Professional Documents
Culture Documents
EL GRUPO MEGALÍTICO
DE VILLARMAYOR (SALAMANCA)
CONTRIBUCION AL ESTUDIO DEL MEGALITISMO
DEL OCCIDENTE DE LA MESETA NORTE
RESUMEN.- El análisis y valoración espacial del grupo megalítico de Villarmayar aporta nuevos datos, tras
realizar una aproximación al paleopaisaje de la zona. Por un lado. la esfera monumental del paisaje evidencia
la relación entre sepulcros, poblados, zonas de aprovechamiento diversificado y el río Tormes, mientras que
los datos aportados por el estudio del ajuar de El Guijo L inédito, posibilitan la contextualización de las pri-
meras manifestaciones megalíticas de esta zona en el primer horizonte megalítico del occidente de la Meseta.
La conexión del fenómeno megalítico y el Neolítico Interior se valora en relación a los datos disponibles en la
zona de estudio. Finalmente se trazan las líneas generales de un poblamiento en dos etapas que discurre a par-
tir de las primeras manifestaciones megalíticas, mediados del IV Milenio a. C.
ABs-TRAcE.- A spatial analysis and assessment ofthe Villarmayor megalithic group in tite Tormes Valley. Sa-
lamanca, and an approach to the palaeolandscape is here presented. The geographical distribution of monu-
ments clearly shows tite relationships between the tombs, seítlements, diversified resources and Ihe river Tor-
mes. Tite archaeological material has been studiedfrom El Guijo bu rial mound, titus allowing Ihe contextuali-
zation of íhe firtí Megalithic pitase in the Western Meseta. The relations ofMegalithic and Neolithic cultural
pitenomena has been evaluated afier tite few available data in titis area. Finally, a general occupation paítern
is suggested, witit íwo pitases beginning around tite middle ofthe IV millenuum BC.
PALABRAS CMVE: Modelos de asentamiento, Paleopaisaje, Neolítico, Megalitismo, Deitesa, Meseta ac-
cidental.
Ka’ WoRns: Settlement Patterns, Palaeolandscape, Neolititic, Megalititism, Deheso, Westet-n Meseta.
ción original del ecosistema mediterráneo ha sufrido cas, directamente relacionada con el substrato graní-
desde antiguo un proceso de adehesamiento, concep- tico y pizarroso de la zona.
to definido por Balcelís como “proceso que alcanza
un especial sistema de explotación del bioma medi-
terráneo,... muy general” (1979: 9). El ecosistema de 3. SEPULCROS Y POBLADOS
dehesa que actualmente observamos “es histórico, y
cabe presumirlo como una expansión de la utiliza- En esta zona de Villarmayor se conoce un
ción pastoriL dentro del monte originariamente me- grupo de monumentos megalíticos (Fig. 2), tres se-
diterráneo en sentido amplio” (Balcelís 1979: 30). pulcros de corredor y tres estructuras tumulares, ade-
Los terrenos más fértiles se roturaron desde el princi- más de dos poblados que procedemos a describir en
pio y se dedicaron a la explotación adehesada los res- las siguientes páginas.
tantes territorios, requiriendo cierto esfuerzo de pues-
ta en marcha y de rentabilidad a la larga. El valle del 3.1. Dolmen del Torrejón (Villarmayor)
Tormes, amplio y fértil, es considerado como bueno
para la agricultura. La acción del ser humano, los Se encuentra a 838 m de altitud emplazado en la
fuegos y las consecuencias del pastoreo, datan de cabecera del Regato de la Dehesa, junto a otras navas cer-
canas. El sustrato de la zona es terciario y abundan las pi-
tiempos remotos. El hombre aclaró las florestas,
zarras y arcillilas. Actualmente es zona de labradio. Es un
ahuecándolas con ramoneadores. Con el desarrollo sepulcro de cogedor largo (12,5 m), construido a base de
agrícola romano la deforestación aumentó, especial- lajas y bloques de pizarra y cuarzo, todo ello cubierto por
mente en las zonas de clima más duro de la Meseta, un túmulo de grandes dimensiones compuestopor bloques
donde la vegetación tiene dificultades para regene- y lajas de pizarra dispuestas de forma ordenada (López
rarse (Luis y Montserrat 1979: 158).
