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COMPILADO POR:
Abel Rivera
1
REPÚBLICA DE PANAMÁ
INSTITUTO BÍBLICO ARTURO F. EDWARDS
PROGRAMACIÓN ANALÍTICA
Facilitadores………………..Abel Rivera
Sede…………………………Instituto Bíblico
Unidades de Créditos……..2
2
CONTENIDO
FASE DE INICIACIÓN 4
PRESENTACIÓN 5
INTRODUCCIÓN 6
INSTRUCCIONES GENERALES 7
FASE DE DESARROLLO 11
SECCIÓN 1 12
I. HERMENÉUTICA Y EXÉGESIS 13
A. Definición 13
B. Concepto de Hermenéutica y Exégesis 15
Contextualización 16
A. Distancia histórica
17
B. Distancia cultural
17
C. Distancia lingüística
17
D. Distancia filosófica
17
Observaciones preliminares sobre la interpretación bíblica 18
La necesidad de estudiar la hermenéutica 19
El intérprete 20
El libre examen de las Escrituras 21
La responsabilidad personal 23
La aplicación de las reglas 23
Dos divisiones de la hermenéutica
Reglas fundamentales de interpretación bíblica 26
1. Regla 1 26
2. Regla 2 26
3. Regla 3 27
4. Regla 4 28
5. Regla 5 29
6. Regla 6 30
7. Regla 7 32
El contexto 34
Sección 2 37
Método Inductivo 38
3
1. Observación 38
2. Interpretación 43
3. Aplicación 47
LA NECESIDAD DE LA INTERPRETACIÓN 52
EL LECTOR COMO INTERPRETE 52
LA NATURALEZA DE LAS ESCRITURAS 54
LA PRIMERA TAREA: LA EXEGESIS 56
APRENDIENDO A HACER LA EXÉGESIS 57
LA SEGUNDA TAREA: LA HERMENÉUTICA 59
LA CIENCIA DE LA TRADUCCIÓN 61
El problema 73
Fase de culminación 94
V. Bibliografía 96
4
5
PRESENTACIÓN
El apóstol Pedro dice: Más vosotros sois linajes escogidos real sacerdocio, nación
santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncies las virtudes de aquel que os llamo de las
tinieblas a su luz admirable ( 1 Pedro 2:29).
Por eso es necesario saber que modificaciones ha tenido este texto. Así que es necesario
buscar una herramienta que nos ayude a saber lo que realmente significa el texto. Somos testigo
de que cuando no usamos el contexto histórico de un pasaje bíblico muchas veces damos
información que no sale realmente del contexto y dejamos que nuestra imaginación actué
olvidándonos que el documento no pertenece a este siglo y queremos empezar por el hoy dando
aplicaciones en vez de interpretar el texto como lo entendió su destinatario.
Abel Rivera
Facilitador
6
INTRODUCCIÓN
Quiero felicitarse por la decisión que has tomado en preparación de tu ministerio y a la vez darte
la bienvenida a la sección de trabajo con este módulo de hermenéutica.
El mismo es una estrategia de modernización educativa, con el cual esperamos que usted pueda
desarrollarse en este curso de tal manera, que su desarrollo e investigación no dependa de un
facilitador sino que usted sea auto didáctico.
El módulo contiene las informaciones para desarrollo de curso a su vez lectura, actividades,
tareas relacionadas con la interpretación bíblica.
OBJETIVOS GENERALES
CONOCIMIENTO:
7
1. Relacionar al estudiante con los fundamentos de la interpretación de la Biblia.
Testamento
ACTITUDES:
HABILIDADES:
8
INSTRUCCIONES GENERALES
Entregar puntual (día, fecha, hora) de los trabajos y tareas asignados (Actitud-
Responsabilidad) con la debida presentación.
1. Tarea 25 %
2. Trabajo Final 40 %
3. Exámenes 30 %
4. Asistencias 5 %
METODOLOGÍA
9
La metodología utilizada en el módulo será por etapas, se resaltará el intercambio de
experiencias, análisis de situaciones y la utilización de métodos participativos
enriquecerá las futuras acciones en la labor de cada uno de los participantes. En el
desarrollo de la teoría se utilizara métodos y técnicas en las que participaras activamente
y lograras la corrección, retroalimentación e integración de conocimientos reforzados,
estos a través de talleres grupales. Al principio durante y al final del módulo, se pide a
cada participante aplicar lo que esta aprendiendo. Espero que el seguimiento y
desarrollo de cada actividad sea realizada y que cada participante que desarrolle este
módulo entre en el proceso de construcción y reconstrucción de su aprendizaje. De allí
que la metodología utilizada en el presente módulo, es de auto estudio, autor reflexión y
auto aprendizaje.
ACTIVIDADES DE ANIMACION
TAREAS Y TRABAJOS
10
PARCELACIÓN DE LA MATERIA
11
Clase Tema a tratar Recursos Didácticos Actividad Método Preparación
Fecha Anticipada
1 Inicio del curso Biblia, modulo Preguntas y
16/3/10 La necesidad de la Data show respuestas Asistencia a clases
hermenéutica
12
HERMENÉUTICA BÍBLICA
HERMENEUTICA 13
SECCIÓN 1
I. HERMENEUTICA Y EXÉGESIS
Etimológicamente el término hermenéutica proviene del griego hermenevo que
significa: explicar, traducir e interpretar. Se relaciona con el personaje de la mitología el
cual era conocido como “Hermes” que era el encargado de dar el mensaje de los dioses.
Era responsable de trasmitir lo que estaba más allá del entendimiento humano en una
forma en que la inteligencia humana podría comprender. Se dice que él descubrió el
lenguaje y la escritura y fue el dios de la literatura y la elocuencia entre otras cosas.
Al referirnos a los textos de la sagrada escritura la hermenéutica tiene por objeto fijar
los principios y normas que se han de aplicarse en la interpretación de los libros de la
Biblia.
¿QUÉ ES LA HERMENÉUTICA? 14
A. Definición
Podemos definir la hermenéutica como la ciencia que trata de la correcta interpretación del
texto o de los libros de la Biblia.
Si nos remontamos al tiempo recordaremos que el arameo estaba remplazando la lengua hebrea.
La expresión “ponían el sentido” que utiliza la Biblia R.V.60. nos da
a entender que los ayudantes de Esdras estaban traduciendo oral.
La Biblia de estudios Dios habla hoy traduce el texto de la siguiente manera “Ellos leían en voz
alta el libro de la ley, de Dios, y lo traducían para que se entendiera claramente la lectura.
ESDRAS 7:10 Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para
cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.
15
A lo largo de su vida Esdras se centró completamente en el estudio, práctica y comunicación de
la Palabra de Dios. corazón significa la totalidad de una persona. Esdras escudriñaba
diligentemente las Escrituras de modo que podía vivir por ellas y enseñarlas a Israel. Por esto, la
mano misericordiosa de Dios lo fortalecía
el sacerdote, el escriba, versado: Estas palabras describen a Esdras con un elogio excepcional.
Esdras se menciona como «el escriba de los escribas» o el maestro de los escribas.
El propósito de Zorobabel y Jesúa era bien claro. Ellos regresaron para reedificar la casa de
Dios, y lo cumplieron. Nehemías, que fue contemporáneo de Esdras, también tenía un propósito
firme. Él regresó para levantar el muro, y tuvo éxito. Esdras no tenía en mente una construcción
material. Su meta era la edificación espiritual.
Puesto que la Biblia no es masilla que cualquiera la interpreta a su manera, tenemos que
recurrir a la exégesis. Definimos la exégesis así:
“Es tratar de entender un texto tal como lo entendió su primer lector. Es decir descubrir cuál es
el significado original propuesto.”
16
EXEGESIS
DOCUMENTO
ACTUAL
HERMENÉUTI
ÉPOCA DEL
CA
ESCRITO
CONTEXTUALIZACIÓN
Creemos más bien que todo creyente es al mismo tiempo es un intérprete, el hecho de
leer una traducción en si ya ha puesto al lector en la tarea de interprete.
La exégesis es una tarea hermenéutica, es decir, tiene que ver con el arte de interpretar
la palabra divina escrita. Es una acción que consiste en leer (función de un sujeto) el
texto bíblico (el objeto estudiado) desde un contexto histórico concreto (el del objeto
y el del sujeto).
Estos tres elementos, unidos de manera inseparable, forman el conjunto que permitiría
escuchar la palabra de Dios en forma más fidedigna (obviamente existen otros
elementos importantes, pero ellos se incluyen en estos tres más generales).
Contextualización
Es el proceso de transportar el mensaje de la Escritura hasta nuestros días, sin violentar su
sentido original, pero propiciando ahora el mismo impacto que tuvo en los oyentes primarios.
Nuestro contexto histórico es totalmente distinto al contexto histórico de la Escritura.
17
No se trata de imponerle significado a la Escritura (Eiségesis)
Diálogo entre las fronteras histórico – contextuales.
Es el intento de devolverle la frescura a la Biblia aquí y ahora.
Hay que dejar en claro que el sujeto hermenéutico (quien lee el texto y el contexto) no es un
individuo aislado, sino que es realmente una comunidad. Esta comunidad no sólo está formada
por los que están cerca de nosotros geográfica y temporalmente, sino también por otros,
alejados por razones geográficas, históricas, sociales, culturales, ideológicas, raciales, etc.
Interpretar la Biblia es realmente una empresa comunitaria.
Este sujeto hermenéutico, además de ser comunitario, se caracteriza por su dependencia del
Espíritu Santo (2 P 1.20–21; Jn 16.13). La interpretación de la Palabra, si es realmente bíblica,
es el resultado de una participación de la comunidad y del Espíritu divino.
El estudio de la Palabra y su interpretación supone un propósito. Hay una razón por la que se
hace un trabajo serio por interpretar la Palabra. Y aunque existen objetivos y propósitos
intermedios, el propósito final es que la Palabra de Dios confronte a hombres y mujeres para la
salvación. Es decir, el estudio de la Biblia es también una empresa misionera.
El gran abismo que nos separa del texto que estamos leyendo nos hace reconocer la
necesidad de la hermenéutica. En el caso de la Biblia, las dificultades multiplican a
causa de su complejidad. No es la obra de un hombre en un momento histórico
determinado, sino un conjunto de libros escritos a lo largo de más de un milenio
cuajado de grandes cambios culturales, políticos, religiosos. Si a esto le añade la
diversidad de sus autores, estilos y géneros literarios.
DOCUMENTO LECTOR
ABISMO
E. Distancia histórica
F. Distancia cultural
G. Distancia lingüística
H. Distancia filosófica
A. Distancia histórica en la medida en que se agrande las distancia entre quien
habla y quien escucha se hace más patente la necesidad de aclarar conceptos y
términos, de explicar , de ilustrar en una palabra : de interpretar.
B. Distancia cultural que resultadle hecho de que hay diferencia importante entre la
cultura de los antiguos hebreos y la nuestra. Cada uno de nosotros mira la
realidad a través de ojos condicionados por nuestra cultura y una variedad de
otras experiencias.
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C. Distancia lingüística La Biblia fue escrita en tres idiomas estructura y modismo
muy diferente de los nuestro. El texto bíblico se escribió en. idiomas ajenos a los
que hablamos en nuestra América. La Biblia Hebrea (el Antiguo Testamento) se
escribió en hebreo y arameo. El Nuevo Testamento se escribió en griego común.
Esto significa que los textos bíblicos que utilizamos en nuestras congregaciones
son traducciones de los textos originales. Esto también implica que los
traductores necesitaron interpretar conceptos de otro contexto social y
lingüístico para tratar de aproximarnos al significado de los idiomas originales.
Este proceso de traducción, por más objetivo que sea, está plagado de problemas
de interpretación. Si le sumamos que el español tiene sus propias variaciones en
el mundo hispano, nos daremos cuenta de la distancia entre los textos hebreos,
arameos y griegos y las traducciones de las Escrituras.
D. Distancia filosófica concepto acerca de la vida, de las circunstancia, de la
naturaleza del universo diferente entre varias culturas.
Observaciones preliminares
sobre la interpretación bíblica
Para todo estudiante y maestro de la Biblia, dos preguntas son de gran importancia:
¿Qué dice la Biblia sobre algún asunto?, y ¿qué quiere decir la Biblia cuando lo dice?
La respuesta a la primera pregunta puede encontrarse por medio del estudio cuidadoso
de la Biblia, o investigando en los libros de consulta indicados; o bien haciendo las dos
cosas.
La segunda pregunta puede ser contestada en parte, leyendo el texto bíblico en una de
las versiones recientes. Los traductores han hecho un esfuerzo por hacer que el texto sea
claro y al alcance del lector de poca preparación académica. Aun así, el significado de
algún texto puede seguir siendo difícil por una de varias razones. De manera que esta
segunda pregunta viene a ser la más importante de las dos. El estudio llamado “la
interpretación bíblica” trata el asunto del significado del texto bíblico.
Siglos más tarde, el escriba Esdras y otros leyeron la ley de Dios en el texto hebreo
para todo el pueblo: “Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el
sentido de modo que entendiesen la lectura” (Neh. 8:8). La palabra “claramente”
significa “con interpretación”.
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La disciplina moderna de la interpretación bíblica, tal como se explica en muchos
seminarios e institutos bíblicos, se ha reconocido como estudio científico sólo en siglos
recientes. Tiene sus raíces en la historia del pueblo de Dios de hace miles de años. Pero
sólo en el siglo XVI Martín Lutero propuso una serie de reglas para guiar toda
interpretación seria de la Biblia. Desde entonces esta ciencia ha crecido tanto que ahora
demanda atención entre los otros estudios bíblicos y teológicos.
Cuando el estudiante no tiene acceso a tal comentario, la mejor alternativa será leer
el texto bíblico en varias traducciones para entender bien su sentido.
El intérprete debe esforzarse por aprender todo lo que pueda de las materias antes
mencionadas. Sin embargo, la hermenéutica examina especialmente las reglas de
interpretación relacionadas con las características del lenguaje humano; no importa si
proceden de la literatura sagrada o secular.
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Cada idioma tiene sus propias expresiones que no se prestan para la traducción
literal en otros idiomas. Los modismos, los proverbios, las singularidades gramaticales
y las referencias a las costumbres o circunstancias locales, pueden causar dificultades
para el intérprete cuyo idioma no sea el hebreo o el griego. Aun para los que hablan uno
de estos idiomas, algunos usos especiales pueden ser difíciles de entender.
Cuando empezamos a estudiar el hebreo, vemos que ésta hace uso de un alfabeto
extraño y que se escribe desde la derecha hacia la izquierda, y en un principio tenía
solamente una o dos vocales escritas. En años posteriores le fueron añadidas algunas
marcas especiales llamadas puntos vocálicos. Estos se componen de puntitos, rayas, etc.
El caso del griego del Nuevo Testamento es muy diferente. Se había hablado el
griego anterior al siglo IV antes de Cristo, sin interrupción. El griego del Nuevo
Testamento es entendido entre los que tienen una amplia educación en aquel idioma.
Mientras que los hebreos nos dejaron muy pocas copias de sus Escrituras, hay cientos
de manuscritos del griego popular de la época del Nuevo Testamento.
Aunque la mayor parte de los manuscritos que existen hoy fueron escritos en
pergamino, todavía se encuentran algunos fragmentos hechos en el frágil papiro. En la
primera parte del siglo XVIII, se descubrieron en Egipto algunos documentos
importantes, escritos en papiro. Estos se habían conservado como por accidente en la
atmósfera árida de aquel país. Estos papiros han arrojado mucha luz sobre las
características del griego popular de aquellos tiempos, conocido hoy como el griego
koinē (común, o popular).
Sin embargo, estos papiros no contienen ningún manuscrito del Nuevo Testamento.
Los papiros son de dos clases: obras literarias y documentos, tanto particulares como
oficiales. Los estudios del koinē han aumentado mucho nuestro conocimiento del Nuevo
Testamento.
21
Por estas razones el estudio del griego está mucho más al alcance del estudiante que
el hebreo. También es de más valor para la mayor parte de los que estudian la Biblia.
Sin embargo, el acceso a la información acerca de los dos idiomas es básico para el
intérprete. Además, no queremos pasar por alto las partes de las Escrituras escritas en
arameo. Este idioma se estudia como parte del hebreo, porque era un dialecto muy
usado en el Medio Oriente desde los principios de la historia de Israel.
El intérprete
Es interesante observar al principio que ese argumento fue rechazado por el erudito
holandés humanista Erasmo. El afirmó que:
Aquí no queremos discutir el asunto, sino solamente afirmar que aquellos que
identifican la Iglesia de Jesucristo como la Iglesia Católica Romana se equivocan, ya
que excluyen a todos los que no sean parte de ella. En cambio, los evangélicos creemos,
más bien, que todo creyente verdadero es poseedor del Espíritu Santo y que éste mora
en aquél. Estamos de acuerdo, sin embargo, en que para ser intérprete verdadero de la
Escritura, éste debe cumplir este requisito.
Pero la razón más evidente por qué toda persona debe de leer la Biblia y entenderla
para sí misma, es que la Biblia lo enseña en lenguaje inequívoco:
Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra
con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así
(Hch. 17:11).
