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[Reflexiones]

Dios habló

En una ocasión un hombre hablaba con Dios y le reclamaba diciendo:


"Señor si tú eres creador de todas las cosas maravillosas del mundo, por que
permites tantas injusticias, tanta hambre, tantas guerras."
"Porque no envías a alguien para que intervenga y pueda servir como agente
de cambio,
para hacer de este mundo un mundo mejor"

Dios mirándolo fijamente a los ojos y con voz paterna y dulce le dijo:
"Si he tenido en cuenta todo lo que tu me reclamas hijo... por ello te envié a
ti..."

Cabellos blancos

Un día una niñita estaba sentada observando a su mamá lavar los platos
en la cocina. De pronto notó que su mamá tenía varios cabellos blancos
que sobresalían entre su cabellera oscura.

Miró a su mamá y le preguntó inquisitivamente:

—¿Por qué tienes algunos cabellos blanco, mami?

Su mamá le contestó:

—Bueno, cada vez que haces algo malo y me haces llorar o me pones triste,
uno de mis cabellos se pone blanco.

La niñita digirió esta revelación por un rato y luego dijo:

—Mami..............

—¿por qué TODOS los cabellos de mi abuelita están blancos?

El puente

El camino ha sido largo y muy, muy duro. Él sospechaba que aún quedaba
mucho trecho por recorrer, que las penurias no habían hecho más que
comenzar.

No sabía ni cómo ni por qué había iniciado su marcha. Lo único que sabía es
que llevaba toda la vida caminando, que aún no había llegado a su meta, que
sólo conocería su destino cuando llegase a él, y que era posible que el final
del camino no existiera, o que estuviera demasiado lejos para poder llegar.

Siempre hacia adelante, sin mirar atrás, el camino era tortuoso pero claro.
No dudaba del camino, sólo dudaba si llevaba a algún sitio. Pero tenía que
seguir caminando. Siempre hacia adelante.

No siempre caminó solo. A menudo tuvo compañeros de viaje que le hicieron


grata compañía hasta que sus caminos se separaban. Muchos fueron sólo
compañeros, y algunos llegó a llamarlos amigos. Esos pocos hicieron el camino
más llevadero, pero despedirse de ellos le hacía odiar su vida y el camino que
le obligaba a seguir. Pero aun así no podía abandonar su camino, igual que los
demás no podían dejar el suyo.

Cuando llegaba la noche, acampaba y comía. Si estaba solo, meditaba. Si esa


noche tenía compañero, se intercambiaban historias. A él le gustaba contar
una historia fantástica, sobre un ángel en la tierra, que ayudaba a sus
semejantes hasta que un día dejó sus alas en manos de otra persona...

lo contaba como una leyenda, como una historia fantástica, sin hacer ver a
sus compañeros de viaje que era él, que lo que él llamaba sus alas eran sus
sueños, su vida, su futuro. Y es que ya no creía en el final del camino.

Un día se detuvo. Ante sí había un puente. Era un puente hecho con troncos
y cuerdas. No tenía pinta de ser muy seguro, era muy viejo, le faltaban
algunos troncos, seguramente otros estarían podridos, y no tenía ni idea de
si la cuerda aguantaría.

¿Debía cruzar o no? Por primera vez en su vida dudaba. Siempre había ido
hacia adelante, a veces el camino era difícil pero siempre había dado la
sensación de ser superable... este parecía insuperable. Estaba convencido de
que si intentaba cruzar, caería, acabaría su vida, moriría.

Pero su vida había sido su camino, siempre hacia adelante. Si abandonaba el


camino ¿no abandonaría su vida? Sabía que podía ir hacia atrás, buscar una
bifurcación y coger otro camino... pero sería un camino, no su camino.

"No cruces. No seas tonto. Hay caminos más fáciles" decía una parte de su
cerebro.
"Cruza. Esta es tu vida. Tienes que arriesgarte. No merece la pena vivir si
no vives tu vida" decía otra parte de su cerebro.

Dudaba. ¿qué hacer?


Decidió cruzar. Quería ver el paisaje al otro lado del puente, el de este lado
ya lo había visto. Quería conocer nuevas gentes, nuevos lugares, nuevos
aromas...
Lentamente comenzó a avanzar. Su paso era lento, tanteando donde pisaba
para evitar los troncos que cedieran a sus pies. Poco a poco fue avanzando...
ya llevaba medio camino recorrido, ya no había vuelta atrás.

Y la cuerda se rompió. Empezó a caer. La altura era considerable, la caída


parecía interminable. Mentalmente empezó a despedirse del mundo.

Pero una parte de su cerebro se rebelaba.


"Vuela" decía. Pero no podía, ya no tenía sus alas, era el final. "Vuela"
repetía. "No puedo. Está todo perdido". "Sí que puedes".