La formación de los suelos está directamen-
te ligada al substrato geológico. En esta zona tienen
muy poca potencia, están poco desarrollados, son áci-
dos y contienen poca materia orgánica, son suelos
poco fértiles. La escasez de mineral arcilloso hace
que la retención de agua sea escasa o nula, lo que,
unido al clima, explica la vegetación xerófila de la
zona. Son zonas típicas de dehesa, en donde la agri-
cultura no se ha practicado excesivamente dada su
escasa rentabilidad sin buenos medios tecnológicos.
Sin embargo la zona que constituye la cuenca del
Tormes, de substrato terciario, y las vegas (escasas
en el Tormes, dado lo encajado de su curso), donde
los suelos son más arcillosos, se dan condiciones más
favorables para la misma. Estos suelos, determinados
por la configuración geológica, poseen la misma es-
tructura compositiva de hace 5000 años, pues aunque
sus condiciones han variado a lo largo de la historia
por la explotación diferencial (roza, tala, pastizal,
cultivo), desde un punto de vista “relativo” poseen
las mismas características (poco desarrollo, poca fer-
tilidad, acidez).
La zona es rica en recursos hídricos durante
los meses no estivales. Existe una gran cantidad de
ríos secundarios, arroyos y regatos, que poseen un
caudal no abundante, pero si respetable. Las cabece-
ras se sitúan en el límite con la penillanura o sobre la
misma. Abundan también las fuentes y manantiales,
así como las charcas, que se destinan normalmente al
abrevado del ganado. Un topónimo que aparece repe- Fig. 2.- Mapa Topográfico. Sepulcros: 1: Zafn5n; 2. El Torrejón; 3.
tidamente es el de Nava, nombre con el que se deno- El Guijo de las Navas; 4. El Cejo de Diego Gómez. Asentamientos:
mina a la tierra pantanosa, con abundancia de char- A. Peñan,ecer; B. Tierras Lineras.
42 MARTA DíAZ-GUARDAMINO URIBE
2 3 4 3 8 1 2 3 6 5 6 7 8
A A
a a
e e
o o o
E o -—--
O E
r O
o O
o O O o
>4
a >4
Cl CV
2 3 4 5 5 7 8 1 2 3 6 5 6 7 8
A A
8 o
o e
o e-, O
E O E
o
7 o 7 0
0•
o o 00
• a
>4 a a >4
a
Cli CV!
2 3 4 5 6 7 8 1 2 3 • ~ e , e
A
A
o a
c
o
O
O o
o o E 6 • O o
E
o o
7
F 6 loo
o o
o o O O
cvii
o Iii
~ 4 5 6 7 8 1 2 3 4 5 6 7 8
A A
a e
e o
O
o
6
E
o
r 0 1’ o o
00
o o o
o da O
>4
>4 a
CIV CV”!
reductora, seguidas de las que poseen núcleo negro y su- Dentro de este grupo sólo hemos documentado 1 fragmento
perficie parda, con un 18,85%. El cuenco es la única mues- con la superficie alisada, mientras que 49 ¡a tienen espatu-
tra con núcleo pardo/gris ó negro y superficie espatulada lada.
cubierta con engobe rojizo. Pocas son la conclusiones que podemos sacar
Las superficies están casi siempre sin trabajar, desde un punto de vista morfológico, ya que la gran mayo-
aunque no llegan a ser demasiado rugosas. Son ¡94 los ría son fragmentos de pared amorfos (231, 94,7%). Un asa
fragmentos que presentan superficies no trabajadas recuperada en la capa It es de cinta vertical de sección
(79,5%), mientras que 50 (20,49%) ¡as tienen trabajadas. pseudo rectangular. Sobre los bordes (9) ¡o más indicativo
44 MARTA DíAZ-GUARDAMINO URIBE
Núm. L. A. e.
