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Las ciudades medianas, de viejas y nuevas posmodernidades1

Sonia Alvarez
Generalmente las ciudades más estudiadas son las metropolitanas donde se condensan las
contradicciones urbanas, desde las formas más ostentosas de alto consumo hasta las indignidades humanas
más terribles. Pocas veces se estudian las ciudades medianas o intermedias. A estas ciudades se asocia un
imaginario que tiene que ver con "lo pequeño podría ser hermoso y parcialmente tradicional" y con el hecho
de que son más vivibles y accesibles a escala humana, que las grandes metrópolis. Sin embargo pocos se
detienen a pensar hasta que punto son vivibles en el marco de la crisis de las economías regionales y de la
cada vez menor capacidad de los municipios para gestionar los problemas locales y dar respuesta a las
necesidades sociales. Lo "tradicional" hasta que punto es tal, si estas ciudades no estan exentas de la
influencia de la mass media y de las migajas del avance de la cultura audiovisual. Pretendo aqui realizar
algunas reflexiones sobre las especificidades que presentan, en el contexto de la crisis de la "modernidad
excluyente"(Barbeito y Lovuolo, 1992) y su relación con algunas de las características de lo que
denominaremos una suerte de "posmodernidad regional" (Brunner,J. J.; 1992). Tomaré como ejemplo
paradigmático o caso típo, la ciudad de Salta.
Las ciudades medianas como la de Salta, Tucumán, Jujuy, Santiago del Estero entre otras, son en
la actualidad una parodia del "primer mundo", que dicen sus gobernantes es la Argentina. Expresan
paradojalmente la "posmodernidad" específica de América Latina: agudización de la pobreza, del desempleo,
de la marginalidad, debilitamiento del rol del estado en la satisfacción de los servicios urbanos básicos, lo
que ha profundizado los procesos de heterogenidad cultural, fragmentación y segmentación social
manifestada en "hibrideces" culturales y, al mismo tiempo, en la agudización de viejas diferencias y
generación diaria de contrastes, cada vez más marcados, entre "enclaves modernos o posmodernos" y
"enclaves de atraso".

La crisis, la contracara del "primer mundo"


La crisis en las economías provinciales es una muestra de la modernidad excluyente. Para
ejemplificar tomaremos el caso de Salta2. Esta provincia presenta una aguda crisis, fruto del deterioro de las
economías regionales, de la pérdida de dinamismo económico de las actividades tradicionalmente
demandantes de empleo, de las consecuencias del ajuste general producido por las políticas neoliberales, de
los ajustes provinciales y la consecuente recesión fuertemente agudizada en este último año. Esto se
manifiesta, entre otros aspectos, en la disminución progresiva de los asalariados, el aumento de los
trabajadores independientes, de la desocupación y de la informalidad laboral. La opinión pública se ha visto
bombardeada por las alarmantes tasas de desempleo del País. Salta es la cuarta ciudad que está por encima
del promedio, con un 18,7% de desocupación abierta3 en mayo del 95. Los pagos atrasados de los salarios
en dos y tres meses, en la administración pública provincial son moneda corriente desde hace dos o tres
años. El descontento es generalizado y las acciones de protesta sectoriales se producen a diario y ya forman
parte del paisaje urbano. Protestan desde los jueces, empleados de la justicia y la legislatura, trabajadores de
la salud, jubilados; hasta recolectores de basura y remiseros.
El estado ha perdido paulatinamente su capacidad de subemplear trabajadores. La construcción,
actividad que tradicionalmente ocupaba un importante número de mano de obra, está en franco deterioro,
basicamente por la reducción de la obra pública y por la recesión. El comercio ha recibido también el fuerte
impacto de la recesión produciéndose, en este último año, quiebras generalizadas, lo que ha incidido en el
desempleo urbano. La ciudad de Salta que concentra más del 40% de la población de la provincia, ha ido
incrementando su tasa de desocupación abierta, agravándose a partir de mayo del 94. En esta fecha, uno de

