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Estela de Melqart, dios de Tiro

LOS FENICIOS
2002

Guillermo Daniel Ñáñez


LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 2

1. Introducción
“Estamos rodeados” pudo ser una de las frases que algún fenicio habrá pensado hace unos seis mil años
atrás. Lo cierto es que como dice Antonio Tovar en su Historia de Antiguo Oriente: “Las regiones de Palestina
y Siria son un verdadero enlace o puente entre dos mundos civilizados” La población cananea de Fenicia
pudo librarse, no sabemos como, del ataque de los pueblos del mar. Es posible que simplemente buscaran
temporalmente refugio en las montañas del Líbano. En realidad, el territorio cananeo quedó muy reducido
entre la ocupación por los filisteos de la costa de Palestina, la conquista de Canaán por los israelitas y la
expansión de los arameos por el interior de Siria. Se supone que incluso en la Fenicia del Norte, en Byblos
dominaron los pueblos del mar. El nombre de Canaán quedó reducido a un quinta parte de la extensión de
tierra que ocupaba precisamente la Fenicia, cananeos se llamaron los fenicios en sus colonizaciones y
conquistas. La costa fenicia, rica en puertos o en lugares que pueden ventajosamente convertirse el tales,
invitaba a una navegación que podía compensar tales presiones y pérdidas Las ciudades de Tiro y Arado
están situadas en islas fácilmente defendibles, y ya hemos recordado cómo Tiro dependía, según ciertas
noticias de los siglos XIV y XIII, del aprovisionamiento de agua potable que se le enviaba desde tierra. La
extensión en el siglo XI del arte de construir cisternas impermeables solucionó estos problemas e hizo
posible la existencia de nuevos centros de población incluso en las montañas. Las maderas de los bosques
del Líbano permitían la construcción de magníficas naves. El uso de sierras, clavos y demás instrumentos de
hierro favoreció el empleo de maderas más pesadas.
Por otro lado, la desaparición del Imperio hitita, la debilidad de Egipto después de Ramsés IV, y el hecho de
que los asirios todavía no habían aparecido en esta zona sino momentáneamente en tiempo de Tiglatpileser
I, permite a los fenicios una libertad completa para desarrollar sus facultades como navegantes y
colonizadores.
2. El origen
Los griegos fueron los grandes cronistas de la historia fenicia. Su nombre se lo dieron ellos. El término griego
"phoenix" se encuentra por primera vez en Homero y significa púrpura. "Los de la púrpura", los llamaban, por
ser los inventores de este tinte que extraían del molusco murex, abundante en las costas fenicias.
"Fenicia fue ilustre -escribe Pomponio Mela- por los fenicios, raza de hombres hábiles y bien dotados para los
oficios de la guerra y de la paz; ellos inventaron las letras y otras obras de la literatura y de las artes, como
recorrer los mares con naves, combatir sus escuadras y gobernar a los pueblos, así como el despotismo y la
guerra"

Por lo que se ha podido saber, fue alrededor del año 5.000 o 4.000 antes de nuestra era cuando un grupo de
hombres de origen cananeo, raza semita y lengua semítica, procedente del golfo pérsico o Arabia se
establecieron en las costas septentrionales sirio -libanesas. Su territorio era una débil franja costera aislada
del continente por una cadena de montañas, los montes del Líbano cubiertos entonces por espesos bosques
de cedro. Lo que los fenicios necesitaban para construir sus excelentes naves, e incluso para suministrar
madera de alta calidad y precio al Egipto faraónico. Según Herodoto los fenicios eran un pueblo "botado al
mar por su geografía".

Los fenicios han ocupado durante mucho tiempo un singular espacio en la historia. A través de las
numerosas referencias que otros hicieron de ellos – en la Biblia, en la literatura antigua y en las obras de los
historiadores clásicos – alcanzaron reputación como los más destacados navegantes, mercaderes, artesanos
ambulantes, exploradores y constructores navales de su época. Como pueblo asumieron un papel de
intermediarios entres países distantes, entre la antigua cultura oriental y la occidental. De ellos no han
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quedado huellas, una de las razones fue la humedad del clima litoral, ya que las inscripciones en los papiros
desaparecen rápidamente, la madera se pudre, las tabletas de arcillas, a menos que estén enterradas bajo
tierra, se desintegran. Incluso las inscripciones en piedra, al estar expuestas al viento, la lluvia o las heladas
se vuelven indescifrables. Por tanto, mientras los fenicios estuvieron sin duda unos mil años afanados en
hacer cosas, guardando lo que hacían y anotándolo, los elementos, a su vez se afanaban en destruirlas.

3. El lugar
Los fenicios vivían en la costa septentrional Sirio-Libanesa. Al observar un mapa de esta región, se puede
comprobar que la posición geográfica de su país, los caracteres naturales del territorio y la propia habilidad
de sus habitantes fueron un determinante para impulsar a los fenicios a buscar rutas marítimas para su
expansión y desarrollar las mayores empresas navales.

La región era una franja costera, aislada del continente por dos cadenas de montañas de norte a sur: el
Líbano y el Antilíbano con una longitud de 200 kilómetros por 20 de ancho y 2.700 metros a más de altitud.
Era una región muy accidentada, cubierta en ese entonces por espesos bosques de cedro, famosos en la
antigüedad por suministrar madera de alta calidad a todo el Mediterráneo. Fenicia no pudo ser una región
agrícola pues la extensión de su tierra cultivable era muy pequeña aunque ellos descendieran de los
cananeos, pueblos agrícolas y ganaderos. El clima costero era bastante húmedo, causa que ayudo a
desaparecer huellas y vestigios de esta cultura.
El río más importante fue el Orontes al norte. En los valles más estrechos de las regiones montañosas no
existía el incentivo de unirse, el terreno tendía más bien a separar a las gentes. Así en lugar imperio
surgieron ciudades-estados, independientes cada una con su propio rey y gobierno. Las ciudades fenicias se
situaban en la porción de la franja costera, las cuatro ciudades más importantes eran Aradus (Ruad) que
estaba situada en una isla frente a Tartus, Biblos (Jbeil), Sidón y Tiro. Otras eran Maratus (Amrit), Beritus
(Beirut), Ecdippa (Aczib) y muchas, sí bien algunas no mayores.
El litoral, poseía abundantes radas y bahías propias para la construcción de buenos puertos, el
emplazamiento insular de los fenicios no se explica solamente por su apego al mar, era también una
precaución. La ciudad marinera era fácil de defender particularmente si contaba con una formidable escuadra
de guerra. Fenicia tenía el grave problema de hallarse en un privilegiado solar, pero sin definición de
fronteras y con condición de tierra de paso, estratégicamente situada entre tres continentes. Estaba rodeada
de poderosos vecinos que envidiaban su riqueza y prosperidad, entre ellos Asiria, Babilonia, los Hititas,
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Egipto, Israel, griegos y filisteos, los que periódicamente la atacaban y saqueaban, sin embargo fenicia se
reconstruía y fortalecía cada vez.
Por su topografía y posición geográfica, la potencia fenicia estaba en el mar y su debilidad en tierra, no es de
extrañar pues, que ha principios del siglo XIX, cuando los arqueólogos empezaron a ocuparse de esas
misteriosas gentes que fueron los fenicios, apenas podían hallarse rastros suyos que estudiar.

4. Historia de los Fenicios


La historia política de Fenicia se compendia en la supremacía que sucesivamente ejercieron Gebal o Biblos,
Sidón y Tiro, sus ciudades más importantes. Cada una de estas ciudades constituía un minúsculo Estado
independiente, con sus leyes, su constitución su gobierno propio, sus reyes hereditarios, cuyo poder estaba
templado por las familias aristocráticas y por la clase sacerdotal.
Hegemonía de Biblos
Su hegemonía dura hasta el siglo XVIII a. de J.C., los datos que se poseen acerca de éste periodo son muy
escasos. Solo sabemos que los egipcios establecieron una factoría o casa de comercio en Biblos y
compraban a sus príncipes las maderas del Libano. Las excavaciones, han puesto al descubierto la
importancia de esta ciudad con Egipto, por las relaciones que mantuvo con los faraones.
Hegemonía de Sidón
Su hegemonía duró cinco siglos, del XVIII al XIII antes de Cristo. Sidón (la Pesquería), estaba situada en la
pendiente de un promontorio cerca de una llanura bien regada y cubierta. Poseía una flota numerosa con la
que desarrolló un intenso comercio en la época
en que los egipcios dominaban el Asia Anterior. De esta forma, los fenicios bajo la protección de los
Faraones egipcios, intensificaron su comercio con los pueblos ribereños del Mediterráneo y principalmente
con el valle del Nilo.
Durante la hegemonía de Sidón, los fenicios empezaron la colonización del Mediterráneo oriental y fundaron
factorías en Chipre, Creta y Rodas. Al igual que explotaron el oro de las minas de Tasos, de la Colquida, etc.
Finalmente, Sidón fue saqueada y destruida primero por los Filisteos en 1209 y, después por los asirios.
Ocasionando que a partir de ese momento, viviera bajo el yugo de los extranjeros.
Hegemonía de Tiro
Después de Sidón, la hegemonía paso a Tiro, ejerciéndola también durante cinco siglos, del XIII al VIII antes
de Cristo. Tiro estaba situada al sur de Sidón y costaba de dos ciudades: una en el continente y la otra en un
islote rocoso, separada de tierra firme por un brazo de mar de un kilómetro de anchura. Y su puerto estaba
situado entre ambas ciudades.
Al caer Sidón bajo los Filisteos (1209), muchos nobles de ésta ciudad se refugiaron en Tiro. De esta forma,
las ciudades fenicias formaron una confederación y aceptaron la soberanía de Tiro, dando inicio, a lo que se
llamó la fundación de una nación fenicia, bajo un régimen monárquico.
Durante este periodo, los fenicios ubicaron por todo el Mediterráneo occidental, establecimientos de varias
clases, tales como las factorías, o casa de comercio, a las que los habitantes del país acudían a cambiar los
productos de su región por los objetos fabricados que les llevaban los fenicios. De igual manera,
establecieron verdaderas colonias, en islas como Chipre, Creta, Cartago, etc. Pero sin duda alguna, la
península ibérica, fue su mayor centro de colonización en el mediterráneo occidental, ya que fundaron
Málaca (Málaga), Abdera (Adra), Ebussus (Ibiza) y muchas otras ciudades que perduran hoy en día, aunque
no tenga mucha importancia. Cadir (Cádiz), fue centro de las colonias fenicias en España. En sus viajes
marítimos, llegaron por el norte hasta las islas Casitérides o islas de estaño (hoy Seilly o Sorlingas). Y por el
sur hasta Cabo Verde, en África.
La decadencia de Tiro, tuvo como causas las luchas entre la aristocracia y el partido popular, y los ataques
de los soberanos asirios y babilonios. La caída de Tiro, puede ser vista en cuatro etapas:
Fue conquistada por los asirios en el siglo IX.
Fue destruida por Nabucodonosor, después de trece años de sitio en el 574.
Fue una satrapía o provincia del imperio Persa en el reinado de Ciro el Grande.
Finalmente, Alejandro tomó y destruyó Tiro en el 332.
Destruida Tiro, Cartago le sucedió en la supremacía del mundo fenicio.
5. La religión
La religión de los cananeos era politeísta y ponía énfasis en la fecundidad. Los cananeos eran semitas y
tuvieron períodos en los que se relacionaron con la población hebrea de la Palestina, de ahí que algunos
hebreos (generalmente condenados por tales prácticas en los libros de la Biblia) adoraban dioses cananeos y
al Dios de Israel al mismo tiempo. Los cananeos también tenían presencia en el territorio de la Siria actual.
Un dios original de Canaán parece haber sido El (o sea, dios), «el padre de los hombres».
Baal (palabra semita que significa señor), originalmente Hadad, era hijo de Dagón y se le consideraba el dios
de las lluvias de otoño. Encarnaba el poder divino y el orden en lucha contra el caos.
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Entre los cananeos y los fenicios existían numerosos baales, uno en cada región o ciudad. El Baal de Tiro,
«Melkart», tenía gran importancia. En las festividades agrícolas se le daba culto y puede ser considerado
como un dios de la naturaleza. Astarté (llamada también Asera, Astoret e Ishtar) era una diosa de la
fecundidad y acompañaba a Baal. Se le adoraba también en ambientes griegos como Afrodita. Su culto
incluía actos sexuales y sus templos se caracterizaban por las prostitutas sagradas y por imágenes eróticas.
En la época de la expansión fenicia, podemos distinguir en su religión no solo los elementos cananeos, sino
también muchos prestados de los cultos circunvecinos, especialmente tomados de los egipcios y más tarde
de los griegos. Aunque la religión había permanecido en su espíritu básicamente cananeo. Los colonizadores
fenicios llevaron su religión a través del mar. En todas partes donde fundaron colonias, se daba culto a los
mismos dioses, si bien no siempre con los mismos nombres y se realizaban las
mismas practicas del culto que en la fenicia de origen.
En la religión fenicia sus cultos se basaban en antiguos mitos cananeos que pretendían explicar el misterio
del ciclo de las estaciones, reproducían la alternancia anual de las estaciones propiciatorias de las cosechas.
Lo que indican venían de pueblos agrícolas, como seguramente eran los antepasados cananeos, actividad
que cambiaron por el mar por su ubicación. Los textos ugariticos proporcionan múltiples indicios sobre lo que
los fenicios creían. El panteón fenicio se organizaba en torno a una tríada, a la cabeza se encontraba la
máxima deidad masculina, llamado EL, Dios Supremo, El creador de los creadores, El padre de los dioses.
Era la deidad universal y gobernaba pasivo sobre toda la serie de dioses o divinidades menores. Le seguía la
Diosa Madre, llamada Asherat-del-Mar, su consorte, cuyo hijo Baal o Señor, identificado con la juventud, el
dinamismo, la fuerza y la violencia, ha llegado hasta nosotros como el dios fenicio por excelencia. El Señor
Baal perecía cada año para simbolizar la ciega de la cosecha y la sequía de la tierra. El hijo renacía luego
señalando el retorno de la primavera y una nueva cosecha. Este mito ha tenido diferentes versiones, de
acuerdo a los textos encontrados.

