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LUCIA DAMMERT
RODRIGO KARMY
LILIANA MANZANO
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INDICE
INTRODUCCION....................................................................................................................................3
BIBLIOGRAFÍA....................................................................................................................................116
2
INTRODUCCION
El presente libro tiene por objetivo proponer una relectura del concepto de ciudadanía
e indagar en su relación con la seguridad ciudadana. En las últimas décadas el tema de
la seguridad ciudadana en América Latina y en especial en nuestro país ha sido
abordado desde una perspectiva centrada en la criminología, con especial énfasis en la
elaboración de diagnósticos que permiten avanzar en la identificación de problemas,
desafíos y, sobretodo, políticas públicas que pueden disminuir su intensidad. Si bien
esta es una tarea aún incipiente, se torna evidente que la inseguridad tiene implicancias
diversas, siendo la más importante la de sus efectos sobre la calidad de vida de los
habitantes de las principales ciudades del mundo.
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El marco conceptual
Un punto a ser enfatizado es que la existencia cotidiana tiene como centro la política,
entendida como la actividad que posibilita el despliegue de todas las demás
actividades y esferas. Así, el griego es ciudadano (zoon politikon) en la medida en que
tiene derecho a la deliberación en los asuntos públicos, y por lo tanto, acepta sólo la
autoridad de la ley1 que ha sido públicamente auto-instituida. Sólo posteriormente, a
partir de la influencia de Platón, el Estado pasa a ser entendido como espacio de lo
técnico, donde el saber (en la figura del filósofo) constituye la garantía que posibilita el
actuar político (Chatelet, 1991).
1 En este contexto los derechos esenciales de todo ciudadano son dos: igualdad ante la ley e
igualdad de palabra. Si hay igualdad ante la ley como de palabra, entonces la política no se
reduce a una actividad profesional, sino, por el contrario, es la actividad central que todo
ciudadano desarrolla de modo inherente. De esta manera, la acción política no se limita a la
elección de determinados representantes como ocurre en las democracias modernas, sino que
actúa de modo ampliado para exigir cuentas a sus elegidos. Asimismo, cualquier ciudadano
puede ejercer un cargo público por un espacio de tiempo determinado. En este sentido, la
ciudadanía griega consiste en poseer el derecho de participar y deliberar en los asuntos
públicos.
2
En este sentido, Hobbes señala: “La causa final, fin o designio de los hombres (que
naturalmente aman la libertad y el dominio sobre los demás) al introducir esta restricción sobre
sí mismos (en la que los vemos formando Estados) es el cuidado de su propia conservación y,
por añadidura el logro de una vida más armónica; es decir, el deseo de abandonar esa miserable
condición de guerra” (Hobbes, 1998, p 137).
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objetivo la conservación de cada una de las individualidades que, dejadas en su
condición de absolutamente libres, perpetuarían la “miserable” condición de la guerra
de todos contra todos (Hobbes, 1998). De esta forma, la ciudadanía en un sentido
moderno parte de la existencia de un sujeto que introduce la noción de representación,
lo que lleva a las democracias modernas a limitar la discusión de los asuntos públicos:
ya no competen a la totalidad del pueblo sino a los representantes, y por ende, los
primeros sólo ejercen su voto de manera formal. Como señala López “La democracia
moderna reposa sobre la soberanía, no del pueblo, sino de los ciudadanos” (1997, p.
46).
Por otro lado, la ciudadanía brinda sentido ya que abre el “espacio de aparición”
(Arendt, 1993), y por lo tanto el campo de la historicidad, lo cual inicia y construye
sentido, dirección, una ley por la cual regirse. En tercer lugar, la ciudadanía otorga
legitimidad en la medida en que la construcción del sentido se inicia desde la
aceptación colectiva que permite efectivizar la ley en la comunidad. En síntesis, la
ciudadanía es la construcción misma de toda ciudad, ejercicio permanente que
despliega la pluralidad y la igualdad entre sus miembros. Por ende es un concepto que
hace referencia a lo colectivo, involucrando la presencia del conflicto y la necesidad de
desarrollar una vocación activa (Borja, 2003) que lleve a los habitantes de las ciudades a
convertirse en ciudadanos cotidianamente.
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sociales, asociaciones de voluntarios, grupos de derechos civiles, y en general, todo
tipo de forma voluntaria de asociación.
Para nuestra investigación definimos sociedad civil como la esfera constituida por
redes sociales que operan en la socialización del individuo y que le posibilitan entrar a
la comunidad política, en la medida en que lo ingresan a ciertas normas de intercambio
civil. La sociedad civil opera como la mediación entre el individuo y su comunidad
política. Ahora bien, es importante rescatar que la sociedad civil así comprendida tiene
una amplia gama de elementos diferenciados entre los cuales rescataremos cuatro: En
primer lugar, la asociatividad civil, comunitaria y popular, denominación bajo la cual
se encuentran todos los grupos y asociaciones organizada en torno a objetivos de
interés mutuo; como por ejemplo las juntas de vecinos, organizaciones sindicales, etc.
En segundo lugar, las O.N.G.´s, las cuales se caracterizan por movilizar recursos
económicos de manera solidaria, invirtiendo recursos en programas sociales. En tercer
lugar las instituciones educativas, sean colegios o universidades u otros centros
educativos de formación, encauzan la sociedad civil al desarrollarse en ellos procesos
de socialización, por medio de los cuales se transmite y se retroalimenta la cultura. Por
último, los medios de comunicación que difunden información y posibilitan la libertad
de información necesaria para toda sociedad democrática, fortaleciendo (o en su
defecto, limitando) a la sociedad civil.
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A partir de este marco conceptual emerger las principales hipótesis de nuestro estudio
son: En primer lugar es necesario distinguir entre la sensación de temor, la percepción
de riesgo y de amenaza que experimentan los sujetos. Si bien estos conceptos son
utilizados en forma indistinta, apelan a hechos diferentes lo que a su vez genera
consecuencias diversas. Así, cada uno de ellos impacta de variadas formas sobre los
ciudadanos y sus actitudes cotidianas. En segundo lugar, consideramos que el
abandono del espacio público es un elemento erosionador de la ciudadanía ya que
limita los espacios de comunicación e interacción entre los sujetos. Finalmente, la
relación entre el temor, riesgo, amenaza y la conformación/erosión de la ciudadanía
tiene un carácter bidireccional. Así, la erosión del rol ciudadano se presenta como un
efecto de su aumento o como un síntoma que permite su incremento. De igual manera,
partimos de la necesidad de abarcar esta temática desde una perspectiva cualitativa
que ponga énfasis en el “descubrimiento” (en el doble sentido de mostrar y de
encontrar) de diversas aristas de la problemática que se no pueden ser aprehendidas
con las técnicas tradicionales de análisis estadístico.
La metodología
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No obstante el importante aporte entregado por los estudios empíricos mencionados
previamente, aún existen aspectos del problema que no pueden ser respondidos
únicamente a través del enfoque cuantitativo, tales como las diferencias en la
manifestación social del temor entre grupos poblacionales, pero sobretodo la magnitud
y el alcance de sus efectos en la sociedad chilena actual.
Ahora bien, los discursos que se obtienen por medio de las técnicas cualitativas hacen
emerger relaciones de sentido complejas y difusas, las que sólo pueden ser
comprendidas dentro de su propio contexto global y concreto. Pese a todo, al crear una
situación de autentica comunicación, la aproximación cualitativa permite alcanzar lo
multidimensional, dialéctico y contradictorio del discurso, superando al dato espurio
8
que se consigue a través de las respuestas estereotipadas de las encuestas estadísticas.
(Beltrán, 1991)
Bajo dichos supuestos teóricos y metodológicos, el presente libro reúne los resultados
de la investigación “El impacto del temor, la percepción del riesgo y amenaza en la
construcción de ciudadanía en Chile” que se desarrolló entre junio 2003 y abril 2004 en
el Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana de la Universidad de Chile. Su
contenido se organiza en cuatro capítulos: El primero presenta las principales
características de la temática del temor en nuestra sociedad, aportando con una
discusión sobre la conceptualización misma del temor, la percepción de riesgo y de
amenaza, con las diferencias y semejanzas que conllevan. Además de la revisión
conceptual, este capítulo incluye una breve caracterización de la situación en nuestro
país, así como los desafíos que estas temáticas imponen a la consolidación de la
ciudadanía.
El segundo capítulo se articula a partir del debate sobre el espacio público, entendido
como espacio de acción política permanente de los ciudadanos. Sin embargo, su
carácter polisémico implica una diversidad de interpretaciones que no necesariamente
acuerdan con la propuesta en nuestro marco de análisis. No obstante estas diferencias,
este capítulo analiza las características generales de la vida urbana actual caracterizada
por la foraneidad y la agorafobia de sus habitantes. Esta situación demuestra una
evidente crisis de la tradicional división entre público y privado que apela a una
resignificación del concepto en general.
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temor y riesgo en la población. Por último, se incluye un análisis de los mecanismos
utilizados por la población para enfrentar el tema de la seguridad. Estos varían desde
la importancia del actor municipal, la seguridad privada y otros actores vinculados con
la temática que se adentran en el discurso ciudadano con una magnitud interesante de
analizar.
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CAPÍTULO I: LA COTIDIANEIDAD DEL TEMOR5
Santiago es considerada una ciudad con temor. Esta situación ha sido analizada
cuantitativamente por diversos estudios que destacan los pronunciados niveles de
temor de ciertos sectores de la población (Manzi y Helsper, 2003; Dammert y Lunecke,
2003; FPC, 2004). Estos estudios muestran también la brecha existente entre dichos
niveles de temor con la victmización personal y/o vicaria; es decir se reconoce el rol
que juegan otros factores gatillantes del temor en la población. Es así como el
imaginario ciudadano coloca a la seguridad como una de las prioridades centrales de
la agenda pública (CEP, 2004). Pero, como hemos señalado previamente, el temor a la
delincuencia es muchas veces un recurso discursivo que “nombra” otros temores
sociales (PNUD, 1998, Lechner, 2003). De esta forma, encontramos que la población
vive en una situación de amenaza frente a hechos y/o personas que les pueden
infringir un daño. Sin embargo, cuando se analiza este tema se hace de forma simplista
sin conceptualizarlo de manera rigurosa.
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Para conceptuar “el temor” es preciso una consideración preliminar. En la presente investigación se
preferirá la designación “temor” y no “miedo” puesto que el primero referiría a una situación permanente
y no necesariamente objetiva, aunque operaría objetivándose en alguna figura como ocurre en Chile con
el “delincuente común”. El “miedo” por el contrario, daría cuenta de una situación objetiva y no
permanente. Por estas diferencias preferimos coincidir con la literatura internacional y optar por el
concepto de “temor” aunque cuando en las diferentes citas presentadas a continuación se mencione
“miedo” las asumiremos semánticamente como “temor”.
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Por ello, “todos los conceptos relevantes en el debate están muy poco teorizados”
(Hollway, 2001, p 256). En este contexto, a continuación proponemos definiciones y
caracterizaciones aún provisorias de temor, percepción de riesgo y amenaza
respectivamente, por ser estos temas centrales para nuestra investigación; luego, para
cerrar el capítulo revisamos como el desarrollo de estos procesos afectan a la
construcción de ciudadanía en América Latina y, particularmente, en Chile
El temor es una construcción social siempre presente en los individuos, aunque en las
últimas décadas, con la globalización y los procesos modernizadores que ésta trae
aparejada, se ha magnificado; produciéndose la pérdida de la seguridad ontológica
(Giddens, 2000) que tenían los individuos respecto de su vida cotidiana. En éste
sentido, si bien el temor aparece de modo específico en la llamada sociedad del riesgo
(Beck, 1984) tiene claramente una profunda raigambre cultural. Al respecto Barbero
señala que “los miedos son clave de los nuevos modos de habitar y de comunicar, son
expresión de una angustia más honda, de una angustia cultural que proviene, en
primer lugar, de la pérdida de arraigo colectivo de las ciudades.” (Barbero, 2000, p 24).
Es interesante lo que señala Barbero pues muestra el movimiento de exclusión de la
polis y simultáneamente, cómo el temor no es exclusivamente un sentimiento
psicológico, sino que revela una hendidura cultural propia de la constitución de las
sociedades modernas, donde la emancipación tecnológica ha intervenido en las
relaciones más íntimas del mundo vital.
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proponen Hollway y Jefferson, en “la era de la incertidumbre, los discursos que
prometen la resolución de la ambivalencia produciendo víctimas identificables y
villanos malvados (...) así, la figura del criminal se vuelve un conveniente folklore
demoníaco y el discurso del miedo al crimen un lugar satisfactorio que permite
ampliar las ansiedades” (2001, p. 265). Así, en una sociedad que prioriza el riesgo y
que carece de seguridad ontológica la objetivación de figuras esteriotipadas en que
aparece la víctima por un lado y el criminal demonizado por otro, resulta un discurso
conveniente en la medida en que identifica el foco que es preciso combatir, y promete
con ello la resolución del crimen (PNUD, 1998).
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bien el temor se concretiza individualmente, se construye socialmente y se comparte
culturalmente6.
2. La percepción de amenaza
Ahora bien, si el otro es alguien a quién es preciso combatir, entonces significa que éste
lleva en sí mismo la amenaza. ¿Qué es lo que este otro estaría amenazando y por lo que
se hace peligroso? María José López, refiriéndose a la discrepancia entre los hechos
delictuales y su excesiva preocupación7 en nuestro país, señala: “Esta discrepancia
entre hechos y preocupaciones sobre todo bajo la forma del incremento del miedo,
puede ser expresión de un fenómeno mucho más profundo, que dice relación con
inseguridades básicas, aquellas provocadas por el debilitamiento del vínculo social, del
sentimiento de comunidad y finalmente de la noción de orden. En este caso el miedo a
la delincuencia sería una metáfora de nuestra indefensión social producto de la pérdida
de vínculos sociales y comunitarios significativos.” (López, 2002, p. 5). En este sentido,
la percepción de amenaza es la disposición de este otro objetivado en la figura del
delincuente, que como tal, revela la indefensión social de la sociedad del riesgo (Beck,
1984). Por ello, la amenaza tampoco es un concepto puramente psicológico, sino más
bien es el resultante de la objetivación de la figura del delincuente.
El discurso “la ocasión hace al ladrón” es la suposición de que el acto delictivo opera
bajo una racionalidad de costos y beneficios. A decir de Barros, en muchos casos se
afirma “simplemente que el delincuente elabora, de algún modo, su experiencia con
6
Si bien la definición dada tiene un carácter teórico general, es necesario considerar que el significado
del temor dependerá del sexo (masculino-femenino), del contexto (hogar, barrio, comuna), de la emoción
implicada (sea temor, con rabia, tristeza, etc.) y del discurso del temor (por ejemplo el discurso que dice
que el problema delictual está empeorando en el barrio, etc.) (Hollway y Jefferson, 2000)
7
Se refiere a la tesis de Ramos y Guzmán en “La guerra y la paz ciudadana”, Editorial Lom, 2000
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miras a aprovechar las oportunidades que se le ofrecen.” (Barros, 2003 p. 14). En este
sentido, la percepción de amenaza potencial del otro no es otra cosa que un imaginario
social (Castoriadis, 2000), que articula y moviliza a una sociedad. Es en base a éste
imaginario que surge la percepción de amenaza en la construcción del otro como
enemigo al cual es preciso temer, lo que revela no la fortaleza del otro, sino más bien la
fragilidad de uno mismo que no puede tolerar la alteridad.
Este concepto se asocia con los postulados del sociólogo alemán Ulrich Beck, para
quién las sociedades industriales clásicas que dieron sustento a la Modernidad han
cambiado radicalmente convirtiéndose en sociedades del riesgo (1984) –tema al que se
ha hecho mención anteriormente-. Al respecto señala “(…) mientras que en la sociedad
industrial la “lógica” de la producción de riqueza domina a la “lógica” de producción
de riesgos, en la sociedad del riesgo se invierte esta relación (...)” (1984, p 19).
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En este mismo sentido, Hollway y Jefferson intentan mostrar cómo la tensión propia de
las sociedades modernas se constituye en una realidad psicológica. Para ello, hacen uso
de varios modelos sociológicos sobre la idea que las sociedades modernas se
constituyen de modo permanente, en el intento de asegurar el orden. Intento fallido,
pues él mismo desataría la catástrofe que se aprestaría remediar. Así, el “deseo de
certeza” (Hollway, Jefferson, 2001) propio de la Modernidad como época, ya no se
resolverá desde una filosofía trascendental, sino desde la constitución de un
pensamiento operacional (Heidegger, 2000)8. La emancipación de la esfera técnica
surge, entonces, para aplacar la inseguridad inherente a la Modernidad.
Así definimos percepción de riesgo como aquella que configura el mundo desde una
inseguridad en todos los niveles, donde el temor y la percepción de amenaza pasan a
ser sentimientos fundamentales de los individuos y las comunidades. Además,
afirmamos que la sociedad del riesgo implica el temor, sin embargo éste emerge en un
segundo momento, cuando se ha objetivado la angustia cultural en relación a un otro
específico.
8
La técnica no es incompatible con la metafísica, sino como mostrará Heidegger, es su propia
consumación. Ver texto del autor: “La superación de la metafísica”. En: Heidegger, Martin (2000)
Conferencias y Artículos. Editorial Odós, Madrid.
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4. ¿Es posible construir ciudadanía desde el temor, y las percepciones de riesgo y
amenaza?
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Al respecto señala Beatriz Sarlo, refiriéndose a cómo en Argentina el vivir en sociedad
se sostiene en la actualidad desde dos aspectos: “Uno, las transformaciones urbanas
que tuvieron lugar en las grandes ciudades argentinas en las últimas décadas. El otro,
la descomposición del tejido de relaciones que sustenta la experiencia concreta (no el
modelo teórico) de lo social.” (2000, p 207). El proceso de descomposición del tejido
social va aparejado al proceso de transformación urbana. Desde este vivir en sociedad
descrito por Sarlo podríamos pensar la situación de nuestro país en las últimas
décadas: los procesos de modernización neoliberal han “colonizado” el mundo vital
con la consecuencia inmediata de que esos procesos de modernización han ejercido
grandes “transformaciones urbanas”, las que al mismo tiempo han “descompuesto” el
tejido social. Si esto es así, entonces la ciudadanía no se estaría construyendo en esos
espacios regimentados por la institución estatal, sino, posiblemente en otra esfera, a
saber, la sociedad civil. ¿Estará la sociedad civil, en su precariedad actual, posibilitando
nuevas formas ciudadanas no institucionalizadas estatalmente?