Y descubrió que sí podía. No llevaba sus alas, esas las había cedido... pero le
habían crecido unas alas nuevas, blancas, de algodón, muy ligeras pero
resistentes.
Y levantó el vuelo. Y desde las alturas vio el camino más allá del puente, un
camino que merecía la pena ser recorrido. Porque el camino era su vida, y
quería conocer nuevos lugares, nuevas gentes y nuevos aromas.

Reenvía este correo a todos tus contactos.

Busco a Dios...

Un joven inquieto se presentó a un sacerdote y le dijo: -'Busco a Dios'.

El reverendo le echó un sermón, que el joven escuchó con paciencia.


Acabado el sermón, el joven marchó triste en busca del obispo.

-'Busco a Dios', le dijo llorando al obispo.

Monseñor le leyó una pastoral que acababa de publicar en el boletín de la


diócesis y el joven oyó la pastoral con gran cortesía, pero al acabar la
lectura se fue angustiado al papa a pedirle:
-'Busco a Dios'.

Su santidad se dispuso a resumirle su última encíclica, pero el joven rompió


en sollozos sin poder contener la angustia.

-'¿Por qué lloras?', le preguntó el papa totalmente desconcertado.

-'Busco a Dios y me dan palabras' dijo el joven apenas pudo recuperarse.

Aquella noche, el sacerdote, el obispo y el papa tuvieron un mismo sueño.


Soñaron que morían de sed y que alguien trataba de aliviarles con un largo
discurso sobre el agua.

(Esta reflexión no tiene intención de ser una critica a la Iglesia Católica


sino simplemente a la actitud que muchos cristianos tenemos.)

Reenvía este correo a todos tus contactos.

¿Piensas desistir?

• La súper estrella del básquet, Michael Jordan, fue expulsado del equipo
escolar.

• Winston Churchill repitió el sexto grado. Fue primer ministro de


Inglaterra a los 62 años de edad, luego de una vida muy dura.

• Albert Einstein no habló hasta los 4 años de edad y aprendió a leer a los 7,
su maestra lo calificó como "mentalmente lerdo". Fue expulsado de la
escuela y no fue luego admitido en el Politécnico de Zurich.

• En 1944, Emmeline Snively, directora de la agencia de modelos Blue Book


Modeling, le dijo a la candidata Norman Jean Baker (Marilyn Monroe) :
“Sería mejor que hicieras un curso de secretaria o buscaras un buen
marido."

• Al rechazar a un grupo de rock inglés llamado The Beatles, un ejecutivo de


Decca Recording Company dijo: "No nos gusta ese grupo."
• Cuando Alexander Graham Bell inventó el teléfono, en 1876, buscó quienes
lo financiaran en el proyecto. El Presidente Rutheford Hayes dijo: “Es un
invento extraordinario, pero ¿quién lo va a usar?"

• Thomas Edison hizo 2000 experiencias hasta inventar la lamparita. Un


joven reportero preguntó el por que de tantos fracasos. Edison respondió:
"No fracasé ni una vez. Inventé la lamparita. Ocurre que fue un proceso de
2000 pasos”

• A los 46 años, luego de perder progresivamente la audición, el compositor


alemán Ludwing Van Beethoven quedó completamente sordo. Y así compuso
buena parte de su obra. Incluidas 3 sinfonías, en los 6 últimos años.

Por eso no debemos pensar que nuestro tiempo pasó. Mientras aquí estemos,
siempre habrá algo para aprender y mucho por hacer.

¿Piensas desistir de intentar algo?

Día a día caminamos hacia la meta

Un peregrino se propuso llegar al País de la Verdad. Colocó su mochila en el


suelo y empezó a preparar el equipaje para la gran aventura.

El problema era que lo que tenía que llevar era mucho...Le costó mucho
tiempo prepararlo todo; necesitó la ayuda de su madre. Al final tuvo que
dejar algunas cosas sin meter.

Por fin llegó el día de partir y cargando su mochila al hombro emprendió el


camino. ¡Qué largos y pesados se le hacían algunos días ¡Cuántas
expectativas llevaba en el corazón! Con tal sobrecarga quedaban molidas las
costillas. Hubo también días en que fue maravilloso: El pasaje, el camino, y
sobre todo los compañeros de viaje. No pocas veces les tuvo que echar él
una mano y en otras su compañía, consejo y ayuda que le resultaron a él de
inestimable valor ¡Jamás habría podido llegar solo a la meta! Cuando
necesitaba recobrar fuerzas, se detenía con sus compañeros.

Esas paradas le eran absolutamente necesarias para descansar y tomar


alimentos, pero sabía que no podía abusar de ellas, puesto que así nuca
alcanzaría su objetivo. Es lo que ocurrió con un buen amigo suyo. No quiso
deshacerse de parte del peso y comenzó a detenerse en todas partes. Claro,
así terminó por perderle de vista...

Una de las jornadas fue tan dura y pedregosa que su pies terminaron
reventados. Cuando llegó a un puesto de socorro, le tuvieron que curar un
montón de heridas. Y así, día a día..., mes a mes...descanso a
descanso...nuestro peregrino llegó a la meta.