1
Publicado en Ensayos sobre la ciudad. Ediciones del Rectorado, Universidad Nacional de
Tucumán, 1995.(ps. 123 a 129)
2
Lo que se expresa seguidamente se basa en un trabajo reciente de la autora en forma conjunta con
María Angela Aguilar y Estela Vazquez (1995)
3
El índice de desocupación para la argentina de mayo del 95 de 18,6% implica un crecimiento del
53% sobre octubre (12,2%) y del 73% de mayo del 94 (10,7%). Se ubican por encima del promedio
nacional los niveles de desocupación de la Pcia. de Buenos Aires con el 20,2%, Gran Rosario y Santa Fe,
con un 20,9% en ambos aglomerados urbanos, Tucumán 19,9% y Salta con el 18,7%.

1
cada cuatro activos no encontraba trabajo o había sido expulsado del que tenía4 .En mayo del 95 se llega a
30.342 desocupados, incrementándose 10.000 más entre octubre del 94 y mayo del 95, lo que significa una
media de 42 desocupados por día en ocho meses, siendo los jóvenes y mujeres los que más dificultades
tienen para encontrar empleo.
Se observa conjuntamente un deterioro de la calidad de los empleos, tanto por la restricción de los
sectores productivos como por la flexibilización laboral. La mitad de la población activa y el 60% del total
de la población en la provincia carece de cobertura médica. Este indicador de informalidad laboral y de
precariedad de los empleos no se manifiesta sólo en los trabajadores independientes ya que dos tercios de los
asalariados en el sector privado no tiene cobertura en salud.
En lo que respecta a los ingresos de los trabajadores, indicador más relevante de poder adquisitivo
y de calidad de vida, la mitad de los trabajadores recibían ingresos que no les permitía cubrir el rubro
alimentación de la canasta de consumo, en octubre de 1993. Se puede pensar que la recesión ha agudizado el
deterioro de los salarios reales, al restringirse la posibilidad de generar más ingresos familiares. Por otra
parte, en 1991, la ciudad de Salta era la que poseía mayor intensidad de pobreza, según el indicador de
necesidades básicas (Cid, Juan Carlos; 1994)

De viejas y nuevas posmodernidades


Esta modernidad "excluyente" o insatisfatoria, cómo se manifiesta en las formas de vida en estas
ciudades?. Nuestra "posmodernidad" dónde se coloca?, en la superación de la modernidad como etapa
histórica, directamente asociada al acceso de grandes masas de población a cierto nivel de vida y a la
ciudadanía?. Pareciera observando esta sucinta radiografía, que ni siquiera hemos accedido aún a este tipo
de modernidad. Parafraseando a Kowarik (1992); nuestro posmodernismo no es el policlasismo de la
ecología verde, ni el de las "sociedad posmaterial"5, ni el del acceso igualitario a la información y a una base
material que asegura cierta calidad de vida. Está más en el ceniciento-verdeado, mezcla de pobreza-
violencia-desesperanza que se acentúa en el transcurso de los años 80, "la década pérdida". En el contraste
cada vez mayor entre zonas y grupos de alto consumo con la denigración humana de la vieja y nueva
pobreza. Ciudades con alta contaminación, con un estado poco preocupado por las condiciones ambientales;
donde se producen cada día más pobres, aumentando los pobres estructurales y proliferando los
denominados "nuevos pobres" (Minujin y Kessler, 1995) provenientes básicamente de la ex clase media.
Estos pobres urbanos que para acceder a la energía mínima por falta de acceso a las redes de gas y energía
eléctrica, talan los bosques cercanos y deforestan los espacios verdes de los alrededores de la ciudad; pozos
ciegos contaminados fuente de infecciones de todo tipo; falta de agua; ríos y riachuelos que surcan las
ciudades transportando agua contaminada; gente que para sobrevivir busca en los basurales alimentos o
enseres para sus viviendas, mientras en el primer mundo, no se sabe donde tirar los deshechos nucleares;
largas colas de menesterosos y desocupados que esperan silenciosos sobras de pan en las panaderías o en las
parroquias; grandes grupos de población que se asientan en zonas de alto riesgo como zonas inundables,
lechos de los ríos, cables de alta tensión. Más de tres millones de pobres en la "argentina posmoderna del
primer mundo".
Por otra parte, la fragmentariedad y complejidad que pregonan los posmodernos como otra de las
características distintivas de la posmodernidad, en oposición a las ideas totalizadoras de la reacionalidad
iluminista, para Brunner (1992) son en America latina preexistentes, inclusive al advenimiento de la
modernidad. En este sentido siempre habríamos sido "posmodernos".

