mundo de las
esencias que están tras toda manifestación fenoménica o aparencial. Estas esencias
constituyen la razón primera de los fenómenos en la historia y su examen permitirá
localizar las leyes que explican la lógica del desenvolvimiento humano en el devenir.

Este conjunto de postulados fueron la base para los teóricos de la información y la


comunicación que se constituyeron en críticos de la ideología y de los medios de
comunicación. Algunas de las teorías que forman parte de la postura sistemática de la
acción son la teoría crítica, de la acción comunicativa, de las industrias culturales, del
imperialismo cultural, de la dependencia cultural y del proceso de transculturalización,
entre otras.

83
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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Dilthey, Wilhem, /1975, Historia de la filosofía, México, Fondo de Cultura Económica.

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Biblioteca Hispánica de filosofía).

Verneaux, Roger, (1985), Epistemología general o crítica del conocimiento, Barcelona, Ed.
Herder.

84
CAPÍTULO 3

LAS TEORÍAS DE LA COMUNICACIÓN GENERADAS


POR LAS CIENCIAS EMPÍRICO-ANALÍTICAS

Continuando con la propuesta metodológica para este trabajo se han agrupado diferentes
teorías sobre la comunicación y los medios para diferenciar las posiciones que sobre la
sociedad, la política, la cultura y en especial de la comunicación y sus medios existen entre
las diferentes posturas. Corresponde en este apartado abordar las teorías de la comunicación
que se han generado desde las perspectivas teórico-metodológicas y disciplinas inscritas en
las ciencias empírico analíticas.

Es necesario aclarar que el ordenamiento de las teorías que serán descritas en este capítulo
no es arbitrario, responden a criterios basados en los elementos epistemológicos
presentados en los apartados anteriores, aunque esta acción taxonómica tiene sus riesgos y
pudieran presentarse discrepancias con alguna teoría y su ubicación según las lógicas
epistémicas presentadas. No obstante, si surgiera alguna diferencia por la ubicación de
algún autor y su teoría, esto no significa que se pretenda estigmatizar bajo algún criterio o
prejuicio a algún investigador y su trabajo.

Lo presentado en este espacio es únicamente un recuento de algunas disciplinas y teorías


que se han generado, de ninguna manera puede interpretarse como un estudio exhaustivo ni
como una visión que abarque la totalidad de las fuentes teóricas existentes en esta postura.
Es tan sólo un breve resumen que pretende una aproximación a los desarrollos teóricos
sobre la comunicación en general y los medios en particular.
Una característica recurrente en las disciplinas y teorías que bajo la postura empírico-
analítica se desarrollan es que se trata de un conocimiento instrumental, por lo cual sus
finalidades concretas son el avance tecnológico, la eficacia de los procesos
comunicacionales, la generación de productos nuevos para nuevos mercados o la creación
de estos, entre otros fines.

Es así que la teoría de la información, la comunicación política, la comunicación


organizacional en algún grado han basado su desarrollo y fundamentación según el modelo
de las ciencias duras y al proceso de la experimentación, medición y evaluación de la
experiencia y que ha sido reproducido para el estudio de lo social.

La exposición no es una cronología, pues el desarrollo de la investigación en comunicación


se ha dado de tal manera que podemos detectar flujos y reflujos, ir y venir en las temáticas
y problemas tratados, podríamos decir que en ciertas áreas los procesos han sido cíclicos y
después de cierto tiempo una problemática o temática regresa al escenario del análisis y del
debate. Por ello por un principio de ordenamiento se describirán las teorías por orden de
aparición pero concientes de que no puede ser un análisis lineal.

En los inicios del siglo XX se sucedieron acontecimientos históricos, políticos y culturales


que permitieron el desarrollo de los medios de comunicación colectivos y con ello el que

85
algunos estudiosos de lo social se dieran a la tarea de analizar sistemáticamente la
comunicación masiva conformándola en un objeto de estudio y generando un campo
teórico al respecto.

Una de las tendencias que gestó toda una tradición y dominó el ámbito del estudio de la
comunicación en general y los medios de comunicación en particular se deriva de las
ciencias empírico-analíticas. Sus estudios e investigaciones en sus inicios se fundamentaron
en el análisis causal y en la medición de los procesos sociales, centrando su atención en
cuatro grandes ejes.

a) El análisis de las primeras prácticas de propaganda política moderna (las


experiencias de Hitler y Lenin).

b) Las investigaciones sobre el comportamiento y la decisión política, así como las


campañas electorales.

c) Los estudios sobre opinión pública, elecciones y democracia.

d) Las políticas comunicativas y las estrategias de comunicación internacional.


(Moragas, Miguel de: 1985a: 10)

Las movilizaciones políticas llevadas a cabo por líderes como Mussolini, Hitler y Lenin
provocaron una reflexión teórica que indagó e intentó explicar las características de la
propaganda política. En dicha reflexión teórica intervinieron disciplinas como la historia, la
psicología y la sociología.

Los estudios sobre la comunicación de masas -aunque intereses conservadores lo


pretendan disimular- se han visto siempre condicionados por la realidad
comunicativa y social del contexto en el que se desarrollaban [.]
En cada época histórica y en cada país se originan distintas demandas sociales
para la investigación, siempre dependiente de las distintas funcionalidades que,
desde los centros de decisión política-social, se atribuyen o se solicitan a los
medios (Moragas, Miguel de: 1985b: 9)

Por ello los primeros estudios sobre los efectos de los medios de comunicación en la
sociedad se asocian al surgimiento de los movimientos masivos, las ideologías políticas
fascistas y nacistas, y se dirigen al estudio de la propaganda política. “El concepto
propaganda política puede reservarse para las acciones organizadas de persuasión que
aparecen con el advenimiento de la sociedad industrial y la comunicación de masas,
sobretodo con la aparición de la radio y, por lo menos, hasta la aparición de la televisión”.
(Moragas, Miguel de: 1985a: 11)

En un primero momento, los estudios acerca de la propaganda centraron su atención en los


mensajes (estímulo); mientras que el receptor o público no fue tan importante, pues se le
consideró como agente pasivo en el proceso de comunicación, ante la fuente emisora. Los
estudios en ese sentido se dirigieron a intentar responder a la pregunta de cómo el diseño y
los contenidos adecuados del mensaje podían manipular la conducta del receptor.

86
Los investigadores empírico-analíticos de ese tiempo llegaron a suponer, ante la evidencia
de la historia, que los medios de comunicación eran estructuras e instituciones sociales
omnipresentes y omnipotentes, atribuyéndoles poderes y características que sólo después de
décadas serían desmitificadas. A través del tiempo las investigaciones se han ido
desplazando de los supuestos efectos directos de los medios sobre el individuo a teorías que
suponen efectos indirectos partiendo de conceptos como manipulación, persuasión, hasta
llegar a la influencia.

Antes de iniciar el repaso sobre las aportaciones de diferentes disciplinas y teorías


fundamentadas en las ciencias empírico-analíticas que han hecho al estudio de la
comunicación y los medios es necesario retomar el análisis y descripción de algunas
fuentes de la postura empírico-analítica en torno a lo social.

3.1 Las fuentes de origen de las ciencias empírico-analíticas

La influencia de pensadores inscritos en lo general a las ciencias empírico-analíticas como


Condorcet, Spencer, Comte y Durkheim, resulta significativa en el desarrollo de los
estudios sobre lo social, que a la postre también impactan en la manera en que ha sido
estudiada la comunicación. Es por eso que la comprensión teórica de estos ámbitos requiere
una exposición que reúna en un primer momento las ideas y nociones sobre algunos
fenómenos y procesos de la convivencia humana y posteriormente las categorías y
metodologías del análisis aplicado al campo de estudio de la comunicación y los medios
masivos.

Dentro de las perspectivas teórico-metodológicas como el evolucionismo, positivismo,


organicismo y el funcionalismo (el método sociológico) se encuentran diversas fuentes de
pensamiento que abastecen de conceptos y nociones en mayor o menor grado a varios
estudios contemporáneos sobre la comunicación, por lo cual es pertinente señalar algunos
de sus principales postulados. Describiremos de manera sucinta las aportaciones que
algunos autores considerados como los representantes de cada perspectiva teórico-
metodológica señalada.

Uno de los aspectos que tienen en común estos autores es la metodología que siguen en sus
investigaciones que es partir de hipótesis que deben ser comprobadas mediante el examen,
la medición y la comprobación de los fenómenos sociales, es decir de la evidencia
empírica. De ahí que el interés del conocimiento que dirige las investigaciones de estos
autores está en la comprobación de los hechos de las hipótesis de trabajo.

Otro hecho que resalta de esta postura es la influencia del método de las ciencias naturales,
así como la noción de que en lo social en muchos de los casos está presente el principio de
causa y efecto, lo que hace que el conocimiento generado por este tipo de ciencias pueda
tener un nivel de predicción. Por ejemplo, en el caso de las encuestas electorales donde un
grupo de investigadores aplican determinados instrumentos (cuestionarios) y procesan esa
información mediante un método matemático (estadística) con la intención y objetivo de
predecir con un alto nivel de certidumbre el resultado de una elección; es evidente que se

87
persigue comprobar en los hechos la predicción que a partir de sus resultados realizan. Si el
resultado final no coincide con el predicho el error es imputable al diseño de la
investigación, ya sea en su parte metodológica, en el uso de las herramientas de
investigación causal o en el sistema de procesamiento y construcción de resultados.

3.1.1 Evolucionismo

Una de las construcciones teóricas que nutren el desarrollo de las ciencias empírico-
analíticas es la perspectiva teórico-metodológica denominada como el evolucionismo que
se originó con argumentos de pensadores como Jean-Antoine Condorcet (1743-1794).

Este autor es considerado uno de los fundadores de esta corriente de pensamiento y pilar de
la noción del progreso de occidente. Condorcet asevera que las sociedades evolucionan de
un estado primitivo hacia otros superiores mediante su desarrolló histórico. El fue un
filósofo publicista, matemático, economista y político que desarrollo en su enfoque sobre lo
social, los principios de sus maestros Rousseau, D‟Alambert, Voltaire, Diderot y el
economista Turgot.

Condorcet, que viviera el proceso de Enciclopedismo y de la Ilustración es representativo


del desarrollo del pensamiento político, sociológico y filosófico de la era contemporánea
dentro de las ciencias empírico-analíticas; especialmente por su compromiso con la razón,
la cual enfocó hacia las causas de la igualdad, la justicia, la democracia y la educación.
“Condorcet quiere entender la historia de la humanidad según el modelo de la historia de la
ciencia moderna, es decir como proceso de racionalización”. (Habermas, J.: 1989: 201).
Algunas de sus más relevantes aportaciones se pueden sintetizar en cuatro puntos:

a) Condorcet interpreta el concepto de perfección de acuerdo con el modelo de


progreso científico. La perfección es interpretada como progreso.

b) Existen obstáculos y resistencias del pensamiento para acceder al concepto de


perfección. Tales resistencias dentro del espíritu humano son el prejuicio y la
superstición.

c) El concepto de ilustración sirve de puente entre la idea del progreso científico y la


convicción de que las ciencias puedan servir también al perfeccionamiento moral
del hombre.

d) Y por último, el progreso de la civilización lo ve, al igual que Kant, en la línea de


una república que garantice las libertades civiles de una organización internacional
que asegure la paz perpetua de una sociedad que acelere el crecimiento económico y
el progreso técnico y acabe con las desigualdades sociales o al menos las compense.

Espera entre otras cosas la erradicación de los prejuicios que establecidos entre los dos
sexos producen una desigualdad de derechos, espera que se erradiquen la criminalidad y la
indefensión: espera la superación higiénica y médica de la miseria y la enfermedad; cree
que ha de llegar un tiempo en que la muerte ya no será sino sólo el efecto de accidentes
extraordinarios. (cfr. Habermas, J.: 1989: 203)

88
Condorcet estableció grandes líneas de la noción del progreso y del compromiso de la
razón, así como del conocimiento para conseguir los más altos fines humanos. Una de sus
principales tesis es que las sociedades evolucionan con el apoyo de las ciencias hacia su
continua perfección; de ahí que el conocimiento generado por las ciencias deba ser
vinculado con la visión del progreso, marcándole como misión y tarea ser un apoyo de
auxilio e instrumento del avance social. Las consecuencias de enlazar las ciencias sociales a
un determinado modo de organización del poder únicamente serán evidentes varias decenas
de años después.

De lo más importante de las tesis de Condocert son las ideas que trazan un compromiso
entre la sociedad y la ciencia confiriéndole con ello una utilidad al conocimiento. La
ciencia por lo tanto debe servir a determinadas causas propias de un modo de civilización.
Por otro lado, sus tesis apuntan hacia un conocimiento riguroso de los acontecimientos de
la historia. El espíritu de la Ilustración en sus tesis se manifiesta en una vocación empirista,
comprometida con el análisis de la materia. En otras palabras, con lo que es y está, de ese
modo se tejió otro lazo de una perspectiva teórico-metodológica que desde el siglo XVI ya
alcanzaba a historiadores y otros estudios de lo social.

3.1.2 Positivismo

Las aseveraciones de Augusto Comte (1798-1857) son significativas para las ciencias
empírico-analíticas en el estudio de lo social. Es el fundador y propulsor del pensamiento
positivista y se ha considerado el padre de una disciplina de estudio e investigación como lo
es la sociología. Comte postuló que para mejorar la sociedad era necesario crear una ciencia
teórica a la que denominó Física Social. “Poseemos una física terrestre, una física celeste,
una física vegetal, pero todavía necesitaremos una última física: la social”. (Comte,
Augusto: 1972: 19)

El positivismo es considerado una filosofía contrarrevolucionaria que sirvió para orientar


con base en una cosmovisión; los resultados obtenidos por la burguesía es la revolución
francesa. La revuelta popular que derrocó a la monarquía en Francia, después de su triunfo,
mantuvo una actitud revolucionaria siguiendo preceptos que otrora habían servido a la
burguesía para tomar el poder: libertad, igualdad y fraternidad. Para invalidar esa actitud se
requería una filosofía contrarrevolucionaria que permitiera afirmar la transición del
mandato monárquico al burgués. La burguesía requiere entonces de una nueva
fundamentación filosófica cuyo principio básico sea el orden.

Comte se encuentra con el problema de coordinar dos conceptos que parecen


incompatibles, el de orden y el de libertad: Si se había enarbolado el ejercicio absoluto de la
libertad para la realización revolucionaria, ésta únicamente podría alcanzarse en el
bienestar, el cual lleva a la felicidad pero que sólo puede provenir del progreso. Orden y
progreso son conceptos fundamentales pero en ese momento se encontraban separados. El
orden existió en el período prerrevolucionario y aislarlo era sufrir un retroceso. El progreso
existe pero en forma anárquica. Lo que se requiere es unirlos y encontrar en esa unión un
orden que se represente en las instituciones y un progreso sin límites que persiga la
felicidad. (cfr. Zea, Leopoldo: 1981: 41)

89
Estos factores son básicos para la etapa intelectual más elevada del género humano, el
estudio positivo. Para Comte la humanidad ha pasado por tres estadios; el primero fue la
etapa teológica y militar:

En ese estadio de la sociedad, todas las concepciones teóricas, sean generadas o


especiales, llevan un sello sobre-natural. La imaginación predomina por
completo sobre la facultad de observación, a la que se le niega todo derecho a
inquirir… Todas las relaciones sociales… son reconocidas y exclusivamente
militares. La sociedad hace de la conquista su única finalidad permanente.

La segunda época es la metafísica y jurídica. Su carácter general consiste en no


poseer características bien definidas. Constituye un vínculo y es mixta y de
transición… Se mantiene aún a la observación subordinada a la imaginación,
pero se permite a la primera, dentro de ciertos límites se amplían gradualmente
hasta que, al fin, la observación conquista el derecho a investigar en todas
direcciones… La sociedad no es ya francamente militar y todavía no se ha hecho
abiertamente industrial… La esclavitud industrial ya no es directa; el productor,
todavía es esclavo, empieza a obtener algunos derechos en sus relaciones con los
militares… Al principio la industria es favorecida y protegida como recurso
militar. Después aumenta su importancia, y finalmente se considera y se practica
sistemáticamente la guerra como un medio para favorecer a la industria, lo cual
es la última fase del régimen intermedio.

Finalmente, la tercera época es la ciencia y la industria. Todas las concepciones


teóricas especiales se han vuelto positivas, y las concepciones generales tienden a
hacer lo mismo. En lo que respecta a las primeras , la observación predomina
sobre la imaginación sin haber tomado aún su lugar…la industria llegó a
predominar. Todas las relaciones especiales se han establecido gradualmente
sobre bases industriales. La sociedad, considerada colectivamente, tiende a
organizarse de la misma manera, haciendo de la producción su objetivo único y
constante. (Comte, Augusto: 1974: 27-28)

Con esa cosmovisión, Comte explica y justifica la creación del nuevo orden social y el
impulso al progreso. Los antiguos conceptos revolucionarios los compatibiliza con los
nuevos conceptos institucionales. A la idea revolucionaria de una libertad sin límites opuso
la idea de una libertad ordenada, que únicamente sirviera al orden. A la idea de la igualdad
opuso la jerarquía social. Este puesto social no podía estar determinado a la forma como lo
hacía el antiguo orden, esto es, por la gracia de Dios o de la sangre, sino por el trabajo. En
este nuevo orden todos los hombres reconocerían lo justo de su puesto en la sociedad,
porque este puesto dependería de las capacidades de cada sujeto; pero no implicaría un
desacuerdo social sino simplemente el reconocimiento de que todas las clases son
necesarias, de que todos tienen unas determinadas obligaciones que cumplir. Comte
considera que es necesario que haya en la sociedad sujetos que dirijan y trabajadores que
obedezcan. Superiores e inferiores deben estar subordinados a la sociedad. La sociedad
debe estar por encima de los intereses de los individuos. En ella los filósofos y los sabios

90
bien preparados deberán dirigirla dentro del orden más estricto, conduciéndola hacia el
progreso más alto. (cfr. Zea, Leopoldo: 1981: 45)

Al orden y al progreso debe apoyársele con el elemento racional, , organizativo, la ciencia.


Para Comte la ciencia es principalmente experimental. Debe dar especial importancia a los
hechos generales que nos permitan establecer leyes, aunque también deben ser tomados en
cuenta los hechos particulares.

El hecho general es la explicación universalizada de los hechos particulares.


Ahora bien, para que existan leyes generales, hechos generales o estadísticos, es
necesario que estos hechos sean verificables. Tal es la primera característica de
un hecho positivo: su verificabilidad en la experiencia… Pero si un hecho es
positivo por ser verificable, es también verificable porque se presenta de manera
repetida. Si los fenómenos fueran variables, caprichosos y azarosos no habría ley
posible para determinarlos. De ahí el segundo criterio para que un fenómeno o
una serie de hechos sean positivos: su sujeción a leyes naturales invariables.
(Xirau, Ramón: 1977: 320)

Por tanto, podemos definir un hecho positivo como el que es susceptible de ser
experimentable, verificable, repetido, que implica una ley natural, la cual a su vez se
convierte en una científica.

En la filosofía positiva, la ciencia se concibe como un constante progreso, el cual consiste


en llegar a leyes cada vez más universales, de tal manera que la representación del mundo
sea cada vez más perfecta, aunque nunca llegue a ser del todo completa. (cfr. Gabás, Raúl y
J. Habermas: 1980)

En la triada orden, ciencia y progreso se reúnen las bases de la filosofía positivista en la que
la posibilidad del conocimiento se reduce a la experiencia obtenida a través de los datos,
por lo cual es imposible pretender llegar más allá de ese límite. En esa base se apoya el
positivismo lógico del círculo de Viena. Este círculo se formó en 1929 y entre sus
miembros destacan Rudolf Carnap, Maurice Schlick, Otto Neurath, Hans Reichembach y
Hans Hahn. Aunque no existe precisamente una coincidencia exacta entre los principios
doctrinarios de cada uno de sus miembros si hay generalidades que los identifican, como
son: el interés de crear una sola ciencia unificada que incluyera tanto a las ciencias
naturales como a las sociales, pero con la peculiaridad de que el único objetivo de esa
ciencia es la descripción de lo inmediatamente dado. Las únicas proposiciones
significativas son las matemáticas que se reducen a tautologías. Toda proposición científica
debe ser verificada, ya que una proposición verificable es verdadera. La metafísica debe ser
rechazada sistemáticamente. La única lógica posible de la ciencia es la que se encuentra en
la física con leyes y principios consumados (fisicalismos). En suma, para el círculo vienés,
la única base teórica es la verificabilidad de la experiencia sensible. En el positivismo se
afirma que el conocimiento debe sujetarse sólo a lo que se percibe positivamente, a los
hechos inmediatos que se adquieren por la experiencia y la experiencia supone que lo
probable se aproxima a lo verdadero.

3.1.3 Organicismo

91
Hacia la mitad del siglo XIX se quería profundizar en los análisis sobre la sociedad, había
elementos que escapaban a la interpretación tales como los movimientos sociales. La
revolución francesa, por ejemplo, provocó un cambio radical en el equilibrio existente y
tuvieron que buscarse nuevas perspectivas para su interpretación.

Carlos Roberto Darwin, célebre naturalista y fisiólogo inglés (1809-1882), escribió en 1859
su obra Del origen de las especies por medio de la selección natural, en la cual expone sus
ideas sobre la naturaleza en la que se da una selección natural mediante la manera en que se
forman y reproducen los entes vivos y una supervivencia del más apto ya que los menos
aptos no logran sobrevivir.

Estas ideas que contravenían las concepciones sobre la creación de las especies, tuvo tan
fuerte impacto para crear, derivada de su estudio, una cosmovisión metodológica para
interpretar y explicar los diversos fenómenos.

A esta cosmovisión se le denominó como organicismo o modelo orgánico, pues su


fundamentación se desprendió de que todo ente vivo tiene una evolución en su organismo,
y en ese marco debe ser explicado todo ser viviente. Pero también se le conoce como
darwinismo en honor a su creador.

Así como el matemacismo y el mecanicismo habían tenido un auge en los momentos en


que las matemáticas y la física lograron avances considerables, el organicismo adquiere
supremacía con los adelantos de la biología y, como las otras cosmovisiones, logra
expandir su influencia a varias ramas del conocimiento.

En las ciencias sociales, la teoría darwinista tuvo un efecto profundo, pues el conglomerado
social se le podría entender e interpretar como a un organismo vivo, como a un cuerpo
social que dispone de un proceso constantemente evolutivo, en donde se da tanto la
selección natural como la supervivencia del más apto.

La adopción de las propuestas darwinistas a las ciencias sociales fueron impulsadas por el
filósofo inglés Herbert Spencer (1820-1903) quien expuso la semejanza que había entre los
principios más generales del evolucionismo de Darwin y los grupos sociales. El principio
general más importante que establece es la dependencia mutua existente entre el todo y sus
partes integrantes. En el organicismo el todo también tiene una importancia relevante pero
ese todo es la unidad orgánica del objeto determinado que se compone de múltiples
particularidades las que interaccionadas logran su evolución.

Para Spencer toda sociedad es un organismo y como los conjuntos orgánicos crecen, así la
sociedad también crece. Todos nacieron por evolución en algún momento, tanto los cuerpos
vivos como las sociedades presentan en su desarrollo un aumento minúsculo pero
constante, de su masa, lo que es otro de los principios más generales del organicismo. En el
caso de los organismos, muchos crecen a lo largo de toda su vida y otros solamente en
algunos momentos del impulso; en el caso de las sociedades, éstas crecen de manera
constante hasta que se dividen o se hunden. (cfr. Etzioni, Amitai y Minerva: 1974: 19)

92
Todo organismo vivo mientras aumenta de tamaño aumenta de estructura pues sus partes se
multiplican y se diferencian, lo mismo pasa con las sociedades al aumentar las poblaciones,
las divisiones y subdivisiones aumentan la estructura. Spencer dice que:

Cuando pasamos de grupos pequeños a grupos mayores, de grupos simples a


grupos compuestos, de grupos compuestos a grupos doblemente compuestos,
aumenta la semejanza entre las partes. El agregado social homogéneo cuando es
pequeño, suele ganar en heterogeneidad cada etapa de crecimiento, y para
adquirir un gran tamaño tiene que adquirir gran complejidad. (Spencer, Hebert:
1974: 19)

En la medida que se multiplican las sociedades, las estructuras adquieren mayor


complejidad las cuales son necesarias para su organización. Spencer afirma que:

El mantener unido un grupo compuesto implica un jefe del conjunto a la vez que
jefes de partes; y una diferenciación parecida a la que originariamente produjo
un jefe produce ahora un jefe de jefes. En ocasiones se hace la unión para
defenderse de un enemigo común y en ocasiones es consecuencia de la victoria de
una tribu sobre las demás. En este último caso, la tribu predominante, al
mantener su supremacía desarrolla mucho más su carácter militar,
diferenciándose así de otras.

Después que los grupos de grupos se han consolidado, tanto, que sus fuerzas
unidas puedan ser manejadas por una agencia gobernante, vienen las alianzas
con otros grupos de grupos, el sometimiento de los mismos, lo que de vez en
cuando termina en fusión. Cuando esto ocurre, resulta una complejidad todavía
mayor de la agencia gobernante, con su rey, sus gobernantes locales y sus
pequeños jefes; y al mismo tiempo, aparecen divisiones de clase más marcadas:
militares, sacerdotes, esclavos, etc. Es evidente, pues, que la complicación de la
estructura acompaña al aumento de tamaño. (Spencer, Herbert: 1974: 20)

La idea de Spencer es que en los organismos vivos, además de presentarse cambios en la


función, debido a que cada estructura tiene una correlación a las funciones que en ella se
desempeñan, y explican que si la organización consiste en una estructura del todo que
permite que sus partes desempeñen acciones mutuamente dependientes, entonces, en la
medida en que la organización es elevada, habrá una dependencia tan grande de cada parte
respecto de las demás, que la separación será fatal y a la inversa. Esta verdad -según
Spencer- la muestran igualmente bien el organismo individual y el organismo social.

Y continúa diciendo que cada hombre, a la vez guerrero, cazador y constructor de sus
propias armas, de su choza, etc., con una mujer, que en todo caso, tiene que realizar las
mismas tareas, necesita ponerse de acuerdo con sus compañeros únicamente en la guerra y,
hasta cierto punto, en la caza; y, salvo para luchar, vale tanto el acuerdo con la mitad de la
tribu como con toda ella. Aún cuando existe la ligera diferenciación que implica una
jefatura, son pocos los inconvenientes resultantes de la separación voluntaria forzosa.
Agrega el autor que antes o después emigra una parte de la tribu, algunos individuos se
convierten en jefes y recomienza una vida social todo lo elemental posible, al respecto

93
Spencer indica que como los conjuntos evolutivos, en general, las sociedades muestran un
proceso de integración, tanto por aumento simple de la masa como por fusión y refusión de
masas. Considera que hay multitud de ejemplos del paso de la homogeneidad a la
heterogeneidad, desde la tribu simple, igual en todas partes, hasta la nación civilizada, llena
de diferencias estructurales y funcionales. Establece que paralela a la integración y
heterogeneidad progresivas es la cohesión creciente. Vemos al grupo errante dispersarse,
dividirse sin que lo mantenga unido ningún vínculo.; la tribu -sentencia Spencer- con partes
a las que da cohesión la subordinación a un individuo dominante; los grupos de tribus
unidas en una trabazón política bajo un jefe con subjefes; y así hasta la nación más
civilizada, bastante verificada para mantenerse junta durante mil años o más. Determina
que simultáneamente se produce una precisión creciente. La organización social es vaga al
principio; el progreso trae reajustes establecidos que se van haciendo más precisos poco a
poco; las costumbres se convierten en leyes que a la vez que adquieren fijeza se hacen
también más específicas en sus aplicaciones a diversidad de acciones; y todas las
instituciones al principio confusamente entremezcladas se separan lentamente, al mismo
tiempo que cada una de ellas diferencia más claramente sus estructuras componentes. Así
se realiza en todos sus aspectos la fórmula de la evolución. Concluye explicando: hay
progreso hacia un tamaño, una cohesión, una multiformidad y una precisión cada vez
mayores. (cfr. Spencer: 1974: 22-23)

En estas líneas se resume el pensamiento de Spencer sobre la interpretación organicista,


evolutiva de la sociedad, partiendo de las consideraciones darwinianas de la biología. Como
se puede apreciar, Spencer fue cauteloso al tomar los principios evolutivos para interpretar
la sociedad bajo el modelo biologicista, esto no lo hicieron algunos de los seguidores del
autor, llevando al extremo la analogía entre los organismos vivos y la sociedad, al buscar en
las sociedades el equivalente de las células, la estructura ósea, el sistema circulatorio o la
selección natural.

Sobre los aspectos relativos a la analogía del cuerpo humano con la sociedad, están los
estudios de Paul Lilienfeld y de Albert G Schäffle; Lilienfeld sostiene que:

La sociedad no es sino una continuación de la naturaleza, una continuación más


alta de las mismas fuerzas que están en la base de todos los fenómenos naturales,
el más elevado y más desarrollado de todos los organismos… Las células del
organismo corresponden a los individuos de la sociedad, los tejidos, a los grupos
voluntarios más sencillos, los órganos a las organizaciones más complejas, la
sustancia inercelular al medio físico; ¡que incluye hasta los alambres del
telégrafo! Las actividades económicas, jurídicas y políticas son paralelas a los
aspectos fisiológicos, morfológicos y unitarios de un organismo. La mercancía en
circulación equivale al alimento no asimilado. Las razas conquistadoras son
masculinas, las conquistadas son femeninas; su lucha equivale a la lucha de los
espermatozoides en torno al huevo. Las personas que pasan de una sociedad a
otra son análogas a los leucocitos. (Lilienfeld, Paul: 1977: 124)

Por su parte Schäffle en su texto Estructura y vida del cuerpo social expone que:

94
...los edificios y las carreteras son el esqueleto y el cuerpo social; las mercancías
acumuladas son la subsistencia intercelular; la economía es la nutrición, el
cambio de mercancías y de personas es la locomoción; el equipo técnico es el
sistema muscular; los símbolos y las comunicaciones son el funcionamiento del
sistema nervioso; la minoría, la colonización y la propaganda corresponden a la
auto afirmación y el crecimiento del organismo. (Schäffle, Albert: 1977: 125)

Acerca del criterio de la selección natural darwiniana, cuyo simil se aplicaba a la sociedad,
fueron sociólogos como Walter Begehot, Ludwing Gumplowicz y Jactes Novicow, los que
la reprodujeron.
Bagehot, diluye al individuo en la sociedad y expone que la lucha social se da entre grupos
en la que los grupos compactos tienen superioridad sobre los que están unidos débilmente.
La diferencia entre los grupos compactos o civilizados y los no civilizados es similar a la
que existe entre los animales domésticos y los silvestres respectivamente. Los grupos más
compactos sobreviven y forman naciones, los no compactos se desintegran, siendo esto
reconocido como la aptitud para la supervivencia.

Según Gumplowice, toda evolución es eminentemente una lucha entre grupos sociales en la
que sólo los más aptos sobreviven. Por su parte Novicow sostiene que el mecanismo central
de la evolución es la lucha por la existencia, pero distingue cuatro etapas necesarias: en la
primera esta lucha es fisiológica y persigue, por consecuencia, el exterminio del enemigo;
la segunda es una lucha económica en la que se combinan varios aspectos de la coacción
física. En la tercera la lucha es política y se da entre Estados; y la cuarta es una lucha de
carácter intelectual en la que a veces el enfrentamiento se da como guerras religiosas o
como actividad revolucionaria, pero en esencia se persigue el predominio de las ideas. (cfr.
Timasheff, Nicolás S: 1977: 123)
La analogía organísmica, si bien se perfiló como una cosmovisión metodológica, fue
adquiriendo matices que dieron pautas a otro tipo de análisis, constituyéndose como
alternativas teórico-metodológicas para el estudio de lo social.

3.1.4 Funcionalismo

En el funcionalismo existen diversas influencias de las cosmovisiones expuestas, cada una


de ellas ha dependido de las condiciones en las que se van sustentando históricamente los
considerandos de los teórico funcionalistas para explicar la metodología; Esto significa que
el funcionalismo no se ha mantenido con una misma base de interpretación teórico-
conceptual, sino que ha variado de conformidad con la influencia ejercida por los distintos
apologistas de la perspectiva teórico-metodológica.

El funcionalismo ubica sus orígenes en las ideas que expone Emile Durkheim (1858-1917),
sociólogo francés cuyas obras, en las que aborda el tema datan de la última década del siglo
XIX. Este autor se preocupó por exponer de manera amplia el concepto de función que ya
había sido utilizado por Spencer al explicar la evolución de las sociedades. A Durkheim se
le deben contribuciones importantes tanto al estudio de lo social como a la conformación
metodológica para su estudio. En primera instancia porque subrayó la existencia de un
campo de estudio de lo social que exigía un método propio y autónomo en el desarrollo del
conocimiento. Para este autor y una buena parte del pensamiento de su época era

95
fundamental el concepto de ciencia y de lo científico, de ese modo busca establecer que la
investigación social tenga un status científico, un método e instrumento de trabajo propios.

“La sociología no es un anexo de ninguna otra ciencia; es a su vez una ciencia diferenciada
y autónoma y el sentimiento de lo que tiene de particular la realidad social es a tal extremo
necesario para el sociólogo”. (Durkheim, Emile: 1972: 183). Sus objetos de estudio son los
hechos sociales, los cuales tienen como caracteres distintivos: en primer lugar su
exterioridad con respecto a las conciencias individuales. En segundo término la acción
coactiva que ejerce o es susceptible de ejercer sobre estas mismas conciencias. Y
finalmente desde otra perspectiva, su estado de independencia en relación a sus
manifestaciones individuales.

A un hecho social también se le puede definir “…por la difusión que presenta en el interior
del grupo, con tal que, teniendo en cuenta las precedentes observaciones, se tenga cuidado
de añadir, como segunda y esencial característica, que existe con independencia de las
formas individuales que toma al difundirse”. (Durkheim, Emile: 1972: 49). Una regla para
analizar los hechos sociales consiste en que deben ser tratados como cosas.

Los hechos sociales son los datos inmediatos de la ciencia. Las ideas por lo tanto no son
directamente dadas, surgen del método y del análisis científico, el cual parte de la
objetividad y continúa a través de la sistematización de lo real. En estas tesis se manifiesta
la influencia del empirismo, el naturalismo, el sensualismo y el positivismo, las cuales
convergen en las hipótesis de que el conocimiento humano es en principio el resultado de
los datos que los sentidos arrojan a la conciencia.

Dado que sólo es objeto de la ciencia el dato y la evidencia, deben desterrarse de ésta -la
ciencia- las prenociones. Los hechos deben agruparse según sus caracteres exteriores
comunes, intentando para ello ser lo más objetivo posible. Un medio para conseguir esto
último es tomar a los hechos sociales por el lado en que se manifiestan aislados de sus
manifestaciones individuales. (cfr. Durkheim, Emile: 1972)

En términos generales, el contenido del método sociológico de Durkheim maneja los


términos de función y necesidad; considera al sujeto como un reflejo de la realidad y utiliza
el método comparativo para establecer relaciones causales. El fin último de la sociología es
la creación de leyes universales. En pretensión de ley, es también evidente la influencia de
las ciencias duras, en las cuales se mantuvo como objetivo central el descubrimiento y
demostración de leyes universales.

Durkheim introduce en su metodología un criterio de objetividad, cuyo origen radica en el


manejo conceptual de los hechos sociales. El pensamiento opera con categorías definidas y
esta definición surge del examen de fenómenos que guardan una regularidad y una
presencia efectiva en forma de conducta dentro de la vida social.

Conceptos como: función, estructura, conducta, regularidad, medición, coacción, coerción,


norma, institución y causalidad están presentes en múltiples estudios sobre lo social y
cultural, desde una perspectiva sociológica funcionalista que se interesó por investigar
asuntos o fenómenos particulares. Asimismo se priorizó en el examen de la conducta,

96
decisiones y elecciones de los sujetos en ambientes espacio-temporales definidos y
acotados. La relevancia de Durkheim para estos estudios también se derivó del hecho de
que este autor planteó en obras como El Suicidio, un método de análisis causal basado en la
medición y el cálculo estadístico, superando con ello la especulación y sosteniendo
argumentos con base en las percepciones individuales de los sujetos de la acción social.

En relación con el concepto de función en la sociología para Durkheim sólo lo que es útil
puede mantenerse, resultando la utilidad en relación directa con lo estable que pueda ser
una sociedad, tanto en el interior de sí misma como con otras sociedades, lo que se logra
con la satisfacción de ciertas necesidades , siendo ésta la función social. Por tanto, para este
autor, la sociedad logra la satisfacción de sus necesidades mediante la función o rol, como
también la denomina, y en esa actividad, en esa forma de movimiento, es posible entender
los fenómenos sociales.

En nuestro tiempo, la herencia conceptual del término función y su derivado funcionalismo,


se debe a Bronislaw Malinowski (1884-1942), antropólogo inglés que entre sus tesis
sostuvo que los objetos materiales o instancias culturales utilizadas en una sociedad,
respondían a una serie de necesidades técnicas económicas o sociales. Por lo tanto, cada
cosa desempeñaba una función. Este autor incorpora la cultura en un sentido amplio, esto
es, como una fuente para esclarecer las diferentes funciones sociales, las cuales son
construcciones históricas que obedecen a las necesidades de los pueblos.

Las formas de convivencia y socialización, pueden comprenderse como una serie de


núcleos culturales y de conductas específicas al interior de cada sociedad, donde la
comunicación, como forma significativa tiene sus propias modalidades por ser los grupos
quienes le otorgan una u otra significación. Malinowski expresa que: “La vida social de una
comunidad es el funcionamiento de su estructura (…) Un sistema social no es agregado de
partes sino una unidad funcional”. (Malinowski, Bronislaw: 1965: 24)

Talcott Parsons (1902-1979) discípulo de Malinowski, edificó su sistema social a partir de


la finalidad interior del mismo. Un sistema social -decía Parsons- es una forma de
organización de elementos de acción en relación con procesos ordenados de modelos de
interacción de agentes individuales. (cfr. Timassheff, Nicolás S.: 1977).

Por su parte, Robert K. Merton (nacido en 1910), aunque da por sentado el principio
funcionalista, lo niega como verdad absoluta y realiza nuevos aportes que contribuyen a
consolidar la noción a partir del supuesto de que todo conflicto social procede de alguna
tirantez entre las partes, alguna disfuncionalidad. (cfr. Merton, Robert K.: 1980)

Del citado concepto de funcionalismo se deriva la denominada Escuela Funcional en


Sociología, cuyos más típicos representantes fueron los ya citados estadounidenses Merton,
Parsons y también Sorokin. Esta escuela concibe la sociedad como un sistema social
unificado, donde cada elemento cumple un rol determinado.

En términos generales las disciplinas y teorías inscritas en este tipo de ciencias no plantean
análisis de contradicción en términos estructurales o emancipatorios al modo que lo hacen
las ciencias sistemáticas de la acción, pues el universo de lo real regularmente es aceptado,

97
identificando la función de las instituciones y de las estructuras sociales entre la diversidad
de conductas; también busca respuestas al para qué sirven o qué actividades realizan esas
estructuras e instituciones desde un aspecto relativamente micro-social. Asimismo debe
recordarse que esta postura del conocimiento sí genera críticas a la sociedad capitalista y
hace eco de sus contradicciones, sin embargo, el sentido y el alcance a la crítica es distinto
al planteado en otras lógicas epistémicas y posturas del conocimiento.

3.2 Las teorías de la comunicación desde las ciencias empírico-analíticas

Los investigadores en comunicación pertenecientes a diferentes disciplinas y perspectivas


teórico-metodológicas y que forman parte de las ciencias empírico-analíticas han
remarcado de manera singular el rol o papel que juegan los medios de comunicación
colectiva en la sociedad; en otras palabras, se han centrado en el examen de sus funciones;
por lo mismo se les ha denominado funcionalistas.

Para efectos de ir caracterizando el trabajo teórico de la comunicación desde la postura


empírico-analítica se puede esquematizar el modelo básico bajo el cual opera esta
perspectiva:

función-conducta-reproducción del sistema-equilibrio-satisfacción de necesidades

El teorema elemental funcional preescribe que: un sistema social real es aquel en que las
partes desempeñan funciones esenciales para la subsistencia, expansión y fortalecimiento
del todo; por lo tanto, las partes que integran el todo son interdependientes e integradas.
Así bajo esta lógica epistémica se busca explicar el equilibrio social. Pondera que la
socialización de las necesidades individuales y su integración con la colectividad favorecen
el progreso. En materia de comunicación esta corriente busca responder al para qué de la
existencia de los medios y pretende establecer el fin o función de estos en la sociedad para
mantener el status quo.