Cuentan que en el País de la Verdad fue feliz, y que tanto le gustó la


aventura que todos los años quiso emprender un gran viaje hacia nuevas
metas.

Toma y descubre

Toma una sonrisa, regálala a quien nunca la ha tenido. Toma un rayo de sol,
hazlo volar allá en donde reina la noche. Descubre una fuente, haz bañar a
quien vive en el barro. Toma una lágrima, ponla en el rostro de quien nunca
ha llorado. Toma la valentía, ponla en el ánimo de quien no sabe luchar.

Descubre la vida, nárrala a quien no sabe entenderla. Toma la esperanza, y


vive en su luz. Toma la bondad, y dónala a quien no sabe donar.
Descubre el amor, y hazlo conocer al mundo.
Mahatma Gandhi.

Son pequeñas las cosas que podemos hacer y grandes las que podemos
descubrir cuando las hacemos. Muchos están esperando hacer grandes
cosas y se les olvida que solo una cosa pequeña pero hecha con el corazón es
capaz de cambiar el rostro de alguien o las cosas y circunstancias a nuestro
alrededor. Vamos, camina y atrevete a hacer algo pequeño pero significativo
en este día, pero hazlo con AMOR.

Con dinero puedes comprar

Con dinero puedes comprar una iglesia pero no la Gloria. Con dinero puedes
comprar mil amores, pero no cariño. Que tonto yo me acabe la vida por
ganar dinero ahora me doy cuenta que no están en venta las cosas que
quiero. Dales a las cosas materiales menos importancia Lo que vale en la vida
no tiene precio.

El deseo de crear algo nuevo, sea un par de zapatos, una nueva casa o una
gran suma de dinero, nace porque estás preparado para evolucionar y
realizar una mayor parte de tu potencial. La mayoría de las personas piensa
que el dinero satisfará una necesidad, permitiéndoles experimentar
sensaciones, cualidades o situaciones que hasta ahora no han tenido. Algunos
creen que una gran cantidad de dinero les aportará sensaciones de viveza,
bienestar, autoestima, paz interior, amor, poder o seguridad.

Piensan que con el dinero se verán libres de preocupaciones y capaces de


relajarse y jugar o de no realizar actividades que no desean.

Con el dinero hay algo curioso que juega a la inversa de cómo nosotros lo
concebimos, por lo general tenemos pensamientos del tipo:

Cuando tenga dinero seré feliz


Cuando tenga dinero me sentiré en paz
Cuando tenga dinero me sentiré fuerte y poderoso
Cuando tenga dinero tendré más tiempo libre

Si crees que el dinero te dará paz interior, estas equivocado. Es la


introducción de esta paz interior en tu vida la que te permitirá atraer más
dinero. Lo que piensas que el dinero te puede aportar, vitalidad, paz,
autoestima, es la cualidad que necesitas desarrollar para convertirte en un
magneta de dinero y la abundancia. No consideres el dinero y los objetos
como algo creado para llenar un vacío sino como herramientas que te
ayudarán a expresarte más plenamente y realizar tu potencial.

Entonces, si tu crees que solo cuando tengas dinero podrás tener tiempo
libre tendrás que desarrollar en este momento, un espacio para tu tiempo
libre y te darás cuenta que es justo este espacio el camino para crear
dinero, nunca será al contrario.

Si crees que solo cuando tengas dinero estarás libre de preocupaciones,


entonces tendrás que aprender ahora a manejar el estrés y las
preocupaciones y te darás cuenta que ese estado de serenidad es como se
abren caminos nuevos para el dinero. El manejo de esta pequeña fórmula
creará milagros en tu vida.

Ahora bien, pregúntate en este momento ¿Por qué quieres dinero? ¿Qué
quieres resolver con el dinero?.

Ahora reflexiona:

Tal y como te encuentras el día de hoy, sin pretender que algo cambie ¿cómo
podrías lograr ese bien que persigues SIN DINERO? ¿Quieres libertad,
paz, serenidad, tranquilidad, alegría, diversión, etc? ¿Cómo podrías empezar
a introducir los valores que persigues en tu vida tal y como te encuentras el
día de hoy?.

Toma en cuenta esta fórmula que es una puerta al dinero. Es importante


abrirse a pensar que el dinero no es una meta sino todo un proceso y como
tal, habrá que construirlo y que es justo a la inversa de cómo lo tenemos
aprendido. El dinero no da poder, ni alegría ni amor, estos valores son
nuestros ya, son inherentes al ser humano y se tienen que realizar de
manera independiente desde nuestro interior. El dinero es un bien, pero no
tiene el poder de transformar valores que realmente no le pertenecen.

Un vaso con leche

Un día un muchacho muy pobre, quien era vendedor de puerta a puerta para
pagar sus estudios, se encontró con solo diez centavos en su bolsillo y tenía
mucha hambre. Entonces decidió que en la próxima casa iba a pedir comida.
No obstante, perdió su coraje cuando una linda y joven muchacha abrió la
puerta.