4
Entre junio del 91 y octubre del 92 se produce un incremento del 58,6%, sumándose 6.000
desocupados en ese período y entre mayo del 94 y mayo del 95 crece en un 65%.
5
"El concepto de "sociedad posmaterial" destaca al menos un aspecto de las transformaciones en
curso: que los sitemas que se apoyan cada vez más sobre los recursos informativos presuponen la adquisicon
de una base material y la capacidad de construir universos simbólicos dotados de autonomía...". (Melucci,
Humberto; 1994, p.130),

1
"Cuando desde Europa se anuncia el fin de la modernidad -con explosión de formas culturales,
predominio del consumo, eliminación de los grandes discursos de fudamentación, crítica de la razón y los
valores, heterogeneidad de los componentes nacionales, acelerada internacionalización, pérdida de las
legitimidades, erosión del espacio público, proliferación de los espectáculos en la política, etcétera -nosotros
desde América Latina no necesitamos, me parece, hacernos eco de esta problemática. Pues aquí, ni la
modernidad -salvo en la visión de algunas élites- estubo ligada a los principios de la ilustración europea,
cuyo fin ahora se nos anuncia, ni se comportó, nunca, como una experiencia espiritual ni social, unitaria"
(Brunner, J. J., 1992, p. 130)
América Latina, se ha caracterizado siempre por su heterogeneidad cultural, lo que no es
superposición de culturas sino que "nos refiere más directamente a una suerte de posmodernismo regional
avant la letre que, sin embargo, es plenamente constitutivo de nuestra modernidad". Esta no excluye sino
que presupone ... mezclas y se refleja en el collage, en el pastiche, en los injertos y alegorías
"posmodernistas" de nuestra modernidad, los que resultan de la segmentación de los mercados de consumo
cultural y sus modos de producción fuertemente asociados al mercado internacional" (ps. 103 y 104). Estas
mezclas se manifiestan de diversas formas, tanto en el espacio urbano como en las formas de vida en las
ciudades; desde los canales de cable que reproducen "the amercian way of life" a las telenovelas
latinoamericanas con heroes "machos"; desde los videocassettes, videojuegos populares, comunicación por
satélite, calculadoras, videomatch a las productos artesanales reconvertidos; desde los "shopping center" a
la proliferación de las ferias populares; desde el encierro de los trabajadores a la invasión de los vendedores
ambulantes en las calles y veredas de las ciudades.
En este sentido, para García Canclini, la "posmodernidad" es útil para repensar la heterogeneidad
de América Latina en el sentido de su reflexión antievolucionista, pero esta no sería una etapa o tendencia
que remplazaría el mundo moderno, sino como una manera de problematizar los vínculo equívocos que éste
armó con las contradicciones que quiso excluir o superar para constituirse" (1992, p. 23). La crisis conjunta
de la modernidad y de las tradiciones, de su combinación histórica, conduce a una problemática (no a una
etapa) posmoderna, en el sentido de que lo moderno estalla y se mezcla con lo que no lo es y es afirmado y
discutido al mismo tiempo (p. 331).
Utilizo los conceptos de heterogeneidad cultural y "culturas híbridas" (ob. cit., 1992) para explicar
una parte de los circuitos, mezclas, pastiches, cruces socioculturarles, del paisaje urbano en estas ciudades,
aunque paradojal y concomitantemente se observa en el marco de la "modernización excluyente", un alarde
de contrastes entre enclaves de "modernidad" con la generación de nuevos "enclaves" de "atraso". En este
sentido considero que los cruces socio culturales entre lo tradicional y lo moderno que caracteriza García
Canclini, que se hayan en la "reconversión" económica y simbólica con que los migrantes campesinos
adaptan sus saberes para vivir en la ciudad; y sus artesanías para interesar a consumidores urbanos; ...
cuando los movimientos populares incertan sus demandas en radio y televisón (p. 14), se complementan con
procesos de contraste cada vez mayor entre enclaves de "atraso" y de "modernidad".
En el caso de Argentina, en las ciudades medianas, tanto las hibrideces como las disparidades son
más evidentes; al estar mucho más marcadas las diferencias en el uso y apropiación del espacio público; más
cercanos los "enclaves", dadas las dimensiones de las ciudades; por que la influencia de las culturas
denominadas "étnicas" son más importantes, por el origen campesino de sus migrantes y de su fuerte
influencia en la cultura urbana; a lo que se suma el impacto de la crisis social que regenera, actualiza y
amplia la informalidad urbana, con nuevas formas de sobrevivencia de los excluídos de las ciudades.
La macondización de las ciudades. Las ciudades de García Marquez, "cien años de soledad en los
tiempos del cólera". Un despliegue reverberante de contradicciones, de fusiones entre lo viejo y lo nuevo, de
incrustraciones y simultaneidad de tiempos históricos diversos, de presencia coetánea de elementos de muy
diversos origen social o cultural (Brunner, 1992).
Asalariados que protestan en las calle casi todos los días, no para pedir mayores salarios o mejores
condiciones laborales, sino para que les paguen sus sueldos atrasados, incineran cubiertas para que nos
acordemos que su dolor huele a quemado y es negro; ancianos hambrientos a los que no se les paga sus
miseras jubilaciones reclaman con ollas en la casa de gobierno vituperando a los políticos y gobernantes;
organismos públicos, símbolo del poder insensible, desvastados; Santiago del Estero, una ciudad tomada y
destruída; maestros de escuelas públicas en huelga que protestan con largas vanderas argentinas,
apropiándose del símbolo más caro de la nacionalidad ultrajada; niños de clase baja y media empobrecida

