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Para explorar este área haga que su pareja se recueste con las rodillas flexionados y los pies
apoyados sobre la cama, con una almohada pequeña debajo de las nalgas.
En ese momento, continúe estimulándolo y notará que se “hincha” de la misma manera en que
lo hace su pene (pues allí se encuentra tejido eréctil semejante al del pene).
Una vez que lo encontró, con la otra mano puede frotar suavemente el clítoris para estimular los
dos al mismo tiempo. Esta combinación de movimientos le dará un placer muy intenso a su
pareja. Ella puede llegar al clímax en esta posición o variarla para conseguir mayor placer.
Métodos alternativos
Si su pareja se recuesta de espaldas sobre usted, podrá estimular más fácilmente el Punto G que
si usted está recostado entre sus piernas. Entonces, en esa posición inserte dos dedos dentro de
la vagina y frote contra la pared vaginal hasta encontrar el Punto G, y una vez que lo encuentre
presiónelo y mueva los dedos hacia atrás y de lado a lado.
Otro método consiste en que su pareja esté recostada sobre el vientre con las piernas separadas
y las caderas levemente elevadas. Introduzca sus dedos con la palma de la mano hacia abajo, y
explore la pared frontal. Haga que su pareja mueva la pelvis para tener mayor contacto con sus
dedos. Cuando sienta que su pareja comienza a excitarse ponga la otra mano sobre el pubis y
presione suavemente.
Más consejos
Muchas mujeres gustan de la posición “del perrito”durante el acto sexual, ya que así se estimula
más fácilmente el Punto G. Esto es porque el pene del hombre tiene mejor acceso a la pared
frontal de la vagina es esta posición.
Muchas mujeres necesitan una presión bien firme contra la vagina, un ritmo más rápido y mucha
fricción para obtener un orgasmo a partir del punto G.
Algunas mujeres sienten necesidad de orinar una vez que comienzan a ser estimulado su punto
G, y por eso es recomendable que vacíen la vejiga antes de comenzar a hacer el amor.
Por último, tenga en cuenta que es muy posible que cuando la mujer esté siendo estimulada en
su punto G elimine un pequeño líquido blanco o claro una vez que llega al clímax. Esto es
completamente normal.
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raíz de su carácter cordial, comprensivo y educado, muchas veces las mujeres deciden
ignorar esas pequeñas cosas -ligeramente irritantes- que realizas durante el jugueteo
previo.
A continuación, te ofrecemos una lista con sugerencias que te ayudarán a evitar aquellas
cosas que podrías estar haciendo mal durante el jugueteo previo. No importa si crees que
eres el amante más avezado, lee el siguiente artículo y asegúrate de no estar cometiendo
estos comunes errores.
Los hombres preferimos, por lo general, que nos toquen en una forma más
agresiva, por lo que tocamos a las mujeres como a nosotros nos gustaría que nos
toquen. Desgraciadamente, esto no funciona bien, por lo general, porque las
mujeres prefieren ser tocadas con suavidad; con cuidado, sería una buena forma
de describirlo. Por lo tanto, la próxima vez que estés haciendo algo a tu mujer y
dudes si la está pasando bien, trata de hacerlo un poco más suave y ve como
responde.
La regla:
Si estás dudando, en primer lugar, relájate. Es mucho más fácil para ella pedirte
que vayas más rápido que pedirte que te seas más suave; tenlo en cuenta.
Comienza con un contacto suave y luego sube el nivel de intensidad. Esto
funciona a la perfección a la hora del sexo oral, y te permite aprender sin la
necesidad de que ella te instruya explícitamente; sus respuestas te dirán si estás
yendo por el camino adecuado o no.
Cuando alguien frota la misma zona un largo rato, ésta se puede irritar. Las
mujeres, a menudo, se las deben ver con hombres que, al escuchar que algo “se
siente muy bien”, deciden quedarse allí eternamente. Estos sujetos, asimismo,
deciden continuar con este mismo movimiento durante toda la sesión de juegos
eróticos, lo que puede hacer las cosas aburridas y rutinarias después de un rato.
La regla:
Cambiar las posiciones con regularidad es mucho mejor que correr el riesgo de
darle una sobredosis de posiciones y caricias repetitivas. La repetición sólo sirve
para desensibilizarla y, eventualmente, aburrirse como ostras. Mantenlo
interesante, y haz que ella esté siempre sensible, cambiando las áreas de
contacto.
La regla:
Todo tiene que ver con el método de la prueba y el error. Trata diferentes
posiciones y diferentes presiones y luego pregúntale cómo se siente. No te
olvides: ella también estará en modo de “entrenamiento”, descubriendo qué es lo
que le gusta y qué no.
Nunca asumas que, sólo porque ella no se ha quejado, estás haciendo un buen
trabajo. Posiblemente, ella no quiera pincharte el globo diciendo que no has sido el
mejor amante que ha tenido. No creas que sabes todo y que ella no es capaz de
decirte cómo hacer las cosas. Sé un buen estudiante y las recompensas serán
todas tuyas.