En lugar de pedir comida pidió un vaso con agua. Ella pensó que el se veía
hambriento y le trajo un gran vaso con leche. El se lo tomó lentamente y
luego le preguntó, "Cuánto le debo?"
"No me debe nada," ella respondió. "Mi mamá nos enseñó a nunca aceptar
pago por bondad." El dijo..."Entonces le agradezco de corazón." Cuando
Howard Kelly se fue de esa casa, no solo se sintió más fuerte en sus fuerzas
sino también en su fe en Dios y en la humanidad. El ya estaba listo para
rendirse y renunciar.
Años más tarde esa joven muchacha se enfermó gravemente. Los doctores
locales estaban muy preocupados. Finalmente la enviaron a la gran ciudad
donde llamaron a especialistas para que estudiaran su rara enfermedad. Uno
de esos especialistas era el Dr. Howard Kelly.
Cuando él se dio cuenta del nombre del pueblo de donde ella venía, una
extraña luz brilló en sus ojos.

Inmediatamente él se levanto y fue al cuarto donde ella estaba. Vestido en


sus ropas de doctor fue a verla y la reconoció inmediatamente. Luego volvió
a su oficina determinado a hacer lo posible para salvar su vida.

Desde ese día le dio atención especial al caso. Después de una larga lucha, la
batalla fue ganada. El Dr. Kelly pidió a la oficina de cobros que le pasaran la
cuenta final para darle su aprobación. La miró y luego escribió algo en la
esquina y la cuenta fue enviada al cuarto de la muchacha. Ella sintió temor
de abrirla porque estaba segura de que pasaría el resto de su vida tratando
de pagar esa cuenta. Finalmente ella miró, y algo llamó su atención en la
esquina de la factura. Ella leyó las siguientes palabras...."Pagado por
completo con un vaso de leche."

Abriendo puertas sin miedo

En una tierra en guerra, había un rey que causaba espanto: a sus prisioneros,
no los mataba… los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros en un
lado y en otro una inmensa puerta de hierro, sobre la cual se veían grabados
figuras de cadáveres cubiertos de sangre.

En esta sala les hacía formar un círculo y les decía a cada uno que eligieran,
entre morir a flechazos por sus arqueros o pasar por esa puerta…
Detrás de esa puerta yo os estaré esperando…
Todos elegían ser muertos por los arqueros… pero un día al terminar la
guerra, un soldado que durante mucho tiempo había servido al rey se dirigía
a él para preguntarle:
- Señor ¿puedo hacerle una pregunta?
- Dime, soldado.

- Señor ¿Qué se esconde detrás de la puerta? El rey contestó… Ve y mira


tu mismo!!!
El soldado, abrió temerosamente la puerta y a medida que lo hacía ,los rayos
de sol entraban y la luz invadió el ambiente, donde finalmente descubrió
que…
La puerta se abría sobre un camino que conducía hacia la LIBERTAD
El soldado, embelesado, miró a su rey y éste le dijo.
Yo les daba la oportunidad de ELEGIR, pero todos preferían morir a
arriesgar a abrir esta puerta!!

“¿Cuántos puertas dejamos de abrir por el miedo a arriesgar?, ¿cuantas


veces perdemos la libertad y morimos por dentro, solamente por sentir
miedo de abrir la puerta de nuestros sueños?”

Es imprescindible un poco de lucha


Un día un viejo campesino fue a verle y le dijo: 'Mira, tú debes ser Dios y
debes haber creado el mundo, pero hay una cosa que tengo que decirte: No
eres un campesino, no conoces ni siquiera el ABC de la agricultura. Tienes
algo que aprender'.

Dios dijo: '¿Cuál es tu consejo?'


El granjero dijo:' Dame un año y déjame que las cosas se hagan como yo
quiero y veamos que pasa. La pobreza no existirá más.'
Dios aceptó y le concedió al campesino un año. Naturalmente pidió lo mejor y
solo lo mejor: ni tormentas, ni ventarrones, ni peligros para el grano. Todo
confortable, cómodo y él era muy feliz. El trigo crecía altísimo. Cuando
quería sol, había sol; cuando quería lluvia, había tanta lluvia como hiciera
falta. Este año todo fue perfecto, matemáticamente perfecto.

El trigo crecía tan alto....que el granjero fue a ver a Dios y le dijo: '¡Mira!
esta vez tendremos tanto grano que si la gente no trabaja en diez años, aún
así tendremos comida suficiente'.

Pero cuando se recogieron los granos estaban vacíos.


El granjero se sorprendió. Le preguntó a Dios:'¿Qué pasó, qué error hubo?'.
Dios dijo:' Como no hubo desafío, no hubo conflicto, ni fricción, como tú
evitaste todo lo que era malo, el trigo se volvió impotente. Un poco de lucha
es imprescindible. Las tormentas, los truenos, los relámpagos, son
necesarios, porque sacuden el alma dentro del trigo'.
La noche es tan necesaria como el día y los días de tristeza son tan
esenciales como los días de felicidad.
A esto se le llama entendimiento. Entendiendo este secreto descubrirás
cuán grande es la belleza de la vida, cuanta riqueza llueve sobre tí en todo
momento, dejando de sentirte miserable porque las cosas no van de acuerdo
con tus deseos.

