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Teoría lingüística y estudios neológicos

Andreína Adelstein - Universidad Nacional de General Sarmiento


(aadelste@ungs.edu.ar)

Florencia Badaracco - Universidad de Buenos Aires


(edemetrio@sinectis.com.ar)

1. Introducción
El término neología hace referencia, por un lado, a los procesos de creación de palabras nuevas
de una lengua (neologismos); por otro, a la disciplina lingüística que estudia tales procesos
(Cabré 1990, 1991; Guilbert 1975; Guerrero Ramos 1995). En tanto proceso lingüístico, la
neología constituye una de las manifestaciones más claras del carácter social de la lengua y de
su vitalidad (Cabré 1990, 2000) por lo que los neologismos se vuelven un objeto de estudio
privilegiado para la teoría lingüística dado que pueden, por ejemplo, manifestar el resultado de
cambios en las reglas de formación de palabras o la productividad de ciertos formantes o
recursos. En tanto disciplina, se trata de un área –estrechamente vinculada con la lexicología, la
morfología, la terminología y la sociolingüística–, que presenta más ostensiblemente que
algunas otras ramas de la lingüística una doble vertiente: teórica y aplicada. En este sentido, se
constituye en un área interesante para reflexionar sobre la relación entre estas vertientes dentro
de la lingüística.
Nuestro objetivo principal es ilustrar la relación entre las perspectivas teórica y aplicada
específicamente en el ámbito de la neología, a partir del análisis ejemplar de neologismos
recientes, relevados de prensa argentina de 2003. En un segundo plano, buscamos con nuestro
análisis aportar a la reflexión acerca de la incidencia de los resultados de proyectos de
investigación de lingüística aplicada en la discusión de teoría lingüística en general. Por otra
parte, nos interesa con esta comunicación dar a conocer los proyectos de neología en los que
participa el área de sistemas léxicos de la Universidad de General Sarmiento (UNGS).

Para ello, en primer lugar, se explicitarán los supuestos de partida. En segundo lugar, se
expondrán de manera muy general la metodología y la finalidad de los proyectos de neología
que se desarrollan en la línea de sistemas léxicos de la UNGS. Luego, se presentará un análisis
del tratamiento que, desde el punto de vista de su tipo y su categoría gramatical, han recibido
algunos de los neologismos relevados, para evidenciar la relación de complementariedad que
existe entre las vertientes teórica y aplicada en el campo de la lingüística. Por último, se
ofrecerán unas breves conclusiones.
2. Supuestos de partida
a) Noción de lingüística aplicada y aplicaciones. La lingüística aplicada (LA) puede entenderse
como el conjunto de disciplinas lingüísticas que aborda problemas de comunicación y que
desemboca en el diseño de técnicas, métodos y recursos para resolverlos (Lorente 2001), es
decir, en aplicaciones. Piénsese, por ejemplo, en la lexicografía, la lingüística de corpus, la
lingüística computacional. Esto significa que toda área o rama de la lingüística puede tener una
vertiente aplicada, en la medida en que encare el objeto de análisis pensando en un fin aplicado.
No debe entenderse, por lo tanto, a la LA como la mera construcción de una aplicación: la
vertiente aplicada de una disciplina es la descripción lingüística orientada a una finalidad y, esa
finalidad –por ejemplo, el armado de un protocolo lexicográfico o neológico– implica una serie
de decisiones teóricas acerca de la noción de palabra, la estructura de la palabra, las categorías
léxicas, la apropiación de palabras de otra lengua, entre otras. “La finalidad de la LA está
directa y específicamente orientada hacia la aplicación, pero su objetivo es antes que nada, el
conocimiento profundo del fenómeno real de la lengua”. (Slama Cazacu 1984:19).
b) Circularidad entre LA y Lingüística Teórica (LT). Consideramos, siguiendo a Slama-Cazacu
(1984) que la relación entre descripción y explicación lingüísticas y aplicaciones es
bidireccional. Esta complementariedad entre los resultados de ambas perspectivas puede
enunciarse como un principio de circularidad entre LA y LT. “La LA no es una aproximación
en el marco de la lingüística pura: este modelo implicaría no sólo una relación de subordinación
de la LA, sino que aislaría la lingüística pura como objeto aparte, separado de la realidad”. La
LA se nutre de principios teóricos a la vez que ella, en tanto dominio de investigación orientado
a una aplicación, colabora con el desarrollo de los mismos. La LT, por su parte, se basa en los
datos que surgen del diseño de aplicaciones lingüísticas: datos de la comunicación real y
resultados experimentales (Lorente 2001).
La neología puesto que articula una vertiente teórica y aplicada es un claro ejemplo de
lingüística aplicada. La reflexión teórica en neología se relaciona con temas de teoría
lingüística, como los estudios del léxico en sus interfaces morfológica, (Adelstein 1997;
Adelstein & Kuguel 1995; Lorente, Adelstein & Kuguel 1999; Feliú, Ramírez & Talamino
2000; Freixa & Solé 2000; Albano & Giammatteo 2002) sintáctica (Guilbert 1975), fonológica
(Catach 1979) y semántica (Bastuji 1974)[1]. En su vertiente aplicada, la neología se ocupa de
la construcción de aplicaciones, como la elaboración de diccionarios de neologismos, la
actualización de diccionarios generales o la resolución de la falta de denominaciones en
determinadas áreas de conocimiento (Cardero 1993; Wijnands 1990).
3. Proyectos de neología en la UNGS
La línea de Sistemas Léxicos de la UNGS participa en dos proyectos de lingüística aplicada que
estudian la neología: un proyecto interno y uno internacional. El proyecto del Instituto del