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esto es así, entonces la formación de virtudes cívicas se ha precarizado con la
consecuencia lógica de que la ciudadanía se ha reducido a la pura formalidad y se ha
replegado al espacio privado: la polis ha sido desalojada y en ese proceso han quedado,
cual pieza de museo, las leyes que eran expresión de su vida colectiva.
¿Cómo opera lo anterior en América Latina? En efecto, puede decirse que los procesos
modernizadores de las últimas décadas han acentuado los rasgos de este movimiento.
La sustitución del espacio público por los grandes centros comerciales condensa el
proceso de modernización que establece un estatuto diferente de la ciudadanía, el
espacio público y la sociedad civil. Como dice Susana Rotker: “Los centros comerciales
han sustituido el espacio de encuentro público –aquel representado antiguamente por
las plazas- y solo entre sus muros vigilados por guardias privados los paseantes
encuentran la seguridad para deambular, aunque también se vean forzados a consumir
siquiera mínimamente si desean sentarse unos minutos.” (2000, p 17-18). Esto implica,
en primer lugar, que el espacio público ya no será público sino privado. En segundo
lugar, en la medida en que éste es un espacio privado es cerrado y, por ello, requiere de
vigilancia. A su vez, la vigilancia ejercida por los guardias privados, modo específico
del control, supone la existencia de una percepción de amenaza.
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comienza a ser una “forma de ver y construir la realidad” que identifica todos los actos
posibles dentro de esa misma lógica: la relación amigo-enemigo adopta la forma de la
“lucha contra la delincuencia”, entendiendo aquí que el “delincuente” es “pobre”, y en
la mayor parte de los casos “joven” –como se verá más adelante-.
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CAPÍTULO II: ESPACIO PÚBLICO
Por lo tanto, no puede haber ciudadanía sin sociedad civil, pero tampoco sin espacio
público el cual se erige como el lugar en que desemboca la sociedad civil transformada
en ciudadanía. Tomando en cuenta lo anterior, el espacio público seria la ciudad
misma, es decir el espacio abierto por el ejercicio de la ciudadanía, ya que permite
aparecer al “yo” ante los “otros”.
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que brinda “sentido y forma a la vida colectiva” (Carrión, 2004) reconocemos la
presencia cotidiana de diversos intereses en pugna por su utilización y caracterización.
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Así, la tensión operada en los procesos de globalización, acaecidos durante las últimas
décadas, impacta en la construcción del imaginario “Ciudad”: “Modos de vida
tradicionales se yuxtaponen con aquellos surgidos como respuesta a la exclusión y con
los nuevos comportamientos propios de la globalización, acentuando la fragmentación
del cuerpo social, territorial, y de gobierno de la metrópolis.” (Cariola, 2001, p. 2). La
disolución se refiere al debilitamiento de los “centros” urbanos, la fragmentación
apunta al tejido urbano y social; y por último, la privatización sustituye a las “(…)
calles, las plazas y los mercados por centros comerciales” (Borja, 2003). La
fragmentación es un concepto restringido a la trama social que constituye y es
constituida en la ciudad y que obedece a la tensión operada entre los procesos de
globalización y las “formas más tradicionales” que se yuxtaponen constituyendo una
ciudad fragmentada.
“(…) que otras cosas simbolizan o representan temor para ustedes?, ¿En que
ven riesgo, que situaciones, que lugares?/Lugares muy públicos, el centro es
complicado, siempre a lo mejor ves en todas partes, en providencia también, pero donde
están las cámaras, lo típico, muestran el centro robando, entonces a mí me da lata el
centro, más que otras comunas. Es que te ubican te dicen las calles tanto…entonces uno
evita esas calles, de hecho ahí donde está Almacenes París, dicen ahí es super peligroso
estar./ San Antonio con la Alameda, yo creo que por ahí no camino hace años, uno evita,
evita, ó sea si tengo que pasar por ahí, prefiero tomar Ahumada, pero no pasar por ahí.
(Femenino, ABC1).
“(…) a mi me da lata pasar por el centro, yo lo encuentro muy inseguro, siempre que
tengo que hacer prefiero venir acá a Providencia (…)” (Femenino, ABC1).
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La categorización de “lugares complicados” como el “centro” o “providencia” muestra
el temor a determinados espacios y con ello, la fragmentación del imaginario de la
ciudad. En este sentido, lo que se evidencia es que la fragmentación urbana manifiesta
contenidos diferentes por cada estrato socioeconómico. Así, por ejemplo, Providencia
es visto como peligroso para los entrevistados de los niveles más altos, pero no para
los estratos socioeconómicos medios.
“Por este lado, por este lado, ustedes, se sienten seguras en su propio
barrio…/No yo no/¿por qué no?/ O sea el barrio es bueno, pero vienen de otros
lugares, a robar, entonces, no la gente de ahí, y entonces uno nunca esta segura, o sea
siempre siente temor, miedo.” (Femenino, C2-C3)
De esta forma, para estos últimos los sectores considerados “peligrosos” están
radicados en poblaciones más pobres aledañas a sus barrios. La percepción de amenaza
surge aquí fragmentando imaginariamente por estratos a la ciudad. Para el estrato más
bajo dicha percepción configura la existencia de “barrios”o “sectores” marcados
dentro/fuera de la población, es decir, exterioriza al otro.
“Son personas medias raras que no son del barrio” (Jael, D-E).
“Por ejemplo nosotros vivimos en la comuna de San Joaquín (…)y nunca hemos visto
un cambio ni en la población de nosotros ni en San Joaquín, ahí donde nosotros vivimos
está la Legua, nosotros vivimos al lado, por ejemplo tenemos una plaza nosotros y en esa
plaza nunca se ha hecho un cambio en todos estos años (…) /Pero no fue por la
municipalidad fue solamente para un sector.” (Femenino, D-E)
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los espacios públicos y la desestructuración de los tejidos culturales de la ciudad.”
(2001, p. 6). Este proceso de fragmentación supone un proceso de negación de la
ciudad que en muchos casos impacta sobre la confianza en las instituciones
gubernamentales. Casos extremos de esta situación se evidencian con la aparición del
uso de mecanismos de “justicia por las propias manos” y linchamientos comunitarios.
Si bien este punto específico lo analizaremos más adelante, es necesario establecer que
con él se instala la sensación de foraneidad, ya que junto con fragmentarse la trama
social, se pone en crisis la constitución identitaria y el sentimiento de pertenencia.
Asimismo, la ghettización y atomización social entre los sectores altos, medios y bajos,
supone la privatización de los otrora espacios públicos. En este sentido, “el carácter
amplio e igualitario que supone el uso de los espacios públicos está siendo
reemplazado por el uso colectivo, pero discriminatorio, de espacios privados
destinados al consumo globalizado, donde se garantiza la seguridad y la
disponibilidad de servicios.” (Cariola, 2001, p 17).
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La relación que se aprecia entre fragmentación urbana y foraneidad se da en la
experiencia del temor. Lo que se observa en las entrevistas y grupos focales:
“Las minas, si les cerrai el ojo a la mina, puta, te mata” (Masculino, D-E)
“El miedo es que a uno lo cogoteen y le hagan daño físico” (Héctor, D-E),
“(…) como que hay un miedo generalizado…y como existe ese miedo, es como…no
mejor no hago nada…porque me puede pasar algo.” (Femenino, ABC1).
“Con miedo, hay demasiada droga, y uno tiene sus hijos también (…) sale mucha
delincuencia, no se puede andar tarde en la noche porque salen a cogotear ni temprano
tampoco, todo el día salen a cogotear.” (Femenino, D-E)
“No, que me violen, te juro que eso me da terror” (Femenino, C2-C3).
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Agorafobia Urbana
La noción de agorafobia urbana es propuesta por Borja quien la define como el “temor
al espacio público, que se intenta combatir con el automóvil y con el hábitat protegido
por las “fuerzas de orden”. (Borja, 2003, p 206). Este temor al espacio público no está
presente en la vida urbana en general sino más bien en las ciudades donde la
segregación y la guetización son fenómenos predominantes; por ende, puede decirse
que “la agorafobia es una enfermedad de clase, ya que sólo se pueden refugiar en el
espacio privado las clases altas” (Borja, 2003, p.211).
El temor, producto del copamiento del ámbito privado en lo público, produce una
tensión entre participación y temor. Al respecto, al preguntar por el grado de
participación en determinadas actividades del barrio se responde:
“(…) uno por no dejar la casa sola, porque les da miedo, pero a veces las mamás a veces
mandan a una hermana, a veces al papá porque nosotros tenemos harta participación de
hombres y niños y mujeres pero dicen que no venimos todos por no dejar la casa sola
(…)” (Femenino, D-E)
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Por otro lado, en el estrato más bajo todos los grupos etários reconocen la peligrosidad
del espacio público, incluso los más jóvenes, los que a su vez suelen ser los que más
utilizan estos espacios.
“Cuando mi hermana me dice que salgamos a la plaza o algo así, yo prefiero evitar que a
mi hija le pase algo, por eso no salgo, me da nervios lo que pueda pasar afuera”
(Victoria, D-E).
“Si, porque si uno anda en la calle te asaltan, no sé poh, te violan, andai en la micro, lo
mismo, andai en cualquier lado y te va a pasar lo mismo (…)” (Femenino, D-E)
“Que lugares dan julepe como dicen…/ Cerro Navia/ La Legua/ (…) donde está todo el
tráfico, donde esta la parte de la legua, la emergencia, donde está toda la gente pegando
palos, te sentí mal, no las mirai, puta, el gueon te pega con una mirada da susto esa
población ya…” (Masculino, D-E).
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constatamos que cada estrato social identifica diferentes espacios como públicos. Así,
para los miembros de los estratos socioeconómicos altos y medios, el espacio público
por excelencia es el mall o el supermercado:
“Casualmente yo me encuentro con mis vecinos acá abajo en el Jumbo (…)” (Gloria
ABC1)
“Las malls no más” (Katty C2-C3)
“(…) o sea cuando tu preguntabas acerca de los espacios públicos, nuestros espacios
públicos ahora son los mall, que no es un espacio público, que está cerrado, donde el
acceso es más o menos restringido, o sea, pueden ir todos a comprar, pero hay seguridad,
hay cámaras, no es la plaza, no es la calle, no es lo que antes se conocía como público
(…)” (Femenino, ABC1).
Por el contrario, para los más pobres (en especial para los jóvenes) el espacio público se
ejemplifica en las plazas.
“Yo creo que es más público las plazas, que se pueden ocupar.” (Masculino, D-E).
“Las plazas se usan, la funfa (Fundación de la Familia) (…) ahora está como más
tranquilo” (Gabriel, D-E)
“La plaza Víctor Jara” (Patricio, D-E)
Sin embargo, el espacio público, en la medida en que se ha sustituido por el “mall” (un
espacio privado extendido sobre el público) aparece como un espacio de exposición y
no de aparición: los ciudadanos son desgarrados de su ciudadanía, quedando en ello, la
mera exposición de sus cuerpos9. En este contexto surge la percepción de riesgo, en
tanto se considera que el cuerpo está permanentemente expuesto al peligro:
“El estadio si, prevengo ir al estadio, no voy confiado, este es un espacio público en
Ñuñoa al que no iría con los niños, o la pensaría mucho para ir a un partido del Colo
con la U.” (Jorge, ABC1)
“Si uno se queda dormido ahí lo cogotean” (Rubén, D-E).
“Mi metro cuadrado es mi casa no más (…)” (Víctor Hugo, C2-C3)
9Respecto de la simetría entre el “poder soberano” y la “nuda vida” véase Agamben G. (1998)
“Homo Sacer. El poder soberano y la nuda vida”.
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Por otro lado, las mujeres que participaron en los grupos focales señalaron la misma
percepción:
“Si por supuesto, prácticamente por eso, ya ni sale en la noche ya no puede salir.”
(Femenino, C2-C3)
“Los espacios públicos ya se contaminaron con este temor (…)” (Femenino, C2-C3).
Como se puede apreciar, existe una tendencia a utilizar el “metro cuadrado” de la casa
puesto que emerge la percepción de riesgo que hace del espacio público un espacio que
cuestiona las seguridades básicas de los potenciales ciudadanos. Este aspecto se
relaciona directamente con lo señalado anteriormente: la foraneidad, que antes podía
ser una excepción en la polis (por ejemplo el “extranjero” que arriba a una ciudad),
aparece como una regla en las grandes ciudades contemporáneas.
Esta tendencia va en coincidencia con la destrucción de lo público que una y otra vez
aparece en las conversaciones: “Rompen las cosas que se instalan” (Julio D-E), lo que
opera como la metáfora que muestra la destrucción de lo público en la permanencia de
escombros, desiertos y tierras baldías. Como señala Otilia (D-E): “Las plazas están
retiradas”. Retiradas de la polis, podríamos agregar nosotros. Así, lo público se muestra
en su ausencia –lo que fue, lo que podría ser si no lo destruyeran- apareciendo como
una multitud de ruinas, o como decía Julio (C2-C3) un “museo de árboles”.
“(Los espacios públicos) Yo no los utilizo, pero ahí hay plazas” (Ana María, ABC1)
30
“Es que he ido –a los espacios públicos- porque he tenido que acompañar a mi hija”
(Juan D-E).
“Yo no los utilizo, soy socio del estadio croata y siempre vamos a jugar allá” (Miljenko,
ABC1)
“Siempre que paso en auto, hay gente en la plaza” (Roberto, C2-C3).
31
y la percepción de amenaza, cuestión que resulta imprescindible relacionarla con la
problematización del espacio público como espacio de la alteridad.
“De estas tres plazas, dos están botadas (…) se transformaron en un campo de batalla”
(Miguel, C2-C3).
Esta percepción de amenaza que emerge sobre los espacios públicos es, por lo demás,
transversal a todos los entrevistados, independiente de estratos, edades y sexo.
“La plaza caracoles donde hay delincuencia, donde están los drogadictos.” (Juan
Carlos, C2-C3)
“Está lleno de drogas, piden monedas (…) Se hizo una placita con juegos , pero
vinieron todos los jóvenes drogados, hicieron tira las luces y los asientos…uno como
abuela se retira.” (Iris, D-E).
“Los niños que rayan las paredes son la pura droga” (Femenino, D-E)
“Lo mismo porque la ley los protege, por la edad y se ponen patudos y hacen embarradas
grandes, o sea, matan, violan adentro de las casas y porque no les cae la ley pesada para
ellos porque son menor de edad (…)” (Femenino, D-E)
“Ya no es plaza villa futuro como se le llamaba antes, es la plaza de los volaos” (Alicia,
D-E).
32
Es decir, el futuro, que supone la construcción de una historia del barrio, se ha
“volado”. Asimismo podríamos pensar que el “espacio de aparición” que da futuro a
quienes lo habitan, se ha transformado en un espacio de consumo, cuestión que adopta
una lógica similar con la figura del supermercado o el mall en los estratos medios y
altos. De esta manera, se evidencia un movimiento desde la construcción de un sujeto
político que, encarnado desde una memoria colectiva, puede discutir sobre el futuro en
su barrio, a un sujeto esencialmente consumidor.
A este respecto, la imagen del “joven” (en especial aquél perteneciente a los estratos
bajos) se convierte en la imagen de lo problemático, y se lo vincula con la delincuencia
y el uso de drogas. Paradójicamente, son estos mismos jóvenes los que en mayor
medida utilizan los espacios públicos, ya que -como vimos previamente- aquellos que
tienen acceso a otro tipo de espacios (privados) los abandonan. Sin embargo, la
percepción de amenaza está vinculada en la mayor parte de los casos a los jóvenes,
indistintamente de su estrato de procedencia, considerándolos como delincuentes o
drogadictos. Al respecto, varios entrevistados coinciden.
“Es el miedo general que hay hacia los jóvenes pobres y raperos” (Ricardo, C2-C3)
“Hoy la delincuencia son los nietos de los asesinados de Pinochet” (Miguel, D-E)
“La juventud no quiere trabajar, mucha juventud no quiere trabajar”(Masculino, D-E)
Esta percepción de amenaza (del joven como causa de toda la inseguridad) a veces
acusa un imaginario respecto de ciertos rasgos físicos, actitudes, vestimentas; siendo el
rasgo de la edad (joven; adolescente) el más consensuado. Rasgos que caracterizan
directamente a quien podría ser o no delincuente. Pero a su vez, con el aumento de los
niveles de temor en el último tiempo, la construcción de este imaginario tiende a la
indistinción: De esta manera el delincuente a veces no es reconocible lo que aumenta la
percepción de amenaza ya que todos los demás aparecen como posibles agresores.
“Al pato malo lo conoces por la mirada, porque este hueón no está mirando como
buscando a alguien sino el como entra (…) no son cabros que superan los 15 años y
pintan muros” (Juan Carlos, C2-C3)
“Pero, ustedes se sienten amenazados por el otro que va por la calle?/Claro,
porque uno no sabe…Hoy en día se visten de smoking…/Yo creo aparte, aparte de temer
33
contra tu integridad física, sucede otra cosa, yo hace unos meses atrás, ehhh…entraron
a robar a mi casa(…)Pero eso te hace sentirte amenazada…en la vida cotidiana?/
Por supuesto, por supuesto./ ¿Y que cosas representan esa amenaza?/ Todo, todo,
todo, es una mezcla de todo, osea, yo desconfío de todo el mundo, desconfío de mi
sombra, desconfío del que está al lado mío, desconfío del viejito que me pide plata en la
calle, de la señora que me toca el timbre y quiere comida pa la guagua(…)” (Femenino,
C2-C3)
“Son personas medias raras que no son del barrio.” (Jael, D-E)
“Son drogadictos” (Miljenko, ABC1).
“Cualquier tipo, el delincuente no tiene un fetiche a priori, tal vez el lanza si, pero un
estafador no.” (Juan Carlos, ABC1)
“(el delincuente es) un jovencito muy encachado (…)” (Masculino, ABC1)
Lo importante de esta cita es que el “cualquier tipo” o “muy encachado” muestra que
no existe necesariamente una característica esencial que pueda identificar al
delincuente: Este aparece mucho más difuminado porque el “interior” y el “exterior”,
en el contexto del proceso de privatización que hemos descrito, se ven cuestionados.
“Andan drogados, yo a eso les tengo miedo (…) a veces la droga los hace actuar de esa
manera (…)” (Femenino, ABC1)
34
que muchos de quienes delinquen son hijos de vecinos, a pesar de ello, se refieren a
ellos como extraños.