Los desafíos se presentan a diario, a veces son pequeños y a veces grandes


y complicados. Los desafíos sacan a relucir lo mejor de ti, te ayuda a
aprender cosas nuevas y desarrollar nuevas habilidades. Te motivará a
alcanzar el mejor desempeño posible que tú podrías alcanzar.
¿Alguna vez has notado que los días en que tienes mucho trabajo por hacer,
terminas concretando muchísimas cosas? Y los días en que no tienes
demasiado por hacer, ¿no sientes que no has sido demasiado productivo? Así
como tu esfuerzo aumenta para completar las tareas que tienes que
terminar, de igual manera tú creces en proporción directa con los desafíos
que se te presentan diariamente.
Los desafíos no están allí para hundirte. Tus desafíos existen para hacerte
avanzar, para sacar lo mejor de ti, para empujarte hacia tu realización
personal. Los desafíos son difíciles e incómodos. Eso es, precisamente, lo
que les otorga esencia y valor. La verdadera grandeza proviene de enfrentar
regularmente y con éxito una gran variedad de desafíos.

Cuando la fruta no alcanza

Una vez un grupo de tres hombres se perdieron en la montaña, y había


solamente una fruta para alimentarlos a los tres, quienes casi desfallecían
de hambre. Se les apareció entonces Dios y les dijo que probaría su
sabiduría y que dependiendo de lo que mostraran les salvaría. Les preguntó
entonces Dios qué podían pedirle para arreglar aquel problema y que todos
se alimentaran.

El primero dijo: "Pues aparece mas comida", Dios contestó que era una
respuesta sin sabiduría, pues no se debe pedir a Dios que aparezca
mágicamente la solución a los problemas sino trabajar con lo que se tiene.

Dijo el segundo entonces: "Entonces haz que la fruta crezca para que sea
suficiente", a lo que Dios contestó que No, pues la solución no es pedir
siempre multiplicación de lo que se tiene para arreglar el problema, pues el
ser humano nunca queda satisfecho y por ende nunca sería suficiente.

El tercero dijo entonces: "Mi buen Dios, aunque tenemos hambre y somos
orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la fruta nos alcance"... Dios
dijo: "Has contestado bien, pues cuando el hombre se hace humilde y se
empequeñece delante de mis ojos, verá la prosperidad".
Saben, se nos enseña siempre a que otros arreglen los problemas o a buscar
la salida fácil, siempre pidiendo a Dios que arregle todo sin nosotros
cambiar o sacrificar nada. Por eso muchas veces parece que Dios no nos
escucha pues pedimos sin dejar nada de lado y queriendo siempre salir
ganando. Muchas veces somos egoístas y siempre queremos de todo para
nosotros. Seremos felices el día que aprendamos que la forma de pedir a
Dios es reconocernos débiles, y ser humildes dejando de lado nuestros
orgullos. Y veremos que al empequeñecernos en lujos y ser mansos de
corazón veremos la prosperidad de Dios y la forma como El SÍ escucha.
Pídele a Dios que te haga pequeño...Haz la prueba!!!!

Qué harás hoy?


Esta mañana desperté emocionado con todas las cosas que tengo que hacer
antes de que el reloj marque la medianoche
Tengo responsabilidades que cumplir hoy. Soy importante. Mi trabajo es
escoger qué clase de día voy a tener.

Hoy puedo quejarme porque el día esta lluvioso, o puedo dar gracias a Dios
porque las plantas están siendo regadas gratis.
Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dinero, o puedo estar
contento de que mis finanzas me empujan a planear mis compras con
inteligencia.

Hoy puedo quejarme de mi salud, o puedo regocijarme de que estoy vivo.


Hoy puedo lamentarme de todo lo que mis padres no me dieron mientras
estaba creciendo, o puedo sentirme agradecido de que me permitieran
haber nacido.
Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas, o puedo celebrar que las
espinas tienen rosas.

Hoy puedo auto compadecerme por no tener muchos amigos, o puedo


emocionarme y embarcarme en la aventura de descubrir nuevas relaciones.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar, o puedo gritar de
alegría porque tengo un trabajo.

Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela, o puedo abrir mi


mente enérgicamente y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.
Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que hacer las labores del
hogar, o puedo sentirme honrado porque tengo un techo para mi mente,
cuerpo y alma.

Hoy el día se presenta ante mí, esperando a que yo le dé forma y aquí estoy,
el escultor que tiene que darle forma. Lo que suceda hoy depende de mí... yo
debo escoger qué tipo de día voy a tener.

Que Tengas un gran día!!!... A menos que tengas otros planes...