1
que vagan por las calles y juegan en "videgames" aprovechando las huelgas docentes; todos decoran la
ciudad a su manera. La justicia y la legislatura en huelga por falta de pago a sus empleados. Ciudades sin
administración de "justicia" y sin justicia en sus calles; ciudades sin funcionamiento regular de su legislatura,
sin "legalidad"; en medio de la "ilegalidad" de las prácticas de sobrevivencia de los pobres "informales" y de
la clase media empobrecida "formal". Los municipales encabezan la protesta, por lo tanto, ciudades sin
administración, ni seguridad víal, ni recolección de residuos, ni mantenimiento de sus calles decoradas con
una gran variedad y tamaño de baches y pozos.
Y a su vez, para no contaminar la ciudad impoluta de desverguenza y sensibilidad social, negocios
vacíos que insitan a comprar pero sin dinero, puesto que la recesión, una de las caras de la exclusión, impide
incentivar el circuito ecónomico. Proliferación de negocios cerrados y mucho letreros que dicen "se alquila",
vaya a saber a quién. Comerciantes fundidos que salen a la calle a apedrear "sabuesos" de la DGI que les
cierran sus negocios por incumplimiento impositivo.
En las veredas, peatonales y calles aledañas al centro, cercanas al casco antiguo o a los mercados,
se mezcla el espacio público con el privado para la sobrevivencia. La gente vive allí vendiendo cosas de la
más diversa índole, alimenta sus hijos pequeños, algunos de los cuales duermen en cajones de frutas,
descansa, conversa, hacen amistades. Otros despliegan sus mercancías en el pavimento, sobre lonas o
frazadas: peines, grabadores, medias, espejos, relojes, juguetes; otras como las "coyas" con sus niños que
cuelgan de los "aguayos" en las espaldas, venden desde hierbas medicinales y verduras hasta artículos
importados. Ruidosas y coloridas ferias populares de antiguos dueños de locales comerciales, que se han
subdividido hasta el infinto en pequeñicimos negocios, se aglomeran al rededor del mercado y los
"campesinos de las ciudades" venden productos importados, cdrom, videogames, videcassetts, yerbas
medicinales, artesanías, al compás de la música latina, cumbias, merengues, sayas y chamamé. Allí todo lo
que no se produce en el país se puede comprar a mitad del precio de lo se vende al lado "made in argentina",
en la tan vitupeleada ex "industria nacional".
Verdulerías callejeras en calles no peatonales, "vendenales", donde el tránsito automotor comparte
la venta callejera entre medio de cajones y basura. La venta callejera ha cobrado su literalidad. Carros de
madera o caballetes que se desarman y arman para volver al hogar de noche, o cuando la polícia de vez en
cuando arraza con ellos. Alguien avisa que vienen los inspectores y abruptamente se produce un revuelo de
mantas, provisiones, niños y carros. En pocos minutos las calles y veredas quedan vacías de vendedores y de
sus familias, huyen por las calles hasta que el peligro se desvanece. Por otra parte, y como paradoja
ambivalente, los comerciantes "formales" se quejan de que el municipio no interviene con "mano dura" y
suficiente rigor contra la venta ambulante y en sus manifestaciones son los únicos "chivos expiatorios" de la
recesión.
Como contracara y a pocas cuadras, surgen centros comerciales tipo "shopping" que aunque no
generalizados como en las grandes metrópolis, son una muestra ostentosa y ascéptica de los "enclaves de
modernidad", donde exclusivamente la clase media puede consumir y los pobres sólo pueden entrar a ver los
escaparates luminosos, como si fueran piezas de museos.