Estela de Baal
El mito cuenta que Baal, dios de las tormentas, de la lluvia y de las montañas, en unión con su esposa
Baalat, es decir, "Señora", tuvieron un hijo Aliyan, que junto con su padre luchan contra Mot, Dios de la
sequía y el mundo inferior.
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De acuerdo a las tablillas encontradas, este ciclo se repite, el joven dios muere, desaparece bajo tierra, pero
Anat, esposa y hermana de Aliyan, rescata su cuerpo y lo lleva hasta las alturas de Safón, enterrándolo allí.
Luego busca a Mot y le da muerte, por último resucita Aliyat y se sienta en el trono de Mot. El simbolismo de
este texto es claro. La tierra ha conseguido sobrevivir a la muerte y a la sequía. El joven aparecerá, sano y
salvo, cuando brote la nueva cosecha en primavera.
Los nombres de los dioses del Panteón, variaban según las ciudades, los anteriores pertenecían Biblos, en
Sidón tomaban el nombre de Baal Sidón y Astarte, en Tiro se identificaban como Melqart y astarte, por último
en Cartago se denominaban en un principio como Melqart y Tanit, cambiando más tarde el nombre por Baal
Hammon y Tanit. Además de estos dioses y diosas, el panteón fenicio, tenía muchas más deidades con
actividades específicas, como el sidonio Eshmun, cuyo cometido era la curación, Dagón, estaba asociado
con el trigo y los cereales y Reshef, con las plagas.
El poder sacerdotal debió ser muy grande, ya que para los fenicios la religión asumía un papel primordial. Los
sacerdotes y sacerdotisas formaban una jerarquía con un sacerdote a la cabeza a cargo de cada templo y
ejercían gran influencia no solo en el ámbito religioso, sino económico y político en la sociedad. Los templos
eran lugares grandes y complejos, pero hay pruebas de que gran parte del culto fenicio tenía lugar en
pequeños santuarios al aire libre. Son muy escasos los restos de templo, pero un santuario algo mayor,
recientemente descubierto por James Pritchard, en su nueva y reciente excavación en Sarepta, tiene la forma
de un pequeño edificio rectangular, dentro del cual se alza un altar.
El sacrificio era una importante característica que la religión fenicia compartía con otras. Se realizaban
ceremonias cuyo propósito era el de aplacar y fortalecer al dios. El no honrar regularmente al dios, minaba su
valía, poder y deseo de beneficiar a la gente. Es importante reconocer que los fenicios practicaban el más
extremo sacrificio: el de vidas humanas. Lo cual les valió el rechazo de sus vecinos hebreos en la fenicia
oriental y el de Roma en la fenicia occidental, pues Cartago lo siguió practicando por mucho tiempo. Como
prueba de los sacrificios humanos en la fenicia oriental solo se dispone de algunas referencias en el Antiguo
Testamento. De la fenicia occidental se tienen pruebas irrefutables en las excavaciones de un antiguo
cementerio de Cartago, donde se han exhumado pequeñas vasijas de arcilla que contenían los restos de
criaturas y niños. Mezcladas con estas urnas hay otras que contienen los restos de jóvenes animales como
cabritos, corderos, gatos y cachorros. Es interesante ver las traducciones de los sarcófagos fenicios como el
siguiente.:

El texto tiene ocho renglones y su traducción es como sigue:

Yo, Tabnit, sacerdote de Asarté, rey de los sidonios, hijo de Esmunazar, sacerdote de Astarté, rey de
los sidonios, yazgo en este sarcófago. Quienquiera que seas tú, hombre que encuentras este
sarcófago, ¡no abras su tapa! ¡y no me molestes! pues ni tesoros de plata ni tesoros de oro ni nada
valioso, sino sólo yo, yazgo en este sarcófago. ¡No abras su tapa! ¡y no me molestes! pues
abominación de Astarté sería tal cosa y si abrir, su tapa abrieras, y molestar, a mí me molestas, no
habrá para ti ni descendencia entre los vivos bajo el sol ni descanso junto a los antepasados
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Atarte, 1400 a. de J. C. Deidad desconocida, 900


Baal, 1350 a. de J. C. (Ugarit)
(Líbano) a. J. C. (Líbano)

6. La navegación
Las nuevas embarcaciones
El nacimiento de la Fenicia clásica se produce a partir del siglo XII a. C. tras el arrasamiento de Grecia y de la
franja costera de Asia por obra de bárbaros y de los pueblos del mar, y de la desmembración del Imperio y
del Estado hitita a manos de los mismos o de otros agentes.
El maremágnum lleva aparejada una verdadera revolución en la forma y en la potencia de las naves. No
sabemos cuántas innovaciones se deben a los fenicios. Pero si no todas, parte de ellas, por lo menos,
corresponden a estos grandes navieros.
La chispa desencadenante fue el invento del espolón (remate de la proa), alrededor del año 800 a. C. Ya se
sabe que cuando se realiza una invención de ese orden, todo el mundo se apresura a apropiársela, por eso
no resulta fácil de dilucidar si el invento fue obra de griegos o fenicios', tanto unos como otros lo hicieron suyo
de inmediato.
Si hasta entonces las embarcaciones de guerra eran simples transportes de guerreros que combatían con las
mismas armas y la misma táctica que en las batallas campales, a consecuencia de la innovación y por
muchos siglos constituirán verdaderas máquinas de combate, más importantes y decisorias, merced a su
terrible embestida, que las armas individuales de la tripulación.
Capacidad de maniobra y velocidad muy superiores a las hasta entonces usuales constituyen los más
imperiosos requisitos de los nuevos buques. Y ni qué decir tiene que en un mar como el Mediterráneo, donde
el viento es poco de fiar, especialmente en verano –la época de navegar–, la vela estaba condenada a
convertirse en un instrumento secundario (del que se prescindiría a la hora de la verdad) en comparación con
otro, el remo, que si ya conocido desde los orígenes de la navegación, entra ahora en su época de
esplendor.
Los navieros fenicios celebrarán que estas novedades les permitan construir cascos más recios que los de
los veleros tradicionales y más capaces de resistir la embestida del enemigo.
Al igual que las mercantes las naves de guerra navegaban impulsadas por el viento; mas a la hora de la
batalla, desguarnecían los palos y las velas.
La velocidad de crucero que los remos les permitían alcanzar era inferior y a la del viento; pero bastaba para
incrementarla a voluntad en un momento dado y en condiciones óptimas de obtener el resultado apetecido.
Una maniobra como la de virar podía realizar-se en un trecho de poco más de una eslora.
Siendo el brazo humano la única energía capaz de accionar los remos, el logro de una mayor velocidad
comportaba el incremento del número de remeros.
Para hacer sitio a éstos, cabía la solución de construir una nave más larga (pero también más débil y
vulnerable) o la de superponer los remeros.
Tanto los fenicios como los griegos optaron por esta segunda solución, intercalando un remero entre cada
dos de los existentes, sentado aquél en un orden de bancos algo más alto que el de sus compañeros.
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Así nació el birreme. Los remeros del orden superior apoyaban los remos en la regala del buque, como se
venia haciendo de antiguo, y aún se hace, mientras que los segundos los accionaban a través de unos
agujeros o portas, abiertos por debajo de la regala (tablón que forma el borde de las embarcaciones).
Un paso más, y con la invención de la postiza (obra muerta para poner los remos), se llegó en el siglo vi a. C.
a la adición de un tercer orden de remeros y a la creación del más prestigioso de los barcos de guerra de la
antigüedad, el trirreme.
Para ponerse a la altura de estas embarcaciones y eludir sus posibles ataques, los mercantes adoptaron el
mismo sistema de propulsión, como se aprecia en los dos tipos de buques utilizados por los fenicios cuando
hubieron de evacuar Tiro ante el ataque de Senaquerib.
La señal más llamativa es la carencia de espolón por parte de los cargueros; pero también había otras
diferencias, pues estos mercantes tienen la manga (anchura) un poco mayor para ganar espacio y capacidad
de carga. Los griegos llamaban gaulós (bañera) al mercante fenicio, seguramente por su forma, más
redondeada que la de su equivalente griego.
Otra particularidad que les llamaba la atención era la de los mascarones de proa, en forma de cabeza de
caballo, y las efigies de los dioses enanos (pataikoí, los llama Herodoto) que los fenicios ponían en aquel
mismo lugar para preservar a la nave del maleficio.
Varios pasajes bíblicos, del Libro de los Reyes en particular, nos ponen en relación con un personaje fenicio
que contribuyó poderosamente al engrandecimiento de Israel: el rey Hiram, de la ciudad de Tiro.
La primera ayuda se la prestó a David, proporcionándole los operarios que construyeron su palacio. Más
adelante, y reinando ya su hijo y sucesor, Salomón (961-923 a. C.). envió Hiram a éste una nueva cuadrilla
de arquitectos y obreros de la construcción para edificar otro más importante: el templo de Jehová, en
Jerusalén.
Pero no acabaron aquí las ayudas, pues cuando Salomón, rey de un pueblo ajeno del todo al mar y a la
navegación. se empeñó en hacer realidad el fantástico sueño de una expedición transoceánica, Hiram le
proporcionó los ingenieros navales y los pilotos que construyeran las naves y las gobernaran.
La noticia está muy clara en Reyes 9, 26-28: “El rey Salomón construyó también una flota en Eziongeber, que
está próxima a Eilat, en la orilla del mar Rojo, en tierras de Edom. Para esta flota le envió Hiram una
tripulación de gentes de su pueblo, expertos marineros, que colaboraron con los del pueblo de Salomón.
Navegaron hasta Otir y trajeron de allí oro, una suma de 420 talentos que aportaron a Salomón.”
Por si esto fuera poco, algo más adelante, en 10.22, topamos con estos versículos: “Pues el rey tenía su
propia flota de Tarsis en el mar en compañía de la flota de Hiram,' cada tres años llegaba a puerto la flota de
Tarsis trayendo oro y plata, marfil, monos y pavos reales.”
¿Para qué queremos más? Pasajes como estos, y nada menos que de la Biblia, han dado pábulo a mil
sueños de grandes aventureros, pilotos y cosmógrafos. Colón mismo, cada vez que tropezaba con las
galerías de una mina de oro en el Nuevo Mundo, primero en La Española y después en Veragua, sentía la
satisfacción de haber llegado a las minas de Ofir y de Tarsis, con las que estaba obsesionado desde que ha-
bía alimentado con lecturas sus sueños de descubridor.
Lo único que se ha podido averiguar de Ofir y de Tarsis es que la primera. a tenor de los productos que de
ella se traen. debía de ser un país tropical de las riberas del Indico.
En cuanto a Tarsis, cabria decir otro tanto. Colón así lo creía y declaraba en varios escritos suyos, entre ellos
en la carta al Papa Alejandro VI, de febrero de 1502: Esta isla es Tharsis, es Cethia, es Ophir y Ophaz e
Cipanga. y nos le havemos llamado Española, dice retiriéndose a la actual Santo Domingo.
No obstante, en la erudición española, desde el siglo XVI, se abrió paso la interpretación de esos y de otros
pasajes en que se habla de Tarsis como si se tratase siempre de un país del Mediterráneo occidental
frecuentado por los fenicios, olvidando que la base de las naves de Salomón radicaba en Eziongeber, muy
probablemente la isla de Geziret el Fara'un, al fondo del golfo de Aqaba, desde donde no se podía llegar al
extremo oeste del Mediterráneo sin dar la vuelta al continente africano, como hacen hoy los grandes
petroleros.
Si no hubiera más Tarsis que ese, el identificado con Tartessos en el mediodía hispánico, la expresión flota
de Tarsis se referiría a naves capaces de realizar grandes travesías, aunque éstas no se hiciesen
necesariamente con rumbo a Tarsis, como cuando se habla de transatlánticos no es obligado referirse sólo a
barcos que surcan el Atlántico.
Es evidente que todo el Mediodía hispánico fue asiduamente visitado y aun colonizado por los tirios. El
problema estriba en saber si ese Mediodía Andalucía, Murcia y el Algarve portugués y el Tarsis de la Biblia
fueron una misma cosa.
Salvo el oro y la plata, los otros productos que la flota de Tarsis y las naves de Salomón traen a su puerto de
origen marfil, monos y pavos reales no son propios de la Península Ibérica; pero si lo son los que, en textos
de época posterior, la Biblia atribuye al comercio de Tarsis con la ciudad de Tiro.
Así, el pasaje de la profecía de Ezequiel en que, dirigiéndose a Tiro, le recuerda su esplendor pasado: Tarsis
era tu mercader a causa de la multitud en toda clase de tus riquezas: con plata, hierro, estaño y plomo
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comerciaba en tus ferias. El pasaje tiene todos los visos de reterirse al emporio que los griegos denominaban
Tartessos, de cuya ubicación en el Mediodía hispánico no hay la menor duda.
En todo caso, la gran aventura ultramarina de los fenicios reportó a la metrópoli los fabulosos beneficios que
Diodoro cuenta en su magnífica síntesis de la historia de Fenicia: Y gracias al comercio de la plata, que
llevaban a Grecia y Asia y a todos los demás pueblos, allegaron grandes riquezas. Y así, merced a ese
comercio, realizado durante mucho tiempo, experimentaron un crecimiento que les permitió establecer mu-
chas colonias, unas en Sicilia y en sus islas adyacentes, otras en Africa, y en Cerdeña, y en Iberia.
Amén de comerciar y de surcar el Mediterráneo en toda su extensión, los fenicios desempeñaron un papel
muy señalado en el campo de los descubrimientos geográficos. La mayor proeza la realizaron hacia el año
600 a. C.
Como siglos antes Salomón, ahora el faraón egipcio Neco recabó su ayuda para una expedición más
atrevida: circunnavegar el continente africano partiendo del mar Rojo rumbo al sur y volviendo por el flanco
occidental de Africa y el estrecho de Gibraltar.
Tres años tardaron en llevar a cabo aquel periplo, que había de interrumpirse durante los meses de invierno y
primavera, no sólo por el ritmo estacional acostumbrado entre los nautas antiguos, sino para dar tiempo a
sembrar grano y recolectarlo. Ciertos aspectos del viaje que parecían increíbles a nuestro informador,
Heródoto (IV, 42), como el de que, al dar la vuelta al Africa, el sol se hallaba a mano derecha de los
expedicionarios, avalan la veracidad del hecho a juicio de los geógrafos modernos.
Fieles a la tradición de sus antepasados, dos almirantes cartagineses escribirán también gloriosas páginas
en la historia de los descubrimientos: Hannón, como explorador del oeste de Africa, e Himilcon, como
descubridor de la ruta del estaño y de vastas extensiones del Atlántico en torno a las islas Británicas. Ambos
exploradores dejaron relaciones de sus viajes, citadas y utilizadas por autores como el poeta Avieno.
7. Comercio
Las ciudades fenicias del segundo milenio antes de Cristo consiguieron crear una estructura comercial propia
para compensar la diferencia entre sus recursos naturales y los de sus vecinos.
Por su posición geográfica los fenicios, dice Herodoto, era un pueblo "botado al mar por su geografía". Como
comerciantes y mercaderes fueron los fenicios activos y prósperos, buscaban y transportaban por las rutas
comerciales marítimas de un extremo a otro del mediterráneo, materias primas y toda clase de productos
manufacturados por ellos y por los pueblos de oriente. Excelentes navegantes y audaces exploradores
contaban con numerosas flotas comerciales y de guerra, estas últimas protegiendo siempre a los barcos
mercantes. Eran naves de estilizadas líneas, veloces y técnicas, dotadas de un gran espolón de proa que
actuaba como ariete y servia para abrir grandes vías de agua y echar a pique las naves enemigas.
Fenicia nunca fue un Estado unificado en la acepción moderna del término, era más bien un conjunto de
ciudades más o menos importantes cuyos habitantes vivían del comercio marítimo y de las industrias
relacionadas con este, es decir, astilleros, factorías de artículos manufacturados, aprovechando las materias
primas que los barcos suministraban.
Para los griegos, la prosperidad fenicia, que en su día fue envidiada por todo el Mediterráneo, procedía en

sus inicios del humilde murex, molusco que abundaba en las costas fenicias y del cual se extraía el tinte color
púrpura. Los tejidos teñidos con púrpura eran en la Antigüedad, un artículo de lujo que solo los potentados
podían costearse. A partir de este comercio y el de las finas maderas (cedro) del Líbano, se fueron
construyendo las grandes fortunas que luego se invertirían en fletar orondos cargueros con los que los
fenicios comerciaron, dando inicio a la expansión y la fundación de colonias y factorías, sirviendo de puente
entre las grandes civilizaciones antiguas del oriente y los pueblos del occidente mediterráneo.
Se les ha llamado con mucha propiedad "recaderos del mundo antiguo". Su importante marina iba a buscar
los metales útiles como el estaño, cobre y oro en los lugares mas apartados, de los cuales se hacia gran
consumo en la corte del faraón y en Ninive y Babilonia. En las colonias fenicias del sur de España
encontraron grandes minas de plata, fuente de riqueza y expansión fenicia. Diodoros escritor clásico anota: "
los fenicios allegaron grandes riquezas en el comercio de la plata. Gracias a este comercio que realizaron
durante mucho tiempo, crecieron hasta el punto de poder fundar colonias en Sicilia e islas cercanas, en África
y Cerdeña y en Iberia".
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Vendían en Grecia, en Italia, en todas las costas bañadas por el Mediterráneo, el incienso y la mirra de
Arabia, las piedras preciosas, las especias y marfil de la India, la seda de China, los esclavos y caballos del
Cáucaso.