El desarrollo de diferentes disciplinas y teorías sobre la comunicación y los medios son de


alguna forma el resultado de la suma de las diferentes perspectivas teórico-metodológicas
señaladas, y surgió en los años treintas en los Estados Unidos. Este desarrollo es en parte
una respuesta a la primera guerra mundial y la amenaza de una segunda. Las
investigaciones a nivel micro-sociológico que parten del estudio y la medición de
fenómenos y acontecimientos particulares al igual que las desarrolladas por disciplinas
sociológicas, psicológicas conductuales e inclusive matemáticas por autores como Shanon,
Berelson, Katz, Laswell, Lazarsfeld, entre otros más que se ubican dentro de las ciencias
empírico-analíticas.

3.2.1 Los estudios empíricos

A partir de la revolución industrial surgen una serie de necesidades por reorganizar las
fuerzas productivas y en consecuencia una modificación de las formas de vida existentes.
En el siglo XIX se generan esfuerzos por reestructurar las cadenas productivas, y el

98
fordismo y el taylorismo serían centros reguladores en la nueva organización y distribución
del trabajo.

La división del trabajo representó un primer elemento teórico para ubicar a la comunicación
en el plano científico. Es con el economista Adam Smith (1723-1790), quien expresa que la
comunicación contribuye a organizar el trabajo colectivo en el seno de la fábrica y en la
conformación de los espacios económicos. “En la cosmopólisis comercial del laissez-faire,
la división del trabajo y los medios de comunicación (vías fluviales, marítimas y terrestres)
van parejas con la opulencia y el crecimiento”. (cfr. Mattelart, Armand: 1997)

Tanto la división del trabajo como el modelo de flujos de materiales (se trata de la
circulación de mercancías y de la mano de obra merced de las vías de comunicación)
aportan elementos a la escuela de economía inglesa en especial a John Stuart Mill (1806-
1873), que perfilan un esquema cibernético de los flujos de materiales con los flujos de ida
y vuelta (feedback) del dinero como información.

Hay que agregar otro concepto clave en la prefiguración de la organización de la sociedad


industrial, el de red. Es Claude Henri de Saint-Simon (1760-1825) quien revitaliza la
interpretación de lo social a partir de la analogía de lo vivo (orgánico) y la sociedad. Es el
desarrollo de la noción del organismo-red. En su idea de la fisiología social Saint-Simon
pretende desarrollar una ciencia de la reorganización social que permita el tránsito del
gobierno de los hombres al de la administración de las cosas. Sugiere que la organización
social es un entramado de redes como un sistema orgánico pero como un sistema industrial,
administrado como industria. En su concepto de sociedad-orgánica concede un lugar
estratégico al acondicionamiento del sistema de las vías de comunicación (caminos,
canales, puertos, etc.).
En este todo sistema, la comunicación es un componente básico de los dos aparatos de
órganos, el distribuidor y el regulador. En correspondencia del sistema vascular, el aparato
distribuidor (carreteras, canales, puertos, ferrocarriles) aseguran la conducción de la
sustancia nutritiva (dinero, mano de obra e insumos de producción). El regulador hace
veces del sistema nervioso central, esto es, permite la gestión de las relaciones complejas de
un centro dominante con su periferia. Es la función de los informativos (prensa, solicitudes,
encuestas) y del conjunto de los medios de comunicación, a través de los cuales el centro
logra desplegar su influencia (correos, telégrafo, agencias de prensa).

Se hace la analogía entre las noticias con las descargas nerviosas que comunican un
movimiento de un habitante de una ciudad a otra.

De tal modo que se va fraguando la noción del desarrollo (evolución, progreso, civilización
de las sociedades) y con ella el origen del análisis de los sistemas de comunicación y sus
medios como los vehículos que podrían difundir las ideas de la modernidad y el progreso.
Las teorías difusionistas formulaban que el progreso sólo puede llegar a la periferia
irradiado por los valores del centro. Al final del siglo XIX el modelo de biologización de lo
social se ha transformado en idea general para caracterizar los sistemas de comunicación
como agentes de desarrollo y civilización.

99
Y es que paralelamente a la expresión de la industrialización se forman núcleos de
desarrollo o ciudades donde las formas de organización y convivencia cambian
sustancialmente y es la aglomeración y el aumento de la densidad demográfica que genera
la problemática de la sociedad de masas y de los medios de difusión de masa como
resultante.

El proceso de crecimiento demográfico (la masa) es visto como una amenaza real o
potencial para cualquier sociedad y ese peligro justifica que se introduzca un operativo de
control estadístico de los eventos judiciales y de los flujos demográficos.

Esta nueva cara de la sociedad provoca que se inicie un análisis y estudio de las llamadas
patologías, crisis y los desequilibrios del orden social. El aumento de la criminalidad
requiere medidas higienistas de vigilancia y de normalización de las clases peligrosas. Se
realizan cuadros, no sólo de mortalidad sino también de criminalidad y se intenta extraer
índices de inclinación al crimen según el sexo, la edad, el clima, la condición social con la
que se pretende poner de manifiesto las leyes de un orden moral que sería paralelo al orden
físico.

Se trata de la institucionalización de la probabilidad y la estadística como apoyo al nuevo


modo de gobernar y dirigir a las sociedades. La tecnología del riesgo y la razón
probabilística utilizada en la gestión de los seguros de vida y riesgos de siniestros, pasa al
campo político y se convierte en instrumento de control y gestión de los individuos-masa.

Mientras se daba el paso del derecho civil al derecho social, de la solidaridad y la


interdependencia calculadas, surge el principio del Estado-providencia que socializa las
responsabilidades y considera a los problemas colectivos como una cuestión de riesgo. Este
Estado establece la seguridad de un individuo que se siente parte de un todo por estar ligado
por un contrato, y por lo tanto contraer una deuda, desde su nacimiento, al igual que
construyó la interdependencia de las naciones. La idea de solidaridad se diluye en el
lenguaje de la necesaria interdependencia biológica de las células. y es la idea biomórfica
de interdependencia la que asienta la noción de una comunicación necesaria.

Hacia finales del siglo XIX hacen su aparición las ciencias criminales y su apoyo teórico se
funda en el cálculo de las probabilidades y en nomenclaturas e índices estadísticos que
perfilan a los sujetos. Son estas nomenclaturas e índices las que sirven a jueces, policías y
médicos forenses para codificar y cumplir su cometido higienista de vigilancia y
normalización de los grupos sociales llamados peligrosos.

Así como se construyen estudios de antropometría, biometría y eugenesia y antropología


criminal para el establecimiento de perfiles, en la penúltima década del siglo XIX aparece
la tipología de los lectores en la gestión de los medios de comunicación desde la creación
de las revistas femeninas en los Estados Unidos, tipología que se perfeccionará con el
fordismo de los años 20 del siglo pasado y que se extenderá hacia los medios electrónicos
como una expresión de la razón probabilista en relación con la racionalización de la
comunicación de masas. (cfr. Mattelart, Armand: 1997)

100
La masificación de la sociedad provoca la extrapolación de la psicología individual a la
psicología colectiva o social. Surgen fenómenos propios de la masa como las huelgas, las
manifestaciones multitudinarias y disturbios públicos. El sociólogo italiano Scipio Sighéle
(1868-1913) publica en Turín en 1891 su ensayo: La multitud criminal, en su obra establece
que la sugestión explica el por qué del comportamiento de los individuos cuando forman
parte de una masa. Considera que en la masa hay hipnotizadores e hipnotizados, dirigentes
y dirigidos, y es la sugestión la que hace que los dirigidos sigan ciegamente a los dirigentes.
Esta noción es trasladada a las nuevas formas de sugestión, los medios de comunicación
representados en ese momento por los órganos de prensa y Sighele define a los periodistas
como dirigentes y a sus lectores como dirigidos, posteriormente se generaliza esta idas a los
medios electrónicos.

Son el contagio, la sugestión y la alucinación los conceptos que la psicología y la sociología


de las masas trabajan y con ellos explican la transformación de los individuos en autómatas
y sonámbulos. El autor Gabriel Tarde (1843-1904) trata de ir más allá del análisis de la
masa y establece que la sociedad producto de los medios de transporte y difusión que
progresan con la sociabilidad, está entrando a la era de los públicos. Al contrario de la
masa, donde se contagian psicológicamente por medio de contactos físicos, el público o
públicos son grupos más homogéneos y con intereses comunes. Sólo se pertenece a una
única masa a la vez, en cambio se puede formar parte de varios públicos simultáneamente.
Esta red de públicos obliga a estudiar sus repercusiones en el destino de las agrupaciones
(partidos, parlamentos, agrupaciones científicas, religiosas, profesionales). Sin embargo,
todavía prevalece la noción de sugestión y sugestibilidad vinculada a la idea de imitación-
contraimitación como vinculaciones sociales.

En suma la psicología y sociología de las masas son propensas a ver en las conductas
individuales reacciones a algo dado y determinado por cosas exteriores. Definen su objeto a
partir de lo instituido y de las estructuras, tales como el Estado, la familia, las clases, las
iglesias, las corporaciones y los grupos de interés.

3.2.2 La mass communication research

En líneas anteriores se ha hecho referencia a la teoría de la aguja hipodérmica, la cual se


derivó de la teoría de la sociedad de masas como un modelo de y sobre la propaganda, y es
que la primera pieza del dispositivo conceptual de la corriente de la Mass Communication
Research data de 1927, se trata de la publicación de Harold D. Lasswell (1902-1978)
titulado Propaganda Techniques in the World War, donde establece el poder moldeador de
las mentes y la conducta de los individuos por parte de los medios de comunicación.
El camino hacia la consolidación de la investigación en comunicación de masas y el
desarrollo teórico sobre la misma se inicia en Estados Unidos a finales de la década de los
30. Buscó responder de manera insistente a la pregunta ¿Qué efecto producen los medios de
comunicación en la sociedad de masas? El modelo teórico de la aguja hipodérmica o bullet
theory, obedeció a la novedad del fenómeno de la comunicación de masas. También
conocida como transmisión en cadena, esa teoría consideraba tener la capacidad de moldear
a la masa al gusto del emisor. En su interpretación consideró que el mensaje, a través del
medio, influía directamente en cada individuo de la colectividad, generando una reacción

101
unidireccional en el conjunto. Es decir, la suma de los efectos individuales traería consigo
un efecto colectivo homogéneo.

Esta teoría postuló que los individuos eran indiferentes ante la diversidad manifiesta entre
los distintos medios, por lo cual los sujetos carecían, hasta cierto punto, de individualidad y
sentido de la dirección; todos responderían de forma parecida a estímulos uniformes de
naturaleza emocional. De tal modo que los medios tenían la capacidad de inyectar mensajes
a los individuos-masa, y moldear su opinión y comportamiento.

Schramm (1975) estableció dos etapas en la vida de la Mass Communication


Research. Una primera fase en que los objetivos de la investigación eran
fundamentalmente teóricos y se pretendía analizar las funciones de la
comunicación de masas. De aquí se pasó a una orientación más pragmática,
donde interesaba sobretodo aplicar los resultados de la investigación a la
planificación de campañas propagandísticas o publicitarias, de ahí que también
se englobe a estos trabajos como investigación administrativa. (Igartua, Juan
José: 2004: 111)

El primer modelo explicativo sobre el proceso de la comunicación es presentado por Harold


Lasswell en un artículo titulado “Estructura de la comunicación de masas” (Lasswell:
1982), en 1948 y describe la conocida fórmula: quién dice qué a través de qué canal a quién
y con qué efectos, no señaló únicamente los elementos del proceso comunicativo sino que
estableció las grandes áreas de investigación de la Mass Communication Research: el
análisis del control, del contenido, de los medios, de la audiencia y de los efectos.

En su estructura, el paradigma de Lasswell define elementos específicos para el estudio del


acto comunicativo:

1. ¿Quién … (se entiende como el estudio del emisor)

2. ¿Dice qué… (puede ubicarse el análisis del contenido del mensaje)

3. ¿A través de que canal?... (el análisis de los medios)

4. ¿A quién, con qué efecto?... (estudia al receptor del acto comunicativo y la


influencia sobre él, ejercida o lograda).

Al decir de Lasswell, el estudio científico del proceso de comunicación tiende a centrarse


en algunos de estos puntos interrogativos. Este modelo comprensivo del proceso de
comunicación que se conoce como el paradigma de Lasswell, ha resultado básico en varios
aspectos.

a) Es una construcción que ubica en una lógica dinámica e interdependiente cada


elemento del proceso comunicacional.

b) Delimita metodológicamente los contenidos que deben analizarse en cada momento


y que son factores de la comunicación.

102
c) Ubica sociológicamente las funciones de cada factor del proceso, esto significa que
en sociedad, preguntas como quién dice qué, deben contestarse considerando el
poder, la jerarquía y de los actores comunicacionales dentro de la organización
social.

Por otra parte, lo que las personas dicen es analizado por Lasswell al establecer lo que
denominó intencionalidad en el proceso comunicativo; tal intención la ejerce un emisor
activo sobre una masa pasiva, atacada y desprovista de sentido discriminatorio. El efecto de
la comunicación, por tanto, puede observarse y medirse con relación a una intencionalidad.

El concepto de intencionalidad de la comunicación es entendido como la manipulación que


es una forma actuante sobre los sujetos con independencia de las relaciones sociales.

Lasswell puede considerarse junto a Berelson como uno de los fundadores del análisis de
contenido, hizo trabajos sobre la propaganda y la comunicación política.

A Bernard Berelson (1912-1979) se debe una de las contribuciones teóricas más


importantes en cuanto al análisis del contenido de los mensajes se refiere. Define ese
análisis como: “(…) una técnica de investigación que se dedica a la descripción objetiva,
sistemática y cualitativa del contenido manifiesto de la comunicación”. (Berelson, Bernard:
1952: 18), puede resumirse como el estudio científico-técnico de los mensajes. Berelson
identifica las funciones del contenido en cinco grupos: a) sustancia; b) forma; c) emisores
del contenido; d) públicos perceptores y e) efectos del contenido.

Desde su perspectiva, el análisis de contenido dentro de la comunicación ocupa un lugar


central. Berelson entiende por contenido en comunicación, “(…) el conjunto de
significados expresados a través de los símbolos (verbales, musicales, pictóricos,
gesticulares) que constituyen la comunicación misma”. (Berelson, Bernard: 1984: 34)

Berelson también emplea un concepto amplio de símbolo e introduce una concepción


nueva sobre el significado, del cual depende la capacidad de los mensajes para producir un
efecto sobre la audiencia.

Como características del análisis de contenido se citan los siguientes puntos.

1) Se aplica sólo a las generalizaciones de la ciencia social.

2) Se aplica sólo o fundamentalmente a la determinación de los efectos de las


comunicaciones.

3) Sólo se aplica a las dimensiones sintácticas y semántica del lenguaje.

4) Debe ser objetivo.

5) Debe ser sistemático.

103
Estas precisiones condensan un tipo de análisis que en la actualidad aún tiene vigencia. Los
autores introducen dos preocupaciones, la primera consiste en conocer la forma en que
están ordenados los mensajes, en un sentido lógico-estructural y la segunda, en analizar el
uso correcto de las palabras. Orden y significado son factores sin los cuales resulta
improbable que la intención de un mensaje sea correspondiente con sus efectos.

Se puede destacar que la Mass Communication Research es una investigación instrumental


cuyo objetivo es resolver los problemas que surgen a los grupos que detentan el poder: los
políticos y las empresas. Esta orientación presente en el paradigma de Lasswell se refleja
claramente en las funciones que de acuerdo con este autor cumple el proceso de
comunicación.

a) La vigilancia del entorno, revelando todo lo que podría amenazar o afectar al


sistema de valores de una comunidad o de las partes que la componen; b) La
puesta en relación de los componentes de la sociedad para producir una
respuesta al entorno; c) la transmisión de la herencia social. (Lasswell, Harold:
1948)

Paul Félix Lazarsfeld (1901-1976) fue un sociólogo norteamericano interesado en el


estudio de las audiencias y los efectos de los medios de comunicación colectiva e indagó el
nivel de efectividad de la radio; es decir, los auditorios que atraía y la opinión que suscitaba
en los oponentes. Para Lazarsfeld era más fácil e importante realizar mediciones de
auditorios para estudiar al medio, esto significa que los programas seleccionados por el
público dicen algo acerca de los programas mismos y de quienes los seleccionan.
Lazarsfeld encontró que la comunicación masiva en Estados Unidos presentaba
básicamente tres orígenes: la propaganda política ulterior a la Primera Guerra Mundial; los
estudios acerca de la influencia del cine y la radio en los niños; y los requerimientos de las
emisoras de radio para saber el número de escuchas.

Las técnicas que desarrolló fueron: análisis de contenido, análisis de efectos y análisis de la
audiencia. Sostuvo que los excesivos alcances y efectos de la comunicación colectiva
provocaron el surgimiento de la sociedad masificada, pues debilitaba los vínculos sociales,
alienaba a los individuos y los impulsaba a un consumo exacerbado. Contando con la
colaboración de Robert Merton, desarrolló una clasificación de las funciones de los medios.

1. Función de conferir prestigio: la posición social de personas, acciones o grupos se


ve prestigiada y enaltecida cuando consigue atraer la atención favorable de los
medios.

2. Función de reforzar las normas sociales: Dar publicidad a las conductas desviadas,
acortan la distancia entre la moralidad pública y las actividades privadas, ejerciendo
presión para que se establezca una moral única.

3. Disfunción narcotizante: Los sujetos informados tienden a considerarse


participantes cuando en realidad no desarrolla acción social alguna, en otras
palabras conoce los problemas pero no actúa para resolverlos.

104
Lazarsfeld es uno de los primeros investigadores en comunicación que establece de manera
lógica y ordenada la función de los medios masivos de comunicación en la sociedad
atendiendo a criterios sociológicos basados en el examen de un conjunto de acciones
individuales que guardan patrones y que tienen existencia afectiva, a la vez que incorpora
elementos psicológicos que se refieren básicamente a códigos de comportamiento legítimos
dentro de la sociedad industrial. En suma, Lazarsfeld no se ocupa propiamente del estudio
de los nexos entre la interioridad subjetiva, las estructuras sociales y en particular los
medios de comunicación, sino de manera en que manifiestan los contenidos psicológicos de
los sujetos con relación en los medios.

Robert Merton (nacido en 1910) fue un colaborador y colega de Lazarsfeld, este autor
considera que las estructuras sociales son básicas para estudiar, los medios de
comunicación. Coincide con Lazarsfeld en postular que los medios confieren un estatus,
incorporan normas sociales (valores y estereotipos), manejan una realidad y una historia.
Sus investigaciones se concentran en la revisión de contenidos y estructuras de los
mensajes. En oposición a Malinowski; explica que considerar que un elemento, ya sea
cultural o social, por el simple hecho de existir ya es indispensable, es olvidar que una
misma necesidad social, psíquica o fisiológica puede ser satisfecha por elementos culturales
diversos y en ocasiones intercambiables. De ahí que así como un elemento puede tener
varias funciones también una sola función puede ser realizada por elementos
intercambiables.

El papel de los medios en la sociedad, en primera instancia -según Merton- podría ser
explicado si se atienden los contenidos que estos difunden. Que los medios pueden
satisfacer necesidades y que se les considere como transmisores de cultura, se representa un
ejercicio teórico novedoso en las investigaciones sobre los medios, porque muestra la
capacidad que tienen para querer formas comunes de percepción y comportamiento, lo que
inevitablemente les proporciona una posición privilegiada dentro de los otros sistemas
culturales; pero de todo esto resulta central la propuesta de que existen intercambios en la
satisfacción de las necesidades sociales, de tal forma se rompe una relación unívoca
respecto a los sistemas de elección de los sujetos a partir de las prácticas y efectos de la
comunicación masiva.

Por otra parte, Merton define a la propaganda como “(…) todos y cada uno de los conjuntos
de símbolos que influyen en la opinión, las creencias o la acción sobre cuestiones que la
comunidad considera convertibles. Los símbolos pueden ser escritos, impresos, hablados,
pictóricos o musicales. Pero si el asunto se considera fuera del debate, no es objeto de
propaganda”. (Merton, Robert: 1984:595)

Así, cuando existe una cuestión discutible, la propaganda puede hacerse posible, empero,
“(…) la propaganda no tiene ninguna relación necesaria con la verdad o la falsedad (…). Si
nos rendimos a la opinión de que la propaganda y la falsedad son lo mismo estamos en el
camino hacia el nihilismo”. (Merton, Robert: 1984:595). Merton adjudica un contenido
extenso al concepto de símbolo, esto es prácticamente como cualquier sistema o forma
comunicacional.

105
En sus trabajos sobre propaganda, Merton considera que las respuestas de los receptores
pueden calcularse, o bien que la observación de las reacciones del público constituye una
evidencia empírica, que si es sistematizada puede aportar un conocimiento general de la
manera en que pueden ser aceptados o realizados los mensajes., “en general, los escritores
de propaganda pueden saber cómo responderán los públicos a su material confiando
meramente en la intuición u observando sus otras reacciones. [Sin embargo, lo anterior no
excluye la necesidad del análisis puesto que:] (…) las implicaciones emocionales y morales
buscadas por los productores de las películas pasan inadvertidas para el auditorio (…)”
(Merton, Robert: 1984:517), es necesario analizar por un lado, las películas y emisiones en
general que con objeto de propaganda se realicen, con el fin de poder determinar los efectos
presentados; y por otro lado, es necesario, conocer las reacciones realmente suscitadas y las
discrepancias entre las reacciones previstas y los efectos reales. Lo anterior conduce a
Merton a plantear respectivamente: el análisis de contenido y el análisis de la reacción.

Para Merton estos dos tipos o núcleos interactivos de investigación permiten comprender,
planear o calcular una estrategia propagandística. Qué deben decir los medios para lograr
determinadas reacciones, viene a ser de alguna manera, el supuesto de este investigador.
Por lo que se refiere al análisis de contenido tipifica sus distintas clases de análisis.

1. Cuenta de símbolos: consiste en identificar y contar los símbolos clave en los


mensajes propagandísticos.
2. Clasificación unidimensional de símbolos: los símbolos se clasifican según sean
empleados, hablan en términos generales, en contextos positivos o negativos.

3. Análisis de las partes: clasificación de segmentos o secciones de la propaganda.


Esto requiere la selección de partes importantes a base de una teoría psicológica del
valor atención.

4. Análisis temático: clasificación de los temas explícitos e implícitos (simbólicos) en


el material de propaganda.

5. Análisis estructural: concerniente a las interrelaciones de los diferentes temas de la


propaganda. Esas relaciones pueden ser complementarias, unificadas, interferentes,
etc.

6. Análisis de campañas: trata de las interacciones de diferentes documentos


destinados todos a un propósito general y en el análisis de campañas trata de las
relaciones de una serie de documentos. Comprende problemas de continuidad,
duración, importancia relativa, tiempo, así como las relaciones mencionadas en el
análisis estructural. (Merton, Robert: 1984:601-602)

7. Mediante el trabajo de Lazarsfeld y Merton se identificaron las características


individuales y sociales que determinaban que los medios influyeran o no en el
público. El resultado fue la idea de que la influencia de los medios era limitada por
las diferencias individuales, por ejemplo: la inteligencia y la escolaridad, así como
las categorías sociales tales como: afiliación religiosa, política, ocupación, clase

106
social, etc. Y relaciones personales (amigos y familiares). La teoría que representa
esta visión se denomina teoría del doble flujo o en dos etapas de la comunicación.

Básicamente consiste en el descubrimiento de un elemento intermediario entre la emisión y


la recepción de los mensajes emitidos por los medios, entre estos dos momentos se
encuentran líderes de opinión cercanos a los receptores quienes interpretan los mensajes
mediáticos y comentan con el receptor los mensajes. Este grupo de lideres de opinión se
denomina grupo primario, el cual media la posible influencia mediática en los individuos.

Esto es, la influencia de los medios está condicionada por factores intermedios como las
relaciones interpersonales y de manera particular con líderes de opinión. Los efectos están
mediados por cuatro factores: la diferente exposición a los medios, el potencial persuasivo
de estos, el contenido de los mensajes y las predisposiciones y actitudes previas de la
audiencia.

Las personas que inicialmente consumen el contenido de los medios (líderes de opinión)
sobre los temas de interés particular para ellos los interpretan de acuerdo con sus propios
valores y creencias y después lo transmiten a los seguidores de opinión, personas como
ellos pero que tienen menos información o se exponen menos a los medios.

La teoría del flujo o en dos etapas podría resumirse según el siguiente modelo:

a) Los individuos no están aislados sino que pertenecen a grupos sociales.

b) Las respuestas a los mensajes de los medios no son directas sino que están mediadas
por las relaciones grupales.

c) Hay que distinguir dos procesos: el de recepción y atención y el de aceptación o


rechazo.

d) Cada individuo cumple un papel en el acto comunicativo. Los líderes de opinión


participan más activamente al difundir las ideas de los medios mientras que los
miembros más pasivos se dejan orientar.

El cambio de la aguja hipodérmica y la teoría de los intermediarios resulto del


cuestionamiento al principio mecanicista de Lasswell, del efecto directo e indiferenciado,
un alejamiento del argumento tautológico del efecto masificador de la sociedad de masas.
Aparte de los trabajos de Lazarsfeld, los del investigador Curt Lewin (1890-1947)
originario de Viena, como Lazarsfeld fundó en 1945 el Centro de Investigaciones de la
dinámica de grupo en el Massachussets Institute of Technology (MIT); permitieron el giro
paradigmático.

Lewin estudió la decisión de grupo, el fenómeno de líder, las reacciones de cada miembro
en su seno ante un mensaje comunicado por diferentes conductas. El grupo cara a cara
podría ser una familia o familias, un grupo de alumnos, un grupo de amigos de trabajo.

107
Sus investigaciones las desarrolla durante la segunda guerra mundial. Su atención se dirige
a probar estrategias de persuasión con el propósito de cambiar las actitudes de las amas de
casa sobre regímenes de alimentación. “A lo largo de estos experimentos se va precisando
la noción de gatekeeper o controlador del flujo de información, función que asegura el
„líder de opinión‟ informal”. (Mattelart, Armand: 1997:38)

Psicólogo pero formado en ciencias físicas y matemáticas también, Lewin introduce los
conceptos de “topología” y “vectores” y hace uso profuso de diagramas para simbolizar o
representar su teoría del campo de experimentos. El campo es ese espacio-vida donde
tienen lugar los vínculos de un organismo y su entorno y en el que se define la conducta del
individuo como resultado de sus relaciones con el medio físico y social que actúa sobre él y
en el que se desarrolla. Cruzando las dimensiones mentales y físicas, el enfoque topológico
analiza la forma en que la fuerza o vectores de intensidad y dirección variadas, que se dan
entre individuo e individuo entran en acción para tratar de resolver la tensión producida por
ciertas necesidades de un organismo.

La aportación de la última figura del cuarteto fundador de la Mass Communication


Research (análisis funcional), el psicólogo del aprendizaje Carl Horland (1912-1961), de la
Universidad de Yale es reconocido sobre todo por sus trabajos experimentales que realizó
sobre la persuasión a lo largo del segundo conflicto mundial. Sus estudios de investigación
los realizó entre soldados norteamericanos, pretendían medir la eficacia de algunas
películas de propaganda aliadas, ilustrando las causas y los objetivos de la guerra, sus
efectos en la moral de las tropas, su grado de información y su actitud en combate. Su
trabajo de investigación dio lugar, después de la guerra, a una importante serie de estudios
sobre los modos de mejorar la eficacia de la persuasión de masas, cuyos experimentos
hicieron cambiar la “imagen del comunicador”, la naturaleza del contenido y la puesta en
situación del auditorio. Resultó un verdadero manual de recetas para el uso del buen
persuasor y del mensaje persuasivo eficaz, en otras palabras, capaz de alterar el
funcionamiento psicológico del individuo y de inducirlo a realizar actos deseados por el
dador del mensaje.

Joseph Klapper (nacido en 1917) representa un cambio en el pensamiento teórico acerca de


los medios en principio las teorías en comunicación que surgieron en el escenario de la
Primera y la Segunda Guerra Mundial en sus nexos con el fascismo y el nazismo,
adjudicaron a los medios grandes capacidades y aún potencialidades no descubiertas.
Klapper examina en lo social distintos procesos que afectan e infieren sobre la
intencionalidad de los mensajes. De ese modo su función estaría en el campo de
reforzamiento de creencias, valores o decisiones a los cuales las personas han llegado por
otras vías.

El hito en la historia de la investigación sobre los efectos de los medios de comunicación


fue marcado por el estudio de Joseph Klapper en 1960, los efectos de la comunicación
masiva, escrito para la CBS Broadcasting, en el cual otorga un especial énfasis sobre el
papel selectivo de la audiencia en cualquier proceso vigente y cataloga a los medios como
instrumentos para reforzar más que para cambiar o convertir. Los resultados de la
investigación indicaron que la comunicación interpersonal y la difusión pueden tener una
parte importante en el flujo de la información.

108
En la teoría del refuerzo se considera que es tal la cantidad de factores intermediarios en el
proceso de influencia medio-receptores, que los mensajes son regularmente reducidos a
meros agentes cooperadores. Fundamenta sus explicaciones en el papel que desempeñan
factores como las categorías sociales y las relaciones sociales de los receptores. La
comunicación de masas no constituye, normalmente, causa necesaria y suficiente de los
efectos producidos sobre el público.
Klapper se inserta en una línea de análisis sociológico de los medios, reconociendo la
existencia de relaciones sociales que afectan en importante medida las conductas y
percepciones individuales. De esa manera, los medios vendrían a reforzar patrones de
conducta preexistentes, su enfoque es uno de los primeros que desmitifica el poder de
manipulación de los medios y, relativiza sus efectos con relación a las características
heterogéneas de los grupos humanos.

Marshall Mc Luhan (1911-1980) es uno de los autores controvertidos de la segunda mitad


del siglo XX en el análisis de la comunicación y de los medios, de hecho, en los años 90 su
obra volvió a despertar un renovado interés debido al alcance de las comunicaciones a
través de los satélites, la fibra óptica, la micro-onda y el cable, situación que algunos han
dado en llamar globalización de la comunicación. Los planteamientos de este autor acerca
de una “aldea global” han sido retomados por esta línea de análisis que asume la existencia
de una sociedad informatizada que ha roto con las barreras del tiempo y del espacio.

Sus análisis sobre los medios modernos de comunicación generaron transformaciones en


las:

“(…) percepciones de la vida del siglo XX, en particular para la generación


nacida después de la Segunda Guerra Mundial. Cuando los franceses acuñaron
el término mcluhanisme , se referían no sólo al hombre sino también a una nueva
postura cultural, un compromiso con el análisis serio de la cultura popular. Si no
lograron nada más los esfuerzos de McLuhan despertaron una conciencia vigente
del ambiente de los medios de comunicación como una fuerza básica que da
forma a la sensibilidad moderna. (Czitrom, Daniel J.: 1985:190)

El impacto de su obra se ubica de manera específica en los análisis sincrónicos del


lenguaje, la comunicación, los mitos y las formas expresivas de todo tipo. En un primer
momento asume un carácter crítico de los medios de comunicación y de la sociedad
norteamericana; pero conforme pasó el tiempo su postura cambió de la crítica a la
exaltación. (cfr Czitrom, Daniel J.: 1985)

Haciendo énfasis en su teoría madura (década de los 60), McLuhan plantea una nueva
versión del mito cristiano, posibilitándole centrarse en la construcción de una psicología y
ecología de los nuevos medios de comunicación. El núcleo de su pensamiento lo establecía
el impacto que según él ejercía la tecnología de los medios de comunicación sobre “lo
sensorial humano”.

En su trabajo la Galaxia de Gutemberg (1962) expone una meditación sobre los resultados
que sobre lo sensorial y cultural trajo consigo la alfabetización fonética y la imprenta. En

109
este contexto, el libro impreso provocó una intensificación de la fragmentación de la vida
sensorial producida por el alfabeto fonético, el cual, en su momento incrementó las
propensiones visuales. En esa obra McLuhan pretende transmitir la idea de que cada nueva
tecnología de los medios poseía el poder de hipnotizar porque aislaba los sentidos.

La década de los 70 constituía para McLuhan la nueva galaxia sensorial en que los medios
electrónicos sacudirán la sensibilidad tal y como en su momento lo hiciera la prensa. De tal
forma, en su obra Comprendiendo los medios (1964), teniendo en cuenta las históricas
perturbaciones causadas por la alfabetización y la imprenta, sería su guía educacional para
facilitar la conversión psíquica a la nueva era, esta vez de tendencia orgánica y no
mecánica, puesto que en lugar de extender nuestra visión extendía nuestros sistemas
nerviosos centrales; desde su teoría, “los efectos de la tecnología de los medios de
comunicación no corren al nivel conciente de la opinión y de los conceptos sino al nivel
subliminal de las relaciones de los sentidos y los patrones de percepción; (por lo tanto, para
McLuhan), el medio es el mensaje”. (Czitrom, Daniel J.: 1985:203)

Sus repetidas referencias al aturdimiento, al trance y el estado subliminal, se empalman con


una visión donde los medios se ven clasificados en fríos y calientes. En los primeros
destacan la televisión, los jeroglíficos y los manuscritos y se caracterizan por requerir de
una mayor participación del auditorio para completar el mensaje. Y por otro lado, los
medios calientes como el cinematógrafo, las fotografías, los grabados y la radio que
brindan un sólo sentido en cuanto una máxima claridad y requerir menor participación del
público para completar el mensaje.

Mc Luhan maneja el postulado de que el desarrollo técnico de los medios en un momento


histórico específico puede llegar a determinar el pensamiento y las acciones de los
miembros de una sociedad. Considera que los medios son extensiones de los órganos
humanos, la rueda una extensión del pie, el cine de la vista y la televisión del sistema
nervioso central.

Una de las aportaciones que más alcanzan la década de los 90 es por el planteamiento de
que los medios están generando una aldea global en donde la información resulta
instantánea, convirtiéndose además en una extensión de los sentidos; de allí que los teóricos
que apoyan la proliferación de los medios electrónicos en sus versiones miniatura como las
televisiones portátiles, la telefonía celular, los i Pod, internet y los sistemas de realidad
virtual, recurran a las tesis de Mc Luhan para sostener sus aseveraciones en pos de una
sociedad informatizada.

Continuando con la línea del análisis funcional de la comunicación explicaremos la teoría


de las categorías sociales que plantea la tesis de que en toda sociedad existen complejos
agregados o categorías sociales cuya conducta ante ciertos estímulos es más o menos
uniforme. Uno de sus representantes es Wilbur Schramm (1907-1987), quien durante los
años 60 basó sus estudios en el pensamiento de Durkheim. Este autor sostiene que los
miembros de cualquier categoría social dentro de un conglomerado urbano, seleccionan
contenidos más o menos semejantes de los mensajes emitidos por los medios, y sus
respuestas van a ser en consecuencia iguales o parecidas. Asimismo basa sus estudios en
tres elementos: 1. fuente, vista como la persona o institución que manda el mensaje; 2.

110
mensaje es lo que la persona o institución emite a la población; 3. receptor es quien recibe
el mensaje, ya sea por medios mecánicos o electrónicos. La teoría de las categorías sociales
subraya la existencia de diferentes modos de percepción en lo social, que pueden ser
conocidos en mayor o menor medida con base en el sistema de preferencia de los sujetos
que viven en determinadas condiciones económicas y culturales. Lo social como posición,
se convierte en un criterio de análisis para conocer los efectos probables de un mensaje
dirigido a un grupo poblacional.

En evidencia, este argumento traza una distancia respecto de aquellas teorías que suponían
reacciones homogéneas ante un tipo de mensaje. Esta teoría se convertiría en una de las
bases del desarrollo de la publicidad desde la investigación en comunicación.

A lo largo de la década de los 70 y por parte de los 80 se fue gestando la teoría de la


persuasión, la cual supone el abandono de la teoría de la aguja hipodérmica y el modelo
mecanicista estímulo-respuesta porque aprecia una complejidad relacionada entre el emisor,
su producto a transmitir y el consecuente receptor del mismo. Este modelo comunicativo
puede ser denominado como una teoría de las diferencias individuales.

De la manipulación planteada por la teoría de la aguja hipodérmica, pasando por la teoría


del refuerzo de Klapper, hasta llegar a la teoría de la persuasión, se experimenta un cambio
en la posición de los investigadores y teóricos en la materia. Los efectos de los medios son
relativizados y mensurados en función de otras variables y estructuras sociales sin
desestimar sus capacidades y relevancia.

El centro de esta propuesta teórica radica en el mensaje que debe estudiarse para definir la
forma de estructurarlo adecuadamente y con base en ello producir efectos óptimos en el
receptor, para lograr tal fin considera la formación y la subjetividad de las personas en tanto
elementos importantes para lograr un efecto persuasivo. “Desde el momento en que existen
diferencias individuales en las características de la personalidad, entre los miembros del
público, es lógico deducir que en los efectos habrá variantes correspondientes a dichas
diferencias individuales”. (De Fleur, Melvin: 1982:22)

El anterior enunciado centra su argumentación en que los individuos no son iguales por lo
que no actúan en la misma forma. La diversidad en la interpretación generaría en su
momento respuestas distintas frente a un mismo mensaje; de allí que este último deba
estructurarse “adecuadamente”. La persuasión será posible sólo si la forma y la
organización del mensaje es “adecuada” a los factores personales de interpretación. Es
decir, tiene que estructurarse de acuerdo a los individuos. Ante esto se forman dos
vertientes o coordenadas de investigación teórica: Los factores relativos a la audiencia y los
vinculados al mensaje.

- Los factores relativos a la audiencia: en esta coordenada se ubica el interés por


adquirir información; la exposición selectiva (el público se expone a la información
más en función de sus aptitudes y formas de pensar), la exposición puede ser
determinada por la educación, por la profesión, el grado de consumo de los medios
y la utilidad percibida por la comunicación; y la memorización selectiva (el receptor
va a recordar aquello que le interesa, aquello que le es útil).

111
- Los factores vinculados al mensaje: aquí se agrupan los elementos de credibilidad
del comunicador, el orden de las argumentaciones, exhaustividad de las
argumentaciones y explicitación de las conclusiones.

Las líneas de análisis planteadas implican interrogantes que puedan agruparse de la


siguiente forma: cómo crear mensajes que puedan captar la atención del público, porqué las
personas escuchan unos mensajes y no otros, cómo repetir y cuántas veces un mensaje para
que sea retenido por la audiencia, cómo diseñar estrategias por las cuales la audiencia
pueda tener un conocimiento más amplio de un fenómenos o de un problema. Cómo lograr
la preferencia del público.

Tales preguntas dentro de una teoría que se centra en las diferencias individuales, conducen
a plantear soluciones en función de factores relacionados con la estructura del mensaje y
con los medios por los que se dará. La idea de fondo consiste en que los medios de
comunicación sirven para satisfacer determinadas necesidades. Así, es relevante establecer
la organización, la repetición, el formato (apoyos visuales, gráficas, efectos, orden), del
mensaje; simultáneamente la elección del comunicador y el tono del discurso, entre otros
factores.

Como concepto comunicativo, la persuasión comprende cambios de comportamiento como


un objetivo y como una visión específica del emisor, lo que en relación con Skinner se
entendería como el simple hecho de que la conducta de todos está controlada por los
estímulos sociales del medio ambiente.
En esta corriente, la persuasión son los insumos intelectivos para el tratamiento de los
contenidos transmitidos por los medios y en específico por la televisión en los campos de la
publicidad y los programas informativos. De tal forma, al decir de Mc Clure, Patterson y
Sydney Kraus: “existen fundamentos para deducir que las noticias por televisión ejercen un
impacto considerable. Descubrieron (dice Kraus) que es probable que las personas con un
bajo interés político cambiaran sus convicciones en una dirección consistente con la
información que se presentaba por las noches en las transmisiones de noticias de la red
televisiva”. (Kraus, Sydney: 1991:133)

Si bien se sostiene que la credibilidad puede ser fuente importante de influencia de los
medios, para otro autor como es Kelman, existen en particular tres procesos básicos de
influencia social: conformidad (cuando una persona acepta la influencia de otra en espera
de una respuesta favorable); identificación (cuando la conducta asumida está en relación
satisfactoria con otra persona o con el grupo); e internalización (cuando hay coherencia en
el sistema de valores). De esta forma, Kelman considera que la credibilidad del agente de
cambio es un elemento necesario en la internalización que se ve facilitada si el producto es
garantizado por alguien a quien el sujeto a persuadir percibe como el poseedor de un
sistema de valores similar (cfr. Reardon, Kathleen: 1994)

En lo general, los estudios sobre la persuasión, además de haber aportado elementos para el
desarrollo de la publicidad y la propaganda, han servido como base para el estudio de los
mensajes y sus mecanismos de inducción al conocimiento, o bien, a su verdad. La
persuasión sustituye el concepto de manipulación, no propiamente como una consecuencia

112
teórica sino como un proceso de racionalización de los nuevos eventos en el mundo de las
décadas de los 60 y 70, En Las cuales Estados Unidos, Inglaterra, Francia, México y otros
países viven la contracultura y la insurgencia de los jóvenes.