“Si los mismos, uno se ha criado con ellos, también ahora son los cabros chicos que esos
son los más peligrosos ahora, de 12, 11, de 10 para arriba” (Rubén, D-E).
Como se ve, no obstante se “ha criado con ellos” se les identifica como los más
peligrosos y no como vecinos, por ende la historia común de haberse “criado juntos”-
se ha vuelto extraña, refiriéndose a éstos como “drogadictos”, “pato malos”,
“marihuaneros”, “gente que no es del barrio”. Así, a la vez que se reconoce la
interioridad de este otro se reafirma su procedencia exterior al barrio. De esta forma, los
conocidos se vuelven extraños, los amigos pueden ser los peores enemigos.
“Clase baja entre 15 y 20 años y muchos de ellos te diría que son drogadictos” (John,
ABC1)
“Se le echa la culpa a las empleadas o gente que no vive en el condominio, jardineros,
trabajadores de la construcción” (Mauricio, ABC1).
“Lamentablemente, todos estos delincuentes vienen de un estrato socio-económico bajo
(…)” (Femenino, C2-C3)
“Los vendedores ambulantes” (Femenino, ABC1).
En este sentido, las diferencias por estratos resultan relevantes: Si en los estratos más
bajos se conoce al sujeto (son los nietos, amigos, conocidos del barrio), en el más alto no
se lo conoce, y por tanto la tendencia a la indistinción, o su contraparte de
estigmatización de algunas figuras del delincuente, es mayor.
35
Todo ello corrobora la idea que el espacio público, concebido como “espacio de
aparición” (Arendt, 1993), se ha transformado en un espacio de “exposición” de la “nuda
vida” (Agamben, 1998). Así, los sujetos son considerados como meros “cuerpos”,
destituidos de todo estatuto jurídico (Agamben, 1998), y por lo tanto desprotegidos.
Esto expresa cómo el espacio público se constituye en un espacio violento (“campo de
batalla” como señalaba un entrevistado), en donde el otro aparece como amenazante y,
por lo mismo, la pluralidad no puede desplegarse. En este contexto, el temor como
experiencia individual (pero construcción socio-cultural) muestra diferencias por
grupo de edad, estrato y sexo. Así por ejemplo, los jóvenes de los estratos más altos
muestran un menor temor.
“(…) yo creo que se sienten tranquilos, la verdad nunca hemos tenido una experiencia
desagradable (…) –respecto del Temor- la verdad es que no mucho, nada.” (Mauricio
ABC1)
“Yo creo que hay temor, hay preocupación, pero en relación con los espacios públicos yo
veo que no” (Pablo, ABC1).
Por lo que se aprecia en estas citas, el nivel de temor entre los hombres jóvenes,
respecto de los espacios públicos de su comuna, es bajo. A diferencia del grupo
femenino del mismo estrato y edad en que se acusa un mayor nivel de temor.
“Aparte ahí hay muchas construcciones todavía, entonces van a haber maestros y me
inspira un poquito de temor” (Maria Francisca, ABC1)
“(…) no me quedo sola en la casa, o sea de hecho ahora, o sea mis papás me dicen que
invite a todo amigo que conozco a dormir a esta casa, porque me muero de susto.”
(Carla, ABC1).
“Yo no dejo de hacer las cosas por miedo, igual no sé, voy al centro llego tarde en micro
a mi casa (…) no me paraliza/ No o sea yo igual ando con cuidado, si ando en el centro
de repente miro hacia atrás (…)” (Femenino, ABC1).
36
“Yo tengo miedo a que una acción mas que violenta sea física, los delincuentes ya no son
carteristas, ahora te salen con un cuchillo, con un revólver hechizo, ahora ejercen un
poder violento y eso ya es preocupante (…)” (Miguel, C2-C3)
“Claro, es que voy caminando y me preguntan si tengo moneas y yo les digo que no
socio no tengo y de ahí te pueden decir como que no tení pah, pah, pah (disparos), igual
te van a cagar…por eso es mejor correr” (Patricio, D-E)
“Cualquier contacto físico que llegues a tener con el asaltante” (Jennifer, C2-C3).
“(…) pero para allá si poh, hay mucha droga, mucho robo y violación porque creo que se
llevaron a una niñita para adentro, entonces eso me produce temor” (Graciela, D-E)
“Yo como mujer, el terror es la violación, eso es lo peor o que te metan una cuchilla, que
te hagan daño físico, pero te quiten la cartera eso no.” (Francisca, ABC1)
“(cuando la asaltan) el gallo que me robó la cadena y es como que te sientes, aunque
suene feo decirlo, violada porque sentía las manos del gallo que…las uñas, todo el cuello
rasguñado (…)” (Femenino, C2-C3)
“(…) uno como mujer es otro el miedo, no sé, hay cada loco, no sé pues, si te roban la
cartera sepan donde vives, te sigan (…) existe ese miedo de que no se, por ahí el tipo te
esté observando, no saber cuando la cosa vaya a como más peligrosa que un simple
asalto (…).” (Femenino, C2-C3)
37
Como se ve el temor, en tanto experiencia singular y concreta remite al cuerpo, que se
instala como aquello posible de dañar, así el ser dañado en lo más íntimo configura la
percepción de impotencia.
“Que te dejen pa la cagá, inconciente –a esto le teme- y no podai hacer nada, eso me
daría mucha lata (…) la impotencia tuya y de los demás” (Constanza, ABC1)
“Si viene un huevón y me ataca no sé que voy a hacer, no sé que voy a hacer, porque ahí
todo es válido cachay” (Femenino, C2-C3)
“Ahora ya no te dan una paliza, es con pistola que puede ser.” (Héctor, D-E)
38
también la percepción de amenaza, como configuración imaginaria del “otro”; y la
percepción del riesgo, en que el espacio público aparece derruido, caótico, y violento.
“Todo esto poh, la plaza, la avenida, donde vivo yo, cuando voy al supermercado, la
rotonda (…) esos son los trayectos que yo hago todo el día” (Elena, D-E).
“Yo te diría que hay pocos espacios porque lo que nosotros entendemos como espacios
públicos no son públicos, el mall no es un espacio público, es un espacio privado”
(Jorge, ABC1).
“(…) o sea cuando tu preguntabas acerca de los espacios públicos nuestros espacios
públicos ahora son los mall, que no es un espacio público, que está cerrado, donde el
acceso es más o menos restringido, o sea, pueden ir todos a comprar, pero hay seguridad,
hay cámaras, no es la plaza, no es la calle, no es lo que antes se conocía como público,
como de todos, que todos podíamos participar, algunos pueden participar de eso y no se
si se han dado cuenta, pero ahora los mall han sido cada vez más grandes, van creciendo
y van llenando…van satisfaciendo todas nuestras necesidades, desde ir al médico o
comprarnos lo que se nos ocurra desde un auto o tener la guagua, entonces de todo, hay
plazas dentro de los malls, hay juegos hay de todo, nos hemos ido encerrando,
39
encerrando, emburbujándonos y ya no tenemos espacios públicos(…)” (Femenino,
ABC1)
“Yo he visto como que no es seguro, anda como mucho travesti.” (Femenino, C2-C3).
En este marco, es preciso mostrar cómo a pesar de esta destrucción de los espacios,
entre la ciudadanía –precarizada de manera transversal por estrato- aún persisten
ciertas formas de participación. Aunque, tanto las actividades que realizan, como las
motivaciones que están detrás de ellas, se hallan permanentemente enfrentadas por los
fenómenos del temor, las percepciones de riesgo y amenaza; temas que analizamos en
el capítulo siguiente.
40
CAPÍTULO III: EL IMPACTO DEL TEMOR EN LA CONSTRUCCIÓN DE
CIUDADANÍA
No obstante esta omisión por parte del Estado, el Chile actual tiene una multiplicidad
de nuevas formas asociativas. El mismo autor, basándose en el catastro realizado por el
PNUD respecto a las formas de asociatividad en 1999, señala que “En realidad Chile
está atravesado de punta a punta por un sinnúmero de formas asociativas de distinta
naturaleza.” (2000, p 5). Sin embargo, estas “(…) formas de acción colectiva no
constituyen movimientos sociales, ni se convierten en interlocutores de la acción
pública a la hora de definir sus rumbos principales.” (De la Maza, 2000, p 5). En este
sentido, podríamos decir que, coincidiendo con Salazar, la sociedad civil se encuentra
en la actualidad en un estado de repliegue caracterizado por la creación de nuevas
formas de asociatividad, incorporando y abordando ciertas temáticas locales que el
sistema político no aborda (Salazar, 1999). Este diagnóstico es compatible a su vez con
el que hacía Beck respecto de las comunidades del miedo, las que se articulan para
enfrentar un peligro exterior (Beck, 1984). En nuestro caso el peligro exterior es la
delincuencia.
41
En este sentido, en Chile predomina una sociedad civil que trabaja desde grupos
pequeños, con necesidades específicas, locales y cuyo nivel de convocatoria tiene un
carácter esporádico, esto es, la micro-asociatividad se movilizaría ante temáticas
específicas y exteriores. Así, la asociatividad, sería socialmente microscópica, con
características esporádicas y contingentes. El repliegue de la sociedad civil a la esfera
privada se traduce en la precarización de su actuar en la esfera pública, en la medida
en que reemplaza con organizaciones específicas ciertas cuestiones en que el Estado no
puede abordar, pero no logra alterar radicalmente, esto es, políticamente, la realidad
objetiva que las trasciende. En este contexto se propicia la asunción por parte de la
sociedad civil de responsabilidades que antes pertenecían a la esfera del Estado bajo al
forma del Estado de bienestar, produciéndose una escisión de lo social y lo político, lo
que impacta de modo negativo en la actual construcción de la ciudadanía. Al respecto
Grez señala: “El proceso chileno de los gremios y sindicatos de la clase obrera y las
clases medias, siempre fue una vía para alcanzar el poder, a través de lo político, de la
representación política. Lo social y lo político se juntan.” (1999). Lo que ocurre en
nuestro país es que el actuar juntos lo social con lo político ha sido imposibilitado. En
este sentido, la sociedad civil en su “repliegue” al ámbito privado no trasciende a la
esfera política, es decir, no abre el espacio público y por tanto no construye ciudadanía.
42
esfera privada y su conversión en esfera social. Por último, los medios de
comunicación, como veremos más adelante, lejos de informar y fomentar la libertad de
expresión, construyen y crean discurso, ante lo cual los espectadores sólo tienen una
actitud escéptica a la hora de evaluar la neutralidad o transparencia de la información
recibida.
Como se ve, estos cuatro elementos se han visto afectados de una u otra forma por los
procesos modernizadores acaecidos en los últimos años, los que al emancipar la esfera
privada han ido constituyendo una zona de indiferenciación (esfera social), donde
tanto lo público como lo privado entran en una crisis permanente.
Especificidad que puede ser abordada desde los elementos de la sociedad civil antes
caracterizados, para los cuales el estatuto de lo público, la confianza (Fukuyama,
1996)10 y la participación emergen como condiciones de posibilidad en la construcción
de ciudadanía. La que a su vez sólo puede desplegarse en el espacio público – el que se
encontraría en crisis como se señalo previamente-. En este sentido compartimos la
definición de Borja cuando dice “el espacio público define la calidad de la ciudad,
porque indica la calidad de la vida de la gente y la calidad de la ciudadanía de sus
habitantes (2003, p.135)
El discurso individual y social acerca de los problemas o temas que se reconocen como
públicos es fundamental para nuestra investigación ya que expresa el conocimiento de
10
Citado por Sandra Walklate: “Como norma general, existe confianza cuando una comunidad comparte
un conjunto de valores morales que posibilitan crear expectativas de una conducta regular y honesta”
(Fukuyama, 1996). Si esto es así, la confianza es de suyo un concepto social, el cual, como veremos más
adelante, se divide en interpersonal e institucional (Dammert y Lunecke, 2002).
43
los sujetos respecto del quehacer político actual, y a su vez evidencia el compromiso
político que pueden sostener con ciertas ideas y proyectos de sociedad.
“temas que son prioritarios... que son materias de luchas políticas” (Juan Carlos,
ABC1)
“el principal problema, que siempre se maquilla... es que queremos hacer de esta
sociedad...” (Julio, C2-C3)
“Yo creo que todo parte fundamentalmente de las leyes, yo creo que hay que hacer una
modificación urgente a esas leyes porque ahí parte el problema y aparte que se hagan
respetar esas leyes”. (Femenino, C2-C3)
“Creo que todo redunda en los que hacen las leyes, nos tiene sumidos en este país con
déficit atencional (…)” (Masculino, C2-C3)
Como se puede observar, si el principal problema son las “leyes” o el “que queremos
hacer de esta sociedad”, significa que existe un reconocimiento de lo público como
principio o punto de partida de la discusión de lo social. Sin embargo, se advierte una
escisión de lo social y lo político: lo social parece responder a una esfera independiente
que la esfera política, o bien, la segunda pareciera no poder movilizar la primera.
11 Político, en sentido fuerte y descentrado de sus instancias tradicionales, a saber el Estado o los
partidos políticos: el que hemos llamado aquí “discurso político” se interroga por el vivir
juntos, por la organización misma de la “polis”, que puede provenir desde instancias formales
como el Estado o los partidos políticos, o de instancias más bien informales.
44
Además de esta escisión, resulta interesante ver como la misma se manifiesta de forma
diferenciada por estratos socioeconómicos. Mientras en los estratos altos -y a veces en
los medios- la clasificación de los problemas o temas públicos prioritarios se hace
respecto de una referencia externa, es decir no se describen como propios. En los
estratos bajos, los problemas escogidos son acompañados por las propias vivencias:
“Los problemas públicos son los que incumben a todos... los primeros que se te vienen a
la mente son la pobreza, delincuencia y obviamente hay más” (Carmen, ABC1)
“la salud...no tengo ISAPRE, ni nada, (...) que te dan un jarabe, es impresionante que
sirve pa todo igual” (Patricio, D-E)
“Sería como los problemas típicos que se podrían contar en términos de problemas
globales como economía, educación, delincuencia, etc./ Son como los típicos: educación,
salud, política, seguridad./ Que abarcan a toda la sociedad y son de conocimiento de
todos.” (Masculino, ABC1)
“La delincuencia, poca justicia…/Eso mas que todo eso, porque entre policía y
delincuentes parecen estar iguales o sea uno no sabe, por ejemplo, donde yo vivo, como
yo voy a denunciar si no se si ese policía es corrupto” (Femenino, D-E)
45
suscitar una acción ciudadana contraria o alternativa a las instituciones de
participación ciudadana establecidas, opera en sentido contrario, a saber replegándose
a la esfera privada. En este contexto, se entiende el tránsito de lo referente a lo
vivencial, en tanto, ambos discursos son propios del mismo proceso privatizador: en el
discurso referencial el sujeto adopta una posición “contemplativa” ante lo público, es
decir, desde su privacidad contempla lo público de lo cual no se siente parte, y en el
vivencial el sujeto adopta una posición “reactiva”, es decir desde sus experiencias
privadas juzga a lo público.
“Hice parar al radio patrulla, le conté a los pacos, y me dicen oye no le pegaste?, así, se
rieron, me dicen vas a hacer una denuncia? ¿Para perder el tiempo (…) y que voy a
ganar? ¡Nada!” (Masculino, C2-C3)
“Yo creo que lo más gracioso es que van a una cosa insignificante, por ejemplo yo estoy
escuchando música en mi casa fuerte, los vecinos de al lado llaman a carabineros y
llegan al tiro/ Hacen harto escándalo y nos hacen pagar un parte, uno tiene que pagar
una cantidad o porque la señora le está reclamando, pero de las cosas interesantes no se
preocupan.” (Femenino, D-E)
Un ejemplo de la actitud contemplativa, señalado en apartados anteriores: “Yo
no los utilizo, soy socio del estadio croata y siempre vamos a jugar allá (…) Pero se
utilizan, nunca los he visto pelados, siempre hay gente en las plazas y todo.” (Miljenko,
ABC1)
En las dos primeras citas de los grupos focales, lo público (como Carabineros) aparece
de manera experiencial, en la tercera (de Miljenko) aparece como exterior y lejano. Así
como la actitud contemplativa supone un alejamiento de lo público, la actitud vivencial
también lo hace. En ambas, la evaluación crítica de lo público no genera niveles de
participación colectiva de carácter político (ciudadano), sino propende a un
inmovilismo y repliegue hacia la esfera privada, lo cual se debe fundamentalmente a la
aparición del temor, la percepción de riesgo y amenaza. Así, ni en el mejor de los casos
de participación social, como la de Centros de Madres, Juntas de Vecinos, clubes de
fútbol u otras instancias, se llegan a constituir en formas de participación política que
propongan un cambio en la organización de lo colectivo. Lo que se evidencia en la
constante mención de la ineficiencia de las instituciones públicas, el mal manejo de
fondos fiscales e incluso la corrupción, como problemas públicos.
46
“…fraude y tanta coima…todo es negocio…” (Paula C2-C3)
“…el robarle al fisco…porque el país no crece” (Kathy, C2-C3)
“…el poco control de los fondos que se distribuyen, hay mucha fuga…” (Carlos, D-E)
“Desde mi punto de vista no es muy buena (la imagen de la institución) ni hacia
carabineros ni hacia investigaciones, veo mucha corrupción, muchas cosas por debajo, y
eso no me da confianza.” (Femenino, C2-C3)
Por otro lado, el hecho que el discurso de los problemas públicos, en especial en los
estratos medios y altos, se haga bajo un sentido clientelístico, es tremendamente
negativo para la conformación de ciudadanía12. Por ejemplo, se demanda al Estado por
la solución de ciertos problemas o por mayor efectividad de las instituciones en tanto
se está “pagando” por estos servicios.
“Los hoyos de las calles son espantosos... el auto tengo que arreglarlo todos los meses…
este es un problema que afecta a la mayoría de los chilenos... yo como contribuyente debo
exigir estas cosas” (Víctor Hugo, C2-C3)
“O sea sí, yo creo que pasa por un tema de recursos, porque como dice Victoria, uno
finalmente, como hay tanto marketing detrás de todo esto…uno termina dándoles las
gracias, “gracias por cuidarme, gracias por hacer no se qué”, pero es un deber, o sea el
gallo está para eso, o esa, es alcalde y se supone que tiene que dirigir la comuna y hay
ciertas cosas que tiene que hacer, y además pagamos los impuestos, porque además es
eso.” (Femenino, ABC1)
47
se muestra en la siguiente cita, es el surgimiento de una relación heterónoma con las
instituciones públicas:
“Yo creo que el problema público es que el Estado se hiciera cargo de eso…la pobreza”
(Miljenko, ABC1)
“La desinformación que hay respecto de materias públicas o de las personas que, o sea,
de los alcaldes de las personas que tienen la responsabilidad con cada uno de nosotros
(…)” (Femenino, D-E)
Pese a todo, hay que destacar que en algunos entrevistados se expresa cierto grado de
compromiso ciudadano en el reconocimiento de su responsabilidad en las posibles
soluciones de los problemas públicos.