"Los centros comerciales son laberintos con aire acondicionado consagrados a la única actividad de gastar
dinero. Mientras uno se pasea de vidiera en vidriera, la música funcional va relajando toda resistencia que como
comprador uno puede llegar todavía a ofrecer, y los monitores de televisión observan discretamente hasta el más
mínimo de sus movimientos con sus ojos que no pestañean y rotan incansablemente en arcos de 120 grados. Y se puede
ver a los siempre presentes guardias... murmurando secretos a sus "walkie-talkies", informando al Control Central,
siempre alertas a la menor irregularidad en este ambiente controlado a la perfección, en esta utopía fascista."
(Friedman, p. 70) La municipalidad ha dejado su lugar a los administradores urbanos y los ciudanos dejan paso a los
consumidores, es la historia de la evolución de las ganancias no la de sus habitantes (Crawford, 1986; cit. Friedman)

Por otra parte y como una de las nuevas caras paradógicas de la modernidad excluyente, los
desocupados manejan remises que invaden las calles o las interrumpen en ocasión de solicitar legislación,
acorde con la nueva modalidad de la informalidad. Otro día serán los taxistas que la interrumpen, para
quejarse de la competencia "desleal" de los remiseros.
Los gobiernos municipales empobrecidos y con incapacidad de recaudación tanto técnica como de
gestión y por el empobrecimiento de su población, no son capaces de satisfacer historicamente las mínimas
necesidades de sus habitantes. La crisis y el desgobierno les impide ahora, brindar los servicios más mínimos

1
como el de recolección de residuos y mantenimiento de calles. Montañas de basura que decoran la
posmoderna ciudad de colores y olores. La municipalidad no ha sabido o no ha podido resolver los
problemas de recaudación de residuos, las huelgas de recolectores se repiten a diario. En los barrios de
clases media los pobres levantan la basura por un peso volcándola en las rutas y contaminando la ciudad.
La ocupación del espacio en la ciudad también expresa este modo fragmentario y de contrastes que
describíamos de la formas de comprar, vender y sobrevivir en las ciudades. "La nueva polis es aún un
espacio fragmentario" (Fridman, 1988). Los excluídos historicamente del acceso al suelo urbano y a una
vivienda digna, se localizan en las periferias de las ciudades o en sus insterticios del suelo o en viviendas
desvalorizadas. En estos barrios se desarrollan las luchas cotidianas por la existencia física, procesos de
autoayuda colectiva para hacer propio lo ageno y una persistente defensa de la base territorial. Pero a pesar
de los arduos esfuerzos y largas luchas por acceder a la luz, el agua, electricidad y el equipamiento mínimo,
no se logra incorporar estos territorios a la trama urbana consolidada. Asi un poblador de un barrio muy
cercano al casco céntrico nos decía:

