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Personajes:
Príncipe
Las hadas Fauna y Flora
La Bella Durmiente
Un Grillo
Una Araña
Una Perdiz Enfrascada
(Una habitación en penumbras. El Príncipe se choca con el hada Fauna.)
FAUNA: Señorita.
PRÍNCIPE: Es que en la oscuridad yo no veo casi nada, por eso le digo. Si era usted una señora o
un elefante patito me da lo mismo.
FAUNA: No, yo no le digo nada. Después que me llamó elefante patito yo no le digo ni hola.
PRÍNCIPE: Ando en busca de la Bella... ¿cómo era? (Se mira la palma de la mano.) Es que me lo
anoté acá y no leo... ¿No tendrá un fósforo para alumbrarme?
FAUNA: No, si ya le dije que yo decir a usted no le digo nada. (Fauna ve a Flora.) ¡Querida,
querida! (Al Príncipe.) Ahí está mi hermana. ¿Por qué no le pregunta a ella? ¡Flora, preciosa! No
oye bien, la pobre. Ayúdeme a llamarla.
PRÍNCIPE: ¿Yo?
PRÍNCIPE: Ah.
FAUNA: Vamos, no sea flojo, grite Flora. A la una, a las dos, a las tres: (gritan) ¡Flora!
FLORA: Sí. Parece que me llaman. Oh, dioses del Cielo, que me interrogáis, aquí está vuestra fiel
súbdita...
FLORA: (Ajustándose las gafas.) ¿Ah, no? Ah... sois vosotros, duendes del subsuelo...
FAUNA: Esas gafas ya no te sirven; tenés que ir al oculista a que te recete unas nuevas, Flora.
(Larga pausa) Flora. ¡ Flora! ¿Podés atenderme y dejar de hablarle al aire?
FAUNA: (Al Príncipe.) Cuando se pone así, le juro... Hágame un favor, querido. Vaya y háblele
usted a ver si le hace caso.
PRÍNCIPE: ¿A mí?
PRÍNCIPE: Señorita Flora, acá su hermana la señorita... uf, la señorita... ¿cómo se llama usted?
FAUNA: Fauna.
PRÍNCIPE: Fauna...
FAUNA: ¡Al fin, querida! Hace como una hora que te estoy hablando. Necesito que me digas bien
la dirección de la Clínica de Varitas Mágicas porque ésta que tengo ¿ves? (La sacude.), no anda
nada bien.
FAUNA: ¡Pero si uso una pócima antiarrugas! ¡Qué mala costumbre tienen estos bichos de
llamarme vieja! ¡Ahora lo electrocuto a éste!
(Fauna sacude la varita con frenesí; una araña se convierte en una directora de colegio.)
ARAÑA: ¡Formen fila, vamos, formen fila! Insecto Gómez escupa el chicle. Tomen distancia.
Insecto Moreno deje de hablar con el compañero. ¡Al frente, a la red! ¿Qué hay de gracioso Insecto
Cavalcanti que habla con Insecto María Luisa? ¿Por qué no nos lo cuenta así nos reímos todos?
ARAÑA: (Mirando en torno.) ¿Dónde...? Oh... (A Fauna.) Abuelita... ¿puede indicarme adonde
estoy...?
FAUNA: (Frenética.) ¡Yo no soy su abuelita! ¡Yo no soy la abuelita de nadie! ¡Uso una pócima
nocturna antiarrugas!
ARAÑA: ¿Qué le pasa? ¿Está de franco? Yo no le di franco a ningún preceptor, así que me gustaría
que me explique qué cosa hace un grillo...
PRÍNCIPE: Su Majestad.
FLORA: Ay, qué lindo cumplido. Pero no, mío usted no es nada.
PRÍNCIPE: Pasa que yo vengo en misión oficial, en busca de esposa. Y justo me dijeron que la
Bella Durmiente estaba aquí esperando al príncipe que la despertara con un beso... y como a mí lo
de los besos se me da muy bien... Tuve una experiencia con Blancanieves que...
PRÍNCIPE: Su...
FLORA: Ay, perdices, perdices, cómo me gustan. ¿Las trajo a las perdices?
FLORA: ¡Hace tanto que no como una en escabeche! ¿No tiene alguna perdiz enfrascada?
PRÍNCIPE: No sé, creo... Después le mando una, si usted quiere. Pero mientras tanto, ¿no me
podría indicar en dónde duerme la Bella?
PRÍNCIPE: ¿Qué?
FLORA: El sonido...
FAUNA: Es un decir...
FLORA: Qué rico chico, ¿no? Sí, digamos que es el sonido del amor, sí.
FLORA: Un tamborcito...
FLORA: Roncadora.
PRÍNCIPE: ¿Roncadora?
(El Príncipe entra a un dormitorio, en el centro hay una cama en la que duerme y ronca la Bella. Se
acerca a ella en puntas de pie y la besa. La Bella se da vuelta y sigue durmiendo y roncando para el
otro lado. El Príncipe se acomoda en un costado y repite el beso. La Bella no se inmuta, se tapa la
cara con la sábana. El Príncipe la destapa, la besa. La Bella, siempre dormida, se tapa la cara con la
almohada. El Príncipe y la Bella forcejean con la almohada. Finalmente, el Príncipe logra quitársela
y la besa. La Bella despierta y grita.)
BELLA DURMIENTE: ¡Pero será posible que ya no se pueda dormir tranquila en esta casa!
PRÍNCIPE: Lamento interrumpir su real sueño... Vengo desde un reino lejano, soy hijo del Rey
Perico de las Alcachofas Verdes y vengo en busca del amor...
BELLA DURMIENTE: ¿De qué? No sé... Creo que lo dejé arriba de la cómoda.
PRÍNCIPE: He venido a ti, Bella, debido a tu gran fama como hilandera y tejedora. Vivo en un
Reino donde es invierno todo el año, y necesitamos una reina que nos teja bufandas, pulóveres,
mantas, manoplas, y escarpines.
PRÍNCIPE: Es fama que tejes en punto santa clara, arroz, jacquot, con dos agujas y crochet.
BELLA DURMIENTE: Mira, Príncipe, a mí me importa muy poco lo que deseen tus perdices.
PRÍNCIPE: ¿Por qué? Sólo anhelan nuestra felicidad. Lo mismo que mi reino. Allá todos los
pastores han esquilado sus rebaños y amontonado kilos y kilos de lana para tus tejidos...
BELLA DURMIENTE: Príncipe, me has confundido con Cenicienta. Ella es la que hace todo el
trabajo de la casa.
BELLA DURMIENTE: Es que la gente siempre indica mal... Además no hay que fiarse de
Blancanieves. A ella desde que le pasó lo de la manzana le quedó muy mal sabor de boca.
BELLA DURMIENTE: (Celosa.) ¡Has besado a Blancanieves también! ¡No tienes dignidad! ¡Fuera
de mi vista! ¡Tú no eres un Príncipe! ¡Eres una sopapa! ¡Fuera, fuera! ¡Guardaespaldas!
(Entra una Perdiz Enfrascada. Toma al Príncipe del brazo y lo saca del dormitorio.)
PERDIZ: Antes no migrábamos. Pero ahora gracias a la empresa de enlatados "Qué sabor, mamita"
viajamos por los supermercados de todo el mundo...
Chaito!!