48
los jóvenes.../ La delincuencia, mucha delincuencia, poca justicia.../ Eso... por ejemplo
donde yo vivo, como yo voy a denunciar si no sé si ese policía es corrupto o no.”
(Femenino, D-E, 30-49 años)
En los estratos medios y altos también se observa una recurrente mención del tema,
pero dentro de la enumeración de diversos problemas, entre los cuales la referencia a
una vivencia personal es mínima, como se observa en otro grupo focal femenino del
mismo grupo etário pero de diferente estrato.
“La pobreza y la falta de educación... esto acarrea las demás cosas...” (Mary Rose,
ABC1)
“La juventud no tiene que darle de comer a su hijo, tiene que salir a robar...” (Carlos,
D-E).
“Yo creo que todo parte fundamentalmente en las leyes, yo creo que hay que hacer una
modificación urgente a esas leyes porque ahí parte el problema y aparte que ser hagan
respetar las leyes”. (Femenino, C2-C3)
Esta importancia otorgada al tema puede tener dos explicaciones. En primer lugar, está
el fenómeno del temor que hemos señalado a lo largo de la investigación, que cruza
estratos sociales, sexo y edad de las personas, y que influye directamente en la
49
construcción del problema de la seguridad como un tema que es público en la medida
en que afecta en forma personal:
“... la seguridad, más que nada poder salir tranquila pensando en que no te va a pasar
nada en tu casa...” (Elvira, C2-C3)
50
cobertura frente al 12.7% de los temas de política y 12.2% de economía) (Dastres, 2002),
es un factor fundamental de considerar en todo análisis del tema.
La centralidad de los medios quedó confirmada en los discursos ciudadanos, los que a
su vez caracterizaron la alta cobertura mediática y los altos niveles de credibilidad.
“(…) la televisión sale directo, o sea, hacen entrevistas a personas (…) Es más directo”.
(Femenino, D-E)
“Que la parte de la influencia de los medios es super importante, yo creo que, estoy de
acuerdo con todos los puntos que dijeron, pero no creo que sea lo más importante, lo más
importante son los medios (…)” (Masculino, ABC1)
“Yo por lo menos en la televisión, lo que escucho/ todos los días?/ Si, mal que mal, todos
los días uno está en la tele o escucha algo…” (Femenino, ABC1)
La crítica más generalizada hecha por los entrevistados, respecto del rol que hoy en día
cumplen los medios de comunicación en el tema de la seguridad ciudadana, refiere al
exceso de sensacionalismo.
“Son amarillistas, sensacionalistas, siempre se vende más una noticia mala que una
buena…” (Constanza, ABC1).
“Todo lo que tenga que ver con violencia, con droga, con asalto todo eso lo comunican
con mucho escándalo, y va a seguir…” (Femenino, ABC1)
Dentro de esta crítica, se destaca también la instalación del delincuente como un actor
principal, e incluso hasta víctima de las circunstancias, ya que aparece en cierta forma
como protegido o defendido por los medios.
51
Al preguntar en que radicaría la sensación de temor se responde: “O sea ahí
también influye todo este problema de comunicación, porque si no se dijeran en todos
lados se roban celulares, en los reportajes, nadie andaría preocupado de…seguirían
quizás robando…/ (…) sobreexponen, no sé si sobrexponen.” (Masculino, ABC1)
Este imaginario en que los medios aparecen como cómplices del delincuente, puede
tener un fundamento en la desconfianza generalizada en las instituciones. En este
punto podría pensarse que el carácter “omnímodo” de los medios constituye un modo
de sustituir la clausura del espacio público que hemos señalado. Siguiendo con nuestro
argumento, la sustitución intentada por los medios resulta fallida, en la medida en que
llevan a escena pública la esfera privada, constituyendo un híbrido en que lo público y
lo privado se anulan.
Por otro lado, se señala que existe cierto ocultamiento o manipulación de la noticia de
seguridad. Sin embargo, tras este reconocimiento de que los medios manipulan la
información no existe una imputación de razones por las cuales lo hacen, más allá de
que se señale que la competitividad por el raiting los lleva a agrandar los hechos:
“… los medios de comunicación hace harto rato que dicen la verdad a medias…les
conviene que haya más problemas porque también venden...” (Luis, C2-C3)
“… este último tiempo están orientados a denunciar, y tratar de ganar puntos de
raiting…” (Roberto, C2-C3)
Sólo unos pocos entrevistados declararon que detrás del manejo mediático existe una
utilización ideológica dirigida hacia intereses económicos o políticos personales (o de
ciertos grupos), reconociendo la capacidad de argumentación y el contenido político de
las coberturas. Estos entrevistados se distinguen por ser hombres de estratos
socioeconómicos altos o medios, y por su alto nivel educativo.
“…se juntan 3 personas…y ellos son los medios…y cuando aparece la seguridad
ciudadana, aparece porque somos todos ignorantes…los pusieron ellos porque quieren
más…” (Luis, ABC1)
52
“Yo creo que los medios de comunicación le dan más importancia a la cosa de la
farándula, pero temas realmente importantes que pasan en la sociedad, lo abarcan muy
poco.” (Masculino, ABC1)
“Inducen, manejan la información y ellos muestran lo que quieren mostrar.”
(Masculino, C2-C3)
En tercer termino, en los estratos más bajos existe la percepción que en la difusión de la
noticia de seguridad hay cierta discriminación negativa hacia algunos sectores sociales,
lo que se expresaría en el relevamiento de los problemas de narcotráfico y algunos
hechos de violencia que se dan en esos sectores.
“… en los temas políticos se les saca para que no salga todo al aire…las grandes
estafas.” (Carlos, D-E)
“Es buena por el lado de ellos, porque muestran cuando está el ladrón, lo están
persiguiendo…pero no muestran acá en los lados pobres están… ahí mismo vienen a
robar hasta el negocio… y eso no lo muestran…” (Jessica, D-E)
“O en la misma tele sale que ahí siempre…la misma tele lo margina (…) O la tele dice
en la Legua se trafica pero hay gente buena, gente trabajadora.” (Masculino, D-E)
“Y tratan la noticia de acuerdo al estrato socioeconómico, o sea yo he visto periodistas,
metiéndose dentro del funeral de gente de más bajos ingresos que lo asaltaron y lo
mataron y preguntándole allí a la viuda que siente, yo no los he visto por ejemplo en la
capilla de La Dehesa…ahí yo veo una diferencia, un respeto distinto.” (Masculino,
ABC1)
“… algo que a mi me molesta son los apellidos de los delincuentes ‘el violador de La
Dehesa’…” (Pablo, ABC1)
53
exposición de la violencia, de los métodos con los que se delinque y de la falta de
castigo de los hechos delictuales, se está contribuyendo a difundir las conductas
delictuales o antisociales sin aportar con soluciones al problema.
“De repente informan tanto como robar, que están dando ideas a los ladrones para ir
mejorando las formas de robar…” (Ana María, ABC1)
“… están ayudando al delincuente a que no le tema a la sanción” (Patricio, ABC1)
Esta valoración de la televisión como única fuente de información tiende a ser más
fuerte en los estratos medios que en el resto (sobretodo en las dueñas de casa), ya que
en los estratos bajos a veces se cree mucho más en la experiencia directa o de los
vecinos que en la información transmitida por los medios, y en los estratos altos hay
tendencia a buscar medios alternativos como la prensa o el Internet. Por ello, sólo en
estos últimos se reconoce que ante la exageración o manipulación de la noticia de
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seguridad los auditores deben buscar diversas fuentes de información para “filtrar” de
mejor forma lo que es real.
“… o sea hay que tener un filtro para ver un poco la información, tener la visión de
varios canales” (Ma. Francisca, ABC1)
“(…) en la medida en que informan más, uno va tomando mas cuidado.” (Masculino,
ABC1)
“… me dan pena las noticias porque veo tanta violencia…y todo eso a ti lo único que
hace es ser más aprehensiva” (Arcenia, C2-C3)
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pero con magnitudes y resultados diversos debido a que –como se verá más adelante-
la victimización se presenta con umbrales diferentes entre estratos sociales.
“…por ejemplo hay 7 muertos en una parte según un canal y en otro dicen que hay 5 y
así po uno va juntando las cosas y no les creo” (Gladys, D-E)
“yo creo que informan pero hay gente que tampoco entiende…o no quiere escuchar…”
(Blanca, D-E)
“Yo creo que con respecto a los temas de robos y asaltos en Chile la gente ha perdido la
capacidad de asombro (…)” (Masculino, ABC1)
“…se limitan a dar la noticia no más, pero no hay un cartelito antes que diga no matar,
no hay una campaña, salvo el don graf…” (Jaime, C2-C3)
“…gran parte de la inseguridad de los chilenos está creada por los medios de
comunicación…pero lo que se vende en ese tratamiento son soluciones más bien
individuales…” (Domingo, ABC1)
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2. Desconfianza ciudadana
Como señalan Dammert y Lunecke: “La confianza social entendida como confianza
interpersonal y confianza en las instituciones, es un factor que influye en la estabilidad
del orden democrático” (2002). Para efectos de la presente investigación
consideraremos los mismos dos niveles de confianza señalados por las autoras, es
decir, la interpersonal y en las instituciones.
Así vemos que de manera general todos los entrevistados muestran una profunda
desconfianza tanto respecto de los vecinos como de las instituciones públicas. Respecto
de estas últimas y de modo particular, es Carabineros la institución más valorada, y el
sistema de justicia la que peor evaluación de confianza obtiene. A continuación
abordamos la caracterización de la confianza en ambos niveles, pero además, dentro de
esta última mantendremos la distinción entre evaluación de la calidad del servicio y la
confianza en la institución como tal. Además, abordamos en primer lugar la percepción
respecto a las instituciones en general, y en segundo lugar, la percepción de éstas en
particular, cuya más relevante distinción está entre la institución de carabineros y la
justicia.
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Instituciones: crisis de legitimidad
Siguiendo con nuestra argumentación, la zona de indiferenciación que pone en
cuestión lo público y lo privado produce en las instituciones públicas una profunda
crisis de legitimidad. De esta manera, abordamos la “crisis de legitimidad” como la
vigencia de la ley sin significado, es decir, las instituciones públicas se hallan
desgarradas de su contenido normativo. Así, hemos vinculado este proceso con la
desconfianza tanto a nivel de las instituciones públicas como a nivel interpersonal.
Manifestándose claramente, la primera, en el escepticismo que se advierte hacia las
instituciones públicas, especialmente, en los jóvenes de todos los estratos
socioeconómicos:
“Si una senadora de la república me habla que hace falta poner toque de queda me habla
de un país que está cojo”. (Pablo, ABC1)
“Confianza Cero” (Francisco, D-E)
“Yo te digo lo siguiente, resulta que somos un país, el cual esta regido por una ley que
es igual para todos los chilenos, pero resulta que no se aplica por igual a todos los
chilenos, ¿te fijas tu?” (Masculino, C2-C3)
“Me gustaría que pudiéramos avanzar sobre la imagen que ustedes tienen
sobre las instituciones que hemos mencionado/ En mi caso no es muy buena, en
relación a lo que ha pasado en el último tiempo con los sacerdotes, con el gobierno, la
corrupción…no es un punto muy positivo (…) desde mi punto de vista no es muy
buena, ni hacia carabineros no hacia investigaciones, veo mucha corrupción, muchas
cosas por debajo, y eso no me da confianza(…) /Si yo comparto la opinión de ella, pero
en cuanto al gobierno, yo veo otro aspecto que a mí me parece bastante relevante que ha
sido en este gobierno que es el desarrollo económico que se ha hecho, se ha tratado de
reactivar la economía(…)/ Centrémonos en las instituciones ahora, yo no sé que
piensan por este lado que no han dicho nada…/ Yo tengo la misma imagen, o sea
no es muy mala imagen pero encuentro que hay un mal uso del poder, de carabineros, de
investigaciones…o sea no sé que otras instituciones, pero de carabineros que es lo que
uno ve siempre o que está en las calles (…)/ la mía en realidad es mala imagen en todo,
los militares, encuentro que no hacen nada, les pagan y uno nunca los ve en la calle
cuando se necesita, por ejemplo, cuando hay violencia en los estadios, si faltan
carabineros, ¿porqué no están los militares?(…)” (Femenino, C2-C3)
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Así, en el grupo de jóvenes es donde esta desconfianza se magnifica. Esta “confianza
cero” o la “mala imagen en todo” indica cómo las instituciones están siendo
cuestionadas en la extensión o magnitud de su poder. Situación que se define por la
perdida de legitimidad: el estatuto de lo público (en tanto las instituciones referidas
son formalmente de carácter público) invadido por la esfera privada, pierde entonces,
la legitimidad que la sociedad una vez le hubo otorgado. Sería fácil atribuir
psicológicamente, es decir, como propio de la etapa del ciclo vital en que éstos jóvenes
se encuentran, la opinión de éstos respecto de las instituciones, pero lo que
encontramos es que esta desconfianza se repite, con diferente intensidad, no sólo por
grupo etário, sino también por estrato social y sexo.
“Por ejemplo hay carabineros que pillan tomando a alguien en un auto, le dicen ya
cómprame un trago y una bebida y te suelto.” (Femenino, D-E)
“La plata igual da vuelta a carabineros/ que sacan con estar los carabineros ahí si
después un billete y ya, y se quedan callados, están ahí no más.” (Femenino, D-E)
“Ya no los veo como el superhéroe” (Paula, C2-C3)
“Es que cachai que los pacos nos tratan super mal” (Patricio, D-E)
59
ellos también son corruptos…te fijas…/Y se está haciendo la corrupción hoy en día
públicamente (…).” (Masculino, C2-C3)
“Super poca, super poca, como que no hacen nada porque no les dan poder.” (Carla,
ABC1)
“Cuando llamo a Carabineros, nunca llegan” (Victoria, D-E)
“Yo creo que es corrupto un gran porcentaje de carabineros e investigaciones, pero yo
diría mas como los pacos rasos (…) una amiga mía estuvo detenida en Colina, en la
Comisaría de Colina, por esa razón, el carabinero, el paco digamos, la quería violar y eso
no puede ser porque ella estaba detenida por alcoholismo.” (Femenino, C2-C3)
Tanto el que “no hacen nada” como el que “no llegan nunca” indican ausencia de lo
institucional y apertura de la percepción de riesgo. El que no exista un orden, un punto
de referencia implica que los límites clásicos que hemos señalado se difuminan, es
decir, ese orden se halla en suspenso, cuyo efecto práctico es la aparición de la
percepción de riesgo. Por lo demás, el que la referencia de la falta de legitimidad se
haga en torno a la institución de carabineros no es arbitrario sino que se debe, primero,
a que es la institución que las personas asocian mayormente al problema de la
seguridad ciudadana y, segundo, porque es la institución que tiene el contacto más
directo con la población; esto determina que ante los ojos de la ciudadanía Carabineros
sea la encarnación de la autoridad, del orden y de la ley, que en el fondo son los
elementos que se ponen en cuestión cuando se señala por ejemplo “porque no les dan
poder”.
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“(…) el mayor problema es que hay demasiada diferencia (respecto de la justicia)”
(Femenino, D-E)
“(…) porque uno nunca sabe lo que pasa en la calle. Uno siempre tiene que andar con
un ojo adelante y otro atrás” (Hugo, D-E)
“Si, porque si uno anda en la calle te asaltan, no se poh, te violan, andai en la micro, lo
mismo, andai en cualquier lado siempre te va a pasar lo mismo, dai la vuelta en la
esquina de tu casa te pueden violar, te pueden hasta matar…” (Femenino, D-E)
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“Yo tengo excelente imagen de carabineros /Excelente porque donde los necesiten ahí
están.” (Femenino, ABC1)
“Todo el mundo sabe que no se cumple, yo creo que hay vacíos legales también”
(Femenino, ABC1)
“Hablemos del tema del poder judicial y de lo asociado a él, ya que salió de
forma natural: cuál es la imagen que tienen del poder judicial./ Burocrático, lento
/ Sí / Eso es la peor imagen para mí, en cuanto al sistema público./ Si, yo creo que ahí
radican todos los problemas/ El que tiene plata sale libre, el que no queda preso/ Bueno,
también es un tema de falta de información también porque por ejemplo, si agarran a un
ladrón y lo llevan y si tu haces la denuncia te llevan al juzgado…y de repente la gente
no va tampoco y obviamente el tipo va a salir, o se a obviamente también es una
cuestión de compromiso ciudadano (…)/(…) continuemos por acá con lo del poder
judicial?/ Yo también encuentro que se discrimina un poco en ese sentido a la
gente(…)” (Femenino, C2-C3)
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mientras que casi un tercio se muestra indiferente respecto del régimen político.”
(Lechner, 2003, p 26).
“En realidad nada, yo llamé a carabineros porque es como lo que hay que hacer, pero no
es como que vaya a confiar.” (Orieta, ABC1)
“En carabineros, mucha (…) le diría que estoy orgulloso de la institución de
carabineros.” (Jorge, ABC1)
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Si bien este aspecto puede contribuir al fenómeno, pensamos también que el elemento
del cuidado y la orientación hacia la esfera privada sigue teniendo un papel relevante
entre las mujeres. Mas aún si las entrevistadas, en el contexto de temor que hemos
caracterizado, son madres. En este sentido, puede distinguirse el temor que
experimenta el grupo femenino cuando se refiere a sus hijos.
Este último aspecto puede corroborarse, además, al observar el discurso de una mujer
del mismo grupo etário pero que por ser soltera, sin hijos y militante de un partido
político (institución política tradicional) tiene una confianza e identificación mayor con
las instituciones públicas.
“Tengo confianza, mucha confianza, porque son democráticas y tratan de hacer bien lo
que tienen que hacer” (Francisca, ABC1)
Por otro lado en el estrato alto, en especial en el grupo mayor de 50 años, se aprecian
mayores niveles de confianza en las instituciones en general.
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Este discurso de altos niveles de confianza en el estrato alto y grupo etário de 50 y más
contrasta, como hemos señalado, con el discurso femenino de 30-49 años, pero sobre
todo con los de otros estratos sociales, en especial el estrato D-E.