El comercio fenicio era de intercambio, estos no usaron la moneda hasta el año 400 antes de la era cristiana.
En Sidón solo por la influencia de los persas se empezaron a acuñar monedas, en el reverso estaba impresa
la cabeza del rey persa, lo que atestigua los estrechos lazos que por aquel tiempo unían a Persia y Sidón.

8. El arte
En el arte fenicio concurren elementos de muy diversas procedencias: egipcios, griegos, mesopotámicos,
egeos, sirios y micénicos, es decir, fue un arte eminentemente ecléctico. La característica fundamental de
este arte fue fundir, asimilar y armonizar en todo original, corrientes artísticas diferentes. Durante un millar de
años, fue imposible moverse por el mundo mediterráneo sin encontrarse con artículos fenicios: las joyas, el
vidrio, el marfil tallado, los recipientes de metal decorado: los diseños eran de una amplia y desconcertante
variedad, pues los artistas fenicios los adoptaban de otras culturas para satisfacer los variados gustos de sus
clientes. Al principio los fenicios actuaban sobretodo como tratantes, los buhoneros contentos de comerciar
con cerámica minoica o escarabeos egipcios, fortalecieron el comercio marítimo, pero su pericia no tardo en
desarrollarse. Con el tiempo fundaron una industria de creación artesanal, donde se hacían la mayoría de los
objetos decorativos con los que comerciaban. Trabajaban miniaturas de marfil exquisitamente labradas,
aunque fabricaban figurillas, placas ornamentales y artículos útiles, la principal producción en marfil de los
fenicios consistía en paneles decorativos para muebles de su propia creación con maderas de alta calidad.
Los asirios apreciaban mucho estos muebles y recibieron muchos como tributo y como botín. El marfil fenicio
provenía de los colmillos de elefantes indios y africanos. De hecho los cartagineses criaban elefantes en sus
granjas. Fabricaban adornos de oro, plata, cobre y bronce, producidos en serie. La orfebrería es su mayoría
es creada en filigrana y "granulada", este proceso estuvo olvidado durante muchos siglos e intrigo a los
joyeros hasta que fue redescubierto en la década de 1920. Tanto la Iliada como la Odisea, describen con
admiración los recipientes de plata sidonios.
Plinio dice que la invención del vidrio se debe a los fenicios, al igual que la pasta vitria. Sin embargo esta
tradición la heredaron de Egipto y Mesopotamia, pero adquirieron gran pericia en la manufactura de abalorios
y objetos ornamentales. También fabricaban pequeños frascos de incienso y otros recipientes, usando arena
de primera calidad procedente de las de Tiro. Los fenicios empleaban una pasta de arena fina combinada
con carbonato sódico. Sometiéndola a grandes temperaturas y añadiéndole pigmentos, la mezcla se
convertía en vidrio de colores. Las fábricas de pasta vitria produjeron los "vasos", objetos muy usados por los
fenicios, que hacían gran uso de los perfumes. Homero, alaba una de los productos más famosos de los
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 11
artesanos fenicios, las copas con figuras en relieve e incisas, de una exquisita elegancia y belleza. Las
fabricaban en oro, plata o bronce, eran consumados maestros en su técnica.
En el siglo IX antes de nuestra era, nace en Chipre una cerámica fenicia bellamente decorada, cuya
superficie podía competir incluso con el metal. Los fenicios difundieron el uso de las ánforas como envase de
almacenamiento, las figuras de cerámica a molde se puso al alcance de un público muy amplio y dejo de ser
exclusivo de las clases elevadas. Los fenicios se interesaron más en su cerámica por su utilidad que por la
belleza.

9. El alfabeto
Entraron en contacto con todos los países que habían adoptado la escritura y muchas de sus transacciones
que debían ser anotadas eran de tan escasa relevancia que no podían permitirse los servicios de un escriba
conocedor de los múltiples signos ideográficos. Se dieron cuenta que en todos los lugares, en todos los
idiomas, se repetían una serie de sonidos que podían convertirse en signos identificables. Así redujeron los
sonidos de todas las lenguas a sólo treinta signos, el alfabeto. La invención del alfabeto (textos de Ra's-
Samra, s.XIV) y su adaptación a las necesidades económicas (textos de Biblos) facilitaron en todas partes las
operaciones comerciales, que, por reacción, propagaron esta forma de escritura.
Tiro llevó la iniciativa en esta actividad, siempre estrictamente comercial, y adquirió así la hegemonía sobre
las demás ciudades fenicias. Con el auge del poder de los asirios, que buscaban una salida al mar , se vieron
amenazados por el NE. En el 520 se produce la secesión de Cartago, que ocupó su lugar en occidente. Una
confederación fenicia bajo la hegemonía de Sidón se alió primero con los persas, que utilizaron su marina
para lanzarla contra los griegos en Chipre (498) y durante las guerras médicas (puente de barcos sobre el
Helesponto); batalla de Salamina, 480). Persia hacia 540 había llevado a cabo la conquista de las ciudades
griegas del Asia Menor, trataba de ampliar sus fronteras hasta el Danubio y amenazaba a Grecia cortándole
sus indispensables comunicaciones con las regiones cerealistas del Ponto Euxino; las guerras

desencadenadas por la revuelta de Jonia (499) e ilustradas por las victorias griegas de Maratón (490),
Salamina (480) y Platea (479) demostraron el valor del hoplita y la superioridad del marino griegos. Se
constituyó la Confederación de Delos (478 ó 477) y los aliados mandados por Cimón consiguieron tras la
victoria del Eurimedonte (468) la liberación del Egeo que consagró definitivamente la paz de Calias (449). La
actividad de los mercaderes fenicios tropieza desde entonces, en todas partes, con la competencia de la
marina y de los productos griegos.
El rey era también el principal comprador y vendedor del Estado. Su poder se asentaba de forma importante
en la religión (presidía grandes ceremonias y levantaba templos). Su religión fue siempre primitiva y cruel. Un
funcionario civil con el título de gobernador incluso limitaba el poder real. El comandante de campo era un
puesto militar de gran importancia. Como el comercio constituía el eje de toda la sociedad, representantes de
las familias más adineradas formaban un influyente consejo que asistía al rey.

10. Cartago
La colonia más importante de cuantas los fenicios establecieron en el mundo entonces conocido fue Cartago.
Esta ciudad, al caer Tiro en poder de los asirios (574), heredó de los fenicios su genio comercial y su destino
histórico.
La ciudad de Cartago estaba situada en el extremo Nordeste del Magreb, en el golfo mediterráneo de Túnez,
en la costa oriental de la península que limita al Norte con la laguna SebKha-er-Ruan y al sur, con el lago
Túnez.
La situación geográfica de Cartago era inmejorable: elevabas en el extremo de un promontorio que se
avanza entre la cuenca oriental y occidental del mediterráneo, dominando las dos partes de este mar, en el
lugar donde la costa africana está más cerca de Europa. Esta situación era muy ventajosa para el comercio y
el dominio político. Cartago supo aprovecharse de esta situación privilegiada.
Leyenda
Según la leyenda, Cartago fue fundada en el siglo IX (810 a. de C.), por una reina de Tiro, Elisa o Dido, hija
del rey Muto y hermana de Pigmalión que sucedió en el trono a su padre. Muy joven aún, se caso con
Siqueo, sacerdote de Melkart, quien Pigmalión mandó a asesinar para apoderarse de sus inmensas riquezas.
Elisa tramó una conspiración y descubierta esta, pudo huir. Apoderóse de la flota Tiria que estaba lista a
hacerse al mar, en la que se embarcó con sus numerosos partidarios y sus ingentes tesoros. Abordó en las
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 12

playas de Africa. Jarbas, rey de las tribus vecinas rechazó al principio las ofertas de los fugitivos; pero, al fin,
les concedió el espacio de tierra que ocupara la piel de un toro. Cortóla Dido en delgadas tiras para que
abarcara mayor extensión, con lo que obtuvo el territorio suficiente para construir una ciudadela, Birsa, que
en adelante fue la acrópolis de Cartago. Jarbas, rey de los getulos, pidió la mano de la princesa,
amenazándola si rehusaba, con matar a todos los tirios. Dido fingió consentir la demanda, pero el día de la
boda, se arrojó a una inmensa pira y se mató de una puñalada. Así mantuvo la fidelidad jurada a su esposo
Siqueo, muerto por Pigmalión. Esta la leyenda griega; existe otra que surgió en roma sobre este mismo
asunto, después de las guerras púnicas, que vincula los orígenes de esta gran ciudad con la fundadora de
Cartago. (Eneida, IV).
A partir de su fundación, Cartago se engrandeció más y más. En 574, Nabucodonosor, rey de Babilonia, se
apoderó de Tiro después de un sitio célebre y fenicia dependió dl imperio babilónico. Las familias
aristocráticas y las casas comerciales de fenicia emigraron, en su mayoría a la floreciente ciudad de Cartago,
aportando con ella su inteligencia, sus riquezas y sus tradiciones. Merced a estos emigrados, Cartago se
desarrolló de una manera insospechada y con el tiempo, pudo ser la rival de Roma.

• Historia
a) Los marinos cartagineses fueron dignos sucesores de los navegantes fenicios. Extendieron la soberanía
de Cartago sobre las factorías y colonias fenicias del mediterráneo occidental fundando muchas más,
afianzándose en todo el litoral de la cordillera del Atlas y en la parte meridional de España.
b) Las colonias cartaginesas comprendían:
Un extenso territorio que abarcaba aproximadamente al actual estado de Tunecia.
Una serie de puertos, factorías y mercados, escalonados a lo largo de las costas africanas, en lugares
estratégicos favorables para el comercio.
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 13
Las grandes islas del mediterráneo occidental : Córcega, Cerdeña, Baleares y una parte de Sicilia, isla que
compartió con los griegos establecidos en el este de la misma.
c) Los cartagineses pasaron las columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar) y lanzaron sus barcos por el
océano Atlántico, legando: por el norte hasta Gran Bretaña; por el sur hasta el Senegal.
d) En el interior del continente africano, sus caravanas llegaron a través del Sahara, hasta él sudan,
beneficiándose con los intercambios comerciales realizados con los habitantes de este país.
e) Roma engrandecía, al mismo tiempo frente a Cartago. Muy pronto, esas dos poderosas repúblicas
chocaron en sus intereses y dieron comienzo a las hostilidades. En las Guerras Púnicas, que duraron mas de
un siglo (de 264 a 146), cartago disputó a su rival el imperio del mundo. Cuando Aníbal se puso al frente del
ejercito, le faltó muy poco para conseguir el hundimiento del poder de Roma. En el año 140 antes de nuestra
era, los romanos tomaron y destruyeron la ciudad de Cartago, desapareciendo de la superficie de la tierra los
últimos restos de la dominación fenicia.

• Organización política y social

El gobierno de Cartago era semejante al romano:


Dos sufetas reelegibles y un senado que representaba la aristocracia.
Una asamblea popular, integrada por el elemento democrático.
El dinero lo podía todo en esta república de mercaderes. La defensa del estado
estaba en manos de soldados mercenarios y las facciones políticas estaban
constantemente en pugna entre sí.
Gobierno

Religión La religión cartaginesa fue la misma en los fenicios.

Cartago fue un gran centro industrial: trabajaba los metales que extraía de la s mimas
de España, Cerdeña y las islas de Elba; fabricaba tejidos de seda y de lana; instaló
Industria dentro de sus muros las grandes tintorerías que en otros tiempos fueron la gloria de
Fenicia.

El comercio fue muy activo, a favor de los numerosos mercados que Cartago
Comercio estableció en todo el mediterráneo occidental.

El único libro que conservamos de Literatura cartaginesa es el Periplo de Hannón,


pero no está escrito en lengua púnica, sino en griego. Nos relata la exploración de las
costas del Atlántico, desde la Inglaterra hasta el Golfo de guinea efectuada por
Literatura Hannón (460). Es un diario de navegación.

Los cartagineses no tuvieron arte propio: los objetos que de ellos se han hallado
delatan un arte influido por el de los pueblos con los que estuvieron en contacto.
Arte
Sobresalieron como los fenicios, en las artes del vidrio
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 14
BIBLIOGRAFÍA
Blanco A, Antonio, González, Carlos, Schubart, Hermanfrid . Los Fenicios, Cuadernos de Historia.
Editorial Hyspamerica, Madrid, 1986.
Chediac, Antonio. El Líbano, Antorcha de la civilización universal. Tomo I. Editorial Bolívar, 1967.
Harden, Donald. Los Fenicios. Biblioteca de Historia, Ediciones Orbis S.A. . Barcelona, 1965.
García y Bellido, Antonio. Fenicios y Carthagineses en Occidente. Madrid, Consejo Superior de
Investigaciones Científicas. 1942 .
Corzo, Ramón. Los Fenicios, señores del mar. Madrid, Información y Revistas. 1988.
Beláquez, José María. Historia de Oriente Antiguo. Ediciones Cátedra. Madrid, 1992.
Martinez, Jesús P. . Historia Universal en cuadros Esquemáticos, vol I - Edad antigua. Epesa. Madrid, 1948.
Herm Gerhard. Fenicios el imperio de la púrpura en la antigüedad. Barcelona: Ediciones Destino, 1976.
Walker, Joseph M. Civilizaciones del próximo oriente. Madrid: M.E. Editores, 1996.
B., Jose María. Fenicios griegos y cartagineses en occidente. Madrid: Ediciones Catedra, 1992.
Aubet, María Eugenia. Tiro y las colonias fenicias de occidente. Barcelona: Grijalbo Mondadori, 1994.

CRONOLOGÍA (Fechas Antes de Cristo)


1200 - 1100 a. de C. Los pueblos cananeos de la costa empiezan a ser conocidos como fenicios.
1000 - 700 a. de C. La Fenicia oriental establece rutas comerciales y coloniales en el metiterráneo.
- 800 a. de C. Los asirios inician su acoso a los fenicios.
- 814 a. de C. Tiro funda a Cartago.
735 - 728 a. de C. Los griegos comienzan a establecerse en Sicilia.
700 a. de C. Cartago funda Motya, en una isla de Sicilia.
600 a. de C. Los Cartagineses se alían con los Etruscos contra los griegos.
585 - 571 a. de C. Nabucodonosor II, rey de Babilonia asedia y castiga a Tiro.
567 - 559 a. de C. Tiro está bajo control de Babilonia; la ciudad es gobernada por magistrados.
El general cartaginés Magón emprende con éxito una campaña contra los griegos
- 550 a. de C.
en Sicilia y establece la dinastía magónida.
Comienza la ayuda naval de Fenicia a Persia en una campaña de 14 años contra
- 494 a. de C.
los griegos.
Batalla de Salamina. Los Griegos vencen a los persas, que luchaban con ayuda
- 480 a. de C. naval fenicia. La armada cartaginesa también es derrotada por los griegos en
Himera, Sicilia.
- 387 a. de C. Motya cae ante los griegos.
- 336 a. de C. Alejandro Magno parte a la conquista del este.
- 333 a. de C. Biblos y sidón se rinden ante Alejandro Magno.
- 332 a. de C. Tiro es asediada por Alejandro. Fin de la fenicia oriental.
264 - 241 a. de C. Primera guerra púnica, entre Roma y Cartago.
El cartaginés Amílcar Barca desarrolla una base de poder en España ; establece
- 237 a. de C.
la dinastía bárcida.
Amílcar Barca muere en una batalla; Asdrúbal, su yerno, sucede y funda Nueva
- 229 a. de C.
Cartago (Cartagena)en España.
Asdrúal es asesinado ; le sucede Aníbal, hijo de Amílcar Barca, conocido como
- 221 a. de C.
Anibal el Grande.
Empieza la segunda guerra púnica. anibal consigue cruzar los Alpes para luchar
- 218 a. de C.
contra los romanos.
Aníbal tiene que volver a África, donde es derrotado por el romano Escipión. Fin
- 202 a. de C.
de la Segunda guerra púnica.
- 146 a. de C. termina la tercera guerra púnica. Cartago cae. Fin de la Fenicia Occidental.
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 15
Fuentes Literarias –ANEXO–
Las fuentes
Semitas:
La Biblia, Cartas de Amarna
Griegos:
Principalmente, Eusebio, Homero, Herodoto, Polibio, Diodoro Sículo, Estrabón, Josefo, Plutarco y Appiano.
Latinos:
Principalmente, Plauto, Livio, Columella, Plinio el Viejo, Pomponio Mela, Silio Itálico, Veleio Patérculo, Justino
y San Agustín.