El asno letrado

El rey estaba cansado de la costumbre de Nasrudín de llevar a su burro con


él a la corte.
-De hoy en adelante –decretó-, ningún iletrado podrá mostrar su rostro en
mi presencia. A menos que enseñes a tu burro a leer, mulá, te ordeno que lo
dejes fuera de palacio.
Durante tres semanas Nasrudín apareció ante el rey sin su animal, pero
pasado ese tiempo, llevó un día al animal al trono real.
-¿Tan débil es tu mente que ya has olvidado mi decreto? –bramó el rey.
-Con vuestro permiso, Excelencia, os demostraré que el burro sabe leer.

Necesitado de entretenimiento, el monarca dio su consentimiento, después


de lo cual, Nasrudín sacó el Corán y lo puse en el suelo, delante del burro.
Efectivamente, el animal pasó varias páginas con su lengua y, al llegar al
final del Libro Santo, la criatura empezó a rebuznar sonoramente.

-Confío en que vuestra majestad estará satisfecho –dijo el mulá.


-No hasta que me digas cómo has realizado este acto milagroso –exigió el
soberano.
-Fue fácil –dijo Nasrudín-, entrené al animal cubriendo cada página con
avena. Cada vez que le presentaba el libro, se comía la avena y volvía la
página en busca de más. Después de tres semanas, llegó a asociar el Corán
con la comida. Ahora rebuzna porque, con todo su lamer y buscar, no
encuentra su comida.

-¡Este ejercicio no demuestra nada! –replicó el rey.


-Perdonadme, majestad, pero debo disentir: prueba que se puede enseñar a
leer a cualquier animal mudo.

La chimenea

Un joven que había estudiado lógica, acudió a un rabino y solicitó ser instruido en
Talmud.

"¿Lógica?" - preguntó el rabino - "dudo que eso sea suficiente para estudiar
Talmud, pero te tomaré una prueba. Supongamos que dos hombres bajan por una
chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la
cara?"

"Eso es fácil, el de la cara sucia" - respondió el estudiante


"Incorrecto" - dijo el rabino - "el de la cara limpia. Veamos: el de la cara sucia mira
al de la limpia y piensa que su cara también está limpia. El de la cara limpia mira al
de la sucia y piensa que su cara está sucia, así que él se lava la cara."
"No pensé en eso" - admitió el joven - "deme otra oportunidad".

"Volvamos a empezar. Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara
limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?" - Planteó el rabino.
"Recién hemos respondido, aquel con la cara limpia" - contestó el estudiante.

"No. Ambos se lavan la cara - dijo el rabino - Aquel con la cara sucia mira al de la
limpia y piensa que su cara está limpia también. Pero el de la cara limpia mira al de
la sucia, y piensa que su cara también lo está, entonces se lava. Cuando el de la cara
sucia ve que el de la limpia lava su cara, él también se lava. Por lo tanto ambos lavan
su cara".

"No me di cuenta de esa alternativa" - expresó el joven - "deme otra oportunidad".


"Está bien. Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el
otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?" - Preguntó el rabino.
"Ambos lavan su cara" - respondió con énfasis el estudiante.

"No. Ninguno de los dos". - Dijo el rabino - "Aquel con la cara sucia mira al de la
limpia y piensa que la suya también lo está. El de la cara limpia mira al de la sucia, y
piensa que su cara también está sucia. Pero cuando él ve que el hombre de la cara
sucia no se lava, él tampoco se lava. Por lo tanto ninguno se lava."

"Una última oportunidad y le demostraré que puedo estudiar Talmud" - pidió el


joven.
"Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la
cara sucia ¿Cuál se lava la cara?" - Volvió a plantear el rabino.
"Ninguno" - exclamó triunfalmente el estudiante.

"¿Ves ahora por que la lógica no es suficiente para estudiar Talmud? ¿Cómo es
posible que dos hombres que bajan por la misma chimenea, uno salga con la cara
sucia y otra con la cara limpia? ¿No ves que la pregunta es tonta? Y si intentas
contestar preguntas tontas, tu respuesta será tonta. Así que aprende algo más
de lógica antes de que intentes estudiar el Talmud." - Sugirió el rabino.

Por qué gritan?

Un día, Meher Baba preguntó a sus mandalíes (o discípulos) lo siguiente:


- ¿Por qué las personas se gritan cuando están enojadas?

Los hombres pensaron unos momentos:


-Porque perdemos la calma -dijo uno-, por eso gritamos.
- Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? preguntó Baba;
¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando
estás enojado?
Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas
satisfacía a Baba.

Finalmente él explicó:
- Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para
cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más
enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a
través de esa gran distancia.

Luego Baba preguntó:


- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que
se hablan suavemente... ¿Por qué? Porque sus corazones está muy cerca. La
distancia entre ellos es muy pequeña.

Baba continuó:
-Cuando se enamoran aún más ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se
acercan más en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se
miran y eso es todo.

Luego Baba dijo:


- Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras
que los distancien más. Llegará un día en que la distancia sea grande que no
encontrarán ya el camino de regreso.

