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REFLEXIONES PARA ARBITROS

CONTENIDO

1. LA PRACTICA DEL COMPROMISO

2. EL ÁRBITRO DEBE SER EFICIENTE O EFICAZ.

3. ANTICIPESE Y LOGRE LOS MEJORES RESULTADOS.

4. LA NORMA DE VENTAJA, EL DOLOR DE CABEZA PARA LOS ARBITROS.

5. DEJAR JUGAR NO ES LO MISMO QUE DEJAR PEGAR.

6. EL SECRETO DE SABER DELEGAR Y TRABAJAR EN EQUIPO.

7. LA FAMA: CUANDO SE LE SUBE A LA CABEZA AL ARBITRO.

8. ¿ES USTED UN ÁRBITRO FIABLE?

9. EL FESTEJO DEL GOL.

10. LOS JUGADORES PRUEBAN A LOS ARBITROS.

CARLOS OMAR CEBALLOS


LA PRÁCTICA DEL COMPROMISO

Un árbitro comprometido es aquel que cumple con sus obligaciones haciendo un poco más de lo
esperado al grado de sorprender a propios y extraños, porque vive, piensa y sueña con sacar
adelante su trabajo, es productivo, busca como esforzarse, en otras palabras va más allá de lo
que supone en principio el deber contraído con su profesión; es feliz con lo que hace hasta el
punto de no ver el compromiso como una carga, sino como el medio ideal para perfeccionarse.

Póngase la camiseta: Es común hablar de "ponerse la camiseta", dicho muy apropiado cuando
hablamos de compromiso, pues la idea es que quien trabaja para un fin se sienta parte de él,
como si fuera algo propio y no lo haga sólo por hacerlo o porque recibe una retribución a
cambio. Este es la base para producir cualquier tipo de cambio; la clave de los logros radica en
la capacidad que posee cada arbitro en comprometerse con lo que hace en un terreno de juego,
tiene que ver con la posibilidad de crear nuevas prácticas en su manera de hacer las cosas.

Cuando no existe: El hecho de que un árbitro acepte formalmente la dirección de un partido en


cualquier categoría, hace suponer que conoce todos los aspectos, alcances y obligaciones que
conlleva su juzgamiento, la realidad es que cree cumplir a conciencia solamente por sancionar
faltas, amonestar, descalificar o expulsar jugadores y concluirlo; sin embargo, la falta de
compromiso se debe a descuidos voluntarios, pero principalmente a la pereza, la comodidad, al
egoísmo y la prepotencia que demuestra dentro del mismo.

Comprométase ahora: A veces un árbitro cree que sólo puede asumir aquello que su sentido
común le muestra como posible o factible sin darse cuenta que cuando se compromete consigue
lo que no tiene, cualquier ejemplo de cambio significativo empieza con alguien que se ocupa de
una posibilidad que era vista hasta ese momento como "improbable"; algunos silbatos creen que
el compromiso es sólo una palabra insignificante, otros por el contrario lo consideran
importante cuando hablan de él, sin embargo muy pocos lo hacen importante a la hora de
ponerlo en práctica.

Fenómeno esencial: Considerar el compromiso como un fenómeno esencial para coordinar


acciones con los compañeros y colaboradores, se convierte en la base para producir cualquier
tipo de cambio. La clave de los logros dentro del arbitraje radica en la capacidad que se posea
en comprometerse y responder posteriormente por actos y decisiones que se toman; este valor
tiene que ver con la posibilidad de crear nuevas prácticas en las maneras de arbitrar e interpretar
los partidos pues sólo así se será consciente de la nueva responsabilidad que se quiere contraer.