“No sé, prefiero a una persona (…) carabineros no me dan confianza por la prepotencia
que muchas veces tienen.” (Victoria, ABC1)
“Y cuando hay peleas de esa gente mala que hay, hay peleas que se agarran con cuchillo
con palo, con lo que sea, uno llama a carabineros y carabineros llega, conversa con ellos
se dan media vuelta y parten, yo ya los conozco (…)” (Femenino, D-E)
Asimismo el aprecio que el estrato más alto ABC1 de adultos mayores tiene de las
instituciones públicas, contrasta radicalmente con lo que señala el mismo grupo de
edad, pero del estrato medio.
“(…) llamas a carabineros y no vienen los carabineros y si vienen llegan a las dos horas
después.” (Victor Hugo, C2-C3)
“En general muy pobre (la confianza en instituciones)” (Oscar, C2-C3)
Por último, en el estrato más bajo del mismo grupo de edad, se señala.
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“Yo tengo más confianza en los militares que en Carabineros, son más rectos” (Carlos,
D-E)
“(…) nadie se atreve a denunciar (...)” (Julio, D-E)
“No porque con ser carabinero toman mal cachay, tu deci, tu le pegai a uno en defensa
personal el gueon te está cogoteando y tu le pegai, llega el paco, el paco te ve con un
cuchillo y te saca la chucha a ti por…entonces que confianza te da el paco”.
(Masculino, D-E)
“(…) yo creo que lo último que trataría de hacer es llegar a la justicia.” (Miljenko,
ABC1)
“El juez dicta su sentencia de depende de lo que el actuario escribe y si tu mojaste al
actuario, ósea, y si tu mataste a alguien el actuario va a decir entonces porque va a ir
preso si le tiró el pelo no más, entonces (…) el actuario apenas sabe escribir cachay (…)”
(Femenino C2-C3)
“(…) yo tengo plata ya toma ahí hay 5 millones y sácame, tengo un punto, al juez ya lo
tengo listo.” (Femenino, D-E)
“La justicia que es lo hablábamos denantes, entonces encuentro que una persona asalta
con mano armada a alguien, sale a los dos o tres días (…) las leyes son muy antiguas,
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son del siglo pasado, entonces si uno mata una gallina es más grave que sin uno mata a
una persona(…)” (Femenino, D-E)
“(…) la labor de carabineros está como muy aislada como muy sola en el sentido de que
tú cuando los necesitas están, a lo mejor no en todos los momentos, pero cuando llegan a
estar y toman detenido a algún delincuente, ellos (aparte de tomarlo detenido) ahí se
termina su labor/ (acto seguido el grupo inicia la discusión respecto de la justicia)
son leyes que coartan la acción de carabineros.” (Femenino, C2-C3)
“Es que yo pienso que el carabinero cumple su labor, entonces si a el le dicen no puede
detener por sospecha, el no lo puede hacer, no es que el no lo quiera hacer…incluso
cuantas veces han dicho carabineros que los tipos los toman detenidos y al día siguiente
los ven en el paseo ahumada y los saludan…cara de palo. Entonces ellos no pueden
hacer eso, entonces si hubiera una ley que les permitiera hacer valer su autoridad de
detenerlo (…)” (Femenino, C2-C3).
El análisis del discurso muestra que a pesar de que existen significativos niveles de
desconfianza interpersonal cotidianos, se evidencian iniciativas de participación y
organización de la comunidad, o al menos se dan algunos intentos de crear lazos
sociales en todos los estratos, especialmente entre las mujeres.
“Hay una vecina de al lado que si nos ayudamos obviamente, por ejemplo, si ella sale, yo
le cuido la casa, me deja las llaves y viceversa, hay ese nivel de confianza.” (Bárbara,
ABC1)
“Ella me invita a su casa, nos tomamos un tecito cosas así” (Flor, C2-C3)
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Pero, es necesario destacar que en algunos casos, estos lazos de confianza entre los
vecinos se generan debido a la existencia de relaciones de parentesco.
“Con los vecinos que más me relaciono yo creo que son unos primos que viven al frente
de mi casa.” (Jennifer, C2-C3)
“Lo que pasa es que con los niños que te mantiene en amistad algunos vecinos (…) no
tiene que ver con el barrio” (Luis, ABC1)
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El “hola y chao” muestra que la relación con los vecinos es sobre todo de paso. Este
punto se relaciona con lo que hemos señalado previamente, a saber, que lo público se
ha reducido a la metáfora del “tránsito”, del “paso”, lo cual revela la precariedad en la
construcción de lazo social: éste se precariza en la medida en que las relaciones con
otros son contingentes y fragmentarias (Hopenhayn,1994).
“(…) puros problemas, el de al lado tiene problemas con el de al lado (…)” (Cristina,
C2-C3)
“La mayoría de la gente es de afuera, pero de adentro igual no se salvan” (Jessica, D-E)
“Todos saben y pá que van a sapear si sapeo me van a decir ah soy sapo y toda la gente
va a decir que son sapos, entonces la gente no se mete en ese problema. / y vay a andar
con el temor que si tu decí algo, te puede pasar algo a ti o a tu familia. / O mi vecina
vende y yo tengo que decir, no, no, no puedo sapearla porque yo tengo mi hijo y si a mi
hijo le pasa algo.” (Femenino, D-E)
De esta forma, el encuentro público entre los vecinos puede aparecer como generador
de problemas, lo que aumenta la desconfianza en lo colectivo en la medida en que la
orientación a la esfera pública se da desde una ética privada. Esto se vincula con la
precarización de la vida cotidiana de nuestra ciudad, precariedad que no está exenta de
distinción socio-territorial. Así, cuando aparece la extrañeza en el vecindario, el
discurso cambia y surge la percepción de amenaza, la cual no se refiere al “vecino”,
sino al “delincuente” al “drogadicto”, el “marihuanero” o “la gente de afuera”. La
percepción de amenaza surge desde la “implosión” del espacio público: el otro deja de
ser colaborador y se transforma en “enemigo”, metaforizado en la figura del
delincuente común.
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“No les importa si la vecina de al lado los vio crecer de cabros chicos, no les importa a
ellos.” (Alicia, D-E)
“Como sociedad o como gente, como lo que somos o si tuviéramos la oportunidad de
tratar de evitarlo, yo creo que la gente que viene de abajo cultural, creo que viene de
donde uno se cría, que la gente que vive en las poblaciones y se droga de chiquititos,
tenga la oportunidad de salir, tenga otra visión del mundo(…) porque no conocen otro
mundo, cuando uno crece y sale de donde está tienen otras perspectivas del cuento
entonces uno tiene ganas de salir adelante(…)Entonces todas mis amigas de chiquititas
eran drogadictas, fue mamá soltera muy chiquitita, amigos que éramos amigos cuando
chicos, están parados en las esquinas o son obreros o no trabajan, roban eso un
poco(…)” (Femenino, D-E)
Las citas se refieren a los jóvenes de su “barrio” por ellas conocidos “desde cabros
chicos” que eran “amigas cuando chicas”, pero que ahora aparecen como si fueran
otros, extraños, sin “importarles” que ellas los hayan visto crecer. En estas citas aparece
la suspensión de la ley que hemos consignado anteriormente, y en este contexto, el
extrañamiento de lo familiar13.
13No se trata de que ahora de plano todo se vuelva extraño, sino que hay un permanente juego
entre el extrañamiento en lo más familiar, y este rasgo es justamente lo que desconcierta
instalándose desde esta “zona de indiferenciación” indicada una y otra vez, entre lo público y lo
privado.
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general, en las instituciones públicas, porque precisamente, es el estatuto de lo público
lo que está en cuestión, desde los procesos modernizadores que masifican la esfera
privada, destruyendo así lo público.
Así, encontramos una construcción del lazo social más fuerte y fundamentalmente, si
bien no exclusivamente, en los estratos más bajos. Aunque, al mismo tiempo, este lazo
social va aparejado con un desencanto permanente respecto de lo público, como se
evidencia a continuación en la cita del grupo focal.
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“¿Uds participan en alguna organización formal o informal?/ No/ No/ Yo con ella
y la hermana de ella formamos una organización con personalidad jurídica y todo, pero
más de un año no duró porque no nos apoyaron, todavía está pero…/ Teníamos un
local, teníamos un local, pero la misma gente de ahí nos quitó el local, teníamos
batucadas igual los niños de ahí aprendieron a tocar batucadas, clases de salsa había, de
pintura…/Pero ¿para que participan, para qué?/ Nosotros participamos en hartas
reuniones, hicimos rifas…/Si, mi pregunta es porqué uds querían participar/
Porque queríamos ver que poner lomo de toro que los cabros chicos bailaran, que
estuvieran fuera de lo que hay en la casa, pero ahí quedó poh/ Falta mucho apoyo/
Ramón Farías no vale nada, dice que nos va a apoyar y nunca nos apoyó/ Yo participo
por la iglesia en la parte de lo que es colonia urbana, que se trata de ayudar a niños de
escasos recursos para que tengan deportes, convivencia con otras cosas que ellos no
tienen alcance y también para sacarlos del tema de lo que es la droga, la
delincuencia.(…)/ ¿Ahora, en general, en Chile se participa en actividades?/
Nosotras dos trabajamos en un proyecto del gobierno en el 2002, nos pagaban 40 lucas
mensuales…/Teníamos que trabajar en un sector, por ejemplo, en tal sector vamos a
hacer un evento el día sábado como a las cuatro, llegaban niños./¿Cómo se llamaba?/
Proyecto de gobierno no más era, había un monitor y el monitor seleccionaba 18
personas entre esas 18 personas estábamos nosotras. /Eso fue una vez y nunca más.”
(Femenino, D-E)
Los hombres jóvenes del estrato socioeconómico D-E, participan en grupos específicos,
en su mayoría más bien de tipo informales, es decir, no institucionalizados.
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“Ah, si, con mis amigos tenemos un grupo hip-hop.” (Hugo, D-E)
“nosotros trabajamos con jóvenes pero independiente, o sea organizados, pero entre
comillas cachai…se llama Real imperio Pincoyano (…) también nos ayudamos en la
comuna (…) con cualquier actividad estamos nosotros.” (Francisco, D-E)
“¿Uds. Participan en alguna organización formal o informal de cualquier tipo?/
Yo, yo en un centro juvenil, está sin movimiento, era porque trabajaba con muchos
niños, lo que pasa que adentro del centro juvenil eramos como 5 adultos, yo era el mayor
y toda los otros eran menores de 18 y era difícil trabajar con ellos, igual están en la onda
del gueveo onda 15, 16, hasta 14 o 12 años trabajaban./ Y alguno de uds participan
de alguna cosa formal o informal hasta un grupo de música podría ser?/Ah, si
yo sí./Paso todo el día en la calle/(…)¿Dónde participan, que espacios públicos
ocupan?/ Mira, espacios públicos, nosotros ya eramos una organización sin sede,
nosotros no teníamos sede, pero nos conformamos dentro de la sede de la junta de
vecinos de ahí paso el problema con la directiva y justo se presentaban con la junta de
vecinos…después estuve participando en otra sede, pero en esa sede yo estuve como un
año consiguiéndola, una sede que estuvo 5 o 6 años votada, encerrada imagínate, y esa
sede yo lo único que quería era un espacio con 4 paredes y con techo no importa lo que
hubiera adentro, yo saqué un camión de basura, nosotros arreglamos, limpiamos,
colocamos luces, no faltaba arreglar pero nosotros ya habíamos mojado la camiseta por la
sede(…)” (Masculino, D-E)
Como se ve, en estos grupos la participación permite construir identidad (por ejemplo,
el real Imperio Pincoyano, o la apropiación de la “sede”, en tanto lugar) y por ello la
pertenencia a un espacio social determinado. En cambio, en los jóvenes de los estratos
medios la falta de participación es más aguda debido a la desconfianza generalizada
en torno a lo colectivo (sean organizaciones o instituciones).
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diferencias, creo que no se respeta mucho la diversidad de los distintos grupos…”
(Femenino, C2-C3)
En este sentido, así como caracterizábamos la trasformación del espacio público desde
la “aparición” a la “exposición”, también es posible señalar que la participación ha
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pasado de su carácter “político” hasta su repliegue exclusivamente “social”. En este
sentido señala Lechner: “Se reclama un fortalecimiento de la sociedad civil, pero pocas
veces se reivindica la centralidad de lo público para la vida ciudadana. Entonces la
llamada sociedad civil se confunde con una creciente privatización de las conductas: el
surgimiento de nuevas formas de sociabilidad, basadas en estrategias individualistas,
que son racionales y creativas para adaptarse a las dinámicas del mercado, pero que
rehúsan compromisos colectivos” (Lechner, 2003, p. 33). La pérdida de la “centralidad”
de lo público hace que se “privaticen” las conductas y que, por un lado, se mire con
nostalgia el pasado público y por otro se repliegue la participación a lo social,
movilizado en algunos casos, por las diferentes iglesias. Aunque en la mayor parte de
los entrevistados la participación actual es mínima, lo que responde a un sentimiento
de desconfianza en las organizaciones, como se observa en las mujeres de distintos
estratos.
“Yo participo en la iglesia en la parte de lo que es colonia urbana que se trata de ayudar
a niños de escasos recursos” (Femenino, D-E)
“Es que somos medios alejados de las organizaciones, se generan problemas(…)”
(Gloria, ABC1)
“(Respecto de las organizaciones religiosas)(…)preferí seguir el camino espiritual
bajo mi creencia(…)” (Paula, C2-C3)
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se señala: “El sindicato del colegio (Nido de Águilas) donde hacen rifas, bingos, etc.”
(Andrea, ABC1). Así se identifica al sindicato con el hacer bingos o rifas, excluyendo de
él su carácter público-político.
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“Tienen relación ustedes con las juntas de vecinos, en general?/ Si…/ Yo si…/ (se
escuchan algunos si)/Ustedes cuatro?/ Si…/Por qué participan en la junta de
vecinos?/Uno les explica ahí que es lo que necesita, que es…yo siempre he ido y no han
hecho nada de la luz, de los colegios, a chilectra, hay que ir a chilectra es lo que dicen, en
la municipalidad, ellos no pertenecen, tiene que ser chilectra para que venga y han ido
otras personas a hablar ahí y no ha pasado nada. / Uno va a la junta de vecinos la
verdad (…) pero a veces no se pueden hacer cosas, la misma presidenta…la verdad por
allá mi casa, como le digo, nosotros lo que queremos es sacar ese lunar que hay porque
todo(…) pero no se puede y nadie hace nada, o sea nadie se atreve, porque piden firmas
de partida, le tienen que dar la firma al caballero y resulta que todas no quieren pues,
porque dicen como…claro pues tienen miedo porque estos gallos apedrean la casa(…)
entonces imagínese como uno no va a sentir ese temor.” (Femenino, D-E)
“La verdad nunca me he propuesto hacer nada y la verdad estoy esperando que alguien
me lo proponga” (Mary Rose, ABC1)
“(…) eso quedó en la nada, siempre caché que no había alguien que se preocupara por
hacer algo” (Miljenko, ABC1)
“(…) no participo... porque nadie me ha solicitado nada” (Oscar, C2-C3)
“Yo te voy a decir que en Providencia informa personalmente el alcalde…funciona
magnífico, nos mandan una revista, a la tercera edad, caminatas, consultas, hacen de
todo (…)” (Femenino, ABC1)
“Mira de participar puede participar, pero falta un compadre que se dé el tiempo de
juntar a la gente (…)” (Masculino, D-E)
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que además indica una relación heterónoma con éstas instancias de participación
“pública”.
Este discurso tiene una clara distinción por estrato, así aquellos pertenecientes a los
estratos más bajos son los que más participan y, a su vez, son los más dependientes de
los programas sociales del Estado, y por ende los que más resienten su ausencia. Si
bien, en los estratos medios y altos también existe algún tipo de participación en
general está es de carácter social y contingente.
“Lo que si he participado en cosas del pasaje, cuando hay que aportar en algo, vamos a
la municipalidad” (Angélica, C2-C3)
“Tomamos once, conversamos, comentamos cosas (…) pero el grupo nuestro no
necesitaba 200 pesos, necesitamos reunirnos”. (Miguel, D-E)
“(En la organización) La gente conversa sus problemas con otro” (Blanca, D-E)
“La gente se aburre de esperar” (Femenino, D-E)
“Nosotros, la comunidad no tenemos idea de qué proyectos hay, que beneficios hay, en
fin, que se puede hacer, nada, entonces siempre hay un núcleo, un sector no más y eso
no puede ser la junta de vecinos debe ser para toda la comunidad(…)/ Podrían poner
algo que la municipalidad realmente te motive…/ Perdona, a veces no tienen espacio, no
tienen interés en participar en cosas, pero tampoco hay alguien que vaya como un líder,
y nos busque y nos diga hagamos tal cosa, vamos a tal lugar (…)” (Femenino, ABC1)
Contingente en el sentido de que sólo habrá participación en la medida en que surja un
problema puntual que afecte al común del vecindario, haciendo que la participación no
sea constante. Mas aún, se aprecia en las mismas formas de participación, que señalan
los vecinos, la tendencia a la burocratización al delegar funciones y dejar así, como
decía Victoria, “todo en la presidenta”. No obstante esta tendencia no es incompatible
con la configuración del lazo social.
“El día miércoles nos reunimos, conversamos, tejimos, tratamos de ayudar a la gente
que nos necesita, dentro del grupo.” (Gladys, D-E)
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“Participo en el Rotary de Providencia (…) me motivó a participar mi sentido de
servicio a la comunidad” (John, ABC1)
“Soy colaborador activo y permanente de una fundación” (Domingo, ABC1)
“Yo soy dirigente de una organización. / (…) yo participo en una iglesia, igual también
es participar, porque resulta que también se hacen cosas, ir a ver ancianos y esas cosas,
eso yo creo que también entra dentro de una organización.” (Femenino, C2-C3)
Los objetivos de esta participación pueden ser diversos, pero para casi todos, se trata
que la “gente se reúna”, o como decía Blanca, “la gente conversa sus problemas con
otro”. La demanda a constituir lazo social provee de “pertenencia”, pero además
posibilita “protección” ante la amenaza exterior en tanto provee de un “lugar”, en un
contexto donde los lugares tradicionales se han dislocado. En este sentido, no sólo en
los adultos mayores de 50 años, sino también en los jóvenes se aprecia una leve
tendencia a participar y apropiarse de ciertos espacios; aunque esta participación
también suele tener sólo un contenido social.