Dos son las preguntas formuladas por el propio Mc Quail, cuando trata las cuestiones
principales de los medios: ¿Qué es lo que hacen en realidad los medios de comunicación
por la sociedad y sus audiencias? Y ¿Qué deberían hacer? Su respuesta se ubica en que la
función única de los medios consiste en proporcionar tanto a la industria como a la
sociedad una coherencia, una síntesis de la experiencia, una conciencia de la globalidad que
no destruya la especialización requerida por la realidad. (cfr. Mc Quail, Denis: 1983)

Lo antes mencionado genera una perspectiva relacionada con la importancia de los medios
en los procesos de socialización, misma que reconoce Mc Quail al referirse al:

(…) rol movilizador de los medios de comunicación promocionando los intereses


nacionales y fomentando determinados valores y pautas de conducta
fundamentales, sobretodo en tiempos de guerra o de crisis… en virtud de lo cual
ciertas sociedades en vías de desarrollo y en algunos estados socialistas se haya
asignado a los medios el papel explícito de movilizadores. (Mc Quail, Denis:
1983:96)

En relación con estos objetivos sociales, Denis Mc Quail distingue los intereses de la
sociedad asignando a los medios las siguientes funciones:

- Función de información: proporcionar información sobre acontecimientos y las


condiciones de la sociedad y del mundo señalando las relaciones de poder y
estableciéndolos como condición para los alineamientos de autoridad, al mismo
tiempo que facilitan la innovación, la adaptación y el progreso.

- Función de correlación: explicar, interpretar y comentar el significado de los


acontecimientos y de la información dando apoyo a la autoridad y a las normas
establecidas en estricta supeditación de las relaciones políticas. En conjunto, se
establecen los compromisos fundamentales de socializar, coordinar actividades,
crear consenso, determinar prioridades y asignar estatus.

- Función de continuidad: atender la disfunción generada por la cultura dominante,


reconociendo las subculturas y los nuevos avances culturales al tiempo que se forjan
y mantienen los valores de la comunidad.

- Función de la movilización: hacer campaña a favor de los objetivos sociales en la


esfera política, bélica, del desarrollo económico, el trabajo y en ocasiones la
religión.

Es así como fundamentalmente, desde la perspectiva de Denis Mc Quail, en el estudio de


los medios de comunicación de masas existen los puntos de vista de la sociedad; del
“abogado” representante institucional de los medios y de quienes trabajan en los medios

113
que comparten tesis de otras perspectivas tales como el empirismo, el evolucionismo y el
organicismo.

La preocupación por los efectos y funciones de los medios en lo social, ha pasado por
distintos momentos, manifestando su peso relativo, el cual no puede soslayarse de allí que
aún a la fecha los investigadores se aboquen al conocimiento de otras posibles funciones
que estos pudieran tener en la vida cotidiana de las personas.

Fundada al principio en una creencia en la omnipotencia de los medios de comunicación, la


Mass Communication Research se esforzó más adelante en relativizar sus efectos en los
receptores pero nunca puso en duda la visión instrumental que había presidido el
nacimiento de dicha corriente.

3.2.3 Teoría de los usos y gratificaciones

Los estudios empíricos sobre los efectos limitados de los medios buscan determinar la
relación entre los procesos de comunicación y el contexto social. Este tipo de estudios con
distintos ritmos e intensidades e interconexiones teóricas tienen especial vigencia en países
como Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y en algunos países de América
Latina.

El peso de esta corriente de análisis radica en su enfoque relativamente pragmático que


reconoce por una parte, la limitación de los efectos de los mensajes emitidos a través de los
medios y, por otra, en que asume la heterogeneidad de los públicos, cuestión que se
fundamenta básicamente en la manera en que los grupos establecen nexos entre sí, y en las
formas de opinión propias de las características de la demanda y elección existentes al
interior de ese segmento del público.

Asimismo posee dos vertientes de estudio:

1. Estudio de la composición diferenciada de los públicos. Admite la existencia de una


diversidad de públicos, la cual tiene una relación directa con la selección y consumo
de algunos mensajes. A partir de elementos en común en los públicos se forman
grupos de consumo donde el interés se genera en función de dos elementos: por una
parte los que se consumen y por otra, algunas características como el sexo, la edad,
la ocupación, etc. El examen de la composición diferenciada de los públicos se lleva
a cabo por medio de criterios tales como: el análisis de contenido (¿qué se
proporciona a los receptores?); características de los oyentes de un mensaje en
específico; estudios sobre las gratificaciones (lo que para ellos significa el
programa).

2. El estudio del contenido social y de los efectos de los medios. Parte de que la
eficiencia de los medios estaría determinada -más allá del contenido que difunden-
por las características del sistema social que los rodea, y por lo tanto, dependerían
de las fuerzas sociales dominantes en un determinado momento histórico. El objeto
de estudio no lo constituyen los medios en sí, sino el proceso por el que se forma la
opinión en determinadas comunidades sociales.

114
El análisis de los públicos conduce a una nueva interpretación del papel que desempeñan
los medios en la sociedad; esta corriente busca conocer porqué algunos públicos eligen y
consumen determinados mensajes, con esta interrogación se desmitifica la capacidad de los
medios para hacer que los sujetos crean cualquier cosa, o bien para manipular sus acciones
de una u otra forma.

Este tipo de análisis plantea centralmente que públicos diferenciados eligen mensajes
distintos, elección que depende de las preferencias y formas organizacionales practicadas y
que son base para formar una opinión pública. Si algunos mensajes tienen efectividad se
debería a la existencia de una serie de percepciones y valoraciones correspondientes en
mayor o menor medida con los contenidos de esos mensajes.

Durante la era de los efectos limitados se desarrollaron varias ideas importantes que
empezaron a poner en duda la suposición de que la influencia de los medios en los sujetos y
culturas era mínima. Estas ideas se respetan y estudian hasta la fecha. Entre las más
influyentes se encuentra la teoría del establecimiento de la agenda o campaña de opinión, la
cual sostiene que los medios no te pueden decir cómo pensar pero sin duda si te indican en
qué sí y en qué no pensar. Con base en su estudio del papel que en 1968 desempeñaron los
medios durante la elección presidencial en Estados Unidos, Maxwell Mc Combs y Donald
Shaw escribieron en 1972:

Al elegir y presentar las noticias, los editores, el personal del centro de noticias y
y las emisoras contribuyen de manera importante en la formación de la realidad
política. Los lectores no sólo aprenden de un tema determinado ; también
aprenden a asignar importancia al mismo a partir de la cantidad de información
que les proporcione una noticia y la postura política que en ésta se asuma… los
medios de comunicación masiva bien pueden determinar los aspectos
importantes; es decir, los medios pueden establecer la “agenda” de la campaña.
(Mc Combs y Shaw: 1972:176)

Para los fines de esta teoría es posible la existencia de dos formas básicas de realidad: 1)
con la que se tiene o puede tener contacto sin demasiados costos, y por tanto, existe una
capacidad para interactuar y para ser testigo; 2) con la que no es posible tener evidencia o
nexos personales sobre esta, el principal contacto disponible está constituido por los medios
de comunicación.

En la vida contemporánea se ha universalizado la segunda forma de realidad, que se


caracteriza por su velocidad, su inmediatez y su instantaneidad; generándose la posibilidad
para la existencia de una versión de los acontecimientos que puede ser construida a través
de los medios de comunicación.

En esta versión, los actores y las fuerzas del poder real encuentran la capacidad para
establecer con mayor o menor éxito los temas de discusión y para imponer con diferentes
ritmos e intensidades una jerarquía de los mismos en función de sus intereses. Por lo tanto,
los medios de comunicación constituyen un filtro por el que se puede medir y ordenar los

115
contenidos transmitidos, generando una lógica del discurso a favor de los intereses de
poder.

Dentro de esta perspectiva, la agenda setting se ha constituido el concepto que designa una
manera y una capacidad para ordenar o darle una organización a la realidad.

(…) como consecuencia de la acción de los periódicos, de la televisión y de los


demás medios de información, el público es conciente o ignora, presta atención o
descuida, enfatiza o pasa por alto elementos específicos de los escenarios
públicos. La gente tiende a incluir o excluir de sus propios conocimientos lo que
incluye una importancia que refleja el énfasis atribuido a los mass media, a los
acontecimientos, a los problemas, a las personas. (Mc Combs y Shaw: 1972:163)

En el contenido de esta hipótesis se localiza una idea relevante: los medios no procuran
persuadir sino precisar una realidad externa y fijar los elementos sobre los cuales el público
receptor deberá establecer una opinión. Si bien se señala que todos los medios tienen la
cualidad de establecer los temas de la agenda y su jerarquización, el modelo distingue, de
acuerdo a las cualidades de los diferentes medios, la posibilidad de conseguir efectos a
largo o corto plazo. En este caso, por sus características, los medios impresos afectarían a
largo plazo por su capacidad para tematizar la realidad, es decir, para crear agendas y
establecer temas de relevancia.

Por su parte, la televisión tiene una capacidad más inmediata y restringida para crear la
llamada agenda setting, por ello a través de la televisión es como se logran los efectos a
corto plazo. “El análisis de la agenda setting del medio televisivo está centrado no en
conceptos específicos, articulados y definidos en su importancia sino sobre ámbitos
simbólicos más amplios y genéricos. (Wolf, Mauro: 1990:171)

Del mismo modo, es conveniente mencionar que con base en el conocimiento de las
posibilidades conjuntas de los medios impresos y de la televisión, es posible argumentar
que esta última, una vez jerarquizada la realidad a través de los medios impresos, puede
tener la capacidad para enfatizar, es decir, para establecer los elementos de relevancia sobre
los temas preestablecidos.

Esa teoría es uno de los enfoques empíricos desarrollados por los Estados Unidos, y de
alguna u otra manera sus tesis se comparten en los países en que la opinión pública es
relevante para la discusión de la agenda del gobierno. En los países democráticos es en
donde los grupos de interés emplean los medios no sólo para conducir la opinión pública
(opiniones públicas) hacia determinada creencia u opción, sino que se cuenta con la
capacidad para incidir en los temas tratados en el espacio público.

La capacidad de los medios para generar una mirada sobre el mundo se convierte
paulatinamente en la capacidad de establecer cuáles son los temas relevantes sobre ese
mundo, si los medios focalizan un acontecimiento y lo publican constantemente, de manera
inevitable provocan por lo menos dos situaciones, a) incidirán en la discusión pública,
orientándola hacia ese tema o conjunto de temas , b) otros acontecimientos serán

116
desplazados, los cuales pueden ser tanto o más importantes para la vida pública de un país o
bien para el público mundial.

El hecho de que los medios de difusión tengan el poder para construir la realidad es un
problema y una condición preocupante, pues si los intereses y los temas de las naciones
más poderosas son los que se transmiten por esos medios, queda la pregunta de dónde
quedarán los intereses y problemas de las naciones periféricas.

Cabe decir que en evidencia existen diferentes agendas, las cuales son propuestas por los
medios de comunicación colectiva, sin embargo, en esta evidencia también es importante
considerar el peso del medio; una cadena de televisión que tiene repetidoras y
corresponsales en múltiples países del mundo tiene mayor capacidad para perfilar los temas
de discusión en el espacio público e incluso para incidir en materia de políticas públicas por
la presión que determinados temas pueden ejercer sobre los gobernantes.

Esto ha motivado la creación de grandes oficinas de comunicación social, que son el


instrumento por el cual las administraciones estatales dan seguimiento a los temas, las
tendencias y las críticas generadas por los medios, y también la razón por la que contratan
compañías que ofrecen productos como el nivel de aceptación de la gestión de gobierno,
preferencias políticas y electorales e incluso para conocer las posibles diferencias entre lo
que preocupa a las personas con respecto a lo aparentemente importante que exponen los
medios.

Este último punto es muy importante, pues en reiteradas ocasiones la discusión en la


agenda de los medios se centra en temas que no manifiestan los problemas reales de una
sociedad o grupo específico. En no pocos casos un evento deportivo tiene más relevancia
que la situación que guarda la seguridad ciudadana.

Durante los años 70 y en franca competencia con las tesis macluhianas y el enfoque de la
teoría crítica de la sociedad, cobra fuerza una nueva propuesta interpretativa sobre las
funciones de los medios de comunicación: la teoría de los usos y gratificaciones. Esta teoría
se orienta hacia el conocimiento de la forma en que los individuos usan los medios y hacia
las gratificaciones que las personas buscan encontrar en los mensajes de la comunicación
colectiva. Esta teoría abandona la idea del individuo pasivo, víctima de los estímulos
transmitidos por los medios. Visión que es reemplazada por el estudio de los contextos e
interacciones sociales, y por una concepción en la que los receptores son agentes activos
que eligen mensajes, medios y los vinculan a sus propias necesidades.

“El efecto de la comunicación de masas es entendido como consecuencia de las


gratificaciones a las necesidades experimentadas por el receptor: los medios son eficaces en
sí y cuando el receptor les atribuye dicha eficacia sobre la base justamente de la
gratificación de las necesidades”. (Wolf, Mauro: 1990:78). Históricamente pueden
encontrarse tres precedentes teóricos para el modelo de los usos y gratificaciones.

 Waples-Berelson-Bradshaw (1940), sobre la función y los efectos de la lectura.


 El trabajo de Berelson (1949), sobre las reacciones de los lectores de periódicos
durante una huelga en Nueva York.

117
 El análisis de Laswell (1948), sobre las tres funciones principales desarrolladas por
la comunicación de masas: a) proporcionar informaciones; b) vigilar el entorno; c)
expresar los valores culturales y simbólicos propios de la identidad y la continuidad
social.

Esta teoría centra su atención en las características de la conducta del receptor, las
relaciones sociales en que vive, así como la interacción y cultura de una sociedad, todo ello
con relación a los medios de comunicación. Existen en evidencia algunas proposiciones
teóricas de orden psicológico básicamente en el sentido de que el receptor desarrolla un
sistema de preferencias que afectan las elecciones que realiza cuando está frente a los
mensajes.

Esta capacidad para discriminar los contenidos de los mensajes constituye una aportación
central para el posterior desarrollo teórico de la comunicación en esta corriente de
pensamiento. El receptor no será visto como una víctima de los medios sino como un sujeto
que maximiza o que es gratificado por medio de la elección de algunos contenidos.
Gratificación que está mediada por el entorno social.

En franca contraposición con el modelo de los efectos -en cualquiera de sus variantes- la
teoría de usos y gratificaciones no se pregunta qué le hacen los medios de comunicación a
las personas, sino qué es lo que las personas hacen con los medios, para qué los consumen,
qué uso hacen de ellos. Se trata pues, de un giro sustantivo, un cambio drástico de
perspectiva. Los supuestos básicos de los que parte la teoría han sido formulados como
sigue:

1. La utilización de los medios está dirigida hacia metas. Utilizamos los


medios masivos para satisfacer necesidades específicas. Estas
necesidades surgen de nuestro medio ambiente social.

2. Los receptores seleccionan los tipos de medio y contenidos de los medios


para satisfacer sus necesidades. Así, la audiencia inicia el proceso de
comunicación masiva, y somos capaces de “adaptar” los medios a
nuestras necesidades más fácilmente de lo que los medios pueden
supeditarnos.

3. Existen otras fuentes de satisfacción de necesidades y los medios masivos


compiten con ella. Algunas fuentes de satisfacción distintas de los medios
son la familia, los amigos, la comunicación interpersonal, el tiempo libre,
dormir y las drogas.

4. La audiencia está conciente de sus necesidades y puede informar sobre


ellas cuando se le pregunta. Los miembros de la audiencia también están
concientes de sus razones para usar los medios masivos”. (Katz, Blumler
y Gurevitch: 1974)

118
La corriente de los usos y gratificaciones profundiza en los años 80 en su propia noción de
lectura negociada: el sentido y los efectos nacen de la interacción de los textos y las
funciones asumidas por las audiencias. Las codificaciones se vinculan con la implicación
de éstas; la implicación depende a su vez de la forma en que las diferentes culturas
construyen la función del receptor.

Cabe señalar que desde la perspectiva de los usos y gratificaciones, la implicación es una
dimensión de la variable “actividad de la audiencia”. En este sentido, implicación
significaría que se establece una conexión personal (psicológica) entre la audiencia y el
contenido de los medios. Sin embargo, la implicación se ha asimilado de diferentes
conceptos como: no distraerse realizando otras actividades (leer, conversar, comer)
mientras se produce la recepción de un programa específico de televisión, el grado de
atención que se presta al contenido del mensaje, el grado de reflexión que se produce
durante la recepción de algún programa de televisión, la reacción emocional que se produce
durante la visión de la televisión, y la interacción parasocial con los personajes de
televisión.

Recientemente se ha establecido que la implicación se refiere al proceso de “participación”


activa, personal, directa (psicológica) que se establece durante la recepción de un mensaje
de los medios de comunicación de masas. La implicación cubre dos dimensiones.

 La implicación afectiva se refiere al proceso de interacción “parasocial”


que se establece entre la audiencia y los personajes que aparecen en los
medios de comunicación. Aludiría a la formación de lazos afectivos con
los personajes, especialmente de las series por capítulos… Se ha
propuesto que la implicación afectiva se explicaría porque se produce la
“identificación” con los personajes.

 La implicación cognitiva alude al proceso de reflexión sobre los mensajes


de los medios de comunicación, tanto durante la exposición a estos como
después de la misma. Este tipo de implicación supone que el sujeto presta
atención al mensaje de los medios, compara la información que ya posee
con la que aparece en estos, categorizándose la misma como familiar o no
(es decir “reconoce” lo que se dice), y se produce un proceso de
elaboración o reflexión mediante el cual se relaciona la información que
suministra el mensaje de los medios con el conocimiento previo sobre el
tema. (Igartua, Juan José: 2004:322)

Como la teoría de usos y gratificaciones hace énfasis en los motivos de la audiencia para
elegir opciones de consumo específicas y las consecuencias del uso de dichos medios
intencionales, a veces se considera que favorece demasiado a la industria de los medios. Es
decir, al considerar que los efectos negativos de los medios son resultado de las elecciones
y el uso de los medios por parte de la audiencia, se absuelve a la industria de los medios de
la responsabilidad por el contenido que producen o transmiten. Los medios simplemente
dan a los sujetos lo que ellos quieren. Otra crítica a esta teoría se basa en que no sólo asume
que los individuos saben por qué seleccionan el contenido de los medios en la forma en que
lo hacen, sino que también pueden expresar con claridad las razones de usos y

119
gratificaciones a los investigadores. Una teoría crítica es que su método no toma en cuenta
el hecho de que mucho contenido de los medios no se consume voluntariamente y una
cierta crítica es que se ignora el papel cultural que desempeñan los medios en la formación
de las elecciones y el uso de los medios que las personas hacen.

Sin embargo, la teoría de usos y gratificaciones desempeñó un papel importante en el


desarrollo de la teoría de la comunicación de masas al hacer hincapié en la naturaleza
recíproca del proceso de comunicación masiva. En otras palabras, los investigadores
empezaron a tomar en cuenta a los receptores en el proceso de comunicación y estudiar
porque eligen el contenido, le dan significado y actúan con base en ese significado. (cfr.
Katz E., Blumler, J. G y Gurevitch, M.: 1985)

3.2.4 La red comunicativa

En el momento actual la teoría de la comunicación opera conjuntamente con complejos


sistemas tecnológicos de comunicación e información, mismos que ejercen una función
estructurante en la organización de la sociedad y el nuevo orden del mundo.

La sociedad se define en términos de comunicación. Y ésta en términos de red. La


cibernética desplaza a la teoría matemática de la información.

En los años 60 Everett Rogers había limitado la definición de la innovación a lo que se


comunica a través de ciertos canales, mientras transcurre el proceso, entre los miembros de
un sistema social. La innovación consistía en transmitir un dato de cuya utilización había
que persuadir a los futuros usuarios. Este modelo se integraba en una concepción unívoca
del progreso, la modernización o la adopción de las innovaciones que aportan
necesariamente el desarrollo. Esta manera de ver vinculaba el rechazo con la persistencia de
rasgos característicos de las culturas llamadas tradicionales. La estrategia difusionista se
confundía, en la práctica, con la del marketing de productos.

De los principios de los años 60 a la mitad de la década de los 70 se intensificaron


programas del departamento de Estado y sus distintas agencias así como de las fundaciones
educativas y de la UNESCO, para realizar estudios operativos al servicio de políticas
sectoriales de difusión de las innovaciones (adopción de los métodos anticonceptivos,
adopción de las técnicas agrícolas), concretamente en Ibero América y en Asia. Everett
Rogers publica su primera obra sobre la cuestión, The difusión of innovation. En ella se
concibe el desarrollo-modernización como un tipo de cambio social en el que se introducen
nuevas ideas en un sistema social con objeto de producir un aumento en el crecimiento
económico del país y de la población, y por ende una mejora en los niveles de vida a través
de métodos de producción más modernos y de una organización social perfeccionada. (cfr.
Beltran, L. R. y Fox, E.: 1980)

De ahí se deducen estrategias de estudio y de acción con las tipologías de los objetivos y
los escalones que han de superarse. Entre los campesinos hay innovadores, adaptadores
precoces, una mayoría precoz, una mayoría retrasada y rezagados.

120
Unos veinte años más tarde, Rogers revisó esta teoría. Juzgándola demasiado vinculada con
la teoría matemática de la información, la criticaba por su tendencia a olvidar el contexto, a
definir a los interlocutores como átomos aislados y sobretodo a descansar en una causalidad
mecánica, de sentido único. A cambio proponía una definición de la comunicación como
convergencia, “un proceso en el que los participantes crean y comparten información a fin
de llegar a una comprensión mutua” (Rogers y Kincaid: 1981) Sustituía el viejo modelo
difusionista por el análisis de la red de comunicación (communication network analysis) .
La rede se compone de individuos conectados unos con otros por flujos estructurados de
comunicación.

Este modelo implicaba nuevos procedimientos de investigación consistentes en identificar:


1) grupos afines llamados bandas o subsistemas de comunicación de un sistema general; 2)
individuos-puentes que vinculan entre sí dos o más bandas a partir de su condición de
miembro de una banda; 3) individuos-enlace que vinculan dos o varias bandas pero sin ser
miembros de ninguna. Este modelo quedaba confinado a la problemática de la adopción y
se legitimaba por referencia a Gregory Bateson y su ecología del intelecto, a Georg Smmel
y su idea de la red de afiliaciones. (cfr. Mattelart, A.: 1997)

La evolución de las técnicas ligeras de comunicación (video, microinformática) que se


perfilaba parecía favorecer el advenimiento del modelo horizontal que Rogers oponía al
pesado dispositivo de los medios de comunicación centralizados a partir de los cuales el
difusionismo había construido su esquema virtual de persuasión.

La red sirve para hacer olvidar una sociedad profundamente segregada y para proponer una
visión armónica de ésta.

Actualmente, inaugurando una antropología de las ciencias y las técnicas, Bruno Latour y
Michel Callon, dos investigadores del Centre de Sociologie de L‟innovation de la École de
Mines de Paris, elaboraron un modelo de la red oponiéndose al modelo difusionista y
proponiendo el modelo de la traducción o de la construcción socio-técnica. (Callon: 1995;
Latour: 2000) Frente a la idea de que la técnica y la ciencia vienen dadas, proponen
captarlas en acción, estudiar cómo se construyen. En ellas ven un doble conjunto de
estrategias, un juego de fuerzas: una estrategia de movilización de los actores humanos.
“Traducir es poner en la red elementos heterogéneos; mediante la traducción se captan
elementos heterogéneos y se los articula en un sistema de interdependencia. Los
innovadores deben hacerse aliados, convertirse en portavoces, con tácticas de captación del
interés que llevan a sus interlocutores, humanos y no humanos, a nuevas redes, nuevas
series de alianzas. Así es como se hace creíble un enunciado científico particular.

Esta gestión se niega a enfocar lo “social puro” limitado a las relaciones entre los humanos
y postula la interpretación de los vínculos de los hombres con la naturaleza y los objetos
técnicos. El lazo social entra en la máquina.

Otro campo afín con este modelo del lazo social con la máquina son las denominadas
ciencias cognitivas, cuyo propósito es conocer el acto de conocer, su campo es la
cognición, el conocimiento no como estado o contenido, sino su actividad.

121
Hay procesos que tienen lugar tanto en el mundo vivo como en el de las máquinas llamadas
“inteligentes”, que estudian los mecanismos de formación de los conocimientos. Su origen
no puede desligarse de la tecnología cognitiva, de las máquinas de pensar que reproducen
las actividades mentales (del orden de la comprensión, de la percepción o de la decisión).
Estas ciencias no constituyen un saber unificado sino una amplia encrucijada en la que
convergen diversas disciplinas (la neurología, la biología, la psicología, la lingüística, la
antropología) y en el seno de éstas unos enfoques no forzosamente compatibles.

Las ciencias cognitivas se forman en los Estados Unidos en los años 40, con el movimiento
cibernético, contemporáneo del advenimiento de la teoría de la información y el desarrollo
de la lógica matemática para describir el funcionamiento del sistema nervioso y del
razonamiento humano. Prosiguieron con la hipótesis cognitivista a partir de la segunda
mitad de los años 50, según la cual la inteligencia (incluida la humana) se asemeja tanto a
una computadora que la cognición puede definirse como la computación de
representaciones simbólicas, definiéndose los símbolos como elementos que representan
aquello con lo que se corresponden. La inteligencia artificial será su proyección literal. En
el centro de la hipótesis cognitivista, la noción de representación induce una manera de
comprender el funcionamiento del cerebro como dispositivo de tratamiento de información
que llega del mundo exterior. La inteligencia artificial considera a la organización como un
sistema abierto en constante interacción con ese entorno, con inputs (entradas) y outputs
(salidas).

Con las nociones de red, la globalización, término tomado directamente del inglés , se
extiende en los años 80 a partir de la geoeconomía y de sus redes de transmisión de la
información en tiempo real. La acción que la desencadena es la globalización financiera,
esa reestructuración internacional que consagra la ruptura de contacto de los mercados de
capitales respecto de los estados-nación y la dependencia acrecentada de los sistemas
productivos nacionales del mercado mundial. Y, de hecho, la construcción de un espacio
planetario parece más avanzada en este sector de las actividades económicas, a pesar de los
signos de inestabilidad crónica.

Esta financiación de la economía mundial es reflejo de la década: intensificación de los


movimientos especulativos y auge de los riesgos de volatilidad, de quiebra cuyas ondas de
choque alcanzan al mundo entero electrónicamente conectado. Esta interdependencia
económica confirma su carácter de signo precursor de los trastornos que afectan a los
circuitos de intercambios informativos. Desde las redes de flujos financieros la noción de
globalización va a extenderse a las redes de los flujos económicos y culturales, gracias a los
teóricos del management y del marketing. La novedad corresponde al teórico
norteamericano Theodor Levitt , que en 1983 publica en la revista, que entonces dirige,
Harbard Business Review, un artículo titulado : “The Globalization of Markets”, según
Levitt la homogenización de las necesidades comporta cada vez más la de los mercados, los
productos y las aproximaciones al consumidor; el auge de la competencia en una escala
global exige una visión estratégica mundial de la planificación de los mercados; una
poderosa fuerza conduce al planeta hacia lo que el prefesor de la Business School de
Harvard llama a converging commonality (una convergencia consuetudinaria): La
tecnología. El proceso en curso de concentración de las empresas y de constitución de
megagrupos multimedias y publicitarios no hace sino confirmar esta hipótesis de la

122
“estandarización universal”, en cuyos agentes se convierten estas nuevas unidades
económicas. De ello resulta que la única forma de organización capaz de diezmar a los
competidores en un mercado supercompetitivo es la empresa global, que opera como si el
mundo entero fuera solo una entidad, que piensa en términos globales sus productos, sus
servicios, su distribución, su comunicación. En este modo de pensamiento global u holista
que recicla las analogías de lo vivo organizado, la empresa es un todo dinámico, un sistema,
y su globalización un asunto a la vez interno y externo. Por una parte la empresa global
pretende poner fin, en su seno a las rígidas jerarquías y a las formas de autoridades
piramidales heredadas del modelo de organización fordiana y tayloriana donde la retención
de la información era fuente de saber-poder y adopta un modelo de gestión comunicativa,
en red, supeditado a la necesidad de la libre circulación de los flujos (concepción,
producción, distribución, sinergia de las competencias, captación de los saber-hacer e
interacción en la organización del trabajo). Por otro lado, es un modo de puesta en relación
con el mercado mundial. La globalización se convierte en una plantilla cibernética del
mundo y del nuevo orden mundial en gestación. Aún cuando no todas tengan posiciones tan
extremas, algunos recuerdan que la segmentación de los mercados y los objetivos es tan
importante como la de la estandarización.

Más allá de las diferencias en la perspectiva de esta teoría empresarial en un mercado de


dimensión mundial, la globalización significa que el acercamiento sedimentado de los
espacios está caduco, al igual que la organización del trabajo dividida en compartimientos.
Bajo el régimen empresarial anterior, lo local, lo nacional, lo internacional se representaba
como escalones, impermeables uno respecto de otro. El nuevo esquema de representación
de la empresa y del mundo en el que ésta opera en cuanto red de producción y distribución
propone un modelo de interacción entre estos tres niveles. Cualquier estrategia en el
mercado mundializado debe ser al mismo tiempo local y global. Es lo que los teóricos del
management japonés expresan a través del término “glocalize”, contracción de global y
local, neologismo que figura desde 1991en el Oxford Dictionary of New Words. Una
consigna regentea la lógica de la empresa llamada global: integración de las escalas
geográficas, paralela a la de la concepción, la producción y la comercialización (de ahí el
nuevo cometido de “coproductor” atribuido al consumidor o al usuario).

Este proyecto de integración de la empresa global es indisociable a la creación de una


cultura de empresa, partícipe de valores, creencias, rituales y objetivos, una de cuyas
misiones consiste en realizar la alianza entre lo local y lo global, único garante del éxito.
Esta cultura no es, propiamente situable en un territorio. Es una mentalidad que permite a la
identidad global no ser desbordada por la identidad formada sobre la base de la pertenencia
a un territorio nacional o local. Otros teóricos de este retorno de la empresa a la cultura
moderna atemperan, sin embargo, este postulado con otro; la necesidad del “mestizaje
empresarial” que consiste en cruzar y dejar fecundar mutuamente modos de gestión de la
empresa integrados en historias y culturas bien definidas, en las que se entreteje lo moderno
y lo tradicional y los esquemas transnacionales (cfr. Drucker, P.: 2003)

Es claro que en los inicios del siglo XXI la tecnología de la comunicación es ponderada
como la base de los procesos políticos y económicos. No obstante también los sistemas
tecnológicos de comunicación alcanzan el corazón de la vida cultural de los países, por
ende se considera que las tendencias que la comunicación colectiva asume bajos sus

123
diferentes aspectos tecnológicos son las que determinan las formas que adopta la
organización social. Los monopolios de saber determinados por la tecnología supeditan la
distribución del poder político entre los grupos sociales. El poder es asunto de control del
espacio y del tiempo. Los sistemas de comunicación dan forma a la organización social
porque estructuran relaciones temporales y espaciales. En la historia se distinguen dos
formas de medios de comunicación que dan lugar a dos formas de imperio. La primera,
ligada al espacio simbolizada por la imprenta y la comunicación electrónica, conduce a la
expansión y al control de un territorio. La segunda, ligada al tiempo, llevada por la cultura
oral y el manuscrito, favorece la memoria, el sentido de la historia, de las pequeñas
comunidades y de formas tradicionales de poder. La primera pretende la centralización; la
otra, lo contrario. La constitución de un monopolio del saber ligado al tiempo y el espacio,
fundamento del poder absoluto, representa una amenaza.

Para oponerse a los efectos del determinismo de la tecnología moderna, que reduce el
campo posible de las respuestas y las discusiones por parte de las audiencias, hay que
establecer la tradición oral, despertar la memoria y crear las vías de una participación
democrática, todos ellos elementos que constituyen la base de otra forma de la
comunicación.

3.3 La teoría de la información o la comunicación

Hoy ante dinámicas tales como: globalización, regionalización o interdependencia, es


necesario elaborar una reelectura del fenómeno comunicacional, atendiendo a los
mecanismos, medios y procedimientos empleados en la producción y en la distribución de
los elementos informativos que se reciben cotidianamente.
El desarrollo de nuevas tecnologías (satélites, internet, realidad virtual, telefonía móvil,
videoteléfono, productos multimedia y otros logros tecnológicos de las últimas décadas),
obliga a realizar un análisis, en este caso por lo menos una aproximación hacia las nociones
que sirvieron de base al desarrollo de la aplicación de las técnicas de comunicación en el
seno social, así como la visión que guió su estudio y análisis.

Dejamos un espacio específico para abordar algunos aspectos relevantes de la teoría


matemática de la información al parecer al margen de las teorías presentadas en las páginas
precedentes; debido a que la teoría matemática cumple una función de proveedora de
conceptos y categorías de modelos científicos propios de las ciencias exactas y su
transferencia al ámbito de lo social. Basada en las máquinas de comunicación generadas
por la guerra, la idea de información adquiere sin duda alguna su importancia en la vida
social y con ello se convierte en el objeto de estudio, tanto de las ciencias naturales como
de las sociales.

3.3.1 La teoría de sistemas

El proceso mediante el cual se investiga la comunicación comprende a la teoría general de


sistemas como parte de un eje rector que le proporciona los postulados con los que amplía
la visión de la realidad.

124
El principio de la noción de información es indisociable de las investigaciones de los
biólogos. Tanto el término información como el de código son utilizados para explicar los
modelos de desarrollo del individuo contenidos en los cromosomas, el código genético.

A quien se le atribuye la sistematización originaria de la teoría de sistemas es el biólogo


Ludwig von Bertalanffy, quien en 1933 con la publicación de su obra Modern Theories of
Development, estableció las bases de la teoría y postuló que un sistema se debe considerar
como un ente o fenómeno integrado que engloba todos los aspectos o niveles que lo
componen, caracterizándose por su interrelación mutua. El ejemplo de eso puede ser desde
una célula hasta un ser viviente, desde una máquina mecánica simple hasta una
computadora autorregulable, desde un grupo social hasta el contexto social internacional, es
decir, repitiendo lo expuesto, todo fenómeno, de cualquier tipo o clase que sea identificado
como una totalidad.

Uno de sus propósitos de la propuesta sistémica es el de unificar la ciencia y el análisis


científico, por lo cual la determinación de conceptos en la teoría de sistemas no ha seguido
una construcción propia, en otras palabras, generalmente los conceptos fundamentales de
ésta son adoptados de otras ciencias.

El conocimiento de sus conceptos fundamentales nos permitirá consolidar el entendimiento


de la teoría. El primero concepto y central de esta teoría identifica y explica al objeto
mismo de estudio, el sistema. Sobre su definición Oran Young nos dice:

Podemos adoptar la posición de que el término sistema debe aplicarse


únicamente a los elementos que se relacionen significativamente entre sí en el
sentido de que el nivel de interdependencia sea elevado. Aquí deberá distinguirse
un sistema de una agregación de elementos al azar. Quienes siguen este enfoque
generalmente establecen unos criterios tales como las siguientes: 1) Para
establecer la existencia de un sistema debe poder definirse en el sentido de que se
le pueda localizar con alguna precisión en el tiempo y el espacio; 2) Se habla de
un sistema cuando una variedad de operaciones ejecutadas preferentemente por
varias disciplinas llegan a la conclusión de que existe un sistema específico; y
3) un sistema debe mostrar diferencias significativas en las escalas de tiempo de
sus estructuras… En consecuencia, la respuesta consiste en tratar cualquier
conglomerado de elementos que parece interesante para los fines de una
investigación como un sistema, por lo menos en las actividades preliminares de
recolección de datos y análisis general. (Young, Oran R.: 1972:38-39)

De esta forma se observa al sistema como un conjunto de partes interrelacionadas, esto es,
un sistema en que la relación entre éste y el entorno es constante. Donde sus elementos
posean en sí una cohesión interna o isomorfismo.

Precisamente este concepto -isomorfismo- es otro de gran importancia para la teoría de


sistemas y es definido como:

(…) una correspondencia de uno a uno entre los objetos de sistemas diferentes
que preserva la relación entre los objetos. Los isomorfismos se sustentan en la

125
idea de que los distintos fenómenos tienen similitudes considerables por lo que se
pueden encontrar leyes que tengan una estructura análoga en los diferentes
campos, circunstancia que permite a los investigadores emplear modelos
sencillos o de más fácil conocimiento para fenómenos complicados de trato más
difícil. Partiendo de su objetivo, el concepto de isomorfismo tiene una utilidad
particular en los estudios interdisciplinarios y en la identificación de
correspondencias funcionales en los principios y procesos de los distintos
sistemas. (Young, Oran R.: 1972:40)

El isomorfismo busca las estructuras similares de las entidades que parecen ser
intrínsecamente distintas por sus complejos elementos que están en interacción.
El tercero de los conceptos fundamentales es el denominado de los sistemas
interconectados, los que se refieren a efectos a escala y a la asociación vertical o jerárquica
de los sistemas. El descubrir las relaciones de la interconexión entre varios sistemas es de
suma importancia para analizar los sistemas individuales y los conjuntos de sistemas.

Existen otros grupos de conceptos que tienen como finalidad describir los sistemas; entre
ellos tenemos los siguientes:

1) Conceptos que separan diferentes clases de sistemas como los sistemas


cerrados y abiertos, o los orgánicos y no orgánicos; 2) conceptos relativos a los
niveles jerárquicos de los sistemas, como los subsistemas, las órdenes de
interacción y los efectos de escala; 3) conceptos que delinean aspectos de la
organización interna de los sistemas, tales como los de integración,
diferenciación, interdependencia y centralización; 4)conceptos relacionados con
la interacción de los sistemas y sus ambientes, como los límites, insumos y
productos; y 5) conceptos que se refieren a los varios caminos que los sistemas
pueden seguir a través del tiempo, como los de determinación por el Estado y de
igualdad final. (Young, Oran R.: 1972:41)

Asimismo encontramos grupos de conceptos adicionales de gran importancia como los de


regulación y mantenimiento de los sistemas, entre ellos tenemos el de equilibrio de sistema,
el cual puede ser estable o inestable. Un sistema abierto de equilibrio estable lleva a la
formación de otro concepto fundamental que es el de homeostasis, esto es la habilidad de
un sistema para mantener su balance interno, es decir, su autorregulación ante las
influencias externas.

Además se ha introducido el concepto de entropía negativa, referente a la ingestión y


consumo de energía dentro del sistema, lo cual conserva su durabilidad. Finalmente
tenemos el de retroalimentación como resultado de un estímulo (input) y una respuesta
(output) dentro de un sistema. Aquí la retroalimentación (feedback) es la acción de dar un
nuevo estímulo al sistema como resultado de la respuesta dada al anterior estímulo.

El otro grupo de conceptos se refiere a los sistemas que sufren cambios significativos. De
ellos tenemos dos tipos: el referente a la dinámica que lleva el cambio y aquel que se refiere
a la destrucción del sistema.

126
En el primero se consideran los procesos de cambios generados internamente o por medios
de respuestas a las condiciones resultantes de la modificación del ambiente. Estos cambios,
a su vez, pueden ser de dos formas: reversibles, cuando no se han fortificado las
características del nuevo status e irreversibles cuando ello se ha logrado. Entre los
conceptos complementarios que se utilizan aquí están los de adaptación, aprendizaje y
crecimiento.

El segundo tipo se refiere a la perturbación, disolución y rompimiento de los sistemas en


los que se tiene como nociones relevantes las de crisis, presión, tensión sobre los mismos.
En estos, los conceptos de decaimiento y sobrecarga indican formas en las que pueden
surgir el rompimiento o la disolución, finalmente dentro de este marco tenemos la entropía
positiva, concepto que se refiere al paso de un sistema en estado de gran organización a un
estado de elementos distribuidos, acomodados al azar a través del tiempo.

Recapitulando, podemos ver que fundamentalmente existen tres tipos de conjuntos de


conceptos para los sistemas. El primero, de clasificación y descripción; el segundo, de
regulación y mantenimiento; y el tercero, de cambio y destrucción. Con ello se puede,
según sean los sistemas, formar el cuerpo de teoría para la aprehensión y comprensión de
cualquier sistema.

Si bien el conocimiento y entendimiento de los conceptos es básico para la estructuración,


pues es necesario además una fundamentación que le de realmente el carácter de
paradigma. Los aspectos principales que le dan la solidez necesaria para ser una teoría
general son tres: la ciencia de los sistemas, la tecnología de los sistemas y la filosofía de los
sistemas (cfr. Bertalanffy, Ludwing Van: 1976)

La ciencia de los sistemas comprende la posibilidad de abarcar los sistemas como un todo y
totalidades, por lo que deben ser explotados y explicados con las bases propias de cada
ciencia. En el avance del conocimiento hay una serie de experiencias que la teoría sistémica
no soslaya; si originalmente la ciencia clásica aislaba los elementos del objeto estudiado,
para que el conocimiento de las partes al reunirlas conceptual o experimentalmente se
tuviera el conocimiento íntegro del todo, ahora para comprender la totalidad se ha
determinado que no sólo se requiere el conocimiento de los elementos aislados, sino incluso
sus relaciones particulares y globales que nos lleven al descubrimiento de la base
isomórfica permitiendo la unión de los elementos en la totalidad. En resumen, la ciencia de
los sistemas debe identificar las correspondencias o isomorfismos generales que son
comunes a los sistemas. Como apoyo al trabajo descrito para la ciencia de los sistemas, se
han creado una serie de mecanismos novedosos que técnicamente permiten una
sistematización y recuperación dinámica de la información, esto desemboca en la
tecnología de los sistemas.