Dentro de las civilizaciones hídricas se encuentran los fenicios. Hasta que a mitad del siglo XIX la
arqueología empezó a rescatarlos, se mezclaban en la larga noche de la historia, pequeñas referencias,
desde distintos puntos de vista e intereses. Pero el investigador José Pijuán, en su "Historia del Mundo",
manifiesta que por ese año 1926,existía muy poca información referente a este gran pueblo navegante y
extrae fragmentos de una compilación tardía del siglo II A.de J.C. hecha por un tal Filón-Biblo que manifiesta
haber aprovechado a su vez los escritos de un sacerdote fenicio llamado Sanchuniaton, ni éste era más
antiguo que Filón, ni tenía Filón un espíritu bastante imparcial para comprender al sacerdote fenicio, pero
además tampoco el texto de Filón se ha conservado; solo existen fragmentos que cita Eusebio para su
Corografía y sus Cánones. Están los escritos de Eusebio que a su vez copia de Filón y que éste compiló en
griego de los originales semíticos. Eusebio que también toma a Diodoro Sículo cuando describe las
civilizaciones hegemónicas del mar: “He aquí, amigos, la relación de las potencias navales que fueron
señoras del mar Egeo tras la caída de Troya, y de los años en que cada una ejerció la soberanía: primero los
lidios y los meonios, noventa y dos años; después los pelasgos, ochenta y cinco; después, los tracios,
setenta y nueve; tras éstos, los rodios, veintitrés; seguidamente, los frigios, veiticinco; tras ellos, los
chipriotas, treita y tres; luego los fenicios, cuarenta y cinco”.
Entre los investigadores modernos, que han dedicado parte de su vida a la investigación arqueológica y
científica, están el francés, Jean Mazel, André Parrot y Maurice Chehab, el italiano Sabatino Moscati,
Donald Harden, Estudiante de la Escuela Británica de Roma, alumno de Byron de Prorok y F. W. Kelsey, es
considerado un gran estudioso de los fenicios y el peruano Eduardo de Habich entre los sudamericanos.
Como dice Ramón Corzo: "En todo caso, la cuestión fenicia siempre resultará polémica, siempre tendrá
detractores y defensores a pesar de que nadie se reconoce hoy como heredero de los fenicios. Es un pueblo
que murió sin que sepamos si llegó a alcanzar sus metas históricas o que posiblemente nunca las tuvo, es
una cultura, en fin que puede definirse con toda amplitud que desee, porque uno de sus pocos caracteres
seguros es el de su dilatada presencia y vinculación con casi todas las restantes civilizaciones de la
antigüedad".

Carta de Amarna
Las cartas de Amarna rescatadas en 1888 son tres centenares largos de tablillas descubiertas en Tell-el-
Amarna, pertenecientes a los archivos reales de Amenofis III y su hijo Amenofis IV, escritas en acadio,
proporcionan una información extraordinariamente importante y completa sobre la situación internacional del
Próximo Oriente en la primera mitad del s. XIV y en particular sobre Canaán.

• Carta de Rib-Addi de Biblos.


Anciano y enfermo, amenazado por una conspiración que intentaba entregar su ciudad a Aziru de Amurru,
hijo de su viejo enemigo Abdi-Ashirta, Rib-Addi, el más fiel vasallo de Egipto, se ha refugiado junto a
Hammuniri en Beirut; desde allí pide la ayuda del faraón. Este último no intervendrá, dejando que Rib-Addi
caiga en manos de sus enemigos que le harán desaparecer.
Rib-ad[di dice] al rey, [su] señor, [el sol de los países]; [me he postrado] siete veces y siete veces a los pies
[del rey, mi señor]. He escrito reiteradamente para (conseguir) [tropas de guardia], pero no se (me) han dado,
[y no] ha escuchado el rey, mi señor, las palabra[s de su siervo]; he enviado mi mensajero al palacio, y [ha
vuelto] (con las manos) vacía(s): no había tropas de guardia para él. Cuando las gentes de mi [casa] vieron
que no había sido dado dinero (alguno), me reprocharon (?) como los gobernadores, mis hermanos, y me
despreciaron. Por otra parte, me dirigí a Hammuniri y (entre tanto) un hermano mío, más joven que yo,
enemistó conmigo a Gubla [Biblos] para entregar la ciudad a los hijos de Abdi-Ashirta. Cuando vio mi
hermano que mi mensajero había vuelto (con las manos) vacía(s y que) no (había) tropas de guarnición con
él, me despreció y así cometió un delito, y me expulsó de la ciudad. Que el rey, mi señor, no se eche para
atrás (ante) las acciones de este perro.
Ahora no puedo entrar en el país de Mitsru [Egipto]; soy viejo y (sufro) una grave enfermedad en mi propia
carne. Que sepa el rey, mi señor, que los dioses de Gubla están irritados (?) y se ha hecho crónica la
enfermedad, aunque he confesado a los dioses mi pecado. Por esta razón no me he presentado al rey, mi
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 16
señor. Ahora pues, he enviado a mi hijo, siervo del rey, mi señor, ante el rey, mi señor. Quiera escuchar el
rey, mi señor, las palabras de su siervo y el rey, mi señor, dé tropas de arqueros que conqui[sten] la ciudad
de Gubla a fin de que no entren en ella tropas enemigas, ni los hijos de A[bdi-A]shirta, (y) se haga necesario
(?) que las tropas de arqueros del rey, mi señor, la reconquisten. Mira, (son) muchos los hombres que me
quieren en la ciudad y pocos los enemigos. Al salir las tropas de arqueros y enterarse del día de su llegada,
la ciudad volverá al rey, mi señor. Y sepa mi señor (que) estoy dispuesto a morir por el.
Cuando yo (estaba) en la ciudad, me esforzaba por guardarla para mi señor y mi corazón estaba fijo en el
rey, mi señor. No habría entregado la ciudad a los hijos de Abdi-Ashirta. Por esta razón mi hermano me ha
enemistado la ciudad, para entregarla a los hijos de Abdi-Ashirta. Que el rey, mi señor, no se eche para atrás
respecto a la ciudad. Ciertamente (hay) en ella muchísimo oro y plata, (y) en sus templos (hay) mucho de
todo. Si la conquistan, que el rey, mi señor, haga a su siervo como quiera, pero me dé la ciudad de Buruzilim
para residencia .
Ahora estoy con Hammuniri, ya que Buruzilim (me) ha hecho hostiles las (otras) ciudades. Se han hecho
enemigas por miedo a los hijos de Abdi-Ashirta. Cuando vine al lado de Hammuniri a causa de los hijos de
Abdi-Ashirta, cuando eran más fuertes que yo y no había aliento en la boca del rey para mí, dije al rey, mi
señor: mira, la ciudad de Gubla (es) suya. En ella (hay) muchas cosas del rey, las posesiones de nuestros
antepasados. Si el rey se echa atrás, no le quedará ninguna ciudad de Kinahnu [Canaán]. Que el rey no se
eche para atrás respecto a esa acción. Ahora he enviado ante el rey, mi señor, a tu siervo, mi hijo. Que el rey
le envíe rápidamente con una tropa (que) tome la ciudad. Si el rey, mi señor, se compadece de mí y me
vuelve a la ciudad, entonces la guardaré para el rey, mi señor, como anteriormente. Si el rey, mi señor, [no
me vuelve] a ella [...] Ia ciudad de Buruzilim [... haga] como quiera la su siervo (?)...] Hammulniri] hasta que
[me quede con él (?)]. [Que el rey, mi señor], escuche [las palabras] de su siervo y envíe con prontitud tropas
(que) tomen la ciudad. Que el rey, mi señor, no se eche atrás respecto a esta mala acción, que fue cometida
contra los países del rey, [mi señor], y el rey, mi señor, envíe rápidamente tropas de arqueros (que) tomen
prontamente la ciudad. Cuando dicen delante del rey acerca de la ciudad: «la ciudad es fuerte», no es fuerte
ante las tropas del rey, mi señor.

Con Homero aparece por primera vez en la historia la palabra Fenicios, para designar a esta rama de los
cananeos asentada en la franja costera del Líbano o también conocida como el Levante. Es en La Odisea
que cuenta una historia referida a la falta de escrúpulos de los Fenicios y es la de Eumeo, el porquero de
Ulises.
• La Odisea Rapsodia XV
ODISEO.– Oh dioses! ¡Cómo, niño aún, oh porquerizo Eumeo, tuviste que vagar tanto y tan lejos dc tu patria
y de tus padres! Mas ea!, dime, hablando sinceramente, si fue destruida la ciudad de anchas calles en que
habitaban tu padre y tu veneranda madre, o si, habiéndote quedado solo junto a las ovejas o junto a los
bueyes, hombres enemigos te echaron mano y te trajeron en sus naves para venderte en la casa de este
varón, que les entregó un buen precio.
Díjole entonces el porquerizo, mayoral de los pastores:
EUMEO.– ¡Huésped! Ya que sobre esto me preguntas e interrogas, óyeme en silencio, y recréate, sentado y
bebiendo vino. Estas noches son inmensas; hay en ellas tiempo para dormir y tiempo para deleitarse oyendo
relatos, y a ti no te cumple irte a la cama antes de la hora, puesto que daña el dormir demasiado. De los
demás, aquel a quien el corazón y el ánimo se lo aconseje salga y acuéstese y, no bien raye el día, tome el
desayuno y váyase con los puercos de su señor. Nosotros, bebiendo y comiendo en la cabaña, deleitémonos
con renovar la memoria de nuestros tristes infortunios, pues halla placer en el recuerdo de los trabajos
sufridos quien padeció muchísimo y anduvo errante largo tiempo. Voy, pues, a hablarte de lo que me
preguntas e interrogas. Hay una isla que se llama Siria -quizá la oíste nombrar- sobre Otigia, donde el sol
hace su vuelta: no está muy poblada, pero es fértil y abundosa en bueyes, en ovejas, en vino yen trigales.
Jamás se padece de hambre en aquel pueblo y ninguna dolencia aborrecible les sobreviene a los míseros
mortales: cuando en la ciudad envejecen los hombres de una generación, preséntanse Apolo, que lleva arco
de plata, y Artemis, y los van matando con suaves flechas. Hay en la isla dos ciudades, que se han repartido
todo el territorio, y en ambas reinaba mi padre, Ctesio Orménida, semejante a los inmortales. Allí vinieron
unos fenicios, hombres ilustres en la navegación, pero falaces, que traían innúmeros joyeles en su negra
nave, Había entonces en casa de mi padre una mujer fenicia, hermosa, alta y diestra en espléndidas labores,
y los astutos fenicios la sedujeron. Uno, que la encontró lavando, unióse con ella, junto a la cóncava nave, en
amor y concúbito. Lo cual les turba la razón a las débiles mujeres, aunque sean laboriosas. Preguntóle luego
quién era y de dónde había venido, y la mujer, señalándole al punto la alta casa de mi padre, le respondió de
esta guisa:
LA MUJER.– Me jacto de haber nacido en Sidón, que abunda en bronce, y soy hija del opulento Aribante.
Robáronme unos piratas tafios un día que volvía del campo y, habiéndome traído aquí, me vendieron al amo
de esta morada, quien les entregó buen precio.
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 17

"Díjole a su vez el hombre que con ella se había unido secretamente:


EL FENICIO.– ¿Querrías volver a tu patria con nosotros, para ver la alta casa de tu padre y de tu madre y a
ellos mismos? Pues aún viven y gozan fama de ricos.
"La mujer le respondió con estas palabras:
LA MUJER.– Así lo hiciera si vosotros, ¡oh navegantes!, os obligaséis de buen grado y con juramento o
conducirme sana y salva a mi patria.
"Así les habló, y todos juraron como se lo mandaba. Tan pronto como hubieron acabado de prestar el
juramento, la mujer les dirigió nuevamente el habla y les dijo:
LA MUJER.– Silencio ahora, y ninguno de vuestros compafieros me hable si me encuentra en la calle o en la
fuente: no sea que vayan a decírselo al viejo allá en su morada, y éste, poniéndose r& celoso, me ate con
duras cadenas y maquine cómo exterminaros a vosotros. Guardad en vuestra mente lo convenido y
apresurad la compra de las provisiones para el viaje. Y así que el bajel esté lleno de vituallas, penetre alguien
en el palacio para anunciármelo, y 'raeré cuanto oro me venga en las manos. Encima de esto quisiera datos
otra recompensa por mi pasaje: en la casa cuídome de un hijo de ese noble señor, y es tan despierto que ya
corre conmigo fuera del palacio; lo traeré a vuestra nave y os granjeará una suma inmensa dondequiera que
en el país de otras gentes lo vendiereis.
"Cuando así hubo dicho, fuese al hermoso palacio. Quedáronse los fenicios un año entero con nosotros y
compraron muchas vituallas para la cóncava nave; mas así que estuvo cargada y en disposición de partir,
enviaron un propio para decirselo a la mujer. Presentóse en casa de mi padre un hombre muy sagaz que
traía un collar de oro engastado con ámbar, y mientras las esclavas de mi veneranda madre lo tomaban en
las manos, lo contemplaban con sus ojos y ofrecían precio, aquél hizo a la mujer silenciosa señal y se volvió
acto continuo a la cóncava nave. La fenicia, tomándome por la mano, me sacó del palacio, y como hallara en
el vestíbulo las copas y las mesas de los convidados que frecuentaban la casa de mi padre y que entonces
habían ido a sentarse en la reunión y junta del pueblo, llevóse tres copas, que escondió en su seno; y yo la
fui siguiendo simplemente. Poníase el sol y las tinieblas ocupaban todos los caminos en el momento en que
nosotros, andando a buen paso, llegamos al famoso puerto donde se hallaba la veloz embarcación de los
fenicios. Nos hicieron subir, embarcáronse todos, empezó la navegación por la líquida llanura y Zeus nos
envió próspero viento. Navegamos seguidamente por espacio de seis días con sus noches; mas cuando
Zeus Cronión nos trajo el séptimo día, Artemis, que se complace en tirar flechas, hirió a la mujer, y ésta cayó
con estrépito en la sentina, cual si fuese una gaviota. Echáronla al mar, para pasto de focas y de peces, y yo
me quedé con el corazón afligido. El viento y las olas los trajeron a Ítaca, y acá Laertes me compró con sus
bienes. Así fue como mis ojos vieron esta tierra.
Odiseo, del linaje de Zeus, respondióle con estas palabras:
ODISEO.– ¡Eumeo! Has conmovido hondamente mi corazón al contarme por menudo los males que
padeciste. Mas Zeus te ha puesto cerca del mal un bien, ya que, aunque a costa de muchos trabajos llegaste
a la morada de un hombre benévolo que te da solícitamente de comer y de beber y disfrutas de buena vida,
mientras que yo tan sólo he podido llegar aquí después de peregrinar por gran número de ciudades.