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“Nosotros éramos una organización sin sede (…) pero nos conformamos dentro de la
sede de la junta de vecinos” (Masculino, D-E, 18 a 29 años)
80
“Ahora la gente no sale por miedo a que la cogoteen” (Luis, C2-C3)
“Al final estamos como enjaulados todos.” (Hernán, C2-C3)
“(…) yo vivo en una cárcel en mi casa, todo cerrado con fierros las ventanas (…)”
(Masculino, D-E)
La sensación de estar “enjaulados todos” o vivir “una cárcel en mi casa” opera como
efecto del temor que se experimenta concretamente ante lo público. El espacio público
al convertirse en espacio de exposición configura al temor, la percepción de riesgo (un
espacio en que todo puede pasar y quedar impotente ante el otro) y la percepción de
amenaza (la figura del otro amenazante con sus diversas formas). Como se ve, la
participación, que implica una forma simbólica de “salir” a un espacio público, se ve
afectada por el temor que promueve el encierro en las propias casas. Así, el resultado
del temor es quedar “enjaulados”, es decir se privilegia un concepto específico de la
seguridad (vinculada al mantenimiento de la vida natural y el “cuerpo”) en contra de
la libertad (como característica de lo público). Ahora bien, este discurso se relaciona
con el proceso anticipado por Hopenhayn cuando dice que “lo privado se hará cada
vez más hermético y lo público cada vez más policíaco” (1994, p 52). El espacio privado
queda “hermético” al instalarlo como si fuera una “cárcel”, y a su vez, lo público
produce una percepción del riesgo como campo “policíaco” en que los cuerpos se
exponen a la violencia. En este sentido, el temor debe considerarse como un concepto
cuya especificidad consiste en su carácter público.
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“Fui dirigente sindical, pero ahora no participo en nada” (Jorge, C2-C3)
“No me gustan los grupos” (Jaime, C2-C3)
4. La victimización
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ante algunos hechos delictuales, cuestión vinculada a la desconfianza en las
instituciones y a los vecinos señalada previamente.
“(…) o sea como yo he visto visto gente que los han cogoteado, fue como una wea
normal, como que pasó y ya.” (Hugo, D-E)
“Eeh…nosotros lo vemos a diario, donde yo vivo, en la esquina de mi casa y se ve
carabineros se bajan, entran, salen, y uno sabe lo que hay ahí (…)” (Femenino, D-E)
La vivencia habitual del delito se advierte en estas citas al ver todo “a diario” y
considerarlo con un carácter “normal”. A tal punto llega esta especie de
acostumbramiento o más bien de vivencia habitual del delito, que los delitos menores
como hurtos o robos en vivienda pero sin fuerza en la mayor parte de los casos (D-E)
ya no se reconocen como formas de victimización.
“a mi me entraron a robar a la casa (…) pero lo tomaron como que no hubiera sido
verdad, los vecinos no creyeron” (Graciela, D-E)
“A mi hijo lo asaltaron un día…como el año pasado, de escolar iba, iba al colegio con sus
500 pesos, iba al colegio con una calculadora, le pusieron una cuchilla en el paradero de
la micro, se devolvió supero asustado y como cerca, vamos al tiro, los carabineros lo
subieron y fueron a la puerta donde saben más o menos(…) los meten presos y después
lo dejan citado al niño al juzgado, uno hace la demanda y o sea y le dan una constancia
los carabineros, entonces a Ud. le preguntan: va a ir a tribunales…no ha entonces no le
ingresamos la constancia porque usted si la quiere dejar escrita tiene que ir a
83
tribunales(…)/ Pero es que tu vas después al juzgado con miedo a esa persona y después
te va pero, los amigos o los mismos familiares son más malos(…)” (Femenino, D-E)
En los estratos medios, se presenta una situación similar al estrato alto en referencia a
hechos delictuales ocurridos a terceros o propios pero que pueden datar de fechas muy
anteriores. Pero sin duda en los tres estratos, el mayor temor se da con relación a los
hechos delictuales que contienen violencia y, por ende, la descripción de la
victimización suele relacionarse con esos hechos más que con hurtos menores, aunque
la ocurrencia de ellos haya sido hace mucho tiempo o por terceros, como suele ser en
los estratos altos.
“Si hace como diez años me robaron un reloj en la calle…” (Jorge Rivera, ABC1)
“No raramente, no me han asaltado, a un vecino jubilado de investigaciones lo tenían de
casero…” (Luis, C2-C3)
“…el otro día a un chiquillo le dispararon de un auto…el chiquillo que vivía al frente,
de 13 años por no compartir un cigarro le pegaron un cuchillo en la guata…”
(Victoria, D-E)
“En el centro no, estación central, roban, pero…/ Porque a mí me asaltaron para el 18,
me robaron 10 mil pesos…/ Y la cuestión también está peligrosa, ahí uno se sube, y la
gente, yo ando con mochila, y siempre, o sea, yo no echo plata en la mochila, y siempre a
mí cuando voy me abren el cierre, siempre, y mi cuñado hace poquito, hace una semana,
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estuvo comprando en Recoleta, al subirse a una micro(…) y otra amiga en estación
central, también le hicieron lo mismo…/a una amiga le cortaron la oreja, se la
cortaron…/Ahora, el miedo que ustedes tienen es a que le roben los objetos que
llevan?/No el daño, el daño que le puedan a hacer a uno. ” (Femenino, D-E)
“El año pasado yo recibí un escopetazo en las dos piernas…porque me metí a separar a
unos cabros chicos…” (Francisco, D-E)
“Un muchacho le pegó a mi hija, mi hijo defendió a su hermana, el padre del muchacho
vino a disparar a la puerta de mi casa…” (Ramona, D-E)
“Una vecina de nosotros mató a su hijo, pero en defensa propia, tú la ubicas…/ Y el
joven quería tomar, y va y toma a la mamá, la mamá estaba pelando papas, quería
pedirle plata para seguir tomando y ella le dice no, entonces la tomó del cuello y ella
claro tiró el cuchillo para atrás, pero se lo enterró en el corazón, justo a su único hijo.”
(Femenino, D-E)
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“cuerpo”, como también actos de violencia localizados en el ámbito doméstico (la
“puerta de mi casa” o mientras “pelaba papas”).
Otro hecho destacable y que aparece en las dos entrevistas, es que además de
transformarse la violencia en un mecanismo de resolución de conflictos. En los últimos
años se evidencia un mayor uso de armas en estos hechos, lo que efectivamente puede
llegar a tener consecuencias en la vida de las personas y, por ende, incide en el
aumento de la percepción de riesgo, amenaza y temor de las mismas. Sin embargo, esto
no significa que en los estratos medios y altos no se presenten conflictos personales o
entre vecinos, sino que el uso de la violencia en estos es menor, y por último, sí es que
se dan, tienden a ocultarse mucho más. Por ello, las referencias hacia la victimización
personal suelen ser respecto de delitos como el robo y el hurto.
Lo señalado por Hugo expresa la precariedad de los lazos sociales entre los vecinos,
que hemos mencionado anteriormente, y muestra cómo el temor coarta las
posibilidades de constituir ciudadanía.
Por otro lado, la victimización vicaria, es decir la que fue vivida por un familiar o
amigo cercano, es la más habitual entre los tres estratos, y por ello toma una
importancia mayor en la configuración del discurso del temor, sobretodo con relación a
las fuertes repercusiones que puede llegar a tener la ocurrencia de un solo hecho de
violencia o agresión física de un familiar cercano. En la descripción de estos hechos se
suelen entrar en detalles, a veces incluso más que en las vivencias personales, y en ellos
se destaca el hecho de que las personas que están en el mismo lugar en ese momento,
sean conocidas o desconocidas, no intervienen en la situación, además de destacarse la
utilización o no de armas en estos hechos:
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” (…) hubo un caso en que a mi papá le robaron el auto a mano armada, y nosotros
sospechábamos de alguien (…)” (Masculino, C2-C3)
“mi mamá fue una vez que la asaltaron…ella se sintió con miedo” (Susana, C2-C3)
“…mi primo venía en la micro y le pusieron un cuchillo aquí y tuvo que entregar
todo… y nadie hizo nada... el venía asustado…ahora siempre anda con eso en la mente,
con miedo” (Rosa, D- E)
En este último tipo de victimización (mediática), más que la persona afectada, a la cual
generalmente no se conoce directamente, es fundamental la ocurrencia misma del
delito puesto que este hecho nos lleva a configurar o reafirmar la imagen que tenemos
del problema.
“Yo por suerte no, pero conozco mucha gente, a casi todos alguna vez le ha pasado...”
(Miljenko, ABC1)
No obstante la lejanía del hecho mismo y de sus victimarios, respecto del fenómeno del
temor, este tipo de victimización cobra una singular importancia puesto que
contribuye a configurar la percepción de riesgo, donde la delincuencia aparece como
un problema prioritario que se escapa de todo control.
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“…y en este momento está en decadencia todo…con la delincuencia y la droga está
tremendo…” (Oscar, C2-C3)
Así, es posible observar en el discurso sobre los problemas públicos y sobre el rol de los
medios, analizado previamente, cómo el tema de la delincuencia se transforma en el
referente permanente que induce a aumentar la percepción de riesgo, en general, y del
temor respecto de la victimización, en particular.
“…la delincuencia porque no puedes vivir tranquilo, porque no sabes que le puede pasar
a tu familia” (Juan Carlos, C2-C3)
Además de las diferencias que se producen entre estratos, respecto de los distintos
tipos de victimización, es necesario destacar algunas singularidades que se presentan
entre grupos etários y de género. Estas suelen destacarse en los estudios cuantitativos
sobre victimización y temor. Por ejemplo, se señala que la victimización es mayor en
los jóvenes, y en las mujeres de mediana edad, pero que el temor es significativamente
mayor en estas últimas (Dammert y Lunecke, 2002; Paz Ciudadana, 2004). En las
entrevistas no puede estimarse una menor o mayor cuantía de casos victimizados por
cuanto se trata de una muestra no representativa y que sólo pretende dar señales
cualitativas del tema. Sin embargo, entre las descripciones de los entrevistados es
posible observar que los jóvenes son los que declaran más hechos delictuales de
violencia (asaltos, riñas, u otros), siendo a la vez los que expresan menos temor
respecto de la posibilidad de volver a ser víctimas. Aunque ello no significa que no
hayan sentido temor en la experiencia misma.
“…a mi también me han robado, pero no por eso tengo más miedo…” (Carmen,
ABC1)
“…llegue pálido a la casa, pero no fue violento, no fue traumático” (Julio, C2-C3)
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Por otro lado al preguntarles a los adultos si ellos o alguien cercano ha sido victima de
algún delito, suelen relatar hechos que han ocurrido a sus hijos jóvenes, relatos en que
se evidencia un gran temor por lo que pudiera pasarles a éstos, más que por sí mismos.
Fenómeno, que hemos analizado anteriormente y, que en tanto discurso “materno” se
da transversalmente por estrato social, con mayor frecuencia en mujeres de mediana y
mayor edad.
“mi hijo…lo asaltaron con un revolver…tuvieron que entregar todo y quedaron muy
shockeados” (Blanca D-E)
“A mi hijo lo asaltaron, yo vivía en Los Vilos, y primer año que vivía en Santiago, mi
hijo yo le di permiso para jugar a los videos hasta las 11 de la noche, iban a ser 20 para
las 11 y yo salgo a buscarlo, y justo viene una vecina y me dice: a tu hijo y a mi hijo los
acaban de asaltar, yo no lo podía creer, y no estaba él y supe que un amigo le dijo
acompañarme a buscar unos casette a San Pablo con Radal y mi hijo lo acompañó, y los
dos andaban de marca, mi hijo con una chaqueta de Falabella y el amigo entero de
Reebock y una lola de 16 años le puso una cuchilla aquí, que parecía un corvo…igual
que en las películas (…) y les dijo suelta la chaqueta o si no te mato(…).” (Femenino,
D-E)
“yo estaba lolita y un tipo que…como intento de violación… quede marcada si que
prefiero prevenir” (Arcenia, C2-C3)
“mi mamá…la metió a un pasaje le quito las cosas que tenía en la cartera y quiso
violársela pero no pudo…” (Jessica, D-E)
“A una amiga el sábado casi se la violan y los pacos, que diga los carabineros, llegaron
una hora después.” (Femenino, D-E)
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Por lo mismo el temor de éstas está directamente relacionado con el daño físico-sexual,
el cual extrapolan a sus hijos: “…un hombre masturbándose molestando a las niñitas, pasaba
por el colegio” (Victoria, D-E). Estas diferencias en la victimización entre estratos, edad y
sexo, se manifiestan también, en alguna medida, respecto de las formas de reaccionar
ante el hecho delictual. En este punto, resulta interesante señalar que el discurso
femenino no identifica (o talvez, no explicita) el temor a ser dañada con la posible
situación de violencia intrafamiliar.
Las reacciones que se dan frente a una situación delictual son muy diversas y
generalmente no responden a un patrón fácilmente caracterizable de acuerdo a ciertas
variables, como tipo de delito, grado de violencia, edad y sexo del victimizado. No
obstante, a partir del discurso de los entrevistados es posible hallar formas similares de
enfrentar la situación en la inmediatez. Pero sobretodo, existe similitud en las
reacciones posteriores por cuanto estas no dependen de los elementos (generalmente
fortuitos) en los que se enmarcó el hecho sino que se relacionan con la percepción de
los sujetos acerca de la efectividad de los mecanismos sociales de compensación y
castigo y, por ende, de su confianza en los mismos. Así por ejemplo, los motivos de los
entrevistados para no denunciar hechos delictivos son:
“(…) no hacen nada, yo no voy a tener solución. Entonces voy a colocar una demanda
para puro perder tiempo, yo cacho que los vecinos también piensan lo mismo, porque
tampoco ponen demanda (…)” (Hugo, D-E)
“(Después de sufrir un robo el carabinero le dijo al marido) (…) vaya a poner la
denuncia, fue a la comisaría, y los carabineros le dijeron que el menor (que había
robado) no tenía nada…, entonces, y ahí en ese momento me empezó a dar miedo, a
sentir insegura (…)” (Victoria, ABC1)
“(carabineros) se han intercambiado con los delincuentes…entonces, que seguridad va a
tener uno con ellos si uno los ve que están actuando junto con los delincuentes(…)
ahora están cambiando ojalá que sea así, porque uno ve cosas y como va a llamar a
carabineros si esta uno viendo (…)” (Masculino, D-E)
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“Pero todo eso es corrupción en cuanto a, en todo lo que es círculo de autoridades sea en
el juzgado, sea en carabineros, sea en detectives, todo eso. O sea la gente pobre si no
tiene plata jodió.” (Femenino, D-E)
“(…) por las represalias, siempre hay miedo de denunciar, para que no te vayan a hacer
nada. Todo el mundo se queda callado, no les vayan a hacer nada” (Danisa, D-E)
Por otro lado, en los estratos altos la principal causa de la falta de denuncia es la menor
importancia de lo robado o perdido.
“No, no hice la denuncia, no pudieron sacar nada, fui asaltado pero me sacaron dos o
tres mil pesos, no era como para hacer una denuncia, un lanza (…)” (Carmelo, ABC1)
Así, de manera transversal a todos los estratos, se observa una fuerte reticencia a
realizar la denuncia cuando ha ocurrido un hecho delictual, pero es importante
reconocer que en los estratos altos y medios, la reticencia se debe principalmente a la
evaluación del sistema judicial como excesivamente burocrático y poco eficaz en el
castigo de los delincuentes.
“uno no saca nada con ir a carabineros…no te van a dar ninguna solución” (Fernando,
C2-C3)
“…la segunda vez fui a carabineros y tenia que seguir todo un trámite judicial y no
seguí el cuento” (Jorge Rivera, ABC1)
“…el policía me decía: estas seguro que vas a denunciar, es sólo un reloj…la
experiencia te marca para no hacerlo de nuevo si el mismo policía te dice que no hagas la
denuncia” (Pablo, ABC1).
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“La burocracia, la burocracia, el hecho que se aplace hasta el 2005 la puesta en marcha
de la reforma procesal penal en la región metropolitana, una burla para la gente, de
verdad una burla” (Masculino, ABC1)
En cambio en los estratos más bajos, aunque también se presenta desconfianza en torno
a la efectividad de las penas; el no realizar la denuncia está más determinado, como
señalábamos anteriormente, por el temor a las represalias, lo que se fundamenta en la
cercanía existente entre víctimas y victimarios, y en que los mecanismos utilizados por
carabineros para ratificar las denuncias suelen dejar en evidencia al denunciante.
Temor que además suele ser ratificado, en alguna medida, por los medios de
comunicación.
“(…) también lo que pasa que a veces la persona denuncia y el carabinero va y le dice la
persona que denunció / Justamente./ Mejor no denunciar nada, el carabinero dice fue tu
vecina…/justamente lo que me pasaba a mí, yo denuncio a este muchacho, este hombre
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que vive ahí y vende cosas, he…a mi me dijeron, si usted lo denuncia el va a saber quien
fue…” (Femenino, D-E)
“(…) no los llamé…porque a mi se me robo algo pero tenia que tener testigos…entonces
opte por ir y recuperar mis cosas solo…” (Juan, D-E)
“Yo tengo un amigo, carabinero amigo, él supo lo que me pasaba a mí y me dijo, no vay
a recuperar ninguna cosa, lo único que tení que hacer si lo pillai afuera o adentro,
mételo pa adentro, sácale la cresta, yo creo que vay a quedar más conforme./ una vez yo
hice eso, una vez a mi me asaltaron en la calle entre dos, me quitaron una radio grande
que yo tenía y me entraron a asaltar, ya salimos persiguiendo a estos tipos, y en el
camino eran dos, uno de ellos asaltó a una niñita y al papá de la niñita, lo salió
persiguiendo, lo perseguimos como 4 o 5 cuadras, lo pillamos en una plaza, le dimos una
sarta de patadas, después llegaron los pacos y ahí nos lo quitaron, el mismo paco nos
dijo, sabí que las cosas no las vai a recuperar pero bien hecho que le hayan sacado la
cresta.” (Masculino, D-E)
“Yo prefiero tener una pistola en mi casa y si algo pasa, les pego un balazo/ Igual dentro
de tú casa igual es peligroso/ Si po pero igual, si querí salvarte tu…/Sí poh, ya que los
pacos no funcionan uno tiene que hacerlo a la manera de…/ Lo penca es que tu te
defendí, después matai a alguien y quien se va presa es uno, pero si…/ Por eso tiene que
estar esa ley, como en EEUU todos tienen pistola…” (Femenino, D-E)
“Santiago es el problema entonces?/Mientras tanto, resulta que llega un amigo a la
casa, mi hijo ahora no está conmigo, no está en Santiago, pero llegó un amigo a la casa y
me dijo sabe señora Elisa, yo anduve averiguando lo que pasó con su hijo y me dijo que
el carabinero, yo estaba esperando que llegara una demanda a la casa y no ha llegado
nada, resulta que me dijeron que a mi hijo poco menos que lo quieren matar, hacer
justicia por ellos mismos por haberle quebrado el vidrio, y no fue en defensa propia,
entonces que voy a hacer yo, voy a dejar a mi hijo aquí?, al lado mío y que en cualquier
momento aparezca muerto?.../Ellos hacen justicia por ellos mismos./ Entonces
encuentro que la justicia es muy injusta.” (Femenino, D-E)
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que el problema inicial. Así, el “hacer justicia con las propias manos” supone la
suspensión del marco institucional y la simetría entre el ejercicio soberano y el cuerpo
de los sujetos.