01 3 2W66 12 T66
03 1 31 II 3
08 4 1875 ¡0 775
09 2 19’5 9 75
012 3 2166 866 25
GiS 1 21 10 2
017 1 27 13 3
E Cuarcita y UCristal de
otras roca Trapec. 5 2487 10’5 787
U SIlex • Diabasas Triáng. 7 2229 1016 75
¡‘ig. 7.- Inventario de la industria lítica taJíada de El Guijo. Cl: segmentos; 03: Trapecio asimétrico; 08: Trapecio con la base pequeña retoca-
da;09: Triángulo isósceles; G¡2: Triángulo escaleno; GIS: Triángulo escaleno aJíírgado con el lado pequeño cóncavo; Oíl: Triángulo escaleno
con el lado mayor (pequeño) cóncavo; Mí: Microburil; M2: Ápice triédrico; MD3: Lániinacon muesca; ERI: Fragmento de lámina con trunca-
dura; l+R: Lasca con retoque.
continuadas dada su situación junto al pueblo de Doñinos. fragmentos de cerámica lisa. Este sector se interpretó, no
Conocido desde hace décadas, ha sido mencionado en mul- sin reservas, como más antiguo que los dos restantes (fina-
titud de ocasiones en la bibliografía sobre la prehistoria de les del IV milenio).
la provincia (Morán 1926, 1931, 1939, 1940; Maluquer Relacionados con el poblamiento del tercer mile-
1956; Delibes y Santonja 1986). nio se documentaron una sede de silos y una cerca para ga-
nado, lo que nos ofrece posibilidades a la hora de interpre-
3.6- Poblado deTierras Lineras tar los aprovechamientos de la zona en la época tratada
(López Plaza y Arias 1988-89).
(La Mata de Ledesma)
Asentamiento emplazado en un valle de fondo 3.7. Poblado de Peñamecer (Villarmayor)
plano junto a la Ribera Chica, sobre terrenos de sustrato
terciario, ricos en arcilla, fértiles, en el que se documenta Poblado situado en un cerro, junto a la Rivera de
actividad durante un prolongado período de tiempo (finales Valmuza, controlando terrenos aledaños a la cuenca de
del IV milenio— campaniforme). En general el poblado se Tormes, de naturaleza fértil. El momento de plena ocupa-
ción parece transcurrir a lo largo del Calcolítico Pleno-Fi-
interpreta como un asentamiento del Calcolítico Pleno-Fi-
nal, especialmente por los datos obtenidos en el Sector C. nal perviviendo en la Edad del Bronce (López Plaza 1991).
La cerámica se realizó mayoritariamente con fuego reduc-
tor (73,6%), siendo ¡os cuencos esféricos la forma predo-
minante (57%). Las cerámicas decoradas son escasas, en- 4. EL EMPLAZAMIENTO
contrándose incisiones, impresiones, pastillas... La indus-
tria lítica se caracteriza por el predominio de lascas y las- 4.1. La monumentalidad
quitas (79%).