CARLOS OMAR CEBALLOS


EL ÁRBITRO DEBE SER EFICIENTE O EFICAZ

¿Ser protagonista del espectáculo o pasar desapercibido? ¿Permanecer serio e inaccesible o


mantener un diálogo fluido con los jugadores? Estas y otras preguntas rodean al mundo del
arbitraje en todas sus categorías, no obstante, todos quieren adoptar el mejor rendimiento en los
terrenos de juego, pero ¿Cuáles son los principios fundamentales para convertirse en un árbitro
eficaz o eficiente? ¿Sobre cuál se debe trabajar?

La eficiencia vs la eficacia
El árbitro es eficiente cuando realiza bien la tarea que se le ha encomendado y se le considera
apto, capaz y competente, al tiempo que destaca la necesidad de tomar decisiones ajustadas
técnica y disciplinariamente a las demandas del juego en un clima de respeto y autocontrol;
mientras que el árbitro eficaz es aquel que da buenos resultados, y logra los objetivos. La
eficacia, se enfoca en los recursos que se tienen para arbitrar y el utilizarlos de la mejor manera
posible.

Combine las dos


¿Se puede ser eficiente sin ser eficaz? ¿Qué tal ser eficaz sin ser eficiente? La respuesta a ambas
interrogantes es afirmativa, aunque las anteriores definiciones ilustran la posibilidad de trabajar
eficaz o eficientemente, prescindiendo de una u otra habilidad, lo ideal es ser eficiente y eficaz
para poder ser fructíferos, entonces eficiencia más eficacia es igual a productividad, si se ve
desde este punto de vista la combinación de los dos términos en la realidad van a ser de cada
arbitro un elemento más competente a la hora dar resultados en los partidos.

En los partidos
En la vida real existen muchos árbitros que cuentan con talento y muchos conocimientos, sin
embargo, a pesar de que los utilizan de la mejor manera posible en cada uno de los partidos
fracasan en la consecución de sus objetivos. Por otro lado, otros derrochan sus habilidades y aún
así logran llegar alcanzar sus propósitos. Los menos exitosos son los que aprovechan al máximo
los recursos con que cuentan pero son eficaces o eficientes; y otros, aún con pocos recursos,
aplican estas dos características y logran resultados fabulosos convirtiéndose en competentes, la
clave es entonces la armonía entre las dos.

Reúna las condiciones


El estudio del reglamento con sus actualizaciones, la experiencia, la preparación de los partidos
mediante la observación de videos, la confianza en sí mismo, el equilibrio para tratar a los
jugadores, la concentración en su cometido y en las alternativas del juego y el asumir los
desaciertos como fuente de aprendizaje; son algunas de las formas de trabajar estas dos
cualidades. El error al tomar una decisión en el terreno de juego no debe condicionar las
decisiones posteriores hacia alguna de las mismas.

CARLOS OMAR CEBALLOS


ANTICIPESE Y LOGRE LOS MEJORES RESULTADOS

La anticipación es una herramienta psicológica por medio de la cual un árbitro advierte o


previene a un jugador cuando realiza o va a realizar una determinada acción consiguiendo con
eso ponerlo en alerta, estar un paso adelante y evitar futuros inconvenientes con él y los demás
jugadores. Es una técnica que muy pocos silbatos ponen en práctica, pero que da muy buenos
resultados, ayuda a encontrar soluciones efectivas en los encuentros deportivos cuando el juez
lo requiere y el jugador o los jugadores hacen caso omiso a las recomendaciones dadas.

Definición orientada
Es la capacidad del organismo para actuar de forma adelantada en los parámetros espacio-
temporales con respecto a la acciones de los deportistas dentro de los campos de juego, es decir,
es la habilidad del cerebro para anticiparse al futuro. Esta representa la manifestación de la
actividad “conocedora” del árbitro, que le concede en respuesta a los estímulos en el presente,
prever los acontecimientos futuros utilizando la experiencia y además estar preparado para
encontrar la solución más acertada.