El arte de hablar y la virtud de callar

Hablar es fácil pero, callar requiere prudencia y dominio.


Hablar oportunamente, es acierto.
Hablar frente al enemigo, es civismo.

Hablar ante la injusticia, es valentía.


Hablar para rectificar, es un deber.
Hablar para defender, es compasión.

Hablar ante un dolor, es consolar.


Hablar para ayudar a otros, es caridad.
Hablar con sinceridad, es rectitud.

Hablar de si mismo, es vanidad.


Hablar restituyéndote fama, es honradez.
Hablar disipando falsos, es conciencia.
Hablar de defectos, es lastimar.
Hablar debiendo callar, es necedad.
Hablar por hablar, es tontería.

Callar cuando acusan, es heroísmo.


Callar cuando insultan, es amor.
Callar las propias penas, es sacrificio.

Callar de si mismo, es humildad.


Callar miserias humanas, es caridad.
Callar a tiempo, es prudencia.

Callar en el dolor, es penitencia.


Callar palabras inútiles, es virtud.
Callar cuando hieren, es santidad.

Callar para defender, es nobleza.


Callar defectos ajenos, es benevolencia.
Callar debiendo hablar, es cobardía.

Debemos aprender primero a callar para luego poder hablar.

La mejor familia del mundo

Carlota espera ansiosa, en el orfanato, que la venga a buscar su nueva


familia adoptiva. Durante toda la noche imagina cómo serán: ¿pasteleros?,
¿piratas?, ¿domadores de tigres?, ¿astronautas? Cuando lleguen Los Pérez,
Carlota descubrirá que son todo eso y mucho más.

Una bonita mañana de mayo, Carlota estaba jugando en el jardín del


orfanato cuando la directora la llamó a su despacho.

Te ha adoptado una familia, Carlota. Vendrán a por ti mañana dijo.


Por supuesto, los otros niños no tardaron en enterarse de la buena nueva.

¡Qué suerte!
¡Qué envidia!
¡Felicidades, Carlota!
¿Cómo crees que será tu nueva familia?
Carlota cruzó los dedos y pidió un deseo: "Espero que sea la mejor familia
del mundo." Esa noche, Carlota no podía dormir de los nervios y pensó en
cómo sería la familia perfecta. Imaginó que la adoptaba… ¡una familia de
pasteleros!

Si la adoptaba una familia de pasteleros, viviría en una pastelería. Podría


pasar el día entre tartas, torteles, bollos y bombones. Escribir mensajes de
azúcar en las tartas y sorber el merengue de los pasteles de merengue.
Tendría palmeras de chocolate para desayunar, comer, merendar y cenar.
Sin duda, ¡una familia de pasteleros sería la mejor familia del mundo!

Aunque pensándolo mejor… Como seguía sin poder dormir, Carlota volvió a
pensar en cómo sería la familia perfecta. Imaginó que la adoptaba… ¡una
familia de piratas!

Si la adoptaba una familia de piratas, viviría en un barco pirata. Podría


navegar por los siete mares. Pintar banderas de calaveras y huesos y buscar
tesoros de doblones de oro. Luciría un mono en el hombro derecho, un loro
en el izquierdo, un parche en el ojo y una pata de palo. Sin duda, ¡una familia
de piratas sería la mejor familia del mundo!

Aunque pensándolo mejor… Como aún no podía dormir, Carlota volvió a


pensar en cómo sería la familia perfecta. Imaginó que la adoptaba… ¡una
familia de domadores de tigres!

Si la adoptaba una familia de domadores, viviría en un circo. Podría pasar el


día jugando con los tigres. Rizar los bigotes de los cachorros y contar las
rayas de su pelaje. Llevaría un tigre de bengala al colegio para ser la más
popular del recreo. Sin duda, ¡una familia de domadores sería la mejor
familia del mundo!

Aunque pensándolo mejor… Como todavía no conciliaba el sueño, Carlota


volvió a pensar en cómo sería la familia perfecta. Imaginó que la adoptaba…
¡una familia de astronautas!

Si la adoptaba una familia de astronautas, viviría en una nave espacial.


Podría visitar todos los planetas. Beber batidos en la Vía Láctea y bailar el
hula hop con el anillo de Saturno. Contaría estrellas para dormirse por las
noches. Sin duda, ¡una familia de astronautas sería la mejor familia del
mundo!
Aunque pensándolo mejor… Con sorpresa, Carlota miró la ventana y
descubrió que ya se había hecho de día. ¡Había pasado la noche entera sin
dormir y su nueva familia ya había llegado a buscarla!

Los Pérez.

Leonor, la nueva madre de Carlota, es funcionaria de correos. No es


pastelera pero, todas las tardes al volver del cole, nunca se olvida de
comprarle a Carlota una enorme palmera de chocolate para merendar.

Roberto, el nuevo padre de Carlota, es agente de seguros. No es un pirata,


pero le encanta jugar con Carlota a buscar tesoros escondidos en el
descampado del barrio.