"Mire antes cuando nosotros eramos chicos nos sabíamos juntar en la esquina, prendíamos unas gomas para
calentarse para el invierno y le decíamos a los changos: -vamos a Salta. Ahora los chicos siguen diciendo: -vamos a
Salta, así que no cambió nada. El único cambio ha sido que han venido a vivir más vecinos... Esto sigue siendo campo,
un campo dentro de la ciudad, estamos a cinco minutos y no tenemos nada, imáginese!. Yo tengo compañeros que me
dicen: Che, donde has dejados atado el burro?" (Presidente del Centro Vecianal de Villa Constitución)

Pobladores que ocupan tierras privadas y fiscales para resolver sus problemas de carencia de
vivienda o imposibilidad de pagar los alquileres ("La Sarita" del Quilmes del primer mundo), mientras jueces
del orden apresan a los pocos solidarios que quedan: curas y defensores de los derechos humanos. Por
oposición, barrios de clase media y alta, a pocas cuadras con ostentosas viviendas que veranean en el campo,
no el ceniciento de la "cuasi ciudad", sino en grandes chaletts rodeados de un verde exuberante.
Finalmente y como conclusión cabría preguntarse, cuales son los escenarios futuros para estas
ciudades?. Si se mantiene el modelo de la "modernidad excluyente" y el ajuste salvaje, serán cada vez más
los pobres y más ricos los escasos ricos de las ciudades; se agudizarán las luchas sociales y perderán
paulatinamente legitimidad los gobiernos locales. En las ciudades medianas se intensificará la heterogeneidad
cultural, la segmentación y fragmentación social; las migajas de la posmodernidad se generalizarán en forma
conjunta con las prácticas híbridas y, por otra parte, crecerán los contrastes de los "enclaves". Las
estrategias para quedarse en esta modernidad a medias, implicará un despliegue mayor de creatividad
popular, reconviertiendo estos saberes y adáptandolos a los desafios del hambre, la desocupación y la
creciente competitividad. Sin embargo será dificil mantener el modelo -a pesar de las estrategias desde el
poder de ignorar a los excluídos-, sin que se intensifique la represión y la limitación de los derechos
ciudadanos,para mantener esta "paz sórdida" de sementerios, ante las consecuencias del ajuste.
Sin embargo, y como contracara positiva de la atomización que produce la primacía del mercado y
la competitividad, la generalización de la mass media genera un movimiento ambivalente de apropiación y
reapropiación mutua de valores y prácticas y una ampliación del acceso a la cultura masiva. Por otra, las
formas resquebrajadas de quedarse en la modernidad, manifiestan la consolidación progresiva de una trama
invisible de solidaridades, de construcción de nuevas identidades, de formas de resistencia y de construcción
o reconversión de viejas y nuevas utopías.

1
BIBLIOGRAFIA

Barbeito, Alberto C. y Lo Vuolo, Rubén M. (1992); La modernización excluyente. Transformación


económica y Estado de Bienestar en la Argentina. Bs. As., Ed. Losada y Unicef.

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Cid, Juan Carlos (1994); Son los pobres de Salta más intensamente pobres?. Salta, Dirección
Gral. de Estadísticas y Censos.

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Minujin, Alberto y Kessler, Gabriel (1995); La nueva pobreza en la Argentina. Bs. As. Ed. Temas
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Trabajo en Salta. Primer Congreso de Investigación Social. Universidad Nacional de Tucumán,
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