Niveles de manifestación
Cuatro niveles se manifiestan en la anticipación, el primero el subsensorial, corresponde a las
predisposiciones y a los movimientos inconscientes que realizan los jugadores, y al conocerlos
permiten establecer qué van a hacer seguidamente; el segundo es el perceptual, se caracteriza
por dividir las acciones de los deportistas por adelantado e imaginar las posibles reacciones para
seleccionar precisamente aquella que responde al siguiente paso, es importante esclarecer los
efectos de las situaciones a solucionar en un encuentro deportivo.

Más allá de lo que se ve


El tercero, es el de representación, esto significa que el árbitro se orienta no sólo en lo que ve
delante de él, sino también en aquello que está fuera de su campo visual, en aquello que aunque
todavía no está pero puede ocurrir; el cuarto es el nivel lógico-verbal, en este la generalización y
clasificación de las acciones se encuentra relacionada con el aumento de la influencia de las
palabras y con la utilización del lenguaje externo e interno que utiliza el jugador, el identificarlo
le permite conocer con seguridad hasta dónde puede llegar por lo que dice o hace.

En el posicionamiento
La característica esencial de la anticipación radica no solamente en el adelanto al espacio y al
tiempo, sino también en el nivel de exactitud y complemento del pronóstico. Para concluir, un
árbitro debe manejar la anticipación tal y como dice el conocido refrán “cuando el jugador
viene, él ya debe ir”, esto también es aplicable a la ubicación porque además de conocer para
qué lado va el jugador, puede escoger el lugar más apropiado para posicionarse dentro del
terreno de juego; de igual forma una vez desarrollada esta cualidad podrá intuir en qué dirección
van los jugadores y el balón, pues es allí en donde van a estar los conflictos.

CARLOS OMAR CEBALLOS


LA NORMA DE VENTAJA, EL DOLOR DE CABEZA PARA LOS ARBITROS

Muchos arbitros utilizan habitualmente el termino Juegue, avance, continue, siga... pero muy
pocos saben que significan esto terminos y que casos especificos deben considerarse como tal.

Supongamos que para alcanzar un objetivo es imprescindible atravesar un río caudaloso, sería
imposible hacerlo si quien lo va a pasar no sabe nadar; en el arbitraje es igual, los árbitros deben
conocer de antemano en forma teórica y práctica todas las situaciones u acciones que tienen
como finalidad lograr la consecución de un gol en la portería contraria, de esta situación se
derivan dos escenarios, el primero es conocer cuándo un jugador lleva un avance con
posibilidad clara de marcar gol; y el segundo es saber cuándo el jugador va en un avance
comprometedor.

Proyección a la portería
En este artículo se tratará específicamente el avance comprometedor, para iniciar con la
definición se dice que un jugador lleva una aproximación de este tipo cuando en el momento de
ir o no hacia la meta contraria puede con su accionar colocar al compañero, a él mismo o al
equipo en una situación ventajosa para lograr una clara opción de gol; esta circunstancia puede
presentarse en el área de meta contraria, en sus cercanías incluyendo la mitad del terreno de
juego en la franja mas alejada de la línea medianera donde exista proyección a la portería
contraria.

Acciones que lo impiden


Este tipo de avance se puede ver entorpecido cuando un jugador utiliza diferentes medios y
acciones como, tropezar imprudentemente, sujetar al adversario evitando que este obtenga el
balón, o cometer zancadilla o cualquier otro tipo de falta; tales hechos son consideradas como
conductas antideportivas y se castigan con tarjeta amarilla.

Para tener en cuenta


Los aspectos que debe tener en cuenta un árbitro a fin de comprobar que la acción es una norma
de ventaja es, la distancia entre el defensor y la meta; la posibilidad que tenga el jugador de
controlar o hacerse al control del balón; la dirección en que se juega; la posición de los
defensores que intervienen en la acción; las posibilidades de pasar el balón que tenía el jugador
que sufrió la falta, entre otros. Un elemento esencial que debe contemplarse en el momento del
ataque, es la inferioridad o superioridad numérica de defensores y atacantes en la zona activa de
juego donde se entorpece la acción.

