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Sobre Emerson:
En su homenaje a Emerson deja cosas dichas de sí mismo, de las lecturas hechas:
“Allí leía a Montaigne, que vio por sí, y dijo cosas ciertas; a Swedenborg el místico, que
tuvo mente oceánica; a Plotino, que buscó a Dios y estuvo cerca de hallarlo; a los hindús,
que asisten trémulos y sumisos a la evaporación de su propia alma, y a Platón, que vio sin
miedo, y con fruto no igualado, en la mente divina”. Y termina: “¡Anciano maravilloso, a
tus pies dejo todo mi haz de palmas frescas, y mi espada de plata!”
Durante los años de estudios en España (1871-1874) pudo conocer directamente la
filosofía del krausismo (Azcárate, Giner, Salmerón…), de la que en general habla en
términos elogiosos. En unas notas para sus clases de filosofía en Guatemala, Martí alaba a
Fichte, Schelling, Hegel y Krause –al que llama “más grande que Hegel”. Pero, sin duda,
las ideas krausistas que arraigan en Martí con mayor fuerza son las que tienen algo en
común con las del ya citado Ralph W. Emerson (1803-1882), filósofo y poeta
norteamericano, uno de cuyos ensayos (Nature) se convirtió en la fuente del movimiento
filosófico estadounidense conocido como “trascendentalismo”. Emerson, al que Martí
elogia sin reservas (“En él fue enteramente digno el ser humano”), y con el que comparte la
defensa del carácter ético, de la libertad y de las reformas sociales en pro de la
emancipación del hombre, es sin duda uno de los intelectuales contemporáneos que
marcaron profundamente el sentir filosófico del pensador. Junto con Bronson Alcott, otro
trascendentalista norteamericano, son la fuente en la que Martí bebió su “espiritualismo”
modernista, lejos de los planteamientos materialistas del positivismo1.
Sobre pensamiento:
En carta a Manuel Mercado sobre La Edad de Oro expresaba: «Entro en esta empresa con
mucha fe, y como cosa seria y útil a la que la humildad de la forma no quita cierta
importancia de pensamiento [...] lleva pensamiento hondo, y ya que lo echo a cuestas, que
no es poco peso, ha de ser para que lo ayude a lo que yo quisiera ayudar, que es a llenar
nuestras tierras de hombres originales, criados para ser felices en la tierra en que viven, y
vivir conforme a ella, [...]. A nuestros niños los hemos de criar para hombres de su tiempo y
hombres de América» [Epistolario, t. II, p. 116, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana., 1993.]
De él como filósofo:
1. Jorge Mañach, Medardo Vitier, Juan Marinello, Fernando Ortiz, Roberto
Agramante, Humberto Piñera Llera, Felix Lizaso, todos los intelectuales de la
primera mitad del s. XX.
2. Medardo Vitier: 4 dimensiones: profesor, su doctrina propia, su cultura y su
capacidad como pensador.
3. Giner de los Rios, Jiménez-Grullón, los filósofos del exilio español.
4. Antonio Martínez Bello. Ideas filosóficas de José Martí
«Martí expuso meditaciones filosóficas numerosas veces, pero sin ubicarse expresamente
en una tendencia o escuela determinada, y abordó problemas ontológicos, axiológicos y
hasta epistemológicos sin utilizar la terminología de la disciplina y sin detenerse a
desarrollar una doctrina en forma monográfica»
1
Pablo Guadarrama González. Islas, n. 110, Universidad Central de Las Villas, Santa Clara, 1995.
1
A ambos dedica sendos ensayos: “Emerson” (XIII, 15-30) y “Bronson Alcott el Platoniano” (en “Norteamericanos”, XIII,
187-188)
2
En Letras. Cultura en Cuba, o.c., 1, p. 213.