Aunque, el hacer justicia con las propias manos o el tomar revancha ante una situación
delictual es mucho más habitual en los estratos bajos, por el señalado mayor
conocimiento entre victimario y víctima y la agudizada percepción de que las
instituciones “llegan tarde” o simplemente son “corruptas”, los sujetos de los estratos
medios no están demasiado alejados de estos mecanismos, ya que para ellos la
efectividad de la ley también se percibe como nula. Lo que sumado al difícil acceso a
mecanismos compensatorios, como los seguros utilizados por los estratos altos, empuja
a las personas de los estratos medios a buscar soluciones propias e inmediatas.
Por otro lado, no sólo son los hombres jóvenes o de mediana edad, los que reaccionan
de forma violenta ante el hecho delictual, sino que también las mujeres. Éstas, en
algunos casos, intentan evitar el robo acudiendo al uso de la fuerza, pese a que en
estas situaciones la diferencia entre la fuerza del delincuente y la de la víctima, al igual
que el mayor riesgo de sufrir daño físico, puede ser evidente.
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tipo de sujetos. Hecho que tiene repercusiones directas en la sensación de amenaza que
es vivida en la actualidad entre los residentes del Gran Santiago, pero sobretodo en la
forma segregada con que se estructura la ciudad y con ello las relaciones
interpersonales de sus habitantes.
La imagen más difundida, actualmente, del delincuente que puede haber sido o no
reconocido como victimario, y que se percibe como el “otro amenazante”, es la del
joven o adolescente que se inicia precozmente en la carrera delictual. Imagen que
atraviesa a todos los entrevistados:
Esta identificación de los jóvenes o niños como posibles victimarios está tan claramente
determinada por el rango etário, que la mayor parte de la veces no se hacen
distinciones respecto de la proveniencia de ciertos estratos o de algún tipo de
apariencia. Aunque, sin duda, suele establecerse una relación respecto del posible
consumo de drogas de estos jóvenes delincuentes.
“y eran unos volados y uno sabía quienes eran…” (Luis, C2- C3).
La única diferenciación que aparece entre estratos dice relación con la proximidad o el
conocimiento del delincuente. Así, mientras en los estratos bajos, y a veces en los
medios, se identifica al delincuente como un “otro amenazador” pero cercano y
conocido; en los estratos altos el delincuente es un “otro” lejano, que por lo general
viene de sectores pobres y que por ende tiene que trasladarse para delinquir.
“yo una vez fui asaltada, hace unos 20 años, y resulta que yo conocía a los... a estos
hombres” (femenino, D-E)
“(…) es un barrio que está alejado…es difícil que se traslade un poco la delincuencia”
(Mauricio, ABC1)
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5. Mecanismos para enfrentar el problema de la seguridad
Durante los últimos años en Chile, los gobiernos han puesto énfasis en la necesidad de
enfrentar el problema de la seguridad ciudadana mediante políticas públicas y
mecanismos locales que combinen el control policial con la prevención social y
comunitaria (Dammert y Lunecke, 2002; Dammert, 2003). Esto ha implicado
transformar los paradigmas tradicionales en el tema que postulan el aumento de los
mecanismos de control y represión, hacia paradigmas que resaltan la prevención; lo
que ha tenido repercusiones importantes en la definición de las políticas públicas con
la creación de programas de acercamiento entre carabineros y la comunidad (Plan
Cuadrante) y de prevención comunitaria (Comuna Segura). Cambios que
consideramos positivos por cuanto promueven la participación y el compromiso de la
ciudadanía en la solución del problema.
No obstante, para que estos nuevos mecanismos de prevención tengan efectos reales en
la población es necesario que la gente los conozca y se apropie de ellos, de manera que
a futuro, cuando ya no exista la mediación de los programas gubernamentales, sigan
surgiendo iniciativas de la propia comunidad para enfrentar la problemática. Por ello,
en relación con los objetivos que enmarcan esta investigación surgen algunas
interrogantes: ¿De qué manera pueden generarse formas de asociatividad, en torno al
tema de la seguridad, que favorezcan la conformación de ciudadanía?, en este sentido
¿Existe un reconocimiento en la población de la importancia de la prevención, y por
ende de los mecanismos que actualmente se impulsan desde el gobierno?.
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“...Las condenas fueran mentiras ejemplarizadoras…hay empresas que proponen llevar
su productividad a la cárcel para que trabajen…porque tendría que pagarle yo al
desgraciado si resulta que él cometió el error…” (Patricio, ABC1)
“¿Justicia más dura dices…?/ Sí absolutamente…/ ¿Cómo de castigar?/Si porque
yo creo que la gente al final no se atrevería a ser tan malos, o de repente a hacer tan fácil
el robo o, no sé, a ser tan simple llegar a tirar algo y salir corriendo, o llegar y raptar a
alguien o matarlo, esas cosas que pasan, todos los días que no deberían pasar, los gallos
los deberían…no se algo que todo el mundo se diera cuenta, que todo el mundo sepa que
el gallo fue ladrón, o no se que el no se atreva nunca más a hacer daño./ Si, es la única
forma de que puedan aprender, o sea, ya si robas, te vamos a cortar las manos, y es como
drástica pero a ver que reaccione, y si no entienden a la buena y de alguna otra manera
tiene que reaccionar entiendes? O sea tomar reacciones…/ Pero hay una…en el medio
oriente es así, si tu robas te cortan las manos/ Antiguamente los pelaban.” (Femenino,
C2-C3)
“Matar a todos, jajaja…ir a la cárcel y estén ocupando las provisiones del gobierno,
plata de nosotros…yo creo que debiera existir la pena de muerte efectiva…” (Paula,
C2-C3)
“Pescar a todos los traficantes y dejarlos encerrados en una isla…” (Francisco, D-E)
“...Yo creo que debiera ser más mano dura, o sea, si pillaron a alguien robando, no
perdonárselo, o perdonárselo una vez, la segunda no./ Debiera haber pena de
muerte…/No pena de muerte pero…/Yo creo que pena de muerte…/ Yo creo que una
isla y tirarle semillas./ (…) votar por no instaurar la pena de muerte es un tema
netamente político que no benefició en nada al país…/ Yo creo que nadie puede…/Yo
creo que sí…yo también creo que no debiera existir, pero... y no puedes estar
manteniendo a gente que no vale la pena, no puedes estar arreglándole la cárcel, que la
pagas tú…/ Por eso digo una isla.” (Masculino, C2-C3)
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La demanda por “mano dura” se relaciona con lo señalado en el apartado sobre la
confianza, a saber, que en la suspensión de las instituciones tradicionales, los sujetos
quedan expuestos a una permanente sensación de impotencia al sentir que no se está
bajo el amparo de la ley.
En este caso, además se asocia la falta de legitimidad por parte de las instituciones, que
señalábamos anteriormente, con la emergencia de los derechos humanos; es decir, a
mayores derechos, menor seguridad. El supuesto (liberal) de esta cita es que los
derechos al promover las libertades individuales, ponen en cuestión las instituciones
que protegen y velan por la seguridad pública. De esta forma, para la mayor parte de
los entrevistados, el uso de medidas represivas es completamente justificable por ser
una alternativa efectiva en el control del problema de la delincuencia.
“(en el gobierno militar) había más mano dura que antes por lo menos,…o sea ahora al
tipo lo toman detenido y lo sueltan al otro día.” (Femenino, ABC1)
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nuestros entrevistados. Entonces, si las instituciones son percibidas como ineficientes
es lógico que ante ello los sujetos decidan tomar la “justicia en las propias manos”
“Pero pienso igual en Chile es como fácil matar a alguien, ir a enterrarlo, no sé al cajón
del Maipo, o ir a botarlo al mar.” (Masculino, C2-C3)
“Los anti-sociales saben que si roban, a los tres días salen, y que hay muchos vacíos en
la ley.” (Masculino, C2-C3)
Ahora bien esta demanda por represión, más allá del tema judicial-penal está
sobretodo dirigida al aumento de la protección policial, y no sólo en lo que respecta a
mayor dotación, circulación (rondas) o más recursos materiales, sino en cuanto al
aumento de las atribuciones de carabineros para actuar rápida y efectivamente, lo que
implicaría disminuir, la necesidad de la mediación judicial, y en ese sentido traspasar
ciertos límites de las libertades personales y del marco jurídico en general que las
garantiza.
“yo creo que tienen que poder sacar a alguien de una casa si está haciendo algo
malo…carabineros tiene todo el derecho…sin importar si hay o no orden judicial…”
(Flor, C2-C3)
Sin embargo, hay que aclarar que aunque hay consenso en la necesidad del aumento
de la dotación, en el tema de las atribuciones existen mayores dudas por cuanto
algunos temen que retornen ciertos abusos que se dieron en el pasado o “excesos”
consignados en el presente.
“…la vigilancia de carabineros…el pato malo va a ser pato malo con el paco al lado o
sin él…pero por último ahí hay algo que lo ordena…” (Jaime, C2-C3)
“yo con lo único que estaría de acuerdo es con un retén de carabineros… y si es un
cuartel de investigaciones mejor…” (Gladys, D-E)
“Yo tengo una relación de amor y odio con carabineros, porque uno no sé, uno ve cosas,
claro si uno va por la calle y ve que anda una pareja de carabineros uno dice: “ha es
igual están los carabineros”(…) pero también ve los casos de los excesos que se
cometen(…).” (Femenino, ABC1)
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Respecto de este requerimiento por más carabineros, es importante destacar que se
evidencia una diferencia por estratos socioeconómicos. Así, en los estratos altos, en la
caracterización del servicio policial la demanda es menor, debido a que existe una
percepción de mayor acercamiento con la comunidad, además de la utilización de otros
mecanismos de seguridad como alarmas y seguridad privada. En cambio en los
estratos bajos -y a veces en los medios- la imposibilidad de proveerse de estos
mecanismos privados y la menor presencia y efectividad de carabineros incide en que
la demanda más frecuente sea de aumento en la dotación y en el patrullaje en las
calles. Por lo mismo, en respuesta al aumento de ciertos hechos delictuales y del temor
suelen ser las personas de estos estratos las que menos dudan en pedir represión
policial, aunque ello pueda significar la trasgresión de sus derechos o libertades. Así,
ante la pregunta de si “Estaría dispuesto a limitar su libertad a favor de la seguridad”,
un entrevistado señaló:
Es decir, la restricción a las libertades individuales se justifica, en casos como éste, por
la seguridad14. En el caso de las mujeres se observa una tendencia levemente distinta,
aunque algunas critican el retiro de la detención por sospecha otras dudan de su
efectividad por cuanto está puede afectar a sus hijos.
“... Imagínate que vienen a esta casa a buscar a una persona y esa persona está al lado,
ellos no pueden ir al lado a buscar aunque sepan que es un ladrón, un delincuente... eso
lo encuentro absurdo... ahora la detención por sospecha, no sé... yo creo que las leyes
están hechas pa los delincuentes en este momento. Por supuesto, debería haber leyes más
estrictas.” (Angélica, C2-C3)
14
Es interesante cómo la limitación de las libertades a favor de la seguridad corresponde a un contexto de
“estado de excepción”, es decir, un momento de constitución del poder soberano sobre la vida sin ningún
marco jurídico al cual atenerse, en tanto este marco jurídico se funda a propósito de este poder
constituyente “previo”. La experiencia del terror político se debe a este contexto.
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“No se porque es una cosa que en algún minuto le puede afectar a uno (…) yo por
ejemplo tengo dos hijos jóvenes (…) para mí sería terriblemente doloroso que por A o
por B o C los tomaran por sospecha (…)” (Blanca, D-E)
Así, la detención por sospecha, que supone el sacrificio de las libertades personales por
la seguridad (estado de excepción) es demandada por muchos, y puede ser legitimada
sin “ningún problema”, como decía Miguel. Sin embargo, el grupo femenino sospecha
de aquello cuando sus hijos se convierten en potenciales reos. Al respecto es
importante señalar que ambas figuras representan de manera emblemática la
vinculación del poder soberano versus la vida desgarrada de todo estatuto jurídico.
Ahora bien, al no contar los estratos bajos y algunos medios bajos con las soluciones
represivas que demandan, suelen buscar otros mecanismos de protección, los que en
alguna medida pueden reconocerse como de prevención comunitaria.
“Cuando hay un vecino que pueda pasarle algo uno le dice que tenga cuidado que afuera
andan curados y volados, entonces uno previene algo” (Carlos, D-E)
“si pasa algo nos avisamos y tenemos los teléfonos de los vecinos... y nos cuidamos
entre sí” (Arcenia, C2-C3)
“Hubo un tiempo que se robaban los cables de luz... entonces los vecinos de este pasaje
empezamos unámonos... los bandidos salieron y los seguimos...” (Miguel, D-E)
101
organización que no han fructificado, y en la manifiesta necesidad de organización
comunitaria detectada por otros.
“Mi marido se ha juntado, ha hecho reuniones para que no nos pase nada aquí... al final
puros problemas, el del lado tiene problemas con el del lado...” (Cristina, C2-C3)
“Falta más unión del sector... como que cada uno vive su mundo...” (Rosa, D-E)
Como se ve en las citas previas, los conflictos sociales en general (no sólo los
delictuales) no se resuelven con facilidad, por lo que se tiende a recurrir a la violencia
como forma de resolución de los mismos. Por ello, reiteramos que, si bien la
organización de la comunidad en este tema puede ser muy positiva aportando a la
construcción de ciudadanía, es necesario que esta se enmarque en objetivos claros de
prevención propugnados desde las autoridades o desde las mismas organizaciones de
base. Esta misma aprehensión es valida para alternativas propuestas desde los estratos
medios y altos que muchas veces incluyen la utilización de violencia real o simbólica
mediante alternativas de “guetización” de espacios por ejemplo.
102
percepción generalizada de riesgo, y con ello, en la consecuente percepción de
amenaza y temor que operan inhibiendo la conformación de ciudadanía: “(…) actúan
así –los sujetos- porque han contraído obligaciones privadas, no políticas.”(Walzer,
1970, p 76).
Por su parte, los sujetos de los estratos altos y medios son los que más valoran la
importancia de la prevención comunitaria.
Aunque, paradojalmente, son estos mismos los que más utilizan los diversos
mecanismos de seguridad privada, mecanismos que al favorecer el encierro (ya sea en
el hogar o en el condominio) anulan toda posibilidad de construcción comunitaria de
soluciones al problema. Por ello, puede afirmarse que el reconocimiento de que “todos
somos parte de la sociedad” y que, por ende, la seguridad es “tarea de todos”, es solo
discursivo. Además de expresar la escisión de la dimensión política del problema (“la
tiene que asumir el gobierno… la derecha… todos”) en tanto supone que es sólo un
problema “social” (Arendt, 1993).
“La guardia privada, tú la ves todos los días y que ésta se mezcla un poco también con lo
que es el ambiente de la comuna...” (Pablo, ABC1)
“Algún otro (mecanismo de seguridad) aparte de estos autitos?¿Rojos son los
autitos?/Rojos, blancos, otros son los típicos sistemas de seguridad, la…/Alarma que
están conectado a la central./Esos cuales son ésos?/ Particulares…/ A ya
particulares/ Están saliendo recién ahora…/ Y antes no se conocían, eso es un
indicador de que la gente está sintiendo más miedo/ Y que la gente está tomando
medidas de precaución/ Yo creo que la televisión, un día fue que ví de alguien que tenía
unas rejas con electricidad, o sea yo encuentro que eso es ya como mucho…/Es que yo
creo que después de que te entran a robar 8 veces a tu casa, el tipo dice, bueno ya que se
103
electrocute el gallo…/que se muera quemado. (risas de asistentes)/Tu querías decir
algo?/ No, yo me voy, yo me hubiera ido de allí, no sé de alguna manera me hubiera ido
de ahí, no podría seguir viviendo en un lugar así donde hartas veces te pasan estas
cosas./ No sé si es el lugar, mientras más alarmas y más cosas y puntas pongas
alrededor/(…) en mi casa no hay ni una alarma, la reja chica así, bueno, igual se han
metido a robar alguna vez, pero como no ha sido así, una cuestión traumática…/Es que
mucha cosa, mucha cámara, mucha reja…/ da la sensación de que estás resguardando
algo muy…/ Claro o sea entonces los ladrones dirán ahí debe haber algo valioso como
ponen tanta reja, tanta alarma…/ Pero con la alarma da lo mismo o sea, suena una
alarma 8 horas y nadie pesca, nadie pesca las alarmas…” ( Femenino, ABC1).
“Antes que pusieran las rejas, los guardias y todo eso, vino un grupo de cabros
empezaron... a través de eso conseguimos que los vecinos se organizaran para poner
rejas...” (Luis Eduardo, C2-C3)
104
otros factores que estén provocando este fenómeno? Dado que son los estratos altos y
medios los que más recurren a estas formas de seguridad partiremos por ahí para
buscar una posible explicación a la interrogante planteada.