Aprender a diferenciar
En cierta forma un partido de fútbol de salón es como atravesar un río caudaloso, se puede tener
excelentes árbitros y objetivos tácticos muy definidos para juzgarlo, pero si estos no son
adiestrados para discernir sobre ciertas acciones que se presentan dentro del mismo dichos
objetivos estarán perdidos. Por eso se deben formar jueces llenos de iniciativa y con la
seguridad de que no llegarán a improvisar durante la competencia, sino que en el campo sabrán
diferenciar las situaciones que aunque parecidas nunca serán iguales.

CARLOS OMAR CEBALLOS


DEJAR JUGAR NO ES LO MISMO QUE DEJAR PEGAR

El reglamento del fútbol de salón en dos de sus principales reglas, le da al árbitro la facultad
para permitir la continuidad del juego, las regla 9 y 10 las cuales hablan de la norma de la
ventaja, las faltas y las conductas antideportivas; juntas leyes en su espíritu encierran el no
favorecer al equipo que comete la infracción, ya que el salonismo es un juego de contacto, viril
y es un espectáculo; por tal razón no se puede estar pitando a cada rato ni concediendo faltas a
cada jugador que se deja caer apenas lo rozan, si esto se hiciera desesperaría a los participantes
y a los mismos aficionados.

Riendas cortas y largas


En todos las capacitaciones se predican y se entrenan a los árbitros para que les den fluidez a los
partidos en los que participan, pero muchos árbitros malinterpretan esta situación y en vez de
dejar jugar terminan permitiendo que estos se “calienten” debido a que no saben poner a tiempo
freno al juego brusco y mal intencionado; por el contrario autorizan el “siga, siga” y cuando
quieren tomar los correctivos disciplinarios los encuentros ya se les han salido de las manos. Lo
importante entonces es saber cuándo conducir el partido y dar rienda suelta y cuándo tomar las
riendas de una manera corta para que no se desvirtúe.

Diferencias profundas
Dejar jugar es permitir que los salonistas disfruten de su deporte dentro de los cánones del juego
limpio, que estos se diviertan driblando a los contrarios, recuperando y pasando el balón;
teniendo en cuenta que dentro de estas situaciones se pueda consentir “una que otra” patadita u
entrada imprudente y hasta brusca sin que estas conlleven a la pérdida del control total del
partido. Dejar pegar es consentir que los deportistas tomen la justicia por su propia mano al no
encontrar quién corte a tiempo los quites deslizantes, los planchazos y las entradas peligrosas
que pongan en peligro su integridad, o que no frenen en su justa medida la reiteración de las
faltas que les hagan, las dos cosas son bien diferentes.

Normalidad del juego


Dar la continuidad no sería objetable si no degenerara tan seguido los partidos en peloteras,
donde cada jugador se defendiese como pudiera o jugase como quisiera contrariando al espíritu
del juego, sin embargo, algunos silbatos amparados en la continuidad no castigan con roja
directa el juego brusco grave, otros por el contrario permiten acumular y acumular faltas sin
amonestar para no descalificar por dos amarillas o expulsar. Lo que se debe hacer es dar la
continuidad en su medida justa pero no priorizarla sobre la normalidad y el completo equilibrio
del juego, esto conlleva al correcto balance de los partidos sin permitir que una u otra se
inclinen hacia su respectivo lado.

Método particular
Aplicar las reglas con más rigor, hacer presencia en la jugada, estar en todo, incluso donde
realmente no se tiene que estar para ver las acciones, son muestras de querer dar continuidad y
mantener la normalidad de los partidos. De esta manera el método que inventa cada árbitro para
lograr que los jugadores jueguen y no peguen puede dar resultado, siempre y cuando no lo
establezca cuando el partido se vaya acabando o cuando no haya nada que hacer. Si las señales
desde la conducción arbitral son firmes, habrá oportunidades de eliminar la violencia dentro de
la canchas y diferenciar los dos términos de una manera acertada.