Herodoto
• LIBRO PRIMERO CLÍO
Ésta es la exposición de las investigaciones de Herodoto de Halicarnaso, para que no se desvanezcan con el
tiempo los hechos de los hombres, y para que no queden sin gloria grandes y maravillosas obras, así de los
griegos como de los bárbaros, y, sobre todo, la casa por la que se hicieron guerra.
1.Entre los persas, dicen los doctos que los fenicios fueron los autores de la discordia, porque, después de
venir del Mar Eritreo al nuestro, se establecieron en la misma región que hoy ocupan, y se dieron desde
luego a largas navegaciones. Afirman que, transportando mercancías egipcias y sirias, llegaron entre otros
lugares a Argos (y en ese tiempo Argos sobresalía en todo entre las ciudades de la región que ahora
llamamos Grecia); una vez llegados hicieron muestra de su carga; al quinto o sexto día de su llegada,
vendido ya casi todo, concurrieron a la playa muchas mujeres, y entre ellas la hija del rey. Dicen que su
nombre era el mismo que le dan los griegos: lo, hija de Inaco; que, mientras se hallaban las mujeres cerca de
la popa de la nave, comprando las mercancías que más deseaban, los fenicios, exhortándose unos a otros,
arremetieron contra ellas; la mayor parte escapó, pero lo fue arrebatada con otras; la llevaron a la nave y
partieron, haciéndose a la vela para Egipto.
2.De este modo, y no como cuentan los griegos, dicen los persas, lo llegó a Egipto, y éste fue el principio de
los agravios. Cuentan que después, ciertos griegos (cuyo nombre no saben referir) llegaron a Tiro, en
Fenicia, y robaron a la hija del rey, Europa: sin duda serían cretenses. Así quedaron igualados, pero después
los griegos fueron los culpables del segundo agravio; porque llegaron por mar en una nave larga hasta Ea, en
la Cólquide, y el río Fasis, y allí, después de haber logrado 105 demás fines por los que habían venido,
robaron a Medea, la hija del rey. El rey de los colcos envió a Grecia un heraldo para pedir satisfacción del
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 18
rapto y reclamar a su hija. Los griegos contestaron que no habían dado los asiáticos satisfacción del rapto de
lo, ni por consiguiente la darían ellos.
3.Dicen que, en la segunda generación, enterado de estos agravios Alejandro, hijo de Príamo, quiso tener
mujer raptada de Grecia, seguro de que no había de dar satisfacción, pues tampoco la habían dado aquellos.
En efecto, cuando robó a Helena, los griegos acordaron enviar primero embajadores para reclamar a Helena,
y para pedir satisfacción del rapto; pero al declarar su embajada, les echaron en cara el rapto de Medea y el
que, sin haber dado satisfacción ni haber hecho devolución, reclamaban la mujer y querían que se les
satisficiese.
4.Dicen, pues, que hasta aquí no hubo más que raptos mutuos; pero que en lo sucesivo los griegos tuvieron
gran culpa, por haber empezado sus expediciones contra Asia primero que los persas contra Europa; que, en
su opinión, robar mujeres es a la verdad cosa de hombres injustos, pero afanarse por vengar a las robadas
es de necios, mientras no hacer ningún caso de éstas es propio de sabios, porque bien claro está que, si
ellas no lo quisiesen, nunca las robarían. Los pueblos del Asia, añaden los persas, ninguna cuenta hicieron
de estas mujeres raptadas, pero los griegos, a causa de una mujer lacedemonia, juntaron gran ejército,
pasaron al Asia, y destruyeron el reino de Príamo. Desde entonces, siempre tuvieron por enemigos a los
griegos, pues los persas miran como propias al Asia y a las naciones bárbaras que la pueblan, y consideran
a Europa y a los griegos como cosa aparte.
5.Así pasaron las cosas, según cuentan los persas, y encuentran que la toma de Troya fue el origen de su
odio para con los griegos. Pero, en cuanto a lo, no están de acuerdo con ellos los fenicios, porque dicen que
no la llevaron a Egipto por vía de rapto, que se unió en Argos con el patrón de la nave; y que cuando advirtió
que estaba encinta, por vergüenza que sentía de sus padres, partió voluntariamente con los fenicios, para no
quedar en descubierto.
Así lo cuentan al menos los persas y los fenicios. Yo no voy a decir si pasó de este o del otro modo. Pero,
después de indicar quién fue, que yo sepa, el primero en cometer injusticias contra los griegos, llevaré
adelante mi historia, reseñando del mismo modo los estados grandes y pequeños. Pues muchos que
antiguamente fueron grandes han venido después a ser pequeños, y los que en mi tiempo eran grandes
fueron antes pequeños. Persuadido, pues, de que la prosperidad humana jamás permanece en un mismo
punto, haré mención igualmente de los unos y de los otros.

Heródoto, que escribía en el siglo V a. C., recoge también el eco de tales leyendas y de las tempranas
navegaciones de los fenicios.
• LIBRO CUARTO MELPÓMENE
42. Por eso me maravillo de los que limitaron y dividieron a Libia, Asia y Europa; pues no es corta la
diferencia entre ellas: porque, en largo, Europa se extiende frente a las dos juntas, pero en cuanto al ancho
es para mí manifiesto que ni merece comparárseles. La Libia, en efecto, se presenta rodeada de mar, menos
en el trecho por donde linda con Asia, siendo Necos, rey de Egipto, el primero de cuantos nosotros sepamos
que lo demostró; luego que dejó de abrir el canal que iba desde el Nilo hasta el golfo Arábigo, despachó en
unas naves a ciertos fenicios con orden de que a la vuelta navegasen a través de las columnas de Heracles
rumbo al mar Mediterráneo, y así llegasen a Egipto. Partieron, pues, los fenicios del mar Eritreo e iban
navegando por el mar del Sur; cuando venía el otoño, hacían tierra, sembraban en cualquier punto de Libia
en que se hallaran navegando, y aguardaban la siega. Recogida la cosecha, se hacían a la mar; de suerte
que, pasados dos años, al tercero doblaron las columnas de Heracles y llegaron a Egipto. Y contaban lo que
para mi no es creíble, aunque para otro quizá sí: que navegando alrededor de Libia habían tenido el sol a la
derecha.

A propósito del santuario de Afrodita urania en Ascalón (I, 105, 3) comenta: "...por cierto que este santuario,
según he podido saber por mis averiguaciones, es el más antiguo de todos los santuarios consagrados a esa
diosa, pues incluso el de Chipre, a decir de los propios chipriotas, tuvo en él su origen y fueron unos fenicios
procedentes de esa parte de Siria quienes fundaron el de Citera". Más adelante, con ocasión de contar su
viaje a Tiro (II, 44) cuenta: "Y, con ánimo de obtener sobre el particular alguna información precisa de
quienes podían proporcionármela, navegue también hasta Tiro de Fenicia, al enterarme de que allí había un
santuario cosagrado a Heracles. Lo vi ricamente adornado y, entre muchas otras ofrendas, en él había dos
estelas, la una de oro puro y la otra de esmeralda que de noche refulgía extraordinariamente. Y, al entrar en
conversaciones con los sacerdotes del dios, les pregunté cuanto tiempo hacia que habían erigido el santuario
y comprobé que ellos tampoco coincidían con los griegos, pues sostenían que el santuario del dios había
sido erigido al tiempo de fundarse Tiro y que hacía dos mil trescientos años que habitaban la ciudad. En Tiro,
por cierto, vi también otro santuario dedicado a Heracles bajo la advocación de Tasio. Y me llegué, asi
mismo, a Tasos, en donde encontre un santuario de Heracles erigido por los fenicios que zarparon en busca
de Europa y fundaron Tasos; y estos hechos son anteriores, por lo menos en cinco generaciones, al
nacimiento de Heracles, hijo de Anfitrión, en Grecia".
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 19
Esta información se complementa con esta otra del mismo autor en relación a las mina de Tasos (VI, 47): "Yo
he visto con mis propios ojos dichas minas y, entre ellas, eran particularmente curiosísismas las que
descubrieron los fenicios que acompañaron a Taso en la colonización de esa isla (que recibe su actual
nombre en memoria de Taso, el citado fenicio). Esas minas que se remontan a los fenicios se hallan en
Tasos entre dos parajes denominados Enira y Cenira, frente a Samotracia; consisten en un gran monte que,
en el curso de las prospecciones, ha quedado derruido".
En otros muchos pasajes menciona Heródoto la presencia de fenicios llegados a Grecia. Asi con ocasión de
discutir la influencia egipcia en los dioses griegos, y a propósito de Dionisos (II, 49, 3) dice: "Más bien, se me
antoja que Melampo debió aprender el ritual dionisiáco de Cadmo de Tiro y de los que con él llegaron,
procedentes de Fenicia, a la región que en la actualidad se llama Beocia". Y en otro lugar(V, 58) de su obra
añade: " Y por cierto que, al instalarse en la región que he citado, esos fenicios que llegaron con Cadmo -
entre quienes se encontraban los Gefireos- introdujeron en Grecia muy diversos conocimientos, entre los que
hay que destacar el alfabeto, ya que, en mi opinión, los griegos hasta entonces no disponían de él..."
Respecto a la fundación del oráculo de Dodona dice también Heródoto (II, 54): "Y a propósito de los oráculos
de Zeus de Grecia y Libia, los egipcios cuentan la siguiente historia. Los sacerdotes de Zeus tebano me
dijeron que dos mujeres consagradas a la divinidad fueron raptadas de Tebas por unos fenicios, y que
tuvieron noticia de que la una fue vendida en Libia y la otra en territorio griego; pues bien, estas mujeres
fueron las primeras que fundaron los oráculos en los susodichos pueblos".

LA BIBLIA
La Biblia, el libro sagrado cristiano habla mucho de lo que fueron los fenicios y la belleza del Líbano antiguo.
• 1 de Reyes
5 Hiram, rey de Tiro, envió sus servidores a Salomón, porque oyó que había sido ungido rey en lugar de su
padre, y Hiram fue siempre amigo de David.
16 Salomón envió a decir a Hiram:
17 ”Sabes bien que mi padre David no pudo edificar una Casa al Nombre de Yahveh su Dios a causa de las
guerras en que sus enemigos le envolvieron hasta que Yahveh los puso bajo la planta de sus pies.
18 Al presente, Yahveh mi Dios me ha concedido paz por todos lados. No hay adversario ni maldad.
19 Ahora me he propuesto edificar una Casa al Nombre de Yahveh mi Dios según lo que Yahveh dijo a David
mi padre: "El hijo tuyo que yo colocaré en tu lugar sobre tu trono edificará una Casa a mi Nombre."
20 Así pues, ordena que se corten para mí cedros del Líbano. Mis servidores estarán con tus servidores: te
pagaré como salario de tus servidores todo lo que me digas, pues tú sabes que no hay nadie entre nosotros
que sepa talar los árboles como los sidonios.»
21 Cuando Hiram oyó las palabras de Salomón se alegró mucho y dijo: «Bendito sea hoy Yahveh, pues ha
dado a David un hijo sabio para jefe de este pueblo numeroso.»
22 Hiram envió a decir a Salomón: «He oído lo que me enviaste a decir. Yo haré cuanto deseas en madera
de cedro y de ciprés.
23 Mis siervos los bajarán desde el Líbano hasta el mar, y yo los pondré en balsas y los llevaré al lugar a que
me mandes; allí se soltarán y tú los cargarás, y por tu parte harás según mi deseo dando víveres a mi casa.»
24 Hiram dio a Salomón toda la madera de cedro y ciprés que deseaba.
25 Salomón dio a Hiram 20.000 cargas de trigo para la manutención de su casa y 20.000 medidas de oliva
molida. Esto daba Salomón a Hiram cada año.
26 Yahveh dio sabiduría a Salomón, como se lo había prometido, y hubo paz entre Hiram y Salomón
pactando una alianza entrambos.
27 Hizo el rey Salomón una leva en todo Israel; la leva fue de 30.000 hombres.
28 Los envió al Líbano, 10.000 cada mes, por turnos; un mes estaban en el Líbano y dos meses en sus
casas. Adoram estaba al frente de la leva.
29 Tenía además Salomón 70.000 porteadores y 80.000 canteros en el monte
30 aparte los capataces de los prefectos puestos por Salomón al frente de los trabajos, 3.300 que mandaban
a la gente empleada en los trabajos.
31 El rey mandó arrancar grandes piedras, piedras selectas, para fundamentar la Casa con piedras de
sillería.
32 Los obreros de Salomón, los obreros de Hiram y los guiblitas cortaron y dispusieron la madera y las
piedras para construir la Casa.

• Plutarco,
Griego, escribió esto en el siglo I de nuestra era, tiempo después de la caída de Cartago: “Hay un pueblo
descortés y lleno de rencor, sumiso a los dominadores, tiránico con los que domina, abyecto en su miedo,
feroz cuando es provocado, firme en sus propósitos y tan estricto como contrario a todo humor y gentileza.”
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 20

• Appiano,
Un griego alejandrino que escribió un siglo mas tarde: “Los cartagineses son crueles y presuntuosos para con
los demás hombres en la prosperidad, mas en la adversidad son muy humildes”.

• Apolodoro (II, 1, 4; III, 1, 1)


Cuenta que: "de Libia y Posidón nacieron gemelos, Agénor y Belo. Agénor marchó a Fenicia donde reinó y
fue origen de la gran estirpe; por ello diferiremos hablar de él. Belo permaneció en Egipto y fue rey; se casó
con Anquíno, hija de Nilo, y tuvo hijos gemelos, Egipto y Dánao, y según Eurípides además Cefeo y
Fineo...Agénor marchó a Fenicia, donde, casado con Telefasa, procreó una hija, Europa, e hijos Cadmo,
Fénix y Cílix; algunos dicen que Europa no era hija de Agénor sino de Fénix. Zeus, enamorado de ella, se
transformó en un toro manso y sobre su lomo la llevó por mar hasta Creta. Unida allí a Zeus engendró a
Minos, Sarpedón y Radamantis; pero según Homero Sarpedón era hijo de Zeus y Laodamía, hija de
Belerofontes. Cuando Europa despareció, su padre, Agénor envió a los hijos en su busca, prohibiéndoles
regresar sin ella. También fueron con ellos su madre Telefasa, y Taso, hijo de Posidón, o, según Ferecides,
de Cílix. Incapaces de encontrala tras intensa búsqueda, determinaron no volver a su hogar y se
establecieron en diferentes regiones; Fénix en Fenicia, y Cílix cerca, y toda la zona bajo su dominio, cerca del
río Píramo, la llamó Cilicia. Cadmo y Telefasa vivieron en Tracia; igualmeente Taso, tras fundar la ciudad de
Tasos en un isla cerca de Tracia, la habitó".

• Pausanias (V, 25, 12),


Por su parte, dice lo siguiente: "Los de Tasos, que proceden de los fenicios que con Taso hijo de Agénor
partieron de Tiro y de toda Fenicia en busca de Europa, ofrecieron en Olimpia un Hércules cuya base es,
como la misma estatua, de bronce. La altura de la estatua es de diez codos, tiene la clava en la mano
derecha y en la izquierda el arco. He oido que en Tasos veneraban al mismo Heracles que los tirios (Melkart),
pero que al unirse a los griegos rindieron también culto a Heracles hijo de Anfitrión". Y en otra ocasión (VII, 5,
5) : "Gozarías también en el Heracleión de Eritras y en el templo de Atenea de Priene, en este último lugar
por su imagen, en aquel por su antigüedad. La imagen aludida no se parece ni a las llamadas Eginéticas ni a
las atenienses antiguas, sino que en todo caso es precisamente egipcia. Arribó una almadía que trajo al dios
desde Tiro de Fenicia".
Del mismo autor (IX, 27, 6-8): "También hay en Tespias un santuario de Heracles cuya sacerdotisa hasta su
muerte es una doncella...Además este templo me pareció más antiguo que la época de Heracles hijo de
Anfitrión, y más bien de haracles, uno de los dactilos de Ida, del que ví que tenían santuarios los de Eritras en
Jonia y los tirios. Sin embargo, los beocios tampoco desconocían el nombre de este Heracles, puesto que
dicen que el templo de Demeter Micalesia fue fundado por Heracles Ideo".

Navegaciones por el Mediterráneo.