1[1]
Por ejemplo, algunos de estos trabajos estudian, a partir de unidades nuevas, los procesos
morfológicos de afijación que se dan con sufijos que operan en el límite entre derivación apreciativa y no
apreciativa
(-azo). Otros analizan la formación de neologismos mediante sufijos aumentativos y diminutivos desde el
punto de vista formal y desde el punto de vista del valor que adquieren en el ámbito que los origina.
Desarrollo Humano “La neología en la prensa escrita argentina”, asociado al proyecto
internacional de “Antenas Neológicas”[2], se propone registrar la aparición de palabras nuevas
en el español de Argentina, a partir de prensa escrita y digitalizada de amplia difusión. De este
modo, se ha creado en el marco de la universidad un Observatorio de Neología que se propone
extraer anualmente neologismos de 10 ejemplares de dos diarios de circulación nacional (La
Nación y Clarín) y elaborar una base de datos neológicos del castellano de Argentina, que
permita llevar a cabo estudios teóricos sobre nuestra variedad[3] y realizar aplicaciones
lexicográficas.
Dado que la aplicación que elaboramos es una base de datos neológicos, la metodología que se
sigue es netamente aplicada. Consiste en la detección de unidades neológicas a partir del
relevamiento (o vaciado) de textos escritos, la posterior contrastación con diccionarios, y el
registro de las unidades en fichas de soporte electrónico. Si bien existen distintos criterios para
decidir si una unidad léxica es neológica (psicolingüístico, diacrónico, lexicográfico e
inestabilidad formal), el criterio de neologicidad que hemos adoptado es, precisamente, el
lexicográfico. Es decir, se constata si la unidad aparece en un grupo de diccionarios previamente
establecido (corpus de exclusión) y, si el candidato a neologismo está consignado en uno solo
de esos repertorios, deja de ser objeto de una ficha de vaciado, ya que se considera que ha
perdido el estatus de unidad léxica nueva. El corpus de exclusión que empleamos está
conformado por:
LEMA: BATTANER, M. P (dir.) Lema. Diccionario de la Lengua Española. VOX. Barcelona: Spes
Editorial, 2001.
DRAE: REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la lengua española. (20 ed.). Madrid: Espasa
Calpe, 2001. http://www.rae.es/[4]