CARLOS OMAR CEBALLOS


EL SECRETO DE SABER DELEGAR Y TRABAJAR EN EQUIPO

Delegar funciones es el proceso que realiza un árbitro para encomendar y responsabilizar a sus
compañeros de ciertas tareas que son de su potestad y cuya ejecución en la mayoría de casos es
su compromiso. Se debe aplicar cuando la obligación va más allá de las capacidades, incluso
cuando se tenga competencia absoluta. Muchos silbatos piensan que delegar es simplemente dar
una tarea a su compañeros y ya está, cuando lo más inteligente es crear un equipo en el que
participen juzgadores cualificados, con la “autoridad” suficiente para resolver eficazmente las
labores encomendadas, no sólo las básicas sino también las más significativas.

Errores en que se incurre


El principal error es la planeación insuficiente ya que cuando se delega sin una planeación
previa es fácil que las cosas se hagan mal, el exceso de confianza es la equivocación mas
frecuente y se produce cuando el árbitro considera el partido más sencillo de lo que es en
realidad. Otro yerro es no escuchar las sugerencias de sus compañeros ya que si no hay apertura
al diálogo automáticamente decrece el deseo de participación, y por ultimo delegar demasiado
también es una pifia ya que todos sus compañeros tienen diferentes funciones de acuerdo a su
designacion, y cada partido es diferente, por supuesto el árbitro principal será el responsable del
resultado final, si algo sale mal, tendrá que dar la cara, pero gran parte del acierto que supondrá
delegar bien es que nada salga mal.

Desarrolle potencial
Delegar funciones se presta a malos entendidos ya que no se trata de librarse de tareas sencillas,
no sólo permite conseguir más espacio para hacer lo realmente importante, sino que ayuda a los
miembros de un equipo a desarrollar su potencial, lo que aumenta la eficacia del mismo y su
crédito. Delegar es algo tan complejo que obliga al árbitro, a confiar en terceras personas, algo
que siempre generará dudas, sin embargo, la clave es aplicar el siguiente principio, “las tareas
que puede hacer otro deléguelas, las tareas que no se pueden delegar y que son fundamentales
para la consecución de los objetivos hágalas usted mismo tan bien como le sea posible”.

Formas de hacerlo
Existen cuatro formas, la primera, la planificación previa del partido; la segunda, la
planificación preventiva durante el desarrollo del juego; la tercera, las funciones y deberes que
establece la regla catorce; y los deberes y funciones de sus compañeros en cada encuentro
deportivo que establece la misma regla. Delegar no significa sacudirse de la responsabilidad,
dejarla en manos del anotador, el cronometrista o los arbitros auxiliares y olvidarse de ello;
tampoco significa liberarse de un compromiso traspasándolo a otro. Delegar significa conquistar
los objetivos propuestos con la colaboración de sus compañeros y cuando se cuenta con la
compañia de un coordinador arbitral a quienes confiará todo o parte del trabajo que estará bajo
su jurisdicción.

Sepa delegar
A la hora de delegar ciertas acciones de los partidos a los arbitros auxiliares o demas
compañeros se debe procurar que todo quede claro desde el principio, es decir, cuáles serán las
obligaciones de cada uno, qué se deberá hacer y cómo actuar ante determinada situación,
adicionalmente se respetarán las áreas de responsabilidad para no invadir el terreno del otro. El
segundo arbitro en el cual se delega debe estar correctamente informado de las necesidades del
partido y ambos deben disponer de toda la documentación necesaria para hacer la labor a gusto,
de esto depende en gran parte el resultado del mismo. El buen árbitro será aquel que sabe
delegar funciones

CARLOS OMAR CEBALLOS


LA FAMA: CUANDO SE LE SUBE A LA CABEZA AL ARBITRO

Cuando un árbitro alcanza una madurez arbitral, el reconocimiento y la designación continua en


los torneos, esto lo lleva a actuar en los partidos como si todo estuviera bien y olvida los
aspectos que lo condujeron a destacarse, comprando una falsa apariencia de armonía y eficacia
al precio de la única verdad que podría permitirle alcanzar más logros, dicho de la forma más
coloquial se “agranda”. Siempre que un silbato se comporta así expresa los signos inequívocos
de la existencia de errores en su comportamiento los cuales lo conllevan a efectos adversos y al
fracaso deportivo.

