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En el discurso del monte continúan las antítesis entre “se os dijo” y el “pero yo os
digo”. La ley del talión era una fórmula que sentaba las bases para superar los
destructores efectos de la venganza: tal como ha sido la ofensa debe ser el castigo,
sin infligir a nadie un castigo desmesurado, desproporcionado. Se puede decir que
socialmente era ya un progreso y suponía una justicia equilibrada.
Jesús dice claramente que la injusticia no se combate con la injusticia, que la
violencia genera violencia.Supera la ley del talión, en la línea de la bienaventuranzas.
al contrario, a quien te abofetea en la mejilla derecha, preséntale también la
otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, dale también el
manto; y al que te exija ir cargado mil pasos, ve con él dos mil. Da a quien te
pida, y no vuelvas la espalda al que te pide prestado.
El amor del Padre es universal. Jesús pide a sus seguidores y seguidoras unas
relaciones nuevas fundamentadas en el amor. Lógicamente, no dice que hay que
querer igual a todas las personas. No se refiere al ámbito del sentimiento, sino de la
actitud.
Amar al enemigo es hacer el bien a tod@s,actuar siempre con bondad y generosidad,
prescindir de toda actitud, rencor, venganza, violencia... que pueda hacer daño a l@s
demás. Y no esperar nada a cambio.
El único motivo es porque el Padre actúa así, es bueno, compasivo, tierno con tod@s.
La mayor felicidad para sus hijos e hijas es imitar su ejemplo.
Nosotros no haremos llover ni salir el sol, pero sí podemos ofrecer buena cara a
tod@s, acoger, ayudar, decir palabras amables, construir un ambiente de alegría,
de comprensión y de paz.
Mi prójimo son todas las personas. También las que tienen otro temperamento, otra
cultura, otros gustos y manías... Con ellas he de recordar, imitar y practicar el amor
gratuito y universal de Dios, Padre de tod@s. Cuando l@s demás me resultan
simpátic@s y me interesa su amistad, no hace falta recordar ninguna consigna.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa merecéis? ¿No hacen
también eso los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos ¿qué hacéis
de más? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Vosotros sed perfectos,
como vuestro Padre celestial es perfecto.