• Tucídides (I, 8)
Cuenta como los fenicios fueron precursores de los griegos en las navegaciones por el Mediterráneo y en la
fundación de colonias. Al comienzo de su obra, hablando de las ciudades antiguas, construidas lejos del mar
por temor a los piratas, dice : "Y no menos piratas eran los isleños que eran carios y fenicios. Habitaban la
amyor parte de las islas y la prueba de ello héla aquí: cuando Delos fue purificada por los atenienses en el
transcurso de la guerra que nos ocupa, y fueron abiertas las tumbas de los muertos que había en la isla, se
encontaron con que más de la mistad eran carias, según fueron reconocidas por el atuendo de las armas que
allí había enterradas y por la manera en que hoy aún entierran. Más una vez construida la escuadra de
Minos, fue más fácil la navegación entre ellos, ya que éste desalojó de la isla a los piratas, al tiempo que
establecía colonias en la mayoría de ellas...". Y, más adelante, el mismo Tucídides (VI, 2, 6) hablando de
Sicilia: "También los fenicios tenían asentamientos en todo el contorno de Sicilia, ya que se habían adueñado
de los promontorios que dominan el mar, asi como de las pequeñas islas vecinas a la costa, con vistas a sus
intercambios comerciales con los siculos. Sin embargo, cuando los griegos comenzaron a arribar por mar en
gran número, abandonaron aquellos la mayor parte de sus posesiones y se limitaron a habitar, en las
cercanías de los élimos, Motia, Solunte y Panormo. Y ello tanto porque confiaban en la alianza de los élimos,
como porque dsde allí es más corta la travesía desde Cartago a Sicilia."

• Diodoro de Sicilia (V, 20)


Afirma que: "Los fenicios, que, desde una época lejana, navegaban sin cesar para hacer comercio, habían
fundado muchas colonias sobre las costas de Libia y un cierto número de otras en las regiones occidentales
de Europa. Habiendo triunfado en sus empresas, acumularon grandes riquezas y resolvieron navegar hacia
el mar que se extiende fuera de las Columnas de Hércules, y que es llamado Océano. En primer lugar
fundaron en Europa, cerca del paso de las Columnas, una ciudad a la que, por ser una península, dieron el
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 21

nombre de Gadeira, y en ella dispusieron todo como convenía a la naturaleza del lugar, así como un
suntuoso templo dedicadado a Heracles, e introdujeron magnificos sacrificios celebrados a la manera fenicia'.

La fundación de Gadir, Lixus y Utica.


• Veleyo Patérculo (1,2,3):
"Por aquella epoca la flota tiria que dominaba el mar fundó Gades en el extremo de Hispania, y en el término
del mundo, en una isla rodeada por el Océano, separada del continente por un estrecho muy breve. Pocos
años más tarde, en Africa fue fundada por los mismos Utica.", quien fecha el acontecimiento en tiempos del
retorno de los Heráclidas, unos ochenta años después de la caída de Troya. Como este último suceso era
tradicionalmente situado en el año 1184 a. C., la fundación de la colonia tiria se remontaría, por lo tanto al
1104 a. C. Según este mismo autor Utica habría sido fundada en Africa un poco después.

• Plinio (N.H., XVI, 40; XIX)


Afirma que el templo de Melkart en Lixus era en algún tiempo anterior a aquel de Gadir: "...Hay también una
malva arbórea en Mauritania, en el opidum de Lixus, sito sobre un estero, lugar donde antes estuvieron,
según se cuenta, los huertos de las Hespérides, a 200 pasos del Océano, junto al templo de Hércules, que
dicen es más antiguo que el gaditano" y que Utica se remontaba en su antiguedad a mil ciento setenta y ocho
años antes de aquel en que él mismo escribía: "Memorable también es el templo de Apolo en Utica donde
aún se encuentran las vigas de cedro puestas cuando la fundación de la ciudad, hace 1178 años. ", Como
quiera que éste era el 77 d.C., la fecha de la fundación de Utica se remontaría hasta el 1101 a.C.

• Pomponio Mela,
Un hispano que escribió en el siglo I de nuestra era, es mucho más generoso: “Fenicia fue ilustre por los
fenicios, raza de hombres hábiles y bien dotados para
los oficios de la guerra y de la paz; ellos inventaron las letras y obras de la literatura y de las artes, como
recorrer los mares con naves, combatir con escuadras y gobernar a los pueblos, así como el despotismo y la
guerra”. Pomponio Mela (III, 6, 46) atribuye aunque de una manera muy vaga la fundación de Gadir a las
fechas de Plinio y Patérculo: "Cerca de litoral que acabamos de costear en el ángulo de la Bética, se hallan
muchas islas poco conocidas y hasta sin nombre; pero, entre ellas, la que no conviene olvidar es la de
Gades, que confina con el Estrecho y se halla separada del continente por un pequeño brazo de mar
semejante a un río. Del lado de la tierra firme es casi recta; del lado que mira al mar se eleva y forma, en
medio de la costa, una curva, terminada por dos promontorios, en uno de los cuales hay una ciudad
floreciente del mismo nombre que la isla, y en el otro, un templo de Hércules Egipcio, célebre por sus
fundadores, por su veneración, por su antigüedad y por sus riquezas. Fue construido por los tirios; su santiad
estriba en guardar las cenizas (de Hércules); los años que tiene se cuentan desde la guerra de Troya".

• Estrabón (I, 3, 2.)


Dice que la fundación de Gadir aconteció poco después de la Guerra de Troya: "Los fenicios navegaron por
fuera de las Columnas de Hércules y fundaron ciudades, no sólo allí, sino también en medio de las costas de
Libia, poco después de la guerra troyana". Y en otro pasaje (III, 2, 14) añade: "Pero las primeras noticias
fueron debidas a los fenicios, que dueños de la mayor parte de Iberia y de Libia desde antes de la época de
Homero, quedaron en posesión de estas regiones hasta la destrucción de su hegemonía por los romanos"
Asi mismo afirma (III, 2, 13) que: "la expedición de Heracles y la de los fenicios a estos parajes le dieron ( a
Homero), de sus habitantes la idea de un puebo rico y de buena condición..." El propio Estrabón (III, 5,5)
recoge una noticia de Posidonio: "Sobre la fundación de Gadir he aquí lo que dicen recordar sus habitantes:
que un cierto oráculo mándo fundar a los tirios un estabecimiento en las Coumnas de Hércules; los enviados
para hacer la exploración llegaron hasta el estrecho que hay junto a Kalpe (Gibraltar), y creyeron que los
promotorios que forman el estrecho eran los confines de la tierra habitada y el término de las empresas de
Hércules; suponiendo entonces que allí estaban las Columnas de las que había hablado el oráculo, echaron
el ancla en cierto lugar de más acá de las Columnas, alli donde hoy se levanta la ciudad de los exitanos. Más
como en este punto de la costa ofeciesen un sacrificio a los dioses y las víctimas no fueran propicias,
entonces se volvieron. Tiempo después, los enviados atravesaron el estrecho, llegando hasta una isla
consagrada a Hércules, situada junto a Onoba, ciudad de Iberia, y a unos mil quinientos estadios fuera del
estrecho; como creyeron que estaban allí las Columnas, sacrificaron de nuevo a los dioses; más otra vez
fueron adversas las víctimas y regresaron a la patria. En la tercera expedición fundaron Gadir, y alzaron el
santuario en la parte oriental de la isla, y la ciudad en la occidental".

Noticias sobre las causas de la expansión fenicia.


• Diodoro de Sicilia (V, 35, 4-5)
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 22
La atribuye a la búsqueda de metales y hace incapie en el intercambio desigual que les proporcionó grandes
ganancias: "Siendo desconocido este uso (de la plata) entre los naturales del país, los fenicios lo utilizaban
para sus nancias comerciales, y cuando se dieron cuenta de ello adquirieron la plata a cambio de pequeñas
mercancías. Así, los fenicios que la llevaron hasta Grecia y Asia, y todos los otros pueblos, adqurieron
grandes riquezas. Hasta tal punto se esforzaron los mercaderes en su afán de lucro que cunado sobraba
muchaplata porque los barcos estaban llenos de carga, sustituían el plomo de las anclas por plata".

• Pseudo Aristóteles (mir., 135)


Insiste en este carácter: "Se dice que los primeros fenicios que navegaron hacia Tartessos obtuvieron tal
cantidad de plata a cambio de aceite y otras mercancías que habían traido, que no podían aceptara ni tomar
más, por lo que se vieron obligados al regresar de estos lugares, a fabricar de plta todos los objetos de uso
corriente, incluidas todas las anclas".

• Salustio (Bel. Yug., 19),


Por su parte, da una explicación totalmente distinta al afirmar que: "Más tarde los fenicios, unos para
disminuir el exceso de pobación en su país, otros por ansias de poder, captándose a la plebe y a otras
gentes ávidas de aventuras, fundaron en la costa Hipona, Hadrumentum, Leptis y otras ciudades, que,
habiendo prosperado mucho en poco tiempo, se convirtieron en defensa o motivo de gloria para sus
metrópolis".

• Gregorio García,
'El origen de los Indios de el Nuevo Mundo e Indias occidentales' (1607).
ORIGEN DE LOS INDIOS DEL NUEVO MUNDO
GREGORIO GARCIA
LIBRO QVARTO
CAP. XXII. De la decima Opinion, donde se prueba, que los Indios proceden de Fenicianos. (§.II.)

§. II. Aunque fuesen Letras las que vsaron los Fenicios, pudo preceder à ellas la invencion de las Figuras, i
mantener despues vnas, i otras
Es verdad, que (como queda advertido) Plinio, i otros Autores entienden à nuestro famoso Español Lucano
de Letras solamente, i no de Figuras significativas de las cosas, antes que los Egypcios conociesen los
Biblos, haciendo à los Fenicios inventores de ellas; i en este concepto van Chapusoto, Bosco, i sus
Comentadores, i Traductores.105 D. Juan de Jauregui,106 con mas elegancia que propiedad, dice:
Se armò el Fenice, cuio estudio atento
Diò al mundo, sin Membranas, ò Papeles,
Firme escrito, caracter, i elemento
De la voz, i palabra indicios fieles,
Aun del hervaje, i folto, el pulimento
No vsaba Egypto, ni las toscas Pieles.
Solo eran cifras del concepto oculto
Rudos entalles de diverso vulto.
Antes Martín Laso de Oropesa traduce107: Vinieron los Fenicios (si es verdad lo que se cuenta) que
inventaron Letras, e intentaron poner en tales Figuras (aunque toscas) la memoria de las cosas, para que
permaneciese, que aun Memphis en Egypto no sabia adereçar el Papel de aquellos Juncos, ni tenia Letras,
para que lo querer, que con esculpir en Piedra, Aves, i otras Fieras, i Animales, significaban108 con varias
sentencias lo que querian encomendar à la memoria.
El fundamento de esta inteligencia109 consiste en la antiguedad de las Letras Fenicias, como se ha dicho,110
negando pueda entenderse Lucano de Figuras pintadas en Pieles, ò otras superficies, para significar sus
conceptos; i llega Pedro Le Seine111 à reprehender de ignorancia entenderle de otro modo.
Persuaden este dictamen, demàs de los referidos, Diodoro, Philon, Ephoro, Tacito, S. Isidoro, i la comun
sentencia de los Eruditos, que asegura haver llevado Cadmo Fenicio, las Letras à Grecia; Lope de Vega:
Y de ella (Fenicia) de Agenor el heredero
A Grecia trajo las que estima tanto.
Y enseñado à los Griegos à escrivir, i à formar Libros, como dice Zenon Zenodoto, de
Zenon en Laertcio:
Si Patria es Phœnix quid tum ? fuit hac quoque Cadmo,
Patria que Græcis prima elementa dedit.
Como tradujo Emilio Porcio en Suidas:
Sum Patria Phœnix, quis livor ? Junt tamen ille.
Cadmus cui debet tota Grecia Libros.
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 23
Que en Castellano suena:
Es mi Patria Fenicia, soi el Cadmo,
A quien los Libros debe toda Grecia.
Que embidia, pues mi fama menosprecia.
De que facilmente se puede inferir, que introduxo en Grecia las Letras, que havia aprendido en su Patria, i
que no fue Cadmo inventor, sino restaurador de las que Grecia havia perdido, ù olvidado, con sus
calamidades, i desventuras, como se ha dicho.
El doctísimo Atanasio Kircher,112 asombro del Orbe erudito, Varon conocido sobre las Estrellas, no solo quiso
que llevase Cadmo Letras à Grecia, sino Lengua i Arithmetica, afirmando, que todo era de los Egypcios, de
cuia Nacion sospecha que fuese, fundado en Eusebio, de que le hablarà adelante; cuio dictamen, demàs de
Zenodoto,113 Ephoro, i otros, destruie Sanchoniaton, antiguo, i venerable Historiador de los Fenicios, que
tradujo en Griego Philon Biblio, que viviò en tiempo de Memnon, i sus sucesores, como dice Porphirio,114 i
aun no se libraron asi de perecer sus Obras, salvando la traduccion algunos fragmentos, que tienen la maior
veneracion de los Doctos, de que puede verse à Heurnio,115 i otros.
Todos afirman haver sido Cadmo Fenicio,116 i el nombre le constituie Cadmoneo, que es lo mismo que Heveo
oriental, porque dieron el nombre de Cadmoneos à los Hebreos,117 que poblaron el Monte Hermon, parte
Oriental de Canaan118: i siendo asi, no es creible que llevase Letras, i Lengua, distintas de las Naturales, ni
aunque supiese la Egypcia,119 i Fenicia perfectamente, Idiomas diversos, i no menos los Idolos, è Idolatria
(segun dice S. Anastasio) aunque Volsio cree ser conformes ambas Naciones en ella, i en el cuidado de
descubrir nuevas Tierras,120 navegando, i poblarlas; pero quando la ambicion, i codicia fuese semejante en
ambas Naciones,121 el odio entre ellas, desde la Dinastía de los Pastores (que consta de Manethon, i se halla
en Julio Africano)122 era irreconciliable, por las crueldades que hicieron, los Templos que derribaron, i
maldades que cometieron en Egypto, como dice
Josepho.
Demàs, que jactandose los Fenicios, segun Genebrardo,123 de ser inventores de la Arithmetica, es difícil que
llevase Cadmo Letras, Lengua, ni Artes Egypcios à Grecia, i la Arithmetica Fenicia; porque aunque es cierto
se vsò la Idolatria Egypcia,124 i sus Ritos en Grecia, no fue en Tebas, sino en Atenas, i otras partes: mas no
confesaban los Griegos, que debiesen sus Ritos à Egypto: antes al contrario afirmaban, que de Atenas los
havian llevado à Egypto, haciendo à los Saytas, o Sacerdotes Gitanos, descendientes de los Atenienses, asi
para engrandecer su Tierra lo dixeron Phanodeno, i Calistenes, guiados de su vanidad, contra la verdad que
aseguran Diodoro, i Teopompo, los quales ingenuamente añaden, que toda la sabiduría, i Ritos de Atenas, i
de los demàs Griegos, proceden de los Fenices, i Egypcios.125
Con que no probandose, especialmente la calidad de los Ritos en Tebas, fundacion de Cadmo, cesa la
presuncion de Kircher, como lo reconocen Ludolfo, i otros.126
Por ser Cadmo Fenicio, dàn el nombre de su Patria à las Invenciones, o Artes que llevo à Grecia: asi se ve
en las Letras, que Diodoro, Plutarco, i otros llamaron Fenicias,127 aunque Camon, referido por Miguèl
Apostolio128 diga, que debieron el nombre à Fenix, Hija de Acteon, i Hermana de Aglauros, sin mas raçon que
la alusion del nombre.
Es de maravillar, que se atreva à quitar esta gloria à Cadmo, à quien tanto engrandecieron los Griegos, pues
Eusebio, i otros le hacen Hijo de Agenor, i Hermano de Belo, i Busiris. Apolodoro,129 dando à los tres, por
Padre, à Neptuno, i Libia, hija de Epapho, Rei de Egypto, que dicen naciò de Jone, Hija de Inacho (aunque
Pausanias dice fue Hija de Jaso)130 los Sidonios llevaban mal tan alto origen, i negaron ser Cadmo Hijo de
Agenor, sino su Cocinero, que Bocharto131 entiende Criado del Rei en empleo superior (semejante en
autoridad al que tuvieron Putifar, Arjoc i Nabubzerdan) que Josepho, i los Griegos entienden por
Archimageiron, que es lo mismo que el Archimagiro de Juvenal,132 que significa Cocinero Maior, segun
Buxtorfio, i Chrispino,133 i es verisimil fuese vno de los principales Criados de Palacio, si como dice Diodoro134
fue embiado por Agenor à buscar à su Hija Europa, robada por Jupiter: aunque otros dicen salio huiendo de
su Patria con su Hermana Harmonia, temiendo algun castigo, ò como dice Conon,135 à buscar à Europa, para
fundar Imperio en ella, como lo hiço en Tebas, i que lo demàs es fabula. Suidas quiere fuesen Hijos de Og, u
Ogiges, Rei de Bassanes;136 i no falta quien diga ser Cadmo el mismo que Tiphon.137
Pero en Camon prevaleciò la maglinidad à la costumbre de los Griegos, que sin conocimiento de la antigua
Historia, i Cronología, aplicaban à los Suios quantos sucesos famosos dieron admiracion al Mundo138 entre
los Hebreos, Fenicios, i otras Naciones, robandolas los Heroes, i desfigurando sus Haçañas, para aplicarlas à
sus Paisanos, de que traen testimonios bastantes Bocharto, Pansa, i otros139: aunque en cosas tan antiguas
los disculpa su ignorancia, que nunca pudo penetrar el origen de las Gentes, como dice Polo;140 i asi
Tucidides141 confiesa, que hasta el Tiempo de Artaxerxes, que es el de Nehemias, nada puede averiguarse
entre los Griegos, i por esto sirven tan poco sus Fabulas, para confundir las antiguedades anteriores à la
ruina de Troia.
Siendo cierto, que fueron Fenicias las Letras, que vsò Cadmo, i llevò à Grecia, i estas antiquísimas en su
Patria, parece segura la comun Opinion de los Eruditos, contra las figuras;142 i mas quando usa Lucano de la
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 24