Evite el conflicto:
La función de este artículo no es otra que lograr que los silbatos conozcan cuáles son las
falencias más comunes en las que incurren una vez alcanzan reconocimiento, para que así eviten
entrar en conflicto con sus compañeros, pues el reconocer sus errores frecuentes les permite
mejorarlos. Todas las competencias dentro del arbitraje son hábitos aprendidos y en
consecuencia, si se tiene alguna carencia en uno o en otro sentido, siempre se puede aprender a
hacer mejor las cosas y evitar que la “fama” se suba a la cabeza.

Hábitos perjudiciales:
En este sentido, el árbitro que se convierte en arrogante e impaciente puede aprender a escuchar
y a tener en cuenta las opiniones ajenas cuando se las dicen, pero el hecho es que este tipo de
progresos jamás puede tener lugar si no se comienza dando antes el primer paso, que consiste en
conocer el modo en que esos hábitos perjudican e intoxican las relaciones interpersonales con
los jugadores y compañeros por decirlo de algún modo, y que si no se saben manejar llevan al
fracaso después de alcanzar el éxito. Seis en total son los errores en los que incurren
regularmente los silbatos luego de tener fama.

Errores frecuentes:
La ambición ciega es el primera error en el comportamiento que muestra el árbitro y no es otra
cosa que parecer "inigualable" en todo momento, compite en lugar de colaborar, exagera su
propia valía y es jactancioso y arrogante, juzga a sus compañeros en términos de aliados o
enemigos; el segundo es la intromisión, esta falencia lo lleva a actuar más allá de su límite, se
mete en lo que no debe y ejerce su dirección de un modo asfixiante; la sed de poder, es el
tercero y en el cual el árbitro no busca el poder para el colectivo sino cínicamente para sí o para
sus propios intereses.

Otras falencias:
El cuarto aspecto errado en el que incurre un silbato es la necesidad de reconocimiento, en otras
palabras se vuelve adicto a la gloria, capitaliza los esfuerzos de los demás y es capaz de
sacrificar cualquier cosa en aras de su propio bien; la preocupación por las apariencias es el
quinto punto y en este necesita parecer bueno a toda costa y se halla exclusivamente preocupado
por su imagen pública; la necesidad de parecer perfecto es el último desatino, en este las críticas
por más fundadas que sean, le irritan o le producen rechazo y no admite equivocaciones. Como
ya conoció cuales son los fallos más comunes, hágame el favor mi estimado lector de no incurrir
en ellos cuando le llegue su cuarto de gloria y si ya los tiene corríjalos a toda costa.

CARLOS OMAR CEBALLOS


¿ES USTED UN ARBITRO FIABLE?

Jugadores, entrenadores, público en general y periodistas esperan actuaciones fiables por parte
de los árbitros ya que sus decisiones en los partidos deberían ser las mismas en situaciones
idénticas o similares, de igual forma deberían aplicar las mismas normas a ambos contendientes,
sin importar la “localía” o presión de uno de los equipos participantes. Con frecuencia quienes
están alrededor de un encuentro deportivo critican y hasta se indignan por la falta de coherencia
en las disposiciones de los silbatos, incluso son estos últimos quienes reconocen la importancia
de la fiabilidad en su trabajo.