Es el sector B el que ofrece más dificultades de El emplazamiento de los dólmenes de El
interpretación. En este sector se encontraron restos de un
hogar al que se asociaban un microlito (trapecio simétrico Torrejón, El Gejo, El Mesón y Zafrón, así como los
con retoque abrupto y base pequeña retocada), úiiles de túmulos de El Guijo se vincula sin excepción al do-
arista diédrica, un raspador simple y lascas, además de minio paleozoico, siguiendo la pauta general de la
46 MARTA DÍAZ-GUARDAMINO URIBE
din ci
cEYD 5 E
41<
41 lo
41 1 1< ) ‘4
11 fi
6
a
ca
‘7 19
o o
1
o c o o
4
3cm
20
Fig. 8.- El Guijo de tas Navas. Microlitos Geométricos; Microburiles; Ápices Triédricos; Lámina con nsuesca; ¡‘ragmento de lámina con tn,nca-
dura; cuentas de collar,
provincia (Delibes y Santonja 1986: 135), lo que, co- caso de El Torrejón, cuyo corredor está compuesto de
mo los autores indican, no significa una “determina- lajas de pizarra (Delibes y Santonja 1986: 123). Es
ción” desde el punto de vista geológico, ya que, si interesante el caso de este sepulcro, ya que es el úni-
bien es un hecho recurrente, en la zona de Alba de co que se localiza sobre un substrato no granítico,
Tonnes se han documentado dólmenes de material por lo que los ortostatos de su cámara (de granito)
granítico sobre zonas de edad miocena y en la misma debieron haber sido trasladados al menos 1 Km des-
cuenca media del Duero existieron sepulcros que de- de la cantera de extracción hasta el lugar en el que se
sapai-ecieron por accióp ann-ópica (Bellido 1993). encuentra. Si realmente la geología fuera algo deter-
Los materiales empleados para la construcción de los minante para la localización de las construcciones, se
monumentos en estudio son graníticos, excepto en el plantea por qué no lo construyeron 1 Km más allá.
EL GRUPO MEGALITICO DE VJLLARMAYOR (SALAMANCA) 47
80
70
60
50
40
30
20
10
Fig. 11.-Visibilidades. Visibilidad zonal. Sepulcros: i. Zafrún: 2. El Torrejón: 5. El Mesón. Asentamienios: A. Peñamecer; B. Ticrras Lineras.
un sepulcro más o menos monumental, o para ejercer lados en un producto artificial visible en términos
un control visual sobre un espacio determinado. Tal y espaciales y que mantiene esta visibilidad a lo largo
como señala Criado (1993: 46 y ss.) todo monumento del tiempo”. La voluntad de visibilidad es clara al
es “un agregado de resultados intencionales con cre- menos de los mayores monumentos: Zafrón, El Me-
EL GRUPO MEGALÍTICO DE VILLARMAYOR (SALAMANCA) 49
¡‘ig. ¡2.- Visibilidades. Visibilidad amplia. Sepulcros: 3. El Gejo de de Diego Gómez; 4. El Guijo de las Navas. Asentamientos: A. Peñaniecer.
E. Tierras Lineras.
són y El Torrejón. Vemos cómo el monumento “quie- los valles que descienden hacia el Tormes. Al no dis-
re” ser visto. La visibilidad desde y hacia la mayoría poner de datos paleobotánicos no podemos saber en
de estos monumentos fue “dirigida” o “zonal” y se qué medida pudo influir la vegetación en el factor ví-
relacionaría directamente con el tránsito a través de sibilidad. En el caso de El Guijo, está claro que sí-
50 MARTA DIAZ-GUARDAMINO URIBE
zos de parentesco y enterrarían a determinados di- A partir de comienzos del III milenio a.C. se
funtos fuera del poblado, en un punto referencial y documenta un mayor grado de sedentarización de la
central de su amplia área de actividad y movimiento, población reflejado en el poblado de Tierras Lineras
construyendo uno o varios sepulcros de diferentes ti- y quizá Peñamecer, cuyo desarrollo es un poco más
pos (El Guijo, El Torrejón y quizá El Gejo), que re- tardío. Practicarían una agricultura y ganadería más
flejarán su identidad (Bradley 1993: 49) y unidad desarrolladas. En relación al uso de animales domés-
respecto al “exterior” y legitimarán la posesión del ticos en el Torrejón encontramos restos de ovicapri-
espacio habitado. La finalidad del monumento sería nos (Arias 1987: 405) y en Tierras Lineras se docu-