2[2]
El proyecto “Antenas Neológicas”, dirigido por Judit Freixa y financiado por el
Observatorio de Neología del Instituto Universitario de Lingüística Aplicada de la
Universidad Pompeu Fabra (Barcelona) y la editorial Spes-VOX Bibliograf, tiene por
objetivo, a partir de la colaboración de distintos centros de investigación de países
hispanohablantes, contribuir a la ampliación descriptiva de las diferentes variedades
lingüísticas del español. El grupo de investigación de la línea sistemas léxicos (UNGS)
es la “antena” de Argentina. Los otros nodos americanos corresponden a grupos de
investigación de la Universidad de Concepción (Chile), la Oficina de Unión Latina
(Cuba), El Colegio de México (México) y la Universidad la República (Uruguay).
3[3]
En esta línea se inscribe el proyecto de investigación de J. D. Isla “Neología y
registros lingüísticos: los neologismos en suplementos juveniles de diarios nacionales”,
dirigido por Andreína Adelstein. Beca de Formación en Investigación y Docencia para
estudiantes avanzados, UNGS, 2004.
4[4]
Debido a la dificultad que presenta trabajar con un corpus de exclusión que no incorpore la
representación de argentinismos, cuando se sospecha que la unidad neológica es propia de nuestra
variedad y por lo tanto nueva para la peninsular, hemos tomado el criterio de contrastar con el
Diccionario de Argentinismos de G. Haensch. De esta manera podemos mantener la distinción
neologismo /argentinismo continuando con el criterio lexicográfico.
Así, por ejemplo, las unidades hacker, bioética, cristal líquido, rapero, relevadas en distintos
ejemplares vaciados en 2003, están consignadas en DRAE o LEMA y por lo tanto fueron
descartadas como neológicas. En cambio, no estaban consignadas medioambientalista, stripper,
redolarización, pantalla solar, multipremiar y monotributista; de modo que fueron
consideradas neológicas. Una vez que las unidades relevadas son contrastadas con los
repertorios lexicográficos citados, se ingresan en una ficha, en la que se detalla información
relativa al tipo de neologismo, categoría gramatical, contexto de aparición, sección y página del
contexto, marcas textuales de neologicidad y notas explicativas.
Ahora bien, en la construcción de nuestra base de neologismos nos guiamos por un protocolo
(utilizamos el propuesto por el Observatorio de Neología del IULA-UPF) que se basan en
determinados principios teóricos para guiar el proceso de relevamiento ya que, como señala
Slama-Cazacu (1984:20), “la finalidad aplicada no puede realizarse sin laboriosas
investigaciones previas, de orden teórico que [conduzcan] a la formulación de principios”. En
este sentido, y como dijimos, la LA no es simplemente el hacer algo, “es el dominio
caracterizado por el estudio de la lengua hecho con un fin netamente aplicado”. Se asumen, por
lo tanto, decisiones teóricas y también muchas veces, en función de la aplicación, se adaptan y/o
modifican esos criterios de partida.
Nuestro trabajo en neología se inscribe dentro de una perspectiva teórica (Cabré 2000) que
reconoce tres vías esenciales de incorporación de nuevas unidades al léxico: la creación ex
nihilo, la formación (formal y semántica) y el préstamo[5]. Dentro de los procesos de formación
distinguimos, a su vez, procesos morfológicos, sintácticos, fonológicos y semánticos. En los
procesos morfológicos, los recursos neológicos utilizados son: la prefijación (subutilizar), la
sufijación (maradoniano) y la composición (bicisenda, globalifóbico). En los sintácticos
distinguimos la conversión sintáctica (impago-ga como variante sintáctica de impago m.) y la
combinación sintagmática (secuestro exprés). En los procesos fonológicos se utilizan como
recursos neológicos la reduplicación y abreviación (batmanía). Y, finalmente, entre los procesos
semánticos destacan los fenómenos de analogía, ampliación, reducción y cambio de significado
de palabras ya existentes (entretiempo, babucha, bardo, escrachar).
De acuerdo con esta perspectiva, la tipologización de los neologismos es la siguiente:
Neologismo formal por sufijación (FSUF) Ej: maradoniano, vueltero
Neologismo formal por prefijación (FPRE) Ej: subutilizar, indisponible
Neologismo formal por interferencias entre sufijación y prefijación (FPRSU) Ej: amesetar
Neologismo formal por composición (FCOM) Ej: bicisenda
Neologismo formal por composición culta (FCULT) Ej: globalifóbico, fotogalería
Neologismo formal por lexicalización (FLEX) Ej: compilado
Neologismo formal por conversión sintáctica (FCONV) Ej: impago-ga variante sintáctica de impago
m.