Os conjuro por el Señor, que esta carta se lea a todos los santos hermanos (1 Ts. 5:27).
Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer
sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada
por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin
de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra (2
Ti. 3:15–17).
23
evangélica lo afirma o lo da por sentado. En un espíritu contrario, la Iglesia Católica
Romana sólo permite la lectura de la Biblia “a los fieles”.
La Palabra de Dios tiene el significado que Dios le dio, y los hombres deben procurar
entenderla según él quiso en un principio.
La responsabilidad personal
La libertad de leer y entender la Biblia lo mejor que pueda uno, no debe tomarse
ligeramente; porque cada uno de nosotros responderá derá por sí mismo delante del
trono de Cristo (2 Co. 5:10). Cada maestro debe enseñar con cuidado. Si alguno ha sido
falso en el manejo de la Palabra de Dios, recibirá mayor condenación (Stg. 3:1).
Aquí debemos indicar que no toda regla de interpretación tendrá aplicación en todos
los casos. Las varias reglas deben aplicarse sólo cuando juzga que puedan resolver un
determinado problema. Juntas todas las reglas fomarán parte del equipo intelectual con
el que puede interpretar el texto bíblico.
Tarea 1
T. DE LA FUENTE
Nombre ______________________
Responda brevemente
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2. comente sobre los orígenes de la disciplina moderna de la interpretación Biblica
________________________________________________________________
________________________________________________________________
a.________________________________________________________________
b________________________________________________________________
c________________________________________________________________
d________________________________________________________________
__________________________________________________________________
__________________________________________________________________
A continuación, notemos cómo esta regla nos ayudará a entender un pasaje complicado,
y muchas veces usado para enseñar una herejía:
Algunos dicen que 1 Pedro 3:18, es la prueba de que Cristo no resucitó físicamente, sino
en espíritu; y que, cuando apareció a sus discípulos, lo hizo con otro cuerpo.
Ahora utilicemos esta primera regla de interpretación para ver si esto es una verdad
bíblica.
Juan capítulo 2, versos 19-21, nos enseña algo acerca de la resurrección de Cristo. Una
de las cosas que este pasaje nos muestra, es que la resurrección de Cristo sería en
".cuerpo." y no en ".espíritu.".
Lucas 24:36 al 40, nos enseña claramente que Jesús resucitó con el mismo cuerpo con el
que murió.
Al hacer una ".suma." de estos dos pasajes, concluimos que Jesús resucitó en y con su
cuerpo físico.
Una vez que hemos leído otros textos que hablan de la resurrección de Cristo, nos
damos cuenta que el texto de 1 Pedro está siendo mal interpretado.
Ignorando esta regla, muchas partes de la Biblia no tendrán otro sentido que el que
quiera concederle el capricho humano.
Hubo quien imaginaba que las ovejas y los bueyes mencionados en el Salmo 8:7, 8;
eran los creyentes, mientras que las ovejas y los peces eran los incrédulos.
28
NO SE PUEDE SALTAR LAS REGLAS
3. Hay que tomar las palabras en el sentido que indica el conjunto de la frase.
De los siguientes ejemplos, usted puede ver como varía, según la frase, texto o verso, el
significado de algunas palabras importantes.
En Gálatas 1:23, la palabra "fe", por el conjunto de la frase donde se encuentra, significa
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
2. La palabra "Salud" es usada con frecuencia en sentido de "salvación" del pecado con
sus consecuencias; no obstante, tiene otros significados.
El contexto son los versos que preceden y siguen al texto que se interpreta. En el
contexto hallamos expresiones, versos o ejemplos que nos aclaran y precisan el
significado de la palabra oscura.
En Efesios 3:4, no está claro qué es el ".misterio de Cristo.". Pero una vez que leemos el
contexto,
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
En Gálatas 4:3, se habla de los ".rudimentos del mundo."; sin embargo, en el texto no
dice a qué se refiere.
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______________________________________________________________________
______________________________________________________________________.
En algunas ocasiones, podemos aclarar una palabra oscura en el contexto por el empleo
de una palabra que tiene casi el mismo significado, o bien, por una palabra opuesta o
contraria a la oscura.
Romanos 6:23, por ejemplo, dice: ".la paga del pecado es muerte.". El sentido profundo
de esta expresión hace resaltar de un modo vivo la expresión opuesta que la sigue, que
dice: ".mas la dádiva de Dios es vida eterna..".
A veces, una palabra que expresa una idea general y absoluta, debe ser tomada en un
sentido restrictivo, según determine alguna circunstancia especial del contexto, o bien,
el conjunto de las declaraciones de las Escrituras en asuntos doctrinales.
En el Salmo 7:8, el contexto nos hace comprender que David sólo protesta su justicia y
rectitud en cuanto a las calumnias que contra él levantaba Cus, el benjaminita.
También Juan 9:3, da ha entender que Jesús no está diciendo que el ciego no hubiera
cometido pecados, pues existe en el contexto una circunstancia que limita el sentido de
la frase, a que no fue el pecado la causa de la ceguera de este hombre, según pensaban,
erróneamente, los discípulos (v. 2).
Respecto del contexto, es preciso advertir que a veces el hilo del argumento o narración
es interrumpido por un paréntesis más o menos largo, después del cual vuelve a
reanudar. Si es corto, no ofrece dificultad, pero si es largo, como sucede a menudo en
las epístolas de Pablo, requiere particular atención (Estudie Ef. 3:2-4:1; Fil. 1:27-2:16;
Ro. 2:13-16; Ef. 2:14-18)., y note que la palabra ".porque.", aquí, en lugar de introducir,
como de costumbre, una razón determinada del porqué de alguna cosa, sirve para
introducir un paréntesis.
Por otra parte, es necesario recordar que los originales de las Escrituras no tienen la
división de capítulos y versículos; así que el contexto no se halla siempre dentro de los
límites del capítulo que meditamos ni tampoco acaba siempre el hilo de un argumento o
de una narración con el fin de capítulo.
En algunas ocasiones, tan sólo por el contexto puede determinar si una expresión debe
ser tomada al pie de la letra o en sentido figurado.
En Mateo 26:28, por ejemplo, Jesús llama al vino ".sangre del Nuevo Pacto..". Al ver el
contexto comprendemos que la palabra "sangre", debe tomarse en sentido figurado
desde el momento que Jesús, en dicho contexto, vuelve a llamar al vino ".fruto de la
vid.." (v. 29), con todo y haberlo bendecido.
5. Debe tomar en consideración el objeto o designio del libro o pasaje en que están
las palabras o expresiones que ha de interpretar.
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El objeto o designio de un libro o pasaje en donde están las palabras o expresiones que
va a interpretar, lo adquiere, sobre todo, leyéndolo y estudiándolo con atención y
repetidas veces, teniendo en cuenta con qué ocasión y a qué personas originalmente fue
escrito.
A continuación, note este ejemplo tomado de la primera epístola del apóstol Pedro:
¿Cómo pues comprender la afirmación de que los nacidos de Dios no pueden pecar? En
este caso también nos proporciona luz la consideración del propósito de la carta.
A finales del primer siglo, existían ciertos pretendidos cristianos engañados que creían
poder practicar toda clase de excesos carnales, sin respetar ley ninguna.
Uno de los propósitos de la carta es, evidentemente, prevenir a los hijos de Dios contra
las malas creencias. Manifiesta Juan que, contrario a esos grupos, hombres carnales, que
por naturaleza ".hacen pecado.", los ".hijos de Dios.", no hacen pecado.
Juan hace ver que cada uno se ocupa de las obras de su Padre. Los hijos de Dios se
ocupan en manifestar su amor a Dios guardando sus mandamientos (5:2); mientras que
los carnales, se ocupan de los deseos humanos, pecaminosos (3:8).
Los pasajes paralelos son los que hacen referencia el uno del otro, que tienen entre sí
alguna relación, o tratan de un modo u otro de un mismo tema.
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No sólo es preciso apelar a tales paralelos para aclarar determinados pasajes oscuros,
sino al tratarse de adquirir conocimientos bíblicos exactos.
Como ya hemos visto, una doctrina que pretende ser bíblica, no puede considerares
como tal, sin resumir y expresar con fidelidad todo lo que establece y exceptúa la Biblia
en sus diferentes partes con respecto a cualquier tema.
Existen varios tipos de paralelos, y los vamos a estudiar por separado para
comprenderlos mejor, y así, podamos hacer uso correcto de cada uno de ellos.
1. Paralelos de palabras.
2. Paralelos de ideas.
Ahora analicemos a cada uno por separado. Es importante que usted comprenda bien
cada paralelo, ya que, muchos, al no comprenderlos, nunca aprender a usarlos
correctamente.
1. Paralelos de palabras.
¿Qué son esas ".marcas.", por ejemplo, que Pablo menciona en Gálatas 6:17?. Ni el
conjunto del pasaje, ni el contexto lo explican. Acudamos, pues, a los pasajes paralelos.
En 2 Corintios 4:10, hallamos, en primer lugar, que Pablo usa la expresión de llevar la
muerte de Jesús en el cuerpo, hablando de la cruel persecución que continuamente
padecía Cristo, lo que nos indica que esas ".marcas." están relacionadas con las
persecuciones que sufría.
Pero obtenemos más luz en 2 Corintios 11:23, 25, donde el apóstol afirma que había
sido azotado cinco veces (con disciplinas de cuero) y tres veces con vara; suplicios tan
crueles que, si no dejan muerto al castigado, causaban "marcas" en el cuerpo que
duraban toda la vida.
Después de consultar los paralelos, aprendimos que las "marcas" que traía Pablo en el
cuerpo, no eran llagas o señales de la "cruz milagrosa" o artificialmente producidas,
como pretenden algunos, sino "marcas" de los suplicios sufridos por el evangelio de
Cristo. Al consultar esta clase de paralelos conviene proceder como sigue:
32
· Busque el paralelo, o sea, la aclaración de la palabra oscura en el mismo
libro o autor en que se halla.
· Si no se encuentra en el mismo libro, busque en otro libro, pero que este
sea de la misma época.
· Finalmente, si no lo halla en ese libro, busque en cualquier otro libro de la
Biblia.
Sin embargo, debe tener cuidado en esta búsqueda, ya que, a veces, varía el sentido de
una palabra, ya sea según el autor que la usa, ya sea según la época en que es empleada;
y, como ya he indicado, según el texto en que ocurre en un mismo libro.
Hechos 9:7, dice que los compañeros de Saulo, en el camino de Damasco, "..oyeron la
voz del Señor..", y en el capítulo 22 del mismo libro, dice que "..no oyeron la voz.."
¿Quiere decir esto que oyeron la voz y que no la oyeron? No, el asunto es que los
griegos distinguían entre "oír" y "escuchar"; es decir, que "oyeron" el sonido de la voz
pero no "entendieron" las palabras.
2. Paralelos de ideas.
Para tener una idea completa de lo que enseña la Escritura en determinado texto, oscuro
o discutido, hay que consultar no sólo las palabras paralelas, sino las enseñanzas, las
narraciones y hechos contenidos en textos o pasajes aclaratorios que se relacionan con
dicho texto oscuro o discutido.
En Mateo 26:27, dice: "..bebed de ella todos..", ¿significa esto que sólo los ministros de
la religión pueden participar del vino en la cena del Señor con exclusión de la
congregación? Notemos qué nos dicen los paralelos.
En 1 Corintios 11:22.29, nada menos que ocho versos consecutivos, nos presentan el
"comer de pan y beber del vino" (La palabra "vino" es usada aquí en referencia al "fruto
de la vid", es decir, "jugo de uva"), como hechos inseparables en la cena del Señor,
encargándolos a todos los miembros de la iglesia sin distinción.
El Salmo 17, nos presenta a Dios con características físicas, tales como:
· "..ojos.." (v. 2).
· "..labios.." (v. 4).
· "..oído.." (v. 6).
· "..niña de tus ojos.." (v. 8).
· "..alas.." (v. 8).
· "..mano.." (v. 14).
· "..rostro.." (v. 15).
33
¿Tiene Dios tales características físicas? No, bien sabemos que "..Dios es espíritu.."
(Juan 4:24). Así que, si ignoramos el resto de las Escrituras relacionadas con Dios,
obtendremos conclusiones erradas en cuanto a él. (Muchos como Tim LaHaye, Benny
Hinn y Morris Cerullo, creen que Dios tiene cuerpo físico)
Estos tres tipos de paralelos que hemos aprendido, también pueden ser aplicados al
lenguaje de un texto para determinar si un pasaje debe ser tomado al pie de la letra o en
sentido figurado.
En pasajes como Nahúm 3:11; Habacuc 2:16; Salmo 75:8, ¿qué significado tendrán esas
expresiones figuradas?.
Consultemos pasajes paralelos, tales como Isaías 51:17, 22, 23; donde aprendemos que
el "cáliz" es el "furor de la ira de Jehová" o "Justa indignación de Jehová", y el
"aturdimiento" o "embriaguez", "asolamiento" y "quebrantos insoportables".
En las figuras que usted interpreta en la Biblia, no aplique todo lo que encierra la figura
al sentido literal; por ejemplo, cuando Cristo llamó "ovejas" a sus discípulos, no es
correcto que aplique todo lo que encierra la palabra "oveja" a los discípulos, por
ejemplo:
a. Los discípulos no tenían lana en lugar de pelo.
b. Los discípulos no tenían lana en lugar de ropa.
c. Los discípulos no se alimentaban de lo que comen las ovejas.
d. Los discípulos no bramaban como las ovejas.
e. Los discípulos no estaban encerrados en un redil.
Nombre ______________________
34
El contexto
Se cuenta el caso de la mujer que gustaba especialmente la lectura de la Biblia,
porque tenía “tantos textos bonitos”.
Parece que algunas personas la leen así, esperando encontrar algún “texto bonito”. A
tales lectores, parece no importarles el lugar donde encuentran las palabras, ni la
conexión que tengan con el resto del pasaje. Esa conexión puede ser para ellos palabras
sin importancia, o difíciles de entender.
Naturalmente, este tipo de lectura conduce a mucho mal entendimiento; porque la
conexión de los versículos con el pasaje donde ocurren, es lo que les da su significado
verdadero.
35
Tales errores son de los más comunes en la interpretación bíblica, y acaso sean los
más fáciles de corregir. Pero demanda una sinceridad mental dispuesta a rechazar por el
momento, cualquiera interpretación que se le haya dado antes. Siempre es necesario
tomar nota de las palabras que preceden y siguen al texto. Estas palabras se llaman el
contexto, porque se encuentran en conexión estrecha con el texto.
Sin embargo, el contexto puede ser inmediato o remoto, y de alguna manera afecta
su interpretación.
Hay ocasiones cuando el predicador encuentra palabras que parecen,
superficialmente, proporcionarle un texto excelente como base para su sermón. Y a
pesar de su significado verdadero, sentirá la fuerte tentación de usarlo en un sentido
tergiversado.
En cierta ocasión un ateo me aseguró que la Biblia dice que “no hay Dios”. Es
probable que nunca la hubiera leído, porque quedó confuso cuando le dije que la Biblia
realmente dice que fue el necio quien dijo en su corazón: “No hay Dios” (Sal. 14:1;
53:1).
Un error más común es el uso de Josué 24:15 como texto evangelístico:
precisamente las palabras “escogeos hoy a quien sirváis”. El oyente supone que con
estas palabras Dios lo está llamando a servirle a él y no al mundo.
Pero el lector cuidadoso verá que Josué no presentaba esta alternativa al pueblo con
estas palabras. Más bien decía: que si no querían escoger a Jehová, entonces no
importaba a qué otro dios escogieran: los dioses falsos de sus padres, o los de los
amorreos; todos eran igualmente inútiles.
Es el v. 14 el que contiene el llamamiento del Señor: “Temed a Jehová, y servidle
con integridad y en verdad.” Y el ejemplo personal de Josué en el v. 15, señala el
camino correcto: “Yo y mi casa serviremos a Jehová.”
Otro caso se ve en Génesis 18:12, donde Sara se ríe y dice en su corazón: “¿Después
que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?” Muchos entienden
que el “deleite” a que Sara se refería era el acto sexual. Pero el v. 13 aclara el sentido.
Pregunta el Señor: “¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz
siendo ya vieja?” El placer a que Sara se refería era el de tener un hijo, y no el de tener
relaciones sexuales.
Eclesiastés 1:9 aparentemente afirma que “nada hay nuevo debajo del sol”, pasando
por alto la realidad de que puede haber muchas cosas nuevas en los asuntos humanos. El
contexto indica que el escritor hablaba del mundo natural y de la naturaleza humana.
(Véanse vv. 2–11.)
Con frecuencia 1 Corintios 2:9 es citado para enseñar que Dios ha reservado en el
cielo muchas cosas que ahora no podemos entender: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le
aman.
No podemos dudar de que así será. Pero se debe entender que este texto, citado de Isaías
64:4, se refiere al tiempo antes de la venida de Jesucristo y del evangelio. En el v. 8 dice
Pablo que los príncipes de aquel tiempo no conocieron la gloria que corresponde al
cristiano; de otra manera no hubieran crucificado al Señor. Luego en el v. 10 Pablo dice:
“Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu.” De manera que el v. 9 se refiere a
los misterios del evangelio revelado a los creyentes ahora; no al cielo que nos espera.
