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El Himno se popularizo muy pronto, y fue reconocido corno uno de los cantos
patrióticos más bellos e inspirados hasta entonces conocidos. Pero, por una ironía
del destino, el gobernante en cuya administración se estrenó, se le olvidó
declararlo "Himno Nacional" para que pasara a la categoría de Símbolo Patrio, y
Se adoptó por el pueblo, sin declaratoria oficial alguna.
A la llegada al poder, en junio de 1890, del General Carlos Ezeta, el Himno
Nacional de Cañas y Aberle se dejó cantar y aquel gobernante encomendó al
músico italiano Césare Giorgi-Vélez, la composición de un Himno Guerrero, que
exaltara el ánimo popular. Así nació el canto conocido con el nombre de "EL
SALVADOR LIBRE", reconocido oficialmente como Himno Nacional por Decreto
de 8 de junio de 1891. Pero como ocurriera 20 años a la caída del gobierno de
Ezeta nadie volvió a cantar el Himno Nacional, el compuesto por el maestro Aberle
y el poeta Cañas. Y Se siguió considerando, por tradición, como Himno Nacional,
aquel que no fue consagrado por determinación oficial. Así llegó hasta el año de
1953, en que un diario salvadoreño presentó dudas sobre la "situación legal" del
Himno, dudas que provocaron una interesante polémica, de la que se sacó en
conclusión que efectivamente, el Himno conocido por nacional, no tenía el
consenso oficial, por lo que intervino la Academia Salvadoreña de la Historia, para
que fuera subsanado aquel olvido.
En el concurso presentado por la Academia a la Asamblea Legislativa, con fecha
10 de junio de 1953, se dice entre otras cosas:
"Al presentar esta solicitud a la consideración del Alto Cuerpo Legislativo, la
Academia Salvadoreña do la Historia, espera que los Honorables Señores
Representantes se sirvan hacerla suya, a fin de que la Nación pueda cuanto antes
ver elevado, por resolución oficial, a la calidad de SIMBOLO NACIONAL, el Himno
que ha consagrado así desde hace tantos años; que movió el patriotismo de
nuestros abuelos y que mueve también en nosotros las fibras más íntimas de
nuestro corazón.
Con base en este concurso, la Asamblea Legislativa, emitió, con fecha 11 de
diciembre de 1953, un Decrete por el cual se reconoce oficialmente como HIMNO
NACIONAL, "el que se estrenó en la Capital de la República el 15 de septiembre
de 1879 cuyos autores de la música y de la letra fueron el maestro Juan Aberle y
el general Juan José Cañas, respectivamente, y el cual ha sido consagrado como
tal por el sentimiento del pueblo salvadoreño desde la fecha de su creación".
El Articulo 5º de este Decreto deja sin valor a los himnos de 1866 y 1891,
reconocidos como oficiales por acuerdos ejecutivos de 8 de octubre de 1866 y 3
de junio de 1891, respectivamente.
En la obra "SIMBOLOS PATRIOS", se dice acerca del Himno Nacional lo
siguiente:
2.-El coro principia con un saludo a la Patria, exalta después el orgullo de ser
salvadoreños y nos dirige un llamamiento a todos para que dediquemos la vida al
bien de la Nación.
La primera estrofa enaltece la paz, el progreso y la libertad nacionales. En la
segunda alude a las sangrientas luchas sostenidas por El Salvador a través de su
historia. Es la última una afirmación del respeto que profesa a las demás naciones
para el mantenimiento de la paz.
Hay claridad en los conceptos y soltura en el lenguaje. La adjetivación es precisa y
al mismo tiempo sobria. Contiene imágenes brillantes y originales. Son varias
amplificaciones. El epifonema con que termina es elegante y expresivo.
Sus más bellas imágenes son las siguientes: El Salvador "en su alta bandera con
su sangre escribió: libertad"; su historia es "gran. Lección de espartana altivez";
"en cada hombre hay un héroe inmortal"; y dedica su, esfuerzo tenaz "en hacer
cruda guerra a la guerra".