5[5]
Existen otras clasificaciones, como por ejemplo, las de Matoré (1953), Guiraud
(1989), Corbeil (1971), Guilbert (1975).
Neologismo formal por sintagmación (FSINT) Ej: secuestro exprés
Neologismo formal por siglación (FTSIG) Ej: pecés (PC)

Neologismo formal por acronimia (FTACR) Ej: batmanía (acronimia de batmanmanía)


Neologismo formal por abreviación (FTABR) Ej: multi (acortamiento de multinacional)
Neologismo formal por variación (FVAR) Ej: cableamiento (variante morfológica de cableado)
Neologismo sintáctico (SINT) Ej: soldado (f), variante sintáctica de soldado m.
Neologismo semántico (S) Ej: entretiempo, babucha, bardo, escrachar
Préstamo M/AM[préstamo adaptado] Ej: thriller, sponsor

4. Análisis de casos
Hemos tomado al azar, entre los aproximadamente 600 neologismos relevados en 2003,
diversos casos que, creemos, ayudarán a mostrar lo siguiente: (a) cómo realizar aplicaciones
supone delimitar criterios teóricos de partida que luego pueden ser reformulados o revisados por
su falta de adecuación a la finalidad práctica; (b) cómo las dimensiones teórica y aplicada de la
lingüística están en estrecha relación de complementariedad. Se trata de neologismos formados
por los prefijos anti-, super-, des- y de préstamos.
Deliberadamente hemos dejado fuera casos que evidencian la distinción entre léxico y sintaxis y
acerca de la relación neología y variedad.
A. Formaciones con anti-. Se ha considerado generalmente que los prefijos no cambian la
categoría de la base sino que añaden precisiones al significado del lexema al cual preceden. Sin
embargo, según Rey (1968), Corbin (1987), Lang (1990), [citados por Varela 1999] anti- puede
tratarse de un prefijo trascategorizador. Tal parece ser el caso en nuestro corpus de los
siguientes neologismos:
1. Quantin participa de un grupo de trabajo para preparar rápidamente nuevas leyes que ayuden
a combatir la inseguridad, luego de la sanción en tiempo récord de la ley *antisecuestro*.(La
Nación, 23/06/03)
2. El caso es de los primeros donde se aplica la nueva ley *antisecuestros*, que deja la
investigación en manos de los fiscales. (La Nación, 03/10/03)
3. Quantin elogió a la fuerza *antimotines* de la Gendarmería Nacional y recordó que "hace
un par de años contuvo una manifestación a pesar de que tuvo 23 heridos de bala propios".
(La Nación, 23/06/03)
4. Corea del Norte probó ayer un nuevo misil *antibuque* sobre el Mar de Japón, mientras
siguieron los intentos por distender el conflicto nuclear entre Pyongyang y la comunidad
internacional. (Clarín, 21/10/03)
5. El activista francés *antiglobalización* José Bové, fue arrestado ayer por destrucción de
cosechas genéticamente modificadas. (La Nación, 23/06/03)
6. Entre esas leyes cuenta la sanción completa del primer paquete de leyes *antievasión* que
remitió Kirchner al Parlamento y varias reformas impositivas para el futuro. (La Nación,
03/10/03)
7. Le anticiparon al ministro de economía, Roberto Lavagna, que a mediados del mes próximo
se votará el paquete de proyectos *antievasión*. (La Nación, 27/06/03)

En ellos a partir de una base nominal se obtienen adjetivos de oposición pero que, como señala
Serrano-Dolader (1999:4737), “no pueden definirse claramente como tales ya que, por
ejemplo, no tienen la posibilidad de marcar variaciones de género o número”:
paquete/leyes antievasión, fuerzas/fuerza antimotines, marcha/marchas antiglobalización. Para
minimizar el carácter transcategorizador del anti- se ha observado (Varela 1999) que la mayoría
de estas formaciones poseen una idéntica forma adjetiva sufijada a partir de la base nominal, a
la que anti- puede unirse sin modificar la categoría de la palabra: celulitis > celulítico/a > crema
anticelulítica = crema anticelulitis. Pero, no es éste el caso de nuestros ejemplos: evasión >
*evasional > *antievasional. A partir de esta evidencia es que algunos autores consideran que
formaciones de este tipo quizá deban ser analizadas como agrupaciones sintácticas y no como
unidades morfológicas (Serrano Dolader 1999). Podría pensarse, por ejemplo, que el prefijo
anti- que aparece precediendo a evasión, globalización es una preposición y no un prefijo. Si
bien es claro que el funcionamiento de anti- se distingue del de una preposición plena del
español como contra (aunque ambas parecen transmitir valores similares) porque, por ejemplo,
no permite intercalar elementos entre él y su término (Cfr. paquete antievasión, paquete contra
la evasión) nos parece importante destacar que este tipo de formaciones –bastante comunes en
el español actual– poseen estructuras morfológicas con peculiaridades propias. Si adoptamos
una propuesta de este tipo, anti- tendría como la mayoría de las preposiciones un prefijo
correlativo anti- que actúa normalmente como afijo que no cambia la categoría léxica, y
deberíamos distinguir, entonces, el relevamiento de las unidades 1 a 7 del de otras como:
8. El veto le dará al gobierno israelí la sensación de que dispone de luz verde norteamericana
para lanzarse a nuevas agresiones *antipalestinas*. (La Nación, 03/10/03)