Algunos de ustedes, sin dudas, habrán tenido o tendrán compañeras sexuales que
no gusten del sexo oral. Puede haber varias causas para esto, pero la más común
es que, posiblemente, no se lo hayan practicado en forma correcta. En primer
lugar, trata de no tener la boca seca cuando comienzas. Otro error es ser
demasiado rudo o morder. Por último, muchos suelen alejarse de los puntos
calientes demasiado rápido.
La regla:
Ten un refresco a mano si pretendes explorar en sus partes bajas. Una bebida
dulce es buena porque rápidamente inicia –y sostiene durante buen rato- la
segregación de saliva. Esta saliva, será suave y espesa –como una miel-, y te
permitirá deslizarte a lo largo de la vulva. El agua cumplirá la misma función,
aunque sin igual efectividad.
Cuidando de no sobrepasarte con la fuerza, comienza con el toque más ligero que
puedas mostrar, y mantente así hasta que ella empiece a gemir e intente
aproximarse hacia ti. Cuando ella se aproxime, en busca de un contacto mayor,
evita caer en la tentación de ejercer mayor presión, y sostén el toque suave del
inicio –justo lo contrario a lo que ella quiere-.
Esto la volverá loca –en el buen sentido-, pero procura no prolongar demasiado
esta actitud o ella podría darte una bofetada. Luego, comienza a incrementar la
presión gradualmente. Una lengua cálida, relajada y escurridiza es mágica cuando
se hacen las cosas con corrección. Como si tú no lo supieras...
La vagina y los pezones son zonas que no deben ser mordidas, al menos que tu
amante te lo pida expresamente. No obstante, cuando decidas pegarle unos
mordiscones, procura hacerlo apropiadamente. Esto significa sin clavarle los
dientes en busca de sangre y sin dejar marcas, como haría un vampiro. Al menos
que ella te pida mordiscos fuertes, mantén la calma y no vayas más allá de una
caricia con los dientes.
Las mujeres necesitan más estimulación y juego previo de lo que solemos darle, y
si no respetamos este factor biológico podrías encontrarte desesperado y solitario,
y lo que es peor, posiblemente no sepas por qué. Tómate el tiempo necesario para
aprender a leer a tu mujer.
Tal vez, se deba a que nadie se tomó la molestia de leerle el manual de las
pasiones de las mujeres. Cualquiera sea la razón, el retorcer pezones no resulta
erótico ni sexy, y no se siente bien; de hecho, duele. Al menos que te lo pidan
específicamente, no lo hagas. Si ella lo quiere fuerte, te pedirá que lo hagas
fuerte.
La regla:
A la hora de trabajar sobre los pezones de una mujer, puedes tirar, succionar, y
chuparlos fuertemente. También puedes frotarles con los dedos y los puños,
friccionarlos generosamente entre dos dedos, o tocarlos suavemente con tus
dientes –el truco para esto es tocar el pezón con tus dientes, luego mover la
mandíbula ligeramente -y lentamente- de lado a lado, de modo que los dientes
rocen la aureola del pezón.
Por más que intentes incansablemente desplegar tu magia allí abajo, a veces es
fácil sentirse un poco perdido a causa de la aparente ausencia del clítoris.
Recuerda que ellas tienen cuatro labios vaginales: dos externos y dos internos.
También hay que tener en cuenta que no es el lugar más fácil para trabajar, dado
que en la mayoría de las situaciones, no tenemos la mejor iluminación sobre la
zona.
La regla:
La forma más fácil y más efectiva de conocer una vagina es abrir bien los ojos y
ocuparla con tu boca y con tus manos. Mira lo que estás haciendo mientras la
sientes, de modo que cuando no la puedas ver, tengas el conocimiento para
guiarte por el tacto.
Si no está excitado, el clítoris puede ser difícil de encontrar, y algunas mujeres lo
tienen más escondido que otras. Esto deberás imaginarlo, y, si estás inseguro,
sería conveniente que le preguntes. Sí, ella estará encantada si simplemente “lo
sabes ubicar”, pero si no lo consigues, aprende. Cuando el clítoris está excitado,
sobresaldrá como un pequeño capullo duro por debajo de la piel. Si lo tocas
generosamente, lograrás sentirlo al tacto.
Por lo general, suele ser difícil para el hombre entender por completo el complejo mundo
de la sexualidad femenina. Esto es porque el cuerpo femenino necesita distintos tipos de
estimulación para lograr una excitación completa, que transforme a la mujer en esa diosa
sexual capaz de hacer lo que sólo ella sabe.
Por otra parte, este reconocimiento te hará, de algún modo, vulnerable, y ella querrá de ti
mucho más. El ego suele interponerse en el camino del mejor sexo, así que procura
apartarlo y evita que tu vida sexual sufra por ello.
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