Muchas veces el contexto de algún versículo afecta mucho a la teología cristiana.
Hebreos 7:12 declara que: “cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también
cambio de ley”. Los teólogos católicos romanos usan este texto para comprobar que ha
36
habido un cambio de sacerdocio para que otros, no judíos, puedan servir como
sacerdotes.
Examinando el propósito del escritor se aclara el significado de estas palabras. Aquí
el escritor quiso demostrar que el sacerdocio judío fue sustituido por Jesucristo, el Sumo
Sacerdote eterno según el orden de Melquisedec. La interpretación católica romana
ignora el contexto general y el propósito del escritor. El “cambio de ley” a que se refiere
el v.12, es el cambio mencionado en Salmo 110:4, donde el Señor mismo establece al
Mesías como sacerdote eterno, según el orden de Melquisedec, y no según el orden de
Aarón. Véase especialmente Hebreos 7:11.
Los mormones hacen semejante uso de Amós 3:7 para demostrar la necesidad de
profetas en la actualidad, para que la gente sepa todo lo que Dios hace. Dice este texto:
Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los
profetas.
Pero el contexto aclara el sentido verdadero. Sobre esto dice Marvin W. Cowan:
“Significa que Dios traerá juicio sobre su pueblo por sus pecados. Allí (en los vv. 2 y 6)
declara que no lo hará sin advertir primero a su profeta.”1
En algunos casos el contexto es más remoto. Eclesiastés 9:5 se usa para apoyar las
doctrinas del sueño del alma, y de la aniquilación de ella.
Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben …
Leído separadamente, este versículo parece afirmar que nadie está consciente
después de la muerte. Pero el contexto remoto del libro, y de toda la Biblia, indica que
tal interpretación es contradictoria y falsa. Sin la clara revelación del Nuevo
Testamento, el escritor de Eclesiastés no podría decir nada sobre este asunto. Lo que
significa el texto es que los muertos no saben nada de esta vida. Esta verdad está de
acuerdo con todo lo que sabía el escritor de Eclesiastés.
Muchos de los Proverbios son declaraciones aisladas sobre la sabiduría; no existe
ningún contexto inmediato. Pero su verdad está de acuerdo con otras declaraciones de
las Escrituras y con el mensaje entero de toda la Biblia. Este es el contexto remoto de
tales Proverbios. Por otra parte, debemos observar que algunos Proverbios sí se
encuentran en medio de un contexto inmediato. El estudiante se dará cuenta de esto en
su lectura de este libro.
En general, los libros de la Biblia son historia, ley, poesía, tratados, cartas o
profecías, y todos ellos tienen un hilo de pensamiento, o un argumento, que demuestra
su unidad interna. Esto es lo que proporciona el contexto de sus varias partes. Siempre
se debe tomar en cuenta este contexto al interpretar cualquier pasaje dudoso.
TAREA 3
2. Examine e interprete los siguientes textos a la luz de su contexto: Mateo 24:32 (véanse
vv. 26–31, 33); Efesios 5:22 (véanse vv. 21, 25–33); Colosenses 2:21 (véanse vv. 20, 22
y 23).
38
METODO INDUCTIVO
PASOS
Observación
Interpretación
Aplicación
I. OBSERVACIÓN:
39
DEFINICIÓN DE OBSERVACIÓN: Es el acto de reconocer y notar los hechos, como
si nunca antes hubiéramos visto el texto. Es el “arte” de ver las cosas como son;
identificar lo que el texto dice, no lo que uno cree que dice.
Un hecho es un acontecimiento, una acción, algo que se hace o que sucede. Al observar
los hechos en la Biblia afirmamos: “El texto dice...” no decimos: “Yo pienso que...”
Preguntas CLAVE
¿Qué es lo que dice?
¿Qué es lo que veo?
40
Estructura:
Nos permite ver el desarrollo progresivo de los temas y asuntos y
mantener el pasaje en relación con lo que antecede y lo que va después.
Estudie por párrafos.
Cuidado: muchas veces las divisiones entre versículos o capítulos no son
partes adecuadas para iniciar o terminar un estudio.
Palabras
Indique las palabras que se repiten
Busque las palabras desconocidas en un diccionario.
Identificada la palabra clave del pasaje, determine:
Si la palabra es literal o figurativa
Que parte gramatical de la oración es esa palabra: ¿Es un
verbo, un nombre, una preposición, etc)
El número (plural, singular)
El género (femenino, masculino, neutro, etc)
El tiempo verbal (presente, pasado, futuro)
B. OBSERVACIÓN ESPECIFICA
1. PERSONAJES: ¿Quiénes?
¿Quiénes son las personas? ¿Qué se puede saber de ellas por el pasaje?
¿En quién se centra la atención?
41
RESUMEN OBSERVACIÓN ESPECÍFICA
¿Quiénes?
PERSONAJES
¿Dónde? ¿Cuándo?
CIRCUNSTANCIAS
Para determinar el hecho central es bueno descubrir el énfasis del autor. Al hacer la
observación quizás se puedan notar algunos de los siguientes elementos, que muestran el énfasis
del autor:
42
FICHA DE OBSERVACIÓN
OBSERVACIÓN GENERAL
Pasaje:-------------
II. Interpretación
43
Antes de que usted pueda aplicar y obedecer la Palabra de Dios es
imprescindible que usted sepa lo que dice y entienda su significado.
¿Cómo intentó el escritor original dar a entender sus palabras? 1 Cor. 12:13
¿Cómo concuerda esto con las demás partes de la Escritura y mantiene la armonía?
Juan 6:44
1. Las circunstancias bajo las cuales se escribió la Biblia eran diferentes a las
nuestras:
Antes de llevar a cabo una interpretación no solo es necesario hacer una buena
observación porque de aquí partirá el proceso de interpretación, sino que es importante
la oración en todo momento. Esto es entrar en conversación con Dios pidiéndole su
sabiduría para saber que desea enseñarte y para comprender el significado correcto del
pasaje
FICHA DE INTERPRETACIÓN
Hecho Central:
Consecuencias:
45
Preguntas que se le pueden hacer al texto:
Ejercicio de Interpretación
Haga una interpretación de Lucas 7:11-17.
Hecho central:
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
Consecuencias:
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
______________________________________________________________________
III. APLICACIÓN
46
Si usted lee y estudia la Palabra de Dios, pero no intenta obedecerla está perdiendo su
tiempo. El estudio de la Escritura no es una meta, sino un medio para alcanzar la meta
de la madurez en Cristo. Stg. 1:22-25; Lc. 6:46-49.
Preguntas clave:
¿Qué haré?
¿Cómo funciona esto?
¿Cómo puedo llevar esto a la práctica?
4. Mi respuesta a Dios
Escritas en primera persona, prácticas y claras:
FICHA DE APLICACIÓN
EJERCICIO DE APLICACIÓN
Desarrolle: Lea 1 Pedro 1:13-162 Cor. 7:1
Escriba la manera como usted puede poner en práctica estos versículos en su propia
vida.
49
L A N E C E S ID A D D E L A IN T E R P R E T A C IÓ N
De vez en cuando encontramos a alguien que dice con emoción: "No es necesario que interprete
la Biblia; solamente léala y haga lo que dice." Usualmente, tal afirmación refleja la protesta del
lego contra los "profesionales": eruditos, pastores, maestros, o instructores de escuela
dominical, quienes, al "interpretar" parecen quitarles la Biblia a los "inexpertos". Es su modo de
decir que la Biblia no es un libro oscuro. "Al fin y al cabo", alegan, "cualquier persona con
medio cerebro puede leerla y entenderla. El problema de demasiados predicadores y maestros
es que cavan tanto alrededor, que enlodan las aguas. Lo que era claro para nosotros cuando la
leímos, ya no lo es tanto".
Hay mucha verdad en esa protesta. Estamos de acuerdo en que los cristianos debemos leer la
Biblia, creer en ella y obedecerla. Especialmente, estamos de acuerdo en que la Biblia no debe
ser un libro oscuro si se estudia y se lee debidamente. En realidad, estamos convencidos de que
50
el problema más grave que la gente tiene con la Biblia no es la falta de comprensión, sino el
hecho de que entienden la mayoría de las cosas demasiado bien. El problema de un texto como
"haced todo sin murmuraciones y contiendas" (Filipenses 2:14), por ejemplo, no es entenderlo,
sino obedecerlo: ponerlo en práctica.
También estamos de acuerdo en que el predicador o maestro se encuentra con mucha frecuencia
inclinado a investigar a fondo, y por lo tanto cubre el significado sencillo del texto, que a
menudo está en la superficie. Decimos desde ahora, y repetimos en toda la obra, que el
propósito de la buena interpretación no es la singularización; no se trata de descubrir lo que
nadie más haya visto antes.
Las interpretaciones que tienen como objetivo de sus esfuerzos la singularización, por lo general
se pueden atribuir al orgullo (un intento por parecer "más inteligentes" que el resto del mundo),
a una comprensión falsa de la espiritualidad (que supone que la Biblia está llena de verdades
profundas para que las saque a luz la persona de sensibilidad espiritual con capacidades
especiales), o los intereses creados (la necesidad de apoyar una posición teológica, espe-
cialmente al tratar textos que van en contra de esa posición). Las interpretaciones singulares son
usualmente erróneas. No decimos que la comprensión correcta de un texto no pueda, a menudo,
parecer singular a la persona que la oye por primera vez. Pero decimos que la singularidad no es
el propósito de nuestra tarea.
El propósito de la buena interpretación es sencillo: llegar al significado sencillo del texto. El
ingrediente más importante que se pone en esa tarea es el sentido común iluminado. La prueba
de la buena interpretación es que le da buen sentido al texto. La interpretación correcta, por lo
tanto, le da paz a la mente y aliento al corazón.
Ahora bien, si el significado sencillo es el propósito de la interpretación, entonces ¿por qué
interpretar? ¿Por qué no debemos solamente leer? ¿El significado sencillo no se encuentra
solamente con la lectura? En cierto sentido, sí; pero, en un sentido más amplio, tal argumento es
ingenuo e irreal, debido a dos factores: la naturaleza del lector y la naturaleza de las Escrituras.
La primera razón que hay que aprender en cuanto a la interpretación es que, aunque no se
quiera, todo lector es al mismo tiempo intérprete. Esto es, la mayoría de nosotros suponemos al
leer que también entendemos lo que leemos. También tenemos la tendencia a pensar que lo que
nosotros entendemos es lo mismo que se proponía el Espíritu Santo o el autor humano. Sin
embargo, siempre traemos al texto todo lo que somos, con todas nuestras experiencias, cultura,
y comprensión anterior de palabras e ideas. Algunas veces lo que traemos al texto, sin intención,
nos descarría, o nos hace poner en el texto toda clase de ideas extrañas.
Así pues, cuando una persona de nuestra cultura oye la palabra "cruz", los siglos de arte y
simbolismo cristianos hacen que la mayoría de las personas piensen automáticamente en la cruz
romana (t), aunque las posibilidades de que esa fuera la forma de la cruz de Jesús son pocas,
pues probablemente tenía la forma de "T". La mayoría de los protestantes y católicos, cuando
leen textos acerca de la iglesia en adoración, automáticamente se imaginan a la gente sentada en
un edificio con bancas, parecido a los de ellos. Cuando Pablo dice: "No proveáis para los deseos
de la carne" (Romanos 13:14), la gente en la mayoría de las culturas tiende a pensar que "carne"
significa el "cuerpo" y, por tanto, que Pablo se refiere a los "apetitos corporales". Pero la palabra
"carne", como Pablo la usa, rara vez se refiere al cuerpo — especialmente en este texto ■■—
sino a una enfermedad espiritual algunas veces llamada "la naturaleza pecaminosa". Entonces,
sin mala intención, el lector interpreta al leer, y desafortunadamente, con demasiada frecuencia
interpreta de manera incorrecta.
51
Esto nos lleva además a hacer la observación de que en todo caso, el lector de una Biblia en
castellano ya toma parte en la interpretación. La traducción es en sí una forma de interpretación.
Su Biblia, cualquiera que sea la traducción que use, que es su punto de partida, es en realidad el
resultado final de mucho trabajo erudito. Continuamente, los traductores tienen que decidir los
significados y sus decisiones van a afectar el entendimiento del lector.
Los buenos traductores, por lo tanto, toman en consideración el problema de nuestras
diferencias idiomáticas, pero no es una tarea fácil. En Romanos 13:14, por ejemplo,
¿traduciremos "carne" porque esta es la palabra que Pablo usó, y entonces esperaremos a que un
exegeta nos diga que aquí "carne" no significa "cuerpo"? ¿Deberemos ayudar al lector y traducir
"naturaleza pecaminosa" porque eso es lo que la palabra de Pablo significa? Este asunto se
tratará con más profundidad en el capítulo siguiente. Por ahora basta decir que el hecho de la
traducción en sí ya ha puesto al lector en la tarea de interpretar.
La necesidad de la interpretación también se encuentra al observar lo que ocurre alrededor de
nosotros todo el tiempo. Un vistazo a la Iglesia contemporánea, por ejemplo, pone muy en claro
que no todos los "significados sencillos" son tan sencillos para todos. Es interesante observar
que la mayoría de los que en la Iglesia moderna dicen que las mujeres deben callar en la iglesia,
con base en 1 Corintios 14:34, 35, al mismo tiempo niegan la validez de hablar en lenguas y
profetizar, que están en el mismo contexto en que aparece el pasaje sobre el "callar". Y los que
afirman que tanto las mujeres como los hombres deben orar y profetizar, fundados en 1
Corintios 11:2-16, a menudo niegan que deban hacerlo con la cabeza cubierta. Para algunos, la
Biblia enseña "claramente" el bautismo de los creyentes por inmersión; otros creen que pueden
defender con la Biblia el caso del bautismo de infantes. Tanto la "seguridad eterna" como la
posibilidad de "perder la salvación" son predicadas en la iglesia, pero nunca por la misma
persona. No obstante, se afirma que ambas doctrinas son el significado sencillo de los textos
bíblicos. Aun los dos autores de este libro tienen ciertos desacuerdos en cuanto al significado
claro o "sencillo" de algunos textos. Sin embargo, todos estamos leyendo la misma Biblia y
tratamos de ser obedientes a lo que el texto signifique "sencillamente".
Además de estas diferencias reconocibles entre los "cristianos que creen en la Biblia", también
surgen muchas cosas extrañas. Se pueden reconocer las sectas falsas, por ejemplo, porque
tienen otra fuente de autoridad además de la Biblia. Sin embargo, no es así con todas; y en todos
los casos tuercen la verdad con su selección de textos de la Biblia. Todas las herejías
imaginables, desde el arrianis-mo (que niega la divinidad de Cristo) de los Testigos de Jehová y
La Vía, hasta el bautismo por los muertos entre los Mormones, o la manipulación de serpientes
entre las sectas de los Apalaches, afirman que tienen sus "bases" en un texto.
Aun entre la gente más ortodoxa en teología, sin embargo, muchas ideas extrañas ganan
aceptación en varios campos. Por ejemplo, uno de los movimientos actuales entre los
protestantes americanos, especialmente los carismáticos, es el llamado evangelio de salud y
riqueza. Las "buenas nuevas" son que la voluntad de Dios para sus hijos es la prosperidad
económica y material. Uno de los abogados de este "evangelio" comienza su libro con un
argumento a favor del "sentido sencillo" de la Escritura y afirmando que él le da el primer lugar
a la Palabra de Dios durante su estudio. Dice que lo que cuenta no es lo que pensamos que dice
sino lo que en realidad dice. El busca el "significado sencillo". Pero uno comienza a dudar de lo
que en realidad sea el "significado sencillo", cuando se dice que la prosperidad económica es la
voluntad de Dios, con base en un texto como 3 Juan 2: "Amado, yo deseo que tú seas
prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma", un texto que en
realidad no tiene que ver en nada con la prosperidad económica. Otro ejemplo toma el
significado sencillo de la historia del joven rico (Marcos 10:17-22 ), precisamente como lo
opuesto de "lo que en realidad dice", y atribuye la "interpretación" al Espíritu Santo. Con todo
52
derecho, uno puede dudar de si en verdad se busca el significado sencillo; tal vez el significado
sea lo que tal escritor quiere que el texto signifique, para apoyar sus propias ideas.
Dada toda esta diversidad, dentro y fuera de la Iglesia, y todas las diferencias aun entre los
eruditos, quienes parecen conocer "las reglas", no hay que maravillarse de que algunos arguyan
a favor de la eliminación de la interpretación, en favor de la lectura solamente. Sin embargo, ya
hemos visto que esa es una opción falsa. El antídoto contra la mala interpretación no es la
ausencia de esta, sino la buena interpretación, fundada en el sentido común.
Los autores de este libro no tienen la ilusión de que al leer y seguir nuestras instrucciones, todos
los lectores vayan a estar de acuerdo con nuestro "significado sencillo". Lo que sí esperamos
alcanzar es aumentar la sensibilidad del lector a los problemas específicos inherentes a cada
género, para que sepan por qué existen diferentes opciones y cómo hacer juicios de sentido
común, y especialmente para que puedan discernir entre las interpretaciones buenas y las que no
lo son tanto, y a saber qué las caracteriza así.