“Yo igual confío en carabineros, si yo veo los carabineros como que me dan seguridad”
(Femenino, ABC1)
“El carabinero no es corrupto, lo que pasa es que la corrupción viene de arriba, de los
juzgados”. (Femenino, ABC1)
“¿Cuál es la confianza que tienen en esas instituciones que han mencionado?/
Yo en carabineros, investigaciones 100% o sea creo que hay que confiar 100% en que
hacen lo que tienen que hacer, y en los tribunales, los excuso en la medida en que
cumplen las leyes(…)”(Masculino, ABC1)
“Yo diría que buena, los tipos son bastante diligentes, llegan razonablemente rápido...
hacen rondas” “hay una cosa del plan cuadrante... tengo el celular del carabinero que
estuvo participando en el tema del robo anterior...” (Jorge, ABC1)
105
“En Macul, hace como un mes, pasó un carabinero, dando su teléfono…/ah el
cuadrante…/el plan cuadrante/ el plan cuadrante entonces tu tienes el celular del
carabinero, tienes una especie como de código que corresponde al sector o no sé a la
cuadra, yo lo encontré súpero bueno, hace un mes mas o menos que está.” (Femenino,
C2-C3)
No obstante, entre los estratos altos es mayoritaria esta visión positiva, ésta tiende a
relativizarse en algunas conversaciones de los grupos focales por cuanto la opinión
crítica de uno o más participantes puede potenciar el carácter crítico del discurso
colectivo, dada la tendencia a homogeneizar las posiciones. Esta relativización se
relaciona íntimamente con el proceso privatizador de lo público, en la medida en que
se rescata a la “persona” y no necesariamente a la institución.
“...sí hay una buena relación con los carabineros de la comuna... que no quiere decir
que le tenga confianza a la institución” (Matías, ABC1)
Si realmente la labor de los carabineros es tan efectiva como declaran los entrevistados
de estratos altos, y la relación con la comunidad ha mejorado, es legitimo pensar que
existen otros factores que están influyendo para que éstos busquen mecanismos
privados de protección. Un factor puede ser el tipo de relación que mantienen estas
personas con la institución, la que paradójicamente es más bien de tipo clientelística. Es
decir, pese a que se evalúa en forma positiva el servicio prestado por la institución
pública se considera que este no podría ser distinto porque se está pagando por él. Esto
significa que se coloca a carabineros casi al mismo nivel que cualquier otro servicio de
seguridad privada y, por ende, no existe mayor diferencia entre contar con uno, con
otro o con los dos. Es decir, en el discurso se tiende a privatizar la institución pública de
carabineros.
106
Otro factor que influye en la opción de la seguridad privada – y que fue analizada a lo
largo del texto – es el impacto de la desconfianza generalizada en el “otro” y en el
funcionamiento de las instituciones públicas. Esta desconfianza desemboca en una
sensación de total descontrol de la sociedad, percepción de riesgo que incide en que las
personas de los estratos altos, pese a recibir un buen servicio de la policía y tener un
menor riesgo de ser victimizados, presenten niveles de temor tan altos como la de
aquellos pertenecientes a los estratos bajos y medios, quienes consideran que la
protección policial es mucho más deficiente. Y son precisamente estos altos niveles de
temor los que motivan a las personas de todos los estratos a buscar diversos
mecanismos de protección, los que varían dependiendo de su capacidad económica
para acceder a ellos.
“...la mayoría le tiene mala a los carabineros... nadie los respeta...por la ineficacia de
ellos, porque muchas veces por sectores nos discriminan, y si pasa un cuico por la calle
no lo van a registrar como cuando pasa un pobre...muchos dicen que los pacos van a
dentro a puro comprar droga.” (Jessica, D-E)
“No les conozco la cara, de repente vienen pero yo diría que en 10 años 2 veces” (Jaime,
C2-C3)
La caracterización del accionar policial como lento e ineficiente por la mayor parte de
los estratos bajos y medios, en los jóvenes de los estratos D-E se transforma en una
crítica directa, señalando incluso algunos casos de abuso de fuerza o de corrupción.
“Entre buena y mala, porque cuando pasa algo llegan a última hora...” (Rosa D-E)
“Cuando los carabineros te detienen, no te detienen ¡hey joven!, te detienen ya
conchetumadre a la pare...ningún respeto contigo” (Francisco, D-E)
Pese a todo, es posible constatar en el discurso de los entrevistados que las políticas
que ha implementado la institución, en los últimos años, han tenido importantes
efectos, haciendo que transversalmente se perciba un mayor acercamiento de la
institución a la comunidad y que con ello se presenten mayores niveles de confianza.
107
“Ahora uno puede conversar con carabineros, puede expresar sus problemas...”
(Blanca, D-E)
De hecho puede decirse que entre las políticas gubernamentales de seguridad que se
están implementando la única reconocible por la mayoría de los entrevistados es el
Plan Cuadrante. Percibido además como un avance importante para el mejoramiento
de la sensación de seguridad de la población.
“Lo único que he sabido es algo de carabineros... del plan cuadrante... falta más
información” (Carlos, D-E)
“Se están dando vueltas, o sea hace algunos años no era común que pasara una
patrulla... ahora es por seguridad” (Jennifer, C2-C3)
Aparte del Plan Cuadrante, los entrevistados no tienen mayor conocimiento de las
políticas gubernamentales de seguridad que se están aplicando actualmente, salvo uno
o dos casos en que se nombra al Programa Comuna Segura; e incluso respecto del Plan
Cuadrante (que ha tenido una significativa difusión) aún se observa falta de
información respecto del mismo -en especial en los estratos medios y bajos-, por lo que
se tiende a confundirlo con programas de tipo municipal.
El que esta persona confunda el plan cuadrante con un plan municipal de seguridad no
es casual, ni es tampoco un caso excepcional puesto que en los últimos años ha crecido
de forma significativa el esfuerzo de los municipios por abordar el problema de la
seguridad. En principio fueron los municipios con más recursos los que invirtieron en
vehículos que transportaban guardias municipales y, a veces, también carabineros;
posteriormente diversos municipios fueron adoptando la misma medida de control y
prevención situacional. Paralelamente se han desarrollado programas basados en
diagnósticos comunales, algunos estimulados por el programa Comuna Segura y otros
por iniciativas locales, así como se han realizado aportes económicos al servicio policial
108
de sus comunas. Todas estas iniciativas han ido posicionando a los municipios como el
principal ente político que a ojos de los vecinos, tanto de barrios pudientes como
pobres, trabaja en el tema de la seguridad.
“...a los 5 minutos están carabineros, con 2 motos que les puso el alcalde...” (Luis,
ABC1)
“Yo creo que hay más relación entre los vecinos y (guardias) municipales, es como lo
que más llega” (Carmen, ABC1)
“Yo fui a una reunión con las juntas de vecinos... (en la municipalidad) nos
preguntaron los lados conflictivos, donde se vendía droga... todo eso para conocer la
realidad para combatir el tema” (Rosa, D-E)
Pese a todo, las únicas políticas municipales reconocidas por la población son las
situacionales debido a su mayor visibilidad y, en algunos sectores, a positivos efectos
en la sensación de seguridad. Sin embargo, no se reconocen efectos sobre el problema
de la delincuencia ya que, como señalan los vecinos, los guardias municipales no
tienen competencias para actuar ante la ocurrencia de hechos delictuales, e incluso su
papel de disuasión puede ser cuestionado debido a que existen barrios en los que, por
ser calificados como “más peligrosos”, no realizan patrullajes. Por lo mismo, en el
tiempo que llevan aplicándose estas medidas sólo se perciben resultados positivos en
los estratos altos, dónde los vecinos afirman sentirse más seguros con la existencia de la
guardia municipal, que coordina efectivamente su accionar con el de carabineros.
109
“(...)eso se combate creen ellos con más autos... son seudo pacos retirados que en
realidad pasan tarde, mal y nunca.” (Julio, C2-C3)
“(...)en la municipalidad tampoco se hace nada, las camionetas se dan vueltas y después
no se ven hasta el otro año” (Danissa, D-E)
“Estas camionetas de paz ciudadana... y el servicio que ellos nos podían prestar, que
incluso para llevar enfermos...” (Gladis, D-E)
“La paz ciudadana, los autos que de vez en cuando pasan por ahí, pero para mi pasan
por los barrios mas problemáticos (Jorge, C2-C3)
“(…) Yo digo en mi municipalidad cuantas veces han hecho encuestas de delincuencia,
de paz ciudadana (…)” (Masculino, D-E)
Si bien este tema no formó parte de nuestra exploración inicial, consideramos que la
instalación del nombre, más que la institución misma, muestra la importancia de los
medios de comunicación en este tema. Lo que encontramos es que muchos
entrevistados confunden los términos Paz Ciudadana con Seguridad Ciudadana, y
debido a ello asumen que las diversas iniciativas en desarrollo en este ámbito son
aplicadas por dicha institución.
110
“... ahora va a ser cosa de dos o tres meses, hay hartos vigilantes, motorizados van y vienen
esa es la paz ciudadana...” (Femenino, D-E)
“...no hay una campaña (preventiva), salvo el don graf, me cae re mal más encima, pero ahí
hay un intento” (Jaime, C2-C3)
111
“Yo creo que la delincuencia tiene que ver con un problema muy de fondo que requiere
de políticas públicas que se basen en diagnósticos... invertir en el ser humano y creer que
se puede rehabilitar...”(Barbara, ABC1)
“La solución está en educar a la juventud... partir de la base... disminuir el consumo de
drogas.” (Hernán, C2-C3)
“Mas actividades para los jóvenes, mas para los que están ahí sin hacer nada tomando
en la calle... centros de capacitación...” (Danisa, D-E)
“Bueno, ahora por lo que hemos escuchado, es un problema real y no tenemos como
perdernos que es un problema así, ¿pero cuál es el problema que existe?, que los
gobiernos, nuestro gobierno no tiene el suficiente dinero, ese es otro problema, es
problema económico(…)/ Eso es en el desarrollo económico, pero tampoco, está todo
relacionado, porque está también la educación, seguridad, todos los problemas que están
involucrados(…)/ Hemos tocado un punto importante que es la educación, la educación
es fundamental para todos los problemas que hay en la sociedad; por ejemplo los
carabineros se han preocupado del sistema(…)”(Femenino, ABC1)
Esto nos permite concluir que, ante el aumento del temor, la percepción de riesgo y
amenaza lo público se ha erosionado, la confianza (interpersonal e institucional) se ha
debilitado y finalmente la participación o capacidad de organización se ha anulado,
debido a esto es prácticamente imposible que el discurso sobre las posibles soluciones
de este o cualquier otro problema se conviertan en proyectos políticos desde el
quehacer ciudadano -de ahí la aparente contradicción entre el decir y el quehacer-. En
este marco, al no lograrse el despliegue de la sociedad civil en el espacio público, la
construcción de ciudadanía queda totalmente limitada.
112
IV. A MODO DE CONCLUSIÓN
113
impacta negativamente en la construcción ciudadana en tanto se configura desde la
crisis de legitimidad de las instituciones públicas, y de manera general de la ley.
Respecto del espacio público concluimos que los procesos modernizadores acaecidos
en Chile durante las últimas décadas lo han transformado de un espacio de aparición a
uno de exposición. Es decir la participación pública-política es invadida por la esfera
privada, y en este proceso el espacio público, lugar que posibilita la alteridad, se vacía
de lo público transformándose en un espacio residual que dificulta la construcción de
ciudadanía.
114
puntual, y social (en el sentido caritativo) de sus iniciativas. Esta situación va
aparejada con la atomización de la sociedad civil, la desconfianza interpersonal, la
crisis de legitimidad de las instituciones gubernamentales, y la fragmentación urbana.
En síntesis, la sensación de inseguridad con todas las variantes que esta presenta, tiene
un claro impacto sobre la utilización del espacio publico por un lado y la consolidación
de la sociedad civil por otro. De esta manera, pensar en la posibilidad de conformar
una ciudadanía activa, generadora de cambios y propuestas en nuestro país se ve
seriamente limitada por la presencia del discurso de la inseguridad y el temor de la
población.
115
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118
ANEXO METODOLÓGICO
1. Objetivos de la investigación
Variables utilizadas
15 Definido por el nivel de estudios, características del empleo, y de ingreso. Así como por la
comuna y sector de procedencia de los entrevistados.
16 Se definieron tres grupos etários, de acuerdo a los parámetros tradicionales utilizados en los
grupos focales se realizaron por separado. con la intención de cotejar los discursos.
119
reactividad o influencia que se produce en la relación interpersonal de la entrevista; se
aplicará el método de triangulación. Entendiendo por triangulación a la recolección de
datos de un rango diverso de individuos y situaciones, a través del uso de una
variedad de técnicas. Más aún, la investigación utilizará el procedimiento de
retroalimentación, en el cual fuentes indirectas del fenómeno permiten corroborar la
información obtenida de las fuentes directas, en este caso se harán comparaciones con
resultados de estudios descriptivos realizados en torno al tema. A continuación se
señala brevemente las características de ambas técnicas utilizadas.
Entrevista individual
Esta técnica, es una de las más utilizadas dentro de la metodología cualitativa es la más
utilizada puesto que permite la interacción personal significativa entre el “sujeto
investigador” y el “sujeto investigado” (Orti, 1991). En su definición más psicologista
se entiende por entrevista en profundidad los “(…)reiterados encuentros cara a cara
entre el investigador y los informantes, encuentros éstos dirigidos hacia la comprensión
de las perspectivas que tienen los informantes respecto de sus vidas, experiencias o
situaciones, tal como las expresan con sus propias palabras” (Taylor y Bodgan, 1987).
Bajo esta definición existen diversos tipos de entrevistas, como la historia de vida; la
dirigida hacia el aprendizaje de acontecimientos y actividades que no se pueden
observar directamente, y por ende, los interlocutores son los informantes; y, por último,
las que tienen como finalidad proporcionar un cuadro amplio entre una gama de
escenarios, situaciones y personas.
120
la función metodológica de la entrevista es “la reproducción del discurso motivacional
(conciente e inconsciente) de una personalidad típica en una situación social bien
determinada y/o ante objetos sociales sólo (en cambio) relativamente definidos.” (Orti,
1991)
Grupo Focal
En segundo lugar se utilizó la técnica de grupo focal, definida como “una técnica de
investigación que permite recolectar información a través de la interacción que
desarrolla un grupo en torno a un tema determinado por el investigador” (Cervantes
2000) y que tiene como finalidad llegar a consensos, para lo cual a veces es necesario
realizar más de una sesión con el mismo grupo (Cervantes, 2002).
A partir de la difusión del grupo de discusión, que se dio gracias a los trabajos de
Ibáñez (1979, 1991), la técnica del grupo focal -utilizada sobretodo en la mercadotecnia-
ha recuperado su uso en las ciencias sociales, incorporando la importancia del discurso
como expresión de la realidad social. En palabras de Orti, “el objetivo de la reunión de
grupo es fundamentalmente pragmático, macro sociológico y extra grupo: el grupo tan
sólo interesa como medio de expresión de las ideologías sociales, como unidad
pertinente de producción de discursos ideológicos” (Orti, 1991). Por ello, con el método
del grupo de discusión, más allá de lograr o no consensos en torno a un tema, lo que
está en juego es la concepción misma del discurso, es decir, la práctica de producción
de sentido. Lo mismo puede aplicarse para la técnica del grupo focal. Entonces, “el
proceso de recoger opiniones o representaciones grupales tiene implicaciones
metodológicas pues el investigador enfrenta el reto de reconstruir un sistema de
significaciones de los que se desprenden definiciones, tipificaciones, estereotipos,
metáforas y otros elementos del performance discursivo” (Cervantes, 2002).
121
El principal atributo de esta técnica es que al expresar un discurso grupal que responde
a visiones socialmente construidas, ya sean de género, edad o status económico,
permite superar la parcialidad de las entrevistas personales. En segundo lugar, el
grupo permite que emerjan, con todas sus contradicciones, ambigüedades y matices, la
estructura motivacional básica de la subjetividad colectiva (Orti, 1991). La tercera
ventaja de esta técnica, es que al provocar la discusión grupal de ciertos temas, propicia
la conformación de un discurso mucho más crítico, congruente y consistente en sí
mismo. Puesto que en la entrevista el efecto reactivo es mayor y, por ende, en algunos
temas, se tiende a responder de una forma políticamente correcta, o de acuerdo a la
demanda ofrecida, esto significa que se limita la consecuencia entre la forma cotidiana
de ver y entender esos temas y lo dicho en la entrevista, lo que es posible de comprobar
al observar las incongruencias que se dan a lo largo del discurso personal.
Respecto del tipo de muestreo, dado que el propósito es mostrar y comparar las
manifestaciones del problema en grupos sociales diferenciados, la opción de nuestra
investigación es un muestreo estratificado intencional y no probabilístico.
Considerando, además, un número significativo de entrevistados para lograr un
amplio rango de variabilidad, sobre las dimensiones de interés del fenómeno. Aunque,
el carácter no probabilístico del diseño muestral puede limitar la generalización de los
resultados a la población total, esto no le resta potencialidad al método, por el
contrario, al responder al propósito de una mejor comprensión del fenómeno, los
resultados cualitativos permitirán redefinir conceptos e indicadores, establecer
relaciones y hallar el sentido que dan los actores sociales (de ciertas características
sociales) a las hipótesis propuestas.
122
ABC1 C2-C3 D-E Total
Edad / Sexo Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer
18-29 1g 1g 1g 1g 1g 1g 6 grupos focales
4e 4e 4e 4e 4e 4e 24 entrevistas
35-49 1g 1g 1g 1g 1g 1g 6 grupos focales
5e 5e 5e 5e 5e 5e 30 entrevistas
más de 55 1g 1g 1g 1g 1g 1g 6 grupos focales
4e 4e 4e 4e 4e 4e 24 entrevistas
Fuente: Elaboración propia, 2004.
4. El Rapport
Las entrevistas
La selección de los entrevistados se hizo a través de un muestreo estratificado
intencional, bajo los parámetros definidos en las variables poblacionales, y de acuerdo
a la definición metodológica cualitativa, dónde lo que interesa es recopilar discursos
diversos no importando la selección muestral estadística aleatoria sino la saturación de
información; aunque en este caso se estableció de antemano el número de
entrevistados proporcional a las características definidas. Para la discriminación de la
variable, nivel socioeconómico, se utilizaron bases de datos segmentadas por grupo
socioeconómico, dónde se consideran la comuna de residencia, el tipo de ocupación
y/o nivel de ingreso, y nivel de estudios. Luego se seleccionó según sexo y grupo
etário.
Así, se fueron seleccionando a los sujetos que, cumpliendo con los requisitos señalados,
estaban dispuestos a conceder una entrevista en profundidad. Luego, una vez
establecidos los contactos vía telefónica, se realizaron las 78 entrevistas en forma
personal, en el lugar de residencia o de trabajo, y estas tuvieron una duración
aproximada de 30 a 45 minutos.
El motivo expresado para la convocatoria fue el del tema de seguridad ciudadana, sin
dar más detalles sobre los objetivos específicos. Dada la importancia del tema, sentida
por la población, casi en la totalidad de los contactos, y luego en las entrevistas, la
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recepción fue positiva. El discurso surgió con fluidez y se respondieron todos los
temas, por lo que no hubo necesidad de repetir las entrevistas.
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