Buenas actuaciones
El término fiabilidad es descrito como "la probabilidad de buenas actuaciones de un árbitro a lo
largo no sólo de los partidos, sino en el transcurso de su carrera", entre más fiable sea más van a
confiar en él. Dicho de otro modo, es la posibilidad de este funcione de acuerdo al reglamento,
incluso bajo ciertas condiciones adversas y durante un período de tiempo prolongado. Un
estudio reciente con jueces indicó que el 73 por ciento de la muestra estuvo de acuerdo con la
frase: "Yo creo que la fiabilidad en el arbitraje es más importante que aplicar las reglas al pie de
la letra".

Problemas por su carencia


La experiencia ha demostrado que la falta de fiabilidad genera los siguientes problemas,
primero, los jugadores están siempre intentando adivinar lo que está permitido y lo que no lo
está; segundo, los entrenadores se sienten frustrados y desconfían de la competencia de los
árbitros; y tercero, los árbitros intentan "equilibrar" los errores, con lo que pueden sancionar a
un jugador o equipo en función de equivocaciones arbitrales previas. Tanto deportistas como
entrenadores se sienten confundidos porque no saben qué esperar de un silbato que vacila en su
toma de decisiones, por ejemplo, si ignora una falta en un momento, pero sanciona la misma
falta al equipo contrario posteriormente.

La compensación existe
Esta incertidumbre conduce con frecuencia a ansiedad, frustración, ira, e incluso algún
comportamiento físico negativo por parte de aquellos que se sienten perjudicados. Una de las
principales amenazas a la fiabilidad es la tendencia de los árbitros a aplicar la compensación;
cuando se les preguntó "¿Piensan ustedes que sus colegas intentan compensar cuando se dan
cuenta de que han cometido un error en contra de un equipo?" el 77 por ciento de los árbitros
contestó afirmativamente. A simple vista parece justo que así sea, sin embargo, si se intenta
equilibrar la balanza sólo se consigue empeorar la situación pues el partido queda desfigurado al
adoptar decisiones incorrectas de forma deliberada.

Cómo se consigue
Para alcanzar la fiabilidad necesaria para arbitrar se requieren dos premisas, una, implica
demostrar una buena técnica, conocer el reglamento y exhibir las cualidades descritas
anteriormente, muchos árbitros resultan poco fiables simplemente porque no dominan
suficientemente la interpretación del reglamento, el posicionamiento en el campo o las técnicas
específicas del arbitraje; y la otra establece que el alcanzar un alto nivel de fiabilidad arbitral
está relacionada con las destrezas mentales y emocionales. Un árbitro fiable requiere un estado
mental estable, los altibajos en su actuación suelen estar asociados a variaciones psicológicas,
por tanto la capacidad para conseguir un marco psicológico adecuado y mantenerlo durante el
partido y la vida arbitral resulta fundamental para ser eficiente

CARLOS OMAR CEBALLOS


EL FESTEJO DEL GOL

Está permitido que los jugadores expresen su alegría cuando sus compañeros marcan un tanto
puesto que esta práctica hace parte del fútbol de salón y el no autorizarla haría ver la anotación
como un “jardín sin flores”; no obstante, la celebración no deberá ser excesiva. La regla 8
permite celebraciones razonables, sin embargo, no se deberá alentar la práctica de festejos
coreografiados si éstos ocasionan una pérdida de tiempo innecesaria.

Sepa diferenciar
Lo que queda claro es que los jugadores pueden festejar siempre que lo deseen y debe
permitirse cuando esto no constituya un abuso, una burla al adversario, una pérdida de tiempo o
induzcan a la violencia, lo que debe reprimirse es el festejo desmedido, y en estos casos es
cuando los árbitros deberán intervenir, pero ¿Dónde termina lo normal y comienza lo
exagerado? la respuesta a este interrogante es la que tiene que conocer el árbitro.