La tecnología de los sistemas recoge los últimos avances para sistematizar la información
partiendo de principios matemáticos que se conjugan en la alimentación de computadoras.
Según el razonamiento de Bertalanffy, tanto la tecnología como la sociedad moderna han
adquirido tal nivel de complejidad que los medios tradicionales de ordenamiento son
insuficientes. Ante la naturaleza compleja se requiere una percepción holista que permita el

127
control científico de un gran número de variables y esto sólo se puede lograr con auxilio de
la cibernética, base técnica de la teoría de sistemas.

Finalmente, como paradigma científico, a teoría de los sistemas expone un visión del
mundo y una reorientación del pensamiento, para ello se vale del establecimiento de los
principios metacientíficos que permiten consolidar una filosofía de los sistemas. Por lo
tanto, la teoría de sistemas tiene en su sustento filosófico tres partes que le dan unidad
orgánica; la primera de ellas es la ontología de los sistemas, orientada hacia la
identificación de la naturaleza del sistema, es decir, qué son y cómo están plasmados los
sistemas en el mundo observable. La necesidad de una ontología surge de la dificultad para
dar una respuesta a lo que hay que definir y describir como sistema, puesto que las
entidades percibidas en la observación e inferidas de ésta, que existen independientemente
del observador, no se exponen como sistema sino que de acuerdo a su unidad orgánica y
relación isomórfica se les designa como tal. Esa designación es por tanto un esquema
conceptual que refleja la realidad como sistema. La ontología de los sistemas podrá hacer
claramente la distinción entre los sistemas reales dados a la observación y los sistemas
conceptuales.

La otra parte de la filosofía de los sistemas es lo que Bertalanffy denomina como


epistemología de los sistemas, la cual apoya a la ontología partiendo de la idea de
percepción que no es una reflexión sobre las cosas reales, ni el proceso de conocimiento es
simplemente una aproximación a la verdad, por lo cual se requiere reflexionar sobre el
proceso de conocimiento, ya que la interacción entre conocedor y conocido conlleva
múltiples factores de naturaleza distinta como son biológicos, psicológicos, culturales,
lingüísticos, etc. Dichos factores deben ser cubiertos por la epistemología de los sistemas.

La tercera parte de la filosofía será el estudio de los valores cuyo objetivo es conciliar en
una realidad última, en una sola verdad, la realidad como una jerarquía de totalidades
organizadas y la imagen que el humano tenga de ella.

Con este enfoque, la teoría general de sistemas adquiere, según Bertalanffy, un sentido
humanístico y evita que se convierta en una propuesta teórica-metodológica eminentemente
mecanicista, rompiendo así la visión restringida y tradicional de otras propuestas. De esos
parámetros se han derivado múltiples enfoques que amplían la perspectiva de la teoría de
sistemas, entre ellos está la teoría de la comunicación.

Bertalanffy usa el término función relacionándolo con los procesos vitales u orgánicos en la
medida en que contribuyen al mantenimiento del organismo. El sistemismo y el
funcionalismo comparten, por tanto, un mismo concepto fundamental: el de función, que
denota la primacía del todo sobre las partes.

La ambición de la teoría de sistemas (sistemismo) consiste en atender a la globalidad, a las


interacciones entre los elementos más que a las causalidades en comprender la complejidad
de los sistemas como conjuntos dinámicos con relaciones múltiples y cambiantes.

Las ciencias políticas constituyen uno de los primeros campos del sistemismo a las
problemáticas de la comunicación de masas. La vida política se considera como un sistema

128
de conducta; el sistema se distingue del entorno social en el que se encuentra y está abierto
a sus influencias; las variaciones acusadas en las estructuras y los procesos dentro de un
sistema pueden interpretarse como esfuerzos realizados por los miembros del sistema con
objeto de regular o afrontar una tensión que puede proceder tanto del entorno como del
seno del sistema; la capacidad que éste último tiene de dominar la tensión depende de la
presencia y la naturaleza de la información que regresa (feedback) a los actores y a los que
toman las decisiones. La política se concibe como un sistema de entradas y salidas
(input/output, acción/retroacción) labrado por interacciones con su entorno y que responde
adaptándose mejor o peor a él. Las respuestas del sistema dependen de la rapidez y de la
exactitud de la recolección del tratamiento de la información. Esta caracterización del
enfoque de la teoría de sistemas es obra del politólogo norteamericano Davis Easton en A
Framework for Political Analysis (1965), una obra significativa del progreso de la
información como instrumento de investigación para el estudio comparado de las formas
políticas.

Otro politólogo de la misma nacionalidad, Karl W. Deustch, emprendía, en los años 50,
este proceso de apropiación de la referencia de la información y la aplicaba a las relaciones
internacionales (Nationalism and Social Communication, 1953). Diez años más tarde
presentaba otra aplicación del esquema sistémico en The Nerves of Government. Models of
Political Communication and Control. (cfr. Mattelart, Armand: 1997)

3.3.2 La teoría matemática de la información o la comunicación

La idea de una teoría de la información emergió en la década de los 40 y llegó a varios


investigadores virtualmente independientes. Sorber Wiener, fundador de la cibernética,
llegó a ésta mientras trabajaba en aspectos estadísticos de la ingeniería computacional. Por
su parte, el matemático soviético A.N. Kolmogoroff la concluyó en teoría de la
probabilidad y, Claude Shannon de los laboratorios de teléfonos Bell en Estados Unidos la
desarrolló mientras trabajaba en problemas de codificación y desciframiento de mensajes.
El estadístico británico R.A. Fisher , conocido por su análisis de variación, sugirió una
expresión cuantitativa para la cantidad de información que un experimento provee. Casi un
siglo antes de estos cuatro autores, el físico austríaco Ludwig Boltzamann había medido la
entropía termodinámica con una función que recuerda a una utilizada ahora en la teoría de
la información. Sin embargo, fue Shannon quien publicó el informe más elaborado de la
teoría en 1948, ofreciendo pruebas de la singularidad de su forma y 21 teoremas de
considerable generalidad. (cfr. Krippendorff, Klaus: 2007:314)

En 1948 el norteamericano Claude Elnood Shannon (nacido en 1916) publica una


monografía titulada The Mathematical Theory of Communication en el marco de las
publicaciones de investigaciones de los laboratorios Bell System , filial de la empresa de
telecomunicaciones American Telegraph & Telephone (ATT). Al año siguiente la
Universidad de Illinois publica la monografía comentada por Warren Weaver, coordinador,
durante la Segunda Guerra Mundial, de la investigación sobre las grandes computadoras.
(cfr. Mattelart, Armand: 1997)

El modelo diseñado por Shannon y Weaver, presentado en 1949, muestra en el lado del
“transmisor” la parte y su mensaje, el cual con la ayuda de un emisor es enviado en su

129
forma física de señal a un receptor, quien reconstruye la señal en otro mensaje, el cual
finalmente alcanza su destino. En su camino, la señal puede ser más o menos distorsionada
por ruido interferente, lo que significa que la señal recibida por el receptor no es
necesariamente idéntica a la enviada por el emisor. (cfr. Mc Quail, Denis y Windahal,
Sven: 1997).

Debe precisarse que la información dentro de ésta teoría se comprende en un sentido


técnico, en el cual la información denota cualquier señal que puede codificarse para su
transmisión mediante un canal que conecte una fuente con un receptor, prescindiendo del
contenido semántico. Por ello el pensamiento del filósofo social y matemático Norbert
Wiener fue trascendente en la teoría de la información de Shannon, con respecto a la
cantidad de señales emitidas, a diferencia de los mensajes transmitidos cargados de
significado y que son equivalentes en lo que se refiere a unidades de información.

Así cualquier señal emitida, como un impulso nervioso, puede interpretarse como
comunicación. En esos términos, dos de los principales objetivos de la teoría de la
información son: 1) identificar las fuentes de ruido posible en los procesos
comunicacionales y 2) como consecuencia, encontrar las soluciones viables para eliminar
las fuentes de ruido.

En esta lógica, ruido es cualquier elemento o circunstancia que corrompe la integridad del
mensaje: los ruidos atmosféricos en un aparato de radio, las alteraciones de un texto
impreso, la deformación de la imagen en una pantalla de un televisor. Los canales de
comunicación están expuestos al ruido, limitante esencial de la transmisión efectiva del
mensaje. Hay dos tipos principales de ruido en comunicación: de canal y sistemático.

1) El ruido de canal incluye cualquier perturbación que interfiera la fidelidad material


del mensaje (y es el que interesa básicamente a la teoría de la información).

2) El ruido semántico se traduce en la interpretación equivocada de mensajes que


algunos autores han llamado también decodificación aberrante, se trata básicamente
de un problema de significado y sentido.

Dentro de la teoría de la información es central el problema de la codificación ya que,


partiendo de la teoría de Shannon, la esencia de una comunicación fiable consiste en que el
mensaje sea codificado apropiadamente antes de enviarlo, de modo que llegue a su destino
tal como salió del transmisor, intacto y libre de errores causados por los efectos
(aleatorizadores) del ruido.

Esto significa que desde la fuente hay que incluir cierta cantidad de redundancia en el
mensaje. Shannon demuestra además que existen códigos que contienen el orden ante un
desorden comunicacional general y son estos códigos los que permiten la transmisión de
mensajes casi perfectos, a condición única de que los codificadores utilicen los códigos
adecuados en la elaboración del mensaje. (cfr. Campbell, Jeremy: 1982)

Otro concepto base dentro de la teoría de la información, es el feedback: la capacidad de


una máquina para utilizar los resultados de su propio funcionamiento a modo de

130
información para regularse a sí misma. Este concepto ha tomado una especial significación,
pues ha pasado a convertirse en parte de la jerga, y se llega a considerar como un proceso
continuo entre personas, cuando se refiere a un proceso interno de máquinas o en una
relación hombre-máquina.

Feedback se refiere a la retroalimentación o respuesta; es una técnica de control que


compara a cada instante el resultado de un proceso con un patrón preestablecido. Cuando
hay desviaciones el sistema controlador actúa en el sentido de reestablecer el patrón
deseado. (cfr. Katz, Chaim S.: 1980)

Este es, en efecto, una de las principales tareas planteadas por la teoría de la información:
de qué manera pueden ser identificados los errores, la interferencia o los ruidos en la
información, y no sólo cómo pueden ser identificados, sino que se plantea cómo corregirlos
automáticamente en el instante en el que se presentan.

Así visto, el feedback puede entenderse como un elemento de retroalimentación que las
computadoras o las máquinas automatizadas utilizan para corregirse a sí mismas, es una
especie de capacidad para adaptarse a las dificultades que presenta la propia máquina o
computadora. En el momento de estar funcionando.

Dentro de la teoría de la información, la cibernética puede considerarse como una teoría del
mantenimiento del orden en un sistema ya sea natural o artificial (sistema en el sentido de
sistema de información). Esta idea del orden, al mismo tiempo conduce al concepto de
entropía el cual obliga a hacer uso de la estadística, ciencia auxiliar en los estudios de la
teoría de la información.

La idea de la información en su sentido técnico, llevó a Hartley al intento de construir una


medida de las relaciones de transmisión en los sistemas eléctricos de comunicación. “La
medida de Hartley era una expresión algorítmica en términos de las decisiones binarias
necesarias para caracterizar de una manera única un estado de mensaje dado, y a la cantidad
de medida por esta expresión se llamaba “información”. (Singh, Jagjit: 1976:15)

Shannon, Wiener y Brillovin continuaron utilizando, aunque con algunas especificaciones,


el término en ese mismo sentido, hasta llegar a enunciar que:

La información es una función estadística de alteraciones dentro de un sistema de


comunicación que incluye: 1) un emisor capaz de seleccionar un conjunto
específico de estados de mensaje entre una serie de estados posibles; 2) un canal
a través del cual pueda indicarse la selección del emisor; y 3)un receptor capaz
de descifrar esta indicación para determinar los estados de mensaje específicos
seleccionados por el emisor. (Singh, Jagjit: 1976:16)

Ralph V. L. Hartley es el precursor de la medida exacta de la información asociada a la


emisión de símbolos, el bit (binary digit) y del lenguaje binario. Un bit es una medida de
cantidad de información, así como un galón, una onza y una pulgada miden volumen, peso
y longitud. Un bit es sólo una elección entre dos mensajes igualmente probables. Es una
respuesta de “sí” o “no” a la pregunta hipotética “¿es éste?”. (cfr. Campbell, Jeremy: 1982)

131
Dentro de la teoría de la información a pesar de la disparidad entre la información
semántica y la información técnica, es posible asignarle una medida en dígitos binarios de
información a cualquier tipo de comunicación que se pasa en práctica entre dos personas,
entre una persona y una máquina o inclusive entre máquinas.

La entropía es un concepto que surge a partir de los estudios de la física, específicamente


dentro de la termodinámica, en los cuales se indicaba una medida estadística de pérdida de
energía. De acuerdo con la segunda ley de la termodinámica, en el sistema natural existe un
proceso irreversible de consumo y pérdida de energía, mismo que llevan hacia tendencias
naturales más estables y no estados menos uniformes.

De esta manera, el sistema natural contiene en su seno tendencias entrópicas inherentes


Y con estados de equiprobabilidad máxima de ocurrencias de fenómenos. La medida
estadística de estos estados es la entropía.

La entropía puede considerarse como lo opuesto o la contraparte de la información. Esto es,


sí la entropía es la medida de la desorganización y del desorden que puede imperar en un
sistema, y la información es, al contrario, un patrón, una medida de la organización de un
sistema. Interprétese de la siguiente forma, a mayor número de mensajes o variables
conocidas menor información, es decir, cuanto más respuestas posibles a una pregunta,
mayor el nivel de incertidumbre. (cfr. Pignatari, Decio: 1971)

De esa forma, entropía negativa=información. La idea de “información” va


ligada, incluso de manera intuitiva, a la idea de sorpresa, de inesperado, de
originalidad. Cuanto menos previsible o raro es el mensaje, mayor es su
información recordando siempre que la estructura, el patrón (pattern), es la
información más importante de un sistema. Por otra parte, como cualquier
sistema de comunicación, posee una tendencia entrópica, la noción de “ruido”
tiende a identificarse con la noción de entropía. (Wienwr, Norbert, en Pignatari,
Decio: 1971: 39)

La generalización del concepto de entropía ha permitido analizar los sistemas técnicos de


información y establecer una relación entre la cantidad de variables conocidas y la cantidad
de información recibida. A saber, en un idioma cualquiera, si se quiere saber la ocurrencia
en el uso de una letra o palabra mientras más frecuente sea o la combinación de símbolos
(versus expresión-proposicional) en el idioma en cuestión, más información (versus
significado) transmitirá su ocurrencia. (cfr. Singh, Jagjit: 1976)

Las diferencias de formas y funciones dentro de un sistema dado, conducen gradualmente a


un cierto orden al interior de las estructuras existentes; al contrario, una consecutiva
gradación de indiferenciación de formas y funciones conduce al caos y al desorden. “En la
desdiferenciación de formas y funciones, tendríamos la tendencia caótica o entrópica, cuyo
punto extremo sería la uniformidad general, el caos, donde no habría posibilidad de
información ni intercambio posible de información, pues ésta empieza sólo donde haya un
mínimo de diferenciación, un mínimo de alternativas si/no o sea un bit de información”.
(Pignatari, Decio: 1971:40)

132
En síntesis, pueden enumerarse todos los procesos comunicativos que le interesan a la
teoría de la información:

A) Determinar la cantidad de información que puede contener un flujo de mensajes. La


posibilidad de este cálculo se establece a partir del la relación entre el número de
señales distintas efectivamente conducidas en el mensaje, y el número total de
señales distintas que se dispone para transmitirlo en la fuente. Dicho de otro modo,
se trata de calcular la previsibilidad de las señales.

B) Detrminar el canal o redo de comunicación alternativo, por la que puede circular


más información (mayor número de mensajes por número de señales), con más
rápidez y a mayor número de usuarios.

C) Determinar la forma de codificación, es decir, de organización de secuencias de


señales que permite con mayor simplicidad discriminar sin ambigüedad mayor
variedad de mensajes.

D) Determinar los efectos que sobre la decodificación (es decir, la identificación


correcta de las señales empleadas y de su secuencia) pueden producir las
perturbaciones introducidas durante el transporte de la información. Estas
perturbaciones pueden generarse por la falta de capacidad del canal o por la apertura
de este canal a otras señales externas al mensaje como lo pueden ser los ruidos.

Todo esto a su vez puede resumirse en que la teoría de la información busca medir y
verificar las condiciones óptimas para la transmisión de mensajes. Estas condiciones
requieren:

1. Que el número más reducido posible de señales se ajuste a la mayor cantidad de


mensajes diferentes posibles.

2. Que se seleccione el canal más apropiado para hacer circular más a la información y al
mayor número de usuarios.

3. Que se construya el código más rentable para el mayor número posible de mensajes y
con la mayor ambigüedad en su determinación.

4. Que se limiten al mínimo los riesgos de la distorsión y el ruido en la transmisión,


provocados por aquellos fenómenos con los que forzosamente hay que contar al no
poder ser eliminados de naturaleza. El logro de este objetivo peligra cuando no se
dispone de la capacidad para evitar las distorsiones y los ruidos introducidos por el
medio o el entorno natural; por eso es necesario reducir la imprevisibilidad de los
mensajes (cantidad de información) o, lo que es lo mismo, aumentar la redundancia (en
los términos descritos por Shannon).

Si se considera que las diferentes teorías acerca de la información son parte de las ciencias
empírico-analíticas, no está por demás recordar que la noción de información en esta teoría

133
tiene un carácter fundamentalmente técnico, noción que supone la existencia de señales,
que dentro de la información, implican:

a) una materia sobre la que un agente (emisor) aplica un quantum de energía en virtud
de la cual su materia resulta modificada.

b) Un intercambio energético entre la materia modificada y su entorno, de modo que


por ese intercambio surjan las modulaciones.

c) La posibilidad de que las energías moduladas por dicho intercambio salven una
distancia espacio-temporal entre un agente emisor y un agente emisor.

d) Un agente (receptor) capaz de captar ese intercambio procedente (entre la materia y


el medio) en forma de estímulos energéticos que impresionan algunos de sus
órganos receptores. Los agentes emisor y receptor pueden ser actores (animales o
humanos) y/o máquinas.

En términos comunicacionales, lo que le interesa a la teoría de la información acerca de los


intercambios de señales es el modo en que operan un conjunto de modulaciones energéticas
susceptibles de ser emitidas y captadas por los actores de la comunicación, es decir, el
análisis del transporte de energías modeladas se analiza en la comunicación porque es
posible construir:

1. A nivel biológico, perturbaciones del equilibrio homeostático, como cualquier otra


energía proveniente del entorno.

2. A nivel sensorial excitaciones de los órganos de los sentidos.

3. A nivel de comportamiento, estímulos para la modificación de la conducta en la


interacción. (cfr. Piñuel Raigada, José Luis: 2006))

Debe recordarse que la teoría de la información basa sus estudios en la cibernética, la cual
realza una homología entre el hombre y la máquina, homología instalada en el seno de la
teoría de la información, y se basa en tres elementos:

a) La retroalimentación o feedback, como función del control y dirección del


equilibrio homeostático (mecanismo de regulación del sistema).

b) Los sensores, circuitos y otros dispositivos como partes de sus órganos electrónicos
con unidades binarias de información o bits.

c) La entropía, reacción en la modificación de la conducta por el desorden a falta de


información en el sistema.

Finalmente queda decir que la teoría de la información está en el centro de diferentes


investigaciones relativas al manejo de procesos, instrumentos y medios informativos que
van del diseño de esquemas que permitan el manejo de información, hasta enormes

134
complejos informáticos. Se trata de una teoría que aporta elementos para optimizar, regular
y generar accesos a diferentes acervos de información.

La teoría de la información en su origen parte de diferentes perspectivas teórico-


metodológicas como el positivismo, el empirismo, el análisis de sistemas y de ciencias y
disciplinas como las matemáticas, la física, la cibernética, la termodinámica, la
probabilidad y estadística y la electrónica. Sus aportaciones están dirigidas hacia campos
como la tecnología aeroespacial, la informática y los sistemas inteligentes que operan en la
automación, la robótica y la bioingeniería. En este conjunto de aportaciones una de sus
líneas se orientó a explicar el proceso de la comunicación humana, cuestión que generó
airados debates.

Como observamos, la teoría de la información no surge de las humanidades sino de la


aplicación que se hace de las ciencias duras en los campos mencionados, y es hasta la
década de los 60 cuando comienza a ser conocida en los estudios sobre la comunicación
humana y los medios de comunicación colectiva, derivando hacia cuestiones como el
análisis de contenido.

Shannon propuso un esquema del sistema general de comunicación y el problema planteado


en su teoría era como reproducir en un punto dado, de forma exacta o aproximada, un
mensaje seleccionado en otro punto. En este esquema lineal en el que los polos definen su
origen y señalan un final, la comunicación se basa en la cadena de los siguientes elementos:
la fuente (de información) que produce un mensaje (la palabra por teléfono), el codificador
o emisor, que transforma el mensaje en signos a fin de hacerlo transmisible (el teléfono
transforma la voz en oscilaciones eléctricas), el canal, que es el medio utilizado para
transportar los signos (cable telefónico), el decodificador o receptor, que reconstruye el
mensaje a partir de los signos, y el destino, que es la persona o cosa a la que se transmite el
mensaje. El objetivo de Shannon fue diseñar el marco matemático dentro del cual era
posible cuantificar el costo de un mensaje, de una comunicación entre los dos polos de este
sistema, en presencia de perturbaciones aleatorias, llamadas “ruido”, indeseables porque
impiden el “isomorfismo”, la plena correspondencia entre los dos polos. Si se pretende que
el gasto total sea el menor posible, se transmitirá por medio de signos, convenidos, lo
menos onerosos.

Aunque el proceso de la comunicación está relacionado con los vínculos que ponen en
juego máquinas, seres biológicos u organizaciones sociales, responde a este esquema lineal
que hace de la comunicación un proceso afectado por fenómenos aleatorios entre un
emisor, que es libre de elegir el mensaje que envía y un destinatario que recibe esta
información con sus obligaciones; en todo caso ésta es la visión a la que llegan
investigadores pertenecientes a numerosas disciplinas después de la publicación del texto
de Shannon. De él toman las nociones de información, transmisión de información,
codificación, descodificación, remodificación, redundancia, ruido disruptivo y libertad de
elección. Con este modelo se transfiere el presupuesto de la neutralidad de las instancias
emisora y receptora a las ciencias humanas que se valen de él.

Esta concepción del proceso de comunicación como línea recta entre un punto de partida y
un punto de llegada; sin que tome en cuenta el significado de los signos, es decir, el sentido

135
que les atribuye el destinatario, ni la intención que preside su emisión; impregnará escuelas
y corrientes de investigación muy distintas, incluso radicalmente opuestas sobre los medios
de comunicación.

El modelo finalizado de Shannon ha inducido un enfoque de la técnica que la reduce al


rango de instrumento. Esta perspectiva excluye cualquier problematización que defina la
técnica en términos que no sean de cálculo, planificación y predicción.

3.3.3 La comunicación política

Aunque las reflexiones sobre la hoy llamada comunicación política pueden remontarse a los
clásicos del pensamiento occidental, su configuración como un campo específico dentro de
las ciencias del hombre comienza en los Estados Unidos hacia la década de los 50 del siglo
pasado, bajo el auge de las ciencias de la conducta (behavioral sciences/conductismo) y con
un tema dominante en las primeras investigaciones: el comportamiento electoral. Si para el
estudio de las relaciones sociales el marco teórico reivindicaba con fuerza una mayor
atención a los aportes de la biología y la psicología y el uso de técnicas predominantemente
cuantitativas, las elecciones se presentaban como un objeto de estudio particularmente apto
para aplicar esta teoría y estas técnicas de investigación. Los estudios pioneros se
concentraron así en los efectos de los mensajes. Los mensajes más estudiados eran aquellos
que llegaban al votante por los medios de comunicación masiva. Esos efectos eran
limitados porque los votantes seleccionaban los mensajes procedentes de aquellos
candidatos que ya gozaban de su simpatía.
El nexo macromedios-elecciones ha perdurado como campo primordial de investigación,
pero las corrientes teóricas que han venido dando forma a la sociología política no
quedaron ancladas en el conductismo. Más que generar una teoría sistemática, la
comunicación política fue desarrollándose mediante la proliferación de “cuasiteorías” o
aproximaciones. Primeramente estos enfoques se orientaron hacia los actores, después
hacia los mensajes, más tarde hacia los medios. Seis aproximaciones se destacaron del
conjunto:

1) El de los sistemas: interesado en explicar la interacción entre los elementos


del sistema y ligado sobretodo al control social; se destaca el poder político
como núcleo de su conceptualización.

2) El lingüístico: que considera al lenguaje como vehículo para ejercer el


control social, para reservar a las demandas procedentes de las élites el
acceso a los centros de decisión, con el consiguiente refuerzo del status quo.

3) El simbólico: que entiende la política como intercambio de símbolos,


estudiando aquellos procesos mediante los cuales estos símbolos son creados
y diseminados, la manipulación de los símbolos y la distribución de premios
simbólicos realizada por aquellos que ejercen el liderazgo.

4) El funcional: que apunta a las más amplias funciones de la comunicación, no


sólo al control social: mantener cierto grado de estabilidad, reforzar la toma

136
de conciencia frente a ciertas opciones políticas, socializar de acuerdo con
las normas del régimen y con ciertas disfunciones: narcotizar, privatizar.

5) El de la organización: que, considerando a los gobiernos como grandes


organizaciones burocráticas con muchos de los problemas y las limitaciones
de otras organizaciones, pone el acento en los flujos de información dentro
del gobierno y los parámetros organizativos que los constriñen, mostrando
asimismo cómo las relaciones políticas se mantienen mediante el control de
la información y el acceso diferencial a ella.

6) El del entorno: concentrado en las maneras en que el sistema político va


moldeando los procesos de comunicación al crear un entorno dentro del cual
se forman las instituciones de comunicación y se establecen los
correspondientes procesos.

Desde Latinoamérica se ha planteado una dura crítica al uso de “modelos foráneos” de


comunicación procedentes de los Estados Unidos. Se dice que obedecen en general a un
afán de mantener el status quo, mediante la persuasión para el ajuste social y la opción por
el individuo como unidad de análisis recortada de las estructuras socioeconómicas, ponen el
énfasis en el receptor para persuadirlo política o comercialmente, esto es, para el voto y el
consumo, refuerzan la influencia conservadora del funcionalismo y cuando se ocupan de
los países de la periferia, proponen una modernización mediante la comunicación al
servicio de los intereses hegemónicos. Los comunicólogos latinoamericanos -suele
añadirse- no han engendrado aún un modelo propio, pero trabajan en él, sea desde una
perspectiva marxiana, sea desde la semiótica o la sociología del conocimiento.

Las críticas latinoamericanas aluden a una cuestión central que de todos modos ya se ha
planteado en el propio ámbito de los teóricos que trabajan en estados Unidos: ¿dónde se
encuentra el poder en el proceso de la comunicación política? Nimmo y Sanders (1981)
observan con razón que cada período en la historia de esta actividad académica ha deparado
una respuesta diferente. Para los teóricos de la retórica clásica, de la propaganda y el
cambio de actitudes (durante la primera década que siguió a la Segunda Guerra Mundial),
el poder reside en las variables de la fuente emisora y el mensaje. Para los partidarios de un
determinismo tecnológico a lo McLuhan, el poder está en las variables del canal: fuentes y
mensajes se transforman cuando pasan por el entorno del canal, cambiando así el poder de
aquellas; del medio deviene el mensaje. Para quienes postulan una audiencia activa,
dirigida hacia una meta, o se concentran en la comunicación como proceso, el poder está
dentro de la audiencia política; la audiencia es el mensaje, la realidad es creada dentro de
las mentes de los individuos, véanse ellos como emisores o como receptores.

Para los teóricos de los efectos limitados, que creen que una de las razones para la
impotencia de mensajes macrocomunicados se encuentra en que las sociedades están bajo
influencias históricas inexorables e irresistibles, el poder no se encuentra en ninguno de los
elementos del proceso de comunicación sino en las fuerzas políticas, económicas e
históricas que construyen y llevan consigo los actores políticos; la comunicación sólo sirve
para reforzar o modificar ligeramente estas fuerzas, no es una fuerza creativa sino una
fuerza recreativa, que siempre opera como la sierva de tendencias históricas poderosas. Sin

137
tomar posición neta por ninguna de estas respuestas, Nimmo y Sanders entienden que cada
elemento del proceso puede ser visto como ejerciendo influencias, y que ello depende de
las circunstancias. Un discurso político elocuente puede tener un efecto importante. El
medio es a veces el mensaje. Las audiencias a veces se dirigen con fuerza hacia una meta.
Y hay tiempos durante los cuales lo trascendente son las fuerzas que rodean al momento.
Aparentemente, el poder no permanece de manera inmutable en ningún elemento singular
del proceso. (cfr. Nimmo y Sanders: 1981)

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141
CAPÍTULO 4

LAS TEORÍAS DE LA COMUNICACIÓN GENERADAS POR LAS


CIENCIAS INTERPRETATIVAS.

La postura teórico metodológica denominada como estructuralismo es una de las más


representativas de las ciencias interpretativas. Esta cosmovisión constituye la continuación
moderna de una tradición de pensamiento que se remonta hasta hace 2,600 años. En
realidad estas ciencias que aquí denominamos interpretativas se nutren de la lingüística,
fenomenología y la hermenéutica y que son distintas por su forma de generar el
conocimiento, es decir, por su lógica epistémica de las ciencias empírico analíticas
(funcionalismo) y del materialismo histórico.

Las ciencias interpretativas inician cuando el hombre descubre que no todo puede ser
conocido por el hecho de que las cosas puedan tocarse o medirse, pues existen figuras
ideales y espirituales más allá del tiempo y de los hechos. Este tipo de ciencias se ocupan
de lo espiritual del hombre y lo social de la interpretación de la historia y de la vida, del
sentido del discurso, y del conocimiento especulativo. En lo general esta tradición científica
se nutre de las fuentes filosóficas del lenguaje.

4.1 Las fuentes de origen de las ciencias interpretativas.


Existen dos grandes momentos de los que se puede decir que las ciencias interpretativas
surgen y se alimentan.

En el primero se localizan posiciones propias de la contemplación filosófica, de la


revelación teológica y de la experimentación mística, las cuales inician hace más de 2,600
años.
Una de las primeras escuelas en preocuparse por el problema del discurso fue la sofista,
que centró su interés sobre los modos de convencer sobre un determinado asunto,
empleando para ello diferentes métodos lógicos que al margen del contenido de realidad o
los hechos demostraban lógicamente determinada circunstancia o posición.

Posteriormente Sócrates, Platón y Aristóteles rechazarían a los sofistas porque estos no se


interesaban por la verdad, así tomaron distancia de los métodos que hacían del lenguaje un
artificio lógico. Del filósofo Platón surge la preocupación occidental por el problema del
lenguaje y de la verdad, surge el problema del ideal y de las formas puras, el de la
gramática y la semántica. De Aristóteles surgen los imperativos y el sentido de la
trascendencia también occidental. Aristóteles se ocupa de lo que hay de eternidad en lo
fugaz y efímero.

Otra labor intelectual de la que surgirán algunos elementos retomados por diferentes
estudiosos al interior de la lógica epistémica interpretativa, es la exégesis bíblica: el
conocimiento del significado de los textos sagrados. Desde la fundación de la nación judía
esta labor no se ha detenido porque la religión constituye una de sus fuentes de
organización social. En ese sentido, el conocimiento de la verdad y lo correcto y lo

142
incorrecto a través de la interpretación mediada por la fe en un texto, constituye una manera
de colocarse en el mundo, esto es, no existe verdad sino que es preciso aproximarse a ésta y
constituirla en cada momento y situación de la historia.

Sin olvidar la portentosa obra de Santo Tomás sobre los signos y los conceptos en la Edad
Media, otra fuente de los autores que se ubican en esta postura de las ciencias, es la
filología. Esta disciplina consiste en el estudio sistemático y científico de cualquier tipo de
texto pasado o antiguo, con el interés de conocer el sentido de las palabras del autor en
determinado contexto histórico social. Como a través del tiempo cambian los usos
gramaticales, fonéticos y semánticos de las palabras, la labor del filólogo es reconstruir el
sentido original del texto aportando comentarios y notas para que esa obra pueda ser
interpretada en nuestro tiempo con su sentido original.

En el segundo se encuentran los estudiosos de la filosofía, la filología, la estética, la


literatura y el arte que se separan del modelo de Galileo, estudiosos inspirados en su
mayoría por la obra de Hegel y de los lingüistas en el siglo XIX.

Es en ese siglo -XIX- que George Wikheim Friederich Hegel es el creador de un complejo
sistema en el cual presenta una síntesis de la producción filosófica anterior, hasta llegar a
una nueva concepción del hombre, la sociedad y el Estado. En su obra: La fenomenología
del espíritu hace un seguimiento de la experiencia de la conciencia en la historia, en ese
sentido, sistematiza el camino ascendente del espíritu hacia su realización, este espíritu de
la conciencia está constituido por espíritus reales de la historia.

A partir de ello Hegel sentenciaría que todo lo real es racional y que todo lo racional es
real, de esa manera surge la propuesta para la objetivación y realización de la idea. Hegel
renuncia a la inmediatez del conocimiento empírico y emprende la búsqueda de las fuerzas
universales que dan consistencia a la parte y al todo. A través de una dialéctica que supone
la superación del pasado y el ascenso hacia modos de organización social superiores
inaugura el camino de la espiritualidad humana cambiante, contradictoria dinámica.

Hegel reúne lo real y el sentimiento, el drama de la historia y la esperanza espiritual, el


mito y el saber, reúne a Dios y la razón en un poderoso sistema cuyo impacto alcanzará a
estudiosos preocupados en interpretar la historia del hombre y la mujer y los pasados
vividos.

Algunas aportaciones de Hegel fueron retomadas por Dilthey, Ranke, Windelband y


Rickert, quienes vieron el conocimiento como producto de la historia humana, y por lo
tanto como expresión del espíritu del hombre. “Por esta razón no se puede desvincular el
investigador y la realidad investigada en las ciencias humanas; o dicho positivamente, aquí
se basa la identidad sujeto-objeto, típica de las ciencias del hombre”. (Mardones y Ursúa:
1983:149)

Gadamer dará forma científica a la hermenéutica, ese autor combina los métodos de la
exégesis bíblica, de la filosofía y la lingüística para proponer que la interpretación histórica
a través de un método que incluya las representaciones mentales, los símbolos y los
imaginarios sociales permite acceder a la comprensión de las verdades de los pueblos.

143
Gadamer es un pensador contemporáneo que rompe con el concepto de linealidad del
tiempo y la historia impuesto por las ciencias duras (Galileo, Copérnico, Newton) y que
fuera retomado por los estudios de lo social (Turgot, Condorcet, Spencer y Comte). Este
autor en cambio, responde con la necesidad de conocer interpretando, comprendiendo y
especulando sobre las singularidades y los pasados vividos. Sin ser un romántico recupera
la tradición filosófica del conocer por medio de horizontes amplios e indiferentes, en los
cuales el mundo intersubjetivo y lo intangible deben considerarse.

Finalmente debe mencionarse a Max Weber sociólogo, historiador y político que entre
múltiples aportaciones, encontrará una forma de vincular comprensión y explicación. Por la
primera se entienden el conjunto de categorías y conceptos que el investigador emplea para
aproximarse al conocimiento de la realidad, sólo que estas categorías son tipos, es decir,
una racionalización ideal de las cosas, por lo tanto no dan cuenta ni explican objetos
específicos. Por la segunda se entiende el conjunto de causas, efectos, cifras, datos y
lugares que constituyen la evidencia empírica o la causalidad de un fenómeno o proceso. Al
vincularse lo ideal y lo tipológico de las categorías aplicándolas al conocimiento de un
evento singular y concreto se estará haciendo sociología comprensiva.

La postura interpretativa tiene múltiples fuentes y dentro de esta postura se encuentra el


estructuralismo, perspectiva teórico metodológica cuyos orígenes están en los autores antes
mencionados y que de hecho es sólo una parte de las ciencias interpretativas.

Esta lógica epistémica pretende tomar distancia de las ciencias empírico analíticas bajo el
siguiente grupo de argumentos:

a) No comparte la relación causa-efecto y por ello critica al empirismo, al positivismo


y al mecanicismo;

b) rechaza que el conocimiento sólo pueda adquirirse por el contacto real con los
hechos;

c) propone que interpretar y comprender la historia, la cultura y el ser humano son vías
propias y legítimas de las ciencias que se ocupan de conocer lo que conoce el
sujeto;

d) la interpretación supone el problema del sentido, y con ello el investigador se coloca


en lo real del drama humano, en un diálogo que supone contradicciones;

e) centra su interés sobre el proceso y el problema del lenguaje, y del sentido del
discurso como accesos a formas de conocimiento posible.

Es importante señalar nuevamente que el denominado estructuralismo es solo una parte de


la lógica epistémica llamada ciencias interpretativas que comparte afinidades teórico
metodológicas con la fenomenología y la hermenéutica. Por distintas razones se utilizó el
término estructuralismo para designar a todos aquellos estudios interpretativos y
comprensivos. Por lo cual señalar a Gadamer, Dilthey, Hegel, Eco, Barthes y Giraud, por

144
mencionar a algunos autores de estructuralistas, sin considerar que en realidad forman parte
de un modo de organización del conocimiento más amplio es caer en un equívoco. De
igual modo es establecer que existe una diferencia epistémica entre el estructuralismo y el
conocido estructural-funcionalismo. Sentado lo anterior conozcamos un poco más a fondo
las características del pensamiento estructural, tal y como es comprendido dentro de los
estudios acerca de la comunicación en lo general y los medios en particular.

En principio la palabra estructura tiene su origen en el latín struere, que significa construir,
disponer y ordenar. Durante el siglo VII, el concepto de estructura se utilizó como un
término arquitectónico y para el siglo XVI se empleó para denotar las relaciones entre las
partes de un todo, principalmente en los estudios sobre anatomía.

El paso de la anatomía a la sociología, para el uso de este término, se debe principalmente a


las analogías orgánicas que se encontraron. La estructura puede considerarse en general
como el conjunto organizado de elementos de una unidad, que como tal se subordina a
ciertas leyes o ciertos criterios de relación.

Para Jean Piaget, “una estructura está formada en verdad, por elementos, pero estos se
encuentran subordinados a las leyes que caracterizan al sistema como tal, y dichas leyes
que confieren al todo propiedades de conjunto distintas de las de los elementos”. (Piaget,
Jean: 1971:12)

El estructuralismo es uno de los más claros ejemplos de lo que podríamos llamar


la dominación del paradigma lingüístico en el pensamiento moderno. Al igual que
sus más grandes predecesores filosóficos modernos, el marxismo y el
freudianismo, el estructuralismo insiste en una discontinuidad esencial entre las
apariencias y la realidad. Lo “real” no está espontáneamente disponible a
nuestros sentidos, como lo asume el empirismo; el verdadero significado, como es
para Sigmund Freud, nunca es aparente. (Eagleton, Ferry: 2007:183)

Piaget planteó la necesidad de establecer un tipo de conocimiento no trascendental, y para


ello propuso resolver los problemas epistemológicos por medio de términos biológicos;
esto es lo que se ha llamado “epistemología genética”; su alternativa puede ser sintetizada
de la siguiente forma: “Las estructuras del conocimiento llegan a ser necesarias al final de
un desarrollo animado por un funcionamiento autorregulador continuo, que hunde sus
raíces en lo biológico”. (Mardones y Ursúa: 1983:139). Piaget, bajo la influencia de N.
Chomski y el behaviorismo de la época, supuso que el conocimiento podía ser analizado
bajo la premisa de que, en sí mismo, representa una estructura, la cual adquiere su
necesidad a partir de que el conocimiento es un principio, una forma de orden genético.

El estructuralismo como corriente de pensamiento, es una lógica de conocimiento en


constante cambio y sujeta a nuevos planteamientos. Sus características lo ubican como un
método complejo para el análisis de múltiples fenómenos y construcciones sociales; es un
método abierto y no una doctrina, el método estructural permite formular observaciones
precisas, descripciones detalladas sobre los objetos de estudios de las más variadas ciencias
porque describe los elementos que forman una sociedad a través de niveles, estratos,

145
relaciones, las interacciones que hay entre tales elementos así como la función que
desempeña el sujeto dentro de la sociedad.

