Encuentro Continental de Mujeres Indígenas de las Américas
Destejiendo la trama de la dominación Por Ana María Barbosa En Enlace Continental de Mujeres Indígenas, agrupa a mujeres de las tres Américas y el Caribe. Durante los meses de octubre y noviembre se estuvo preparando en cada región, los documentos para el 6to Encuentro Continental a realizarse los próximos días en México. Nos tocó participar como invitada especial en representación de Uruguay, en la reunión preparatoria de América del Sur, los días comprendidos entre el 23 y 26 de noviembre respectivamente en Lima, Perú. La temática tratada fue muy variada e importante, temas como la pobreza, el trabajo infantil, el cambio climático, la inserción de las empresas multinacionales, la seguridad alimentaria, tierra y territorio, educación bilingüe y otros, estuvieron presentes en los talleres de trabajo que se enfocaron sobre todo en las recomendaciones al 6to, encuentro, las vías de salida a la vulnerabilidad de las mujeres indígenas de nuestro continente. Por razones obvias de espacio haremos aquí una apretada síntesis de lo tratado en el encuentro, sobre todo en lo que refiere al tema de la pobreza y los efectos del cambio climático, sin despreciar los demás temas, éstos, como asuntos prioritarios,urgentes. En América Latina un alto porcentaje de la población vive en condiciones de pobreza. El número de personas de escasos recursos económicos llegará a 189 millones, lo que equivale al 34,1% de la población. Simultáneamente la indigencia se incrementará de 71 a 76 millones de personas, lo que representa un 13,7% del total de la población de la región. (Datos de CEPAL). Dentro del grupo de personas consideradas pobres, las mujeres indígenas y afrodescendientes, al igual que aquéllas que hablan un idioma indígena como lengua materna, independientemente de su color de piel, presentan los mayores niveles de pobreza y discriminación. Existen pocos datos que crucen la información de las variables: sexo, raza, etnia, ingresos, pero la poca información existente confirma que un gran número de personas en América Latina vive situaciones de discriminación cruzada, es decir, que su situación de pobreza está directamente relacionada con el racismo y el sexismo. Desde Naciones Unidas se ha lanzado el “Programa Regional de Incorporación de las Dimensiones de Igualdad de Género, Raza y Etnia en los programas de lucha contra la pobreza”, en Brasil, Bolivia, Guatemala y Paraguay, que más allá de sus nobles objetivos nos proporciona datos más que interesantes para afrontar la problemática. Cerca de la mitad de la población brasileña se identifica como negra, dentro de este grupo el 41,7% vive en condiciones de pobreza. En Bolivia el 54% de los habitantes es pobre, más del 60% es indígena. En Guatemala más de la mitad de las personas son pobres y se estima que el 40% se identifica como indígena. Los estudios realizados por los diferentes programas, la incidencia de la pobreza extrema en las comunidades indígenas y afrodescendientes de Guatemala es 2,8% veces mayor que la del resto de sus habitantes; el 60,5% de la población de Paraguay se encuentra bajo el índice de pobreza y dentro de este grupo, las mujeres indígenas son las más pobres. Datos oficiales indican que el ingreso anual de una mujer indígena en Paraguay es de 100 dólares promedio (encuesta de hogares indígenas de 2008). Pero la pobreza y la discriminación en Paraguay, no afectan solamente a los indígenas, sino también a aquellos que hablan el guaraní, y son nada más y nada menos que el 86% de la población del país. La pobreza frecuentemente está asociada con el color de la piel, sexo y el uso de idiomas indígenas. En Brasil por ejemplo, una mujer negra recibe 436 reales por su trabajo, mientras que un hombre negro gana 649; una mujer blanca recibe un ingreso promedio de 797 reales, un hombre blanco 1.278 reales. De la misma forma es más frecuente ver a las mujeres negras realizando trabajos precarios, se estima que el 21% de las mujeres negras son empleadas domésticas, mientras que solamente el 12,5% de las mujeres blancas tiene esta ocupación. Un alto porcentaje de mujeres indígenas en Bolivia, Guatemala y Paraguay también se dedica al trabajo doméstico, área en que las condiciones laborales son tan precarias que en ocasiones ni siquiera reciben un salario. Los niveles educativos son bajos. En Bolivia y Guatemala solamente el 40% de las niñas logra terminar la educación primaria, en Paraguay el índice de analfabetismo en las mujeres no indígenas guaraní-hablantes supera el 60%. La existencia de las desigualdades sociales y económicas entre hombres y mujeres y entre personas de diferentes etnias, es una constante en la historia de varios países latinoamericanos. En los últimos años el panorama político de la región trae consigo la búsqueda de nuevas formas para abordar los problemas de pobreza y discriminación. Las noticias que los medios de comunicación difunden sobre los cambios que se están produciendo en el clima terrestre, ya casi no nos sorprenden. Desde todas partes del mundo se reportan sequías, inundaciones, oleadas de frío o de calor y sus efectos sobre la humanidad son devastadores. Pérdidas de viviendas, cosechas, animales y peor aún, pérdidas irreparables de vidas humanas. Se trata de un fenómeno mundial. El cambio climático refleja la interdependencia del mundo en un contexto de globalización. Las principales emisiones de dióxido de carbono, gas metano y otros, producto de la actividad humana en los países más desarrollados se sienten en todo el mundo. La deforestación de los bosques no sólo afecta a las comunidades que tienen estos ecosistemas sino a todo el planeta. La presencia de los gases invernadero en la atmósfera provoca un incremento de la temperatura en la superficie y altera el clima, los regímenes de lluvias o la intensidad de los vientos. Tiene un efecto permanente sobre el medio ambiente perturbando la disponibilidad de agua dulce, alterando los ecosistemas y las especies que habitan en ellos, y por lo tanto, los recursos disponibles para las poblaciones. Los pobres y los indígenas son los más vulnerables a los efectos negativos del cambio climático por estar en contacto con la tierra y los recursos naturales. Es la población más expuesta a los daños que se producen en la agricultura, el ganado y la fauna silvestre, a la erosión del suelo y a la calidad y cantidad de agua, a la morbilidad y a la mortalidad infantil. Los pueblos indígenas siguen siendo afectados por los fenómenos del cambio climático, en particular del calentamiento global. Trae como consecuencia la crisis de la seguridad alimentaria y la pérdida de los conocimientos y prácticas tradicionales que han conservado por milenios. Sus propias estructuras de organización y gobierno se ven debilitadas rompiendo la relación de equilibrio ecológico, socio-económico y espiritual. Las acciones se orientan al empoderamiento de los instrumentos jurídicos internacionales como el Convenio 169 de la OIT y las declaraciones de derechos de los pueblos indígenas y de derechos humanos, el Convenio sobre biodiversidad y todo lo que a la interna de los Estados se pueda legislar con esa base de derecho internacional. Por otro lado un posicionamiento más fuerte en los ámbitos políticos, el fortalecimiento de las organizaciones indígenas locales y regionales y las alianzas estratégicas con otras organizaciones de la sociedad civil en lucha por la equidad y la justicia social.