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La Venus del espejo o Venus y Cupido es una de las obras más

famosas y singulares de Velázquez, no tanto por su indiscutible calidad


técnica sino por el tema representado: una Venus desnuda, tema insólito
en la pintura española de la época. De hecho, es la única obra conservada
del pintor sevillano en la que aparece un desnudo femenino integral,
aunque, según los inventarios redactados aun en vida del artista, realizo
otros dos más.

Como muchas obras mitológicas de la época, el modelado del cuerpo


ha hecho pensar en una inspiración en la escultura clásica, particularmente
parece evidente su relación con hermafrodita, cuya actitud reproduce.

En este lienzo de compleja interpretación, el sevillano coloca a una mujer


vista de espaldas de belleza palpable y misterioso encanto, de carne y
hueso. Queda reflejada su admirable habilidad para representar la
anatomía.

Da la sensación de que el artista hubiese sorprendido a Venus


mientras Cupido sostiene el espejo en el que se refleja el rostro de la
belleza, aunque de verdad lo que deberíamos ver seria el cuerpo de la diosa
tendida sobre un manto oscuro. La cara de la modelo resulta real e irreal al
mismo tiempo, probablemente el rostro se difumina intencionadamente
para esconder su identidad por temor a la iglesia, pues este tipo de escenas
estaban completamente prohibidas.

Resalta el contraste entre el paño gris azulado, sobre el que esta


tendida la joven, y el color blanco, al igual que el cortinaje rojo, que a su vez
da gran carga erótica al asunto. La inclinación del espejo imposibilita que se
muestre el rostro, ya que esta fuera del cuadro.

Existen discusiones en cuanto a la fecha den realización del lienzo,


aunque la mayoría de las opciones coinciden en que pertenece a la época
de su segundo viaje a Italia. De todas formas, la obra apareció nombrada en
un inventario de 1651 como propiedad del Marques del Carpio y de Heliche,
primer propietario documentado de la obra, y por tanto en cualquier caso su
fecha no puede ser anterior a 1651. Además, el cuadro representa un tema
que en España estaba perseguido por la inquisición, en cambio en Italia este
tipo de escenas eran frecuentes.

Su pertenencia a dicho marques gran amante de la obra de


Velázquez y de las mujeres, ha suscitado la opinión de que pueda
representar a su esposa o a una de sus amantes. Quizás para despistar, el
pintor coloco el rostro del espejo difuminado parta así reflejar inciertamente
la dama que el marqués amaba.

Realizada quizás en roma, este oleo sobre lienzo, de 122.5 × 175 cm,
se puede admirar en todo su esplendor en la National Gallery de Londres, a
pesar que en 1914 recibiera siete puñaladas que apenas se notan
actualmente.

FUENTES: Libro sobre Arte y la ayuda del pintor Alejandro Bombín.


Tatiana Pashentseva 1ºG

LA VENUS DEL ESPEJO

VELÁZQUEZ

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