El estructuralismo se distingue de otras perspectivas teórico metodológicas, porque ha


dedicado parte de estudios al aprendizaje, lo que significa investigar sobre lo que es en sí el
conocimiento, la manera en que las personas aprenden, y las relaciones entre lo aprendido y
el ambiente social. Esta corriente se ha nutrido de los conocimientos aportados por la
genética, la psicología, el psicoanálisis y la clínica médica, entre otras perspectivas y
disciplinas, por ello representa un campo interdisciplinario donde se ha dado de manera
permanente una discusión científica.

El método estructural constituye una racionalización de diferentes procesos interactivos de


la vida social; a través de su aplicación se construyen modelos, categorías y esquemas que
deben fundamentarse en la síntesis y en la condensación de una serie de factores que están
presentes de manera regular en las formaciones culturales, históricas y sociales en
diferentes momentos del devenir, pero sobre todo, lo que da lugar para el conocimiento, a la
existencia de una estructura misma que existe en lo social, pero que es construida y
delimitada de manera racional. (cfr. Piaget, Jean: 1971)

El estructuralismo en el siglo XX no consideró como los primeros teóricos que utilizaron el


término estructura algún tipo de isomorfismo, entre la vida natural y la vida social; las
estructuras dejan de ser parte de un organismo para convertirse en fuentes sociales de
significación. Los isomorfismos fueron propios del evolucionismo, del organicismo y del
positivismo. Por su parte, el estructuralismo ha partido del conocimiento del lenguaje para
centrar su atención en las estructuras, ambientes y sistemas de significación humanas.

Por estructuralismo se entiende un método de conocimiento que intenta dilucidar la


realidad. En un sentido amplio puede entenderse como un método que aporta elementos,
conceptos y categorías para el análisis de los mensajes, particularmente los tipos más
generalizados de los medios de comunicación. Como modelo estructural entendemos un
conjunto de categorías abstractas interrelacionadas entre sí de manera de manera tal que
permiten cierta constante y que se concretan y ayudan a entender cómo es qué las
relaciones humanas significan y por ende, cómo es que se dan las acciones dentro de esas
estructuras de significación.

Las ciencias interpretativas se interesan por los problemas de interpretación y la


comprensión de los procesos y del sentido que los sujetos imputan a sus acciones; asimismo
han incorporado las influencias del momento histórico a los criterios para analizar el
conocimiento, lo que implica precisamente interpretar la realidad en su temporalidad.

Frente a la concepción positivista se van alzando otra serie de actividades y


convicciones que constituyen y configuran una racionalidad distinta, un modelo
de ciencia diverso, y una metodología propia (…) En el fondo de esta tradición
hay una serie de descubrimientos o constataciones que funcionan como elementos
básicos a reinterpretar o combinar una y otra vez. Uno de ellos, quizá el central,
fue formulado por Dilthey como la justificación de la existencia de las ciencias
humanas o del espíritu: el hecho de que en estas ciencias el objeto de estudio es el

146
mundo del hombre, un producto del espíritu humano, algo creado históricamente
por el hombre. (Mardones y Ursúa: 1983: 149)

El estructuralismo ha centrado una parte relevante de sus estudios en el conocimiento de la


comunicación humana, a partir de la construcción de categorías que designan los complejos
procesos que hacen posible los fenómenos de la convivencia y del conflicto humano. Para
esta corriente la comunicación se comprende en el interior de un todo significativo, en el
que existen diferentes sistemas, entre estos, el lenguaje.

El estructuralismo, si bien inició con el conocimiento de la lógica formal y las reglas


internas que fundamentan la existencia de un sistema convencional y arbitrario de
significación (lenguaje), y con la creación de un método para conocer los significados
transportados por la palabra a través del tiempo en sus cambios y mutaciones. (cfr. Leroy,
Maurice: 1974), posteriormente pasó a analizar otras formas sociales que afectaban la
interacción comunicativa y estos son los contextos o ambientes de significación
“referencialidad de sentido”, lo que implica conocer la manera en que el usuario hace
distintos usos de significado del significante, así como de los medios que utiliza para
difundir sus mensajes. (cfr. Veron, Eliseo: 1995)

Los elementos que componen un modelo estructural según lo indica Levi-Strauss en su


antropología estructural, consiste en:

La interrelación entre elementos debe ser tal, que la transformación de uno de


ellos implique la modificación de los demás lo que le da un carácter de sistema -
todo modelo está formado de otros modelos pertenecientes al sistema, que
implican un conjunto de transformaciones; el modelo más complejo depende de
otros más simples que de alterarse cambian en mayor o menor medida la
totalidad- el modelo más complejo permitirá predecir de qué manera
reaccionará el sistema total; en caso de que uno de sus elementos se modifique en
esta perspectiva, el estructuralismo prevé o debería prever las posibles
transformaciones estructurales y explicativas de tal modo que cuando el modelo
se aplique a la realidad social pueda informar sobre los hechos observados -el
modelo responderá a la doble condición de utilizar sólo ,los hechos considerados
por el y con dar cuenta de todos. (Veron, Eliseo: 1995:53)

Podemos decir que el estructuralismo es una perspectiva teórico metodológica que analiza
la comunicación humana y los medios de comunicación colectiva al interior de las
diferentes formas culturales, simbólicas e históricas que dan origen a la existencia del
sentido, esto e, a una dirección, una intencionalidad y a un fin que provocan la acción
comunicativa. Esta perspectiva utiliza como base el conocimiento del lenguaje desde una
óptica en que, además de ser un sistema, también contiene los discursos del poder, de la
convivencia y de lo representativo para un grupo humano. El lenguaje expresa la
condensación de una cultura. Los sujetos no son otra cosa que su lenguaje y su silencio.

4.1.1 El lenguaje

147
Es una estructura fundamental en todo grupo social. Algunos autores consideran que es
producto de la socialización, y por tanto, básicamente aprendido, mientras otros sostienen
que no es exclusivo de los humanos, sino que también los animales tienen sus propios
lenguajes, aunque no se expresan a través del aparato fonatorio mediante palabras
articuladas, ejemplo de ello el lenguaje de las abejas, de las hormigas, de los delfines y de
otros animales.

El lenguaje es un medio de comunicación importante (puesto que hay otros sistemas de


comunicación como la proxémica, la empatía o la quinésica) y por el que se establece una
relación entre las personas. Por ello se plantea que es producto de la cultura, pues las
lenguas han evolucionado respecto al lugar del que pertenecen, (lingüística demográfica), y
los cambios lingüísticos que se han dado a través de la civilización humana. “En este
sentido, el lenguaje es un conjunto de sistemas de comunicación en general constituido por
diversas manifestaciones: dibujos, gestos, sonidos, movimientos, procesos culturales tales
como los símbolos, leyendas, el arte en general, etc.; la cultura influye para que se den tales
procesos en la sociedad”. (Leroy, Maurice: 1974:39)

La lingüística es la ciencia que estudia la lógica, la estructura, las reglas, los significados y
la evolución del lenguaje. Es una ciencia relativamente reciente que como tal se conoce
desde la mitad del siglo XX; no obstante, su origen se encuentra prácticamente desde los
griegos, quienes se dedicaron a estudiar el parentesco de las lenguas hindúes. (cfr. Leroy,
Maurice: 1974). Este fue el punto de partida para crear una clasificación de los de los
fonemas de las lenguas indoeuropeas; teorías sobre la raíz y la formación de palabras; el
estudio del parentesco entre el sánscrito y las lenguas europeas; el estudio de las lenguas
durante el humanismo en el siglo XV y el origen de corrientes diversas durante el siglo
XVI, es decir, durante el Renacimiento.

En el análisis del lenguaje se parte del principio de que éste es un medio de comunicación y
al mismo tiempo una construcción histórico-cultural que da cuenta de la mentalidad -en
tanto idea y cosmovisión- de un pueblo. El estudio del lenguaje ha sido una constante en los
teóricos de diferentes épocas; cabe mencionar a Santo Tomás, quien aportara profundos
conocimientos sobre la lógica de ordenación de los signos y de los conceptos, y a
Rousseau, quien expone argumentos sobre el origen del lenguaje. (cfr. Leroy, Maurice:
1974)

En el estudio del lenguaje se localizan disciplinas, interdisciplinas y teorías: semiótica y/o


semiología, sociolingüística, análisis del relato, constructivismo y posmodernidad, entre
otros. Que por sí mismos representan nuevos ambientes y universos de conocimiento acerca
de algunos factores de la convivencia y del conflicto en sociedad; entre estos factores están
la cultura, el poder, la socialización, la norma y la dimensión intersubjetiva de los sujetos.

Dentro del estudio lingüístico está presente el análisis del sentido, este factor sentido
implica diferentes universos comunicacionales, porque el sentido de las acciones de los
sujetos se comprende en el hecho de su lenguaje y en los contenidos que transporta ese
lenguaje; esto implica una noción totalizadora por la que pretendiera explicarse toda acción
humana, sólo reconoce la existencia de núcleos duros de conocimiento, conducta,

148
pensamiento y organización que son generados en el desarrollo cultural de un pueblo. (cfr.
Roca-pons, Joseph: 1973)

Las relaciones comunicacionales en sociedad, involucran el lenguaje como un sistema


lógico formal y convencional de signos arbitrarios; sin embargo, el análisis lingüístico debe
considerar el conjunto de sistemas que permiten elaborar y comprender un mensaje, así
como los contextos de significación en que es construido e interpretado. Esto involucra
múltiples formas de comunicación que van desde la quinésica y la proxémica hasta los
discursos icónicos y valorativos.

Los imaginarios colectivos, el intercambio de valores en el mercado político, los mitos, los
ritos, las tradiciones y en sentido amplio, la cultura, constituyen fuentes significativas que
modelan los ambientes en que las personas crean e interpretan los mensajes; esta
interpretación, o bien la forma en cómo se entiende lo que se ve, escucha o simplemente se
percibe, no es lineal, al estar mediada por una serie de relaciones que actúan de manera
simultánea. El proceso comunicacional es complejo y multidimensional, pues en éste
intervienen construcciones culturales e históricas. Cada momento comunicativo expresa la
manera n cómo están organizadas diferentes estructuras de sentido. (cfr. Martín Barbero,
Jesús: 1999)

En las diferentes formas de expresión humana existe una lógica de construcción y


articulación, es decir, un orden por el que es posible transmitir un pensamiento, acción o
discurso, lo que implica la existencia de códigos relativamente comunes de interpretación
entre los miembros de una sociedad. Incluso es posible establecer la existencia de algunos
comportamientos etológicos que son en mayor o menor medida universales, tales como la
risa, el llanto y los estados de ánimo. Es por ello que en cada acto comunicacional se
condensa una manera de entender el mundo, de considerar posibilidades de expresión e
incluso de elección sobre el medio adecuado para dar a conocer algún mensaje.

En un proceso comunicativo existe una estructura oculta detrás de la


multiplicidad y disparidad de los mensajes (…) lo más importante del análisis
estructural nace de haber podido demostrar que lo que captamos en cualquier
aprehensión de la realidad no son los datos simples sino experiencias complejas
totales. Para llegar a lo simple es necesario realizar un análisis de elementos de
esas sensaciones de las relaciones y de la forma en que el conjunto preste sentido
a elementos y relaciones (Saussure, Ferdinand de, 1919:30)

Conviene resaltar que el aprendizaje, la socialización y el grado de desarrollo de las fuerzas


productivas de una sociedad son generados a través de un lenguaje. Es a través de esta
construcción socio-cultural como se conoce el significado de lo prohibido y lo avalado, del
bien y del mal, de lo sagrado y lo profano, de los valores y sus rompimientos, factores que
son los contenidos en un lenguaje, el cual encuentra su origen en la producción histórica en
los complejos procesos de aprendizaje de los pueblos y en la edificación de sus
imaginarios.

La norma comprensiva de una ausencia tiene en la palabra, el poder y el núcleo de su


efectividad, es por ese medio que el concepto de orden acompaña en cada momento a las

149
personas, la palabra dicta los alcances y los límites. (cfr. Veron, Eliseo: 1995) El lenguaje
constituye la base para la creación de un discurso que rige la conducta, el cual establece un
pertinente recuerdo de lo que debe hacerse.

La dominación existe cuando las personas hacen suyos los contenidos de un relato
dominante. Todo rompimiento con el orden implica una mutación de los contenidos de un
relato mediante la creación de nuevas formas de pensamiento y de acción. Es en el ejercicio
de la palabra en donde los sujetos encontraban sus respuestas y preguntas.

La acción política ha sido históricamente el espacio para imputar el sentido a las acciones
de quienes ocupan o buscan ocupar el poder. El lenguaje es el espacio más próximo e
inmediato de la conciencia, y por lo tanto, la expresión primera de la reflexión, el poder del
lenguaje alcanza su realización cuando se convierte en un relato.

Autores como Barthes, Foucault, Levi-Strauss y Humberto Eco han mostrado preocupación
por el conocimiento de las estructuras del poder y la manera en que actúa precisamente
como un relato; esta categoría -la del relato- como se ha visto, surge concretamente de la
investigación lingüística, hermenéutica y fenomenológica y actualmente tiene una
relevancia singular por lo que se refiere a los nuevos estudios sobre la modernidad y
posmodernidad.

Los individuos se conducen con base en normas que legitiman un tipo de conducta y
sancionadas sus desviaciones y rompimientos. El poder se produce y reproduce a través de
un lenguaje principalmente el hablado (constituido en sustancia y contenido como un
relato) y también por medio de mitos, códigos, ritos y liturgias, todo ello en instancias de
socialización como la familia y la escuela o a través de los órganos coercitivos de las
estructuras de dominación. Con base en lo anterior, resultaría necesario conocer los
mecanismos por los cuales las personas se imponen costos racionales o valorativos por
transgredir el orden.
El poder del lenguaje estriba en que encierra todos esos conceptos sobre las formas
legítimas de la conducta. El poder está en el alcance de los medios de comunicación
colectiva que transmiten, por lo general, los contenidos legítimos del comportamiento, de
vocabulario y de acción. El lenguaje puede ser una cárcel si no cuenta con los contenidos
de la emancipación, la libertad y la justicia: un lenguaje que desconoce la posibilidad y el
sentido del cambio, impone altas posibilidades de dominio.

Por otra parte, también es posible encontrar la figura de la dominación en la manera en que
está ordenado el saber humano en la legitimidad de determinados relatos científicos,
políticos e ideológicos, y en la validez de lo que en una época se ha llegado a considerar
ciencia.

El predominio de un relato en determinado momento de la historia, llega a convertirse en


un “paradigma”, esto es, en principio de conocimiento del cual derivan disciplinas y
teorías; sin embargo, la presencia de un paradigma implica a su vez la ausencia de otros
discursos y conocimientos que pudieran haber quedado ocultos tras el sistema o tras la
lógica de un autor, esto significa que existen saberes sometidos (Foucault), o conocimientos
que subyacen atrapados en un relato que incluso les puede ser ajeno.

150
El estudio de los complejos sistemas que constituyen el lenguaje ha sido atención de
autores como Noam Chomsky, Stephen Pinker, Jean Piaget, Dan I. Slobin y otros autores
que cuentan con un amplio conocimiento dentro del campo lingüístico y que sin duda han
contribuido en el desarrollo de la ciencia de la semántica, considerada por los lingüistas una
de las más importantes funciones de su tarea en el terreno del saber.

Ferdinand de Saussure retoma a inicios del siglo pasado el estudio del lenguaje desde la
perspectiva lingüística. A partir de entonces, otros autores se dedicaron a desarrollar los
postulados iniciales de Saussure. Así la lingüística a lo largo del siglo XX amplió su
universo de estudio y formuló posibles relaciones entre la lingüística, la sociología,
antropología social y la psicología, creándose la sociolingüística, No obstante, a partir de
1970 aproximadamente, algunos autores replantearon la situación de la lingüística,
principalmente en sus fundamentos teóricos y el lugar que ésta ocupaba dentro del campo
de la ciencia, llegando unos a decir que esta disciplina en realidad se había extraviado y
carecía de una real sistematización y delimitación de sus objetos de estudio (cfr.
Berrendonner, Alain: 1987)

Como causa de este fenómeno, Berrendonner señala que la lingüística intentó pasar del
análisis de la lengua (sistema cerrado, con una estructura axiomática y sistematizable) a un
estudio de la relación que establecía con su medio enunciativo. Al hacer esto, la lingüística
se vio obligada a abandonar sus premisas teóricas iniciales que le permitan evidentemente
analizar a la lengua por sí misma.

De esta manera surge una rama de la lingüística, denominada pragmatolingüística o


pragmática lingüística. Esta corriente tiene como finalidad, primeramente, dotar a las
“ciencias” de la lingüística y de la semántica de una teoría, generalmente aceptada. (cfr.
Berrendonner, Alain: 1987); en segundo término, existe un interés por operativizar los
conceptos de la lingüística clásica, es decir, existen conceptos y axiomas de la elaboración
altamente complicada y de los cuales sería posible prescindir, elaborando otros que
permitieran simplificarlos en tanto claridad expositiva y que posiblemente serían también
sustituibles por otras hipótesis.

Así para llegar al análisis de lo que es pragmatolingüística, debe partirse de la semántica,


para ello puede servir la exposición que al respecto hace Pierre Giraud, quien divide en tres
la ciencia en cuestión:

1. Semántica lógica, que se ocupa del estudio del significado puro (lógica
simbólica); 2. La semántica lingüística, que analiza la forma y el sentido de
los signos lingüísticos (el problema del sentido de las palabras); 3. La
semántica psicosocial, que estudia los signos lingüísticos y no lingüísticos en
relación con sus usuarios. (Giraud, Pierre: 1960: 22)

A este último apartado, Morris lo denomina pragmática, dentro de la división que hace de
sintáctica, semántica y pragmática. Así derivando de Morris, la pragmatolingüística “es la
ciencia que estudia la relación entre los signos y sus intérpretes”.) López Villegas, Virginia:
1990: 281)

151
J. Habermas, partiendo de la reformulación que realiza Appel de la pragmatolingüística
trascendental kantiana, es uno de los autores más importantes en el terreno de los estudios
sobre pragmatolingüística. Appel plantea una razón dialógica, misma que en consecuencia
debe verse reflejada en cierta racionalidad discursiva basada en la ética.

Retomando estos planteamientos, Habermas asumirá que la razón discursiva es una razón
que requiere de la acción comunicativa para poder existir, y “ese mismo acto del habla debe
ser entendido como actuar, el actuar intencional significa actuar concientemente con un
fin”. (López Villegas, Virginia: 1990: 282)

Habermas agrega que es necesaria la existencia de dos sujetos que compartan los mismos
códigos de significación para que pueda llevarse a cabo la acción comunicativa, en otras
palabras, que sean sujetos de competencia comunicativa. “Por lo tanto, la
pragmatolingüística universal debe sentar su reflexión teórica sobre el actuar lingüístico y
sobre las características particulares en cuanto se basa el habla en el diálogo y la
comprensión”. (López Villegas, Virginia: 1990: 282)

De esta manera pueden establecerse a grandes rasgos tres tipos de campos de la


pragmalingüística, partiendo de los ya citados Saussure, Morris y Habermas.

“Pragmática como doctrina del uso de los signos (análisis semiológico, pragmática como
lingüística del diálogo (el problema del sentido); y pragmática como teoría de la acción
lingüística (acción comunicativa), planteamiento de Habermas” (López Villegas, Virginia:
1990:285)

Estos planteamientos llevan hacia el centro de una discusión teórica profunda y actual. Y
permite acceder al entendimiento de los sucesos comunicativos a un nivel social (caso de la
semiología) por medio del análisis de la producción de signos de un determinado contexto
de la vida. Por otro lado, brindan la posibilidad de analizar al sujeto de la acción y sus
relaciones con los signos, así como los procesos de interpretación y producción individual
del habla.

4.1.2 Semiología y semiótica

Los estudios de la disciplina semiológica han sido realizados por autores que se inscriben
en las ciencias interpretativas y retoman elementos de la lingüística y la hermenéutica. Los
primeros tratados que versaron sobre el análisis de los signos pueden remontarse hasta la
época clásica griega; posteriores a ellos se encuentran diversos pensadores latinos, llegando
a San Agustín, quien elaboró un estudio singular sobre los signos. (cfr. San Agustín: 1980)
Después viene el primer tratadista de los signos y del lenguaje, Santo Tomás de Aquino,
seguido de John Locke, quien introdujo el término “semiótica” en el sentido de “doctrina de
los signos”. Así continuaron desarrollándose los esfuerzos por explicar la consistencia de
los factores sígnicos y de los elementos que intervienen en la comunicación humana.

A inicios del siglo XX comenzó a tomar fuerza un renovado y profundo interés por estudiar
el fenómeno de la comunicación, y dentro de ella los elementos de significación que la

152
componen. De esa manera llegó a consolidarse un aparato teórico metodológico e
instrumental que a los analistas les permitió abordar de una manera científica el estudio de
los signos. Esta nueva disciplina fue llamada por unos semiología, y por otros, semiótica.

Ferdinand de Saussure definió a la semiología de la siguiente manera:

Se puede, pues, concebir una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno
de la vida social. Tal ciencia sería parte de la psicología social, y por
consiguiente de la psicología general. Nosotros la llamaremos semiología (del
griego semiôn “signo”). Ella nos enseñará en que consisten los signos y cuáles
son las leyes que los gobiernan. Puesto que todavía no existe, no se puede decir
qué es lo que ella será; pero tiene derecho a la existencia, y su lugar está
determinado de antemano (…) Las leyes que la semiología descubra serán
aplicables a la lingüística, y así es como la lingüística se encontrará ligada a un
dominio bien definido en el conjunto de los hechos humanos. (Saussure,
Ferdinand de: 1979: 34-35)

Pierre Giraud define a la semiología así:

La semiología es la ciencia que estudia los sistemas de signos: lenguas, códigos,


señales, etc. De acuerdo con esta definición, la lengua sería una parte de la
semiología. En realidad se coincide generalmente en reconocer al lenguaje un
status privilegiado y autónomo que permite definir a la semiología como “el
estudio de los sistemas de signos no lingüísticos”. (Giraud, Pierre: 1994:7)

En este sentido Giraud reconoce que el lenguaje es el sistema de comunicación más


relevante, sin embargo no es el único, así expone y desarrolla nuevas líneas de
investigación en torno a los sistemas comunicacionales que operan en la vida social. Entre
estos pueden localizarse los signos de identidad, los saludos, las señales, la ropa y demás
sistemas que sin ser verbales transmiten y comunican. Con ello puede observarse de manera
analítica que distintas formas de acción e interacción social están organizadas a través de
sistemas, códigos y organizaciones simbólicas.

La ropa, los muebles, la arquitectura, el arte en general condensan y manifiestan la vida


social de una época, significa tanto los usos como las diferencias entre los sectores sociales;
el vestido confiere estatus y separa a unos sujetos de otros según la sociedad de que se trate.
La arquitectura manifiesta no sólo la cultura sino la mentalidad de una época, la forma que
adopta cada obra comunica una manera de organizar el mundo y sus problemas inherentes.
Así la obra humana puede analizarse con base a la lógica interna de sus sistemas de signos.

Con el surgimiento de la propuesta semiológica de Saussure, comenzó a invertirse la


tendencia de los estudios sobre el lenguaje que superponía toda la observación empírica. A
partir de Saussure comenzó a darse primacía a los aspectos metodológicos de rigor
científico del lenguaje. “A partir de esto el campo científico de la semiología resultará
sometido en su totalidad al modelo descubierto por la lingüística, dado que lo que
determinará toda la investigación será el examen de las condiciones y las posibilidades

153
metodológicas de la orientación semiótica como exigencia previa.” (Carontini, Enrico y
Daniel Peraya: 1979:29)

Con ello, Saussure recolocó en la mesa de la discusión dos grandes cuestiones, una, el ya
mencionado método científico para el análisis de los signos, y otra, si la semiología debía
surgir como una parte de la lingüística, o si por el contrario, la lingüística debía someterse
como una parte de la nueva ciencia de la semiología.

Al situar Ferdinand de Saussure (1857-1913) a la semiología como parte de la psicología


social, intentaba situar a esta disciplina dentro del campo general de las ciencias sociales,
puesto que el análisis de los signos, en tanto productos sociales, es en esencia un análisis
social, por lo que tendría que contribuir a la investigación sociológica, antropológica, etc.

Es Roland Barthes (1915-1980) quien intenta dilucidar la exposición iniciada por Saussure
en relación a qué disciplina -si la lingüística o la semiología- absorbían a cuál.

Barthes expone que en el mundo de los significados no hay otro sentido que el nombrado y
que al mismo tiempo el mundo de los fenómenos de significación, no es otro que el mundo
del lenguaje. Para Barthes, el semiólogo, a pesar de que sus estudios rebasan el campo del
lenguaje, tarde o temprano se topará con él, no sólo en tanto modelo, sino también como
significado o componente.

“Será pues Barthes quien lleve a su plena explicación la inversión planteada por Saussure al
afirmar: la lingüística no es una parte, ni menos aún la parte privilegiada de la ciencia de los
signos; es la semiología la que forma parte de la lingüística: precisamente la parte
encargada de las grandes unidades del discurso”. (Carontini, Enrico y Peraya, Daniel: 1979:
33). La inversión que Barthes propone viene a dar un nuevo impulso a la semiología puesto
que intenta sentarla sobre un riguroso análisis científico-metodológico y, además le
proporciona la posibilidad de los fenómenos no lingüísticos, abarcando con ello los
fenómenos de la comunicación no verbal.
Por otro lado, Buyssens fue uno de los primeros en poner las bases para una semiología que
se constituirá en la ciencia de todos los sistemas de comunicación no lingüísticos. “La
semiología puede definirse como el estudio de los medios utilizados para influir a otro y
reconocidos como tales por el que quiere influir”. (Carontini, Enrico y Daniel Peraya:
¡979:37)

Metodológicamente esta postura de Buyssens lleva al planteamiento sociológico, es decir,


no se estudia el habla o los sistemas de significación del emisor en tanto sujeto individual,
sino en tanto miembro de una integración social.

Los sistemas de comunicación lingüísticos y no lingüísticos obedecen a una forma social,


esto es una convención cuya referencialidad de sentido está determinada por una medición
de racionalidad, lo que hace que tal manifestación sígnica tenga un grado de aceptación y
consenso entre los miembros de una comunidad de habla. Al mismo tiempo el acto verbal o
no verbal supone nexos con la historia y a cultura, pues son estas dimensiones que
condensan el devenir de una mentalidad y de una organización social las que fraguan los

154
contenidos así como la significación de esos contenidos en los distintos sistemas de
comunicación.

Desde otra perspectiva, Charles Sanders Peirce (1839-1914) realizó profundos estudios
dirigidos igualmente al problema de la significación. Pierce enfatizó que su análisis había
descubierto no a la semiología sino a la semiótica, a la que definía de esta manera:

La lógica, en su sentido general, es como creo haberlo demostrado, sólo otro


nombre de la semiótica (…), la doctrina cuasi necesaria o formal de los signos.
Al describir la doctrina como “cuasi necesaria”, o formal quiero decir que
observamos los caracteres de los signos y, a partir de tal observación, por un
proceso que no objetaré sea llamado abstracción, somos llevados a aseveraciones
en extremo falibles y por ende en cierto sentido innecesarias, concernientes a lo
que deben ser los caracteres de todos los signos usados por una inteligencia
“científica”, es decir, por una inteligencia capaz de aprender a través de la
experiencia. (Sanders Peirce, Charles: 1986:21)

De esta manera puede apreciarse hacia dónde se dirigía la problemática; por un lado los
semiólogos que pretendían estudiar los procesos de significación “en el seno de la vida
social”; y por otro los semióticos, quienes partían del presupuesto de una lógica universal
del conocimiento, misma que permitía la estructuración coherente de pensamientos y en
consecuencia se obtenía la posibilidad de la comprensión de los sistemas de significación.

Al final de estas posturas lo que queda claro es que a los semiólogos y semióticos lo que les
interesa estudiar son los modos de producción de significación social; de los cuales la
comunicación interpersonal (lingüística o no) configura una de sus tantas expresiones; sus
formas de manifestación y sus efectos.

Otro autor importante en el desarrollo de la semiología es el lingüista y semiólogo danés


Louis Hjemslev, quien postuló que “existen un isomorfismo de todos los signos o sistemas
de comunicación; de donde concluye que la teoría del lenguaje construida sobre el modelo
formal de los lenguajes naturales es aplicable a todos los sistemas de signos en general
(Mounin, Georges: 1972:110). Para este autor las lenguas naturales y ningún otro sistema
constituyen las posibilidades de dar forma a cualquier sentido, es decir, permiten la
traductibilidad de un lenguaje conformado por códigos específicos, a la lengua natural del
sujeto.

En el ámbito de la semiótica Charles Morris (nacido en 1901) que junto con Peirce
constituyen básicamente los pilares de las teorías semióticas. A partir de sus estudios sobre
la lógica formal, psicología, antropología, epistemología y filosofía, Morris comenzó a
desarrollar una serie de postulados; como el que “la semiosis -el proceso en el cual algo
funciona como un signo- consta de tres componentes: el vehículo signo (el cual actúa
como un signo); el designado (al cual se refiere el signo), o el significado si el signo se
refiere a un objeto actual; y la interpretación (el efecto del signo sobre algún intérprete)”.
(Nosnik, Abraham: 2007:46); por medio de los cuales se intentó en el campo de la
semiótica, considerándola desde sus perspectivas; una, en la que se le considera como una
ciencia ocupada del estudio de todos los signos y los procesos de significación; y la otra, en

155
la que considera a su disciplina desde la capacidad analítica de ésta o en su competencia
metalingüística. Para el autor, la semiótica es una disciplina que nació como un movimiento
tanto poderoso como importante, sobretodo lo segundo. “Importante como disciplina y por
derecho propio y también por la luz que arroja sobre el hombre en su calidad de supremo
“animal simbólico”. (Morris, Charles: 1985:16)

Uno de los principales fenómenos que analiza Morris es la semiosis, aquello en lo que algo
funciona como signo. En este proceso intervienen tres principales componentes: el vehículo
sígnico, designatum y el interpretante. Morris llega a formular una definición de semiótica:
“La semiótica, por tanto, no se ocupa del estudio de un objeto particular, sino del estudio de
los objetos ordinarios en la medida en que (y sólo en la medida en que) participan de la
semiosis”. (Morris, Charles: 1985:28)

Otra de las aportaciones de Morris a la semiótica es la subdivisión que de ella plantea. Las
tres ramas de la semiótica son: la sintáctica, la semántica y la pragmática. La sintaxis es
formulada a partir de una concepción formal del lenguaje; la semántica se enuncia a partir
de la apreciación de las relaciones entre los signos y los objetos denotados y; la pragmática
surge de la observación de que hay una cierta relación entre los signos con los intérpretes.

Humberto Eco es uno de los más importantes estudiosos de la semiología contemporánea.


Ha escrito diversas obras que van desde tratados teóricos hasta obras literarias donde
muestra su formación de filólogo, filósofo y el de historiados. Los dos tratados más
importantes sobre semiología en boca del mismo Eco son: La estructura ausente y El
tratado de Semiótica general.

La obra de Eco tiene varias tesis centrales, que a pesar de su amplitud pueden resumirse en
un proyecto de semiología general. En síntesis, Eco pretende “explorar las posibilidades
teóricas y las funciones sociales de un estudio unificado de cualquier clase de fenómeno de
significación y/o comunicación”. (Eco, Umberto: 1988:23)

Sobre los conceptos de semiología o semiótica, para Eco son equivalentes y él mismo
explica: “A pesar del origen histórico diferente de los términos „semiología‟ (línea
lingüística-saussureana) y „semiótica‟ (línea filosófico-peirciana y morrisiana), en este libro
adoptamos el término semiótica como equivalente a semiología, entre otras razones para
atenernos a la carta constitutiva de la International Association for Semiotic Studies –
Association Internacionale de Semiotique, 1969”. (Eco, Humberto: 1988:23)

El punto básico de la partida de la semiología, de acuerdo con él teórico


contemporáneo más importante, Humberto Eco, es el principio de que „todos los
fenómenos culturales son sistemas de signos‟. La semiología entonces sustituye el
concepto más general de signo por nociones de imágenes y símbolos. Aunque los
signos son, por definición, escogidos arbitrariamente, Eco pretende dar a la
semiología arquitectónica, una base empírico-funcional y, como ejemplo, señala
que una escalera o una rampa denotan la posibilidad de subir. En general, el
contenido comunicado por el artefacto es la función que éste cumple. Eco
entonces va más lejos del funcionalismo al demandar que las formas denotan las

156
funciones en lugar de sólo derivarse de ellas. (Norberg-Schulz, Christian:
2007:100)

El proyecto de Eco es ambicioso y pretende incluir toda una teoría de los códigos de
significación y una teoría de la producción de los signos; esta última abarcaría fenómenos
como el uso de los lenguajes, las relaciones comunicacionales estéticas, los tipos y las
transformaciones de los códigos, el uso de los signos y otros muchos más.

Para Eco, la semiótica constituye una teoría inspirada en el deseo de conseguir algo, y ese
algo es sin duda una práctica que permita la interpretación crítica constante de los
fenómenos de significación, es decir de los fenómenos de la semiosis. Esta práctica se basa
igualmente en una especie de principio de indeterminación “puesto que significar y
consumir son funciones sociales que determinan la organización y la evolución cultural
„hablar‟ de los „actos del habla‟, significar la significación o comunicar sobre la
comunicación tienen por fuerza que influir en el universo del hablar, del significar, del
comunicar”. (Eco, Humberto: 1988:59)

Eco afirma esto debido a que parte del supuesto de que el advenimiento no nace del deseo
puro de conocer sino fue por el contrario, está siempre motivado por una necesidad del tipo
que ésta sea. Para el autor, la ciencia no es más que una de las formas que adopta la práctica
social y la semiótica no es una excepción.

En ese sentido, Eco parte de la premisa epistemológica de que el conocimiento por el


conocimiento mismo no existe; así, hasta la página más abstracta debe considerarse desde
tal enunciación, que en el caso de la semiótica puede explicarse si se contempla que
finalmente el hecho de querer conocer las formas como la gente comunica, es como
pretender conocer las causas de la comunicación futura. En síntesis y con palabras de Eco,
“Puesto que la gente comunica, explicar cómo y porqué comunica hoy significa fatalmente
determinar el modo cómo y las razones por las que comunicará mañana”: (Eco, Humberto:
1988:60)

4.1.3 La fenomenología

El registro más antiguo que se tiene del uso documentado del vocablo “fenomenología” -
que etimológicamente significa el estudio o la ciencia del fenómeno- se encuentra en la
obra titulada: Nuevo órgano, de J. H. Lambert, publicado en 1764 (cfr. Muñoz, Jacobo:
2003). En la cual se intenta responder a la pregunta por la existencia o inexistencia de
ilusiones capaces de fascinar los ojos de la inteligencia e impedir al sujeto la percepción de
la verdad, lo que recibe el nombre de fenomenología. Por lo que Lambert entiende como
teoría de la apariencia o de la ilusión.

Para Hegel el significado del concepto fue diferente, para él la fenomenología venía a
convertirse en una suerte de pormenorizada descripción de las diferentes formas, momentos
o fenómenos o estadios de la conciencia hasta llegar al saber absoluto. En la fenomenología
del espíritu se expone la historia de la experiencia humana en la que subyace el sentimiento
de no poseer la verdad absoluta, pero esta obra tiene la intención de recoger la verdad toda

157
la filosofía anterior y con esa verdad o conjunto de verdades, toda la experiencia
acumulada por la humanidad en su ya larga marcha hacia la realización de la libertad.

La dialéctica enmarca el proceso de la fenomenología del espíritu en el que se desarrollan


el espíritu subjetivo, el espíritu objetivo y el espíritu absoluto. El inicio de la dialéctica del
espíritu subjetivo se encuentra en la contradicción o lucha de conciencias, pero para que
esta se genere, cada una de las conciencias individuales debe emprender una larga actividad
evolutiva. El principio de esa marcha se inicia con la conciencia sensible que es la certeza
inmediata de la presencia de un objeto exterior, el cual existe fuera de la conciencia y esto
no es más que la recepción pasiva del objeto. La dialéctica íntima de la conciencia adquiere
certeza del objeto exterior y del objeto pensado. La certeza sensible logra diferenciar su
saber, del objeto de su saber, el objeto en sí, del objeto para el sujeto. Aquí hay una
contradicción, ya que una cosa es la conciencia de la naturaleza y otra, la naturaleza en sí.
El objeto mediatizado por la conciencia, el objeto por el sujeto, se eleva a lo universal en el
momento que se conceptúa y deja de ser objeto sensible para pasar a ser certeza sensible del
objeto que se dio sensiblemente en lo inmediato. Lo universal es lo sensible superado. (cfr.
Serrano Caldera, Alejandro: 1976)

El saber que se sabe es un nivel superado sobre la certeza sensible, es estar conciente de
que se tiene conciencia, el logro de la autoconciencia. La autoconciencia tiene una doble
finalidad, el saber que se sabe y el saber que se es, el es, es tener conciencia de la acción
que se realiza, que transforma y crea. La autoconciencia es tener el dato, pero también
ejercer la acción, el trabajo que ejecuta el humano para satisfacer sus necesidades.

Así como el uno sabe que sabe y sabe que es, el otro también lo sabe, por lo que la
contradicción ya no se encuentra sólo en el uno sino también en el otro.

El encuentro de las conciencias significa una lucha a muerte para reafirmar, no


tanto una posesión material cuanto una escala de valores y la propia
interpretación de la verdad. Cada conciencia querrá reafirmar su verdad frente a
las otras, a la vez que tal reafirmación sólo es posible en la medida en que la
verdad supuesta por una conciencia puede verse libremente reflejada en la otra
consciencia. En la lucha de las consciencias, que es la historia del hombre
individual, está en juego más que la vida, la libertad. Ante esa situación se
presentan dos actitudes: la una, de ofrenda y entrega de la libertad para salvar la
vida, es la actitud del esclavo; la otra, la aceptación del riesgo de muerte para
conservar la libertad, es la actitud del amo. (Serrano Caldera, Alejandro:
1976:53)

La autoconciencia y su reafirmación frente a otra es el paso del espíritu subjetivo al espíritu


objetivo. La dialéctica del espíritu subjetivo es seguida por la del espíritu objetivo, en ésta,
el espíritu recorre una nueva serie de experiencias en las que se rebasa la conciencia
individual hacia una conciencia colectiva o universal, se pasa de la razón individual a una
razón social.

El espíritu objetivo es la presencia de la idea absoluta en el reino de lo humano, de la


finitud. Este se forma por el Derecho, la moral y el Estado. En el derecho se da la

158
propiedad, resultado de la necesidad humana de poseer y el contrato social por el que se
llega a la libertad entendida racionalmente, por voluntad colectiva. La moralidad, que es la
realización de la voluntad de lograr objetivos generales de la sociedad, tiene como fin la
felicidad de los individuos. Esos objetivos generales de la voluntad social conduce al
estado, el que se convierte en la razón de la sociedad, ya que cada sujeto renuncia a su
libertad individual para otorgarla a la regulación ejercida por el dominio objetivado de la
razón que ostenta el Estado. Estos elementos se encuentran, según Hegel, en la vida ética de
los pueblos, cuyos momentos están en la ciudad griega, el imperio romano, la Edad Media
y la Revolución Francesa. (cfr. Serrano Caldera, Alejandro: 1976)

Finalmente el ciclo último del desarrollo fenomenológico es el espíritu absoluto, al cual se


llega a través de tres representaciones; el arte, la religión y la filosofía. El arte, como primer
paso del mero proceso, representa la realización de la idea con la que se aproxima la
conciencia humana hacia Dios mediante formas simbólicas. La superación del arte se da
merced a la religión ya que desplaza la objetividad hacia la interioridad del individuo, quien
busca particularmente la comunión con Dios. Finalmente, Hegel sostiene, frente a la
antigua disputa entre la fe y la razón, que la razón y su empleo filosófico supera a las etapas
anteriores, puesto que Dios es autorreflexión, reflexión sobre la razón, el absoluto y la idea,
el más alto grado de la espiritualidad humana, el espíritu absoluto.

Pero no son estos usos del concepto “fenomenología”, u otros similares los que cabría citar
para dilucidar el significado dominante que a lo largo del siglo XX y hasta nuestros días
rige. Lo que se entiende hoy por fenomenología es principalmente el movimiento fundado
por Edmund Husserl (1859-1938), filósofo frente a Kant y Hegel, no cabe disociar el
sentido del ser y el sentido del fenómeno. Razón por la cual su fenomenología es definida
por él como una ciencia rigurosa, es ante todo un método y un modo de ver.