Festejo desmedido
Se entiende por festejo desmedido, cuando un jugador extrema, dramatiza o se excede en la
celebración. Se ha dado como ejemplo de festejos desmedidos, treparse a las tribunas, colgarse
de las redes, celebrarle o dedicarle el gol a la barra del equipo contrario. En estos casos siempre
que un jugador lo haga se hará acreedor a una tarjeta amarilla.

Buenas celebraciones
No obstante hay otras celebraciones como, realizar bailes de todos los tipos, sacarse el zapato y
utilizarlo como teléfono, el que los compañeros lustren los botines, hamacar a los hijos en los
brazos, botarse al campo de juego como si fuera piscina, cargar a los compañeros, echarse sobre
los compañeros que están en el piso etc, que en principio no deben ser consideradas festejos
desmedidos, excepto, por supuesto que duren más tiempo de lo normal, de ser así entrarían en la
pérdida de tiempo y tendrían que amonestarse.

Prevenga o reprima
En el fútbol de salón está permitido el arbitraje preventivo, y en ese sentido el buen árbitro
previene las cosas antes de que ocurran para no tener que llegar a reprimirlas, esta es una
técnica de arbitraje permitida y recomendada por la AMF y los Instructores nacionales e
internacionales. En este contexto, el árbitro puede adelantarse a los acontecimientos y cortar
inmediatamente los festejos desmedidos si le es posible antes de que se produzcan, con
advertencias verbales o gestos corporales claros, y si no se alcanza a hacerlo se debe reprimir
con el castigo correspondiente.

CARLOS OMAR CEBALLOS


LOS JUGADORES PRUEBAN A LOS ARBITROS

Todos los jugadores sin importar la categoría entran a un partido con tres cosas en su mente;
primero, a pensar en los integrantes del equipo rival; segundo, a decidir cómo ganarles; y
tercero, a probar al árbitro de turno. La mayoría de deportistas intentan desde el principio
conocer al silbato para saber la manera cómo va a actuar, si es indulgente o drástico, o para
lograr que sea complaciente con ellos y los favorezca con sus decisiones a lo largo del partido.

Estándar de calidad
El querer “probar” al árbitro es una acción que realizan generalmente los jugadores dentro los
primeros cinco minutos del encuentro y es allí donde éste debe establecer su “estándar de
calidad” para orientar y reorientar la actitud de los mismos. Dicho término hace referencia a la
metodología que se llevará a cabo para la dirección del juego; como ejemplo se pueden tomar
los principios del mercado, es decir “establecer un puesto con todos los precios antes de mostrar
a sus clientes (los jugadores) quién puede o no negociar con el dueño.

Método que da resultado


En los primeros 5 minutos, no se debe vender nada por menos del precio establecido
previamente, la negociación puede llegar más tarde, cuando los jugadores sepan quién es el
propietario del puesto, y quién ha establecido las condiciones del precio final; de esta manera el
método que inventa cada árbitro para lograr que los jugadores crean en sus decisiones y las
acepten puede dar resultado, siempre y cuando no lo establezca al minuto 30 o 35 del partido
cuando no haya nada que hacer y este se le haya salido de las manos.

Cómo se hace
Al inicio del partido el árbitro deberá estar alerta y aplicar las leyes con más rigor; hacer
presencia en la jugada; estar en todo, incluso donde realmente no tiene que estar; hablar con los
técnicos y los sustitutos y darles las instrucciones para que no le dañen el partido; pedirle a los
jugadores que tomen la distancia en el lugar correcto para que la respeten siempre; hacer una
mayor exhibición del trabajo en equipo al interactuar con sus árbitros auxiliares; hacer sonar el
silbato más de lo que normalmente lo hace; y tener la libertad de sancionar todas las faltas si es
posible. En resumen, no permitir que los jugadores violen las normas estipuladas, sino
delimitarlas con el fin de que ellos se den cuenta qué fue lo que él silbato vino a hacer en el
partido.

CARLOS OMAR CEBALLOS

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