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Aislamientos Geográfico: Mediante el cual algunos organismos son separados por

medio de diferentes barreras físicas, tales como: Montañas, ríos, mares, océanos,
desiertos etc..
Aislamiento Ecológico: Dos o más grupos de series pueden vivir en la misma región o
zona geográfica, pero tener nichos ecológicos diferentes. Su forma de alimentación es
distinta. A veces, individuos que ocupan el mismo territorio viven en diferentes hábitat
y, por tanto, no tienen oportunidad de cruzarse. Por ejemplo, varias especies
morfológicamente indistinguibles del mosquito Anopheles, que están aisladas por sus
diferentes hábitat (aguas salobres, dulces y estancadas).

Aislamiento Estacional: Aunque dos poblaciones de organismos pueden vivir en una


misma región geográfica sus periodos reproductivos pueden ocurrir diferentes
estaciones del año. El resultado es que los organismos de una población no pueden
parearse con los miembros de la otra, aunque sea posible el contacto físico entre los dos.
Este tipo de aislamiento es común entre las plantas e insectos. Los organismos pueden
madurar sexualmente en diferentes estaciones o horas del día.
Aislamiento fisiológico: La diferencia en la conducta sexual de los individuos de
poblaciones diferentes, pero de la misma especie, impiden o restringen su apareamiento.
Los ritos en la época de celos son, a menudo diferentes en las distintas poblaciones; sí
una hembra observa el comportamiento del macho de una forma algo distinta
difícilmente se despertará en ella el interés de copular.
El Aislamiento Geográfico Ha Determinado la
Evolución de una Extraña Arquea

Arqueas

El Sulfolobus islandicus, un microbio que habita en aguas termales volcánicas y que es


capaz de vivir en ácido hirviente, tiene muchos secretos interesantes por desvelar. En un
nuevo estudio, unos investigadores han comprobado que las poblaciones de S.
islandicus son más diversas de lo que se pensaba anteriormente, y que su diversidad es
resultado en gran medida del aislamiento geográfico.

Los resultados de este estudio abren una nueva ventana en la evolución microbiana,
demostrando por primera vez que la geografía puede aportar otros factores que influyen
en la composición genética de un organismo.

El S. islandicus pertenece al grupo de las arqueas, un grupo de organismos unicelulares


que viven en diversos hábitats, incluyendo algunos de los ambientes más inhóspitos del
planeta. Habiendo sido catalogadas en el pasado junto con las bacterias, las arqueas
ahora están catalogadas como un dominio de vida aparte.

“Las arqueas son realmente diferentes a las bacterias, tanto como lo somos nosotros de
las bacterias”, subraya Rachel Whitaker, profesora de microbiología de la Universidad
de Illinois y quien dirigió el estudio.
Whitaker ha dedicado casi una década a estudiar las características genéticas del S.
islandicus. El nuevo estudio compara tres poblaciones de S. islandicus, de las aguas
termales del Parque Nacional de Yellowstone, el Parque Nacional de Lassen en
California y el Volcán Mutnovsky en la Península de Kamchatka, en el Este de Rusia.

Las necesidades físicas extremas del S. islandicus lo hacen un organismo ideal para
estudiar el impacto del aislamiento geográfico. Sólo puede vivir a temperaturas cercanas
al punto de ebullición del agua y en un ambiente que tenga el pH del ácido de batería.
Respira oxígeno, se alimenta de gases volcánicos y expulsa ácido sulfúrico. Es
improbable que pueda sobrevivir fuera de las aguas termales en las que se le encuentra,
incluso a poca distancia de las mismas.

Comparando las características genéticas de individuos de cada uno de los tres lugares,
Whitaker y sus colegas han podido ver cómo cada una de las tres poblaciones de S.
islandicus ha evolucionado desde que fueron aisladas hace más de 900.000 años.

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