Para Husserl la percepción humana sólo es posible por el establecimiento de dos polos
relacionales inseparables, el de que observa algo y el del que es observado en este acto. La
comunicación está construida y la fenomenología la elucidará como acontecimiento
producido. Ella no es fundante pero depende de la estructura intencional.

No haremos aquí una exposición interpretativa de toda la obra de Edmund Husserl, sino tan
sólo indicar tres niveles de representación que interactúan y que son una base para la
comprensión de la teoría de la comunicación en la fenomenología.

En primer instancia tenemos a) el retorno a las propias cosas; afirmar que en Husserl
“intencionalidad” significa el movimiento de la conciencia en el sentido de ser siempre
“conciencia de algo” equivale a ubicar a Husserl al lado de Brentano, que afirmaba el
absolutismo de la intuición inmediata de la conciencia interna (por eso algunos creen que el
retorno a las propias cosas se realiza a través de una percepción natural, inmediata, que
revelaría al observador la verdadera realidad que se examina. Pero Husserl no quiere
conocer los fenómenos y su interrelación y sí las leyes estructurantes que permiten la
intencionalidad). (cfr. Katz, Chaims: 1980)

Husserl reafirma la excentricidad del hombre, es decir, el hombre está siempre vuelto hacia
alguna cosa de afuera, externa a él; pero quiere saber cuál es la estructura de la relación que

159
se establece intencionalmente, quiere salir de la relación de los fenómenos para estudiar el
modo de la construcción de la intencionalidad. Esto es afirmado en su artículo publicado en
1911, “la filosofía como ciencia estricta” (1962 a), donde demuestra la diferencia entre una
ciencia exacta que se vuelve para crear sus hechos en relación a los hechos del mundo y
una ciencia rigurosa que procura explicar el modo de producción de estos hechos en las
ciencias que dicen el mundo.

El primer movimiento es saber cómo tiene el hombre la posibilidad de relacionarse. Tal


como el mismo relata: “confrontar a este respecto la philosophie del aritmetik, donde ya se
distingue entre la „descripción psicológica de un fenómeno‟ y la indicación de su
significación y ya se habla de un „contenido lógico‟ frente al psicológico”. (Husserl
Edmund: 1962b:296)

Husserl dice que el sujeto posee la capacidad de significar “de dotar de sentido”
(sinngeben) a las cosas mediante la unificación de la multiplicidad de las apariencias. El
fundamento de la unidad sería el interés: Un automóvil no es lo mismo para su conductor,
para un transeúnte que lo observa, a otro transeúnte que es por él atropellado y para un
guardia de tránsito que intenta detenerlo. En cada una de estas “visiones de lo que el
automóvil es” se presenta una perspectiva, un perfil (Abschattung) distinto. El dotar de
sentido es lo que permitirá unificar un “objeto” bajo el rótulo de “automóvil”. Las varias
representaciones serán estructuradas a nivel del habla y de la percepción bajo formas únicas
que permitirán referencia y relación. Este nivel significante (Meinen), que Husserl
denomina noético, se vuelve hacia sus correlatos intencionales a través de modos distintos:
aprehensión, imaginación, voluntad, juicio, emoción, atención, retención, opinión, creencia,
evaluación, etc. Estos modos no pueden ser buscados en los correlatos intencionales, desde
que se basa en el significante.

b) El fenómeno; es todo lo que tiene relación con lo noético (o lo que la filosofía tradicional
llamaba “objeto”). Es importante destacar que Husserl señala que los datos inmediatos de la
conciencia intencional son los datos que proveerán el material sensorial a la relación
noética-noemática (significante-significado). Toda vez que una conciencia observa un
“objeto”, lo hace manifestar una serie de condiciones. Pero paralelamente a la multiplicidad
de perfiles, “el objeto” tiene su representación propia. El observador intencional de la
conciencia no crea el ser de su objeto, pero le establece las relaciones (el polo que es
observado será llamado noemático, o del significado, Meinung).

Primeramente, cualquier vivencia esta constituida de tal modo que la posibilidad


principal se constituye en volver a observarla y a sus componentes reales así
como en la dirección opuesta del noema, por ejemplo, el árbol visto como tal. Lo
que está dado en esta dirección del mirar es por sí, dicho lógicamente, un objeto
(Gegenstand), pero absolutamente no independiente. Su ser consiste
exclusivamente en su percepción; sólo que esta afirmación no puede considerarse
en su sentido berkeleyano, ya que aquí la percepción no contiene el ser como
ingrediente real (Husserl, Edmund: 1962b: 296)

Es decir, Husserl niega el solipsismo. El fenómeno sólo se da en relación de dependencia


con la neosis, pero sólo puede haber intencionalidad cuando hay fenómenos (aunque sea en

160
la imaginación). Los fenómenos siempre se dan significativamente importando poco si es
hacia una conciencia ingenua (en la que el hombre ve el mundo a través de su contacto
inmediato), o hacia una ciencia. Pero la conciencia -cualquiera sea su nivel- no crea
correlatos (un pequeño paréntesis: el acto de dar significación -die sinngebung- ¿podría
ser reducido únicamente al hombre? Cuando el hombre trata sobre las hormigas como
significados él puede descubrirles sentidos antropomórficos. Por otro lado, gracias a la
imposibilidad comunicativa, las hormigas sólo podrían ser objetos teóricos para el hombre
dentro del discurso científico. No se pueden verificar las estructuras propias del sistema y
del sentido formicular. Incluso cuando se quiere hablar de la constitución de una ciencia
que estudiaría a los hombres como hormigas, es decir, en su sistema, esto es imposible en
relación a las propias hormigas).

c) La “puesta entre paréntesis”; para analizar los fenómenos no hay que aislarlos para que
aparezcan “naturalmente”. De acuerdo con los otros dos niveles de interpretación, la
epohké (término griego que significa “puesta entre paréntesis) no es la suspensión de las
manifestaciones fenoménicas, sino al contrario el examen que mostrará cómo ellos se
constituyen a través de sus relaciones. Mediante el método de las reducciones, Husserl
mostrará como se constituyen las relaciones intencionales. La conciencia siempre se vuelve
hacia los fenómenos dándoles sentido; este sentido no es único, pudiendo situarse en
niveles distintos. Por ejemplo, el sentido de una conciencia ingenua: el sujeto interpreta el
mundo a través de su sensibilidad, por la convicción del ser y de la existencia. O el sentido
de la ciencia: verificar no sólo los modos de relación de los significados sino cómo el
significante establece los modos de relación de los significados. Las reducciones -sensible,
eidética, trascendental- podrán fundamentar los niveles constituidos mostrando el cómo de
su constitución.

Si se toman estos niveles de interpretación propuestos, se ve que lo que primero aparece


para una teoría de la comunicación es la no existencia del yo. Como Husserl sitúa el
problema, el individuo no es productor de la intencionalidad sino su producto, su resultado.
Aquello que pareciera fundar está fundado: el sujeto individual depende de la
estructuración de la intencionalidad. Dice Husserl:

A través de la epokhé fenomenológica reduzco mi yo humano natural y mi vida


psíquica -dominio de mi propia experiencia psicológica a mi yo trascendental-
fenomenológico dominio de la auto -experiencia trascendental- fenomenológica.
El mundo objetivo, que existe para mí, que para mí fue o será, que puede ser,
como todos sus objetos (objekten) tiene -dice- todo su sentido y todo su valor
existencial que tuvo en cada caso para mí, de mí mismo, de mí como yo
trascendental, que es primeramente revelado por la epokhé trascendental-
fenomenológica. (Husserl, Edmund: 1942:36)

Al mismo tiempo que mi yo empírico hará lo mismo: el yo no es originario sino que recibe
sentido del yo trascendental. Con esto queda establecido el estatuto teórico de la
comunicación intersubjetiva: sólo puedo constituir el otro después de aprehenderlo en la
esfera de mi propia constitución, por la preferencia al yo trascendental que permite el
movimiento de constitución. Y sólo se puede observar la existencia de “mi yo”
concomitantemente con la existencia del “yo del otro”: el yo trascendental implica

161
inmediatamente la intersubjetividad. El punto de partida de Husserl será el de que la
comunicación sólo es posible porque los hombres forman parte de un sistema que los hace
posible.

4.2 Estructuralismo y medios de comunicación

Como hemos observado, derivado de las fuentes y los orígenes de la ciencias


interpretativas, esta postura se caracteriza por establecer un método alterno para el estudio
de lo social, por ende de lo comunicacional. Esta lógica epistémica considera que el mundo
social, cultural es un universo simbólico creado por el hombre y que en ese mundo nada
está determinado “naturalmente” que son los sujetos los que le dan sentido, valor y
significado a los objetos, fenómenos y procesos de la vida social. Por lo tanto, el método de
las ciencias naturales no puede ser utilizado para el análisis de la vida social, se tienen que
utilizar otras herramientas y métodos para crear las ciencias sociales (del espíritu) que den
cuenta de la cultura humana.

En esta tradición se desarrollan los métodos cualitativos más que los cuantitativos, se
privilegia la comprensión del sentido más que el dato o la cifra. El centro de su
metodología es el lenguaje, a través del cual el pensamiento es objetivado, es la única
forma de expresión que tiene el sujeto para exteriorizar sus pensamientos. Sus técnicas son
pragmáticas, etnográficas, hacen uso de las entrevistas a profundidad, de la observación
participante entre otras formas cualitativas.

4.2.1 La metodología etnográfica

Hemos dado cuenta de que en los Estados Unidos surgió la sociología funcionalista y que
marcó una hegemonía en el estudio de la comunicación en general y los medios en
particular; sin embargo, anterior a los trabajos de Laswell y Lazarsfeld, en la primera
década del siglo XX nace la conocida Escuela de Chicago como una corriente de psicología
social contraria a los presupuestos dominantes en el conductismo mecanicista de Watson,
que planteaba una aproximación reduccionista, aislada y formalizante de los fenómenos
psicosociales. El interés de la Escuela de Chicago lo constituyen los procesos sociales que
tienen lugar en los Estados Unidos de Norteamérica del primer cuarto del siglo XX, cuando
fue intensa la influencia de comunidades inmigrantes de europeos y orientales de muy
diversas culturas a las ciudades de dicho país.

Entre los miembros de la mencionada escuela destaca la figura de Roberto Ezra Park (1864-
1944), quien ve a la ciudad como un espectroscopio de la ciudad y la convierte en un
“laboratorio social”, donde resulta posible observar dinámicas de mestizaje, adaptación,
conflicto e interacción grupal de una forma pragmática concreta.

El campo de observación privilegiado es entonces la ciudad. Entre 1915 y 1935, las


contribuciones más importantes de sus investigadores están dedicadas a la cuestión de la
inmigración y a la integración de estos a la sociedad estadounidense. Partiendo de estas
comunidades étnicas, Park reflexiona sobre la función asimiladora de los periódicos (y en
especial, de las innumerables publicaciones extranjeras) sobre la naturaleza de la

162
información, la profesionalidad del periodismo y la diferencia que lo distingue de la
propaganda social o publicidad municipal. (cfr. Park, Ezra: 1922)

En 1921, Park y su colega E. W. Burgués dan a su problemática la denominación de


“ecología humana”, según un concepto propuesto en 1859 por Ernest Haeckel. Este biólogo
alemán define la ecología como la ciencia de las relaciones del organismo con el entorno,
que abarca en sentido amplio todas las condiciones de existencia (cfr. Mattelart, Armand:
1997)

En su afán de sistematizar ese estudio de las interacciones entre grupos sociales,


individuos, etc., en el territorio cotidiano de la gran urbe en formación, Park y
Burges bautizan como Ecología humana el estudio de las dinámicas de
interacción entre los grupos sociales. Tales dinámicas articulan los niveles
físico/biológicos (la comunidad como una simbiosis en un espacio geográfico),
social, (la comunidad como un entramado de relaciones interindividuales de
orden pragmático) y cultural (la comunidad como un entramado de significados y
prácticas simbólicas) en un proceso organizado conforme al esquema
equilibrio/crisis/equilibrio. (Aguado Terrón, J. M.: 2004:67)

Para estos autores tres elementos definen una comunidad: una población organizada en un
territorio, más o menos enraizada en éste y cuyos miembros viven en una relación de
interdependencia mutua de carácter simbiótico. En esta ecología humana, la lucha por el
espacio es la que rige las relaciones interindividuales. Esta competición es en principio
organizativo. En las sociedades humanas, competición y división del trabajo conducen a
formas no planificadas de cooperación competitiva, que constituyen las relaciones
simbióticas o el nivel biótico de la organización humana. Este nivel subsocial es la
expresión de esta web of life”, de esta red de la vida que vincula a las criaturas vivas a
través del mundo entero en un nexo vital. Esta comunidad orgánica, cuya población se
distribuye territorial y funcionalmente mediante la competición, puede ser observada en sus
distintas fases o edades sucesivas. Park aplica este esquema para dar cuenta del ciclo de
relaciones étnicas (competición, conflicto, adaptación, asimilación) en las comunidades de
inmigrantes. (cfr. Park, Ezra: 1936)
Park opone lo biótico a un segundo nivel, una especie de superestructura erigida sobre la
subestructura biótica y que se impone a ella como instrumento de dirección y control: el
nivel sociocultural. De este nivel se hacen cargo la comunicación y el consenso (o el orden
moral), cuya función consiste en regular la competición y permitir así a los individuos
compartir una experiencia, unirse a la sociedad.

La cultura es a la vez un cuerpo de costumbres y creencias y un cuerpo de artefactos e


instrumentos o dispositivos tecnológicos. Este nivel no es competencia directa de la nueva
ciencia ecológica.

La ecología humana concibe todo cambio que afecte a una división del trabajo existente o a
las relaciones de la población con el suelo en el marco de una idea del equilibrio, la crisis y
la vuelta al equilibrio: “Estudia los procesos por los que, una vez adquiridos, „la balanza
biótica‟ y el „equilibrio social‟ se mantienen, así como aquellos por los cuales, tan pronto

163
como uno y otro se ven perturbados, se opera la transición de un orden relativamente
estable a otro.” (Park: 1936 citado por Mattelart, Armand: 1997: 25)

La metodología etnográfica (monografías de barrio, observación participante y análisis de


historias vividas) propuestas para estudiar las interacciones sociales está en la base de una
microsociología que parte de las manifestaciones subjetivas del actor. Está al tanto de la
filosofía norteamericana del pragmatismo del que entonces se valen en el campo de las
ciencias sociales, el pedagogo John Dewey (1859-1952) y el psicólogo George Herbert
Mead (1863-1931).

Para el pragmatismo resultan claves los conceptos de utilidad e interés: la realidad no se da


fuera del sujeto, sino que se configura para él a partir de su interacción con ésta.

El individuo, por tanto, define el mundo en función de su experiencia vivida, reforzando los
aspectos y procesos que se demuestran útiles y relegando aquellos que no resultan
equilibrados conforme a las expectativas y costes de realización.

Esta concepción implica asumir que la mente, el sujeto y el mundo no son realidades
estáticas sino más bien procesos que interactúan constituyéndose entre sí. El énfasis
pragmático en el que el mundo es en función de cómo lo vive y cómo lo define el sujeto
que interactúa con él, marcará a la escuela de Chicago y planteará la importancia del
régimen simbólico en la interacción con el mundo: los signos, en definitiva, permiten una
definición de los objetos que determinará nuestra interacción con ellos. Junto con los
signos, la otra gran fuente de interés para la Escuela de Chicago serán las redes de
relaciones afectivas y su influencia motivacional.

Otra gran influencia del interaccionismo simbólico en su gestación en la Escuela de


Chicago fue la Psicología de la Gestalt, la cual incidió en el mismo punto: el de la
necesidad de tener en cuenta el punto de vista del sujeto para comprender tanto a éste como
a su definición del mundo.

Esta corriente surge también en el primer cuarto del siglo XX, de la mano de Max
Wertheimer y Wilhelm Wundt, como un movimiento en respuesta al conductismo
mecanicista. Para la Gestalt (que significa literalmente, configuración o totalidad) el estudio
de la percepción de las formas es el punto de partida para la constitución de su razón de ser.
El todo es más que sus partes.

No percibimos las formas como la integración de un conjunto de elementos, partiendo


primero de la percepción de estos para después agregarlos. Al contrario, la percepción de la
forma consiste en la aprehensión activa de una totalidad diferenciada (en la contraposición
con el fondo) que luego podemos desglosar en componentes. Un excelente ejemplo de las
tesis gestálticas lo constituye el reconocimiento de rostros: cuando reconocemos una cara
como familiar, percibimos la totalidad y sólo después de su reconocimiento podemos
afirmar que los ojos, la boca, la nariz evocan tal o cual similitud.

La importancia del sujeto y la concepción de la percepción como proceso activo implican


toda una serie de factores de incidencia en la percepción:

164
− La motivación
− El contexto
− Las instrucciones previas
− Las experiencias y expectativas asociadas
− La emoción
− La cultura
− La singularidad

La atención a estos factores de incidencia será recogida por la escuela de Chicago y los
estudios posteriores en psicología social como base del condicionamiento motivacional.
(cfr. Aguado Terrón, J. M.: 2004)

Sobre el trabajo de diversos autores de la Gestalt se ha propuesto una suerte de catálogo de


leyes perceptivas:

a) Ley de proximidad: la proximidad entre elementos contribuye a la constitución de


una forma.

b) Ley de semejanza: la semejanza entre elementos contribuye a la constitución de una


forma.

c) Ley de la conclusión de figuras: la percepción de la forma incluye la clausura o


conclusión de figuras incompletas o inacabadas.

d) Ley de la continuidad: las figuras dispuestas conforme a una línea recta o curva
abierta tienden a ser percibidas como parte de una misma forma.

e) Ley de la simetría: los elementos integrados conforme a una organización simétrica


son percibidas como componentes de una misma forma.

f) Ley de la pregnancia: la percepción de la forma tiende a aislar aquellas


composiciones más sencillas y esquemáticas con mayor equilibrio y armonía.

g) Ley de la contraposición figura/fondo: la selección del fondo determina la selección


de la figura y a la inversa.

La importancia de la Gestalt es decisiva en el plano conceptual, pues contribuyó a la


atención creciente sobre los procesos individuales y su relación con el entorno social que
desarrollaría la psicología social y el constructivismo; contribuyó también al refinamiento
de las relaciones lógicas entre estructura y organización que desarrollaría la teoría de
sistemas complejos; en suma, contribuyó a una revisión cuestionadota del mecanicismo no
sólo de los procesos perceptivos sino por extensión, también de los procesos interpretativos.
Así también en el plano de las aplicaciones la Gestalt ha sido decisiva, contribuyendo a la
sistematización de procesos y estrategias relacionadas con el arte, la expresión plástica y el
diseño.

165
Aunque el pragmatismo ha marcado al conjunto de la Escuela de Chicago, ha influido sobre
todo en Charles Horton Cooley (1864-1929), quien precedió a Park en el análisis de los
fenómenos y de los procesos de comunicación. Cooley, que comenzó estudiando el impacto
organizativo de los transportes, se dedicó más tarde a la etnografía de las interacciones
simbólicas de los actores, siguiendo los pasos de Mead y fue el primero en utilizar la
expresión “grupo primario” para denominar a los grupos que se caracterizan por una
asociación y una cooperación íntima cara a cara. Son primarios en muchos sentidos pero
principalmente porque se encuentran en la base de la formación de la naturaleza social y de
los ideales del individuo. (cfr. Cooley, Charles H: 1909). En la tensión entre la sociedad y
el individuo, este nivel de análisis ya le parecía básico para evaluar los efectos del nuevo
“orden moral” traído por las concentraciones urbanas e industriales y los nuevos medios de
organización social que son los dispositivos de la comunicación psíquica y física. Criticaba
así las interpretaciones unilaterales del proceso de urbanización que permitían creer en la
desaparición de los grupos primarios y hacían abstracción de las interacciones entre las
tendencias uniformadoras de la ciudad y lo vivido por sus habitantes.

La propia opción etnográfica está a su vez supeditada a una concepción del proceso de
individualización de la construcción del yo mismo (self). El individuo es capaz de una
experiencia singular, única, que su historia vivida traduce y está sometido al mismo tiempo
a las fuerzas de nivelación de los comportamientos. Encontramos de nuevo esta
ambivalencia de la personalidad urbana en la concepción que la Escuela de Chicago tiene
de los medios de comunicación, a la vez factores de emancipación, de ahondamiento en la
experiencia individual y precipitadotes de la superficialidad de las relaciones sociales y de
los contactos sociales, de la desintegración. Sí existe comunicación, es en virtud de Las
Diversidades individuales. Y si bien es cierto que el individuo está sometido a las fuerzas
de la homogeneidad, tiene sin embargo la capacidad de sustraerse a ella. Encontramos aquí
la tensión subyacente en las investigaciones de Dewey, para quien la comunicación es al
mismo tiempo la causa y el remedio de la pérdida de la comunidad social y de la
democracia política. (cfr. Dewey, John: 1927)

Para la Escuela de Chicago los procesos sociales de comunicación ocupan un lugar central,
en tanto son a la vez producto y fuente de la diversidad individual. En consecuencia, a
propósito de los incipientes medios de comunicación masivos, advertirán la dinámica de
homologación identitaria como una amenaza de desestructuración de las relaciones
individuales y, por extensión, de las instituciones democráticas.

Al centrar su atención en la relación individuo/comunidad, la Escuela de Chicago:

− Sienta las bases para la concepción de la cultura y el universo simbólico como nexo
de articulación entre individuo y sociedad.

− Concede especial relevancia a los fenómenos comunicativos como forma dominante


de interacción social.

− Anticipa algunas de las grandes cuestiones de las teorías sobre los efectos de los
medios de comunicación de masas (la de la comunidad como filtro de la influencia
del medio).

166
Cabe mencionar a otro autor que representó una voz disidente frente a la sociología
funcionalista y que desde la década de los 50 realizó severas críticas. Se trata de C. Wright
Mills (1916-1962), profesor en Columbia. Este investigador desarrolló un discurso
diferente sobre la comunicación, ya no positivista como venía siendo el discurso en los
Estados Unidos.

A él se considera uno de los iniciadores de los american cultural studies, en el tiempo en el


que se formaban las bases de los cultural studies británicos. Fue a contra corriente pues a
pesar de la hegemonía de la sociología que desde finales de los treinta había abandonado
toda voluntad de cambio y se había limitado a desarrollar una ingeniería social analizando
parcial y con una visión reduccionista los problemas sociales y a satisfacer necesidades de
las instituciones dominantes (monopolios, ejército y Estado), intentó reivindicar a la
sociología como una disciplina crítica y reflexiva como lo expone en The Power Elite
(1956). (cfr. Mattelart, Armand: (1997)

Sin dejar de desarrollar los principios de la tradición filosófica del pragmatismo y su


extensión en el interaccionismo simbólico, Mills se mostró perceptivo a las aportaciones
marxistas. Sus análisis pusieron énfasis en la problemática de la cultura con el poder, la
subordinación y la ideología, conectando a las experiencias personales vividas en la
realidad cotidiana y los planteamientos colectivos que las estructuras sociales cristalizan.

Wright Mills no acepta separar el ocio del trabajo, al considerar el ocio como un problema
perteneciente a otro ámbito. Su concepción del entrenamiento es distinta a la noción
funcionalista, la cual quita cualquier especificidad cultural e histórica, impidiendo una
reflexión sobre el ocio auténtico, desprovisto de las múltiples formas de la cultura
comercial. Un ocio que no haga del individuo un autómata alegre, satisfecho de su
condición a pesar de la constante coacción de que es objeto por parte de un aparato cultural
cada vez más centralizado.

En ese periodo de tiempo (década de los cincuenta) Mills se hace la pregunta ¿qué tipo de
hombre tiende a crear la sociedad? (cfr. Mills, C. W.: 1969). Es la misma pregunta que
obsesiona al filósofo francés Henri Lefebvre (1901-1991) y a la que responde en una obra
sobre la modernidad hedonista comercial como horizonte de la felicidad humana, “Critique
de la Vie Quotidienne”. Ambos están de acuerdo en denunciar la alienación de las
sociedades representadas por las dos superpotencias (en ese tiempo) a uno y otro lado del
mundo.

4.2.2 Constructivismo

Dentro de este concepto englobamos teorías como el interaccionismo simbólico y la


sociofenomenología que tienen en común el sentido amplio de que la comunicación es la
red que permite la acción e interacción sociales en cualquiera de los niveles, ya sea micro
social o macro social.

Resulta complicado hablar del interaccionismo simbólico como una teoría


macrosociológica, dado que la diversidad de autores adscritos al mismo ha producido

167
varios cuerpos teóricos distinguibles por notables diferencias. En cierto sentido sería más
coherente hablar del interaccionismo simbólico como una corriente de pensamiento
relacionada con la antropología pero también con la psicología social y la sociología, no
excesivamente sistematizada pero, sin embargo, enormemente influyente en el terreno de
los medios.

Uno de los conceptos más importantes en las ciencias sociales ha sido el de acción social.
Tomando como referencia la obra de Max Weber, la acción y la interacción social han sido
ejes en torno a los cuales se han desarrollado postulados en diferentes perspectivas teóricas
como el interaccionismo simbólico, la sociofenomenología, el existencialismo y hasta la
teoría de la acción comunicativa.

Para el interaccionismo simbólico, pues, el significado constituye un nexo de unión entre el


sujeto humano y el mundo, tanto como entre individuo y colectividad. En 1937, Herbert
Blumer acuña el término interaccionismo simbólico para articular una serie de
investigaciones y trabajos teóricos dirigidos a la crítica del conductismo (Watson) y el
énfasis de la relevancia de la significación en la articulación de las conductas. (cfr. Aguado
Terrón, J. M.: 2004)

La conducta del individuo está directamente relacionada con su medio social. Si para el
conductismo mecanicista el individuo era una “caja negra” de la que sólo se podían
considerar los aspectos observables de la conducta (conducta externa), para Blumer y Mead
el individuo constituye la clave para la explicación del substrato social de las conductas y,
por ello, prestarán especial atención a las “conductas internas” en las que el significado
resulta determinante.

Llama la atención que el interaccionismo simbólico plantea una solución sociológica al


dilema típicamente psicológico (conductista) de la “caja negra”: el acceso de las “conductas
internas” se realiza sobre la base del estudio de las interacciones simbólicas, esto es, de
fenómenos de comunicación social.

Así de acuerdo con Blumer, los supuestos de partida del interaccionismo simbólico serían
los siguientes:
a) Los sujetos actúan sobre los objetos de su mundo y en relación con otros sujetos a
partir de los significados que estos tienen para ellos.

b) Los significados son producto de la interacción social (esencialmente los procesos


sociales de comunicación). La comunicación, por lo tanto, resulta esencial tanto en
la constitución del individuo como en (y debido a) la producción social de sentido.
Para Mead, por ejemplo, en coherencia con Pierce, el signo es el objeto material
que desencadena el significado y éste, el indicador social que interviene en la
construcción de la conducta.

c) Los significados se reproducen y transforman en los procesos interpretativos, en los


cuales el sujeto selecciona, organiza y articula los significados en función de la
situación comunicativa y de sus expectativas y propósitos.

168
d) La distinción entre conducta interna y externa implica la presuposición de que el
individuo también es capaz de interactuar consigo mismo (formación del yo social
autoconciente).

e) Los grupos y la sociedad se constituyen sobre la base de las interacciones


simbólicas de los individuos al tiempo que las hacen posibles en su forma
específica.

Los procesos humanos de interacción con el entorno y con los otros aparecen, pues,
fundamentalmente caracterizados por su naturaleza simbólica. El símbolo permite al
hombre responder activamente a la realidad que le rodea. (cfr. Mead, G. H.: 1993)

El símbolo por lo tanto hace posible:

− La relación con el mundo material.


− La relación con (y la constitución de) el otro.
− La relación con (y la constitución de) uno mismo.
− La ampliación de la percepción del entorno.
− El incremento de la capacidad para la resolución de problemas.
− La capacidad de trascender el tiempo y el espacio.
− La capacidad para la imaginación y la fantasía así como, en general, para el
acceso a una realidad no sensorial. (cfr. Ritzer, G.: 2002)

De forma general, podemos resumir las aportaciones globales del interaccionismo


simbólico de la siguiente manera:

 Frente a la consideración de lo social como una imposición determinante, el


interaccionismo simbólico lo concibe como el marco de la interacción simbólica de
los individuos.

 Frente a la preferencia por la observación externa en el laboratorio, el


interaccionismo simbólico adapta una observación participante capaz de dar cuenta
del punto de vista del sujeto.

 Frente a la observación de la comunicación como un intercambio de instrucciones


cognitivas, el interaccionismo simbólico la concibe como el proceso social por
antonomasia a través del cual se constituyen simultánea y coordinadamente los
grupos y los individuos.

Como vemos la relación acción/conducta plantea problemas a la sociología, en especial a la


de la segunda mitad del siglo XX, podría esquematizarse de la siguiente manera la
perspectiva adoptada por la sociología clásica:

 Parsons y su teoría estructural-funcionalista, en la que la acción es el concepto


central para describir el sistema social.

169
 Weber y su enfoque racional-instrumental, por el que la acción orientada a fines
constituye la acción social por excelencia.

 La sociología crítica de influencia marxista en la que las acciones sociales adquieren


sentido en términos de relaciones de producción.

 El ámbito inaugurado por el interaccionismo simbólico, la filosofía del lenguaje y la


pragmática en la que la acción significante (productora de sentido) adquiere
protagonismo.

A partir de Parsons y Weber, otros autores contemporáneos como Giddens, Bourdieu, etc,
tienden a separar las ideas de acción social y comunicación, otorgando un carácter más
amplio a la primera.

La tendencia general es, pues, considerar la acción social como la clase general de la acción
dotada de significado y orientada al otro en un sentido general (acción social=acción
intersubjetiva). Como un subtipo de la acción social específicamente orientada a influir en
el otro mediante la transmisión de un conocimiento o una información (contenido
significado).

Se puede observar que este enfoque clásico es una extensión de la distinción clásica entre
actos ejecutivos (dirigidos a transformar el entorno del sujeto) y actos expresivos (dirigidos
a transformar la conducta de otros sujetos). Así la acción social equivale, en cierto sentido,
al desarrollo común (intersubjetivo) de actos ejecutivos (esencialmente actos técnicos),
mientras que la comunicación equivale al desarrollo de actos expresivos.

El problema es doble: ¿resulta posible separar la idea de comunicación de la noción de


significación? Y ¿resulta posible concebir separadamente la acción comunicativa de
cualquier otra acción social? Una interesante y polémica línea de reflexión en este sentido
nos la ofrece la escuela de Palo Alto.
Desde la década de los 40, un grupo de investigadores en los Estados Unidos, con una
formación académica en diversas disciplinas como la antropología lingüística, las
matemáticas, la sociología o la psiquiatría, se muestran contrarios a la teoría matemática de
la comunicación de Shannon que se imponía como referencia maestra. El surgimiento de
este grupo multidisciplinario identificado como el “colegio invisible” o la “Escuela de Palo
Alto” (por el nombre de la pequeña ciudad del sur de las afueras de San Francisco),
comienza en 1942 promovida por el antropólogo Gregory Bateson, quien asociado con
Birdwhistell, Hall, Goffman, Watzalawick, etc., emprenden una serie de trabajos
desviándose del modelo lineal de comunicación, trabajando a partir del modelo circular
retroactivo propuesto por Norbert Wiener.

Enfatizan que la teoría matemática concebida por ingenieros en telecomunicaciones, debe


reservarse para ellos y que la comunicación debe ser estudiada por las ciencias sociales a
partir de un modelo que les sea propio. Yves Winkin resume bien esta diferencia entre las
posiciones:

170
Según ellos, la complejidad de la más mínima situación de interacción es tal que
resulta inútil querer reducirla a dos o más “variables” trabajando de forma
lineal. Hay que concebir la investigación en materia de comunicación en términos
de nivel de complejidad, de contextos múltiples y de sistemas circulares. (Winkin;
Yves: 1984:12)

En esta visión circular de la comunicación, el receptor desempeña una función tan


importante como el emisor. Tomando conceptos y modelos de la gestión sistémica, pero
también de la lingüística y la lógica, los investigadores de Palo Alto intentan dar cuenta de
una situación global de interacción y no sólo estudiar algunas variables tomadas
aisladamente, Así se basan en tres hipótesis:

a) La esencia de la comunicación reside en procesos de relación e interacción (los


elementos cuentan menos que las relaciones que se instauran entre los elementos).

b) Todo comportamiento humano tiene un valor comunicativo (las relaciones que se


corresponden y se implican mutuamente pueden enfocarse como un vasto sistema
de comunicación); observando la sucesión de los mensajes reubicados en el
contexto horizontal (la secuencia de los mensajes sucesivos) y en el contexto
vertical (la relación entre los elementos y el sistema), es posible extraer una “lógica
de la comunicación”. Y por último,

c) Los trastornos psíquicos reflejan perturbaciones de la comunicación entre el


individuo portador del síntoma y sus allegados. (cfr. Watzlawick, Paul: 1989)

A la noción de comunicación aislada como acto verbal conciente y voluntario que sustenta
la sociología funcionalista, se opone la idea de la comunicación como proceso social
permanente múltiples modos de comportamiento: la palabra, el gesto, la mirada, el espacio
interindividual. Así este grupo de investigadores se interesan por la gestualidad (quinésica)
y el espacio interpersonal (proxémica) o muestran que las faltas del comportamiento
humano son reveladoras del entorno social. El análisis del contexto se sobrepone al del
contenido. Concebida la comunicación como un proceso permanente a varios niveles, el
investigador debe, para captar la emergencia de la significación, describir el
funcionamiento de diferentes modos de comportamiento de un contexto dado.

En 1959 uno de los miembros del grupo de trabajo, Edgard T. Hall, publica una obra
titulada: The silent lenguaje. Basándose en sus experiencias personales durante la guerra
como oficial de un regimiento compuesto por negros y posteriormente como formador del
personal diplomático, analiza la dificultad de las relaciones interculturales y destaca los
múltiples lenguajes y códigos, los “lenguajes silenciosos”, propios de cada cultura (los
lenguajes del tiempo, del espacio, de las posesiones materiales, de las modalidades de
amistad, de las negociaciones de acuerdos) sentando así las bases de la proxémica. Todos
los lenguajes informales están en el origen de los choques culturales, de las
incomprensiones y de los malos entendidos entre personas que comparten los mismos
códigos, que no atribuyen, por ejemplo, a las reglas de organización del espacio o de
gestión del tiempo la misma significación simbólica. (cfr. Hall, Edgard T.: 1989)

171
En su enfoque parten de dos conceptos tomados de Gregory Bateson. El primero se refiere
al interés por la pragmática de la interacción humana, esto es por el análisis de
consecuencias concatenadas que caracterizan las interacciones en el marco social. Este
interés constituye la base de la aproximación del grupo de Palo Alto a la comunicación
desde la psicología y la teoría de sistemas y anticipa la estrecha relación que ellos plantean
entre conducta y comunicación. El segundo se relaciona con la idea de
“deuteroaprendizaje” (aprender a aprender): según Bateson los procesos de desarrollo
cognitivo y de socialización (procesos de aprendizaje) deben ser necesariamente reflexivos,
es decir, deben también estar dirigidos hacia sí mismos. Así no sólo aprendemos sobre
nuestra relación con el entorno (desarrollo cognitivo y socialización), sino que también
aprendemos acerca del modo en que aprendemos a relacionarnos con el entorno. De este
modo los procesos de aprendizaje y socialización poseen un amplio margen de
autocorrección. (cfr. Bateson, Gregory: 1984)

La comunicación y más concretamente, la metacomunicación se manifiestan como el


fenómeno mediante el que el autoaprendizaje es posible. Es más, debido a la importancia de
la comunicación (interacción) en la constitución del individuo y sus relaciones, resulta
posible entender que algunas patologías psíquicas y/o sociales tengan su origen en
patologías comunicativas.

Esbocemos algunos principios elementales de la Escuela de Palo Alto con relación a la


comunicación: la comunicación es entendida como un proceso: la situación comunicativa
es un sistema dinámico de relaciones entre actores. Así la comunicación es la conducta
humana por excelencia. No se puede no comunicar, a diferencia de los animales en los
sujetos toda conducta comporta un significado y, por tanto, comunica. Toda conducta
humana es comunicación. Del mismo modo que no puede concebirse una no-conducta (es
imposible no-actuar, puesto que la no-actuación es una forma de actuación), no puede
concebirse una no-comunicación. Igual que la actualidad, la inactividad ejerce influencia
sobre los demás y transmite significados.

Siguiendo a Roman Jacobson, los autores de Palo Alto conceden especial atención a dos
funciones de la comunicación humana: una función referencial y una función pragmática.
La función referencial expresa la propiedad de referirse al objeto y se concreta en el
contenido de los mensajes (lo que decimos acerca de las cosas). La función conativa
expresa las relaciones entre los objetos y el acto de comunicar y constituye, de hecho, una
comunicación que incluye o afecta a la comunicación. Por ello recibe el nombre de
“metacomunicación” (y esta dada por la ideología o la cultura). En otras palabras, el nivel
de contenido, actuando así como metacomunicación, como una comunicación sobre la
comunicación. Por ejemplo: una mujer pregunta a otra ¿son auténticas esas perlas? En el
nivel de contenido tenemos un enunciado que interroga acerca de la autenticidad de las
perlas. Sin embargo, el nivel de la metacomunicación nos informa acerca de cuál es el tipo
de relación entre los interlocutores (rivalidad, envidia…) y afecta al sentido del nivel de
contenido (sabemos, entonces, que más que una pregunta es una afirmación acerca de la
falsedad de las perlas y sobre la idea que una mujer tiene de la otra, así como de su
relación).

172
Para un observador, una serie de comunicaciones puede entenderse como una serie de
intercambios en la que los participantes organizan los patrones de interacción, de modo que
establecen iniciativas, reacciones, puntos significativos, ritmos de intercambio, etc. Se
corresponden con lo que podríamos denominar “orden típico de las situaciones
comunicativas”. La puntuación de la secuencia de hechos afecta al significado de los
mensajes y a la interpretación global de la situación comunicativa.

En resumen, para el grupo de Palo Alto, la comunicación y conducta son sinónimos: no hay
conductas no comunicativas. En su formulación extrema, el individuo no comunica, sino
que participa en una comunicación. La comunicación se lleva a cabo en múltiples niveles,
no siempre de un modo conciente. La comunicación es siempre recursiva (un instrumento
para conseguir algo), cuando menos en el nivel de la metacomunicación.

La escuela de Palo Alto plantea un nexo entre algunos de los supuestos centrales del
interaccionismo simbólico y de la teoría de sistemas.

Del interaccionismo simbólico toma en cuenta la relación y complementación del self (yo
mismo), esto es, la concepción de que el yo se constituye en la interacción social y que no
es posible entender el yo sin el otro ni a la inversa.

De la teoría de sistemas incorporan la noción de la interacción comunicativa como sistema,


esto es, como un todo organizado compuesto por elementos (sujetos, mensajes, identidades,
significados, etc.), dotado de contexto (entorno), de historia (su evolución), etc.

El interés en la pragmática y el enfoque psicológico que caracteriza a la escuela de Palo


Alto, hacen que para ellos todos los elementos y/o acontecimientos de la interacción
comunicativa adquieren sentido en tanto influyen en ella, de modo, que la comunicación no
es ya una cuestión de intencionalidad comunicativa (de “querer” decir).

La concepción interaccional del self refuerza esta proximidad entre conducta y


comunicación: todo aquello que forma parte del sistema de la interacción y que afecta al yo
individual constituye comunicación.

De este modo, la escuela de Palo Alto traslada al ámbito de la comunicación la asociación


entre interacción y comunicación que se planteaba desde la teoría de sistemas. El problema
asociado a este enfoque es el que la asociación entre interacción y comunicación (algunos
autores le llaman pancomunicacionismo) hace que podamos concebir cualquier interacción
entre cualquier sistema como una forma de comunicación, lo que, de hecho extiende el
concepto de comunicación casi de forma absoluta.

Aunque la crítica del pancomunicacionismo tiene sentido en tanto pretende limitar el


concepto de comunicación en aras de hacerlo científicamente manejable, no debemos
olvidar que la reflexión sobre la conexión entre interacción/significado/comunicación sigue
vigente en el contexto de las nuevas tecnologías así como en la vinculación general entre
información y conocimiento. Así como también hay que reconocer como aportación de esta
escuela la naturaleza situacional de la comunicación y la importancia concedida al
contexto.

173
Hacia los años sesenta, las corrientes agrupadas bajo la denominación de ciencias
interpretativas (interaccionismo simbólico, fenomenología social y etnometodología) que se
fueron desarrollando en países anglosajones abrieron debates entre las sociologías atentas a
los microprocedimientos y las sociologías denominadas estructurales, concentradas por las
acciones sociales exteriores al individuo y que consagran la primacía de la sociedad sobre
el individuo; de la estructura sobre la práctica; del macro contexto sobre el micro contexto.