Los casos 1 a 7 serían neologismos formados por composición (FCOM) y el caso de 8 sería un
FPRE. Si no consideramos a anti- como preposición, nos enfrentamos con el problema de si es
transcategorizador o no. Determinar la categoría del educto –A o N– lleva, además, a tomar
decisiones diferentes respecto de los contextos en los que ocurren estas formaciones: ¿las
consideramos solas o con el N al que modifican? Y, en este último caso, ¿se trata de un
compuesto NN (ley antisecuestro) o de un sintagma NA (ley + antisecuestro). La decisión
teórica adoptada fue considerar a estas formaciones como adjetivas, es decir, privilegiar la
función que la unidad neológica cumple en el contexto. Un tratamiento igual realizan de ellas
algunos diccionarios, como el DRAE. Este ejemplo muestra entonces la adopción de criterios
con un fin aplicado y también creemos que aporta elementos para reflejar que “la investigación
en LA sirve al estudio fundamental de la lengua, y la investigación fundamental de la lengua es
necesaria para la LA.” (Slama Cazacu, 1984:21).
B. Formaciones con super-. Algunos de los formantes semicultos que funcionan
productivamente en español como prefijos lo hacen con un valor adverbial. Tal es el caso de
super- :
9. La cuestión siguió con una *superfiesta* en la que estuvieron los más ardientes fans del
filme sobre el mafioso Tony Montana. (Clarín, 21/10/03)

Aquí el prefijo transmite intensidad. “La intensificación puede afectar al tamaño de la entidad
referida [fiesta, en este caso] o a sus cualidades características, ambos matices pueden estar
presentes en la misma formación” (Varela 1999:5024). Ahora bien, como la forma super- puede
también aparecer libre, se dan los casos siguientes:
10. Tanto el ex campeón mundial como su rival acusaron 61,600 kilos en la balanza, excediendo
el peso de los ligeros y la pelea se debió encuadrar entonces en otra categoría, la de *súper
ligero*. (La Nación, 23/06/03)
11. La preparación que Chacón está realizando para pelear por el título argentino *súper pluma*
el 9 de julio. (La Nación, 23/06/03)

Fueron tipologizados como acortamientos de peso súper ligero y peso súper pluma porque en
uno de los repertorios lexicográficos aparecía peso superligero y peso superpluma. Pero,
podemos suponer que de no haber sido esto así, se habrían tipologizado como compuestos
sintagmáticos de la forma AA y AN respectivamente, en los que, como señala Val Álvaro
(1999:4836) el primer constituyente tiene “la función de ponderar la abundancia de lo expresado
por el segundo constituyente”. Esto nos induce a pensar que teóricamente la frontera entre
prefijación y composición (sintagmática, en este caso) no está del todo delimitada, al menos
para algunos tipos de prefijo. Esto repercute en un tratamiento dispar de estas formaciones por
parte del protocolo ya que es posible pensar que si en el primer caso hubiese aparecido súper
fiesta, el neologismo hubiese sido clasificado como formado por sintagmación. Consideramos
que casos como éste manifiestan la complementariedad de teoría y aplicación: es esperable que
en el futuro los datos relevados y las decisiones que se asumen para su categorización ayuden a
precisar fronteras teóricas.
C. Formaciones con des-. En el siguiente ejemplo,
12. Tengo la impresión de que existe en nuestros días una especie de "*desresponsabilización*".
(Clarín, 02/04/03)