53
Estas proposiciones son verdaderas, por supuesto; y se encuentran en la Biblia (aunque no en
la misma forma). Un libro como el descrito antes nos hubiera facilitado las cosas. Sin embargo,
afortunadamente, esa no es la manera que Dios escogió para hablarnos. Antes bien, El decidió
hablar sus verdades eternas dentro de las circunstancias y sucesos particulares de la historia
humana. Esto es también lo que nos da esperanza. Precisamente, como Dios escogió hablar en
el contexto de la historia humana real, esto nos anima, porque las mismas palabras nos hablarán
una y otra vez en nuestra propia historia "real", como ha ocurrido a través de la historia de la
Iglesia.
El hecho de que la Biblia tenga un lado humano es lo que nos anima; también nos estimula, y
es la razón que necesitamos para interpretar. Se deben tener en cuenta dos cosas a este respecto:
1. Al hablar a través de personas reales, en una variedad de circunstancias, durante un
período de 1.500 años, la Palabra de Dios fue expresada en el vocabulario y los
patrones de pensamiento de aquellas personas y fue condicionada por su cultura, sus
tiempos y sus circunstancias. Es decir, la Palabra de Dios para nosotros fue ante todo, su
Palabra para ellos. Para que ellos la oyeran, sólo se les podía dar a través de sucesos, y
en el idioma que ellos pudieran entender.
Nuestro problema es que estamos demasiado separados de ellos por el tiempo y algunas
veces por el pensamiento. Esta es la razón principal por la cual hay que aprender a
interpretar la Biblia. Para que la Palabra de Dios acerca del uso de pantalones por las
mujeres o de que la gente construya pretiles alrededor de los terrados nos hable a
nosotros, primero necesitamos saber lo que significa para los oyentes originales, y
porqué.
Así que la tarea de interpretar incluye la participación del estudiante/lector en dos
niveles. Primero, hay que oír la Palabra que ellos oyeron; se debe tratar de entender lo
que se les dijo en ese tiempo y lugar. Segundo, se debe aprender a oír la misma Palabra
en este tiempo y lugar. Decimos algo más acerca de estas tareas enseguida.
2. Uno de los aspectos más importantes del lado humano de la Biblia es que para
comunicar su Palabra a los humanos de todas las condiciones, Dios decidió usar casi
toda clase de comunicación disponible: historia narrada, genealogías, crónicas, toda
clase de leyes, varios géneros de poesía, proverbios, oráculos proféticos, adivinanzas,
dramas, bosquejos biográficos, parábolas, cartas, sermones y revelaciones.
Para interpretar debidamente los textos bíblicos en sus circunstancias originales, uno no
sólo debe saber unas reglas generales que se aplican a todas las palabras de la Biblia,
sino aprender las reglas especiales que se aplican a cada una de las formas o géneros
literarios, y la manera como Dios nos comunica su Palabra en nuestro tiempo, a
menudo difiere de una forma a otra. Por ejemplo, necesitamos saber cómo un salmo,
forma que con frecuencia se dirigía a Dios, funciona como Palabra de Dios para
nosotros, y saber la diferencia entre los salmos y las "leyes", que solían dirigirse a gente
que vivía en situaciones culturales que ya no existen. ¿Cómo nos hablan tales "leyes"? y
¿en qué se diferencian de las "leyes" morales, que son siempre válidas en todas las
circunstancias? Tales son las preguntas que surgen de la naturaleza dual de la Biblia.
El problema real de la exégesis "selectiva" es que se pueden poner las ideas propias y
extrañas dentro del texto y hacer de la Palabra de Dios algo diferente de lo que Dios dijo en
realidad. Por ejemplo, uno de los autores de este libro recibió recientemente una carta de un
evangélico bien conocido, que decía que este autor no debía aparecer en una conferencia con
otra persona famosa también, que era de ortodoxia sospechosa. La razón bíblica dada para
evitar la conferencia era 1 Tesalonicenses 5:22: "Absteneos de toda especie de mal." Si nuestro
hermano hubiera aprendido a leer la Biblia de modo exegético, no habría usado ese texto de esa
manera, pues esas son las palabras finales de Pablo en un párrafo a los tesalonicenses con
respecto a las manifestaciones carismáticas de la comunidad. "No menospreciéis las profecías",
dice Pablo. "Examinadlo todo; retened lo bueno," pero "absteneos de toda especie de mal". La
"abstención del mal" tiene que ver con las "profecías" que cuando se ponen a prueba, resultan
que no son del Espíritu. El dar a este texto un significado que no estuvo en la intención de Dios,
es abusar de él, no usarlo. Para evitar la caída en tales errores, hay que aprender a pensar
exegéticamente, esto es, comenzar en el tiempo y el lugar originales, y hacer lo mismo con cada
texto.
2. Como pronto veremos, no se comienza con la consulta a los expertos. En cambio,
cuando sea necesario, hay que tratar de usar las mejores fuentes. En Marcos 10:23 (Mateo
19:23, Lucas 18:24), al concluir la historia del joven rico, Jesús dice: "¡Cuan difícilmente
entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!". Entonces añade: "Más fácil es pasar un
camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios". A menudo se dice que
había una entrada en Jerusalén conocida como el "Ojo de la Aguja", a través de
la cual podían pasar los camellos sólo de rodillas y con gran dificultad. El punto de esta
interpretación es que un camello sí podía pasar por el "Ojo de la Aguja". El problema de esta
"exégesis" es que sencillamente no es verdadera. Nunca existió tal entrada en Jerusa¬lén en
ninguna época de su historia. La primera "evidencia" de tal idea se encuentra en el siglo once,
en un comentario de un religioso griego llamado Teofilacto, quien tuyo con el texto la misma
dificultad que tenemos nosotros. Al fin y al cabo, es imposible que un camello pase por el ojo
de una aguja, y ese fue precisamente el punto de Jesús. Es imposible para el que confía en las
riquezas entrar en el Reino. Se necesita un milagro para que un rico sea salvo, que es el tema
central de lo que sigue: "Todas las cosas son posibles para Dios".
55
APRENDIENDO A HACER LA EXÉGESIS
¿Cómo, pues, aprendemos a hacer una buena exégesis, y al mismo tiempo evitar los peligros
que se presenten? La primera parte de la mayoría de los capítulos de este libro explica esta tarea
para cada uno de los géneros en particular. Aquí simplemente queremos echarle un vistazo a lo
que requiere la exégesis de un texto.
En su nivel más elevado, por supuesto, la exégesis requiere el conocimiento de muchas cosas
que no esperamos que los lectores de este libro sepan necesariamente: los idiomas bíblicos; los
fondos culturales semítico, judío y helenístico; la determinación del texto original cuando los
manuscritos tienen varias versiones; el uso de toda clase de fuentes e instrumentos primarios.
Sin embargo, se puede aprender a hacer una buena exégesis aunque no se tenga acceso a todas
estas habilidades y herramientas. Para tal fin, no obstante, hay que aprender primero lo que uno
puede hacer con sus propias habilidades, y segundo, se debe aprender a usar el trabajo de otros.
La clave para la buena exégesis, y por lo tanto para una lectura más inteligente de la Biblia, es
aprender a leer el texto con cuidado y a hacer ¡as preguntas apropiadas acerca del texto. Nuestra
experien¬cia de muchos años de enseñanza en la universidad y el seminario nos ha enseñado
que mucha gente simplemente no sabe leer bien. La lectura y el estudio inteligente de la Biblia
requieren una lectura cuidadosa y eso incluye aprender a preguntar bien acerca del texto.
Hay dos clases fundamentales de preguntas que uno debe hacer sobre cada pasaje bíblico: las
que se relacionan con el contexto y las relacionadas con el contenido. Las preguntas de contexto
son también de dos clases: históricas y literarias. Observemos con brevedad cada uno de estos
tipos de preguntas. El contexto histórico
El contexto histórico, que difiere de un libro a otro, tiene que ver con varias cosas: la época y
la cultura del autor y sus lectores, esto es, los factores topográficos, geográficos y políticos de
importancia para la situación del autor; y la ocasión del libro, la carta, el salmo, el oráculo
profético u otro género. Todos esos asuntos son de especial importancia para entender el texto.
Sencillamente ayuda a su comprensión el conocer la historia personal de Amos, Oseas o
Isaías, o que Hageo profetizó después del exilio, o el conocer las esperanzas mesiánicas de
Israel cuando Juan el Bautista y Jesús entraron en escena, o el entender las diferencias entre las
ciudades de Corinto y Filipos y la manera como esas diferencias afectaron a las iglesias en cada
una de esas ciudades. La lectura de las parábolas de Jesús cobra más significado si se sabe algo
de las costumbres de los tiempos de Jesús. Ayuda mucho a la comprensión el saber que el
denario ofrecido a los trabajadores en Mateo 20:1-16 era el equivalente a un jornal o el pago por
un día completo de trabajo. Aun la topografía es importante. La persona que creció en las
montañas de los Andes no debe pensar que en "Jerusalén tiene montes alrededor de ella"
(Salmo 125:2), la palabra "montes" se refiere a elevaciones de tierra semejantes a las de la
cordillera andina.
La respuesta a este tipo de preguntas se encuentra en ayudas externas. Los diccionarios
bíblicos, tales como el Diccionario Bíblico, de Merrill Tenney, publicado por la Editorial Vida
y el Diccionario Ilustrado de la Biblia, de W. M. Nelson, publicado por la Editorial Caribe, por
lo general, pueden ser suficientes. Si se quiere estudiar más a fondo, las bibliografías que se
encuentran al fin de cada artículo pueden ser útiles para comenzar.
La pregunta más importante del contexto histórico, sin embargo, tiene que ver con la ocasión
y el propósito de cada libro bíblico o parte de él. Aquí se quiere tener una idea de lo que estaba
pasando en Israel o en la Iglesia, que exigía tal documento, o cuál fue la situación del autor que
le hizo escribir. Otra vez, esto varía de un libro a otro, y es menos crucial para Proverbios, por
ejemplo, que para 1 Corintios.
La respuesta a esta pregunta usualmente se halla — si se puede — dentro del libro mismo,
pero hay que aprender a leer en espera de tales asuntos. Si se quieren corroborar los resultados
de la búsqueda personal sobre esas preguntas, se pueden consultar el diccionario bíblico o la
introducción a un buen comentario sobre el libro, o se debe consultar el Compendio Manual de
56
Ja Biblia de H. Halley (Edit.Moody. Chicago, 111.). Sin embargo, usted debe hacer sus propias
observaciones primero.
El contexto literario
Esto es a lo que la mayoría de las personas aluden cuando hablan de leer algo en su contexto.
Esta es la tarea crucial de la exégesis, y afortunadamente es algo que se puede hacer bien sin
tener que consultar necesariamente a los "expertos". En esencia, contexto literario significa que
las palabras sólo tienen significado en oraciones, y en su mayor parte las oraciones bíblicas
solamente tienen significado en relación con las oraciones que las anteceden o las siguen.
La pregunta contextual más importante que se hace repetidas veces sobre cada oración y cada
párrafo, es "¿Con qué fin?" Se debe tratar de seguir los pensamientos del autor. ¿Qué dice el
autor y por qué lo dice en cierto momento o lugar? Después de hallar la respuesta, ¿qué dice el
autor enseguida y por qué?
Esta pregunta varía de un género a otro, pero siempre es la pregunta decisiva. La meta de la
exégesis, debe recordarse, es descubrir el propósito del autor original. Para hacer bien esta tarea,
es imprescindible el uso de una traducción que reconozca la poesía y los párrafos. Una de las
causas de exégesis inadecuadas es el uso de una traducción que tenga cada versículo impreso
como un párrafo. Tal disposición tiende a obscurecer la propia lógica del autor. Por encima de
todo lo demás, por lo tanto, se debe aprender a reconocer unidades de pensamiento, ya sean
párrafos (en la prosa) o líneas y secciones (en poesía). Con la ayuda de una traducción
adecuada, esto es algo que el lector puede hacer.
Las preguntas de contenido
La segunda categoría principal de preguntas que se hacen sobre cualquier texto tiene que ver
con el contenido mismo del autor. "Contenido" tiene que ver con los significados de las
palabras, las relaciones gramaticales en las oraciones y la selección del texto original cuando
hay varias versiones de los manuscritos. También se incluyen varias de las cosas mencionadas
antes en el "contexto histórico", por ejemplo, el significado de denario, o el viaje de un día de
sábado, o los "lugares altos", etc.
Para esto generalmente hay que buscar ayuda externa. Otra vez decimos que la calidad de las
respuestas a tales preguntas usualmente depende de la calidad de las fuentes de consulta usadas.
Aquí es donde se debe consultar un buen diccionario exegético. No obstante, la consulta del
comentario, por muy especial que sea a veces, es lo último que se debe hacer.
Los instrumentos
En su mayor parte, entonces, se puede hacer buena exégesis con una cantidad mínima de
ayuda externa, con tal que esa ayuda sea de la mejor calidad. Hemos mencionado cuatro
instrumentos: un buen diccionario bíblico, un buen manual de la Biblia, una buena traducción y
buenos comentarios. Hay también otras clases de ayudas, por supuesto, especialmente para el
estudio temático. Pero para el estudio y la lectura de la Biblia, libro por libro, estas son las
esenciales.
Como una buena traducción (o varias traducciones buenas) es el instrumento fundamental
para el que no conoce los idiomas originales, el próximo capítulo se dedica a este asunto. El
aprender a seleccionar un buen comentario es también importante, pero como eso es lo último
que se hace, se concluye el libro con un apéndice sobre los comentarios.
LA SEGUNDA TAREA: LA HERMENÉUTICA
Aunque la palabra "hermenéutica" de ordinario cubre todo el campo de la interpretación,
incluso la exégesis, también se usa en el sentido más restringido de la búsqueda de la relevancia
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contemporá¬nea de los textos antiguos. En este libro la usaremos exclusivamente de ese modo,
para hacer las preguntas acerca del significado de la Biblia para los tiempos modernos.
Es este asunto de la aplicación a las necesidades contemporáneas lo que nos trae a la consulta
de la Biblia, en primer lugar. Entonces, ¿por qué no comenzar aquí? ¿Por qué preocuparse por
la exégesis? De seguro, el mismo Espíritu que inspiró la escritura de la Biblia, puede asimismo
inspirar la lectura que uno hace de ella. En cierto sentido esto es verdad, y con este libro no
queremos quitar el gozo de la lectura devocional de la Biblia y el sentido de la comunión directa
que da tal lectura. No obstante, la lectura devocional no es la única clase de lectura que se debe
hacer. También se debe leer para entender y aprender. En breve, se debe aprender a estudiar la
Biblia, lo que a su vez enriquecerá la lectura devocional. Con esto llegamos a nuestra insistencia
de que la "hermenéutica" apropiada comienza con una "exégesis" sólida.
La razón para no comenzar con la aplicación contemporánea (aquí y ahora) es que el único
control apropiado de la hermenéutica se encuentra en el propósito original del texto bíblico.
Como se dijo antes en este capítulo, ese es el "significado sencillo" que se busca. De lo
contrario, a los textos bíblicos se les podría dar el significado que tienen para cualquier lector.
Este tipo de hermenéutica se convierte en pura subjetividad, y entonces, quién podrá decir que
la interpretación de una persona es correcta y la de otra errónea. No se sabría con certeza a qué
atenerse.
En contraste con tal subjetividad, insistimos en que el significado original del texto — en
cuanto podamos discernirlo — es el punto de control propuesto. Estamos convencidos de que el
bautismo por los muertos que hacen los mormones con base en 1 Corintios 15:29, o el rechazo
de la divinidad de Cristo que hacen los testigos de Jehová, o el manipular serpientes según
Marcos 16:18, o los "evangelistas" de la prosperidad como derecho cristiano fundados en 3
Juan 2, son todas interpretaciones impropias. En cada uno de los casos anteriores, el error está
en su hermenéutica, precisamente porque ésta no está controlada por una buena exégesis. Ellos
han comenzado con el "aquí y ahora" y les han puesto a los textos un significado que no estaba
allí en su origen. ¿Qué puede impedir entonces que uno mate a su propia hija por un voto
absurdo, como lo hizo Jefté (Jueces 11:29-40)?
Se alega que el sentido común puede impedir que uno cometa tales tonterías.
Desafortunadamente, el sentido común no es tan común. Queremos saber lo que la Biblia
significa para nosotros, y con todo derecho, pero no podemos darle el significado que nos guste,
y luego adjudicárselo al Espíritu Santo. No se puede hacer que el Espíritu Santo se contradiga, y
El fue quien inspiró el texto original con un propósito original. Por tanto, El nos ayudará a
descubrir ese propósito original, y nos guiará mientras tratamos de aplicar con fidelidad ese
significado a nuestra propia situación.