integradora (Renfrew 1976: 208; Criado et alii 1986: mentan bóvidos, caballos y ovicaprinos, así como una
172 y ss.), aunque no todos los miembros de la mis- “cerca” destinada con probabilidad al encierro de ga-
ma comunidad se enterrarían de la misma forma nado. También en Tierras Lineras se documentaron
(Delibes 1995: 80-81). El monumento estaba destina- restos óseos de animales, con marcas de descarnado,
do a uno o varios individuos determinados, pero so- que posiblemente fueron objeto de caza (zorro, cier-
bre todo era un lugar con un fuerte contenido ideoló- yo, lobo jabalí y logomoifos) (López Plaza 1988-89:
gico, en el que se llevarían a cabo prácticas rituales 188 y 189). Las labores agrícolas, probablemente de
intergrupales (Bradley 1993: 45 y ss.). Mantendrían cereal, han dejado su huella gracias a múltiples moli-
contactos interterritoriales, atestiguados por la pre- nos encontrados en las inmediaciones de El Torrejón
sencia en los ajuares de elementos foráneos (sílex y y en Tierras Lineras, aunque también pudieron desti-
piedra verde) que podrían considerarse de prestigio narse a la preparación de frutos recolectados, así co-
(Thomas 1996: 314; Galán y Martín 1991-92) y de- mo elementos de hoz (El Torrejón y Tierras Lineras).
sarrollarían una cooperación intergrupal, como por Pero el aspecto más interesante es el hallazgo de silos
ejemplo en la construcción de el Torrejón. en el poblado de Tierras Lineras (Sector C, de ocupa-
En otras zonas de la península, como la Sie- ción calcolítica) (López Plaza 1988-89: 55 y 189).
rra de Aboboreira o Galicia, en la etapa en la que se Además de una agricultura más o menos desarrolla-
construyen los primeros monumentos se documenta da, no hay que olvidar la probable recolección de di-
una agricultura muy rudimentaria, así como una acti- versos productos naturales como pudieron ser las be-
vidad cinegética todavía con mucha importancia en llotas. La producción era diversificada, explotando
la subsistencia, en resumen, una economía de amplio los recursos silvícolas. Esta estrategia agroforestal
espectro de recursos (Cruz 1992: III; Fábregas (Díaz del Río 1995) procura seguridad ante la esta-
1991: 35). El fenómeno monumental no se explica cionalidad de recursos y por lo tanto estabilidad so-
necesariamente como consecuencia de una economía cial. Tanto el asentamiento como la explotación del
de producción (Bradley 1993: 6 y ss.). Existen inves- medio están establecidos y definidos a nivel espacial
tigadores que interpretan, no sin razón, el fenómeno y por lo tanto delimitan el territorio frente al “exte-
megalítico como producto de un “neolítico reformu- rior” de una forma más evidente. Los sepulcros son
lado” en el seno de sociedades mesolíticas que adop- diversos; se sigue utilizando el Torrejón, se constru-
tan determinadas prácticas neolíticas (Thomas 1996: yen probablemente en esta época Zafrón y El Mesón,
317-320). En este sentido, valorando lo que común- y tiene lugar una reutilización puntual en el Guijo 1.
mente se denomina Megalitismo de la Meseta Norte, Existen diversas monumentalidades y diversas estra-
nos llama la atención la existencia de pequeños se- tegias de visibilidad que se relacionan con lugares
pulcros como El Guijo 1 y II y Pena Mosqueira que clave desde un punto de vista simbólico y socioeco-
nada tienen que ver con otros de la misma época o nomico.
posteriores como El Torrejón o Anta Grande de
Zambujeira. Son estos pequeños sepulcros arquitectu-
ras que podrían haber sido levantadas por apenas NOTA
cuatro individuos (Vázquez Varela 1991-1992). De- Quiero expresar mi agradecimiento a O. Martín Almagro Gorbea,
tentan unos ajuares en los que la tradición epipaleolí- director de mi Memoria de Licenciatura, por su paciencia, buenos
tica está patente y sin embargo no podemos relacio- consejos, dedicación y ayuda inestimable durante estos años, y a D.