De manera específica, tanto el interaccionismo simbólico, como la etnometodología


encuentran elementos y principios conceptuales para su desarrollo en la obra de Georg
Simmel y en la de George Herbert Mead y se contraponen a la sociología funcionalista u
objetivista, para la cual la acción del actor está supeditada por normas predeterminadas por
la sociedad y por ende, es ésta –la sociedad- la que crea ciertas disposiciones para actuar en
ella. Para la sociología de Talcott Parson y sus seguidores, el sujeto una vez que ha
interiorizado el sistema de valores de la sociedad, la cohesión social surge de la distribución
de sus objetivos y de sus previsiones. Esto significa que lo social está dado.

En los trabajos de Parsons, el saber del actor tiene muy poca importancia; aunque su
estudio sobre la racionalidad indica que aquel ocupa implícitamente un lugar en sus
análisis, los cuales suponen que el actor social adquiere un conocimiento válido del mundo
aplicando criterios empírico-lógicos que le permiten situarse en la escena social. Es la
naturaleza y las características de ese saber que los sujetos requieren para aplicarlo a sus
circunstancias de vida y la necesidad de conceptualizar lo que lleva a Harold Garinkel
(1917-1987), alumno de Parsons en Harvard y posteriormente docente en la Universidad de
California, a realizar un análisis más profundo de la acción social y funda la
etnometodología con su trabajo titulado Studies in Ethnomethodology y publicado en 1967.

La etnometodología tiene como propósito el estudio del razonamiento práctico de sentido


común en situaciones ordinarias de acción. Para Garfinkel, considerar los acontecimientos
del mundo social desde el punto de vista científicamente adecuado, exterior al objeto, está
lejos de representar una estrategia ideal para abordar el flujo de los acontecimientos
corrientes. Sería a la vez inútil y paralizador en el análisis de las características de la acción
práctica.

La investigación etnometodológica analiza las actividades de todos los días en


cuanto método de los miembros para hacer estas mismas actividades visiblemente
racionales y relacionables (en el sentido de que puede dar cuanta de ellas) con
fines prácticos, es decir, observables y descriptibles (accountable) en cuanto
organización de las actividades ordinarias de todos los días. La reflexividad de
este fenómeno es una actividad singular de las acciones prácticas, de las
circunstancias prácticas del conocimiento común (common sense knowledge), de
las estructuras sociales y del razonamiento sociológico práctico. Esta
reflexividad nos permite detectar y examinar circunstancias: en cuanto tal,
establece la posibilidad del análisis de éstas (Garfinkel, Harold: 2006:25)

Garfinkel enfatiza en el carácter metódico de las acciones prácticas y el trabajo del


investigador es identificar las operaciones mediante las cuales los sujetos se enteran y dan

174
cuenta de lo qué es y de lo qué hace en acciones cotidianas y en contextos de interacción
diversos. La etnometodología renueva profundamente la concepción de la relación entre
una acción social y su contexto. El contexto influye en el contenido de la acción y ésta, a su
vez, contribuye también al sentido progresivamente elaborado del contexto de la propia
situación.

El hecho social por lo tanto, ya no viene dado. Es el resultado de la actividad de los actores
para dar sentido a su práctica cotidiana. El esquema de la comunicación reemplaza al de la
acción.

El análisis de la conversación es un componente importante de la etnometodología. Pues es


el momento por excelencia de los intercambios simbólicos. La conversación es analizada
como una acción, ya no para el estudio de la lengua sino en cuanto práctica de lenguaje, por
ende, cultural, para comprender cómo los sujetos construyen el proceso de esta elemental
forma de interacción social y develar los procedimientos y las previsiones por los que se
produce y se comprende esta interacción. (cfr. Tuson Valls, Amparo: 1997)

La etnometodología también se inspira ampliamente en la obra del filósofo y sociólogo


austriáco Alfred Schütz (1899-1959), quien se dedicó a estudiar las bases del conocimiento
en la vida cotidiana. Desde la perspectiva fenomenológica, este autor retoma los conceptos
weberianos de acción e interacción social para redefinirlos. La acción social adopta dos
sentidos, primero como las vivencias intencionales concientes dirigidas hacia el yo del otro,
y el segundo como las vivencias concientes intencionalmente relacionadas con otro yo, que
emergen en forma de actividad espontánea y necesitan ser diseñados con anterioridad. La
interacción social es un contexto motivacional intersubjetivo. En la interacción social los
sujetos realizan acciones sobre los otros. La intersubjetividad para Schütz es el proceso del
establecimiento del significado y la comprensión que tiene que lograr en el interior de los
individuos, los procesos de interpretación de la conducta de otras personas y los procesos
de autointerpretación. (cfr. Schütz, Alfred: 1993)
A Schütz le interesaba cómo se construía la realidad social y para ello desarrolló sus ideas
sobre lo que llama “el mundo de la vida” (cotidianidad) en el que se desarrolla la
intersubjetividad. El concepto se refiere a la interacción que se produce cuando las personas
conocen y se comprenden a otros. Para ello ponen en práctica tipificaciones y guiones. Las
tipificaciones son constructos de primer orden que se centran en características genéricas
sobre experiencias anteriores. Son tipologías. Este proceso es social, ya que los individuos
adquieren y almacenan las tipificaciones durante la socialización. Pero las tipificaciones
también pueden realizarse sobre uno mismo. El lenguaje cumple una función esencial en la
creación de las tipificaciones. Los guiones son semejantes a las tipificaciones pero se
refieren a situaciones y no a sujetos. Los guiones nos permiten realizar tareas rutinarias y
manejar las situaciones imprevistas con guiones anteriores. Estos conocimientos no son
estáticos. Cuando aparece una situación que requiere ser enfrentada con nuevas fórmulas
aparece la inteligencia práctica. El mundo de la vida no es único, cada sujeto tiene el suyo ,
pero es intersubjetivo puesto que nos antecede. Lo recibimos del pasado, pero lo
experimentamos e interpretamos en el presente. Los individuos no están constreñidos por
estructuras sociales sino que pueden influir sobre ellas y modificarlas. Esta dialéctica se
pone de manifiesto en las reflexiones de Schütz sobre el mundo de la cultura. Por un lado,
los objetos culturales son creados por las personas pero a la vez ejercen control sobre ellas.

175
Existe un acervo de conocimientos sociales que se compone de tres tipos: además de las
tipificaciones y guiones, el conocimiento de técnicas y el conocimiento útil.

En la realidad social existen cuatro ámbitos. En el “unwelt” -la realidad experimentada


directamente- se da la relación cara a cara, en la que los actores participantes tienen
conciencia de los modelos de acción. La inmediatez de esta relación implica el
conocimiento de la subjetividad del otro y de las tipificaciones. Las acciones en este ámbito
se desarrollan siguiendo guiones. El segundo ámbito es el “mitwelt” -la realidad social no
experimentada directamente- donde tratamos con personas tipo o estructuras. Es imposible
la interrelación cara a cara y las acciones se rigen por tipificaciones anónimas. En el
mitwelt existen diferentes niveles según el grado de anonimato. Los dos ámbitos restantes
son el “folgewelt” -el mundo de nuestros sucesores- y el “vorwelt” -el mundo de los
antepasados-

La influencia de la teoría de Schütz se multiplicó gracias a la obra de sus discípulos Meter


Berger y Thomas Luckmann, la construcción social de la realidad (1972). Para estos
investigadores la sociedad se construye como una realidad objetiva para los individuos a
través de la externalización de la vida social. La actividad humana se caracteriza por la
existencia de hábitos o conductas que se repiten con frecuencia, que son aprendidos como
modelo o pauta que debe seguirse en el futuro. De esta forma los individuos evitan tener
que tomar decisiones cada vez que ejecutan una actividad. Este es el primer paso en la
aparición de las instituciones que surgen porque se ha realizado una tipificación de
actividades rutinarias. Las conductas se caracterizan por ser producto de ciertas condiciones
históricas, por ejercer control sobre la conducta al definir de antemano comportamientos y
por servir para prever el comportamiento de los otros. Esta objetivación del mundo se pone
de manifiesto en el lenguaje, que no es visto como una convención sino como un hecho
(por eso una cosa es como se le nombra). La institucionalización del mundo trasciende al
individuo, existe antes de que él naciera y le sobrevivirá. (cfr. Berger y Luckmann: 1972).

Otro autor representativo del movimiento etnográfico es el sociólogo británico Anthony


Giddens (nacido en 1938), seguidor de los trabajos de Garfinkel porque sostenía que el
enfoque etnometodológico de este último permitía tal vez superar las discrepancias entre
individuo y sociedad, estructura y práctica. Veía en Garfinkel una vía para salir de la
oposición entre sociologías estructurales y sociologías interpretativas, merced a una
concepción de la estructura que transformaba la metáfora de la anatomía de un organismo o
del armazón de un edificio. Giddens propone sustituir esta idea de estructura por una teoría
de la estructuración que recoge la reflexión etnometodológica sobre la conciencia práctica y
los procedimientos de acción y permite pensar en la correlación de las prácticas y la
estructura, de la acción y la institución en las relaciones concretas entre prácticas y
coacciones exteriores, entre individuo y totalidad social, entre micro y macro.

Más que el dualismo estructura/práctica, Giddens prefiere hablar de la doble dimensión de


lo estructural:

La dualidad de lo estructural, las propiedades estructurales de los sistemas


sociales son al mismo tiempo el medio y el resultado de las prácticas que
organizan de forma recursiva. La estructura no es “exterior” a los agentes: en

176
cuanto huellas mnésicas y en cuanto actualizado en las prácticas sociales, es, en
sentido durkheimiano más “interior” que exterior a sus actividades. Lo
estructural no sólo es coacción, es la mismo tiempo coactivo y habilitador. Esto
no impide que las propiedades estructurales de los sistemas sociales se extiendan
en el tiempo y en el espacio, bastante más allá del control que sobre ellas pueda
ejercer cada actor. (Giddens, Anthony: 1998:15)

Durante el siglo XX tiene lugar en la filosofía un súbito interés por la cuestión del lenguaje.
Esta orientación del pensamiento filosófico hacia el lenguaje ha recibido el nombre
genérico de “giro lingüístico”. El término “giro lingüístico” remite fundamentalmente a un
punto de partida común: los problemas del conocimiento son esencialmente problemas de
índole lingüística. En otros términos, para discutir acerca de cómo conocemos, debemos en
primer lugar, volver nuestra mirada hacia el lenguaje. Esta nueva mirada, no obstante tiene
diferentes versiones.

Es preciso, en primer lugar, tener en cuenta la estrecha relación existente entre lenguaje y
lógica para los teóricos del giro lingüístico. Ello supone la aceptación implícita, en mayor o
menor grado, de un cierto paralelismo entre las estructuras del lenguaje y las del
pensamiento. A todo esto, obviamente subyace una hipótesis general acerca del doble
aspecto sentido/significado: el significado constituye tanto el núcleo del pensamiento como
el núcleo del lenguaje.

Podemos establecer de acuerdo con estas dos corrientes generales dentro del giro
lingüístico que corresponden obviamente a dos modos de entender esa relación
pensamiento/lenguaje como contexto de producción de significados. Esta distinción, a su
vez aparecerá asociada a la distinción entre lenguajes naturales y lenguajes formales.

1) La concepción logicista que concibe la necesidad de encontrar un lenguaje perfecto


universal (una lógica del conocimiento) como expresión precisa de los mecanismos
de producción del sentido. El lenguaje vendría a ser un conjunto de fórmulas cuyos
resultados serían los significados, los cuales a su vez, en tanto que expresiones de
conocimiento cierto, construirían sentidos. De acuerdo con este enfoque el lenguaje
apropiado para la expresión del proceso de significación (producción del sentido) es
un lenguaje formal (una lógica).

2) Una concepción pragmatista que rechaza el concepto de un lenguaje ideal y que por
el contrario, concibe los lenguajes naturales y, en general, las acciones del lenguaje
(el uso cotidiano y socialmente contextualizado) como el ámbito en que tienen lugar
los procesos de producción del significado.

Resumiendo de una forma general, podemos distinguir -siguiendo a García Suárez (1997)-
tres modos de concebir el significado:

a) El significado como expresión de ideas (referencia a conceptos). Aquellas teorías


que explican el significado por su relación con contenidos mentales (conceptos,
ideas, imágenes, representaciones mentales, intencionalidad, etc.). Teorías
representacionales del significado.

177
b) El significado como condición de verdad (referencia a objetos). Aquellas teorías que
explican el significado como un resultado de la verdad u objetividad de los
enunciados por su adecuación a los caracteres perceptibles del objeto. Teorías
referenciales o veritativo condicionales del significado.

c) El significado como uso (referencia a acciones de negociación de significado).


Aquellas teorías que explican el significado como el resultado del uso del lenguaje
en el contexto de actividades concretas socioculturalmente tipificadas. Teorías
pragmáticas del significado. (cfr. García Suárez, Alfonso: 1997).

Por su mayor relevancia desde el punto de vista de su utilidad en la comunicación social


nos interesan especialmente las perspectivas pragmáticas del significado (inciso c), dado
que son éstas las que van a fijar su atención en cómo usamos las palabras, es decir, qué
cosas hacemos con el lenguaje.

El cambio de perspectiva del concepto al uso viene especialmente ejemplificado por el


viraje teórico de Ludwig Wittgenstein (1889-1951), cuya obra evoluciona radicalmente de
la posición del inciso “b” al del “c”. Él mismo crítica las teorías referenciales
argumentando que suponer que todas las palabras son usadas esencialmente como nombres
de objetos sería tan absurdo como suponer que todas las herramientas de una caja son
usadas siempre de la misma y única manera. Con esto el autor hace hincapié en que:

- El lenguaje es una acción que se enmarca en conjuntos de acciones que tienen lugar
en situaciones socioculturales concretas.

- El significado depende de la acción en que el lenguaje es usado.

- El significado se constituye a partir de “reglas de uso” relativas a situaciones y


acciones. (cfr. Wittgenstein, Ludwig: 1988).

Aarón V. Cicourel en 1980 propone realizar una amplia alianza interdisciplinaria entre la
sociología, la antropología, la lingüística y la filosofía en torno a una antropo-sociología”.
Reconociendo las aportaciones de las nuevas filosofías del lenguaje, su proyecto expresa al
mismo tiempo los escollos que han de superarse para que este acercamiento se efectúe: la
dificultad metodológica de pasar de un análisis limitado a actos de habla muy concretos
(por ejemplo prometer, dar órdenes, felicitar) al de situaciones complejas de interacción; la
dificultad de pasar de un análisis centrado en el locutor a un análisis que tenga en cuenta a
los receptores como colocutores; la necesidad de considerar otros “actos del habla”, otras
formas de comunicación además de aquellas que permiten las lenguas naturales (gestuales,
icónicos, etc.). Otro desafío consiste en la manera en que la sociología puede recoger y
desarrollar la noción de “competencia comunicativa” que se halla en el centro de la teoría
de los actos del habla y que permite ejecutar las distintas “enunciaciones” realizativas en
situaciones determinadas de comunicación. El principal obstáculo es el escaso interés que
los lingüistas y la teoría de los actos de habla manifiestan por las formas de organización
social complejas (cfr. Cicourel; Aarón en Armand Mattelart: 1997).

178
Finalmente expondremos brevemente la vertiente que dentro de las ciencias cognitivas
desarrollaron dos biólogos chilenos, Humberto Maturana y Francisco J. Varela, quienes
refutan la concepción del sistema abierto que postulaba la cibernética según la inteligencia
artificial, que como se explico en el capítulo anterior , la inteligencia artificial (la
computación de representaciones simbólicas) considera a la organización como un sistema
abierto en constante interacción con el entorno, con inputs (estímulos) y outputs
(respuestas). La propuesta de ambos biologos es la noción de autopoiesis y de sistema
autopoiético (del griego autós, uno mismo y poiên, producir, crear).

La autopoiesis es la operación de autorreproducción de un sistema mediante la que el


sistema crea su propia estructura y los elementos que lo componen. La autopoiesis es pues
el modo de operación que define a todos aquellos sistemas que se distinguen por su auto-
producción. La organización autopoietica implica la autonomía, la circularidad la
autorreferencia. Un sistema autopoiético desarrolla y establece constantemente su propia
organización. Presenta este proceso de reemplazo de sus elementos y componentes debido a
que continuamente recibe perturbaciones externas y requiere anular dichas perturbaciones.
Es decir, un sistema autupoiético es un sistema homeostático de relaciones estables cuya
finalidad básica es mantener la red de relaciones que la define. (cfr. Maturana, Humberto:
1984).

Para las escuelas representacionistas, una entidad cognitiva hace siempre referencia a un
mundo existente. En cambio la información en el enfoque autopoiético no está
preestablecida como orden intrínseco sino como un orden emergente de las propias
actividades cognitivas. Lo propio de nuestra actividad cognitiva cotidiana es el hacer
emerger, creador de un mundo. La cognición es el acto a través del cual un sujeto hecha
mano de su conocimiento conjunto que tiene sobre el mundo y una noción a partir de la
historia de las diversas acciones que cumple un ser en el mundo. La enacción es el término
elegido por Maturana y Varela para denominar dicha acción.
Si bien las ciencias cognitivas tienen su origen en los Estados Unidos y de manera
particular en el MIT, la teoría de la autopoiesis y la enacción pretenden tomar distancia de
una corriente de pensamiento que rompe o no toma en cuenta la experiencia humana y con
la forma en que el individuo percibe las cosas. Por lo que se interesa por la integración
corporal del espíritu, para lo cual establece un diálogo con la psicología meditativa del
budismo, y retoma la tradición fenomenológica, así como la crítica de la representación
hecha por Foucault, esto es incorporar a pensadores que se han preocupado del fenómeno
de la interpretación por entero, en su sentido circular de vínculo entre acción y saber, entre
el que sabe y lo que se sabe. De esta circularidad acción/interpretación quiere dar cuenta la
expresión “hacer emerger”. (cfr. Mattelart, Armand: 1997)

Luhmann distingue tres tipos de sistemas autopoieticos, es decir, sistemas que se producen
a sí mismos: sistemas vivos, sistemas psíquicos y sistemas sociales. Cada uno de ellos
aparecerá caracterizado por una operación autopoiética específica, es decir, por un modo
característico de autorreproducción: respectivamente, la vida, la conciencia y la
comunicación. Consecuente para Luhmann la comunicación es la operación que permite a
la sociedad constituirse como sistema autopoiético y, por tanto, autorreproducirse. (cfr.
Luhmannn, Niklas: 1996)

179
Al ser minoritario este enfoque en el conjunto de las ciencias cognitivas que pretende
estudiar la participación del individuo en los universos sociales tiene el mérito de recordar
que las capacidades cognitivas del sujeto están vinculadas no sólo a un cerebro sino
también a un cuerpo, a diferencia de algunas vertientes de las ciencias cognitivas que
reducen la inteligencia humana a un sistema mecánico. La inclinación de estos últimos
hacia conceptualizaciones totalizadores los expone a avanzar muy retirados en la
biologización de lo social. Allí están los desafíos contradictorios que las ciencias de la
organización de lo vivo lanzan a las ciencias sociales de la comunicación.

4.2.3 Estructuralismo

Regresamos a los años sesenta para dar cuenta de la influencia específica en el terreno de
los estudios sobre comunicación de masas que tuvo una corriente de pensamiento de
extraordinaria relevancia en el pensamiento europeo y de la que ya hemos dado cuenta en
páginas anteriores, se trata del estructuralismo.

Esta tradición teórica comienza a perfilarse en la primera mitad del siglo XX, a partir de la
lingüística (Saussure, Jakobson), la psicología de la Gestalt y se concreta de forma
definitiva a partir de los años sesenta en la obra del antropólogo Claude Levi-Strauss, la
semiótica de Roland Barthes, en la revisión del psicoanálisis llevada a cabo por Jacques
Lacan y en la filosofía de Michel Foucault y Pilles Deleuze, entre otros.

El estructuralismo además incorpora una cierta tradición del marxismo en el sentido en el


que propugna el desvelamiento de las coherencias internas, ocultas de los textos y discursos
como vehículos ideológicos y como herramientas de poder.

Efectivamente, el estructuralismo recurre a la idea de estructura como una totalidad


autorregulada, que fija y obedece sus propias reglas de transformación y evolución y que
rige de forma latente la coherencia interna de los procesos sociales de producción de
significado. La estructura vendría a ser una especie de ley (o conjunto de leyes) internas de
los procesos sociales a la que se puede acceder investigando los productos significantes de
esos procesos, es decir, sus prácticas, sus ritos y sus textos. En el estructuralismo se plantea
pues, la idea de que a la realidad palpable y observable de la vida social corresponde otra
realidad de tipo significante (ideológica, en el sentido de otorgadora de sentido organizado)
que rige su existencia y desarrollo. Para los estructuralistas, la verdadera naturaleza de los
procesos sociales se explicita en la producción de sentido, en la producción simbólica. (cfr.
Aguado Terrón, Juan M.: 2004)

El texto es, para los estructuralistas, la ventana a la coherencia profunda de las estructuras
significantes de una sociedad. Pero -y esto es decisivo en tanto que marca una diferencia
con otros enfoques como la teoría crítica o los estudios culturales- el estructuralismo se
centra exclusivamente en los textos, a los que trata como objetos inmanentes y
autosuficientes, sometiendo a las leyes del texto la significación de cualquier otro elemento
de los procesos sociales. Obviamente, bajo semejantes premisas, el enfoque estructuralista
dirige pronto su atención a los medios de comunicación de masas como instancias
productoras de sentido.

180
Claude Lévi-Strauss expone su método en Antropología estructural en el año de 1958. El
análisis del antropólogo, que juega un papel fundamental en la extensión del modelo
lingüístico a otros campos, trata sobre los mitos como forma de lenguaje. Múltiples y
heterogéneos, pueden sin embargo reducirse a variaciones centradas en estructuras
universales. Los mitos concretos, los “mitemas” sólo tienen sentido combinados, a
semejanza de los “fonemas” vocálicos o consonánticos, unidades básicas del lenguaje.
Estas reglas combinatorias forman una especie de gramática que permite ir más allá de la
superficie del lenguaje para descubrir un conjunto de relaciones, una lógica que constituye
el sentido de este mito. Esta puesta de manifiesto de las relaciones sirve también para tratar
los sistemas totémicos o las relaciones de parentesco que se convierten en redes de
comunicación, en códigos que permiten transmitir mensajes. (cfr. Lévi-Strauss, Claude:
1968)

La antropología estructuralista de Lévi-Strauss sienta las bases del papel que juegan los
procesos de comunicación en las estructuras sociales como procesos de intercambio en tres
niveles interrelacionados (intercambio de objetos, intercambio de parentesco, intercambio
de significados? La economía por ejemplo, o las estructuras de poder se explican en estas
formas de intercambio. A través de la coordinación entre ritos y mitos se organiza un
sistema de prohibiciones y trayectorias de conducta que configuran los procesos sociales.
Retomando los principios de Saussure y los planteamientos de Levi Strauss, Roland
Barthes desarrolla los postulados de la semiología a la que define como:

La semiología tiene como objeto todo sistema de signos, cualquiera que sea su
sustancia, cualesquiera que sean sus limites: las imágenes, los gestos, los sonidos
melódicos, los objetos y los complejos de estas sustancias que se encuentran en
ritos, protocolos o espectáculos constituyen, si no “lenguajes”, si al menos
sistemas de significación. (Barthes, Roland: 1970:10)

En 1960 se crea el Centre D‟Ëtudes de Communication de Masse (ECMAS) en la Escuela


práctica de Altos Estudios por iniciativa del sociólogo Georges Friedmann, en un primer
intento por constituir el estudio de la problemática de la comunicación en Francia. Ahí
Roland Barthes desarrolla su proyecto de investigación, al que divide en cuatro secciones:
a) la lengua y la palabra, b) el sistema y el sintagma, c) el significante y el significado y, d)
La denotación y la connotación. El estudio de los medios de comunicación de masas se
situará en las dos últimas secciones. La denotación es el primer orden de la significación, es
el significado directo de un signo. La connotación se refiere al significado asociado al
objeto que denota el signo. La significación opera en un nivel superficial (denotación) y
otro connotado que se activa cuando existe en el sujeto familiaridad con la cultura en la que
se insertan los signos y los textos. Esto es, Barthes distingue entre denotación (lo que se
dice) y la connotación (lo que se dice al decir), correlacionando la primera con el plano del
contenido y la segunda con el de la expresión: por ejemplo, el contenido de un spot de una
crema para la piel denota (presenta) a una mujer joven, rubia y semidesnuda entre sábanas
de seda y connota belleza, suavidad, lozanía, frescura… Barthes argumenta que los medios
en virtud de su naturaleza fuertemente estereotipada y repetitiva, son esencialmente
connotativos, evocadores, constituyendo estructuras mitológicas que organizan el sentido
de los procesos sociales en la vida cotidiana (cfr. Barthes, Roland: 1980)

181
De este modo coloca a los medios de comunicación en el centro de la creación de los mitos
modernos a través del uso del lenguaje corriente, pero con fuertes implicaciones
ideológicas. Los mitos naturalizan la realidad y su función política (la función connotativa
del lenguaje). La semiología es la crítica de las connotaciones ideológicas presentes en el
sistema de signos de la lengua. Por lo tanto, la semiología ofrecerá instrumentos para
desenmascarar el aprovechamiento burgués de la cultura de masas.

Barthes plantea la necesidad de analizar los procesos y productos de la cultura de masas


como elementos desveladotes de la coherencia profunda de la sociedad contemporánea en
términos de coordinación entre intercambio de objetos (consumo) e intercambio de
significados (textos y discurso). El autor propugna abiertamente por la aplicación del
análisis semiótico estructural a los productos de la cultura de masas: los spots publicitarios,
los seriales televisivos, la moda, etc. La cultura de masas estereotipa y organiza relaciones
y representaciones colectivas en forma de mitos que a su vez articulan las connotaciones de
los productos de los medios de masas.

Alrededor de Georges Friedmann trabajan, además de Roland Barthes, Edgar Morin


(nacido en 1921), cada quien desarrolla un campo y una orientación ; Barthes como ya lo
vimos propone desarrollar una verdadera ciencia de la cultura que sea de inspiración
semiológica; los estudios de Friedmann se concentran en el trabajo y la técnica por lo que
aborda problemas de la civilización técnica relacionados con los fenómenos de masas:
producción y consumo de masas, audiencia de masas, aparición del tiempo del no-trabajo y
generalización del ocio. (cfr. Friedmann, Georges: 1963 y 1970); Edgar Morín por medio
de su obra: El cine o El hombre imaginario, publicado en 1957, y El espíritu del tiempo
(1962), introduce en las referencias francesas el concepto de industria cultural.

Es uno de los primeros en reflexionar sobre la importancia que adquieren los medios de
comunicación y en cavilar acerca de los valores de esta nueva cultura. Concentró su interés
en la cultura cotidiana a la que considera olvidada por los sociólogos e intelectuales
europeos. En este sentido es uno de los primeros investigadores que considera a la cultura
de masas como una cultura completa o no una sub o pseudocultura. Apunta que los medios
de comunicación han originado una nueva cultura que obtiene su peculiaridad por la
organización industrial de la producción, distribución y consumo de los objetos culturales.
Se organiza según modelo burocrático-industrial que provoca cambios significativos tanto
en el emisor como en el receptor de la cultura de masas. Respecto al primero, la
organización industrial se sitúa como un filtro entre el creador y el productor. Dos
consecuencias de la naturaleza industrial de la cultura de masas son la despersonalización
de la creación y la desintegración del poder cultural fundado en la tradición, produciéndose
una tensión entre las tendencias estandarizadotas y la innovación. (cfr. Morín, Edgar: 1966)

Morín denomina sincretización a la propensión de los medios de comunicación de masas a


homogeneizar todos los bienes culturales. La metáfora de “los vasos comunicantes”
representa el triunfo de lo imaginario. El autor distingue dos formas de participación en la
cultura de masas: la identificación y la proyección. La identificación provoca la imitación
de los comportamientos de los héroes, de las estrellas, de los discursos mediáticos. La
proyección tiene una función catártica que permite al individuo liberarse de los deseos
reprimidos. Su investigación se centra en relación con la búsqueda de las estructuras de

182
significado de la cultura producida por los medios de comunicación de masas. Para ellos
toma en cuenta dos niveles. Uno que podría llamar superficial -contenido manifiesto- en el
cual se trata de detectar los temas recurrentes en los contenidos: el amor, la juventud, la
felicidad. En segundo nivel -semántico- se buscan los marcos de contenido en los que se
insertan estos temas.

Años más tarde, a principios de los años setenta, su visión sobre la cultura de masas es
matizada, después de la crisis abierta desde 1968, los cambios sociales y culturales inciden
en una nueva perspectiva teórica de Morín. Así cuestiona la eficacia de los movimientos
sociales de ruptura ante la capacidad del sistema para integrarlos en su lógica. Las
características de la cultura masiva han perdido su vigencia. Al igual que se ha observado
en otras escuelas, Morín niega los papeles clásicos asignados al emisor y al receptor en el
proceso de la comunicación: los productos mediáticos han perdido aquel poder absoluto
para influir sobre una audiencia pasiva. La cultura de la sociedad capitalista en crisis se
caracteriza por los siguientes rasgos:

 Se da una relación dialéctica entre la experiencia existencial (vital) del individuo y


los contenidos establecidos, lo cual permite la contestación y la protesta.

 La cultura de masas no se puede restringir a los productos procedentes de los


medios de comunicación, sino que habrá que rastrear sus manifestaciones en todas
las industrias dedicadas al ocio.

 La distinción entre alta cultura y cultura de masas ha perdido vigencia. (cfr. Morín,
Edgar: 1975)

Abraham Moles (1920-1992) representa el interés más destacado de aplicación del


estructuralismo a la teoría de la comunicación. Su pensamiento se nutre de varias
tradiciones anteriores. La corriente matemático-informacional de Shannon y Weaver y la
cibernética de Wiener, tanto la sociometría cuantitativa y el estructuralismo, ejercieron una
fuerte influencia en la obra del autor francés. De los primeros, el autor destaca la actitud
metodológica que le permite investigar al objeto de estudio como un físico o un
matemático. El estructuralismo sirve de base epistemológica a la teoría de la comunicación
que es “en su esencia, una teoría estructuralista: pretende descomponer el universo en
parcelas de conocimientos, ser capaz de establecer un repertorio de ellas, y, luego de
recomponer un modelo, simulacro de ese universo, aplicándoles ciertas reglas de
ensamblaje o de interdicción. (cfr. Moles, Abraham: 1975:23)

Define a la comunicación como a “la acción de hacer participar a un organismo o a un


sistema situado en un punto dado R en las experiencias y estímulos del entorno de otro
individuo o sistema situado en otro lugar y otro tiempo utilizando los elementos de
conocimiento que tiene en común”. (Moles, Abraham: 1975:119). La función de la
comunicación es permitir la interacción de las diversas partes que componen la sociedad
como un sistema. Esta ciencia de la comunicación asume una actitud metodológica nueva
que distingue entre el contenido y el continente de la comunicación. El objetivo de la nueva
ciencia será reducir las situaciones reales de comunicación a un esquema normalizado que
Moles llama “situaciones canónicas” que juntos forman “redes de comunicación”. (Moles,

183
Abraham: 1975: 134) La situación canónica implica los siguientes elementos: un emisor, un
canal físico, un receptor, un repertorio de signos que codifican y decodifican y unas
recepciones comunes que constituyen la comunicación efectiva.

El análisis estructuralista comienza aclarando quién es el emisor y el receptor, la naturaleza


del canal y el repertorio de signos que se emplean. Así, una comunicación global se puede
descomponer en una sucesión de situaciones estructuralmente más simples y bien definidas
que se ajustan a este esquema conceptual. Respecto a los mensajes, son considerados
secuencias de elementos tomados de un repertorio que el receptor en un primer momento
identifica y a continuación percibe como formas que para Moles son significaciones que
pasan a formar parte del acervo de conocimientos. La información es una medida de la
originalidad del mensaje, lo que equivale al concepto de entropía de la teoría matemática y,
se equilibra con la redundancia. Por último, el mensaje tiene en la teoría de Moles una
función denotativa y otra connotativa. Los mensajes se pueden estudiar, bien dentro de la
cadena emisor-canal-receptor-repertorio o bien, como el objeto material que es el mensaje
transmitido.

La teoría de la comunicación de Moles se reduce a los mass media, sino que habla de
diferentes tipos de interacción: comunicación próxima, telecomunicación, comunicación
bidireccional, unidireccional, interpersonal y de difusión, Así en el artículo titulado
“Ecología de la comunicación: redes, mensajes y transacciones” (Moles, Abraham: 1975)
plantea la necesidad de que la comunicación de masas se analice dentro de un marco más
amplio de modelos comunicativos y, por lo tanto, lo que le interesa al autor es investigar las
relaciones que existen entre las diversas formas de comunicación (especies comunicativas)
dentro de una sociedad y la estructura que se deriva de esas conexiones. La ciencia de la
comunicación -según Saperas- se estructura en dos ámbitos: a) el estudio de las
interacciones comunicativas producidas por el individuo en el espacio y en el tiempo y, b)
la organización de los sistemas de transacción a gran escala que establecen los individuos
considerados en su conjunto. (Saperas, E.: 1992). El objeto de investigación no es el
contenido ni sus funciones ideológicas, sino los modelos comunicativos. (Moles, Abraham:
1975)

De entre el entorno social que el hombre ha creado, la cultura constituye el aspecto


intelectual. Proviene no sólo de los medios de comunicación sino de otras instancias como
la escuela, el arte, los espacios públicos, etc. Pero centrándose en los medios de
comunicación de masas, Moles afirma que han introducido un tipo de cultura propia de las
sociedades contemporáneas. En Sociodinámica de la cultura, obra publicada en 1967,
describe la cultura moderna comparándola con la cultura humanística. El proceso de la
comunicación de masas se representa en el denominado “ciclo cultural” que se desarrolla
siguiendo ocho fases cuyo objetivo es la difusión a un público masivo de un elevado
número de mensajes culturales o fragmentos de conocimientos llamados culturemas. El
modelo de Moles comienza cuando un creador cultural (artista, científico, etc.) elabora una
nueva idea que, sin embargo, no puede hacer llegar a un gran número de personas sino que
su difusión en este momento sólo alcanza un micromedio formado por individuos
interesados y altamente implicados. Los medios de masas por su parte acuden a los
creadores culturales para recoger nuevas ideas que someten a manipulación (filtran y
seleccionan la información) para adaptar los mensajes a la audiencia Tras esta operación

184
ponen en circulación los contenidos (ahora con una alta carga de redundancia) en un amplio
entorno social. La sociedad absorbe estos mensajes que se convierten en conocimiento
común. El ciclo cultural se cierra cuando los creadores culturales -que no viven aislados de
la sociedad de masas- elaboran nuevas ideas a partir de los culturemas antiguos
procedentes de los medios. Moles retoma el concepto de industria cultural al describir cómo
los creadores culturales individuales se ven sometidos a la lógica de las empresas
mediáticas, lo cual les obliga a mantener un equilibrio constante entre originalidad y
estandarización. (cfr. Moles, Abraham: 1978)

Hoy en día encontramos una multiplicidad de mensajes inconexos y fragmentados que


forman la “cultura mosaico”. La acumulación de imágenes y sonidos presentes en la
actualidad da lugar a dos tipos de actitud en los consumidores de cultura de mosaico de los
medios. La primera forma de enfrentarse consiste en “abrir a todo lo que viene el cajón de
la memorización”, es decir, todos los contenidos de los medios de comunicación pero de
manera fragmentada, sin organizar.

La segunda categoría de consumo es la selección de entre todo el conjunto de mensajes. La


cultura mosaico impone una división de la sociedad en dos estratos: a) la masa alimentada
por el flujo constante de mensajes y, b) los intelectuales que reaccionan ante la cultura de
mosaico, absorbiendo lo que se les propone para producir mensajes nuevos. Entre ambos
estratos se sitúan los medios asumiendo la función de mediadores. Al convertirse los
medios en canales privilegiados para la difusión de la cultura, el autor francés cree
imprescindible la puesta en práctica de políticas culturales que “consisten en determinar en
función de ciertos criterios propuestos o dictados por los objetos que se trata de alcanzar, la
naturaleza de los mensajes que deben transmitirse por los diversos canales de los mass
media, así como las relaciones entre esos programas, las instituciones que las difunden y el
público”. (Moles, Abraham: 1975:542)

En torno al CECMAS gravitan personalidades tan diversas como Julia Kristeva, Christian
Mtz, Violette Morin, André, Glucksmann, Pierre Fresnault-Deruelle, Jules Griti, Eliseo
Veron y A. J. Greimas, pero también investigadores vinculados a la industria publicitaria
como Jacques Durand Y Georges Péninou, que estudiarán como la máquina retórica puede
ponerse al servicio de la creación.

En esa misma época se crea en Milán un centro comparable, el Instituto Agustino Gemelli,
fundación independiente de la Universidad de Milán, como reacción a la supremacía de la
sociología norteamericana de los medios de comunicación. Los italianos se dedicarán de
manera más constante que los semiólogos franceses a investigaciones sistemáticas de los
fenómenos de la comunicación y de la cultura de masas. Como testimonio tenemos los
trabajos de Humberto Eco, Paolo Fabbri, Giafranco Bettetini y más recientemente de
Francesco Casetti.

La semiología italiana aparece como una corriente que puede superar las tendencias
metodológicas de la sociología funcionalista y la interpretación macrosociológica del
análisis de contenido. Su incursión significa una revuelta en el campo de la ciencia de la
comunicación, ávida de instrumentos metodológicos para la interpretación de la cultura de
masas. La escuela italiana desarrolla estudios de tipo socioeconómicos, de la sociología de

185
la organización, de la teoría de producción de significados, en definitiva de investigaciones
acerca del poder del emisor. (cfr. Moragas, M. de: 1985)

Lovis Althusser (1918-1990), considerado uno de los máximos representantes del


estructuralismo, publica en 1965 “Leevel capital”, en esa obra, el filósofo y sus discípulos
establecen los conceptos fundadores de una verdadera ciencia (estructura, superestructura,
relaciones de producción, supradeterminación). En esta totalidad orgánica en la que se basa
el sistema capitalista, el individuo no es más sujeto de la historia que dueño de sus alianzas
en cuestión de parentesco. Es el soporte de estructuras, su conducta y actitudes lo hacen
participar en el proceso de reproducción de las relaciones sociales, en una formación social,
es decir, en una sociedad históricamente determinada. (cfr. Althusser, Luis: 1974)

Para 1970 publica un ensayo titulado: “Ideología y aparatos ideológicos del estado”, obra
que tiene una profunda repercusión en la teoría crítica de la comunicación, tanto en Francia
como en el extranjero. Ahí Althusser devela los instrumentos represivos del estado
(ejército, policía) que ejercen una coerción directa, y los opone a los aparatos que cumplen
funciones ideológicas y que denomina “aparatos ideológicos de Estado (AIE). Estos
aparatos significantes (escuela, iglesia, medios de comunicación, familia, etc.) tienen la
función de asegurar, garantizar y perpetuar el monopolio de la violencia simbólica y las
relaciones sociales de producción, la cual es ejercida en el terreno de las representaciones,
disimulando lo arbitrario de esta violencia bajo la cobertura de una legitimidad
supuestamente natural. Y gracias a ellos actúa concretamente la dominación ideológica,
esto es la forma en que una clase con poder (sociedad política) ejerce su influencia sobre las
demás clases (sociedad civil).

En esa misma época, Pierre Bordieu (1930-2002) reflexiona también sobre la violencia
oculta. Sus análisis de las actitudes y las prácticas culturales se basan en la noción de
hábitos, término que designa ese sistema estable y de disposiciones que se perciben y se
actúan, que contribuye a reproducir con todas sus desigualdades un orden social establecido
(cfr. Bordieu y Passeron: 1970). La sociedad o la formación social se definen como un
sistema de relaciones de fuerza y de sentido entre grupos y clases. Analizando los usos
sociales de la fotografía demuestra cómo una práctica de ocio que podría parecer
independiente de los códigos de representación dominantes y susceptibles de liberar la
expresividad de cada uno, significa el triunfo del código y la convención. (Bordieu, Pierre,
et al: 1989)

Por último, presentamos a Jacques Lacan (1901-1981), quien realiza una compleja relectura
de Freud, aportando un sistema conceptual que permite reintroducir el concepto de deseo en
el análisis de los procesos que caracterizan a la cultura y a la comunicación de masas. A
diferencia de Marcase, quien fija el símbolo (y la producción de sentido) como mecanismo
esencial en el proceso de construcción individual y de sublimación del deseo. El símbolo -
para Lacan- es la instancia que se interpone entre el yo y el objeto y entre el yo y el otro. La
producción simbólica (y por extensión, los productos de la comunicación de masas),
incluyendo los ritos sociales, constituye el mecanismo de condensación y orientación de los
deseos. El texto y el sentido devienen así eterna promesa de satisfacción (goce) del deseo
que, precisamente por eso, nunca puede ser cumplido.