Las preguntas de la hermenéutica no son fáciles, lo cual puede ser la razón de la escasez de
libros donde este aspecto de nuestro tema. No hay tampoco buen concierto en cuanto a la
manera de tratar esta tarea. Sin embargo, ésta es una zona crucial, y los creyentes necesitan
aprender a hablar entre sí sobre estas preguntas, y a escuchar. En esto deben estar de acuerdo,
l/n texto no puede significar lo que nunca significó. O para ponerlo de modo positivo, el
verdadero significado de un texto bíblico para nosotros, es lo que Dios se propuso
originalmente que significara cuando se expresó por primera vez. Este es el punto de partida. El
propósito de este libro es la manera de tratar el texto en adelante.
Alguien podría preguntar: "Pero, ¿no es posible que un texto tenga un significado adicional
(más completo o profundo), más allá de su propósito original? A fin de cuentas, esto pasa en el
propio Nuevo Testamento, en la manera como usa algunas veces el Antiguo Testamento". En el
caso de las profecías, no le cerramos la puerta a esa posibilidad, y argüiríamos que, con
cuidadoso control, es posible tener un segundo significado más completo. En cambio, ¿cómo se
puede justificar esto en otros puntos? Nuestro problema es sencillo. ¿Quién habla en lugar de
Dios? El catolicismo romano no tiene problema aquí, pues supone que el magisterio, la
autoridad de la que está investida la enseñanza oficial de la iglesia, decide el sentido más
completo del texto. El mundo protestante, en cambio, no tiene magisterio, y tenemos razón para
preocuparnos cuando alguien dice que tiene el significado más profundo de Dios para un texto;
58
especialmente si el texto nunca significó lo que ahora se dice que significa. De cosas tales nacen
todas las sectas o cultos falsos, e innumerables herejías menores.
Es difícil ponerle reglas a la hermenéutica. Lo que ofrecemos a través de los capítulos
siguientes son guías. Puede ser que usted no esté de acuerdo con esas guías. Esperamos que los
desacuerdos sean en el amor cristiano, y quizá nuestras guías sirvan para estimularlo a pensar
sobre estos asuntos.
Los sesenta y seis libros de la Biblia evangélica fueron escritos originalmente en tres idiomas
diferentes: hebreo (la mayor parte del Antiguo Testamento), arameo (idioma hermano del
hebreo usado en la mitad de Daniel y en dos pasajes de Esdras) y griego (todo el Nuevo
Testamento). Suponemos que la mayoría de los lectores de este libro no conocen estos idiomas.
Eso quiere decir, por lo tanto, que para usted el instrumento básico para la lectura y el estudio de
la Biblia es una buena traducción al castellano, o, como veremos aquí en este capítulo, varias
traducciones buenas.
Como anotamos en el capítulo anterior, el mero hecho de que usted lea la Palabra de Dios en
una traducción significa que usted ya está metido en una interpretación, y es así a pesar de todo.
Leer una traducción no es nada malo; sencillamente, es inevitable. Esto quiere decir que, en
cierto sentido, la persona que lee la Biblia solamente en castellano queda a merced de los
traductores, y estos tienen que decidir, con mucha frecuencia, lo que quería significar en
realidad el texto original en hebreo o griego.
Al usar solamente una traducción, por buena que sea, uno queda así comprometido con las
preferencias exegéticas de esa traducción, como la Palabra de Dios. La traducción que usted use
puede ser correcta, por supuesto; pero también puede tener algunas imperfecciones.
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Ahora bien, ¿cuál traducción se debe usar, y cuál de las varias traducciones se debe usar para
estudiar? Nadie puede en realidad hablar por los demás en este asunto. No obstante, su decisión
no debe ser sencillamente porque "me gusta", o "esta se lee más fácilmente". Si le gusta la
traducción y es buena, debe ser fácil leerla también. Sin embargo, para escoger bien, hay que
saber algunas cosas sobre la ciencia de la traducción en sí y sobre algunas de las varias
versiones al castellano.
LA CIENCIA DE LA TRADUCCIÓN
Hay dos clases de decisiones que debe tomar el traductor: la textual y la lingüística. La
primera tiene que ver con las palabras mismas del texto original. La segunda, con la teoría que
se tenga acerca de la traducción.
La cuestión textual
La primera preocupación del traductor es asegurarse de que el texto hebreo o griego que usa
se acerca tanto como sea posible a las palabras originales escritas por el autor (o el escriba a
quien le fueron dictadas). ¿Es esto lo que el salmista escribió en realidad? ¿Son estas las propias
palabras de Marcos o Pablo? Esta es la manera más lógica de pensar al considerar el texto.
Aunque los detalles del problema textual difieren entre el Antiguo Testamento y el Nuevo, las
preocupaciones fundamentales son las mismas: (1) no existen copias de los manuscritos
originales; (2) lo que existe son millares de copias (incluso copias de traducciones muy
primitivas), hechas a mano, y copiadas a mano, repetidamente, durante un período dé unos mil
cuatrocientos años; (3) aunque la vasta mayoría de los manuscritos, que para los dos
testamentos proceden del período medieval, son muy parecidos, entre estos manuscritos
difieren mucho las copias y traducciones de la primera parte del medioevo y las de la última
parte. En realidad, hay más de cinco mil manuscritos griegos de todo el Nuevo Testamento o
parte de él, y también millares en latín, y no hay dos de ellos en existencia que sean
exactamente iguales.
El problema es, pues, cernir los materiales disponibles, comparar los lugares donde los
manuscritos difieren (se llaman "variantes"), y decidir cuáles de las variantes representan
errores y cuál parece representar mejor el texto original. Aunque parece una tarea enorme — y
en cierto modo lo es — el traductor no se desespera, pues sabe algo sobre crítica textual, la
ciencia que trata de descubrir los textos originales de documentos antiguos.
Nuestro propósito aquí no es enseñar crítica textual, sino dar una información básica sobre
ella, para que el lector sepa por qué la hacen los traductores, y entienda las notas marginales de
su traducción que dicen: "Otras autoridades antiguas añaden." o "algunos manuscritos no
incluyen. . ."
Para los fines de este capítulo, hay tres cosas que se deben tener en cuenta:
1. La crítica textual es una ciencia que tiene controles cuidadosos. Hay dos clases de
evidencias que el traductor tiene en cuenta al tomar decisiones textuales: la evidencia externa (el
carácter y la calidad del manuscrito) y la evidencia interna (las clases de errores cometidos por
los copistas). Los eruditos a veces difieren en cuanto al peso que deben dar a estas evidencias,
pero todos están de acuerdo en que la combinación fuerte de evidencias externas e internas
convierte en rutina la vasta mayoría de las decisiones. En cambio, para el resto de ellas, cuando
estas dos líneas de evidencia parecen chocar, las decisiones son más difíciles.
La evidencia externa tiene que ver con la calidad y la edad de los manuscritos que apoyan una
variante dada. Para el Antiguo Testamento, esto se reduce usualmente a la selección entre los
manuscritos hebreos, de los cuales casi todos son copias medievales, y los manuscritos de la
traducción griega llamada Septuaginta (LXX), que son más primitivos. El estudio ha
demostrado que los manuscritos hebreos reflejan un texto muy antiguo; sin embargo, a menudo
60
necesita corrección de lá Septuaginta. A veces ni el hebreo ni el griego dan un sentido
aceptable, en cuyo caso son necesarias las conjeturas.
Para el Nuevo Testamento, la evidencia extrema mejor se conservó en Egipto. Cuando tal
evidencia temprana tiene igualmente el apoyo de otros sectores de lo que fuera el Imperio
Romano, tal evidencia usualmente se considera como concluyente.
La evidencia interna tiene que ver con los copistas y los autores. Cuando los traductores
confrontan una decisión entre dos variantes o más, usualmente pueden detectar cuáles son
erróneas, pues los hábitos y tendencias de los escribas han sido cuidadosamente analizados por
los eruditos y ya son bien conocidos. Usualmente la variante que explica el origen de todas las
demás, es la que suponemos que es el texto original. También es importante que el traductor
conozca el estilo de un autor bíblico dado y su vocabulario, pues estos desempeñan igualmente
un papel importante en las decisiones textuales.
Como ya se dijo, para la vasta mayoría de las variantes encontradas entre los manuscritos, la
mejor evidencia externa, combinada con la mejor evidencia interna, nos da un alto grado de
certeza acerca del texto original. Esto se puede ilustrar miles de veces por la simple
comparación de la versión revisada de 1960 de la Biblia de Reina-Valera (RV 1960) con una
traducción más reciente, como la Nueva Versión Internacional (NVI) o la Versión Popular
(VP). Presentamos dos variantes como ilustración del trabajo de crítica textual:
1 Samuel 8:16
RV: "vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos"
VP: "sus mejores bueyes y asnos"
El texto de la VP ("sus bueyes") viene de la Septuaginta, la confiable traducción griega del
Antiguo Testamento, hecha en Egipto entre 250-150 a.C. La RV sigue el texto hebreo
medieval, que dice "jóvenes", término que no conviene usar en paralelo con "asnos". El origen
de la copia errónea del texto hebreo, seguido por la RV, se entiende fácilmente. La palabra para
"jóvenes" en hebreo se escribía bhrykm, mientras que "ganado" o "bueyes" era bqrykm. La
copia incorrecta de una sola letra por un escriba causó el cambio de significado. La Septuaginta
fue traducida algún tiempo antes de que se hiciera la copia errónea, de modo que conservó el
original "su ganado" o "sus bueyes". El cambio accidental a "jóvenes" se hizo después, y afectó
los manuscritos hebreos medievales, pero no la Septuaginta pre medieval.
1 Corintios 11:29
RV: "el que come y bebe indignamente"
VP: "si come y bebe"
La palabra "indignamente" no se encuentra en ninguno de los manuscritos griegos mejores y
más antiguos. Su presencia en la traducción latina y en manuscritos griegos más recientes se
puede explicar fácilmente como una adición traída del versículo 27, donde todos los
manuscritos conocidos tienen "indignante". No hay ninguna buena explicación de cómo se
habría quitado del versículo 29 en todos los manuscritos primitivos, si hubiera estado allí
originalmente.
Se debe observar aquí que en su mayoría los traductores trabajan con textos hebreos y griegos
editados por medio de un estudio cuidadoso y riguroso. Para el Nuevo Testamento esto
significa que el "mejor texto" ya ha sido determinado por eruditos expertos en este campo, pero
también significa que los traductores mismos tienen acceso a una información textual y notas
que incluyen las variantes significativas con el apoyo de sus manuscritos.
2. Aunque la crítica textual es una ciencia, no es una ciencia exacta, pues trata con
demasiadas variables humanas. En ocasiones, especialmente cuando la traducción es obra de un
comité, los traductores mismos se dividen en cuanto a la variante que representa el texto
61
original y la del error del escriba o escribas. Usualmente en tales casos la decisión de la mayoría
se encuentra en la traducción misma, mientras que la preferencia de la minoría aparece al
margen.
La cuestión idiomática
Las próximas dos clases de opciones — la verbal y la gramatical — nos llevan a la ciencia
misma de la traducción. El problema tiene que ver con la transferencia de palabras e ideas de un
idioma a otro. Para entender las varias teorías subyacentes en las traducciones modernas, hay
que familiarizarse con los siguientes términos:
Idioma original: El idioma del cual se traduce; en nuestro caso el hebreo, el griego o el
arameo.
El idioma receptor: El idioma al cual se traduce; en nuestro caso, el castellano.
Distancia histórica: Esto tiene que ver con las diferencias que existen entre el idioma original
y el receptor, tanto en materia de palabras, gramática, y modismos, como en la cultura y la
historia.
Teoría de la traducción: Trata de la extensión del alcance de la traducción. Por ejemplo, ¿se
debe traducir lámpara como "linterna" o "antorcha" en culturas donde estas remplazan a
aquella? O bien, ¿debe uno traducir lámpara con su equivalente y dejar que el lector mismo
haga la interpretación? ¿Se debe traducir ósculo santo como "el darse la mano en amor
cristiano" en las culturas donde el besarse en público es ofensivo?
Obsérvese la aplicación de las deiitticioti.es antenotes a las siguientes teorías fundamentales
de la traducción:
Literal: El intento de traducir manteniéndose tan cerca como sea posible a las palabras y frases
exactas del idioma original, aunque dando sentido en el idioma receptor. La traducción literal
mantiene la distancia histórica intacta en todos los puntos.
Libre: El intento de traducir las ideas de un idioma a otro, con menos preocupación por el uso
exacto de los equivalentes de las palabras del idioma original. Una traducción libre, llamada
también paráfrasis, trata de eliminar la distancia histórica en cuanto sea posible.
El problema con la traducción literal es que mantiene la distancia en los lugares equivocados: el
idioma y la gramática. Así el traductor a veces traduce del griego o el hebreo al castellano,
expresiones que nunca se usan ni al escribir ni al hablar.
62
Otro problema de la traducción literal es que hace aparecer el castellano ambiguo, en casos en
que el griego o el hebreo eran bastante claros para los oyentes originales. Por ejemplo, en 2
Corintios 5:16 la frase griega katá sárka fue traducida en la RV como "conocemos según la
carne". Esta no es una manera común de hablar en castellano. Además la frase es ambigua. ¿Es
la persona a quien se conoce la que es "según la carne", lo cual parece implicarse en la RV, y en
cuyo caso significaría algo así como "por su apariencia exterior"? O, ¿es la persona que conoce
quien lo hace "según la carne", lo cual significaría "desde un punto de vista mundano"? En este
caso, el griego es claro, y el versículo se podría traducir: "Por eso, nosotros ya no pensamos de
nadie según los criterios de este mundo" (VP), pues hemos sido elevados a una vida nueva,
según el v. 15.
1. Pesos, medidas y dinero. Este es un campo especialmente. ¿Se traducen las palabras
griegas y hebreas (e/a, homer, etc.) o se trata de encontrar sus equivalentes en castellano? Si se
decide por los equivalentes, ¿se usará el sistema métrico o el inglés? En cuanto a los
En su mayor parte, la RV transliteró y nos dio "bato", "homer", "efa", "talentos" y "denarios".
Sin embargo, el hebreo 'ammah fue traducido "codo", y el griego mnd, "mina", lo cual quita
mucho del significado y es confuso.
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Decimos entonces que con respecto a las medidas y los pesos sería un buen procedimiento el
uso de los equivalentes o el de las transliteraciones con notas marginales, pero el uso de los
equivalentes se prefiere en pasajes como los mencionados antes.
Isaías 5:10
RV: "Y diez yugadas de viña producirán un bato, y un homer de semilla producirá un efa". VP:
"Tres hectáreas plantadas de uvas no rendirán más que un barrilito de vino. Diez costales de
semilla sólo rendirán uno de trigo".
Mateo 18:24, 28 RV: "Le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. . . halló a uno de
sus consiervos, que le debía cien denarios". VP: "Le presentaron a uno que le debía muchos
millones... se encontró con un compañero suyo que le debía una pequeña cantidad".
2. Los eufemismos. Casi todos los idiomas tienen eufemismos para asuntos tales como el
sexo o algunas funciones fisiológicas. El traductor tiene tres opciones en tales casos: (1) traducir
literalmente, pero con el riesgo de confundir al lector, (2) traducir el equivalente literal, pero tal
vez ofender al lector, o (3) traducir con un eufemismo equivalente.
La opción (3) es tal vez la mejor, si existe tal eufemismo. De lo contrario, es mejor la opción
(2), especialmente para asuntos en los cuales ya no se usan eufemismos en castellano. Así
cuando Raquel dice: "Hoy tengo mi período de menstruación" (Génesis 31:35, VP) es
preferible a la traducción más literal de RV: "estoy con la costumbre de las mujeres".
El problema se complica aun más por el hecho de que algunas palabras hebreas y griegas tienen
una gama de significados diferentes de los del castellano. Además, algunas palabras pueden
tener varios matices de significado, y también dos o más significados muy diferentes. También,
el juego de palabras deliberado es casi siempre imposible de traducir de un idioma a otro. Por
eso, se debe preferir la traducción de equivalentes dinámicos a la literal.
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a. Una de las características del griego son las construcciones en genitivo. El genitivo es el
caso común de origen o posesión, como en "mi libro". Tal posesivo también se podría traducir,
aunque mal, "el libro de mí". Otros posesivos, tales como "la gracia de Dios", no significan
tanto que Dios posee la gracia, como que la da, o que viene de El. Algunos de los genitivos
griegos se usan como adjetivos descriptivos, para indicar origen, para connotar relaciones
especiales entre dos sustantivos, etc. La traducción literal se hace con una frase con "de", pero
no siempre sale bien, como en "la palabra de su poder" (Hebreos 1:3 RV), que es un adjetivo en
genitivo traducido mejor como "su palabra poderosa" (VP).
b. Miles de veces en el Antiguo Testamento los traductores siguen el orden de las palabras
del hebreo, lo cual no produce una expresión castellana apropiada. Por ejemplo, en Génesis 1
muchos versículos comienzan con "Y", palabra que traduce esta conjunción, que en hebreo es
equivalente a la mayúscula de la primera letra de una oración en castellano. Por lo tanto, se
podría omitir sin cambiar el significado.
Primero, debe notarse que no hemos tratado de agotar el material. Hay muchas otras
traducciones de toda la Biblia que no hemos mencionado.