Manucí Santonja Gómez ¡a idea inicial de este trabajo, su atención y
narlos de forma segura ni con el Epipaleolítico ni disponibilidad constantes, así como los consejos y críticas constructi-
con el Neolítico de ambas zonas por la precariedad vas.
de datos sobre los mismos.
EL GRUPO MEGALITICO DE VILLARMAYOR (SALAMANCA) 55
BIBLIOGRAFÍA
V. (1986): Aproximación a la problemáti-
AN-I-oNA DEL VAL, para los sepulcros de pequeño tamaño en la Península
ca del Neolítico en la Meseta: una propuesta de se- Ibérica. SSAA., 60: 25-lOO.
cuenda cultural. Wad-al-I-Iayara, 13: 9-45. CABO, A. (1978): Antecedentes históricos de las dehesas
MíAs GonzM±z,L. (1987): Contribución al estudio del fe- salmantinas. Estudio integrado y multidisciplinario de
nómeno megalítico en el occidente de la Meseta norte: la dehesa salmantina, ¡ Estudio fisigráfico-descripti-
El dolmen de “El Torrejón” (Villarrnayor, Salamanca). yo, 20 fascículo (E. Balcelís, coord.), Salamanca-Jaca:
Actas del XIX Congreso Nacional de Arqueología, Za- 63-98.
ragoza: 399-406. CRIADO BOADO, F. (1993): Visibilidad e interpretación del
ARRIBAs, A.; GALÁN, E.; MARTIN-PozAs, J.M.; Nicouáu, J.; registro arqueológico. Trabajos de Prehistoria, 50: 39-
SALVADOR, P. (¡971): Estudio mineralógico de la varis- 56.
cita de Palazuelo de la Cuevas, Zamora (España). Stu- CRIADO, F.; Asp.á, Mi.; DIM-Flaísaos, F. (1986): Lo cons-
día Geologica, 2:115-138. trucción del paisaje: Megalitismo y ecología. Sierra de
ARRIBAs, A.; MOLtNA, E. (1984): Estado actual de la investi- Barbanza. Xunta de Galicia.
gación del Megalitismo en la Península Ibérica. Fran- CRIADO BOAoo, F.; VAQUERO LASTRES, J. (¡993): Monumen-
cisco Jordá Oblata, Salamanca: 63-112. tos, nudos en e¡ pañuelo. Megalitos, nudos en el espa-
BÁiLELLS, E. (coord.) (¡979): Estudio integrado y multidis- cio: Análisis de los monumentos tumulares gallegos.
ciplinario de la dehesa salmantina. 1. 3 fascículos. Sa- Espacio, Tiempo y Forma (Prehistoria y Arqueología),
lamanca-Jaca. 6: 205-248.
BAI.cm±s,E. (1979): Aspectos ecológicos generales y esta- CRuz, D.J. (1992): A mamoa ¡ de Cha de Carvalhal no
do actual del conocimiento de los recursos. Estudio in- contexto arqueológico da Serra da Aboboreira. Facul-
tegrado y multidisciplinario de la dehesa salmantina. dade de Letras de Coimbra.
1. Estudio fisiográfico descriptivo. 3” fascículo (E. De ALVARO, E.; Munício, L.; PtÑóptF. (1988): Informe sobre
Balcelís, coord.), Salamanca-Jaca: 7-52. el yacimiento de Los Castillos (Las Herencias, Tole-
BELiJDO BLstwO, A. (1993): ¿Vacio Megalítico en las tie- do): un asentamiento calcolítico en la subroeseta sur. 1
rras sedimentarias del Valle medio del Duero? Proce- Congreso de Historia de Castilla-Lo Mancha, 1:181-
sos Postdeposicionales. Arqueología Espacial, 16-17: 192.