Elvira, la nueva abuela de Carlota, está jubilada. No es domadora de tigres,


pero tiene dos gatos, Bigotes y Bruno, que se pasan el día dormitando en su
regazo y les encantan las sardinas.

Pedro, el nuevo hermano de Carlota, estudia en el mismo colegio que ella. No


es astronauta, pero ha decorado el techo del dormitorio con estrellas que
brillan en la oscuridad para que él y Carlota puedan contarlas por la noche
antes de dormir.

Y así, bajo el cielo estrellado de su habitación, Carlota Pérez por fin


pudo dormir y no tuvo que imaginar más.

Había conseguido la mejor familia del mundo.

El agujero en la barca

Hace ya muchos años, un hombre fue contratado en un puerto para pintar


una barca. Llevó hasta la dársena con él pintura y brochas, y comenzó a
pintar la barca de un rojo brillante, tal y como había convenido con el dueño.

Mientras hacía su trabajo, se dio cuenta de que la pintura estaba


traspasando el fondo de la barca y mojando el suelo de la dársena. Al
fijarse con más atención, detectó un orificio en el casco y decidió repararlo.

Cuanto terminó la labor por la que había sido contratado, percibió su dinero
y se fue. Pero cuál fue sorpresa cuando al día siguiente el propietario de la
barca lo fue a buscar y le pidió que aceptara un nuevo cheque.

–¡Pero usted ya me pagó lo que convinimos por la pintura del barco! –exclamó
sorprendido el trabajador.

–Mi querido amigo, usted no comprende –le respondió el patrón–. Cuando le


pedí que pintara mi barca, se me olvidó hablarle del orificio que tenía en su
casco. Tampoco se lo había dicho a mis hijos, quienes, al ver la barca ya
pintada y seca, salieron de pesca cuando yo estaba ausente. No se imagina la
angustia que sentí cuando volví y me di cuenta de que se la habían llevado.
Pensé que podría hundirse en alta mar y hacerlos naufragar. Al verlos
regresar sanos y salvos, examiné la barca y deduje que, sin que yo se lo
pidiera ni le hubiera pagado por ello, usted había decidido perder parte de
su precioso tiempo en reparar el agujero. ¡Su pequeña buena acción ha
salvado la vida de los dos seres que más quiero! ¡No hay dinero en el mundo
que pueda pagar su generosidad!

No te limites a hacer lo que esperan de ti. No importa para quién,


cuándo ni cómo... da siempre lo mejor que llevas dentro.

Háblanos del DAR

Entonces, un hombre rico dijo: Háblanos del dar.

Y el profeta contestó: «Dan muy poca cosa cuando dan de lo que poseen.
Cuando dan algo de ustedes mismos es cuando realmente dan. ¿Qué son sus
posesiones sino cosas que atesoran por miedo a necesitarlas mañana?

»Hay quienes dan poco de lo mucho que tienen y lo dan buscando el


reconocimiento que malogra su regalo.

»Y hay quienes tienen poco y lo dan todo. Éstos son los que viven confiando
en Dios, y su cofre nunca está vacío.

»Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio. Y hay quienes dan
con dolor y ese dolor es su bautismo.

»Es bueno dar algo cuando ha sido pedido, pero es mejor dar sin demanda,
comprendiendo las necesidades del otro.

»Decía a menudo: "Daría, pero sólo al que lo mereciera".


»Los árboles en su huerto no dicen así, ni lo dicen sus rebaños en la pradera.
Ellos dan para vivir, porque guardar es perecer...»

Soneto de Francisco Luis Bernárdez

Si para recobrar lo recobrado


debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,

si para estar ahora enamorado


fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado


que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido


que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.

Fósiles Vivientes

Un reducido grupo de tortugas vivía enclaustrado en un pequeño cercado,


rodeado de un hermoso jardín pletórico de vida y color, con un suelo
polvoriento y reseco como habitáculo.

Sus pesadas conchas eran su gloria y su cruz: les servían de eficaz defensa
a la vez que las cerraban a toda evolución. Miraban las cosas y la vida con
ojos apagados y paleontológicos desde la noche de tiempos remotos. Sin
embargo, vivían contentas con su suerte y se arrastraban lentamente sobre
sus sólidas patas con el orgullo de quienes se saben depositarios de la
verdad.

Cierto día un grupo de jóvenes pasó por el lugar. Al contemplar su forma de


vestir y comportarse, la más vieja comentó moviendo su flácida papada:

-¡Hay que ver cómo está el mundo! Todo cambia tan rápidamente…
-Afortunadamente –añadió otra que tenía estudios- nosotras no hemos
evolucionado prácticamente desde el Terciario. Permanecemos fieles a lo
que siempre fuimos.

-Tienes razón –dijo una tercera- pero me pregunto si no seremos más que un
recuerdo del ayer que no despierta ningún interés al hombre de hoy.

Permanecer anclado en el pasado puede ser tentador pero


nos transforma en muertos vivientes.

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