Sería conveniente que el estudiante evangélico de las Sagradas Escrituras tuviera también varias
de las muchas versiones católico-romanas, para comparación y, quizá para su uso en el
evangelismo personal dirigido a los miembros de esa iglesia. Entre las traducciones católicas,
quizá las más conocidas hoy en día sea la versión de Nácar-Colunga, de expresión altamente
académica y correcta; la Torres-Amat, que encierra literalismos y tendencias a apoyar las
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doctrinas católicas y la Biblia de Jerusalén, cuyo texto está traducido de los idiomas originales
directamente, y tiene gran número de notas de estudio tomadas de la edición original francesa,
en las que sigue la teología católica. Otras menos conocidas, tal vez, son la Herder, la Bover-
Cantera y la de Scío. Otras traducciones católicas fueron hechas directamente de la Vulgata
latina y no de las lenguas originales.
Dejamos pues, a su buen juicio la selección de la traducción que más le convenga, pero ojalá
que sea, a la vez, fiel al significado original y en buen castellano contemporáneo, que convierta
siempre en profundo gozo el estudio de la Palabra de Dios.
Tarea 3
Responda brevemente
A. Enuncie las decisiones que debe tomar el traductor de la Biblia y explique en qué consiste
cada una.
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___________________________________________________________________________
B. Mencione las preocupaciones fundamentales relacionadas con el texto tanto del Antiguo
Testamento como el Nuevo Testamento
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C. Según el autor, que se entiende por "variante"?
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I. Enuncie Las Teorías fundamentales de la traducción que menciona el autor, y defina cada
una.
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EL TEXTO DEL NUEVO TESTAMENTO
La crítica textual del Nuevo Testamento es el estudio de los textos bíblicos y de los manuscritos
antiguos que se escribieron a mano. El fin de este estudio es determinar el texto exacto de los
escritos originales (llamados «autógrafos») antes de que los copistas introdujeran cambios y
errores en las copias que hicieron de los escritos del Nuevo Testamento.
Obsérvese claramente que lo anterior no habla de la inspiración del Nuevo Testamento, y que
no se trata el asunto de si los escritos originales contenían errores o no. Los manuscritos
originales no existen. Todo lo que tenemos hoy día son copias de copias. El manuscrito más
antiguo de todo el Nuevo Testamento es un fragmento de papiro que contiene sólo unos cuantos
versículos del Evangelio según San Juan, y es un fragmento del año 125 d.C, aproximadamente.
Cada uno de los libros del Nuevo Testamento se escribió a mano en algún momento de la
última parte del siglo I o a inicios del siglo II. Se escribieron en papiros y en el idioma griego. El
papiro que se extraía de la médula de una planta llamada papiro. La médula del papiro se
cortaba en finas tiras y se presionaba para formar páginas para escribir. A inicios del siglo IV,
las copias se empezaron a hacer en pergamino, material que se hacía con la piel de animales.
Las copias de estos escritos eran costosas de producir, debido no sólo al precio del material sino,
también, a la cantidad de tiempo que requería una persona para escribir a mano un solo libro.
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Un manuscrito del Nuevo Testamento, en pergamino de tamaño promedio, requería la piel de
por lo menos cincuenta o sesenta ovejas o cabras.
Las primeras comunidades cristianas que recibieron los escritos originales probablemente
hicieron copias para los cristianos de pueblos cercanos. Quizá cuando varias comunidades
cristianas se reunían en diferentes hogares, en la misma ciudad (véase Ro 16.5), cada una
deseaba tener su propio evangelio o carta de Pablo. Cuando se hicieron las primeras copias de
estos escritos, los copistas, también llamados escribas, no consideraban estos escritos como
escrituras sagradas. Según ellos, simplemente hacían copias de cartas de Pablo, o de Pedro, o de
un evangelio que había escrito algún cristiano igual que ellos. Esto significa que a veces
hicieron cambios deliberados, añadiendo cosas o cometiendo errores. Sólo gradualmente, a
partir del siglo II empezaron los cristianos a tomar conciencia de que estos escritos eran
Escritura, en un sentido equivalente a las Escrituras hebreas que la Iglesia había recibido del
judaísmo.1
Los manuscritos griegos. Se escribieron los primeros manuscritos sobre papiro y en idioma
griego; pero a inicios del siglo IV se utilizó el pergamino hasta que en el siglo XII el papel
empezó a reemplazarlo. La clase de escritura que se usó hasta el siglo IX fue la uncial o
escritura en mayúsculas. Desde el siglo IX hasta que se empezó a imprimir el Nuevo
Testamento a máquina, se empleó la escritura minúscula o cursiva. Casi todos los manuscritos
griegos que todavía existen hoy son manuscritos en minúscula (unos 2800), y son la mayor
cantidad de documentos que datan del siglo XI al XIV.
A inicios del siglo XX, solo se conocían nueve papiros. Hoy día, se conocen noventa y cuatro
manuscritos en papiro, aunque muchos de ellos están muy fragmentados y contienen pocos
versículos. Los manuscritos unciales suman 274, aunque sólo un poco más del tercio de los
mismos se ha perpetuado en dos hojas de texto, o menos. Estos manuscritos bíblicos en griego,
especialmente los papiros y los unciales, revisten una inmensa importancia en la búsqueda por
recobrar lo que escribieron originalmente los escritores del Nuevo Testamento.
Manuscritos en otros idiomas. Ya a partir del siglo II, el Nuevo Testamento fue traducido al
siríaco, al latín y al copto. En los siguientes siglos se hicieron traducciones también a otros
idiomas como el gótico, el armenio, el etíope y el georgiano. De estas traducciones, las más
útiles para recobrar la forma más antigua de los escritos neotestamentarios en griego son las
versiones en siríaco, latín y copto.
Manuscritos del leccionario griego. Además de los 3000 papiros o más que se mencionaron
antes, existen aproximadamente 2200 manuscritos de leccionarios. Estos manuscritos contienen
pasajes colocados en orden, a manera de lecciones, que se leían a lo largo del calendario
litúrgico de la iglesia.
Escritos de los primeros Padres de la Iglesia. Los grandes líderes de la Iglesia (Padres) de los
siglos II—V, escribieron en griego o en latín, y muchas veces citaron versículos del Nuevo
El problema
¿Cómo puede un crítico textual, es decir, un erudito que intenta determinar cuál es el texto
original, decidir qué escribieron los autores originalmente? ¿Debe basarse completa y
únicamente en el mejor manuscrito, aun si éste contiene errores obvios? ¿Y cómo puede saber
cuál es el mejor manuscrito? ¿Debe basarse en un grupo particular de manuscritos más que en
otro grupo? A la búsqueda de apoyo en aspectos tales como el estilo, el vocabulario o la
teología de un escritor del Nuevo Testamento, en lugar de buscarlo en ciertos manuscritos
«mejores», se le conoce como apoyo en la «evidencia interna».
¿Cómo ocurrieron a lo largo de los siglos, errores y cambios a la hora de copiar los
manuscritos? La respuesta a esta pregunta le permite al crítico textual establecer ciertos criterios
para acercarse lo más posible al texto original.
Cambios intencionales. Cuando los escribas copiaban escritos del Nuevo Testamento, hacían
cambios en el texto. Algunos cambios fueron deliberados, con el fin de mejorar el estilo o la
gramática. Otros cambios deliberados se hicieron para que el texto de un evangelio coincidiera
con el de otro evangelio, o para que lo que Pablo había escrito en una carta coincidiera con lo
que había escrito en otra. Compárese, por ejemplo, la versión más corta de 1 Tesalonicenses 1.1,
que utiliza DHH («su gracia y su paz»), con la versión más larga del mismo versículo, que
utiliza RVR («gracia y paz…de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo»).
También se hicieron cambios deliberados para «mejorar» la teología de ciertos versículos. Por
ejemplo, Lucas 2.41–43 dice que cuando Jesús tenía doce años de edad, se quedó en Jerusalén
después de la fiesta de la Pascua, en lugar de volver a casa con el grupo de peregrinos. Los
mejores manuscritos dicen en el versículo 43 que Jesús se quedó sin que «sus padres» se dieran
cuenta. Como José no era el padre biológico de Jesús, un escriba cambió «sus padres» a «José y
su madre», probablemente para proteger la doctrina del nacimiento virginal de Jesús. RVR dice
«José y su madre», con base en el Textus Receptus, pero la mayoría de las traducciones
recientes se basan en mejores manuscritos y utilizan «sus padres» (dhh, ba, bj, nbe, nvi).
Cambios no deliberados. Hubo cambios que no fueron deliberados, sino resultado de una mala
lectura o de la mala memoria. Los escribas cometían errores porque se saltaban una letra, o una
palabra, o incluso una línea completa, con lo cual omitían en forma accidental una o varias
palabras. Otras veces leían mal el texto, y copiaban la letra o palabra equivocadas, o bien,
repetían por error una o varias palabras.
En ocasiones, varios escribas trabajaban juntos en el mismo recinto, copiando uno mientras el
otro leía el texto en voz alta. En esos casos, a veces los escribas oían mal y escribían
incorrectamente alguna palabra. Por ejemplo, la segunda parte de 1 Juan 1.4 dice en RVR:
«para que vuestro gozo sea cumplido». Sin embargo, casi todas las traducciones modernas
dicen: «para que nuestro gozo sea cumplido». En griego, las palabras «vuestro» y «nuestro» se
componen de cuatro letras cada una y se diferencian entre sí únicamente por la primera. Pero
cuando se pronuncian, ambas palabras suenan igual. Dado que «vuestro» y «nuestro» tienen
sentido dentro del contexto, aparentemente algunos escribas escribieron una forma mientras que
otros escribieron la otra. Los editores de la cuarta edición del Nuevo Testamento Griego de las
Sociedades Bíblicas Unidas (1993; véase más adelante) usan «nuestro» en el texto, dándole una
calificación de «A» para indicar que están seguros de que el manuscrito original de 1 Juan decía
«nuestro».
Eran muchos los factores que hacían que los escribas cometieran errores: el frío, la poca luz, los
defectos visuales, la fatiga. Algunas veces, el manuscrito que estaban copiando había sido
BA Biblia de las Américas
BJ Biblia de Jerusalén
BL Biblia Latinoamericana
Dado que los escribas fueron haciendo cambios deliberados o no deliberados, cada vez hubo
más manuscritos diferentes entre sí. Algunas veces, los escribas tenían acceso a varios
manuscritos y se daban cuenta de las diferencias al compararlos. En esos casos, algunos escribas
escogían la lectura de un manuscrito en lugar de la de otro, mientras que otros conservaban
ambas lecturas.
Lucas 24.53. Este versículo es un buen ejemplo de aquellos casos en que los escribas, al hallar
en un manuscrito una palabra que era diferente a otra en otro manuscrito, optaban por conservar
ambas lecturas. RVR dice: «Y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios».
DHH dice: «Y estaban siempre en el templo, alabando a Dios». Los mejores y más antiguos
manuscritos sólo dicen: «alabando a Dios». Un manuscrito uncial en griego y varios
manuscritos en latín dicen: «bendiciendo a Dios». Esta segunda lectura probablemente fue un
error de algún escriba que escribió «bendiciendo» en lugar de «alabando». Luego otro escriba
que conocía ambas lecturas incluyó las dos en el manuscrito que estaba copiando, y esa nueva
lectura pasó a ser la que se encuentra en los textos manuscritos bizantinos.
Los críticos textuales emplean el término técnico lecturas variantes para hacer referencia a
diferentes lecturas que ocurren en el mismo lugar en un versículo dado. En el ejemplo anterior,
«alabando», «bendiciendo» y «alabando y bendiciendo» son lecturas variantes. No se ha hecho
un conteo exacto de todas las lecturas variantes que se conocen de los manuscritos existentes del
Nuevo Testamento, pero un famoso crítico textual calcula que hay más de trescientas mil.
Los manuscritos que componen la familia textual «occidental» preservan a veces la lectura
correcta en partes donde otros tipos de texto no lo hacen. Esta forma de texto parece haber sido
el resultado de cambios bastante libres en la tradición de los manuscritos, pues los copistas
hicieron muchísimos cambios.
El tipo de texto bizantino está formado por aproximadamente el ochenta por ciento de los
manuscritos minúsculos o cursivos, y por casi todos los leccionarios. A esta familia de textos se
le considera la menos valiosa para la crítica textual, aunque algunos eruditos cuestionan esto,
como se comentará más adelante. Retomando las lecturas variantes ya mencionadas en este
capítulo, las siguientes lecturas aparecen en manuscritos de texto bizantino: (a) «gracia y paz de
Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo» [1 Ts 1.1]; (b) la forma larga del Padrenuestro en
Lucas 11.2–4; (c) «José y su madre» [Lc 2.43]; (d) «vuestro gozo» [1 Jn 1.4]; (e) «alabando y
bendiciendo» [Lc 24.53].
Pautas para escoger entre las diferentes lecturas. Para determinar cuál es la mejor lectura, los
críticos textuales han desarrollado ciertos principios que también se conocen como «cánones»,
los cuales se dividen en dos categorías: evidencia externa y evidencia interna.
(1) Evidencia externa. (a) Los manuscritos más antiguos son los que probablemente preservan
la lectura original. (b) Las lecturas variantes que se conocen en zonas geográficas bastante
distanciadas, probablemente son más originales que las que se conocen en una sola zona
geográfica. (c) Una lectura que cuente con el respaldo de una gran mayoría de manuscritos
existentes no necesariamente es la mejor lectura, ya que esos manuscritos pueden provenir de
un mismo antecesor. Por tanto, los manuscritos deben «pesarse» (evaluarse) en vez de sólo
enumerarse para ver cuántos respaldan ciertas variantes.
(2) Evidencia interna. (a) La lectura más breve probablemente es la original. En la mayoría de
los casos, los escribas no le quitaban palabras al texto, sino que se las añadían. (b) Es mejor
utilizar la lectura más difícil de comprender, ya que los escribas solían alterar los textos difíciles
para hacerlos más sencillos, y no a la inversa. (c) La lectura que mejor se ajuste al estilo y al
vocabulario del escritor, probablemente es la original. (d) De igual manera, debe preferirse la
lectura que mejor se ajuste al contexto.
Antes de su impresión. Durante los tres primeros siglos después de Cristo, los escribas hicieron
muchísimos cambios en el texto del Nuevo Testamento Griego porque aún no estaban sujetos a
controles estrictos que garantizaran copias exactas. Debido a que los escribas de los primeros
siglos siguieron haciendo copias de copias, algunos manuscritos empezaron a tener los mismos
cambios y errores; es decir, las mismas lecturas variantes que tenían otros manuscritos.
Algunos, por ejemplo, incluían en Mateo 6.13 las palabras: «porque tuyo es el reino, y el poder,
y la gloria por todos los siglos. Amén», mientras que otros no lo hacían. De esta forma, algunos
manuscritos llegaron a compartir las mismas lecturas variantes. Estas semejanzas entre los
manuscritos permiten que los críticos textuales los clasifiquen o agrupen según diferentes tipos
o familias de texto. También se dio la mezcla de textos porque los escribas «corregían» los
manuscritos basándose en otros manuscritos que contenían otras lecturas; es decir, utilizaban
manuscritos pertenecientes a otras familias textuales (véase el diagrama anterior). Conforme los
cristianos se fueron dando cuenta poco a poco de que estos escritos eran escritura sagrada, los
escribas fueron perdiendo la libertad de cambiar el texto cuando lo copiaban.
Para el año 200 d.C., en la parte occidental del Imperio Romano se usaban manuscritos en latín;
en Egipto, manuscritos en copto; y en Siria, manuscritos en siríaco. En la parte oriental del
Imperio Romano se siguió empleando principalmente el griego. En realidad, hoy día existen
más de ocho mil manuscritos de la Vulgata, muchos más que todos los conocidos en griego.
Para fines del siglo VII, el Nuevo Testamento se leía en griego sólo en una pequeña parte de la
iglesia, a saber, la Iglesia Ortodoxa Griega, cuyo patriarcado principal estaba en la ciudad de
Constantinopla. La forma de texto griego que se empleó allí fue el tipo bizantino. Otras regiones
del mundo que habían leído el Nuevo Testamento en griego usaban en ese tiempo Nuevos
Testamentos traducidos a sus idiomas locales. Por ejemplo, los manuscritos griegos de la
familia textual alejandrina, que se habían usado antes en Egipto, fueron reemplazados por
traducciones a los diversos dialectos del copto. Para el tiempo en que se inventó la imprenta, la
única forma en griego del Nuevo Testamento que todavía estaba en uso era el texto bizantino.
Debemos decir algo más sobre lo anterior. Algunos cristianos insisten hoy día en que el texto
bizantino es mas cercano a los escritos originales, porque existen más copias de esta familia de
textos que de la familia textual alejandrina. Su razonamiento es que Dios no habría permitido
que las lecturas correctas se preservaran en un tipo de texto que tuviera menos manuscritos
griegos que otro tipo de texto. Este razonamiento no sólo ignora los cambios históricos de que
74
los idiomas locales reemplazaron al griego en casi todo el Imperio Romano, sino que también
refleja una idea ingenua de cómo se relaciona Dios con el mundo.