palabra Voz, en singular, i en plural, Figuras toscas, que denota gastaban muchas en fijar, ò escribir vna voz
sola, quando vna de las Figuras solia señalar muchas voces.
Esta objecion tan autoriçada, i otras, que pueden deducirse de ella, debilitan poco el argumento, que consiste
en la conformidad del vso de las Figuras entre Fenices, è Indios;143 pues no se puede negar, que
expresamente dice Lucano,144 que quando los Egypcios esculpian solamente en Piedras, Figuras de
Animales, Fieras, i Aves, usaban ià los Fenicios toscas Figuras, para fijar las voces, como dice Bersmano de
los Geroglificos, que no son Letras, aunque ocupan su lugar, para saber, i declarar las cosas: i asi pudieron
los Fenicios usar todas las Figuras,145 como los Etiopes antes, i los Chinos despues, i delinearlas en materias
ignoradas de los Egypcios;146 con que aunque fuera congetural por ambas partes la inteligencia de Lucano,
debiera prevalecer la que tuviese el apoio de otras Naciones, ià que en la Fenicia no pueda constar.
Si Cadmo fuese inventor de las Letras, ò se las huviera dado Fenix, como dice Alderete,147 havia poco que
hacer en manifestar lo referido; pues el mismo hecho acreditaba que los Fenicios, poblados en diversas Islas,
fuera del Continente de Palestina, è Idumea, havian de tener modo de entenderse ausentes, para el aumento
de sus Poblaciones, i Comercio; pero concediendo, como mas cierto, que aprendiese Cadmo las Letras en
Fenicia, i las introduxese en Grecia, puliendo los Caractères, no ai repugnancia para que en tiempos mas
antiguos se notasen en Fenicia las cosas con Figuras, como prueban los referidos en el c. I. i se inventasen
las Letras despues: por esto dice Cricias en Atheneo,148 segun tradujo Casaubono:
Phœnicum inventum Litera nempè loquax.149
O segun Natal Comite150:
Phœnicum inventum Litera verbi loqua.
Y lo manifestò Casaubono,151 con autoridad de Eustathio, aunque dice, que tambien se entiende de las
Notas; i mas claro Bocharto tradujo el Verso de Cricias, i despues Vvalton152:
Subsidium vocis scriptæ reperta est Tyri.
Porque la figura suple la voz escrita; i aunque suena lo mismo, siendo vnos Tyrios, i Fenicios, le falta la
propiedad en la traduccion de las palabras, i en las de este Verbo solo, se vè ià la misma diferencia, que en
el modo de entender à Lucano. Llamar Alexilogas à las Letras Cricias, es por la alegria que causa saber las
cosas deseadas, quando no pueden contarse153 (como Alexiterios se llamaban los averruncos, de que
vsaban los Gentiles, para arrojar los Males)154 lo qual mejor hacen las Figuras, como dice Casaubono,155 mal
reprehendido de Seine, ò discurridas las Letras, ò aprendidas de otras Gentes, facilmente se irian
introduciendo por la maior facilidad de formarlas, i poco à poco dejarian las Figuras, o las reducirian à menos
numero que ellas, ò à maior que las Letras, como el Alfabeto Ilirico, ò Serviano,156 que tiene 41 Letras, pero
duplicadas algunas Figuras, ò mezcladas; el de los Nubas, que dice Giraldo,157 tenia 47 Letras, que exceden
las de muchos Alfabetos, sin olvidar las Symbolicas:158 i vnas, i otras pudieron aprender muchos, como lo dà
à entender Causino,159 i entre ellos Cadmo, reduciendolas à las 16 Letras, que enseñò en Grecia, las quales
comprehendian todos los sonidos simples del Idioma,160 segun el Autor de el Tratado de la buena
Pronunciacion de la Lengua antigua, que refiere Olao Vvormio, à las quales añadieron despues quatro, ò
cinco Palamedes, i Simonides Milesio, que viviò en tiempo de la Guerra de Media, segun Vossio;161 i los
Etiopes no olvidaron las antiguas Figuras que usaban, por la introducion de las Letras, desemejantes à las
Hebreas primitivas, ò Samaritanas, que son las Fenicias, i aun en el modo de escribirlas, pues los Hebreos
escriben de la mano derecha àcia la izquierda, i los Etiopes en colunas, al modo de los Chinos. Siendo esto
cierto, por què los Fenicios no pudieron introducir las Letras, i mantener las Figuras, que vsaban antes,
solamente para conservar esta Antigualla, como tambien hicieron los Egypcios?162
Es digna de reparar la diversidad de Idioma, Letras, Costumbres, è Idolatría entre Egypcios; i aun parece que
los Etiopes no tuvieron noticia de Letras, Costumbres, i Ritos de los Egypcios, como presume Ludolpho;163
tan lexos estàn de ser Progenitores de los que disputaron (i aun consiguieron, como notando Herodoto, dicen
Xenagoras, i otros)164 la antiguedad con las Naciones del Mundo: aunque Claudiano dice que cedieron à los
Frigios165:
Dat cuncta Vetustas
Principium Phrygibus, nec Rex Ægyptius vltra
Restitit, humani postquam Puer Vberis expers
In Phrygiam primum laxavit murmura vocem

