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El estudio es la vía principal para el desarrollo intelectual y la superación personal.
Merece entonces mucha de nuestra atención, más aún cuando el hombre completo se
desenvuelve en dimensiones tan complejas como la espiritual, sentimental, volitiva, mental,
emocional, vital y material.
La eficiencia de nuestros procesos de aprendizaje está necesariamente supeditada a
nuestra metodología de estudio… entonces, sea ésta natural o no, resulta conveniente revisar
un poco algunas de las técnicas acostumbradas.
LA CONCENTRACIÓN
Conócete a ti mismo:
¿Aprendes mejor de lo que ves? ‐¿de lo que escuchas? ‐¿de lo que vives?
Organíza:
Es conveniente acercar los libros, lápices y demás herramientas que vamos a
necesitar durante la sesión de estudio, de manera de evitar las interrupciones, hay incluso
personas que apagan sus teléfonos e ignoran cualquier otro tipo de llamado que reciban.
Es conveniente hacer un a buena elección de las ideas que abordaremos
primero, resulta conveniente comenzar con las más hostiles, de manera de enfrentarlas
cuando estamos más enérgicos y descansados (es razonable dar prioridad a las fallas).
LA VISIÓN GLOBAL
El cerebro necesita saber en qué lugar de la memoria colocará los nuevos
conocimientos para que no se pierdan dentro de su inmensidad. Para esto es necesario lograr
una visión global del tema y luego sí proceder a cabalidad. Si logramos inicialmente una visión
global, los conocimientos adquiridos tendrán un lugar específico dentro de una realidad en
nuestro saber. Es lo mismo que ocurre cuando deseamos conocer el contexto en el que se
desenvuelve un tema al cual dedicaremos nuestra atención con fines de investigación, nos
acerca a la realidad, nos hace más certeros, más eficaces.
Fuentes:
Indices.
Títulos y Subtítulos: hacernos un esquema a partir de ellos puede ayudar.
Gráficas e Ilustraciones: observarlas un poco suele ser de mucha utilidad.
Prelectura: Vamos revisando el material, sin llegar a leer más de una cuarta
parte (usualmente es mucho menos), con la finalidad de identificar lo esencial de los
contenidos y lo que es de menor importancia. El objetivo es lograr la visión global.
REVISIÓN DE IDEAS
Consiste simplemente en leer con un lápiz en la mano para ir anotando la idea
principal de cada sección. ¿Cómo identificar la idea principal? ‐Hay que preguntarse
de qué se trata el párrafo. Veremos esto más a detalle en temas posteriores.
OTRAS TÉCNICAS
Subrayar: subrayar las ideas o palabras más importantes nos permite obtener un
resumen sin haber comenzado a escribir.
Esquemas: seleccionando la idea o palabra principal de cada párrafo como títulos para
nuestro esquema y las ideas o palabras secundarias como renglones dentro de cada título.
Cuadros sinópticos: se usan para comparar dos o más temas. En la primera columna
pueden colocarse las características a comparar y el la primera fila el título de los temas. Las
particularidades, así como los temas y características se pueden obtener de la misma manera
que se obtiene un esquema.
Mapas Conceptuales: este instrumento presenta uno de los más altos grados de
abstracción, consiste en identificar los conceptos fundamentales y las relaciones entre ellos
para diagramar en forma de una red.
ESTRATEGIAS COMPLEMENTARIAS
Sensorializar los contenidos: utilizar los sentidos para revisar los contenidos.
Imágenes mentales: visualizar los contenidos mejora el razonamiento y las imágenes
mentales memorizadas apoyan a la memoria verbal.
Realizar dibujos: para muchas personas resulta muy útil realizar sus propios dibujos
acerca de los contenidos.
Utilizar ejemplos: los ejemplos permiten entender mejor lo estudiado. Hay quienes
afirman que sin ver las teorías, éstas pueden deducirse si los ejemplos son buenos.
Cuestionarios y Ejercicios: La práctica hace al maestro.
LA EXPRESIÓN
Expresar es manifestar algo para que otro lo entienda. Debemos utilizar bien el
lenguaje. Como dijo un gran sabio: hay que ser matemáticos en la investigación y exigentes en
la expresión.
Está demostrado que la facilidad de expresión está relacionada con las capacidades de
aprendizaje y que, además, expresar lo que hemos aprendido nos permite memorizar mejor y
reflexionar más sobre los temas estudiados.
A la hora de comunicar nuestras ideas, proyectos, alcances, etc., es imprescindible
hacer un buen uso del lenguaje y hacerlo de manera clara, procurando que nuestras palabras
brinden la información que realmente queríamos transmitir y logren los objetivos que nos
habíamos trazado al expresarnos.
EXPRESIÓN ORAL Y ESCRITA
Ventajas de la expresión oral: es dinámica, rápida, espontánea, motivadora y permite
utilizar una variedad de recursos complementarios naturales como la entonación y los gestos.
Para una buena expresión oral debemos cuidar: el lenguaje corporal (debe ser
ameno), la riqueza del lenguaje (para hablar sin rodeos ni vaguedades), la dicción (para que el
auditorio se concentre en los contenidos y no en entender las palabras), el ritmo (estable, no
muy rápido, no muy lento, con las pausas necesarias) y la prosodia (la entonación modifica el
significado de las frases).
Ventajas de la expresión escrita: perdura en el tiempo, suele ser más planificada y
meticulosa y acepta correcciones con facilidad.
Para una buena expresión escrita debemos cuidar: la presentación (pulcra, clara), la
sintaxis (transcripción y redacción), la ortografía (para la preservación del lenguaje y exaltación
de la cultura) y la puntuación (sin la cual un documento puede carecer de sentido o expresar
algo que no se quiso decir.
EL TIEMPO
Debemos administrar bien el tiempo.
Diagnóstico: Identificar las tareas que requieren de este recurso y en qué cantidades.
Planificación: Asignar a cada tarea períodos de tiempo, fechas y horas.
Ejecución: La etapa más importante. Del dicho al hecho hay un gran trecho. Debemos
dedicarnos a la tarea cuando llegue la hora planificada, con mucha voluntad y concentración.
Evaluación: Revisar a la luz de los objetivos, regularmente, si las tareas están
resultando eficaces y de ser necesario, modificar la planificación (retroalimentación).