El Nuevo Testamento Griego impreso. El primer Nuevo Testamento en griego que se imprimió
fue editado en 1516 por el humanista holandés Erasmo, e impreso por el suizo Froben, de
Basilea. Erasmo sólo tuvo acceso a seis manuscritos griegos escritos a mano, que en su mayoría
databan de los siglos XII y XIII. No es de sorprenderse, entonces, que todos, excepto uno,
tuvieran el texto bizantino. Ese Nuevo Testamento Griego que se basó en manuscritos del tipo
bizantino, en los siguientes cien años fue editado varias veces haciéndosele pequeños cambios,
y se le llegó a conocer como Textus Receptus (TR), expresión latina que quiere decir «texto
recibido».
Durante los siguientes doscientos años, hubo dos grandes desarrollos en relación con el Textus
Receptus. En primer lugar, en los siglos XVII y XVIII los eruditos de Inglaterra y Alemania
empezaron a comparar los textos de los manuscritos que hasta ese entonces se conocían, con el
Textus Receptus. Se preocuparon, sobre todo, por identificar y registrar las lecturas variantes
que diferían, por supuesto, con las del Textus Receptus. A raíz de lo anterior, los investigadores
empezaron a cuestionar de si muchos de los versículos del Textus Receptus eran los mismos
que habían usado originalmente los escritores del Nuevo Testamento.
En segundo lugar, en los siglos XVIII y XIX, los eruditos empezaron a formular principios o
cánones (ya discutidos anteriormente) que sirvieron para concluir que el Textus Receptus no
representaba el mejor testimonio textual.
Al respecto, debemos decir que los millares de diferencias existentes entre el Textus Receptus y
las ediciones críticas modernas del Nuevo Testamento (más adelante se examinarán con
detalle), carecen de importancia mayor. En la mayoría de los versículos, el Textus Receptus
concuerda con las ediciones modernas del Nuevo Testamento Griego. Las diferencias tienen
que ver con la ortografía, los tiempos verbales, o el uso de palabras diferentes que tienen el
mismo significado. Esas diferencias, y muchas otras, no son muy importantes respecto al
mensaje del Nuevo Testamento. Ninguna doctrina fundamental de la fe cristiana se ve afectada
por las diferencias textuales.
En el siglo XX el Nuevo Testamento Griego ha sido editado tanto por eruditos católicos como
por eruditos protestantes. Las siete ediciones que más se usaron en la primera mitad de este
siglo son las de (1) Tischendorf, octava edición, 1869–72, (2) Westcott-Hort, 1881, (3) von
75
Soden, 1902–13, (4) Vogels, cuarta edición, 1955, (5) Bover, quinta edición, 1968; (6) Nestle-
Aland, vigésima sexta edición, 1983; y (7) Merk, décima edición, 1984. Una comparación de
estas siete ediciones revela que las de von Soden, Vogels, Merk y Bover coinciden más
frecuentemente con el texto bizantino que las de Tischendorf, Westcott-Hort y Nestle-Aland,
que se acercan más a los manuscritos del texto alejandrino. Sin embargo, a pesar de esas
diferencias, «en casi dos tercios del texto del Nuevo Testamento, las siete ediciones del Nuevo
Testamento Griego… concuerdan plenamente, sin diferencia alguna más que en detalles
ortográficos».3
El estado actual de las cosas. Hay un reducido número de investigadores que sigue arguyendo
que el texto bizantino se acerca más a los escritos originales. Z. C. Hodges y A. L. Farstad
rechazan los métodos y conclusiones de Westcott y Hort. Por lo tanto, editaron The Greek New
Testament According to the Majority Text (1982) con base en la tradición de los textos
bizantinos. Casi todos los especialistas del Nuevo Testamento disienten no sólo con los
supuestos, sino también con la metodología de Hodges y Farstad. Los Aland, por tanto, tienen
razón al afirmar: «Se puede suponer que toda persona que trabaje con el Nuevo Testamento
Griego en el día de hoy, usará probablemente una copia de la tercera edición del Nuevo
Testamento Griego que publicaron las Sociedades Bíblicas Unidas (GNT3, 1975 [la cuarta
edición se publicó en 1993]) o la edición vigesimosexta del Novum Testamentum Graece de
Nestle-Aland (N-A26, 1979)».4
(1) GNT4 y N-A26. Estos dos Nuevos Testamentos Griegos que editó un equipo internacional
de eruditos, tienen exactamente el mismo texto, y difieren solo rara vez en aspectos de
puntuación, ortografía y delimitación de párrafos (véanse las muestras de Efesios 1, al final de
este capítulo). La cuarta edición del Nuevo Testamento Griego de las SBU, publicada en 1993,
es para uso de los traductores de la Biblia en todo el mundo, mientras que la edición del N-A26
es para uso de estudiantes, maestros y expositores del Nuevo Testamento. Ambas ediciones
tienen un extenso Aparato crítico al pie de cada página, donde se mencionan, usando códigos
apropiados, las diferentes variantes textuales presentes en los diversos manuscritos existentes.
N-A26 posee muchísimas más variantes que GNT4, de las SBU. Este último sólo tiene las
variantes de manuscritos griegos que son consideradas importantes para los traductores.
Por ejemplo, N-A26 indica que las palabras «en Éfeso», en Efesios 1.1, no se encuentran en los
siguientes manuscritos: el manuscrito en papiro P46 (inicios del siglo III), los manuscritos
unciales «» (Sinaítico, siglo IV) y «B» (Vaticano, siglo IV), los manuscritos minúsculos «6»
(siglo XIII) y «1739» (siglo X). N-A26 indica también que en otros manuscritos en griego,
latín, copto, siríaco, gótico y armenio sí aparece la frase «en Éfeso» en el texto. Como esta
3 Aland, p. 29.
(2) Traducciones modernas. Los lectores de las traducciones modernas al español hallarán notas
como éstas al pie de las páginas:
Estas notas indican que, en los lugares donde los manuscritos tenían diferencias, los traductores
se basaron más en un grupo que en otro.
Hay tres razones generales que explican por qué las traducciones modernas son a veces
diferentes:
(1) Mateo 6.19. Algunas diferencias se deben a que los traductores han traducido en forma
diferente el mismo texto griego. O sea, se trata de una diferencia de estilo a nivel del lenguaje
empleado. Compárense, por ejemplo, las siguientes dos traducciones de Mateo 6.19: (a)
«santificado sea tu nombre» (RVR, DHH), y (b) «proclámese que tú eres santo» (NBE).
(2) 1 Tesalonicenses 4.4. Algunas diferencias se deben a distintas interpretaciones del mismo
texto en griego. BA traduce literalmente del griego: «que cada uno de vosotros sepa cómo
poseer su propio vaso en santificación y honor». La palabra que BA traduce como «vaso»,
Pablo la expresa en un sentido figurado, cuyo significado debaten los eruditos. Compárense, por
ejemplo, las tres siguientes traducciones de este versículo: (a) «que cada uno sepa portarse con
su propia esposa» (DHH, RVR, BL); (b) «que sepa cada cual controlar su propio cuerpo»
(NBE, LPD); y (c) «que cada uno sepa portarse en los negocios» (traducción alternativa en una
nota de pie de página de DHH).
(3) Mateo 27.17. Pero algunas diferencias ocurren porque los traductores se han basado en
diferentes manuscritos griegos que contienen lecturas variantes. Compárese la traducción de
Mateo 27.17 en RVR (»…a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo?») y en DHH (»…a Jesús
Barrabás, o a Jesús, el que llaman el Mesías?»). Es probable que el escriba creyera que un
criminal como Barrabás no podía tener el mismo nombre del Señor Jesús, por lo que omitió el
nombre «Jesús» en el texto cuando lo copió. Muchas traducciones modernas a otros idiomas se
77
basan también en los manuscritos que dicen «Jesús Barrabás» (como por ejemplo, las versiones
G
NB, NRSV, REB, GeCL y TOB).
La traducción que hace RVR de este versículo se basa en el Textus Receptus, que hoy día casi
todos los eruditos consideran inferior porque es básicamente el mismo texto de los manuscritos
de la familia textual bizantina. La mayoría de las traducciones al español, como DHH, NBE,
LPD y BJ, se basan en manuscritos mejores y más antiguos que los que utilizó la tradición de
RVR. Y puesto que los Nuevos Testamentos Griegos de Nestle-Aland26 y de SBU se basan en
esos mismos manuscritos, hay pocas diferencias entre las traducciones modernas al español y
esas dos ediciones del Nuevo Testamento. Sin embargo, dado que los críticos textuales y los
traductores pesan en forma diferente la evidencia externa e interna versículo por versículo,
seguirá habiendo diferencias menores en las ediciones impresas del Nuevo Testamento Griego
y en las traducciones al español y a otros idiomas.
La práctica de la crítica textual demanda que se conozcan bien las lenguas antiguas, la
historia de la iglesia de los primeros siglos, la interpretación bíblica y los manuscritos antiguos.
Pocas personas poseen tanto conocimiento. Frente a la vasta cantidad de lecturas variantes que
contiene el aparato crítico de cualquier Nuevo Testamento Griego impreso, y frente a las listas
complejas de manuscritos que respaldan cada variante, casi todos los traductores se sienten
abrumados. Sin embargo, aunque nadie espera que los traductores sean expertos en crítica
textual, sí deben tener algún conocimiento en este campo de estudio.
Los traductores del Nuevo Testamento descubren muy pronto las diferencias que existen
entre las traducciones al español que usan como base para la traducción a su idioma nativo. Los
que leen inglés, portugués y otros idiomas también descubrirán diferencias en las traducciones a
esos idiomas. Como se indicó antes, algunas de esas diferencias existen porque los traductores
de las versiones modernas se basaron en diferentes textos griegos. En realidad, la mayoría de los
traductores a lenguas indígenas quedan confundidos y frustrados frente a esas diferencias. Si no
leen griego, ¿qué traducción deben seguir en los casos en que las varias versiones castellanas
emplean diferentes lecturas variantes, como ocurre en Mateo 27.17? ¿Deben imitar a RVR, a
DHH o a BJ? Si leen griego, ¿cuál edición del Nuevo Testamento Griego deben utilizar? ¿el de
SBU? ¿la décima edición del Novum Testamentum Graece Et Latine de Merk (1984)? ¿Y qué
deben hacer si el Nuevo Testamento Griego que están usando acepta una variante textual que
2 Tesalonicenses 2.13. En el griego, por ejemplo, la palabra que se traduce como «los
primeros» se escribe casi exactamente igual que las dos palabras griegas que se traducen como
«desde el principio». Como los manuscritos griegos más antiguos no tienen divisiones entre las
palabras, fue fácil que los escribas confundieran una de estas palabras por la otra. En 2
Tesalonicenses 2.13 algunos manuscritos dicen: «porque Dios os ha escogido desde el principio
para la salvación» (base para las versiones RVR, BA, BJ, BL, LPD y NVI); mientras que otros
dicen: «porque Dios los escogió para que fueran los primeros en alcanzar la salvación» (base
para las versiones DHH y NBE). El Nuevo Testamento Griego de SBU tiene «los primeros» en
el texto, y coloca «desde el principio» como variante en el aparato crítico.
Hechos 8.37. Algunos manuscritos de Hechos tienen las siguientes palabras después del
versículo 8.36: «Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo
que Jesucristo es el Hijo de Dios» (base para las versiones RVR, BA y BL). Estas palabras
forman el versículo 37. Casi todas las traducciones más recientes (DHH, BJ, LPD, NBE, NVI)
excluyen estas palabras del texto. Como afirma la nota en BJ: «El v. 37 es una glosa muy
antigua conservada en el texto occidental y que se inspira en la liturgia bautismal». Aunque BA
incluye estas palabras en el texto, en una nota afirma que «los mss. más antiguos no incluyen el
v. 37».
Efesios 1.1. Como ya se dijo, las palabras «en Éfeso» no aparecen en unos de los mejores y
más antiguos manuscritos. Los editores de la cuarta edición del Nuevo Testamento Griego de
SBU ponen esas palabras dentro de corchetes, y le dan una calificación de «C» para indicar que
hay muchas dudas de que sean las palabras originales. Se ha recurrido a las siguientes
soluciones en las traducciones al español: (1) Incluir las palabras «en Éfeso» sin una nota que
indique que no aparecen en algunos manuscritos (RVR, DHH, BL); (2) incluir las palabras «en
Éfeso» en el texto, e indicar en una nota que «algunos mss. antiguos no incluyen: ‘en Éfeso’»
(BA, NVI, VPEE); (3) omitir las palabras «en Éfeso», con una nota aclarando la razón (BJ y
NBE). LPD también omite estas palabras y aclara en un prefacio que «muchos manuscritos
antiguos omiten el nombre de los destinatarios».
Variantes seleccionadas. Dado que los traductores requieren ayuda para poderle dar sentido
a los cientos de lecturas variantes que existen en las ediciones impresas del Nuevo Testamento
Griego y en las diferentes traducciones a idiomas receptores, las Sociedades Bíblicas Unidas
publicaron en 1966 una edición del Nuevo Testamento Griego que fue editada por cinco críticos
textuales de renombre internacional. Muchas lecturas variantes de los manuscritos son valiosas
para comprender por qué ocurrieron los cambios textuales en el proceso de copiado y
transmisión, pero la mayoría de las variantes no son esenciales para los traductores. Por
ejemplo, las palabras con errores ortográficos en los manuscritos griegos, no son importantes
para los traductores. Los editores del Nuevo Testamento Griego de SBU seleccionaron las
El aparato crítico de la cuarta edición (1993) del Nuevo Testamento Griego de SBU se ha
modificado considerablemente. Se omitieron algunas variantes que incorporaba la tercera
edición de 1975, cuando éstas no tenían realmente un significado diferente a la hora de
traducirse. Por ejemplo, si Pablo, en Romanos 15.23, dice: «desde hace muchos años estoy
queriendo visitarlos», o si dice: «desde hace considerable tiempo estoy queriendo visitarlos»,
para los traductores carece de vital importancia, pues el significado es el mismo. Por eso, esta
variante y otras semejantes fueron omitidas en la edición de 1993, mientras que otras, que no se
habían incluido en las primeras tres ediciones, sí se incorporaron en la cuarta edición.
Ahora es el momento de responder a las preguntas formuladas antes: ¿Cuál versión deben
usar los traductores en los casos en que las traducciones aceptan una lectura de ciertos
manuscritos griegos frente a otras que se basan en manuscritos griegos con una lectura
diferente? ¿O qué deben hacer los traductores cuando las traducciones al español no concuerdan
con el texto del Nuevo Testamento Griego que estén usando?
La solución que se recomienda es esta: Que los traductores sigan el texto del Nuevo
Testamento Griego de SBU en los casos en que los editores hayan calificado con «A» o «B» las
palabras del texto. Esto debe hacerse, sobre todo, cuando una versión castellana como RVR se
haya basado en una variante que difiere de la variante del Nuevo Testamento Griego de SBU.
El texto griego calificado con las letras «A» y «B» tiene precedencia sobre la variante textual
reflejada en RVR. No debe olvidarse que RVR se basa en manuscritos pertenecientes a la
familia textual bizantina, considerada por la mayoría de los críticos textuales como el texto
menos confiable.
Los editores han calificado con «C» o «D» las lecturas donde no están seguros de la lectura
original. En esos casos, los traductores deben sentirse con más libertad de traducir las lecturas
variantes del aparato crítico en vez de las del texto. Entre los editores de la cuarta edición del
Nuevo Testamento Griego de SBU hubo católicorromanos, protestantes y ortodoxos griegos, de
manera que los traductores pueden estar tranquilos de que el texto de esa edición no refleja
preferencias o prejuicios de una denominación o grupo confesional.
Ejemplos prácticos. Veamos unas cuantas lecturas variantes y analicemos las elecciones
que podrían hacer los traductores.
80
(1) 1 Corintios 13.3. Algunos manuscritos dicen (a) «si entrego mi propio cuerpo para ser
quemado», mientras que otros dicen (b) «si entrego mi propio cuerpo para poder
enorgullecerme». En griego, la diferencia entre ambos verbos radica en la forma de escribir una
sola letra. Los editores de la cuarta edición del Nuevo Testamento Griego de SBU usan «para
poder enorgullecerme» en el texto (y la califican con «C»), y dentro del aparato crítico incluyen
la lectura variante: «para ser quemado». Esta es la variante que siguen RVR, DHH, BA, BJ,
LPD, NBE y NVI). VPEE y BL se basan en la lectura del Nuevo Testamento Griego de SBU.
Como los editores de este último califican con «C» la lectura de su texto («para poder
enorgullecerme»), los traductores bien pueden decidir utilizar la lectura más conocida entre los
lectores hispanohablantes, a saber, «para ser quemado».
(2) Mateo 27.16–17. El Nuevo Testamento Griego de SBU usa el nombre «Jesús
Barrabás», y pone «Barrabás» entre corchetes, dándole una calificación de «C». A causa de la
incertidumbre de los especialistas, los traductores están en libertad de basarse en los
manuscritos que dicen «Jesús» o «Jesús Barrabás». A diferencia de la situación anterior en 1
Corintios 13.3, donde casi todas las traducciones al español coinciden, en Mateo 27.16–17 las
traducciones más importantes en español están divididas: (a) RVR, LPD y NVI omiten «Jesús»,
y ni siquiera mencionan el problema textual en una nota; (b) BJ omite «Jesús», pero indica en
una nota que algunos manuscritos dicen «Jesús Barrabás»; (c) DHH incluye «Jesús» y pone una
nota diciendo que «algunos mss. sólo dicen Barrabás»; y (d) NBE usa «Jesús» sin una nota
textual. Cualquiera que sea la lectura que empleen los traductores en el lenguaje receptor, será
importante que incluyan una nota indicando que algunos manuscritos tienen el nombre «Jesús»,
mientras que otros dicen «Jesús Barrabás».