Atribuie à los Etiopes Diodoro ser los primeros que tuvieron Idolos, i siendo Colonia de los Orientales,
descendientes de Chus, Primogenito de Cham, i Padre de Nembrot, no es tan fuera de camino la
ascendencia, como la formacion de la Tierra de Egypto; pues la Escritura dà el nombre de Chàm à Africa, i
Etiopía166: bien que Luciano afirma, que enseñaron la Astrología, i aventajaron en doctrina à todas las
Gentes; i aunque decidiò Moises esta question, diciendo, que Misrrain engendrò à los Ludeos, por lo qual
llamò Festo,167
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 25
Egyptinos à los Etiopes, para nuestro intento consta, que siendo tan diversos en todo, como và referido, se
conformaron en retener las Figuras, vsando las Letras, de que si son ciertos, trae manifiestos documentos
Giraldino,168 por què à los Fenicios se les à de negar lo mismo?
Las Figuras de los Etiopes consta haver sido antiquisimas, i que sin olvidarlas se introduxeron entre ellos las
Letras, parecidas à las Samaritanas, que fueron las primeras Hebreas: i si antes de divulgarse salieron de
Etiopía algunas Colonias,169 llevarian las Figuras à que estaban acostumbrados, i por no usar Letras no se
les podria negar en los tiempos venideros ser Pobladores, porque ià se vsaban en la Tierra de su origen las
Letras,170 i no en las Poblaciones.
En los Egypcios, inventores de la Geometría, segun Vossio, i Volaterrano. (Y aun de Templos, Aras, i
Sacrificios)171 se ve esto, con maior claridad; pues quando Lucano172 dà à los Fenicios la invencion, o el vso
de las Figuras, aun ignoraban los Egypcios, que la materia de los Biblos, o Juncos del Nilo (cuio Papel afirmò
haver visto en Palermo Mercurial173: Salmut quiere sean los Indicos) podia servir para escribir, i pintar en ella,
ni lo supieron hasta los tiempos de Alexandro Magno, si es verdad lo que M. Varron, i Plinio174 dicen; porque
otros hacen mas antiguo su uso (como el del Lino, que principalmente nace en Egypto.) Entonces solamente
esculpian en Piedras los conceptos de su animo, para hacerlos mas durables, de que oi son Testigos las
Piramides, i el Obelisco, que està en el Vaticano, segun Vvormio.175
Y aunque Aldrovando, i Pierio afirman,176 que poco despues del Diluvio introduxeron los Egypcios
Geroglificos, poseyendo solos la Ciencia de entenderlos, ocultando mañosa, i misteriosamente su
inteligencia, para dejarla vinculada à su Posteridad, i privar à las estrañas de ella: esto no excluie, que solo
en Piedras los esculpiesen,177 ni que al mismo tiempo los Fenicios vsasen semejante artificio en todas las
materias, aunque rudamente, que despues admitieron los Egypcios con maior destreça.
De lo qual se deduce la calificacion de lo que se và probando: pues estendido el vso de las Figuras con el
conocimiento de otras materias menos trabajosas, i dificiles de hallar para delinearlos, se introduxeron las
Letras Egypcias (que casi perecieron) por Isis, segun Vives,178 i segun Diodoro179 por Theut, ò el primer
Mercurio (como quieren Tzetzes, Vossio, i otros)180 al qual tienen algunos por el mismo Canaan, Poblador de
Fenicia, i que se le diò este nombre por las Mercaderias, i se califica con los Oficios, o Atributos, que le
daban de Siervo de los Dioses, Presidente de los Caminos, Ladron, i Padre de la Eloquencia;181 pues todo
esto concurria en Canaan, que era Siervo de sus Hermanos, i enseñados por èl sus Hijos, navegaban à
remotisimas Provincias, eran engañosos en los Comercios: i porque inventò las Letras lograba el renombre
de Padre de la Eloquencia, segun Polo.182
No por aprender los Egypcios las Letras, i escrivirlas, olvidaron los Geroglificos, antes lostuvieron en maior
veneracion, destinando los mas notables à los Libros Sagrados, que leìan à los Reies, como refiere
Diodoro,183 i era tan grande la autoridad de estos Volumenes, que juzgaban por ellos las cosas Politicas i
Juridicas del Reino, segun Eliano,184 i otros maravillosos efectos,185 que delineò Miguèl Mayero186: i para que
estos Caractères fuesen mas venerables, i estimados, dividieron sus Geroglificos en quatro especies de
Idiomas, escritos, ò dialectos, el Real, el Sagrado, el Civil, i el Vulgar, en que se comprehendian187 otros
Idiomas de diversas Naciones, que habitaban en Egypto, i se aprendia como las demas Lenguas maternas
con el vso;188 pero el Real, Sagrado (que tuvieron los Babilonios, Etiopes, i aun los Griegos)189 i el Civil,
ignoraban todos los que estudiosamente no se aplicaban à entenderlas, gastando mas tiempo en este
trabajo, que se gasta ahora en aprender Facultad, ò Ciencia. Tanto guardaban los que tenian por
Misterios en los Geroglificos, que entre lo que Cesar deseò saber de Achorea, Sacerdote de Isis, le pidiò la
explicacion de ellos:
Quodcumque vetustis
Inscultum est adytis, profer nosci volentes
Prode Deos.
Que en Castellano suena:
Refiere à los ansiosos de saberlos
Quantos altos Misterios nos esconden
Los antiguos Sagrarios de los Templos,
Haz manifiestos inmortales Dioses.
Porque à los que no se havian criado estudiandolos, era casi imposible entender los Geroglificos, aunque
Maneton Sebenita, Sacerdote de los Idolos, havia trasladado en tiempo de Ptolomeo Filadelfo las Notas
Sacras, que estaban en la Tierra Seradiana.190
Los Chinos vsaban de los Quipos al mismo tiempo que de las Figuras de sus Letras (i puede ser que oi lo
continuen en algunas partes) al modo que los Indios del Peru tenian tambien Quipus, i Figuras; pero con la
diferencia de que en la China prevalecieron los Caractères,191 i Figuras, i en el Peru los Quipus, como se dirà
mas adelante.
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 26
NOTAS
105
(M).o.etus Chapusotus, & (..........) & Josephum. Baptista Pius in ..... Notis, qui ignorabiles Literas
appellat. Philip. bero(i)d. in Comm. & jodoc. Badius fol. 69. & 70. Ioan Sulpit. vbi lupi. ex Mela de
Si.. Orbis, lib. 1. cap. 12. Farnabius, & Giotius in Notis .. Lucan. fol. 116. & 119.
106
Jauregui Pharsal. Cant. 5. Oct. 58.
107
Martin Laso de Oropesa en la Traduccion de Lucano, lib. 3. fol. 32.
108
Curtius lib. 4.
109
Supr. lib. 3. cap. 5. Postell. de Liter. Phœnic. (..). (...).
110
Anton. Mongitot. in App. ad Biblioth. Sicut. §. 3. num. 3. Torquem. Monarch. Indian. lib. (1). cap.
10. tom. 1. Vossius Gramm. lib. 1. cap. 9.
Alderete lib. 3. de las Antiguedades de España, 1 Africa, cap. 33. fol. 446.
111
Petrus Le Seine in Nepenth. Homer. p. 3. fol. 241. Caramuel Leptotatos Lisfert. 1. art. (2). n. 44.
& in App. Phil. lib. 2. cap. 151. Diod. Sicul. lib. 5. Bibl. cap. 58. & seqq. Clement. Alexandr. ex
Philon, & Ephoro dict. lib. 1. Stromatr. Philostrat. lib. 2. de Vitis Sophi(..). Tacius Annal. lib. 2.
Plutarch. in Libell. de Aqua, & Igne, & in Sympos. lib. 9 q. 2. & 3. D..sidor. Origin. lib. 1. de
Ortograph. Euseb. de Præparat. Evang. lib. 10. Auctor Thebaid. a Neandro primi. editus, vers.
17. Timon Cadmi Phœnicia signa ex Versione Gentiani Herbert apud Sextum Empiricum advers.
Mathemati(c)os lib. 1. c. 6. Herm. (...)go d. c 3. & 12. vbi Nigellas Cadmi fili(e)s vocat. Vossius de
i. ist. Græc. lib. 3. fol. 185. & Grammat. lib. 1. cap. 10. ac Comm. eruditorum sentencia a(ff)erit
Job Ludolph. Histor. Ætiop. lib. 4. cap. (1). & in Add. p. 55(0). Lope de Veg. vbi supr. & (...)
dictum supr. lib 4 cap. 22. in fin. Victorin. lib. 1. Ortograph. (...) vers. Cadin(..). (....) & (.....)
Quintilianus. Fr. Paulinus in Dedicat. Problemata ait (i)ndi(a), naturalis, sit (Iu)dicantia verminola
edita Roma. 1671. 4. & Lip(t)iæ 1763. 8.
112
Athan. Kircher. Eodip. Ægypti. 1. 3. (..). 3. Prælu(.)or. v..o. (.....)Ætheranoto. (.......) in Vita Paulini
post el(u)s tractatum de Nuce. Moschata Orbis eruditi (n)upor.
Supr. lib. 1. cap. 21.
113
Zenodot. apud Suid. (s)ela(.). a Bochart. lib. 1. cap. 20 Chanaan.
114
Porphirius lib. 4. Advers. Christian. Hendreich in Sylabo. AA. po(.)t Reipu(.). Carthg. h. v. & v.
Sancho(ni)aton.
115
Heurnio de Antiq. Philosoph. Barbar. lib. 2. tract. 2. cap. 11.
116
Ioseph. lib. 2. contr. Apion. Ephor. apud Clement Alexandr. lib. 1.
117
Pellicer App. ad Monarch. Antiq. Hisp. lib. 7. num. 6.
118
Josue 11. v. 3. Jud. (3)0 v. 3. Bochart. lib. 1. Chanaan. cap. 19.
119
Ioan. Ma(.)rs. vbi sup. Ex Diodor. & Opeemer. Hugo dict. cap. 3. fol. 48. Lil. Gregor. Girald. de
Poet. Dialog. 1. & vide infr. lib. 4. cap. 2(1).
120
Athan. Kircher. in Copticis. Hornius de Orig. Americ. lib. 2. cap. 12. fol. 220.
121
Euseb. in Chron. lib. 1. fol. 28.
122
Zenodot. vbi proxim. Ephor. apud D. Clem. Alexandr. vbi supr. Cadmus erat Phœnix
Sanchoniaton. apud Bochart.
Vossius de Hist. Græc. Alderete Antig. de España, i Africa, vbi sup.
123
Bochart. in Chanaan. lib. 1. cap. 4. c(ol). 3(5)6.
124
Patet ex Psalm. 81. v. 6. & Psalm. 114. & ex (O)e(.)e(f). cap. 42. v. 23. Alderet. Antiq. lib. 2. cap.
2. Bochart. in Phaleg. lib. 1. cap. 25.
125
S. Athanas. in Orat. contra Gentes.
(G)er. Ioan. Vossius de Historia Græc. lib. 3. fol. 185.
Ioseph. contr. Apion. lib. 1.
Genebrard. Chron. lib. 1. fol. 45. Vossius dict. lib. 3. fol. 183.
Patr. Le Seine in Nephent. Homer. p. 4. fol. 238. & seqq. Heurnius Philosoph. Barbar. lib. 2. tract.
2. cap. 12.
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 27
126
Ludolph. in Add. ad Histor. Ætiop. lib. 4. cap. 1. fol. 556. Bochart. lib. 1. Geograph. Sacr. in
Phaleg cap. 10. Scaliger. ad Euseb. Ann. 594.
127
Diodor. lib. 5. cap. 58. Plutarch in Sympos. lib. 2 Prob. 3. Horatius epod. 9.
Pellicer in Phœnic. Diatr. 1. fol. 8. Euseb. in Chron. fol. 32. Non. Dionis. lib. 6.
Hinc Punicæus color. Salmas. in Exer(c)i(t). Plin. ad Solin. fol. 322. Claudian. de Rapt. Pors. lib
2. Crastina Puniceos, & c. Lucan. Pharsal. lib. (6). & ibi. Ioan. Sulpic. fol. 150. & Phœnicia, Diog.
de Vit. Phil. in Zenone lib. 7. Meursius in Mantis de Luxu Romanor. cap. 5. fol. 57. Bochart. in
Hieroz. lib. 5. cap. 4. Valtrinus de Re Milit. lib. 3. fol. 213. Voss. Ætimolog. fol. 451.
128
Ex Camon Mich. Apostolius à Vossio relatus de Arte Grammat. lib. 1 cap. 10. & de Historicis
Græcis lib. 3. fol. 265. Meursius de Regn. Athen. lib. 5. cap. 6. fol. 29.
Euseb. in Chron. Ovidius lib. 4. Metam. (.)orient de Rebus Gest. D. Paul. lib. 1. fol. 244. & natus
Agenore Cadmus. Fisciola Horar. succ. lib. 19. cap. (1)3. fol. 1460.
Diodor. lib. 4. fol. 211. & lib. 5. fol. 238. Euhemerus apud ch. lib. 14. Gei(p)m(.)osoph. Salmas.
cap. 7. & Salm. fol. 23. tom. 1.
129
Apolodor. Bibl. lib. 2.
130
Pausan. in Corinth. f. 58 & 149.
131
Bochart. in Chanaan. lib. 1. cap. 19. in princ.
132
Juvenal. Satyr. 9. v. 109. hin. (....)
133
Buxtorf. Lex. Chaldaic. c. 181. 149. & 1170. Chrisp. in Lexic. Græc. Latin. fol. 301. c. 1.
134
Diodor. lib. 5. Bibl. fol. 215. Apolod. d. lib. 2. & eo relat. Conon apud Photium Cod. 186. Narr. 32.
Nonius Dionis. lib. 4.
135
Conon dict. loc. Narr. 37. & ibi Schot. fol. 440.
136
Horn. de Orig. Amer. lib. 2. cap. 3.
137
Bochart. in Præf. Chanaan. fol. 326.
138
Infr. Latius . 4. h. Cap.
139
Bochart. In Chanaan, & Discurs. de Naaman. Mutius Pansa de Osculo Philosophicæ Etnicæ, &
Christianæ. Pellicer in suo Beroso, fol. 46.
140
Polo in Synops. Critic. S. S. ad cap. 10 Genes.
141
Ex Tucidid. Bochart. In Præf. Chanaan. fol. 325.
142
Ioan. Tzetzes Chiliad. 5. v. 815. & 829. Chiliad. 10. vers. 443. Chiliad. 12. v. 79 Scoliastic. Eurip.
in Phœnisa, v. 641. Schoilast. Aristophan. In Ra(.)is, Act. 5. Scen. 1.
143
Alderete Orig. lib. 3. cap. 7. & Antig. lib. (2). cap. 1. fol. 179. Theodor. Zuinger. in Theatr. Vit.
Hum. tom. 2. fol. 108(6) & 1090.
144
Lucan. sup. dict. lib. 3. Pharsal.
145
Vossius de Art.. Gram. lib. 1. cap. 7.
146
Argum. leg. (1). de vent. insp. leg. Si fundo 13. FF. de evict. Treuler. cons. 117. num 51. Paul de
Castr. cons. 237. & 372. Menoch. cons. 390. 1. Everard. in Topicis, leg. 79. n. 77. Zeper. in Cyn.
legal. cap. 41. num. 18. & seqq.
147
Alderet. dict. cap. 1. lib. 3. & ibi ex Ange.lo Roca in Biblioth. Vatican. Alphabet. Punicum, vt
di.etur (...) & Syrum pronunc. lat, fol. 177.
148
Sup. §. 1. h. c.
149
Atheneus lib. 1. Deimnopsoph. Alderet. lib. 1. cap. 24. In Princ.
150
Natal Comit. in vers. Athen. lib. 1. cap. 25. fol. 47.
151
Casaubonus in Animadvers. ad. Athen. cap. 22. ex Eustathio in Comm. ad. Odis. lib. 14.
152
Vvalton Prolog. 2. Bibl. Polyglote in 6.
153
Eustathius vbi sup. Lambinus ait Iunium in Adagio Phœnicum Mendatium Grammata Ioxiloga,
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 28
legere.
154
Boxhornio, Samberto, Seldeno, Greg. Mich. in Caffarell. fol. 203.
155
Casaubon. dict. cap. 22. Animadvers. Petr. de La Seine Nepenthes Homeri p. 5. fol. 140. & 141.
156
Vt videre est apud Bonaventur. Hephurnum in 70. Alphabet. edit. Rom. 1616.
157
Lil. Greg. Girald. Histor. Poetic. Dialog. 1.
158
Tzerzes Chiliad. 10. Histor. 332. Carol. de Neap. in Anaptyx. ad lib. 1. Fast. Ovid. Not. 196.
159
Nicol. Causin. ex. Plat. & aliis in Symbolica Ægyptorum sapientia in princip. vers. Ex quo
apparet.
160
Ex Plin. Dionis. Halicarnas. & Plutarch. Vvormius de Literat. Runic. cap. 11. Alderete dict. lib. 3.
cap. 33. fol. 446. & lib. 2. cap. 1. fol. 1 6. Pellicer in App. lib. 7. num. 6. Ex Auctor. de Veteri, &
recta Linguæ Pronuntiatione, Vvormius dict. cap. 11. fol. 74.
161
Vossius de Poet. Græ. cap. 3. & 4. Voltterr. lib. 18. fol. 645. Leon origen da Lingoa Portug. cap.
4. de quibus latius videndi sunt Montfaucon in Palelogia Græca, & S. August. Calmet in Diss in
Exod. de primis, & antiquioribus Literis Græcorum, & Latina, & antea brebius. Guill. Postell. de
Phœnicum Literis seu de Prisco Latinæ & Græc. Linguæ Caracte.c ear.que origine, & vsu.
Diodor. Sicul. lib. 3. Hermen. Hugo dict. cap. 8.
162
BeterlincK Theatr. Vitæ Human. Lit. S. fol. 128.
Supr. lib. 3. cap. 4. fol. 257.
163
Ludolph. Hist. Ætiop. lib. 4. cap. 1.
164
Xenagoras Historico, Leandro, Nicanor. Archemach. & aliis apud Scholiast. Athæn. lib. 4. fol.
192. Otto Heurnius Philosoph. Barbar. lib. 2. cap. 13. tract. 2. vbi rationes collocat Damasius in
Vita Isidori Philosophi apud Photium Cod. 242.
165
Claudian. in Entrop. lib. 2. Tzezes Chiliad. 4. Histor. 2. vbi de Becesselenis Mattheus Polo in
Synops. Critia Sac. Scriptur. ad cap. 10. Genes.
166
Ex Anton. Augustino, Javelo, & Garibay lib. 1. cap. 7. Histor. Matute Prosapia de Christ. edad 2,
cap. 2. §. 4. & cap. 5. §. 7. & 3 edad, cap. 1. §. 4. & 5. fol. 111.
Ex Diodor. lib. 1. Genebrard. in Chronic. lib. 4. fol. 153.
Euseb. Chron. fol. 26. Genes. 10. v. 8.
Bochart. dict. lib. 4. Phaleg cap. 24. Matute Prosap. de Christ. edad 2. cap. 2. §. 2.
Ex D. Epiphan. S. Hieronim. Isidor. & Ioseph. D. March. Mondej. in suis Originb. Hispan. p. 1.
Disq. 8. cap. 6. Calmet. in Dict. Histor. tom. 1. fol. 239 v. Cham. Georg. Horn. de Origin. Gent.
Amer. lib. 2. cap. 13.
Francisc. Suvercio in Athen. Belgic. de Academiis fol. 67.
167
Ex Festo, Bochart. Phaleg. lib. 4. cap. 26. n. 4.
168
Giraldin. in Itiner. lib. 4. cap. 69.
169
Vvalt. in Prolog. 2. Bibliæ Polyglotæ, n. 6. & seqq.
170
Vossio lib. 2. cap. 10. de Nat. Art.
171
Herodot. lib. 2. cap. Volaterr. Comm. Vt lib. 55. fol. 1291.
Dieteri(c). Antiq. Bib. in Prolegom. fol. 22. & ad (...)ias cap. 18. v. 12. fol. 184.
Olaus Vvorm. Liter. Runic. cap. 23. Nicol. Causin. vbi sup. vers. Anastasius quoque.
172
Lucan. dict. lib. 3. & ibi Beroaldus, Sulpicius, & Hortensius.
173
Mercurial lib. 1. de Morbis Cutaneis, cap. 9. Salmuth in Comm. ad Pancirol. lib. 2. tit. 1. fol. 65, &
66.
Lancell. Hogg. Disc. 7. p. 2. fol. 127.
174
Ex Marc. Varr. Plin. lib. 13. cap. 11. Philip. Beroald. in Lucanum lib. 3. fol. 69. Hugo dict. cap. 11.
Melch. Guilaud. lib. de Papyr. & Scaliger. in Animadvers. ad eum Pellicer in Lect. Solem ad
Go(r)gor. col. 47.
Hugo de Orig. Scrib. cap. 10. fol. 96. Otto Heurn. Philosoph. Barbar. lib. 2. Indiæ tract. 2. cap.
17.
LOS FENICIOS Por Guillermo Daniel Ñáñez 29

D. Hieronim. in Ezech. March. Mondej. Orig. Hispan. p. 1. Disq. 7. cap. 2. tom. 2.


Dieteric. Antiq. Bibliæ in Job cap. 19. v. 23 & 24. fol. 304. & 305.
175
Vvormius dict. cap. 23.
176
Aldrovand. Ornithol. dict. lib. 1. fol. 70. Pier. in Dedicat. Hieroglif. Herodot. dict. cap. 4.
177
Hermippus apud Athænei, lib. 1. Geimnosoph. ex Ægypto pendentia Vela, & Variæ Chartæ.
178
Ioan. Ludov. Vives in Comm. ad D. August. de Civitat. Dei, lib. 18. cap. 3. Genebrand. in
Chronic. Ann. 239. fol. 67.
179
Diodor. lib. 2. Bibl. Plutarch. Symp. lib. 20. p. 3. Plat. in Philæbo.
180
Kircher. in Oedipo Ægypt. tom. 3. Diatt. 2. (vbi Inventas a Mercurio deferibit) Philo Biblius ex
Sanchoniatone quorum verba affert Bochart. in Chanaan. lib. 1. c. 42. Voss. Grammar. lib. 1.
cap. 7. Tzetzes Chiliad. 5. Histor. 1.
181
D. August. de Civitat. Dei, lib. 17. cap. 14. Anton. Verdier. de Imag. Deor. fol. 28. cum aliis D.
Melch. de Valencia Illustrium, lib. 2. tract. 3. cap. 1. tom. 10.
182
Polo in Synops. Criticor. S. S. cap. 9. Genes. col. 112.
183
Diodor. lib. 1. cap. 3.
184
Ælian. lib. 14. de Var. Histor. cap. 34. Bobadilia in Politica, lib. 2. cap. 17. num. 10. vers. Bien
consta.
185
Vossius dict., lib. 1. cap. 14.
186
Michael Mayerus Arcana Arcanissima, seu de Hieroglificis Ægyptogrecis, &c.
187
Petrus Anglicus Discurs. de Hierogliph. Ægypt. edit. 1563.4.
188
Bochart. lib. 2. Geograph. Sacr. cap. 17. col. 773.
189
Caramuel in dict. cap. 141. ex Philon. & Clement. Alexandrin. Ca(non). vbi supra, vers. Verum
Ægyptii, Vlises, Aldrovand. Ornitholog. lib. 1. fol. 70. Pier. Valer. in (Æ)pist. Nuncupat.
Hieroglifico. vbi de Sacra. Lancellot. in Hoggid. Disteg. 7. p. 2. fol. 131.
Lucan. Pharsal. lib. 10. vers. 179. Plura apud Ioan. Baptistam Casa(..)um in Vetustiorib.
Monumentis Sacræ, Prophanæque Religionis erudite ad notata edit. Romæ 1646. 4. Et in simil.
Macrobius lib. I. (S)aturnal. cap. 7. Nam ocultas, & manantes ex meri veri fonte rationes, neque
in iusis quidem Sacris enarrari permititur, sei si quis illa assequitur, continere intra conscientiam
te (.)as iubetur.
190
Herm. Coringius de Prisca Hermet. Medic. lib. 2. cap. 14.
Euseb. & Syncello, Voss. Gramm. lib. 1. cap. 14.
191
Infr. cap. 23. h. Lib.

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