es difícil decidir qué recurso ha intervenido en su formación: ¿se trata de una prefijación o de
una sufijación? Si consideramos lo primero, el prefijo des- se ha de unir a la base
responsabilización, pero esta palabra no estaba registrada en el corpus de exclusión. Si nos
inclinamos por lo segundo entonces el sufijo -ción se ha de unir a la base desresponsabilizar,
pero tampoco esta palabra estaba en los diccionarios considerados para el contraste. Por otra
parte, si consideramos lo primero –i.e. un neologismo formado por prefijación– des- estaría
transmitiendo el concepto de privación: “falta de responsabilización”. Con este sentido des- se
une siempre a bases adjetivas o nominales como lo es la nominalización: responsabilización. Si
consideramos lo segundo –i.e. un neologismo formado por sufijación–, el prefijo, en cambio,
estaría transmitiendo el concepto de reversión que “hace referencia a la posibilidad de realizar
una acción para volver a un estado previo” (Varela 1999: 5029) y por eso se une a bases
verbales deadjetivales o denominales: para denotar la reversión de la acción de la base, en
nuestro caso: responsabilizar. Debido a que siguiendo el criterio lexicográfico no se puede
decidir cuál es el proceso último que dio lugar a la unidad, el neologismo se ingresó como un
FPRSU, denominación que considera a aquellos que puedan estar formados tanto por
prefijación como por sufijación. En este sentido, este ejemplo permite mostrar las decisiones
teóricas que se adoptan en función de la finalidad aplicada: establecer una tipología como
FPRSU para formaciones en las que no se puede decidir el orden de los procesos, y también
permite remarcar la idea de que ninguna tipologización es automática sino que es necesario
precisar cuál es el significado transmitido para poder dar cuenta de qué proceso contribuye en la
formación de unidades nuevas.
D. También se han generado problemas a la hora de categorizar los préstamos. Por ejemplo:
13. Un weblog, o blog, es, básicamente, una página personal de Internet, sin fines de lucro y
que se diseña y se pone *online* muy fácilmente. (Clarín, 02/04/03)
14. Otros decidieron usarla en *repeat* ambientando los restaurantes más chic de Palermo
Soho. (Clarín, 23/04/04)[6]
15. El éxito fue vertiginoso (tenían el Disco de Oro antes de haber editado su primer álbum) y
también será rápido el ocaso: el reality pop ofrece el mito del ascenso y la caída del ídolo en
*fast forward*. (Clarín, 30/04/04)[7]

La norma general del protocolo es, como dijimos, recoger los neologismos en la categoría
gramatical en la que aparecen utilizados en el contexto, es decir, documentar el uso que se hace
prescindiendo de otras consideraciones. Debido a esto, categorizamos el primer caso como
adverbio aunque creemos que es difusa la frontera entre esta categoría y la de locución, ya que
la palabra tienen incorporada una preposición. Los otros dos casos aparecen en contexto de en +
préstamo, y por lo tanto hay también una función adverbial. Quizás lo coherente con el
protocolo, desde el punto de vista de los contextos, sería tratarlos en cuanto a la categoría
gramatical como locuciones preposicionales. Pero, eso implicaría, en cuanto al tipo de
neologismos, no ingresarlos como préstamos sino como compuestos sintagmáticos y perder
entonces de vista cuál ha sido la vía primera de introducción de esas palabras en el léxico.
Ahora bien, si prescindimos del contexto preposicional y los consideramos solos, deberíamos
ingresarlos como N y en ese caso entonces lo que se vuelve difícil es decidir si la categoría es
femenino o masculino. Debido a la cantidad de neologismos que son préstamos
(preferentemente del inglés) nos parece necesario que aplicaciones de este tipo precisen en
mayor medida de qué manera se llevan a cabo los procesos de apropiación y asimilación de
unidades de otras lenguas.
3. Conclusiones
La neología es una disciplina que posee una vertiente teórica y aplicada. En este trabajo
intentamos mostrar a partir de casos fronterizos cómo se ponen en cuestión decisiones teóricas
que rigen la elaboración de protocolos, es decir, criterios establecidos con un fin aplicado (LA)
y cómo, a su vez, se pueden utilizar estos casos para la discusión teórica en general (LT), es
decir, para la discusión, por ejemplo, sobre los límites entre la sintaxis y el léxico, entre

6[6]
Neologismo tomado de los resultados del proyecto de investigación citado en nota 3.
7[7]
Neologismo tomado de los resultados del proyecto de investigación citado en nota 3.
prefijación y composición, o sobre la especificación de los recursos que involucran formantes
cultos (globalifóbico), entre otros.
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