¡81-190. Deunes, G. (coord.) (1987): El Megalitismo en la Penínsu-
BENET, N. (¡983): La cerámica pintada del dolmen de La la Ibérica. Ministerio de Cultura. Madrid.
Veguilla (Salamanca). Actas del XVII Congreso Nacio- DELIBES, 0. (1995): Ritos funerarios, demografía y estructu-
nal de Arqueología, Zaragoza: 177-186. ra social entre las comunidades neolíticas de la Subme-
BF.NFT, N. (1984): El dolmen de La Veguilla: Estudio sobre seta Norte. Arqueoloxía da Morte na Península Ibérica
la cerámica. Memoria de Licenciatura (inédita). Uni- desde as orixes ata o Medievo (R. Fábregas, E. Pérez
versidad Complutense, Madrid. Losada y C. Fernández Ibáñez, coords.), Excmo. Con-
BeniTo DEL REY, L.; MANUEL ALPAGEME, J. (1984): El dolmen cello de Limiá. Biblioteca Arqueohistórica. Serie Cur-
de El Mesón en Porqueriza (Mata de Ledesma. Sala- sos e Congresos. 3:61-94.
manca). Salamanca, Revista Provincial de Estudios, DELiBES, 0.; 5M4-rONJA, M. (¡984): Aspectos generales del
11-12:9-25. fenómeno megalítico de la Submeseta Norte. Actas de
BiANco MAJADO, J.; LóPEz ALONSO, MA.; EDO BENAIGES, M.; la mesa redonda sobre Megalitismo peninsular, Ma-
FERNÁNDEz TuRiEi, J.L. (1995): Estudio analítico de de- drid: 145-164.
terminación mineralógica y de composición química de DEUBES, G.; SANTONJA, M. (1986): El Fenómeno Megalítico
las cuentas de collar de calaíta y otras materias del ya- en la provincia de Salamanca. Ediciones de la Diputa-
cimiento de Las Peñas (Quiruelas de Vidriales. Zamo- ción de Salamanca.
ra). 1 Congrés del Neolític a la Península Ibérica. Ru- DELIBES, 0.; SANrONJA, M. (1987): Anotaciones en tomo al
bricatu,n, ¡ (1): 227-237. Megalitismo del Occidente de la Meseta (Salamanca y
BRADí.EY, R. (1993): Altering tite earth. The 1992 Rhind Zamora). El Megalitismo en La Península Ibérica (0.
Lectures, Society of Antiquaries of Scotland Mono- Delibes, coord.), Ministerio de Cultura: 199-210.
graph Series Number 8, Edimburgo. Daim3s, 0.; ZAPATERO, P. (1995): De lugar de habitación a
Bueno RAMIRE4 P. (1987): Megalitismo en Extremadura: sepulcro monumental: una reflexión sobre la trayecto-
Estado de la cuestión. El Megalitismo en la Península ria del yacimiento neolítico de La Velilla, en Osorno
Ibérica (G. Delibes, coord.), Ministerio de Cultura: 73- (Palencia). 1 Congres del Neolitíc a Lo Península Ibé-
84. rica. Vol. 1. Rubricatum, 1: 337-348.
BUENO RA=,4iREz, P. (1991): Megalitos en la Meseta Sur: DELIBES, O.; BENET, N.; Pñíuiz, R.; ZAPATERO, P. (e.p.): El há-
Los dólmenes de Azután y Lo Estrella (Toledo). Exca- bitat de las comunidades megalíticas en la Submeseta
vaciones Arqueológicas en España. Ministerio de Cul- Norte: dos posibles modelos. En VV.AA., e.p.
tura. DIAzDEI. Rio, P. (1995): Campesinado y gestión pluriactiva
BUENO RMMaazz, P. (¡994): La necrópolis de Santiago de del ecosistema: un marco teórico para el análisis del III
Alcántara (Cáceres). Una hipótesis de interpretación y II milenios a.C. en la Meseta peninsular. Trabajos de
56 MARTA DÍAZ-GUARDAMINO URIBE