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UNA LUCHA A MUERTE / A FIGHT TO THE DEATH (Versión en español e inglés)

Posted on Domingo, febrero 27, 2011 in Ensayos, Epistolario

Una lucha a muerte


Alfredo Villanueva

Como miembro de la primera clase graduanda del MA. en Inglés de la Universidad de Puerto
Rico, el espectáculo de uno de sus actuales profesores actuando en contra de una directriz de
huelga aprobada por voto estudiantil, y respaldada por la facultad me ha roto el alma. La
agresión verbal y física se encuentra documentada claramente en el vídeo que acompaña a esta
carta, al igual que su clara posición ideológica: “Esto es ilegal. Te puedo arrestar”.

En los 60′s, mis profesores de Inglés en UPR eran profesionales, no matones rompehuelgas.
Muchos de ellos compartían y participaban en la sempiterna lucha de los puertorriqueños por
preservar su herencia cultural y nacional. Recordemos al Prof. Lewis Richardson, ardiente
independentista, quien le dio clase a mi madre, tía y hermana, y cuyo nombre ahora honra el
salón seminario del Departamento de Inglés.

Aprendí, a través de las luchas de los 60 y los 70, que cuando una ley es injusta, existe un solo
imperativo moral: desobedecerla, romper con ella. Lo aprendí como estudiante en UPR y
SUNY Binghamton, N.Y. Lo aprendí como profesor en la UPR y luego como miembro de la
facultad de City University of New York. Los que callan, otorgan.

Y por ello es que el pueblo, ya sea en Puerto Rico o en Wisconsin, se ha tirado a la calle. El
proyecto neoliberal tiene unas metas muy claras, que ya el gobernador Fortuño ha implementado
con éxito en mi desafortunada isla, y ahora el gobernador Walker desea emular en Wisconsin. En
ambos lugares, y muy pronto en todo el ámbito estadounidense, veremos una explosión de lo
que Naomi Klein ha llamado “la doctrina del shock:” el uso de crisis reales o manufacturadas
para paralizar la población, haciendo que entreguen sus derechos, y aquellos en poder consoliden
el capital y se apoderen de los disminuyentes recursos del planeta. Lo llaman “globalización.”

Los puertorriqueños necesitan tomar conciencia que los gobierna un individuo que responde a
una agenda escrita y dirigida por el Partido Republicano. Desmantelar los sindicatos. Obliterar
los servicios públicos. Eliminar controles: “menos gobierno.” Privatizar todo lo que pertenece
al pueblo. Todo ello para “balancear el presupuesto.” Fortuño ha ido mucho más allá.
Descaradamente ha intentado destruir todas las instituciones que preservan la identidad
puertorriqueña, hundiéndolas en el caos. Pero las corporaciones y los multimillonarios no pagan
impuestos o encuentran las formas de evitarlos. Al igual que en el Imperio. Fortuño es otra
ramera asimilada, cuyos dueños le han prometido un lugar prominente en su porqueriza si
convierte a su isla en un estado Republicano.

En Norteamérica, el Gobierno se libera de sus propias leyes. Los miembros del Congreso que
quieren paralizarlo presupuestariamente cobrarán sus sueldos mientras miles de trabajadores no
reciben un cheque. Los miembros del Congreso que quieren destruir Obamacare seguirán
cubiertos por sus seguros de salud gubernamentales. América ya no es una democracia sino una
plutocracia. Hasta el gobierno es mercancía de supermercado. También lo es el territorio entero.
Vendamos “The Grand Canyon” por derechos petroleros en el Medio Oriente. Privaticemos las
playas públicas de Puerto Rico.

Hace mucho tiempo, un amigo, con premoniciones de Casandra, me dijo: “Cuando este país ya
no pueda explotar al resto del mundo, explotará a sus ciudadanos.” Puerto Rico ha sido sólo un
experimento. La toma conservadora del poder total comienza ahora.

A menos que sea una lucha a muerte.

Alfredo Villanueva Collado, PhD.


Prof. Emeritus, English Department
Eugenio María de Hostos Community College
City University of New York.

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