186
El estructuralismo ha tenido una gran influencia en los análisis de la cultura de masas. De
hecho, puede afirmarse que es gracias al estructuralismo como se pasa de un análisis “desde
fuera” de la cultura de masas a un análisis “desde dentro”, es decir, desde los propios
productos de la cultura de masas. El cambio de perspectiva es importante en territorios
teóricos afines como el de los estudios culturales, pero también en territorios distantes
como el neofuncionalismo de la teoría de los usos y gratificaciones porque abrirá las
puertas a una consideración más compleja de los productos y complejos de los productos y
procesos de la cultura y de la comunicación de masas.

4.3 Comunicación, modernidad y posmodernidad

A finales del siglo XIX los teóricos sociales y los intelectuales vieron nacer un sistema de
medios de comunicación que cambiaría el funcionamiento y la naturaleza misma de las
sociedades y de las acciones de los individuos en esa sociedad. En la actualidad, a las
teorías de la comunicación como disciplina se le ha presentado un reto similar al que
tuvieron los pensadores del novecientos. La cuestión principal a la que deben enfrentarse es
la de elaborar un esquema de análisis que permita conocer y explicar cómo funcionan y qué
papel cumplen los medios de comunicación en una sociedad en transformación, bien se le
llame posmoderna, de la información, de capitalismo tardío o posindustrial. Previamente no
se puede dejar de mencionar que todas las reflexiones en torno a los medios de
comunicación no están liberadas del debate entre modernidad y posmodernidad que
impregna a las ciencias sociales en la actualidad.

Trataremos de explicar el sentido de los términos modernidad y posmodernidad. El


significado principal del concepto “modernidad” es el de época. Desde una perspectiva
histórica, el advenimiento de la modernidad -es decir, del conjunto de atributos que se
consideran propios del mundo moderno- remite al largo proceso y a la diversidad de
fenómenos y acontecimientos que desde el siglo XVI erosionaron en Europa el orden
cristiano-medieval. Ennumeremos rápidamente esos fenómenos: la ampliación del mundo
conocido a través de los viajes de descubrimiento y exploración y conquista de territorios
extra europeos hasta abarcar el planeta entero; la formación de un mercado mundial y el
incremento de la producción orientada al intercambio mercantil, que transcurría en espacios
cada vez más vastos, provocando la innovación incesante de los medios de comunicación y
transporte; la aparición de las nuevas ciencias de la naturaleza, el llamado “giro copérnico”
del saber, que acompañará el giro antropocéntrico que dominaría el discurso filosófico; la
formación de los primeros Estado-nación europeos de tipo burocráticos-absolutistas; en fin,
la proliferación de formas capitalistas de producción que se consolidarán con el surgimiento
de la Revolución Industrial en Inglaterra. De tal modo que los tres elementos que hacen
funcionar como principios organizativos a los países modernos de forma flexible para
superar sus crisis son: el capitalismo, la industrialización y la democracia liberal como
régimen político sobre la base del estado-nación.

A partir de la década del 60 del siglo XX comenzó a emplearse, en el ámbito de la cultura


intelectual norteamericana, el adjetivo posmoderno (literatura posmoderna, arte
posmoderno), ya para diagnosticar el ocaso del modernismo, ya para destacar, más
positivamente, la emergencia de un nuevo espíritu cultural contrapuesta al elitismo que

187
acarreaba la actitud modernista. En el curso de la década siguiente, el término no sólo fue
más allá del ámbito del arte y de la literatura -asociándose con planteos teóricos más
globales- sino que escapó también a las fronteras de la cultura norteamericana. Así fue
referido a la mutación que estaban sufriendo las sociedades altamente modernizadas (el
advenimiento de la “era posindustrial”) o bien, con argumentos más culturales que técnico-
económicos a los fenómenos que estarían revelando la crisis de la modernidad y sus
valores. El sustantivo derivado, posmodernidad, aloja todos los elementos provenientes de
ese recorrido por contextos discursivos y nacionales diferentes.

De modo que los términos posmodernidad, posmodernismo, posmoderno, antes que


significados más o menos acotados o acotables, representan la conciencia de los cambios y
crisis que afectan, con dirección aún incierta, al mundo capitalista desarrollado. No
obstante, si este último es el escenario por excelencia de los fenómenos aludidos, muchas
de las cuestiones y problemas puestos de relieve por la discusión acerca de los dilemas o el
fin de la época moderna no son, tampoco, enteramente ajenos a la experiencia de las
sociedades periféricas de la modernización. (cfr. Ditella, Torcuato S.: 2001)

4.3.1 La modernidad y su crisis

Aún ante el progreso y la evolución humana de estos siglos, las criticas a las consecuencias
que los cambios sociales, económicos, políticos y culturales que se han realizado no han
parado y, de hecho han ido siendo cada vez más severos en la medida en que las
contradicciones generadas por la modernidad tienden a exacerbarse.

La revuelta contra las consecuencias de una modernidad instalada sobre la idea del
progreso, el imperio del concepto, el reinado de la razón y la ciencia, así como en el uso
irracional de la técnica, comenzó a hacerse manifiesta en diversas facetas de la vida del
hombre. Ya en el siglo XIX, por ejemplo, movimientos como el romanticismo en el arte, el
marxismo en la economía y en la filosofía, y más tarde en el nihilismo y el
existencialismo, comenzaron a cuestionar el reinado de la razón y de lo “moderno” en la
vida de occidente, no sin caer en ocasiones en contradicciones, excesos y sin sentidos.

Para la tercer década del siglo XX, las vanguardias artísticas (el expresionismo, el
surrealismo, el cubismo, etc.) junto con algunas corrientes y escuelas filosóficas develaron
la máscara que encubría el sufrimiento humano que había resultado de la práctica de una
mentalidad y de unos valores que llevaron a la humanidad al atentado más grande cometido
en la historia: el holocausto judío en la Alemania nazi.

En efecto, el fracaso de occidente y la crisis más severa que ha vivido la mentalidad


moderna se localiza en Auschwitz. Es a partir del término de la Segunda Guerra Mundial
cuando se avanza en una reflexión retrospectiva acerca de los alcances que ha tenido el
desarrollo de la ciencia y de la tecnología, poniéndose en evidencia que los logros
obtenidos por medio de la razón se habían sumido en una relación identitaria, en una
relación acrítica, sin la capacidad de volverse sobre sí misma. (cfr. Adorno, Theodor: 1985)

Llegadas las décadas de los 60 y 70 comenzó una transformación radical en las formas de
pensar y de actuar de las personas que promovieron revueltas contra la situación de

188
angustia e infelicidad en que se encontraba la humanidad. El avance de la pobreza, la
desigualdad, la destrucción y la muerte acechaban bajo la efigie de la bipolaridad y la
posibilidad de una guerra nuclear. Todo esto generó un ambiente de inconformidad y una
profunda crisis de las mentalidades a un nivel generacional, surgiendo movimientos de
diversa índole, algunos de los cuales reivindicaron los valores de igualdad, libertad y
fraternidad entre los hombres y mujeres.

Después de que los movimientos juveniles de protesta (el hipismo, el rock, el pacifismo,
movimientos artísticos como el pop art y el op art, etc) fueron cooptados, reprimidos o
eliminados; desde la década de los 80 se ha generado una nueva crisis cuya característica
central tal vez consista en un aparente vaciamiento de sentido en occidente.

En efecto, en algunas sociedades, particularmente en las más avanzadas, están en cuestión


los valores establecidos y aceptados, las costumbres, y a la vez se presentan nuevas formas
de religiosidad, lo que se manifiesta en la proliferación de nuevas asociaciones religiosas,
algunas de las cuales son propiamente sectas, en el sentido de excluir y confrontarse con
otras confesiones de fe; así mismo resalta una especie de religión conocida como New Age,
llamado por algunos “una religión típicamente posmoderna”.

Esta religión que por su contenido y desempeño se aproxima a una ideología religiosa,
invoca a la disipación, relajación y a una idea del disfrute y la confianza en el futuro mejor.
En esta religión se combinan elementos presuntamente científicos (diabética), la meditación
trascendental, el ecologismo, una música y elementos teologales que van del cristianismo
hasta las religiones orientales. Asimismo cabe señalar que el new age se ha puesto en boga
desde mediados de los 80 y su número de adeptos crece exponencialmente. El new age
acepta al mundo tal y como es, no se propone un cambio definido, traza una fuga con la
realidad, y básicamente apuesta a la realización personal en un marco de significación
donde se exalta la libertad individual y la sensación de bienestar.
Este estado de cosas es lo que algunos autores han dado en llamar “la condición
posmoderna”, condición presente en diferentes aspectos de la vida social, que lleva
finalmente hasta el planteamiento de una periodicidad histórica, es decir, afirman que asiste
una nueva era: la posmodernidad. Desde la mirada de algunos autores, la modernidad
experimenta su completo agotamiento sin poder hacer nada, así se ha abierto paso una
forma distinta de asumir la vida y de ver el mundo. De este modo una tesis básica de
algunos de estos autores es que vivamos en sociedades informatizadas, vivimos en
sociedades posmodernas. (cfr. Vattimo, Giani: 1990)

Es necesario apuntar que el término “posmodernidad” surge apenas a finales de la década


de los 70 y cobra fuerza en la década de los 80. Las raíces de este pensamiento, según los
expositores del concepto posmodernidad, se encuentra en dos filósofos relativamente
recientes, ellos son Nietzche y Heidegger.

De esos autores, los posmodernos dicen haber retomado su concepción de la no unicidad de


la historia y de un rompimiento en la idea del tiempo en y de esa historia, es decir, deja de
considerársela como un proceso lineal y se propone no una superación de esta concepción
(el hacerlo así presupondría una contradicción a su crítica de la modernidad) sino más bien
la propuesta del fin de la historia.

189
Esto se traduce en una crítica a la concepción de una historia lineal que habría de encontrar
en algún momento su realización, esto es, Vattimo refuta las ideas del progreso, del avance
sostenido, de una civilización ascendente y de una historia que se reconcilia consigo misma
en el momento que afirma su capacidad de generar “lo nuevo”.

Vattimo hace una relectura de Theodor Adorno especialmente de su obra Dialéctica


Negativa, así como de Dialéctica de la Ilustración que Adorno escribiera al lado de
Horkiheimer. De esta posición funde un cambio de época con la refutación a la linealidad
del tiempo. Incluso esta misma concepción del mundo, de las ciencias y el hombre será
expuesta en sus implicaciones matemáticas y físicas desde la teoría del caos. Todo esto es
posible -dicen los posmodernos- cuando el concepto de progreso pierde su vigencia y
cuando el deseo de lo novedosa (elemento de suma importancia en la modernidad) pierde el
significado y la connotación de superación. Lo posmoderno no es, afirma Vattimo, la
superación de lo novedoso, sino la disolución misma del concepto de lo nuevo,
proponiendo en su lugar la “experiencia del fin de la historia”.

No debemos suponer que Vattimo afirma a la manera de Fukuyama que la historia termino
debido a la caída del socialismo, el avance de la tecnología y el imperio de la información y
la economía, entre otras cosas, con Vattimo se trata de una crítica al concepto lineal y
tendiente a la reconciliación del tiempo y con este de la historia.

En la posmodernidad, según Huelen, la historia y su discurso se convierten más bien en


rutina. Ahora lo nuevo y, en general cualquier cosa que sea considerada como novedosa es
condición necesaria, no para la revolución o los cambios radicales sino más bien para la
manutención y la persistencia del sistema. (cfr. Vattimo, Giani: 1995)

En efecto, una de las grandes victorias de la modernidad ha consistido en su capacidad de


absorber sus contradicciones e incluso de nutrirse de éstas, en ese sentido, lo opuesto y lo
contingente no suponen la novedad sino la perpetuación de un tipo de orden. Por ello,
dictan algunos posmodernos, lo “nuevo” ya no tiene valor al no “significar” superación,
transformación o una vía revolucionaria, captar esta trampa de lo moderno no abre las
puertas hacia lo posmoderno.

Se trata finalmente de asumir que no hay sentido, que la historia no se encamina a ninguna
parte, que el futuro es hoy, allí se derrumba el sentido de lo moderno pues sus promesas
pierden significado para convertirse en “cuentos” en “fábulas” del absurdo y de la no
posibilidad. La modernidad esta muerta porque los grandes relatos que la mantenían son los
que la han condenado, nada es cierto, el universo navega en el mar de la entropía, en el
resquebrajamiento de un imaginario inalcanzable, una quimera del alquimista. Por otra
parte, los pensadores posmodernos, retomando distintas fuentes, afirman que esta
“disolución de la historia” obedece al fenómeno de que los hombres se han dado cuenta de
que no hay una historia sino muchas historias, la historia que conocemos no es más que
nuestra historia entre otras historias. (cfr. Vattimo, Gianni: 1995)

La idea de a sociedad posmoderna surge por lo menos en cuanto obra y a la exposición


pública de esa obra, ese terreno, los relatos aglutinadores, los sistemas de ideas,

190
pensamientos y valores, esto es los discursos ordenadores de la realidad y las ideas sobre
esa realidad se han trastocado al perder su efectividad metarranativa en lo social.

Los que toman decisiones políticas intentan en palabras de Lyotard, adecuar esa variedad y
colocarla en situaciones de conmensurabilidad, es decir, a la disposición constante del
sistema. En ese sentido, la condición posmoderna vuelca, por un lado, el aumento de su
poder, y por otro, le permite a la sensibilidad humana convivir con las diferencias y, al
mismo tiempo fortalece nuestra capacidad para soportar lo conmensurable. (cfr. Lyotard,
Francois: 1993)

Otros autores han observado que la definición de lo “posmoderno” y su empleo como


categoría analítica ofrece dificultades, situando entre las más importantes, por un lado, lo
“novedoso” del tema, y por otro lado el equívoco en la utilización del término. Así Iñaki
Urdanibia considera tal vez que lo más adecuado sea la utilización del término más como
concepto operativo que como un concepto analítico.

Otra advertencia es sobre el pos que acompaña a la palabra modernidad, el cual en muchas
ocasiones puede entenderse en el sentido de una época posterior a la moderna o
simplemente como un espacio dentro de la periodización histórica; de ahí la importancia
(para los posmodernos) de utilizar más bien la idea de “condición” antes que periodo, carga
significante que está precisamente en las antípodas del pensar posmoderno. (cfr. Vattimo,
Gianni: 1990) Así como una primera aproximarse puede decirse que la posmodernidad es el
folklore de la sociedad posindustrial.

La crítica que Lyotard y posteriormente Vattimo elaboran se vuelca sobre tres grandes
“historias” que, finalmente constituían los pilares principales de la modernidad. Estos tres
metarrelatos son: la idea de la historia, la idea del progreso y la irrupción de la sociedad de
la comunicación. La idea de la historia ha sucumbido -explica Vattimo- en tanto ha sido
vista por los hombres como un proceso lineal, como un proceso evolutivo que se ha
desenvuelto uniforme y unilateralmente.

Por otra parte, según Vattimo, la idea de progreso ha sido abandonada porque durante
varios siglos significó la esperanza de la realización de la civilización occidental hasta
culminar en la evidencia de su fracaso, es decir, la idea de progreso le ha negado al hombre
moderno la posibilidad de ver más allá de los avances de la ciencia, esto ha generado una
ausencia de toda crítica sustancial y consistente a favor de la emancipación de los hombres.
(cfr. Vattimo, Gianni: 1990)

Otro de los ejes en torno al cual gira la “nueva condición posmoderna” consiste en
despojarse de toda metafísica. Este esfuerzo que pide no asirse más a los principios
metafísicos se basa en un argumento: ya no es posible plantearse la emancipación y la
liberación del hombre a partir de un principio universal y absoluto.

La posmodernidad rechaza la metafísica por constituir el esfuerzo mítico, simbólico,


imaginario y teológico de aprehender la realidad circundante, por aprehender el primero del
que depende todo y, al obtenerlo, garantizar cuasi-eternamente la emancipación.

191
La apuesta posmoderna va a favor de la diversidad de principios; esto es, una vez que ha
caducado la idea de una racionalidad central que gobierna la historia, la cultura y que
gobierna en todas las manifestaciones de la vida humana, el mundo de la comunicación se
presenta como una “multiplicidad de racionalidades” locales, con su propia organización y
estructura que rebasa toda manifestación irracional espontánea.

Esto significa que el planteamiento de la sociedad posmoderna invita a renunciar a la


búsqueda de universales y propone más bien una vuelta a las localidades, una vuelta a la
diferencia y a la pluralidad. Este renunciamiento a la metafísica es retomado en el sentido
heideggeriano, esto es, en el sentido de superación de la crítica (aunque esta superación no
se puede entender en el contexto de lo moderno).

La superación de la metafísica -dice Vattimo- no podría ser posible sino hasta que se haya
dado un verdadero debilitamiento del ser, entendido como lo estable, como lo inamovible y
que está regido por estructuras estables que llevan a la búsqueda constante del
“fundamento”. (cfr. Vattimo, Gianni:1995)

Otro elemento de la transición y paso definitivo a la sociedad posmoderna se encuentra se


encuentra en la posibilidad de reformular el concepto de verdad. Esta reformulación
consistiría principalmente en asumir una posición no metafísica con respecto a ella, sin
partir del modelo científico positivo y sí, al contrario, partiendo de la experiencia del arte y
de la retórica. En efecto, la propuesta de una sociedad posmoderna se basa en la pretensión
de la estatización del mundo y de la vida en el mundo. (cfr. Vattimo, Gianni:1995)

Con todo y esto, es preciso señalar que Vattimo expresa una diferencia con Lyotard.
Vattimo piensa que si bien la modernidad se encuentra agotada, no es posible abandonar
por completo todas las metahistorias o narraciones de occidente: “las grandes narraciones
legitimantes, la filosofía de la historia, no han pasado y desaparecido del todo como quería
Lyotard; se han vuelto problemáticas, pero así y todo, constituyen todavía el único
contenido de nuestro pensamiento y de nuestra cultura”. (Mardones, J. en Vattimo: 1990)

4.3.2 Posmodernidad y comunicación

El pensar posmoderno teje una comprensión, según la cual, en las sociedades de masas se
genera el advenimiento y la expansión de las redes de medios de comunicación masiva, hoy
con capacidades ampliadas gracias a los desarrollos tecnológicos que permiten los paquetes
multimedia, la colaboración de satélites, los ambientes sintéticos y el internet, por citar
algunos. (cfr. Vattimo, Gianni: 1990)

Según Vattimo, para comprender el surgimiento de la sociedad posmoderna deben tenerse


en cuenta tres consideraciones esenciales:

a) Que en su surgimiento intervienen fundamentalmente los medios de


comunicación.

192
b) Que estos medios no contribuyen a la formación de una sociedad más
conciente de sí, en cambio la caracterizan como una sociedad más compleja
y caótica.

c) Que precisamente en este relativo caos residen las esperanzas (de los
posmodernos) para la emancipación de la humanidad. (cfr: Vattimo, Gianni:
1990)

Como se menciono líneas arriba, autores como Vattimo consideran entre los elementos
fundantes de la posmodernidad más importantes, a los medios de comunicación masiva:
son fundacionales y causa determinante de la disolución de los grandes relatos. Este autor y
otros considerados a sí mismos como posmodernos, afirman que los medios de
comunicación, al contrario de generar una homologación en las formas de ser y de pensar
de los sujetos, o provocar un fenómeno de estereotipación generalizada dentro de la
sociedad, han producido por el contrario, la multiplicación y diversificación de las
concepciones del mundo. Los medios de comunicación, al ser vehículos de mensajes
multisignificantes, provocan en los receptores efectos que van en diferentes sentidos debido
a la carga significante con la que está dotado el sujeto, generando así la pluralidad de las
visiones de la realidad y del mundo de la vida.

Apoyada en su experiencia de vida en los Estados Unidos durante la Segunda


Guerra Mundial, Adorno en sus obras como Dialéctica de la Ilustración (…) y
Mínima Moralia, preveía que la radio (más tarde también la televisión) tendría el
efecto de producir una homologación general de la sociedad, haciendo posible, e
incluso favoreciendo, por una especie de tendencia propia demoníaca interna, la
formación de dictaduras y gobiernos totalitarios capaces (…) de ejercer un
control exhaustivo sobre los ciudadanos por medio de una distribución de slogans
publicitarios, propaganda (…) concepciones del mundo estereotipadas… pero de
hecho lo que ha acontecido, a pesar de todos los esfuerzos de los monopolios y
las grandes centrales capitalistas , ha sido más bien que radio, televisión, prensa
han venido a ser elementos de una explosión y multiplicación general de
Weltanschauungen, de concepciones del mundo. En los Estados Unidos de los
últimos decenios han tomado la palabra minorías de toda clase, se han
presentado a la palestra de la opinión pública culturas y subculturas de toda
índole. (Vattimo, Gianni: 1990:15)

Para los estudiosos que sostienen la idea de posmodernidad, lo que existe en el mundo o
mundos posibles de ser imaginados, resulta en términos estéticos y retóricos, objeto de
comunicación o comunicación en sí misma. Esto se debe a una estructura social en donde
la mayoría de los fenómenos obedecen a una lógica de mercado. La lógica del mercado de
la información hace que todo devenga en objeto de la comunicación.

Por lo anterior, tal concepción ampliada de la comunicación permite una posibilidad real de
emancipación porque en lugar de proponerse un ideal emancipatorio modelado sobre el
despliegue de la autoconciencia o sobre la conciencia perfecta de quien sabe cómo están y
cómo deben ser las cosas en el mundo (Vattimo hace referencia a la concepción del

193
“espíritu absoluto” de Hegel o al hombre liberado de la ideología de Marx), se abre camino
más bien a un ideal de emancipación que tiene como base la ya mencionada pluralidad.

La “apuesta” posmoderna ve hacia la “localización” de los procesos comunicacionales en


donde diversidad y heterogeneidad son sustento de todo. Por supuesto, tal propuesta se
instala en la oscilación y en definitiva propone la erosión del “principio de realidad”
presente en la mayoría de las construcciones filosóficas modernas.

El planteamiento de lo diverso dentro de la posmodernidad intenta obtener su legalidad


desde una afirmación: “la toma de la palabra” por parte de los grupos minoritarios y de las
diferencias no significa necesariamente el olvido o el abandono de toda regla, ya que
evidentemente todo “dialecto” tiene, en palabras de Vattimo, su propia sintaxis y orden
gramatical; en consecuencia, la diferencia no implica un llamado a las manifestaciones
irracionales espontáneas.

Aquí es necesario apuntar que en la llamada “posmodernidad”, como en todas las corrientes
y principios de pensamiento existen puntos comunes en lo expresado por autores que son
adscritos o se autoadscriben a la corriente en cuestión, no obstante, entre los mismos
autores existen diferencias.

Vattimo en su análisis de la posmodernidad parte del nihilismo nitzscheano y


heideggeriano; pues bien Lyotard, que es quizá el más grande pensador de esta corriente no
parte de este punto, aunque afirma el agotamiento de la modernidad.

Lyotard ha ubicado la problemática dentro de las transformaciones que, a partir del empleo
de herramientas nuevas en la producción y en la transmisión del saber, ha sufrido la ciencia
y la filosofía. La relación antigua entre proveedores y usuarios del conocimiento pierde su
razón de ser (su razón en sí misma). En el momento en que el saber es producido para ser
vendido, ha perdido por completo su valor de uso, ha dejado de ser en sí mismo su propio
fin. El conocimiento ha sido “empaquetado” , sujeto a diferentes codificaciones, distribuido
vía discos, DVD, internet, entre otros soportes técnicos y puesto a operar en realidades
virtuales.

La misma situación internacional se ha visto modificada. El desarrollo del saber ha sido


siempre condición del desarrollo científico (y en consecuencia económico) y productivo,
cosa que en la actualidad lo hace ser pieza central de competencia mundial por el poder.
“Igual que los Estados-naciones se han peleado por dominar territorios, después por
dominar la disposición y la explotación de materias primas y de mano de obra barata, es
pensable que se peleen en el porvenir por dominar las informaciones. Así se abre un nuevo
campo para las estrategias industriales y comerciales y para las estrategias militares y
políticas. Lyotard, Francois: 1993:17) Lyotard parte en sus estudios sobre la
posmodernidad de la importancia del saber en las sociedades posindustriales y, también le
interesa el fenómeno de la informatización en un contexto marcado por la multiplicación de
las máquinas informativas y la hegemonía de la informática: crisis de la metafísica, crisis
de los discursos de verdad, auge de los criterios operativos, de los criterios tecnológicos que
no permiten juzgar sobre lo verdadero y lo justo, crisis de los grandes sistemas teóricos,
triunfo de una pragmática de juegos del lenguaje.

194
En su obra, Lyotard introducía una problemática que no ha dejado extenderse sobre la
jerarquía del saber y los procesos que afectan a los modos de pensar, de enseñar y tratar la
información en la era de la digitalización del signo y de la nueva alianza entre el sonido, la
imagen y el texto. Lo atestigua la gestión de Pierre Lèvy, quien apostando por la
emergencia de nuevos modos de escritura supeditados a la “plasticidad numérica”, pone sus
esperanzas en el advenimiento de una “inteligencia colectiva” gracias a las “autopistas de la
información” de la era posmedios de comunicación, que se convierten en los soportes de
una última utopía de la comunicación, la de la “democracia en tiempo real”. (cfr. Lèvy,
Pierre: 2004) Otros con mayor distancia crítica se dedican a dibujar una nueva economía
política de la inteligencia, reflexionando sobre las consecuencias del razonamiento del lazo
entre las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y las nuevas tecnologías
intelectuales, por ejemplo en el campo de la formación y la organización del trabajo. (cfr.
Girsic: 1994)

Existe otro autor, Règis Debray, cuyo proyecto en Francia es fundar una “mediología
general”. Su análisis de lo intelectual en su función de transmitir, su función de oficiante de
los aparatos de transmisión ha constituido el punto de partida de este enfoque mediológico,
que pretende establecer una correlación sistemática entre, por una parte, las actividades
simbólicas: ideologías, política, cultura y, por otra, las formas de organización, los sistemas
de autoridad inducidos por talo cual modo de producción, de archivo y transmisión de la
información. Retoma las intuiciones de Marshell McLuhan, quien ha contribuido
poderosamente a quebrar un postulado heredado de la cultura del “hombre tipográfico”, el
de la prioridad del contenido sobre la forma, insistiendo en el hecho de que el propio medio
determina el carácter de lo que se comunica y conduce a un nuevo tipo de civilización.
Guardándose de exaltar un determinismo técnico el mediólogo quiere, ante todo, despejar
las determinaciones objetivas de los accesorios del pensamiento. (cfr. Debray, Règis: 2001)

El antropólogo Jack Godoy expuso en su obra: “La domesticación del pensamiento


salvaje”, reflexiones básicas sobre la manera en que se inducían diferentes modos de
razonamiento y percepción por diversos canales de transmisión.

Pensadores como Paul Virilo, Gianni Vattimo o Jean Baudrillard ponen en duda la
posibilidad de utilizar los medios de comunicación con fines convenientes. Los escritos de
Varili marcan su desafío con respecto a la posibilidad misma de una teoría de la tecnología.
Es la aceleración de los cambos que experimenta esta última lo que motiva un pensamiento
que él sitúa bajo el signo de una “dromología” (de dromos, velocidad). Una aceleración
inversamente proporcional a la inercia que se convierte en el horizonte de la actividad
humana. Lo que hasta ahora parecía el signo de la desventaja y de la invalidez (incapacidad
de moverse para actuar) se convierte en el símbolo de progreso y de dominio del medio. La
inercia domiciliaria, el confinamiento doméstico a través del complejo de pantallas que
permite hacerlo todo en casa, son la otra cara de la búsqueda de la ubicuidad, de la
instantaneidad y de la recepción. Lo que se pierde es el sentido de la duración del tiempo, el
movimiento del cuerpo y también la vida social. Dice Virilo, cuando ya no hay tiempo para
compartir, no hay democracia posible. (cfr. Virilo, Paul: 1999)

195
La idea de comunicación y de transparencia ha acompañado la creencia de la Ilustración en
el progreso social y la emancipación de los individuos. Hoy esta idea es sospechosa: la
comunicación es víctima de un exceso de comunicación (Baudrillard). Ese exceso de
comunicación ha producido la implosión del sentido, la pérdida de lo real, el reino de los
simulacros. Para el filósofo italiano Gianni Vattimo, ya lo hemos expuesto, la sociedad de
los medios de comunicación está lejos de ser más ilustrada, más educada, más conciente de
sí. En cambio es más compleja, incluso más caótica, y nuestras esperanzas de emancipación
residen en ese caos relativo. Ya no hay historia, no hay realidad ni verdad. El mundo de la
comunicación estalla con el empuje de una multiplicidad de racionalidades locales, étnicas,
sexuales, religiosas. Y esta liberación de las diversidades es tal vez la:

Oportunidad de una nueva manera de ser (¿por fin?) humano. (En la sociedad
mediática) en lugar de un ideal emancipador moldeado sobre la autoconciencia
desarrollada, sobre el perfecto discernimiento del hombre que sabe cómo suceden
las cosas… Se instaura un ideal de emancipación basado más bien en la
oscilación, la pluralidad y, en definitiva en la erosión del propio “principio de
realidad”. (Vattimo, Gianni: 1994:72)

Baudrillard no comparte este optimismo relativo. Tanto en las escaladas tecnológicas y en


el aumento de su sofisticación en la dimensión planetaria, como en la intimidad doméstica,
detecta la avanzada de un sistema de control que se exalta en nuestro fantasma de
comunicación”. La compulsión general a existir en todas las pantallas y en el corazón de
todos los programas. “¿Soy un hombre, soy una máquina? Ya no hay respuesta a esta
pregunta antropológica”. (Baudrillard, Jean: 1999:125)

En estrecha relación con los planteamientos posmodernos, se encuentra el


postestructuralismo, que en las últimas décadas ha mantenido su importancia en la
teorización sobre los medios en la sociedad de la información. El postestructuralismo sitúa
el lenguaje en el centro de sus preocupaciones. El mundo social está compuesto por textos
que se interpretan e interrelacionan. Al igual que los autores posmodernos, en esta escuela
nos encontramos con dos ideas fundamentales: la diferenciación como característica clave
de la sociedad y el descentramiento del sujeto, de modo que el individuo y sus acciones no
merecen la atención dentro de su esquema de análisis. (cfr. Ritzer, G.: 1993b)

Muchel Foucault qizá sea el miembro más influyente de la corriente postestructuralista. A


Foucault le interesa cómo el individuo se gobierna a sí mismo y a los otros a través del
conocimiento, es decir, el conocimiento genera poder y las formas de conocimiento
superiores gozan de mayores cotas de poder. Pero no analiza la acción de los grupos que
controlan el uso del conocimiento para ejercer el dominio, sino que el autor francés se
centra en las relaciones entre las estructuras del conocimiento y las estructuras del poder.
Una conclusión importante de “la arqueología del saber” (1972) es la negación de la idea de
progreso cuando se afirma que no hay una evolución desde las sociedades primitivas a las
modernas, sino que la historia es una sucesión de sistemas de dominación. El autor también
reflexiona sobre el papel de las ciencias humana como mecanismos disciplinarios de las
sociedades modernas al reducir a las personas a objetos de investigación. (cfr. Foucault,
Michel: 1972)

196
Las propuestas posmodernas sobre la comunicación pueden resumirse como sigue:

 La comunicación es (im)posible. La investigación en comunicación se centra en los


procesos a través de los cuales se dan varios discursos enfrentados. Así, se
considera que los sistemas de discursos dominantes son objeto de resistencia por
grupos marginales. La comunicación es así, estable e inestable al mismo tiempo.

 La comunicación es política. Construye formas de subjetividad que sitúan al sujeto


en diferentes posiciones sociales con diferente poder.

 La comunicación sirve para la propia de (con) strucción.

 La comunicación es emancipadora. El significado y la realidad no residen en la


mente del sujeto sino en sistemas de discursos articulados complejamente dentro de
los cuales se sitúa el individuo. La intencionalidad es un elemento del proceso de la
comunicación, pero está siempre mitigado y contextualizado por las prácticas
discursivas que nos forman como sujetos.

4.3.3 La respuesta a la posmodernidad

Ante la pretensión de proclamar la instauración de la “condición posmoderna” han surgido


reacciones que, por un lado, explican y, por el otro, hacen una crítica a esta postura. En
realidad (y esto debe tenerse presente) no se trata de criticar a los llamados posmodernos
por el hecho de serlo, porque la discusión tiene raíces profundas.

En principio es necesario asentar que un supuesto comprensivo prácticamente irrefutable es


la crisis que experimenta la modernidad y la razón occidental. La época moderna ha
generado sin sentidos para lo humano y ha sido el espacio para la instauración de
regímenes totalitarios. Pese a ello, es preciso al mismo tiempo tener en cuenta los riesgos
de lo que algunos autores exponen al asumir la propuesta posmoderna.

Como señala Mardones, hoy la ciencia se debate en la encrucijada establecida por los
posmodernos, que también intentan realizar una severa crítica al proyecto ilustrado y que ve
en los proyectos de universalización la posibilidad de la coerción y la disciplina
generalizada (como ha sucedido en el caso soviético); y se encuentra también un nuevo
grupo de pensadores “neoilustrados”, cuya tendencia critica se dirige igualmente a la razón
ilustrada, pero que teme de la posmodernidad la negación y la traición al proyecto moderno
de la ilustración, así como una práctica al parecer neoconservadora.

En esta línea el mismo autor -Mardones- se pregunta ¿cuáles son las razones que avalan a
los teóricos críticos para tachar de neoconservadores a los posmodernos? Y ¿qué se
encuentra en realidad en el fondo de esta disputa entre posmodernos y neoilustrados? La
respuesta la proporciona el mismo Mardones:

Se debate la posibilidad de sí los humanos tenemos razones para aceptar que


poseemos algún tipo de capacidad (razón) para determinar y fundar un

197
comportamiento y una praxis con pretensiones humanas, justas, racionales y
universales. Es decir, si tenemos la capacidad para distinguir y criticar la
libertad de la tiranía, la falsedad de la verdad, lo justo de lo injusto o estamos sin
razones ante la opresión de los poderosos o el poder existente. (Mardones, J.:
1990:21)

Trátese de saber si es posible establecer enunciados éticos que conlleven dentro de sí la


pretensión de validez o sí, como quieren los posmodernos sólo puede hacerse referencia a
los grupos locales y sólo pueden ser regidos por normas y costumbres que se sitúan dentro
de su propio contexto. Según Lyotard el consenso es un valor anticuado, ya que a través de
tal valor se esconde el terror y un avance impostergable hacia el totalitarismo. Si hoy
vivimos en sociedades en donde la heterogeneidad de los grupos es la que prevalece, las
normas existentes sólo podrán ser heterogéneas.

Continuando la exposición de Lyotard, nos encontramos con su propuesta de la vida como


una sociedad en donde los juegos del lenguaje prevalecen. Sin embargo, el entendimiento
de esta nueva “condición” no significaría una invitación al diálogo y al consenso que el
mismo Lyotard niega y desacredita. Agregando, una sociedad informatizada como la que
propone el autor no sería siquiera imaginable sin la existencia del diálogo y la
comunicación constante. (cfr. Mardones, J.: 1990)

Vattimo por su parte, dice que ante la tendencia objetivante y positivante del pensamiento
es necesario un adelgazamiento del sujeto, un debilitamiento del sujeto para que pueda
acceder “al poder auroral” (Nietzche) de lo puramente nuevo, a la fruición y al goce de todo
aquello que nos pone en las manos la vida. Vattimo lleva a cabo una inversión lógica
peligrosa, en la cual rehuye el debate acerca del ser para instalarse sobre la categoría de
existencia.

Si en realidad esto sucediera se estaría ante el riesgo de un adelgazamiento mental del


sujeto, puesto que tal proposición no es posible sin un abandono de la crítica y surge
entonces la pregunta de sí ¿nos hallamos ante el paso de un pensamiento fruitivo e
inaugural que accede a un nivel mayor de conocimiento, o el adelgazamiento del sujeto
posmoderno es un debilitamiento mortal del sujeto? (cfr. Mardones, J.: 1990)

El riesgo que Mardones señala es que con una estatización general de la vida y con un
debilitamiento del sujeto lo que puede suceder es el arribo de un sujeto tan débil y
desmesurado que no tenga la capacidad para recordar la barbarie y a los reventados de la
historia. Este tipo de sujeto no puede percibir la dureza de la vida, así se instalaría un sujeto
sin pasión por el sufrimiento de la humanidad y sin moral.

El pensamiento posmoderno, concretamente el de Vattimo, parece presentar aquí más que


la solidaridad amnésica, una solidaridad amnésica (Mardones). La vida no puede fundarse
en la evasión, la vida es memoria, acción y sentimiento: La apuesta con el olvido y con la
amnesia ante las inconsecuencias de una historia que ha generado Auschwitz no puede
conducir hacia algún proyecto emancipatorio.

198
La postura posmoderna internamente supone el olvido de principios éticos universales, sin
considerar que finalmente la pretensión de universalizar valores éticos no determina el
contenido de la norma ética. Los posmodernos no contemplan que debe haber un principio
que hoy permita decirle a un “skinhead”, con respecto a las salvajes golpizas que le propina
a los turcos y a los judíos, que hay algo dentro de los seres humanos capaz de condenar y
rechazar tales actos.

Sin llegar al dictado de que el ser es, está, es bueno y es uno, resulta necesario reconocer
algún principio ético por el cual el valor de la vida en el drama humano sea la misma de
toda la existencia.

Como lo entiende Habermas en su “Conciencia moral y acción comunicativa” (1985), si


hoy la vida no es digna de ser vivida, al menos podemos pensar que puede hacerse digna de
vivirse y Mardones reitera:

El principio de universalización, en cuanto criterio formal de validez de las


normas sociales o de legitimización, no sólo funda la moral o un principio moral
que sirve para orientarse ante las cuestiones de justicia social, pero no quiere ni
puede fundar una moralidad determinada, el contenido moral concreto con sus
valores, comportamiento, estilo de vida que lleva consigo cada forma de vida.
Esta moralidad determinada no deriva del principio de universalización; está
como lo sabe y repite Habermas (…) ligada a las tradiciones culturales,
religiosas, etc., actuando el principio de universalización como elemento
mediador. No hay por tanto, liquidación de pluralismo de las formas de vida sino
su reconocimiento más genuino. (Mardones, J.: 1990:36)

Los llamados posmodernos no consideran tampoco que en el mundo de los hombres existen
dos instancias inseparables: la razón y la pasión. Ambas rigen y mueven el comportamiento
de los seres humanos y, como ya lo avizoraba Russell desde mediados del siglo pasado, los
fines por los que el hombre actúa generalmente son producto del deseo, de la parte de
“sentido” que habita en los sujetos y, la elección de los medios para alcanzar esos fines, esa
sí que esta determinada (la mayoría de las veces) racionalmente.

Así, puesto que la razón y la pasión actúan (aún no se sabe en que proporción) la una al
lado siempre de la otra, es necesaria la existencia de la ética. Ese “metarrelato
universalizante” -como dirían los posmodernos- no puede ser fugado del mundo y sus
historias. “La ética y los códigos morales les son necesarios al hombre a causa del conflicto
entre inteligencia y el impulso. Si sólo hubiera inteligencia o sólo impulso no habría lugar
para la ética. (Russell, Bertrend: 1976: 16)

¿Porqué acentuar de manera tan radical el problema de la ética? Porque hoy es necesario
ante una memoria instalada en su fragilidad, retomar el sentimiento trágico de la vida
(Unamuno) sentimiento que conduce necesariamente al imperativo categórico. Se trata del
imperativo en que la libertad sea el fundamento (Heidegger) y que a la vez asimile de sí la
problemática moderna sin representar una negación del principio fundamental de la razón.

199
En efecto, ese imperativo categórico consiste en el llamado que siguiendo a Adorno hace
Habermas: ¡Qué Auschwitz no se repita! Eso es lo que está en juego en los inicios de este
milenio y no es un juego. En el seguimiento de una “nueva condición”, no debe
abandonarse la metafísica, la poética y la filosofía para sustituirlas por la retórica, ni evadir
el fundamento universal que permita construir una sociedad armónica en su conflictualidad.

Retomando a Horkheimer, “Para que hoy la moral tenga razón de ser tiene que estar
habitada por la compasión” (citado en Mardones, J.: 1990: 37), ese valor al que Russell
calificó de emoción que nunca puede ser al menos ni cruel ni destructiva. (Russell,
Bertrand: 1976: 11)

Finalmente sólo resta decir citando nuevamente a Mardones:

Se puede, por tanto, seguir defendiendo, críticamente, el programa ilustrado de la


universalidad de la razón y su importancia para una vida más racional, justa y
humana. Aunque para la configuración de formas de vida concretas se precisará
la mediación del principio de universalización con la herencia de las tradiciones
culturales. Destaca para una vida social más feliz, libre y justa en la solidaridad,
el recuerdo de la historia del sufrimiento de la humanidad y la solidaridad
compasiva con los muertos y los vencidos. (Mardones, J.: 1990:21)

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