Comentarios finales
Para los traductores que leen inglés, el Nuevo Testamento Griego de SBU viene
acompañado de un volumen que explica las razones por las cuales los editores usaron ciertas
variantes en el texto e incluyeron otras en el aparato crítico. Este volumen, titulado A Textual
Commentary on the New Testament fue publicado por las Sociedades Bíblicas Unidas en 1971,
y lo editó Bruce M. Metzger, uno de los editores del Nuevo Testamento Griego de SBU. A los
traductores que no leen inglés se les invita a que consulten los comentarios más importantes y
algunos libros sobre el Nuevo Testamento, para poder decidir qué lectura variante usarán.
81
CRÍTICA TEXTUAL Y TRADUCCIÓN BÍBLICA
Escrito por Luciano Jaramillo Cárdenas
¿Cómo sabemos que el texto bíblico que hoy leemos es el que originalmente fue dado a
cada autor bíblico por inspiración divina? La respuesta no es sencilla.
La respuesta de fe:
Una respuesta de fe sería que, como creyentes en la Palabra de Dios, sabemos que es
«revelada» e «inspirada».
Revelación es la iniciativa divina por la que el mismo Dios buscó transmitir su mente,
corazón y voluntad a la criatura humana a través de un grupo de elegidos intermediarios o
primeros trasmisores humanos de la revelación divina.
Contamos, pues, con criterios internos y externos para comprobar que el contenido del libro
que llamamos Biblia es inspirado y transcribe fiel y confiablemente la revelación divina.
Necesitamos, pues, abordar el contenido de este libro con un poco de fe y en la compañía del
Espíritu de Dios para aprovecharnos plenamente de su contenido. Es esta la mejor manera de
leer y estudiar la Biblia.
82
La respuesta científica
Es aquí donde entran a ayudarnos, como estudiosos conscientes y objetivos del texto
sagrado, las diversas ciencias bíblicas, a saber: la exégesis y la hermenéutica, la arqueología, la
antropología, la semántica, la semiótica y por supuesto la historia. Colocar el texto bíblico bajo
el lente clarificador e iluminador de cada una de estas disciplinas, no sólo para desentrañar su
significado, sino para asegurarnos de la pureza de su texto, es lo que los expertos han llamado el
estudio crítico de las Escrituras. Hay pues, diferentes acercamientos críticos al estudio de las
Escrituras: Crítica histórica, Crítica literaria, Crítica lingüística, Crítica de las formas y uno de
los más importantes, que es como la base de los otros: la Crítica textual.
La crítica textual es la verificación del sentido y escritura originales de un texto, tal como
debió salir de la mente y redacción textual de su autor. A la crítica textual corresponde utilizar
todos los elementos que las ciencias ya mencionadas le proporcionan para reconstruir el texto
bíblico, en su forma más cercana y fiel a los originales.
a) Puesto que no poseemos los originales del texto bíblico, que se perdieron hace muchos
siglos, debemos descubrirlo a través de posteriores trasmisiones del mismo en una variedad de
manuscritos, leccionarios, citas y traducciones que se han ido dando a lo largo de los siglos.
Todas estas fuentes textuales tienen sus variantes que deben ser estudiadas escrupulosamente
para llegar al texto bíblico más depurado y cercano a lo que fueron los originales. Es este
ejercicio científico precisamente lo que llamamos crítica textual.
b) Puesto que la exégesis bíblica se ocupa de extraer el significado y sentido de los textos,
se impone distinguir lo que realmente nos transmitieron los autores originales de la Biblia, de lo
que por una u otra razón fue incorporado por copistas o intérpretes que nos transcribieron
posteriormente ese texto. De esta manera nuestras afirmaciones e interpretaciones teológicas
estarán basadas en el auténtico texto de los autores originales o en la rendición textual más
cercana a los mismos.
83
c) Hay además un interés hermenéutico: hay que volver al texto primitivo, porque sólo
este puede informarnos sobre la teología de los escritores bíblicos.
Todo esto nos demuestra la importancia de basar nuestro estudio y exposición de las
Escrituras en traducciones de la Biblia que han usado el mejor, más depurado y avanzado texto
original de las Escrituras que hoy poseemos. Biblias que se han traducido siguiendo los
parámetros de la moderna ciencia de la crítica textual. Las traducciones antiguas de la Biblia,
basadas casi todas en lo que se llama el textus receptus para el Nuevo Testamento, y en
manuscritos más bien tardíos del Antiguo, por bellas y aceptables que nos parezcan y por muy
queridas que sean a nuestro corazón por motivos de tradición y sentimiento, acusan ciertos
vacíos y problemas que deben resolverse, comparándolas con versiones más recientes, que ya
han incorporado todos los avances de la investigación científica del texto, basadas en miles de
manuscritos descubiertos en los últimos años. Este trabajo de investigación crítica nos ha dado
lo que llamamos el textus criticus, que es el que sirve de base a las traducciones más modernas
del Nuevo Testamento. El eminente biblista, lingüista y antropólogo, responsable de numerosas
traducciones de la Biblia patrocinadas por las Sociedades Bíblicas Unidas, el Dr. Eugenio A.
Nida, escribió en su libro Dios habla a todos:
No es la Biblia más fiel a los originales la que yo he usado por muchos años y que por lo
mismo me es querida y apreciada, sino la que me presenta el texto depurado de la Escritura,
obtenido por la investigación y estudio de manuscritos que hoy en día nos remontan diez o
quince siglos más cerca de los originales; manuscritos que no tuvieron a su alcance los
traductores de la Biblia de los siglos anteriores.
De ahí que un sabio consejo elemental de exégesis bíblica es no entregar la lectura, estudio
y exposición de las Escrituras a una sola versión de las mismas y usar, a la par de nuestras
versiones tradicionales, otras versiones más actualizadas.
a) Nos entrega el texto bíblico más depurado y cercano a lo que fueron los
«autógrafos» u originales.
b) Prepara al lector y estudioso de las Escrituras para extraer el más fiel y exacto
significado o sentido del texto.
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d) Nos enseña a utilizar técnicamente el aparato crítico de la Biblia, que es la lista de
referencias codificadas de las diversas variantes o cambios textuales que se encuentran en la rica
variedad de códices y documentos que hoy tenemos del texto bíblico.
e) Nos enseña además a aplicar las reglas fundamentales de un estudio más científico y
avanzado de las Escrituras, basado en sanos principios de exégesis y hermenéutica bíblicas.
f) Nos capacita para distinguir el valor y utilidad de las versiones antiguas y modernas
de la Biblia, conociendo las variantes de los diferentes manuscritos, versiones y testigos que hoy
poseemos del texto original.
La historia del texto del Antiguo Testamento nos remonta a lo que llamamos del período
intertestamentario; es decir, los tres o cuatro siglos que mediaron entre la redacción del Antiguo
y del Nuevo Testamento. En este período la Ley se convirtió en el centro de la vida judía.
Emergieron los escribas encargados de copiar y mantener el texto sagrado.
Podemos ver una descripción de sus funciones en el libro deuterocanónico del Eclesiástico
38:24-39:15. Son ellos los responsables de la colección de tradiciones judías llamadas la
Mishnah, cuya estructura básica fue establecida por el famoso Rabí Akiba (55-137 d. C). Viene
después el período talmúdico (200-500 d. C.) en el que se agregaron a la Mishnah otros
materiales para formar el Talmud, del cual tenemos dos versiones: el babilónico y el palestino.
Los escribas tuvieron gran cuidado en este período de conservar el texto hebreo que se
había estandarizado cerca del año 100 d. C. Hicieron la división de palabras del texto
consonantal que aparecían todas juntas. Dividieron el texto en párrafos, aunque los manuscritos
de Qumrán nos muestran que estas divisiones ya existían en tiempos precristianos. Ellas no se
deben confundir con la separación en capítulos, que se dio mucho después en el siglo XIV,
siguiendo las divisiones establecidas antes por Stephan Langton (1150-1228). La división en
versículos la hicieron los masoretas en el siglo X.
Estos guardianes del texto bíblico surgen a partir del siglo V hasta el siglo X d. C. y son los
responsables del importantísimo texto masorético, que aún hoy es fundamental en la traducción
del Antiguo Testamento. Los masoretas se dedicaron a conservar reverentemente el texto
hebreo consonantal, que llamaban Ketib, o «texto escrito». Al margen indicaban cuál era la
mejor pronunciación con la palabra qere. Lo que equivalía a decir: «Así se escribe», «así se
lee». Por ejemplo, el nombre de Dios se transcribía con las consonantes del tetragrámaton:
YHWH. Pero, por respeto, se pronunciaba, Adonai (Señor). Esta costumbre dio origen al
nombre híbrido de Jehová, que es una combinación de las consonantes Yahweh, con las vocales
de Adonai.
Antes del descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto a partir de 1947, no
poseíamos manuscritos del Antiguo Testamento anteriores al siglo IX y X d.C. La colección
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más completa existente hoy de esos manuscritos es la de la Biblioteca de Leningrado,
organizada por el judío ruso Abraham Firkowitsh (1785-1874).
Mencionemos algunos de los más importantes de ellos, que han servido en el pasado para
la construcción del texto hebreo:
El códice del Cairo (año 895): contiene los profetas. El códice de Alepo (año 930): está
actualmente en Jerusalén; contiene todo el Antiguo Testamento. El códice de Leningrado (año
1008): fue la base del texto hebreo de la Biblia de Kittel, que ha servido de base de muchas
traducciones. El códice del Pentateuco del Museo Británico (año 916). El códice Reuchlin de
los Profetas (año 1105).
Hay muchos otros manuscritos, más que todo fragmentarios. Estos son los más
importantes que nos trasmiten el texto masorético. Pero, con los descubrimientos de los rollos
del Mar Muerto en el desierto de Judea a partir del año 1947, hoy tenemos manuscritos miles de
años más antiguos, aunque es sorprendente constatar cómo el texto de Qumrán merece un
capítulo aparte. Digamos sólo que contienen copias de prácticamente todos los libros del
Antiguo Testamento y que algunos de sus manuscritos se remontan a los siglos I, II y
posiblemente al III a. C.
El primer Nuevo Testamento griego impreso fue preparado pos sabios españoles en 1514,
bajo el patrocinio del Cardenal Cisneros. Su preparación tomó casi diez años y fue publicado
junto con el Antiguo Testamento. Tomó el nombre de Biblia políglota complutense, por estar
en varias lenguas y haber sido publicada en Alcalá (Complutum, en latín). El Antiguo
Testamento se imprimió en tres columnas yuxtapuestas con el texto hebreo, la Vulgata latina y
la versión griega de los Setenta. El Nuevo Testamento aparecía en griego y latín. Sin embargo,
esta no fue la primera edición griega del Nuevo Testamento que vio la luz pública. Su
publicación sólo se autorizó a partir de 1520.
El editor parisino Robert Etienne (Stephanus, en latín; 1503-1559) usó el texto de Erasmo
para su edición griega del Nuevo Testamento al cual introdujo por primera vez al aparato crítico
(lista de «variantes»), y la división en versículos, que seguimos utilizando hoy. Fue este texto el
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que hizo carrera con el nombre de textus receptus (o «comúnmente aceptado»), el cual se
consideraba intocable hasta el siglo XIX.
Dios ha sido bueno con las últimas generaciones de estudiosos y lectores de la Biblia y ha
sorprendido a los creyentes y no creyentes de los últimos dos siglos, especialmente a los
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traductores del texto sagrado, con una multitud de hallazgos de manuscritos de diverso orden
tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
Hoy contamos con más de cinco mil manuscritos y testigos textuales de cada uno de los
dos testamentos, descubiertos en poco más de cien años. Como lo hemos dicho, solamente en
las cuevas de Qumrán, cerca del Mar Muerto, se han encontrado varios centenares de valiosos
rollos de escritos bíblicos y extrabíblicos de incomparable valor. Algunos se remontan a los
siglos II y III a. C. Del Nuevo Testamento tenemos hoy en día manuscritos, papiros y otros
testigos del texto sagrado, compuestos en los primeros cinco o seis siglos de la era cristiana,
incluyendo el famoso Papiro 52, que data aproximadamente del año 125 d. C. y contiene Juan
18:31-33 y 37-38. El Papiro 52 es considerado el manuscrito más antiguo que hoy tenemos del
Nuevo Testamento.
Si se compara esta riqueza de fuentes textuales que utilizan hoy las nuevas versiones de la
Biblia con los escasos manuscritos tardíos que utilizaron las versiones tradicionales antiguas
como Reina Valera, Almeida y otras, vemos que hay una mayor garantía de fidelidad al texto
original en estas nuevas versiones. Y como no es justo ni adecuado medir la fidelidad e
integridad de una versión contemporánea, como por ejemplo la Nueva Versión Internacional,
que se ha basado en la mejor compilación o recensión del texto bíblico, fruto del estudio de
todos estos miles de manuscritos recientemente descubiertos, con versiones tradicionales de la
Biblia hechas dieciséis o diecisiete siglos después de que el texto del Nuevo Testamento fuera
compuesto, contando con una fuente o base textual escasa y tardía.
c) El texto koiné, bizantino o texto regio. De amplia difusión predominó en el siglo IV,
conserva sin embargo variantes muy antiguas. Su característica es el pulimento de ciertas
asperezas idiomáticas, la tendencia a la armonización del contenido y el esfuerzo por lograr un
griego bonito.
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Fidelidad e integridad
Con todos estos precedentes, podemos entonces hablar de fidelidad e integridad en relación
con el texto bíblico en las antiguas y nuevas versiones. Ya hemos visto cómo la fidelidad no se
puede ni se debe medir comparando una versión con otra, sino con el texto original (arameo,
hebreo y griego) de la Biblia, en sus mejores rendiciones o recensiones que hoy poseemos.
Muchas de las versiones que tanto estimamos fueron hechas con dedicación, cuidado y
diligencia. Y sus autores merecen nuestra admiración y gratitud. Ellos trabajaron con los
elementos y textos mejores que tuvieron a su alcance en su tiempo. Sin embargo, no contaron
con los manuscritos más antiguos y cercanos a los originales que hoy poseemos. De hecho, con
el descubrimiento en los últimos años de miles de manuscritos que superan en varios siglos de
antigüedad a los usados por estas versiones, se han comprobado muchos vacíos, cambios y
ediciones al texto bíblico que deben ser corregidos para preservar la integridad del texto
sagrado.
Es eso lo que pretende explicar este libro, repasando pasajes y palabras que deben salir del
texto bíblico, porque nunca pertenecieron a los originales, sino que fueron añadidos por copistas
inescrupulosos o distraídos, en los siglos posteriores. Todo lo que se busca es recobrar la
integridad del texto, buscando ser lo más fieles posible a su forma original, tal como salió de la
pluma de los autores originales. Proceder de otro modo, por temor a la reacción emocional de
quienes por uno u otro motivo están apegados a determinada versión tradicional de la Biblia,
sería faltar a la integridad profesional y cristiana. Como afirma el Dr. Eugenio Nida: «Nuestra
confianza en el texto de las Escrituras no debe basarse en lo que nos gustaría leer en ellas, sino
en lo que realmente existe en los manuscritos antiguos más confiables».
Si vamos a explicar la maldición de Apocalipsis de quitar «su parte del árbol de la vida y de
la ciudad santa» a quienes quiten «palabras de este libro de profecía», recordemos que el mismo
libro del Apocalipsis amenaza con añadir «las plagas descritas en este libro» a quienes «añaden
algo» al mismo (Apocalipsis 22:18-19). Por lo que se colige de que es de bendición y de
obligación con el texto mismo, retirar lo añadido, para restablecer su integridad original y ser
fieles a la auténtica revelación divina.
No debe, pues, extrañarnos que en las Biblias más recientes no aparezcan en el texto
algunos versículos o palabras que estamos acostumbrados a leer en nuestras Biblias
tradicionales, y en su lugar aparezca una nota como esta: «Este versículo no aparece en ningún
manuscrito anterior al siglo VII, etc.» En lugar de reaccionar negativamente, piense que los que
hicieron esa traducción no están de ninguna forma atentando contra la integridad del texto, sino
todo lo contrario: restableciendo en su integridad original el texto bíblico. Ahora puede usted
leer una Biblia mucho más fiel a lo que originalmente Dios reveló a los autores sagrados.
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Hermenéutica Bíblica
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CONCLUSION
Dicho módulo ha sido desarrollado de tal manera que le ayudará al participante (ministros
en actividad y futuros ministros) a profundizar mucho más su estudio bíblico, con la intención
de suplir las demandas personales del ministro, como también de aquellos que van a depender
del cuidado de ese ministro
V. Bibliografía:
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1.Fee, Gordón La lectura Eficaz de la Biblia.
E,E.U.U 1985
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